CONDICIONES GENERALES DE UNA LECCIÓN.

No puede fijarse un tiempo “standard” para delimitar la extensión de una lección.Un gesto, una sola palabra del maestro, tienen una repercusión mas honda en la psicología del alumno, una influencia en su formación más duradera, que toda una larga exposición de doctrina.El interés apasionado de nuestros alumnos, exige variar el tiempo en nuestras lecciones.

Todo maestro sabrá valorar el concepto de lección en relación, en primer lugar, con el interés de la clase, y segundo, con la conexión, enlace que deben existir entre los diversos conocimientos y habilidades en las cuales se dirigen nuestros esfuerzos.

La lección para que sea fecunda, ha de acomodarse a la condiciones de los alumnos.

Nuestra actitud no será igual para los niños de diferentes ciclos. La actitud y los tonos de las lecciones deben de ser distintos.

En todo momento hemos de buscar en sus miradas y en su actitud las indicaciones para el desarrollo, duración y tono de nuestras palabras y de nuestros actos.

Nada, debe hacernos contrariar y violentar a nuestros alumnos, forzándolos a una actividad que rechazan.

No sólo perjudica a nuestros alumnos sino hacia nuestra propia persona como educadores.

El maestro no debe hacer nunca con sus lecciones niños hartos, sino hambrientos de conocer y aprender.

No se debe considerar que lección consiste solamente en una exposición oral de un tema, porque también será el aprendizaje de una destreza manual, o sea que lección será tanto hablar como hacer; tanto enseñanza de preceptos como conceptos hechos, como conocimiento de objetos y seres reales.

Una lección será tanto mas fecunda cuando provoque, mas apasionado interés en los niños que se traduce siempre en acción.

Al hablar de espontaneidad e improvisación en las lecciones, no quiere decir que rechacemos todo método.

Al contrario vamos a buscar medios y recursos que el maestro pueda utilizar, aprovechando siempre sus habilidades docentes.

Debemos formar personas capaces de pensar, de querer y de sentir con la más alta valoración humana. Para mantener despierta y creciente la atención de los alumnos, habrá que confiar en la vocación, la capacidad y el arte del educador.