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    CARBN Y POLEN. UN EJEMPLO DE COMPARACIN DE DOS REGISTROS ARQUEOBOTNICOSEN LAVA DURANTE LA EDAD DEL BRONCE: PEA PARDA

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    KOBIESERIEPALEOANTROPOLOGAN30: 63-72Bizkaiko Foru Aldundia-Diputacin Foral de BizkaiaBilbao - 2011ISSN 0214-7971

    CARBN Y POLEN. UN EJEMPLO DE COMPARACIN DE DOSREGISTROS ARQUEOBOTNICOS EN LAVA DURANTE LA

    EDAD DEL BRONCE: PEA PARDA

    Charcoal and pollen. An example of comparison of two archaeobotanicalrecords in Alava during the Bronce Age: Pea Parda

    Mnica Ruiz AlonsoSebastin Prez Daz

    Jos Antonio Lpez SezLydia Zapata Pea

    (Recibido: 15-X-2010)(Aceptado: 29-X-2010)

    Palabras clave: lava. Antracologa. Edad del Bronce. Palinologa.

    Key words: Alava. Anthracology. Bronze Age. Palynology.

    Hitz gakoak:Antrakologia. Araba. Brontze Aroa. Palinologa.

    RESUMEN

    Se presenta en este trabajo un estudio comparativo de los resultados obtenidos en dos anlisis arqueobotnicosen el yacimiento de Pea Parda (Laguardia, lava). Mediante la combinacin de los estudios antracolgico ypalinolgico se pretende una certera aproximacin a la composicin del paisaje vegetal y la dinmica antrpicade esta zona de la Sierra de Cantabria durante la Edad del Bronce.

    SUMMARY

    This paper presents a comparative study of the results obtained from two different archaeobotanical analyses

    from the archaeological site of Pea Parda (Laguardia, lava). Thanks to the combination of both types of analy-ses, wood charcoal and pollen, we try to carry out a more accurate reconstruction of the vegetal landscape and theanthropic dynamics at this area of the Sierra de Cantabria during the Bronze Age.

    LABURPENA

    Lan honetan Pea Parda (Laguardia, Araba) aztarnategi arkeologikoaren bi analisi arkebotanikoetan lortutakoemaitzen konparaketa aurkezten dugu. Analisi antrakologikoa eta palinologikoa alderatuz Kantauri MendilerrokoBrontze Aroko landare paisaia eta antropizazio dinamiken zehatzagoa den berritzea egiten saiatuko gara.

    1 Grupo de Investigacin Arqueobiologa, Instituto de Historia, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC, c/Albasanz, 26-28, 28037 [email protected]; [email protected]; [email protected]

    2 Area de Prehistoria. Dpto. de Geografa, Prehistoria y Arqueologa. Universidad del Pas Vasco/Euskal Herriko Unibersitatea, c/Toms yValiente s/n. Apdo. 2111. 01006 Vitoria-Gasteiz. [email protected]

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    CARBN Y POLEN. UN EJEMPLO DE COMPARACIN DE DOS REGISTROS ARQUEOBOTNICOSEN LAVA DURANTE LA EDAD DEL BRONCE: PEA PARDA

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    1. INTRODUCCIN

    En el marco metodolgico actual, de los estudios

    arqueolgicos en Euskal Herria, la aplicacin de an-lisis arqueobotnicos (antracolgicos, carpolgicos,palinolgicos, etc.) empieza a ser mayoritaria, con elobjetivo de investigar la paleovegetacin y su dinmi-ca en relacin con el impacto antrpico. Sin embargo,son escasos los ejemplos de estudios que combinancomplementariamente estas disciplinas, tanto en elmbito vasco como en el europeo (Leroyer y Heinz1992; Emery-Barbier y Thiebault 2005; Newman et al.2007; Iriarte et al. 2007/2008; Allevato et al. 2010;Nelle et al.2010).

    La integracin de los datos aportados por las dife-

    rentes disciplinas arqueobotnicas, en este trabajoantracologa y palinologa, ofrece interesantes posibi-lidades en los estudios paleoambientales. Si bienambas aportan, en principio, informaciones diferentes,a la vez resultan complementarias (Zapata 2001). Elestudio de los carbones recuperados en yacimientosarqueolgicos proporciona fundamentalmente dostipos de datos: i) por un lado la composicin de losbosques locales existentes en el entorno de los yaci-mientos, ii) por otro, la preferencia en el uso y selec-cin de combustible por parte de los grupos humanos.Ambas perspectivas son importantes a la hora deinterpretar los resultados obtenidos en un estudioantracolgico, siendo el resultado final el producto de

    haber focalizado el inters en cuestiones como lareconstruccin ecolgica o los patrones de seleccinque guan el comportamientohumano (Zapata 2002; RuizAlonso y Zapata 2003). La palino-loga, entendida como el estudiode los microfsiles polnicos y nopolnicos, es un instrumento degran valor a la hora de reconstruirla historia de la vegetacin a esca-la local/regional. Sin embargo, noes tan solo un instrumento dereconstruccin paleoambiental,sino que adems contribuye aidentificar las evidencias de antro-pizacin, como deforestaciones deorigen antrpico, y el desarrollode prcticas agrcolas y ganaderas(Lpez Sez et al.2003). Por todoello, lo ideal, a la hora de abordarla cuestin de la dinmica vegetalde un lugar concreto, es podercontrastar los resultados aportadospor los diferentes registros arqueo-botnicos considerados en unyacimiento.

    En este trabajo se plantea lacomparacin entre los registros

    antracolgico y palinolgico del abrigo prehistrico dePea Parda (Laguardia, lava), con el objetivo deestablecer con mayor fiabilidad la composicin yevolucin de la vegetacin a lo largo de la Edad del

    Bronce, as como la dinmica antrpica. En ltimotrmino, se pretende cotejar ambos registros con elobjetivo de evaluar sus posibilidades conjuntas en lareconstruccin paleoambiental.

    2. EL YACIMIENTO Y SU ENTORNO

    El yacimiento arqueolgico de Pea Parda (X.-530.775, Y.- 4.716.603, Z.- 975) es un pequeo abrigoabierto en las estribaciones del Alto de Cervera (1384m.), en la vertiente meridional de la Sierra de Cantabria,

    perteneciente al municipio de Laguardia (fig. 1). Suboca se abre al SE, con forma de arco ojival, y daacceso a un pequeo recinto de un metro de altura portres de ancho y dos de profundidad (Gil Zubillaga1997; Fernndez Eraso 2003).

    Aunque el abrigo era conocido desde los aos 70del siglo pasado, desde 1997 se emprendieron unaserie de campaas de intervencin arqueolgica que sedesarrollaron hasta el ao 2000. En el transcurso deestos trabajos se puso al descubierto una secuenciaestratigrfica con varios niveles arqueolgicos(Fernndez Eraso 2000; 2001; 2002b; 2002c; 2003).El nivel superficial contena materiales de pocas muy

    distintas, desde la Prehistoria hasta nuestros das, porlo que habra que considerarlo como un nivel de

    Fig 1. Mapa de localizacin geogrfica del abrigo de Pea Parda.

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    revuelto, no relevante, desde un punto de vista arqueo-botnico, por los problemas tafonmicos inherentes aeste tipo de registros (Lpez Sez et al.2003). En losniveles I y II, los ms interesantes desde un punto devista arqueolgico, se documentaron abundantes restoscermicos, algunos de tipo campaniforme con decora-cin pseudoexcisa, junto a otros vestigios lticos yseos. Destacan un fragmento de un objeto metlicoen el nivel I y un molar de herbvoro en el II. El nivelIII, por su parte, proporcion escasas evidenciasarqueolgicas, en general mal conservadas; mientrasque el nivel IV result arqueolgicamente estril(Fernndez Eraso 2003).

    A pesar de la diferenciacin de la secuenciaarqueolgica en cuatro niveles (adems del nivelsuperficial), habra que considerar que todo el paquetesedimentolgico debe pertenecer a una misma poca,debido a la similitud de los restos arqueolgicosrecuperados. De hecho, lo ms factible es considerarPea Parda como un asentamiento ocupado por pasto-res, en un momento indeterminado del II milenio BC,posiblemente durante el Bronce Antiguo (FernndezEraso 2003). La imposibilidad de obtener datacionesabsolutas del yacimiento hace necesaria la contextua-lizacin de los hallazgos de Pea Parda con otros de lacomarca pertenecientes a esta misma poca, caso de

    San Cristbal, Pea Larga, Los Husos I, o los conjun-tos dolmnicos de la Rioja alavesa (Fernndez Eraso1997; 2000; 2001; 2002a; 2002b; 2003).

    El clima actual de la zona de estudio es el tpico deambientes mediterrneos, con veranos secos y templa-dos, donde son frecuentes fuertes vientos desecantesque propician la abundancia de boj (Buxus sempervi-rens), creando condiciones similares a las que se pro-ducen en algunas zonas altimontanas del norte de laPennsula Ibrica. No obstante, el elevado rgimen deprecipitaciones de algunos enclaves permite la exis-tencia de hayedos (Aseguinolaza et al.1989; Aizpuru

    et al.1999). La vegetacin actual del entorno inmedia-

    to del yacimiento corresponde a un carrascal deQuercus ilex subsp. ballotacon boj, bosque tpico enlas solanas de la vertiente sur de la Sierra de Cantabria.Tambin existen algunas manchas de quejigal (Quercusfaginea) acompaado de boj, en situaciones de umbrao sobre suelos ms profundos; as como pequeosbosques mixtos de fresno (Fraxinus excelsior), haya(Fagus sylvatica), tejo (Taxus baccata), olmo (Ulmusglabra), mostajo (Sorbus aria), acirn (Acer opalus),tilo (Tiliaplatyphylos), avellano (Corylus avellana) yespino majuelo (Crataegus monogyna) (Aseguinolazaet al.1992). La vegetacin potencial de la zona corres-pondera a un carrascal montano con boj (Mapa de

    vegetacin de la Comunidad Autnoma del PasVasco-Hoja 170-11, Lagrn).

    3. MATERIAL Y MTODO

    El estudio del material antracolgico est com-puesto por el anlisis de 9 muestras de madera carbo-nizada. La recogida del material se ha realizadomediante el cribado de la totalidad de sedimentoexcavado con una malla de una luz de 2 mm. Elmuestreo contempla todas las zonas en las que se haintervenido arqueolgicamente. Los restos antracol-gicos no proceden de estructuras de combustin, en sutotalidad se trata de restos carbonizados dispersos(Ruiz Alonso y Zapata 2003).

    El muestreo palinolgico se efectu en junio de2005, sobre el perfil sur del sondeo, pues ste resultser el ms completo de todos los que se excavaron. Lasmuestras se tomaron en forma de columna, alcanzandouna potencia estratigrfica de 126 cm. Se recogieron13 muestras, con intervalos que oscilan entre 6-12 cmen funcin de las caractersticas sedimentolgicas.Todas, salvo la 12, resultaron positivas desde un puntode vista palinolgico (Prez Daz et al.2007).

    Fig. 2.Diagramas antracolgicos y palinolgico de Pea Parda.

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    4. RESULTADOS

    Los resultados comentados en este trabajo han sido

    previamente publicados de manera completa e indivi-dualizada (Prez Daz et al.2007; Prez Daz et al.enprensa; Ruiz Alonso y Zapata 2003). En este trabajo,como se dijo, se pretende la comparacin entre los dosestudios arqueobotnicos referidos.

    El estudio antracolgico analiz un total de 196carbones, de los cuales 189 han sido identificables(Ruiz Alonso y Zapata 2003). Los resultados relativosse exponen en las figs. 2, 3, 4 y 5. La madera identifi-cada en Pea Parda corresponde a 25 taxa y a unnmero mnimo de 19 especies (fig. 2): Juniperuscommunis (enebro), Pinus tp sylvestris (pino tipo

    albar), Taxus baccata (tejo), Arctostaphylos uva-ursi/Arbutus unedo (gayuba/madroo), Buxus sempervi-rens (boj), Cornus sanguinea (cornejo), Ericaceae(brezo), Fraxinus (fresno), Hedera helix (hiedra),Leguminosae (leguminosas), Lonicera (madreselva),Pomoideae (espino albar/manzano/peral), Prunus tpavium (cerezo), Quercus ilex/coccifera (encina/cosco-

    ja), Quercus subgneroQuercus (roble albar, peduncu-lado, pubescente, quejigo, melojo), Ribes tpalpinum(grosellero), cf.Rosaceae(rosceas), Spiraea hyperi-cifolia (espirea), Viburnum tinus (durillo), Viburnumlantana (morrionera). Entre las conferas es el tejo eltaxn ms abundante. Las frondosas tienen una mayorrepresentacin numrica, siendo el boj la especie

    dominante en toda la secuencia. En todas las especiesarbustivas se encontraron ramas de pequeo tamao;sobre todo en el nivel I, donde adems aparecen vitri-ficacionesy fragmentos retorcidos de pequeas rami-tas (Ruiz Alonso y Zapata 2003).

    El registro polnico de las plantas leosas es mino-ritario en Pea Parda (fig. 2). Entre los rboles, destacala importancia de los pinares de Pinus sylvestrisy P.pinaster, junto a Corylus,Betula,Alnus, Quercus ilex,Q. robur, Salix, Tilia y Fraxinus. Entre los arbustosdestacan por su importancia dos taxa relativamentetermfilos como son Erica arborea y Labiatae, con

    presencia continua en la secuencia de Cistaceae y laaparicin espordica deBuxus, Oleaceae yJuniperus.El grupo polnico mayoritario es el constituido por lasplantas herbceas, grandes dominadoras del paisajevegetal. En general, dentro de estos elementos herb-ceos, aqullos ms importantes son las gramneas ascomo los de origen antrpico y antropozogeno (PrezDaz et al.2007).

    Debido al diferente grado de identificacin taxon-mica, se han unificado los taxa, normalmente a nivelde gnero o familia. Si se atiende solo a los elementoscomunes, se observa que hay 8 coincidencias enambos registros (figs. 3, 4 y 5):Buxus, Ericaceae(para

    madera se unen cf. Arctostaphylos uva-ursi/Arbutusunedo yEricaceae), Fabaceaae(para madera legumi-nosa), Juniperus sp., Pinus tipo sylvestris, Quercusperennifolio, Quercus caducifolio y Rosaceae (para

    madera se unenPomoideae, Prunus, Spiraea hyperici-folia y Rosaceae sp.).

    Fig 4. Resultados comparativos del nivel II.

    Fig 3. Resultados comparativos del nivel I.

    Fig 5. Resultados comparativos del nivel III.

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    En conjunto se observa, en los tres niveles compa-rados (para polen hay un cuarto nivel que al no estarrepresentado en el carbn no ha sido considerado), quela tendencia general sigue unas pautas similares a lo

    largo de toda la secuencia, sobre todo reflejado en lasmuestras de polen, mucho ms diversas que las decarbn. Hay un grupo de taxa arbustivos (ericceas,fabceas, rosceas) que mantienen unos porcentajes,que aunque no son muy elevados, son constantessiempre por debajo de 5%. Quercus, tanto caducifolioscomo perennifolios, acompaan a este grupo casi demanera testimonial en el carbn (1,5% perennifolio enel nivel I, 0,8% caducifolio en el nivel III), aunque sse ve un reflejo constante en la curva del polen, siem-pre con una presencia mayor de los perennifolios (ca.3%) frente a los caducifolios (< 1% en todos losniveles). El enebro acompaa tambin a este grupo, denuevo con una presencia poco significativa aunqueconstante en el polen (presencia en todos los niveles),y de manera ms espordica en el carbn (solo en elnivel III con un 3,3%).

    Los taxa ms relevantes a lo largo de toda lasecuencia de comparacin son Pinustipo sylvestrisyBuxus. El boj tiene una gran representacin en lamadera carbonizada identificada en Pea Parda, lle-gando a suponer el 48% en el nivel I y el 41 % en elnivel III respecto al total de especies identificadas (nose tiene en cuenta el nivel II con un nico carbnidentificado). Esto no se ve reflejado de igual maneraen el polen, donde el boj representa apenas un porcen-

    taje inferior al 1% en todas las muestras. El caso con-trario est reflejado en el caso del pino, ya que es elpolen el que muestra valores porcentuales muy altos(>14%), mientras que en el carbn ocurre todo locontrario ya que solo aparece en el nivel III y demanera casi testimonial con un porcentaje inferior al5%.

    5. DISCUSION

    La combinacin de los estudios palinolgico y

    antracolgico en el yacimiento arqueolgico de PeaParda permite una mejor caracterizacin de la compo-sicin de la vegetacin a escala local, as como de ladinmica antrpica de esta zona de la Sierra deCantabria durante la Edad del Bronce.

    El paisaje vegetal en el entorno del yacimientoestaba muy deforestado, predominando por tanto losespacios abiertos con caractersticas ambientales pro-pias de zonas de influencia mediterrnea. Este hecho,

    junto con la aparicin de cortejos florsticos favoreci-dos por la presencia humana, como pastos antropozo-genos, vegetacin ruderal y nitrfila, pueden hacerpensar en un aprovechamiento agropecuario de esta

    zona, destinado a satisfacer las necesidades alimenti-cias de los grupos humanos que habitaban la Sierra de

    Cantabria (Galop 1998; Prez Daz et al2007; PrezDaz et al.en prensa).

    En lo referente a la vegetacin leosa, la mayora

    de los taxa identificados en ambos registros son term-filos, propios de zonas mediterrneas, no difiriendo enexceso de los que hoy en da se encuentran en estazona del sur de lava. Sin embargo, se detecta la pre-sencia de algunos elementos arbreos mesfilos, mspropios de ambientes con mayor disponibilidad hdri-ca, como alisos, avellanos, abedules, fresnos, tilos ysauces, que ocuparan las zonas ms elevadas de lasierra o los cauces fluviales, donde las temperaturasson ms frescas y la humedad ambiental y edfica mselevadas, debido a las lluvias y a la niebla. Es destaca-ble la gran cantidad de elementos arbustivos presentesen ambos registros. Debido a las caractersticas clim-ticas, orogrficas y edficas de la vertiente sur de laSierra de Cantabria, este tipo de vegetacin (bojes,brezos, madroos) tiene, en los suelos secos, pedrego-sos, y de elevada insolacin, un lugar perfecto para sudesarrollo (Aseguinolaza et al.1989).

    Por lo tanto, se podra afirmar la existencia, duran-te la Edad del Bronce, en el entorno inmediato de PeaParda, de una formacin vegetal tpica de carrascal-quejigal con boj, junto con masas de bosque mixto,posiblemente en las zonas ms hmedas, prximas a lacima, y presencia de pinos quiz ms a escala regionalque local. Estas formaciones forestales estaban acom-paadas de una orla arbustiva bien desarrollada, quiz

    favorecida por la mano del hombre, que las dara pro-tagonismo como elementos sustitutivos de los esquil-mados bosques locales.

    En lo que se refiere a los pinares, es necesariocomentar la diferente representacin que alcanzan enlos dos registros considerados. Mientras que en eldiagrama antracolgico tan solo est presente en elnivel III (fig. 5) y con valores porcentualmente bajos,en el registro polnico es definitivamente el elementoms abundante en toda la secuencia. Se consideran dosposibles interpretaciones. La primera hace referencia alas caractersticas reproductivas del pino. Es una

    especie anemfila, esto es, el medio de transporte delos granos de polen desde los sacos polnicos de lasanteras hasta el micrpilo de los vulos se realiza pormedio del viento. Por lo tanto, al no estar orientado eltransporte polnico, el pino debe producir grandescantidades de polen para asegurar su reproduccin.Una primera posible explicacin a la gran cantidad depolen de pino representada en este estudio puedereferirse a su sobrerrepresentacin por los hechoscomentados. Sin embargo, la aparicin en el diagramaantracolgico apunta a su presencia en el entornoprximo al yacimiento, si se acepta que los gruposhumanos habitantes del abrigo quemaban aquello quetenan a su disposicin en las cercanas. Por ello se

    puede apuntar la presencia de masas forestales depinos a escala local y regional, ocupando las zonasms luminosas de la Sierra de Cantabria, sin que fuera

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    en ningn caso el elemento dominante del paisajearbreo.

    En el caso del boj, ocurre algo parecido, solo que

    se da la circunstancia de que es tremendamente abun-dante en el diagrama antracolgico y muy escaso en elpalinolgico. Concretamente, los restos de maderacarbonizada de boj llegan a representar el 48 % en elnivel I (fig. 3) y el 41 % en el nivel III (fig. 5), mien-tras que desde el punto de vista polnico su presenciaes meramente testimonial, ya que apenas supera el 1%en el nivel I, mantenindose por debajo en el resto deniveles. La explicacin puede ser de tipo etnobotnico,es decir, referente a una seleccin intencionada de suuso como combustible. La madera de boj proporcionalea de muy buena calidad, adems de ser muy pesaday de gran dureza, lo que le hace muy adecuada para sutrabajo, por lo que no se puede descartar que fuerafrecuentemente seleccionada en esta zona. En laactualidad, las condiciones biogeogrficas de la ver-tiente sur de la Sierra de Cantabria son favorables aldesarrollo del boj, tanto formando densos bujedoscomo acompaando a las hayas, quejigos y carrascas(Aseguinolaza et al.1989). Forma extensos matorra-les, aguanta bien la sombra y los suelos poco profun-dos (se sita a menudo en roquedos). Esta mismasituacin debi darse en el II milenio BC., cuando lams que probable existencia de una densa bojedadebi incentivar la recoleccin de su madera. Suescaso bagaje porcentual en el estudio polnico, encambio, es fcilmente explicable por el carcter zofi-

    lo de su dispersin polnica.

    El tejo es una confera que aparece nicamente enlos dos niveles representativos (I y III) del estudioantracolgico de Pea Parda, llegando incluso a supo-ner un 32% en el nivel III (fig. 5) y tendiendo a sudesaparicin en el nivel I (6%) (fig. 3). No se posee, almenos en la Pennsula Ibrica, un buen conocimientode la evolucin histrica del tejo, ya que no es unelemento bien representado en los anlisis palinolgi-cos (como es el caso de Pea Parda), quiz por proble-mas de conservacin (Corts et al. 2000). A pesar deque tiene una polinizacin anemfila, su grano depolen tiene bajo contenido de esporopolenina, por loque la susceptibilidad a la oxidacin es elevada(Havinga 1967). Esto favorece que su representacinpolnica sea generalmente baja. En el Holoceno finalse produce un descenso evidente en la aparicin deltejo, que puede observarse en diferentes depsitosantrpicos y no antrpicos, que se debe con toda pro-babilidad a la accin humana, ya que es un rbol quese regenera lentamente y que es bastante exigente encuanto a condiciones bioclimticas (Pealba 1994;Lpez Gonzlez 2002). Su expansin por el nortepeninsular parece comenzar hacia el 6500 BP (Pealba1994), aunque en el anlisis polnico de Pea Parda noexistan evidencias de su identificacin (Prez Daz et

    al. 2007), probablemente porque colonizara reasrocosas con suelos ligeros y pobres, algo alejadas del

    sitio, o bien por los problemas de conservacin antessealados.

    En el caso de Pea Parda, el tejo pudo ser talado y

    seleccionado preferentemente por el ser humano, yaque constituye un combustible de excelente calidad,que proporciona un fuego duradero de buen podercalorfico. Se usa en diferentes artesanas (fabricacinde arcos, lanzas, picas, mangos de herramientas, etc),ya que su madera es de muy buena calidad, elstica,muy dura, compacta y resistente, siendo de las pocasmaderas de conferas que se puede curvar al vapor. Sushojas son usadas como forraje para ganado vacuno ycaprino, aunque es una planta txica (Lpez Gonzlez2002). Algunos autores incluso han relacionado estetaxn con la presencia de ovicpridos en niveles decorral en cuevas (Thibault 1983; Ros 1985; Allu2002). Los subproductos de estas actividades podranser utilizados como combustible. Debido a su toxici-dad y reputacin de matar, intoxicar o provocar abor-tos en animales domsticos, en ocasiones ha sido cor-tado por los pastores intencionalmente, algo que difi-cultara seriamente sus posibilidades de crecimiento yrecuperacin.

    6. CONCLUSIONES

    La combinacin de diferentes disciplinas arqueo-botnicas es un instrumento de gran valor a la hora de

    abordar cuestiones como la dinmica vegetal y antr-pica de yacimientos arqueolgicos. Por ello, su aplica-cin en futuras investigaciones, sin duda aportarinteresantes informaciones y objetos de debate. Apartir de los datos antracolgicos y palinolgicosobtenidos en los anlisis del yacimiento de la Edad delBronce de Pea Parda podemos apuntar las siguientesconclusiones:

    El paisaje vegetal dominante en el entorno delyacimiento de Pea Parda, en el II milenio BC, estabaformado por espacios abiertos, en los que predominabala vegetacin de origen antrpico y los pastos de uso

    ganadero. No se han detectado prcticas agrcolas.Las formaciones boscosas estaban constituidas por

    un carrascal-quejigal con boj, junto a un bosque mixtoen las zonas de mayor humedad, y algunos pinareslocalizados a escala regional.

    Se aprecia una posible seleccin antrpica de loscombustibles, reflejada en los valores de carbn de bojy pino, y posiblemente tejo.

    En el caso de boj y tejo, mientras que apenas apa-recen en el registro polnico, son muy abundantes susrestos de carbn, posiblemente debido a su idoneidad

    como materia prima (combustible, fabricacin deutensilios, etc.), sin que podamos descartar definitiva-

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    mente una diferente representacin en ambos registros,palinolgico y antracolgico, por motivos tafonmicosy de conservacin.

    El caso del pino, estando presente en el entorno,apenas se ha seleccionado para su consumo, siendotambin una madera apreciada por su poder calorfi-co.

    7. AGRADECIMIENTOS

    El trabajo forma parte del: 1) Programa Consoliderde Investigacin en Tecnologas para la valoracin yconservacin del Patrimonio Cultural -TCP-CSD2007-00058, 2) Grupo de Investigacin de la

    UPV/EHU IT-288-07 financiado por el GobiernoVasco, 3) Proyecto HAR2008-03976/HIST delMinisterio de Educacin y Ciencia: El medio comocatalizador de los comportamientos humanos duranteel Pleistoceno Superior y Holoceno en el PirineoOccidental y proximidades: su articulacin en unida-des territoriales, 4) Origins and spread of agriculturein the south-western Mediterranean region.(AGRIWESTMED. ERC-AdG 230561 financiado porel European Research Council)

    8. BIBLIOGRAFA.

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