carta autonómica

10
Universidad de Puerto Rico Recinto en Arecibo Trabajo investigativo: Concesión de la Carta Autonómica

Upload: taysha-bruno

Post on 09-Jul-2015

818 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Carta Autonómica

Universidad de Puerto Rico

Recinto en Arecibo

Trabajo investigativo: Concesión de la Carta Autonómica

Page 2: Carta Autonómica

Luego de un periodoideológico autonomista en la isla, los esfuerzosde los líderes vieron

resultado mediante la aplicación propiamente de la autonomía bajo la Carta Autonómica.

¿Cuál fue la reacción del colectivo puertorriqueño al recibir este nuevo orden de

Gobierno y por qué finalizó?

Al tener presente la historia de abusos, discriminaciones, malos tratos y atropellos

que han sufrido los isleños e isleñas desde el momento en que Puerto Rico pasó a manos

españolas en términos coloniales, no es difícil entender por qué en diferentes momentos

históricos, en la isla predominó una atmósfera de inconformidad y tensión entre los

criollos. En virtud de presentar argumentos que den una posible respuesta a la pregunta

que motivó esta investigación, es menester tener presente los sucesos del siglo XIX, tanto

locales como internacionales, que llevaron a un grupo de puertorriqueños a tomar acción

sobre la situación de la Isla. Entre los eventos que vale la pena mencionar está el intento

español por mantener su colonia en Puerto Rico, conocido como la Real Cédula de

Gracias en el año 1815. Con esta iniciativa la isla se convirtió en hogar de extranjeros y

propició un marcado desplazamiento y menosprecio hacia los criollos locales en términos

de riqueza y poder político.Este paso de poderes a manos forasteras y la posterior libreta

de jornaleros de Juan de la Pezuela de 1849 a 1873 continuaron intensificando la tan

lacerada relación de coloniaje de siglos entre Puerto Rico y España, e intensificó la

necesidad de un cambio por parte de los jornaleros y criollos que no tenían participación

en el terreno político-económico.

Page 3: Carta Autonómica

Luego de intentos de insurrección contra la corona española, grupos de líderes

políticos puertorriqueños, más que buscar separación, pretendían reformar los acuerdos

políticos entre ambas tierras. Tras diversos procesos y luchas políticas, autores como

Francisco Scarano presentan el periodo de 1876-1898 (los últimos 22 años del periodo

español) como uno de marcada trascendencia en términos políticos para Puerto Rico.

Para finales de este periodo ocurrieron dos eventos que marcaron la historia de nuestro

país de manera contundente: la aplicación de la autonomía a través de la Carta

Autonómica de 1897 como la presenta Burgos-Malavé y los efectos de laley Foraker

como los presenta Raffucci.

Las únicas posesiones españolas ultramarinas eran Cuba y Puerto Rico, y en sus

intentos por mantenerlas España comenzó a “… ofrecer reformas liberalizadoras y de

descentralización administrativa…” en pos de evitar que la radicalidad cubana trastocara

al moderado Puerto Rico. La carta autonómica fue un acuerdo que tardó décadas para

simplemente ser considerado por los grupos políticos de la isla. No se puede perder de

vista que previo a 1897, Puerto Rico, en términos de ideología autonomista, atravesó

varias etapas. La etapa pre-autonomista que señala los años de 1868 a 1878: una década

que protagonizó luchas a raíz del intento de revolución de 1868 en Lares. Como presenta

Burgos-Malavé en el primer capítulo de su libro, “La primera manifestación de la

individualidad política Puerto Rico es su participación como provincia en las Cortes de

Cádiz de 1810-1812. Fue el primer escenario para la expresión formal de unos deseos de

reformas político-administrativas, que continuaron aumentando a través de todo el siglo.”

Este primer periodo fue crucial para la posterior búsqueda reformista. En virtud de

Page 4: Carta Autonómica

ejemplificar lo anteriormente expuesto, se puede tomar el caso de Ramón Power en las

Cortes, queaunque no fue un logró tan significativo, este logró la concesión de mayor

participación criolla en el gobierno (Ley Power de 1811).

La segunda etapa que nos presenta la autora es la del autonomismo moderado que

va de 1880-1890. Un suceso que sobresale en este periodo que aportó a la apertura del

camino hacia la posterior Carta Autonómica fue la Asamblea de Ponce de 1887. Cabe

abrir un paréntesis para mencionar la influencia que tuvo el Partido Autonomista Cubano

(guiados por los principios del derecho moderno) en la formación ideológica del nuevo

Partido Autonomista Puertorriqueño que fue creado en esta asamblea. Esta asamblea se

llevó a cabo como narra Burgos: “El 7 de marzo, y bajo la presidencia Román Badorioty

de Castro, se reunían doscientos noventa y cinco delegados de los trescientos nominados

por sesenta y dos pueblos […] En medio de un ambiente de cordialidad y civismo, se

sometió el Plan de Ponce a discusión.” Esta discusión resultó: en la creación del Partido

Autonomista Puertorriqueño, en el predominio de la doctrina autonomista moderada

sobre la radical ya que el autonomismo moderado era “más realista y más adecuado a las

condiciones de las condiciones españolas”, y se constituyó el Partido Autonomista

Antillano al realizarse la coalición con el partido cubano.

La tercera y última etapa que la autora menciona como preámbulo a la Carta

Autonómica es la que denomina como propiamente autonomista que ubica desde el 1890-

1897. En este periodo histórico ya tanto Cuba como Puerto Rico habían recibido un

número de derechos y libertades por parte de España, pero la inconformidad aun

Page 5: Carta Autonómica

prevalecía ya que entre sus aspiraciones aún seguía la identidad de derechos políticos, la

reforma liberal, la de los aranceles, la gobernación civil de las Antillas y las libertades

provincial y municipal. En estas fechas se estaban llevando a cabo una serie de debates,

tanto locales como en las Cortes españolas, respecto a esta situación y en virtud de

satisfacer las necesidades político-económicas. A su vez, el diputado de los Estados

Unidos en Madrid, Stewart Woodford, emitió un ultimátum ejerciendo presión sobre la

Corona española, quien finalmente se vio empujada a, de manera apresurada, redactar los

decretos autonómicos. El 22 de noviembre de 1897 se dio lectura a los cuatro Reales

Decretos (nombre con que se le conoció a la carta autonómica) que constituían la

autonomía colonial. Los firmó la Reina el 25 de noviembre.

La opinión de la prensa local y peninsular no tardó en reaccionar, y tampoco el

sentir del pueblo puertorriqueño. En diferentes puntos de la isla el pueblo manifestó su

regocijo y celebraban su adhesión con España. El 12 de febrero de 1898 fue la fecha que

atestiguó el establecimiento del Gobierno provisional y el pueblo se lanzó a las calles

para rendirles tributo a los Reyes, a España, al gobernador y a la autonomía y sus líderes;

había decoraciones y pancartas aludiendo a la ocasión. Fue una festividad popular

organizada por la juventud que integró personas de todas las edades unidos por una causa

común: el triunfo de la autonomía.

Al tener este trasfondo histórico como referencia de la situación político-

económica en la isla desde el inicio de su relación con España, y haciendo hincapié en el

periodo de 1868-1897, es natural y muy comprensible que los líderes puertorriqueños, al

Page 6: Carta Autonómica

decodificar los deseos colectivos, tuviesen como objetivo reestructurar la relación que

Puerto Rico sostenía con España, y finalmente en 1897 lo lograron mediante los Reales

Decretos. Como en cualquier proceso decisivo que afecte el gobierno de un país, hubo

una mezcla de reacciones, ya que no se puede perder de vista que los líderes políticos

estaban repartidos entre diversas ideologías. Pero la reacción del pueblo ante el

establecimiento de este Gobierno provisional fue una: masas de todas las edades se

movilizaron por las calles en distintos puntos de la isla para rendir tributo a los

responsables de ese logro que sería preámbulo para un futuro, no bajo sino junto a

España.

Todas estas aspiraciones fueron un simple destello que se desvaneció fugazmente

ante los resultados de la Guerra Hispanoamericana. En su plan de crear y fortalecer su

posición estratégica en el Caribe y el Pacífico, Estados Unidos adquirió a Hawaii en 1898

durante esta Guerra; la nación estadounidense se caracterizó por un modo de proceder

intervencionista y expansionista. Como presenta Raffucci en su libro, quizás el exponente

más elocuente de estas corrientes de pensamiento en esa época lo fue Alfred Mahan,

quien mantenía estrechos lazos de amistad con el presidente estadounidense y otros entes

de gran relevancia política. Mahan decía que el predominio y el poder de una nación

estaban ligados a su fuerza naval y al control de la región del Caribe para dominar el

canal interoceánico; él establece claramente la importancia del mar sobre el éxito

político-económico de un país.

Page 7: Carta Autonómica

Como resultado de la Guerra hispanoamericana, el 25 de julio de 1898 entró el

General Nelson Miles por la bahía de Guánica, al mando de 7,000 soldados: presagio del

fin de los lazos de Puerto Rico con España. Aunque había muchos complacidos con los

avances políticos logrados con la carta autonómica, la resistencia del pueblo ante el

invasor fue mínima. El servicio militar español demostró una falta de planes de

coordinación y una gran incompetencia tanto material como organizativa. Un presente

comentó: “No tenían cuanto los ejércitos necesitan, no ya para tomar la ofensiva, sino

para una defensiva decorosa”. También, las gestiones por conseguir tropas de refuerzos,

municiones y víveres fueron inútiles. En los 19 días que duró la Guerra el ejército de los

Estados Unidos ocupó gran parte de la isla. En los pueblos se comenzó una propagando a

favor de los invasores, y hasta el alcalde interino de Yauco en su toma de posesión alabó

al Gobierno americano.sin mucho preámbulo, la realidad isleña no albergaba grandes

esperanzas respecto al resultado definitivo ya q cada vez era mayor el número de

soldados americanos en la isla y más los puertorriqueños que se pasaban a sus filas.

De forma muy inteligente y a la luz de estos sucesos algo desconcertantes para

algunos gobiernos, el General norteamericano aprovechó el entusiasmo de municipios

influyentes como Ponce para emitir su primer manifiesto al pueblo, en el que, en virtud

de atraerse las simpatías de la gente y minimizar la resistencia de la población civil, se

“echó al pueblo al bolsillo”. En pos de entender por qué el posterior descontento

puertorriqueño, cito al General Nelson A. Miles: “No hemos venido a hacer la guerra

contra el pueblo de un país que ha sido oprimido, durante siglos, sino al contrario, a

traeros protección… promover vuestra prosperidad y para procuraros los privilegios y

bendiciones de las instituciones liberales de nuestro Gobierno… No tenemos el propósito

de intervenir en las leyes y costumbres existentes que fueran sanas y beneficiosas para

Page 8: Carta Autonómica

vuestro pueblo”, declaró Miles, añadiendo finalmente que “ésta no es una guerra de

devastación, sino una que persigue el dar a cuantos estén bajo el control de sus fuerzas

militares y navales las ventajas y las bendiciones de la ilustrada civilización”. Como se

evidencia previamente, Miles llevó una guerra “culta, moderna y humanitaria, en la que

se respetaron las costumbres, leyes y religión de los nativos” como la calificó Rivero

Méndez.

El régimen autonómico llegó a su fin en el año 1899 con el Tratado de París;

resolución de anexión aprobada en la que el gobierno español renunció a todo derecho

sobre la isla de Cuba y cedió a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico, Guam y

Filipinas.1 Luego de esta reciente posesión, los Estados Unidos comenzó a trabajar en

proyectos de ley para Puerto Rico y el 12 de abril de 1900 se aprueba la ley de gobierno

civil Foraker que fue firmada por el presidente en turno de los Estados Unidos. La

imposición de la tarifa temporal sobre el comercio entre Estados Unidos y Puerto Rico y

la eliminación de las disposiciones referentes a la extensión de la Constitución, la

ciudadanía norteamericana y el envío de un delegado al congreso motivaron fuertes

críticas. Tres días después de haberse firmado el Acta Foraker, Luis Muñoz Rivera

emitió: “No llena las aspiraciones ni satisface los anhelos del país cumplidamente.

Tenemos el perfecto, el legítimo, el incuestionable derecho, de volver a poseer lo que

teníamos, y cuya posesión se interrumpió con el gobierno americano […]”. Muñoz

Rivera, más que un descontento ante las limitaciones que envuelve la Ley Foraker, deja

claramente en este comunicado de prensa del Diario de Puerto Rico una preferencia de

los términos alcanzados con el gobierno español bajo la carta autonómica. Un año

después, en una carta al Presidente de los Estados Unidos dijo: “[…] es una ley indigna

de los Estados Unidos que la imponen y de Puerto Rico que la soporta. No existe en ella

ni la más leve sombra de pensamiento democrático. […] ”. Así mismo, el periódico La

Democracia, portavoz del Partido Federal opinó en 1904: “[…] Se esperaba que ellos

respetaran la autonomía otorgada por las cortes españolas en 1897, o que las sustituyeran

1 Los Estados Unidos la suma de veinte millones de dólares a los españoles en un plazo de tres meses

luego de firmado el Tratado.

Page 9: Carta Autonómica

por otra autonomía más amplia y completa. Y en vez de realizar esa esperanza legítima

de la población criolla, el Congreso promulgó la Ley Foraker, dentro de cuya urdimbre

despótica el gobernador y el consejo ejecutivo, designados por el Presidente, son los

únicos capaces de legislar y de ejecutar, […]”

En conclusión, el gobierno estadounidense ofreció, como dicen coloquialmente,

“villas y castillas” y una vez desplazó sus tropas a través de toda la isla casi sin

resistencia y esperanzó al pueblo, con la Ley Foraker del 1900 solo provocó una

desilusión colectiva, y dejó a muchos puertorriqueños y puertorriqueñas prefiriendo tener

devuelta la carta autonómica y la relación con España, que aunque no era perfecta, no era

la camisa de fuerza con que los Estados Unidos vistió a Puerto Rico.

Page 10: Carta Autonómica

Bibliografía

Burgos-Malavé, Eda Milagros (1997) Génesis y praxis de la Carta Autonómica

de 1897 en Puerto Rico. Santo Domingo, República Dominicana: Editorial

Corripio, C. por A.

Raffucci de García, Carmen I. (1981). El gobierno civil y la ley Foraker.

Universidad de Puerto Rico en Río Piedras: Editorial universitaria.

Scarano, Francisco A. (2000) Puerto Rico: Cinco siglos de historia. Segunda

edición. México D.F.: Editorial McGraw-Hill.