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Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
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CAPÍTULO II
EL COMPORTAMIENTO SALARIAL Y EL EMPLEO
INTRODUCCIÓN.
Partiendo del análisis realizado en el Capítulo I, nos encontramos que los dos
elementos sustanciales, desde la parte económica, que han incidido e inciden en
la crisis actual de la constitución de los fondos de pensiones, son el ingreso
salarial y el empleo, estos son los elementos que han generado la crisis actual de
los fondos de pensiones. Ésta crisis es el resultado directo de las políticas
económicas derivadas de los modelos de desarrollo económico implementadas
desde la década de los cuarenta, pero sobre todo de las implantadas desde los
ochenta, con el modelo neoliberal.
Un criterio que prevalece actualmente sobre la crisis de los fondos de
pensiones es la insuficiencia de las aportaciones realizadas por los trabajadores a
los mismos, ya que no responden a los requerimientos actuales para cubrir la
demanda de pensiones. Por una parte, se menciona que la proporción del salario
que se dedica a las pensiones es baja, que es insuficiente para formar el fondo
que individualmente requerirá un trabajador al momento de jubilarse y por el
tiempo que disfrutará de éste beneficio. Siendo la aportación por parte de los
trabajadores: en el caso de los afiliados al ISSSTE del 6.125% del sueldo básico; y
en el caso del IMSS 1.125% sobre el salario base de cotización. Por la otra, que en
virtud de que la esperanza de vida se ha incrementado, el tiempo de aportación se
debe incrementar, es decir, la edad de jubilación se debe aumentar. Finalmente,
aunque a partir de 1992 se implanto el Sistema de Ahorro para el Retiro, que se
constituyo en principio como un esquema complementario, al que se le incorporo
el Fondo de vivienda. El monto de este nuevo instrumento no constituyo un
recurso suficiente para paliar el déficit del fondo principal.
Los ingresos salariales han seguido una tendencia errática, sobre todo en el
actual modelo de desarrollo, pues se han sujetado a un incremento anual inferior
al de la inflación, es decir, han perdido su poder adquisitivo, y en consecuencia su
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nivel de aportación en la constitución de los fondos de pensiones, ha disminuido
considerablemente, lo que ha contribuido en la insuficiencia de los mismos. Si los
incrementos salariales hubiesen mantenido el mismo nivel de incremento anual de
la inflación, los trabajadores habrían mantenido el mismo nivel de vida, no habrían
mejorado, pero tampoco empeorado. Si el incremento salarial hubiese sido
superior al de la inflación, el nivel de vida de los trabajadores habría mejorado,
pero como el incremento aplicado por las políticas públicas de los gobiernos en
turno, fue inferior permanentemente a la inflación el nivel de vida se empeoró
considerablemente durante estos últimos treinta años, ha alcanzado niveles
preocupantes, por esta razón es conveniente estudiar el comportamiento salarial.
Actualmente con las reformas de los sistemas de pensiones en el IMSS y en
el ISSSTE, las dos instituciones de seguridad social más importantes del país,
tanto por el número de trabajadores, como por los recursos que cuentan, han
conducido a establecer dos esquemas de jubilación para conformar los fondos
necesarios para la misma, el esquema de aportación para el reparto solidario y el
de aportación en cuentas individualizadas. En ambos casos no se ha llegado a la
conformación de un fondo suficiente para atender la demanda que en un futuro
generarán los posibles jubilados.
Los promotores del nuevo esquema de cuentas individualizadas suponen
que en el futuro próximo se habrá disminuido la presión actual sobre los fondos de
pensión. Sin embargo, habrá que preguntarse si el fondo formado en la cuenta
individualizada es suficiente para cubrir los requerimientos de vida del jubilado, si
los rendimientos que éste genere serán verdaderamente garantes de un
incremento significativo superior al incremento de la inflación y finalmente, si las
aportaciones voluntarias de los trabajadores puedan ser significativas en la
medida en que se acerca a la edad de jubilación.
En tanto, en el esquema de reparto solidario la situación seguirá
incrementando el déficit, debido a que el número de trabajadores ha disminuido en
virtud de haber transitado una parte importante de ellos al de cuentas
individualizadas. El fondo de pensión es y seguirá siendo insuficiente, pues las
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aportaciones seguirán la tendencia, aunque se haya definido puntualmente el
monto salarial destinado a cada rubro de la seguridad social que demanda o
demandará el trabajador. En este esquema el total de las aportaciones van
conformando el monto de la reserva matemática, que se va utilizando de acuerdo
a la demanda de los pensionados, y desde luego, se incrementa por las
aportaciones de los trabajadores nuevos, que ya no habrá, debido a las nuevas
reformas a las leyes del IMSS y del ISSSTE, es decir, este esquema está
destinado a desaparecer en el futuro inmediato. Sin embargo, las obligaciones
futuras por los trabajadores que demanden pensión deberán cubrirse aún cuando
la reserva se haya consumido, convirtiéndose en una deuda pública. El problema
fundamental de la crisis actual es que no se generó la reserva matemática y ahora
los egresos por pensiones son mayores que los ingresos, así que no existe
ninguna posibilidad de conformar reserva alguna.
En virtud de que la conformación del fondo de pensión esta determinado
principalmente por los ingresos salariales, es pertinente analizar cuál ha sido su
comportamiento en los últimos años, y de acuerdo a las tendencias que este sigue
teniendo, corroborar si es posible que se solvente la actual crisis de los mismos.
En cuanto al empleo, es el otro elemento sustancial a considerar en el
estudio, pues además de estar directamente vinculado con los niveles salariales,
responde también a la políticas públicas implantadas por los gobierno en turno.
Considerando que el empleo formal constante y permanente de un trabajador le
permite aportar regularmente los recursos para constituir su fondo de pensión, es
importante estudiar la tendencia que éste ha seguido sobre todo en los dos últimos
modelos de desarrollo.
Hay que contemplar que el empleo está sujeto por una parte al crecimiento
económico, al nivel de inversión y al incremento natural de la Población
Económicamente Activa, la que año con año se incrementará. Esta demanda
anual de plazas laborales nuevas requerirá de una política pública sostenida por
incrementar las fuentes laborales necesarias para atenderla. Considerando
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también que parte de la demanda de plazas laborales será cubierta por las
vacantes generadas por los trabajadores que se jubilan y los que fallecen. Sin
embargo, los niveles de jubilación no se han incrementado ya que las fuentes
laborales formales no crecieron lo que se requería. Una parte importante de la
PEA está constituida actualmente por el empleo informal, lo que muestra la
ineficiencia de las políticas implantadas al respecto. Lo que nos plantea la
necesidad de abordar el estudio del empleo y sus tendencias en este capítulo.
2.1 La política salarial en el largo plazo.
En los modelos de desarrollo económico implantados desde la década de los
cuarenta, donde nace la seguridad social en forma institucionalizada con la
fundación del IMSS en 1944, se ha aplicado una política salarial acorde a las
necesidades que el desarrollo imponía. Así, en el modelo de sustitución de
importaciones (1940-1954) dada la política de apoyar la industrialización del país,
y buscando formar la mano de obra que impulsara este proceso se mantuvo una
política salarial acorde al momento, con el propósito de incentivar la incorporación
de amplios sectores de la población rural al trabajo industrial, proporcionando
ingresos salariales superiores a los ingresos de los trabajadores agrícolas y
manteniendo bajos los precios de los productos de la canasta básica.
En el modelo de desarrollo estabilizador (1954-1970), la política económica
aplicada a los ingresos de los trabajadores se modificó en virtud de que, por una
parte, los trabajadores de las grandes empresas se habían organizado en
sindicatos y centrales obreras, y por la otra, el buscar dar la continuidad a la
industrialización obligo a los gobiernos en turno a estabilizar la situación laboral a
partir de otorgar incentivos a los trabajadores, pero también a los empresarios al
mantener y en algunos casos incrementar los incentivos fiscales. En este contexto,
la organización de los trabajadores desempeño un papel importante en la política
salarial, en virtud de que el partido en el poder (PRI) buscó el control de los
trabajadores a partir de las direcciones sindicales, promovió beneficios adicionales
para sus agremiados y creo sindicatos blancos para acentuar su poder. El tamaño
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del Estado ha crecido y se busca compartir los beneficios de la seguridad social a
sus trabajadores con la creación en 1959 del ISSSTE.
En el modelo de desarrollo compartido, la política salarial va acompañada de
la participación importante del Estado en la industrialización del país con la
creación, adquisición o fusión de empresas con la participación del Estado, ya sea
en forma mayoritaria, minoritaria o plena. Esta política sufre un impulso al buscar
regular el descontento social que se había generado desde finales de la década
de los cincuenta hasta los setenta. Las luchas de sectores importantes de los
trabajadores por la independencia y democracia sindical, mejores condiciones
laborales y de ingresos, mantuvieron incrementos salariales superiores a la
inflación hasta el fin del boom petrolero y la presencia de la crisis del 82.
Uno de los elementos centrales de la política económica del modelo
implantado desde principios de los ochentas, el modelo de desarrollo neoliberal,
después de la crisis del ochenta y dos, fue la reducción de la demanda para
controlar la inflación. Se estableció la política de incrementar los salarios por
debajo del crecimiento de la inflación. Se decía y se mantiene dicha afirmación,
que los aumentos salariales son inflacionarios, por lo que sus incrementos deben
ser inferiores a la inflación. Por tal motivo, los trabajadores acrecentaron sus
ingresos por debajo del incremento de precios de las otras mercancías. La
mercancía fuerza de trabajo no recibió el mismo trato, ya que ésta si provoca
inflación galopante. Como si la crisis de la década perdida hubiese sido
consecuencia de incrementos salariales.
A este panorama se le acompaña una política salarial de contracción de los
ingresos de los trabajadores. Durante la década de los ochenta los incrementos
salariales no se empatan con el crecimiento del costo de la vida, la tasa promedio
anual de la inflación (68.7% anual) supera en 16.7 puntos la tasa anual de
incremento salarial (52% anual). Para la década de los noventa la tasa anual de
inflación fue de 17.5%, mientras que los salarios mínimos crecieron en promedio
14.1% anual. Solamente hasta el primer quinquenio del dos mil los salarios
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presentan frente a la inflación una diferencia de tasas del 0.13% anual. En virtud
de que las aportaciones al fondo de pensiones de los trabajadores están en
función del ingreso salarial, ya sea en salarios mínimos, para los trabajadores
afiliados al Seguro Social o en el monto de salario base, para los trabajadores al
servicio del Estado, nos encontramos que las aportaciones al fondo de pensiones
son también reducidas. En consecuencia, no se aportó al fondo lo que se requería,
y esto se mantuvo por más de tres décadas, lo que ha generado que cuando los
trabajadores deseen jubilarse habrán formado un fondo muy reducido.
En la década de los ochentas se alcanzaron niveles de inflación anual
superior al cien por ciento (cuadro 2.1). En tanto que los niveles de incremento
salarial siempre fueron inferiores, nunca los trabajadores recuperaron su poder
adquisitivo. Esta política se mantuvo hasta la fecha, por lo que el deterioro ha ido
en aumento, hasta acumular niveles de pérdida del poder adquisitivo del salario
mínimo cercano al 217% en el 2012 respecto de 1980, es decir, actualmente un
salario mínimo alcanza a comprar el 30% de lo que compraba en 1980. Aunque en
la década de los noventa y en la actual, primera del tercer milenio, la inflación
disminuyo considerablemente, los incrementos salariales no alcanzan los niveles
de la inflación. Se sigue castigando a los trabajadores del error de los ochentas.
Posiblemente para algunos sectores de los trabajadores el nivel de deterioro
salarial sea inferior al que ha sufrido el salario mínimo, sin embargo, éste siempre
es mayor al 100%.
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Salario Mínimo Nominal y Proyectado según Inflación 1980 - 2012
Cuadro 2.1
Año Salario Mínimo Nominal
Salario Proyectado
Inflación Diferencial
1980 140.69 1981 183.05 179.38 -3.67 1982 244.83 284.90 40.07 1983 398.09 576.83 178.74 1984 598.66 953.17 354.51 1985 938.81 1,505.38 566.57 1986 1,474.50 2,803.25 1,328.75 1987 2,760.83 6,496.36 3,735.53 1988 7,040.69 13,910.72 6,870.03 1989 7,833.66 16,696.39 8,862.73 1990 9,138.89 21,145.71 12,006.82 1991 10,789.58 25,922.13 15,132.55 1992 12,084.02 29,959.94 17,875.92 1993 13.06 32.88 19.82 1994 13.97 35.17 21.20 1995 14.95 47.48 32.53 1996 18.43 63.81 45.38 1997 24.30 76.96 52.66 1998 27.99 89.23 61.24 1999 31.91 104.03 72.12 2000 35.12 113.90 78.78 2001 37.57 121.15 83.58 2002 39.74 127.25 87.51 2003 41.53 132.95 91.42 2004 43.29 139.27 95.98 2005 45.24 144.83 99.59 2006 47.05 150.08 103.03 2007 48.88 156.03 107.15 2008 50.84 164.03 113.19 2009 53.19 169.80 116.61 2010 55.78 177.16 121.38 2011 58.03 183.82 125.79 2012 60.52 192.09 131.57
Fuente: Series Históricas INEGI 2009. Elaboración propia
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Considerando que las aportaciones al fondo de pensiones esta en función del
salario, nos encontramos con que los trabajadores aportaron menos de lo que en
realidad debieron haber aportado. Existiendo en consecuencia una aportación
deficitaria al fondo en el 217%, para ingresos salariales que siguieron la misma
dinámica del salario mínimo. Es decir, el fondo tiene una depreciación de éste
nivel, por lo que en consecuencia los efectos de una política salarial impuesta por
los gobiernos en turno han traído, en el largo plazo, un déficit en los fondos de
pensiones.
Por lo anterior, nos encontramos que los subsidios que otorga el gobierno en
turno para cubrir el déficit, son el pago por los errores del pasado. El problema es
que este subsidio se paga de los recursos aportados también por los trabajadores,
es decir, de sus impuestos. Por lo que los trabajadores siguen pagando los errores
de la crisis de los ochentas ya que con sus impuestos se cubre el déficit generado
al fondo de pensiones al no haber recibido los trabajadores los aumentos
correspondientes a la inflación.
En este sentido, los trabajadores deberían haber aportado al fondo de
pensiones los montos correspondientes a dicho déficit, o sea, si consideramos a
un trabajador que percibía, y percibe, en términos de los salarios mínimos y que
aportaba al fondo de pensiones desde 1980, actualmente tiene un déficit en su
fondo por un monto equivalente al 217% de las aportaciones que le hubiera
correspondido pagar.
En este esquema, no existe información oficial sobre los montos del fondo
formado por las aportaciones, es más, no se sabe ¿qué se ha hecho con el
fondo?, ¿cómo se ha invertido? Para estimar el monto del déficit que debe existir
a la fecha, habrá que considerar que algunos trabajadores fallecieron, otros se
jubilaron, otros siguen en activo y otros más se invalidaron. Si un trabajador
todavía permanece activo el monto total del déficit es del 217% de su sueldo. Los
que se jubilaron, se invalidaron o bien fallecieron después de 1980, tendrán un
déficit que depende de los años que hayan transcurrido hasta el momento de
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recibir su pensión. En este esquema tendremos que tomar en cuenta también a
los trabajadores nuevos que se fueron incorporando a la seguridad social.
Desde luego, un elemento determinante a considerar en esta estimación es
que algunos trabajadores obtuvieron incrementos superiores a los que recibieron
los salarios mínimos. Por lo tanto, el monto total del déficit del fondo de pensiones
depende de los factores anteriormente mencionados y de proyectar estos factores
año tras año hasta el momento actual. Ante esta circunstancia una estimación
gruesa pero válida puede ser tomar el monto del fondo en 1980 y acumularlo año
con año a una tasa nominal anual que arroje una tasa efectiva de inflación total del
217%, sumando al mismo las aportaciones anuales que se hayan realizado. Pero
en virtud de que la información no existe públicamente, es verdaderamente difícil
cuantificar este monto.
Algunos, consideran que si se hubiesen otorgado los aumentos en los
salarios conforme al comportamiento de la inflación, de todas maneras la situación
respecto al déficit en los fondos de pensiones existiría y que sería de una
magnitud mayor, debido a los altos ingresos salariales que actualmente se
tendrían. Es decir, la situación sería semejante, pero con el agravante de que el
costo del déficit sería mayor. Sin embargo, este planteamiento es bastante
limitado, puesto que se considera solamente el aspecto monetario, olvidando que
detrás de los ingresos salariales están las personas, las familias que dependen de
dicho ingreso para su subsistencia.
Si los trabajadores hubieran percibido sus salarios de acuerdo a la inflación,
el consumo se hubiera mantenido en niveles bastante mejores que los actuales,
se hubiera incentivado el mercado interno y desde luego el empleo. Pero sobre
todo el nivel de vida de los trabajadores sería bastante superior al que
actualmente tienen. La salud y la educación de los mexicanos sería de mejor nivel,
pues se habrían alimentado mejor, dedicarían más recursos a su formación y
tendrían mejor nivel educativo. Posiblemente, el ahorro familiar hubiera tenido un
lugar bastante mejor que el que actualmente tiene, ya que aumentarían los
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ingresos disponibles, lo que permitiría que la pobreza tuviese una menor
proporción. En resumidas cuentas, se tendría una mayor calidad de vida, lo que
desde luego beneficia a los mexicanos. “El efecto de un mayor salario en la
pensión es claro: a mayor salario, mayor aportación a la cuenta individual y por lo
tanto mayor pensión”27.
Otro aspecto a considerar en relación a las aportaciones al fondo de
pensiones, es que un incremento actual en el porcentaje del salario dedicado al
fondo no sería considerablemente gravoso al bolsillo de las personas.
2.2 El Empleo.
El estudio y análisis del empleo implica dos aspectos fundamentales, el
primero de ellos es el económico y las políticas públicas implantadas, y el
segundo, la evolución demográfica de la Población Económicamente Activa. La
importancia del empleo en los sistemas de pensiones consiste en que si los
trabajadores aportantes a los fondos de pensión no mantuvieron el nivel de
empleo durante su vida productiva, ni tuvieron empleo permanentemente, o bien,
no lograron realizar sus aportaciones durante el tiempo requerido por variaciones
en sus contrataciones laborales, las aportaciones en la constitución de sus fondos
de pensiones los conducen a la insuficiencia de los mismos.
En relación al desarrollo económico encontramos que las políticas públicas
implantadas por los diversos gobiernos respecto al empleo han sido insuficientes y
que en el modelo de desarrollo actual, responden a un incremento reducido de
nuevas plazas laborales y a un incremento de la población empleada en el
mercado informal. Durante los gobiernos del modelo de Sustitución de
Importaciones (1940-1954) el empleo tuvo un incremento considerable debido a
que la expansión económica que vivió el país permitió la generación acelerada de 27 Crecimiento económico, empleo, salarios y sistemas de pensiones. Sistemas de pensiones. Desafíos y oportunidades. Javier Beristáin Iturbide. p 95.
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empleos formales que permitieron a las instituciones de seguridad social crecer en
forma continua y permanente.
El modelo de Desarrollo Estabilizador dio continuidad a dicho crecimiento en
sus inicios, aunque el ritmo de crecimiento no fue tan acentuado. Sin embargo, la
política de empleo respondía al crecimiento poblacional y los niveles de
desempleo eran muy bajos.
Partiendo de este hecho, es necesario analizar el comportamiento del empleo
formal y cuántos trabajadores están incorporados a los sistemas de seguridad
social. Revisemos algunos datos estadísticos al respecto. En principio veamos la
composición de la Población Económicamente Activa por sexo.
CUADRO 2.2
1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010TOTAL 5,858,116 8,272,093 11,253,297 12,955,057 22,066,084 24,063,283 40,161,543 48,609,600Tasa anual de crecimiento 3.5% 3.1% 1.4% 5.5% 0.9% 5.3% 1.9%Hombres 5,425,659 7,144,872 9,235,022 10,488,800 15,924,806 18,418,695 26,418,355 30,370,258Tasa anual de crecimiento 2.8% 2.6% 1.3% 4.3% 1.5% 3.7% 1.4%Mujeres 432,457 1,127,221 2,018,275 2,466,257 6,141,278 5,644,588 13,743,188 18,239,342Tasa anual de crecimiento 10.1% 6.0% 2.0% 9.6% -0.8% 9.3% 2.9%
POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA POR SEXO 1940 - 2010
Fuente: INEGI. Series Históricas 2009. 6° Informe de Gobierno, Felipe Calderón. Gráfico 2.1
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Del gráfico observamos que la PEA crece progresivamente entre las décadas
de 1940-1950 y 1950 - 1960, a tasa promedio anual del 3.51% y 3.12%
respectivamente, mientras que en la década de 1980 - 1990 su ritmo de
crecimiento se reduce considerablemente, al 0.9% promedio anual, con respecto a
la década anterior. Sin embargo, en la década de 1990 al 2000 tienen un
crecimiento acelerado al pasar de 24 millones 63 mil personas a 40 millones 161
mil personas, es decir, crece en un 5.25%, y para la década del 2000 al 2010
crece al 1.92%. Este crecimiento vinculado a los modelos de desarrollo de las
décadas referidas muestra que la tasa promedio anual de crecimiento económico
del modelo de desarrollo neoliberal implantado desde los ochentas ha sido del
2.66% en treinta años, el que coincide con la tasa de crecimiento de la PEA en
esos años. En tanto que en el modelo de desarrollo compartido, que se ubica en la
década de los setenta, el crecimiento de la PEA es del 5.25%, y para el modelo de
sustitución de importaciones el crecimiento alcanza tasas del 3.5% y 3.12%.
Gráfico 2.2
Fuente: INEGI. Series Históricas 2009.
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Si analizamos el comportamiento de la PEA por sexos vemos que la
incorporación de la mujer en las actividades remuneradas se acentúa en la década
de los setenta y las dos últimas décadas, creciendo a tasas anuales del 10% entre
1940 Y 1950 y del 6% en la siguiente década, mientras que para la década de los
setentas crece al 9.5%, en tanto que para la década de los ochentas cae al niveles
negativos del 0.8%. En la década de los noventa crece al 9.31% y la del dos mil al
2.87%. Esto muestra la incorporación acentuada de la mujer a las actividades
remuneradas en las tres décadas mencionadas. En la actualidad la participación
de la mujer en la PEA alcanza el 37.5%, lo que manifiesta una importante
evolución del papel de la mujer en las actividades remuneradas, y desde luego en
el crecimiento económico del país.
Gráfico 2.3
-2.0%
0.0%
2.0%
4.0%
6.0%
8.0%
10.0%
12.0%
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA por SEXOTasa promedio anual de crecimiento
1940-2010
TOTAL Hombres Mujeres
Fuente: INEGI. Series Históricas 2009.
Analizando el comportamiento de la PEA en función a la población ocupada
tenemos que aunque las mediciones de la población ocupada datan de la década
de 1940, tenemos que durante tres décadas no hubo población no ocupada,
surgiendo el fenómeno en forma considerable durante la década de los setenta,
donde crece a 672,834 personas no ocupadas y a 659,870 durante la siguiente
década. Manteniendo casi el mismo número para la década de los noventa
(659,388 personas). Sin embargo, para la última década el número crece en 284%
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a una tasa promedio anual del 14.4%, lo que manifiesta un incremento
exponencial de esta población.
En consecuencia, un elemento determinante para establecer el derecho a la
seguridad social está definido por el empleo formal, es decir, los trabajadores que
están afiliados al sistema de seguridad social son los trabajadores con empleos
formales y son los que estarían vinculados a la productividad con los beneficios
derivados de ella. Esto no quiere decir que los trabajadores no afiliados a los
sistemas de seguridad social y que tienen empleos no formales no estén
incorporados a la productividad. Sin embargo, como el tema a tratar es la
seguridad social en la productividad marcamos la frontera entre ambos.
Gráfico 2.4.
Fuente: INEGI. Series Históricas 2009.
Ante este panorama conviene revisar qué ha ocurrido con la población
ocupada, por una parte, tenemos que una parte de esta población se emplea en el
trabajo formal, es decir, en actividades remuneradas en empresas establecidas
formalmente ante la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, cumpliendo con los
requisitos legales con registro federal de contribuyentes. Por la otra, una población
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ocupada en actividades que no cuentan con registro federal de contribuyentes y
que operan en la informalidad, donde tenemos que una parte importante de ella se
ha convertido en población ocupada en el mercado informal. Finalmente, tenemos
que una parte de la PEA es desocupada, es decir, no realiza actividades laborales,
ya sea porque está dedicada a estudiar o porque ni estudia ni trabaja, aunque
algunas de estas personas realizan actividades del hogar. Esto manifiesta un
proceso de desintegración en la composición de la población en actividades
productivas y de esta la población beneficiada por la seguridad social.
Del gráfico 2.5 observamos que la tendencia de la población no ocupada
crece en forma acentuada durante la década del dos mil, destacando el año 2009
con una tasa anual del 132%. Del 2002 al 2005 y el 2011 crece a tasas superiores
a dos dígitos. Esta tendencia muestra que no se generaron los empleos
requeridos para la PEA que creció a una tasa promedio anual del 2.28%.
Población económicamente activa y población ocupada Serie anual1998 a 2012
Cuadro 2.3
AÑO PEA
TASA ANUAL %
POB OCUPADA TASA
ANUAL %
POB NO OCUPADA
TASA ANUAL
%
1997 38,344,658 37,359,758 984,900 1998 39,562,404 3.2% 38,658,762 3.5% 903,642 -8.3% 1999 39,648,333 0.2% 38,953,337 0.8% 694,996 -23.1% 2000 40,161,543 1.3% 39,502,155 1.4% 659,388 -5.1% 2001 40,072,856 -0.2% 39,385,502 -0.3% 687,354 4.2% 2002 41,085,736 2.5% 40,302,173 2.3% 783,563 14.0% 2003 41,515,672 1.0% 40,633,197 0.8% 882,475 12.6% 2004 43,398,755 4.5% 42,306,063 4.1% 1,092,692 23.8% 2005 42,274,306 -2.6% 40,791,814 -3.6% 1,482,492 35.7% 2006 43,575,476 3.1% 42,197,775 3.4% 1,377,701 -7.1% 2007 44,411,852 1.9% 42,906,656 1.7% 1,505,196 9.3% 2008 45,460,003 2.4% 43,866,696 2.2% 1,593,307 5.9% 2009 47,041,909 3.5% 43,344,281 -1.2% 3,697,628 132.1% 2010 49,013,369 4.2% 46,075,672 6.3% 2,937,697 -20.6% 2011 50,018,965 2.1% 46,355,701 0.6% 3,663,264 24.7% 2012 51,511,199 3.0% 49,076,676 5.9% 2,434,523 -33.5%
Fuente: INEGI. Series Históricas 2009. 6° Informe de Gobierno, Felipe Calderón H.
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
89
Gráfico 2.5.
Fuente: INEGI. Series Históricas 2009. 6° Informe de Gobierno, Felipe Calderón.
Tasa de desempleo abierto en áreas urbanas Serie anual de 1973 a 2011 Cuadro 2.4
Año Tasa
general Año Tasa
general Año Tasa
general Año Tasa
general
1973 7.5 1983 6.8 1993 3.4 2003 3.3 1974 7.2 1984 5.7 1994 3.7 2004 3.8 1975 7.2 1985 4.4 1995 6.2 2005 3.5 1976 6.7 1986 4.3 1996 5.5 2006 3.2 1977 8.1 1987 3.9 1997 3.7 2007 3.4 1978 6.8 1988 3.6 1998 3.2 2008 3.5 1979 5.8 1989 3 1999 2.5 2009 3.6 1980 4.5 1990 2.8 2000 2.2 2010 3.5 1981 4.2 1991 2.6 2001 2.4 2011 3.6 1982 4.2 1992 2.8 2002 2.7 2012 3.6
Fuente: INEGI. Series Históricas 2009. 6° Informe de Gobierno, Felipe Calderón
Por otra parte, revisando la tasa de desempleo (Cuadro 2.4), observamos
que ha mantenido su tendencia en la última década, lo que indica que no ha sido
consistente la política de empleo de los gobiernos en turno. Es decir, no se han
generado los nuevos puestos de empleo necesarios para atender la nueva
demanda de trabajo. Esto genera que se vaya acumulando el déficit y crezca en
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
90
forma acelerada la población no empleada. Aunque existen indicadores de que la
recuperación económica tardara más tiempo del esperado, por lo que ésta seguirá
creciendo.
Gráfico 2.6.
Fuente: INEGI. Series Históricas 2009. 6° Informe de Gobierno, Felipe Calderón.
Retomado el tema de la seguridad social en la productividad, aunque cabe
aclarar que lo anterior tiene una relación estrecha con la productividad, pues el
desempleo no se generó porque se incremento considerablemente la
productividad, sino más bien fue debido al bajo crecimiento de la economía
durante los dos sexenios de gobiernos panistas, el PIB creció a una tasa promedio
anual de 1.9%. Crecimiento por debajo de la inflación, que no estimula el
desarrollo y crecimiento de las empresas.
En el contexto del esquema solidario de los fondos de pensiones
encontramos que otro elemento determinante es que la población participante en
el mismo debería crecer o al menos mantenerse al mismo nivel. Sin embargo, esto
no sucedió, pues a partir de la crisis de los ochentas encontramos que, por una
parte, el Estado desincorpora una serie de empresas de su propiedad, pasándolas
a la propiedad privada o desapareciéndolas. Por la otra, que empresas privadas
fueron a la quiebra y desaparecieron, otras, redujeron sus operaciones y
despidieron personal, otras más congelaron sus contrataciones nuevas. Esto
evidentemente creo un desempleo que alcanzo niveles considerables.
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
91
En el cuadro 2.5 se muestra que el sector público se reduce
considerablemente, al vender o liquidar empresas de su propiedad, lo que trajo
una reducción de su planta laboral y en consecuencia de la población cotizante al
fondo de pensiones.
EMPRESAS DEL SECTOR PÚBLICO DESINCORPORADAS Cuadro 2.5
Año Entidades
Inicio del periodo reducción Fin del
periodo
1985 1044 89 955 1990 549 131 418 1991 418 90 328 1992 328 58 270 1993 270 12 258 1994 258 6 252 1995 252 13 239 1996 239 10 229 1997 229 -3 232 1998 232 -29 261 1999 261 25 236 2000 236 34 202 2001 202 -3 205 2002 205 -2 207 2003 207 -3 210 2004 210 1 209 2005 209 -4 213 2006 213 2 211
2007 211 1 210
2008 210 14 196
2009 196 196
2010 196 -1 197
2011 196 1 195
2012 196 -6 202
Fuente: 6ª Informe de Gobierno, Vicente Fox Q. y 6° Informe de Gobierno de Felipe Calderón H.
Como consecuencia de la desincorporación de empresas del sector público,
encontramos que el ISSSTE ve reducido el crecimiento de su población
asegurada, entre 1980 y 2006 (cuadro 3.4), la tasa de crecimiento anual no llega
al 3%, excepto en 1984 y 1986 que son del 10.8 y 7.9% respectivamente. En
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
92
consecuencia, al no existir una política de empleo creciente en el sector público se
limitan las condiciones planteadas para el esquema de reparto de las pensiones,
por lo que el fondo se mantiene con casi la misma población cotizante, que
aunado a la pérdida de del poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores del
sector público, muestra una pérdida considerable en la conformación del fondo.
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
93
COBERTURA DEL ISSSTE Cuadro 2.6
Total % Trabajadores % Pensionados %
1961 503,4 3,2% 146,6 3,7% 133,0 2,7% 13,6 14,3%1962 510,7 1,5% 149,3 1,8% 134,4 1,1% 14,9 9,6%1963 599,6 17,4% 180,2 20,7% 163,3 21,5% 16,9 13,4%1964 655,8 9,4% 195,7 8,6% 176,5 8,1% 19,2 13,6%1965 1.071,0 63,3% 283,7 45,0% 261,4 48,1% 22,3 16,1%1966 995,5 -7,0% 326,3 15,0% 300,7 15,0% 25,6 14,8%1967 1.217,3 22,3% 397,5 21,8% 368,0 22,4% 29,5 15,2%1968 1.253,3 3,0% 424,4 6,8% 390,9 6,2% 33,5 13,6%1969 1.327,1 5,9% 458,5 8,0% 420,5 7,6% 38,0 13,4%1970 1.347,5 1,5% 472,5 3,1% 430,5 2,4% 42,0 10,5%1971 1.584,8 17,6% 514,7 8,9% 468,7 8,9% 46,0 9,5%1972 1.813,0 14,4% 581,4 13,0% 532,0 13,5% 49,4 7,4%1973 2.088,8 15,2% 669,5 15,2% 617,4 16,1% 52,1 5,5%1974 2.905,5 39,1% 910,4 36,0% 856,1 38,7% 54,3 4,2%1975 3.448,6 18,7% 1.068,6 17,4% 1.012,7 18,3% 55,9 2,9%1976 3.918,5 13,6% 1.144,2 7,1% 1.086,9 7,3% 57,3 2,5%1977 4.367,2 11,5% 1.272,5 11,2% 1.212,8 11,6% 59,7 4,2%1978 4.994,7 14,4% 1.500,6 17,9% 1.438,1 18,6% 62,5 4,7%1979 4.879,2 -2,3% 1.473,2 -1,8% 1.407,6 -2,1% 65,6 5,0%1980 4.985,1 2,2% 1.503,7 2,1% 1.435,3 2,0% 68,4 4,3%1981 5.319,4 6,7% 1.603,0 6,6% 1.531,8 6,7% 71,2 4,1%1982 5.467,9 2,8% 1.657,8 3,4% 1.583,8 3,4% 74,0 3,9%1983 5.611,0 2,6% 1.729,0 4,3% 1.650,5 4,2% 78,5 6,1%1984 6.080,5 8,4% 1.937,8 12,1% 1.828,2 10,8% 109,6 39,6%1985 6.447,9 6,0% 1.978,9 2,1% 1.857,4 1,6% 121,5 10,9%1986 6.957,3 7,9% 2.139,9 8,1% 2.004,0 7,9% 135,9 11,9%1987 7.356,6 5,7% 2.233,8 4,4% 2.095,3 4,6% 138,5 1,9%1988 7.415,1 0,8% 2.265,3 1,4% 2.098,4 0,1% 166,9 20,5%1989 7.844,5 5,8% 2.284,7 0,9% 2.097,2 -0,1% 187,5 12,3%1990 8.302,4 5,8% 2.216,5 -3,0% 2.012,2 -4,1% 204,3 9,0%1991 8.506,7 2,5% 2.236,7 0,9% 2.018,5 0,3% 218,2 6,8%1992 8.642,9 1,6% 2.279,4 1,9% 2.046,0 1,4% 233,4 7,0%1993 8.919,0 3,2% 2.357,1 3,4% 2.107,1 3,0% 250,0 7,1%1994 9.101,0 2,0% 2.418,0 2,6% 2.149,8 2,0% 268,2 7,3%1995 9.246,0 1,6% 2.462,4 1,8% 2.180,5 1,4% 281,9 5,1%1996 9.311,0 0,7% 2.488,4 1,1% 2.188,5 0,4% 299,9 6,4%1997 9.472,0 1,7% 2.539,0 2,0% 2.220,6 1,5% 318,4 6,2%1998 9.724,0 2,7% 2.612,6 2,9% 2.274,8 2,4% 337,8 6,1%1999 9.8976.7 1,8% 2.671,2 2,2% 2.304,5 1,3% 366,7 8,6%2000 10.066,0 1,7% 2.723,7 2,0% 2.337,8 1,4% 385,9 5,2%2001 10.237,0 1,7% 2.779,9 2,1% 2.368,8 1,3% 411,1 6,5%2002 10.309,5 0,7% 2.814,7 1,3% 2.372,7 0,2% 442,0 7,5%2003 10.352,3 0,4% 2.843,6 1,0% 2.367,5 -0,2% 476,1 7,7%2004 10.463,0 -0,1% 2.889,4 1,6% 2.379,3 0,5% 510,1 7,1%2005 10,608.0 1.4% 2.945,6 1,9% 2.398,3 0,8% 547,3 7,3%2006 10,766.0 1.5% 3.005,5 2,0% 2 424.8 0,9% 578.4 7,0%2007 10,980.9 2.0% 3100.8 3.2% 2490.5 2.7% 610.3 5.5%2008 11,300.7 2.9% 3209.0 3.5% 2542.3 2.1% 666.7 9.2%2009 11,589.4 2.6% 3311.9 3.2% 2582.4 1.6% 729.5 9.4%2010 11,993.4 3.5% 3451.2 4.2% 2644.4 2.4% 806.8 10.6%2011 12,206.7 1.8% 3522.9 2.1% 2680.4 1.4% 842.5 4.4%
2012 p/ 12,484.6 3616.8 2.7% 2719.0 1.4% 897.8 6.6%
Año Población derecho habiente %
Asegurados directos
Fuente: Instituto de Seguridad y Servicios sociales de los Trabajadores del Estado.
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
94
La crisis económica de los ochenta, provocó una baja considerable en el
empleo, por lo que muchas empresas privadas quebraron o bien redujeron sus
operaciones, lo que incidió en la reducción de las plazas laborales. Por otra parte,
el modelo de desarrollo que inicia en dicha década, se orienta hacia el mercado
exterior, privilegiando la reducción del sector público, por lo que se ponen a la
venta las empresas del sector estatal y se produce una drástica reducción de
burócratas en 1985 (quinientos mil aproximadamente). Esto genera que las
aportaciones de los trabajadores del apartado B se reduzcan considerablemente.
En el caso de los trabajadores del sector privado ocurre una situación
semejante, también acentuada desde la década de los ochenta, donde la crisis de
1982, y el proceso inflacionario que se desata afecta en forma considerable la
constitución del fondo de pensiones. De acuerdo al comportamiento del número de
trabajadores asegurados al Seguro Social (Cuadro 2.7) vemos que la tasa
promedio anual en la década de los sesenta fue de 10%, para la década de los
setenta se reduce al 7.4%, para la década de los ochenta nuevamente se reduce
al 5.4%, donde en la de los noventa se vuelve a reducir alcanzando niveles del
3.5%, y la actual década solamente alcanza el 1.1%. Comparativamente con los
derechohabientes sigue la misma tendencia, solamente que a partir de los ochenta
crece por debajo de la de los asegurados, siendo negativa en la década actual
(-0.3%).
Sin embargo, en la década de los ochenta observamos que aunque para los
años 1981, 1984, 1985, 1987 y 1989 las tasas de crecimiento del número de
trabajadores fueron superiores al 5%, en el resto de los años fueron o negativas o
muy insignificantes, es decir, no existió un patrón de crecimiento sostenido. Esto
generó fuertes fluctuaciones en la contratación de trabajadores y en consecuencia
en sus aportaciones al fondo de pensiones.
Para la década de los noventa, encontramos que entre 1992 y 1995 las tasas
anuales son casi todas negativas, donde en 1995 llega a ser del -5.4%. Lo que
muestra que también se mantuvo la inestabilidad en el empleo, donde las fuertes
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
95
fluctuaciones en la contratación de trabajadores afecto las aportaciones al fondo
de pensiones.
En lo que va de la primera década del siglo XXI, tenemos que solamente el
año 2000 y 2005 tienen tasas de crecimiento superiores al 4%, por lo que se
vislumbra más estabilidad y una reducción en las fluctuaciones, sin embargo, esto
no implica una mejora considerable en el número de trabajadores que contribuyen
al fondo de pensiones.
COBERTURA DEL IMSS Cuadro 2.7
Años Total de
derechohabientes %
Asegurados % Años Total de
derechohabientes %
Asegurados %
1944 355 527 136 741 1979 20 987 823 6.1% 5 499 825 6.6%1945 533 555 50.1% 206 813 51.2% 1980 24 125 307 14.9% 6 368 936 15.8%1946 631 099 18.3% 246 537 19.2% 1981 26 915 951 11.6% 7 112 457 11.7%1947 747 745 18.5% 286 749 16.3% 1982 26 884 938 -0.1% 7 036 539 -1.1%1948 834 084 11.5% 318 111 10.9% 1983 26 977 383 0.3% 7 059 122 0.3%1949 894 603 7.3% 340 132 6.9% 1984 29 388 434 8.9% 7 630 396 8.1%1950 973 085 8.8% 373 644 9.9% 1985 31 528 583 7.3% 8 132 189 6.6%1951 1 049 357 7.8% 399 758 7.0% 1986 31 061 918 -1.5% 7 985 558 -1.8%1952 1 154 487 10.0% 434 557 8.7% 1987 34 336 010 10.5% 8 757 094 9.7%1953 1 247 876 8.1% 464 669 6.9% 1988 35 066 352 2.1% 8 917 056 1.8%1954 1 348 200 8.0% 499 651 7.5% 1989 37 212 960 6.1% 9 926 336 11.3%1955 1 576 196 16.9% 582 570 16.6% 1990 38 575 140 3.7% 10 764 012 8.4%1956 1 813 533 15.1% 669 694 15.0% 1991 38 953 374 1.0% 11 333 485 5.3%1957 2 096 756 15.6% 758 774 13.3% 1992 37 464 560 -3.8% 11 368 526 0.3%1958 2 514 351 19.9% 899 504 18.5% 1993 36 737 601 -1.9% 11 317 348 -0.5%1959 2 821 350 12.2% 1 003 779 11.6% 1994 36 553 822 -0.5% 11 561 004 2.2%1960 3 360 389 19.1% 1 200 708 19.6% 1995 34 323 844 -6.1% 10 931 810 -5.4%1961 4 064 347 20.9% 1 419 030 18.2% 1996 37 260 967 8.6% 11 895 198 8.8%1962 4 776 822 17.5% 1 594 315 12.4% 1997 38 106 493 2.3% 12 347 950 3.8%1963 5 200 285 8.9% 1 703 402 6.8% 1998 40 577 986 6.5% 13 161 563 6.6%1964 6 347 149 22.1% 2 069 480 21.5% 1999 42 957 532 5.9% 13 989 972 6.3%1965 6 815 685 7.4% 2 209 915 6.8% 2000 45 053 710 4.9% 14 788 263 5.7%1966 7 175 360 5.3% 2 315 103 4.8% 2001 44 718 984 -0.7% 14 812 302 0.2%1967 7 611 395 6.1% 2 447 398 5.7% 2002 45 351 546 1.4% 15 136 004 2.2%1968 8 186 716 7.6% 2 633 054 7.6% 2003 41 519 135 -8.5% 15 556 510 2.8%1969 9 076 408 10.9% 2 901 907 10.2% 2004 43 006 225 3.6% 16 229 295 4.3%1970 9 772 492 7.7% 3 120 763 7.5% 2005 44 531 666 3.5% 16 850 541 3.8%1971 10 429 537 6.7% 3 232 658 3.6% 2006 46 635 901 4.7% 17 736 538 5.3%1972 11 591 972 11.1% 3 581 084 10.8% 2007 48 650 488 4.3% 18 605 441 4.9%1973 13 876 623 19.7% 3 900 811 8.9% 2008 48 909 706 0.5% 18 750 321 0.8%1974 14 306 391 3.1% 4 019 884 3.1% 2009 49 134 310 0.5% 19 026 378 1.5%1975 16 337 593 14.2% 4 305 532 7.1% 2010 52 310 086 6.5% 20 263 495 6.5%1976 16 551 576 1.3% 4 337 864 0.8% 2011 54 906 396 5.0% 21 500 627 6.1%1977 17 377 633 5.0% 4 553 817 5.0% 2012 57 475 897 4.7% 22 583 000 5.0%1978 19 789 239 13.9% 5 156 969 13.2%
Fuente: Dirección de Incorporación y Recaudación, DIR, Coordinación de Prestaciones Económicas, DPES y la Unidad de Personal, DAED.
(2) A partir de 2010, la cifra de pensionados incluye a aquellos asociados al IMSS como patrón.
(1) La estadística de “población derechohabiente del IMSS” incluye tanto a asegurados y pensionados, como a sus familiares dependientes. Las cifras de asegurados y Fuente: Instituto Mexicano del Seguro Social.
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
96
En este contexto, los trabajadores enfrentan ahora una situación difícil de
resolver, pues, por una parte, la reducción de las fuentes de empleo, limita el
crecimiento de la población activa, que con sus aportaciones contribuye al pago de
las pensiones vigentes, y por la otra, los bajos niveles de ingreso salarial que
siguen siendo castigados y que no logran recuperar su poder adquisitivo, lo que en
consecuencia genera que las aportaciones actuales de los trabajadores activos al
fondo de pensiones, también sean reducidas. En 1980 la relación de trabajador
activo-pensionado (cuadro 2.2) en el IMSS era de 13.1 activos por cada
pensionado, y en 2006 llega a ser de 5.8 activos por cada pensionado. En tanto
que para el ISSSTE pasa de 19 en 1980 a 3.6 en 2006. Lo que muestra las
transformaciones de la estructura ocupacional durante las dos últimas décadas del
siglo XX. Desde luego que estas reducciones también son debidas, como ya se
vio, a las tendencias demográficas.
Por lo anterior, vemos que es falso el planteamiento que se nos presenta que
las distorsiones económicas e inequidades que modelo de reparto generó entre
“los trabajadores percibían sus contribuciones como un impuesto. Esto los
desincentiva a emplearse en el sector formal, reduciendo la oferta laboral de dicho
sector en la economía. Asimismo, al percibir las contribuciones a la seguridad
social como un impuesto se incrementan los costos laborales del empleador y se
reduce la demanda laboral del sector formal. Ambos efectos traen como
consecuencia un aumento en la informalidad del empleo”28. Es evidente que los
trabajadores tienen mayor seguridad en los empleos formales, pero si éstos
disminuyen esencialmente por las crisis económicas, y por la política económica
del actual modelo de desarrollo, que privilegia el mercado exterior como motor del
desarrollo, entonces existen menos plazas laborales disponibles. Las
contribuciones de los trabajadores por sus ingresos no serían una carga
significativa, si sus ingresos hubieran sido adecuados a la inflación.
28 xxxxx
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
97
El desempleo es el resultado de un bajo crecimiento, de un crecimiento lento
e inestable, que muestra una escasa transformación del mercado laboral, una
aguda polarización de los ingresos e incentiva las migraciones de la población
económicamente activa. Esto ha sido consecuencia de la alta volatilidad de las
economías de los países latinoamericanos como consecuencia de su inserción en
la globalización. “Frente a ello, los países de América latina no han creado los
mecanismos institucionales y económicos para hacerle frente a la volatilidad y a
sus consecuencias negativas para el crecimiento y la generación de empleos e
ingresos”29.
En consecuencia un elemento determinante para alcanzar una vida digna es
el tener empleo seguro y estable, esto contribuirá a modificar la situación actual,
ya que las bajas pensiones que se ofrecen y el alto costo de la vida, no
pronostican una situación favorable en el largo plazo a la clase trabajadora. Es
necesario modificar la política salarial en forma paulatina para que en el mediano y
largo plazo esta situación pudiese ser revertida.
Si en la actualidad no se realizan aportaciones sustanciales de los
trabajadores a la formación de su fondo de pensiones, en el futuro nos
encontraremos con una situación más crítica que la actual. Este monto de las
aportaciones no depende del porcentaje del salario, pues si este aumenta,
reducirá el ingreso actual del trabajador, lo que en si no contribuye a mejorar su
situación económica. Más bien, debe mejorarse el monto salarial con aumentos
superiores a la inflación para recuperar su poder adquisitivo y para que las
aportaciones a su fondo de pensión sean las adecuadas y se incrementen
conforme se incrementa el costo de la vida.
Actualmente se plantea como una alternativa adecuada a lo reducido de las
aportaciones el que se incremente el porcentaje de la aportación, sin embargo,
esto en las condiciones que ya hemos descrito sobre la política salarial, representa
disminuir aún más el salario. Implicaría que las condiciones de vida ya de por sí 29 xxxxxx
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
98
deterioradas después de más de cuatro sexenios, se deterioraran aún más. La
calidad de vida disminuiría. No sería una solución en el largo plazo al problema,
puesto que de todas maneras un salario reducido no aportaría los recursos
suficientes al fondo.
Otro elemento que se incorpora al análisis es el de los trabajadores del
ISSSTE, que optaron por el esquema del fondo solidario. Se argumenta que el
fondo formado por cada trabajador es insuficiente, puesto éste se constituye a
partir de la proporción de las aportaciones realizadas, es decir, el conjunto de las
aportaciones realizadas al fondo por los trabajadores en activo, permite otorgar al
trabajador que se jubila el monto estipulado en función al salario promedio de los
últimos cinco año de cotización, para el caso del ISSSTE, y en salarios mínimos
conforme al grupo de cotización para el caso de los trabajadores afiliados al IMSS.
En el fondo solidario el conjunto de las aportaciones de todos sus aportantes
cubrirán los requerimientos de los jubilados, tanto los que cumplieron aportando lo
correspondiente por su ingreso salarial, como los que su bajo ingreso salarial
produjo una insuficiente aportación para formar su fondo, así como también de
aquellos, que su aportación fue insuficiente por el tiempo en que dedicaron a las
mismas, y finalmente, porque el tiempo de vida (esperanza de vida) en que gozan
o gozarán de su pensión va más allá de lo previsto. En este último caso se
encuentran aquellos en que por la política económica aplicada en el recorte del
gasto social llevó a que los jubilaran en forma prematura. Estos factores han
contribuido considerablemente a generar faltantes al fondo de pensiones.
El principio del fondo solidario en los sistemas de pensiones se estableció en
la década de los años cuarenta, se consideraba que los montos de pensiones se
formarían con las aportaciones de los trabajadores, los patrones y el gobierno,
tasadas en función a su salario, formando su propio fondo de pensión. Con las
aportaciones del conjunto de los trabajadores en activo que continuaran cotizando
se conformaría un fondo global, así las personas que se incorporaran a la fuerza
laboral formal se constituirían en los nuevos miembros del fondo y también
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
99
contribuirían con sus aportaciones a formar una reserva que cubriría los
requerimientos pensionarios que se fuesen demandando, es decir, un sistema
solidario. Este esquema llamado de reparto, es semejante al seguro de vida,
donde las sumas aseguradas que se pagan por fallecimiento, se cubren de las
reservas formadas por las aportaciones de la totalidad de los asegurados, y donde
los asegurados más jóvenes, o de reciente ingreso, contribuyen con sus fondos en
el pago de las sumas aseguradas de los que fallecen. Por tal motivo, es esencial
que se incremente constantemente el número de asegurados nuevos, ya que
éstos contribuirán subsidiando a los que fallecen. Sin embargo, esto no sucedió
en el caso de las pensiones, aquí se supuso que los trabajadores nuevos
subsidiarían a los trabajadores que se jubilarán. Por lo que un principio bás ico, era
que el número de trabajadores nuevos en empleos formales deberían de aumentar
para que se pudiesen subsidiar a los que se jubilaban.
El problema esencial que se desprende de este esquema es que no se
cumplió con los supuestos iniciales que lo crearon, es decir, no se previeron los
costos de los nuevos beneficios sociales que se otorgaron a los trabajadores,
como fue la pensión a las viudas, a los hijos menores y a los dependientes
económicos, los gastos de estos beneficios se cargaron a los presupuestos de los
organismos de seguridad social, sin embargo, en el largo plazo se ha convertido
en una carga importante a dichos presupuestos.
Actualmente, enfrentamos el problema que la población económicamente
activa ocupada en empleos formales se ha reducido, es decir, la empleada en la
informalidad ha crecido llegando en el 2013 al 60%30 (Cuadro 2.8), lo que indica
que la población aportante a los sistemas de pensiones no ha crecido como se
esperaba. Esto conduce a que el monto de las aportaciones no crecerá lo que se
requiere. Tenemos entonces que los aportantes formales no han crecido como se
requeriría, los empleos nuevos creados no reducirán el déficit pues son
30 http://www.imss.gob.mx/estadisticas/financieras/Pages/cubo.aspx
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
100
insuficientes y por otra parte se han perdido empleos, lo que produce un
crecimiento neto del empleo menor al deseado (Cuadro 2.9).
POBLACIÓN OCUPADA EN EMPLEOS FORMALES E INFORMALES Cuadro 2.8
Tipo de unidad económica
Población ocupada
Total Formal Informal
Total 48,732,252 100.0% 19,461,229 39.9% 29,271,023 60.1%
100.0% 100.0% 100.0% Sector informal 14,221,779 29.2% -- 0.0% 14,221,779 48.6% Trabajo doméstico remunerado
2,202,107 4.5%
64,185 0.3%
2,137,922 7.3%
Empresas, gobierno e instituciones
25,570,482 52.5%
18,816,934 96.7%
6,753,548 23.1%
Ámbito agropecuario
6,737,884 13.8%
580,110 3.0%
6,157,774 21.0%
Conforme al cuadro 2.9 tenemos que el crecimiento de la economía en el
último sexenio ha sido efectivamente insuficiente, pues creció en cinco años a una
tasa promedio anual del 1.7%, lo que motivó que el comportamiento de los
empleos netos tuvieran un vaivén considerablemente insuficiente para el
crecimiento de la PEA. Al no cubrir la nueva demanda de empleos tenemos que se
va rezagando y creciendo la demanda de empleos nuevos.
Empleos creados, perdidos y netos de acuerdo con los empleos registrados en el IMSS, México, 2006-2011 Cuadro 2.9
Año Empleos creados Empleos perdidos Empleos netos
2006 806,819 -302,822 503,997
2007 861,005 -331,791 529,214
2008 415,100 -444,689 -29,589
2009 337,390 -509,103 -171,713
2010 959,221 -226,842 732,379
2011 811,384 -199,832 611,552 Fuente: cálculos del CONEVAL con base en los cubos dinámicos del IMSS, disponibles en http://www.imss.gob.mx/estadisticas/financieras/Pages/cubo.aspx
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
101
En el contexto del empleo, tenemos que una parte importante de la población
ocupada que tiene edades entre 14 y 44 años, se encuentra en el sector de la
informalidad (66.4%), donde el 23.5% tiene edades inferiores a los 25 años, y el
76.5% entre 25 y 44 años de edad. En consecuencia tenemos que esta población
joven no participa de la seguridad social, o bien, goza solamente de los servicios
médicos, pero no tiene participación en la conformación de las pensiones.
Población ocupada y en el empleo informal por grupos de edad y participación
porcentual específica
Cuadro 2.9
Total 48,732,252 29,271,023 60.10% 19,461,229 39.9%De 14 a 24 años 9,605,324 19.7% 6,872,633 71.6 2,732,691 28.4%De 25 a 44 años 23,174,186 47.6% 12,566,368 54.2 10,607,818 45.8%De 45 a 64 años 13,655,459 28.0% 7,999,273 58.6 5,656,186 41.4%De 65 años y más 2,276,472 4.7% 1,821,104 80 455,368 20.0%No especificado 20,811 0.0% 11,645 60 9,166 44.0%
Empleo formal
Población ocupada
Empleo informalTotalGrupo de edad
Fuente: INEGI, Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 3er. trimestre de 2012
Finalmente, otra consideración importante, es la reciente modificación de la
Ley Federal del Trabajo, donde la incorporación de la contratación por hora
generara un esquema complicado para los trabajadores en empleos formales,
puesto que al ser contratados por hora, sus aportaciones en el fondo de pensiones
se reducirá conforme al número de horas laboradas, y el tiempo de aportación se
incrementará hasta alcanzar el tiempo obligatorio marcado por la reglamentación
de la seguridad social.
Bajo este esquema, la situación se presenta desventajosa para los
trabajadores que si se considera un incremento en la edad obligatoria de
jubilación, habrá que considerar el número de años obligatorios de aportación, y el
que la edad promedio de incorporación al empleo formal se ha incrementado hacia
los treinta años, lo que conducirá a que la edad de jubilación en promedio podría
rebasar los 75 años.
Salarios y Empleo Laureano Hayashi Martínez
102
CONCLUSIONES.
1.- A partir de la implantación del modelo de desarrollo neoliberal en la década de
los ochenta, se acentúa el problema de los fondos de pensión.
2.- Un primer elemento que salta a la vista es la insuficiencia salarial, provocada
desde la década de los ochenta, donde la política pública respecto al salario fue la
contracción del mismo por debajo de la inflación, para contenerla, e incentivar la
inversión productiva.
3.- La caída salarial afecta considerablemente las aportaciones a los fondos de
pensión, por tal motivo, se debe modificar incrementando los salarios por encima
de la inflación. Una forma, podría ser incrementando las aportaciones patronales a
los fondos de pensión.
4.- La insuficiente aportación a los fondos de pensión no generará una retribución
pensionaria para satisfacer las necesidades mínimas de los jubilados.
5.- Si se mantiene la precariedad en los ingresos salariales las aportaciones a los
fondos seguirán siendo insuficientes y sin importar el esquema pensionario se
generarán pensiones insuficientes.
6.- El incremento del empleo informal muestra que la política pública de
generación de empleos no está funcionando.
7.- El incremento en las plazas del empleo informal muestra que la población
aportante a los fondos de pensión no crece adecuadamente.
8.- La proporción de la Población Económicamente Activa que recibe los
beneficios de la seguridad social y del derecho a una pensión disminuye, por lo
que la población desprotegida aumenta considerablemente.
9.- La población no beneficiaria de la seguridad social demandará en el futuro
mediato ser subsidiada y se convertirá en una carga social presupuestaria
importante para el erario público.
10.- Es imprescindible que el modelo de desarrollo sea modificado en materia de
generación de empleos formales.
12.- La nueva contratación por hora contemplada en la Ley Federal del Trabajo,
reformada en 2013, presenta una difícil situación para que los trabajadores