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| 71 Capítulo 4. LA ZONA COSTERA: ESTRUCTURA, DINÁMICA, AMENAZAS Y CONFLICTOS FUTUROS Mario Arturo Ortiz Pérez 1 Introducción L legar a entender el litoral dentro de una concepción acabada es, sin duda, una tarea compleja. Cómo son las costas de México es una pregunta difícil de contestar porque son escasos los estudios existentes de referencia general. Entre los que se pueden mencionar se encuentran: Silva et al. (2015), Escofet (2004a), Yáñez y Day (2004), Gutiérrez y Ortiz (1985), Ortiz y Gutiérrez (1985), Ortiz y De La Lanza (2006), Ortiz (2011). En otras fuentes se obtuvieron los re- sultados de estudios sistemáticos, recabando y readecuando estudios indirectos realizados a escala regional, a fin de abarcar la extensa zona costera de México. Hay que hacer hincapié que éstos, los estudios de dimensión regional, son escasos y más reducidos aún los de carácter nacional; la mayoría de las veces se trata de estudios locales con enfoques particulares o individuales. Cuando son estu- dios de visión amplia, una buena parte se refiere a las razones o causas de la distribución biológica, siendo de utilidad como fuente indirecta, al retomar los datos de la caracterización ambiental con un enfoque biogeográfico. Otro tanto sucede con los espacios sociales de la zona costera (ciudades por- tuarias, infraestructura turística y residencial) cuyos datos provienen de estudios locales, pero cuya influencia se ejerce sobre largos trechos de franja costera o del impacto que se reparte localmente, pero que tienen repercusiones en zonas costeras distantes, por ejemplo, vertimientos contaminantes y de aguas residuales. Por otra parte, conviene aclarar el concepto de zona costera que se va a usar en este trabajo; lo restringimos con el propósito de limitar y centrar el estudio en los problemas del espacio de la zona emergida de transición con el ambiente marino. De esta manera, la zona costera se reduce a la franja comprendida entre la influencia de la marea más alta y el límite de las mareas más bajas. Deja de lado la zona sublitoral interna, es decir, la de mar marginal comprendida como la zona somera de la plataforma continental, la cual terminó de inundarse en la segunda mitad del pe- riodo Holoceno (últimos 5 000 años antes del presente) por el avance del mar sobre la superficie emergida de la referida plataforma, lo que posibilitó la columna de agua de mar somero, caracte- rizada por la intensa dinámica de la circulación de corrientes y mezcla, con acarreo de depósitos de sedimentos recientes, así como el desarrollo de los ecosistemas de arrecifes y praderas de pasto marino, principalmente. Planteamiento del problema La inserción de la estructura espacial en el conocimiento de la zona costera es fundamental al consti- tuir el soporte de la dimensión ambiental. Es en donde se lleva a cabo la interrelación de las ligas sis- témicas, es decir, los procesos ligados entre sí, por la dinámica del mar y la costa, que muchas veces incluyen la zona intra-costera como receptores fisiográficos que comprenden a las planicies de del- tas, de inundación, lagunas costeras, humedales, playas, campos de dunas, esteros, lechos de la red 1 Departamento de Geografía Física, Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, Circuito de la Investigación Científica, Ciudad Universitaria, 04510, Coyoacán, México, D. F. Correo electrónico: maop@ igg.unam.mx

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Page 1: Capítulo 4. LA ZONA COSTERA: ESTRUCTURA, DINÁMICA,

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Capítulo 4. LA ZONA COSTERA: ESTRUCTURA, DINÁMICA,

AMENAZAS Y CONFLICTOS FUTUROS

Mario Arturo Ortiz Pérez1

Introducción

Llegar a entender el litoral dentro de una concepción acabada es, sin duda, una tarea compleja. Cómo son las costas de México es una pregunta difícil de contestar porque son escasos los estudios existentes de referencia general. Entre los que se pueden mencionar se encuentran: Silva et al. (2015), Escofet (2004a), Yáñez y Day (2004), Gutiérrez y Ortiz (1985), Ortiz y

Gutiérrez (1985), Ortiz y De La Lanza (2006), Ortiz (2011). En otras fuentes se obtuvieron los re-sultados de estudios sistemáticos, recabando y readecuando estudios indirectos realizados a escala regional, a fin de abarcar la extensa zona costera de México. Hay que hacer hincapié que éstos, los estudios de dimensión regional, son escasos y más reducidos aún los de carácter nacional; la mayoría de las veces se trata de estudios locales con enfoques particulares o individuales. Cuando son estu-dios de visión amplia, una buena parte se refiere a las razones o causas de la distribución biológica, siendo de utilidad como fuente indirecta, al retomar los datos de la caracterización ambiental con un enfoque biogeográfico. Otro tanto sucede con los espacios sociales de la zona costera (ciudades por-tuarias, infraestructura turística y residencial) cuyos datos provienen de estudios locales, pero cuya influencia se ejerce sobre largos trechos de franja costera o del impacto que se reparte localmente, pero que tienen repercusiones en zonas costeras distantes, por ejemplo, vertimientos contaminantes y de aguas residuales.

Por otra parte, conviene aclarar el concepto de zona costera que se va a usar en este trabajo; lo restringimos con el propósito de limitar y centrar el estudio en los problemas del espacio de la zona emergida de transición con el ambiente marino. De esta manera, la zona costera se reduce a la franja comprendida entre la influencia de la marea más alta y el límite de las mareas más bajas. Deja de lado la zona sublitoral interna, es decir, la de mar marginal comprendida como la zona somera de la plataforma continental, la cual terminó de inundarse en la segunda mitad del pe-riodo Holoceno (últimos 5 000 años antes del presente) por el avance del mar sobre la superficie emergida de la referida plataforma, lo que posibilitó la columna de agua de mar somero, caracte-rizada por la intensa dinámica de la circulación de corrientes y mezcla, con acarreo de depósitos de sedimentos recientes, así como el desarrollo de los ecosistemas de arrecifes y praderas de pasto marino, principalmente.

Planteamiento del problema

La inserción de la estructura espacial en el conocimiento de la zona costera es fundamental al consti-tuir el soporte de la dimensión ambiental. Es en donde se lleva a cabo la interrelación de las ligas sis-témicas, es decir, los procesos ligados entre sí, por la dinámica del mar y la costa, que muchas veces incluyen la zona intra-costera como receptores fisiográficos que comprenden a las planicies de del-tas, de inundación, lagunas costeras, humedales, playas, campos de dunas, esteros, lechos de la red

1 Departamento de Geografía Física, Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, Circuito de la Investigación Científica, Ciudad Universitaria, 04510, Coyoacán, México, D. F. Correo electrónico: [email protected]

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO| 72

hidrográfica de drenaje abandonado junto con la conectivi-dad fluvial de carácter estuarino, entre otros tantos más. Los escenarios se forman por las interrelaciones de intercambio que animan los flujos de la funcionalidad del sistema. Todos con el objeto de captar, asimilar, transformar, almacenar, re-gular y transferir los flujos de materia y energía (agua, sedi-mentos, materia orgánica entre otros) (Etter, 1991), al ser los procesos que garantizan el funcionamiento de la zona cos-tera, cuya capacidad de control permite su auto-regulación que, a su vez, depende del carácter ecológico, el estado de las condiciones o el estatus natural y el tipo de estructura geomorfológica de la zona costera que garantice la continui-dad de su auto-regeneración o recuperación (resiliencia). Al variar, debido al impacto o presión de la carga del entorno (oscilaciones del clima, nortes, huracanes, inundaciones, sedimentación rápida, destrucción de playas por erosión, degradación ambiental, crecidas, mareas extraordinarias, etc.), responde según la capacidad de asimilación del tipo de receptor costero (Beltrami y Carroll, 1978, en Escofet, 2004a y b) y, desde luego, en función de la coherencia física. Ésta última se concibe como la capacidad relativa del siste-ma costero para mantener su estructura y funcionalidad, in-dependiente del tipo y fuerza del impacto que se asume, de acuerdo con la consolidación del tipo de zona costera de que se trate, reflejando su postura en la respuesta ante la carga de su entorno. Así, la clasificación tipológica y el estatus de la zona costera son, en esencia, un conjunto de claves ana-líticas cuya lectura e interpretación son, al mismo tiempo, elementos metodológicos, al constituir la fuente de infor-mación y también instrumento de análisis y de síntesis.

Objetivo

Se trata de dar a conocer la distribución de los tipos de li-toral ligados a su dinámica dominante y establecer la di-ferenciación espacial regional y su distribución. Lo desea-ble es que tal arreglo regional sea de utilidad y sirva para la planeación costera que debería ser vista como estrategia política de desarrollo.

De las diferentes clasificaciones de costas existentes ¿cuáles hacen referencia a la geomorfología? ¿En México se han aplicado de manera sistemática? Y de ser así ¿cómo se ha abordado, con qué enfoque, con qué elementos de aná-lisis e indicadores? ¿Hay alguna con un enfoque ambien-tal-ecológico? ¿Conocemos qué zonas del litoral se están modificando por erosión y por acumulación sedimentaria? Y si existen ¿dónde están las estables?

El objetivo del estudio es contribuir a resolver estas preguntas, a pesar de las limitaciones de escala y desde lue-

go de su escasa resolución. Por tal motivo es una aproxima-ción que proporciona el escenario básico del litoral.

Diferenciación de la estructura de la zona costera

Se utilizó la clasificación de Ortiz y Espinosa (1991) dise-ñada para unificar en una sola las diversas y reconocidas clasificaciones de costas. Tal clasificación tiene el méri-to de sintetizar la diversidad de escenarios en un sistema de regiones costeras. Su eficacia consiste en que permite una mayor capacidad de análisis e integración al lograr re-unir y articular el espacio costero con el dominio de los procesos a escalas de tiempo relativo. La versatilidad de este enfoque brinda en su aplicación las ventajas y oportunidades para estimar la situación de la zona costera en cuanto a los atri-butos o características que ofrece su funcionamiento, además de que consigna las limitaciones o problemas de su compo-nente estructural. Se sustenta en un enfoque geográfico, ape-gado a los principios de la división natural del paisaje, es decir, parte de la relación roca-estructura-relieve y características hidrográficas, y se enmarca en el arreglo fisiográfico enfo- cado a conocer la estructura de diseño geomorfológico del es-pacio litoral.

Con el título de clasificación geomorfológica de las costas (Ortiz y Espinosa, 1991) se lleva a cabo la regionali-zación para designar a los tipos y subtipos de costas, recono-ciendo el dominio de la dinámica en:

1. Costa erosiva (rocosa). Se refiere a todas aquéllas en donde el proceso dominante es el trabajo abrasivo del oleaje que esculpe la roca firme del litoral, la cual, por su expresión en el modelado, se diferencia en costa escarpada o acanti-lada y en costa rocosa baja y nivelada con la presencia de plataformas de abrasión y terrazas.

2. Costa abrasivo-acumulativa (mixtas). Cuando se presenta la combinación de formas acumulativas (playas) en las entrantes de la costa y de erosión por oleaje en salientes con puntas rocosas (cabos), comúnmente dispuestas en tre-chos alternados que forman celdas de circulación litorales bien definidas.

3. Costa acumulativa de playas abiertas. Corresponde a las playas donde hay un dominio de una abundante se-dimentación con formas acumulativas típicas, divididas en costas conectadas a cordones litorales, formadas por anti-guas líneas de playa dispuestas sobre la tras-costa, las cuales normalmente son reelaboradas por el proceso eólico forman-

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 73

do playas conectadas a campos de dunas, con un claro domi-nio del avance sobre la porción continental (transgresivo).

4. Costa acumulativa de barrera arenosa. De pla-yas que forman islas y puntas, con morfología secundaria de barras, depósitos de bajos sumergidos de marea en la entrada de las bocas, ya sea por los depósitos de flujo de pleamar y reflujo de la bajamar, de flechas litorales, plani-cie en lagunas y esteros (canales de los brazos de marea). Conviene mencionar que tanto en el caso del apartado an-terior como en éste, la acumulación de sedimentos tiene lugar a partir de su acarreo a lo largo de las playas, produc-to de las corrientes generadas por el ángulo de incidencia del oleaje.

Sobre la tras-costa también se puede conjugar otro tipo de orden, relacionado con una abundante fuente de sedimen- tos y con procesos eólicos (dirección resultante y tirada del viento reinante (fetch), con la posible presencia de campos de dunas o cordones de playas antiguas y trechos de barras corta-dos por los depósitos de abanicos de desplayamiento. Éstos son producto de los niveles altos del mar que erosionan y cruzan cercenando la barrera y acumulan los sedimentos en la orilla interior, además de avanzar sobre las aguas interiores de la la-guna como consecuencia de las tormentas.

5. Costa de ambiente estuarino y deltaico. Difiere del caso anterior porque la acumulación parte de la fuente interior de los ríos; se hace a través de estuarios y deltas. Independiente del esquema fluvial es posible identificar otro ámbito contrastante del paisaje que se desarrolla en las tie-rras bajas sujetas a inundación o en condiciones de mayor humedad, como son las llanuras de intermareas, de inun-dación temporal, de pantano o manglar que se caracterizan por el predominio de la baja energía física del medio suba-cuático y por una alta densidad de la vegetación.

6. Costa biogénica coralina. Se utiliza este criterio con el único motivo de recabar información de los bancos corali-nos emergentes y el de considerar el trazo aproximado de la barrera arrecifal del Caribe mexicano, la cual junto con Be-lice, Guatemala y Honduras, se considera la segunda barrera coralina más larga de la Tierra, la que no fue posible repre-sentar por falta de resolución de la escala del mapa de costa.

Bajo el título de geodinámica costera se circunscribe la leyenda enfrentada al mapa de tipos de costas de México.

1. Retroceso de la línea de costa hacia el continente debido a una tectónica de hundimiento lento, con la con-secuente elevación del nivel del mar que repercute en la trasgresión marina, la cual se ve contrarrestada por la lenta destrucción del frente del litoral y la redistribución de los sedimentos de la deriva litoral.

2. Retroceso de la línea de costa hacia el continente de-bido a una tectónica de hundimiento, que incluye además la construcción y operación de represas (acción tecnogénica), que modifican el entorno y producen un cambio hidro-cli-mático y una menor acumulación sedimentaria que no se llega a compensar en la costa, condición que se traduce en una elevación del nivel del mar con mayor rapidez.

3. Retroceso de la línea de costa hacia el continente de-bido a una tectónica de carácter disyuntivo de hundimiento, aunado al factor de subsidencia en cuencas sedimentarias marginales asociadas a grandes deltas. Influidas por el efec-to de la construcción y operación de represas (acción tecno-génica), que modifica el régimen hidrológico con una menor acumulación sedimentaria; la falta de compensación en la costa se traduce en la elevación del nivel del mar con una mayor rapidez y por tanto con el impacto de retroceso de la costa más intenso.

Figura 1. Imágenes idealizadas de acuerdo con el emplazamiento de las islas barrera. Adaptación y modificación propia de la figura de

Wells y Peterson (s/f), Institute of Marine Sciences. University of North Carolina at Chapel Hill.

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO| 74

4. Línea de costa no diferenciada o neutral (en equi-librio). En apariencia estable, requiere de un estudio más detallado y mayor resolución para tomar una decisión.

5. Costa acumulativa por sedimentación de delta acti-vo, con avance de la línea de costa sobre el mar. Restringi-do a la escala local; comprende la desembocadura de un río (depocentro) y la zona de influencia adyacente.

6. Avance de la línea de costa hacia el mar por sedimen- tación del acarreo costero, originado a partir de una redis-tribución de los sedimentos alóctonos por corrientes playe-ras de la deriva litoral. Es el que se refiere a la transportación de sedimentos y remoción por erosión de las olas que acon-tece a lo largo de las playas y que son producto del grado de incidencia de la dirección del oleaje con respecto a la línea de costa. Son ambientes no compensados por las fuentes de la porción continental inmediata.

7. Avance de la línea de costa hacia el mar por emer-sión tectónica. Se debe al proceso endógeno de levan-tamiento de las márgenes continentales debido al ascenso tectónico, por los efectos de cizalla de la apertura oceánica transformante, caso Golfo de California y las originadas por la colisión de placas, la oceánica y la continental que se re-conoce en las costas del Pacífico sur y de ascenso y acumula-ción de materiales volcánicos, como sería el caso del macizo volcánico de los Tuxtlas y el de Teziutlán, en el estado de Veracruz, cuyo flanco oriental limita con el mar del Golfo de México (Figura 2).

El mapeo sistemático de las líneas de costa del país permitió conocer la naturaleza geomorfológica de las cos-tas, a un nivel de fase de reconocimiento en función de la consistencia del material, dividida en costas rocosas abrasivas y arenosas acumulativo-erosivas y en mixtas, cuando se alternan unas con otras en un trecho determi-nado de la costa y se presentan también cuando la costa rocosa es precedida de una playa arenosa o de aglomera- dos clásticos.

Se distinguen tres niveles de intensidad para el com-portamiento transgresivo (con retroceso de la línea de costa hacia la porción continental) y tres niveles para el avance de la línea de costa hacia el mar. Y uno neutral o no diferencia-da de indicadores geomorfológicos.

Mediante claves analíticas se interpreta el desarrollo dinámico de la línea de costa. De manera gráfica se mues-tra, con símbolos y convenciones cartográficas, la naturale-za de la costa y mediante color el avance, el retroceso y la zona neutral del litoral (Figuras 3 y 4).

Explicación del mapa de costasCorrespondiente a la Península y Golfo de Califor-nia. Exhibe en su porción norte y media el dominio de la costa mixta, tanto para la vertiente del Golfo de Califor-nia como la costa noroccidental del Pacífico, excepto en la región de la Laguna Ojo de Liebre y la Laguna de San Ig-nacio, en proceso de hundimiento a lo largo de una franja de contacto que divide dos terrenos de estructura geológica distinta, uno sedimentario marino y otro volcánico. En el Alto Golfo domina una costa arenosa que conforma el ni-vel base de las descargas del Río Colorado, nivel debido a la subsidencia originada de la apertura de la fosa en progreso de esta parte del Golfo de California. Hay evidencias claras de erosión y retroceso lento de la costa noroccidental de la Península de Baja California, desde la frontera hasta la lo-calidad de Bahía de San Quintín. A partir de este punto y hacia el sur no hay evidencias para discernir el movimiento de la costa. El tramo de la costa situado en la bahía San Igna-cio, hasta la localidad de Todos Santos, exhibe la morfología de una costa de sumersión con un avance lento de carácter transgresivo, todo ello resultado de un movimiento tectó-nico que bascula por rotación de esta porción peninsular, con un levantamiento del flanco oriental y hundimiento del litoral del Pacífico (Rice, 1983:84). No es posible diferen-ciar la porción media del litoral del estado de Sonora ya que faltan más elementos de análisis, mientras que en el com-plejo deltaico Yaqui, Mayo y Fuerte, existe un déficit de se-dimentos, debido a la operación de represas ubicadas muy cerca del límite con la llanura costera que capturan la carga de sedimentos que impiden que se efectué la actividad se-dimentaria de depósitos recientes de los deltas. En la costa del sur de Sinaloa y de Nayarit sobresalen las costas bajas arenosas con tramos cortos rocosos, sin poder diferenciar

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Sumersión de origen tectónico con déficit desedimentos en la costa, debido a la construcción

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Semejante al caso anterior con la adición delproceso de subsidencia, acelerando el retroceso

En apariencia estable

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Redistribución de los sedimentos por corrientes deplaya de la deriva litoral. Ocurre en costas

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Figura 2. Cuadro de interrelaciones en función de la dinámica

de línea de costa asumiendo de forma permanente las

condiciones de ascenso del nivel medio del mar.

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una geodinámica costera, excepto en el frente de Marismas Nacionales y el delta del Río Grande de Santiago, en donde hay una erosión evidente debido a la construcción de repre-sas que modifican el escurrimiento y que anulan la carga de sedimentos.

Las costas del sur de México. Son las menos documenta-das o conocidas. Inician en Bahía de Banderas, cuya porción más interior se localiza en Puerto Vallarta; es una costa de playas en proceso de hundimiento lento, al estar emplazada en una fosa tectónica activa.

La costa meridional se caracteriza por su mayor hetero- geneidad de escenarios, playas, costas rocosas y mixtas que se alternan con trechos desiguales cortos y largos en-tre los cuales rematan puntas rocosas cortas. A partir de ellas se marcan cambios en la configuración, variaciones en el ángulo de dirección de la traza litoral, lo que evi-dencia un control geológico estructural de bloques dis-puestos a diferentes alturas, donde domina una costa de emersión. Varias de ellas corresponden a rocas intrusivas de batolitos antiguos del paleozoico constituidas a par-tir de basamentos graníticos que sobresalen para formar las principales bahías con buenos fondeaderos. Hablamos en este caso de Bahía de Banderas, Chamela, Tenacatita- Melaque, Manzanillo, Zjhuatanejo, Acapulco y Huatulco.Entre ellas existen espacios de una hipsometría alternada de contrastes, pues se identifican zonas bajas y relativamente planas del litoral, cubiertas de sedimentos recientes con una morfología de planicies de cordones arenosos frontales de barrera acumulativa conectada a playas abiertas, las cuales propician la existencia de amplias lagunas costeras. Estas lagunas se caracterizan por tener hidroperiodos estaciona-les bien marcados entre la dinámica de la época de lluvias, caracterizada por la apertura de bocas y el cierre de bocas en el estiaje, favoreciendo así una mayor evaporación y sali-nización de los cuerpos de agua costeros. La fisiografía de la costa meridional del estado de Chiapas consta de una línea costera baja arenosa rectilínea que contiene tierra adentro una extensa llanura costera acumulativa, formada por el sis-tema fluvial de ríos que bajan de la vertiente externa de la Sierra Madre del Sur de Chiapas. Estos ríos son represados y controlados estructuralmente por el sistema de barreras arenosas formadas por la faja de la zona intra-costera, ocu-pada por dos sistemas paralelos de barrera constituidos por numerosos cordones arenosos de playas antiguas, uno inte-rior más antiguo y otro externo más reciente de cordones frontales, entre los cuales se establece un arreglo de esteros o canales (caños) y cuerpos de aguas que determinan condi-ciones de inundación que permite la presencia de humeda-les con amplias marismas de manglar.

El mapa de costas correspondiente al Golfo de México y Más Caribe. Presenta un panorama de vulnerabilidad al ascenso del nivel del mar. Caso de ejemplo es el de la costa del estado de Tamaulipas, sujeta a la subsidencia de la cuenca geológica marginal de Burgos y acelerada por el depo-centro del delta del Río Bravo. Por fortuna, las corrientes playeras de deriva litoral son dominantes en una parte del año en dirección sur, gracias a lo cual parte de los sedimentos que provienen de las costas de Texas se redistribuyen a lo largo del litoral, aminorando el problema. En cambio en la cos-ta de Tabasco, en la llanura deltaica Grijalva-Usumacinta- Mezcalapa, el impacto del ascenso del nivel del mar es defi-nitivo, al manifestarse a través de la erosión, la inundación y la salinización de tierras y aguas, con un retroceso de la línea de costa extremadamente rápido debido, entre otros, a la posición de terrenos bajos de la llanura, al déficit de sedi-mentos del río Grijalva por la operación de las represas, a la subsidencia de la cuenca geológica marginal y a la presencia de nortes y tormentas tropicales que originan una sobre- elevación del mar debido a la marea de viento o tormenta.

La actividad de fallas geológicas determina el hundi-miento del terreno en la costa del Caribe y la región de los Petenes en Campeche. En tanto en la costa de Yucatán, en su extremo nororiental (Isla Blanca), el comportamiento es de una costa regresiva, con un avance de la línea de costa hacia el mar que se puede calificar como un proceso rápido, con modificaciones que se visualizan en años, producto de la deriva litoral que proviene del sur de Belice y la costa de Quintana Roo. No sucede así en el sector noroeste, debi-do a errores humanos en la construcción de infraestructu-ra, esencialmente por la alta densidad de espigones y por el corto trecho que existe entre éstos, lo que provoca severos problemas de erosión y acumulación rápida de sedimentos, reconociendo un saldo negativo en la pérdida de playas. Hay que mencionar problemas semejantes circundantes al puerto de Veracruz. La región de la Laguna de Tamiahua tiene una configuración morfológica que representa un in-menso tómbolo anclado al arrecife coralino de Cabo Rojo, que muestra el avance de la línea de costa hacia el mar en el Holoceno; sin embargo, actualmente hay trechos en los que se manifiestan problemas de erosión muy recientes.

Peligros y escenarios de vulnerabilidad

La situación de la inestabilidad de la costa en los litorales de México se caracteriza por problemas de desplazamiento horizontal y vertical de la costa por subsidencia, erosión, sedimentación, inundación, emersión por movimientos tec-tónicos y eustáticos: transgresión (retroceso de la costa) y

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO| 78

regresión marina (avance de la línea de costa hacia el mar). Uno de los problemas básicos que se ligan a la inestabilidad es la falta o disponibilidad de espacios receptores para dar cabida a la acumulación potencial de la sedimentación, que a su vez es el resultado de la combinación de movimientos eustáticos, tectónicos y principalmente en el control de las diferentes tasas de cambio en la sedimentación.

Como bien se sabe, las condiciones geológicas del país están íntimamente ligadas a la dinámica de la litosfera, la cual está fragmentada en diferentes placas rígidas que des-cansan sobre una capa inferior de magma con una fluidez plástica llamada astenosfera. Los movimientos que ocurren en ella se deben a las diferencias de temperatura, densidad y presión, entre otros aspectos que generan desplazamientos en las placas de la litosfera, lo que origina que entre éstas tengan lugar fenómenos de choque, separación y despla-zamiento lateral. Por lo tanto, es en el borde de las placas donde se desarrollan con mayor intensidad los fenómenos geológicos. La mayor parte de la actividad volcánica y sís-mica, así como la deformación de las rocas y el desarrollo de yacimientos minerales, son fenómenos que ocurren en los límites de estas placas o en su vecindad.

México se encuentra en una zona de límites entre va-rias placas tectónicas. En la Figura 5 se pueden ubicar tan-to los límites como el nombre de las placas y la dirección de su movimiento con respecto a la placa Norteamericana. La mayor parte del territorio mexicano se localiza en dicha placa, pero la Península de Baja California es parte de la placa del Pacífico, y una muy pequeña parte del sur de Chia-pas pertenece a la placa del Caribe. Al respecto, Carranza et al. (1975) retoman la clasificación tectónica de Inman y Nordstrom, publicada en 1971, para aplicarla a nuestro país. La exposición siguiente retoma una concepción semejante:

Costas estables pasivas de deriva (arrastre). Se haya adosada y forma parte de la placa litosfera en desplazamien-to divergente de separación de la dorsal. Constituye, des-de el punto de vista geológico, una zona de transición del subsuelo en donde se establece la frontera entre las rocas del basamento superior continental de la capa granítica de la placa oceánica de composición basáltica. Este tipo de litoral es representado por la costa del mar del Golfo de México y Mar Caribe y, desde luego, la costa noroccidental de la Penín-sula de Baja California que pertenece a la placa litosférica del Pacífico Oriental.

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2. Costas de emersión por choque de placas (subducción).

3. Costas inestables de deriva transformante (Golfo de California).

4. Costas estables de deriva (margen noroccidental).

Límite de Placas Tectónicas

Sistema de fallas transformantes

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Trinchera Mesoamericana

Sentido de las fallasTransformantes

Fuente: modificado de Carranza et al. (1975).

Figura 5. Mapa de la distribución de los límites entre placas tectónicas asociada a las márgenes costeras.

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 79

Margen de colisión origina costa de emersión. Es el límite convergente entre dos placas que chocan y una, la oceánica, que se hunde debajo de la continental (proceso de subducción), lo que crea el relieve constructivo, ya que la subducción sobre-empuja por compresión y desplaza el relieve a través del levantamiento del borde continental, alzando y formando cadenas montañosas acompañadas de sismos. Mientras tanto ocurre el hundimiento de la litosfera oceánica por debajo de la corteza continental; al hundirse es asimilada por el material del manto pero es recompensada por la lava de la actividad volcánica que asciende por la ex-trusión en superficie. Este tipo de límite se distribuye a lo largo de la Trinchera Mesoamericana frente a la costa sur del Pacífico Mexicano. Gran parte de los sismos y volcanes activos en México se asocian con la actividad en esta zona de subducción.

Límite divergente. Es la apertura oceánica entre dos placas que se separan en movimiento alejándose una de la otra en las dorsales, a partir de los rifts y creando corteza. Con-dición que empuja a las placas forzándolas a separarse y dejando como evidencia la cordillera oceánica, que es una cadena montañosa submarina. Este tipo límite es el que se observa entre la placa Pacífico y la placa de Cocos.

Límite transformante origina una costa de arras-tre con bloques en ascenso diferencial y vulcanismo. Se mueven las placas deslizándose una junto a la otra a lo lar-go del plano de falla, conocida como falla de transformación, la cual se encuentra ligada y en disposición perpendicular a los contactos de márgenes constructivas (dorsal) en donde la corteza nueva se está creando. La falla transforme se pre-senta cuando las placas se deslizan en forma horizontal (la-teralmente al eje de la dorsal, cortándola numerosas veces mediante fallas transformantes). Este tipo de límite está for-mado por el Golfo de Baja California, que es la frontera natural que separa la placa Pacífica de la Norteamericana. Se inicia en su evolución con un rift de apertura continental a través de la famosa falla de San Andrés y continúa en California. La costa oriental de la Península de Baja California ha es-tado sujeta a desplazamientos neo-tectónicos de todo tipo, junto con el vulcanismo cuaternario.

Amenazas naturales hidro-meteorológicas y los escenarios afectados

por el ascenso del nivel del mar

Son evidentes los problemas para la adaptación frente a la variabilidad climática global, como el ascenso de la tem-

peratura en la atmósfera y en el océano, el aumento en la frecuencia e intensidad de los huracanes, el incremento del ascenso relativo del nivel del mar y las inundaciones cos-teras, entre otras más. Sin embargo, resulta paradójico que los huracanes y las inundaciones sean parte de los principa-les procesos que condicionan el paisaje costero y, con ello se brinde el servicio ambiental de auto-purificación que se requiere para sostener la productividad de los ecosistemas acuáticos.

La ocurrencia de ciclones tropicales se debe a que Mé-xico y sus mares cálidos se ubican en la zona de origen y desarrollo de las trayectorias de ciclones, producto del ca-lentamiento de la superficie del mar en el verano (arriba de los 26° C), condición que influye en una elevada humedad (mayor al 80%), misma que favorece la inestabilidad del aire y el desarrollo de nubes de desarrollo vertical (convectivas) que se irán sosteniendo e incrementando de energía en su desplazamiento hacia el oeste, siguiendo aguas más cálidas de mayor evaporación.

La frecuencia de ciclones y tormentas tropicales que tocaron o pasaron a menos de 100 km de las costas del país, se concentraron y se distribuyeron de acuerdo con el si-guiente esquema (Figura 6) donde destca con el valor más alto el extremo NE de la península de Yucatán, siguiéndole en importancia el extremo meridional la Península de Baja California y el sector adyacente del litoral de Sinaloa. Le sigue en importancia el resto del litoral de la península de Yucatán y el de la costa de Tamaulipas. En el Pacífico se for-man alrededor de la latitud de 14 y 15° y suben costeando para desviarse y perderse en el mar (alrededor de un 70% de las veces) con rumbo oeste, mientras el resto prosigue re-curveando hacia las costas del occidente del territorio hasta tocar tierra.

Al llegar a la zona costera, el impacto de los vientos fuertes tiene su efecto tanto en tierra como en el agua, al generar oleaje de tormenta y desde luego la sobre-elevación del mar por marea de viento y precipitaciones muy abun-dantes e intensas (Hernández et al., 2001), que se compli-can con la existencia de zonas de humedales próximos y los desbordes con la crecida de los ríos, en cuyas desembocadu-ras se dificulta su salida al mar debido al flujo de la marea de viento y a veces en conjunción con la astronómica, lo que produce extensas inundaciones costeras particularmente en las zonas que se sitúan atrás (zona intra-costera) tierras bajas con humedales. La presencia de estos fenómenos y la severidad de los daños son marcadas por la magnitud de los eventos y la vulnerabilidad intrínseca del contexto espacial del sistema costero, porque de ello depende el incremento de los problemas derivados en la erosión y sedimentación rápida, en el efecto de los vientos, en la energía de las olas,

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO| 80

en la subida del mar por marea de viento o en la intrusión salina, entre otras más.

Los escenarios afectados por el ascenso del nivel del marLos factores que gobiernan los cambios en el nivel del mar (movimientos eustáticos) son el resultado de una am-plia gama de variables que se sitúan espacialmente desde escalas continentales a las regionales e incluso locales, con dinámicas temporales de muy largo plazo e instantáneas de origen sísmico (Mörner, 1980), con un levantamiento re-pentino de la costa.

Siguiendo el diagrama de Mörner (1980), y de acuerdo con Gallegos (1994), se tiene:

Eustáticos. Los que fijan la cantidad de agua (masa) en el océano.

1. Balance global deshielo-congelamiento de los casquetes polares y grandes glaciares.

2. Balance global deshielo-congelamiento de los glacia- res pequeños.

3. Balance global de precipitación-evaporación.

Estéricos. Los que se refieren a cambios en el volumen del océano por efecto de variaciones de temperatura y la salinidad.

1. Cambios termo-estéricos (temperatura).2. Cambios halo-estéricos (salinidad).

Geofísicos. Los que establecen los movimientos de la corte-za y la dinámica de la superficie continental.

1. Cambios en el geoide. Reajustes en la posición del centro de masa de la Tierra. Movimientos en el manto superior. Modificación de cuencas oceánicas.

2. Tectónica de placas a la escala continental. Movimiento relativo de las placas que constituyen la corteza terrestre.

3. Tectónica regional. Ajustes regionales de bloques y frag-mentos menores de la corteza terrestre.

4. Movimientos de los sedimentos.4.1 Naturales: erosión, sedimentación, compactación

de depósitos sedimentarios.4.2 Antropogénicos: construcción y operación de re-

presas, extracción de fluidos (agua, petróleo, gas, etc.).

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Fuente: elaboración propia con datos del Instituto de Geografia.

Figura 6. Frecuencia de ciclones y tormentas tropicales que tocaron costa o pasaron cerca a menos de 100 km.

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 81

- Termodinámicos los que controlan la dinámica del sistema océano-atmósfera.

1. Temperatura ambiental, presión atmosférica, sistemas de vientos corrientes, oleajes, mareas, ondas ciclónicas, frentes.

Consecuencias que se manifiestan con el ascenso del nivel medio del marLa estructura espacial de la zona costera de playas bajas are-nosas es la de mayor vulnerabilidad (Ortiz y Méndez, 1999, 2000 y 2004; Ortiz et al., 2013), ahí se reconfigura la línea de costa, al estar retrocediendo por el incremento del nivel del mar, y avanzando a la porción continental por medio de la conexión del sistema hidrográfico de flujo y reflujo de las mareas a lo largo y ancho del ambiente estuarino (desembo-caduras de ríos, esteros y las bocas junto con el embalse de lagunas costeras y el de las planicies de inundación).

Las manifestaciones de la transgresión del mar se tra-ducen primero en la destrucción de playas y del frente de la costa junto con lo que en ella exista, sean las edificaciones e infraestructura y la mortandad de la cobertura viva. El li-toral bajo de escaso declive se halla a merced de renovadas y amplias inundaciones que se irán acrecentando en exten-

sión sobre las planicies de inundación, aunado al incremen-to de la salinización de agua y de suelos, con la contamina- ción de acuíferos con agua de mar. Por lo tanto, desde el pun-to de vista espacial, tendrá lugar una migración del nivel del mar tierra adentro, a través del sistema hidrográfico intra- costero (lagunas, esteros, marismas, etc.) y arriba hacia el interior de la porción de la llanura fluvial se irá represando con un estrechamiento de su extensión de la inundación, al reconocer y quedar obstaculizado en las porciones de mayor altura topográfica de las planicies, como dunas, cordones arenosos, diques naturales de ríos abandonados, barras de meandros y terrazas; elementos de formas de acumulación sedimentaria que son rodeados y circundados a manera de fragmentos o islas de tierra emergida, hasta quedar conteni-da en los límites de tierras más altas.

Las repercusiones ecológicas están determinadas por la modificación del hábitat y las condiciones extremas para la adaptación, al existir factores limitantes para una biodiversidad y de ahí una disminución o cambio en la pro-ducción primaria y secundaria de los ecosistemas, desem-bocando en un abatimiento de los recursos naturales bási-cos (agua, suelo y vegetación), mientras ocurra un cambio del uso del suelo por uno de humedales y del remplazo de

Figura 7. Diagrama de Mörner.

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO| 82

éstos a través del anegamiento con influencia de condición más marina.

Conflictos futuros

Pérdida de la naturalidad del sistema costero El objetivo de este apartado es evaluar la pérdida de natu-ralidad de la zona costera por impacto de la transformación del espacio litoral debido al incremento y extensión de los asentamientos humanos instalados a lo largo de la barrera arenosa (playas e islas barrera) que interrumpen los pro-cesos funcionales que regulan el traslado de flujos de agua y sedimentos que garantiza la propia existencia de las pla-yas y la misma barrera arenosa. El cambio se debe a la obs-trucción física que representa el proceso de urbanización al interponerse a manera de una barrera física y sello que impermeabiliza el sustrato a los desplazamientos de flujo vertical y horizontal de energía y materia. Esto modifica la estructura espacial en la medida que se sustituye el uso del suelo por asentamientos humanos ligada a la infraes-tructura residencial y turística, lo que le resta funcionalidad al sistema costero debido a una reducción de la elasticidad para que operen los pulsos de eventos extraordinarios que requieren de espacios para disipar y amortiguar los efectos de su energía ante la subida del nivel del mar debido a la ma-rea de tormenta y al de la variabilidad ambiental del cambio climático global. El grado de antropización se midió en una escala de mayor a menor degradación del paisaje costero, lo que significa ir del paisaje más transformado por artificiali-dad al más natural (Figura 8).

Los resultados muestran que la mancha urbana sin es-pacios abiertos con la re-densificación de la infraestructura y el equipamiento residencial, portuario y turístico, están obstruyendo la funcionalidad de los ecosistemas, desta-cando principalmente los desarrollos de las poblaciones del Caribe Mexicano (Cancún; Félix, 2007) y la costa norte de Yucatán, que se extiende desde Puerto Progreso hacia ambos lados, así como también de modelos localizados de desarrollos inmobiliarios puntuales que tienen un efecto acumulativo de mayor extensión. Por otra parte, el ambien-te de campos de dunas y los humedales costeros se han per-turbado de manera severa.

Cambio ambiental y adaptación al cambio climáticoLa Convención Marco sobre el Cambio Climático en su ar- tículo 1 (Pacheco, 2014) define el cambio climático como

cambio del clima atribuido directa o indirectamente a acti-

vidades humanas que alteran la composición de la atmósfera

mundial, y que viene a añadirse a la variabilidad natural del

clima observada durante periodos de tiempo comparables.

En esta definición se manifiesta la diferencia entre el cambio climático atribuible a las actividades humanas y a la variabilidad del clima por causas naturales. Los efectos de impactos asociados a las actividades humanas –como el in-cremento de los gases invernadero– influyen directamente sobre el cambio climático que afecta la biodiversidad, pero son lentos y difíciles de medir; sin embargo, el daño es glo-bal e irreversible (Kappelle, 1999 en Pacheco, 2014). Los efectos se dan sobre la diversidad de ecosistemas, especies que cambian la viabilidad de las poblaciones, la distribución y riqueza, su estructura, composición y las funciones de los ecosistemas, lo que ocasiona la pérdida lenta de la biodiver-sidad (Berry et al., 2002; Laurance, 2004 en Coral Pacheco, 2014).

Las medidas de adaptación Las medidas de adaptación se conocen en la teoría, y en el mejor de los casos con la formulación y operación de los orde-namientos ecológico-territoriales para el manejo de las cuen-cas y zonas costeras, que podrían influir en tanto medidas de adaptación si se diera su aplicación. Aun así, el reto consiste en dar acomodo a una creciente población en los sitios privi-legiados de la zona costera, confluencia de recursos marino- terrestre y de comercio, con una amplia biodiversidad y producción de alimentos (Felson, 2015 com. pers.).

A lo anterior se agregan los cambios de las condiciones climáticas que incluyen cambio en la intensidad de las tor-mentas, en la elevación del nivel del mar y en los patrones de precipitaciones. Estas última son desiguales en intensidad e impacto toda vez que dependen de la situación geográfica, determinada a su vez por la distribución zonal y diversidad de paisajes y de la diversidad en el arreglo de patrones fisio-gráficos expresados en ambientes de transición (tierra/mar), de la zona intra-costera, establecidos en el ensamble espa-cial de pronunciados gradientes de una diversidad ambien-tal en estuarios, sistemas acuáticos de cuerpos de agua, en humedales y esteros con diferencias de humedad, tempera-tura, salinidad de agua y de suelos, con distinta magnitud de marea, acentuados cambios en la abundancia y distribu-ción de sedimentos, de productividad biológica; toda esta relación de variables se modifica individualmente en cada trecho litoral.

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 83

Figura 8. Criterios para calificar el grado de obstrucción por el proceso de rigidización e impermeabilización

del sustrato del espacio costero.

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO| 84

Conclusiones

Resultará necesario examinar y diferenciar en la diversidad de escenarios costeros las características análogas dispuestas a distintas escalas, dada la variabilidad de las dimensiones espaciales y los diversos ritmos temporales de las dinámi-cas analizadas. Las medidas de adaptación implementadas solo serían eficientes si se examinan y se hace un manejo de acuerdo con cada clase o tipo de estructura espacial de la zona costera. Se debe valorar su aprovechamiento y conservación, tomando en consideración su estatus o condición, es decir, de acuerdo con la transformación del paisaje debido a la forma en que se ha llevado a cabo la apropiación de recursos, de la carga biológica y del soporte social a la que ha estado sujeto el sistema, como la pérdida de naturalidad por transformación antropogénica.

No podríamos basarnos solo en la protección de las costas mediante estructuras de defensa, porque si desco-nocemos la parte ambiental se alterará la funcionalidad del paisaje que está hecho para captar, asimilar, transformar, almacenar y transferir energía, materia e información, y sin ese conocimiento no estaríamos en condiciones de rever-tir la destrucción y la transformación del sistema natural del litoral.

Agradecimientos

Mi gratitud y reconocimiento José Manuel Figueroa Mah Eng que de manera entusiasta y desinteresada participó en el diseño cartográfico para conformar este capítulo.

Referencias

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 85

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Glosario

Sistema de bahía. Entrante de mar tierra adentro con res-pecto a la traza generalizada de la línea de costa. Se caracteriza porque desde el punto de vista geomorfoló-gico y topográfico brinda resguardo y refugio a deter-minados flujos de viento y de oleaje.

Sistema de estero simple. Canal natural sujeto al flujo de la marea, confinada a un lecho lacustre antiguo o de un brazo fluvial que se conecta con el flujo del agua ma-rina y éste usualmente con un cuerpo de agua de una laguna o planicie de inundación (marisma).

Sistema estuarino. Presencia de la marea en las bocas de lagunas y en el curso bajo de los ríos, mezclando o desplazando dos capas de agua, inter-fase móvil (dul-ce y salada) con cambios de flujo bidireccional diarios y estaciónales. Se caracteriza por un intenso inter-cambio dinámico que tiene gradientes ambientales pronunciados

Sistema de playa abierta. Se identifica por la división ta-jante del medio marino y continental. No cuenta con ninguna protección natural, se encuentra a merced de los vientos, al arribo de oleaje, corrientes de transporte litoral con variaciones estacionales de la morfología de la playa.

Sistema lagunar. Corresponde al cuerpo de agua somero, conectado al mar separado de él generalmente por una barrera arenosa. La circulación en el embalse se asocia considerablemente con el régimen local de mareas, de los vientos y los escurrimientos.