caracterizaciÓn de un modelo econÓmico

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1.1. CARACTERIZACIÓN DE UN MODELO ECONÓMICO Un modelo es una abstracción de la realidad. Los fenómenos que caracterizan el devenir cotidiano del mundo se presentan como una compleja red de causalidades. Es decir, cada proceso transformador de la naturaleza está ligado a otros acontecimientos que determinan su existencia, de la misma manera que él influye en la ocurrencia de muchos otros sucesos, y así se constituye la compleja red de la realidad. Ante esta evidencia, el estudioso de cualquier disciplina del pensamiento ha tenido que buscar la forma de liberar al objeto de estudio de todas las demás incidencias que intervienen en su ocurrencia, con un poderoso proceso de abstracción. De hecho, puede afirmarse que la ciencia, concebida como el estudio de las causas últimas de los fenómenos por medio del método científico, requiere de un proceso de simplificación y abstracción sobre el objeto de estudio debido a la incompetencia implícita de comprender la realidad de manera directa. La economía no escapa a esta caracterización. El análisis de la reproducción material de las sociedades ha requerido de este mismo proceso, sin importar la escuela del pensamiento a la que se asocie ni el conjunto instrumental con que se aborde la explicación de los fenómenos. El economista requiere de una versión simplificada de la realidad económica como única opción de caracterizar un espectro de ocurrencias imposible de percibir de manera directa y completa. Por este hecho, el acusar a esta representación abstracta de no empatar uno a uno e íntegramente los procesos reales no es más que la incomprensión esencial del análisis científico de la economía. Un modelo, como forma sistemática de representar agentes económicos, interdependencias, causalidades y estructuras consecuentes, valida sus resultados no en términos de su fidelidad con la realidad, sino en la medida que su consistencia lógica, su fortaleza metodológica y lo robusto de sus herramientas de análisis permiten caracterizar un fenómeno en particular en el contexto de un marco de referencia determinado. Cuando del análisis sistemático de la ciencia económica se desee incursionar en la economía aplicada, entonces el instrumentador de política económica debe ser capaz de tomar en su justa dimensión las recomendaciones teóricas sobre la realidad en particular para implementar sus medidas de intervención y pronóstico. Un modelo es la caracterización de un fenómeno a través de una estructura lógica particular. Toda acción que transforma el estado de la naturaleza se define como un fenómeno, y a éste lo integran dos categorías fundamentales: los agentes y las acciones. Los agentes son aquellos que 1

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1.1. CARACTERIZACIÓN DE UN MODELO ECONÓMICO

Un modelo es una abstracción de la realidad. Los fenómenos que caracterizan el devenir cotidiano del mundo se presentan como una compleja red de causalidades. Es decir, cada proceso transformador de la naturaleza está ligado a otros acontecimientos que determinan su existencia, de la misma manera que él influye en la ocurrencia de muchos otros sucesos, y así se constituye la compleja red de la realidad.

Ante esta evidencia, el estudioso de cualquier disciplina del pensamiento ha tenido que buscar la forma de liberar al objeto de estudio de todas las demás incidencias que intervienen en su ocurrencia, con un poderoso proceso de abstracción. De hecho, puede afirmarse que la ciencia, concebida como el estudio de las causas últimas de los fenómenos por medio del método científico, requiere de un proceso de simplificación y abstracción sobre el objeto de estudio debido a la incompetencia implícita de comprender la realidad de manera directa.

La economía no escapa a esta caracterización. El análisis de la reproducción material de las sociedades ha requerido de este mismo proceso, sin importar la escuela del pensamiento a la que se asocie ni el conjunto instrumental con que se aborde la explicación de los fenómenos. El economista requiere de una versión simplificada de la realidad económica como única opción de caracterizar un espectro de ocurrencias imposible de percibir de manera directa y completa. Por este hecho, el acusar a esta representación abstracta de no empatar uno a uno e íntegramente los procesos reales no es más que la incomprensión esencial del análisis científico de la economía.

Un modelo, como forma sistemática de representar agentes económicos, interdependencias, causalidades y estructuras consecuentes, valida sus resultados no en términos de su fidelidad con la realidad, sino en la medida que su consistencia lógica, su fortaleza metodológica y lo robusto de sus herramientas de análisis permiten caracterizar un fenómeno en particular en el contexto de un marco de referencia determinado. Cuando del análisis sistemático de la ciencia económica se desee incursionar en la economía aplicada, entonces el instrumentador de política económica debe ser capaz de tomar en su justa dimensión las recomendaciones teóricas sobre la realidad en particular para implementar sus medidas de intervención y pronóstico.

Un modelo es la caracterización de un fenómeno a través de una estructura lógica particular. Toda acción que transforma el estado de la naturaleza se define como un fenómeno, y a éste lo integran dos categorías fundamentales: los agentes y las acciones. Los agentes son aquellos que generan acciones e intervienen en la ocurrencia o no ocurrencia del fenómeno.1 Las acciones se refieren a las actividades que los agentes realizan bajo los determinantes que el fenómeno establece. Por ejemplo, el fenómeno de compraventa en un mercado cualquiera establece a dos agentes: el consumidor, quien determina una cantidad del bien a demandar dado el precio del mercado, donde se maximiza su utilidad, y el productor, quien genera ese bien a través de una tecnología, con el fin de

1 Dentro del campo de la epistemología, existe una discusión sobre si los fenómenos, como objeto de estudio de la

ciencia moderna, implican libre albedrío en los agentes integrantes. La discusión se centra en que si la ocurrencia del fenómeno es un acto consciente del agente, la estructura causal del mismo es un eslabón más del proceso de ocurrencia global del fenómeno; si no, el proceso se genera a través de la conducta subjetiva del agente, de tal forma que resulta inobservable para el investigador (Tallaird, 1997). Sin embargo, en el caso particular de la economía, los agentes deciden, bajo predeterminación estructural, ejercer sus decisiones de consumo y generación de ganancias en el esquema neoclásico de la maximización. Para este caso, el hecho de que la teoría del consumidor y del productor caracterice el porqué de esta conducta, permite suponer que el fenómeno económico acontece porque no existe posibilidad de que no ocurra.

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alcanzar los beneficios máximos.

Un modelo otorga a cada agente todos los elementos de su especificación, es decir, señala cada uno de los elementos diferenciadores del sujeto u objeto, con el fin de que, en el contexto del fenómeno analizado, no se confunda a este elemento con algún otro presente en la caracterización fenomenológica. De igual manera, el modelo establece de qué manera los agentes efectúan sus acciones de acuerdo con la descripción lógica de su definición y comportamiento esencial. Cabe destacar que cada agente está asociado a las características que le concede el fenómeno a analizar, de tal modo que responde a los elementos particulares de definición temporal y espacial y sólo puede explicarse en los términos que este fenómeno especifica.

Las acciones en particular se caracterizan como decisiones asociadas al agente en el marco del proceso de transformación. Esta decisión implica el uso de elementos definidos que se emplean en la realización de un proceso particular. La forma de representar el proceso varía de acuerdo con la disciplina científica que se trate. Sin embargo, un mero silogismo, entendido como la unidad mínima del pensamiento lógico, es capaz de especificar cómo una acción transforma la realidad como parte integrante de un fenómeno.

Sobre todo en los últimos 50 años, la economía ha encontrado en el lenguaje matemático un mecanismo de expresión de las acciones de los agentes, y tal lenguaje al menos no presenta las debilidades de la interpretación ex post. La Matemática y, en especial, el análisis de funciones permiten caracterizar a un agente que en un conjunto de decisión (el dominio) toma decisiones (acciones), las cuales implican un conjunto resultante (contradominio) en una realidad que se puede cuantificar la mayoría de las veces.2 Esta manera de caracterizar un proceso causal tiene la virtud de que, una vez definido, es impermeable a imprecisiones de interpretación, siempre y cuando la caracterización de los fenómenos involucrados esté satisfactoriamente acotada.

Toda acción es realizada por un agente. La interacción del agente o los agentes y sus acciones asociadas constituyen el fenómeno en forma abstracta, es decir, aislado de fenómenos interdependientes directos o indirectos. Un modelo especifica todos los agentes y el conjunto de acciones que efectúan en el contexto de la especificación del modelo. Tal vez como un exceso del lenguaje matemático, un modelo se puede caracterizar como una función m dimensional, donde existen m agentes con funciones definidas de Rn a Rs, con:

f( Rn) → Rm Yi = f(Xi)donde:

Xi es un vector en Rn del conjunto de decisión del i-ésimo agente. Yi es el conjunto en Rs de acciones que realiza el agente.

Visto desde esta perspectiva, un modelo es un conjunto de relaciones funcionales que recoge el comportamiento de agentes asociados a un fenómeno en particular. Entonces, para la economía, es la caracterización de la interacción de los agentes económicos, en última instancia simplificada: los

2 Esto implica otro problema básico de la economía, el cual radica en qué es lo que ocurre con todos los elementos no cuantificables del proceso económico. Las características superestructurales y de carácter cualitativo que inciden sobre los agentes y sus acciones pueden representar un importante conjunto de restricciones que los modelos cuantitativos no siempre pueden capturar y que, sin lugar a dudas, tienen un grado de explicación muy importante sobre el fenómeno. Sin embargo, y para fines de simplificación, se hace abstracción de este concepto, al menos para la construcción y especificación del modelo económico.

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consumidores, los productores (nacionales y extranjeros) y el Gobierno, implicados en la realización del fenómeno llamado libre mercado. Tal fenómeno tiene la particularidad de constituirse como un proceso inherente e insalvable de la naturaleza humana, al menos desde el perverso imperio de la propiedad privada.

La taxonomía de modelos difiere entre autores, pero se resalta que no todos los modelos tienen que estar asociados con expresiones matemáticas o econométricas. Según Intriligator,3 los modelos de análisis pueden clasificarse, de acuerdo con el medio principal de expresión, en verbales o lógicos, físicos, geométricos y matemáticos. Los modelos lógicos explican con estructuras verbales un fenómeno o una teoría sin utilizar otro lenguaje de exposición o discernimiento, pese a que puedan incluir un análisis matemático implícito. Las obras de los economistas clásicos, como Smith, Ricardo e incluso Marx, se hallan en esta categoría. Los modelos físicos reproducen a escala objetos, fenómenos y procesos, mientras que los geométricos utilizan representaciones gráficas en espacios definidos para representar relaciones causales. Cabe mencionar que la geometría analítica es una parte de las Matemáticas que ha formalizado la expresión de las formas geométricas de ciertas formas funcionales. Por último, los modelos matemáticos caracterizan la conducta por relaciones de comportamiento representada por una forma funcional, un dominio y un contradominio.

Resulta claro que el modelo determina las relaciones causales que deben explicarse ex ante a través del trabajo de la teoría económica, aun sin necesitar una escuela del pensamiento o una corriente ideológica en particular. Este sustento teórico permite establecer las características distintivas de los agentes y predeterminar la forma en que se interrelacionan sus acciones. Una vez definido este marco de referencia conceptual, se deben establecer criterios matemáticos de especificación, sobre todo en términos de la forma funcional que caracterice la asociación causal entre el conjunto de decisión y las acciones, así como el proceso en que se puede contrastar la evidencia empírica con la especificación teórica. El primer aspecto implica el análisis de las escuelas del pensamiento asociadas a la modelística económica y las limitaciones de la modelación bajo la lógica de la síntesis neoclásica. El segundo aspecto requiere establecer la relevancia de la econometría como parte de la economía y su integración dentro del manejo de los modelos de prospectiva aplicada.

Así, la simbiosis se completa. La teoría económica establece relaciones causales de carácter epistemológico, y la econometría trata de cuantificarlas a partir de supuestos sobre el comportamiento de las acciones asociadas a los agentes, agregando un elemento fundamental: las acciones, al medidas a través de una magnitud numérica, se definen como variables estocásticas, es decir, son la observación de una variable aleatoria sujeta a una distribución de probabilidad. La interacción de los dos instrumentales "permite incorporar en forma explícita y reproducible tanto las consideraciones teóricas como la información empírica y los juicios generados en el procedimiento. Con esto un modelo econométrico es una forma válida de plantear un conocimiento que ayuda a entender la realidad, proveyendo de una base explícita para la discusión" (Sabau y Ruprah, 1984).

Un modelo macroeconométrico se define como un modelo económico de relaciones causales entre los agentes agregados,4 donde se ha asumido que las formas funcionales que los caracterizan son lineales, y cuyos coeficientes se han calculado mediante métodos econométricos, bajo el

3 M. Intriligator, Modelos econométricos, técnicas y aplicaciones, FCE, México, 1990, pp. 25-35.4 La agregación implica el paso entre la microeconomía y la macroeconomía, aunque las perspectivas modernas de la Economía destacan cada vez menos la separación estricta. Ambas corrientes analizan un mismo fenómeno desde ángulos diferentes, de tal forma que son complementos metodológicos de un mismo objeto de estudio.

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supuesto de que la expresión cuantitativa de las acciones de los agentes son variables estocásticas. Este hecho permite confrontar la evidencia empírica con las relaciones que la teoría económica supone ex ante.

Un modelo macroeconométrico define las acciones (variables) de los agentes económicos bajo dos perspectivas distintas. Las acciones de aquellos agentes que se determinan por la dinámica implícita en el fenómeno que el modelo analiza se denominan variables endógenas, y esto implica que la magnitud que dichas variables toman es el resultado de la acción de todas las relaciones causales en el interior de la cadena de fenómenos que el modelo representa. Por otra parte, se establece que existen acciones que los agentes ejecutan en forma independiente al modelo y que, por tanto, tienen una relación unívoca sobre el mismo, es decir, impactan pero no son influenciadas, al menos de manera directa, por la dinámica integral de los fenómenos.

Un modelo macroeconométrico emplea tres formas de caracterizar el conjunto de fenómenos asociados a su estructura: las ecuaciones de comportamiento, las identidades contables y las condiciones de equilibrio. Las ecuaciones de comportamiento establecen las causalidades entre las variables endógenas y todo su dominio de decisión. Las identidades contables son relaciones que se cumplen por definición para las unidades económicas, ya que reflejan la restricción de recursos de la economía en su conjunto. Por último, las condiciones de equilibrio son las expresiones que permiten balancear las cuentas de variables agregadas, bajo el supuesto de que los mercados tienden a cerrar sus brechas cuantitativas.5 Por lo general, un mercado se equilibra porque la existencia de transacciones y realizaciones de mercado suponen que, en el límite, ningún agente racional permanece en condiciones desventajosas, de oferta o demanda excesivas, de modo que los precios, en ausencia de distorsiones, son capaces de equilibrar los mercados. Esta restricción asintótica, aunada con la que acota la existencia limitada de los recursos materiales, combina las condiciones específicas de los mercados, espacios físicos o virtuales donde los agentes realizan las acciones que entretejen los fenómenos económicos.

1.2. PERSPECTIVAS DE LA TEORÍA ECONÓMICA EN LA MODELÍSTICA ECONOMÉTRICA

"Se parte de la consideración fundamental de que la Economía no es una ciencia experimental" (Sabau, 1984), ya que no es posible generar en ambientes controlados la reproducción integral de un fenómeno. Esto implica que el objetivo de los economistas consiste en explicar e interpretar los fenómenos asociados a la reproducción material, sobre los cuales posee solamente información parcial y acotada de su devenir. Sin embargo, la explicación de dichos acontecimientos no sólo descansa en el mundo maravilloso de la comprensión de la realidad, sino que tiene por objetivo implícito la representación de un conjunto de posibilidades de ocurrencia en el tiempo, para construir conjuntos de oportunidades predecibles para los agentes.

Esta característica destaca el hecho de que los datos económicos se generan en forma pasiva y no reproducible, de tal modo que la construcción de la estructura causal hereda todas las imperfecciones de la comprensión del fenómeno y limita de manera importante su prospección como

5 Sobre la economía del desequilibrio se ha escrito mucho. El punto fundamental en la teoría de precios radica en la existencia de un sistema de precios walrasiano que garantiza una dinámica de equilibrio en los mercados. Un modelo macroeconométrico con sustento al menos de la síntesis neoclásica da por supuesto la existencia de ese vector de precios. Numerosos trabajos de Carlo Beneti, Edith Klimovski y Alejandro Nadal han descrito con todo detalle las imperfecciones del modelo walrasiano como sustento de la existencia del equilibrio como condición límite de cualquier economía de mercado. Sin embargo, para fines del modelo, se supone dicha existencia como válida.

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medida de política y ajuste económico. Estas premisas implican que el economista "reduce su valor a un proceso de estudio de los fenómenos en el que se construye, implícita o explícitamente, un modelo sobre su comportamiento o funcionamiento" (Cripps, 1981). Este modelo, implícito en la estructura de pensamiento del investigador es una versión simplificada de la realidad y no una correspondencia uno a uno. Un modelo econométrico es un instrumento que combina el conjunto de proposiciones teóricas -el modelo analítico- con los datos que, se supone, miden los conceptos teóricos mediante una teoría estadística.

De este modo, la teoría económica se convierte en el punto de referencia sobre el cual se va a inducir o deducir la realidad. La teoría de referencia se convierte en el vector direccional y el conjunto de reglas a priori que los agentes cumplen de acuerdo con su definición existencial. La teoría es en sí una unidad lógica completa que no requiere de la confrontación constante con la realidad; es decir, la consistencia de un cuerpo teórico radica en la coherencia intrínseca de sus postulados y de su herramienta cognoscitiva. Entonces, una teoría:

...se presenta como un cuerpo completo -un programa de investigación- con ciertas proposiciones centrales que son mantenidas a priori y no sujetas a la comprobación empírica. Alrededor de este núcleo existe un cinturón protector de explicaciones que derivan de dicho núcleo o son externas a él. Y, además, están las hipótesis que pueden ser expuestas a procedimientos formales de comprobación. El vínculo entre el núcleo y las hipótesis que han de probarse es tenue y los procedimientos mismos para hacerlo son cuestionables en las ciencias no experimentales. Por ello, es preferible referirse a un proceso consistente y recursivo, de ser necesario, de evaluación de las hipótesis y no a una comprobación formal (Lakatos, 1970).

Esta limitación no implica una condena ex ante de inaplicabilidad por parte de la teoría económica, sino que simplemente acota los alcances del nexo entre evidencia empírica y cuerpo teórico. Sin embargo, sí establece una dependencia de condición necesaria por parte de la teoría como elemento de referencia para el comportamiento de la evidencia parcial que la realidad ofrece sobre los fenómenos económicos. Por otra parte, la mayoría de los argumentos teóricos de la economía no marxista se refieren a configuraciones de equilibrio de mercado como una condición asintótica en el largo plazo, ya sea en estática comparativa o en dinámica del tipo estado estable.

Por su parte, los datos son observaciones en el tiempo que no tienen por qué ser representaciones estadísticas de tales condiciones asintóticas. Además, heredan todas las condiciones del proceso que los genera, es decir, están asociados a esquemas institucionales y de paradigmas hegemónicos que pueden sesgar la naturaleza del fenómeno que representan, sin contar los errores implícitos en el cómputo y arrastre contable de la información. Desde una perspectiva metodológica, existen diferentes alternativas para combinar datos e hipótesis. El método no juega un papel neutral, y las respuestas dependen tanto de él como de las hipótesis y los datos.

Por último, existe el problema de proximidad, asociado a que los datos, como magnitudes, son apenas aproximaciones parciales de las categorías teóricas, las cuales no por fuerza implican el grado de comprobación o veracidad asociado. De esta manera, se puede concluir que" conceptualizar los datos como la evidencia empírica, produce confusión y lleva fácilmente al abuso. El papel de los datos es más bien de un argumento empírico y su validez es tanta como la de un argumento teórico" (Sabau, 1984). El método econométrico es un instrumento que conjuga ambas medidas de análisis. No implica un proceso de validación empírica de una teoría, sino que es un mecanismo híbrido de análisis que" consiste en modelar el sistema económico incorporando explícita y formalmente ambos argumentos, es decir, tanto la información teórica como la información empírica disponibles sobre el

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objeto de estudio" (Buiter, 1981).

Un modelo parte de la especificación de agentes y causalidades que determina una corriente específica de la teoría económica. Sin embargo, la determinación puede proceder también de una combinación ad hoc de postulados de diferentes escuelas que permitan aproximarse mejor al objetivo de la investigación. En estricto sentido, no existe criterio de exclusión entre las escuelas, al menos entre aquellas que no niegan sus estructuras esenciales, como sería el caso de entremezclar marxismo con optimización neoclásica. Fuera de estos casos extremos, en realidad los modelos tienen una gran flexibilidad ecléctica.

La fase de especificación no está libre de controversias. El debate está ligado, aunque no exclusivamente, a la corriente teórica de las expectativas racionales y se centra en un conjunto de temas interrelacionados sobre los diferentes papeles que juega la teoría económica. Se ha llegado a dos conclusiones divergentes: una invalida la posibilidad de utilizar la modelación macroeconométrica como un mecanismo de análisis de la realidad (Lucas y Sargent, 1981), y otra establece que las recomendaciones de inestabilidad en los coeficientes es un mecanismo de precaución marginal o, en su caso, de profundización en el manejo estadístico de los cambios estructurales, con mecanismos similares a los utilizados en esta obra.

Desde la perspectiva de esta controversia, y en aras de la simplificación, las corrientes económicas se dividen en dos grupos: los ortodoxia neo clásica (ON), que se basa en las expectativas racionales y el libre ajuste de los mercados perfeccionados, y los keynesianos postsintéticos (KP), que pugnan por un proceso explícito de perfeccionamiento de los mercados y otros mecanismos de incorporación de la incertidumbre para los agentes.

Para los ortodoxos neoclásicos, una economía de mercado es intrínsecamente estable. Sin embargo, admiten que a causa de perturbaciones exógenas al sistema, al ajuste que tiene lugar en tanto los agentes económicos distinguen los cambios permanentes de cambios temporales y el problema de información parcial y diferenciada (Lucas, 1976), el nivel de producto real puede oscilar dentro de su nivel natural. De acuerdo con esta posición, cualquier acción exógena al sistema económico no afecta de manera permanente las propiedades estocásticas de las variables endógenas del modelo. Este hecho implica que el gobierno debe actuar sobre la economía con base en criterios consistentes de acción que permitan a los agentes asimilados en la toma de decisiones en el sentido que el Gobierno deseé.

Para los keynesianos postsintéticos, la posición no puede ser más divergente. "Una economía de mercado que utiliza dinero intangible necesita ser estabilizada mediante políticas fiscal y monetaria adecuadas" (Modigliani, 1977). Se puede argumentar que la incertidumbre y la ignorancia llevan a la creación de instituciones en cuyo marco se establecen convenciones y normas para la toma de decisiones (Cripps, 1981). Así, los keynesianos postsintéticos rechazan el comportamiento optimizador en competencia perfecta y lo sustituyen por el de satisfacción en competencia imperfecta. Estas dos visiones conllevan a diferentes perspectivas sobre el empleo de modelos macroeconométricos (MM) para la caracterización económica.

En primer lugar, la crítica de los ortodoxos neoclásicos se basa en que los modelos tradicionales carecen de microfundamentos explícitos. Esto se considera equivalente a que las funciones de comportamiento agregadas de los agentes no derivan de una conducta de optimización bajo restricciones de los agentes económicos. Bajo esta lógica, solamente un modelo de equilibrio general

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con tantas relaciones de comportamiento como agentes, es decir, un modelo que transforme uno a uno el espacio de los agentes, sería un modelo no ad hoc, como califican los ortodoxos neoclásicos a las especificaciones en los modelos macroeconométricos. Pero eso no es un modelo, sino la realidad misma, de tal forma que cualquier modelo, con o sin microfundamentos, es ad hoc por naturaleza (Buiter, 1981). Ni siquiera el marco analítico del modelo Arrow-Debreu, incluso con modificaciones estocásticas, puede tomarse como una aproximación adecuada de la realidad, ni como un estado de equilibrio ideal.

La discusión se centra, entonces, en la forma de compatibilizar un comportamiento inestable en el corto plazo, donde la posición de los keynesianos postsintéticos tiene mayor peso, con uno de largo plazo, donde impera el estado estable y los criterios de convergencia. Por lo tanto:

Lo que interesa en realidad es obtener predicciones para cierto periodo durante el cual el modelo reproduzca el funcionamiento de la economía, ya sea que éste corresponda, o no, al estado de equilibrio. Por otra parte, la obtención de un estado de equilibrio no es en realidad muy interesante, ya que se está suponiendo que la estructura de la economía permanece constante durante el periodo de simulación (Sabau, 1984).

De esta manera, la caracterización específica del comportamiento no pierde validez coyuntural, pese a no poseer fundamentos de optimización. Sin embargo, los trabajos posteriores de Hahn sobre el equilibrio general permiten argumentar que cualquier función continua no decreciente puede caracterizar una función de excedente de demanda, forma funcional en la cual pueden circunscribirse un conjunto muy abundante de ecuaciones de comportamiento.

La otra crítica básica gira en torno al concepto de la estabilidad de los parámetros. El argumento es el siguiente: si los individuos modelan la política económica y utilizan esta información para formar expectativas racionales, entonces los coeficientes estimados de ecuaciones econométricas dejarán de tener validez en cuanto se aplique el choque exógeno sobre el modelo. Los cambios en la política económica afectan los parámetros que la describen, pero en el sistema de ecuaciones repercuten en los del resto del sistema. En esta forma, las estimaciones de los parámetros bajo un régimen dado serán inapropiados bajo el que se pretenda simular (Lucas, 1976). Resulta evidente que esta acotación de Lucas ha permitido trabajar cuidadosamente el problema de cambio de estructuras en un modelo de ecuaciones simultáneas. Sin embargo, la argumentación es válida para casi cualquier especificación numérica de la realidad.

Se argumenta que los modelos deben ser explicativamente derivados de los fundamentos microeconómicos que describen gustos y tecnologías. Pero tales modelos pueden ser sujetos a las mismas críticas. Empíricamente, las preferencias del consumidor y la tecnología están representadas por aproximaciones locales. De esta forma, los parámetros de la aproximación cambiarán en la medida que los otros parámetros del sistema se modifiquen cuando la economía cambie. Es más, si los modelos están identificados, es posible caracterizar (con pequeñas modificaciones tal vez) los parámetros que describen la política económica e imponer diferentes valores de parámetros para políticas diferentes en la simulación (Wallis, 1980).

En última instancia, el modelo debe recoger características causales asociadas a la parte de la realidad sobre la cual se desea tener un mayor grado de acercamiento, una precisión sobre su estructura de comportamiento. Por eso, los modelos bajo la hegemonía del libre mercado

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temporalmente intervenido6 no se encuentran en una situación de controversia, sino de sana asimilación. La nueva literatura sobre macroeconomía con microfundamentos y los avances en inferencia estadística han permitido una mejor estructuración y resolución de los modelos. Según Solow, la perfección de un modelo radica en incorporar las variables necesarias, así como su lógica intrínseca, para obtener los resultados que el modelo se plantea, en la cota de sus supuestos simplificadores, con el fin de evidenciar un conocimiento más preciso sobre el comportamiento económico que el que nos aportaría la mera observación de la realidad.

1.3. CONCEPTUALIZACIÓN DE LA ECONOMETRÍA

La econometría se erige como un instrumento cuantitativo asociado a la economía matemática. Esta conjunción de ciencias surge de la capacidad de caracterizar fenómenos económicos a la luz de herramentales matemáticos. La senda natural surge del hecho de la capacidad de los fenómenos de intercambio y generación de riqueza de ser cuantificados en el espacio de los números reales.7

Además de poder caracterizar las acciones económicas a través de reglas funcionales, el comportamiento económico se asocia a una inferencia estadística que permite suponer el comportamiento de observaciones de una variable aleatoria. De esta conjunción surge la econometría, a cuya definición es posible aproximarse desde la perspectiva descriptiva y desde la funcional. Desde la aproximación descriptiva se define un determinado concepto de acuerdo con sus características externas, mientras que desde la aproximación funcional se define la categoría en función de los usufructos alcanzables mediante su utilización.

Con base en sus características, la econometría puede definirse de manera integral como la rama de la Economía que emplea técnicas estadísticas para la medición de los fenómenos económicos. Esta conceptualización descansa en sus raíces etimológicas, y fue utilizada por primera vez por Pawel Ciompa en 1910, citado formalmente por Shumpeter en 1933, poniendo un interés especial en el carácter de medición (Shumpeter, 1933).

La historia ha acumulado un sinnúmero de definiciones sobre la disciplina. En 1954, Samuelson, Koopmans y Stone la describieron como "el análisis cuantitativo de los fenómenos económicos reales, basados en el desarrollo simultáneo de la teoría y la observación, que se relacionan mediante los métodos de inferencia adecuados" (Samuelson et al., 1962). Posteriormente se define como "la rama de la Economía relacionada con la estimación empírica de las relaciones económicas" (Intriligator, 1990). En 1983, se asocia con "el arte y ciencia de usar métodos para la medida de las relaciones económicas" (Chow, 1983). En los libros de texto se especifica como "la aplicación de métodos estadísticos sobre datos económicos" de Maddala o bien como" el campo de la Economía que se refiere a éste como aplicación de la estadística matemática y los instrumentos de la estadística inferencial a la medición de las relaciones postuladas por la teoría económica", que utiliza Greene (1998) en su famoso libro de texto.

Con base en sus posibilidades funcionales, la econometría se puede definir como aquella rama de la Economía que intenta cuantificar, explicar y predecir el comportamiento de las relaciones entre

6 Se refiere a la escuela neoclásica de las finanzas públicas que reconoce la necesidad de intervención temporal y causalmente acotada de agentes supraeconómicos, para regular las imperfecciones de mercado (Stiglitz, Ramsey y Kiyotaki, entre otros).7 Para un preciosista de las Matemáticas, el mundo real sólo es mensurable a la luz de los números naturales, lo cual es del todo cierto. Sin embargo, la utilización de esta precisión implicaría el empleo de matemáticas discretas, lo que complica poderosamente el uso de instrumentos del cálculo. Entonces, mediante el supuesto de exclusión de la no continuidad de los objetos materiales, es posible trabajar en el espacio de los racionales n-dimensionales.

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variables económicas. La literatura recoge numerosas especificaciones al respecto. Desde 1935, la Comisión Cowless establecía que "la econometría tiene por objeto la explicación de la economía y el pronóstico económico mediante el conocimiento de las estructuras o relaciones que describen las conductas humanas e institucionales, así como leyés tecnológicas". Posteriormente, en 1959, se asociaron las funciones de la econometría a la capacidad de "expresar las teorías económicas en términos matemáticos en orden de verificación mediante métodos estadísticos y para medir el impacto de una variable económica sobre otra, así como para predecir acontecimientos futuros o aconsejar qué política económica debería seguirse cuando se desea alcanzar determinado resultado" (Valvanis, 1959).

Por su parte, la Economía se especificaba como la "producción de declaraciones de economía cuantitativa que explican el comportamiento de variables observadas, o predicen la conducta de variables aún no observadas" (Christ, 1966). No obstante, también se asociaba al objeto de "la determinación empírica de las leyes económicas, mediante un ejercicio intelectual que completa la teoría utilizando las observaciones para verificar la existencia de las relaciones supuestas y para preconizar su forma exacta" (Malinvaud, 1966). En 1990, Harvey escribe que "la econometría se encarga de estimar las relaciones propuestas por la teoría económica, con dos objetivos interrelacionados: contrastar empíricamente las hipótesis económicas y proporcionar un marco para realizar predicciones consistentes y racionales" (Harvey, 1990).

Las consideraciones para la definición no pretenden de ninguna manera ser exhaustivas, pero permiten enunciar que, por sus características, la econometría recurre al uso de técnicas estadístico-matemáticas, se relaciona con un esquema predeterminado de la teoría económica y se impone la tarea de darle medida a tales relaciones. Por otra parte, dados sus criterios de utilización, permite explicar las relaciones económicas a través de la interpretación de sus magnitudes, predecir las dinámicas de los fenómenos cuantificados y, por tanto, analizar escenarios alternativos.

Debemos mencionar que la tríada economía-medición-estadística constituye el núcleo formal de las características, mientras que el grupo explicación-predicción-escenarios se refiere a sus criterios de funcionalidad. Un sentido rigorista implicaría que cualquier variante que no contemplara las dos tríadas conceptuales, no podría considerarse econometría. Sin embargo, esta posición universalista no debe interpretarse en un sentido acaparador ni sectario. De hecho, podemos considerar que aun las posiciones de la llamada econometría ateórica, asociada a la metodología de Box Jenkins, contienen formas asociadas a las tríadas, aunque este punto se discutirá más adelante en el apartado de los métodos alternativos de la econometría.

Además, esta intención de flexibilidad en la definición de los criterios econométricos no pretende un interés ambicioso de atraer al campo de la econometría cualquier trabajo realizado en el campo de la economía aplicada. Por el contrario, es el resultado de una actitud abierta hacia cualquier tipo de técnica o metodología que permita al investigador profundizar en el conocimiento, la percepción y la predeterminación de los fenómenos económicos, que es el objetivo de los estudiosos de la disciplina.

1.4. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA CIENCIA ECONOMÉTRICA

Toda ciencia surge de un momento histórico que pone al investigador en una posición de generar la disciplina. En 1776, Smith establece las bases del estudio de cómo las sociedades satisfacían sus necesidades, bajo el amparo de la riqueza que les había permitido su ubicación geográfica y su desenvolvimiento histórico-político. Sobre el surgimiento de la econometría, Guisan dice en su manual

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de econometría:

Sobre la aparición de la econometría como disciplina articulada y asociada al análisis económico, existen dos tendencias predominantes: la de quienes consideran el origen de la econometría en la Europa del siglo XIX, con los trabajos de economía matemática de Von Thunen, Cournot, Edgeworth, Jevons, Walras, Pareto, Wicksell, etc. Y la de quienes consideran a dichos autores como precursores de la econometría, pero que establecen el origen de ésta en el siglo xx (Guisan, 1992).

Desde una óptica más amplia, incluso que la reflejada por Guisan, es posible establecer los orígenes de la econometría en los trabajos realizados en el siglo XVII por Sir William Petty sobre la aritmética política o en 1758 por Francois Quesney y su Tableau Économique, tal como lo establece Pulido (1991) en su caracterización de los "hilos históricos de la ciencia econométrica". Sin embargo, lo que en estas etapas de la "prehistoria econométrica" se observa son los primeros acercamientos de la Economía con las Matemáticas, sin incluir los elementos de las tríadas conceptuales que especifican el quehacer econométrico. Posterior a este periodo, se puede establecer, de acuerdo con la clasificación de Julián Pérez (1998), las siguientes etapas:

a) Etapa I: antecedentes. Abarca desde las primeras formalizaciones matemáticas en Economía hasta 1914.b) Etapa II: desarrollos iniciales. Comprende desde la publicación de H. Moore de Economic Cycles: Their Law and Causes, que es considerado por algunos autores como el primer trabajo econométrico, hasta 1930.c) Etapa III: formalización. Se ubica a partir de que el 29 de diciembre de 1930 se funda en Cleveland la Econometric Society, promovida inicialmente por Charles Roos, Ragnar Frisc e Irvin Fisher, y se extiende hasta 1950.d) Etapa IV: extensión. Abarca desde la publicación de la monografía número 10 de la Cowles Commision, que establece las normas básicas de la investigación econométrica, y continúa hasta 1979.e) Etapa V: diversidad de enfoques. Arranca con la publicación del Time Series Analysis de Box y Jenkins, donde abren la econometría hacia formulaciones alternativas a la metodología clásica.

La primera etapa, denominada los antecedentes, abarca desde los primeros intentos de medición de los fenómenos económicos hasta la publicación del trabajo de Moore en 1914. Se caracteriza por iniciar el acercamiento entre las Matemáticas y la Economía, sin considerar en forma explícita la relación entre datos económicos y técnicas estadísticas. Las condiciones comunes a esta etapa se centran en los desarrollos paralelos de teorías económicas y formalizaciones estadísticas, que posteriormente serían integradas en el cuerpo de conocimiento que se define como econometría.

Los desarrollos iniciales comienzan con las primeras estimaciones de las relaciones económicas implícitas en la demanda a través de las estadísticas económicas de principios del siglo xx en Inglaterra y se extienden hasta 1930 con la fundación de la Econometric Society. En el desarrollo de esta etapa, podemos detectar un conjunto de trabajos que ya cumplen con la tríada conceptual econométrica, al menos desde la perspectiva funcional. No obstante, el periodo evidencia la ausencia de una escuela formal que aglutine los esfuerzos y las líneas de investigación en la materia. Bajo esta lógica, la mayoría de las aportaciones provienen de individuos o instituciones aisladas que coinciden en la forma de abordar el análisis económico aplicado.

Durante la formalización, en las décadas de los treinta y de los cuarenta, el elemento toral descansa en la conformación de la Econometric Society por parte de Fisher, Roos y Frisch. En el

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devenir de esta etapa, aparece la revista Econométrica, que se constituye como el principal medio de comunicación de los econometristas alrededor del mundo y cuyo primer número se publica en 1933. Además, se establece la Cowles Commision, la cual se erigiría como el núcleo central que habría de configurar la ortodoxia econométrica. A finales de esta tercera etapa, se crea también el Department of Applied Economics en la Universidad de Cambridge, el cual, aunque inicialmente se constituye en 1939 bajo la coordinación indirecta de Keynes, no fue operativo sino hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando Richard Stone toma la dirección del mismo. Esta época se caracteriza por un esfuerzo de normalización de las aproximaciones y metodología econométrica, que trata de dotar a esta nueva disciplina de un cuerpo de conocimiento generalmente aceptado.

En 1959, la etapa de extensión empieza con la publicación de la llamada monografía número 10 (M10) de la Cowles Commision, en la cual, bajo el título de Statistical Inference in Dynamic Economic Models, Koopmans, Rubin y Leipnik establecen en forma sistemática las normas básicas de elaboración de investigaciones econométricas. Este compendio para la normalización de la disciplina se vería completado tres años más tarde con la publicación en 1962 de la monografía número 14 (M14) con el título de Studies in Econometric Methods. A partir de estos primeros años de los cincuenta, ya podemos considerar que la econometría es un cuerpo teórico maduro, al menos en el campo formal, y prueba de ello es la aparición de los primeros textos de econometría, como el publicado por Klein con el título A Text Book of Econometrics.

La caracterización básica de la etapa de extensión viene definida desde dos puntos de vista alternativos. En primer término, desde el campo de la econometría teórica, se destaca el perfeccionamiento de los métodos de estimación disponibles, así como el desarrollo de múltiples contrastes y especificaciones alternativas que tratan de solventar los problemas derivados del incumplimiento de las hipótesis consideradas a priori. Y en segundo término, desde la perspectiva de la economía aplicada, se genera un gran desarrollo en la modelización y los primeros esfuerzos sistemáticos de aplicaciones empíricas.

Por último, a partir de 1970, emerge la etapa de la diversidad de enfoques, aunque se ha fijado como punto de corte el año en que se publicaron los primeros trabajos de Box y Jenkins sobre los modelos univariantes de series temporales. El verdadero cambio que se experimentó tanto en la econometría como en el campo del pensamiento económico, viene inducido por los efectos de la elevación de precios de los energéticos y la crisis económica subsecuente que sufrieron la mayoría de los países desarrollados; por primera vez, desde la Gran Depresión, tales países vieron aumentar al mismo tiempo sus niveles de desempleo e inflación, sin que la teoría económica disponible fuese capaz de ofrecer una explicación adecuada al fenómeno. En el ámbito estrictamente econométrico, los distintos modelos elaborados hasta esa fecha comenzaron a fallar de manera sistemática en sus predicciones, por lo que puso en duda lo que hasta ese momento había sido el baluarte que sustentaba todos los desarrollos aplicados: su capacidad predictiva.

A partir de esta aparente falla estructural e incapacidad funcional inherente del modelaje econométrico para adaptarse a la evidencia del nuevo orden económico, surge un nuevo incentivo para los estudiosos de la disciplina, que marcó todos los desarrollos posteriores de la especialidad y que además puede asimilarse como la característica diferenciadora de esta etapa: el sesgo funcional. Este hecho implica que el desarrollo de las aplicaciones econométricas centra su objetivo en la obtención de aproximaciones empíricas buenas en cualquiera de las de la tríada explicación predicción-escenarios. Es decir, la econometría toma un cariz principalmente funcional, y las distintas alternativas metodológicas y aplicaciones prácticas se empiezan a juzgar por su capacidad

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explicativa, predictiva y de simulación.

En este contexto, surgen múltiples fuentes de crítica a la modelización tradicional, representada por los grandes modelos macroeconométricos de ecuaciones simultáneas, que sirvieron como incentivo para el desarrollo de contrastes nuevos, especificaciones alternativas, y técnicas nuevas para abordar el análisis económico aplicado. Esta diversidad de planteamientos constituye el segundo de los factores diferenciadores que delimitan esta última etapa de la historia econométrica.

En los umbrales del siglo XXI, el instrumental teórico sobre análisis econométrico ha sido fortalecido por un desarrollo exponencial de las tecnologías informáticas, las cuales han aportado poderosas herramientas computacionales que han permitido el uso de sistemas de resolución muy complejos en periodos muy cortos. Asimismo, los lenguajes de programación "amigables" han facilitado a los investigadores la posibilidad de generar sus propias herramientas de cómputo, lo que ha diversificado enormemente las posibilidades de aplicación teórica.

1.5. CARACTERIZACIÓN DE LA ECONOMETRÍA COMO DISCIPLINA CIENTÍFICA

Pese a que es verdad que el carácter científico de la Economía ha estado sujeto a controversias de manera consistente por parte de las llamadas "ciencias exactas", también es cierto que los economistas han pugnado por el rigor del análisis Económico en la búsqueda de las causas últimas de los fenómenos asociados a la reproducción material. Ha habido tres aspectos vulnerables sobre el carácter formal de la Economía: el primero se refiere a la reproducción experimental, el segundo concierne a la caracterización de los fenómenos y el tercero acota las limitaciones subjetivas del objeto de estudio (Renversez, 1998).

La crítica sobre el primer aspecto sostiene que un fenómeno social, como la reproducción material, no se puede reproducir en forma experimental. La crítica se resuelve con el argumento de la partición consistente, el cual se constituye a partir de la premisa de que, en efecto, no es posible más que reproducir parcialmente el fenómeno económico a través de algún procedimiento de abstracción y simulación particular, de tal manera que el investigador obtiene conclusiones congruentes sobre una parte del fenómeno. La crítica se centra en que dichas conclusiones no tienen ninguna validez bajo la perspectiva del fenómeno integral.

El contrargumento explica que si no existen contradicciones fundamentales dentro del fenómeno, la información parcial sobre el suceso resulta válida en la medida que guarda una correspondencia lógica con la parte no observada experimentalmente. De hecho, la posición va aún más allá, ya que sostiene que si dicha inconsistencia interna existiera en el fenómeno a analizar, ninguna ciencia sería capaz de encontrar la estructura causal del mismo, pues implica que, al dividir en partes el todo, cada parte tiene una lógica interna completamente distinta entre sí. Por lo anterior, concluye que si no se encuentra con un fenómeno tal, las conclusiones de la Economía tienen carácter científico aunque parcial en la experimentación, y que ésta arroja información acertada sobre el fenómeno.

Las críticas respecto al segundo y tercer aspectos se asocian con la subjetividad e interpretación de los fenómenos en cuya realización participa de manera activa el género humano. Los determinantes históricos, culturales y temporales del hamo economícus pueden sesgar con relativa sencillez las conclusiones analíticas de un fenómeno. Sin embargo, en aras de la simplicidad, cabe citar al economista inglés Shumpeter cuando argumenta que:

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Las características de subjetividad que se le pueden asociar a la investigación económica no implican más que un espacio del conocimiento referencial que enriquece y no limita el campo de estudio. La delimitación del tiempo y el espacio, la realidad histórica y el devenir social, no son más que vertientes de un mismo camino de conocimiento, donde la abstracción los separa momentáneamente, pero no los olvida. El científico social estudia la forma causal del árbol sin olvidar jamás la complejidad fascinante del bosque (Shumpeter, 1934).

En este punto, debemos considerar el supuesto del reconocimiento explícito del carácter científico de la Economía y permitir que la discusión continúe en otros espacios del quehacer intelectual. La reflexión se centra ahora en las características intrínsecas de las técnicas econométricas y su incidencia sobre la calificación científica de la economía aplicada. La línea de argumentación gira en torno al análisis estricto de las técnicas econométricas como la herramienta con que habitualmente los economistas tratan de realizar aplicaciones científicas en el campo de la Economía. En efecto, mediante un repaso de las aportaciones realizadas por diversos autores a lo largo de la historia del pensamiento económico, es posible encontrar alusiones frecuentes sobre la econometría como la herramienta mediante la cual se debe realizar la aproximación de la Economía a las llamadas ciencias duras.

Si se hace un paralelismo, la econometría es el vernier con que los economistas han tratado en muchas ocasiones de parecerse a los físicos y a los químicos, en los términos de una herramienta confiable y sistemática con la que se puede trabajar en el laboratorio virtual de la Economía, donde las técnicas econométricas operan en el análisis y la reproducción de fenómenos asociados. Bajo esta perspectiva, la construcción de la herramienta, asociada a la herencia del rigor formal de las Matemáticas y la Estadística, aporta consistencia metodológica en la herramienta, pero no rigurosamente en la aplicación. Es decir, cualquier concepto lógico matemático posee todo el rigor científico que el diseñador empleó. Desde la perspectiva de Kuhn: "las herramientas empleadas en el análisis científico han observado avances progresivos en el rigor en la formalización de las causalidades, la consistencia de los métodos de comprobación y la universalidad de las conclusiones obtenidas. Las Matemáticas, la Física y la Estadística inferencial han conservado el purismo en la formación de conocimiento" (Kuhn, 1970).

Sin embargo, pese a que la herramienta pura posea todos los atributos del precio sismo científico, la aplicación en un campo adaptado, como la Economía, le otorga características adicionales e híbridas que ya no garantizan el poder soportar análisis tan rigurosos como el de Kuhn. Es decir, ni las características de las técnicas econométricas ni su evolución en el tiempo soportan un examen estricto de caracterización científica, y aunque esto no es más que una comparación sobre una norma predeterminada, es susceptible de ser utilizado como elemento discriminatorio frente a otras disciplinas.

Respecto a las imperfecciones intrínsecas de las técnicas econométricas, podemos citar, por ejemplo, el hecho de que todas las técnicas iterativas de uso común no siempre garantizan que la solución alcanzada sea óptima, y las pequeñas alteraciones en las condiciones iniciales pueden suponer cambios sustanciales en los resultados finales. En esta misma línea, toda la inferencia estadística realizada en el proceso de estimación tiene un sesgo de origen, ya que, una vez estimado un modelo, se efectúan dos tipos de valoraciones que, si bien están directamente relacionadas, se tratan como fenómenos independientes. En concreto, se hace referencia al análisis de significancia de los parámetros y las características de la distribución de la perturbación aleatoria.

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Por una parte, si se analiza la significancia de los parámetros tomando en cuenta que los errores cumplen las condiciones establecidas a priori, una aceptación de la hipótesis nula podría estar perfectamente inducida por distorsiones en la perturbación aleatoria. Por la otra parte, y de manera inversa, es decir, si se contrastan primero las características de los errores estocásticos y después la no nulidad de los parámetros, es posible asumir como buena una explicación del fenómeno analizado, la cual podría ser inadecuada de acuerdo con la valoración final de los parámetros, que en el fondo son el origen del análisis. Bajo esta perspectiva, la herramienta podría modificar el parámetro de comparación o bien entremezclar dos fenómenos circulares. En este sentido, el economista tiene una desventaja en términos relativos en cuanto al grado de perfección con que la herramienta recoge la lógica intrínseca del proceso. No obstante, esta sutileza de aproximación no puede utilizarse como elemento preponderante para asignar o no la etiqueta de científico.

Desde otra perspectiva, sí se pueden hallar transgresiones en la evolución de las técnicas econométricas caracterizadas por elementos considerados como no científicamente aceptables. Quin Duo (1993) identifica cuatro alteraciones en el desarrollo de la metodología econométrica, en contraposición de lo que se considera como un proceso científico ortodoxo:

El interés por buscar el mejor estimador de acuerdo con la teoría económica fue abandonado por la búsqueda de un procedimiento estándar de estimación que no siempre tiene como objetivo la consecución de ese ajuste óptimo.

El deseo inicial de relacionar los valores estimados con la realidad económica fue sustituido por el establecimiento de las condiciones de identificación de una solución única en los modelos estructurales.

La idea de contrastar teorías económicas con la posibilidad de simulación se desvió hacia la construcción de simular para validar modelos.

Por último, y la más importante a juicio del autor citado, es la transgresión de la idea de que la teoría económica podía expresarse en términos estocásticos para facilitar la complementariedad empírica hacia una formalización estructural, de manera que muchos econometristas confunden la aproximación probabilística con la aplicación sistematizada de contrastes estadísticos,

Desde una perspectiva pragmática, podemos hallar ejemplos sobre la evolución de la metodología ortodoxa de la econometría aplicada. Tal es el caso de las técnicas en que se han reconocido imperfecciones teóricas y que, sin embargo, continúan utilizándose, Por ejemplo, el hecho de seguir empleando los niveles de significancia de una distribución t-student para contrastar coeficientes de variables con tendencia estocástica, cuando se ha demostrado que dichos niveles de significatividad no son válidos (MacKinnon, 1987).

Por otra parte, el mantenimiento de métodos de estimación directos, como los mínimos cuadrados ordinarios (MCO) para modelos simultáneos, una vez demostrada la superioridad de los métodos de información completa o de los estimadores de máxima verosimilitud, puede interpretarse como el mantenimiento de un programa de investigación degenerado, en la tipología de Lakatos '(1970). Finalmente, la transgresión sufrida en la aproximación probabilística citada por Duo (1993) considera una revolución incompleta (aludiendo igualmente a las aportaciones de Haavelmo, 1944) del proceso de transpolación de los conceptos estadísticos a los métodos de medida económica. Estos esquemas pueden ser reconocidos como problemas de matiz; es decir, las técnicas econométricas son aproximaciones científicas en proceso continuo de perfeccionamiento, posible-mente en un grado de maduración previo al de otras ciencias duras, pero no por eso en una escala inferior del rigor científico, sino por el contrario es factible situado en una medida paralela dentro del

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contexto de las ciencias praxeológicas en que se enmarca.

Por último, es importante expresar las dimensiones de la forma en que se ha relacionado la disciplina en términos de su función de mensura, esto es, la manera en que la ciencia coloca las magnitudes de los fenómenos en un contexto capaz de trasladarse intertemporalmente, a partir del comportamiento de su historia y su proyección en el futuro inmediato y mediato. De hecho, la tríada sobre las características de la econometría tiene como puente lógico las técnicas estadísticas que permiten asociar la medición de los fenómenos de intercambio con 10 que la teoría económica establece como un orden causal y consecuencia!. Esta estructura da la pauta a una de las controversias más álgidas sobre la teoría del conocimiento: la dialéctica de la teoría sin medición o la medición sin teoría (Pulido, 1991), Si bien, en su origen, este debate ha tenido un carácter metodológico, y se cuestionaba la posibilidad de obtener leyes a partir del mero análisis de datos (generalización inductiva), frente al establecimiento de teorías que en ningún momento se confrontaban con la realidad económica, con lo cual se perdía cierta capacidad transformadora, esta dualidad de enfoques puede trasladarse al campo de las técnicas econométricas y del valor que cada una de ellas le asigna a la observación empírica frente a la teoría económica subyacente.

La evidencia en la investigación econométrica, desde las críticas iniciales realizadas desde una óptica de modelos estructurales (Koopmans, 1947) contra la metodología de análisis de ciclos económicos planteada por Burns y Mitchel, pasando por el debate entre los defensores de los esquemas de series temporales o la macroeconomía a teórica de Sims, frente a la aproximación estructural clásica, hasta las más recientes aportaciones desde el campo del análisis de los sistemas integrados de cuentas nacionales (SMA)8 que se oponen al uso de series independientes, muestra que su devenir se caracteriza por un continuo movimiento pendular entre las propuestas basadas en teorías y las fundamentadas en la observación de datos.

Por consiguiente, la medida se convierte en una expresión cuantitativa de una estructura causal dentro del fenómeno económico, del cual la teoría nos ofrece un primer patrón referencial. Todo indica entonces que el medio justo es una opción ponderada de acción, aunque no siempre puede realizarse en forma aséptica, ya que a menudo exige un cierto posicionamiento subjetivo por parte del investigador, sobre todo en situaciones en que se producen conflictos evidentes entre los planteamientos teóricos y los resultados empíricos obtenidos. Frente a esta circunstancia, el investigador debe seleccionar de manera subjetiva entre aquellas técnicas que priman las relaciones estructurales frente a las que privilegian la evolución observada por los datos, con base en un criterio que está muy próximo a los posicionamientos inductivos o deductivos del pensamiento científico.

1.6. CARACTERIZACIÓN DE LA ECONOMETRÍA COMO INSTRUMENTO DE LA POLÍTICA

ECONÓMICA

Un modelo econométrico es, en última instancia, una herramienta para la representación interactiva de los fenómenos económicos. En sentido estricto, no tiene una asociación dimensional previa; es decir, puede emplearse para la representación de un agente individual y su acción frente a los otros elementos de la Economía o bien puede caracterizar los comportamientos agregados en esferas económicas asociados en el tiempo y en el espacio, de los agentes básicos referidos a complejos económicos mayores, siempre y cuando, como se ha mencionado, la especificación

8 El Sistema Integrador de Cuentas es una iniciativa de la Unión Europea en el seno de las Naciones Unidas para homologar la información económica nacional a una metodología común que permita la comparación clara entre las dinámicas respectivas de las naciones del orbe.

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funcional sea lineal con los coeficientes calculados mediante aproximaciones estocásticas. Entonces, el tamaño sólo es una característica secundaria, relacionada fundamentalmente con la utilidad del modelo.

Las especificaciones macroeconométricas de los modelos macroeconométricos (MME) tienen como referencia el comportamiento de la Economía entendida en su concepción agregada y asociada en general a los Estados-nación (EN) que la contienen. Bajo esta perspectiva, el MME tiene como finalidad el representar la dinámica de los procesos económicos en el contexto y las implicaciones de la interacción de todas las entidades relacionadas con la producción, la distribución y el consumo de bienes escasos, incluso la participación de aquellas instituciones supraeconómicas, como el Gobierno, que participan de la distribución y en algunos casos de la generación de riqueza, mediante un acuerdo tácito de la Economía que justifica y hace necesaria su existencia.

Es deseable que un MME explique en forma adecuada la naturaleza, la consistencia y las características de las relaciones económicas entre los agentes, con el fin de predecir el comportamiento de dichos parámetros en un horizonte temporal. La supuesta controversia entre los modelos explicativos y predictivos es sólo una "exacerbación de la disputa entre la fidelidad de la teoría económica implícita y la solidez del herramental estadístico aplicado, ya que ¿cómo se puede esperar que un modelo que no explique adecuadamente la realidad haga predicciones coherentes sobre ella?" (Sabau, 1984).

Con base en lo anterior, el modelo explicativo puede prever, bajo cierto parámetro de certidumbre, el comportamiento de un sistema interdependiente que responde al impulso de un conjunto de variables exógenas, las cuales son manifestaciones de fenómenos económicos cuya existencia y dirección responden a lógicas, causalidades e intereses ajenos al resto del modelo. Entre estas variables se encuentran las que conforman el conjunto de acciones del Gobierno, denominadas variables de política económica. Del mismo modo, existen variables que dependen de otros agentes económicos asociados a lógicas distintas o a EN independientes. Cabe acotar que existen variables que, pese a su caracterización previa como endógenas, tienen que considerarse como exógenas por definición, debido a que su dominio no está suficientemente especificado en los términos de la lógica general del modelo.

La caracterización de las variables de política económica reviste particular importancia por el alcance que dichas decisiones pueden tener en el marco general de la Economía. El Gobierno, al menos en un contexto democrático, ostenta la representatividad de los gobernados, que, en última instancia, ostentan efectivamente la soberanía. Esto implica que las decisiones de intervención económica del Gobierno deben fundamentarse en términos de la afectación de todos los agentes económicos privados, de tal manera que las decisiones colectivas estén adecuadamente ponderadas con base en la colectividad. Esta estructura lógica determina la necesidad de la existencia de una función objetivo de la entidad gubernamental que triangula el efecto de las variables exógenas, según el peso que las endógenas tienen en la función objetivo del Gobierno (Johansen, 1977).

Esta asociación entre variables, sujetas a la caracterización de un gobierno mejor descrito como el acumulado superestructural de los agentes económicos, puede resolverse por tres caminos. El primero consiste en reconocer la estructura causal y tratar de modelar la endogeneización del instrumento de política.9 El segundo reconoce el argumento, pero establece que existe un desfase de

9 Este mecanismo requiere el conocimiento de una función objetivo consistente por parte del Gobierno, con una adecuada

ponderación del sector particular de la Economía en que se tiene incidencia.

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información en donde la decisión de política se toma con la información disponible al inicio del periodo, de manera que la variable exógena es función de las observaciones pasadas del conjunto pertinente de las endógenas y, por consiguiente, en ausencia de autocorrelación, la inferencia no se ve afectada. Por último, el tercero rechaza el argumento bajo la tesis de la existencia de parámetros no dimensionables en la función objetivo del Gobierno.

Sims (1980) menciona otra problemática de los instrumentos de política económica. Consiste en la decisión entre dos enfoques de evaluación de la política: el enfoque instrumentos-metas, denominado prospectivo, y el enfoque metas-instrumentos, llamado introspectivo. El enfoque prospectivo parte de proponer conjuntos de acciones alternativos bajo las restricciones del dominio del sector público para estudiar sus efectos sobre las variables endógenas, de tal forma que, a través de la existencia de una norma de eficiencia, sea posible elegir la opción más adecuada. Este enfoque requiere del uso de la dinámica comparativa y la simulación.

El enfoque introspectivo destaca la coherencia de las metas de política, en términos de un proyecto integral, para evaluar las estrategias disponibles. Posteriormente, la estrategia seleccionada se somete a un patrón de valuación en términos de factibilidad. Sin embargo, este esquema lógico abre la posibilidad de la no existencia de dicha estrategia factible que sea compatible con las metas propuestas, lo cual fuerza al Gobierno a establecer criterios del tipo second best para la elección de la estrategia. Debemos observar que ambos enfoques requieren esquemas valorativos de referencia y que fortalecen un sentido de decisión y, a su vez, debilitan el contrario, de modo que el enfoque metodológico se caracteriza como un juego de suma cero. En síntesis, ambos enfoques tienen elementos positivos y negativos tanto en su definición como en su implementación, así que la selección final queda a criterio del investigador y de los elementos que el problema específico le plantee.

Pese a todas las limitaciones implícitas y explícitas de los MME para la simulación de medidas de política económica y choques exógenos:

...la experiencia ha demostrado que los modelos econométricos pueden ser un instrumento útil y flexible en la elaboración e implementación de política económica. Además, aunque un sistema de ecuaciones es pequeño en relación con el vasto campo de la teoría y la realidad económicas, no existen instrumentos más elaborados que permitan tomar en cuenta las múltiples interdependencias de un sistema económico dado y proporcionen puntos de referencia en términos cuantitativos de las diferentes opciones de política económica. De hecho, si un modelo econométrico fuese un instrumento consistente para observar sistemáticamente la evolución pasada de la Economía, ya estaría suficientemente justificado (Clavijo, 1976).

1.7. OTROS ENFOQUES DE MODELÍSTICA ECONÓMICA

Los enfoques actuales de simulación económica y predicción económica no muestran demasiado interés en la discusión del purismo metodológico en cuanto a los límites entre lo que es econometría y lo que no es. De hecho, las tendencias actuales en la investigación aplicada parecen adoptar posiciones eclécticas de carácter utilitarista, es decir, adoptan métodos de estimación e inferencia cada vez más diversificados que permitan abordar con más precisión el tópico en referencia.

No obstante, en los enfoques con un sesgo puramente académico sigue existiendo un debate de

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exclusión entre las maneras alternativas de conceptualizar la Economía. Tres corrientes parecen aglutinar las diversas posiciones: el enfoque tradicional impresionista, el enfoque estadístico ateórico y la perspectiva de los modelos de equilibrio general.El enfoque tradicional impresionista:

...sostiene, implícitamente, que toda sugerencia de política económica que deriva de modelos formales está equivocada por principio o es de naturaleza innecesariamente compleja. Sin embargo, se sigue que el análisis impresionista juega, a la vez, un papel suplementario y complementario del método econométrico, pero no puede remplazarlo. La cuantificación es indispensable, a pesar de que las respuestas que se obtienen de los métodos econométricos tengan una interpretación finalmente cualitativa. Igualmente, la consideración de las relaciones intertemporales y sus efectos directos e indirectos requieren del modelo econométrico. Resulta necesario estar en condiciones de notar que los efectos indirectos de la política económica pueden frustrar los efectos directos obvios. Y esto no resulta fácil sin un modelo explícito. El método econométrico provee una base teórico-empírica para el debate sobre política económica (Sabau, 1984).

El enfoque estadístico a teórico se halla en el extremo opuesto del espectro de la modelación económica. De manera fundamental, surge de los" fracasos" de predicción de los modelos estructurales de Frisch, Tinbergen y Klein, incapaces de reproducir fenómenos sin referencia alguna en la dinámica económica. Dichos fracasos muy probablemente fueron magnificados al no reconocer las limitaciones que la inferencia estadística tiene en los terrenos de las ciencias no experimentales. Con toda evidencia, los que más la sobrevaloraron tuvieron una sobrerreacción mayor al desencanto (Leamer, 1978). El enfoque de series de tiempo trata a las series económicas como realizaciones estadísticas de un proceso generador de datos subyacente. La magnitud presente del fenómeno puede definirse como una estructura lineal de su propia historia más una discrepancia de carácter aleatorio. La estructura básica de los datos se hace función de una serie finita de rezagos en la variable, en el caso de las partes autorregresivas, y de rezagos en los errores aleatorios, para la especificación de la media móvil

La perspectiva exige que los datos tengan características de estacionariedad, al menos de segundo orden, así como un riguroso análisis de los residuos en términos de su estructura aleatoria. El modelo estimado puede predecir en forma mecánica los valores futuros de la variable dependiente. Sin embargo, el modelo es puramente descriptivo de los datos, y la evidencia ha mostrado que no son muy certeros en el corto plazo. La incorporación de los vectores autorregresivos (V AR) como un conjunto de variables interrelacionadas de manera especial en el tiempo permite aproximar proyecciones a corto plazo muy eficientes, aunque en la determinación de los elementos constitutivos del VAR ya no es posible sostener a ultranza la inexistencia de otro patrón lógico de agrupación, más allá de la estructura pura de los datos. Sin lugar a dudas, algún criterio adicional se considera al agrupar un subconjunto de variables, mientras se excluyan otras. En las aplicaciones más recientes sobre predicción, se ha generalizado la utilización del VAR en las predicciones puntuales de algunas variables exógenas o de simulación, con notables éxitos de aproximación en la exactitud de los pronósticos.

Los modelos de equilibrio general tienen como objetivo el analizar de manera integral y coherente un sistema económico, desde la perspectiva del cálculo de un vector de precios relativos que permita vaciar todos los mercados que integran la economía. El modelo supone la existencia de agentes maximizadores, con funciones de utilidad y tecnologías observables que enfrentan sus relaciones económicas en mercados específicos. Las especificaciones de los modelos son, en general, estáticas y el cálculo de los parámetros de las funciones explícitas de los agentes

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económicos proceden, normalmente, de otras investigaciones (econométricas) o de ajustes y calibraciones subjetivas con el fin de que la solución del modelo exista y converja.

El uso de modelos de equilibrio general computables es reciente en México, data de finales de los setenta y principios de los ochenta. Los trabajos pioneros más importantes fueron realizados por Serra y Kehoe (1983), relacionados con el impacto de la aplicación del IVA en 1980, y por Gibson, Lusting y Taylor (1983), relacionados con la distribución del ingreso. Otros trabajos tratan de medir impactos particulares o sectoriales en la dinámica económica global. El alcance de los modelos de equilibrio general es amplio. Los resultados de los modelos son valiosos para retroalimentar los MME en la elaboración de escenarios y, en general, no se perciben como instrumentos rivales, sino más bien poderosamente complementarios.

1.8. BREVE RESEÑA DE LOS MODELOS MACROECONOMÉTRICOS

Por fortuna, la Economía y en general la generación del conocimiento son procesos acumulativos. El investigador puede recorrer la senda que sus antecesores le han dejado para asimilar los avances, evitar los tropiezos y descubrir las nuevas veredas. La modelística económica no es en ningún caso la excepción. El trabajo que en los últimos 50 años se ha realizado en la especificación, estimación, resolución, simulación y predicción de MME puede saturar una decena de bibliotecas.

Sin embargo, la particularidad de la economía mexicana, en cuanto a su comportamiento estructural y a la naturaleza de la información disponible, permite acotar la referencia bibliográfica a los modelos que para México se han elaborado. Pese a ello, no se considera pertinente dejar a un lado las experiencias internacionales que, en la materia, se han realizado, con el fin de retomar las enseñanzas que han aportado en especificación y metodología. Posteriormente, se recurre al trabajo de Beltrán (1991) para enunciar los MME principales que se han elaborado en los últimos años, además de la revisión del modelo Eudoxio publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1995.

1.8.1. LA EXPERIENCIA NORTEAMERICANA

En 1998, aparece publicado, al mismo tiempo que se inaugura un sitio en Internet gratuito con la versión electrónica, el MME para la economía estadounidense denominado US Model, de Ray Fair, profesor investigador de la Universidad de Yale. El US Model está constituido por 131 ecuaciones, 30 estocásticas y 101 identidades. El modelo describe el comportamiento de 131 variables endógenas a través de 100 variables exógenas. Las ecuaciones estocásticas se estiman mediante mínimos cuadrados en dos etapas, y la base de datos inicia en el primer trimestre de 1952. En teoría, el modelo resalta los siguientes aspectos: construye definiciones macroeconómicas con fundamentos microeconómicos sólidos, permite la posibilidad de desequilibrios en varios mercados simultáneamente, y respeta los equilibrios contables y las interdependencias económicas de flujos y restricciones contables.

El aspecto de los microfundamentos está acorde con los desarrollos teóricos a partir de 1970 en los criterios de agregación y conducta maximizadora de los agentes en el aglomerado. La introducción de posibilidades de desequilibrios en algunos mercados ofrece la oportunidad de incorporar explicaciones para la teoría de los ciclos económicos consistentes con la conducta maximizadora. El modelo explica los desequilibrios con base en la teoría de las expectativas

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racionales. Los agentes deben formar sus expectativas de valoración sobre algunos activos antes de resolver su problema de maximización multivariada intertemporal. Lo anterior supone que ningún agente conoce el modelo completo. Las empresas, por ejemplo, toman sus decisiones de precio y salario con base en criterios de información imperfecta que no tienen por qué ser racionales, lo cual puede causar un desequilibrio ya sea en el mercado de bienes o en el laboral.

El modelo se divide en seis sectores: los hogares, las firmas, el sector financiero, el sector Gobierno federal, el sector Gobierno local y el sector externo. Una de las implicaciones más novedosas del modelo es su empleo generalizado como simulador, a pesar de las críticas comunes hacia esta posibilidad de los MME. De hecho, la página WEB es básicamente un laboratorio de implicaciones económicas a partir de un conjunto de variables de política. El modelo representa 30 años de trabajo y la publicación de siete libros y una infinidad de artículos en revistas especializadas.

1.8.2. LA EXPERIENCIA ESPAÑOLA

El Instituto de Predicción Económica "Lawrence R. Klein", inmerso en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid, es un centro de investigación especializado en el seguimiento de la economía española. A continuación se citan los tres modelos macroeconométricos que continúan operando al cuidado de investigadores que dan mantenimiento a estos modelos.

En primer lugar, tenemos el modelo Wharton-Universidad Autónoma de Madrid (WUAM). Tras la celebración de jornadas sobre modelos econométricos aplicadas a la predicción económica en junio de 1977 en Madrid, se elabora un primer modelo sobre la economía española por parte de WEF A (Wharton Econometric Forecasting Associates, !nc.), concretado en la tesis doctoral de Jean Marie Viaene, en 1980. En 1979, José Vicens había elaborado el modelo "España Cero". El primer modelo completo WUAM data de 1981, y se incorporó al proyecto LINK de Naciones Unidas en el año siguiente. Desde 1989, se realiza en los informes de predicción procedentes de este modelo un análisis sectorial detallado sobre 56 sectores de la economía española. La versión de 1993 (WUAM 6) consta de 656 ecuaciones (181 de comportamiento y 475 identidades) con 1016 variables (656 endógenas y 360 exógenas). El modelo es de periodicidad anual, estimado en su última revisión estructural entre 1970 y 1997.

En segundo lugar, el Modelo de Investigación y Simulación de la Economía Española (MOISEES) tiene su origen en una conferencia internacional sobre el desempleo celebrada en 1985 en Chelwood Gate (Gran Bretaña). En dicha conferencia, Sneessens y Dreze presentaron un modelo de desequilibrio de la economía belga. La Comisión de las Comunidades Europeas financió un proyecto de investigación cuyo objeto consistía en estimar, para las economías nacionales de los países miembro, una versión modificada de tal modelo que conservara el énfasis en el lado de la oferta, en la determinación endógena de los desequilibrios y en el desempleo como perturbación resultante de las restricciones de demanda, capital y trabajo. De esta lógica surge la propuesta de elaboración del modelo MOISEES.

El modelo MOISEES analiza con detalle la relación entre la función presupuestaria pública y el conjunto de la actividad económica. Su base teórica fundamental son los modelos de desequilibrio, y no es un modelo de predicción, sino de simulación de las distintas medidas de política económica. Es un modelo de desequilibrio no lineal estimado por mínimos cuadrados trietápicos (MCT) y simultáneos, pero no de bloques recursivos. Consta de 150 ecuaciones, sólo con 18 de comportamiento, y dispone de un conjunto de 47 instrumentos básicos de simulación.

Por último, en marzo de 1994, un equipo de especialistas dirigidos por Antonio Pulido y Julián

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Pérez publicaron un modelo econométrico trimestral para la economía de España. Desde que, a mediados de 1992, el Instituto Nacional de Estadística de España (INE) comenzara a publicar las cifras de las principales magnitudes económicas con una periodicidad trimestral, el análisis del perfil temporal de la economía española ha cobrado un interés cada vez mayor. En este sentido, el modelo permite que la discusión acerca de la economía en España ya no se centre tanto en la cifra global del crecimiento del año en curso o del siguiente, sino en qué momentos del año se pueden producir los puntos de inflexión, o a partir de qué trimestre puede iniciarse la recuperación económica, o cuánto empleo se va a generar o perder en el próximo periodo.

Esta nueva coyuntura ha permitido desarrollar una rama del modelo anual WUAM, el Modelo de Aproximación Trimestral (MAT), el cual es una versión reducida de aquél,10 así que, al aplicar una metodología de especificación similar a la del modelo anual y trabajar con datos trimestrales, se puede ofrecer una idea de la distribución de las estimaciones de las principales variables de análisis cuyo crecimiento medio coincida con el valor estimado del modelo anual, para los distintos trimestres del año en curso y del siguiente, con lo cual se convierte en un instrumento de predicción de corto plazo. Por tanto, es un instrumento no sólo de distribución de las predicciones anuales y trimestrales, sino que, a medida que se vayan introduciendo nuevas mejoras y aportaciones, podrá convertirse en un instrumento corrector o alerta dar de la posible evolución económica a medio y largo plazos, que ofrece el modelo anual WUAM.

Esta complementariedad de los modelos permite simular políticas a largo plazo, siempre necesarias para la estabilidad, con el WUAM y trasladar dichos resultados al MAT para probar políticas a corto plazo, que solamente son viables en el contexto de periodos mayores. Pero a la inversa, también se pueden estudiar los efectos de determinadas medidas económicas y políticas a corto plazo, y trasladar los resultados obtenidos al modelo anual, con el objetivo de precisar los efectos a largo plazo y determinar su situación sensata de equilibrio en el balance entre el corto y el largo plazos.

El modelo consta de 175 variables: 156 endógenas y 19 exógenas. Dentro de las 156 ecuaciones, 31 son estocásticas y 125 son identidades. El periodo de estimación, de la versión original, está comprendido entre el primer trimestre de 1970 y el cuarto periodo de 1993. Los bloques conceptuales de las endógenas son tipo de cambio, tipos de interés, precios y salarios, demanda, rentas, empleo y valores añadidos. Las variables exógenas se clasifican como ficticias, de ajuste estadístico, internacionales, política de rentas y otras. El modelo lleva ya casi cuatro años en operación y ha tenido una gran capacidad predictiva con un índice de aproximación de 80 % en una banda de 0.1 % de permisividad.11 Las contribuciones metodológicas más significativas del modelo trimestral español se encuentran en los bloques de tasa de interés, caracterización de la oferta bajo la óptica de los valores agregados y tipo de cambio, a la luz del proceso de integración monetaria de la Unión Europea y sus repercusiones en el mercado internacional del dólar estadounidense.

1.8.3. LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA

10 Cabe mencionar que el modelo Wharton UAM se ha trabajado desde principios de los setenta, y es un modelo de gran tamaño con más de 2500 ecuaciones. El trabajo continuo sobre su modelización ha sido la base fundamental del Centro de Predicciones Económicas (Ceprede), una institución de reconocido prestigio en el sector privado español en el área de análisis de coyuntura y predicciones económicas.11

Una banda de pennisividad implica el porcentaje de error máximo de una predicción sobre el dato observado. Esta medida implica que, en 80 % de los casos, la predicción no se ha alejado más de 0.1 % del dato observado.

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El desarrollo de los primeros modelos estructurales de la economía mexicana inicia en los primeros años de la década de los sesenta, bajo la dirección de las principales universidades norteamericanas enfrascadas en el análisis de predictividad. En la mayoría de los casos, los trabajos se asociaban a tesis doctorales y a algunos proyectos de investigación específicos sobre la economía mexicana (Beltrán, 1991). Después de esta etapa eminentemente académica, algunas de las investigaciones universitarias derivaron en empresas comerciales de predicción económica, las cuales mantuvieron la evolución de los modelos con un servicio dirigido a los sectores público y privado.

Los primeros modelos para México se desarrollaron en los programas doctorales de la Universidad de Pensilvania bajo la dirección de Klein (premio Nobel de Economía) y Adams. De hecho, la tesis doctoral de Abel Beltrán (Beltrán, 1973) se transformó en el modelo econométrico de Ciemex-Wefa, del cual existen ya 11 versiones. Sin embargo, la matriz conceptual procede de la metodología que Klein establece en la descripción de las economías desarrolladas (Klein, 1954) y que sirve como punto de partida para el desarrollo metodológico en economías como la española y la mexicana.

Al mismo tiempo, la necesidad de instrumentos de evaluación de las políticas económicas de los setenta y los ochenta impulsó a los Gobiernos a generar asociaciones estratégicas con los académicos, a fin de emplear los MME en el diseño e implementación de criterios de intervención e impulso económico. Posteriormente, el sector privado también halló una importante área de oportunidad en el uso de información de escenarios económicos en la toma de decisiones de gestión, administración y evaluación microeconómica. De esta manera, el diseño y la aplicación de los MME han proliferado en toda la gama de las economías modernas, y son una muestra palpable de las virtudes de la interacción cercana entre las universidades y los otros agentes sociales.

De acuerdo con la recopilación de Beltrán, de los 186 modelos elaborados en el contexto latinoamericano, 36 se refieren a la economía mexicana. De éstos, 10 son tesis doctorales y los 26 restantes se asocian a un abanico amplio de proyectos de investigación. Del total de los modelos desarrollados para México, 45 % son de carácter sectorial, 46 % con características de agregación nacional y el resto insertos en una lógica internacional, como los modelos LINK, los cuales son un esfuerzo de las Naciones Unidas para el seguimiento de las economías mundiales a través de una metodología homogénea.

En cuanto a la tipificación de la naturaleza de los investigadores, los modelos mexicanos han sido elaborados por tres tipos de instituciones: universidades, sector público y empresas privadas de predicción económica. Sus características distintivas pueden agruparse en dos órdenes de ideas: el primero se asocia con la manera en que determinan la estructura de especificación, es decir, cómo establecen las ecuaciones de comportamiento y cómo cuadran el esquema contable del modelo, y el segundo se relaciona con la metodología de estimación y el uso de nuevas metodologías y aplicaciones estadísticas avanzadas.

A continuación, presentamos un bosquejo cronológico de los modelos principales que se han elaborado para México, subrayando su naturaleza caracterizadora y su enfoque funcional:

El modelo UNAM de Ibarra (Ibarra, 1970). Considerado como el primer modelo académico institucional para México, tiene como objetivo el análisis y la conformación de propuestas de política económica para dinamizar al mercado de trabajo en México en el sexenio de Luis Echeverría. El

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modelo es anual, estimado entre 1950 y 1966 a través de mínimos cuadrados ordinarios (MCO). Consta de 19 ecuaciones de comportamiento y presenta un enfoque teórico fundamentalmente estructuralista. El mérito de la investigación radica en la primera enumeración explícita de los grandes problemas estructurales de la economía mexicana, como la dependencia del exterior, los cuales habrían de determinar el comportamiento del sistema económico mexicano los siguientes 30 años.

El modelo de Clavijo (1976). Tiene por objetivo el representar en forma simple y coherente la economía mexicana para hacer un análisis de política económica y un pronóstico para 1976 y 1977. El modelo es trimestral, estimado entre 1965 y 1975 por medio de MCO y rezagos polinomiales escalonados (ALMON). El modelo está especificado con nueve ecuaciones estocásticas y 22 identidades. El enfoque teórico subyacente es un enfoque monetarista que plantea el papel central de la oferta monetaria en la determinación del gasto del Gobierno y sus correspondientes afectaciones reales por el lado de la demanda agregada.

El modelo de planeación hacendaria (1979). El primer modelo público realizado por una dependencia del Gobierno federal tiene como objetivo el erigirse como un escenario multifuncional para el análisis y la evaluación de políticas económicas, así como el generar un conjunto de pronósticos que sirvan de referencia a los hacedores de política. El modelo es anual, estimado entre 1959 y 1977 a través de MCO. Se estructura a través de 38 ecuaciones de comportamiento, integradas por un enfoque keynesiano del tipo IS-LM. El proyecto de la Secretaría de Hacienda realiza un importante esfuerzo de análisis e integración de la economía, resaltando la política de gasto (aún en el contexto intervencionista de la época), el financiamiento del sector público, las exportaciones de hidrocarburos y la evolución de su precio internacional.

El modelo de Rufatt (1981). Se considera como una versión modificada del modelo de Beltrán (1973) bajo el enfoque de Klein (1983), aunque su enfoque sigue los preceptos de la teoría del control óptimo. Su objetivo se centra en el análisis de política y el pronóstico. El modelo está estimado entre 1960 y 1983 a través de MCO. Opera con 81 ecuaciones estocásticas y 278 identidades, y caracteriza 359 variables endógenas y 107 exógenas. El aporte principal es la incorporación de un tipo de metodología que establece una función de bienestar objetivo, a partir de la cual se determinan los valores de los instrumentos de política económica óptima a seguir.

El modelo Galileo (1983). Es un modelo creado por una empresa privada (Economía Aplicada, S. c) cuya información está disponible a través de la publicación del modelo Eudoxio (Loria, 1995). Su primera versión data de 1983 y hasta la fecha existen siete versiones. El modelo se estima en un periodo comprendido entre 1960 y 1982. Su periodicidad es anual y se estima mediante MCO. Posee 1726 variables endógenas, 343 exógenas y 145 instrumentos de política económica.

El modelo Modem (1984). Fue desarrollado por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), y se publicó en el número 2 de la Serie Temática de la revista Economía Mexicana. Es la segunda propuesta académica sobre modelística en México. Tiene como objetivo tipificar la dinámica económica mexicana, estimando el periodo de 1960 a 1982. Mediante MCO, analiza 150 ecuaciones de comportamiento e identidades a través de un enfoque keynesiano-estructuralista.

El modelo Aspe-Jarque (1985). Su objetivo consiste en probar el cumplimiento de la hipótesis de expectativas racionales para el producto y la inflación a través de una razón de verosimilitud. El modelo se estima trimestralmente entre 1972 y 1982 mediante un procedimiento no lineal de mínimos cuadrados generalizados (MCG). Tiene 60 ecuaciones de comportamiento e identidades.

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El modelo Amieva Huerta (1985). Es uno de los primeros que incorpora un análisis de cambio estructural a través de la prueba de Chow. Estima por MCB y máxima verosimilitud (MV) en el periodo de 1950 a 1980 para modelar 10 ecuaciones de comportamiento, 13 identidades, mediante 17 variables exógenas.

El modelo Ricardo Lago (1991). En México, es el primero que destaca la programación financiera, estimada para el periodo 1960-1983, con periodicidad anual, a través de mínimos cuadrados no lineales en dos etapas (MCNLB) y esquemas de máxima verosimilitud e información completa. Posee 69 variables endógenas, tipificadas por siete ecuaciones estocásticas, dos de formación de expectativas, ocho restricciones presupuestales, 52 identidades contables y 39 variables exógenas. Las contribuciones del trabajo consisten en el perfeccionamiento de la metodología tradicional, al permitir la determinación simultánea de la actividad económica y de la balanza de pagos, siguiendo una meta de inflación y déficit público, que también se determinan en el modelo.

El modelo Eudoxio (1995). Se estima de manera anual para el periodo de 1977 a 1994. Consta de 31 ecuaciones estocásticas, 49 identidades, ocho condiciones de equilibrio y 85 variables exógenas. Es un modelo completo de tamaño mediano que permite realizar análisis académicos y pronósticos comerciales. Está calculado a través de MCO e incorpora una metodología consistente de estimación, simulación y análisis de sensibilidad, la cual permite precisiones en sus capacidades predictivas.

Sin lugar a dudas, la presente no es una exposición exhaustiva de todas las experiencias de modelación macroeconómica para México, ya que esa dimensión escapa de los alcances preestablecidos para este apartado. Sin embargo, consideramos que ofrece una perspectiva suficiente de los avances y las contribuciones que en materia de simulación y pronóstico existe en la literatura.

Modelo de análisis y retrospectiva económica aplicada MAPEA / Leticia Armenta Fraire, José Luis de la Cruz Gallegos, Luis Alejandro Lagunés Toledo, HB3730 A73

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