carmen elisa escobar. la violencia. ¿qué puede decirse desde el psicoanálisis?

6
NOTAS ciada, palabra que llegaba al fondo de la confesión al fondo del ser, un ser que espera revelarse.7 Podemosconsiderar este sueño como un testi- monio de la ambición de Freud en el origen, una lucha por el reconocimiento, una pasión que se antepone a todo y tal vez el desamor; pero puestos sobre el tapete pueden ser leídos yeso hace una radical diferencia. Es volver a abrir el inconsciente que tiende a cerrarse tras su mensaje. Un deseo busca ser reconocido, este es el sentido de un sue- ño. Darle lugar: He ahí la valentía. 1 FREUD, Slgmund. Prólogo a la segunda edición de "La 1n- terpretaclÓn de los sueños". Obras completas. Buenos AIres. Amorrortu Editores, 1979. Tomo IV, pág. 20. 2 Ibtd.. pág. 188 3 La cita es extraída por el mismo Freud del Fausto de Goethe. Parte I. escena IV. 4 FREUD,op. cü. 5 Ibtd., pág. 190. 6 LACAN,Jacques. Los cuatro conceptosjundamentales del PsIcoanálisis. Paldós. 1993. pág. 32. 7LACAN, Jacques. Seminario 1. Los escritos técnicos de ¡¡)-eud. Paldós. 1953. *** La violencia ¿ QuÉ PUEDE DECIRSE DESDE EL PSICOANALISIS? se haya dicho? ¿Setrata acaso de decir algo nunca dicho? Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, y Jacques Lacan, su discípulo más importante -aun- que no directo-, vivieron las dos cruentas guerras mundiales. Freud mur1ó en 1939, pero ya había vivido en carne propia los prolegómenos de la se- gunda guerra mundial, que concluyen con su exi- lio y muerte en Inglaterra a la edad de 83 años. Hay que partir del hecho de que remitir cualquier manifestación violenta a la existencia de una pulsión de muerte no es lo único que el psicoanálisis puede decir. El psicoanalista colombiano Pío Sanmiguel dice: " ...Si el psicoanálisis no tuviera más que eso para decir (en el caso de quefuera eso lo que realmente dijera) no avanzaría mucho más que quien, no conociendo la explicaci6n de un fen6meno, convoca las fuerzas de la naturaleza. "I Es decir, estaríamos en la misma posición del que dice: -Eso es gen ético -queriendo decir inamovible, y cierra cualquier discusión. El Interés de Freud por la agresividad y violen- cia humanas es anterior a las guerras. si bien en ellas tuvo ocasión de comprobar lo que por otras vías descubríaacercadel hombre. y presenciarcómo caían ante sí mismo las ilusiones respectoa la fuerza integradora de la civilización. Su correspondencia con Einstein da cuenta de esto. Lacan, aún psiquiatra, se anexa al psicoanálisis a partir del enigma de la psicosis y la locura, pero con relación al crimen paranoico, a los intentos de crímenes ya crímenes escandalosos en la Fran- ¡ cia de los años 30's, que tanto habían interesado también a los surrealistas. Su aporte primordial es que no se tra- ta de "constitución biológica"; tanto la psicosis como el acto criminal están en el lenguaje, en el universo simbóli- co común a todos los hombres. Nuestra inscripción en lo simbólico. en la cultu- Ubicándonos en el horror de lo que nos ocurre en Colombia, es inevitable preguntarse qué efectos puede tener decir algo desdeel psicoanálisis sobre todo esto. ¿Acaso no se ha dicho sufi- ciente? ¿Podríamosdecir algo que no La cosecha de los violentos de Alfonso Quljano. 54

Upload: fernando-r-lanuza

Post on 09-Aug-2015

177 views

Category:

Documents


5 download

DESCRIPTION

La violencia. ¿Qué puede decirse desde el psicoanálisis?

TRANSCRIPT

Page 1: Carmen Elisa Escobar. La violencia. ¿Qué puede decirse desde el psicoanálisis?

NOTASciada, palabra que llegaba al fondo de la confesiónal fondo del ser, un ser que espera revelarse.7

Podemos considerar este sueño como un testi-monio de la ambición de Freud en el origen, unalucha por el reconocimiento, una pasión que seantepone a todo y tal vez el desamor; pero puestossobre el tapete pueden ser leídos yeso hace unaradical diferencia. Es volver a abrir el inconscienteque tiende a cerrarse tras su mensaje. Un deseobusca ser reconocido, este es el sentido de un sue-ño. Darle lugar: He ahí la valentía.

1 FREUD, Slgmund. Prólogo a la segunda edición de "La 1n-

terpretaclÓn de los sueños". Obras completas. Buenos AIres.Amorrortu Editores, 1979. Tomo IV, pág. 20.

2 Ibtd.. pág. 1883 La cita es extraída por el mismo Freud del Fausto de

Goethe. Parte I. escena IV.4 FREUD, op. cü.5 Ibtd., pág. 190.6 LACAN, Jacques. Los cuatro conceptosjundamentales del

PsIcoanálisis. Paldós. 1993. pág. 32.7 LACAN, Jacques. Seminario 1. Los escritos técnicos de ¡¡)-eud.

Paldós. 1953.

***

La violencia

¿ QuÉ PUEDE DECIRSE DESDE EL PSICOANALISIS?

se haya dicho? ¿Se trata acaso de decir algo nuncadicho?

Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, yJacques Lacan, su discípulo más importante -aun-que no directo-, vivieron las dos cruentas guerrasmundiales. Freud mur1ó en 1939, pero ya habíavivido en carne propia los prolegómenos de la se-gunda guerra mundial, que concluyen con su exi-lio y muerte en Inglaterra a la edad de 83 años.

Hay que partir del hecho de que remitir cualquiermanifestación violenta a la existencia de unapulsión de muerte no es lo único que el psicoanálisispuede decir. El psicoanalista colombiano PíoSanmiguel dice: " ...Si el psicoanálisis no tuviera

más que eso para decir (en el caso de quefuera esolo que realmente dijera) no avanzaría mucho másque quien, no conociendo la explicaci6n de unfen6meno, convoca las fuerzas de la naturaleza. "IEs decir, estaríamos en la misma posición del quedice: -Eso es gen ético -queriendo decir inamovible,y cierra cualquier discusión.

El Interés de Freud por la agresividad y violen-cia humanas es anterior a las guerras. si bien enellas tuvo ocasión de comprobar lo que por otrasvías descubría acerca del hombre. y presenciar cómocaían ante sí mismo las ilusiones respecto a la fuerzaintegradora de la civilización. Su correspondenciacon Einstein da cuenta de esto.

Lacan, aún psiquiatra, se anexa al psicoanálisisa partir del enigma de la psicosis y lalocura, pero con relación al crimenparanoico, a los intentos de crímenesya crímenes escandalosos en la Fran- ¡cia de los años 30's, que tanto habíaninteresado también a los surrealistas.Su aporte primordial es que no se tra-ta de "constitución biológica"; tanto lapsicosis como el acto criminal estánen el lenguaje, en el universo simbóli-co común a todos los hombres.

Nuestra inscripción en lo simbólico. en la cultu-

Ubicándonos en el horror de lo quenos ocurre en Colombia, es inevitablepreguntarse qué efectos puede tenerdecir algo desde el psicoanálisis sobretodo esto. ¿Acaso no se ha dicho sufi-ciente? ¿Podríamos decir algo que no La cosecha de los violentos de Alfonso Quljano.

54

Page 2: Carmen Elisa Escobar. La violencia. ¿Qué puede decirse desde el psicoanálisis?

"narcisismo de las pequeñas diferencias.Freud:

ra. es violenta. en cuanto nos es impuesta. En esesentido, la violencia es estructural y. por tanto, talcomo lo dice Pío Sanmiguel, no es erradicable. So-mos introducidos a la vida. Nos pusieron nombres.nacimos en una familia que no elegimos pero quedebemos adoptar. nos bautizan en religiones. nosotorgan nacionalidades, etc. Quiere decir que nues-tro origen está marcado por la violencia.sea la violencia de la palabra. y de lo queel Otro hace en nombre de "tu propio bien. "

" Dice

En una ocasión me ocupé del fenómeno [en'Psicología de las masas y análisis del yo'] de que

justamente comunidades vecinas, y aun muypróximas en todos los aspectos, se hostilizan y

escarnecen: así, españoles y portugueses,alemanes del norte y del sur; ingleses yescoceses, etc. Le di el nombre de «narci-sismo de las pequeñas diferencias», queno aclara mucho las cosas. Pues bien: ahíse discierne una satisfacción relativa-mente cómoda e inofensiva de la incli-nación agresiva, por cuyo intermedio se

facUita la cohesión de los miembros de lacomunidad. "3

Esta inofensiva inclinación agresiva,necesaria para la formación de grupos,sabemos que puede derivar en el odio

aniquilador más intenso.

Freud

El múltiple e intenso interés por la vio-lencia, expresado en el arte, la literatura,la filosofía, no siempre es movido por elamor al prójimo, que generalmente es loque más se odia, sino porque a cada unonos concierne, y no precisamente por ha-ber sido "víctimas": torturados, violados;es decir, sometidos a lo que generalmenteconsideramos violento, sino porque nues-tra constitución ha sido posible a partirde la palabra y el deseo del Otro, cuya imposiciónoriginal es un acto violento, de donde nuestro ad-venimiento como sujetos, en el sentido de dejar deser objeto para el Otro, no es sin dolor:

En psicoanálisis no nos sirve la teoría de uninstinto criminal y menos aún animal. La violenciaes muy humana, es difícil encontrar actos decarácter tan horroroso en un animal como los queun hombre puede llegar a hacer. Tampoco satisfacela explicación de una lucha por la vida o de unarespuesta a la frustración.

Ahora bien. si decimos que la violencia es estruc-tural. al mismo tiempo afirmamos que no es erra-dicable. Pero, ¿por qué la imposibilidad de erradi-carIa? , ¿es que acaso la teoría psicoanalítica es unaapología a la violencia o un culto al pesimismo?Ciertamente, no es una posición cómoda ir encontraposición con las teorías en boga del «opti-mismo» y del «todo se puede».

La familia es una de nuestras instituciones.donde hemos centrado el recurso de una posiblesalvación. Esta estructura soporta una transmisiónprimordial de la cultura. Sería un error reducirla auna dimensión de lazo natural. biológico. La familiade hoy se ha reducido pero muestra una estructurasumamente compleja. marcada por los lazos ima-ginarios que la organizan. Es el lugar de dondeadviene un sujeto. y es el lugar donde germina laviolencia. El complejo de "intrusión "4 del que noshabla Lacan permite entender que desde el origendel yo hay en la relación con el otro una tensiónagresiva inherente.

Sobre todo tratándose de estos temas, es inevi-table que nos cueste poner los pies en la tierra. Elrecurso a la idealización, tan propiamente humano,puede convertirse en obstáculo, nos aleja de actosconsistentes. Recordemos las palabras de Freudcuando dice:

Las Uusiones nos son gratas porque nos ahorransentimientos displacientes y nos dejan, encambio, gozar de satisfacciones. Pero entonceshabremos de aceptar sin lamentarnos que algunavez choquen con un trozo de realidad y se haganpedazos. »2

Específicamente en Lafamilia, Lacan le otorgaun lugar fundamental en la estructuración psíquicaa los celos fraternos. En Las confesiones, sanAgustín lo dice de una manera conmovedora:

La violencia atraviesa los actos y decires huma-nos, y hasta puede ser pactada como en las guerras.Incluye las luchas fratricidas, bajo el pretexto deunas diferencias que a ojos ajenos no son tales,como pasa en las guerras étnicas y religiosas. Freudhabló en varias ocasiones, precisamente, del

Vi con mis propios ojos y conocí bien a unpequeñuelo presa de los celos. No hablaba todavíay ya contemplaba todo pálido y con una miradaenvenenada a su hermano de leche."5

55

Page 3: Carmen Elisa Escobar. La violencia. ¿Qué puede decirse desde el psicoanálisis?

Luis Caballero:

Sin título

(1976, técnica mixta

sobre papel, 55 x 75 cm,

colección particular.

Tomada de Luis Caballero,

Bogotá,

El Sello Editorial,

1995.)

Es en el otro en donde capto mi deseo, y es apartir del Otro que puedo captar mi propia imagen,al punto del transitivismo, donde no sé si es él o yo,ya veces es así: -o él o yo.

indaga profundamente sobre el mecanismo sobreel cual se forman "masas", la función del líder, delIdeal del Yo, la identificación al rasgo.

Aunque sobre esos fenómenos de masas el psi-coanálisis arroja luz para su tratamiento, el métodopsicoanalítico, en sí mismo, no sirve. "También seríaexcesivo afirmar que todos los hechos socialesrequieren la hipótesis del inconsciente para serexplicados "8 , pero no debe suceder que, porque nodé respuestas masivas, sea dejado de lado el psi-coanálisis, puesto que éste toma como objeto lo queteorías sociológicas han desechado como un resto,y este resto es lo que "retorna para alimentar nuestraoscura pasión. 9 " Este es un punto importante. El

psicoanálisis intenta restituir lo que en el hombrees un desecho, basura, nada, porque cuando estoes negado o rechazado las consecuencias se hacensentir muchas v~ces de manera nefasta.

Pero esta noción de agresividad como intencióny como tendencia inherente a la relación con el otro,no nos basta para entender todo acto violento, perono se puede dejar de lado. pues nos remite a laidentificación como función psíquica fundamental,que determina el carácter pasional del yo humanoque "no viene ni de la i~agen ni del individuo sinode la tensión instalada: entre los dos por la iden-tificación. "6

El hombre quedará marcado por una profundapasión: la pasión narcisista de ser un hombre, a laque Lacan llamó la locura general del ser humano. 7Es decir, engañado por las imágenes con las que seidentificó, y que lo dejan en una relación de igno-rancia con su propio inconsciente: él cree que es loque dice ser. Será necesaria la "apaciguante" ins-cripción simbólica (Edipo y castración), para que su"motor" no sea sólo la competencia y la rivalidad,sino algo de la realización de un deseo propio. Aúnasí, un cierto grado de agresividad, odio y narci-sismo nos acompañará toda la vida; el acto altruista(cuando decimos que lo hacemos por el otro) es unamuestra paradógica de esto.

Cuando nos enfrentamos a actos de horror, a labarbarie, a las masacres ¿No nos parece insuficientelo que teorías sociales, económicas podrían expli-car? ¿No quedamos con la certeza de que hay algoque se escapa a ese ya todo razonamiento? Se pre-guntaba lo mismo Jacques Lacan, en su seminariode 1964: " ¿Qué teoría de la historia puede explicar

el desencadenamiento de una barbarie por la pro-moción del odio racista tal como se present6 en elnazismo?"10 ¿Cómo explicar el horror de lo que nosocurre? "Se trata de algo profundamente enmas-carado en la críttca de la historia que hemos vivido.Se trata, presentificando las formas más mons-truosas y pretendidamente superadas del holo-causto, del drama del nazismo... Sostengo queningún sentido de la historia, basado en las premisashegeliano-marxtstas, es capaz de dar cuenta de ese

El sujeto siempre está en relación con una alte-ridad, pero cuando hablamos de "masa" o muche-dumbre, son otras coordenadas las que entran enjuego. No estamos hablando de una simple sumade sujetos. Freud dedica su texto de 1921 Psicologíade las masas y análisis del yo, a abordar las raícesinconscientes de los lazos sociales. En este artículo

56

Page 4: Carmen Elisa Escobar. La violencia. ¿Qué puede decirse desde el psicoanálisis?

"IIresurgimiento . explicar ciertos fenómenos como, por ejemplo, elracismo. La psicoanalista francesa Colette Soler,refiriéndose al problema del racismo, una de lasviolencias ejercidas sobre el otro, lo dice así: "meparece que definir el raciSmo simplemente como elrechQZo de la d-iferencta no basta, el ráCiSmo de lbSdiScursos en acción no se reduce a un puro problemade identificación, sino que conciertle a la que en eldiScurso no es lenguaje: es decil; al goce..."13 ,

M. Zafiropoulos y P.L. Assoun (1995) retornanlos efectos de lo que podríamos llamar, siguiendo aLacan: oscura pasión del odio. ofrecimiento de unsacrificio a un dios oscuro. a través de interesantestrabajos de investigación acerca de lo social sin de-jar de lado la hipótesis del inconsciente.

Uno de los grandes mitos de la historia del odioes el mito bíblico, por el cual nacimos de un asesi-nato: el de Caín sobre su hermano Abel, provocadopor la mirada preferente de Dios. Es casi siempreante la mirada de un tercero,(por ejemplo, lafigurapaterna de un colonizador} 'que esta separaciónentre dos fratrías encuentra el momento del desen-cadenamientoasesino. [Una muestra son los Tutsiy los Hutu en Rwanda, donde una ínfima diferen-cia se constituyó en la "novela nacional" que justi-ficÓ el desencadenamiento del odio asesino]. La otrahistoria del odio es el de los hijos a un padre tiráni-co [el mito freudiano de Tótem y tabú, del parricidioprimordial]. Esto demuestra que "el horror no esca-pa enteramente a la producción discursiva, al regis-tro de la producción imaginario-simbólica que rige la

formación de un grupo humano en comunidad na-cional. "12 En donde Freud hablaba de "novela fami-liar del neurótico", podríamos hablar de "novela na-cional".

El goce tiene que ver con el odio, esa pasión in-destructible en el inconsciente. Odio productor deuna satisfacción, pero de una satisfacción nociva,que puede llevar a la aniquilaciói1 del propio sujetoen esa pasión. Esta pasión del odio está estre-chamente relacionada con formaciones yoicas ynarcisistas, que son las que determinan 10 que es"propio y ajeno".

En el hombre hay pulsiones, y estas pulsionesmuchas veces encuentran satisfacción propinandodaño al otro. Ya Freud. en su libro Malestar en lacultura. lo comenta del siguiente modo: "La verdadoculta tras de tOdo esto. que negaríamos de buengrado. es la de que el hombre no es una criaturatierna y necesitada de amor; que s6lo osaría dejen -

derse si se le atacara. sino por el contrario. un serentre cuyas disposiciones instintivas también debe

incluirse una buena porci6n deagresividad. Por consiguiente, elpr6jimo no le representaúnicamente un posiblecolaborador y objeto sexual. sinotambién un motivo de tentaci6npara satisfacer en él suagresividad. para explotar sucapacidad de trabajo sinretribuirla. para aprovecharlosexualmente sin su consen-timiento, para apoderarse desus bienes. para humillarlo,para ocasionarle sufrimientos,martirizarlo y matarlo.» El odioencuentra su objeto precisa-mente en lo más próximo. en elprójimo. en lo más semejante.Aquí tendríamos que decir quegran parte del odio al Otro esodio a uno mismo.

Es decir que además de losconceptos centrales para unainvestigación psicoanalítica queserían: la teoría del narcisismo(el narcisismo de las pequeñasdiferencias), la teoría de las for-maciones grupales: rasgo identi-ficatorio en torno al que se agru-pan las comunidades, rasgo di-ferencial con el que se marca alotro como extranjero que se debeexcluir, estaría uno de los pun-tos esenciales para una investi-gación psicoanalítica sobre vio-lencia: el complejo paterno, in-cluido su declinamiento, el des-fallecimiento de la función pa-terna en la Modernidad, perotambién los estragos de un pa-dre idealizado (tema muy inte-resante, que escapa a la inten-ciÓn de este artículo. )

Por supuesto. también estáel amor. esa otra pasión hu -mana. la otra cara de la mismamoneda con su tendencia unifi-cadora. en donde el prójimo se

Luis Caballero: SIn título ( 1977 ,litografia 44X 30 cm, colección particular. Tomada de LuisCabaUero, Bogotá, El Sello Editorial, 1995.)El "narcisismo de las peque-

ñas diferencias" no basta para

57

Page 5: Carmen Elisa Escobar. La violencia. ¿Qué puede decirse desde el psicoanálisis?

presenta como una de las puntadas con las queanudamos nuestra estructura. con la que sopor-tamos la vida. pero a veces. tal vez muchas veces.es insuficiente para contraponerse al odio.

"De nuestra posición de sl{jetos somos stem¡.;1 i:responsables. "16 y en esto el psic'..'~nálisis puede

aportar mucho para una investigación sobre la vio-lencia: "allí donde es llamado para poder decir algosobre el sujeto, aquel que casi todos excluyen endefensa de los derechos individuales. en la proteccióndel menor; en los de la mujer; en lo de los pobres.etc.17

Nuestra modernidad es portadora de paradojas:la expansión del discurso de la ciencia aparejadacon un resurgimiento fuerte de las religiones: "Lareligión restaura el sentimiento de dignidad del hom-bre, estropeado por la conciencia de su impotenciafrente a la naturaleza yjrente a su destino. "14 Perosu potencia también es insuficiente. La cultura consus ideales y exigencias también empuja al desen-cadenamiento típico de las patologías de hoy: pato-logías depresivas. todo tipo de estrategias narci-sistas para suplir las fallas que se soportan menoscada vez sin recurrir, por ejemplo. a los tóxicos.

El discurso analítico opera sobre las cons-trucciones fantasmáticas, imaginarias, lo que llamóFreud "novela familiar del neurótico": apunta a suatravesamtento, podríamos decir, a su caída. Estoes, está en condiciones de proponer alternativas(por sus efectos, más que por sus objetivos) a losaparentes callejones sin salida de los sujetos. Esosí, uno por uno: ésa es su eficacia. No actúa sobrelo colectivo, no ofrece una alternativa política. Perocon su acción puede dar cabida a nuevas inven-ciones, contribuir para sacar a la luz el no querersaber de las estructuras colectivas estructuradasen las fantasmagorías neuróticas (a veces perversasy paranoicas),lB verdaderas "novelas nacionales."

Lo anterior podría abrirnos una vía para cons-truir palabras sobre la violencia, sin caer en faci-lismos engañosos, lo que es muy difícil en un paísdonde tanto se dice, sin que se pueda salir de ciertasexpresiones estereotipadas [ de las que escapancomo siempre una minoría) entre ellas las de la con-miseración, en donde se establece un culto por lasvíctimas, "víctimizando" a todos los «actores del con-flicto», lo que puede traer como consecuencia la no-responsabilización de los sujetos. Aquí cabe recor-dar el pedido de Althusser de no ser declarado inim-putable (en este caso por enfermedad psiquiátrica)por el asesinato de su mujer, sino de ser juzgadocomo cualquiera. Es decir, es un alivio para el sujetoreponsabilizarse de sus actos.

Aunque no tenemos respuesta para todo, comono las tuvo Freud, ni Lacan, estamos abocados a"bordear" ese real silencioso de la violencia, que nose puede sImbolizar ni imaginarizar completamente."Bordear", también es un concepto pilar en el psico-análisis. Es tomado de la topología. Alude a un ro-deo necesario para lo que se presenta como incom-prensible, inasible, inabordable; rodeo que es insu-ftciente pero deseamos que no sea impotente. Nue-vamente, Sanmiguello dice de esta manera: «La vio-lencia no nos interesa hoy en el vacío, sino en lamedida en que nos acompaña aquí mismo, en todomomento, sentada a la mesa o en la menor correría.Es un amigo fiel, una sombra, es lo que intentamosbordear; abordar sin lograrlo hoy. A eso le llamaré loreal de la violencia, lo inabordable, lo que se nosqueda en el tintero a pesar de tanta palabrería..19

En todas las manifestaciones de la violencia. loque es innegable es que hay un goce que tiende aperpetuarlas. Goce que no es sólo del que agredesino del agredido. pero esto sólo puede ser escla-recido en el caso por caso. No todo lo relacionadocon la violencia puede ser puesto en el mismo saco.

Hay diferencias en la posición subjetiva. porejemplo entre un torturado y un maltratado. El psi-coanalista antioqueño Héctor Gallo. en su libro Usosy abusos del maltrato (1999). plantea estas dife-rencias. En la tortura. el torturado no tiene opción.en cambio en el maltrato sí; en el maltrato no existeesa obligación de confesar una «verdad». y en sumisma condición podría oponerse al maltratante:«Si el maltratado no es un niño completamente de-samparado o un anciano completamente indefenso.tiene oportunidad de oponerse a su condición devíctima. poniendo en cuestión su vínculo y haciendovaler sus derechos. "15

NOTAS

1 SANMIGUEL, Pío. "Consideraciones previas al estudio de la

violencia", en Revtsta Colombtanade Psicología, N° 2, 1993. Uni-versidad Nacional de Colombia, p. 83.

2 FREUD, Stgmund. "De guerra y muerte. Temas de actuali-

dad." Obras Completas. Amorrortu Editores. Tomo XIV.s FREUD, Sigmund. El malestar en la cultura. Amorrortu Edi-

tores. Tomo XXI.4LACAN, Jacques. LajamUta. Horno Sapiens. 1964.5 Cita traducida por José Diego Salazar, que difiere de las

versiones castellana y francesa de LajamUta.6 SALAZAR, José Diego. Para una lectura de Jacques Lacan

(documento interno), 1999, p. 83-84.

58

Page 6: Carmen Elisa Escobar. La violencia. ¿Qué puede decirse desde el psicoanálisis?

7 LACAN .Jacques. .Acerca de la causalidad psíquica. " Escri -

tos 1. México. Siglo XXI. 1989. p. 177 -178.8 CEVASCO, Rithée; ZAFIROPOULOS, M. Odio y segregaci6n en

«Freudlanw. Paidós. 1996. Escuela Europea de Psicoanálisis. po63. Investigadores del CNRS/Unlversldad de Picar die.

9 Ibíd.. p. 70.

1°ldem.11 LACAN. Jacques. Cuatro conceptos fundamentales del pst-

coanáltsts. Buenos Aires. Paidós. 1993. p. 282.12 CEVASCO y ZAFIROPOULOS, op. cit.. p. 66.13 SOLER, Colette. en Freudlana.

14 MILLOT .Cathertne. Freud anttpedagogo. Paidós. 1982. p.

130-31.15 GALLO. Héctor. Usos y abusos del maltrato: Una perspecti-

va psicoanalítica. Universidad de Antloquia. Departamento dePsicoanálisis. 1999.

16 LACAN .Jacques. "La Ciencia y la Verdad". Escritos II. Siglo

XXI Editores.17 GALLO. Héctor. op. ctt.18 CEVASCO y ZAFIROPOULOS. op. cit.

IgSANMIGUEL. Pío. Ibíd. p. 84.

Psicoanálisis y educación

¿QuÉ HAY DE(L) PSICOANÁLISIS EN LA EDUCACIÓN?

nación ni a su dominio ),propone dejarlas derivarhacia salidas socialmenteaceptables, que es a loque él llamó sublimación,pero sobre la que, sin em-bargo, no se puede ponerdemasiado optimismo,porque en ella no sepuede mandar, ya que noes una cuestión de volun-tad.

En esta época ( 1907)ubica entre los factoresque favorecen las neuro-sis una "severidad ino-portuna e indiscrimina -

da" sobre todo en lo con-Jean-Baptlste-Siméon Chardin ( 1699-1779): Lajoven cerniente a la sexualidadmaestra de escuela. Natlonal Gallery, Londres. , .

que trata como conse-cuencia una pérdida de

eficacia en el proceso de educación y en la capa-cidad de placer. Con ocasión del suicidio de un ado-lescente en la Viena de 1912, emprende una críticasevera a la escuela media: "La escuela media tieneque conseguir algo más que no empujar a susalumnos al suicidio; debe instüarles el goce de viviry proporcionarles apoyo, en una edad en que porlas condiciones de su desarrollo se ven precisados aaflojar sus lazos con la casa paterna y lafamUia.Me parece indiscutible que no lo hace y que en mu -

chos puntos no está a la altura de su misión debrindar un sustituto de lafamUia y despertar interéspor la vida de afuera del mundo. No es este el lugarpara emprender una critica de la escuela media ensu conformación presente. Pero acaso estoy au-

Es explicable que se qui-siera "hacer algo" en elsentido de la educación,con todo lo que el psico-análisis descubría y po-nía sobre el tapete en loscomienzos del siglo XX.El planteamiento deFreud sobre la sexuali-dad infantil y su relacióncon el inconsciente, laimportancia del esclare-cimiento sexual del niño,lo traumático de 10 realdel sexo, conllevaba a lasiguiente pregunta: ¿có-mo serían los adultos enlos que de niños, en sueducación, se hubiese te-nido en cuenta su sexua-lidad, su curiosidad se-xual? En últimas, ¿cómosería un sujeto con menor represión? ¿Implicaríamenor sufrimiento psíquico?

Hubo intentos de muchos analistas, por ejemplolos del pastor protestante Pfister, hombre pro-fundamente convencido de la importancia del psi-coanálisis en la educación, y los de la propia hijade Freud, Ana, quien intentó un acercamiento delpsicoanálisis a la pedagogía. El mismo Freud,experimentó al comienzo un entusiasmo por estasideas. Reconoció en un comienzo "el mal" del niño,contrariamente a las teorías que proponían su ..bon-dad" natural, pero lejos de proponer una extirpaciónde las malas inclinaciones (indestructibles, de todasformas, puesto que "forzar" no conduce ni a su elimi-

59