casilda rodrigañez - poner limites o informar de los limites

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    PONER LIMITES O INFORMAR DE LOS LIMITES

    El amor despus de la etapa primal.

    Cuando se cambian las rdenes

    por la informacin y la complacencia

    Casilda Rodrigez Bustos

    La Mimosa, noviembre 2005

    1.- Poner lmites o informar de los lmites

    Con frecuencia omos decir que los padres y las madrestenemos que saber poner lmites a nuestr@s hij@s; quetenemos que aprender cundo, cmo y por qu debemoshacerlo.

    Este sin duda es uno de los dilemas ms peliagudos con elque nos encontramos todas y todos los que queremos criar ysocializar a las criaturas que hemos parido para que seanfelices, y no para que le rindan servidumbre a nadie; y conel deseo y la firme voluntad de ser amantes complacientes y

    no dictadores o dictadoras autoritarias

    En mi caso, la respuesta la encontr en el libro deFranoise Dolto, La cause des enfants (1). En este libroFranoise Dolto analiza el trato habitual que las madres ypadres dan a sus criaturas cuando empiezan a ser autnomas,y que, salvo excepciones, consiste en darles rdenes sobretodos los aspectos de su vida cotidiana

    En esta actitud adulta hay dos aspectos importantes:

    Uno es la subestimacin de las capacidades (intelectuales,motrices, etc.) de las criaturas.

    Segn Dolto, las madres y los padres subestiman lascapacidades y cualidades (inteligencia, sensibilidad,capacidad de discernimiento, sentido comn,responsabilidad, instinto de supervivencia y sentido delcuidado de s mismas, capacidad de iniciativa, etc.) de lascriaturas en general, y las tratan como si fueranincapaces por s mismas de sentir, de pensar, de evaluarlas circunstancias de una situacin dada, o de tomar la ms

    mnima decisin.

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    Por lo general, en sociedades menos patriarcalizadas o porlo menos, menos occidentalizadas, podemos observar que lainfancia es ms libre, y goza de un mayor reconocimiento yconfianza en cuanto a su inteligencia y capacidades. Sin irms lejos recordemos lo que deca Liedloff (2) sobre los

    Yequona.

    Por su parte Dolto dice que el reconocimiento de lascapacidades efectivas de las criaturas nos llevara adarles una informacin respetuosa, confiando en sucapacidad de discernimiento, por lo menos en una granmedida, en lugar de darles sistemticamente rdenes.

    La diferencia entre dar INFORMACIN y dar ORDENES escrucial; Dolto pone un ejemplo que me parece muyilustrativo: a un japons que aterrizara en nuestra ciudad

    no le daramos rdenes de lo que debe hacer, visitar, etc.sino que le daramos la informacin necesaria para que sepudiera desenvolver por la ciudad (cmo funcionan lostransportes pblicos, los sitios donde dan de comer mejor yms barato, etc.), o sobre las cosas interesantes quepodra visitar, etc. Por qu no tenemos la misma actitudcon las criaturas que con el visitante extranjero?

    Para contestar a la pregunta, hay que tener en cuenta elsegundo aspecto al que me he referido antes: la prepotenciaadulta.

    Porque en la actitud ante el visitante extranjero, ademsde reconocimiento de su capacidad de discernimiento, demovilidad, etc. hay tambin un reconocimiento de suintegridad como persona, con sus gustos, sus apetencias,sus prioridades, incluso su escala de valores... en otraspalabras, no slo hay reconocimiento de su inteligencia ycapacidades, sino tambin consideracin y respeto hacia loque quiere; tal es la actitud que corresponde a unarelacin respetuosa con nuestros semejantes, de igual aigual.

    La actitud con las criaturas es diferente no slo porquecomo hemos dicho antes, subestimamos sus capacidades, sinotambin porque tenemos inconscientemente interiorizado queestamos por encima de ellas, que somos sus superiores yellas son nuestras subordinadas.

    Somos prepotentes con la infancia, en el sentido literal dela palabra: pre-potentes, tenemos el Poder previo, un Poderfctico el dinero, los medios- sobre todas sus actividadescotidianas; y podemos obligarlas por las buenas o por la

    malas, para que hagan cada da las cosas con lasprioridades y de la manera que unilateralmente decidimos.

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    Conviene recordar que nuestro modelo de hombre o mujeradulta incluye la jerarquizacin social que caracteriza anuestra civilizacin, uno de cuyos pilares es lasuperioridad adulta. Aristteles, en el siglo V a.c. deca

    ya:

    Para hacer grandes cosas, es preciso ser tan superior a sus

    semejantes como lo es el hombre a la mujer, el padre a los

    hijos, el seor a los esclavos. (3)

    La prctica adulta de mandar sobre las criaturas es tanvieja como el patriarcado mismo; no voy a detenerme aqu nia referir los mltiples prrafos que la Biblia dedica aeste aspecto, como cimiento que es de la civilizacinjudeo-cristiana; pero creo que es preciso sealarlo para

    entender por qu lo tenemos tan sumamente interiorizado. Ylo difcil que es sustraerse a l.

    Debido a esta interiorizacin, todos los das sin darnoscuenta, le damos cuerda a estas supuestas incapacidades del@s ni@s que justifican nuestra superioridad, y no somoscapaces de romper el crculo vicioso y la dinmica social,ni nos planteamos otra posible relacin con ell@s; no senos ocurre tratarlas como al japons del ejemplo: comoseres humanos a los que hay que ayudar a conocer elfuncionamiento del mundo en el que han aterrizado.

    Por eso a l@sni@s, por lo general, no se les informa delos pormenores de la economa familiar, de las obligacionesy dificultades de las personas adultas no son cosas denios, se dice-, y de las limitaciones de todo tipo a lasque estamos sujetas. Y por lo mismo, ni se nos ocurre

    ponernos a analizar conjuntamente las posibilidades de

    ampliar esos lmites, movidas por el afn de complacerles

    en sus deseos.

    2.- La implicacin emocional que acompaa las dos actitudes

    Porque no se trata de ignorar los limites, sino de laforma de abordarlos; o mejor dicho, la relacin desde laque se abordan, y por lo tanto, si se abordanunilateralmente, desde la distancia emocional, o si seabordan conjuntamente, desde el deseo de complacencia y debienestar inmediato. Es decir, la implicacin emocionalante ellos.

    Pues est tan arraigada la norma social autoritaria derelacin con la infancia, que incluso las madres que han

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    tratado de respetar la etapa primal de sus criaturas y lashan dado el pecho a demanda, complaciendo sus deseos, amenudo cambian la actitud de complacencia cuando lacriatura empieza a andar y a ser autnoma.

    Parece como si la complacencia ya no fuera posible; seargumenta a menudo que la criatura al andar sola se puededar golpes, se puede caer, meter los dedos en los enchufes,romper los ceniceros de porcelana, etc.etc. Luego crecenms y quieren salir a la calle cuando toca comer, o comercuando toca salir a la calle, etc.

    As parece inevitable la autoridad. El decir no a losdeseos de las criaturas.

    Dice Dolto que los supuestos peligros que amenazan el

    movimiento propio de las criaturas, forma parte de unsistema que se retroalimenta. Porque desde el momento enque en lugar de darles una explicacin interponemos unno, estamos impidiendo el aprendizaje del entorno, y eseste desconocimiento del entorno, como dice Dolto, juntocon la permanente inhibicin de la accin propia de lacriatura (4), lo que le vuelve peligroso.

    L@s adult@s que han entrado sin darse cuenta en estadinmica, aunque a menudo se encuentren en medio de unagran contradiccin entre su deseo de complacencia y las

    obligaciones de la vida cotidiana, no ven manera deresolverla ms que por la va autoritaria. Ciertamenteresulta difcil desactivar el mecanismo de esta va, puestoque la propia dinmica autoritaria, al impedir el procesode autonomizacin y de aprendizaje, genera su propiaautojustificacin.

    Sin embargo, las criaturas estn perfectamente capacitadaspara aprender a moverse en su entorno sin riesgo; y como esla actitud autoritaria lo que bloquea el desenvolvimientonatural de sus capacidades, cuanto antes se cambie de

    actitud, antes y mejor aprender a moverse de formaautnoma en su medio y a hacerse responsable de suscircunstancias.

    Ms adelante nos detendremos en cmo la actitud autoritariaafecta al aprendizaje; ahora slo lo menciono para entenderla trampa del desamor en la que caemos las madres, que nosincapacita para mantener el amor incondicional. Del mismomodo que los riesgos del parto se han convertido en lajustificacin de una innecesaria medicalizacin, ocultandola usurpacin de la funcin femenina que hay detrs de

    dicha medicalizacin, del mismo modo digo, las supuestasincapacidades y desconocimientos de las criaturas

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    justifican la inercia del comportamiento adulto autoritarioy la desaparicin del amor complaciente, al tiempo queocultan las verdaderas cualidades de las criaturas.

    Y al igual que la medicalizacin innecesaria del parto

    produce la quiebra de su autorregulacin fisiolgica yacarrea nuevos riesgos, la dinmica autoritaria tambin alquebrar su desarrollo anmico (capacidad de amar,sexualidad, inhibicin de la accin, proceso deautonomizacin y aprendizaje, etc), acarrea ms y msdificultades y, en definitiva, la incapacidad de lacriatura para desenvolverse en su medio.

    En cualquier caso, en mi opinin, siempre es posiblemantener el amor complaciente despus de la etapa primal.Porque el amor complaciente es un hecho totalmente

    independiente de los lmites que haya, por muy desgraciadosque stos sean. Son dos cuestiones de diferente condicin.

    Es algo muy simple; se trata de que, ante cualquier lmiteque se oponga a los deseos de nuestra criatura, nossituemos incondicionalmente del lado de sus deseos; y enlugar de considerarlos meros caprichos improcedentes, losanalicemos honesta y sinceramente con ella, junto con todoslos factores que intervienen en la situacin, para despustomar una decisin conjuntamente.

    Se trata desde luego de hacer una valoracin de laviabilidad tcnica de los deseos de las criaturas, perotambin de hacerla desde el punto de vista de su procesoanmico, valorando sus deseos, no como caprichosarbitrarios, sino como producto de su vitalidad y en tantoque pulsiones vitales que animan su desarrollopsicosomtico, emocional y de aprendizaje; y adems dehacerlo con el respeto y la responsabilidad de laproteccin que le debemos a ese desarrollo, a esa criaturahumana que no es mi inferior ni mi subordinada, sino que esmi semejante y socialmente mi igual. Porque el que yo

    pueda decidir, el que yo pueda obligarla, es una realidadde orden secundario, es un asunto del Cdigo Civil, delContrato Social, de una Ley que me otorga una posicin desuperioridad; pero no es la verdad primaria y fundamental;en realidad, no es ms que una mascarada para organizar lafuncin de este Gran Teatro del Mundo. Para nada somossuperiores a ellas, y quien lo crea, quien crea que esverdad, sufre una tremenda equivocacin. Nuestra funcin demadres es propiciar y proteger su desarrollo, puesto quelas hemos parido, no manejarlas como una propiedad.

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    Aunque no nos demos cuenta, esta relacin con nuestrascriaturas tambin nos desquicia tanto a los hombres como alas mujeres.

    Si analizamos con un poco detenimiento lo que significa

    situarnos sin ms del lado de los lmites, ordenndolasdirectamente lo que tienen que hacer, como normalmentesuele hacerse, nos daremos cuenta que ah hay encubiertauna gran falta de empata amorosa, una gran falta de amorverdadero

    Habr quien diga que a una criatura de dos o tres aos nose le puede explicar nada, que no entiende nada. Esto noes cierto. La psicologa neonatal ha probado ya queincluso los fetos antes de nacer tienen conciencia, memoriay recuerdos (5). Esto viene a romper muchas creencias segn

    las cuales las criaturas humanas antes de nacer y recinnacidas, ni sienten ni padecen; creencia que permite, porejemplo, pinchar el crneo con una aguja para monitorizarel feto ante de nacer, sin afectacin emocional.

    Por otra parte, si la relacin con la criatura desde queempez a andar, ha consistido en darle rdenes en lugar deexplicaciones, sta arrastrar un handicap dedesinformacin, de inhibicin de la accin, de dinmica desumisin y de retraso en el hbito de asumir iniciativasresponsables; porque una criatura que ha sido tratada

    respetuosamente y con sinceridad, que se le ha idoinformando en cada circunstancia, desarrolla una grancapacidad de entendimiento y de iniciativa responsable.Las criaturas humanas tienen de hecho esa gran capacidad deentendimiento y de accin, est ms o menos atrofiada odesarrollada, pero siempre est ah, y siempre es buenmomento para iniciar un trato diferente con ella basado enel reconocimiento de esa capacidad y en el respeto a susdeseos.

    Aunque nos parezca que una criatura no entiende, siempre

    entiende; por lo menos mucho ms de lo que nos creemos; ylo cierto es que casi siempre subestimamos su capacidad decomprensin. Creo que casi tod@s podemos recordar algunaancdota en la que alguna criatura nos ha sorprendido porla cuenta que se daba de tal o cual cosa, a pesar de lopequea que era etc. etc. Yo recuerdo de pequea quesiempre finga que no me enteraba ni entenda aquello quelos mayores daban por hecho que era as, para tenerlescomplacidos. Lo que nos hace infravalorar la capacidad deentendimiento de nuestros hijos e hijas es la prepotenciaen la relacin con ell@s, prepotencia que llevamos adscrita

    a nuestra estructura psquica, y que hemos absorbido ennuestro propio proceso de socializacin.

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    As pues, aunque nos parezca que no nos pueden entender,debemos probar a explicarles la situacin conflictiva entrelos deseos y los lmites; contmosles lo que hay,ponindonos en su lugar y comprendiendo sus deseos,

    sintiendo con ellas la frustracin, deseando con ellas quelos mrgenes para la expansin de los deseos fueranmayores, hacindonos cmplices y estudiando lasposibilidades de eludir lo que no se quiere hacer y dehacer lo que s se quiere hacer, y poniendo los medios y elpoder que socialmente ostentamos al servicio de sus deseos.Creo que mucha gente se sorprendera de los resultados.

    Y si a pesar de todo tenemos que doblegarnos ante loslmites, sufriremos juntas la represin de nuestros deseos:porque mi deseo ha seguido, sigue y seguir siendo la

    complacencia del suyo.

    Porque de esto es de lo que se trata. De mantener laproduccin de la lbido amorosa del proceso de lamaternidad; la piel con piel, el cuerpo a cuerpo que espropio de l@s que se aman y que es incompatible con ladominacin; en fn, la sustancia que si no se bloqueasetrabara la fraternidad, el bienestar y el apoyo mutuo.Por eso es tan importante mantener la complacencia yreflexionar sobre los deseos de las criaturas. Se tratanada menos que de la defensa de la vida y de la Humanidad.

    Tenemos que tener en cuenta que, cuando adoptamos laactitud de ponernos sin ms del lado de los lmites, sinconsiderar tan siquiera lo que la criatura quiere, porquetenemos las decisiones ya tomadas, sin dar ocasin paraestudiar los mrgenes posibles de maniobra, y le vamossoltando a la criatura un no tras otro, la criatura loque percibe es que sus deseos no nos importan; se dacuenta de que ni siquiera han sido contemplados como unaposibilidad real; y de algn modo siente que se est yendosistemticamente en contra de ella, contra sus deseos;

    porque a diferencia nuestra, ella todava s se identificacon los deseos que le brotan del cuerpo. Ella todava noest socializada del todo, y todava es capaz de producir,de reconocer y de identificarse con sus deseos.

    Y nosotras, ya desde este mundo, de un plumazo resolvemosla cuestin, impasiblemente, ponindoles un no tras otro,como si estuviramos poniendo una lavadora tras otra.Porque es lo que nos toca, supuestamente, como madres,hacer.

    Qu diferente la perspectiva, si contemplamos sus deseoscomo la maravillosa vitalidad de sus maravillosos cuerpos!

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    Entonces lo que nos costara es decirles no, y en cambiono nos costara nada ponernos a desbrozar el terreno paraque sus vidas tuvieran la mxima expansin posible.

    Sus deseos todava son el pulso de su vida, lo que alienta

    su existencia.

    Por eso la negacin de los mismos, aunque no nos demoscuenta, supone una negacin de su vida, un cuestionamientode su existencia; una existencia y unos deseos que debanser incondicionalmente defendidos y protegidos por la madrey el grupo familiar de la madre.

    Aunque no podamos ofrecerles la vuelta al Paraso, elamaryi (6), con la actitud de la informacin y de labsqueda de la complacencia, estaremos demostrando que no

    querramos que estos lmites existieran, y la criaturapercibir el deseo de su madre de cambiar lascircunstancias que se oponen a sus deseos para podercomplacerla.

    Ante la evidencia del deseo de complacencia, la criatura noidentificar lmites y falta de amor, como en cambiosucedera si directamente le damos rdenes como si furamoslas promotoras de los lmites.

    Y as la criatura podr seguir creciendo en el entorno de

    empata y amor incondicional que necesita para eldesarrollo de su propia capacidad de amar.

    Porque aunque tenga que someterse a los lmites y a laordenacin social, la criatura se sentir amadaincondicionalmente

    Si lo pensamos un poco, la actitud de los amantes engeneral es tratar de buscar la mejor manera para vivir eneste mundo, mantenindose cmplices ante los impedimentos ylos lmites, y buscando conjuntamente las mejores opciones

    que tienen.

    Si hubiera que resumir esta actitud en una palabra, stasera COMPLICIDAD.

    Y que no nos quepa la menor duda de que las criaturas sedan cuenta y sienten que sus deseos no nos importan. Cadavez que las madres nos ponemos del lado de los lmites sintener en cuenta sus deseos, les estamos dejando de amarincondicionalmente, y la criatura lo percibe. Y por esoreacciona con rabietas, exigiendo las cosas de manera

    testaruda, pataleando y armando zapatiestas por cosasaparentemente insignificantes...

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    Pero no cogen pataletas por lo que se les ha negado (uncaramelo, el acceso a un objeto...) sino precisamente porel significado afectivo de la negacin rutinaria, que paraellas no es otro que un menosprecio hacia sus vidas.

    Con las pataletas no reclaman el objeto que se les hanegado; estn desesperadas porque no tenemos sus deseos -sus vidas- en la consideracin que se merecen, y enrealidad estn reclamando ese amor incondicional queaprecia y que s le importa lo que ellas desean.

    Y como la socializacin de las criaturas es una negacintras otra de sus deseos, la espiral de la guerra (laguerra que dan l@s ni@s) y de las zapatiestas no cesa.

    Fijos que a veces hacemos concesiones, no por respeto,reconocimiento y empata con sus deseos, sino para parar larabieta. Esto, cuando menos, nos tendra que hacerreflexionar.

    La prueba de que las rabietas no se producen por unempecinamiento especial por un objeto (empecinamiento que amenudo se contempla como una caracterstica de lainfancia), la podemos encontrar observando la situacininversa. Cuando una criatura crece en una relacin de t at con l@s adult@s, est informada de las dificultades de

    este mundo, las grandes y las pequeas y ms cotidianasdificultades de este mundo, que est todos los daslidiando con ellas para sacar el mejor partido de cadasituacin; cuando a esa criatura le dices no puedo porqueestoy cansada, o no lo cojas porque hace falta para otracosa, no organiza ninguna pataleta, ni se pone exigente nitestaruda. Bien al contrario, demostrar una generosidad,una comprensin y una complicidad que ya la quisieranmuchos adultos y adultas en sus relaciones. En primerlugar porque sabe que le ests diciendo la verdad; porquehabitualmente no falseas la realidad ni te inventas

    cualquier excusa para cerrarle la boca. En segundo lugarporque sabe a ciencia cierta que siempre tienes en cuentasus deseos, y por lo tanto, cuando hay un no no se ponetestaruda y exigente, sino que se muestra abierta aentender y a aceptar las explicaciones.

    El empecinamiento de las criaturas es por el amorincondicional y complaciente perdido, y por la falta derespeto que les profesamos; no por los lmites a susdeseos.

    Los nios y nias que crecen sin consideracin a susdeseos, a su impulso vital, sienten una gran soledad; una

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    soledad que ha sido detectada con mucha frecuencia porpsiclogos y psiclogas. Las cualidades tales como laconfianza y la reciprocidad propias de la capacidad humanade amar, se lesionan. Porque lo propio del ser humano esamar y ser amado incondicionalmente. Si esto nos falla, la

    supervivencia entonces desarrollar toda la lista depatologas que conocemos tan bien: celos, afn deposesin, agresividad, violencia, sadomasoquismo,depresin, autodestruccin, drogadiccin... (aunque slose consideren patolgicos los casos graves ms, puesestando este tipo de relacin con la infancia normalizada,tambin lo estn sus consecuencias ms inmediatas).

    La obra de Alice Miller (7) es un punto de partidaimprescindible para clarificar el debate sobre las causasdel malestar de la infancia. Creo sinceramente que la

    soledad y la infelicidad en la infancia se deben a estafalta de reconocimiento y de empata con sus deseos, que endefinitiva, es una falta del amor incondicional que espropio del gnero humano; con esto quiero decir que eldesarrollo de las criaturas humanas requerira de unentorno medioambiental humano de solidaridad y de empataincondicionales, medio que hoy est envenenado por unagente patgeno: las relaciones de Autoridad y sumisin.

    Las y los psiclogos insisten en la falta de comunicacin odilogo entre padres-madres e hij@s. Y los padres-madres a

    menudo se quedan perplej@s porque no entienden por qufalla la comunicacin, ya que se ven a s mism@s plenamentededicad@s a sus hij@s. Yo creo efectivamente que es unafalta de comunicacin, pero que no es cuantitativa sinocualitativa; es la manera que tienen de amar a sus hij@s:Por un lado, desean racionalmente lo mejor para ell@s,con la mente confundida por los valores competitivos denuestra sociedad de consumo, que subordina el bienestarpresente a unos supuestos logros en una futura integracinsocial. Y por otro, ese amor racional est desconectadode las pulsiones corporales de empata amorosa y del deseo

    de complacencia. Esta corrupcin del amor hacia los hij@sproduce la falta de empata con sus deseos, y permite elposicionamiento unilateral del lado de los lmites y encontra de la vitalidad de sus hij@s. Esto crea el abismo,la distancia emocional entre padres-madres e hij@s.

    Habra que investigar tambin en qu medida la familianuclear y las familias con pocos hij@s ha propiciado enbuena medida un incremento de la infelicidad infantil,debido a que ahora l@sni@s se pasan muchas horas solos oen compaa exclusivamente de adult@s. Antes la falta de

    complicidad de los adult@s se compensaba con la del grupoamplio de ni@s que haba en el mbito familiar. Por eso

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    ahora hay quiz ms soledad en la infancia y ms depresininfantil.

    Hay que tratar de entender que los deseos no son caprichosimprocedentes. Los deseos son el principio inmanente de sus

    vidas.

    Y si los deseos de las criaturas se vuelven caprichosimprocedentes, es porque sus vidas van rebotando contra losmuros y vagando desinformadas por un mundo que desconocen ydel que no saben nada. Cuanto ms autoritaria es la va dela socializacin, ms caprichosos y egostas se vuelvenlos nios y nias. Como siempre, el sistema que se retro-alimenta, y los expertos (psicologa, sociologa,pedagoga) dndole cuerda, tomando las consecuencias delsistema como lo originario de la vida humana.

    El mercado lleno de terapias para subir la autoestima de lagente, es una punta del iceberg del dao en la capacidad deamar que nuestro modelo de socializacin inflige a lascriaturas.

    Es cierto que lo ms importante es la etapa primal; laetapa primal es bsica, pero eso no quiere decir que nocuenta lo que pasa despus, a lo largo de toda la infancia,tanto a favor para compensar las heridas y las faltas dela etapa primal- como en contra para agravarlas.

    La depresin infantil frecuente en los pases occidentalesno pueden explicarse slo por el dao de la etapa primal,aunque ste sea el origen del desastre. Sino tambin porla distancia y el abismo que la va autoritaria crea entrepadres-madres e hij@s, y que impide que reciba un apoyoafectivo de fondo y verdadero, que a su vez podracompensar y superar el dao de la etapa primal. Con lacorrupcin del amor se envenena el medio emocional, lasustancia necesaria para la vida, y el resultado es como sise envenenara el aire que respiramos o el agua que bebemos.

    Luego nos rasgamos las vestiduras con la crecienteviolencia, cada vez a edades ms tempranas, de l@sni@s (ytambin de l@s adult@s), cuando se sabe a ciencia cierta,es decir, porque se ha probado cientficamente (eso quetanto nos reclaman los medios oficiales) cual es la raz yel origen de la violencia.

    En el campo de la neurofisiologa se han publicadorecientemente numerosos estudios que sitan este origen enel proceso de formacin del sistema neurolgico y entrminos neuroendocrinos. Lloyd de Mause asegura que se ha

    demostrado que la falta de cuidados maternales tempranos esla causa de que la regin que... permite al individuo

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    reflexionar sobre sus propias emociones y empatizar con los

    sentimientos de otros individuos sea diminuta, desembocando

    en una pobre autoestima y en una tan baja capacidad para

    empatizar, que el beb crece literalmente incapaz de

    sentirse culpable por lastimar a los dems.

    Y aade tambin quelos ms recientes escneres de humanosvivos demuestran que la amgdala (del cerebelo) es elcentro neurlgico de regulacin de conducta del miedo, se

    cree que esa regulacin de conducta tambin juega un papel

    primordial en desrdenes ansiosos como fobias, desrdenes

    de estrs post-traumtico, bipolares y desrdenes de

    pnico. (8)

    Otro autor, A.N. Schore asegura tambin que lascomplicaciones que suceden durante el nacimiento afectan a

    la personalidad, a la capacidad relacional, a laautoestima, y a los esquemas de comportamiento a lo largo

    de toda la vida. Si a ello se le aade el rechazo de la

    madre y la ausencia de unin con la madre (bonding),

    podemos constatar una fuerte correlacin con un

    comportamiento criminal y violento.(9)

    Dice Michel Odent (10) que la estrategia ms certera parahacer personas agresivas es separarla de su madre depequea, es decir, provocarle la carencia de empataamorosa. Otros muchos autores (entre otros, la misma Alice

    Miller y el neuropsiclogo J.W Prescott) han explicado yhan hecho estudios para probar esta relacin entre la faltade empata amorosa y de placer en la infancia y laviolencia adulta (11). Recordemos tambin que,histricamente, la aparicin de sociedades violentas yguerreras coincide con la desaparicin de las sociedadesmaternales y pacficas del neoltico (12).

    La vida tiene una enorme capacidad de recuperacin. Peroel sistema de crianza-educacin, tras la devastacinprimal, es una sucesin de mecanismos en cadena para

    impedir dicha recuperacin.

    La gravedad de la falta de amor verdadero se entiendecuando nos damos cuenta de la necesidad absoluta que tienela criatura de l. Esta necesidad, que puede compararsecomo deca, con la del aire para respirar, o el agua parabeber, es lo que hace que la criatura acabe rechazando suspropios deseos, porque se lo dicen los que supuestamente lequieren. Y si la negacin de los deseos es la negacin dela propia vida, se entiende la frecuencia de la depresininfantil en nuestra sociedad.

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    La actitud autoritaria es una actitud de desamor. El amor yel ejercicio del Poder slo se compatibilizan cuando sesublima el amor, cuando se le arranca de nuestras entraasy se le corrompe.

    Lo importante es convencerse de que la existencia de loslmites no tiene que hacer cambiar la cualidad de mi amorpor la criatura, y que no estamos obligadas a serautoritari@s. No tenemos que caer en la trampa de ir porel camino trazado, de la manera normal de criar y educara l@s hij@s manteniendo con ell@s una relacin deprepotencia.

    La quiebra del amor incondicional (en el caso de que hallallegado a existir y si es que no se ha quebrado antes)como deca Amparo Moreno es la transmutacin de la relacin

    de t a t entre los amantes, en una relacin de autoridady sumisin.(13)

    Christiane Rochefort (14) propone una alternativa muyconcreta: rendir el Poder que tenemos de facto los padres ylas madres con respecto a las criaturas, para mantener elamor incondicional y complaciente. Rendir el Poder anuestr@s hij@s no es ninguna excentricidad; es slo unintento de vivir conforme a la verdad de las cosas. Peroadems, si no fuera por lo tremendamente trgico que es,dira que lo ms gracioso del asunto es que resulta mucho

    ms ventajoso, en todos los aspectos, tambin paranosotr@s. Entre otras cosas, porque las criaturas vuelventambin a ser complacientes contigo; en cuanto notan laactitud de complacencia, enseguida les brota lareciprocidad. Como todava la apisonadora del sistema no haterminado de aplastar sus cualidades humanas, mamferas ygaiticas tales como la reciprocidad, la confianza, elrespeto a la propia dignidad y el deseo de mutuacomplacencia, stas se ponen en juego en cuanto encuentranla cancha libre de Poder. Entonces, l@s ni@s, en vez dedar guerra dan mucha paz y mucha alegra. En vez de dar

    trabajo, te alivian el stress del trabajo alienante denuestro mundo. Esto est comprobado. Te dan un amorimpetuoso, fresco, limpio, sincero. Te dan vida, terevitalizan.

    Being happy is what matters most (ser feliz es lo que msimporta) deca A.S. Neil (15) fundador de la escuela deSummerhill, que lleva funcionando ms de ochenta aos enInglaterra. Es un eslogan sencillo y fcil de seguir. Y enel fondo todas las madres y padres estaramos de acuerdocon l. No hemos parido hijos o hijas para que sean

    presidentes de multinacionales o generales del Ejrcito. No

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    es el xito social lo que ms nos importa, sino que sean loms felices posible, siempre, aqu y ahora.

    El amor complaciente maternal no tiene por qu desaparecercon los lmites. El amor complaciente es muy paciente para

    explicar e informar a sus criaturas de los peligros y delos lmites de este mundo, y se aprestar a mostrarlestrucos para conseguir la mxima satisfaccin de los deseos;y no los borrar nunca de un plumazo, calumnindolos ydegradndolos a la categora de caprichos, como suelehacerse.

    ......

    Las madres que se ponen del lado de los lmites, tambindicen que quieren a sus hijos e hijas. Pero ese amor,

    como deca, es un amor que, por adaptarse a la normasocial, se ha sublimado y corrompido. Es un amor que sedesconecta de las entraas y de las pulsiones visceralespara hacerse compatible con razonamientos que permiten lanegacin del bienestar inmediato y los deseos de lascriaturas, en aras de algn supuesto bienestar futuro.

    Pero como deca antes, esto es un engao. Porque al amorque nace en las entraas le importa tambin el futuro(cmo no le iba a importar a una madre entraable lafelicidad futura de sus hij@s!); este amor sabe, con una

    sabidura intuitiva enseguida confirmada por la razn, queel futuro, como ahora veremos, depende del desarrollopresente de la capacidad de amar y dems cualidades denuestra criatura; en definitiva, del respeto y proteccinde su vitalidad. El futuro desde luego depende de muchasms cosas, pero sobre todo y antes que nada, dependeprecisamente de este desarrollo presente que se niega,encima en aras del bienestar futuro.

    El futuro es como lo sobrenatural. Como no estn ni seven, se recurre a ellos para justificar el cargarse el

    presente y lo natural, porque, claro est, no hay nada nipresente ni natural que justifiquen su propia devastacin.

    No es que al dejarnos llevar por el amor que nace denuestras entraas vayamos a ignorar los lmites. No es elmimar lo que vuelve a las criaturas inadaptadas. El amorcomplaciente lo que hace es encarar los lmites desde elrespeto a la vida de las criaturas.....

    El cmo nos enfrentamos a la contradiccin entre los deseos

    y los lmites (si nos ponemos del lado de los lmites yaplastamos sin ms los deseos que se interpongan, o si nos

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    ponemos del lado de la criatura y de sus deseos para verconjuntamente con ella cmo conseguir el mejor margen defelicidad y bienestar inmediatos), tiene una granimportancia en la relacin entre madre-padre y criatura, yva a ser determinante en el desarrollo de la capacidad de

    amar de la criatura...

    Lo mismo que est normalizado que los bebs lloren, y esohace que a mucha gente ni se le ocurra pensar que a lomejor no tienen por qu llorar, tambin est normalizado einteriorizado en nosotras- que los nios y nias tienenque hacer las cosas porque se les manda, que eso es lomejor para ellas, y por eso tampoco se nos ocurre pensarque se podran hacer las cosas de otro modo. No tenemosms modelo de relacin con la infancia que el autoritario.

    Tan normalizada est la obediencia de la criatura, lasubordinacin de sus deseos a las rdenes, que muy rara vezsurge algn chispazo que la cuestiona.

    Y sin embargo no deja de ser una incongruencia que mientrasque la felicidad y la satisfaccin de los deseos de lacriatura durante la etapa primal nos complace, en cambiocuando empiezan a ser autnomas, lo que nos complace es quenos obedezcan sin rechistar.

    Qu ha cambiado para que cambie la cualidad de mi amor?

    Lo que hace que cambie la cualidad del amor maternal es laconvergencia de las normas establecidas imperantes, con ladinmica de la personalidad adulta masculina o femenina, el ego- que se realiza, como deca Aristteles, teniendo aalguien por debajo de ti que te obedezca.

    Para la criatura lo ms importante, ms importante que susdeseos se satisfagan o no, es que el amor incondicional semantenga, que persista la sustancia emocional necesariapara su desarrollo. Su felicidad, la expansin y desarrollo

    armnico de sus cualidades psicosomticas, incluida sucapacidad de amar, dependen de que la amemosincondicionalmente, de que reconozcamos y respetemos susdeseos, y que deseemos sinceramente complacerlos.

    Otra idea sencilla para ayudar al mantenimiento del amorincondicional y a no caer en la dinmica autoritaria, esseguir a rajatabla el principio de no mentir; de no decir anuestr@s hij@s ni una sola mentira, ni piadosa ni nopiadosa. Practicar la absoluta transparencia y sinceridad.El ejercicio del Poder siempre siempre requiere de la

    mentira; por eso si nos proponemos firmemente no mentirlas

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    jams, nos estaremos poniendo un serio obstculo a nosotr@smism@s para la actitud autoritaria.

    3.- Algunas otras consecuencias

    Deca Albert Camus: La vrai gnrosit vers lavenir, cestde tout donner au present (16) la verdadera generosidadhacia el porvenir, es darlo todo al presente-, y esto esms verdad en la infancia que en ningn otro momento de lavida. Porque la criatura que ha tenido una etapa primalcomplaciente y respetuosa y que tambin ha tenido unainfancia complaciente y respetuosa, habr desarrolladosaludablemente tanto su capacidad de amar (del que depende

    el grado de bienestar y de felicidad), como su capacidad deadaptacin (del que dependen las relaciones socialesptimas que puedan darse).

    La relacin autoritaria, adems de afectar al desarrollo dela capacidad de amar de las criaturas, al inhibir la accinpropia de las criaturas menoscaba tambin las demscapacidades incluidas las intelectuales; limita eldesarrollo de todas las aptitudes psquicas y fsicas, yfrena el aprendizaje. Porque el verdadero aprendizaje esel que se realiza movido por la curiosidad y el deseo de

    aprender, que durante toda la infancia EXISTE Y ESTA A FLORDE PIEL.

    Contrariamente a lo que popularmente se dice (que si mimasa las criaturas, stas se malcran), es la actitud adultaautoritaria y no complaciente la que impide el desarrollode su inteligencia que la tienen-, de su capacidad decuidar de s mism@s, -que tambin la tienen-, de sucapacidad de responsabilizarse de las cosas y de tomariniciativas que la tienen tambin y no hay ms que fijarseen los nios y nias del llamado Tercer Mundo. En nuestro

    mundo las criaturas crecen sintiendo que no sonresponsables de nada, que no tienen ni que pensar en lascircunstancias de su vida, puesto que se les inculca queeso no es competencia de ellas sino que es competencia desus mayores, y que lo nico que tienen que hacer esobedecer. La actitud adulta autoritaria fomenta pues laignorancia, retrasa el aprendizaje, produce elatontamiento y la irresponsabilidad, por mucho que lesdemos a cambio un montn de libros y de clases de lectura yde escritura, lo que en realidad cubre el objetivo detenerlas disciplinadas y entretenidas para que no piensen

    por s mismas, ni se les ocurra tener iniciativas propias.

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    Cuando la criatura crece sin tomar decisiones, ejecutandolas rdenes que recibe, y estudiando lo que se le manda quetiene que estudiar, sin respeto al proceso de su propiacuriosidad, se destruyen aspectos muy importantes de suvitalidad: su infinitas ganas de aprender, su capacidad

    creadora e inventiva. La curiosidad que mana de lascriaturas como la leche de las madres, y que a nada que sela deja es un caudal casi infinito, se detiene; la fuentese estanca, se obstruye y aparece el rechazo alaprendizaje. Porque una cosa es estudiar y otra aprender,y con mucha frecuencia, lo que se estudia en los colegiosentra por un odo y sale por lo otro porque se hamemorizado sin inters, slo porque era lo que tocabahacer.

    La enseanza programada presupone que el estudiante tiene

    que aprender lo que el programa indica, independientementede su curiosidad. Sin embargo el proceso de aprendizajenatural tiene sus propias secuencias. La curiosidad incitaa la observacin, promueve la retencin, estimula lacapacidad de memorizacin, afina la motricidad fina,desarrolla la gruesa, y unifica todo en un solo haz y en unmismo afn de conocimiento. En cambio, la enseanzaprogramada, ante la ausencia del estimulo de la curiosidad,tiene que obligar a hacer ejercicios de repeticin mecnicaque pongan en juego cada una de las distintas capacidadespor separado: as se hacen ejercicios de psicomotricidad

    fina, poniendo a l@s peque@s a pegar gomets o a hacerpalotes; ejercicios de psicomotricidad gruesa con lasdistintas tipos de gimnasias; deberes de caligrafa, depreguntas y respuestas, de memorizacin, etc., ejerciciosque se asumen por disciplina.

    Pues bien, no es lo mismo ejercitar la psicomotricidad finahaciendo palotes, que ejercitarla porque quiero coserme undisfraz para una fiesta. No es la misma capacidadintelectual la que se desarrolla aprendiendo una leccin dememoria que la que se desarrolla leyendo algo que me

    interesa. Y adems, cuando se realiza algo con el estmulodel propio inters, por lo general requiere que se ponganen juego diversos tipos de capacidades al mismo tiempo, yesto es lo que tambin hace que cada una de estasfacultades, se templen cuantitativa y cualitativamente msy mejor que si se ejercitan cada una por separado y por unadisciplina exterior. El deseo y la curiosidad, con elimpulso de la motivacin, al unificar en un solo haz losesfuerzos, produce una interrelacin entre la motricidad,el sistema nervioso y el cerebro que garantiza eldesarrollo armnico y la autorregulacin del conjunto y de

    cada parte. Las facultades humanas no han sido diseadas

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    filogenticamente para desarrollarse por separado de maneraartificial.

    Por otra parte, con la enseanza programada la capacidadinventiva y la capacidad de tomar iniciativas poco a poco

    se van apagando a fuerza de no tener espacio ni tiempo nimotivo para ejercitarlas. Antiguamente en los pueblos losnios y nias estaban todo el da inventando juegos yactividades; hoy nuestros nios y nias, en cuanto tienenun rato sin programacin, enseguida se les oye decir meaburro y acto seguido se les engancha a la tele o a lavideo-consola. El aburrimiento en la infancia es unfenmeno moderno, que antiguamente solo se daba en algunoscasos en las clases altas, en las familias de hijos nicos,que crecan aislados. Y an as tenan sus horas y susdas menos acotadas que ahora y por lo tanto ms campo de

    actividad espontnea que las criaturas de nuestra sociedadactual.

    La disciplina, las obligaciones, las tareas, los lmites dela infancia son hoy mayores que nunca; ms sistemticos yabsolutos. Ser una buena madre segn lo establecido,implica literalmente ir apagando y aplastando la vitalidadde nuestras criaturas, da a da, ao tras ao.

    Otra consecuencia muy importante de la represin de losdeseos en la infancia es el desarrollo de la violencia. El

    malestar en la infancia no es gratuito; pasa factura a lasociedad. La represin por muy sutil que sea, tiene susconsecuencias. Lo reprimido no se evapora. Como diceAlice Miller la represin en la infancia es como fabricarbombas de relojera de efectos retardados. Lo reprimidosaldr de un modo u otro, y la creciente violencia en elmundo tanto en los mbitos pblicos como privados no cesarmientras que no cambie la actitud de la sociedad con lainfancia, como explica esta autora en algunos de suslibros. (17)

    Por otra parte, el respeto a las criaturas y la actitud deinformar y compartir las dificultades y los lmites, y deestablecer las prioridades conjuntamente, sirve para nohacer trampas. Porque entonces te das cuenta de queefectivamente muchos de los lmites que habitualmente seponen a las criaturas no estn determinados por el mundo ylas relaciones exteriores existentes, sino por la dinmicaadulta; porque el ejercicio del mando sobre l@s hij@s, esuna de las vas ms importantes de autoafirmacin denuestros egos. Toda la vida obedeciendo, ahora aqu soy yola que mando. Las cosas se hacen porque s y porque lo

    digo yo.

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    Entonces te das cuenta de que hay un determinado margen demaniobra para complacerles los deseos que normalmente no seaprovecha. Y que se pueden tomar medidas concretas paraaprovechar dicho margen; porque nadie nos obliga a tenerceniceros de porcelana, ni mesas puntiagudas, ni aparatos

    elctricos a su alcance, ni sofs de terciopelo, ni paredesde gotele, etc.etc. sino que tendremos la casa amueblada yorganizada, teniendo en cuenta la existencia de unacriatura que tiene tanto derecho como nosotras a deambulary utilizar la casa, segn sus deseos; a utilizar el sofcomo cama elstica, las paredes para pintar, etc.etc.

    La experiencia adems indica, que cuando se deja elprincipio de autoridad y se cambian las rdenes por lainformacin y la complacencia, los nios y las nias noslo muestran una gran comprensin, complicidad y

    generosidad hacia los adultos y adultas que les tratan deese modo, sino tambin una increble capacidad inventivapara encontrar las formas de hacer lo que desean.Generosidad, comprensin, habilidad y complicidad paraaceptar todos los noes que les esperan a lo largo de susocializacin en este mundo. Al final, como todas y todos,se habrn tenido que adaptar a este mundo, porque no hayotro; pero se habr salvado algo bsico de su integridad:la produccin y el reconocimiento de sus propios deseos, desu capacidad de amar.

    Incluso desde el punto de vista de la economa capitalista,en el mbito de lo privado, es ms rentable la relacin det a t con l@s hij@s que la autoritaria, porque van a darmucho menos trabajo y van a contribuir mejor y ms a laeconoma domstica.

    En esta cuestin de no tener en cuenta los deseos de lascriaturas tambin influye el que sean improductivos desdeel punto de vista de las leyes del mercado y del trabajodomstico. Como no vivimos en un mundo donde los deseos sesacian, la dinmica de saciar los deseos de los nios y

    nias va contracorriente de todo. Pero aqu tambin, elaprovechar los mrgenes de maniobra posibles redundar ennuestro beneficio porque nosotras tambin dedicaremos mstiempo a la diversin y a actividades ldicas. De hechohablando de este tema con otras madres, hemos reconocidocmo la maternidad nos ha trado la recuperacin de unacapacidad ldica y creativa perdida tras unos cuantos aosde vida adulta.

    La cuestin estriba, como decamos, en que no tenemosningn otro modelo de relacin con las criaturas excepto el

    autoritario. No tenemos ni cultura ni hbitos ni modelos niimaginacin para representar otra forma de relacionarnos

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    con la infancia. Las experiencias que se conocen(Summerhill, movimiento de Hamburgo de los aos 30 delsiglo pasado (18)...) son puntuales y permanecen fuera delos circuitos de transmisin de la informacin. En cambio,tenemos hasta la mdula asumida la superioridad adulta con

    respecto a la infancia, la nocin de que a las criaturashay que manejarlas, porque ellas ni saben ni entienden, yla prepotencia nos sale inconscientemente. As creemossinceramente que ser una buena madre, es saber decir no,es saber poner lmites, ensearles el camino, etc. etc;incluso nos dicen que es importante mostrar firmeza yseguridad en nuestras rdenes, porque as les damosseguridad a ellos y a ellas... Seguridad en las cotas desumisin que van alcanzando y en la reduccin de suvitalidad, pero no en su capacidad de pensar, de decidir yde hacer. Recuerdo una vez que fui criticada con acervo

    por preguntar a unas nias si queran comer dentro de casao fuera en el porche; se consideraba que eso era dardemasiada libertad y que creaba inseguridad!!! pordarles la opcin de comer fuera o dentro de la casa!!!Lo peor es que encima se argumentaba con razonamientospsicolgicos.

    La sumisin es lo contrario del desarrollo de la propia

    vitalidad. Las criaturas no son tontas, ni son una cargani dan trabajo; nosotras las hacemos tontas e intiles, afuerza de contener su desarrollo, de negar su impulso

    vital.

    Yo como madre no puedo hacer mos los lmites que estasociedad tiene adjudicados a las pequeas criaturashumanas, y que son producto de un modelo de sociedad cuyoobjetivo no es el bienestar de sus miembros, sino larealizacin de las plusvalas y de los patrimonios. Mi amorde madre por su naturaleza es incompatible con ningunacuota de sufrimiento y de infelicidad de mis hij@s; otracosa es que tengan que coexistir (su infelicidad y miamor), pero entonces su infelicidad ser tambin ma: Y si

    bajo la guardia y dejo de luchar por sus deseos, y hago quemi amor sea compatible con su infelicidad (si yo dejo depasarlo mal con la represin de sus deseos), es porqueestoy desnaturalizando mi amor de madre y les estoytraicionando. En este asunto de los lmites, hay unaimplicacin emocional de primer orden, como he tratado deexplicar, pues si hago mos los lmites, si presento a mishijos y a mis hijas los lmites asumidos por m, como sifueran cosa ma, les estoy diciendo, aunque yo no me decuenta, que no quiero su felicidad y en definitiva que noles quiero a ell@s. Y es posible que yo no me de cuenta,

    pero seguro que ellos y ellas s lo van a sentir como unadesafeccin.

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    As pues, llegamos a lo de siempre: la maternidad verdaderay consecuente es un permanente cuestionamiento del ordensocial existente. La maternidad consecuente sera crear elParaso para l@s hij@s, y si no podemos ofrecrselo,

    entonces tenemos que luchar por l, y hacerles saber lasituacin, y que en cualquier caso, siempre siempre nuestrodeseo y nuestro amor de madre es ese; que esa esexactamente la cualidad del amor de madre; pero que como nohay Paraso, pues vamos a ver lo que podemos hacer parapasarlo lo mejor posible.

    Slo lo que representa sacar de la cama a las 7 a las 8de la maana a pequeas criaturas de dos o tres aos,incluso a veces de menor edad, interrumpindoles el sueopara que vayan a las guarderas o a los jardines de

    preescolar, es un quebrantamiento de su salud y de subienestar que una madre no podra considerar nunca que esun bien para su criatura; en todo caso, una madre que tengaque ir a trabajar para dar de comer a sus hij@s, puedejustificarlo como un mal menor; y sentir ese mal en ellamisma, en sus entraas; y esto se notar en la actitud, enla empata, en la explicacin, en el consuelo, en lacomprensin de la distorsin que eso representa para sucriatura, y el fludo emocional de la madre le llegar asta, y le llegar incluso aunque no tenga todava ellenguaje verbal adquirido. En cambio, si la madre

    considera que es normal, que la criatura tiene que tragar(porque todas hemos tragado, porque las cosas son as ytiene que adaptarse como sea, etc.) entonces es cuandoestamos haciendo de cancerberas de un orden socialpatolgico, estamos haciendo de madres patriarcales,socializando a nuestras criaturas por la va de larepresin y del sufrimiento.

    As pues, este es el abismo que hay entre el informar delos lmites y el poner los lmites; el abismo entre lamadre amante verdadera, y la madre patriarcal que

    representa el orden y el Poder.

    Nada es blanco o negro. A veces nos reconoceremos de unlado, y a veces del otro. Pero creo que con un poco dereflexin sobre lo que nos jugamos, haremos esfuerzos paraestar ms de un lado que del otro.

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    LO QUE LA ACTITUD AUTORITARIA

    PRODUCE

    * Bloqueos en la relacinsentimental @adres-hij@s.

    * Freno al desarrollo de lacapacidad de amar yde la sexualidad.

    * Vampirizacin de la energavital del nio y creacin deuna psique sumisa.

    * Obstaculizacin del procesonatural de aprendizaje yretraso del desarrollo dehabilidades cognitivas ymotrices.

    * Stress y relacionespatolgicas; violencia.

    * Adaptacin a las relacionescompetitivas y fratricidas

    LO QUE LA COMPLACENCIA

    PRODUCE

    * Relaciones sanas y fludasentre @adres e hij@s.

    * Entorno adecuado para laexpansin de la capacidad deamar y de la sexualidad.

    * Potenciacin de la vitalidad,creatividad, responsabilidad,y capacidad de iniciativa delos nios.

    * Activacin natural de losmecanismos genticos deaprendizaje.

    * Autorregulacin y salud; carcterapacible.

    * Adaptacin a las relacionesfraternales y de apoyo mutuo

    NOTAS(1) Dolto, Franoise, La cause des enfants, Ed.

    Robert Laffont, Col. Le Livre de Poche, Paris1985

    (2) Liedloff, Jean, En busca del bienestar perdido.Ed Obstare 2003

    (3) Aristteles, Poltica, citando por Amparo MorenoSarda en La otra poltica de Aristteles, Icaria1988

    (4) La inhibicin de la accin es un concepto queha desarrollado Henri Laborit (Linhibition de laction,

    Masson 1980) para entender lo que ocurreneurolgicamente cuando, ante una situacininconveniente no podemos ni luchar ni huir, y notenemos ms alternativa que la sumisin. Michel

    Odent lo recoge en El final del asesinato de Cristo y en La

    gnesis del hombre ecolgico Ed. Ricou

    (5) Chamberlain, D. La mente del beb recin nacidoEd. Obstare

    (6) Amaryi, en sumerio literalmente retorno a lamadre; seala Murray Bookchin que curiosamenteamaryi es la primera palabra en la historia,

    que designa la libertad, concepto inexistenteen un mundo donde no haba represin y que

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    lgicamente- surge cuando la libertaddesaparece, con el advenimiento del patriarcado;por eso la identificacin de libertad conretorno a la madre.

    (7) La obra de Alice Miller traducida al castellano,que yo sepa es: cuatro libros editados porTusquets: El drama del nio dotado, Por tu propio

    bien, El saber proscrito, La llave perdida y Elcuerpo nunca miente. Y Ediciones B (Barcelona2000) ha publicado Las races del odio.Entre laobra sin traduccin al castellano, son importantesLenfant sous terreur (Aubier 1986 y Abattre le

    mur du silence (Aubier, 1991).(8) Lloyd de Mause: The neurobiology of Childhood

    and History y en War as righteous Rape and

    Purification (citados en El llanto infantil y el cerebro

    www.dormirsinllorar.com y www.psychohistory.org).(9)A.N. Schore: The effects of early relational

    trauma on right brain development, affectregulation, and infant mental health. InfantMental Health Journal 2001; 22 (1-2): 201-69.

    (10) Odent, MichelEl beb es un mamfero

    Ed.Mandala

    (11) Prescott, J.W. Body pleasure and the originsof

    violence, Bulletin of the Atomic Scientist, 1975(12)Bachofen, J.J. El derecho materno, Anthropos.

    Marija Gimbutas, Dioses y diosas en la antiguaEuropa Editorial Istmo, etc.

    (13)Moreno, Amparo. Carta a la AsociacinAntipatriarcal. Boletn n 4, Madrid 1989

    (14)Christiane Rochefort Les enfants dabord GrassetEn castellano Los nios primero Anagrama.

    (15)A.S. Neil Summerhill. Fondo de Cultura EconmicaBuenos Aires, 1963. Hace diez aos se public Nuevo

    Summerhill (Paidos), edicin preparada por AlbertLamb, que incluye las referencias a Wilhem Reich queen su da debieron autocensurarse para hacer posiblesu publicacin.

    (16) Camus, Albert Lenvers et lendroit Ed. Gallimard,col. Folio, 1958.

    (17) Es significativo el subttulo de Por tu propio bien:Races de la violencia en la educacin del nio.

    (18) Schmid, J.R. El maestro-compaero y la pedagogalibertaria, Ed. Fontanella, 1973