carlos monsiváis vs jorge ibargüengoitia, sobre un asesino serial y un prohombre de letras

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La famosa polémica entre Monsiváis e Ibargüengoitia.

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  • MIRCOLES, 2 DE MAYO DE 2012

    Carlos Monsivis vs JorgeIbargengoitia, sobre un asesinoserial y un prohombre de letrasEn la ms reciente Feria Internacional del Libro del Palacio de Mineraen el stand de la Universidad Autnoma Metropolitana encontr lasiguiente joya:

    El Libro de oro del teatro mexicano es un volumen que contiene 23 delos 31 artculos que escribi, mensualmente, Jorge Ibargengoitia enla Revista de la Universidad de Mxico entre 1961 y 1964 (artculosseleccionados, anotados y provistos de introduccin por Luis MarioMoncada). Ahora bien, de qu son esos artculos? De crtica teatral:a Jorge Ibargengoitia le pagaban por ir al teatro y escribir lo que lehaba parecido la experiencia. Lo interesante es que esa chamba lahizo en un perodo de desencanto con su carrera como dramaturgopor lo que las crticas no son blanditas. De esas crticas pongo aqudos, sin ms permiso que el que me concede mi afn por divulgar laobra de Ibargengoitia, para someter a su consideracin, avezadoslectores, un intercambio de revires entre un veinteaero CarlosMonsivis y Jorge Ibargengoitia.

    Ahora va un par de antecedentes para que disfruten mejor losrevires:

    1) La crtica de Jorge Ibargengoitia es a dos obras de Alfonso Reyes,que quin fue Alfonso Reyes? Borges deca de l que era el mejorprosista en lengua espaola de todos los tiempos. Cuando donAlfonso era todava Alfonsito, su padre protagoniz una de lasescenas ms interesantes de la historia nacional. Despus de ocuparcargos diplomticos, Alfonso Reyes fue director de El Colegio de

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  • Mxico y los volmenes de sus obras completas se podran usar paradar descalabros y zapes.

    2) Una de las obras criticadas es Landr y est inspirada en unpersonaje real, Henri Dsire Landru, que se dedic a estafar viudas enPars durante la 1era Guerra Mundial. Como sus primeras estafasconcluyeron en acusacin y encarcelamiento, Landr razon queadems de estafar a sus vctimas haba que matarlas, as que en susiguiente estafa se gradu de asesino serial. Despus de la guerra unpariente de una de las viudas desaparecidas lo reconoci, con lo queintervino la polica para detenerlo. Finaliz sus das guillotinado.Chaplin hizo una pelcula basado en Landr (guin de Orson Welles)que se llam Monsieur Verdoux y Chabrol hizo otra.

    Bueno, ya con esos antecedentes lean y disfruten.

    El Landr degeneradn de Alfonso Reyes

    Chabrol y la Sagan, demostraron hace poco, y no s si con intencin, noslo que asesinar a ocho o diez mujeres puede ser aburrido, sino que esaburrido ver cmo las asesinan. Mientras el pblico bosteza, un buen actor,con barba, calva y voz formidable, va matando toda una serie de jamonas(incluyendo a Michele Morgan y Danielle Darrieux) para mantenerprecariamente una familia que no vale la pena y que hubiera sido mssencillo abandonar o meter en el horno de una buena vez y dejarse decosas. Ese Landr es, en realidad, una especie de versin masculina deIrma la Douce; ella es tan burocrtica en la cama como lo es l en elasesinato. La calidad rutinaria de los actos de esos dos personajes losdespoja de toda connotacin moral. Landr no es en realidad un asesino,sino ms bien un marido abnegado, que sale de su casa, como se dicevulgarmente, a darse de bofetadas con la vida; su oficio consiste enconseguir seducir, asesinar y robar, destruir los cadveres de todas esaspobres seoras: es tan virtuoso como el seor aqul de Corazn, Diario deun nio, que se acaba los ojos copiando los legajos a horas inoportunas.Que la seora rezonga porque no tiene con qu pagar al carnicero? All vaLandr a matar otra gorda.

    Monsieur Verdoux tena a su mujer paraltica y sus hijos, etctera, comocualquier seor (que tenga mujer paraltica), y adems, veladasaburridsimas con el boticario aqul cuya esposa no puedo recordar si serea mucho, o era asmtica, o demasiado gorda, o las tres cosas; pero tenauna vida aparte, muy emocionante y admirable, que consista en asesinarseoras, recoger grandes cantidades de dinero (en hermosos billetes dediez mil francos que contaba con la maestra que le daban sus no s cuntosaos de empleado bancario) y colocarlo en las ms prometedoras empresasdel mercado burstil; tena, adems, la gran virtud de que sus lanes nosiempre tuvieron xito, como por ejemplo sus intentos de asesinar aMartha Raye, en el laguito y con el venenazo aquel que haba puesto en elaperitivo y que acab quemando el cabello de la criada, gracias a unaconfusin veneno-agua-oxigenada, aperitivo-zarzaparrilla. Estos intentosfrustrados son los que acabaron por atraer su desgracia, puesto que si elasesinato de Martha Raye hubiera tenido efecto, Verdoux no la hubieraencontrado en su boda (de Verdoux) con aquella otra seora (a quien l,por cierto, tena la extraa tendencia de confundir con el ama de llaves) queindudablemente tena una fortuna mucho ms slida que la de l y que, porconsiguiente le hubiera evitado el desastre del 29 y la miseria. Sin lamiseria, l no hubiera encontrado por casualidad a La Que No Mat PorTernura y a su vez los parientes de la Primera Asesinada no lo hubieranencontrado, tambin por casualidad, a l en el Saln de T.

    Pero Monsieur Verdoux, con ser lo ms interesante que se ha hecho sobreel caso Landr, deja en el misterio uno de los aspectos ms interesantes enun criminal de esa naturaleza: su sexualidad; porque el criminal queasesina por rutina o por deporte es una cosa, y el que asesina por vicio yhace un negocio de ribete es otra muy diferente. Esto ya requiere verdaderogenio.

    Le gustaba a Landr asesinar seoras?, qu haca con ellas una vezmuertas?, cmo seleccionaba a sus vctimas?, por su dinero?, por ciertacualidad que le resultaba apetitosa?, porque las circunstancias de ellas leprometan impunidad? Segn Chabrol, Landr mataba el conejo ms

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  • cercano; segn Chaplin, el ms gordo. Qu opinaba de todo esto donAlfonso?

    Los venticuatro aos que transcurrieron entre que Reyes comenz laopereta que nos ocupa y dej de ocuparse de ella, no fueron bastantes,porque la obra no est terminada, sino apenas comenzada.

    El Preludio en la Soledad, que la primera parte de la pieza, es una especiede monlogo de un Segismundo cincuentn e intelectual, que lo mismopuede llegar a ser asesino notable que director de El Colegio de Mxico. Ajuzgar por la dimensin del Preludio el autor pensaba escribir una obra deno menos de setenta pginas, en vez de las siete u ocho que ha de tener elmanuscrito. "Del pliegue de cortinas grises, poco a poco se destacaLandr, como diferenciado en la clula", etctera y empieza diciendo:

    Qu suceder es ste, qu armoniavibrada entre la rueda y el cuadro?Quin al espacio-tiempo me confa?Quin se burla de m, pues me ha creado?

    que est muy bien para leerse, pero que como cuarteta inicial de unaopereta es pedante, confusa y floja.

    Pero despus viene una cuarteta que es ejemplo notable de lo que losescritores de hace treinta aos gustaban de or dicho en escena:

    Y gracias que, de triste, me deslo,y oceanogrficamente me dejoir en la barca suelta de mi hastohasta el otro hemisferio del espejo.

    Pero hagamos una composicin de lugar: esto est dicho sin antecedentes(porque precisamente stos son los antecedentes), por un seor envuelto enuna cortina, que no est hablando con el pblico, sino consigo mismo. Aqupodramos entrar en una larga disquisicin acerca de la posibilidad, ocuando menos, la conveniencia de comenzar una obra con un mnologo tanpoco concreto, en resumidas cuentas, como el de "To be or not to be, that isthe question", sin que sepamos quin es Hamlet, ni qu es lo que lo trae tanpreocupado; o bien, con "Apurad, cielos, pretendo, por qu es que metratas as?, qu delito comet contra vosotros naciendo?" sin que hayacadenas, ni el seor est disfrazado de abominable hombre de las nieves y,sobre todo, sin que haya el antecedentes de "Hipgrifo violento, que corresparejas con el viento". Pero, en fin, cada autor comienza sus obras como leda la gana.

    Eliot, por ejemplo, tiene como frases iniciales de una opereta tambininconclusa, las siguientes:

    And how about Pereira?- What about Pereira?

    que podran servir de modelo a las generaciones.

    Pero volvamos a Landr. El Coro de las Amas de Llaves viene despus delpreludio. "En este alegre mercado, / hemos venido a escuchar / la nostalgiadel pescado: / la que hace que suene el mar", etctera. Esta ya est muchomejor, pero desgraciadamente la accin se vuelve vertiginosa, porquediecisis lneas exactamente despus de la ltima citada arriba, ya vienenestas otras: "Yo de las medias de lana / la sacerdotisa soy... / Landr, nome da la gana! / Landr, que no, que no voy! / Saca esa garra sutil / dedebajo del mandil!"

    Y como quien dice... al horno.

    "Mientras cunde por el ambiente un fuerte olor de carne asada, Landr, asolas, descoyuntado de placer, jadeante de emocin, gesticula y canta,llevando el ritmo con dos canillas, glorioso en bata y en pantuflas". Ycanta Ven, Himeneo. Esto, segn yo, es lo ms espeluznante que se haescrito nunca acerca de Landr: significa que nuestro hroe no slo era

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    LICENCIA

  • necrfilo, sino "roasbeefilo", que sera como para poner a vomitar a mediopblico, si se diera cuenta de lo que est viendo. Despus de echar cuentasy hacer metafsica, viene la polica (agolpada en la reja) y canta: "Somos lapolicia / siempre llegamos tarde: / el crimen es cobarde, / ni aviso nosenva", etctera. Y despus de otro monlogo del jefe, teln. A qu sereduce la opereta?, a tres monlogos de Landr, otro final del jefe de lapolica, un coro de la polica y otro de las amas de llaves.

    Es decir, no es opereta, sino cuatro monlogos y dos coros de AlfonsoReyes.

    Lo ms triste del caso es que Reyes fue el primer escritor que vio lasposibilidades dramticas de Landr y que adems lo vio a l, no comohroe cmico, ni como mrtir de la domesticidad, sino como lo que muyprobablemente ha de haber sido, un seor mediocre y vagamentedegeneradn.

    El espectculo de la Casa del Lago est formado por dos obras: La mano delcomandante Aranda y Landr. La primera es una obra extraordinaria, quepodra llamarse Cmo matar de tedio en ocho pginas, escrita por unseor (Alfonso Reyes) que no tena nada que decir y que estaba emeadoen escribir ocho pginas. Al final del cuento, el protagonista, que es lamano del comandante Aranda, descubre que despus de todo, ha sidopretexto literario infinidad de veces y decide suicidarse, que lo quedebieron hacer las ocho cuartillas de Alfonso Reyes, desgraciadamente o lohicieron y se las tiene uno que soplar para ver Landr, dichas lo mejorposible por Claudio Obregn y Marta Verduzco, que tratan de hacer pareceringenioso un texto que de una estupidez y una densidad verdaderamentelamentables. El pblico de la Casa del Lago se re cuando se lo mandan, quees cada vez que la mano hace un signo procaz. Esto es ms lamentabletodava que la obra, porque ocho cuartillas malas cualquiera las escribe,pero que el pblico no tenga alientos para protestar ante un fraude, essigno nefasto del tiempo y la sociedad en que vivimos.

    Landr en cambio es un xito y, en mi opinin, un acontecimientodramtico ms importante que las Obras Completas del Seguro Social, endonde despus de todo, no se ha descubierto nada nuevo.

    A primera vista el espectculo no es ms que una comedia musicalpequesima, pero meditando, veremos que tiene grandes virtudes: enprimer lugar, no hay un momento romntico, que es la plaga y muerte delteatro lrico; en segundo, gracias a lo reducido del elenco y a lo inconclusodel texto, se logran unos efectos surrealistas que son muy interesantes; porejemplo: el mismo actor que hace Landr, hace el Jefe de la Polica y,adems, se parece muchsimo a don Alfonso Reyes, as que nunca se sabemuy bien quin est hablando, con lo que la obra adquiere una dimensinmisteriosa y absurda; por otra parte, las mismas mujeres que Landr haasesinado entran despus disfrazadas de policas, pero son unos policasmaricones y horripilantes.

    La gran virtud de Gurrola como director es que deja tantas cosas al azar,que de repente logra unos efectos que seran imposibles de planear. Quinhubiera imaginado, por ejemplo, que Marta Verduzco, una muchaca tanapetitosa hara un polica tan siniestro? Quin hubiera credo que unasfrases poco dramticas como "La mano que apuala / la mano que sujeta /el crimen polica / el completo hermafrodita", haran un buen final dichaspor Jordn? Quin hubiera inventado un personaje como el de MariaAntonieta Dominguez, que parece que va a tirar el teatro de puraintensidad?

    El hroe de la Casa del LAgo, sin embargo, no fue, para mi modo de ver,Gurrola, sino Elizondo, que escribi la msica y la interpreta cadadomingo, con su cannotier y su camisa rayada. Este joven ya haba escritomsica para el teatro bastante mala, pero esta vez logr algoverdaderamente importante: una msica ligera en el mejor sentido de lapalabra, que sirve para bailar y para cantar, que produce un efecto y se lequeda a uno en la cabeza. El tango y el himno al amor son magnficos y elcoro de la polica, sin ser tan bueno, es adecuado.

    Carlos Jordn, que interpreta a Landr, al Jefe de Polica, a Don AlfonsoReyes y en general a todo el mundo, porque la obra demuesta que todospodemos ser cualquier cosa, es astracanado, grotesco y excelente. Hay dosmomentos que son sendas cumbres de nuestro raqutico teatro lrico:

  • Jordn cantando Ven, Himeneo a la vera de un cadver y Jordn cantando"Las mataba por dinero! / Qu barbaridad!"

    A esto que escribi Jorge Ibargengoitia lo responde, casi regaando,Carlos Monsivis en otro artculo publicado en el mismo nmero de laRevista de la Universidad (no se sabe si por encargo de la direccinde la revista o por defensa espontnea a Alfonso Reyes). Acontinuacin lean a un Carlos Monsivis muy, muy distinto alMonsivis irnico que escribira dcadas despus Por mi madrebohemios:

    Landr o crtica de la crtica humorstica o cmo iniciar unapolmica sin previo aviso

    A propsito de un gran experimento de la Casa del Lago: Landr -direccinde Juan Jos Gurrola y msica de Rafael Elizondo-, Jorge Ibargengoitiaintenta demoler la validez literaria de dos textos de don Alfonso Reyes. Y apropsito de Jorge Ibargengoitia, intentar, a la vez que sealo mi radicaldiscrepancia con sus opiniones, atisbar algunos de los escollos msevidentes de la crtica en Mxico.

    Pero hay que exponer el caso con mayor detalle. Como ustedes ya habrnadvertido, Ibargengoitia - a quien no citar por gratitud sino por el afn decontradecir - se lanza sobre un mito, el de Henri Desir Landr (1869-1922) a quien vuelve a enjuiciar y a quien, por supuesto, vuelve a condenar.Desde el punto de vista de la moral criminal, del asesinato como una de lasbellas artes, lo que a JI le resulta intolerable en los exgetas de Landr, esque no adviertan el burocratismo, la baja artesana, la sexualidadoportunista de su hroe. Chabrol sera el caso del homenaje que deviene enel aburrimiento de ver morir mujeres. Reyes en cambio, acertara aldesenmascarar el conformismo de Landr, sus enormes convenciones.Pero Reyes tambin mostrara el fracaso de las resurrecciones literarias delindustrial de la cacera de viudas.

    Si no fuera porque Jorge Ibargengoitia es uno de nuestros mejores crticosteatrales (y el ms agudo y regocijante), sus juicios no me importaran. Yantes de decidir si esta observacin revela o no mi solidaridad con laestulticia, permtaseme mi defensa. Conviene primero acudir a la campaade desprestigio por derrumbe que JI desata en relacin a Landr yobservar la congruencia aparente de sus argumentos. Y despus, promoverno la defensa de quien ("primer hombre de letras de Hispanoamrica") pors solo establece su categora, sino el recuento de los daos que nos causa lacrtica o la resea impresionista. Porque es muy peligroso que lo pintorescohaga las veces de razonamiento y que se pueda, en nombre del sentido delhumor, legalizar la arbitrariedad. Desde luego, fundndose en impresiones-muy eficaces algunas-, en honestidad implacable y en chistes de la mejorley, se pueden obtener notas convincentes y divertidas. pero estaremosfrente a una nueva exaltacin del sofisma. Se parte de un chantaje cultural:"el ingenio es elogiable", y se concluye: "luego, el ingenio es verdadero". Yde all a convertir cada artculo en una picota, linchamiento o paredn, slohay un paso.

    Ibargengoitia, despus de poner en su sitio a Landr, afirma que Reyes,entre las muchas cosas que hizo bien, guard su texto por silenciosos 24aos; 24 aos que no le bastaron para dar trmino a su empresa. As pues,publicarlo, "exhumarlo", pertenece como acto, ms al Vampirismo que alreconocimiento pblico. En este momento, solicito un parntesis: estoyseguro que Doa Manuelita, la admirable viuda de Don Alfonso, al confiara La Casa del Lago el Landr, no traicion en modo alguno a su esposo, y sen cambio se mostr como su fiel albacea literaria. Y quiero tambin, en ladisgresin, declarar, aprovechndome de la atmsfera de frases definitivas,que Landr es una incursin genial en el calambur, en el lenguaje vivo delpueblo, que nos muestra a un Reyes irnico, ambiguo, muy jovial y que,tambin no desmerece en el contexto de la obra del autor de El deslinde.

    Pero volvamos a Ibargengoitia en el instante en que, alucinado por laindignacin, define sin misericordia a Landr: "una especia de monlogode un Segismundo cincuentn o intelectual que lo mismo puede llegar a serasesino notable que director del Colegio de Mxico". Bella incursin, enefecto, en el terreno de las alusiones finas. Se identifica aqu entonces a

  • Landr con los anhelos incumplidos de quien el no ser asesino notable, sifue director del Colegio de Mxico? O, simplemente, se ha cado de nuevoen la crtica en bloques, en las descripciones tajantes, de una vez y parasiempre de las cosas? Y ahora observemos cmo demuestra JI susdefiniciones.

    Con ancdotas. O sea, lo que los paremiolgicos calificaran como "tomar alrbano por las hojas". Entusiasmado con mi mtodo comparativo, declarotambin que a este tipo de crtica los rboles le niegan la posibilidad visualdel bosque. JI estipula: As no se empieza una obra. Un monlogo tan desopetn, desconcierta, pues nada informa sobre el personaje. Es como s...(siguen ejemplos clsicos). Pero ocurre que no es como s... (de nuevo vanejemplos clsicos). Porque el Preludio en la Soledad parte de un hechocriminolgico: la realidad de Landr, y de una certeza: la nota roja es lahistoria sentimental de Occidente. Por ello, Segismundo puede cometerdelitos naciendo, pero si no lo consignan en gacetillas policiales estrealmente perdido. Con el solo nombre de la opereta, Reyes nosproporciona una atmsfera criminal y un personaje establecido. No serequera que empezara diciendo: "En enero de 1915, Landr asesina aMadame Cuchet y a su hijo. Trgico incidente que inicia una carrera de..."aunque esto en rigor exija Ibargengoitia, quien de inmediato lanza otraobjecin: el material de Reyes es muy pobre como para integrar unaopereta. Aunque me parece una ortodoxia de JI bastante inesperada yexigente, en este punto es posible admitir que si de gneros se trata noimporta que Landr no sea una opereta sino un crime-for-money-show.

    Y ahora un breve recorrido por las tcnicas crticas de JI y lo que revelan. Eltono de este artculo es el ndice de un dramita mexicano: se puede, alprescindir de la oquedad del elogio infinito y del calificar todo como "elexperimento que revela nuestra madurez teatral", caer en lo opuesto yresolver problemas de anlisis de una obra con un chiste ("Hamlet: slo uninsignificante prontuario policial") o evitar la indagacin formal con lairona, el sarcasmo o la cuchufleta. Nos hace todava mucha falta el nimode expresar con ideas -esas vulgarizaciones organizadas de los chistes- elsentido y las posibilidades dramticas de una obra, el apremio de juzgarlacomo un todo y no como una serie de oportunidades para la "puntada". Sise acta con frivolidad graciosa frente al objeto del examen, se reniega deun principio esencial de la crtica: partir de un respeto elemental hacia loque se juzga, para concluir, por un proceso orgnico, en la prdida o en elenriquecimiento de ese respeto. El choteo tiene sus desventajas: una deellas es que se decide ignorar la lucidez en beneficio de la agilidad circense,y la frase usurpa el lugar de la conviccin.

    Vayamos al ejemplo. A JI le parece que la cuarteta con que se inicia la obra:

    Qu suceder es ste, qu armoniavibrada entre la rueda y el cuadro?Quin al espacio-tiempo me confa?Quin se burla de m, pues me ha creado?

    es "pedante, confusa y floja". A lo cual cabe preguntar: Cul es el valor deeste procedimiento que aisla una cuarteta para mejor enjuiciarla y fusilarlapor separado, sin darle la garanta del contexto? Y tambin, cmodemuesta JI sus sentencias? De igual modo yo podra decir que esacuarteta me resulta "vivida, teolgica y esplndida". Con lo cual, el debatedescendera hasta el pugilato de adjetivos o la esgrima de slogans (Unaobra siniestra! Lo mejor desde Romeo y Julieta!). Otro ejemplo; dice JIque una cuarteta

    Y gracias que, de triste, me deslo,y oceanogrficamente me dejoir en la barca suelta de mi hastohasta el otro hemisferio del espejo.

    nos habla de una moda potica periclitada, insoportable. Yo no la adviertoas. Me resulta de una sorprendente eficacia esttica y encuentro actual,vigente esta poesa. Con lo cual me encuentro en el mero enfrentamiento dejuicios, en el careo de opiniones. Y esa actitud de exigir la fe y no la raznen los posibles lectores, ha producido ese ingenuo personaje que confa orecela, pero que tiene, como nico argumento de conviccin, el nombre queampara las cuartillas "Lo dice Fulano". Y por qu lo dice? "Porque sabe sucuento". Creo que JI, al atender a la obra de Reyes y juzgarla como el relatosobre "un seor mediocre y vagamente degeneradn", cay en la trampa desu facilidad humorstica: es muy gracioso, pero apartado de un anlisis

  • coherente, el afirmar, digamos, que Landr "no era necrfilo, sinoroasbeefilo". Con chistes se puede alejar al lector del desarrollo lgico de unpunto de vista.

    De esa actitud de resolver de una plumada su compromisos crticos, sontestigos implacables los prrafos que JI dedica a otro texto de Reyes, Lamano del Comandante Aranda. Sin ms trmites le dedica el remalazo deun chiste que podra funcionar referido a un discurso poltico, pero que aladjudicarse a un escrito con la amenidad de Don Alfonso, se vuelvefrancamente torpe. Segn esto, La mano se podra llamar Cmo matar detedio en ocho pginas y adems "es de una estupidez y densidadverdaderamente lamentables". De qu modo Ibargengoitia pretendedemostrar sus asertos? De ninguno, ya que de la condena abrupta pasa a lasedicin, al disgustarse y afligirse porque el pblico no proteste y silbe antela majadera que presencia y porque slo la celebra por inercia y por losdisimulados gestos pornogrficos de quienes estn leyendo.

    Y si se relee La mano del Comandante Aranda uno puede, en este desafode criterio, decidir que Ibargengoitia sencillamente no entendi el texto.Porque es difcil resumir las aventuras de una mano -como tema y comosmbolo contemporneos- con la riqueza idiomtica, la maestra, laerudicin sonriente, el humor puro, la cultura afable de Don Alfonso. Nohay, ni por asomo, "estupidez y densidad". Y aqu ni siquiera solicito lacredulidad para mis afirmaciones.

    Por ltimo, y aunque no corresponde a las intenciones de esta nota, quierosumarme con entusiasmo que sucita la puesta en escena de Juan JosGurrola y la msica de Rafael Elizondo, "como en los roaringtwenties". Yno est de ms mencionar a esos magnficos actores. Carlos Jordn, TamraGarina, Marta Verduzco, Pixie Hopkin, Mara Antonieta Domnguez, y citarla excelente, comprensiva lectura que de la La mano del ComandanteAranda realizan Marta Verduzco y Claudio Obregn.

    A lo que Jorge Ibargengoitia, recontrarevira

    y de paso anuncia que el teatro ya lo tiene harto. Tngase en cuentaque esto pasaba a mediados de 1964, cuando ya estaba escrita yenviada (y apuesto que seleccionada ganadora) al premio Casa de lasAmricas, Relmpagos de Agosto.

    Oracin fnebre en honor de Jorge Ibargengoita

    Escribo este artculo noms para que no digan que me retir de la crticaporque Monsivis me puso como Dios al perico (ver el nmero de junio deesta revista) o porque me corrieron de aqu por mal crtico. No me voy niarrepentido, ni cesante, ni, mucho menos, a leer las obras completas deAlfonso Reyes. Me voy porque ya me cans de tener que ir al teatro(actividad que he llegado a detestar), escribir artculos de seis pginas yentregarlos el da 20 de cada mes. Los artculos que escrib, buenos omalos, son los nicos que puedo escribir. Si son ingeniosos (Monsivis, loc.cit.) es porque tengo ingenio, si son arbitrarios es porque soy arbitrario, y sison humorsticos es porque as veo las cosas, que esto no es virtud, nidefecto, sino peculiaridad. Ni modo. Quien crey que todo lo que dije fueen serio, es un cndido, y quien crey que todo fue broma, es un imbcil.

    Antes de hacer algn comentario a lo que dijo Monsivis, quiero advertirle

  • al mismo que no habr la polmica que crey iniciar "sin previo aviso",porque si l quiere que la crtica se haga "[partiendo]... de un respetoelemental hacia lo que se juzga, para concluir por un proceso orgnico en laprdida o en el enriquecimiento de ese respeto", que la haga l, porque param, el respeto mismo debe tener una base orgnica y en general puedo decirque respeto mucho ms al teatro que a las obras que montan en l y, enparticular, que respeto mucho ms a Landr que a Alfonso Reyes.

    En cuanto a la acusacin de que me hace objeto Monsivis de "tomar elrbano por las hojas" (expresin que nunca me atervera a usar porque nos si "tomar" equivale a "coger" o a "confundir") y de emplearfrecuentemente expresiones tales como "es como si tal cosa" o "es como sital otra", debo decir que el recurso aludido me parece perfectamente vlido,aunque, claro, requiere cierta pericia en el uso y una habilidad natural paraencontrar equivalencias. Acepto los riesgos del procedimiento y por eso louso. Monsivis, en cambio, a pesar de considerarlo ilcito, lo usa paracriticarme a m. Dice, por ejemplo, refirindose a mis objeciones alcomienzo de Landr: "No se requera que [la obra] empezara diciendo 'Enenero de 1915, Landr asesina a Madame Cuchet y a su hijo. Trgicoincidente que inicia una carrera de...' aunque esto en rigor exijaIbargengoitia" En las frases contenidas en esa cita hay un "es como si"oculto, porque yo nunca exig tal cosa. La cita puede redactarse de lasiguiente manera: "es como si Ibargengoitia exigiera que la obracomenzara diciendo, etctera." "Es como si" yo fuera tan tonto para exigirtal cosa. Porque aunque, como dice Monsivis, el monlogo parte de larealidad de Landr, lo nico que sabemos de l es eso, precisamente: que,en enero de 1915, asesin a Madame Cuchet. Pero por qu la asesin?Monsivis tiene la certeza de que "la nota roja es la historia sentimental deOccidente". Pero la nota roja slo nos informa quin mat a quin y dndey cundo, el por qu es materia de conjetura y asunto precisamente delcine, del teatro, de la novela, etctera. As que por qu asesin Landr aMadame Cuchet? Vaya usted a saber, porque el Landr de don AlfonsoReyes nos responde con otra pregunta:

    Qu suceder es ste, qu armoniavibrada entre la rueda y el cuadro?Quin al espacio-tiempo me confa?Quin se burla de m, pues me ha creado?

    Ahora bien, yo pido a mis lectores que se sienten en el teatro a ver a unseor que sale a decir esta cuarteta y vern si entienden a qu rueda y a qucuadro se refiere don Alfonso, con lo erudito que era. Por eso dije que mepareca "pedante, confusa y floja". En cuanto a mi "Bella incursin... en elterreno de las alusiones finas" (ntese el sarcasmo) "Se identifica aquentonces a Landr con los anhelos incumplidos de quien al no ser asesinonotables, s fue director de El Colegio de Mxico?" Pues s. Precisamente.Slo que la identificacin no la hice yo, sino Gurrola. Esto puedecomprobarse fcilmente comparando una foto del verdadero Landr, conlas de Alfonso Reyes y Carlos Jordn, para que se vea quin se parece aquin.

    Se me acusa de ortodoxia porque dije que la obra no era opereta, pero no essino otra vez el mismo recurso: "es como si" yo hubiera dicho que no eraopereta sino sainete, cuando dije que no era opereta, sino cuatromonlogos y dos coros. El recurso est otra vez mal usado, porque noestaba yo aludiendo al gnero, sino a lo incompleto de la pieza, y al hechode que no tiene dilogo, recurso inventado hace dos mil quinientos aos.

    De La mano del comandante Aranda dije que era tediosa, porque me mat(metafricamente) de tedio. Si es como afirma Monsivis, "un resumen delas aventuras de una mano, como tema y como smbolo contemporneo",cabe advertir que en el resumen falt hacer mencin de la masturbacin,omisin que me parece imperdonable en una obra tan ambiciosa.

    Por ltimo, quiero hacer notar que Monsivis tambin cae en el error delque me acusa, de hacer afirmaciones rotundas al decir: "una certeza: lanota roja es la historia sentimental del Occidente", o bien "la defensa dequien ('primer hombre de letras de Hispanoamrica') por s solo establecesu categora". Ah, s? Lo que pasa es que cada quien tiene su caoncito,unos grandote y otros, chiquito, y cada quien lo usa como puede, perovenirme con la reclamacin de que estoy destruyendo prestigios por amoral malabarismo, sale sobrando, porque con otros me he metido y nadie dijonada. El caso es que decir que Alfonso Reyes escribi dos obras malas (unade las cuales, por cierto, l no se atrevi a publicar) sigue siendo aqu unpecado tan grande "como si" alguien dijera, hace cincuenta aos, que

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    Joy

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    No hall referencias que indicaran que Monsivis continuara esteduelo de revires. Luis Moncada en un pie de pgina, comenta: "Eraintencin de los editores incluir en este volumen el artculo de CarlosMonsivis titulado Landr, o crtica de la crtica humorstica o cmoiniciar una polmica sin previo aviso. Sin embargo, al no conceder elautor su autorizacin para publicarlo, remitimos al lector interesadoen conocerlo integramente a la Revista de la Universidad..." etctera.

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    Isaac Parra dijo...

    Extraordinarias maneras de revirar, elocuentes, fluidas, ingeniosas e inteligentes.

    03/05/2012 21:24:00

    Hctor Coronado dijo...

    Estaba releyendo Viajes en la Amrica ignota. Ah en Revolucin en el jardn, Ibargengoitia escribe lacrnica de su visita de dos semanas a Cuba cuando fue a recibir el premio Casa de las Amricas porRelmpagos de Agosto, su primera novela:

    "Esto fue en 1964. Era un domingo de cuaresma..."

    Por lo que cuando escribi su artculo del Landr de Alfonso Reyes y el revire a Monsivais ya haba recibidoel premio y (vuelvo a apostar) comprendido que hacer de dramaturgo no era lo suyo.

    10/05/2012 10:38:00