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CARTA PASTORAL

I

QUE SOBRE LA VERDAD DE LA RELIGION

«DE N. S. JESUCRISTO,

Y PRECEPTO DE LA CARIDAD

í I ^ CON EL PROXIMO QUE INTIMA, ^ '4

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DIRIGE

A SUS DIOCÉSANOS

I EL ILLMO. Y RMO. Sr. D. Fr. ANTONIO í Sánchez Mathas, Obispo de la Paz.

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LIMA : 1821.

•' *

''Por DON Manuel PEñA.

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NOS D. FRAY ANTONIO SANCHEZ MATHAS

POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓ¬

LICA , OBISPO DE LA PAZ, DEL CONSEJO DE S. M. &C.

A TOBOi NUESTROS MÜV AMADOS DIOCESANOS SALUD Y

PAZ EN N. S. Jesü-CRISTO.

«ando veo que el suelo que piso es el que la Divina Providencia me deparó \[ intimárseme la vo! juntad de las potestades legítimas en que saliese de mi nativo solar, y me separase de aquellos 4 que estaba unido con los vínculos de la sangre, prote-

una" laTl r o" • los obstáculos de g it e distancia, soleado el occeano agitado de

las convulsiones que producen la ambición , avar*

tros^leseol y® ‘^’implidos vues-

que-y acompaim en vuestros sacrificios y solemni-

dLtor“ nuestro Criador y,niLíroTé- s-ilvac^nn^ vuestra guia en los caminos de la salvación os preserve de gustar pastos que produz- v os morbosos, que-os quiten la vida espiritual esm ® f Meditando pues, este beneficio, que he recibido del,cielo, por el que in^

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cesantemente snspiré desde mi no merecida elección' y e! que creo piadosamente conseguido porelinflu; xo do los sacrificios y oraciones que habéis hecho a nuestro Dios para este fin: en este momento-de ineditacion no puedo menos de felicitaros de haber sido oídas vuestras suplicas, saludándoos con las nai labras del Apóstol í Jos Corinfhios : os nostrum pa- tet ad vos , o Cormthii, cor nostrum dilatalum est • ya rne teiieis presente , y mi corazón angustiado con mi larga ausencia , y sin saber de vuestra situación y estado , esta ya dilatado con el sumo gozo de ver ya y experimentar por relaciones fidedignas, como el Apóstol decía á los Colosenses , „vuestra fe y vues¬ tra candad : ideo et nos, ex gua die audivitnus, non tfsamus pro vohis orantes ; continuarnos con el Após- _o!. nuestra oración es siempre á favor vuestro 4 fin de que iluminados y llenos de deseos de cumplir la voluntad de nuestro Dios, nada hagais que no le sea grato , fructificando vuestro proceder , y crecien¬ do en toda virtud. Así lo acredita el trienio incom¬ pleto que ha trascurrido hasta el presente desde que nuestro Dios, que suele valerse délos instrumentos mas débiles para las mas grandes empresas , nos en¬ salzo a ser gefe y Athalaya de la casa de Israel sien¬ do el mas mínimo de ella. Los altares me son tes¬ tigos de las lagrimas, que á su presencia derramé, cotejando lo sublime del ministerio episcopal con la escasez de mis luces, falta de virtud y debilidad de fuerzas ; y por lo mismo lo perjudicial que podría ser a mi grey mi ineptitud y tibieza de mi espíritu, i (¿uantas veces considerando mis ingratitudes, y juz¬ gando ser ejlas cansa de las desdichas é infortunios, que me temia padecieseis , dixe como Jesu Cristo á Jos que le prendieron : sinite hos abire ! Vengan so¬ bre mi , Dios inio , los castigos , y no padezca la giey que rne habéis fiado. ISn, mis sacrificios estuvo

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siempre presénte vuestra memoria diciendo con el San¬ to Job : recibid_, Padre de misericordia, este sacrificio aunque ofrecido por manos indignas de ministerio tati puro y tan santo , y sirva de propiciación y de hostia por los pecados que mis hijos y diocesanos acaso habrán cometido: ne forte peccaverinl fdii mei.

Ved aquí mis sentimientos , y las ocupaciones en que vuestro prelado ha invertido el tiempo, que la grande distancia , ia situación borrascosa de los maies , y falta de facultades le han detenido para ve¬ nir á consolaros en vuestros trabajos , á socorreros en vuestras necesidades , á instruirlas en vuestras obli¬ gaciones , y a confirmaros en la fe , piedad y pure¬ ra de costuíubres. Yo no sena pastor vuestro, sino un vil y miseral)le mercenario, si desde que acepté la dignidad episcoj^al , tan superior á mi mérito y fuerzas, no me hubieran animado estos sentimientos* si hecho cargo de vnestrad»^dirección no os hubiera desde luego mirado coiíío hijos y propuesto el de7 fender y salvar vuestras almas , aunque sea á peli¬ gro de perder mi salud y mi vida. No lo dudéis, mis amados diocesanos, no solo vengo á vivir en vues¬ tra compañía , sino á morir también con vosotros co¬ mo San Pablo decia á los Coririíhios : mi ministerio asi lo exíxe,y vuestra docilidad respeto y amor á la dignidad expresada en vuestras cartas aun quita la libertad para lo contrario : el hornenage qiie habéis tributado á la religión ofreciendo la hostia de ala¬ banza y acción de gracias por nuestra elección, re¬ pitiéndola a la noticia de nuestro desembarco y aun a la de nuestra consagración,, continuando en vmes- tras ‘Oraciones por el feliz arribo de nuestra persona á ia diócesis, prueba vuestro gozo y alegria en con¬ tar ya con pastor y prelado puesto por el Espíritu- Santo , como dice San Pablo, para regiros y gober¬ naros. ¿ Y de aquí que aparece ? la consíaucia de

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6 vuestra fé, vuestra piedad y vuestra l•eli<>-ion • per® con todo es preciso confesar que, con ellibertinao-» que introduce la guerra, el desorden y rosistenci'cTá las legitimas potestades , que los díscolos , é fados adulterinos de la lealtad de vuestros ascendientes qu¡. sieron imponeros : con la tolerancia que tninsteis que sutrir de los que os conturbaron en vuestro le»-itimo gobierno, es indispensalde que las costumbres'’se re¬ asasen : Ojala yo me engafiára y que ¡as obligacio¬

nes de nuestro ministerio no nos precisarán á traba¬

jar en la extirpación déla zizaña que sembró el hom¬ bre enemigo en nuestra diócesis, poniendo en exe- oicion lo que el Apóstol decia á su discipnlo Ti- inolheo : tmla oportune , importune. No penséis que la

rTrdí'e.Jf r® ‘T" el zelo y ardiente deseo de vuestras almas me arrebate da

ln s^va!!hy dureza de inis j3alabras, u os acorl)arcle con el peso dificii!-

tei‘!tadoT"''^'t“‘^- 0‘digaciones de modo^qne os veai¡ tentados a decir como algunos discípulos del Salva-

No se ^0.^ PoLt eum audire,?

de ámor'v^r¡ diócesanos; el espíritu ele amor y dulzura es el que me excita y anima á

tros* mi exortaros á la practica de ¡oque voso¬ tros ini,mos confesareis necesario , soportable v aun ventajo^ para el bien estar temporal^ y sociable.

Yo me considero ya rodeado de vosotros onie- nes reconociendo la necesidad de trabajar para^con- seguir el fin para que habéis sido criados , que es la pose.sioi, de la gloria, me figuro, dio-o qurcomo aquel otro de que hablan los Evangelistas^ L ore^

foñé’Velm^*""^aeternam pércipiLi ? l r*“ra lograr la vida eterna ? Si

cSraurirn""”-"O «cono¬ cieseis aun la necesidad , grandeza ,.digu¡dad y duJ*

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zura" de la religión!, que reíibimos en él baiiíismo • 61 aun convencidos de esto . por dar libertad v en¬ sanche a las pasiones fueseis de atpieüos, de quie¬ nes dixo el profeta : Nóluü intelUgere ul bene : no entienden por que no quieren que su conducta los giddue de inconsiguientes : que poreste motivo creyeseis o publicaseis una ley , no atemperada á las máximas de Jesu-Cristo sino al temple de las na- sioues desordenadas : que sobervios y vanos inten- taséis coiTegir errores y preocupaciones, que lama-

*1 en las leyes naturales, di- ^ s, eclesiásticas y civiles: si fueseis de aquellos a quienes dice San Pablo que entregó Diosa un seii-

de no reconocer mas Dios, „¡ mas ley que la de su

«Cf Si á los primerL yo os diria V de Po •"“! causa que es Dios, y. de consiguiente sola una religión verdadera oué

sob^re^aur L como el único cimiento ^bre que se puede íabncar el edificio espiritual co-

liimadi? ella sola se hallan de- hiieadas todas las notas y caracteres de un Dios co*

nne f.*"" l comunicado á las criaturas: lldad fe" ? f demostrado con los motivos decredu-

la- ptofecias ; la conveniencia y concordancia de

in enfI“‘^to razonable de lo contenido resisten lol n “ ‘íi doctrinas con que las resisten los que a ellas se oponen : su variedad v

¿TnSabSd la firmeza , constancia InJ lu ” ^ ^ iglesia; y la autenticidad de

milagros : en una palabra, me valdría de los Jus-

ty |“- KfeS 2 I ,P“'Mlizái-on , <,ue «>lo el, la renglón de Jesu-Cnsto hay verdadera salud culto

igíio y agradable al Señor : el remedio para'atraker

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al camino de la verdadera felicidad, y sanar nues¬ tra naturaleza viciada por el pecado original , res¬ tituirla ai ser de la gracia si se extravia*’ por el pe- cado , y ayudarla y fortalecerla en su debilidad • v

de aquí que todos sus preceptos y leyes son los mas nobles los mas dignos, y los mas apreciables, que todos los demás que prescriben los sectarios y que ^irazan por tenacidad , por malicia ó por capricho. Todos los preceptos de las demás religiones son pre-? ceptos de carne y sangre, leyes terrenas que no tie-i nen otro objeto que la adquisición de bienes tem-^ porales, y por legítima consecuencia la depravación de las costumbres. Así se ve que todos sus héroes son los héroes del vicio , y si tal vez acertaron con alguna virtud moral, como les faltaba la luz verda- dera, ó la dirigiérou k fines pecaminosos, ó la man¬ charon con la vanidad y con el amor de sí mis¬ mos. Se horroriza la imaginación al leer los delirios y monstruosidades que han adoptado : unos tributan-

o adoraciones y sacrificios a los insectos mas inmun- dos y a los entes mas insencibles : otros teniendo por divinidades a los hombres y mngeres mas vicio- sas : allí haciendo víctimas á los hombres > de unas divinidades qne eran muy inferiores á ellos: aquí robando estados y tiranizando á sus próximos:^ se ven con virtiendo en daño de sns semejantes ios dones de la naturaleza : ya en fin sacrificando á la vanidad de parecer sabios, políticos y eloq Oren tes la telicidad de reynos enteros. De máximas tan depra¬ vadas ningún otro efecto se podia producir qne la subversión de los estados, la infelicidad de los pue¬ blos , y una común desventura aun en aquellos mis¬ mos que procuraban su dicha á costa del daño agerio.

j Que beneficio tan grande, mis amados dio* cesanos , habernos recibido en profesar una religión, que por qualquiera aspecto que se mire es mary^i-

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9 llosa a nuestros ojos ! ¿ Qué feliz seria el mundo si se observaran los preceptos del Evangelio? Mírense atentamente todas sírs máximas, y se hallará que to¬ das conspiran á la felicidad délos hombres. Los so¬ beranos y superiores son enseñados á mirar á sus subdi¬ tos como á otros tantos hijos, á procurarles todos los bienes , y a conocer que todo el esplendor y g’lo- ria de este mundo pasa como una sombra , y que asi .como en el nacimiento son iguales los Monarcas al hombre mas ínfimo de la plebe, de la misma ma¬ nera vendrá un dia en que la muerte vuelva á re¬ novar esta igualdad , pero con unas terribles coii- sequencias. Los vasallos aprenden en el Evangelio que deben amar respetar y obedecer á sus reyes y su¬ periores, conociendo que sus potestad es de Dios, y que no deben escasear Ja obediencia , ni el tributo á aquellos á quienes con Ja mayor sumisión y obe¬ diencia oíreciü uno ,y otro el Hijo de Dios liecho bombre. Ademas de esto • ^ que felicidad, que paz y mutua correspondencia no se encontraría en los ma¬ trimonios? ¿ qtié honestidad, amor, y sencillez no Be vei^ia en las mugeres? ¿ cjué juicio , providad , y entereza no se vería en los hombres ? ¿ qué hu¬ mildad , docilidad y sumisión en los hijos de familia ? I qué fidelidad , solicitud y esmero en Jos criados ? y en una palabra : ¿ qué unión, que armonía y que .caridad en todos los individuos del pueblo cristiano ? .Lejosparecer el mundo un confuso chaos anima¬ do del desorden , seria una mansión de felicidad en donde todos los hombres vivirían contentos con sus suertes , y no menos gozosos de la de sus hermanos. Sus virtudes se nurnerariau por sus acciones, y el

.nombre de vicio seria una voz desconocida en sus causas y sus efectos. Esta pintura es un verdadero retrato de los iiifluxos de las máximas cristianas en

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10 icis d'^cioncs d6 los hornlifpg • .pe mua •

«^ecesaria de las regias divii.as oue eslabieció jS nsío , y es una prueba coi)vi?^i(e de la sul ií •

dad y grandeza de una reiigiou c^e moderé I ' ■s.ones buinanas : hace amable k virtud v ileL^T voiijístaci (le nn fueo’o Mriívrv • ^ ^ la mente, q„e pruelione I, ‘T'® •• fii'al- solameníe g-rande ‘en v '■elig'iou enstiaua es no verdadT fmSn'X.a Preceptos, snbbme en sus

ta relitrjon ^ me 'ventajas de nuestra san- hí¿ 1 I ^ í^dis como el del Evanor-elio nue

habiéndole respondido el Salvador á su '^nreo'miía ¿que haré para conseguir la vida eterna/al h.y.fV presente los preceptos^del decálogo e j, i -me dí.

yo siem* e Í\¡-Z ■ •' observado

mundo Tí n ’fcontigo es el Salvador del mundo Asi me lo persuado , y de ello me dov la

enhorabueim por que puedo asegurarme en que a^m,!

^ presentado, 6 presenten algunos de

su T" '¡"O San Judas en su epístola hombres impíos que se alimenfJ*»m con la inmundicia de la carne Tnrecia iÓh!^ r f«d ir hi.ví- 1 wespiecian toda póteos- coii’nL c^'"T' ‘ ® magestad; pero la libertad

da les' í, n ^ camines mal¬ lo' eoi-iy con su bella e.xteríolidaci atril he ÍTb l-T ”’''*’®'’’Pi<los ;> incautos: Ídolo, de que lioiic' ** ° Z “''^c>res de las mas funestas rebe-

s, y que ha derramado tauta sangre , peleando

Vi'! V

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11 entre si con rabioso encóno los projiios pueblos, los vecinos , los domésticos y parientes , obligados todos á vivir, como el inquieto Esan , con el cuchillo en lá mano para defenderse unos do otros. Tal es el efecto que causa la libertad , que tanto resuena en las conversaciones, escritos, y juntas de los fanᬠticos defensores de ella, intentaiído alucinar la ple¬ be , excitar el furor , y atolondrar al mundo entero, para apartarlo de las legitimas potestades y el exer- cicio de sus deberes. Nada añado á io que dice Jo- sepho en sus antigüedades judaicas que sucedió á aquella miserable repnblica ; como ni tan poco á lo que habernos visto y palpado en nuestros dias : aun¬ que como decia , resucitarán algunos y brotarán pim¬ pollos del íilosoíismo ilustrado, mofador de la creen¬ cia de nuestros padres , de la subordinación dictada aun por la misma naturaleza , y enemigo irreconci¬ liable de toda piedad y disciplina religiosa ; á todos estos Ies diríais lo que Mathatias : aunque todas las gentes sucumbieran á este Anliocho de la libertad,

imponer a todo el mundo el yugo de su tiránico imperio , nosotros sieurpre obedeceremos, las leyes de nuestros padres , y defenderemos que la libertad verdadera de una república y de un rey- iio es, que pueda gozar cada qual de lo que su ta¬ lento, su trabajo , y sus méritos, ó el sudor de sus mayores, le han adquirido: que la pública autoridad le ampare , le defieuíía , le libre de robos, de injus-. ticias 3 de calumnias, y vejaciones : que nadie le im¬ pida los actos de verdadera virtud , piedad y religión! que pueda siempre hallar en las leyes, y en ia autori¬ dad del gobierno, el seguro asilo contra toda violencia.

Esta es la libertad verdadera , e^ta es la dul¬ ce libertad , que por la divina misericordia gozarnos: la libertad , que todo lo reforma menos las costum¬ bres coiTompidas ; que suitaudu las riendas al mas

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abominable libertinaje, cierra las puertas é'la ver- dadera piedad ; que escasea, sino extingue fotal- meiife, ios sacrificios mas gratos ai Criador, que inu¬ tiliza y critica los mstitiitos consagrados al servicio de Dios á la santificacioi, de lastimas , a' e™ pío y edificación de los pueblos : y que por último quiere sacudir todo yugo de la ley ,l,a libertad es Ja mas perfecta esclavitud : aun los mismos Genti¬ les asi o han pensado. El hombre para ser libre decía Séneca debe ser primero sier'vo d^ la w’ tSSr despojada de los dones sobreñal

í enfermi noc ‘’l bagada y débil , viciada y enferma por el pecado, no es aquella naturaleza

Sa^mrh'^!" r del Criador, ador-

iréstar tof'"" de látigo iii freno pa- criado c^ endiebida en Dios, y no ladearse á^lo criado, con pretereiicia a su Criador ; es, si imana. turaleza frágil que necesita del poderío de ia o-racia pra ladearla del precipicio del mal, á que quedó ' inclinada por el pecado, y reducirla al bien- v su¬ jeción a su Criador á lo que advierte repugnam-ia como se explica el Apóstol: la alteriiatiíL deplorá- cLVr de desorden en nuestras poten-

’ y ® buenos sentimientos para ordenarlas in¬ dica claramente el iiifluxo de la gracia, y el oríJeá Hificiüiiado que reside en la naturaleza. ^En vano pues , y memlazinente lisonjean los oidos con el es¬ pecioso nombre de libertad , „o gozando de libertad

luoSof'i pacíficos , humildes y ^^etos d las potestades , qne es lo que manda la

verdadera religión , a quien anima el espíritu de Dios, que es el deposito de ella , como dice San Pablo: nbi spinlus domint, ibi libertas. La falta de religión. a VIO encía de las pasiones y vicios dominantes soa a mas perfecta esclavitud, siendo tantos los- Amos

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y los Señores, quantos son los vicios que dominan: Amos y Señores tanto mas dificultoso de agradar y contentar, qnanto menos dignos de nuestros cora¬ zones^ y nuestro amor. Habernos nacido para servir solo á Dios , y amarle en esta vida , que es el ca- mino para poseerle en la otra, que es nuestro fin. Crió Dios al hombre-, dice San Agnstin , para que conociendo á sn Divina Magestad le amase como a sumo bien, amándole, le poseyese y poseyéndole, le gozase eternamente. Así es que el irreligioso é ia- mural, por mas que se esfuerze á aquietarse traa- quilizarse, y acallar la pasión que le domina, ja¬ mas lo puede conseguir, por uo poder satisfacer su ambición, avaricia, ó lujuria, que jamas se conten¬ tan , iTianifesíandt)lo en el hastío y tedio que produ¬ ce : quando un hombre que sirviendo a Dios, so¬ metido en nn todo a sus leyes divinas eclesiásticas y civiles , dedicado á los exercicios de religión y pie¬ dad , freqnentando los Sacramentos , asi^dendo á los oficios divinos, uniéndose con su madre la Iglesia en el culto que tributa al supremo criador, implo¬ rando la divina misericordia , y la intercesión de nues¬ tra m^adre y reytia María Santísima , y cortesanos del Cielo: este hombre, digo, sin afanarse posee lo que no ha podido conseguir el impío y mal cristia¬ no , habiendo hecho los sacrificios mas costosos al mundo, á las pasiones y respetos humanos ; á costa muchas veces de la mistna religión, | Ah si conocie¬ ran esta verdad los que tanto suspiran por ser libres, si se dignaran experimentarla, y qnanto se cornpa- decenan , qnanto llorarían la triste suerte de aque¬ llos infelices esclavos , que huyen de la creencia mo- rai y sumisión con que nos han criado nuestros padres, por miedo de no vivir aprisionados 1 Hemos vivido engañados dirian : pensando libertarnos del yu¬ go de la sugecion, estamos mas aprisionados, sia

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14 ser mas que del bullicio de las pasiones, que nos oprimen y de muchos, que á costa denue^tronro; pío sosiego y libertad, hacen y graugeai. su lefid

tln^^' sSr ^“‘■‘^.“‘^“'«ente exclamaba San A^-us.

V í”** amados diocesanos, así es oreciso no* clamen si dan oidos á una razón no preocurda v

Se™d«? í ’l"" S»»" . !í. v««

non e,, .Vrél los Santos ^ la „1 • que ha conducido á ser no» ^ y ‘l''e í’iertamente no debe ser nuevo . nomnp m r?,,..._i? , ucue , porque ni el Evangelio se ha muílarlri ni se han variado las reglas de^la justa moralidad ni la naturaleza ha adquirido nuevos derchós „í nuevas prerrogativas : Jesu Oirktns heri et hódie

S mlo San Pablo á los H^bTéí; el mismo Jesu-Cristo , la misma ley, y lu misma doctrina la de ayer, hoy y siempre. Con palabras an eiininantes nada mas tengo que añadiros nara

que veáis convencidos de falsarios á los que ¡tüen-

dLan^Jn^avord^b/rizon^^"^^ forme á esta, comod;ciari.4ícT;;r::ee";TDr

ZTL^dZ r*"""'? «f ..¡“ngS yie su paldlira es ininutiible y su (iL-nina y man'

* se v" nL'ñ ” '"'a?"" 'ÍP""'” y ""«"í™ be vanan , pues digan lo que quieran ¡rraduen- nos os reformadores filósofos con su ilustíadou de

s!!^*^h1iós'^cor'^T ^ *

za: „.i,’.rien7ut’e dXceüs 'VT" e‘'ir' ^ icheos , 1 elaoianos y otros semejantes íieresiareas- a quienes imitan á pesar de su ¿asion por la nove: dad. lejos de couíuudiiuos coa sus censuras, hace-

•^•r.-'StíVsv-is

J . -v. . i^v*:

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mos gloria de lo que mas vitupera sn altivez: coú- ’ fesaiiios gustosos nuestra siuiplii idad, y oxalá no pue¬ da corronij¡rria jamás lá iiiferual astucia, como te- nda San Pablo de algunos cristianos ; oxalá sea siera- ni-e tal, que nos haga dignos discipnlos de aípjel SÓ- berauo Maestro , que haluendo venido al inundo tjina destruir la humana sobervia, nos cpiiere semejantes á los niños, que creen [ironta y ciegamente todo lo que les dicen sus padres : hemos de vivir y morir como decian los piadosos Israelitas, con esta sim¬ plicidad omnes in simplicilale riostra. Si nos gradúan de necios por creer obscurísimos iloo-. mas, les responderemos con San Juan Crisoslomo:

tan dignos son de irrisión los que intentan demons-' trar con razones verdades superiores al humano discurso , corno ios que intentan tocar las estrellas con las manos: nos motejan, continua el Santo- de espíritus apocados y llenos de preocupaciones

„ vulgares; pero realmente ellos son los que se acre- „ ditan de ánimos apocados , teniendo los ojos pues- „ tos en la tierra, y no sabiendo, ó no queriendo „ elevarlos á cosas mas altas; ¿ Es esto ser espíritus fuertes y de grandes ingenios como ellos blasonan ? no por cierto : los grandes ingenios Icbantan el peii- saiiiieiito á cosas mas altas, que las que tienen á la vista, conocen la limitada esfera de la capacidad humana , y con este conocimiento buscan luces su¬ periores para su dirección; los espíritus verdadera¬ mente fnerles no se abandonan á ios sentidos ni se dexan dominar de los apetitos que produce una na- tnraieza viciada , re|)rimen, si, el orgidlu del amor pro¬ pio , desprecian lo que les propone una razón flaca incierta vacilante , por seguir con seguridad la doc¬ trina niíanble de Dios; pudiéndoles decir con el Pa¬ dre San Agustín en el libro de la creencia de las cosas qne no se ven; „ aunque nuestra fé es ciega.

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no obstante tantos , tan poderosos , y tan manifies» tos motivos que tenemos para creer firmisimamen- te las verdades de la religión católica, mas cieo-a es vuestra obstinación que no os dexa ver tantos y tan evidentes testimonios de la relio-ion verda¬ dera , teniéndolos delante de los ojos?”

No penséis qne el haberos insinuado las prue- vas de nuestra santísima religión y los argumentos con que deben rechazarse sus enemigos, como tam¬ bién los colores con qne quieren presentarla los nue¬ vos reformadores es porque dude de vuestra creen-

y suinisuon a la fe y ley santísima del cristianis- mo que habéis protesado, como ni tampoco que sea por pensar que se hayan introducido entre vosotros el espíritu de novedad , ni aquellas doctrinas nuevas peregrinas , desconocidas é inventadas por un furio-

í'^ertinage , y por una furiosa turba de incrédulos, que ha levantado el estandarte de la im- piedad , publicando una cruelisima guerra contra la

ínV^'nele ^ ^ Por el que tanto decla- fi-ado á m íueia de no haber lle- fan b^ t, semejantes doctrinas ha¬ yan hecho biecha en vuestros corazones , hemos leido con sumo gozo y alegría , á poco tiempo de haber desembarcado, el desembolso y desprendimiento de Tuestros intereses a favor de los defensores, v exér- cito pue pelea contra la insurrección, prueba irrefra- pble de que vuestros corazones son de bronce para conservar la re igion y estado que habéis recibido de vuestros padres ; os hablamos , aunque confiados en que estáis radicados en la fé , de la misma ma- «o<í los Colosenses : ul nenio vos decipiat in subhmitale sermonum : para que no os deslumbren con palabras y expresiones, que lle¬ nas de eloquencia insensiblemente introducen una

oial relaxada , que produce iüsubordiuaciou, desvio

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a los exercicios de piedad y religión, y de consi¬ guiente se forxa un Evangelio que se atempera á las pasiones, y no á lo que Jesu-Cristo nos enseña. De tales planes y modificaciones siempre y con la ma¬ yor eficacia os diremos lo que el Apóstol á los de Ga- lacia: no los queráis creer, os hablan, como el An- tióco á los deJudá, con palabras pacificas llenas de dolo: el Evangelio no se ha mudado, son, si, vues¬ tros conturbadores , que quieren convertir el Evan¬ gelio de Jesu-Cristo en su modo de pensar: non est aliud Evangeliitm , nisi sunt atiqui qui vos conlnr- bant, et volunt conveliere Evangelivm Chrisli : aun¬ que fuera un Angel del Cielo él que os eváno-eli- *ara lo contrario de lo que habéis recibido por”me- dio de los ministros de la Iglesia dirigida por el Es- pintu-Santo no le queráis creer : la Iglesia repre¬ sentada en su cabeza visible y en los Obispos suce-' sores de los Apóstoles, es la depositarla de la ver-- dad en tatito grado que decia el Padre San Ao-us- tin que ni aun creeriaal Evangelio, si la autoridad de la Iglesia católica no se le dixera. ■ lo dicho basta para que ya no me sea licito proseguir delineando los borrones de los que queriendo reformarlo todo , no intentan sino una to- tal ruma de la religión y del estado, una continua' inquietud en el animo, y un egoísmo que destruye los principios de una sociedad racional y relio-iosa. Agregado todo lo dicho á vuestra propia exr)erien« cía , quando se os habla de ellos sin duda diréis lo que Jesu-Cristo a los discipnlos : sinile Utos caed Sun , et duces caecorum : dexadlos , son ciegos y ffúias de ciegos , como tales caerán en la' hoya. Si mis amados diócesanos, asi es ; y ya que por un efecto de la bondad de nuestro Dios conocemos y asenti¬ mos a la luz divina que alumbra nuestro entendi-

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resistir con una conducta cón' toaría a Jo que creemos con la eracia íJp la n • Clon : fwn enim auditores leSs ^led fíi cabuntur: os decimos co„ ef Apóstol ^oín« tan persuadidos de la lev siníf Ine « ? 'O® que es-

esos son los que.se Jnstilcarr/^f r %t:i7S obrar, os engañáis a vosotros mismos como dtl Santup en su canónica conociendo el bien v no obíá^

a^LY^ST.?- iT” «p'“

debe di„y„e .mplía,»"»™ 2”iT Tpi™

Mí r:, rpSS-l'rH =pS“. cía; pero no permitiéndolo la estrechez Lu„TKs' toral, nos cefiirémos á hablaros de una sola v en

Ya ^íhltaTs ir"’-'"® y gresíoils. y íans-

caridad del próximo k la oiie ne- esanamente acompaña el amor de Dios como dice

dil^ctio^DeT- - Y* proximi, ibi tiecessario etiam tar ’ • v sin fUi presencia de esta, que puede fal- lar. ¿y sin ella que cosa puede haber de nrovert.^ como dice el referido Padr'e ? ¿ UbTeZoZaríZ Í/ quid est quod possil deesse 1 ¿ Ubi autem non tst n„iÁ

'"'““T ■: H “' -T»" “cSioíí este Drecenle ■ ® e» el cumplimiento de Se<..mah? ? ' ^ Romanos asi se lo

ss de'''irret‘’és'’ n'mf: ir■■ '• corno el amor del próximo: porque, tenppí i .Aposto! „ todos los preceptos per-,

« necieiiíes al próximo:, no cometerás adulterio: no

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„ mataras: no robarás: no levantarás felso testirno- «“lidiarás el bien ageno : todos están con¬

tenidos en estas palabras : amarás al próximo como afi niismo; porque el amor que se tiene al próximo no sutre que se le haga mal, y asi es el cuS miento de la ley : dUeclio proximi malnm non ope- roiur; en el testamento del Hijo de Dios no hav precepto mas expreso que este f ni mas esencial ií

„ de los hombres , sino el mió : esta es mi rv Vo

que esle'^l^ 'j = Y f fin de que no se dude L ^o á estahipnl “ '■efigmn, que ha venl- nLvo tierra, le llama un precepto SI’ HpT n ‘''“•“cter que distinga á sus dis-

decia 1% A » Seréis co'nocidos, les ” dSos P®*’ '“I® y pro-

digios que haréis en nn nombre, sino por, laca- ridad con que os amareis unos á otro^’'^ L;s prl

corazon Po*' una alma,^un ' ved se’dJcian fraternal que reynaba entre ellos: ” Tertuliano vp \ íus Paganos, según refiere « 1 eriuiiano , ved como estas ffentes se anin.i m». « Union tienen , como se asisten v n» « » que ^ ‘»sísien, y de que suerte están

íntitcm ¿lyLVr"/ inquiunt, tniicern dihgant et pro allerutro mori suní paralí

gisto : :Tl*'brr p'acTnr,

por lo. ,„e le c,„eific,Í “ v ? í.“' ° LT">

fio’™,,''™»'”.!'''' P'O'liSÍo»»» ofoolo. , .¡¿ndó ,m luntad deMiArrh y prende la vo- los seutiinientoí! desnudado de ios seutiinientos racionales que inspira la misma na-

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fO luraleza Recibir un beneficio es vender la libertad al bienhechor: aun los mismos brutos parece que Su instinto no les permite negarse , separarse ^ ó da- fiar a quien los beneficia que es el oficio propio de la caridad. Nadie hay que no se ame así rnismo^ y este es el modelo que según Jesu-Cristo debe tener la caridad con el próximo : sicut te ipsum : amarás al próximo como á íi mismo, amándote como te de¬ bes amar ; porque , como dice San Agustin , solo aquel sabe amarse , que se ama para Dios : solus se novit diligere, qui Deum diligit : si debemos amar¬ nos para Dios ^ no debemos tampoco buscar otra co¬ sa que á él, en el amor del próximo: quiero de¬ cir ^ uniformar nuestro amor con el que él nos ama: el, no consulta ni carne ni sangre sino que nos amó para

y para merecernos una vida eterna y bienaventurada; pues esto mismo debemos hacer pa¬ ra nosotros y nuestro próximo : desear la misma fe¬ licidad , las mismas gracias, y los mismos bienes en , '

y las mismas conveniencias en la tierra. | ¿ Está vuestro hermano afíigido ? dadle vuestro co- | ta^fon por la compasión ? ¿ Está apartado del cami- ^ no déla salvación? dadle vuestros remedios, y con¬ ducidle al buen camino por vuestros consejos y vues¬ tras correcciones. ¿Es pobre? dadle vuestro dinero, y socorredle con vuestras limosnas : tres actos que pide la caridad del próximo : compasión, corrección y limosna ; y son los que voy á explicar. La com¬ pasión consiste en gemir interiormente las miserias y trabajos del próximo , como miembros de un mismo « cueipo, y diciendo con el Apóstol: ¿ quis injivmatur i et ego non injirmor ? „ Abre tu corazón á los afligí- ^

dos, dice el Eclesiástico: no les rehúses algunas „ palabras de consuelo , camina y conversa hiitna- ,, ñámente con los que lloran.’^ ¿ Llevaríamos á bien que se mirase con indiferencia nuestras adversidades

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21 y contratiempos, y que nuestros al)atimientos y hu- Biillaciones viesen los ojos de n uestros próximos en¬ jutos á pesar de nuestros desamparos y desconsuelos? no por cierto, ¿Qué caridad diriamos, es aquella que viendo á su hermano afligido no le consuela ? Núes-, tra desdicha pudiera haberle cabido en suerte: ¿io-- Hora que Dios manda las aflicciones , no solo para purificar y probar al que las padece , sino también para enternecer y excitar la candad del que las ve? un miembro del cuerpo humano no se hace insensi¬ ble al dolor y abatimiento de qualquier otro miem¬ bro del mismo cuerpo en Cristo , como dice San Pa- blo, y asi debemos mutuamente compadecernos y gloriarnos. Si quid patitur unmn membrum, cornpa- tiuntur omnia membra ; sive glorialur nniim mem^ hrum , congaudent omnia membra, As'i es que el Após¬ tol, dando señales de la caridad sin simulación, pone la de alegrarse con los que se alegran , y llorar con los que lloran: gaudére cum gaudentibus, et Jlere cum Jleníibus.

Tomando , pues, parte en las miserias de nues¬ tro próximo , como por una consequencia necesaria se deduce la obligación del precepto de la caridad fraterna, procurando conducirle con consejos y cor¬ recciones al camino de la salvación del que se ha desviado. Este es el segundo acto de la caridad , y al que con mas actividad debemos esforzarnos, por ser, no tanto socorro de nuestro próximo, quanto desagravio y defensa del honor de Dios ultrajado por el pecado. Nuestro próximo quando se desvia del ca¬ mino de la salvación , vuelve las espaldas á Dios con¬ virtiéndose á la criatura : hace á la criatura señora del corazón , que ha sido criado solo para Dios : se lo hurta, y huye de las banderas de Jesu-Cristo so¬ metiéndose á la del príncipe de las tinieblas. „ Dos ^ males ha cometido mi pueblo , sequexa Dios por

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Jeremías: me han desamparado á mí, qné sor- fuente viva, y van a beber de ¡as cisternas cor- rompidas. ¡ Obstupesctte eoeli super hoc! continúa el Profeta : ¡ admiraos cielos de ingratitud v ffus- to tan estragado” ! Tal es la fuerza y obligadon

de impedir el extravio de nuestro próximo : no no es un precepto que obligue solo á los superiores i todos y respecto de todos se intima el precept^del

Eclesiástico: mandavit illis unieuique de próximo suo- todos debemos mirar por el bien de nuesL^oxir A Esta, por ventura, alguno exento de amar a Dios?

¿ DU^'-irt*® como pueda verificarse que se armi a Dios Mil tener un justo enojo al pecado : sin mi-

viéndola ultrajada por el pecado sin un justo zelo que desplegue"^ los ^labios para volver por la causa de Dios , haciendo estirpar

tro dS‘’no"s'^" *«®‘J«'echosdenues. O i/ios. JNo se como conciliar el amor de Dios sin

que nuestros sentimientos sean conformes á los suyos" sin que nuestras inclinaciones sean las mismas que

iue T¡\ LT r** nuestro el fcnsa contra n • ^ *1*'® uos pongamos en de- SaSi-ro íe , de la misma maneia que defenderíamos la nuestra. Del odio v cor¬ rección del pecado , dice San Agustin , debeinferir-

o¿u\ odiise quod otíií. ¿Amas a Dios ? pues debes aborrecer lo aueél

cioii que el le tiene. Pensar que sin un amor zeloso

c^uemra^'*'^^’ destruya el pecado en donde le en¬ cuentre, y que mirando con indiferencia y sin nena despedazado á su Dios, se le ama, es m.rde ta política indiscreta, un engaño manifiesto y Tna crueldad insufrible contra nuestro Dios : mirar en si-

Wa«f^ ^ neutralidad tantas impurezas, tantas blasfemias, tantos odios, tantas faltas de r^etot

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V • ... ^ los superiores^ tantos juicios depravados de nuestro próximo^ tantos medios maquinados para dañarle no obsta^iite de haber derramado desu-C/risto su sano^re por él : ver digo á nuestro Dios hecho el ultraje^de los pecadores : estar oyendo la crueldad con que des¬ cargan los pecadores nuevos azotes sobre las deli¬ cadísimas espaldas -de nuestro Salvador: estar vien¬ do formar en el corazón del pecador un Calvario donde enclavan k Jesu-Cristo sobre tantas Cruces, quantos son sus delitos, y esto sin abrir la boca y decirle al delinquente : mira , no le cnsá^ieutcs con¬ tra ese nuestro Padre a quien todos somos deudo¬ res de todo lo que somos y tenernos por naturaleza y en el orden de la gracia : pensar, digo, que en es¬ te estado se ama a Dios, es un pensar irracional: es decir que un santo enojo k lo que le ofende

^cs unev^rneba de un amor verdadero; y que la ti¬ bieza en vengar al amado/wes una culpable in¬ diferencia dei afecto.

No, mis amados diocesanos : sin el cumpH- tniento del precepto de la corrección fraterna, sin que procuremos grangear á nuestro próximo errante por el camino^ del pecado , sin que procuremos avi¬ sarle de su pérdida , y disponerle para la enmienda nuestro amor á Dios será un amor superficial y sin /ruto: un amor cuyas obras desmientená los deseos y cuyas leyes son enteramente opuestas á las que dicta un amor sincéro y verdadero. En vano se glo¬ ria qualmiiera de que ama á su próximo , si no Je corrige. Ni le podrán escusar de responsabilidad las causas que regularmente se alegan de la omisión dcl cumplimiento de este precepto : se suele decir: 7ion Bum medicus : no soy su superior: me falta autori¬ dad persuasiva : se trabájaria en vano me haría odio- «P, y tendría que sufrir desaires, y acaso perjui- -Cios.; estos y otros pretextos. son los, que finge el i*;--

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é4 amor propio para excusarse, y lejos de obrar paré la reducción del extraviado, se suele desear sudes, truccion Mejor sería, se dice, que no existiera aquel escandaloso, que es causa á los demas de espiritual ruina : un castigo exemplar con que vengase el cielo los ultrajes y persecuciones de la virtud la daría á esta mas estimación , y afirmaría su solio contra to. das las maquinaciones del abismo. Aquel impío, que profana con obras y palabras lo mas auffusto del santuario y de la religión , era justo que repentina¬ mente quedase hecho olijeto de escarmiento en don¬ de aprendiesen los demas á temer las divinas ven¬ ganzas : a lo menos se lograría con su destrucción el que no contaminase á otros muchos. En estas v otras semejantes expresiones prorrumpe el corazoii qiiando no está muy radicado en !a virtud , ni ha considerado la distancia que hay de ios juicios hu- manos, a la alteza inescrutable de los con.seios di¬ vinos 4 quando no ha contemplado la doctrina de las santas escrituras. Y así J, que con dihe ad se

nasr eT I Samaritl.o : el sacerdote pasa . el Levita pasa : se ven tratos infames: se oven conversaciones subversivas: se advierten irreverencias escándalos y todo género de maldad: en una pala: bra todo el camino, que va de Jerusalen 4 JeHcd esta cubierto de heridos, y nadie se acerca á ellos

vino ^ derramar en ellas el aceyte y el vino de una prudente y caritativa corrección: ¿y de aquí que? El ser responsables de la pérdida

¿irr^s dd - y ‘=?™P«-eheudidos‘^en laí palabras del Afiostol quando decía á los Corinthios- pcnéií tnjirmusin tua scientia , frater, propter quem

Sdh“snTr“* contra el Jecadory ÍL r ‘jestruccioii , es ajirogarse ios derechos de

nina justicia , a la que se ha reservado la ac¬ ción de jusgar entre oveja y oveja, como dice Eze-

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25 qiiiel, y separar los malos de los buenos. ,^ Ten pa- ,, ciencia con los inal<is, dice San Agustín explicán- jy do la parabola de la zizaña : súfrelos que para es- ,, to has nacido, y tai vez ,ha habido tiempo en ,, que tú también has sido tolerado como malo : si ,, siempre fuiste bueno, ten misericordia de los de- „ mas ; y si alguna vez no lo fuiste, no te olvi- „ des de tu antiguo estado. Dios exige de nosotros ,, en esta vida paciencia y conmiseración de nuestros

hermanos, y para persuadirnos, se propone á si „ mismo por exemplo diciendo : por ventura si yo „ quisiera exercitar ahora mi justicia; ¿ seria posible ,, que juzgase iniquamente , o que me engañase en „ la sentencia? ¿Pues si yo , que siempre juzgo con ,, rectitud, difiero mi juicio que es iiietabie , como ,, tú , que ignoras de que manera serás juzgado, te ,y atreves á adelantar tu juicio , para condenar á tu „ hermano*’? Tal vez de nuestra paciencia está pen¬ diente el arrepentimiento de aquel impío , aquel ca¬ lumniador , y aquel falsario: el orar, aconsejar, y compadecer nuestro, podrá ser que sea el último asi¬ dero que tiene aquel desventurado pecador para lor grar la, divina misericordia.

Queda, pues, rebatido, y probado de injusto y falto de caridad este pensar, que al parecer se presenta con cara de jfjsticia , y zelo de la honra de> Dios.,,Que no hay autoridad : que faltan med¡oi| y proporciones para corregir: á un extraño , á lui superior, á un poderoso, es faltar al respeto debido a su autoridad : es hacerle ver á mi superior su ex¬ travio y avisarle de su mal estado, . . As» suelen pen¬ sar otros. Bien se les pudiera hacer presente á estos tales, ló que Jesu-Christo deciaálosPariséosquan- do ,80'íjuexabau de sus discípulos• por que comi.au sin haber observado auíes los iabatorios que les prea-

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á6 cribian sus tradiciones : se quexan de qne traspasan las costumbres de sus mayores trasnasando f mandatos expresos de Dios. Hay autoridad h .v'^ porciones para hablar murmnrL ,77 • ^

mandatos Se los suprime o sé Jesa Ttlw*’ conducta graduando tal vez de intZ< í orgullo y egoísmo sus providencias por’ser^'SmarT*^’ .1 in eré, |,.„¡c„l„: ,l.„j„ „„SiXgr

pr»,i„ Ta' iiS yíba^riá 1'“™ *""'''"'' “e„,

mover al delinquente^á renarar L H»*’" P®''* dos del ahimn lo ^ • P danos ocasiona-

chedumbre de pecados, como dice San primera enisinla • ***” l^cdro en su ía ; -r • no sirviendo esta conducta sino na ra irritar y exasperar el ánimo del del muenfe abrir camino á la insubordinación haciendan! ’ ^ la autoridad : clamando contra eTté procer loT fectos personales que en todos los Kdos ie ad vie, en, y que la autoridad y elevación no eximé

tu'a Sa'vSrr' ^ «'finadas de una na!

SÍidato! de DÍr ¡°nes, y se traspasan fo,’

do peca modo posible á te

la divershlaür'de^**' poresto , que yo quiero confundir les r!uielJ^^® r ’ ^'“'■‘^ndolos á todos igua- no nm* . f ^ u ^ ínisma corrección unos que otros: reccion n-T ^ I especies de correcciones: cor¬ rección paternal, y es, la que exercita el padre y |

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superior, respecto del hijo y del inferior : fraternal, y es, la que exercita el próximo con su igual: y filial, y es, la que hace el hijo ó inferior, con su padre 6 superior ; mas el motivo y fin en ellas debe ser el mismo. Siendo la caridad el único móvil, y la enmienda del delinquente el fin , como catisante de la mayor honra y gloria de Dios , á lo que todo debe dirigirse, como le decia el Apóstol á losCo- rinthios „ no haya en vosotros operación ó movimien- „ to , que no encaminéis á la gloria de Dios” • om,- nía in gloriam Dei jache : el fin del precepto, co- mo lo decia á su discípulo Timoteo , es la caridad y amor de Dios. Deben todas ser acompañadas de blandura, benignidad y dulzura, como medios para ganar y robar el corazón : „ el hombre se gana por „ amor , y la bestia por el castigo” decia un filósofo. ,, L.a vara torcida , decia San Gregorio Nacianceno, „ con blandura es puesta en la debida rectitud: i, pero SI la quieren reducir con violencia, antes de „ ponerse recta, se^quebrara : no es el ao*uacero „ tuerte el que fertiliza la tierra, dice San Geróni- „ mo, sino la lluvia blanda y apacible qne penetra ,, con blandura su interior. La-blandura , dice el Pa- >, dre San Ambrosio con el Apóstol, es la que apro- „ vecha para reducir, limpiar y fertilizar los cora- „ zones, á fin de que concibqp obras de virtud - y i, no la turbulencia violenta, con que quiere con- „ según- lo mismo el poder con el rigor.” Este, aun¬ que en los principios no tiene lugar, lo tiene, sí, en la corrección de un padre y un superior, sea en el orden político o eclesiástico : por que si la benio-ui- dad y blandura, no cautivan el corazón del inferior. Haciéndole^ cumplir los deberes que la religión le pres- cnbe , debe el superior pasar al medio del riffor: y 7^ ‘11* la diferencia que hay en la corrección pa¬ ternal de las demas. Se engaña el superior que en

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ío(!o pr¿ceile IilanVlnmenteporque si el súbdito es le )eldo „ no basta dice San Ag-ustin , cotn'idarJe es ,, menester compelerle ; qnando hay contumacia ó

resisíeiicia en el subdito, decia San Bernardo , ei ,, tratane con indignación y rigor santo , es caridad. un ca.sado por complacer falsamente á su mus:er

la permitiese gastos inmoderados, modas, galas y visitas, con perjuicio de sus haciendas y de sus al¬ mas : .si un padre por un amor desordenado cria á sus hijos-con tanta delicadeza, que ni hay castio-o para sus travesuras j ni gusto/que no les dé : si”á sus hijas desde la niñez les, enseña el camino de su perdición , adornándolas con vestidos sobervios, pro¬ anos e inmodestos : si los superiores , que debiendo

velar ; repreheiider y castigar los desóraenes del pue- Wo, y de sus inferiores, ni reprehenden, ni veiau en inquirir el veneno del escándalo para soíbcarlé y quemarle : si por flogedad , miedo y falsos respetos embaynan la espada , degeneran , y su misma potes- ad clama contra ellos , por tenerla inutilizada no ar¬

reglándose al fin para que se,le encargó , como di, ce el Apóstol ; non sine causa gladhirn portat : se veiincará en ellos lo que dice el Profeta Oseas • que

comen los pecados del pnehlo. Los superiores’Vnii- sos en corregir, dice el Padre San Gerónimo, sou os que comen losipecados del pueblo, porque de

la misma manera que el que come , hace substan¬ cia propia el alimento , asi, el superior ; que no coiiige, sino que disimula, se hace dei ignoran¬ te, y procede con tanta lentitud , que viene á ser ei mal incurable, se traga los pecados que ve, y

^ los hace propios para su terrible castigo.” Llega¬ ra tiempo en que sean castigados como los pruTcii pes de Israel por no haber corregido al pueblo, que pecó torpemente con los Moabitas, y adoró lo dio¬ ses falsos en Setini. , z

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El corazón compasivo de nn superior; y el amor de nn [)adre para con sus hijos, se resiente al levantar ei brazo , y descargar la vara de la justi¬ cia sobre el culpado ; pero estos sentimientos son ir¬ racionales , indiscretos, impíos y antisociales , y corno tales deben sujetarse. No ha habido ni puede haber corazón unas compasivo, mas tierno, ni que mas nos ame que el de Jesn-Cristo , y con todo le¬ vantó el látigo contra los que profanaban la casa de Dios : el Apóstol San Pablo entregó á Satanas a Ale- xandro, é Himeneo: el Apóstol San Juan, pane¬ girista y predicador el mas dulce y tierno de la vir¬ tud de la caridad , ni aun permite que se saludea los tenaces enemigos de la doctrina de Jesn-Cristo: Un padre para conservar la vida del cuerpo de su hijo , conviene en que le corten la pierna que ha principiado ii grangrenarse, y que derramen pródi¬ gamente su sangre , por evitar nn insulto de infla¬

mación : im SLipcri(H’ no se compadece al castigar con prisiones y cárceles á un deudor á quien su dilata¬ da fatniiia le hace moroso en pagar; y se llena de indulgencia y misericordia al castigar el pecado pú¬ blico de un usurero, de un concubinario , y de un irreligioso, que íraspa.sando los mandatos de la di¬ vina ley, chupa ia sangre de los pobres, deshonra la religión que ha profesado en el bautismo, y se opone á los progresos aun de la felicidad temporal. Esta jamás será constante, sino entre los que cum¬ plan los deberes de un buen cristiano , que es el úni¬ co que exactamente cumplirá con las obligaciones del estado en que la divina providencia le huya coloca¬ do , que es lo que causa progresos y felicidad en la

.sociedad. De aquí ei perjuicio que se causa ala re¬ ligión^ y estado, con la emisión de la corrección pater¬ nal. El amor que naturalmente tienen los padres á sus hijos, ciaauuá por ao haber evitado coa la coi>

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SO . reccion y castigo, los précipicíos en qne sus hiioí han caído : la religión y el estado se qóexarán amar- gañiente por haberle privado la falta de corrección de un ministro exemplar y zeloso , de un oficial ai.is- tado, de un artífice con conciencia , de nn mercader con candad y justicia . de un soldado sm robos, de un capitán sin escancíalo, de un general sin qnexa,

vigilancia, de nn pobre su- tridc) , y de un rico misericordioso. Tal es la cor¬ rección paternal, y esto es lo que cotripreíiende, mis amados diocesanos é hijos muy amados , y asi es co- ino a pinta el Aposto!, quando le decia á su dis- cipulo 1 ito, que tratase á los Cretenses con rio-or porque eran rebeldes y obstinados. La autoridad v elevación que presta la superioridad , mas bien es de carga que de honor: y asi es que en la escritura inculcando esta obligación á los superiores se les di¬ ce : SI no te hallares con fuerza y fortaleza para ex¬ tirpar las iniquidades, no acepta el empleo: mira to que haces : no es juicio de hombre , sino del Se- flor todo lovque practicares corno tal.

íL<a corrección fraternal , es la que debe ha« Cer un ?igual a otro igual , dice San Bernardino : a esta estamos todos igualmente obligados para con to¬ dos como descendientes de un mismo principio , cria¬ dos para un niismo fin , y rescatados todos por un inisnio redentor: Jesu-Cristo para convencer de esto » los tanseos les propone un Samaritano que asiste y socorre á un extraugero y á uu eneínigo de su sec¬ ta, como eran los judíos, que no convenian con los hamantanos : aprende de aquí, le dice el Sal¬ vador, al que le preguntó quien era su próximo, á no limitar el nombre de proxirno á tus parientes, a tus amigos , a los de tu patria o tu religión ; sino a extenderlo a todo hombre , de qualquiera país , y de cualquiera secta que sea, que tenga necesidad de ta

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SI ■ocorro: ánnqne sea infiel 6 idolatra, es tu proxi-# nio. Asi la ley de la caridad, cuyo exercicio es la corrección fraterna , está cimentada en la caridad y amor de Dios : y siendo incapaz de aceptación de personas , así como ninguno encontró , que no estu¬ viese manchado, como dice el Padre San León, k ninguno excluyó de las riquezas de su misericordia, amándolos á todos, enviando á su Hij O, como dice San Juan , por la nimia caridad con que nos ha amado. Todos somos comhidados á gozar del festin de la gloria , y para no frustarle debemos cooperar ¿ que todos le consigan : porque si la misma natu* raleza nos inspira al socorro de nuestro semejante, en qualquiera necesidad , ó angustia temporal, con nuicha mas razón debemos precaver el daño espiri¬ tual de nuestro próximo en quanto nos sea posible. El Padre San Agustin cotejando una y otra nece¬ sidad , ponderaba hasta lo sumo la preferencia que se debe dar al socorro espiritual, respecto del tem¬ poral ; y doliéndose de la indolencia que se advier¬ te , se quedaba como admirado al ver la necesidad que^ hay de convencer de una verdad tan clara y tan patética.

En efecto, ¿quién hay que viendo arder la casa de su vecino, no se mueva á de.spertarle, á far vorecerle y ayudarle con toda diligencia, para que apague el fuego ? ¿ Quién hay que viendole ir por el rio abaxo , luchando con las olas , no le sigok^por todos los medios posibles para sacarle del riesgo de que se ahogue ? Aun ménos qtie esto : si se encuen¬ tra en la calle una joya se levanta, y obrando con buena fe , se le avisa y entrega á su dueño : si se advierte alguna indecencia , ó alguna descompostura en el vestido por inadvertencia 6 distracción , se le previene y se le advierte: ¿pues donde cabe, dice

Padre San Juan Cnsóstomo, que en cosas taA

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32 mecánicas corrijas, y viendo arder envicies el alma de tu próximo , viendoIe ir por el camino del infierr* no j viendoíe , perdida la joya de la gracia , su raí- zon empleada en ideas impías, y sus cosí umbres re-^ laxadas, donde cabe c|ue no le dispiertes y le cor¬ rijas para que no se condene? Te juzgas oblioado en lo menos, y no conoces tu obligación en lomas: I Quanto va del cuerpo al alma ? ¿ Quanto de aho¬ garse en el rio, a condenarse para siempre ? Quanto de perder un bien temporal , á perder la compañia y posesión de un Dios infinitamente bueno , rico, po¬ deroso , sabio, y fuente de toda bondad ? Sin duda, mis amados hijos , no es amor originado de la cari¬ dad , el que os im^i^e el socorro temporal de vues- tio próximo , quando viendoíe en mayor necesidad, y que a menos costa pudierais socorrerle, no le so¬ corréis : no hay amor de Dios, quando tan poco mue¬ ve á desagraviarle de las ofensas que el pecador es¬ tá haciendo á su bondad infinita. ; Ali si experimen¬ táramos los dulces frutos de iiu Dios poseyendo á una ^Ima 1 no hay remedio. clamaríamos con los senti¬ mientos del gran Padre San Agustín : ¡ qnan tarde. Dios mió, he empezado á amaros ! Conociendo y ex¬ perimentando los bienes, la'dulzura y gozo de*^una alma , qne posee á Dios, correríamos tras de nues¬ tro próximo errante, á hacerle participante de la di¬ cha de la gracia de Dios, como S. Andrés lo hizo con^9iií^‘hermaiio Simón , y Martha con su hermana María : no te detengas , ven y goza de la presen¬ cia del Mesías y del Maestro: Inveriirniis. Mesiam::: Magister ades¿,,., as] debemos hacerlo y nos lo man¬ da la caridad : no como un superior, investigando la conducta de nuestro prog'iino, sino es, certifica¬ dos del descamino del delinquente , tal vez oculto al superior. Debemos á solas , como Jesu-Cristo lo hizo

•coa la Sainaritaua, hacerle cargo de sus culpas, y

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si de las infelicidades que con'ellas se granjea ; délo mucho que pierde en el orden de la gracia : del mal nombre que se adquiere en la república : del senti¬ miento que sus extravíos le causarán al tiempo que tenga que dar de mano á sus desórdenes : y sobre todo , hacerle presente la consideración de Eleazaro- que aunque lo oculto de su delito le liberta del jui¬ cio de los hombres, no puede huir del castigo de un Dios qne todo lo ve , y á quien principarmente

Con estas consideraciones, y qne nada tienen de ínteres sino es el bien que se desea del delin¬ cuente , sin duda que se logrará el ganar á nuestro hermano ; y si aun no se ve el efecto que se desea, entonces la misma caridad nos obliga á valernos de tercera persona , que tenga influxo en el delincuen¬ te , y por ultimo, de su superior; todo baxo el se¬ creto y reserva , que pide la conservación de su buen nombre , si fuese oculto el delito. No , no basta que no pequemos : si nuestro progimo sigue ofendiendo a Dios , por no haberle corregido ya por nosotros mismos , o ya dando cuenta, si fuere necesario, al superior, se hace propio el pecado ageno : aun que- daste peor con el silencio , tlice el P. San An-ustin hablando con el omiso , en hacer la corrección, que tu progimo que cometió la culpa. Asi es qne aquí se verifica el motivo de la quexa que el Señor ha- ce del pecador por medio de su Profeta: „ sin uti-

^ y deleite se han apartado de mí, y me „ han abamionado.” Si, mis amados hijos, no hay que desconfiar de la enmienda de vuestro progiino por medio de vuestra corrección : es un pretexto que regularmente .sugiere el demonio’,' y; nuestro amor propio para impedir e! que se corrija y avise arciil- pado : es verdad que no obliga el precepto de la cor-

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Sé reccion, qiiando se sabe que no ha de resultar el efecto de la enmienda : pero esto con dificultad se conoce , y por lo mismo rara vez dexa de obligar el tal precepto por esta causa. Guardando la debida oportunidad como se debe , aunque no dexen los vi¬ cios, los interrumpirán, como decia Séneca, y si se acostumbran 4 interrumpirlos ios dexarán : no pe¬ caran tan descaradamente y no deg’ollarán á tantas almas como antes con sus escándalos sacrificaban. Aunque á ia primera corrección no se consiga la en¬ mienda , podrá verificarse á la segunda. ; Y qué co¬ sa mas justa que el practicarla ? ¿ Cabe en un co¬

razón cristiano que se permita decir : mas interés ma- limesta el demonio en nuestra destrucción, que no¬ sotros en nuestras ventajas? Pues no hay remedio, que ia omisión en la corrección así lo acredita: nues¬ tro común enemigo jamas se da por cansado en ten¬ tarnos , aun quando con la ayuda de la gracia le re¬ sistamos una y otra vez. El corregir de modo que aproveche es de Dios , dice San Juan Crisóstomo : es tachar , es desconfiar y no acordarse que el Se¬ ñor con ia ayuda de su gracia puede dar tanta fuer¬ za a las palabras del que corrige, que penetren efi¬ cazmente el corazón del delinquente y ganarle : no es la lengua del que corrige, la que alcanza la en¬ mienda ; es si la ayuda interior de Dios que toma Ocasión de este medio exterior fiara hablar al alma con su gracia , y moverla á enmendarse.

Ya veis con esto que no hay con que pueda cscusarse ni indemnizarse la omisión de ía correc¬ ción , ni aun respecto de los delitos de los superio¬ res que es la corrección filial y es la que debe dar un hijo a su padre, o un inferior á su superior : asi sabemos que Jonatás corrige á su padre Saúl por la persecución injusta contra David: Elias, á Achab: Elíseo, á Jorám : Jehú, á Josaphat: Zacharias^a

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35 Jo&s : Azartas , á Ozlas : Isaías, á Ezcquías , el Bau¬ tista , á HerofJes ; y la santa Judilh á los sacerdotes y superiores de Bethúlia. No hay que dudar de esta obligación j el modo si, de cumplirla es muy dife¬ rente de la paternal y fraternal. Este no debe ser otro , que el que .Apóstol señaló escribiendo 4 Ti¬ moteo : „ Mira le dice, que no reprehendas al ancia- « no o superior ; sino ruégale, como á padre, con

reverencia quando le hayas de avisar y corregir. Este es, dice San Gregorio, el modo de corregir a los superiores: rogarlos con blandura reverente, y con el ardid que sugiere la prudencia , mediaii- te la Ocasión que se presente.” presentar un libro

que hable de sus defectos : referir un escarmiento , con disimulo: encarecer su superioridad ; y al,mismo lempo la responsabilidad que á ella acompaña. : Quién

duda que esto le hará entrar dentro de sí mismo á recorrer los daños que se seguirán ásu familia ó al cueipo e la república, para dcxar sus desórdenes o los abusos de .su autoridad? Y de aquí; qué bien tan grande no resulta? Por eso el Padre San Gre¬ gorio , tanto encarece esta corrección filial; y el Pa- dre San Juau Crisóstomo se vale de el simil de la entermedad corporal : „ aunque el enfermo , dice es¬

te Santo Padre , sepa que el agua le ha de ma- ar , no por eso , aunque el enfermo sea tu padre

o tu superior, dexas de advertirle, que se re- prima por su bien: pues con mucha mas razón, anadff, debes advertir, con las correspondientes precauaones , á tu padre ó superior que ofende á Uios. Si mis amados diocesanos : porque sea su-

pmor , no dexa de ser nnesfro hermano, y tanto mas vinculada su fraternidad, quanto mas satTÍficada se Dalla a favor nuestro , y por lo mismo exige de no¬ sotros mas imperiosamente todos nuestros buenos ofi¬ cios de avisarle y exorUrle; y quando esto no lo

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S6 permita el encogimiento, el difícil acceso i su per¬ sona ^ ú otra circunstancia que impida verificarse la corrección , en este caso ^ debernos recurrir á la ora¬ ción , doblar y enfervorizar nuestras súplicas á Dios^ pa ra que el le llame , le ilumine , y le mueva á una total enmienda de su vida : tanto nos obliga la re¬ lación de superior k pedir por ellos, que el Apóstol San Pablo instruyendo á su discipulo Timoteo en las oraciones que debe hacer por todos los hombres, los primeros que particulariza son los constituidos en au¬ toridad y elevación : pro ómnibus qui in subíimitatc sunt : esto mismo se ve aconsejado en todos^los li¬ bros sagrados , oraciones , practicas de la Iglesia, y en las costumbres de los primeros cristianos; aun por los superiores enemigos de la religión , no cesaban de orar los cristianos, aun quando se veian persea guidos por ellos: j„Quanto, decia Tertuliano ha-

blando con ios Magistrados gentiles , quanto de- 3, bierais alegraros de tener en los cristianos unos

intercesores ^ que con zclo ruegan á Dios por vo- soíros y os libran de grandes calamidades muy ver- daderas aunque invisibles ! ¿ Qué lográis pues qui-

„ tandonos la vida , sino privaros de unos interce- j, sores zelosos , que ofrecen k Dios por vosotros con-

tinuas oraciones/’? De la misma manera hablajqf los Ciprianos j los Theóphilos y los Acásios, hasta asegurar que nadie amaba mas k los superiores, que los cristianos. ¿ „ Quién ama mas al Emperador , de- „ cia San Acasio , mas que los cristianos ?jpor él, „ oramos sin interrupción , para que viva largos años, ,, gobierne k los pueblos con justo poder, y disfrute „ un imperio pacifico.” Quando San Pablo encarga¬ ba con tanta eficacia, que se rogare incesantemente por los Emperadores y sus Ministros : quando los primeros cnsíianos , fieles observadores de las leccio¬ nes de los Apóstoles , se eoiiducian como dexó dicbo^

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37 sus oraciones eran k favor de unos idolatras, crue¬ les implacables perseg’uidores de la religión y de la virtud; pero su impiedad, su depravación, su furor, y el terrible abuso que hacian de su poder; lejos de entibiar la caridad , les daban un nuevo motivo de redoblar sus oraciones : pedian á Dios , que abrie¬ se los ojos, y mudase el corazón de aquellos, en quienes residía la potestad : pedian la constante paz y tranquilidad de la Iglesia , que concedió el Señor- después de tres siglos de persecución.

Ved ya , mis amados diocesanos , lo que nos manda la caridad , y lo que debemos practicar, sino queremos degenerar y ser hijos espurios del cristia¬ nismo. La autoridad y potestad , como dice San Pa¬ blo , es de Dios : en qualquiera que legitirnamente se halle depositada , debemos mirarla como una cier¬ ta participación de la potestad increada : y por lo mismo , no solo se debe respetar y temer sino amar: deseando y procurando el bien de quien la tiene, que es el verdadero amor, como les probaba San Acasio á los Gentiles, para convencerlos de la fide¬ lidad de los cristianos. Si los superiores delinquen como hombres vestidos de las mismas pasiones que sus súbditos : si sus disposiciones y providencias, no son alguna vez las ínas acertadas : si su vida no es espejo á que pueda atender el subdito, para anive¬ lar la suya ; lejos de odiar murmurar, fisgar y mal¬ versar su proceder, debemos en público disculparlos, con la fragilidad de la naturaleza , la inadvertencia y ofuscación de la razón , los inescrutables juicios de Dios, según los que el Señor muchas veces permite los desaciertos del superior, para castigo del infe¬ rior. Es efecto de una filosofía insensata, pensar que los bienes y los males del estado , no son mas que resultados de las pasiones humanas. La raz(m na¬ tural basta para detestar este error, no menos de-

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38 satinado que impío. Ella nos enseña que hay un Dios que todo lo ve, y que dirige y gobiirna como quS* re quanto hay y quanto se hace en el universo- t que todo lo dirige según ios designios de su iu^ticil y e su misericordia. Los sucesos prosperes ó ad¬ versos de qualquier estado : la paz y la guerra la victoria y las derrotas, la hambre y Ja abundancil la miseria y la prosperidad , los triunfos y la humt Ilación todo quanto ensalza y abate á iL pueblos todo sale Igualmente de la poderosa mano de Dios que castiga los excesos, ó los perdona; y premia desde ahora mas ó menos las virtudes con^eLs ü aquellos bienes ; estando siempre hermanadas en sus

peraciones la justicia y la misericordia, aunque las mas veces de un modo infinitamedte superior al en- tendnn.ento del hombre. La religión, que ilustra este- conocimiento de la providencia infinitamente justa r poderosa que todo lo dirige y gobierna. nos decla¬ ra. que los verdaderos creyentes deben egercer con humilde confianza el ministerio de aplacar la justi¬ cia de Dios provocada con tanta insolencia por los pecados de los hombres. implorando con súplicas fer¬ vorosas su inlinita misericordia para alcanzar el fin de las ca amidades . y el bien estar de los pueblos- y siendo los deíectos de los superiores los que mas. ennpouzonaii el cuerpo de que son cabeza, clarisimo esta el recurso a la oración, á que estamos obüo-a- dos, y particularmente quando es dificultoso el rué- go y exortacioii personal para que se corrijan v en-

• 'í’au sagrado es e.ste deber que por su omi¬ sión padeció el pueblo de I.srael el terrible azote de res años e hambre. ¡Ay amados hijos m ios! si así

castiga Dios quando los súbdiios no corrijen en el modo posible al superior ; : qué será quando el igual no corrija al igual? ¿Y qué quando el superior dexÉ^

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59 de corregir al súbdito ó inferior? La obligación ea de todos ^ como bastantemente queda probado. Tra¬ bajemos ^ pues^ todos para cumplirla en adelante, haciendo guerra implacable a las ofensas de Dios, con correcciones, con oraciones , y con lagrimas de compasión y de caridad : todos somos hermanos em el Señor : todos somos hijos de un mismo Padre, que es Dios : ¿ pues qué hacemos y hemos hecho? ¿ Es posible que á nuestro mismo hermano queramos pri¬ var de la herencia eterna de la gloria , por no cor¬ regirle de sus defectos , qnando lo pida la ocasión ? ¿Ha de ser insensible nuestro amor á Dios , 4 nuestro Amo , á nuestro Señor, y a luiesro Padre, no desplegando nuestro labios al verle continuamen¬ te ofendido, atropellando síis leyes , menospreciando íus avisos, y desentendiéndose de sus beneficios? I,, Ay de mi! exclamaba el Padre San Gerónimo: la ,, lealtad de un perro , á quien le mantiene , me re- ,, prehenderia y acusaría : este, qnando ve que quie- ,, ren dañar á su Amo, le defiende, mordiendo,© ,, á lo menos ladrando al que quiere ofenderle ; ¿ y ,, yo he de estar mudo al ver ultrajar y ofender á ,, mi Dios, que me ha criado, me conserva , y ca- ,, da instante de mi vida es un beneficio ? No por „ cierto acúseme quien quiera , les decía á los que ,, criticaban su zelo, acúseme de indiscreto , siem-

pre que el silencio no me condene de poco amaii- „ te, pues viendo herido nuevamente por los peca- ,, dores a mi Redentor, bien podrá el amorconsen- ,, tirme que no muera , mas no podrá disimular el

calle.”' í Oh palabras dignas de que no se borrasen de nuestra memoria ! Si asi fuese : increí¬ ble se hace, que fuésemos insensibles á las necesida¬ des espirituales de nne.stro progimo : no omitiríamos medio para socorrerle con nuestras oraciones, con¬ sejos y castigos, según fuese el delinquente, y

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Hifesfando , que no tenemos otro mterés que mirar por la causa de Dios , y el bien del pecador le ffraS- goanamos para Dios, y aun para nosotros misS- le m.rariamos como una conquista nuestra, la que

rCfs obra^son erien-’ „ guage del corazón, dice el Padre San Gregorio- ,, las palabras no bastan ; son necesarias obras- non

d cfs^n* ^ °VeTe et veníate.

hermanos no^'l '“l ^ "'«es*™»

césSr'P”^^" este inundo. Jviend:ne¬ cesitado a su hermano-no le socorre; /puede decir que tiene candad? „ Si uno de vuestro^s^hermanos

O nna Hp vn<=cír.oc> ___ I- ^mmnus.

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f 1 - ’ 1411V/ ijc vucüiiros nerma o una de vuestras hermanas, dice Santiao-o no

Sr^rf , ódequealimentarsS.y'uno de vosotros se contenta con decirle: vete ^nnaz

taite, sin darle lo que necesita; ; de qué le ser-

asrcon ía'^rev?“n^®"“n-f’‘‘‘‘'‘"'“"”- cumple ni de s-estos /sío^b se paga de palabras sericordfa^ ni r engafiarse : tratará sin mi- sericoidia, al que no hubiere tenido misericordia Tan intimada esta la obligación de dar limosna, que 1»

nubllcan’’Sb T"‘“ ’ ^ > continuamente la y de un Job T\ "''TT' Abraham, de un Lot, y ae un Job, la luz de la razón nos dicta que los

oinbies como lujos de una misma naturaleza de¬ ben ayudarse mutuamente unos á otros. En el Deu-

rja/’r pobres que te acorn- ” m// ' a® Dios, que abras tu En « / “ bennano pobre y necesitado." ra Jesu-Ciito alega pa. ra justificar su juicio en orden al premio de lof bSt

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41 .fios, j castig^o (le log malog , es la practica y omi¬ sión (Je las obras de misericordia con nuestro pro- ^imo : „ estuve desnudo , tuve hambre y sed, y no ,, me vestisteis , ni disteis de comer y beber ; pueg

estos irán al suplicio eterno , así como entrarán en y, el reyno que desde el origen del mundo tengo

preparado ^para los que me Jian socorrido en la „ persona de los menesterosos y necesitados.” ¿ V qué obra mas confonúe á los sentimientos raciona¬ les y religiosos , y por otra parte mas ventajosa ? Nada menos se aventaja en, socorrer al pobres que cargar un censo á favor suyo, en las fincas de la di- Tina providencia , y aumentar su caudal con sagra¬ da usura : date et dabitur vobis : dice Jesu-Cristo: ae os dará el premio con una medida buena y;bien llena , comprimida y apretada , jiara que sea man capaz : medida que llegue á colrnarse y derramarse, de .puro llena. Así es que el Padre San Juan Cri- aostomo predicando á su pueblo Antioqueno le decíiy

.la limosna la instituyó Dios, no tanto por el be- ^ neficio que reciben con ella los pobres , quanto

por el que interesan los que la dan.” Bienes tem¬ porales , buena salud , vida larga, gracia para el per- don de las culfias, y satisfacción de la pena mere¬ cida por ella , todo esto tan cierta y seguramento BO nos promete, como si ya lo tubieramos en el se¬ no bien guardado y sin peligrode perderlo: dabunt in sinu7n veslrum : da, dice Dios fior el sabio , dé las primicias de tus bienes á los pobres, y verás co?- ino se llenan tus trojes y giañeros. Parte tu pan con el pobre dice Isaías, tu vestido con el desnudo sin despreciarle quando le vieres necesitado , y Dios au- inentará sin duda tu caudal. No tenga miedo de enj? pobrecer , se repite en los [)roverbios, el queda li- luosua. Quanto mas dieres liberal y misericordioso 4

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Jos pobres , tanto mas crecerán tns caudales con abnru dancia d.ce San Cirilo Alexandrino. Así como el í-t go semblado en buena tierra, se rnaltiplica nara el sembrador, dice San Basilio, asi taniblcrnsc mulí

Ím Es bT ,f‘ Pa» que da de limos- íina fnc l Clemente Alexandrino, una fuente perenne, que mana mas, quanto mas sé

-r,n' f respecto de los bienes temporales*

■t.T narreb b ®*P«'-ií,¡aies , mas provecho^ I I 1’**'^'*hombre, y por lo mismo mas propios de la bondad y liberalidad de Dios? Por la limosna se nclma y mueve Dios, dice el Padre San León 4

bre ”*es'Ví*'!i' r* uy" los clamores del po- re . .es la limosna , dice San Hisichio, el aeevte mis-

vimideT'di ^ las luces de todas las ceno el r 1 V Gregorio Nacian- diviiiizarse ^ prodiposo con que llega el hombre á diMiuzaise. purga los pecados, dice San Juan Cri-

la e^réfecL^'”'’-produzca por si so. ira S . ¡eT‘ ’ “*1 1'®'' «P'^ca I» ira del cielo, y se logran auxilios 4 quien la hace

iiíef justifique : asi lo dixo expresamente Da- iiiel a Nabuco: ¿Quieres, le dice, que Dios use de misericordia contigo ? Usala tú con sus pobres ® da limosna, para que Dios no te castigue Lr tué pecados redime tus pecados con limosnas vistiendo al desnudo, sustentando al hambriento, dándoleca^- ma al enfermo desvalido para que descanse, impi¬ diendo los gemidos en que su necesidad le habiade hacer prorrumpir. Se borrarían las inmodestias, in.

drra'?nv' y las liviandades tie la juventud ; y se sustituirían gemidos de un ver¬ dadero penitente , quedando limpios de todo , como se dice en el Evangelio: date eleemosinam, tt om- t»a munda sunt vobis. Lo que Labia de padecer el

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43 pobre tío habiendo‘sido socorrido, suple las penali¬ dades que ha omitido el Limosnero, dice San Pedro Crisólo^^o. ¿ Qué mas ? Aun no agotan con esto loi premios de la limosna. No solamente se consignen auxilios para el perdón de los pecados y la satis- feccion de ellos, sino también que no muera impe¬ nitente el que socorre á su progimo. ¿ „ Limosnero, „ y morir mal ? Jamás vi que sucediese , dice San „ Agustin. No me acuerdo haber hallado , en quan- „ to he leido, lance semejante’/ decía San Geróni¬ mo. ¿ Condenarse el que dió limosna iiberalmente ? „ A la puerta del Infierno se pone la misericordia, p, repite San A^^tin , y no dexa que caiga en aquel ,, profundo calabozo , el limosnero.” j Oh que bienei tan grandes nos grangea la limosna, mis amados dio¬ cesanos ! ¡Desdichados de nosotros, si nos dexarnos aeducir de los pretestos que suele alegar la avaricia, y ei amor desordenado á las riquezas !

Se alega la decencia del estado , que pade¬ cerá socorriendo á los pobres. Si Ja decencia del es¬ tado consiste en presentar una mesa en que se sirve, no a la naturaleza, sino al regalo , delicadeza, gus¬ te y apetito ; si la decencia coii.siste en tener las ar¬ cas llenas de vestidos para sustentar polillas : si con¬ siste eii tener repuestos y depósitos para emplear en

uego , eu torpezas , en vicios en saraos , y con- .vites : en colgaduras inútiles eii las paredes: en te¬ ner criados superfluos , caballos, y perros: si con¬ siste en conservar el luxo , pompa y vanidad ; no hay remedio: habrá una innumerable multitud de Lázaros , que desean socorrer su necesidad con las migajas de pan que caen baxo la* inesa^;^ se verán morir de frío caterva de heríuauos nuestros, qne son menos atendidos, que las polillas y bestias. Pero sí^

. como dice San Bernardo, la decencia consiste en costumbres honestas , ea espirituales cgcrcicios^ y en

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íílo%fT «rtfrisf ¡ano : sí consiste, coi mo d.ce San Agnsdn, en huir de los teatros v va-

s espectaciilos del mundo: en apartarse y abomi- n. i os convj es y pompas euemig-as del pudor y

?o Ói.'io^Í'a^ “U'ado I cion dé f «bseiiro de su uaeiniiento , 4 la propor-

llam-ié ’ y ^ qa^rer sin-idarizarse, ni amar la atención por su gasto snperfluo, y .por su

ai hn me7¡ ^ ^ Jo aseguro 4 q,m úo fal, tallan medios para socorrer ai nécésitado í anenas

d nía quien no pudiese observar io que el vieid Tobías decía á su hijo: ,, de lo mucho, da muS

los pobres, y délo poco , po-co'" • se veriau en

Jonoiríf infelicesvsustental fausto qne se gasta en la indecencia, y en el

ñor * séri espuestas, ál desho- 1 ' libertadas con lo qne se emplea vana v

TeWa Jas casas: se leí Tena a muchos afligidos, consolados, con lo que se sacrifica ueciameute al furor del jueg¿ y otrla di® veisiones , que solo sirven de dispendio d^el tiempo

tos ho,"“ M = "« habría entonces tLt Írem.T. S” « usurpadores injustos. Así íocorír a . ® " Ambrosio 4 los que pudieiido socoiier al progimo necesitado miran su necesidad con OJOS enjutos , y las nianos cerradas. Como se- ” ^‘?"''^;"‘'enne, dice Sant¿ Tomas dé

laiiueva hablando con uii avariento, qué me pue- des alegar para probar que tus bieimé^y riquS son tan tuyas , que puedas disponer de^ ellas 4 tu

lil™"?.*,'"-':.' ™'««Senor<le(o.lo,<„,.“ tiiiua, dio los bienes comunes para todos: si sé tolera por la paz y comercio la división , es con la precisa circunstancia y condición de qne el que tenga en abundancia , supla la falta del que no

i, tiene-; y asi no hay duda, concluye aquel Padr*

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i3 ¡V de pobres , con San Ambrosio / que 'robaste á tu

hermano, lo que no le (liste, y le mataste, quan-^ //do no le sustentaste/^ Expresiones fuertes parece- ran á quien **00 advierta ni reflexione to que la ra^ zon no preocupada, é ilustrada por la religión, ins¬ pira : esta nos enseña, que auncjue los bienes, por medios lícitos adquiridos, son nuestros, son princi¬ palmente de Dios, (le quien es todo lo criado, y siíl cuya voluntad y asistencia; nuestros trabajos y su¬ dores nada adquirirían : así lo confesamos quando de¬ cimos en la oración dominical: el pan nuestro de ca^ da dia dánosle hoy: diciendo íznesifro por que lo he¬ mos de trabajar , y lo pedimos porque lo debemos esperar solo de Dios : (:'ont‘ra la voluntad de este Se¬ ñor de nuestros bienes se retiene lo que, seg’ún las íacultades y necesidad del necesitado se le debe dar: no hay ya que extrañar el len^uage de los Padres en orden á los de un corazón de piedra para socor¬ rer a nuestro progimo necesitado cesen ya las in¬ vectivas é indi^uation contra los públicos ladrones: contra nn exceso y transgresión que deshonra y ha-^ ce comtemptible al <^ue le comete : quando se oyen semejantes declamaciones contra los salteadores de caminos , muy bien se les pudiera redargüir á los insensit)les a las miserias del progimo , como Nathán hizo con Díivid : tu es Ule vir : si tanto te indignas contra los pérfidos que roban , talan , y comen^ sin trabajar, el sudor de un pobre imposibilitándolo pa¬ ra que mantenga su familia , y reduciéndola toda á la mendicidad, tu haces lo mismo negando»tu so¬ corro , y no queriendo dar lo que ebSeñor ha pues¬ to en tus manos > para qué administres á los pobres, que representan su persona. *

Es,- pues, indispensable la limosna: debe¬ mos, como otro San Martin partir nuestra capa coii nuestro hermano^ desn-udo : eb tifculo-ade'-j necesidad -y

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decencia, dice el Padre San Juan Crisóstomo «ni. efugios que invenía la codicia para no vestir á jes?w Casto po.ire y desnudo, en la persona del pobre 4n4 ñas hay entre los que no mendigan , quien noínel

corref toda'la nelísidad UnoT ''

i“‘; S -'«s: pa^-tev enjugar las lagrilnas^^lm’p^bíe mendigo»

i«o’¿rcr’j r ;2p“;

íní'l’ f»,'""'!'»» “»o 4 I. vis. déí E™“?"

s monedas . plus ómnibus rnissit, qui misserunt in (.azophdacium ; dixo Jesu-Cristo á sus TiscinSs"

del* sín^r'-'^ desprendí! á^lvo; Í gSSuo’ vi-da, ha llenado maí ha., trl I ' grandes sumas que los ricos han echado ; porque estos de sus sobras lo han he!

entregado todo su sustento : con tan corto sacrifioir, ^ ogran recompensas tan grandes. : Habrá pue-. -mi mo tan apocado y me.quii'ío, que ^dexe ^ede;; se y suspirar por unos bienes tan superiores! por ane! gaise a la caducidad de los que el oliin c!e » desaparecen como humo ? Enemigos de sí mismos de^ ben apellidarse, los que cierran los oidos á loscla-

lores de la necesidad. Para persuadiros de esto os he hecho presentes todos los bienes que granoe; )! limosna, tanto en el hrdei. de la graciacomo en el de la naturaleza: sf divites esse cupilis veras di- films amate os .digo con el Padre San Gregorio po¬ ned vuestro tesoro en el cielo donde no hay iieli^ro

injustas de los ladrones pueden llegar. Depositad vues¬ tros bienes en Igs manos de los pobres, y no sol»

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■eran’ cusíodiaclqs , sino que fnicfificáran como queda ya dicho, y observareis el tercer acto'de la caridad' que es la limosna. Tal es la caridad que os ¡le ex¬ puesto , y á que la misma caridad nos ha inducido y aun apretado, usando de la expresión dei Após^ tol: la caridad, les decia á los liomanos debe ser #in simulación : dileciio sine simulaliohe que tome

Darte en las necesidades del progimo, que observe la hospitalidad , que bendiga a los que le persi^ruen ^ que «e alegre, con los que se alegran y llore con los que llo¬ ran, y en una palabra, que siendo sus pensamientos el

aborrecer el mal, y obrar el bien, todo su trato v so¬

ciedad sea a este íiu : id ipsum sentieníes. De aquí ey que el Aposto!, conociendo los obstáculos quepre^

senta para Hogar a conseguir la virtud de la caridad- la diversidad de genios , amor projiio y defectos per-

sona es de progynno les preveiiia á los Corintios d¡^ ciendo: la candad es paciente benigna, noambü „ ciosa, lo sufre todo, no piensa mal, y no busca j, SU ínteres, sino el de Jesu-Cristo/^

Con esta pintura que hace el Apóstol ca¬ da uno puede conocer si hay en él verdadera cari¬ dad con su progimo. ¡Ay y que pocos se conta¬ ran retratados en la caridad que aquí se expone»

Si consistiera en cumplimientos y ofertas de servirse

unos a otros, no serian tan raros. Ningún siglo ma* qortes mas atento, n. mas fecundo en demosfracil

,nes exteriores de amistad, que el presente ; pero to¬ do esto no es sino un comercio de ficción y haza¬ ñería , y cada uno se hace pago en la misma mo

neda : es todo simulación ó hipocresía : aun muchai

personas , al parecer muy devotas y dedicadas á mil

exerc.cios de piedad , se encontrarán con ¡as 'nUoi

“i muerte, por no haberse per¬ feccionado en la candad cristiana. ¿ Qué servirá^ el

taber macerado el .cuerpo con, la penitencia, siaa

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48 se pueden sufrir la's imperfercionesp perfecciones d« nuestro progimo ? ¿ Qué el inanteriér constante y tran^ qtiilo en medio de la persecución y adversidad ^ si aflige la prosperidad agena , y da pena la felicidad que no es propia ? ¿Qué el humillarse y abatirse, si se siente un cierto gusto qnando se ven humjllar dos a los que se miran con indiferencia.? Esto indi¬ can las frialdades desdeñosas , las malignas interpre¬ taciones , los juicios sin piedad , las sátiras morda¬ ces^ y ciertas espresiones, en que lejos de disculpar los defectos, se encarecen, y en que el mérito de las obraS' se procura di.sunnuir : Esto expresa que no se tiene por modelo de la caridad, el amorque nos tenemos á nosotros mismos : porque á la verdad ¿ qué atención no se advierte á solicitar cada qual sus con¬ veniencias y á desviar todo lo que puede ¡ncomo? darle', entristecerle, 6 perjudicarle? ¡Qué ingenio¬ sos somos todos en ocultar y en disimular nuestros defectos ! ¡ Con qué ardor se aplica cada uno á de¬ fender sus iíitereses, y á promover sus adelantamienr

Escusamos hasta nuestras mas groseras imper- feccioues, y aprobamos todo lo que lisongea unes? tro propio, .[)arecer : pues este amor ardiente á noso¬ tros mismos, debe ser, según el mandamiento del Señor, la medida del amor que debemos tener ai progimo.

Hagamos , pues , mis amados diocesanps, ha- ,gámos juicio por nuestra conducta y nuestros seníi- mieutos del amor que tenemos á nuestios hermano^ .y entonces veremos si nos hallamos comprehendido^ .en las palabras del Apóstol: nihü fnilii prodest: usl- da he hecho, envano he trabajado: „ de nada me „ servirá, decia , el haber hablado como Angel;

aunque hubiera sido Profeta y penetrado todos los misterios : aunque mi fé hubiera sido bastante parsi tra^l^dar los montes. de una parte í otra ; auuqn#

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49. me Haya clesprcndido de todo'y^cho m¡' cuerpo un vivo fuego, sino tengo caridad: nihü sum,ni-

„ hit mihi prodest : nada soy , nada me aprovecha/' AI contrario, teniendo caridad , todo lo tendremos : ella sola nos basta, como respondió, según dice S.* Gerónimo, S. Juan Evangelista a sus discipulos : to¬ das las lecciones de aquel discípulo amado de Jesu¬ cristo se rediician á decirles: filio li 777 ei , diligiíe aU terutrum non verbo ñeque Lingua , sed opere et veri^ tale: hijos mios , amaos unos á otros, no de pala- „ bra y cumplimiento, sino en realidad y con las

obras’' : tan incesantemeijte se inculcaba en esto, que fastidiados de oir siemjrffe la misma lección , le llegaron á decir : Maestro ¿ porqué tantas veces nos repites esta lección ? ¡ Ay hijos mios ! les responde, es precepto dcl Señor, y sola su observancia os basta. Respuesta , dice San Gerónimo , digna de tal Após-^ tol: de un Apóstol, que, como dice San Agustin, bebió en el mismo corazón del Salvador todos los se-^ cretos de la religión: de un Apóstol á quien como á con* fidente de todos los secretos de su divino Maestró; se encaminaban los demas discipulos qnando que* tian informarse o tomar nueva luz sobre algún punto. No hay pues que dudar de la verdad de la respuesta del Santo Aposto!. Convencido y probado ya que para amar al progimo en el modo que prescribe la verdadera cari?- dad , es necesario practicarlos actos ya referidos, no, movidos de un inqnilso natural de compasión, corno lo^ practicaron muchos gentiles, y es común á las mismas bestias : no, por un espíritu de ambición y soberbia , que pretende grangearse el renoíubre de benéfico desprendido y amante de la humanidad ; no, por respeto ni motivo alguno terreno: sino, unica- rnerite por cumplir con un precepto tantas veces in¬ timado por Dios, por cumplir su voluntad divina, y uniformar pensamientos, deseos, palabras y obras:

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60 practicadíi la caridad ^ y motivada , y dirig’ida á tos filies , se deduce lo cjue jiiiblicaba el graude Ag^üs-- tino : u6í dileciw proximi, ibi dilectio JJei : el amor de Dios es imprescindible del amor del progimo : y asi es que se verifica en el que ama á su p^o-imo,, lo que se dice en los proberbios : ego diligentes me diligo : yo amo á quien me ama. Con esta promesa tan terminante se ve quan justamente aseguraba el Aposto! San Juan á los discipulos^ que con la ob¬ servancia del precepto de la caridad , tenian lo bas¬ tante : se ve , digo , ratificada la expresión de Saa Agustín , que os expresé en el principio: ubi citar i'^ tas ¿ quid esl quod powit deesse ? ubi non esi ¿ quid est quod possit prodesse ? ^ I Qué go2:o y que felicidad la mia, si mis pa- labras, por medio de la unción de la gracia, coa- siguieran de todos mis diocesanos el que fueran ua retrato vivo de la caridad expresada. No se vería en¬ tonces en toda nuestra diócesi, ni aun la mas ligera nube que pudiese producir la mas leve tormenta': no se .advertiría sino un renuevo de los principios del cristiano, en el que, como se dice en los hechos Apostólicos, no había sino un corazón, y una alma: exemplar tanto mas necesario de repetirse , quanto que habernos advertido y juzgamos ser la causa de

la rebelión y granizo que ha esterilizado esta porción del globo terráqueo beneficiada por la naturaleza, y hecho desaparecer aquella docilidad con que vues¬ tros padres y ascendientes habían clamado hasta aho¬ ra corno los discípulos del Salvador: ad quem ibimus ? verba vitae aeternae ¡tabes ¿ Qué centro de reunión mas sólido, mas sano y mas interesado á favor nues¬ tro que la Nación Española a quien debemos que se hayan disipado las tinieblas del paganismo de nuestro suelo , y se hayan construido tantas Iglesias sobre las ruinas de ia idolatría? A ¿ quien mejor deberéinos

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51 unimos que a aquellos que han expuesto su vida, y viajado distancias inmensas por reunir los prófugos de Israel y dispersos de Jnd», y que tremolasen mies- tros padres los estandartes de la fé ? V^J'bQ.vitue oetcr- t>ae hahes : la nación española ha sido nuestra ma¬ dre, nuestra nutriz y nuestra maestra: 4 ella debe¬ mos nuestra creencia, nuestra civilización , y aun los progresos en las artes. La infinita bondad y miseri¬ cordia de aquel Dios que quiere que todos se salven, se ha valido de los Españoles como instrumento pa¬ ra que seamos como Lot en medio de Sodoma; co¬ mo Joel entre la corrupción de Egipto ; como To¬

las enmedio de los Asirios : y como Mardoqueo, que nq rindamos respeto al infernal Aman: y como Da¬

niel, que no adoremos las fementidas estatuas de Ba¬ bilonia: reconocidos y asegurados con esto ¿ cd quem tbtmusf ¿A quien mejor podemos ni debemos sub¬ yugarnos que 4 quien debemos tantos intereses v ventajas . Con este lenguage religioso, racional y a<rra- decido han prestado vuestros padres 4 Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pero elhombre enemigo, el envidioso irreconciliable de nues¬ tra salvación, ha sembrado zizaña, que impide que esta ierra íertil produzca el mas sazonado fruto de pie¬

dad, religión paz , sumisión 4 las autoridades ecle¬ siásticas y civiles. La desunión de los miembros ha¬ ce que este hermoso edificio se vaya desmoronando y este en un inminente peligro de caer 4 tierra! El espíritu de partido, es la polilla de la sociedad; el es el que roe el corazón de todo el cuerpo ychu-

"I.”® ¿xala el último aliento. , esdichada nación , desdichada provincia en oue resuenen los lamentos que tanto herian el corazoii del Aposto! ! ¡ Que dolor que -se oiga entre nosotros,

Cefas. Pues que ¿se ha dividido Jesu-CÍisto ?'^iio'^

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amados hijos míos : Una es la cabeza invisible que nos gobierna : una la fé que nos ilustra : uno el bau¬ tismo que nos engendra : una la iglesia que nos re¬ cibe en su seno: unas Jas leyes que nos dirigen: una la raiz de la caridad que nos une reciprocamente: ¿ y enmedio de tan estrechos vinculos ^ ha de estar dividido nuestro corazón ? ¿ han de estar separada» nuestras voluntades? Si asi es, será infalible la rui¬ na , como lo es que todo el reyno que sé divide en ei mismo se desolará.

Si, nuestro corazón se angustia, nuestra i m a-? ginacioii se turba , y sin poderla ladear de estos fu¬ nestos presagios al haber experimentado en el poco tiempo que hace qne tocamos el suelo americano, lo mismo que el Apóstol les decia á los Corintios : S2g- nijicatum est milii quia contentiones sunt ínter vos : los nombres de Español y Americano han llegado á ser, pa¬ ra los que pretenden dislocar los miembros del cuer¬ po de la nación, una divisa para unirse ó segregar- se. Si para esto han de servir ; destierreuse tales dic¬ tados : nec nominelur in vohis sicut decet sanctos : como les decia el Apóstol á los de Epheso : sea nues¬ tro único nombre y divisa el de hermanos conna¬ cionales é hijos de una potencia cuya divisa es el catolicismo: cuyos Reyes han desenvainad o la espa¬ da , no tanto para estender sus dominios, quanto pa¬ ra estender la religión de Jesn-Cristo como lo prue¬ ban las Bulas de ios Romanos Poutifices, que han encargado y comisionado á nuestros Reyes la pro¬ pagación del Evangelio. Somos todos convidados á disfrutar de la temporal felicidad , que la nación y gobierno con sus sabias disposiciones pueden gran- gearrios : leed vuestras leyes, y vereis en ellas una decidida adhesión á vuestro bien estar , demonstrada con palabras terminantes de nuestros Monarcas : ea la ley 1. tit. V. se dice ai Fiscal tenga particu-

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53 i, lar cuenta y cuidado de inquirir y saber ; como se ,, cumple y guarda lo que por NOS está proveído

y ordenado , para la buena gol)ernacion de las In- dias , y pedir que se guarde y egecute ^ daiido-^

,, nos aviso en nuestro consejo , quando no se lii-r ciere, especialmente lo que fuere en favor de los Indios, de cuya protección y amparo, corno de per-

y, sonas pobres y miserables , se tenga por inny en- „ cargado ; y con grande vigilancia y cuidado, pida „ y solicite siempre lo que para bien de ellos con-

venga/" Pudiéramos alegar otras muchas que no respiran sino una particular benevolencia, con la que quieren alejar todo mal trato, vejación, 6 violencia de estos sus vasallos, mirando en primer lugar su gobierno espiritual, y después toda felicidad compa¬ tible con la religión que han abrazado en el bautis¬ mo. Todos nuestros Monarcas han heredado con la Corona el amor de sus padres benéficos acia voso¬ tros : aun enmedio de las cons{)iraciones y levanta¬ mientos que algunos Absalones han levantado contra nuestro David perseguido , y nuestro amabilisirno Mo¬ narca Fernando Vil. el, no se ha desnudado délas entrañas compasivas , que animaban al padre del hi¬ jo prodigo , con los brazos abiertos está , para abra¬ zar y decir á los que reconocidos de lo feo y crimi¬ nal de su infidelidad vuelvan á los deberes de obe¬ diencia , amor y respeto , que les prescribe la. reli¬ gión : omne dehitum dimito vobis : cito proferte sto^ lam primam et induite illum : todo lo perdono : vol¬ ved á mi gracia y gozad de los bienes, que la casa y la nación proporcionan para sus hijos. ¿ Se puede dudar de esto con los indultos que se han publica¬ do, y las circulares que se han expedido , hijas todas de amor y cariño ? ni aun pensarlo. Que se varíe de gobierno , que se adopte y jure la Constitución, que se supriman tribunales en quanto á los de ultramar

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no hay sino rebalidacion , franquezas y extensión d« privilegios y gracias anteriormente concedidas, y que convencen , que las mii*as del Monarca y de" ja na¬ ción son a favor é interes vuestro , como miembro» de un mismo cuerpo.

Después de esto , y habiendo ya experimen¬ tado las funestas conseqüencias que la guerra pro¬ duce , tanto en lo moral como en lo político y en lo corporal : habiendo ya llorado la decadencia en los exeicicios de la religión : las Iglesias muchas veces cerradas , quando no saqueadas y ultrajadas : sus mi- nisíros fugitivos y sin libre egercicio de dar el pasto espiritual á quien lo necesitaba y pedia : viéndoos sm la dulce compañía de vuestros padres , hermanos, amigos e hijos, con cuya presencia se suavizaban los trabajos y penas , que en todo estado acompañan en este valle de lagrimas : habiendo desaparecido la abun¬ dancia de víveres , minoradose vuestras facultades y &j3unddncia , reducidos muchos a mendigar lo que en tiempo de paz expendían á favor de otros : no con¬ tando con un instante de sosiego y tranquilidad : á esta situación tan deplorable ^ que reduce la g’uer¬ ra, es preciso que se sustituyan ios ayes y gemi¬ dos de Jeremías : ¿ Qtiotnodo tiiiitcitus est colov optínius et obscuratum est aurum ? ¿ Adonde nuestra riqueza y abundancia ? ¿Que se han hecho nuestros alegres dias, nuestras solemnidades y fiestas ? Dejecit (^audiufíi coráis nostri : versus est in Luctum chorus uosier no hay gusto para nada: nuestro canto es lloro y llan¬ to. Ibo ad patrerti TTieufn : volverémos, contaremos nuestras miserias y desdichas, y los males que nos ha causado nuestra inobediencia y la apostasia que habernos hecho de la casa de nuestro padre y legi¬ timo Soberano, j Quantos mercenarios y extraños se aprovechan y abundan de las riquezas de nuestro sue¬ lo , al mismo tiempo que nosotros escaseatnos aun

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lo nccesarío ! No lo dudéis mis amados diocesanos : los que prestan auxilio y pretenden ser apoyo en desentenderse de la obediencia que Dios os manda que prestéis á las legitimas potestades, son vuestros mayores enemigos : sus palabras y promesas son usu¬ rarias : no intentan sino engordar con vuestra subs¬ tancia : son como los que pinta el Padre San Ber¬ nardo, muy ingeniosos en presagiar felicidad , y en ocultar sus depravados fines, porque si se conocie¬ ran y descubrieran , serian rechazadas sus rnaximas y exterminadas : nolile creciere , decipiunt vos : no los queráis cieei , os enganaii i solicitan vuestra heren¬ cia ; y si no dais oidos á estos paternales deseriga- fios, estáis muy próximos á tener qne clamar con las palabras de Jeremías: hereditas nosira versa est ad alíenos , domas nostrae ad extráñeos : los estraños sé han apoderado de nuestra herencia, y somos hues¬ pedes cu nuestras casas. La separación y desunioii de gobiernos contribuirá á fomentar la ambición que¬ riendo todas las provincias arrogarse los derechos dé cabeza y señora de esta principal y fértil parte del globo , y se pondrán en el estado deplorable dé una anarquía que da puerta franca á posesionarse la dominación estrangera.

Escudados con el temor de estos males, que presagia y produce la insubordinación á las íetriti- mas potestades , podréis resistir á las fialabras de in- dependencia con que quieran engañaros los enemi¬ gos de la religión y del estado, para que repitáis lo acaecido en los años 9 y 14 cuya memoria no pue¬ de renovarse sin que los ojos derramen abundantes lagrimas. Si su osadía os alega vejaciones y abusos €11 las potestades puestas para gobernaros , la reli¬ gión os presenta abundantisima materia con que re¬ batirlos , y las sabiaíí leyes de Indias acreditan lo con¬ trario : la religión nos enseña que todo hombre es

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sé pecador , que qnalquiefa g^obierno, córiio regido y go¬ bernado por hombres á quienes no está prometida la infalibilidad ^ puede alguna vez traspasar los limites de lo acertado , ya por inadvertencia ó por error en conceptuar. Por la misma religión somos enseñados que por el pecado del pneblc^el Señor le castiga de¬ sapareciendo las fuerzas en que se confia, y hacien¬ do que venzan las mas débiles, como se verifico en los Beiijamitas , que con un numero excesivamente menor, vencieron á sus enemigos, que confiaron solo en sus propias fuerzas. Estando certificados en esto, como que el mismo Dios nos lo dice, responded co¬ mo San Agustín , á los que querían refundir en el cuerpo, los defectos de algunos miembros: „sé,de- ,, cia el Santo, qne soy hombre y vivo entre hom- ,, bres ; ni es tanto rni amor propio , que por mas ,, que velo sobre la observancia y disciplina de mi j, monasterio, le tenga por mejor que el arca de j, Noe , en donde de ocho buenos se halló un re- ,, probo, ó que el colegio Apostólico, que de doce ,, tuvo un pérfido y ladrón , ó finalmente mejor que „ el mismo cielo, de donde tantos Angeles caye- i, Yon.*\ Si la cobardía y exemplo de los malos os excita á sucumbir á la persuasiva de insubordinación á la potestad baxo cuyo régimen nacisteis, y os cria¬ ron vuestros padres , armaos con la fortaleza de Eleá- zaro , y decios á vosotros mismos: mis padres vivie¬ ron y se santificaron baxo el gobierno y leyes de la dinastía española : nos educaron en su escuela, y no nos enseñaron otro camino para conseguir nuestra lelicidad temporal y eterna : pues no queremos man¬ char nuestras canas con el abominable atentado de alejarnos y desamparar sus huellas : vita excidendó senectute quidem dignus apparébo : aunque sea per¬ diendo la vida , pelearemos por las leyes de nuestro» padres, y nuestra muerte será el exemplo mas fuerte

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57 y eficaz a lá juventud , de lealtad y virtud, con lo que descansaremos gustosos en el sepulcro. Practi¬ cad , mis amados diocesanos , los actos de caridad, que os dexo explicados ; compasión, oración y so¬ corro temporal con vuestros progimos : exercitaos ea dios con las reliexiones que presta el conocimiento de ser k favor de unos hermanos nuestros , en cuya wecesidad , desamparo, extravíos y delitos, nosotros somos también capaces de incurrir; y acaso se ex¬ tendería mas nuestra iniquidad , si el Señor no noi hubiera proporcionado mejor educación y mas auxi¬ lios , tanto internos, como externos, y mas inspira¬ ciones santas, que á los que advertimos descarria¬ dos. „ Vide ergOj os decimos , como el Apóstol á lo* „ Romanos , bonitatem et severitatem Del: in cosqui- „ detu qui ceciderunt, severitalem : in te autem bonita- ,, tem Dei y si permanseris in bonitate y alioquin et tu ' ,, excideris” Demos gracias a Dios á cuya bondad debemos el no ser^reos de los delitos de nuestro pró¬ ximo , y temamos el caer en ellos. Precaveos pues observando el precepto de la caridad , como os que¬ do explicado , porque Dios os lo manda como única observancia , a la que por un enlace necesario, es-

' tá vinculado el cumplimiento de toda la ley, que €s lo que nos ha movido á hablaros de ella en 1^ iprimera vez que os saludamos como vuestro Pastor, .y Prelado ; porque como el Aposto! decia á los de ’Galacia : omnis lex in uno sermone impletur : dilige$ proximurn tuum sicut te ipsum : amando al próximo

-como k nosotros mismos cumpliremos con toda ley. ¡ Qué efectos y frutos tan^ opimos experinaejl-

-tariais 1 Gústate et videte r haced la prueba , gustad, i y vereis que no os engañamos : si, á la verdad, los ‘mismos que el Aposto! les enumeraba á los deGa-

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f*’ •benignidad y demas frutos del Lspiiitu-Santo paz...;paz.... ¡ Qué fruto tan dulce

Dies las íelicidades y ventajas, que lograban con pI

nacimiento del ruño Dios, no tienen otra palabra con que anunciarla , sino diciendo : gloria in excelsh Dpp et m térra pax hominibus, bonae vobmtatis : gloria a Dios en las alturas, y paz en ¡a tierra l íós bombies, de buena voluntad : con anunciarles la paz parece que es lo bastante para que conozcan los ma- rav.llosos efectos, que ha de producir en la tima

ít/aXT*? Y 4 la verdad, dis- liutando de la paz, que-i Jesu-Cristo dexó v dió 4 sus

iscipulos^, como se dice en el Evangelio : pacem re-

mundu^ dat ego do vobis : Paz, no como^Ja nue

siones acallando el clamor de las%- siones con satisfacer sns deseos , sino teniendo paz

ÍZr, sus mandamientos, con el pro- g 10, conservándole sus derechos, y amandoleco-

•be*™'*'?» ; y consigo mismo , tranquilizando los •ímpetus de impaciencia en lo adverso que nos su¬ ceda ; de engreimiento en lo prospero y favorable y conservando la igualdad de ánimo en tbdo. Gozando

-pues de esta paz , que es Ja verdadera paz v la ,que es propia de los hijos de Jesu-Cristo; qúé resta -que apetecer. nada mas, mis amados diocesanos.

esotros teiieis la dicha de divisaros, de habitar y ■heredar de vuestros padres una tierra y un solar que

• todo es de paz : sino os radicáis en ella , sin tur- balda jamas todos, los .que no han logrado la suer-

• te de apellidarse con el nombre de’ distintivo tan beneheo, os podrán decir lo que Jesu-Cristo á los escribas , y fariseos: dicwwí e¿ non faciunt : dicen que son hijos de la paz, pero sus obras Jos desrnien-

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ten y dicen lo contrario: es vuestro tiifibre, vuestro blasón y vuestras armas : debeis gloriaros en ellas. Por lo que a NOS toca, os conlesamos que loque alivió en parte la pesadez de (pie nos sentimos opri¬ mido al instante de sentir el cargo pastoral sobre íiuestros débiles hombros, lué el •(iictaclo de Nuesr tra Señora de la Paz. Paz asegurada y custodiada con la protección y nombre de la qtie es madre de todo un Dios. Tesorera y dispensadora de las gra¬ das del cielo: cuello misterioso , como la llamal^aii Bernardo, por donde pasan todos los beneficios que recibimos de Dios : liaxo esta tutela y sombra, nos deciamos en la meditación • de las obligaciones de nuestro ministerio, con este e.scudo y apoyo tan po¬ deroso y tan amartelado por los redimidos con la sangre de su santísimo Hijo, nada debemos temer:

jiuestra Madre y nuestra Keyna , .María, suplirá por nuestra ignorancia, nuestra tibieza y falta de’ un¬ ción de o'racia, alcanzándoles á nuestros diocesanos los auxilios , lio solo necesarios , sino es sobre abun¬ dantes, para que sean hijos verdaderos de paz. No lo dudéis , es su pasión dominante , digamos se«’un la ex^presion vulgar, ei interceder, y comuuicar^us benehcicis a los que santamente los desean pues h^rilalem^ntúm, et pacem dilbyite : decimos con el Proteta Zacarías : desead , pedid y amad, verda- deia sinceridad y paz, que no se os escasearán los auxilios para conseguirlas : .sed sinceros en' vues¬ tras promesas y en vuestras obras: obrad en todo, como SI al insíauie siguiente tubierais que presenta^ ros, y dar cuenta de vuestra vida en el divino tri¬ bunal ; yo os aseguro, que serán tales los ofi¬ cios de la Reyua de los Angeles, María Santísi¬ ma, a tavor vuestro, que le diréis como á otra Ju- tíit : non pepercisti animae tuae propíer angusiias ét

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60 tribulationem generis tui: ;tiada has omitido á foro» nuestro.

Y de aquí ¿qué? Admiraríamos en nuestro clero secular otros tantos Simones hijos de Guias, quantos iudividnos hay eu él, los que en el ieint pío del Señor empezariau k lucir como estrellas do la mañana : celebrariamos en todos los regulares d^ nuestia diocfísi , unas tropas auxiliares, que presen¬ tándose k porfía k pelear en las batallas del Señor, serian otros tantos Macabeos , que vestidos con eí .zelo de Phinees , limpiariau con sus exhortaciones j cxemplos , la inmundicia y polvo que tierraman los enemigos de la Religión y del trono : el retiro, ora¬ ción y exercicios de penitencia y humildad , prac¬ ticados no por costumbre, sino con aquel espíritu, fervor é intención , que tuvieron sus Santos funda¬ dores en su establecimieqto , liaran que sean mira¬ dos como otros tantos Moiseses y Jeremías que im¬ piden que nuestro Dios descargue la vara de su jus¬ ticia sobre nuestras culpas: entonces acudiriarnos á Magistrados, que oyesen á todos con igualdad,juz¬ gasen sin interes , y sentenciasen sin respetos : los Militares que nos rodeasen, se dexarian ver vesti¬ dos del'uniforme de la Religión, ai mismo tiempo que del de el Rey , que les haria contentarse con su estipendio , no cometiendo injusticia ni violencia, como la exhortaba el Bautista , no siendo traidores cu la paz , ni cobardes en la guerra ; pelando co- íno valerosos y exponiendo sus vidas por la Nación, pero no sus almas por el deleite : los Artesanos, uniendo la prudencia de la serpiente con la since¬ ridad de la paloma , juntariau con el cultivo de la tierra, el de sus corazones, siendo buenos padres, esposos fieles, amos cuidadosos, ciudadanos honra¬ dos y Tasailo.s leales, dando ai Cesar lo que es de|

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Cesar, y á Dioa, l|o qne.es de Dios: los comer** ciantes, reg^ularian sus tratos por la verdad, sus ganancias por la razón, prestando sin ¡nteres, ad¬ quiriendo sin defraudar, y partiendo con los pobres, lo adquirido , dispuestos siempre á abandonar qnal- quier ¡nteres , mediando ofensa contra Dios : en una palabra, cada Comunidad y cada Pueblo de nues¬ tro Obispado , seria, con gran consuelo nuestro , í los ojos de Dios , una Iglesia de priniilibos fieles^ nn Pueblo de adquisición para el Salvador de las al¬ mas , y una ciudad Santa de Jerusalen , pudiendo entonces decir como el Apóstol á los Filipenses: charissimi et desideratissirni gandimn et corona mea; hermanos'mios muy amados y desiderados , vosotros sois mi g'ozo y mi corona.

Estos son nuestros deseos , y esto lo que in¬ tentamos en esta nuestra pastoral, en que os^habla- nios con la sencillez que habéis visto, y con la que el Apóstol decía á los Corintios : ,, no intentamos 11a- „ mar la atención con la sublimidad de estilo, ni una \asta erudición de doctrina , que aunque convenza de falsa, a la que el libertinage ha difundido en todas partes , sirve de teltscopio á los que no la han di>isado, y de placer á sus defensores, argu¬ yendo , aunque sin razón , de sólidos sus principios, por verlos tan repetidamente puestos al desafio, dil gamoslo asi con los verdaderos é incontrastables de nuestra Santa Religión. Las verdades de esta por si mi.s- irias tienen mas tuerza energía y unción, que lasque' puede prestar la Retórica mas acendrada. Si en nuestrii diócesi se os presentase alguno que persuadiese y divul¬ ga* se doctrina contraria á la creencia y sana moral de nuestra Católica Iglesia Apóstolica Romana, delatád¬ nosle al punto, que entonces , 'como Atalaya puesta* por Dios, emplearérnos. toda nuestra.autoridad y po-

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der, para extinguir, borrar y sepultar tan pernicio¬ sa doc riña Entonces, á imitación del Apóstol, ins¬ truyendo al pueblo, empuñarémos con nuestra ma¬ no la espada de la divina palabra, para pelear á favor de la verdadera doctrina, y conservar en nues¬ tra diócesi su precioso deposito, de que somos res¬ ponsables a Dios , y a su Santa Iglesia. Nos expli¬ camos asi, para evitar el mal, y%l sentimiento q e nos causalla el tener que usar de la potestad que se nos ha dado, como les decia San Pablo 4 losi Corintios : haec absens seibo, ut non praeseni dunm agatn secundum potestatem, quam Dominus dedit mihi. Vuestra perseverancia y consumación en la fe , sana moral, y practica de las virtudes , es lo que pedirnss, conduyemlo con el Apóstol; hoe «t oramus vestram consiwiationem. Unid pues vues¬ tras oraciones á las nuestras , pidiendo incesantemen¬ te por las necesidades de nuestra Madre la lo-lesia por su Cabeza visible nuestro Santísimo Padt^ Pió Vil, por el sagrado Conclave de Cardenales Ar¬ zobispos , Obispos, y todo el Clero Secular v Re¬ gular ,• por nuestro Católico Alonaren 'Fernando VIí. y toda su Real familia: por todas las Autoridades políticas y militares : por nuestros hermanos y con¬ nacionales, para que iluminados y fortalecidos todos con la gracia de nuestro Dios , cumplamos nuestros respectivos ministerios y obligaciones, formando el cuerpo religioso y político, según y como le des¬ cribe el Aposto! , y unidos en el vinculo de^ cari¬ dad seamos lo que Jesu-Crislo pedia á su Padre : smt unum sicut et nos : un solo pensar, un solo o lai , y un solo desear por Dios, en Dios y con

El Señor os llene de gozo y de paz, para que abundéis en la virtud del Espíritu-Santo, ea

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cuyo nombre 09 damos nuestra pastoral bendición. Esta nuestra pastoral mandamos que circule por to¬ da nuestra diócesi, y que se lea al pueblo al tiem¬ po del Ofertorio de la Misa.

Dada en el Convento de San Francisco de Lima á 7 de Abril de 1S21.

JFV. Antonio Obispo de la Paz,

Por Mandado de S. S. I. el Obispo mi Señor.

-'v; •

Dr. D. Pedro Escobar y León, • Pro-Secretario.

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