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ediciones alma_perro 12/11/2010 Paul Celán: Antología Poética

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Page 1: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

ediciones alma_perro

12/11/2010

Paul Celán:

Antología Poética

Page 2: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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ÍNDICE

EN LOS RÍOS, AL NORTE DEL FUTURO... (pág. 7)

SUEÑO Y SUSTENTO (pág. 8)

TENEBRAE

(pág. 9)

TÚ CON LA PALABRA QUE YO DIJE...

(pág. 10)

HABÍA TIERRA EN ELLOS...

(pág. 11)

ESA ÚNICA...

(pág. 12)

OÍ DECIR QUE EN EL AGUA...

(pág. 13)

REJA DE LENGUAJE

(pág. 14)

FUGA DE LA MUERTE

(pág. 15)

CUALQUIER PIEDRA QUE LEVANTES...

(pág. 17)

Page 3: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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MANDORLA (pág. 18)

SHIBBOLETH (pág. 19)

TARDÍO Y PROFUNDO

(pág. 21)

TUBINGA, ENERO

(pág. 23)

¿POR QUÉ ESTE BRUSCO HOGAR,

MEDIO AFUERA, MEDIO ADENTRO?... (pág. 24)

MARIANNE (pág. 25)

NO ES YA... (pág. 26)

ELOGIO DE LA LEJANÍA

(pág. 27)

CRISTAL (pág. 28)

LOS CÁNTAROS

(pág. 29)

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TU CABELLO SOBRE EL MAR (pág. 30)

NO OBRES DE ANTEMANO...

(pág. 31)

ESTABA... (pág. 32)

CON TODOS LOS PENSAMIENTOS ME FUI...

(pág. 33)

BISIESTOS SIGLOS...

(pág. 34)

UNA HOJA SIN ÁRBOL

(pág. 35)

SALMO (pág. 36)

DE VIAJE (pág. 37)

CANCIÓN A UNA DAMA EN LA SOMBRA

(pág. 38)

ASÍS

(pág. 40)

LOS AÑOS DE TI A MÍ

(pág. 41)

Page 5: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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AQUÍ (pág. 42)

CIÉGATE PARA SIEMPRE... (pág. 43)

ARGUMENTUM E SILENTIO

(pág. 44)

HABLA TAMBIÉN TÚ...

(pág. 46)

CORONA (pág. 47)

A UNA Y OTRA MANO...

(pág. 48)

TODA LA VIDA

(pág. 49)

DE OSCURIDAD EN OSCURIDAD

(pág. 50)

COAGULA (pág. 51)

STRETTA (pág. 52)

Page 6: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

Paul Celan (Cernauti, Rumanía, 23 de octubre de 1920 - París, 20 de abril de 1970) fue un poeta alemán de origen judío rumano y habla alemana, considerado por la crítica el más grande lírico en alemán de la segunda posguerra.

"Para nosotros es una suerte que Celan haya escrito en

alemán algunos de los poemas más hermosos de la mitad de este siglo. Esos textos no son sino una cicatriz qcierra: la cicatriz de nuestro tiempo. No niegan la dignidad del miedo, ni el consuelo de la confianza. Es la suya una poesía ardiente, brotada de la vida y el diálogo del hombre con el mundo. En sus poemas brillan los nombres de las cosas, aparecen diáfanas las plegarias y los colores cobran una existencia prodigiosa. Resucitan las víctimas, se afanan los sobrevivientes y dicen su misterio antiguas teogonías hebreas. Hay amapolas y memoria, urnas y arena, tallos y lámparas. Todo un universo hecho manos llenas de dolor y el alma interrogante. Celan es un poeta que ha dejado un rastro de fuego en la lengua alemana." (Peter Szondi

(Cernauti, Rumanía, 23 de octubre de París, 20 de abril de 1970) fue un poeta alemán de

origen judío rumano y habla alemana, considerado por la crítica el más grande lírico en alemán de la segunda

Para nosotros es una suerte que Celan haya escrito en alemán algunos de los poemas más hermosos de la mitad de este siglo. Esos textos no son sino una cicatriz qcierra: la cicatriz de nuestro tiempo. No niegan la dignidad del miedo, ni el consuelo de la confianza. Es la suya una poesía ardiente, brotada de la vida y el diálogo del hombre con el mundo. En sus poemas brillan los nombres de las

en diáfanas las plegarias y los colores cobran una existencia prodigiosa. Resucitan las víctimas, se afanan los sobrevivientes y dicen su misterio antiguas teogonías hebreas. Hay amapolas y memoria, urnas y arena, tallos y lámparas. Todo un universo hecho manos llenas de dolor y el alma interrogante. Celan es un poeta que ha dejado un rastro de fuego en la lengua

Peter Szondi)

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(Cernauti, Rumanía, 23 de octubre de París, 20 de abril de 1970) fue un poeta alemán de

origen judío rumano y habla alemana, considerado por la crítica el más grande lírico en alemán de la segunda

Para nosotros es una suerte que Celan haya escrito en alemán algunos de los poemas más hermosos de la mitad de este siglo. Esos textos no son sino una cicatriz que no se cierra: la cicatriz de nuestro tiempo. No niegan la dignidad del miedo, ni el consuelo de la confianza. Es la suya una poesía ardiente, brotada de la vida y el diálogo del hombre con el mundo. En sus poemas brillan los nombres de las

en diáfanas las plegarias y los colores cobran una existencia prodigiosa. Resucitan las víctimas, se afanan los sobrevivientes y dicen su misterio antiguas teogonías hebreas. Hay amapolas y memoria, urnas y arena, tallos y lámparas. Todo un universo hecho con las manos llenas de dolor y el alma interrogante. Celan es un poeta que ha dejado un rastro de fuego en la lengua

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EN LOS RÍOS, AL NORTE DEL FUTURO... En los ríos, al norte del futuro, tiendo la red que tú titubeante cargas de escritura de piedras, sombras.

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SUEÑO Y SUSTENTO El aliento nocturno es tu sábana, la tiniebla se acuesta a tu lado. Los tobillos te roza, las sienes; te despierta a la vida y al sueño, te rastrea en el verbo, en el deseo, en las ideas, duerme con cada una de ellas y te atrae con halagos. Te peina la sal de las pestañas, te la sirve a la mesa, les escucha a tus horas la arena y la pone a tu alcance. Y aquello que era cuando rosa era, sombra y agua, te lo escancia.

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TENEBRAE Estamos próximos, Señor, próximos y apresables. Ya apresados, Señor, uno en otro enzarzados, como si la carne de cada uno de nosotros fuese tu carne, Señor. Ora, Señor, invócanos, estamos próximos. Ladeados por el viento íbamos, caminábamos para inclinarnos sobre la zanja y la oquedad. Al abrevadero íbamos, Señor. Era sangre, era lo que tú has derramado, Señor. Brillaba. Nos arrojó tu imagen a los ojos, Señor. Los ojos y las bocas tan abiertos están, tan vacíos, Señor. Hemos bebido, Señor, la sangre con la imagen que en ella estaba, Señor. Ora, Señor. Estamos próximos.

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TÚ CON LA PALABRA QUE YO DIJE... Tú con la palabra que yo dije, tú con tu silencio, tú contigo misma en el mundo su- bi- da, tú mi amor: perdida, extra- viada, una y ora vez regresada en el dolor: es tarde. Ayúdame, ayúdate, ayuda. El camino de horas anduvo lo que dije. El camino de horas anduvo lo que callé. Anduvo y anduviste, por lo infinito anduviste, hacia delante y hacia atrás, hacia ninguna parte, hacia la palabra, hacia allí. Deja. Un nombre se te abre, otro: quédate.

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HABÍA TIERRA EN ELLOS... Había tierra en ellos y cavaban. Cavaban y cavaban y pasaba así el día y pasaba la noche. No alababan a Dios que, según les dijeron, quería todo esto, que, según les dijeron, sabía todo esto. Cavaban y nada más oían; y no se hicieron sabios ni inventaron un canto ni imaginaron un lenguaje nuevo. Cavaban. Vino una calma y vino una tormenta y todos los océanos vinieron. Yo cavo y tú cavas e igual cava el gusano y aquel remoto canto dice: cavan. Oh uno, oh nadie, oh ninguno, oh tú: ¿Adónde iba si hacia nada iba? Oh, tú cavas y yo cavo, yo me cavo hacia ti, y en el dedo se nos despierta el anillo.

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ESA ÚNICA... Esa única noche de estrellas propias. Enhebrada de aliento de cenizas hora va, hora viene, por el sombreado de los párpados de ojos cerrados de sueño, reafilados en almas finas como flechas, enmudecidas en la plática con tartaleantes carcajes con barbas de algas aéreas. Una colma concha de luz pasa por una conciencia.

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OÍ DECIR QUE EN EL AGUA... Oí decir que en el agua hay una piedra y un círculo y sobre el agua una palabra, que pone el círculo en torno a la piedra. Yo miré mi álamo descender hacia el agua, miré cómo su brazo se alargó hacia la hondura, miré sus raíces vueltas al cielo implorando noche. Yo no corrí tras ellas, sólo recogí del suelo esa migaja que tiene de tu ojo la figura y la nobleza, te quité del cuello la cadena de los dichos y con ella adorné la mesa donde yace la migaja. Y ya no vi más a mi álamo.

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REJA DE LENGUAJE Redondez del ojo entre los barrotes. El párpado, animal ciliar, boga hacia arriba, deja libre una mirada. Iris, nadadora, sin sueños, sombría: el cielo, gris-corazón, ha de estar cerca. Sesgada, en la férrea arandela, la tea humeante. Por el sentido de la luz adivinas el alma. (Si yo fuera como tú, si tú fueras como yo. ¿No estuvimos bajo un alisio? Somos extraños.) Las losetas. Encima, bien juntos, los dos charcos gris-corazón: dos bocanadas de silencio.

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FUGA DE LA MUERTE Negra leche del alba la bebemos al atardecer la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche bebemos y bebemos cavamos una tumba en el aire no se yace estrechamente

en él Un hombre habita en la casa juega con las serpientes

escribe escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro

Margarete lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a

sus mastines silba a sus judíos hace cavar una tumba en la tierra ordena tocad para la danza Negra leche del alba te bebemos de noche te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos al

atardecer bebemos y bebemos Un hombre habita en la casa juega con las serpientes

escribe escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro

Margarete tus cabellos de ceniza Sulamita cavamos una tumba en el

aire no se yace estrechamente en él Grita cavad unos la tierra más profunda y los otros

cantad sonad empuña el hierro en la cintura lo blande sus ojos son

azules cavad unos más hondo con las palas y los otros tocad

para la danza

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Negra leche del alba te bebemos de noche te bebemos al mediodía y la mañana y al atardecer bebemos y bebemos un hombre habita en la casa tus cabellos de oro

Margarete tus cabellos de ceniza Sulamita él juega con las serpientes Grita sonad más dulcemente la muerte la muerte es un

maestro venido de Alemania grita sonad con más tristeza sombríos violines y subiréis

como humo en el aire y tendréis una tumba en las nubes no se yace

estrechamente allí Negra leche del alba te bebemos de noche te bebemos a mediodía la muerte es un maestro venido de

Alemania te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos la muerte es un maestro venido de Alemania sus ojos son

azules te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere un hombre habita en la casa tus cabellos de oro

Margarete azuza contra nosotros sus mastines nos sepulta en el aire juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro

venido de Alemania tus cabellos de oro Margarete tus cabellos de ceniza Sulamita

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CUALQUIER PIEDRA QUE LEVANTES... Cualquier piedra que levantes- desnudas a los que piden la salvaguardia de las piedras: desnudos renuevan el entramado desde hoy. Cualquier árbol que abatas- armas el lecho en donde las almas nuevamente se acumulan, como si no temblase a su vez este eón. Cualquier palabra que pronuncies- das las gracias a la corrupción.

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MANDORLA En la almendra -¿qué hay en la almendra? La Nada. La Nada está en la almendra. Allí está, está. En la Nada -¿quién está? El Rey. Allí está el Rey, el Rey. Allí está, está. Bucle de judío, no llegarás al gris. Y tu ojo -¿dónde está tu ojo? Tu ojo está frente a la almendra. Tu ojo frente a la Nada está. Apoya al rey. Así está allí, está. Bucle de hombre, no llegarás al gris. Vacía almendra, azul real.

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SHIBBOLETH Junto a mis piedras crecidas bajo el llanto tras las rejas, me arrastraron al medio del mercado, allá, donde se iza la bandera, a la que no he prestado nunca juramento. Flauta, flauta doble en la noche: piensa el sombrío y doble rojo en Viena y en Madrid. Pon tu bandera a media asta, recuerdo. A media asta hoy para siempre. Corazón: dalo también aquí a conocer, aquí, en medio del mercado. Haz que resuene, el shibbólet, en lo extranjero de la patria. Febrero. No pasarán.

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Unicornio: sabes de las piedras, sabes de las aguas, van, te llevo hacia las voces de Extremadura.

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TARDÍO Y PROFUNDO Maligna como palabra de oro esta noche comienza. Comemos las manzanas de los mudos. Hacemos un trabajo que bien puede dejarse a su fortuna; en pie permanecemos en el otoño de nuestros tilos, como

rojas banderas pensativas, como abrasados huéspedes del Sur. Juramos por Cristo el Nuevo desposar el polvo con el

polvo, el pájaro con el zapato vagabundo, el corazón con la escalera de agua... Hacemos ante el mundo los santos juramentos de la

arena, juramos con gusto, juramos en voz alta desde los techos del sueño sin

imágenes y agitamos la blanca cabellera del tiempo... Ellos nos gritan: ¡Blasfemáis! Desde hace tiempo lo sabemos. Desde hace tiempo lo sabemos: ¿qué importa? Vosotros moléis en los molinos de la muerte la blanca

harina de la Promesa y la ofrecéis a nuestros hermanos y a nuestras hermanas. Nosotros agitamos la blanca cabellera del tiempo.

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Vosotros censuráis: ¡Blasfemáis! Lo sabemos de sobra, que venga sobre nosotros la culpa que venga sobre nosotros la culpa de todas las señales de

peligro, que venga el mar burbujeante, el viento acorazado del retorno, el día de la medianoche, que venga lo que no ha sido todavía. Que venga un hombre de la tumba.

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TUBINGA, ENERO A la ceguera per- suadidos ojos. Su -«un enigma es manantía pureza»- su recuerdo de flotantes hölderlinianas torres en un vuelo circular de gaviotas. Visitas de carpinteros ahogados con estas sumergidas palabras: Viniera, viniera un hombre, viniera un hombre al mundo, hoy, llevando la luminosa barba de los patriarcas: debería, si de este tiempo hablase, de- bería tan sólo balbucir y balbucir continua, continua- mente.

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¿POR QUÉ ESTE BRUSCO HOGAR, MEDIO AFUERA, MEDIO ADENTRO?...

¿Por qué este brusco hogar, medio afuera, medio adentro? Yo puedo sumergirme en ti, mira, como un glaciar, tú misma asesinas a tus hermanos: antes que ellos estuve contigo, Neviscada. Echa tus tropos al resto: uno quiere saber por qué no estuve ante Dios de otro modo que ante ti, uno quiere ahogarse dentro, dos libros en lugar de los pulmones, uno que se punzó en ti insufla la punzada, uno que fue para ti el más cercano, se extravía a sí mismo, uno adorna tu estirpe con tu traición y la suya, tal vez era yo cada uno

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MARIANNE Sin lilas, tu cabello, tu cara, cristal de espejo. De ojo en ojo pasa la nube, como Sodoma hacia Babel: como fronda destroza la torre y brama en redor del zarzal

de azufre. Entonces te brinca un relámpago en torno a la boca -esa

cañada con los restos del violín. ¡Con níveos dientes alguien mueve el arco: Oh más bellas

se oyeron las cañas! Amada, también tú eres la caña y nosotros la lluvia; un vino sin par tu cuerpo y nosotros copeamos los diez; una barca en el cereal tu corazón, la bogamos noche

adelante; un cantarito de cielo, así retozas ligera sobre nosotros que

dormimos... Delante de la tienda desfila la centuria y entre copas te

llevamos al sepulcro. Entonces tintinea sobre las losas del mundo el duro tálero

de los sueños.

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NO ES YA... No es ya esa gravedad, cayendo a veces contigo en la hora. Es otra. Es el peso que retiene el vacío que iría contigo. Como tú, no tiene nombre. Tal vez seáis lo mismo. Tal vez un día también tú me nombres así.

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ELOGIO DE LA LEJANÍA En la fuente de tus ojos viven las redes de los pescadores de la mar del extravío. En la fuente de tus ojos el mar cumple su promesa. Aquí arrojo yo, un corazón que se detuvo entre los hombres, mi ropa y el esplendor de un juramento: Más negro en lo negro, más desnudo voy. Sólo infidente soy fiel. Yo soy tú si yo soy yo. En la fuente de tus ojos desvarar suelo y sueño un rapto. Una red prendió una red: nos separamos enlazados. En la fuente de tus ojos un ahorcado estrangula la soga.

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CRISTAL No busques en mis labios tu boca, ni en la puerta al extraño, ni en el ojo la lágrima. Siete noches más arriba pasa el rojo hacia el púrpura, siete corazones más adentro insiste la mano en la puerta, siete rosas más tarde se escucha el rumor de la cisterna.

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LOS CÁNTAROS En las largas mesas del tiempo beben los cántaros de Dios. Beben hasta el fondo los ojos de los videntes y los ojos de los ciegos, los corazones de las sombras imperantes, la mejilla hundida de la tarde. Son los más poderosos bebedores: igual se llevan a la boca lo vacío que lo lleno y no rebosan de espuma como tú o yo.

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TU CABELLO SOBRE EL MAR También tu cabello vuela sobre el mar con el enebro

dorado. Con él se vuelve blanco, entonces lo tiño de azul-piedra: el color de la ciudad donde al final fui arrastrado hacia el

sur... Con jarcias me amarraron Ya cada una ataron una vela y me escupieron Con sus bozos brumosos y cantaron: «¡Oh atraviesa la mar!» Yo sin embargo pinté como una barca mis alas con

púrpura y con mi estertor dime brisa y antes que durmieran me

hice a la mar. Tus rizos, ahora, debía teñírtelos en rojo, pero me gustan

azul-piedra: ¡Ay, ojos de la ciudad, donde caí y fui arrastrado hacia el

sur! Con el enebro dorado vuela también tu cabello sobre el

mar.

Page 31: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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NO OBRES DE ANTEMANO... No obres de antemano, no envíes nada fuera, mantente dentro: transfundido de nada, libre de cualquier plegaria, sutilmente acordado según la pre-inscripción insuperable, yo te acojo en lugar de toda paz.

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ESTABA... Estaba la pizca de higo en tu labio, estaba Jerusalén a nuestro alrededor, estaba el aroma de los pinos albares sobre el barco danés que regraciamos, yo estaba en ti.

Page 33: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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CON TODOS LOS PENSAMIENTOS ME FUI... Con todos los pensamientos me fui fuera del mundo: allí estabas tú, mi sosegada, mi abierta, y- nos recibiste. ¿Quién dice que se nos murió todo cuando se nos quebraron los ojos? Todo despertó, todo comenzó. Grande vino un sol flotando, radiantes se le enfrentaron alma y alma, claras, imperiosas le presilenciaron su órbita. Suave se abrió tu seno, silente subió un aliento al éter, y lo que se hizo nube ¿no era, no era forma y a partir de nosotros, no era tanto así como un nombre?

Page 34: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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BISIESTOS SIGLOS... Bisiestos siglos, bisiestos segundos bisiestos nacimientos, novembreantes, bisiestas muertes, en automáticos panales archivados bits on chips El poema-menorá de Berlín, (¿inasilado, in- archivado, in- asistido? ¿En vida?), estaciones de lectura en la palabra tardía, puntas de llamas vigilantes en el cielo, perfil de crestas bajo el fuego sensaciones, tejidas por la helada, arranque en frío- con hemoglobina.

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UNA HOJA SIN ÁRBOL ¿Qué tiempo es éste en el que una conversación es casi un crimen porque incluye tantas cosas explícitas?

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SALMO Ya nadie nos moldea con tierra y con arcilla, ya nadie con su hálito despierta nuestro polvo. Nadie. Alabado seas, Nadie. Queremos por tu amor florecer contra ti. Una nada fuimos, somos, seremos, floreciendo: rosa de nada, de nadie. Con el pistilo almalúcido, cielo desierto el estambre, la corola roja de la palabra purpúrea que cantamos sobre, o sobre la espina.

Page 37: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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DE VIAJE Hay una hora que hace del polvo tu escolta, de tu casa en Paris, lugar de sacrificio de tus manos, de tu ojo negro, el más negro ojo. Hay una estancia donde un tiro de caballos se detiene

para tu corazón. Tu cabello quisiera ondear en el viento cuando te vas - eso

le está prohibido. Los que quedan y hacen signos de adiós no lo saben.

Page 38: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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CANCIÓN A UNA DAMA EN LA SOMBRA Cuando la Taciturna llegue y decapite los tulipanes, ¿Quién saldrá ganando? ¿Quién saldrá perdiendo? ¿Quién se asomará a la ventana? ¿Quién pronunciará primero su nombre? Alguien que es portador de mis cabellos. Los lleva como se lleva a los muertos en las manos. Los lleva como llevó el cielo mis cabellos aquel año en que

amé. Los lleva así por vanidad. Ese saldrá ganando. No saldrá perdiendo. No se asomará a la ventana. No pronunciará su nombre. Es alguien que está en posesión de mis ojos. Los tiene desde que se cierran los portones. Los lleva en los dedos, como anillos. Los lleva como añicos de fruición y zafiro: era ya mi hermano en otoño; y ya cuenta los días y las noches. Ese saldrá ganando. No saldrá perdiendo. No se asomará a la ventana. Pronunciará su nombre el último.

Page 39: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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Es alguien que tiene lo que dije. Lo lleva bajo el brazo, como un bulto. Lo lleva como el reloj su peor hora. Lo lleva de umbral en umbral, mas no lo arroja. Ese no saldrá ganando. Saldrá perdiendo. Se asomará a la ventana. Pronunciará su nombre el primero. Será decapitado con los tulipanes.

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ASÍS Noches de Umbría. Noches de Umbría con la plata del címbalo y de las hojas

del olivo. Noches de Umbría con el canto que hasta aquí trajiste. Noches de Umbría con el canto. Mudo cuanto ascendió a la vida, mudo. Desocupa y vuelve a llenar los cántaros. Cántaro de barro. Cántaro de barro con el que creció la mano del alfarero. Cántaro de barro que cerró para siempre la mano de una

sombra. Cántaro de barro con el sello de la sombra. Cantos por doquier, cantos. Deja que entre el borrico. Borriquillo. Borriquillo en la nieve que esparce la mano más desnuda. Borriquillo ante el verbo que se cerró de golpe. Borriquillo que come el sueño de la mano. Brillo que a consolar no alcanza, brillo. Los muertos, los muertos aún mendigan, Francisco.

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LOS AÑOS DE TI A MÍ De nuevo se ondula tu cabello cuando lloro. Con el azul

de tus ojos cubres la mesa de nuestro amor: un lecho entre verano y

otoño. Bebemos lo criado por alguien que no era yo, ni tú, ni un

tercero: saboreamos algo vacío y último. Nos vemos en los espejos del mar profundo y nos pasamos

más de prisa las viandas: la noche es la noche, comienza con la mañana, me tiende junto a ti.

Page 42: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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AQUÍ Aquí -es decir, aquí donde la flor del cerezo quiere ser más

negra que allí. Aquí -es decir, esta mano que le ayuda a serlo. Aquí -es decir, aquel barco en el que remonté el río de

arena: amarrado fondea en el sueño que esparciste. Aquí -es decir, un hombre que conozco: sus sienes son blancas, como las ascuas que apagó. Me arrojó su vaso a la frente y volvió, pasado un año, para besar la cicatriz. Profirió su maldición y su bendición y no volvió a hablar desde entonces. Aquí -es decir, esta ciudad, regida por ti y la nube, desde sus tardes.

Page 43: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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CIÉGATE PARA SIEMPRE... Ciégate para siempre: también la eternidad está llena de ojos- allí se ahoga lo que hizo caminar a las imágenes al término en que han aparecido, allí se extingue lo que del lenguaje también te ha retirado con un gesto, lo que dejabas iniciarse como la danza de dos palabras sólo hechas de otoño y seda y nada.

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ARGUMENTUM E SILENTIO A la cadena atada entre oro y olvido: la noche. Ambos quisieron prenderla. Ambos consintió en su hacer. Pon, pon también ahora allí lo que quiere albear del crepúsculo junto a los días: la palabra sobrevolada de estrellas, sobrebañada de mar. A cada uno la palabra. A cada uno la palabra que le cantó, cuando la jauría le atacó por la espalda - A cada uno la palabra que le cantó y quedó helada. A ella, a la noche, lo sobrevolado de estrellas, lo sobrebañado de mar, a ella lo logrado al silencio, cuya sangre no cristalizó cuando el colmillo del veneno traspasó las sílabas. A ella la palabra lograda al silencio. Contra las otras que pronto, prostituidas por las orejas de los desolladores, también trepan por el tiempo y los tiempos, testimonia por último, por último, cuando sólo cadenas resuenan, testimonia por la que allí yace entre oro y olvido,

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hermana de ambos de siempre - ¿Pues dónde alborea, di, sino en ella, que en la cuenca de su río de lágrimas a los soles sumergiéndose la semilla muestra una y otra vez?

Page 46: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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HABLA TAMBIÉN TÚ... Habla también tú sé el último en hablar, di tu decir. Habla- Pero no separes el No del Sí. Y da a tu decir sentido: dale sombra. Dale sombra bastante, dale tanta cuanta en torno de ti tú sabes extendida entre medianoche y mediodía y medianoche. Mira en torno: ve cómo alrededor todo se hace viviente ¡En la muerte! ¡Viviente! Dice la verdad quien dice sombra. Pero se estrecha ahora el lugar donde estás: ¿Adónde ahora, despojado de sombra, adónde? Asciende. Tanteante, asciende. Te haces más sutil, más irreconocible, más fino. Más fino: un hilo por el que quiere descender la estrella para abajo nadar, al fondo, donde se ve brillar: sobre móviles dunas de palabras errantes.

Page 47: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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CORONA En mi mano el otoño come su hoja: somos amigos. Extraemos el tiempo de las nueces y le enseñamos a

caminar: regresa el tiempo a la nuez. En el espejo es domingo, en el sueño se duerme, la boca dice la verdad. Mi ojo asciende al sexo de la amada: nos miramos, nos decimos palabras oscuras, nos amamos como se aman amapola y memoria, nos dormimos como el vino en los cuencos, como el mar en el rayo sangriento de la luna. Nos mantenemos abrazados en la ventana, nos ven desde

la calle: tiempo es de que se sepa, tiempo es de que la piedra pueda florecer, de que en la inquietud palpite un corazón. Tiempo es de que sea tiempo. Es tiempo.

Page 48: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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A UNA Y OTRA MANO... A una y otra mano, allí donde me crecían las estrellas, lejos de todos los cielos, cerca de todos los cielos: ¡Cómo se vela allí! ¡Cómo se nos abre el mundo a través de nosotros! Tú estás donde tu ojo está, estás arriba, estás abajo, yo encuentro salida. Oh ese centro errante, vacío, hospitalario. Separados, te caigo en suerte, me caes en suerte, uno del otro caído, vemos a través: Lo Mismo nos ha perdido, lo Mismo nos ha olvidado, lo Mismo nos ha -

Page 49: Celan, Paul - Antología poética - ediciones alma_perro

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TODA LA VIDA Los soles del sueño ligero son azules como tu cabello una

hora antes del amanecer. También ellos crecen rápido como la hierba sobre la

tumba de un pájaro. También los enreda el juego que jugamos como ensueño

en los barcos del placer. En las rocas calcáreas del tiempo también los encuentran

los puñales. Los soles del sueño profundo son más azules: así fue tu

cabellera sólo una vez. Yo, viento nocturno, me demoraba en el seno venal de tu

hermana. Tu cabello colgaba en el árbol sobre nosotros, pero tú no

estabas. Nosotros éramos el mundo y tú eras un zarzal ante las

puertas. Los soles de la muerte son blancos como el cabello de

nuestro hijo: se elevó de las aguas cuando armaste una tienda en la

duna. Alzó sobre nosotros el cuchillo de la dicha con ojos

apagados.

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DE OSCURIDAD EN OSCURIDAD Abriste los ojos -Veo vivir mi oscuridad. La veo hasta el fondo: aún allí es mía y vive. ¿Traslada como tal a la otra orilla? ¿Se despierta al

hacerlo? ¿De quién es esta luz que sigue mi paso, para que apareciera un barquero?

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COAGULA También tu herida, rosa. Y la astada luz de tus búfalos rumanos en lugar de una estrella sobre el lecho de arena, en el émbolo que habla, el superrojoceniciento.

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STRETTA I Deportado al campo de la huella infalible. Hierba escrita: dispersa. Las piedras, blancas, y las sombras de los tallos: ¡No leas más —mira! ¡No mires más —camina! Camina, tu hora no tiene hermanas, tú estás— estás en tu casa. Una rueda gira, lenta, desde sí misma; sus rayos ascienden, ascienden por el campo oscuro, la noche no necesita estrellas, en ninguna parte preguntan por ti. II En ninguna parte preguntan por ti. El lugar, donde estaban, tiene un nombre —no tiene ninguno. No estaban allí. Algo estaba entre ellos. No veían al través. No veían, no, hablaron de palabras. Ninguna despertó, el

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sueño se les vino encima. III Se les vino encima En ninguna parte preguntan— Soy yo, yo estaba entre ellos, abierto, audible, yo les di la alarma, su aliento obedeció, soy el mismo, todavía; sí, ellos duermen. IV Soy el mismo, todavía. Años, años, años, un dedo, palpa abajo, arriba, palpa alrededor: suturas palpables, aquí se abren, aquí cicatrizan de nuevo —¿quién las cubrió?

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V ¿quién las recubrió? Venía, venía, venía, una palabra, venía, venía a través de la noche, quiso resplandecer, quiso resplandecer. Ceniza. Ceniza, ceniza. Noche. Noche-y-noche. —Acude al ojo, al húmedo. VI Al ojo acude, al húmedo— Huracanes. Huracanes de siempre, torbellinos de átomos; lo otro, tú lo sabes, lo leímos en el libro, era era sólo apariencia. Era, era sólo apariencia. ¿Cómo nos asimos —con estas manos? Estaba escrito que. ¿Dónde? Tendimos encima un silencio nutrido con veneno, inmenso, un

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verde silencio, una hoja como un cáliz, una idea adherida a lo vegetal, verde, sí, adherida, sí, bajo el cielo maligno. Adherida, sí, vegetal. Sí. Huracanes, torbellinos de átomos: quedó el tiempo, quedó, de intentarlo en la piedra—, ella fue hospitalaria, no cercenó la palabra. Qué holgadamente vivíamos: Granulada, granulada y fibrosa, cualiforme, compacta; ubiforme, irradiada, reniforme, aplanada, aglomerada, esponjosa, ramificada—: no cercenó la palabra, habló, habló suavemente a los ojos secos, antes de cerrarlos. Habló, habló. Era, era. Nosotros no cedimos, estábamos en medio, una estructura porosa, y llegó. Se nos vino encima, se abrió camino, zurciendo invisible, zurciendo

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hasta la última membrana y el mundo, un millar de prismas, cristalizó, cristalizó. VII Cristalizó, cristalizó. Entonces— Noches, sin mezcla. Círculos verdes o azules, rojos cuadrados: el mundo pone su entraña en juego con las horas inéditas.— Círculos rojos o negros, claros cuadrados: no hay sombras en vuelo, planchetas, ningún almahumo asciende y participa en el juego. VIII Asciende y participa en el juego. Cuando huyen las lechuzas, en la lepra petrificada, en nuestras manos en fuga, en la última abyección, en la red caza balas

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del muro derruido: visibles de nuevo: los surcos, los coros antiguos, los salmos. Ho, ho- sanna. Entonces hay aún templos en pie. Una estrella quizá da luz todavía. Nada, nada se ha perdido Hosanna. Cuando huyen las lechuzas, aquí, el diálogo —gris como el día— en las huellas del agua subterránea. IX (Gris como el día, en las huellas del agua subterránea. Deportado al campo de la huella infalible: Hierba. Hierba, escrita: dispersa.)