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C a RT a GLOB a L L A T I N O A M E R I C A N A Estudios en Globalización, Desarrollo y Sociedad Civil en América Latina CLAES Centro Latino Americano de Ecología Social Febrero de 2002, Nº 1 ¿DE QUE HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE GLOBALIZACION? Una incursión metodológica desde América Latina José Guadalupe Gandarilla Salgado Académico del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM (Universidad Autónoma de Méxi- co). Correo-e: [email protected] Versión corregida y actualizada de un artículo publicado originalmente en la revista en internet de Economía, So- ciedad y Cultura, julio 2000. “La metodología, que quede claro, no resuelve en absoluto el problema con el que nos enfrentamos. A lo sumo facilita el correcto planteamiento de la solu- ción”. Antonio Negri. Desde una orientación epistemológica crítica, se establece una relación de conocimiento en que las formas de abordar la realidad reconocen la necesidad de asumir una postura racional que potencie el ejercicio del conocer al no agotarlo en la explicación de lo real, sino que amplíe las potencialidades de lo real mismo. La importan- cia de reflexionar metodológicamente un obje- to de estudio como el que el título enuncia, toma en cuenta el desafío que representa traducir esa orientación y entendimiento de lo real al análi- sis de lo social. Y al campo de la economía como uno de los ámbitos que se incluyen en lo social. En la economía, entendida en su acepción eco- nómica y política, desde un posicionamiento crítico y de transformación de lo real es actual- mente más necesario que nunca desarrollar un

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CaRTa GLOBaLL A T I N O A M E R I C A N A

Estudios en Globalización, Desarrollo y Sociedad Civil en América Latina

CLAESCentro Latino Americano de Ecología Social

Febrero de 2002, Nº 1

¿DE QUE HABLAMOS CUANDO HABLAMOSDE GLOBALIZACION?Una incursión metodológica desde América Latina

José Guadalupe Gandarilla Salgado

Académico del Centro de Investigaciones Interdisciplinariasen Ciencias y Humanidades y profesor de la Facultad deEconomía de la UNAM (Universidad Autónoma de Méxi-co). Correo-e: [email protected]ón corregida y actualizada de un artículo publicadooriginalmente en la revista en internet de Economía, So-ciedad y Cultura, julio 2000.

“La metodología, que quede claro, no resuelve enabsoluto el problema con el que nos enfrentamos. Alo sumo facilita el correcto planteamiento de la solu-ción”. Antonio Negri.

Desde una orientación epistemológica crítica, seestablece una relación de conocimiento en quelas formas de abordar la realidad reconocen lanecesidad de asumir una postura racional quepotencie el ejercicio del conocer al no agotarloen la explicación de lo real, sino que amplíe laspotencialidades de lo real mismo. La importan-cia de reflexionar metodológicamente un obje-to de estudio como el que el título enuncia, tomaen cuenta el desafío que representa traducir esaorientación y entendimiento de lo real al análi-sis de lo social. Y al campo de la economía comouno de los ámbitos que se incluyen en lo social.

En la economía, entendida en su acepción eco-nómica y política, desde un posicionamientocrítico y de transformación de lo real es actual-mente más necesario que nunca desarrollar un

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pensamiento que parta del reconocimiento dela necesidad de futuro.

Ante el paradigma neoliberal conservador, queimpone la inexorabilidad de fuerzas externasdominantes, que subyugan a su lógica las for-mas y el proceso económico-productivo de nues-tros países, y subordinan el interés, la produc-ción y reproducción de la vida material de lasclases trabajadoras (su sistema de necesidades),a la obtención del beneficio y el mantenimientode patrones de dominación; resulta imperiosopensar y analizar la realidad desde una pers-pectiva que busque transformar y construir unasociedad ‘en la que todos quepan’.

En los siguientes párrafos nos proponemos vis-lumbrar la globalización en tanto proceso his-tórico-objetivo, en tal sentido, como contexto oescenario mundial, como ideología, y en su di-mensión político normativa o prescriptiva, in-tentando relacionarla con el establecimiento delos llamados bloques regionales y las políticasde ajuste estructural, haciendo manifiesta lanecesidad de estudiar a éstas en su compleji-dad económica, política y social.

Hacia un concepto de la globalización

“...busqué varias veces la conversación con distintosresponsables para tratar de ir haciendo una labor deconvencimiento contra ella. Fue imposible; es reco-nocida como un artículo de fe. Los más evoluciona-dos políticamente dicen que es una fuerza natural,material...” Ernesto ‘Che’ Guevara.

Como apuntó el sociólogo británico y directorde la London School of Economics AnthonyGiddens, globalización es un término que, usa-do con tanta frecuencia, sin embargo, está muypobremente conceptualizado. La orientaciónanalítica y la disposición ideológica separa en-tre “hiperglobalizadores” y “escépticos de laglobalización” (Giddens: 1996).

Entre los primeros, ligados sobre todo al ambientede los negocios y con gran influencia en las eliteseconómicas y políticas que orientan las medidas

macroeconómicas y la gestión del Estado, laglobalización se entiende como la expansión delmercado a escala mundial. El avance del proce-so es tal que no sólo los Estados-nación han per-dido una gran parte de su poder sino están a unpaso de su aniquilamiento. Dentro de esta co-rriente, Kenichi Ohmae (en obras como “TheBorderless world”, o “The end of the nation state”)argumenta que en el futuro la nueva economíamundial tendrá como núcleo no a los Estados-nación sino a muchas regiones entrelazadas, almodo de Estados-región, ciudades-Estado o ciu-dades–globales. El modelo del estado-región esun modelo abierto a la economía mundial. Parael analista y consultor japonés “los estados-re-gión son puntos de entrada tan eficaces para laeconomía mundial porque las características quelos definen están conformadas por las exigenciasde esa economía”. Aunque pareciera que esteescenario es poco probable, no puede ser ignora-do, en los hechos es la ideología en boga o el pro-yecto del sector empresarial transnacional. Estaconcepción de la globalización deriva no sólo deuna noción analítica, sintetiza una orientaciónideológica y una idea de futuro.

Para los segundos el hablar de la globalizacióncomo un fenómeno nuevo o sin precedentes esfaltar a la verdad. Con apoyo de una gran can-tidad de estadísticas, argumentan que lo quehoy se ha dado en llamar globalización estabamás desarrollado entre los años 1900 a 1914 eincluso a fines del siglo XIX; para éstos la“globalización es un mito”. En esta corrientepodríamos ubicar las aportaciones de Paul Hirsty Grahame Thompson en “Globalization inQuestion” y las de Paul Bairoch y Richard Kozul-Wright en “Globalization Miths”. Quizá la críticaa la escuela de la hiperglobalización deba avan-zar más allá de alcanzar una historización delfenómeno (terreno en el cual las dos obras ante-riores han hecho aportes significativos) y tratarde abarcarlo en sus alcances políticos, económi-cos, sociales y culturales.

Podríamos coincidir con Giddens quien sugiereque elaborar una “conceptualización adecuada

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de este fenómeno debe diferir de ambos enfo-ques”, y debe poner atención en varias cuestio-nes:

a) esta sacudida fundamental de la sociedadmundial “tiene numerosas causas y no unasola”,

b) es un proceso sumamente contradictorio, “nodebe entenderse tan sólo como un concepto eco-nómico ni como un simple desarrollo del siste-ma mundial o como un desarrollo puramentede instituciones mundiales a gran escala ... noes un simple conjunto de procesos ni tampocova en una sola dirección. En algunos casos ge-nera solidaridades y en otros las destruye. Tie-ne consecuencias muy distintas según sea laubicación geográfica mundial de que se trate ...genera algunas formas nuevas de integraciónque coexisten con formas nuevas de fragmen-tación” (Giddens: 1996),

c) “la fase actual del proceso no es solo exten-sión de las fases anteriores de la expansión delmundo occidental”.

Sin embargo, tenemos una gran salvedad conel ideólogo de la “tercera vía”. El sociólogo bri-tánico concluye afirmando que la fase actual demundialización “se distingue porque nadie lacontrola” (Giddens, Ibid). Su conclusión loemparenta, como veremos más adelante con losideólogos de la globalización; y no sólo eso,Giddens se erige en entusiasta globalizacionista,al construir los slogans publicitarios e ideológi-cos de la tercera vía, desde una “postura positi-va ante la globalización”. Por nuestra parte, pre-ferimos la advertencia que Hugo Zemelmanformula y que constituye una toma de posicióny el punto de partida para el establecimientode una relación de conocimiento: laglobalización “a pesar de constituir un proble-ma de macrológicas económicas, que tienen susfuerzas a veces inexorables, no son inamovibles;dependen también de la capacidad de resolu-ción que a esas macrológicas les presten los in-dividuos desde su muy empobrecida subjetivi-dad” (Zemelman en Dieterich, 1997, 105).

Pensar entonces el gran tema de la globalización(que se erige al parecer en el nuevo Leviatán delas ciencias sociales contemporáneas) exige pen-sarlo en cuanto proceso y en cuanto dinámica,pero no sólo en esa dimensión de su compleji-dad sino además incluir la capacidad ypotenciamiento de actores políticos y económi-cos transnacionalizados y la represión o media-tización de otras modalidades de ejercicio yconstitución de subjetividades que intentanconstruir o transformar el mundo.El Fondo Monetario Internacional define laglobalización como: “la interdependencia eco-nómica creciente en el conjunto de los países delmundo, provocada por el aumento del volumeny de la variedad de las transaccionestransfronterizas de bienes y servicios, así comode los flujos internacionales de capitales, al mis-mo tiempo que por la difusión acelerada y ge-neralizada de la tecnología” (Citado en Wolf,1997, 14).Dos cuestiones aparecen como claves en estavisión encubridora y mistificadora de laglobalización: el concepto de interdependencia(que oculta los procesos de explotación, domi-nación y apropiación presentes en la lógica delcapital mundial) y el quedarse en la forma demanifestación del fenómeno o proceso sin inte-resarse por los actores políticos y económicosque lo impulsan. En este caso las multinaciona-les, los Estados desde los que se impulsanglobalmente y los organismos e institucionessupranacionales que actúan en el ámbito mun-dial como garantizadores y creadores de con-senso para las medidas económicas y políticasque acompañan a la globalización neoliberal.Desde la tradición del pensamiento crítico lati-noamericano Pablo González Casanova intentarecuperar algunas dimensiones poco socorridasen este debate y propone “pensar que laglobalización es un proceso de dominación yapropiación del mundo”. Dominación tanto deEstados como de mercados, de sociedades comode pueblos, que se ejerce “en términos político-militares, financiero-tecnológicos y socio-cultu-

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rales”. El proceso de apropiación de recursosnaturales, de riquezas y del excedente produci-do se realiza de “una manera especial, en que eldesarrollo tecnológico y científico más avanza-do se combina con formas muy antiguas, inclu-so de origen animal, de depredación, reparto yparasitismo, que hoy aparecen como fenóme-nos de privatización, desnacionalización,desregulación, con transferencias, subsidios,exenciones, concesiones, y su revés, hecho deprivaciones, marginaciones, exclusiones,depauperaciones que facilitan procesosmacrosociales de explotación de trabajadores yartesanos, hombres y mujeres, niños y niñas”(González Casanova, 1998).

El proceso no se desarrolla ex nihilo o como unafuerza natural, la globalización “está piloteadapor un complejo empresarial-financiero-tecnocientífico-político y militar que ha alcan-zado altos niveles de eficiencia en laestructuración, articulación y organización delas partes que integran al complejo, muchas delas cuales son empresas o instituciones estata-les también complejas” (Ibid). En una argumen-tación como ésta destacan varias articulacionesy mediaciones conceptuales o categoriales quenos permiten una apertura más amplia del temade la globalización, y nos exige recuperar la dis-cusión del todo y de las partes, de la compleji-dad, pero también de lo abstracto y de lo con-creto.

Triunfo del universalismo abstracto

“La interpretación del acontecer histórico-social entérminos de un acontecer orgánico natural va másallá de los resortes reales (económicos y sociales) dela historia y entra en la esfera de la naturaleza eternae inmutable ... es una ‘totalidad’ que consiste en eltotal dominio de todos. La explicación teórica de estatotalidad la da el universalismo ... el universalismoen el campo de la teoría social ha asumido rápida-mente la función de una doctrina de justificaciónpolítica ... Al desplazarse la totalidad desde el puntofinal al inicial, se corta el camino de la crítica teórica

y práctica de la sociedad, que conduce a esta totali-dad. Se mistifica programáticamente la totalidad”.Herbert Marcuse.

Los últimos años han sido testigos no sólo delemerger del discurso de lo global, de laglobalidad, o de la globalización, sino de suimposición como verdadero paradigma domi-nante. Para el pensamiento crítico ha sido cuan-do menos difícil y constituye un reto importan-te establecer un distanciamiento de un paradig-ma que tiende a ser asumido como la razón es-tablecida. Lograr superar estos aprisiona-mientos aparece como una necesidad para in-tentar avanzar en la construcción de alternati-vas teóricas y prácticas. Distanciarse del con-cepto de la globalización y de su discurso, ocuando menos evitar una apropiación a-críticadel concepto, exige hacerlo no sólo desde el ni-vel teórico, o a partir de un corpus teórico, sinodesde una disposición cognoscitiva,epistemológica, profundizando en el nivel oámbito de los presupuestos que permiten suconstrucción categorial.

El tema de lo global o de la globalidad no hasido ajeno al desarrollo de la filosofía y de lasciencias sociales, se puede afirmar que el pro-blema de la globalidad acompaña al desarrollodel discurso de la modernidad y a su propiacrítica1 . Si bien es cierto que en los años ochen-ta comienza un uso más extensivo e intensivodel término globalización, no por ello significaque ésta sea la característica fundamental de ‘lonovedoso del mundo’. Ya desde la segundaposguerra y en especial de los años sesenta existelo que podemos calificar como una concienciade globalidad o bien conciencia de las dimen-siones alcanzadas por los problemas o amena-zas globales.

Tal conciencia no es sólo teórica o analítica sinoincluso existencial y se relaciona en su momen-to con la primera amenaza mundial; la bomba

1 Véase O. Kozlarek “Simulación, realidad y desafío de laglobalidad”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y So-ciales, 167: 35-50, 1997.

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atómica con sus posibilidades de destrucciónmasiva y global. A este desarrollo despropor-cionado y depredador del excedente social li-gado a los intereses del complejo militar-indus-trial nortemericano, lo acompañan la desenfre-nada competencia armamentista y el desarrollode un mercado global de medios de destruccióny un mercado de ‘seguridad global’, así comode una auténtica campaña global de interven-ción y penetración imperialista.

Continúa en un segundo momento con la con-ciencia de la gravedad de la crisis ecológica ylos problemas del medio ambiente, discutidosa profundidad después de la Conferencia deEstocolmo y la publicación de “Los límites delcrecimiento”. Tal y como en su momento lo afir-mó Edgar Morin a pesar de las insuficienciasde estos debates y sus restricciones disciplina-rias, el desarrollo de la conciencia ecológicaconstituyó “un primer paso que podría llevar-nos a una nueva forma de pensar, la del puntode vista global, y ello es absolutamente esen-cial” (Morin en Oltmans, 1975: 447). Seguiránposteriormente temáticas tales como el desarro-llo de la tecnología genética, la exclusión de lapoblación como amenaza global, etc. Problemaséstos que al tiempo que van adquiriendo con-senso como problemas de la globalidad danpauta de la crisis sistémica.

Aún desde este punto de vista, que observa ladimensión global de la actividad humana, comouna construcción social e histórica, en algunaocasión las ciencias sociales tendrán que darcuenta de la apropiación casi automática o reli-giosa de un termino que se crea en los mediosempresariales, las escuelas de negocios y losestudios del marketing y del management empre-sarial de los Estados Unidos2 . Como intentamosver a continuación no se trata sólo de reconocer

una dimensión global del acontecer y pensarhumano, sino de evitar o distanciarse de sumistificación e ideologización.Para este cometido de distanciamiento nos seráde gran utilidad recuperar dos ejercicios delpensar crítico que intentan discutir un uso abs-tracto y mistificador de las categorías de totali-dad y de universalismo. Nos referimos al tra-bajo que Herbert Marcuse publicara a fines delos sesenta con el título “La lucha contra el libera-lismo en la concepción totalitaria del Estado”(Marcuse, 1970, 89 – 131), y a una de las aporta-ciones más recientes de Franz Hinkelammert“Determinismo y autoconstitución del sujeto: lasleyes que se imponen a espaldas de los actores y elorden por el desorden” ” (Hinkelammert, 1996, 235- 277).Nuestra intención es recuperar su argumentaciónen el ánimo de relacionarla con lo que creemosconstituyen los supuestos y aprisionamientospresentes en la construcción discursiva de laglobalización. Herbert Marcuse en el ensayo ci-tado inicia la crítica de la doctrina del estado to-tal – autoritario, pero demostrando que el pro-pio liberalismo comparte los supuestos del tota-litarismo, es así que nos será de utilidad para ilus-trar lo que podemos calificar, retomando un con-cepto de Hinkelammert, como la ‘totalizacióntotalitaria del automatismo de mercado’ que nosería sino otro nombre para hacer referencia a laglobalización. No se trata sólo de una diferenciaterminológica sino –creemos– conceptual. ParaMarcuse “El estado totalitario exige la obligacióntotal sin admitir que se cuestione la verdad detal obligación” (Marcuse, 1970, 127), lo mismopuede plantearse con respecto al predominio delmercado total.Siguiendo a Karel Kosik (1967: 54) estamos enpresencia de una totalidad (abstracta), entendi-da de manera unilateral y no dialéctica. Estaconcepción es heredera de las corrientesidealistas del siglo veinte que reducen la tripledimensión de la totalidad –como principiometodológico– a una sola dimensión: “la rela-ción de la parte con el todo”. Esto desemboca

2 Como afirma R. Boyer desde 1983 Theodore Levitte pro-pone el término para “designar la convergencia de losmercados del mundo entero”. Levitte, T., Globalization ofMarkets, Harvard Business Review, May – June, 1983, ci-tado en R. Boyer, La globalización: Mitos y realidades, enGutierrez Garza, 1997, p. 21.

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en dos trivialidades: “que todo está en conexióncon todo” (la globalización como totalización delautomatismo del mercado todo lo modifica) “yque el todo es más que las partes” (siguiendonuestra analogía, la globalización no puede sermodificada por nada, antes bien exige la ade-cuación de las partes).

La preeminencia del todo con respecto a los‘miembros’, las partes o los individuos, se justi-fica en la medida en que “las formas de la pro-ducción y reproducción de la vida por ‘lo gene-ral’ están dadas de antemano a los individuos”(Marcuse, 1970, 108). Esto significa consolidarun concepto del todo que carece de sentido con-creto en la teoría de la sociedad pues está “se-parado de su contenido económico-social”. Sucorolario es una concepción organicista de larelación entre la totalidad así entendida y losmiembros que la componen.

Las relaciones entre la totalidad y los miembrosson entendidas como orgánico-naturales, “laexistencia humana” queda a merced de “fuer-zas ‘inviolables’ dadas de antemano” (Ibid, 91).Esta concepción conduce a una naturalizacióny deshistorización de los procesos sociales.

El camino recorrido por el universalismo abs-tracto, en el sentido de que el todo al que hacereferencia “no es una unificación impuesta porel dominio de una clase en una sociedad de cla-ses, sino una unificación que unifica a todas lasclases y que ha de superar la realidad de la lu-cha de clases y, de esta manera, la realidad delas clases mismas” (Ibid, 109) se complementacon una teorización organicista que conduce “através de la naturalización de la economía entanto tal, a la naturalización de la economía delcapitalismo monopolista y de la miseria masivaque esta última provoca: todos los fenómenosson sancionados como naturales” (Ibid, 114).

El predominio del universalismo abstracto exi-ge de otra complementación. Si en una primeraetapa “la economía es concebida como un ‘or-ganismo vivo’ al que no puede cambiarse ‘degolpe’ ” (Ibid) en un segundo nivel necesita apa-

ciguar la politicidad del sujeto y reprimir sucorporalidad, al alejarlo de la satisfacción de susdeseos y necesidades. La lógica autoritaria delestado o el mercado total, exige una concepcióndel hombre como “un ser cuya existencia se rea-liza en sacrificios cuyo sentido no cuestiona yen una entrega incondicionada, cuyo ethos es lapobreza y para quien todos los bienes materia-les desaparecen en aras del servicio y la obe-diencia” (Ibid, 118).Marcuse concluye su crítica haciendo un llama-do a la recuperación de la dimensión histórica,a la recuperación de una ‘auténtica historicidad’.Esta conclusión la expone en tres niveles. Enprimer lugar, demuestra que la“deshistorización de lo histórico pone de mani-fiesto una teoría que es la expresión del interéspor estabilizar una forma de relaciones huma-nas que no puede ya ser justificada frente a lasituación histórica” (Ibid, 112).En segundo lugar, Marcuse hace un llamado atomar en serio la historia, lo cual nos es de granutilidad en el cometido de conceptualizar a laglobalización como ‘forma social’. Pero sin asi-milarla como el desarrollo natural de fuerzastecnológico-productivas materiales que respon-den a lógicas inexorables e inamovibles. Nues-tro autor plantea: “si se tomara en serio a la his-toria, ésta nos indicaría que aquella forma es elresultado de una decisión y nos recordaría lasposibilidades de modificación, que resultan desu génesis ... Esta forma ...[social]... quedaeternizada ideológicamente al considerárselacomo ‘orden natural de la vida’ ” (Ibid, 112 –113).Por último, Marcuse recupera la dimensión con-creta e histórico-objetiva de la totalidad y plan-tea que “en la estructura económica de la socie-dad capitalista y monopolista, residen los fun-damentos fácticos del universalismo” (Ibid, 109).La crítica al universalismo abstracto que afirmaun orden social deshistorizado, es rematada alafirmar que por el contrario estamos en presen-cia “de un orden que se mantiene gracias al po-der de un enorme aparato, aparato que puede

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representar al todo, por encima de los indivi-duos, porque los oprime; es una ‘totalidad’ queconsiste en el total dominio de todos” (Ibid, 92).

Del análisis de Hinkelammert quisiéramos re-cuperar tres cuestiones que nos parecensustantivas en el ánimo de hacer un distancia-miento de los supuestos del discurso de laglobalización, entendida como totalización to-talitaria del automatismo de mercado3 . La pri-mera de ellas tiene que ver con el ambiente cul-tural. El pensamiento crítico ha pretendido re-primirse desde la afirmación de que vivimos eltiempo de la crisis de los grandes relatos, de queestamos en presencia de la crisis de losparadigmas. Hinkelammert plantea que el dis-curso de la crisis de los paradigmas encubre laafirmación de un conocimiento inauditamentedogmatizado y lleno de irreversibilidades oforzocidades de la historia: el paradigma delmercado. “Es en nombre de este paradigma quese arroja en contra de todo ser pensante la tesisde la crisis de los paradigmas” (Hinkelammert,1996: 237).

En segundo lugar, la propia crisis de losparadigmas se plantea como la pauta para des-echar criterios universalistas del actuar, pero ¿esreal la pérdida de estos criterios? A la luz deconstatar el hecho de que “un solo criteriouniversalista se ha impuesto: el universalismode los criterios del mercado” (Ibid), más ade-lante nuestro autor complementa su afirmación“se trata de un universalismo del ser humanoabstracto, detrás del cual, como siempre, se es-conde/proyecta la dominación de una minoríaque se impone por medio de los criterios de suuniversalismo abstracto práctico. De nuevo serevela el hecho de que los universalismos abs-tractos son posiciones de intereses minoritarioso, si se quiere, posiciones de clase de clases do-minantes. Nuestra pregunta tiene que ser porun criterio universal frente a este universalis-

mo abstracto. Este es precisamente el problemaactual” (Ibid: 238).

En tercer lugar, Hinkelammert llama a tenerconciencia “de que a la lógica de un universa-lismo abstracto como la del sistema presente”(Ibid) no es posible oponer otro sistema de uni-versalismo abstracto. Sin embargo, sólo se pue-de contestar mediante una respuesta universal:“Tal respuesta universal tiene que hacer de lafragmentación un proyecto universal ...fragmentarizar el mercado mundial medianteuna lógica de lo plural es una condición impres-cindible de un proyecto de liberación hoy”(Ibid). Para Hinkelammert “La fragmentación/pluralización como proyecto implica ella mis-ma una respuesta universal” (Ibid), la fragmen-tación no puede ser fragmentaria, pues seríarelativista, se transforma en criterio universalcuando para la propia fragmentación exista uncriterio universal.

Para este autor tal criterio universal no puedeser otro que el enarbolado por los zapatistas deChiapas: “Una sociedad en la que todos que-pan. Lograr tal meta universal, es precisamentela interpelación del universalismo abstracto ennombre de un criterio universal. Pero este crite-rio universal, en su aplicación en efecto pluralizasin fragmentar en estancos a la sociedad” (Ibid:239).

Del mismo modo, la construcción de alternati-vas tendría que ser planteada en el marco de larecuperación de criterios universales concretos,tal como el que enuncia Hinkelammert. En ellocoincide también Edgar Morin para quien “lapérdida de un universalismo abstracto resultapara muchos la pérdida de lo universal ... pero,en el proceso mismo por el cual todo se vuelvemundial y todo se ubica en el universo singularque es el nuestro, se da por fin la emergencia delo universal concreto” (Morin, 1994: 121).

Hecho este paréntesis filosófico yepistemológico podemos pasar a otras dimen-siones envueltas en el concepto de globalización,y los riesgos de su ideologización.

3 En este punto, sin duda, Hinkelammert está desarrollan-do el concepto de autorregulación por el mercado, siendoKarl Polanyi su interlocutor básico.

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Dimensión histórica de la globalización

“La auténtica historicidad presupone una conductacognoscitiva del hombre con respecto a las fuerzashistóricas y la crítica teórica y práctica de estasfuerzas”Herbert Marcuse

Tal y como en su tiempo Marx lo afirmó, las cri-sis capitalistas inician y promueven procesos dereconstitución histórica, que dan nueva forma alproceso de dominación y explotación a travésde recomponer los equilibrios, las pugnas y lasmediaciones de las fuerzas sociales. Esto tantoen el terreno interno de la economía nacionalcomo, sobre todo, en el contexto del sistemamundial o inter-estatal: “El mercado mundialconstituye a la vez que el supuesto, el soportedel conjunto. Las crisis representan entonces elsíntoma de la superación del supuesto y el im-pulso a la asunción de una nueva forma histórica”(Karl Marx, Grundrisse, 1857 – 58).

El siglo XX ha sido precisamente un espaciohistórico de sucesión de crisis y derecomposiciones o reestructuraciones capitalis-tas. En nada se justifica que la reestructuraciónmundial del capital iniciada en los ochenta (oaún antes) signifique una “modificación estruc-tural histórica del capitalismo”4 , algo así como unanueva etapa, o peor aún una nueva totalidadhistórica, expresada en la globalizaciónneoliberal. El capitalismo es global (mundial)desde su origen y desde sus inicios estuvo aso-ciado al colonialismo y al saqueo de las colo-nias. Esta conformación histórica no sólo retar-dó sino impidió el desarrollo económico y so-cial de nuestras sociedades ya como Estados-nación, de hecho conforme maduraba su eco-nomía desarrollaban su subdesarrollo (como enreiteradas ocasiones lo ha explicado GunderFrank). Desde el siglo XIX, el imperialismo y elintercambio desigual son características básicasdel capitalismo mundial.

La llamada globalización refiere al procesomultisecular de expansión internacional del ca-

pitalismo. En tal sentido experimenta un com-portamiento cíclico en períodos históricos deaceleración y desaceleración, envuelto en pro-cesos sociales que expresan continuidades ydiscontinuidades en la vocación de expansiónmundial del capital.

Resulta provechoso para recuperar el peso dela dimensión histórica, recurrir a lo que Braudelconsideró la característica fundamental del ejetemporal y la velocidad del cambio histórico: latriple dimensión de la temporalidad. Desde estaperspectiva de análisis la globalización puedeser enfocada como un proceso de larga dura-ción, en su dimensión coyuntural y a la luz ex-presiva y compleja de la historia como ‘aconte-cimiento’.5

Ubicados en una perspectiva de longue durée elalcance global de los mercados financieros ennuestros días, y las expansiones financieras en-tendidas como cierres de etapas fundamentalesdel desarrollo capitalista, encuentran su símilhistórico en los mercados de Londres en el sigloXIX, o incluso en los mercados de Amsterdamen el siglo XVIII. Estas etapas de culminaciónde ciclos sistémicos de acumulación también serigen por la sucesión y cambio en los ciclos dehegemonía6 (el pasó del hegemón desdeGénova, a Holanda, a Gran Bretaña, a EstadosUnidos ...). Desde esta perspectiva de largo pla-zo el estado actual del capitalismo se ubica enun largo trayecto de dominación, acumulación,explotación y apropiación del mundo.

Es aquí donde entra lo que podríamos denomi-nar una perspectiva coyuntural de aceleraciónde los procesos de despliegue mundial del ca-pital (cuando menos desde fines de los sesentae inicios de los setenta), que por otro lado ex-presan una profunda discontinuidad con losmodos de producción, acumulación y regula-

4 Véase J. Hirsch “¿Qué es la globalización?, RealidadEconómica 147: 7 – 17, a quien pertenece esa afirmación.

5 Eric Helleiner. “Reflexiones braudelianas sobreglobalización económica. El historiador como pionero”,Análisis Político, 39: 3-16, 2000.6 Véase G. Arrighi, The Long Twentieth Century. Money,Power, and the Origins of Our Times, Londres, Verso, 1994.

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ción que rigieron al capitalismo desde la segun-da posguerra hasta la crisis mundial de media-dos de los setenta. Los teóricos del sistema-mun-do y algunos de la dependencia como TheotonioDos Santos esperarían y siguen esperando (puesno hay elementos que permitan afirmar que estoha ocurrido), el comienzo de una fase de recu-peración del ciclo Kondratieff (aunque Dos San-tos dictaminó la recuperación casi desde el ini-ció de los noventas), y el inicio de una fase deexpansión que no se sabe a ciencia cierta adón-de nos conducirá (pues como afirma Wallersteinno se sabe el sendero que reconocerá el sistemacapitalista inmerso como está en una gran bi-furcación). Vista en su dimensión coyuntural laglobalización manifiesta el carácter reversibledel proceso, como también lo fue el proceso deaceleración y profundización de la globalizaciónentre 1850 y 1914.

En la dimensión temporal de corto plazo, losprocesos de globalización parecen manifestaruna intensificación de tendencias seculares ycoyunturales. Desde esta perspectiva temporal,los acontecimientos históricos tienden a ser pre-sentados como sucesos inexorables, irreversi-bles, que exceden nuestros márgenes de actua-ción política. En esta dimensión el contexto po-lítico, económico y cultural es utilizado por losgrupos de poder (nacionales y supra-naciona-les) para imponer una política acorde a sus pro-yectos de dominación, explotación y apropia-ción. Al enfocar la globalización desde este án-gulo de análisis, es posible destacar su sustratopolítico, y su entendimiento como forma de re-laciones sociales, como afirma Hirsch, “laglobalización actual es en esencia un proyectocapitalista en la lucha de clases. No es un meca-nismo económico ‘objetivo’ ni menos un desa-rrollo político cultural propio, sino una estrate-gia política ... no es un acontecimiento o expre-sión natural de una lógica ‘objetiva’ , sino unproceso impuesto y reñido políticamente”7

La necesidad de comprender el cúmulo de acon-

tecimientos que intervienen en el tránsito y cons-titución hacia nueva forma histórica como am-pliación y profundización de procesos que sevienen experimentando e implementando des-de cuando menos la afirmación hegemónica deOccidente como centro del sistema mundialdesde 1492 permite encontrar en la propia lógi-ca del despliegue del capital mundial su estruc-tura fundante. Desde este punto de partida, seproblematiza la visión que entiende nuestrocontexto histórico como “una nueva totalidadhistórica”8 en que se recompone, reconfigura oprescinde de la lógica de movimiento y valori-zación del capital internacional, para ceder susitio al encadenamiento de las economías na-cionales, los Estados-regiones, o las ciudadesglobales, a la lógica inexorable de las fuerzas dela sociedad global.

La diferencia conceptual entre, por un lado,nueva totalidad histórica y, por el otro, nuevaforma histórica, no es –desde nuestro punto devista– sólo semántica, hace referencia a una dis-tinción epistemológica fundamental9 . En la pri-mera categorización las fuerzas inexorables oincontenibles de la sociedad global actúansobredeterminando heteronómicamente,erosionando las capacidades de modificar laposición que se ocupa en el sistema inter-estatalo ante los grandes corporativos multinaciona-les. El lugar que se ocupa en la escala jerárquicade la aldea global reserva a nuestros países lacondición de provincias de la misma.

En la segunda interpretación se intenta plantearque es la particular forma y proceso que asumela (cor)relación de fuerzas o actores sociales (sean

7 J. Hirsch, Op. Cit.

8 Véase O. Ianni, “Estado-nación y globalización”, El Coti-diano 12 (71): 93-94, 1995, y F. Fukuyama, Capital social yeconomía global, Este País, No 59, pp 2-9, 1996.9 Retomamos el argumento ofrecido por J. Petras y H. Brill, “The tyrany of globalism”, en Petras, et. al., Latin America:Bankers, Generals, and the Struggle for Social Justice,Rowman and Littlefield, 1986, págs. 3 - 20, y el desarrolloque del mismo hace L. J. Garrido en su “Introducción” allibro de N. Chomsky y H. Dieterich, La Sociedad Global,México, Joaquín Mortiz, 1995, págs. 7 - 14.

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estos, clases, movimientos sociales, político -populares, naciones, o coaliciones e institucio-nes internacionales) y las potencialidades de lalucha, resistencia o insubordinación ejercida porlos distintos actores o clases; la que sanciona laforma en que se acomete la inserción o subordi-nación de la economía nacional en el mercadomundial, y decide la asignación de perdedoresy ganadores tanto en el seno del Estado-nación,como al nivel del mercado mundial en la formade polarización global, y reedición de políticasde corte imperialista o de un llamado ‘colonia-lismo global’10 .

La crisis contemporánea del capitalismo mun-dial, cuyo inicio numerosos analistas ubican enlos años de 1973 - 1975, constituyó una rupturageneral y abrió una reconstitución que aún hoyno termina. La profundización y prolongaciónde la crisis y los senderos que reconoce su solu-ción se transformó –para un conjunto de autoresy desde diversas perspectivas– en el paso a unaetapa superior de desarrollo del capitalismo11 . Loselementos que están en la base de esta transfor-mación son los cambios profundos de los pro-cesos productivos, del comercio mundial y dela intermediación financiera, que seinstrumentan a partir de una verdadera –peroen ningún modo definitiva– derrota mundial deltrabajo.

El paso a esta nueva etapa (si concedemos quese trata de una nueva etapa), o la asunción comodice Marx de “la nueva forma histórica”, exigiódel capital cumplir tres condiciones, que sinduda alguna, dan el signo a la década de 1980como espacio de transición y como década per-

dida para los países latinoamericanos. Lo queestá detrás de este proceso es el traslado de lacrisis de los centros a la periferia capitalista, consus particularidades regionales y sus consecuen-cias intra-estatales.

Estas tres condiciones, requisitos o exigenciaspara el capital, consistían en: a) Acentuar la ex-plotación del trabajo en todo el sistema, paraaumentar la masa de plusvalía apropiable y dis-ponible para la inversión; b) Intensificar la con-centración y centralización de capitales en laseconomías centrales para financiar las extraor-dinarias inversiones en desarrollo tecnológicoy modernización industrial; el reverso de lamoneda es la transferencia de volúmenes im-presionantes de valor, de la periferia al centro yque trae como resultado la auténticadescapitalización en América Latina, lo queagudiza su marginalización y miseria; y c) Am-pliar la escala del mercado para dar viabilidada estas cuantiosas inversiones12 .

Sin duda, gran parte del éxito logrado por laburguesía en este ajuste mundial a costa del tra-bajo, se debe a la formidable operación de pro-paganda. Este mecanismo logra imponer laofensiva ideológica neoliberal que sustenta eldogma de la restricción de la intervención delEstado, el ataque al sindicalismo (como elemen-to que no permite ajustar el mercado de traba-jo), la restricción de los derechos sociales, asícomo la reprivatización de la economía. De unosaños para acá se consolida la ideología de laglobalización como cuerpo conceptual, paradig-ma de interpretación, categoría de análisis, oelemento de dictaminación científica. Es tal laeficiencia de esta ofensiva ideológica que el lu-gar común tiende a identificar el neoliberalismocon la nueva etapa del capitalismo, apareciendoéste como imprescindible o necesario.

El período de 1975 - 1992 cierra el ciclo largo dela posguerra al registrar el hundimiento de los

10 Véase P. González Casanova “El colonialismo Global yla democracia” en S. Amin y P. González Casanova(Coords) La nueva organización capitalista mundial vistadesde el Sur. Tomo II. El Estado y la política en el Sur delmundo., Barcelona, Anthropos, CEIICH, 1996, págs. 11 –144.11 Véase S. de la Peña. “América Latina frente a laglobalización”, Dialéctica, Nueva Época, 18 (27), primave-ra de 1995, y Toni Negri “Fin de Siglo”, Paidos, Barcelona,1992, en especial los capítulos 3, 4, 5 y 6.

12 Véase Ruy Mauro Marini, Prefacio al libro de A. SoteloV. México: Dependencia y modernización. Ed. El Caballito,México 1993, págs. 9 - 12.

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3 pilares sobre los que descansaba el ordenmundial. Los tres subsistemas del sistema mun-dial registran una profunda crisis en el ámbitoeconómico. El período inicia con la crisis en oc-cidente del fordismo central y la emergencia dela ofensiva neoliberal, que al mismo tiempomanifiesta la imposibilidad de cuajar una op-ción de izquierda después de las esperanzas de1968. En segundo lugar, la crisis en el seno deldesarrollismo y la implementación del ajusteestructural en el Tercer Mundo a partir del lla-mado Consenso de Washington. El predominio delneoliberalismo en América Latina se registradesde 1980, o incluso antes, bajo el terror de losregímenes de ‘seguridad nacional’. En tercerlugar, el estrepitoso hundimiento de los regí-menes de tipo soviético.

En el terreno político el ciclo se cierra con eldesgaste del sistema de la bipolaridad mundial,que verá sustituir al enemigo comunista por “losenemigos de las democracias liberales de mer-cado”, el terrorismo, el narcotráfico, y los na-cionalismos. Todos ellos elementos que permi-ten sostener los impresionantes gastos milita-res y el mantenimiento de los intereses del ca-pital ligado a la expansión armamentista y alcomplejo militar-industrial norteamericano.

La articulación dialéctica entre la emergenciadesde fines de los años setenta, de un orden eco-nómico tripolar en el mundo capitalista (cuyoscentros se sitúan en Estados Unidos, Japón yAlemania, o la Unión Europea toda), y lapervivencia de un orden militar claramentehegemonizado por los Estados Unidos es des-tacado entre otros autores por NoamChomsky13 . El lingüista norteamericano afirmaque en el episodio de la guerra del Golfo, Was-hington prefirió trasladar la confrontación alescenario de la fuerza y eliminó posibles sali-das y oportunidades diplomáticas, e inclusoexpresó preocupación de que la comunidad in-ternacional precipitara una solución a la crisis

por los cauces de la diplomacia, que quizás hu-biera tenido los mismos resultados pero sin unademostración efectiva del poderío militar y dela resuelta actitud de EE UU. En cuanto a loscostes de la aventura bélica concluye Chomskyque para el gobierno norteamericano era “cla-ramente ventajoso ... que fueran compartidos,pero no al precio de sacrificar el papel de únicodefensor del orden”14 . Para el mundo enteroquedó claro que los Estados Unidos son el úni-co poder con la capacidad y la voluntad de ejer-cer la fuerza a escala global. La estrepitosa caí-da del “socialismo realmente inexistente” y laresolución militar del conflicto iraquí inaugu-ran propiamente el ‘nuevo orden del desordenmundial’.

Samir Amin sostiene -a nuestro juicio con ra-zón- que no existe una regulación sistémica enel plano mundial, ésta se reduce al ámbito deactuación de los capitalismos nacionales. La es-cuela regulacionista ignora que en el capitalis-mo central la distribución del ingreso tiende aestabilizarse y dar salida al proceso de sobre-producción (al vincular el incremento del sala-rio real con el incremento de la productividad),mientras que en las zonas periféricas la desigual-dad social crece con el propio desarrollo del ca-pitalismo (al no efectuar tal vinculación). Estacaracterística despliega la polarización social yla exclusión tanto al interior de los capitalismosnacionales como a escala global del sistema. Noexiste regulación sistémica que rija a nivel in-ternacional pues significaría la interconexión depolíticas nacionales de desarrollo, lo cual seopondría a la idea misma de un sistema comoel capitalista que se rige por la competencia in-ternacional. El único equilibrio que rige la ac-tuación de los tres subsistemas del sistema mun-dial se realiza mediante el ajuste estructural delas regiones más débiles a las condiciones deacumulación de los más fuertes. Lo que es más,la regulación en el centro reproduce la relacióndesigual entre centro y periferia y al interior decada uno de estos espacios.

13 Véase N. Chomsky, El miedo a la democracia, Barcelo-na, Crítica, 1992, Introducción, págs. 11 - 19. 14 Ibid, pág. 14.

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El ‘trabajo de crisis’ en los países centrales en-cuentra como una de sus bases el traslado de lacrisis a la periferia. Los países centrales buscanactualizar los modos de regulación en sus eco-nomías a través de imponer las políticas dedesregulación económica en los paísesperiféricos.

Desde esta perspectiva la globalizaciónneoliberal puede ser caracterizada como el de-sarrollo más contemporáneo del proceso deinternacionalización del capital y el paso haciauna recomposición en la división internacionaldel trabajo. El surgimiento de un sistema pro-ductivo mundializado (en sus fases de produc-ción, circulación, distribución y consumo) quetoma el lugar de los sistemas productivos na-cionales, manifiesta la vocación mundial delcapital. Como lo planteo en su tiempo Trotskydesarrollando una tesis de Marx, “cada capita-lismo nacional ...(en mayor medida loshegemónicos)... se dirige a las reservas del ‘mer-cado exterior’ es decir de la economía mundial,... para luchar contra sus propias contradiccio-nes interiores” (Citado en Chesnais, 1997).

La globalización en su dimensión normativa

“Ella determina lo que los gobiernos pueden –y de-berían– hacer”. Martin Wolf

El despliegue económico mundial del capital noprescinde del Estado. Para los partidarios de laglobalización, los principales actores o hacedo-res de la historia son las transnacionales y el grancapital con sus estructuras e instituciones supra-nacionales. Los sujetos, organizaciones, movi-mientos y pueblos sojuzgados, no hacen sinopresenciar los acontecimientos y ocupar el lu-gar que les fijan las estructuras omnipresentesdel mercado y el capital global. La historia nose construye por ellos, se presencia, se les im-pone una ideología según la cual no hay alter-nativa al neoliberalismo y la globalización.

En una perspectiva radicalmente distinta y crí-tica del globalismo extremo, otros autores han

planteado que para discernir la implementacióny profundización de las políticas neoliberales deglobalización, el lugar del Estado-nación no eshacia su desaparición o desplazamiento, sinoque éste actúa como inductor, gestor o sancio-nador de dichas políticas, a través del“desmantelamiento del marco constitucional yjurídico ... para suprimir los derechos de la na-ción sobre el subsuelo y el espacio aéreo, lasantiguas formas de la tenencia de la tierra, lasgarantías de los trabajadores y los sindicatos (delsalario mínimo remunerador a los contratos co-lectivos de trabajo), los sistemas de seguridadsocial”15 .

Como afirma Vilas “el Estado interviene en fa-vor de los grupos mejor articulados a los proce-sos de globalización para fortalecer su posiciónen el mercado y promover sus intereses”16 . Laspolíticas neoliberales de globalización modifi-can las relaciones entre las clases, éstas se im-pusieron y ejecutaron por determinados acto-res e intereses, e implicaron acciones específi-cas del Estado y sus representantes, y la renun-cia a otro tipo de políticas, a otra forma de aco-meter la inserción al mercado mundial capita-lista. El proyecto neoliberal dominante se eje-cuta en una particular correlación de fuerzassociales, y con una determinada actuación delEstado y sus instituciones.

Si en un primer momento la globalización seasocia a la apertura de mercados, lacompetitividad, la promoción de exportaciones,la atracción de inversiones y flujos de capital;en una segunda arremetida, ésta pretende im-pugnar la institucionalidad y urge por reformasradicales en los ámbitos de la legislación labo-ral, tributaria, bancaria, comercial, financiera,de cobertura y prestaciones sociales provistaspor el Estado.

La conjunción de estos procesos termina porinstalar no sólo a los actores gubernamentales y

15 Luis Javier Garrido “Introducción”, op. cit. pág. 8.16 Carlos Vilas, “Seis ideas falsas ... op. cit. pág. 21.

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los líderes políticos, sino a la ‘opinión pública’toda en la ‘encrucijada de la globalización’, don-de esta última se presenta, por un lado, como lafuerza exógena que exige apresurar y profun-dizar las reformas, y en caso de que se cuestio-nen sus devastadores efectos sociales, la mismalos asume como sus secuelas o fenómenos inevi-tables17 , como los costos del progreso y la mo-dernización.

En este marco de imposición y aplicación dereformas económicas deben ser situadas laspolíticas que subsumen el proceso de integra-ción latinoamericana, y lo incluyen en la agen-da neoliberal para beneficio del gran capitalmultinacional. El predominio de los bloquesregionales de la tríada en la llamada nuevaregionalización de la economía mundial seacompaña de procesos de sub-regionalizacióna manera de redes productivas, comerciales yfinancieras de los territorios que pertenecientesa determinados Estados-nación son incorpora-dos a los flujos de información, tecnología, ca-pital y mano de obra de las grandes corporacio-nes multinacionales.

Proyecciones regionales y globales

“... en el mundo contemporáneo la preponderanciade un imperio no se mide ya únicamente a escala geo-gráfica. Además de los formidables atributos milita-res, ésta deriva esencialmente de la supremacía en elcontrol de las redes económicas, los flujos financie-ros, las innovaciones tecnológicas, los intercambioscomerciales, extensiones y proyecciones (materialese inmateriales) en todos los órdenes ... Nadie dominatanto la Tierra, sus océanos y su espaciomedioambiental como Estados Unidos”. IgnacioRamonet

El establecimiento o consolidación de los llama-dos “bloques regionales” no sólo es producto

de la reciente arremetida de la mundializacióncapitalista, o no sólo tiene que ver con la índoleeconómica del desarrollo capitalista con proyec-ción mundial. La regionalización es heredera detodo un proceso de despliegue geopolítico delcapital y del establecimiento duradero, endebley a ratos precario de la disputa hegemónica en-tre Estados Unidos y las otras potencias econó-micas con proyecciones globales.

Desde nuestro punto de vista, lo que la llamadaglobalización manifiesta es la consecusión, enun determinado contexto histórico, del conjun-to de finalidades que podemos asociar a las po-líticas de corte globalista que el imperio delNorte experimenta en el último siglo. En el te-rreno de la geopolítica y la diplomacia impe-rial, la geoeconomía de la globalización mani-fiesta la consolidación del globalismo norteame-ricano, de ahí que prefiramos asociarlo con in-tereses y políticas de orden intervencionista yexpansionista, que hacen recordar al imperia-lismo clásico.

Para el caso latinoamericano la proyecciónmundial del capitalismo estadounidense estáasociada al establecimiento del proyectohemisférico del ALCA (Acuerdo de Libre Co-mercio de las Américas), del que el TLCAN (Tra-tado de Libre Comercio de América del Norte)es –digamóslo así– sólo el primer paso.

El globalismo norteamericano encuentra susorígenes y se relaciona estrechamente con lasprácticas de un Estado pragmático18 , que buscala consecusión de finalidades de expansión glo-bal que aseguren el despliegue de sus grandescorporativos en términos de producción, distri-bución y consumo pero que, sin embargo, res-guarden su mercado nacional o regional y loprotejan de la amenaza real o ficticia de la com-petencia externa.

A lo largo de este siglo, después de la desapari-ción del dominio hegemónico de Gran Bretaña,17 Para Enrique Iglesias, presidente del BID, la creación

de nuevos pobres producto de la aplicación de las políti-cas neoliberales de globalización y la profundización deesas reformas es un “fenómeno transitorio e inevitable”.Véase La Jornada, 14 de Marzo de 1997, pág. 55.

18 Véase J. L. Orozco, “Pragmatismo y globalismo: el pri-mer ensayo” en J. L. Orozco y A. L. Guerrero, Pragmatismoy Globalismo, México, Fontamara, 1997, págs. 15 - 40.

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el mundo paso poco a poco a convertirse en unsistema de bloques económicos apoyados enbarreras arancelarias, apoyándose en sus iniciosen la política de ‘preferencias imperiales’. En elproyecto geopolítico alemán de inicios de estesiglo, estas proyecciones regionales estaban vin-culadas en un inicio a la doctrina del espaciovital ‘lebensraum’, y después se percibieron des-de una perspectiva más global, interpretando alas regiones económicas en clave de‘panregiones’ (‘una especie de doctrina Monroemultiplicada por tres’). Después de la segundaguerra mundial siendo Estados Unidos el granvencedor de la conflagración bélica, la políticade bloques regionales entró en desuso y hubouna gran promoción de una política con pro-yecciones globales, con instituciones queactuaban en un marco multilateral (ONU,GATT, Instituciones de Breton Woods, etc). Eneste período bipolar la doctrina norteamerica-na de las ‘grandes áreas’ estuvo asociada a lapolítica de contención. Actualmente en el pe-ríodo de posguerra fría la política de bloqueseconómicos vuelve a cobrar una gran actuali-dad e importancia (Taylor, 1994, 45 – 58).Desde 1945 el mundo comenzó a moverse enun contexto de dos superpotencias, y primo laestrategia de la contención y la política de alian-zas antisoviéticas que se pactaron tras la guerra(la OTAN en Europa, el CENTO en Asia Occi-dental, y la SEATO en Asia Oriental). Elglobalismo intervencionista de los Estados Uni-dos no se restringe al terreno de lo político-mili-tar, sino articula la geopolítica del globalismointervencionista, con la geoeconomía de la ex-pansión y conquista de mercados. Desde el pe-ríodo de entreguerras y con mayor fuerza des-pués de 1930 la geoeconomía de los EstadosUnidos se mueve en la lógica de las grandesáreas como espacios geoestratégicos de asegu-ramiento de recursos, mano de obra y merca-dos que den viabilidad a un capitalismo en cre-cimiento, en el caso de Alemania este procesode expansión se vincula a la ideología y la doc-trina del ‘espacio vital’ y las ‘panregiones’globales, y en Japón a la doctrina de la ‘esfera

de coprosperidad’, que atienden –los tres pro-cesos– a la ampliación de soberanía o de cuasi-soberanía, y en tal sentido constituyen el origenfundante de los actuales procesos deregionalización ahora ya en proceso de consoli-dación19 .

Conclusión

Ante el planteamiento dominante, según el cualel capitalismo ha ingresado a una nueva etapade su desarrollo, conformando “una nueva to-talidad histórica”, en la que las fronteras senulifican o se anulan y donde el Estado-nacióny la soberanía se tornan “anacrónicos” y “qui-méricos”, se impone la necesidad de pensar yrepensar un razonamiento alternativo.

Una tarea adicional será enumerar las conse-cuencias políticas, sociales y culturales de unplanteo según el cual las fuerzas inexorables dela autorregulación por el mercado presentancomo imposible o utópico cualquier razona-miento que cuestione el automatismo odeterminismo del globalismo homogeneizante.

Ante este desvanecimiento de la subjetividad,se impone la necesidad de observar las recien-tes transformaciones históricas que experimen-ta el capitalismo mundial como laprofundización, ampliación o afianzamiento deprocesos y estructuras del modo de producciónespecíficamente capitalista (que quizás no seantan novedosas). Estos procesos se impusieron yejecutaron por determinados actores e intere-ses e implicaron acciones específicas del Estadoy sus representantes, así como la renuncia a otrotipo de políticas, a otra forma de acometer la(re)inserción al mercado mundial capitalista. El

19 Véase J. Saxe Fernández, op. cit., y del mismo autor“América Latina-Estados unidos en la posguerra fría: Apun-tes estratégicos preliminares”, Problemas del Desarrollo,23 (90): 135-179, 1992, así como la argumentación y lailustración histórica de N. Chomsky, “Lo que realmentequiere el tío Sam”, México, Siglo XXI, 1994, 136 págs, enespecial 9 - 33.

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proyecto neoliberal dominante se ejecuta en unaparticular correlación de fuerzas sociales, y conuna determinada actuación del Estado y susinstituciones.

La llamada globalización ha sido expuesta comorecomposición y restructuración del capitalis-mo, como despliegue de la crisis y del ‘trabajode crisis’. La imposición de estas políticas en elterreno de la geoeconomía y la geopolítica in-ternacional parecen reeditar el ejercicio de polí-ticas imperiales de dominación, de explotacióny de exclusión.

La dinámica de funcionamiento de un capitalglobal mundial, cada vez más libre de atadurasno puede, sin embargo, independizar su fun-cionamiento de la pervivencia del Estado-na-ción. La permanencia de la institución estatalasegura la lógica de transferencia de exceden-tes de los sectores asalariados al capital, sancio-na la asignación de ganadores y perdedores,como producto de los reacomodos en las rela-ciones Estado - Mercado, Estado - Sociedad, yEstado - Capital, y ejecuta las modificaciones delos marcos institucionales y legislativos vigen-tes, a fin de mantener en los márgenesinstitucionalizados (y en el espacio fijado porlas fronteras territoriales) el acentuamiento delconflicto social.

El reconocimiento de que la globalización delcapital no se reduce a la ampliación de los in-tercambios y valorización del capital–dinero ydel capital–mercancía, sino que incluye tambiénel ámbito de globalización o mundialización dela experiencia vivida (como pobreza, hambre yexclusión de la mayoría de la humanidad) ma-nifiesta que la dinámica globalizadora no estásujeta a una sola dimensión temporal, sino quepuede incluir procesos sociales, o ejercicios deconstitución de la subjetividad, que expresan ala historia como un terreno de enfrentamiento.Así entendido, nuestro contexto histórico inclu-ye distintos ritmos de temporalidad y madura-ción de la respuesta y la protesta de los distin-tos sujetos y de las fuerzas sociales.

Determinismo, automatismo e inexorabilidad delas leyes del mercado y el capital o imposiciónviolenta, autoritaria y excluyente de la gestióncapitalista de la crisis, que pone en riesgo lasdos fuentes fundamentales de la riqueza (la na-turaleza y el sujeto) en éste y cualquier tipo desocialidad posible. Esta disyuntiva o dialécticapuede, paradójicamente, ser planteada del si-guiente modo: El renacimiento y desarrollo del pen-samiento crítico se fincará en la globalización omundialización de la crítica, o en la crisis de la ideo-logía y la ortodoxia globalizacionista.

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