caplan bryan - el mito del votante racional

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El MITO DEL VOTANTE RACIONAL POR QUÉ LAS DEMOCRACIAS PREFIEREN LAS MALAS POLÍTICAS BRYAN CAPLAN Lo más grave es que el grueso de los asuntos sustanciales que la economía ha de enseñar son cosas que cualquier persona sería capaz de entender por sí misma si tuviese voluntad de entender. Frank Knight, The  Role of Principles in Economics and Politics Me he preguntado a menudo por qué los economistas, rodeados como están de insensatez, adoptan con esa acilidad la opini! n de que las persona s act"an raciona lment e. #al vez porque se dedica n al estudio de un sistema eco n!mi co en el cual la disciplina que impone el me rca do garant iz a que, en un entorno empresarial, las decisiones se van a mantener en el rango de lo racional. $o es pro%a%le que el empleado de una empresa que compra algo por diez & lo vende por ocho va&a a poder seguir actuando así mucho tiempo. 'lguien que se comporte de ese modo en su entorno amiliar puede hacer desdichados a su mu(er e hi(os durante toda su vida. )n político que despilarre a lo grande los recursos de su país puede disrutar de una carrera de é*it os. +onald oase, Comment of Thomas W. Hazlett -Las supersticiones a temer ho& en día son mucho menos religiosas que políticas/ & de todas las ormas de idolatría que conozco, ninguna tan irracional e inno%le como esta ciega adoraci!n de los meros n"meros. 0illiam Leck&, Democracy and Liberty  1+2F'34  El mito del votante racional  ha tenid o mucho más é*ito del que &o preveí a, pero la verdadera sorpresa me la ha dado la sensatez de las críticas que ha reci%i do. 5a& que reconoc er que inten té que el li%ro oreci ese un atractivo general. 6esde el primer momento, mi o%(etivo ue ir más allá de los límites de disciplinas e ideologías/ dar con una zona de encuentro para gente con sentido com"n & poder construir so%re ella. 7in em%argo, era escéptico respecto de que la mano que esta%a tendiendo uese a ser estrechada. 6espués de todo, el li%ro no adopta una postura a contracorriente en una árida discusi!n académica/ cuestiona los dogmas de esa religi!n secular que es la democracia, e incita a los lectores a a%andonar el templo. 'parentemente, muchos otros eminentes pensadores esta%an &a poniendo en duda estos dogmas por lo  %a(ini. 'l%erga%a algunas esperanzas de que The Economist  conesase que tenía ciertas dudas so%re la racionalidad del votante, pero mi sorpresa ue ma&"scula cuando $icholas Kristo lo etiquet! como 8el me(or li%ro de política del presente año9 en The Ne !or" Times.-: La ma&or parte de las críticas se mostraron menos entusiastas, pero s!lo unas pocas de ellas reivindica%an el hecho de que los votantes uesen racionales o se alzaron en deensa de lo que denomino 8errores econ!micos populares9. 'unque diversos colegas de la universidad ;eorge Mason han criticado mi 8elitismo9, mi auténtico error ue su%estimar cuán (usta i%a a mostrarse la élite de la crítica. 'un así, casi todos los críticos mostraron reparos, alguno de los cuales resulta %astante consistente con mi tesis, o incluso se deduce de ella . The Economist  tenía raz!n en su humorada de que 8el li%ro -de aplan es una delicia, pero así nunca va a conseguir hacerse con un cargo electivo9. #am%ién esto& de acuerdo con su airmaci!n de que 8aplan es me(or diagnosticando que recetando9,-< pero &o pararasearía esa o%(eci!n. 2l tratamiento no merece censura s!lo porque el paciente rechace tomarse la medicina.  El mito del votante racional  inclu&e muchas reormas acti%les que, a causa de la irracionalidad del votante, es impro%a%le que lleguen a ponerse en práctica. 6e esto no se deduce que no ha&a nada que hacer/ este li%ro no es un alegato a avor del atalismo, pero lo

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El MITO DEL VOTANTE RACIONALPOR QUÉ LAS DEMOCRACIAS PREFIEREN LAS MALAS

POLÍTICAS

BRYAN CAPLAN

Lo más grave es que el grueso de los asuntos sustanciales que la economía ha de enseñar son cosas quecualquier persona sería capaz de entender por sí misma si tuviese voluntad de entender. Frank Knight, The

 Role of Principles in Economics and PoliticsMe he preguntado a menudo por qué los economistas, rodeados como están de insensatez, adoptan con esaacilidad la opini!n de que las personas act"an racionalmente. #al vez porque se dedican al estudio de unsistema econ!mico en el cual la disciplina que impone el mercado garantiza que, en un entornoempresarial, las decisiones se van a mantener en el rango de lo racional. $o es pro%a%le que el empleado deuna empresa que compra algo por diez & lo vende por ocho va&a a poder seguir actuando así muchotiempo. 'lguien que se comporte de ese modo en su entorno amiliar puede hacer desdichados a su mu(er ehi(os durante toda su vida. )n político que despilarre a lo grande los recursos de su país puede disrutar deuna carrera de é*itos. +onald oase, Comment of Thomas W. Hazlett 

-Las supersticiones a temer ho& en día son mucho menos religiosas que políticas/ & de todas las ormas deidolatría que conozco, ninguna tan irracional e inno%le como esta ciega adoraci!n de los meros n"meros.0illiam Leck&, Democracy and Liberty

 1+2F'34 El mito del votante racional  ha tenido mucho más é*ito del que &o preveía, pero la verdadera sorpresa mela ha dado la sensatez de las críticas que ha reci%ido. 5a& que reconocer que intenté que el li%ro orecieseun atractivo general. 6esde el primer momento, mi o%(etivo ue ir más allá de los límites de disciplinas eideologías/ dar con una zona de encuentro para gente con sentido com"n & poder construir so%re ella. 7inem%argo, era escéptico respecto de que la mano que esta%a tendiendo uese a ser estrechada. 6espués detodo, el li%ro no adopta una postura a contracorriente en una árida discusi!n académica/ cuestiona losdogmas de esa religi!n secular que es la democracia, e incita a los lectores a a%andonar el templo.'parentemente, muchos otros eminentes pensadores esta%an &a poniendo en duda estos dogmas por lo %a(ini. 'l%erga%a algunas esperanzas de que The Economist   conesase que tenía ciertas dudas so%re laracionalidad del votante, pero mi sorpresa ue ma&"scula cuando $icholas Kristo lo etiquet! como 8elme(or li%ro de política del presente año9 en The Ne !or" Times.-: La ma&or parte de las críticas semostraron menos entusiastas, pero s!lo unas pocas de ellas reivindica%an el hecho de que los votantesuesen racionales o se alzaron en deensa de lo que denomino 8errores econ!micos populares9. 'unquediversos colegas de la universidad ;eorge Mason han criticado mi 8elitismo9, mi auténtico error uesu%estimar cuán (usta i%a a mostrarse la élite de la crítica.

'un así, casi todos los críticos mostraron reparos, alguno de los cuales resulta %astante consistente con mitesis, o incluso se deduce de ella. The Economist  tenía raz!n en su humorada de que 8el li%ro -de aplanes una delicia, pero así nunca va a conseguir hacerse con un cargo electivo9. #am%ién esto& de acuerdo consu airmaci!n de que 8aplan es me(or diagnosticando que recetando9,-< pero &o pararasearía esao%(eci!n. 2l tratamiento no merece censura s!lo porque el paciente rechace tomarse la medicina.  El mito

del votante racional  inclu&e muchas reormas acti%les que, a causa de la irracionalidad del votante, esimpro%a%le que lleguen a ponerse en práctica.6e esto no se deduce que no ha&a nada que hacer/ este li%ro no es un alegato a avor del atalismo, pero lo

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 previsi%le es que el progreso va&a produciéndose lentamente, si es que llega a producirse. Los sistemasdemocráticos cuentan con ciertos márgenes de permisividad &, tal & como desarrolla el "ltimo capítulo, sise desea promover medidas más sensatas, se pueden aprovechar esos márgenes de manio%ra. 7é que &o lohago= es poco pro%a%le que los votantes de >irginia deseen verme escri%ir & sermonear contra los erroresmás comunes, pero por motivos que siguen siendo un misterio, me proveen del suiciente espacio de

manio%ra como para poder hacerlo.4tra crítica ha%itual airma que hago caso omiso del poder sim%!lico o legitimador de la democracia.omo escri%e Louis Menand en The Ne !or"er =-2l grupo que pierda en la contienda de%erá someterse al resultado, de%erá aceptar como legítimas lasaspiraciones de la ma&oría. 7!lo se puede contar con ello si previamente se le ha hecho sentir que tenía vozen el proceso, incluso si esa voz uese, en la práctica, algo sim%!lico. )na gran virtud de los sistemasdemocráticos es su esta%ilidad. La tolerancia hacia opiniones disparatadas es ?por ha%lar como uneconomista@ un pequeño precio a pagar por ella.-A2ste tipo de reproches pasan por alto un aspecto que se resalta en repetidas ocasiones a lo largo del li%ro= se pueden tener distintos grados de democracia. $o tenemos por qué elegir entre a%andonar la democracia otolerar cualesquiera medidas necias que aprue%e la ma&oría. 2l sistema de go%ierno estadounidense se hamostrado mu& esta%le a pesar de la e*istencia de requerimientos de ma&orías cualiicadas, del tri%unalsupremo, & de organismos independientes como la reserva ederal. La democracia podría tener un alcancemucho más limitado del que goza ho& en día sin temor a que se produzca descontento social.)nos pocos críticos contemplan todo el estudio como contradictorio. 1artiendo de la premisa de que elconsenso de los economistas es ia%le, Bc!mo se puede llegar a una conclusi!n que los economistasrechazan por consensoC hristopher 5a&es lo e*presa de orma elocuente=-2l li%ro se pisa su propia cola. aplan desea conceder una autoridad %asada en presunciones al punto devista de consenso de los economistas, pero ha& un consenso de los economistas que airma que los votantesson racionales, que es, precisamente, la opini!n de cu&o error el autor trata de convencernos.-D2sta censura sería irreuta%le si partiésemos de la premisa de que el consenso de los economistas esinali%le. 7in em%argo, lo que mi premisa realmente se limita a airmar es que los economistas, comocualquier otro tipo de e*pertos, merecen el %eneicio de la duda, & que la carga de la prue%a la tienenquienes ponen en duda el consenso de los e*pertos. omo la hip!tesis de racionalidad en el votante orma parte de ese consenso, al negar su validez, mi responsa%ilidad es reutarla. 1recisamente el motivo que hahecho necesario escri%ir este li%ro.La crítica más severa a mi tra%a(o ha sido tam%ién la más e*traña. >arios críticos Ecomo, por e(emplo,6aniel asse en The Wall #treet $o%rnal  E niegan que las ideas equivocadas populares tengan ningunainluencia en la política.-2n ninguna parte de  El mito del votante racional  demuestra el 7r. aplan que los pre(uicios de losvotantes tontos sean el detonante de las malas medidas políticas.1or e(emplo, el li%re comercio. 2l 7r. aplan señala que el apo&o que reci%e toc! ondo en :GG, cuandos!lo un :H I de los estadounidenses se maniesta%a a avor de la supresi!n de aranceles. $o o%stante, tresaños más tarde, +onald +eagan %as! su campaña en el li%re comercio, & pas! a irmar tratados de li%recomercio hist!ricos con anadá & sent! las %ases para el acuerdo con Mé*ico.asse conclu&e que 8el sesgo del votante ha provocado ciertos de%ates disparatados de ám%ito nacionaldurante los "ltimos años, pero ha orzado a adoptar mu& pocas medidas políticas disparatadas9.-J 2n la práctica, lo que está haciendo es deender la democracia airmando que se hace oídos sordos a la voz del pue%lo. El mito del votante racional  airma de orma e*plícita que los programas que adoptan las democracias sonme(ores de lo que ca%ría esperar siendo la opini!n p"%lica la que es. 1ero de aquí no se deduce que laopini!n p"%lica no tenga importancia. 1ara empezar, si el sesgo del electorado no produce ning"n eecto

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so%re la política, Bpor qué se adoptaron medidas proteccionistasC, Bpor qué persiste el proteccionismo trastres décadas de li%eralizaci!nC La e*plicaci!n más convincente es tam%ién la más sencilla= los políticosrespaldaron los planes iniciales para conseguir votos/ sus sucesores son reacios a li%eralizar porque temen perder votos.-1uede que asse tenga raz!n en que, en los "ltimos años, el sesgo del votante se ha traducido en pocas

medidas políticas desatinadas ?aunque la guerra de 3raq orece un s!lido contrae(emplo@. $o o%stante, estoresulta engañoso de dos ormas. 2n primer lugar, en estos "ltimos años se han implantado mu& pocasnuevas disposiciones econ!micas de ám%ito nacional del tipo que sea, porque el estancamiento econ!micoi(a el stat% &%o. 2n segundo lugar, & más importante a"n, asse se i(a en c!mo se ha cam%iado la políticaen lugar de en qué política tenemos. )na democracia no de%e ser tenida por %uena por el mero hecho deque se a%stenga de empeorar medidas &a deicientes o porque haga un esuerzo de mala gana por corregirerrores que datan de antiguo.6espués de toda esta co%ertura mediática tan avora%le, la gran cuesti!n que queda pendiente es si el li%ro producirá una evoluci!n en la investigaci!n académica. La inercia mental & la presi!n del conormismo sonmu& uertes puertas adentro de la torre de maril. 3ncluso los proesores universitarios que están de acuerdoen que el electorado es irracional pueden meterse en calle(ones intelectuales sin salida porque hacer esoresulta mucho más sencillo que volver a empezar.'un con todo, so& optimista. La economía conductual nunca ha tenido tanta uerza/ resulta casi imposi%lededicarse a la economía aplicada sin aprender algo de psicología e*perimental. La economía políticaconductual no de%ería quedarse a la zaga/ con un poco de suerte, el desacuerdo entre lo que loseconomistas piensan como investigadores & lo que piensan como proesores desem%ocará en una gravedisonancia cognitiva & en el progreso de la ciencia. 2n cuanto los economistas admitan que los votantesson como sus alumnos Es!lo que peoresE, estarán preparados para desenmarañar los misterios de la política & de los programas políticos.uando llegue el día, si es que llega, en que los economistas entren en raz!n, conío en que losinvestigadores sociales de otras disciplinas Eespecialmente de ciencia políticaE nos echen una mano. Losreproches a la 8arrogancia de los economistas9 a menudo están uera de lugar. 7in em%argo, teniendo encuenta el poco interés que la ma&oría de los economistas prestan a la ciencia política e*perimental, ha& quereconocer que ha& parte de verdad en la acusaci!n. 2l desinterés que muestran los economistas por laopini!n p"%lica es algo especialmente ma&"sculo. B!mo vamos a crear modelos que rele(en losconlictos entre el p"%lico & los grupos de presi!n, por poner un e(emplo, sin siquiera echarle un vistazo ala vasta literatura e*istente acerca de lo que piensan & quieren de verdad las personasC 1or ortuna, losinvestigadores en política no nos guardan rencor/ mi propia e*periencia es que se muestran agrada%lementesorprendidos cuando un economista se toma la molestia de plantearles cuestiones & escuchar susrespuestas.Mi otro conse(o para los colegas economistas es que escri%an más li%ros. )n artículo proporciona espacio para poner en cuesti!n s!lo uno o dos de los puntos de vista comunes, &, a menos que se dé por sentado loque todo el mundo sa%e, uno puede resultar conuso en el me(or de los casos, & chilado en el peor. 2n unli%ro ha& espacio para desarrollar a%iertamente una versi!n completa de la propia posici!n. 2s más, inclusoun li%ro que no sea un é*ito seguramente tendrá más lectores que cualquier artículo. Mi opini!n personal esque o(alá hu%iese comenzado a escri%ir li%ros antes, & pienso centrarme en la pu%licaci!n de li%ros duranteel resto de mi carrera.5a& que reconocer que puedo estar inluido por el e*celente tratamiento que me ha dispensado toda esagente tan estupenda que tra%a(a en 1rinceton )niversit& 1ress. 2l director, 1eter 6oughert&, nunca ces! dealentarme durante los años de redacci!n. Mi editor, #im 7ullivan, me dirigi! con mano e*perta en elitinerario que separa la presentaci!n del manuscrito de su distri%uci!n, & sus sa%ios conse(os esta%ansiempre a la distancia de un correo electr!nico. 2l corrector, +ichard 3somaki, me(or! nota%lemente mi

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li%ro de la orma más diícil= línea por línea. 2l diseñador de portada, Frank Mahood, hizo su tra%a(o tan %ien como para transormar un li%ro so%re la irracionalidad del votante en una tentaci!n irresisti%le decompra. 1or "ltimo, la enérgica pu%licista, essica 1ellien, ue capaz de vender a un desconocido proesor de economía a prácticamente todos los grandes medios de comunicaci!n del país. !mo lo consigui! esalgo que ignoro, pero no puedo estar más agradecido.

';+'623M32$#47'unque he sido agraciado con una prousi!n de colegas polemistas E%ien que estimulantesE, ha& dosentre ellos hacia los que siento una gratitud especial.2l primero es 6on Noudreau*, quien me apremi! a emprender una investigaci!n seria so%re la racionalidaddel votante al inalizar el seminario  P%blic Choice '%treach. 2n una especialidad como ésta, en la que elelogio %rilla por su ausencia, 6on se apresur! a decirme que le encanta%a mi planteamiento, & no ha de(adode repetírmelo desde entonces. 6e verdad me pregunto si hu%iese llegado en alg"n momento a escri%ir esteli%ro Eo cualquiera de los tra%a(os en los que se %asaE sin el apo&o de 6on.2l segundo es #&ler oOen, mi crítico más tenaz. 6esde mi incorporaci!n a la acultad en la universidad;eorge Mason, #&ler no ha cesado de leer mis tra%a(os de investigaci!n & de comentarme qué hago mal. $adie ha leído más %orradores de este li%ro ni ha planteado preguntas más peliagudas que #&ler. 7o&incapaz de recordar la "ltima vez que estuvimos de acuerdo en algo, pero sigo sintiendo que he aprendidode él la mitad de lo que sé.6e%o tam%ién eterna gratitud a la instituci!n del almuerzo. 5an sido necesarios años de de%ates con miscompañeros ha%ituales de mesa ?#&ler, +o%in 5anson & 'le* #a%arrok@ para ela%orar mis ideas en %rutohasta darles orma deinitiva. P ellos ueron s!lo la punta del ice%erg/ comensales por docenas hanescuchado mis ideas & me han orecido sus opiniones, entre los que se cuentan 7cott Neaulier, 6avidNernstein, #im Nesle&, 1ete Noettke, 6on Noudreau*, . . Nrad%ur&, ;eo Nrennan, orina aplan,+oger ongleton, Mark rain, 2ric rampton, ;ordon 6ahl, >eronique de +ug&, Nill 6ickens, Qac;ochenour, +odolo ;onzalez, 6onald ;reen, Friedrich 5einemann, No% 5iggs, +and& 5olcom%e, 6an5ouser, e 5ummel, Larr& 3annaccone, 7cott Keeter, 6an Klein, 'rnold Kling, Ken Koord, ;eorgeKrause, #imur Kuran, 6avid Lev&, aco% Lev&, Loren Lomask&, ohn Lott, 6aniel Lurker, ohn Matsusaka,Kevin Mca%e, Mitch Mitchell, $athaniel 1a*son, Nen 1oOell, 3lia +ainer, arlos +amirez, oe +eid, Fa%+o(as, +uss +o%erts, harles +oOle&, 1aul +u%in, oe 7alerno, im 7chneider, 'ndreO 7ellgren, #homas7tratmann, 2d 7tringham, #om #erNush, ;ordon #ullock, 6ick 0agner, 0alter 0illiams & 6onald0ittman.P, por mu& entretenidos que ueran los almuerzos, quiero dedicar un agradecimiento especial a todos losque le&eron %orradores del manuscrito & me orecieron sus comentarios detallados= 7cott Neaulier, 1eteNoettke, 2ric rampton, #&ler oOen, 'ndreO ;elman, 6avid ;ordon, +o%in 5anson, Michael 5uemer,6an Klein, 'rnold Kling, ;eore& Lea, 6avid Levenstaum, 7teve Miller, $athaniel 1a*son, +uss +o%erts,Fa% +o(as, +uss 7o%el, 3l&a 7omin, 2d 7tringham, Koleman 7trump, #im 7ullivan, 6an 7utter, 'le*#a%arrok, ;ordon #ullock, 6onald 0ittman & los evaluadores en 1rinceton )niversit& 1ress. #am%iéndeseo e*presar mi reconocimiento a la Kaiser Famil& Foundation por poner a mi disposici!n sin reservaslos datos de la 2ncuesta a 2*pertos & 1roanos acerca de la 2conomía/ a 7cott Neaulier, 7teve Miller, 2ricrampton, Kail 1adgitt & ;eo Lea por su e*celente a&uda durante la investigaci!n/ a mis alumnos deMicroeconomía & 5acienda 1"%lica, & a los lectores de mi %log, por todos estos años de ormida%lescomentarios, & al Mercatus enter por su generoso apo&o. 1or "ltimo, so& mu& aortunado por estar casadocon una mu(er que posee un título en economía & la dosis cotidiana de paciencia necesaria para prestar oídos a mi "ltima teoría.>a&an tam%ién aquí mis disculpas para todos los que he olvidado citar. B>ale que os lo compenso en el pr!*imo almuerzoC3$#+46)3R$

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L' 1'+'64' 62 L' 62M4+'3'2n una ocasi!n, uno de sus seguidores le grit!= 8S;o%ernador 7tevenson, todas las personas razona%lesestamos con ustedT9. 'dlai 7tevenson replic!= 8$o es suiciente. $ecesito tener ma&oría9. 7cott 7imon, (%sic C%es. )dlai #tevenson-G2n las dictaduras, la política de los go%iernos tiende a ser atroz, pero raras veces resulta desconcertante. La

construcci!n del Muro de Nerlín suscit! un clamor mundial, pero pocos se preguntaron en qué estarían pensando los dirigentes de 'lemania 4riental. 2ra evidente= querían seguir go%ernando so%re unos s"%ditosque escapa%an en masa de un modo mu& poco considerado. 2s verdad que el Muro de Nerlín presenta%aciertas desventa(as para la camarilla en el poder= per(udica%a el turismo, lo cual complica%a el asunto dehacerse con divisas en monedas uertes para poder importar artículos de lu(o occidentales/ pero encon(unto, el Muro servía para proteger los intereses de la élite de miem%ros del 1artido. $o es de e*trañar que la democracia sea una panacea política tan popular. La historia de las dictaduras provoca la impresi!n de que las malas políticas se producen porque los intereses de go%ernantes &go%ernados divergen.-H )na soluci!n sencilla consistiría en identiicar totalmente a go%ernantes &go%ernados otorgando 8todo el poder para el pue%lo9. BUue en ese caso el pue%lo decide delegar lasdecisiones en políticos a tiempo completoC, pues vale, B& quéC Uuienes pagan la iesta ?o votan para pagarla@ eligen la orquesta.7in em%argo, a menudo sucede que este relato tan optimista no concuerda con la realidad. Las democraciasrecuentemente adoptan & sostienen políticas que per(udican a la ma&oría. )n e(emplo clásico es el proteccionismo. 'unque economistas de todas las posiciones del espectro político lo han señalado comoalgo disparatado durante siglos, casi todas las democracias contin"an restringiendo las importaciones.3ncluso cuando los países negocian tratados de li%re comercio, la idea su%&acente no es tanto 8el comercioes %eneicioso para am%os9 como 8os haremos el avor de importar vuestros productos si vosotros noshacéis el de comprar los nuestros9. 7i %ien se trata de algo menos atroz que lo del Muro de Nerlín, resultaen cam%io mucho más desconcertante. 2n teoría la democracia act"a como un %asti!n contra políticassocialmente perniciosas, pero en la práctica las acoge & les da reugio.-B!mo e*plicar esta parado(a de la democraciaC )na respuesta que puede aventurarse es que losrepresentantes del pue%lo han conseguido dar la vuelta a la tortilla. 1uede que unas elecciones no sean unactor tan disuasorio rente a malas conductas como a primera vista pueda parecer, de modo que resultemás importante avorecer a grupos de interés especíicos que a la sociedad en general. )na segundarespuesta, complementaria de la primera, argumentaría que los electores son proundamente ignorantesacerca de cuestiones políticas. 6esconocen quiénes son sus representantes & a"n más a qué se dedican. 2stoincita a los políticos a centrarse en sus propios intereses personales & a venderse a quienquiera que va&a ainanciarlos.-:V)na e*plicaci!n diametralmente opuesta de la parado(a de la democracia pasaría por negar el hecho de queha%itualmente produzca políticas insensatas. 7e podría insistir en que la sociedad tiene la raz!n & que son8los e*pertos9 quienes se equivocan, & pasar a (ustiicar a%iertamente las virtudes del proteccionismo, elcontrol de precios, etc. 7ería un enoque directo & ranco, pero temerario= sería similar a llamar al estrado atu deendido & e*ponerlo a un e*haustivo interrogatorio. )na posici!n algo menos directa pero más segura,análoga a evitar que tu cliente testiique, consistiría en indicar errores en ese supuestamente deectuosouncionamiento de la democracia. $o tendrá que pro%ar la inocencia de su cliente si la acusaci!n carece deun relato coherente que descri%a c!mo ue cometido el crimen. 6el mismo modo, no tendrá que pro%ar queuna política es %uena si no ha& una descripci!n acertada de c!mo podría uncionar mal.Los partidarios más espa%ilados de la democracia suelen utilizar esta ruta por ser más segura.-::2specialmente durante los "ltimos años, su estrategia ha demostrado tener é*ito pese a la intuitiva atracci!nque despiertan las historias acerca de políticos a resguardo de los vaivenes electorales & de votantesdesinormados. 1or motivos en los que ahondaremos en %reve, cuando estas historias son analizadas

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críticamente, sus argumentos pierden solidez e incluso se vienen a%a(o. 7in una descripci!n creí%le de lamanera en que la democracia derauda las e*pectativas, la con(etura de que eectivamente es así tiene lashoras contadas.2ste li%ro postula una versi!n alternativa acerca de c!mo se malogra la democracia. 2l argumento principalsostiene que los electores son algo peor que ignorantes= son, en una pala%ra, irracionales, & votan en

consecuencia. Los economistas & los psic!logos cognitivos suelen asumir que todo el mundo 8procesainormaci!n9 en la má*ima medida que su capacidad le permite.-:< 7in em%argo, el sentido com"n nosdice que sentimientos e ideologías W& no "nicamente los hechos desnudos o su ela%oraci!nW inluencianconsidera%lemente nuestro (uicio racional. La mentalidad proteccionista es mu& diícil de desarraigar  porque nos hace sentir %ien. uando se vota %a(o la inluencia de convicciones err!neas que hacen sentirse %ien, la democracia produce sistemáticamente políticas perniciosas. omo indica la má*ima relativa almundo de la programaci!n= si metes %asura, o%tienes %asura. $o es que la irracionalidad generalizada sea un ataque dirigido e*clusivamente contra la democracia, sinoque aecta a todas las instituciones humanas. 2ste li%ro asume la premisa clave de que la irracionalidad, aligual que la ignorancia, es selectiva. 1or lo general desatendemos toda inormaci!n no deseada que atañe amaterias que nos son indierentes. 'simismo, airmo que desactivamos nuestras dotes racionales cuandotratamos cuestiones cu&a veracidad nos es indierente.-:A Los economistas llevan mucho tiempoargumentando que la ignorancia del votante es una respuesta con la que ha& que contar si se tiene en cuentael hecho de que un "nico voto carece de importancia. B1ara qué inormarnos so%re cuestiones & pro%lemassi no está en nuestra mano modiicar el resultadoC Po generalizaré está idea intuitiva= Bpara qué molestarteen controlar tus impulsos rele(os emocionales e ideol!gicos si no está en tu mano modiicar el resultadoC2ste li%ro resulta de una com%inaci!n de tres ideas. La primera= las dudas acerca de la racionalidad delvotante están ratiicadas empíricamente. La segunda= la irracionalidad del votante es e*actamente lo quenos permite deducir la teoría econ!mica una vez asumimos una serie de supuestos relativos a la motivaci!nen las personas que sean consistentes con la propia psique humana. La tercera= la irracionalidad del votantees undamental si se desea di%u(ar un cuadro realista de la democracia.7eg"n la ingenua opini!n %asada en el interés p"%lico, la democracia unciona porque hace aquello que losvotantes desean. 7eg"n la ma&oría de escépticos, la democracia alla porque de(a de hacer aquello que losvotantes desean. 7eg"n mi propia opini!n, la democracia alla precisamente porque hace aquello que losvotantes desean. 2mpleando (erga de los economistas diría que la democracia acarrea una 8e*ternalidad9.)n votante insensato no se per(udica "nicamente a sí mismo= tam%ién a todos aquellos que, de resultas desu irracionalidad, incrementan sus pro%a%ilidades de tener que vivir su(etos a políticas desacertadas. omola ma&or parte del coste de la insensatez del votante es 8e*terna9, &a que la pagan otras personas, Bpor quéno darse el gustazoC on un n"mero suiciente de votantes que piensen de este modo, las políticassocialmente dañinas triunarán por reivindicaci!n popular.'l catalogar los allos de la democracia no hemos de perder la perspectiva. ientos de millones de personas %a(o go%iernos democráticos disrutan de unos niveles de vida asom%rosamente %uenos en términoshist!ricos. Los deectos de las peores democracias palidecen al compararlos con los de regímenestotalitarios. 'l menos las democracias no asesinan a millones de sus propios ciudadanos.-:D 1ero ahoraque la democracia es la orma de go%ierno ha%itual, no parece mu& razona%le reugiarse en t!picos del tipode 82s me(or que el comunismo9 o 87upera con creces la orma de vida durante la 2dad Media9. #alescomparaciones colocan el list!n e*cesivamente %a(o. 2s más "til averiguar c!mo & por qué decepciona.-:J1ara muchas personas, el tema queda zan(ado mediante uno de los más amosos aorismos de 0instonhurchill= 8La democracia es la peor orma de go%ierno, e*ceptuando todas las demás ormas que se han pro%ado de tanto en tanto9.-: 1ero esta sentencia pasa por alto el hecho de que los go%iernos sedierencian unos de otros no s!lo en su orma, sino tam%ién en el alcance de sus políticas. 2n democracia,la principal alternativa al go%ierno de la ma&oría no es la dictadura, sino el mercado.

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1artidarios incondicionales de la democracia han reconocido este hecho repetidamente.-:G uando selamentan por el 8de%ilitamiento de la democracia9, su principal prue%a se resume en que el go%ierno e(erce poco control so%re el mercado, el cual incluso usurpa sus unciones tradicionales. ' menudo conclu&en conuna 8llamada de alerta9 dirigida a los votantes para que se sacudan de encima la apatía & hagan escuchar sus voces. La idea herética que rara vez ve la luz es que un de%ilitamiento de la democracia en avor del

mercado podría ser una %uena cosa. 3ndependientemente de las ideas que uno tenga acerca de lo %ien o malque el mercado unciona en términos a%solutos, cuando la democracia comienza a tener mal aspecto, losmercados lucen mucho me(or en comparaci!n.Los economistas gozan de la reputaci!n inmerecida de a%rigar una 8e religiosa9 en el mercado. $adie hahecho más que los economistas por analizar las innumera%les maneras en las que el mercado puedeuncionar mal. 7in em%argo, tras tantas investigaciones, los economistas suelen llegar a la conclusi!n deque el hom%re de la calle & el intelectual carente de estudios econ!micos su%estiman lo %ien que elmercado unciona.-:H Po mantengo que algo mu& distinto le ocurre a la democracia= se encuentraampliamente so%revalorada. $o solamente por la sociedad en general, sino tam%ién por la ma&or parte delos economistas. 'sí pues, mientras la sociedad minusvalora la eectividad del mercado, hasta loseconomistas su%estiman las virtudes que éste posee, relativas a sus alternativas o%tenidas mediante políticas democráticas.'1X#)L4 : MY7 'LLY 62L M3L';+4 62 L' ';+2;'3R$6esconío de cualquier creencia del hom%re de la calle. 5. L. Mencken,  ) #econd (enc"en

Chrestomathy-:on todo lo que los votantes desconocen se podría llenar una %i%lioteca universitaria. ' lo largo de las

"ltimas décadas, economistas dedicados al estudio de la política han reavivado los vie(os escr"pulos acercade la competencia del pue%lo para go%ernar al señalar que, desde un punto de vista egoísta, los votantes nose equivocan cuando deciden permanecer en la ignorancia. 2l suceso de que un voto concreto llegue aaectar al resultado general de unas elecciones es de una pro%a%ilidad tan reducida que un egoísta prácticono presta ninguna atenci!n a la política. 2lige ser, en terminología econ!mica, un ignorante racional.-<V1ara todos aquellos que adoran a la diosa democracia, este argumento econ!mico echa sal en la herida. Paes %astante malo que ocurra que los votantes posean tan pocos conocimientos/ aunque podría ser algotolera%le si se tratase de un estadio pasa(ero. ' menudo los e*pertos culpan de la apatía ciudadana a lamarcada insipidez de los candidatos electorales/ quienes rele*ionan más proundamente & se percatan deque esa apatía persiste año tras año, achacan la ignorancia de los votantes a la alta de democracia propiamente dicha. +o%ert Kuttner desarrolla claramente esta versi!n del asunto=La esencia de la democracia política, el derecho a voto, se ha visto erosionada conorme el suragio & la política cara a cara ceden terreno ante la plutocracia que domina la inanciaci!n de las campañas. - 5a&una cone*i!n directa entre el dominio que e(erce en la política el dinero de los grupos con intereses particulares, la pu%licidad agresiva pagada & las estrategias %asadas en sondeos a grupos o%(etivo, por unlado, & el a%andono por parte de los ciudadanos por el otro. - La gente llega a la conclusi!n de que la política es algo que les e*clu&e.-<:P, sin em%argo, el eslogan 8Los pro%lemas de la democracia se arreglan con más democracia9 suena vacíotras asimilar el concepto de ignorancia racional. La ignorancia del votante es producto del egoísmo humanonatural, no una a%erraci!n cultural transitoria. $o está nada claro c!mo las iniciativas de cam%io, o lasenmiendas a la inanciaci!n de las campañas, o los métodos populares para 8reormar la democracia9 pueden reorzar los incentivos del votante para inormarse.onorme la percepci!n del concepto de ignorancia racional se ue e*tendiendo, pas! a ser una líneadivisoria en el campo de las iencias 7ociales. Los economistas, (unto con los analistas políticos & los proesores de derecho con un método de razonamiento más econ!mico se sit"an a un lado=-<< consideran

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la ignorancia del votante un pro%lema serio, lo cual les lleva a acoger con escepticismo las intervencionesdel go%ierno destinadas a me(orar los resultados producidos por el mercado. La intervenci!n %eneiciosadel go%ierno es en teoría posi%le, pero, Bc!mo se supone que unos votantes completamente desinormadosva&an a elegir al candidato que la ponga en prácticaC La consecuencia que ca%e deducir de esta situaci!nes= 8Los votantes no sa%en lo que hacen, así que dé(enlo en manos del mercado9. Los pensadores al otro

lado de la línea divisoria minimizan las dudas so%re la intervenci!n del go%ierno. )na vez descontado eleecto de la ignorancia de los votantes, s!lo ha& un paso desde 8medidas políticas en teoría %eneiciosas9 a8las medidas que en la práctica adoptan las democracias9. on el tiempo, el concepto de ignorancia racional dio lugar a un programa de investigaci!n integraldenominado 82lecci!n 1"%lica9 o 82conomía 1olítica9 o 8teoría de la 2lecci!n +acional9.-<A 6urante losaños sesenta, criticar la democracia ra&a%a en lo herético. 1ero el planteamiento ue lo suicientementero%usto como para arraigar. Los críticos de las políticas gu%ernamentales insensatas se multiplicarondurante la década de los setenta, allanando el camino para la desregulaci!n & la privatizaci!n.-<D $o o%stante, en el momento en que estas ideas comenza%an a cam%iar el mundo, surgieron serios desaíos asus undamentos intelectuales. La crítica más temprana provino de intelectuales que maniesta%an pocacomprensi!nW& a"n menos simpatíaW hacia el razonamiento econ!mico. Las nuevas dudas se ormularonen claros términos de l!gica econ!mica.El Milagro de la Agregaci!1iense en lo que sucedería si pidiera a cien personas que participasen en una carrera de cien metros &después calculara la media de todas las marcas. 2l promedio no será me(or que las marcas alcanzadas porlos corredores más veloces. 7erá peor. - 1ero pregunte alguna cuesti!n o plantee un pro%lema a cien personas & la respuesta media será, con recuencia, al menos igual de %uena que la respuesta dada por lamás inteligente. 2n la ma&oría de asuntos, la media se sit"a en lo mediocre. uando se trata de toma dedecisiones, a menudo, en la e*celencia. 1odría decirse que parecemos ha%er sido programados para serinteligentes colectivamente. ames 7uroOiecki, The Wisdom of Crods-<J7i una persona no tiene ni idea de c!mo llegar a su destino, diícilmente se puede contar con que loalcance/ puede que tenga suerte, pero el sentido com"n admite que ha& una mu& estrecha cone*i!n entre elhecho de sa%er lo que estás haciendo & el de hacerlo satisactoriamente. La omnipresente ignorancia delelector parece dar a entender, pues, que la democracia va a uncionar de modo deiciente. Uuien está en"ltima instancia a los mandosWlos votantesW se dedican a la cirugía cere%ral sin ha%er apro%ado'natomía 2lemental. 5a& muchos intentos soisticados de invalidar esta analogía, pero el de ma&or calado es el que sostieneque la democracia unciona correctamente %a(o casi cualquier magnitud de ignorancia en el electorado.7upongamos que los votantes no cometen errores sistemáticos= aunque se equivoquen constantemente, sonerrores aleatorios. 7i los electores se ven enrentados de %uenas a primeras a tener que escoger entre Z e Pcareciendo de inormaci!n so%re ellos, tan pro%a%le será que eli(an a uno como al otro.-<BUué ocurreC on un :VV I de ignorancia electoral, el asunto se presenta desalentador. )no de loscandidatos podría ser )na%om%er con sus planes para aca%ar con la civilizaci!n. 7i el electorado escoge alazar, )na%om%er gana la mitad de las veces. ierto es que asumir una cantidad de inormaci!n igual a cero por parte del votante es demasiado pesimista= los votantes inormados son poco comunes, pero e*isten,aunque esto resulte un po%re consuelo. >eamos pues, el :VV I de ignorancia nos conduce al desastre,Bacaso el I representa una me(ora sustancialCLa inesperada respuesta es que sí. Los eectos negativos de la incultura del electorado no son lineales. Lademocracia con un I de ignorantes se parece mucho más a la democracia que la democracia conignorancia a%soluta.-<G B1or quéC 3maginemos primero un cuerpo electoral compuesto por un :VV I degente inormada. BUuién ganará unas eleccionesC 2s trivial, quienquiera que cuente con el apo&o de unama&oría de esos inormados votantes. 1asemos ahora al caso en el que "nicamente un : I de los electores

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se han documentado. 2l restante I son tan necios que votan al azar. 3nterrogue a uno cualquiera queesté esperando su turno de voto & casi con total seguridad llegará alarmado a la conclusi!n de que no tieneni la menor idea de lo que está haciendo. 7in em%argo, las le&es %ásicas de estadística nos dicen que, si elcuerpo electoral es suicientemente numeroso, cada candidato reci%irá alrededor de la mitad de los votosaleatorios. 'm%os candidatos pueden contar con apro*imadamente un D,J I de los suragios. 1ero eso no

 %asta para ganar. 1ara ello han de concentrar las energías en la persona inormada de cada cien. BUuién selleva el gato al aguaC 6e nuevo, quienquiera que cuente con el apo&o de una ma&oría de votantesinormados. La lecci!n a e*traer, como ponen de relieve 1age & 7hapiro, es que concentrar el estudio en elvotante medio puede inducir a error='unque las respuestas que los individuos %rinden a las encuestas de opini!n sean en parte aleatorias, plagadas de errores de medida e inconstantes, al ser agregadas para ormar una respuesta colectiva ?pore(emplo, el porcenta(e de personas que se muestra a avor de una determinada iniciativa política@, talrespuesta colectiva puede llegar a ser mu& signiicativa & esta%le.-<H7upongamos que un político acepta un importante so%orno de las 8grandes irmas ta%aqueras9 para sacarlela lengua a una demanda unánime de más regulaci!n. Las medidas prota%aqueras no van a per(udicar el prestigio del candidato entre los desinormados, ellos apenas si conocen su nom%re, & mucho menos cuálue el sentido de su voto. 1ero su cuota de voto entre las personas inormadas caerá en picado. Las cosas secomplican cuando la cantidad de asuntos crece, pero la clave del é*ito sigue siendo la misma= persuadir auna ma&oría del con(unto de votantes %ien inormados de que te apo&e.2ste resultado ha sido llamado acertadamente el 8Milagro de la 'gregaci!n9.-< 1uede recordar a una!rmula de alquimista= 8mézclense noventa & nueve partes de necedad con una de sa%iduría para o%tener uncompuesto tan provechoso como la más pura sa%iduría9. )n cuerpo electoral prácticamente ignorante llegaa tomar la misma decisi!n que otro plenamente inormado. S1lomo transmutado en oro, en verdadT+esulta tentador denominar a esto 8hechicería política9 o, como escri%i! 5. L. Mencken 8La democraciaes la patética creencia en la sa%iduría colectiva a partir de la ignorancia individual9.-AV 1ero no tiene nadade patético ni de mágico. ames 7uroOiecki ha documentado muchos casos en los que el Milagro de la'gregaci!n, o algo similar, unciona seg"n lo previsto.-A: 2n un concurso en el que ha%ía que adivinar el peso de un %ue&, la media de GHG estimaciones solamente se desvi! medio kilo del valor real. 2n *+%i,n

&%iere ser millonario-, la respuesta más popular entre la audiencia del estudio result! ser correcta un : Ide las veces. Los mercados inancieros, que agrupan las con(eturas de un gran n"mero de personas, amenudo pronostican acontecimientos me(or que los e*pertos más destacados. Los sistemas de apuestase(ercen como indicadores e*celentes de los resultados de cualquier cosa, desde eventos deportivos hastaelecciones.-A< 2n todos estos casos, como e*plican 1age & 7hapiro, la l!gica en acci!n es la misma=7e trata solamente de un e(emplo de la Le& de los ;randes $"meros. 2n las condiciones apropiadas, loserrores de medida individuales son aleatorios e independientes, & tienden a cancelarse unos a otros. Loserrores en un sentido tienden a contrarrestar los errores en sentido contrario.-AA uando los deensores de la democracia se encuentran por vez primera con la ignorancia racional, engeneral conceden que una ignorancia aguda en los votantes va a poner tra%as al go%ierno del pue%lo. 7usrespuestas instintivas consisten en ?a@ negar una ignorancia preocupante en el electorado, o ?%@ interpretardicha ignorancia como una condici!n precaria & temporal. 6ecir que tales respuestas presentan8vulnera%ilidades empíricas9 sería demasiado caritativo. 6écadas de investigaciones han mostrado queson, simple & llanamente, err!neas.-AD 'lrededor de la mitad de los americanos ignoran que cada estadotiene dos senadores, & las tres cuartas partes no sa%en la duraci!n de su mandato. 7!lo un GV I sa%e decirqué partido tiene el control de la ámara de +epresentantes, & un V I cuál el del 7enado.-AJ Más de lamitad desconoce el nom%re del diputado por su distrito, & el DV I no es capaz de decir el nom%re deninguno de sus senadores. 1orcenta(es algo ineriores de encuestados conocen la iliaci!n política de susrepresentantes.-A 2s más, este grado de conocimiento tan %a(o ha permanecido esta%le desde que

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empezaron a realizarse sondeos, & las comparaciones internacionales revelan que el conocimiento de la política de los estadounidenses está s!lo moderadamente por de%a(o de la media.-AG1odría insistirse en que ninguno de estos datos es relevante/ tal vez los votantes posean una intuici!nintegral que desaíe todo intento de ser medida. 1ero deender así la democracia sería tomar una víadesesperada. 2l Milagro de la 'gregaci!n orece unos cimientos más irmes. $os permite creer a la vez en

la evidencia empírica & en la democracia.Los argumentos iniciales %asados en la ignorancia racional se diundieron & terminaron por convertirse ensa%iduría popular. 2l Milagro de la 'gregaci!n se encuentra inmerso en un proceso de divulgaci!n similar/algunos no han oído ha%lar de él todavía, los estudiosos más retr!grados conían en que %asta con pasar poralto la o%(eci!n para que desaparezca. 1ero la l!gica que ha& detrás de ella es demasiado convincente. 'menos que alguien revele un error en el milagro, la alla a%ierta en el terreno de las ciencias sociales secerrará. Los economistas & los proesores de derecho & polit!logos que razonan en términos másecon!micos reconsiderarán sus dudas acerca de la democracia & regresarán a la presunci!n anterior a laidea de ignorancia racional de que si las democracias hacen Z, Z es %ueno.La realidad del error "i"#e$%#ico2l suragio universal, que ho& en día descarta el li%re comercio en los 2stados )nidos, ha%ría prohi%idocon toda seguridad el nuevo modelo de hiladora multi%o%ina & el telar automático.W0illiam Leek&, Liberty and Democracy-AH

 

2l Milagro de la 'gregaci!n demuestra que la democracia puede uncionar incluso con un electorado deignorancia mor%osa. La democracia otorga la misma voz a los (uiciosos & a quienes no lo son tanto, peros!lo los primeros deciden las políticas a seguir. ontinuar pormenorizando la carencia de conocimientosdel electorado con un estudio tras otro no viene al caso.1ero ha& otro tipo de evidencia e*perimental que sí puede desacreditar el Milagro de la 'gregaci!n. [stesolamente se produce si los votantes no cometen errores sistemáticos. 2sto nos indica que, en lugar deela%orar un rerito con el asunto del error de los votantes, de%eríamos concentrar nuestro uego de artilleríaen la crucial & relativamente ine*plorada cuesti!n=-A Bson sistemáticos dichos erroresC2*isten %uenas razones para sospechar tal cosa. 7í, es verdad que, como señala 7uroOiecki, clavamos laestimaci!n media del peso de un %ue&, pero la psicología cognitiva tiene catalogada una larga lista de otrascuestiones acerca de las cuales nuestra apreciaci!n media es sistemáticamente err!nea.-DV 2se corpus deinvestigaci!n de%ería hacer que nos planteáramos siquiera la posi%ilidad de e*istencia de error sistemáticoen el votante.1or sí sola, sin em%argo, la literatura psicol!gica no nos permite avanzar mucho. La cone*i!n entre lacognici!n genérica & las decisiones políticas especíicas es demasiado vaga. 2l p"%lico podría con(ugar un po%re criterio en lo general con otro mu& s!lido en las tareas concretas.-D: Los votantes podrían ser malostécnicos en estadística pero inísimos evaluadores de cuáles son las actuaciones políticas sensatas. 'sí quetenemos que reinar nuestra pregunta= Bson sistemáticos los errores de los votantes cuando nos reerimosespecíicamente a cuestiones de clara relevancia políticaC

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Fig&ra '(' Modelo del votante mediano= error aleatorio

Mi respuesta es un enático sí. 2ste li%ro presenta una s!lida evidencia e*perimental en apo&o de la idea deque al menos las convicciones relativas a asuntos econ!micos se encuentran plagadas de erroressistemáticos severos.-D< P a%rigo la irme sospecha de que tal certeza es válida asimismo paraconvicciones reerentes a muchos otros campos. 1ero, en lo que respecta a la economía, no me ca%e lamenor duda. La sociedad no comprende la idea de la 8mano invisi%le9 del mercado & su capacidad dearmonizar el aán de lucro privado con el interés general. Llamaré a tal cosa el 8sesgo antimercado9. Lasociedad minusvalora el provecho generado al esta%lecer relaciones con e*tran(eros. 6enominaré a tal

actitud el 8sesgo antie*tran(ero9. La sociedad no equipara la prosperidad con la producci!n de %ienes sinocon el grado de ocupaci!n. Lo llamaré el 8sesgo de la creaci!n de empleo9. 1or "ltimo, la sociedad tiendee*cesivamente a pensar que las condiciones econ!micas son siempre malas & que están empeorando.6esignaré este hecho como el 8sesgo pesimista9.La política econ!mica es la actividad primordial del estado moderno, lo cual convierte las conviccionesecon!micas del electorado en unas de las más Wsi no las másW relevantes políticamente ha%lando. 7i losvotantes undamentan sus preerencias políticas en modelos econ!micos proundamente errados, elgo%ierno, con toda seguridad, desempeñará sus tareas econ!micas %ásicas de modo deiciente. 1aracompro%arlo, supongamos que ha& dos candidatos enrentados por el grado de proteccionismo que cadauno apo&a. 2l carácter aleatorio del error de los votantes acerca de los eectos del proteccionismo setraducirá en que algunos de ellos, preiriendo el li%re comercio, terminarán votando a avor de medidas

 proteccionistas. 1ero será tam%ién igual de com"n que votantes que las deienden voten por el comercioli%re.-DA 'un así, el Milagro de la 'gregaci!n mantiene que, a pesar de la ignorancia, el programavencedor será socialmente !ptimo.

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Fig&ra '() Modelo del votante mediano= error sistemático#al conclusi!n distará mucho de complacer a cualquiera que ha&a enseñado economía internacional. #raslargas horas de instrucci!n académica dedicadas a ilustrar a los estudiantes en el 1rincipio de la >enta(aomparativa, & una vez superado el e*amen inal, la tasa de reincidencia es alarmante. 'doptemos pues lahip!tesis más realista de que los votantes so%revaloran sistemáticamente los %eneicios del proteccionismo.BUué ocurriráC Uue muchas personas que preieran el li%re mercado votarán proteccionista, pero s!lo unos pocos proteccionistas apo&arán al li%re mercado. La %alanza política se inclina al perderse el equili%rio/ laopci!n triunante es demasiado proteccionista, así que el votante mediano resultaría %eneiciado de ha%er

reci%ido menos proteccionismo del que él mismo pidi!.2s razona%le suponer que sesgos similares su%&agan en una política tras otra.-DD )n e(emplo= la le& de laoerta & la demanda airma que precios mínimos producen e*cedentes invendi%les, lo cual no ha impedidoa la ma&or parte de 2uropa regular los mercados la%orales hasta producir unos niveles de paro propios deépocas de depresi!n econ!mica.-DJ La e*plicaci!n más plausi%le es que el electorado no detecta quee*ista ning"n tipo de relaci!n entre salarios mantenidos artiicialmente altos & nivel de paro. 'ntes deha%er estudiado 2conomía, &o mismo era incapaz de detectarla.La i!*e"#igaci! $oder!a +re!#e a la #radici! i!#elec#&alLos economistas adoptan dos posturas distintas en su discurso, la oicial & la no oicial.W6onald Mcloske&, The Rhetoric of Economics-D 2l término 8sistemático9 como opuesto de 8aleatorio9 se a%ri! paso en el voca%ulario de los economistas

hace unos treinta años.-DG 1ero el concepto de error sistemático viene de mucho más le(os. 5e aquí c!mo7imon $eOcom% arranca%a un artículo de la revista +%arterly $o%rnal of Economics en :HA=2l que e*iste una prounda discrepancia entre muchas de las conclusiones prácticas de la cienciaecon!mica, tal & como han sido esta%lecidas por los e*ponentes de la proesi!n, & las ideas que a%raza laopini!n p"%lica, tal & como quedan rele(adas ho& en día en los de%ates & la legislaci!n, es un hecho queresulta conocido de todos.-DH[ste era el clima intelectual que $eOcom% perci%ía en los 2stados )nidos & la ;ran Nretaña de aquellaépoca. Más de un siglo antes, en  La ri&%eza de las naciones, 7mith ormula%a unas o%servaciones

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seme(antes acerca de las creencias econ!micas en ;ran Nretaña=2n el ondo, no ha& nada más a%surdo que toda esta doctrina de la %alanza comercial, so%re la que se %asantodas las restricciones -mercantilistas & reglamentaciones que aectan al comercio. 2sta doctrina suponeque cuando dos lugares comercian & el saldo está equili%rado, entonces nadie gana ni pierde, pero si seinclina hacia un lado, entonces uno gana & el otro pierde en proporci!n a esa desviaci!n del equili%rio.-D

1ara 7mith, las consecuencias de este tipo de políticas tienen largo alcance=7e ha pretendido enseñar a las naciones que su interés consiste en arruinar a todos sus vecinos. 7e haintentado que cada naci!n contemple con envidia la prosperidad de cualquiera de las naciones con las quecomercia, & que considere ese %eneicio como su propia pérdida. 2l comercio, que de%ería ser entre lasnaciones como entre los individuos, es decir, un lazo de uni!n & amistad, se ha vuelto un campo értil parael desacuerdo & la animosidad.-JVuando airma que 8la ciencia es el gran antídoto contra el veneno del anatismo & la superstici!n9,-J:7mith no está pensando en errores que se compensan unos a otros de modo inoensivo. ' mediados del siglo Z3Z, Frédéric Nastiat, amoso divulgador rancés de la economía clásica, titul! unode sus li%ros más amosos #ofismas econmicos. 1ara Nastiat 8soisma9 es sin!nimo de 8errorsistemático9, &, seg"n él, acarrean proundas consecuencias= 8son especialmente dañinos &a que inducen aerror a la opini!n p"%lica en un asunto en el que la opini!n p"%lica es imperativa. 2s, de hecho, le&9.-J<'sí por e(emplo, Nastiat com%ate docenas de populares soismas proteccionistas, si %ien no se molesta encriticar ninguno de los que atañen al li%re mercado. 2l motivo no estri%a en que no e*istan malasargumentaciones a avor del li%re mercado sino en que, a dierencia de las malas argumentaciones proteccionistas, Sapenas ninguna es popularT 2l punto de vista de Nastiat sigui! siendo merecedor de respeto hasta %ien entrado el siglo ZZ. 2l ilustreeconomista Frank Knight no se disculpa%a por compartirlo=Las medidas tomadas en nuestra propia democracia, & las convicciones de la inmensa ma&oría en las quetales medidas se %asan, resultan a menudo a%surdas. P tampoco pueden e*plicarse apelando al interés personal, puesto que las medidas dependen de los votos de un electorado cu&os intereses sondiametralmente opuestos a ellas & a los de quienes resultan %eneiciados por ellas.-JAP a pesar de todo, en las "ltimas décadas estas ideas se han visto orzadas a pasar a la clandestinidad.1rácticamente todas las teorías econ!micas modernas de la política arrancan asumiendo que el ciudadanocom"n, o al menos el votante medio, entiende de economía & vota en consecuencia.-JD 'sí se ríe de ello;eorge 7tigler, ampliamente conocido como un duro crítico de la regulaci!n estatal=La hip!tesis que airma que las políticas p"%licas terminan siendo ineicientes de%ido a que se encuentranundamentadas en puntos de vista err!neos no merece ninguna consideraci!n. 7eguir cre&endo, año trasaño, década tras década, que los aranceles proteccionistas & las le&es contra la usura que hemos vistoaparecer en casi todas partes son consecuencia de la equivocaci!n & no de la manio%ras intencionadas es pretender conundir los términos.-JJLos cursos introductorios de 2conomía, en marcado contraste, contin"an dando por sentado que losestudiantes llegan a ellos con creencias & opiniones pre(uiciadas que ha& que intentar corregir para hacer acti%les medidas políticas me(ores. 2s %ien conocida la o%servaci!n de 1aul 7amuelson, quien di(o que8no me importa quién dicte las le&es de la naci!n ni quién ela%ore sus más avanzados tratados mientras seme permita redactar los manuales de 2conomía9.-J #al airmaci!n da por sentado, como ha%itualmentehacen los proesores de ciencias econ!micas, que los estudiantes llegan &a a%razando ideassistemáticamente equivocadas.SUué chocante situaci!nT omo investigadores, los economistas ni se reieren a la e*istencia de ideassistemáticamente sesgadas/ como proesores, la dan por hecho. Uuizá se podría culpar a lo arcaico de unosli%ros de te*to que han quedado rezagados con respecto de las investigaciones más avanzadas, o al proesorado, que es incapaz de presentar a los alumnos los tra%a(os de investigaci!n punteros. 7in em%argo,

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la hip!tesis de que el p"%lico a%riga convicciones sistemáticamente distorsionadas en asuntos econ!micosno ha podido ser alsada= apenas ha sido sometida a análisis.Po sostengo que la tradici!n oral en el magisterio econ!mico es una verdadera mina de hip!tesis cientíicas para los investigadores en 2conomía. ' la vez, esa tradici!n ha sido sometida a un escrutinio tan supericialque no resulta diícil depurarlo. La airmaci!n de 7amuelson nos llena de esperanza= podemos dormir

tranquilos mientras él siga escri%iendo manuales. 1ero sopesar un par de hechos más puede que nos haga pasar la noche en vela, incapaces de conciliar el sueño. 5echo n"mero uno= la ciencia econ!mica que elestudiante de cursos preliminares asimila es decepcionantemente escasa. 1artiendo de una situaci!n inicialque contenía severos errores, la ma&oría conserva uertes pre(uicios al inal. 5echo n"mero dos= losestudiantes mediocres se convierten en ciudadanos por encima de la media. P la ma&oría de votantes nuncaha seguido ni un s!lo curso de 2conomía. 7i resulta inquietante el imaginar a la mitad más mediocre de laclase votando so%re medidas econ!micas, lo verdaderamente aterrador es ser consciente de que eso es loque &a hace la po%laci!n general. 2l votante típico, aquél a cu&as opiniones los políticos atienden, pro%a%lemente sea incapaz de o%tener un apro%ado en 2conomía 2lemental. on raz!n prevalecen el proteccionismo, los controles de precios & otras medidas insensatas.Cree!cia" ,re+erida"2sa creciente o%sesi!n con la competitividad internacional en las naciones más desarrolladas no de%econtemplarse como un asunto con verdadera entidad, sino más %ien como un punto de vista mantenido anteuna a%rumadora evidencia en su contra. P a pesar de ello, se trata claramente de una opini!n que muchagente desea sostener, un anhelo de creer que queda rele(ado en una nota%le tendencia por parte de aquellosque predican la doctrina de la competitividad a utilizar cálculos descuidados & ciras err!neas en apo&o desus tesis.W1aul Krugman, Pop /nternationalism-JGLa o%(eci!n más com"n a mi tesis es te!rica= reuta el planteamiento %asado en la elecci!n racional queutilizan las ciencias sociales modernas. Mi colega +o%in 5anson descri%e acertadamente los modelosundados en la elecci!n racional como 8relatos sin persona(es tontos9. Po sit"o la tontería ?en términostécnicos= la 8irracionalidad9@ en el centro del escenario.)no siente la tentaci!n de soltar= 8si los hechos no se a(ustan a la teoría de la elecci!n racional, Stanto peor para ellaT9. 1ero tal reacci!n es prematura, porque sí ha& un modo satisactorio de reconciliar la teoría conel sentido com"n. )n paso preliminar consiste en deshacernos de todas las especiosas analogías entre elmercado & la política, entre comprar & votar. La opini!n p"%lica sensata es un %ien p"%lico.-JH uando unconsumidor se equivoca al comprar, es él quien carga con los gastos. uando un votante se equivoca acercade la política que de%e seguir el go%ierno, es toda la po%laci!n quien paga la cuenta.'%andonar las alsas similitudes entre comprar & votar nos devuelve la le*i%ilidad intelectual & transormael conlicto entre la teoría & el sentido com"n en algo menos intimidatorio, pero, Bc!mo resolverloC 1araello, no es necesario volver la espalda a la economía, solamente hace alta ensanchar su visi!n de lamotivaci!n & el conocimiento humanos. Los economistas suelen suponer que las convicciones son medios para alcanzar un in, no ines en sí. 2n elmundo real, por contra, a%rigamos convicciones que nos son preciadas por sí mismas. 2n pala%ras de7hermer, 8en ausencia de toda estructura de creencias, a mucha gente el mundo le resulta desconsolador &sin sentido9.-J 2n argot econ!mico diríamos que las personas maniiestan preerencias entre susconvicciones, tienen 8creencias preeridas9. 1ermitir que las emociones o la ideología corrompan nuestro (uicio es una orma sencilla de satisacer tales preerencias.-V 2n vez de sopesar todas las alternativas podemos actuar con nepotismo hacia nuestras creencias avoritas. '&n +and lo denomina 8de(ar la menteen %lanco, la voluntaria suspensi!n de la propia conciencia, la negaci!n a pensar/ no la ceguera, sino elrechazo a ver/ no la ignorancia, sino el rechazo a sa%er9.-:Fuera del mundo de la 2conomía, la idea de que el p"%lico aprecia unas creencias más que otras posee una

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martillo & la esvástica pertenecen a la misma categoría que la cruz. 2l ceremonial de sus desiles se aseme(aal ceremonial de las procesiones religiosas. 1roclaman artículos de e, veneran santos, mártires & santossepulcros9.-GV Louis Fischer coniesa que 8así como la convicci!n religiosa es impermea%le a laargumentaci!n l!gica &, de hecho, no surge de un proceso l!gico, & del mismo modo que los aectos personales nacionalistas desaían toda una montaña de evidencias, así tam%ién mi postura prosoviética

alcanz! una independencia a%soluta de los acontecimientos del día a día9.-G: La novela 3456 de ;eorge4rOell desarrolla%a el novedoso voca%ulario de la neolengua Wpala%ras como doblepensar  o crimental W para ridiculizar la naturaleza cuasirreligiosa de las ideologías totalitarias.-G< )na visita a sitios Oe% naziso comunistas proporcionará al lector %uenos e(emplos actuales.omo en el caso de la religi!n, las ideologías e*tremistas se sit"an en el límite de un continuo. La visi!n política de uno puede salir %ien parada si se la compara con la opini!n del "nico miem%ro de un grup"sculomaoísta escindido &, a la vez, permanecer por de%a(o del um%ral de lo racional.-GA 1ara mucha gente, por e(emplo, el culpar a los e*tran(eros de los pro%lemas nacionales es una uente de consuelo o de orgullo.1uede que no proclamen su proteccionismo todos los días, e incluso lleguen a reconocer que el comercioe*terior es %eneicioso en determinadas circunstancias, pero siguen oponiéndose a aquellos que,e*plicándoles el 1rincipio de la >enta(a omparativa, intentan modiicar su orma de pensar/ & se lamentande ello.Los investigadores en ciencias naturales sa%en desde hace &a mucho tiempo que algunos de susdescu%rimientos son puestos en duda por la ma&oría de%ido a que chocan con lo que mantiene la religi!n.-GD Los investigadores en ciencias sociales han de ser conscientes de que la ma&oría rechaza algunos desus descu%rimientos porque contradicen la cuasirreligi!n.Irracio!alidad racio!alomo nunca hemos de(ado de indicar, cada hom%re es, en la práctica, un economista e*celente, que produce o intercam%ia seg"n (uzgue más venta(oso lo uno o lo otro.WFrédéric Nastiat, Economic #ophisms-GJLa e*istencia de creencias preeridas es la idea que reconcilia la teoría de la elecci!n racional con el hecho práctico de la irracionalidad del votante. B!moC 7upongamos que las personas valoran su prosperidadmaterial así como su visi!n del mundo. 2n terminología econ!mica diríamos que su unci!n de utilidadtiene dos argumentos= la prosperidad personal & la lealtad a su ideología política. BUué sucede entoncescuando la gente ha de hacer concesiones de orma racional entre esas dos varia%lesC2n cualquier análisis acorde con el principio de elecci!n racional, los precios son la estrella que nos guía.7i a usted le gusta la carne & tam%ién las patatas, necesita sa%er a cuánta carne ha de renunciar por cada patata más. 7in em%argo, sería un error i(arse "nicamente en las etiquetas cuando estemos en elsupermercado. 1arte del precio que se paga por seguir una dieta poco saluda%le es una vida más corta, perola etiqueta no va mencionar tal cosa. Los economistas denominan a la suma de los costes e*plícitos & losimplícitos, 8coste econ!mico9. 'unque menos visi%le que la etiqueta impresa, el coste econ!mico es el queverdaderamente importa.uanto más err!neas sean sus creencias, peor adaptados estarán sus actos a las condiciones reales.-G 2l precio total de mantenerse leal a su ideología será la riqueza material a la que usted renuncie con tal deseguir cre&endo. 7upongamos que la orma de pensar de +o%inson rusoe le dicta que los a%orígenesisleños como >iernes son incapaces de cultivar la tierra. 5alaga su orgullo pensar que "nicamente loseuropeos son capaces de asimilar el concepto de la agricultura. 7i las ideas de rusoe están, eectivamente,en lo cierto, él, sensatamente, se especializará en la agricultura & reservará a >iernes para dedicarlo a otrostipos de tra%a(o. 1ero si sus creencias son s!lo un puro pre(uicio, apartar a >iernes de las tareas agrícolasreducirá la producci!n total, lo que redundará en el empo%recimiento de am%os. La dierencia entre el nivelde vida potencial & el eectivo es el precio total que paga por su posici!n ideol!gica.2n una isla con s!lo dos ha%itantes, el coste material que de%erá pagar el ide!logo por a%razar sus alsos

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 preceptos puede llegar a ser sustancial. 2n una democracia, sin em%argo, la pro%a%ilidad de que un voto, por mu& desencaminado que va&a, sirva para cam%iar alguna política desciende rápidamente al crecer eln"mero de votantes. 1ara poseer la capacidad de alterar el resultado, el voto ha de deshacer un empate.uantas más papeletas ha&a, menos empates se producirán. 3maginemos ahora a mil rusoes votando so%relas tareas a asignar a mil >iernes. Los +o%insones preieren pensar que los >iernes no valen para la

agricultura, pero los hechos los desmienten. Bon qué pérdida de %ienestar material de%emos contar porcada rusoe que decida satisacer dicha preerenciaC [l no va a renunciar al importe per cápita a%soluto,sino al valor a(ustado tras descontar la pro%a%ilidad de que su voto sea el que incline la %alanza hacia uno uotro lado. 7i el coste per cápita de mantener a >iernes ale(ado de las tareas agrícolas es de mil d!lares & la pro%a%ilidad de resolver un empate es del V,: I, entonces el +o%inson rusoe que vota en ese sentido está pagando un d!lar por seguir cre&endo en su apreciada alacia.2l e(emplo anterior sirve para ilustrar uno de los puntos recurrentes de este li%ro= en el conte*to políticocotidiano, el precio de la lealtad ideol!gica es cercano a cero.-GG 'sí que podemos contar con que lasociedad sacie su ham%re de ilusiones políticas & crea en cualquier cosa que la haga sentirse %ien. ' in decuentas, es gratis. 2l anático del proteccionismo que vota por el cierre de ronteras no está arriesgando prácticamente nada, porque la opci!n resulta vencedora independientemente del sentido de su voto. 4 %ienlas ronteras contin"an estando a%iertas & le queda la satisacci!n de recalcar= 8Pa te lo di(e9/ o, si lasronteras se cierran, el proteccionista e*clamará satisecho= 8S3magina lo mal que estaríamos si no sehu%iesen cerradoT9.La dierencia entre los costes privados & los sociales de la lealtad ideol!gica sí puede llegar a ser a%ultada.+ecuerde que el coste previsto del error le supone a cada rusoe s!lo un d!lar. 7in em%argo, si a lama&oría de +o%insones les parece un precio venta(oso, entonces cada uno de ellos terminará perdiendo mild!lares. 2l voto para mantener a los >iernes le(os de las tareas agrícolas sacriicará un mill!n de d!lares deriqueza en com"n para aplacar unos escr"pulos ideol!gicos cu&o valor total es de tan s!lo JV: d!lares.)na réplica com"n a estas o%servaciones alarmistas suele ser que, precisamente porque las ideas políticasequivocadas son peligrosas, los votantes poseen un uerte incentivo para espa%ilar. 2ste argumento tienetanta sustancia como el que airma que la poluci!n que emiten los autom!viles, tan molesta para larespiraci!n, orece un uerte incentivo a los conductores para de(ar el coche en casa. $adie sopesa ni laopci!n 8conduce menos o padece cáncer de pulm!n9, ni 8reconsidera tus ideas econ!micas o h"ndete en la po%reza9. #anto en lo que respecta a la conducci!n como a la democracia, las e*ternalidades negativas,irrelevantes para la conducta individual, se acumulan hasta constituir desgracias colectivas.El ,ai"a-e de la irracio!alidad ,ol.#icaLa democracia es la teoría que mantiene que la gente corriente sa%e lo que quiere & merece o%tenerlo a %asede %ien.W5. L. Mencken-GH Los cínicos de a pie ?& la ma&oría de economistas@ comparan a los votantes con consumidores que,

há%ilmente, 8votan con las carteras9. 2n realidad, esto es atípico/ en la práctica, la cone*i!n entre voto eintereses materiales es mu& dé%il. 'l contrario de lo que los estereotipos populares del repu%licano rico & eldem!crata po%re indican, el nivel de renta & la identidad política están s!lo vagamente relacionados. 2lsegmento de po%laci!n de ma&or edad es, si acaso, ligeramente menos partidario de la 7eguridad 7ocial &la medicina p"%lica que el resto de la po%laci!n. Los hom%res son más proa%orto que las mu(eres.-G7i el interés propio no sirve para dar raz!n de la opini!n política, entonces Bqué podría e*plicarlaC $ormalmente los votantes están a avor de las políticas que perci%en como %eneiciosas para el interésgeneral de la naci!n. 2sto, no o%stante, no es motivo para al%ergar ning"n optimismo acerca de lademocracia. La pala%ra clave aquí es 8perci%en9. Los votantes casi nunca dan el paso de interrogarsecríticamente= 8B7on mis medidas políticas avoritas los medios verdaderamente eectivos para promover elinterés generalC9. 2n política como en religi!n, la e es un ata(o para llegar al convencimiento.

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BUué consecuencias acarrea esto para la democraciaC La teoría estándar de la elecci!n racional enatiza conacierto que los políticos intentan seducir al votante complaciendo sus preerencias. 1ero esto tiene unsigniicado si los votantes son consumidores espa%ilados en cuestiones de política, & otro casi opuesto si,como &o mantengo, se comportan como ieles devotos de una religi!n. 2n este "ltimo caso, los políticostienen muchos alicientes para hacer lo que es popular, pero mu& pocos para presentar resultados de manera

competente. 'lan Nlinder, con sequedad, hace reerencia a 8una cámara del congreso d!cil, desdeñosa de lal!gica, pero proundamente respetuosa con los resultados de las encuestas de opini!n p"%lica9.-HV 7i un político no satisace los deseos del p"%lico, su contrincante lo hará. Le Non e*presa la misma opini!n deorma más general=Las masas nunca estuvieron sedientas de verdades. 7e ale(an de la evidencia que no es de su gusto & preieren deiicar el error si el error las seduce. Uuienquiera que sea capaz de proveerlas de ilusiones seráácilmente su amo/ quienquiera que intente destruir sus ilusiones será siempre su víctima.-H:1or lo tanto, es la mentalidad & no la capacidad de inluencia que poseen lo que aseme(a a los votantes adevotos seguidores religiosos. 6ada la separaci!n actual entre iglesia & estado, la inluencia que la religi!ne(erce so%re los no cre&entes queda mu& amortiguada. Los avances cientíicos prosiguen con o sin el visto %ueno de la religi!n. Las ideas equivocadas en política & economía, en cam%io, acarrean unos eectosterri%les so%re todos aquellos que viven sometidos a las políticas que inspiran, incluidos quienescontemplan dichas ideas como lo que realmente son. 7i la ma&oría opina que el proteccionismo es un %uen plan, lorecerán las medidas proteccionistas/ si piensa que el mercado la%oral desregulado nunca unciona %ien, será proundamente legislado. La que(a ha%itual so%re los políticos hace reerencia al 8escaqueo9, la desidia a la hora de hacer aquelloque los votantes desean.-H< Po mantengo que ha& que derri%ar el escaqueo de su pedestal & colocar en sulugar la demagogia. 7e deine la demagogia como la 8práctica política consistente en ganarse con halagosel avor popular9.-HA 6e(ándonos de delicadezas= el go%ierno de los demagogos no constitu&e ningunaa%erraci!n en democracia, sino que es su condici!n natural. La demagogia constitu&e una estrategiaganadora cuando tratamos con un electorado crédulo & cargado de pre(uicios. 6e hecho, aunque elconcepto 8demagogo9 suele connotar alta de sinceridad, tal cosa apenas es necesaria. Los votantes de tiporeligioso alientan a los políticos a alterar sus comportamientos & a aparentar ervor por los pre(uicios populares, &, de igual modo, omentan el acceso al escenario político de aquellos que sinceramenteal%ergan tales pre(uicios.-HD7i %ien el escaqueo merece ser destronado, no ha& que renegar de él. 7iendo las elecciones mecanismosdisciplinarios imperectos,-HJ orzosamente se producirán desviaciones de los deseos del electorado, peroBde qué magnitudC B!mo de severas son las limitaciones que el voto impone a los políticosC Mi opini!nes que depende del propio electorado. uando un asunto preocupa seriamente Wcomo el uso dee*presiones de corte racistaW, los políticos carecen de espacio de manio%ra casi por completo. )na pala%raequivocada puede costar las elecciones. 2n cam%io, cuando los votantes encuentran una cuesti!n a%urridaWpor e(emplo, la regulaci!n %ancariaW & si sucede que lo emocional e ideol!gico no aporta una guíaclara, los supuestos representantes del pue%lo se encuentran con un margen mucho más amplio.2ste margen que se otorga a los políticos crea nuevas oportunidades para que los grupos de intereses, privados & p"%licos, de lobbies & de %ur!cratas, se salgan con la su&a. 1ara mí, sin em%argo, es impro%a%leque tales grupos consigan su%vertir el proceso democrático. Los políticos raramente se arriesgarán a dar lacara por medidas impopulares s!lo porque un lobby se lo pida ?o les pague por ello@. 7e (uegan sus carreras& el riesgo no merece la pena. 2n lugar de proceder así, los grupos de interés se mueven avanzando por losmárgenes de la indierencia p"%lica.-H 7i la sociedad no tiene ideas irmes acerca de c!mo reducir ladependencia del petr!leo e*tran(ero, los productores de etanol pueden trapichear una desgravaci!n iscal.7in em%argo, por mucho que presionen, no conseguirán prohi%ir la gasolina.Finalmente, & a pesar de todo el poder que se les atri%u&e, los medios de comunicaci!n tam%ién se orientan

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seg"n indique el criterio de los consumidores. La competencia les induce a inormar de las noticias que losespectadores quieren reci%ir. 'plicando la interpretaci!n estándar que proporciona la teoría de la elecci!nracional, esto reduce el coste de la inormaci!n política & así contri%u&e a que la democracia uncione. P,sin em%argo, la idea de que los medios transmiten gran cantidad de inormaci!n "til me produceescepticismo. 2n lugar de eso, los medios muestran a los espectadores lo que estos quieren ver & les

cuentan lo que quieren oír.-HGLo que está claro es que los medios, al igual que los políticos, tienen margen de manio%ra. 1ero de nuevo,éste es amplio "nicamente en los márgenes de la indierencia. 7i la historia de un estremecedor desastreque va servida con un suave sesgo izquierdista resulta mu& amena, los locutores de tendencia progresista podrán añadir algunos toques izquierdosos en orma de comentarios. 1ero si se separan demasiado de laopini!n del espectador medio, o se vuelven demasiado pedantes, la audiencia les a%andonará. 'sí pues,aunque la opini!n convencional concede demasiada inluencia a los medios ?el interés privado delespectáculo pervierte el interés p"%lico de la inormaci!n@, es un error incluso ma&or tratarlos como elorigen de las alacias populares. omo veremos más adelante, esas alacias preceden a los medios decomunicaci!n & contin"an prosperando porque la audiencia está predispuesta a mostrarse receptiva a ellas.+ecapitulando= los votantes marcan el rum%o de la historia que vo& a contar. 2stos a%rigan creencias,deendi%les o no, acerca de c!mo unciona el mundo & tenderán a apo&ar a los políticos que avorezcanmedidas que aquellos consideren socialmente %eneiciosas. ' su vez, los políticos dependen del respaldodel electorado para triunar & mantenerse en el cargo. P aunque pocos renunciarían a aparentar deender los puntos de vista más populares, ingir ni siquiera es necesario porque los candidatos victoriosos suelencompartir de coraz!n los puntos de vista de sus votantes. uando los grupos de presi!n intentan atraerse alos políticos, adaptan sus peticiones seg"n sea necesario para demandar privilegios en los márgenes de la política ale(ados de la atenci!n de la sociedad. 1or "ltimo, los medios de comunicaci!n hacen todo lo que pueden para divertir al p"%lico. omo los comportamientos escandalosos de políticos & lobbies  sonentretenidos, act"an como vigilantes. 1ero, como para cualquier vigilante, su puesto es su%alterno. 7i laco%ertura que orecen, por mu& undamentada que esté, va en contra de las creencias %ásicas de losespectadores, estos cam%iarán de canal.Co!cl&"i!1ara de%ilitar el principio conocido como el Milagro de la 'gregaci!n, este li%ro incide en la evidenciaempírica que demuestra que las ideas del electorado so%re economía son err!neas de modo sistemático.2sto no quiere decir que sus convicciones relativas a otras cuestiones sean más sensatas. 6e hecho, esperoque e*pertos en otros ám%itos utilicen este mismo marco de investigaci!n para e*plicar c!mo pre(uiciosque aectan a su propia esera de especializaci!n terminan por distorsionar el campo de lo político. 2l motivo de que haga hincapié en lo econ!mico es que la economía se encuentra en el n"cleo de la ma&or parte de las disputas políticas modernas. +egulaci!n, tri%utaci!n, su%venciones, todo ello se articulagracias a las convicciones so%re c!mo lo político aecta a los resultados econ!micos. 2n la encuesta que serealiza los años electorales en 22. ))., la respuesta más recuente la ma&oría de las ocasiones señala los pro%lemas econ!micos como la ma&or preocupaci!n. 6e hecho, si asuntos de 8%ienestar social9 como prestaciones & asistencias, medio am%iente & política sanitaria pueden ser clasiicados como cuestionesecon!micas, entonces la economía ha constituido el 8pro%lema más importante9 en todos los añoselectorales entre :G< & <VVV.-HHLas ideas sesgadas acerca de la economía agravan los pro%lemas de las democracias en aquello a lo quemás se dedican. 'sí que comprender estos pre(uicios es importante no s!lo para economistas sino paracualquier estudioso de las ideas políticas. P por si eso no constitu&ese una motivaci!n suiciente, larelaci!n de amor\odio que los economistas mantienen con el concepto del Milagro de la 'gregaci!n?adhesi!n oicial truada de irritadas que(as %a(o cuerda reerentes al anala%etismo econ!mico@ da para un (ugoso relato.

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Los datos acerca de las creencias econ!micas nos sirven de trampolín para adoptar una nueva perspectivaso%re la democracia. BUué puede hacer la teoría econ!mica para adaptarse a la evidencia empírica de lae*istencia de pre(uicios sistemáticosC onceptualmente, los cam%ios requeridos no son radicales= %asta conañadir un nuevo ingrediente, las preerencias entre las diversas convicciones, a la receta propuesta por laescuela de la elecci!n racional. 1ero en lo esencial, mi e*plicaci!n prácticamente da la vuelta al consenso

aceptado por la elecci!n racional. $o veo ni democracias que uncionen satisactoriamente ni democraciassecuestradas por grupos de intereses. 2n lugar de ello, me encuentro con democracias que deraudan lase*pectativas porque los votantes o%tienen las medidas políticas insensatas que piden. on s!lo añadir unnuevo ingrediente, el plato preparado por la escuela de la elecci!n racional adquiere un sa%ormarcadamente distinto. '1X#)L4 < 1+2)3347 737#2MY#347 2$ 24$4MX'Los espíritus l!gicos, ha%ituados a estrictas concatenaciones de razonamientos, no pueden evitar recurrir aeste modo de persuasi!n cuando se dirigen a las masas, & siempre quedan sorprendidos al advertir que susargumentos no e(ercen eecto alguno. W;ustave Le Non, The Crod -H2n el campo de la investigaci!n te!rica moderna, los economistas muestran una com"n hostilidad hacia laopini!n de que el p"%lico padece de una tendenciosidad sistemática. asi todos los modelos ormales dan por hecho que, en promedio, los individuos conseguirán que las cosas uncionen de%idamente sin importarcuáles sean sus limitaciones. 2l enoque que deendi! ;ar& Necker es ahora la norma=7e me hace diícil de creer que la ma&oría de los votantes puedan ser sistemáticamente engañados acercade las consecuencias de medidas políticas que han venido aplicándose durante largo tiempo, como lascuotas & los aranceles. 2n vez de ello, preiero suponer que los votantes a%rigan e*pectativas imparciales,al menos acerca de directrices políticas que se han mantenido en el tiempo. #al vez so%revaloren la pérdidade eiciencia que se produce a causa de unas & su%estimen la de otras, pero, en promedio, su percepci!n escorrecta.-VLas pu%licaciones académicas ha%itualmente rechazan los artículos te!ricos que tienen como undamentometodol!gico cualquier idea contraria a la que se aca%a de citar, porque 8algo así no se puede suponer9.'quellos artículos que, siquiera de manera encu%ierta, presenten el concepto de pre(uicio sistemático searriesgan a ser 8señalados9.-: 2n un amoso artículo para la revista  $o%rnal of Political Economy,7tephen oate & 7tephen Morris muestran su inquietud por el hecho de que otros economistas estáncolando la 8suposici!n inacepta%le9 de que los votantes 8maniiestan convicciones sesgadas acerca deleecto de las medidas políticas9 & de que 8pueden ser engañados una & otra vez9.-< 6ani +odrick lamenta, de modo parecido, que 8lo malo es que, de orma implícita o, más com"nmente, e*plícita, persistela manía de atri%uir miopía o irracionalidad a los agentes políticos9.-A #raducci!n= estos ilustresinvestigadores en ciencias sociales están e*igiendo de sus colegas que respeten tanto de pala%ra como deo%ra el veto que pesa so%re la irracionalidad.Pr&e/a" de la e0i"#e!cia de ,re-&icio" e0#ra.da" de la ,"icolog.a 1 de lo" "o!deo" de o,i!i!'ortunadamente, la aversi!n te!rica que muestran los economistas hacia la e*istencia de pre(uiciossistemáticos no ha logrado impedir el avance de la investigaci!n empírica &, uera de los límites de su propia disciplina, los reproches de los economistas han pasado en gran medida desaperci%idos. 1sic!logoscomo 6aniel Kahneman & 'mos #versk& han sacado a la luz una variada lista de ideas tendenciosas a lasque los humanos somos propensos.-D 1or e(emplo, los individuos so%revaloran la pro%a%ilidad de presenciar acontecimientos llamativos & tremendos tales como accidentes aéreos/ otros estudios conirmanque un porcenta(e de personas sensi%lemente superior al JV I se sit"an a sí mismas en la mitad superior dela distri%uci!n de muchos atri%utos avora%les.-J $umerosos economistas han investigadoundamentándose en el tra%a(o de los psic!logos, dando lugar al nacimiento de la especialidad de psicología econ!mica.-

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2se corpus de investigaci!n demuestra que los errores sistemáticos e*isten. 7e trata de un argumento de peso a avor de mantener una actitud receptiva hacia la ragilidad del entendimiento humano. 7in em%argo, pasar del la%oratorio al mundo real puede resultar un movimiento arriesgado.-G )na cosa es demostrarque las personas no están a la altura de un concepto te!rico ideal de racionalidad en las controladascondiciones de un la%oratorio, & otra deducir de ello que creencias irracionales van a aectar a su capacidad

de elegir entre alternativas en el día a día, o sea, el tipo de decisiones que los seres humanos toman en elam%iente en el que 8se mueven naturalmente9.-H 6espués de todo, las personas pueden ser %uenasespecíicamente en lo su&o a pesar de que su capacidad cognitiva general haga morirse de verg]enza a(enaa especialistas en l!gica & estadística. Los psic!logos denominan a esto la 8racionalidad ecol!gica9, lacapacidad de tomar decisiones sensatas mientras nos movemos en nuestro entorno natural.- )nmecánico incapaz de advertir correlaciones en un e*perimento de la%oratorio puede diagnosticarhá%ilmente el pro%lema que tiene un coche/ los votantes podrían sustentar opiniones razona%les so%re losasuntos de cada día aunque el ordenador más anticuado les dé una paliza al a(edrez.7in em%argo, resulta diícil mantener la compostura si tu mecánico sostiene que los autom!viles puedenuncionar con arena en lugar de gasolina. B!mo coniar el coche a alguien que mantenga algo asíC 2seerror inluiría de manera relevante en las decisiones prácticas, & empu(aría a quien incurra en él en una peligrosa direcci!n. 'pro*imadamente lo mismo puede decirse del hecho de que los votantes crean que elma&or apartado de gasto de los presupuestos generales se destina a a&uda e*terior. uando se posee unaimagen tan distorsionada de ad!nde va el dinero de los impuestos, lo más pro%a%le es que se rechace a los políticos responsa%les que deiendan propuestas realistas en avor de demagogos que prometan equili%rarel presupuesto de orma totalmente indolora.2ntonces, la pregunta que surge de orma natural es, Bproesan los votantes creencias sesgadas en asuntosmaniiestamente relacionados con la políticaC 7i %ien los economistas han rehuido este asunto, no haocurrido así en el caso de los investigadores en sociología. 2stos consideran los pre(uicios del votante algocom"n & signiicativo cuantitativamente ha%lando.-:VV P además, para eludir su conclusi!n uno tendríaque rechazar por completo la pretensi!n de caliicar la calidad de la opini!n p"%lica & de(ar a la sociedadactuar como (uez en su propio proceso.La orma más sencilla de veriicar la e*istencia de sesgos en el votante es ormularle preguntas cu&asrespuestas puedan ser cuantiicadas o%(etivamente. 1or e(emplo, preguntar qué parte de los presupuestosgenerales se destina a deensa & cuál a seguridad social. omo los investigadores conocen las cirascorrectas, pueden contrastar estadísticamente las convicciones de los encuestados rente a los hechos reales.)n e*celente e(emplo de esto lo proporciona la $ational 7urve& o 1u%lic KnoOledge o 0elare +eormand the Federal Nudget ?2ncuesta $acional so%re el onocimiento 1"%lico de la +eorma del 2stado delNienestar & los 1resupuestos ;[email protected]:V: 2sta encuesta orece una prue%a contundente de que lasociedad so%restima por sistema el porcenta(e de gasto p"%lico dedicado a la asistencia social & a&udae*terior & su%estima el dedicado a deensa &, en especial, a seguridad social.2l principal inconveniente de estos estudios radica en que muchas preguntas de interés solamente puedenresponderse con cierta am%ig]edad. 7uponga que desea averiguar si la sociedad su%estimasistemáticamente las venta(as del li%re comercio= no es tan sencillo como comparar sin más los datoso%tenidos de la opini!n p"%lica con la secci!n de hechos notorios del 7tatistical '%stract o the )nited7tates ?7umario 2stadístico de 2stados )[email protected]:V< 7in em%argo, algunos investigadores de la políticahan sugerido & puesto en práctica una ingeniosa alternativa consistente en estimar las 8preerenciasilustradas9 de los votantes= las que mostrarían si estuviesen 8plenamente inormados9 o %ien, siendo más precisos, mucho me(or inormados.-:VA 2l proceso comprende tres pasos=:. +ealizar una encuesta de preerencias políticas con(unta con un test de conocimiento político o%(etivo.<. 2stimar estadísticamente las preerencias políticas de los individuos como unci!n de su conocimiento político o%(etivo & de características demográicas tales como cuantía de ingresos, raza & se*o.

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A. 7imular c!mo quedarían las preerencias políticas si todos los miem%ros de todos los gruposdemográicos pose&eran un grado má*imo de conocimientos políticos o%(etivos.'sí pues, se comienza por recopilar datos acerca de las preerencias políticas de los encuestados= Bdeseanmás o menos gasto p"%licoC, Bquieren elevar los impuestos para reducir el déicitC, Bestán a avor o encontra del a%ortoC 6espués, someta a e*amen el conocimiento político o%(etivo de los encuestados. 1iense

en ello como en una especie de test de 8cociente intelectual político9, o sea, comprue%e si sa%en cuántossenadores aporta cada estado, si conocen quién es el presidente del #ri%unal 7upremo, si +usia es o nomiem%ro de la 4#'$, etc.)na vez averiguado el 3 político, puede ser usado (unto con la inormaci!n que el encuestado aporteacerca de su cuantía de ingresos, raza, se*o, etc. para pronosticar estadísticamente sus preerencias en política. 1odrá constatar si, por e(emplo, el individuo promedio con alto 3 político está a avor de unma&or o menor gasto p"%lico que aquél con un 3 político %a(o.Ta/la )('1romedio de preerencias políticasC%ant1a de in0resos 7rado de conocimiento 8 de la poblacin Resp%esta media'lta 'lto <J A'lta Na(o <J JNa(a 'lto <J DNa(a Na(o <J 1reerencia media D,J1reerencia 3lustrada A,Jon esta inormaci!n en las manos, será posi%le con(eturar cuáles serían las ideas de un individuo si,manteniendo constantes sus características demográicas, su 3 político se incrementase hasta alcanzar ungrado estratosérico. 2s decir, si un hom%re po%re poseedor de un reducido 3 político se instru&era a ondoen la materia, a pesar de permanecer en la po%reza, Bcam%iaría su opini!n acerca de la políticaasistencialistaC P si así uese, Bc!mo cam%iaríaC1or "ltimo, una vez sepa c!mo reconsideraría sus pareceres cada individuo, podría calcular c!mo sealteraría la distri%uci!n de opiniones al completo si todos los encuestados pose&eran un 3 políticomá*imo. #an s!lo tendría que determinar cuáles serían las preerencias de todos & cada uno de losindividuos si adquiriesen la má*ima cultura política, para después comparar la nueva distri%uci!n con laantigua.2*aminemos un e(emplo sencillo. 3magine que tenemos dos grupos demográicosWricos & po%resW condos grados de inormaci!nWalto & %a(oW, que producen hasta cuatro categorías. 2n cada una se agrupaidéntica racci!n de la po%laci!n, un <J I. Los encuestados valoran sus preerencias con respecto a las políticas de %ienestar social utilizando una escala de cero a diez, en la cual cero indica recortes drásticos &diez, incrementos radicales del gasto. 7uponga que la respuesta media de la po%laci!n es de D,J.1ara calcular las preerencias ilustradas del con(unto de la po%laci!n, sustitu&a las respuestas de losencuestados con escasos conocimientos por la respuesta promedio de los encuestados altamente inormadosdel mismo nivel de renta. 2s decir, ad(udique la preerencia media de la clase de ricos con alto grado deinormaci!n Wvalor AW, a todos los encuestados ricos. 'signe la preerencia media de la clase de po%rescon una cuantía de inormaci!n elevada Wvalor DW a todos los encuestados po%res. 2l nuevo promedioWvalor A,JW será la preerencia ilustrada de la po%laci!n.)na característica undamental del planteamiento %asado en las preerencias ilustradas radica en que, si elgrado de conocimiento no e(erciera ning"n eecto sistemático so%re las preerencias hacia unas u otras políticas, no ha%ría nada que decir. La distri%uci!n de preerencias ilustradas coincidiría con la distri%uci!nde preerencias reales no il%stradas.7in em%argo, en la práctica, el enoque de las preerencias ilustradas recompensa con creces= el grado de

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inormaci!n tiene unas consecuencias demoledoras & omnipresentes so%re las preerencias en las políticas aseguir. omo e*plica 'lthaus= 8'l contrario de lo que los modelos de racionalidad colectiva pronostican,las opiniones agregadas de los encuestados po%remente inormados tienden a ser más parciales &tendenciosas que las de aquellos cu&a cuantía de conocimientos es ma&or9.-:VD 2l autor prosiguesuministrando una e*celente síntesis de las tres tendencias más nota%les que ca%e e*traer de los datos=

:. 82n primer lugar, la opini!n más inormada en asuntos de política e*terior es relativamente másintervencionista que la perci%ida en los sondeos, pero levemente más %landa cuando se trata delmantenimiento & la utilizaci!n de la uerza militar9.-:VJ 7i se incrementase por arte de magia el grado deinormaci!n de la opini!n p"%lica so%re política, el aislacionismo sería menos popular. 3ndividuos me(orinormados apo&an un papel activo de los 2stados )nidos en el ám%ito internacional. ' la vez, sus planteamientos son menos agresivos= desean involucrarse en el escenario mundial, pero vislum%rangrandes inconvenientes en una guerra a%ierta.<. 8La segunda tendencia com"n que se perci%e en cuestiones políticas apunta a que un p"%lico plenamenteinormado mantendría posiciones más avanzadas en una amplia gama de asuntos de política social, particularmente en aquellos que se pueden caliicar de asuntos legales9.-:V 2n particular, una sociedadmás entendida sería más avora%le al a%orto, apo&aría más los derechos de los ga&s & estaría más en contradel rezo en las escuelas.A. 82l tercer tipo de características comunes que se detectan en cuestiones políticas indica que lasimulaci!n de opiniones en asuntos reerentes al alcance & a la aplicaci!n del poder del estado produce unresultado más conservador. 2n particular, una opini!n p"%lica completamente inormada tiende a seriscalmente conservadora a la hora de ampliar los programas de alcance nacional, a preerir las solucionesdel li%re mercado rente a la intervenci!n estatal cuando se trata de resolver pro%lemas de carácter político,a apo&ar menos las nuevas intervenciones del go%ierno dedicadas a proteger el medio am%iente & a preerirun go%ierno ederal más pequeño & con menor poder9. 1or e(emplo, el 'merican $ational 2lection 7tud&?'nálisis 2lectoral $acional 2stadounidense@ de : solicita al encuestado escoger la rase más pr!*ima asu punto de vista= 8uno, es necesario un go%ierno uerte que gestione los comple(os asuntos econ!micosactuales/ dos, el mercado li%re es capaz de resolver tales asuntos sin involucrar al go%ierno9.-:VG Laopini!n p"%lica más inormada era más promercado li%re. Las convicciones que atañen al estado de %ienestar & a la discriminaci!n positiva enca(an en el mismo modelo, esto es, así como la inormaci!n política hace incrementar el apo&o hacia la igualdad de oportunidades, tam%ién hace que el respaldo a laigualdad de resultados disminu&a.

 Fig&ra )(' 81reerencias ilustradas9 del mercado li%re rente a la regulaci!n estatal

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La idea de que cuanto más sepa la gente, menos coincidirá con uno resulta de diícil digesti!n. 2n particular parece tentador desestimar los resultados derivados del tercer patr!n de conducta que señala'lthaus. 6espués de todo, la riqueza & la cultura van de la mano. B1or qué no deducir que la gente másinormada avorece políticas %asadas en el li%re mercado s!lo porque los ricos sa%en identiicarcorrectamente sus propios interesesC 1ero esta o%(eci!n indica que no se ha captado en a%soluto la idea. La

distri%uci!n de preerencias ilustradas es más avora%le al mercado que la distri%uci!n real principalmente porque los individuos, independientemente de sus ingresos econ!micos, son más avora%les al mercadoseg"n aumenta su conocimiento político. 6e hecho, 'lthaus demuestra que, al incrementarse lainormaci!n, las opiniones promercado aumentan de modo desproporcionado especíicamente en la mitadinerior de la distri%uci!n de ingresos.Las repercusiones que 'lthaus señala son enormes. 6e entre los encuestados, un < I preería un go%iernointervencionista al li%re mercado/ el AH I opt! por la posici!n contraria. 7in em%argo, al estimar las preerencias ilustradas, el porcenta(e avora%le al mercado su%i! quince puntos. 7e pas! de < ^ AH aDG ^ JA. Lo mismo ocurri! con muchas otras cuestiones de política %ásica, que incluían desde la reducci!ndel déicit ? ^ A: en contra que pasa a DH ^ J<@ hasta el a%orto li%re ?JD ^ D en contra transormado enDD ^ [email protected]:VHReco!d&cir la eco!o$.aLas conclusiones a las que han llegado los polit!logos de(an en mu& mal lugar a los economistas dedicadosa la investigaci!n política. Mientras estos "ltimos no hacen más que descu%rir más & más so%re c!mouncionaría en teoría el go%ierno si los votantes uesen inmunes al error sistemático, los e*pertos enopini!n p"%lica muestran de modo ehaciente que este error es, en la práctica, mu& real. 6e hecho, el sesgotendencioso es la norma & no la e*cepci!n.2ste ángulo muerto en la visi!n de los economistas tiene a"n más diícil e*cusa al pertenecer ellos a ungrupo que atesora una dilatada tradici!n que ha aportado mucho en materia de sesgos & pre(uicios. Muchosde los más amosos economistas del pasado, como 'dam 7mith & Frédéric Nastiat, se o%sesionaron con lasnecias & o%cecadas creencias populares so%re economía & la tozuda resistencia presentada a sus principios %ásicos, como el coste de oportunidad o la Le& de la >enta(a omparativa. Los economistas de laactualidad no s!lo no han continuado con el desarrollo de una investigaci!n empírica relevante, sino que,además, han vuelto la espalda al conocimiento de los economistas del pasado.4, al menos, ése es el comportamiento de los economistas cuando se dedican a la investigaci!n.uriosamente, cuando e(ercen de proesores, la ma&oría de ellos respetan & honran la sa%iduría de susantecesores. 2n cuanto el "ltimo reemplazo de estudiantes de primer año aparece por la clase de 2conomía2lemental, los redactores de los li%ros de te*to & los proesores siguen teniendo que esorzarse endesprender los pre(uicios de sus ca%ezas. 2n pala%ras de 1aul Krugman= 8vacunar a los universitarioscontra los conceptos err!neos que tanto predominan en las discusiones elevadas9.-:V2sta peculiar disonancia entre la investigaci!n & el magisterio muestra una aceta positiva. 2l pro%lema nonace del hecho de que los economistas no tengan nada que decir acerca de los pre(uicios. 'ntes alcontrario, el pro%lema es que, a pesar de tener mucho que decir, rechazan salir a la palestra & poner en (uego su credi%ilidad cientíica. 7i pudieran so%reponerse a esa mala gana, tendrían mucho que orecer. Losgrandes economistas han estudiado los pre(uicios tendenciosos sistemáticos, pero sus colegas modernos nohan sa%ido trasladar este conocimiento ni a los psic!logos ni a los especialistas en opini!n p"%lica ni anadie. 6igo más, la e*periencia docente ha enriquecido a muchos de los economistas a"n entre nosotroscon percepciones sagaces so%re los pre(uicios presentes en la sociedad. 2l conocimiento humano daríavarios pasos hacia delante simplemente con que revelaran aquello que &a conocen.'sí que quiero ver el vaso medio lleno. La ciencia econ!mica no aprovecha su potencial a tope, pero tieneun potencial enorme que aprovechar. 1ocos economistas actuales se interesan por las preguntas de capitalimportancia que los investigadores de la opini!n p"%lica plantean, pero los de épocas pasadas han meditado

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a ondo acerca de estos asuntos, & los del presente tam%ién tienen mucho que aportar, aunque no quieransoltar prenda.1sic!logos & estudiosos de la opini!n p"%lica han dedicado un esuerzo a%rumador a instruir a loseconomistas en la realidad del pre(uicio sistemático. P la comunicaci!n se ha esta%lecido ma&ormente enun "nico sentido, así que puede resultar discordante oír que ahora los economistas pueden devolver el

avor. #ras tantos sermones contra la suposici!n de la e*istencia de pre(uicios, Bhemos de creer que loseconomistas tienen ahora algo de luz que arro(ar so%re la cuesti!nC La contenci!n no es algo que va&a conla personalidad del economista.2sto tiene una e*plicaci!n l!gica. 1ocos economistas modernos se preocupan por la historia de las ideas,así que la ma&oría de las más agudas polémicas han pasado desaperci%idas o han sido olvidadas.-::V 2smás, en su do%le papel de investigadores & proesores, los economistas tienen unos incentivosmarcadamente desiguales. 1roesionalmente es temerario hacer hincapié en los pre(uicios tendenciosossistemáticos en las pu%licaciones académicas, pero hacerlo en el aula es perectamente respeta%le. [ste esel clima ideal para que las ideas perduren discretamente.Mu& %ien, entonces, Bqué tienen que decir los economistas Wde a&er & de ho&W so%re los erroressistemáticosC 6e todos los reproches que ormulan a los legos en economía destacan cuatro amilias decreencias.-::: 2n este li%ro nos reeriremos a ellas por los nom%res de sesgo antimercado, sesgoantie*tran(ero, sesgo de la creaci!n de empleo & sesgo pesimista. 6esde hace largo tiempo los economistaslos contemplan como ideas ampliamente aceptadas & misera%lemente equivocadas. 2l resto de este capítulodescri%irá estos errores sistemáticos de los que acusan a la sociedad e ilustrará someramente por qué loseconomistas creen que están en lo correcto mientras que los demás se equivocan. Las prue%as estadísticasormales nos aguardan en el capítulo siguiente.Se"go a!#i$ercado2l comercio es algo, en su propia esencia, satánico. Wharles Naudelaire-::<Me topé por primera vez con los su%sidios a los precios agrícolas en la secci!n de rutas & verduras delcolmado. Po i%a al parvulario & mi madre me e*plic! que, aunque los su%sidios parecían encarecer lashortalizas & la ruta, e*traer una conclusi!n como ésa sería simplista. 7i desapareciese el sostenimiento de precios tendrían que cerrar tantas e*plotaciones agrícolas que mu& pronto los precios su%irían como nunca.6e ha%er sido más precoz, le ha%ría planteado algunas preguntas= Btam%ién los restantes comesti%lesreci%en su%venci!nC, Bpor qué noC 7in em%argo, lo que sucedi! ue que admití lo que me cont! & me quedécon una sensaci!n persistente de que la competencia de precios es mala tanto para el comprador como parael vendedor.[ste ue uno de mis primeros tropiezos con el pre(uicio antimercado= la tendencia a minusvalorar los %eneicios econ!micos del mecanismo del mercado.-::A La opini!n p"%lica al%erga serias dudas acerca decuánto se de%e coniar en que los negocios con ánimo de lucro produzcan resultados socialmente %eneiciosos. 7it"a el oco so%re los motivos que mueven al negocio & pasa por alto la disciplina que lacompetencia impone. Mientras que los economistas admiten que la %"squeda de la ma*imizaci!n del %eneicio unida a imperecciones en el mercado puede producir resultados deicientes, los proanos en lamateria tienden a considerar el ánimo de lucro como algo socialmente dañino per se.5acia el inal de su vida, oseph 7chumpeter captur! la esencia del sesgo antimercado de un modoelocuente=2l capitalismo plantea su litigio ante (ueces que tienen &a la sentencia de muerte en sus %olsillos. 2stasentencia han de dictarla, cualquiera que sea la deensa que puedan oír/ la "nica que posi%lemente lograría prosperar con é*ito pasaría por una modiicaci!n de la acusaci!n.-::D7chumpeter, a quien puede otorgarse el título de más importante historiador del pensamiento econ!mico,tam%ién escri%e, sin concederle ma&or importancia, so%re el 8pre(uicio imposi%le de erradicar de quecualquier actividad, por el mero hecho de %uscar la ganancia, ha de ser antisocial9.-::J #eniendo en

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cuenta su sa%er enciclopédico, esta o%servaci!n lo dice todo. 2l sesgo antimercado no es una a%erraci!nespecíica de una determinada cultura o de una determinada época, sino una idea proundamente arraigadaen la mente humana que lleva generaciones sacando de quicio a los economistas.-::2conomistas de todo el espectro político critican el sesgo antimercado. 2conomistas socialdem!cratas sehacen eco & ampliican la idea de 7chumpeter. harles 7chultze, (ee del ouncil o 2conomic 'dvisors

?onse(o de 'sesoría 2con!mica@ con imm& arter declara= 81romover el %ien com"n sacando partido dela motivaci!n vil  que reside en el interés material por uno mismo constitu&e quizás el ma&or adelantologrado por el género humano hasta nuestros días9. 7in em%argo, políticos & votantes son incapaces deapreciar tal adelanto= 8La característica casi universal que presentan las políticas -de medio am%iente -es que parten de la %ase de que la regulaci!n es la respuesta evidente/ la alternativa de valorar & esta%lecer  precios & tarias no llega a tenerse en cuenta nunca9.-::GLa pro&ecci!n de nuestras propias preerencias so%re la ma&oría es un cliché de la democracia. Lose*pertos raramente declaran= 82l pue%lo desea Z, pero el pue%lo se equivoca9. $o o%stante, enrentados alsesgo antimercado, gran cantidad de economistas desaían enérgicamente a la opini!n p"%lica. 1ore(emplo, sería diícil dar con un economista que esté más a avor del li%re mercado que LudOig von Mises, pero Bacaso sostiene que ha&a élites insensi%les que impongan un estado omnipotente so%re ma&oríasreticentesC $o, él admite sin reservas que las medidas políticas a las que se opone plasman la voluntad popular= 81ara qué engañarnos. La opini!n p"%lica estadounidense rechaza la economía de mercado9.-::H2l pro%lema con la democracia no estri%a en el escaqueo de los políticos, sino en el pre(uicio antimercadode la sociedad=6esde hace más de un siglo, la opini!n p"%lica de los países occidentales viene siendo engañada con laidea de que e*iste algo llamado 8la cuesti!n social9 o 8la cuesti!n la%oral9, dando a entender que la merae*istencia del capitalismo per(udica los intereses vitales del grupo, especialmente aquellos de losasalariados & de los pequeños agricultores. La continuaci!n de un sistema tan maniiestamente in(ustocomo éste no se puede consentir, por lo que se hacen indispensa%les reormas radicales.Lo cierto es que el capitalismo no solamente ha permitido que las ciras de po%laci!n se multipliquen, sinoque, a la vez, ha me(orado el nivel de vida de un modo que carece de precedentes.-::5a& demasiadas variaciones so%re el sesgo antimercado como para poder enumerarlas todas. #al vez la máscom"n sea aquélla que equipara los pagos que se producen en el mercado con simples transerencias dedinero-:<V ?en (erga econ!mica, 8transerencia9, es un movimiento de recursos incondicional de una persona a otra@, pasando por alto su carácter incentivador. 2n tal caso, lo "nico que importa es cuánto teidentiiques con el %eneiciario en relaci!n con el ordenante. 1or quedarnos con el e(emplo típico= lasociedad tiende a considerar los %eneicios como un regalo otorgado a los más ricos, así que, salvo quecontra toda l!gica se compadezca más del rico que del po%re, restringir los %eneicios parece de sentidocom"n.2conomistas de todo el a%anico ideol!gico encuentran diícil dar respuesta a un enoque como ése con otracosa que no sea la %urla. Los %eneicios no son dádivas sino un quid pro quo= 87i quieres hacerte ricoentonces haz algo por lo que la gente esté dispuesta a pagar9. Los %eneicios crean incentivos que minoranlos costes de producci!n, desplazan recursos desde los sectores menos valorados hacia los más valorados & permiten conce%ir productos nuevos. [sta es la lecci!n undamental de  La ri&%eza de las naciones, que la8mano invisi%le9 persuade discretamente a esos empresarios tan egoístas para que atiendan al %ien com"n=ada individuo está siempre esorzándose para encontrar la inversi!n más %eneiciosa para cualquier capital que tenga. 2s evidente que lo mueve su propio %eneicio & no el de la sociedad. 7in em%argo, la persecuci!n de su propio interés lo conduce natural o me(or dicho necesariamente a preerir la inversi!nque resulta más %eneiciosa para la sociedad.-:<:1ara los economistas de ho& en día esto son perogrulladas, pero se les suele escapar el mensa(e. 7i laso%servaciones de 'dam 7mith son verdades de 1erogrullo, Bpor qué se molest! siquiera en ponerlas por

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escritoC, Bpor qué los proesores de ciencia econ!mica siguen citando una & otra vez ese párraoC7encillamente porque la tesis de 7mith no era en a%soluto algo intuitivo en su época & sigue sin serlo ho&en día. La perogrullada para unos pocos es una here(ía para los más. 7mith, %ien consciente de este hecho,intenta sacudir a sus lectores para sacarlos de su modorra dogmática= 8'l perseguir su propio interésrecuentemente omentará el de la sociedad mucho más eicazmente que si de hecho intentase omentarlo.

 $unca he visto muchas cosas %uenas hechas por los que pretenden actuar en %ien del pue%lo9.-:<< 2l %eneicio empresarial parece ser una transerencia, pero avorece a la sociedad/ la ilantropía empresarial parece avorecer a la sociedad, pero es, en el me(or de los casos, una transerencia.Lo mismo puede decirse de otros 8ingresos e*traordinarios9 igualmente impopulares. Los ataques contralos 8%eneicios o%scenos9 predominan en la opini!n antimercado de los "ltimos siglos. 7in em%argo, enépocas pretéritas el principal acusado ue el interés o 8usura9.-:<A 2n el imaginario popular, el interéssolamente produce el eecto de enriquecer a los prestamistas a costa de empo%recer a quienes dependen deellos. 2n el clásico Capital e inter,s, 2ugen N_hm\NaOerk señala que el pre(uicio que act"a contra losmercados de deuda se remonta a milenios atrás=2l acreedor suele ser rico & el deudor po%re, & el primero aparece %a(o el odioso ropa(e de quien consigue, a %ase de e*primir lo poco que el po%re posee, algo que adopta la orma del interés & que podrá acumular asu propia superlua riqueza. $o es de e*trañar entonces que tanto en la 'ntig]edad como, en especial, en la2dad Media cristiana se diese un rechazo tan uerte hacia el interés.-:<DLa disecci!n que eect"a #imur Kuran a la economía en el mundo islámico revela que la oposici!n alinterés ha e*perimentado un uerte resurgimiento reciente=1ara ser aceptado como economista islámico no %asta con ser un musulmán erudito que participe ende%ates so%re economía= ha& que oponerse por principio a cualquier tipo de interés.-:<J2l interés es el enemigo econ!mico n"mero uno en todo el mundo musulmán & muchos go%iernos apo&anactivamente el sistema de 8%anca islámica9 li%re de intereses.2l o%(etivo no es s!lo hacer la %anca islámica más accesi%le, sino convertir toda la %anca en islámica.'lgunas campañas contra la %anca tradicional han conseguido que se declare el sistema %ancario 8saturadode interés9. 2n 1akistán todos los %ancos ueron conminados en :G a eliminar el interés de todas susoperaciones en cinco años, & en :< el tri%unal de la  sharia elimin! diversas importantes e*enciones.1rohi%iciones del interés han entrado en vigor igualmente en 3rán & 7udán.-:<BUué es lo que todo el mundo está pasando por alto, desde la 'tenas de la 'ntig]edad hasta el 3slama%adactualC Uue al igual que el %eneicio, el interés no es un regalo, sino un quid pro quo= el prestamista co%raun interés como contrapartida por retrasar su propio consumo. 2l go%ierno que consiguiese vetar los pagosen concepto de intereses no sería un %uen amigo de quienes se hallasen en necesidad de crédito, porque elmismo sello estampado en la le& sellaría tam%ién la oerta de préstamo.6emos ahora un salto que nos devuelva hasta el presente, al momento en que 'lan Nlinder culpa de laoposici!n generada hacia los derechos de emisi!n negocia%les al sesgo antimercado.-:<G B1or qué vamosa permitir a la gente 8pagar para contaminar9 cuando podemos o%ligarles a desistirC La respuesta demanual dice que unos derechos negocia%les van a orecer una ma&or reducci!n de la contaminaci!n por elmismo coste. Las empresas que sean capaces de re%a(ar sus emisiones de una orma %arata así lo harán, &venderán después el e*ceso de su cuota de poluci!n a otras cu&o proceso contaminante no les permita lamisma le*i%ilidad. 2l resultado inal= le damos más ?reducci!n@ por su dinero. 1or lo tanto, pagar un precio por la contaminaci!n no es una mera transerencia, sino que crea incentivos para me(orar la calidadmedioam%iental al menor coste posi%le. 1ero los legos en economía, entre los que se cuentan algunosiniciados en política más o menos reinados, no están de acuerdo. Nlinder comenta un sondeo ascinanterealizado so%re sesenta & tres ecologistas, personal del congreso & miem%ros de lobbies industriales. $i unode ellos supo e*plicar la argumentaci!n estándar empleada por los economistas para (ustiicar los derechosde emisi!n negocia%les.-:<H

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2l segundo avatar más destacado que adopta el sesgo antimercado es la 8teoría de los precios demonopolio9. 2s o%vio que los economistas reconocen la e*istencia de monopolios, pero la sociedad sueleconvertir el monopolio en un chivo e*piatorio de la escasez.-:< La idea de que los precios se a(ustangeneralmente a la le& de la oerta & la demanda es diícil de admitir. 1ara los no iniciados en economía,incluso en sectores con muchas empresas, los precios son una unci!n que depende de las intenciones del

conse(ero delegado & de las con(uras en las que se halle inmerso, mientras que los economistas se dancuenta de que una conspiraci!n es un e(emplo de 86ilema del 1risionero9.-:AV uando un sector loorman más allá de un puñado de empresas, es mu& impro%a%le que un complot tenga é*ito.#radicionalmente, ha sido mu& com"n en la sociedad el señalar a los intermediarios como monopolistase*cepcionalmente desalmados. 8Fí(ese, í(ese en estos parásitos. 'dquieren productos, les su%en el precio &nos los venden e*actamente igual9. Nastiat ataca a los socialistas de su época por su 8discurso de incitaci!nal odio9 contra el intermediario=6e %uen grado eliminarían al capitalista, al %anquero, al especulador, al empresario, al negociante & alcomerciante acusándolos de intromisi!n entre el productor & el consumidor para poder desplumar a am%ossin aportar nada de valor. - #ras de lo cual, mediante el uso de las altisonantes e*presiones 8lae*plotaci!n del hom%re por el hom%re9, 8especulaci!n con el ham%re9, 8monopolio9, se dedican amanchar el %uen nom%re del comercio & a correr un tupido velo so%re sus venta(as.-:A:Buáles son pues tales venta(asC La respuesta modelo del economista dirá= transporte, almacenamiento &distri%uci!n son servicios que aportan valor/ algo que resultará evidente cuando esté en el quinto pino &comience a sentir la necesidad de %e%er algo río. omo la ma&oría de los servicios valiosos, no estáne*entos de costes, así pues lo razona%le no es pedir que los intermediarios tra%a(en gratis, sino que seenrenten a la prue%a cotidiana de la competencia. P dado el gran n"mero de empresas que e*iste en estossectores, los economistas encuentran las acusaciones de 8monopolio9 %astante estram%!ticas.-:A<P &a que estamos con esto, no ha& que olvidar una de las teorías de la conspiraci!n que es tan popular como a%surda= los capitalistas unen uerzas para mantener los salarios en el nivel de pura su%sistencia.Muchos siguen mirando las economías del tercer mundo con esas gaas puestas & presentan una versi!nsuavizada del mismo cuento aplicada a las del primero. 1ero en el primer mundo e*isten literalmentemillones de patronos. 7olamente imaginar la logística que supondría tal conspiraci!n la convierte en algorisi%le. 7us partidarios más leídos señalan c!mo el propio 'dam 7mith se inquieta%a por las con(uras de los patrones,-:AA pero pasan por alto que en tiempos de 7mith los elevados costes de transportes &comunicaciones reducían enormemente la posi%ilidad de los tra%a(adores de encontrar otro patr!n.BP qué pasa con el tercer mundoC 'llí las oportunidades de empleo son recuentemente mucho másescasas. 1ero si de verdad hu%iera una cona%ulaci!n general de los patronos para mantener los salarios %a(os, entonces el tercer mundo sería un sitio especialmente interesante para invertir. 'hora %ien, invertirlos ahorros de toda una vida en países po%res, Btiene pinta de ser una manera de hacerse rico ácilmente &sin esuerzoC 7i cree que no, al menos tácitamente está admitiendo la triste pero cierta teoría que sostienenlos economistas acerca de la po%reza en el tercer mundo= sus tra%a(adores ingresan sueldos %a(os porque su productividad es %a(a.-:AD6e(ándonos de conspiraciones, el modelo que la sociedad tiene en mente so%re c!mo se esta%lecen los precios se resume en que las empresas son agentes monopolistas de altruismo varia%le. 7i el directorgeneral se siente avaricioso por la mañana al levantarse, entonces su%e los precios o coloca mercancía dedeiciente calidad en los mostradores. Los %uenos chicos co%ran precios (ustos por productos de %uenacalidad/ los canallas avariciosos te de(an pelado & s!lo te colocan porquería. Los escépticos del mercado sequedan a un pasito de añadir 8& además los %uenos aca%an perdiendo9. ohn Mueller hace hincapié en quela gente relaciona la codicia & la am%ici!n por ganar con casi todo lo malo= el capitalismo es 8com"nmentediamado a causa del engaño, la ar%itrariedad, la alsedad & la alta de cortesía que se suelen considerar lasconsecuencias inevita%les de su aparente cele%raci!n de la avaricia9.-:AJ 4 %ien, como canta el malvado

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 posadero #hénardier en Los (iserables= -c!%rales #res por el colch!n,dos sin el rat!n.inco más sin pulgas en su ha%itaci!n. 6iez si duerme en paz, dos si suelta un gas.7i a%re la ventana, tres por ciento más.7i discuten por los precios muchos trucos &o me sé.Po no tengo duda, todo aquí me a&uda.

S6iosT, la cuenta su%e cual sulé.-:A6a lo mismo que el negocio de #hénardier quie%re antes de terminar el primer acto. 1ro%a%lemente uncompetidor a"n más codicioso le hizo cerrar.B2n qué se equivoca la genteC 1ara empezar, en que pedir más puede hacer que termines con menos.1lantear un ultimátum a su (ee en los términos 8d!%leme el sueldo o me vo&9 suele aca%ar mal. Lo mismoes aplica%le a los negocios= su%ir el precio reduciendo la calidad mu& a menudo conduce a gananciasmenores & no ma&ores. Mueller recalca la idea su%&acente de que muchas estrategias que tienen é*itocomo estaas aisladas se vuelven en contra de uno al intentar aplicarlas de modo rutinario.-:AG P es diícillucrarse si nadie que pise tu tienda va a volver a ella. La codicia más inteligente es enemiga 8del engaño, laar%itrariedad, la alsedad & la alta de cortesía9 porque dañan la reputaci!n del comerciante.)na persona normal que hu%iera escuchado a escondidas las discusiones que mantuvieron Krugman o7tiglitz con otros economistas podría tener la impresi!n de que las venta(as del sistema de mercado sonalgo sometido a controversia.-:AH 7in em%argo, para comprender la conversaci!n ha%rá de tener en cuentaaquello so%re lo que los economistas no están de%atiendo. $o están de%atiendo si los precios producenincentivos ni si el mundo está siendo go%ernado por una vasta conspiraci!n corporativa. La prácticatotalidad de los economistas aceptan las venta(as que orece el uncionamiento del mercado & s!lodiscrepan en el margen.Se"go a!#ie0#ra!-eroLo impresionante del estadounidense de a pie es que, pese a años de educaci!n & propaganda, se sigueaerrando tercamente a su escepticismo acerca de la economía glo%al. on la condescendencia decostum%re, los elitistas creadores de opini!n ignoran las e*presiones de preocupaci!n popular pordesinormadas & localistas, miedos in(ustiicados de gente po%remente preparada para comprender lasvastas dimensiones de lo econ!mico. W0illiam ;reider, Who Will Tell the People--:Aonozco a un sagaz empresario que mantiene desde hace tiempo la idea de que todo lo que no unciona enla economía estadounidense podría resolverse con dos medidas e*peditivas=:. )n %loqueo naval de ap!n.<. )n nuevo Muro de Nerlín en la rontera con Mé*ico.2sto que he escrito es una versi!n s!lo moderadamente par!dica de su postura, que resulta a"n másdesconcertante si tenemos en cuenta que él se aprovecha de las venta(as recíprocas que orece el comercio& le va mu& %ien en eNa&. 7in em%argo, como muchos legos en economía, sure del sesgo antie*tran(ero,una propensi!n a su%estimar las venta(as que tiene relacionarse con e*tran(eros.-:DV uando en el panorama econ!mico aparecen orasteros han de pensárselo dos veces= 8B2*tran(erosC B6e verdad puedeha%er una ganancia mutua en comerciar con esosC9.Las metáoras más populares equiparan el comercio e*terior con las carreras & la guerra, así que puede mu& %ien airmarse que los puntos de vista suspicaces hacia los orasteros se encuentran integrados en nuestroidioma. 2s posi%le que los e*tran(eros sean más taimados o más ha%ilidosos o más avaros/ cualquiera quesea el motivo, se les supone una capacidad especial para e*plotarnos. omo e*plica $eOcom%=5a venido siendo asumido como un a*ioma ?que no necesita demostraci!n porque nadie ha sido tanvaliente como para negarlo@ que ninguna de las otras naciones puede honradamente desear comerciar connosotros salvo que ello redunde en nuestra propia desventa(a. Uue el mero hecho de que se muestrendispuestas a comerciar con nosotros es motivo suiciente para reci%ir su proposici!n con suspicacia & parao%staculizar sus deseos mediante una legislaci!n restrictiva.-:D:

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'lan Nlinder se hace eco de la que(a de $eOcom% un siglo después. ;ente en todo el mundo convierte ale*tran(ero en un chivo e*piatorio=uando escasean los empleos, el instinto de conservaci!n se reuerza & la tentaci!n de culpar a loscompetidores oráneos se hace irresisti%le. La idea de la %unkerizaci!n no s!lo ha cua(ado en 2stados)nidos. P nadie ha prestado atenci!n al hecho de que la ma&oría de economistas ha estigmatizado el

empeño de salvar puestos de tra%a(o mediante el proteccionismo señalándolo como algo de cortas miras &contraproducente. Los legisladores luchan por conseguir votos, no prestigio intelectual.-:D<1ro%a%lemente no e*ista ninguna otra opini!n popular que los economistas ha&an encontrado tan o%(eta%lea través de los tiempos. 2n La ri&%eza de las naciones, 7mith e*horta de este modo a sus compatriotas=Lo que es prudente en la conducta de una amilia nunca será una locura en la de un gran reino. 7i un paíse*tran(ero nos puede suministrar una mercancía a un precio menor que el que nos costaría a%ricarla, seráme(or comprársela con el producto de nuestro tra%a(o, dirigido en la orma que nos resulte más venta(osa.-:DA1or lo que respecta a sus colegas, los argumentos de 7mith le aseguraron la victoria. 'l ca%o de más de unsiglo, $eOcom% podía airmar con toda irmeza en la revista +%arterly $o%rnal of Economics que 8uno delos puntos de uerte antagonismo entre las ideas de los economistas desde 'dam 7mith & quienes dirigíanla política comercial de las naciones en épocas anteriores corresponde al asunto del comercio e*terior9.-:DD 6urante la ;ran 6epresi!n hu%o una cierta tendencia a volver a las andadas,-:DJ pero las opinionesavora%les a la apertura al e*terior han so%revivido hasta nuestros días. 3ncluso un te!rico como 1aulKrugman, especializado en las e*cepciones a la norma del li%re comercio como soluci!n !ptima,recuentemente minimiza sus hallazgos considerándolos rarezas=2ste material tan innovador no constitu&e un tema prioritario para los universitarios de ho&. 2n la "ltimadécada del siglo ZZ, las nociones esenciales que se de%en enseñar a los estudiantes siguen siendo las ideasde 5ume & +icardo/ ha& que instruirles en c!mo el mercado es autocorrectivo en sus carencias & en que los %eneicios del comercio no dependen de que un país se sit"e en una posici!n de venta(a a%soluta so%re susrivales.-:DLos economistas se muestran especialmente críticos con el enoque antie*tran(ero, no solamente porqueesté equivocado, sino porque a menudo choca con conceptos de economía elemental. Los li%ros de te*toenseñan que la producci!n total aumenta si los productores se especializan e intercam%ian, algo que nadie podría negar en lo individual. 1iense en cuánto tiempo le tomaría el producir a usted sus propios alimentoscuando gastar en el supermercado el salario de unas pocas horas de tra%a(o le permite alimentarse durantesemanas. 2n ocasiones, las analogías entre los comportamientos individuales & los sociales son alaces, pero ésta no es una de ellas. omo e*plica 7teven Lands%urg, el comercio internacional es equipara%le auna tecnología más=2*isten dos técnicas distintas para producir autom!viles en 2stados )nidos. )na consiste en a%ricarlos en6etroit & la otra cultivarlos en 3oOa. #odo el mundo conoce c!mo unciona la primera/ dé(enme que lesha%le de la segunda. 2n primer lugar, ha& que plantar unas semillas que constitu&en la materia prima con laque se ela%oran los coches. 7e espera unos meses hasta que crece trigo. 2ntonces se recolecta & se carga en %arcos mercantes que se hacen a la mar rum%o oeste a través del 4céano 1acíico. 'l ca%o de unos pocosmeses, los %arcos vuelven cargados con #o&otas.-:DGP se trata de una tecnología portentosa. La Le& de la >enta(a omparativa, uno de los teoremas másascinantes de la economía, demuestra que el comercio internacional %eneicioso para am%as partes es posi%le incluso cuando una de las dos naciones sea menos productiva en todos los ám%itos.-:DH 7upongaque un estadounidense puede producir diez coches o cinco medidas de trigo, & que un me*icano puede producir un coche o dos medidas de trigo. 'unque los estadounidenses sean me(ores en am%as tareas, laespecializaci!n & el comercio incrementan la producci!n. 7i un estadounidense pasa del trigo a losautom!viles & tres me*icanos de los autom!viles al trigo, la producci!n total se incrementa en siete coches

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&, además, una medida de trigo.B!mo puede nadie pasar por alto las nota%les venta(as del comercioC 'dam 7mith, con(untamente conmuchos economistas de los siglos Z>333 & Z3Z, señala el error radical de identiicar dinero con riqueza=87e considera que un país rico, igual que una persona rica, es un país donde a%unda el dinero/ & seconsidera que acopiar oro & plata en cualquier país es el medio más sencillo para enriquecerlo9.-:D 6e lo

que se deduce que el comercio es una actividad de suma cero, puesto que el "nico modo que tiene un país para me(orar su %alance es empeorar el de otro.7in em%argo, recurrir a este argumento ?incluso en época de 7mith@ es pasarse de listo. 2l error radical delmercantilismo del siglo Z>333 residía en una desconianza irracional hacia lo e*tran(ero. 7i no, Bpor quéha%ría la gente de centrarse en la sangría de dinero de la naci!n, pero no de la regi!n, la ciudad, el pue%lo ola amiliaC ualquiera que identiique de modo sistemático el dinero & la riqueza recelará de todas las víasde escape de metales preciosos. 2n la práctica, los individuos, entonces & ahora, incurren en la alacia de la %alanza comercial solamente cuando otros países entran en escena. ' nadie le quita el sueño la %alanzacomercial entre aliornia & $evada, o entre uno mismo & 'mazon. $o es el tratar las compras comocostes lo que constitu&e el soisma, sino tratar las compras al e*terior como costes.-:JVLa situaci!n actual hace que el pre(uicio antie*tran(ero resulte más ácil de detectar. La inmigraci!n nosorece un destacado e(emplo de que ho& en día constitu&e un pro%lema mucho ma&or de lo que era enépoca de 7mith. Los economistas, como era previsi%le, enseguida se percatan de las venta(as de lainmigraci!n. omerciar con tra%a(o es más o menos lo mismo que comerciar con %ienes/ la especializaci!n& el intercam%io incrementan la producci!n. 1or e(emplo, contratar niñeras me*icanas permite a lascualiicadas madres estadounidenses reincorporarse al tra%a(o.2n lo que atañe a la %alanza comercial, la inmigraci!n no resulta relevante. 7i un inmigrante se trasladadesde iudad de Mé*ico hasta $ueva Pork & gasta su salario en su nueva patria, la %alanza comercial no sealtera. P sin em%argo la sociedad a"n considera la inmigraci!n como una auténtica desgracia= puestos detra%a(o que se pierden, salarios que se reducen & más servicios p"%licos que se han de proporcionar. 7onmuchos los que contemplan la idea de un déicit comercial ma&or como el precio (usto que se ha de pagar acam%io de reci%ir una menor cantidad de inmigrantes. )n argumento peculiar en avor del #ratado de Li%reomercio de 'mérica del $orte ?$'F#'@ aduce que cuantos más %ienes me*icanos se compren, menosinmigrantes me*icanos llegarán.-:J: 'sí que resulta evidente que el p"%lico en general ve en lainmigraci!n un peligro cierto, independiente de la %alanza comercial deicitaria, e incluso más terroríico.La gente se siente todavía más vulnera%le al pensar que estos e*tran(eros no solamente nos están vendiendosus productos, sino que además Sviven entre nosotrosT7in em%argo, sería engañoso pensar en la cualidad de e*tran(ero como algo que se es o no se es. 1ara elestadounidense típico, los canadienses son menos e*tran(eros que los %ritánicos, los cuales son a su vezmenos e*tran(eros que los (aponeses. 2ntre :HA & :HG, un <H I de estadounidenses admitían en laencuesta ;eneral 7ocial 7urve& que sentían rechazo hacia ap!n, pero s!lo un H I sentía lo mismo por 3nglaterra, & un e*iguo A I por anadá.-:J< 'sí que no de%e sorprendernos si el grado del sesgoantie*tran(ero varía en unci!n del país. iras o%(etivas como el volumen de intercam%io comercial o eldéicit comercial suelen tener una importancia secundaria rente a las similitudes ísica, ling]ística &cultural. La alarma que genera el comercio con anadá o ;ran Nretaña es leve si se la compara con la delcomercio con Mé*ico o ap!n. Las importaciones de 22. )). desde anadá, & el déicit comercial condicho país superaron año tras año los valores correspondientes a Mé*ico en el lapso entre :HJ & <VVD.-:JA 6urante la histeria anti(aponesa de los ochenta, la inversi!n directa %ritánica en los 2stados )nidosso%repas! siempre a la (aponesa en al menos un JV I.-:JD Los e*tran(eros que se parecen a nosotros &que ha%lan inglés apenas resultan e*tran(eros.)na rele*i!n sosegada so%re la economía internacional revelará muchas cosas por las que estaragradecidos & pocas a las que temer, & economistas del pasado & del presente se muestran de acuerdo so%re

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ello. $o o%stante, una importante salvedad acecha %a(o la supericie. 7í, no ha& nada que temer de laeconomía internacional, pero los investigadores actuales Wal contrario que sus colegas del pasado & quelos proesores del presenteW raras veces mencionan que las actitudes ante la economía internacional sonotra historia. 1aul Krugman da de lleno en el clavo= 82l conlicto entre naciones que muchos intelectualesde la política imaginan predominante es un espe(ismo/ pero un espe(ismo que puede destruir la realidad de

los %eneicios recíprocos que se derivan del comercio9.-:JJEl "e"go de la creaci! de e$,leoLo que induda%lemente de%emos desear es que las hectáreas de tierra produzcan poco trigo, & los granos detrigo poca sustancia alimenticia/ o en otros términos, que nuestro suelo sea estéril. - P a"n podremosdecir que el estadio a%ierto al tra%a(o humano estará en raz!n directa de dicha inecundidad. - Lo quetam%ién de%emos desear es que la inteligencia humana se de%ilite, se e*tinga/ porque, mientras viva, procurará sin descanso aumentar la proporci!n del in al medio, del producto al tra%a(o.WFrédéric Nastiat, Economic #ophisms-:Juando inaliz! la ;uerra Fría &o era universitario & todavía me recuerdo charlando con una estudianteconservadora acerca de los recortes en gasto militar. La mera idea la ponía nerviosa. B1or quéC 1orque nose le ocurría c!mo se las i%a a arreglar una economía de mercado para rea%sor%er el contingente desoldados licenciados. $i siquiera era capaz de dierenciar entre los eectos de los recortes a corto & a largo plazo. #al & como ella lo veía, despedir a :VV.VVV empleados p"%licos era casi lo mismo que de(ar a:VV.VVV personas sin empleo de por vida. 7u postura resulta particularmente llamativa si se tiene en cuentaque la o%(eci!n que plantea%a puede aplicarse sin más al gasto en cualesquiera de los programasgu%ernamentales a los que ella, por conservadora, se oponía.7i un individuo instruido e ideol!gicamente contrario al despilarro gu%ernamental piensa de este modo, no podemos sorprendernos de que no sea el "nico. 2s mu& com"n en la sociedad la idea de que resultaliteralmente me(or consumir tra%a(o que ahorrarlo. 'horrar tra%a(o, esto es, producir más %ienes con menoshoras de la%or, es ampliamente perci%ido como algo peligroso, no como un avance. 6enominamos a esto elsesgo de la creaci!n de empleo= la tendencia a su%estimar el provecho econ!mico del ahorro de tra%a(o.-:JG 6onde los legos ven destrucci!n de empleo, los economistas ven la esencia del crecimientoecon!mico, producir más con menos. 'lan Nlinder lo e*plica del siguiente modo=7i plantease la cuesti!n con ranqueza= 8BUué es me(or, ma&or o menor productividadC9, pocosresponderían que menos. P sin em%argo, las reormas políticas son a menudo vendidas como disposiciones para 8crear empleo9. - Los puestos de tra%a(o se pueden crear de dos ormas. )na es %eneiciosasocialmente= mediante el crecimiento del 13N, que ocasionará que ha&a más tra%a(o "til que hacer. 1erotam%ién se puede crear empleo asegurándose de que cada tra%a(ador sea menos productivo & que así seanecesaria más mano de o%ra para producir la misma mercancía. 2sta "ltima orma de crear puestos detra%a(o incrementará el nivel de empleo, pero es el camino hacia la miseria, no la riqueza.-:JH1ara que una persona prospere, le %asta con tener un tra%a(o, pero la sociedad en con(unto solamente prosperará si cada individuo realiza un tra%a(o, una la%or, si cada uno se dedica a producir %ienes &servicios que otros necesiten.Los economistas llevan siglos %regando con el sesgo de la creaci!n de empleo. Nastiat ridiculiza laecuaci!n que iguala prosperidad & empleos tachándola de 8sisiismo9, por el mitol!gico re& griego quegoza de puesto de tra%a(o i(o & asegurado al ha%er sido condenado a empu(ar eternamente una roca laderaarri%a de una montaña. ' los o(os de la gente=2l esuerzo constitu&e & da la medida de la riqueza. 1rogresar es acrecentar la proporci!n del esuerzo alresultado. 7u ideal puede representarse por el esuerzo eterno, pero eternamente estéril, de 7ísio.-:J2n contraste, para el economista=La riqueza - se acrecienta cuanto ma&or es la proporci!n del resultado al esuerzo. La perecci!na%soluta, cu&o tipo es 6ios, consiste en el ale(amiento de am%os términos, en esta !rmula=Sesuerzo nulo,

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resultado ininitoT-:V2n la revista +%arterly $o%rnal of Economics, en :HA, 7imon $eOcom% nos e*plica=La discrepancia entre el economista & la sociedad no queda en modo alguno restringida al asunto delcomercio e*terior. 7e da un ranco antagonismo entre am%os en casi cualquier cuesti!n que involucre lautilizaci!n del tra%a(o. - La idea de que el provecho & la importancia de una industria se han de medir 

 por la cantidad de empleos que genera se halla tan enraizada en la naturaleza del hom%re que loseconomistas apenas si pueden pretender ha%er dado el primer paso hacia su erradicaci!n.-::La "ltima o%servaci!n resulta particularmente impactante. Los economistas del siglo Z3Z creían ha%erdiagnosticado persistentes equívocos & no pasa(eras tendencias intelectuales, & así era. #ras casi cien añosdesde $eOcom%, 'lan Nlinder se lamenta de lo mismo, pero su crítica del pre(uicio de la creaci!n deempleo &a no ve la luz en una puntera pu%licaci!n académica especializada como el U2. Nlinder se tuvoque aventurar a a%andonar la torre de maril & pu%licar un li%ro popular para conseguir p"%lico. Losevaluadores que hu%ieran revisado el tra%a(o académico de Nlinder casi seguro hu%iesen discrepado. $o porque los economistas compartan ho& en día el sesgo de la creaci!n de empleo, sino porque se considerade dudosa reputaci!n que alguien a%race una opini!n tan insensata.1ero lo que es a%razarla, la a%razan. 2l sesgo de la creaci!n de empleo adopta su orma más grosera en elmiedo ludita a la máquina. 2l sentido com"n nos indica que las máquinas acilitan la vida de las personas, pero la sociedad matiza esta postura cándida al señalar que las máquinas tam%ién diicultan la vida de las personas al de(arlas sin tra%a(o. 6urante la ;ran 6epresi!n, modas como el movimiento de la tecnocraciade 5oOard 7cott culparon al progreso tecnol!gico de los males de la naci!n.#al & como 7cott imagina%a el uturo, el ine*ora%le incremento de productividad que re%asaría cualquieroportunidad de inversi!n o creaci!n de empleo, implicaría un creciente & continuo desempleo & unacreciente & continua deuda, hasta que el capitalismo se desmoronase, hundido %a(o el peso de esa do%lecarga.-:<2s %ien conocido el amor que proesan los economistas hacia la matizaci!n, pero mu& pocos de ellosal%ergan dudas acerca de si la postura protecnol!gica necesita ser matizada. La tecnología mu& a menudocrea nuevos empleos= %asta pensar en que sin ordenadores no ha%ría tra%a(o para desarrolladores de softare. 7in em%argo, el argumento más poderoso en deensa de la tecnología como ahorro de tra%a(o se %asa en que emplear a más tra%a(adores de los necesarios es un despilarro de mano de o%ra. 7i se paga aun empleado por estar tocándose las narices, se podría ha%er invertido el mismo dinero en que el tra%a(ador hiciese algo socialmente productivo.Los economistas añaden además que las uerzas del mercado no tienen ning"n pro%lema en transormaresta venta(a social en potencia en algo eectivo. La gente que pierde un tra%a(o de%ido a los avancestecnol!gicos tiene incentivos para descu%rir nuevos usos para sus capacidades. o* & 'lm, acertadamente, %autizan este proceso como 8la mantequera9= 8la economía, sometida a constante mezcla & %atido, seregenera, desplazando los recursos la%orales hacia donde hacen más alta, sustitu&endo empleos quequedan anticuados por otros nuevos9.-:A 2 ilustran el proceso con el e(emplo hist!rico más impactante,la reducci!n radical del empleo agrícola=2n :HVV hacían alta casi J de cada :VV estadounidenses para poder alimentar a la naci!n. 2n :VV eranDV. 5o&, s!lo tres. - La mano de o%ra que &a no era necesaria en el campo ha sido aprovechada para producir casas, mo%iliario, prendas de vestir, ordenadores, medicamentos, electrodomésticos, atenci!nmédica, películas, asesoría inanciera, video(uegos, delicatessen  gastron!micas & toda una mareantevariedad de muchos otros %ienes & servicios. - Lo que tenemos en lugar de prolongadas (ornadas detra%a(o en el campo es una riqueza de %ienes & servicios, derivada de de(ar que la mantequera uncionedonde & cuando sea.-:D2stos argumentos pueden sonar duros & en parte por eso son tan impopulares= la gente preiere elsentimiento compasivo al razonamiento l!gico. Muchos economistas a%ogan por la asistencia del estado

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 para amortiguar el rigor de la transici!n de los tra%a(adores sustituidos & por el mantenimiento del apo&o p"%lico para dinamizar la economía. 'lan Nlinder recomienda un seguro de desempleo prolongado,ormaci!n para reciclarse & a&udas para los cam%ios de residencia.-:J 4tros economistas discrepan, perocasi todos admiten que impedir los cam%ios acarrea elevados costes.1or mu& e*asperante que resulte la mentalidad ludita, los países raramente van más allá de lo ret!rico & no

dan marcha atrás en la vía de la tecnología. 7in em%argo, no se puede decir lo mismo de otra polémicasaturada del pre(uicio de la creaci!n de empleo= la hostilidad hacia las reducciones de plantilla. BUué tienende %uenoC Uue siempre que se da con un método para llevar algo a ca%o con menos tra%a(adores, lasociedad resulta enriquecida, porque la mano de o%ra es un recurso valioso. $os (ugamos muchísimo en el hecho de de(ar que la mantequera siga %atiendo, asignando mano de o%ra adierentes tra%a(os, aumentando el nivel de vida, dándonos más por menos. $o podemos sustraernos alhecho de que la garantía del proceso no está asegurada sin despidos. - Los a(ustes de plantilla van a ser vilipendiados por parecer insensi%les, pero cuando las pasiones se sosieguen, se reconocerá que, en lama&oría de los casos, era necesario hacer el tra%a(o sucio.-:1uertas adentro de cada hogar, cualquiera puede entender eso a lo que o* & 'lm denominan 8lo positivoen lo negativo de los recortes de tra%a(o9.-:G $adie se preocupa por qué hará con las horas de tra%a(oe*tra que se ahorra al adquirir una lavadora, porque siempre ha& otras ormas de pasar el tiempo. Nastiat,mu& avispadamente, advierte que una persona aislada nunca será presa del sesgo de la creaci!n de empleo= $ing"n individuo aislado deduciría de ello que, con vistas a asegurarse de que sus ansias de la%or tuviesenalgo en que ser empleadas, hu%iera de destruir las herramientas que le ahorran tra%a(o, aca%ar con laertilidad del suelo o devolver al mar los dones que éste ha&a tenido a %ien gratuitamente otorgarle. -omprendería, por "ltimo, que ahorro de tra%a(o no signiica sino progreso.-:HLa e*istencia de una economía de intercam%io es condici!n necesaria para que sur(a el pre(uicio de lacreaci!n de empleo=1ero el cam%io oscurece nuestra vista a prop!sito de una verdad tan sencilla. 2n el estado social & con ladivisi!n de ocupaciones que lleva consigo, la producci!n & el consumo de un o%(eto no se conunden en unmismo individuo. ada uno por sí se inclina a considerar su tra%a(o, no como un medio, sino como untérmino u o%(eto.-:7i a usted le regalan una lavadora, las venta(as son todas para usted= más tiempo li%re sin reducci!n derenta. 7i a usted le despiden, las venta(as son para otros= aunque disrute de más tiempo li%re, sus ingresosse reducen temporalmente. $o o%stante, en am%os casos, la sociedad economiza un tra%a(o valioso.Se"go ,e"i$i"#a6os generaciones -más saturarán la po%laci!n mundial & agotarán los recursos de las minas. uandollegue ese momento, la decadencia econ!mica, o lo que es lo mismo, la decadencia de la civilizaci!necon!mica, arrancará.W5enr& 'dams, 3545-:GVLa primera vez que me tropecé con la propaganda antidroga ue en primaria. Lo llama%an 8educaci!nso%re las drogas9, pero en realidad eran cuentos de miedo. Me di(eron que otros chavales de mi entorno &aesta%an consumiendo drogas & que un camello tam%ién me orecería a mí a no mucho tardar. Los proesores nos advertían de que cada vez más chicos se irían convirtiendo en adictos & de que, para cuandoestuviese en secundaria, me encontraría rodeado por ellos. Las iguras de autoridad especula%an de vez encuando acerca de c!mo serían las cosas cuando uésemos adultos, & se pregunta%an c!mo i%a a ser posi%leque un país uncionase con tal grado de degeneraci!n en su po%laci!n activa. 4tro motivo más por el queeste país se está &endo al garete.La distopía de secundaria (amás lleg! a hacerse realidad/ a"n esto& esperando a que alguien me orezcadroga. 1ara cuando alcancé la madurez, era evidente que la ma&oría de la gente no i%a a tra%a(ar puesta de polvo de ángel. La generaci!n Z consumi! su cuota de sustancias ilegales, pero su acceso al grupo de la

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 po%laci!n activa se vio acompañado de las maravillas de la era de internet, & no de una reducci!n en la productividad & la innovaci!n producto del sopor inducido por los estupeacientes.Los pron!sticos de mis proesores so%re el uturo econ!mico de 2stados )nidos resultaron risi%les, peroenca(an a las mil maravillas en un patr!n de conducta más amplio. omo regla general, la sociedad suponeque la situaci!n econ!mica es más deiciente de lo que realmente es, perci%e un mundo que va de mal en

 peor & c!mo la economía encara una larga lista de retos amenazadores que de(an poco espacio a laesperanza. Me reeriré a esta tendencia social como el sesgo pesimista= la propensi!n a so%revalorar lagravedad de los pro%lemas econ!micos & a su%estimar el comportamiento de la economía en el pasado?más reciente@, presente & uturo.-:G:2s %ien sa%ido que a 'dam 7mith le %ast! una línea para ridiculizar tales posturas= 8en un país ca%enmuchas ruinas9.-:G< 2l sentido de su rase, del cual se hacen eco a menudo los economistas, es que a lasociedad le alta perspectiva. )na economía de envergadura puede progresar, & normalmente así lo hará, pese a tener que arontar una serie intermina%le de contratiempos. Mientras que los economistas de%atenacerca de las previsiones de crecimiento, el discurso social se articula so%re la dis&untiva estancamiento orecesi!n.7uponga que un médico que sea un pesimista nato e*amina a un paciente. 5a%ría que estar alerta paradetectar dos tipos de errores de diagn!stico. 1or un lado, la e*ageraci!n de la gravedad de los síntomas. #alvez al encontrarse con una temperatura de AG,H `, el doctor e*clame que se trata de una 8ie%re peligrosa9.1ero, por otro lado, tam%ién podría equivocarse al eectuar una apreciaci!n glo%al del enermo & darle dossemanas de vida.2l pesimismo aplicado a la economía maniiesta la misma disposici!n. 7e puede ser pesimista acerca de lossíntomas & desor%itar la severidad de lo que sea, desde el déicit hasta la discriminaci!n positiva/ perotam%ién se puede ser glo%almente pesimista & perci%ir tendencias negativas en el nivel de vida, en lossalarios & en la desigualdad. La opini!n p"%lica se ve aectada por am%as ormas de pesimismo. Loseconomistas aconse(an constantemente que no de(emos que la "ltima amenaza econ!mica que salga en lasnoticias nos quite el sueño.-:GA 1ero tam%ién han adoptado la costum%re de e*plicar cuánto ha avanzadola humanidad en los "ltimos cien años & señalar los enormes avances que se han producido & que pasandesaperci%idos.-:GD)n elemento %ásico de la ret!rica pesimista es la idealizaci!n de las condiciones de vida de un pasadole(ano para así presentar por contraste una imagen negativa de las actuales. 'rthur 5erman, en The /dea of

 Decline in Western #ociety ? La idea de decadencia en la historia occidental @, asevera que 8asi todas lasculturas del pasado o del presente han creído que los hom%res & mu(eres no están a la altura de sus padres &ancestros9, & se pregunta, 8B1or qué la sensaci!n de decadencia es com"n a todas las culturasC9.-:GJ 2n Primitivism and Related /deas in )nti&%ity ?1rimitivismo e ideas aines en la 'ntig]edad@, 'rthur Love(o&& ;eorge Noas se adhieren a la opini!n de que el espe(ismo pesimista es algo casi universal= $o es impro%a%le que la con(etura de que la percepci!n de una humanidad desarrollada en e*ceso & de quela vida se está convirtiendo en algo demasiado comple(o & pereccionado date de la época en la que los primeros hom%res de las cavernas se convirtieron en tales. 7i los cavernícolas se parecían en algo a susdescendientes, resulta casi imposi%le que nunca se produ(era una conversaci!n en la que alguno de ellosmenospreciase lo aeminado & co%arde del hecho de vivir a resguardo o señalase la desesperante molestiade tener que estar &endo siempre a comer & dormir al mismo lugar en vez de ser li%re para deam%ular a susanchas por los espacios a%iertos.-:G2l papel que (uega el sesgo pesimista en la tradici!n oral de la economía es secundario comparado con losde los sesgos antimercado, antie*tran(ero & de la creaci!n de empleo. Los grandes economistas del pasadoa menudo no se i(an en él & los proesores de economía invierten relativamente poco tiempo enerradicarlo. $o o%stante, que la tradici!n oral en este caso ha%le en susurros no quiere decir que no diganada. 'dam 7mith maniiesta que el progreso constitu&e el curso normal de los acontecimientos=

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2l esuerzo uniorme, constante e ininterrumpido de cada persona en me(orar su condici!n - es conrecuencia tan poderoso como para mantener el r%mbo nat%ral de las cosas hacia el pro0reso, a pesar tantodel despilarro del go%ierno como de los ma&ores errores de administraci!n. 'ct"a igual que ese principiodesconocido de la vida animal que recuentemente restaura la salud & el vigor del organismo no s!lo a pesar de la enermedad, sino tam%ién de las a%surdas recetas del médico.-:GG

7in em%argo, el progreso opera tan gradualmente que la aparici!n de algunas áreas de retroceso lo escondede la visi!n del p"%lico.1ara ormarnos un (uicio correcto de%eremos comparar el estado de la naci!n en períodos algo distantesentre sí. 2l desarrollo es con recuencia algo tan gradual que en períodos pr!*imos el progreso no s!lo esimpercepti%le, sino que puede ocurrir que la decadencia de ciertas ramas de la economía o de ciertas zonasdel país, algo que puede ocurrir aunque el país en general atraviese una intensa prosperidad, despierterecuentemente la sospecha de que todas las riquezas & las actividades están deca&endo.-:GH6avid 5ume Weconomista, il!soo & el me(or amigo de 'dam 7mithW culpa del pesimismo popular anuestra propia psicología & no a la naturaleza lenta & desigual del progreso= 82l talante que nos impulsa ahacer reproches al presente & admirar el pasado está uertemente enraizado en la naturaleza humana einlu&e incluso en personas dotadas del (uicio más penetrante & de la más amplia instrucci!n9.-:G 2n otroragmento, 5ume considera el sesgo pesimista como una de las causas de la superstici!n= 82n ausencia demotivos reales para el miedo, el alma, actuando en su propia contra & dando co%i(o a su tendencia prevalente, los encuentra imaginarios, & ni a su poder ni a su malicia pone límites9.-:HV' pesar de estos inicios tan prometedores, los economistas del siglo Z3Z hicieron mu& poco por desarrollarla materia del pre(uicio pesimista. Nastiat & $eOcom% aportaron poco so%re él. Los socialistas del sigloZ3Z que pronosticaron la depauperaci!n de la clase tra%a(adora sí se encontraron con la resistenciaintelectual de los economistas, pero la predicci!n socialista esta%a enraizada en su hostilidad hacia losmercados & no en el pesimismo como tal. Los economistas a menudo ridiculizaron a los socialistas de%idoa su eu!rico optimismo concerniente a la inminente utopía socialista.-:H:' los oponentes decimon!nicos del catastroismo los encontraremos más ácilmente en el campo de lasociología. 'le*is de #ocqueville ataca el pesimismo por ser 8el gran trastorno de nuestra época9.-:H<5er%ert 7pencer encuentra desesperante que 8cuanto más me(ora todo, más estruendosas se vuelven lase*clamaciones de lo mal que van las cosas9.-:HA uando se dan serios pro%lemas ?desde el maltrato a lasmu(eres hasta la po%reza, pasando por el anala%etismo@ la gente los asume como algo natural &, seg"n lascondiciones van me(orando, la sociedad se inclina más a pensar que las cosas nunca han estado peor.P aunque la promoci!n mental & ísica de las masas se produce con mucha ma&or velocidad que nuncaanteriormente & aunque el descenso de la tasa de mortalidad prue%a que la vida resulta menos dura en promedio, se alza cada vez más alta la que(a lastimera de que los males del mundo son tantos que senecesita como poco una revoluci!n social para aca%ar con ellos. 'nte la presencia misma de las evidentesme(oras - se proclama, con vehemencia creciente, que las cosas van tan mal que la sociedad ha de serreducida a cenizas para ser reconstruida luego de acuerdo con una nueva planiicaci!n.-:HD3ncluso los más optimistas conceden que el pre(uicio pesimista se ha agravado en nuestra época. 5ermanmantiene que toc! techo poco después de la 1rimera ;uerra Mundial, cuando 85a%lar del in de lacivilizaci!n occidental se convirti! en algo tan natural como respirar. 2l "nico asunto su(eto a polémica erano si 4ccidente esta%a condenado, sino por qué9.7in em%argo, el grado que alcanza el pesimismo contin"a siendo ins!litamente alto= 8'sí como losintelectuales llevan más de ciento cincuenta años pronosticando el inminente hundimiento de lacivilizaci!n occidental, su inluencia se ha acrecentado más rápidamente durante dicho periodo que nuncaantes en la historia9.-:HJB!mo es posi%le que conviva un grado tan alto de pesimismo con un incremento constante del nivel devidaC-:H 'unque es cierto que el pesimismo se ha reducido desde la 1rimera ;uerra Mundial, se puede

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decir que la distancia entre la situaci!n o%(etiva & las percepciones su%(etivas es ahora ma&or que nunca.-:HG ;regg 2aster%rook ridiculiza la incapacidad de los ciudadanos del mundo desarrollado a la hora deapreciar su %uena suerte= $uestros antecesores, que tra%a(aron & se sacriicaron sin descanso en la esperanza de que susdescendientes pudieran llegar un día a gozar de li%ertad & a vivir holgadamente, con salud & educaci!n,

 podrían sentirse ahora desalentados al advertir de qué modo tan mordaz negamos poseer ninguna de esascosas.-:HH'l igual que 6avid 5ume, los economistas o* & 'lm se remiten a la psicología humana más %ásica a lahora de e*plicar nuestro pesimismo= 82l presente casi siempre palidece cuando se lo compara con losvie(os tiemposb9. La ormas leves que adopta este sesgo son las que soportan el persistente descontento enlo econ!mico= 8Los nostálgicos a menudo se olvidan de las me(oras producidas en %ienes & servicios,aunque sí recuerdan con cariño el precio que paga%an hace tiempo por las versiones más %aratas de esosmismos productos9.-:H Las variantes más severas, nos vuelven receptivos a antasías paranoides=2*iste cierta aceta de la naturaleza humana que conecta con lo apocalíptico. )na & otra vez los pesimistas predicen que el mundo está &éndose al dia%lo. P no importa que nunca suceda tal cosa, muchos de nosotros&a nos hemos preparado para lo peor. Los ag]eros unestos no se pueden pasar por alto así como así, &atengan como uente la Ni%lia, a $ostradamus, a #homas Malthus o el lu% de +oma. 6a igual cuántasveces nos ha&amos levantado a la mañana siguiente del día en que se suponía que el mundo se i%a a aca%ar.-:V5a& ahora un de%ate a%ierto acerca de la desaceleraci!n del crecimiento. ' esto se reieren economistasrelativamente pesimistas como 1aul Krugman cuando airman que 8la economía estadounidense va mal9.-:: 4tros contraargumentan diciendo que los índices econ!micos no tienen en cuenta una cesta de lacompra con una calidad & variedad en constante incremento, ni un mercado la%oral cu&a composici!n escam%iante. P el s"%ito crecimiento durante los años noventa hizo alorar más dudas.-:< 7ea como sea, la peor situaci!n que se puede deducir de las estadísticas del 13N, o sea, una menor velocidad en el desarrollo,tampoco constitu&e ning"n desastre. 2nrentado al pesimismo popular, tam%ién Krugman e*clama= 85evisto el presente, S& uncionaT9.-:A2l reugio avorito del pesimista inteligente se encuentra en la argumentaci!n de que los índices como el13N pasan por alto importantes componentes del nivel de vida. 2l candidato destacado suele ser la calidadmedioam%iental, que es donde, por decirlo suavemente, tiende a %uscar reugio el pensamiento negativo.-:D Los pesimistas con recuencia añaden que el racaso en lidiar con la destrucci!n del medio am%ientese traducirá en un desastre econ!mico a no mucho tardar. 2n los años sesenta, el superpesimista 1aul2hrlich se hizo amoso por pronosticar que la desidia en asuntos medioam%ientales pronto se traduciría enuna ham%runa masiva.-:J 7i los recursos se esuman al tiempo que el n"mero de ha%itantes se multiplicano es que va&amos a perder el contacto con la madre tierra, es que vamos a conocer de primera mano la po%reza & el ham%re.)nos cuantos economistas han plantado cara a este reto. 2l que alcanz! ma&or notoriedad ue ulian7imon, quien argu&e que las populares visiones catastroistas relativas al agotamiento de recursos,superpo%laci!n & %a(a calidad medioam%iental están sacadas de quicio & van, a menudo, en contra de larealidad.-: iertamente, el progreso en el pasado no asegura progreso en el uturo, pero sí permite preverlo=2n los anales de la historia encontramos a menudo pron!sticos de escasez de recursos &, entonces comoahora, los atalistas han pretendido que el pasado no servía como guía para el uturo porque siempre nosencontrá%amos en una encruci(ada hist!rica. - ' lo largo de la historia, quienes hu%iesen apostado por lame(ora antes que por el deterioro de aspectos clave del nivel de vidaWcomo el acceso a los recursosnaturalesW ha%rían estado en lo correcto casi siempre.-:G7imon ha actuado como pararra&os de la polémica, pero sus tesis undamentales ?los recursos naturales se

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a%aratan, el aumento de la densidad de po%laci!n no per(udica el crecimiento, la calidad del aire me(ora@constitu&en ahora la corriente dominante en economía medioam%iental.-:H 6esde el transcendentalartículo de Michael Kremer  Pop%lation 7roth and Technolo0ical Chan0e2 'ne (illion 9.C. to 344: ?2lcrecimiento demográico & la evoluci!n tecnol!gica= de :VVVVVV a. . a :V@, incluso el punto de vistaradical  de que el aumento de po%laci!n aumenta el nivel de vida ha sido aceptado de manera general.-:

1odemos e*traer como consecuencia de todo ello que pereccionar las medidas de %ienestar econ!mico node%e llevarnos a (ustiicar el pesimismo. 6e hecho, se puede ser optimista ante la perspectiva de adopci!nde medidas más glo%ales, porque el nivel de vida tam%ién ha me(orado para las varia%les que no han sidotenidas en cuenta.-<VV 'sí que la pregunta= 8B$o le preocupa que el descenso de calidad medioam%ientalva&a a dañar la prosperidad econ!micaC9 recuerda a aquella otra= 8B#odavía sigue pegando a su madreC9.Co!cl&"i!Los economistas mantienen una relaci!n de amor\odio con los pre(uicios sistemáticos. 2n el plano te!rico,niegan su e*istencia/ en el plano e*perimental, cada vez son más proclives a tomar prestada la noci!n deotros campos del sa%er. 'hora %ien, cuando se dirigen al p"%lico en general, o cuando se dedican a tareasdocentes o elucu%ran acerca de qué unciona mal en el mundo, entonces tiran de su ali(o privado. 2n ciertomodo, no es que reconozcan sin más la e*istencia de ideas sesgadas sistemáticamente, es que creen ha%erdescu%ierto virulentas tensiones en su propia casa= ideas sesgadas sistemáticamente so%re economía.-<V:Los sesgos antimercado, antie*tran(ero, de la creaci!n de empleo & pesimista son los e(emplares másdestacados. 6e hecho, tan destacados son que resulta diícil dedicarse a la enseñanza de la economía sindarse de %ruces contra ellos. Los estudiantes de economía no llegan como olios en %lanco cu&os proesores ha&an de llenar, sino que arrastran pre(uicios &a mu& enraizados. 7u%estiman las venta(as delmercado, de comerciar con e*tran(eros, de ahorrar tra%a(o & el rendimiento general de la economía/ a la vezque so%restiman sus diicultades.1ero esa relaci!n de amor\odio de los economistas hacia los pre(uicios sistemáticos hace que alorenalgunas dudas. 7i las más prominentes iguras de la historia de la economía ni se i(an en tales sesgos & silos proesores de economía han de lidiar con ellos una & otra vez, Bqué pasará si colocamos esos sesgos %a(o el microscopio de la investigaci!n actualC B'guantarán un escrutinio e*perimentalC B7erán s!lomilongas que han estado contando los economistas durante todo este tiempoC '1X#)L4 A2>362$3'7 2Z#+'X6'7 62 L' 2$)27#' ' 2Z12+#47 P 1+4F'$47 '2+' 62 L'24$4MX'.1areciera, pues, que lo que esto& airmando es que en las creencias populares concernientes al comerciointernacional prevalecen las ideas de personas completamente ignorantes que han logrado convencerse a símismas & a todos los que cuentan de que acumulan un proundo conocimiento, aunque en realidaddesconocen los hechos más %ásicos & los principios más elementales que rigen la economía mundial. Pque, comparados con ellos, esos po%res economistas menospreciados son manantiales de sa%iduría &sentido com"n. 1ues eso es en eecto lo que pretendo airmar. 1aul Krugman, Pop /nternationalism-<V<2conomistas ha&, desde 7mith, Nastiat & $eOcom% hasta Mises, Nlinder & Krugman, que sostienen que lasociedad mantiene creencias sistemáticamente sesgadas acerca de la economía. B#ienen raz!nC 7e puede (uzgar una opini!n so%re, pongamos, la venta(a comparativa por sus propios méritos, pero eso no %asta paragarantizar la e*istencia de un sesgo tendencioso sistemático. )na vez esta%lecido que un punto de vistaso%re economía Z es verdadero, a"n alta por veriicar que, en líneas generales, ?a@ los economistasmantienen Z & ?%@ los no economistas mantienen no\Z. B2s realmente cierto que, por e(emplo, loseconomistas se muestran más optimistas so%re las consecuencias de la competencia internacional que los proanosC2stas cuestiones son de naturaleza esencialmente empírica. 6esde luego, la e*periencia docente pesa, peroBes posi%le que los economistas ha&an malinterpretado a sus alumnos durante siglosC Las impresiones

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 personales no %astan. uando psic!logos & polit!logos discuten acerca de los pre(uicios, respaldan susairmaciones con datos ehacientes, así que los economistas que quieran unirse al de%ate ha%rán de hacer lomismo.2*isten a%undantes sondeos centrados en las creencias tanto de los economistas como del p"%lico engeneral -<VA que conirman ampliamente la 8prounda discrepancia9 que $eOcom% considera%a

8conocida por todos9. )na encuesta emprendida por . +. Kearl & que se lleva realizando largo tiempo ha preguntado a los economistas si están de acuerdo con que 8los aranceles & los contingentes de importaci!nnormalmente hacen disminuir el %ienestar social9.-<VD 2n <VVV, el G<,J I se maniesta%a sustancialmentede acuerdo & un <V,: I más decía estar de acuerdo con salvedades/ s!lo un I e*presa%a un desacuerdoen términos generales. Los desgloses correspondientes a :V & a los "ltimos años setenta están a"n másdesequili%rados en avor de la postura del li%re comercio.BP qué ha& de la opini!n p"%licaC La cuidadosamente ela%orada encuesta 0orldvieOs-<VJ ha planteadoreiteradamente la siguiente pregunta a muestras aleatorias de ciudadanos=5a& quien sostiene que si todos los países eliminasen los aranceles & las restricciones a las importaciones,el coste de los %ienes disminuiría para todo el mundo. 7in em%argo, otras personas mantienen que dichosaranceles & restricciones son necesarios para proteger ante la competencia más %arata los empleos en lasindustrias de ciertos sectores. 2n términos generales, Bse encuentra usted más de acuerdo con aquellos queestán a avor de eliminar aranceles o con los que mantienen que son necesariosC-<VLos ciudadanos de a pie siempre se inclinan claramente a avor del proteccionismo. Las ciras de apo&o alli%re comercio tocaron ondo en :GG, cuando "nicamente un :H I se mostra%a avora%le a la supresi!n dearanceles, & el I los veía necesarios. 1ero la opini!n p"%lica sigue siendo proteccionista en términosa%solutos. 2n <VV< la adhesi!n hacia la eliminaci!n de aranceles alcanz! un pico hist!rico del AH I renteal JV I que se maniesta%a en contra. 2s más, el HJ I de los encuestados respalda%an la idea de que 8la protecci!n de los puestos de tra%a(o de los tra%a(adores estadounidenses9 de%ería ser un o%(etivo de la política e*terior 8de capital importancia9. S)n récord sin precedentesT-<VG[sta es la t!nica con la que de%emos contar si el sesgo antie*tran(ero realmente e*iste. 1rue%asequivalentes pueden ser aducidas para el resto de los pre(uicios. ' inales de los GV, Kearl & otros preguntaron a economistas si acaso 8ha%ía que esta%lecer un control de precios & salarios para renar lainlaci!n9.-<VH asi las tres cuartas partes se e*presaron en contra en términos generales. 1or el contrario,seg"n la encuesta ;eneral 7ocial 7urve& ?;77@, una importante ma&oría de proanos en economía opinanque de%ería ser responsa%ilidad del go%ierno 8mantener los precios %a(o control9.-<V Los que propugnantal parecer superan a sus contrarios en una proporci!n de al menos <=:, que a menudo llega a ser A=:. Losdos tipos de validaci!n e*perimental, ormalista & no, están en consonancia. Los economistas conían en lacompetencia, los legos desean que el go%ierno ate corto la rapiña de los negocios.7in em%argo, no estamos ha%lando de indicios vehementes, porque los resultados de las encuestas no soncompara%les sin más. Las preguntas en la de Kearl acerca del li%re comercio & el control de precios sonseme(antes a sus análogas en la 0orldvieOs & la ;77, pero no idénticas. 2s más, ninguna de ellas seeectu! en la misma época que las demás. Los datos de Kearl so%re control de precios proceden de inalesde los años setenta, los de la ;77, de los años ochenta & noventa.'sí pues, conseguir datos so%re lo que piensan los economistas & la sociedad es aparentemente mu&sencillo, a%undan las encuestas tanto en una po%laci!n como en la otra. La pega es que no ha& apenasninguna que muestree a am%os grupos, con las mismas preguntas & simultáneamente. )n escéptico podríaachacar las dierencias en las respuestas a la redacci!n de los términos de las preguntas= si se redactan deorma sesgada en un sentido para los economistas & en otro para la gente corriente, se podrá e;traer

cualquier patr!n de comportamiento que se desee.A!%li"i" de la SAEE2 la o,i!i! ,3/lica4 lo" eco!o$i"#a" 1 el 5P3/lico Il&"#rado61or ortuna, sí e*iste un estudio %ien ela%orado & de envergadura que resulta en gran medida inmune a esta

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crítica. 2n :, el Washin0ton Post , la undaci!n Kaiser Famil& Foundation & la universidad de 5arvardmediante su pro&ecto so%re sondeos, cola%oraron para ela%orar la 7urve& o 'mericans and 2conomists onthe 2conom& ?2ncuesta a e*pertos & proanos acerca de la economía@ o 7'22.-<:V Nasándose enentrevistas a :.J:V estadounidenses elegidos al azar & a <JV doctores en 2conomía, la 7'22 orece unmarco inme(ora%le para someter a e*amen las divergencias sistemáticas que se dan entre las ideas de legos

& e*pertos.-<:: #am%ién ormula otras preguntas de lo más variado que nos permiten e*plorar en proundidad las dierencias de criterio. )na venta(a añadida que orece la 7'22 proviene de la riqueza delas características del con(unto de encuestados. 2sta variedad puede ser usada para poner a prue%a diversasteorías so%re el origen de la divergencia que e*iste entre las opiniones de proanos & las de los entendidos.2l resto de este li%ro se apo&a uertemente en la 7'22, así que merece la pena analizarla en detalle. 7ustreinta & siete preguntas se pueden clasiicar en cuatro categorías.-<:< 2n las dos primeras se indaga sidiversos actores constitu&en 8un motivo determinante9, 8un motivo anecd!tico9 o 8no es ning"n motivo9que inlu&a en que 8la economía no uncione tan %ien como podría9. 7e ormulan dieciocho cuestiones deeste tipo. Las de la tercera categoría indagan si diversos agentes son %uenos, indierentes o malos para laeconomía. 5a& siete preguntas en esta clase. La "ltima categoría es un ca(!n de sastre de doce preguntasheterogéneas.2n las tres secciones que siguen acompañaremos al lector en un recorrido completo por el sondeo, pero,antes de proceder, resulta indispensa%le ocuparnos de la o%(eci!n más seria que se le puede plantear a esteenoque, que resumiremos en la rase= 8Los e*pertos tam%ién pueden al%ergar pre(uicios9. 7e dan proundas divergencias de criterio entre los economistas & la sociedad, & no es posi%le que am%os gruposestén en lo cierto/ pero entonces, Bresulta legítimo deducir de esas dierencias sistemáticas que los pre(uicios aloran de manera sistemática en el lado de los proanosC1or mu& elitista que pueda sonar, éste es el procedimiento estándar que se aplica en la literatura pu%licadaso%re el asunto de los pre(uicios. #al & como Kahneman & #versk&, los grandes psic!logos cognitivos,descri%en su método= 8La presencia de errores de (uicio se demuestra al someter a comparaci!n lasrespuestas de los su(etos, %ien con un hecho esta%lecido - %ien con una regla aritmética, l!gica oestadística admitida9.-<:A B82sta%lecido9 o 8admitida9 por quiénC 1or un e*perto, claro.2n principio, pudiera ser que uesen los e*pertos & no la gente de a pie quienes estuvieran equivocándose.uando un matemático, l!gico o estadístico airma que la gente &erra, nadie, ni en sueños, se atreve a8culpar a los e*pertos9, pero hacia los economistas se muestra mucho menos respeto. P muchos, como0illiam ;reider, deienden que incluso ese poco es más de lo que merecen=La democracia se encuentra ho& en día cautiva de la mística de la toma de decisiones políticas8racionales9, hip!tesis de cortas miras planteadas acerca de qué ha de ser lo legítimo políticamenteha%lando. 7e trata de levantar un muro de privilegios que en la práctica menosprecie las e*presiones políticas de los ciudadanos & promocione los pre(uicios & las opiniones de las élites.-<:D7i se adopta esta perspectiva, utilizar opiniones de los economistas para impugnar las de la sociedad escontraproducente. 1orque no e*isten 8e*pertos en economía9, s!lo 8e*pertos9 opinando 8de economía9.La duda que más com"nmente inspiran los economistas tiene origen en su aparente incapacidad para ponerse de acuerdo en algo. Uuien me(or captur! la esencia de esto ue ;eorge Nernard 7haO en aquellarase que decía= 87i colocáramos a todos los economistas alineados, la ila no llegaría a ningunaconclusi!n9.-<:J 1ero hasta los más acérrimos detractores de los economistas reconocen la supericialidadde ese reproche porque son conscientes de que a menudo están de acuerdo los unos con los otros. )naocurrencia de 7teven Kelman contradice a%iertamente a 7haO=Las respuestas cuasiunánimes que los economistas %rindan en asuntos de medidas políticas p"%licas, que,aun generando uerte controversia entre el com"n de los o%servadores inteligentes, comparten la cualidadde poder ser sometidas a análisis microecon!mico, recuerdan la unanimidad que caracteriza%a aorganismos como el politb%r del 1artido omunista de la )ni!n 7oviética.-<:

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 $o es la alta de consenso la causa de la c!lera de los críticos inormados, sino el modo en que loseconomistas se muestran unidos en el respaldo a conclusiones intraga%les, como la desconianza acerca delos %eneicios que proporciona la regulaci!n. Kelman lamenta el hecho de que incluso los economistas dela administraci!n arter ueron economistas en primer lugar, & socialdem!cratas después=2n el organismo oicial en el que tra%a(é & cu&os a%ogados & microeconomistas se relaciona%an entre ellos,

- los a%ogados se e*aspera%an a menudo, no s!lo por la recuencia con la que sus colegas economistasataca%an sus propuestas, sino tam%ién por la unanimidad en la oposici!n que maniesta%an. Los a%ogadosse inclina%an por atri%uir ?incorrectamente@ esa oposici!n al hecho de no contratar a 8un a%anico másamplio9 de economistas & acostum%ra%an a suplicarles que, si no podían apo&ar sus propuestas, al menosoreciesen 8los me(ores argumentos econ!micos9 en su avor. - La respuesta de los economistas solíaser algo como 8no e*isten argumentos econ!micos %uenos que apo&en vuestras propuestas9.-<:Gomo de costum%re, rara es la persona que pondera seriamente la idea= 81uede que los otros discrepen demí porque sepan más que &o9. 1ara sus detractores, la e*plicaci!n más razona%le del peculiar enoquedeendido por los economistas es que estos presuntos e*pertos están sesgados.P entonces, Bc!mo es ese sesgoC 'severar lisa & llanamente 8están equivocados porque están sesgados9 noe*plica nada. 3ncluso los críticos se sienten movidos a señalar cuáles son las uentes de los pre(uicios. 2lcuestionamiento de la o%(etividad cientíica de los economistas adopta undamentalmente dos ormas.La primera es la del sesgo interesado. 5a& una vasta literatura dedicada a reivindicar la motivaci!n egoístade los seres humanos al al%ergar convicciones que les resultan convenientes.-<:H omo los economistasingresan elevados salarios & tienen tra%a(os i(os, quizás e*perimentan una tendenciosidad que les lleva a pensar que aquello que es %ueno para ellos será %ueno para todos. 2s %ien conocido c!mo Mar*ridiculiza%a a los economistas por apologistas de un capitalismo de cu&os pechos se alimenta%an. ensur!a erem& Nentham, por e(emplo, en los siguientes términos 8ese oráculo insípidamente pedante, acartonado& charlatanesco del sentido com"n %urgués decimon!nico9.-<: LudOig von Mises recuerda de un modo pintoresco c!mo, en la 'lemania de entreguerras, 8lo "nico que los estudiantes de ciencias socialesaprendían de sus proesores era que la economía era una ciencia engañosa & que los llamados economistaseran, como di(o Mar*, aduladores apologistas de los in(ustos intereses de clase de los %urguesese*plotadores, listos para vender al pue%lo a los grandes negocios & al gran capital inanciero9.-<<VNrossard & 1earlstein, medio siglo después, desde el Washin0ton Post , comentan que 82l divorcio entre loseconomistas & el estadounidense típico rele(a, siquiera en parte, el hecho de que los economistas suelen sermiem%ros de una élite social, intelectual & econ!mica a la que le ha ido relativamente %ien en los "ltimosveinte años. - P muchos de los economistas tienen en titularidad unos puestos de tra%a(o en laenseñanza que les otorgan el lu(o de toda una vida de seguridad la%oral9.-<<: )no podría inclusoequiparar los c!modos empleos de los economistas con so%ornos tácitos. B1ara qué menear el %arco cuandose disruta en él de un suntuoso camaroteCLa segunda duda que oscurece la supuesta o%(etividad de los economistas es menos s!rdida, peroigualmente nociva. 7e trata del pre(uicio ideol!gico.-<<< +o%ert Kuttner advierte de orma repro%atoriaque= 8;ran parte de la proesi!n econ!mica, tras una época de aceptaci!n de la economía mi*ta, haretornado de nuevo al undamentalismo al a%razar las virtudes de los mercados9.-<<A )n consenso deundamentalistas raramente puede inspirar conianza. 7e parece más %ien a un meme intelectual= quizás acada generaci!n de alumnos le lav! el cere%ro la generaci!n de ide!logos precedente.'l acogerse a estos dos sesgos tan especíicos, los críticos se están mostrando mu& atrevidos. Las hip!tesisdel pre(uicio interesado & del ideol!gico son, en principio, compro%a%les empíricamente. B7on lasopiniones que sustentan los economistas producto de su holgura econ!micaC 2ntonces las opiniones de losricos economistas tendrán que coincidir con las de los ricos en general. BLlevan los economistas unasanteo(eras ideol!gicas conservadorasC 2ntonces las opiniones de los conservadores economistas tendránque coincidir con las de los conservadores en general. La 7'22 constitu&e un recurso nota%le porque nos

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 provee de la suiciente inormaci!n como para compro%ar am%as hip!tesis. 2sta encuesta eval"a lasracturas sociales más destacadas= renta amiliar, esta%ilidad la%oral, raza, se*o, edad, incluso la tasa decrecimiento de renta. #am%ién inclu&e dos medidores de ideología.2sta inormaci!n se podrá usar para hacer una estimaci!n de c!mo variarán los promedios de lasconvicciones una vez se rea(usten las estadísticas para compensar los sesgos ideol!gico & del propio

interés. 5e caliicado al resultado de tal operaci!n como las convicciones del  P<blico /l%strado. Lasconvicciones del 1"%lico 3lustrado responden a la pregunta= 8Buáles serían las ideas del individuo promedio si se sacase un doctorado en econ!micasC9. 4 %ien, dicho de otro modo= 8BUué opinionesmantendrían los doctores en econ!micas si su situaci!n inanciera & sus convicciones políticas coincidiesencon las del ciudadano promedioC9.-<<D3magine pues que legos & e*pertos tienen idénticos ingresos, esta%ilidad la%oral, tasa de incremento derenta, raza, se*o, edad, ideología & simpatía partidaria. B7e seguiría dando la disensi!nC 7i uera cierto que, %ien el sesgo del interés propio, %ien el ideol!gico (ustiicaran por completo la divergencia entre lasconvicciones de unos & otros, entonces las opiniones estimadas del 1"%lico 3lustrado coincidirían con lasdel individuo com"n no versado en economía.-<<J Mediante la adici!n de nuevas varia%les de controlapropiadas, se podrían llegar a poner de acuerdo las ideas de e*pertos & no e*pertos. 1or el contrario, si laship!tesis acerca de los pre(uicios ideol!gico & del interés propio carecieran por completo de undamento,las ideas del 1"%lico 3lustrado & las de los economistas serían seme(antes, por lo que, independientementede las varia%les de control que se utilicen, la distancia entre e*pertos & legos persistiría insalva%le.5a& que hacer notar el paralelismo que se da entre este método & el análisis que de las 8preerenciasilustradas9, tal & como ue e*puesto en el capítulo <, hacen los polit!logos. Mediante el planteamiento delas preerencias ilustradas se estima qué es lo que una persona opinaría si se aumentase al má*imo suconocimiento político, manteniendo constantes el resto de sus características. 6e igual modo, mediante eluso de la 7'22, podemos estimar lo que una persona opinaría si se la convirtiese en doctorada enecon!micas, manteniendo constantes el resto de sus características. La dierencia undamental entre am%osenoques deriva del hecho de que los polit!logos suelen medir el conocimiento directamente, mientras quemi método recurrirá al mecanismo sustitutivo de las titulaciones académicas.2n las pr!*imas cuatro secciones se realizará un recorrido a través de toda la encuesta a e*pertos & proanos acerca de la economía, analizando las respuestas una por una. #odas las preguntas orecen tresdatos estadísticos como síntesis=2n primer lugar, el dato en %ruto de la opini!n media del p"%lico general.2n segundo lugar, el dato en %ruto de la opini!n media de los doctores en 2conomía.1or "ltimo, la opini!n estimada del 1"%lico 3lustrado.1or insistir= si la distancia que separa las opiniones de e*pertos e ine*pertos en economía es imputa%le por entero a alguno de los pre(uicios, el ideol!gico o el del propio interés, entonces la respuesta promedio del1"%lico 3lustrado coincidirá con la del p"%lico general. 7i los pre(uicios no (ustiican en a%soluto dichadistancia, la respuesta promedio del 1"%lico 3lustrado coincidirá con la de los economistas. 1ero si laverdad se encuentra en alg"n punto intermedio, entonces la respuesta promedio del 1"%lico 3lustradoquedará entre la de la gente de a pie & la de los economistas.7i la hip!tesis acerca de la e*istencia del sesgo del propio interés & del ideol!gico no se cumple, siguesiendo conce%i%le que los economistas tengan pre(uicios de otros tipos completamente distintos. Lo mismo podrá decirse de cualquier resultado e*perimental/ por mu& contundente que pueda resultar unae*plicaci!n, siempre puede ser que se llegue a la verdad mediante una teoría dierente, tan asom%rosamenteoriginal que nadie ha tenido el ingenio necesario para proponerla. #al cosa es conce%i%le, pero poco pro%a%le. 7i los dos principales intentos dirigidos a socavar la o%(etividad de los economistas se muestraninructuosos, la carga de la prue%a recae entonces so%re sus críticos. #ras añadir estos controles, los pre(uicios del p"%lico serán la me(or e*plicaci!n de las disparidades de criterios que queden en pie.

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omo anticipo= resulta ser que las ideas del 1"%lico 3lustrado suelen estar mucho más cerca de las de loseconomistas que de las de la gente. )n má*imo del <V I de la dierencia de opini!n entre legos & e*pertos puede achacarse a la com%inaci!n de los pre(uicios ideol!gico & del interés propio. on(untamente. 2lHV I restante ha de atri%uirse al ma&or grado de conocimiento de los e*pertos. La ingenua teoría queairma 8los e*pertos están en lo cierto & los proanos se equivocan9 responde a los datos, mientras que 8los

e*pertos se engañan & los proanos tienen raz!n9, no.6e esto no se sigue que el promedio de las opiniones de los economistas sea un oráculo inali%le/ (amás lohe interpretado así. 2*isten casos en los que pienso que la opini!n de la gente se acerca más a la verdad, &otros severamente malinterpretados por am%os grupos. La airmaci!n es, más %ien, que, tras aplicarcorrecciones so%re los sesgos medi%les, los economistas no tendrán que cam%iar de opini!n s!lo porque los proanos en la materia piensen de otro modo.' los proesores veteranos de 2conomía 3 Easí como a la gente corriente con ormaci!n en economíaE,les parecerá que la ma&or parte del recorrido a través de las preguntas es algo perogrullesco, pero aquí &allá saltarán las sorpresas. Los economistas que viven a resguardo impartiendo clases solamente en loscursos altos & de posgrado, pro%a%lemente e*perimentarán una sensaci!n de d,=> v% seg"n avancen en lalectura de la 7'22. 3ncluso si no han vuelto a ha%lar so%re economía con proanos desde que esta%an en primer curso, sentirán %ullir en su memoria los recuerdos, tanto tiempo arrinconados, de sus propios puntosde vista anteriores a su ormaci!n econ!mica. 'quellos lectores con poca o ninguna instrucci!n eneconomía puede que reaccionen con asom%ro, desconcierto o se sientan arentados. 7o%re esto "ltimo poco puede hacerse, pero intentaremos orientar a los lectores en la direcci!n correcta es%ozando los motivos principales que hacen que los economistas pensemos como pensamos.La SAEE a e0a$e!( ILas once primeras preguntas de la 7'22 se atienen al siguiente modelo=3ndependientemente de lo %ien que va&a la economía en su opini!n, siempre se producen contratiemposque impiden que alcance un rendimiento !ptimo. >amos a presentarle una relaci!n de motivos que algunas personas han aducido para (ustiicar que la economía no va&a me(or de lo que va. 1ara cada uno de ellos,responda por avor si, a su (uicio, se trata de un motivo determinante, un motivo anecd!tico o no constitu&ening"n motivo. 

7í, ha interpretado correctamente el sentido de la igura A.:= los economistas se muestran menos preocupados que la opini!n p"%lica por el daño que pueda causar una carga impositiva e*cesiva. 7i ustedcree que los economistas son ide!logos de e*trema derecha, ésta es la primera señal indicativa de que ha de pensárselo %ien. 2l 1"%lico 3lustrado es de la misma opini!n, aunque un poco más moderado. 2l motivo esque a los más ricos & a aquellos que tienen un empleo i(o les preocupan menos los impuestos que al resto

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de la po%laci!n. 'l contrario de lo que el pre(uicio del interés propio parecía pronosticar.La e*plicaci!n más verosímil para esta divergencia es el sesgo pesimista. La gente está convencida de queel de los impuestos es un negocio ruinoso, porque podrían ser re%a(ados sustancialmente sin necesidad dehacer recortes en las actividades del go%ierno que gozan de más popularidad. 1ero los economistasreconocen que identiicar situaciones de despilarro inequívoco no es tan ácil, & los programas

gu%ernamentales impopulares como la a&uda e*terior constitu&en s!lo una diminuta racci!n de los presupuestos. #am%ién son conscientes de que pegar un ta(o a los impuestos mientras se mantiene constantela cuantía del gasto es %uscarse pro%lemas.-<<

 La opini!n p"%lica suele reci%ir reprimendas a menudo por estar en contra tanto de las su%idas deimpuestos, como de los recortes de gastos & de los déicits presupuestarios. La "ltima parte de la tendenciase ve conirmada a las claras por las respuestas orecidas ?ig. A.<@. $ing"n otro pro%lema en la encuestainspira tanto pesimismo. Los economistas tam%ién se toman el déicit en serio, pero ven el pro%lema comoalgo secundario & controla%le. $!tese que el 1"%lico 3lustrado se alinea con los economistas & que ni lascircunstancias personales ni las ideologías de estos "ltimos sirven para (ustiicar el desacuerdo.

 La divergencia de opiniones en cuanto a la a&uda e*terior ?ig. A.A@ es más prounda que cualquiera de lasotras, & permanece casi invaria%le después de rea(ustar para corregir sesgos. 1ara la opini!n p"%lica, laa&uda e*terior constitu&e un serio pro%lema. 1ara los economistas, casi sin e*cepci!n, no merece la pena nimencionarse, & la opini!n del 1"%lico 3lustrado es casi tan e*tremada como la de estos "ltimos. 2n un principio, esto resulta sorprendente si se tiene en cuenta cuánto menudean las duras críticas de los

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economistas hacia las campañas de a&uda internacional.-<<G 1ero dichas críticas suelen centrarse en loseectos que producen en los países destinatarios. )na cosa es airmar que las campañas de cola%oraci!nsu%vencionan políticas insensatas en el tercer mundo & que apuntalan regímenes corruptos. 4tra, insistir enque la a&uda internacional va a conducir a la %ancarrota a 2stados )nidos, que es lo que reivindica sinreservas la opini!n p"%lica.

7e hace diícil no ligar estas ideas equivocadas con el sesgo antie*tran(ero. La sangría más caudalosa en los presupuestos del estado son las personas ma&ores,-<<H pero ellas tienen el cariño de la gente. 7i ha& quedar con un chivo e*piatorio para calmar la angustia iscal, Bno es mucho me(or i(arnos en quien nos resultairritanteC P esos e*tran(eros ingratos & engreídos que no hacen más que sangrarnos se a(ustan perectamente al peril requerido.

 1ara alguien que padezca del pre(uicio antie*tran(ero, la inmigraci!n es algo espantoso. Forasteros nocualiicados 8inundan9 el país & 8ro%an9 el tra%a(o a los oriundos, presionan a la %a(a los salarios &colapsan los servicios p"%licos. Los economistas piensan de modo casi diametralmente opuesto, & el1"%lico 3lustrado lo suscri%e ?ig. A.D@. 2l comercio internacional de %ienes hace que la tarta a repartir sea

ma&or, incluso cuando una de las partes aventa(a a%solutamente a la otra en todo, e incluso si el %ien encompraventa es la mano de o%ra la%oral. 1uede que la airmaci!n no sea a%solutamente irreuta%le & puedeque ha&a inmigrantes que preieran dedicarse a las actividades delictivas o a co%rar su%sidios antes que atra%a(ar. 1ero los economistas aceptan, al contrario que la gente, que un nuevo tra%a(ador autosuiciente esun %eneicio neto, da igual d!nde ha&a nacido.BP qué ha& de los miedos de la sociedadC Los ha& que son e*ageraciones & los ha& que son errores palmarios. 1ero por encima de todo, el n"mero de puestos de tra%a(o no es una constante. 2l mercadola%oral estadounidense ha a%sor%ido en numerosas ocasiones aluencias de mano de o%ra mucho ma&oresque las actuales. 2l motivo principal de que ho& en día la inmigraci!n constitu&a un importante porcenta(edel crecimiento po%lacional del país reside en la %a(a natalidad en 22. )). La tasa de inmigrantes no es tanelevada medida en relaci!n a la po%laci!n total. Los economistas e*perimentales tam%ién sa%en que las

 prue%as de que los inmigrantes provoquen %a(adas salariales son dé%iles, pero sí las ha& decisivas acerca deque su gasto en servicios p"%licos es menor que los ingresos que producen por medio de impuestos.-<<

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 La cuesti!n relativa a la igura A.J tiene que ver so%re todo con el sesgo antimercado. La opini!n p"%licacree que los impuestos son demasiado elevados salvo los que soportan las codiciosas empresas, siemprededicadas a sem%rar indirectamente el caos en la economía al escaquearse a la hora de apoquinar. La visi!nde los economistas so%re el asunto es %ien dierente, & la del 1"%lico 3lustrado apunta en la mismadirecci!n.

7i se analizan los hechos en lugar de considerar de partida a las empresas como culpa%les del delito de pretensi!n de lucro, el punto de vista popular presenta varios puntos dé%iles. P el principal es que lase*enciones tri%utarias de las empresas son poca cosa en comparaci!n con los presupuestos.-<AV 4troactor que su%&ace es el hecho de que los economistas sa%en perectamente que el %eneicio empresarial seencuentra &a sometido a una do%le imposici!n. Las e*enciones & los 8resquicios legales9 uncionan comoun alivio parcial de las ineiciencias que provoca la do%le tri%utaci!n. 2s más, lo normal es que la opini!n p"%lica desdeñe la comple(idad del impacto que producen los impuestos en la economía, puesto quetra%a(adores & consumidores terminan por acarrear el peso que la imposici!n carga so%re las empresas.

 La opini!n p"%lica ve un pro%lema serio en la educaci!n deiciente, & los economistas coinciden ?ig. A.@.

6e hecho, los economistas ven aquí el pro%lema más serio al que se enrentan los 2stados )nidos. Lal!gica aquí aplicada dice que la educaci!n produce e*ternalidades positivas & eleva la producci!n de %ienesdel mercado hasta quedar mu& cerca del valor !ptimo. La opini!n p"%lica posi%lemente no argumenta deun modo tan soisticado, pero consigue llegar a la misma conclusi!n.-<A:

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 La igura A.G vuelve a poner a prue%a la reputaci!n conservadora de los economistas. 2s verdad que, por logeneral, apuntan a la destrucci!n de incentivos que se oculta tras los programas estatales, pero resulta quela opini!n p"%lica &a a%raza la idea de que, cuanto más se a&ude a los po%res, menos querrán a&udarse

ellos mismos. La discusi!n aquí versa s!lo acerca de !rdenes de magnitud. 6ominados por el sesgo pesimista, aquellos no versados en economía imaginan que la desincentivaci!n que provocan las a&udasconstitu&e una carga e*tremadamente pesada.B2n qué se equivoca la genteC 7u principal error es de ciras. Los programas contra la po%reza, en susentido más amplio, solamente ascienden a un :V I del gasto ederal.-<A< Lo cual es %astantes vecessuperior a lo dedicado a a&uda e*terior, pero aun así demasiado poco como para ser considerado un8motivo determinante9 de rendimiento econ!mico mediocre.Más a"n, los perceptores de a&udas se agrupan en los segmentos menos cualiicados de la po%laci!n, & ellolimita el daño econ!mico que produce su ausencia de la po%laci!n activa.

 Los economistas advierten las consecuencias negativas so%re la eiciencia de la discriminaci!n positiva.6ar a determinada clase de empleados el derecho a demandar a sus empleadores los convierte en peorescandidatos a la hora de ser contratados. 1ero los economistas, en cualquier caso, otorgan a la cuesti!nmenos trascendencia que el resto de la gente ?ig. A.H@. 2l motivo es seguramente cuantitativo= a pesar del pesimismo so%re el asunto, se plantean demasiadas pocas demandas legales por discriminaci!n como paraconvertirse en algo más que un pro%lema leve.-<AA

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 2l sesgo pesimista de los legos en economía incide de lleno so%re la cuesti!n de la ética del tra%a(o ?ig.A.@, que enca(a mu& %ien con su imagen de una sociedad viniéndose a%a(o por culpa de unas virtudes enconstante declive. 1or contra, los economistas opinan que actitudes más rela(adas en lo la%oral son un

síntoma de progreso, no de decadencia. 7eg"n crezca el nivel econ!mico de la gente, consideran pro%a%leque aumente tam%ién el consumo de productos no esenciales, incluido el tiempo li%re. 2n una economíaeicaz, si las personas desean más ocio & menos %ienes materiales, el mercado la%oral orecerá lo que sedemande de él.1ero con esto no está dicho todo. La valoraci!n que otorgan los economistas a esta cuesti!n esrelativamente alta, & lo mismo sucede con la del 1"%lico 3lustrado. La e*plicaci!n más elemental seaventuraría a indicar que los economistas están pensando en términos del 13N calculado, el cual adolece delconocido deecto de que no tiene en cuenta el ocio. )tilizando una medida como ésa, más tra%a(o essiempre más %eneicioso econ!micamente.-<AD

 La reputaci!n que tienen los economistas de ser partidarios dogmáticos de la desregulaci!n parece ha%er sido e*agerada ?ig. A.:V@. >aloran el pro%lema del e*ceso de reglamentaci!n con menor severidad que lasiempre pesimista opini!n p"%lica.-<AJ 1ero n!tese que el estereotipo se mantiene, en términos relativos.7e trata del quinto pro%lema más serio seg"n los economistas, mientras que para la sociedad es el terceromás leve. 'unque a menudo los economistas apo&an la idea de que muchos supuestos pro%lemas son talessolamente en la percepci!n del p"%lico, el e*ceso de regulaci!n no es uno de ellos.

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P estas respuestas Bno contradicen la tesis del sesgo antimercadoC 5asta cierto punto, así es, pero e*istenotras evidencias independientes de la 7'22 que nos a&udan a u%icar con e*actitud la posici!n de laopini!n p"%lica. La gente se inquieta por la regulaci!n en a%stracto, pero la respalda en las medidasconcretas, desde el salario mínimo hasta los su%sidios agrícolas & la regulaci!n de los ensa&os de nuevosmedicamentos.-<A 3ncluso medidas draconianas como el control a%soluto de precios no son impopulares.

-<AG 1ara la gente, el precio principal a pagar por la regulaci!n es la pesadez del papeleo %urocrático. Loseconomistas sienten la preocupaci!n mucho más esencial de que la regulaci!n es contraproducente. Loscontroles de precios producen escasez & mercado negro/ los ensa&os so%re la eicacia de nuevosmedicamentos a los que o%liga la Food and 6rug 'dministration ?F6', oicina del go%iernoestadounidense que regula la producci!n & distri%uci!n de alimentos, medicinas, etc.@ retrasan la llegada deármacos que salvarían vidas. Los economistas tam%ién al%ergar dudas acerca de los o%(etivos que deseanalcanzar los reguladores, porque sa%en, al contrario que la ma&oría de no economistas, que el o%(etivo quetiene gran parte de la regulaci!n es %lindar a las empresas e*istentes contra la competencia.-<AH

 

Legos & e*pertos se muestran angustiados por igual por la %a(a tasa de ahorro ?ig. A.::@. 7i %ien el miedoes la reacci!n instintiva de la gente, éste es uno de los raros casos en los que los economistas están deacuerdo con ella. 6os principales razones e*plican el elevado grado de preocupaci!n de los e*pertos. 2n primer lugar, el ahorro se encuentra sometido a una do%le imposici!n. 1agas cuando ganas tu dinero &vuelves a pagar si e*traes alg"n interés de ese dinero que &a ha tri%utado. 2sto nos indica que una largadistancia separa la cuantía eicaz de ahorros sin gravar de la real. 2n segundo lugar, muchos e*pertosopinan que el ahorro orece e*ternalidades positivas, por lo tanto, la cuantía de ahorro sin impuestosseguiría siendo demasiado %a(a en cualquier caso.La SAEE a e0a$e!( II2l modelo al que se a(ustan las siete siguientes preguntas de la 7'22 cam%ia ligeramente='hora le presentaremos una serie de motivos relacionados con las empresas que han sido aducidos como

 (ustiicaci!n de que la economía no esté &endo tan %ien como podría. 1ara cada uno, responda por avor si,a su (uicio, se trata de un motivo determinante de que la economía no uncione me(or, un motivoanecd!tico o no constitu&e ning"n motivo.

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 B#ienen raz!n los críticos cuando hacen reerencia al pre(uicio del interés propioC Los economistas se ríende la noci!n de que las ganancias e*cesivas dañen la economía ?ig. A.:<@. BUuién podría mostrarse taninsensi%le salvo los malhechores de grandes ortunasC 1ues los resultados correspondientes al 1"%lico

3lustrado apo&an que se dé una réplica cortante. ualquiera con un doctorado en economía, sea rico o po%re, dice lo mismo. La posici!n a la contra de los economistas no es la racionalizaci!n de un grupo derentistas.2l pro%lema de ondo no es que la codicia ciegue a los economistas, sino que el sesgo antimercado ciega ala opini!n p"%lica. 1arte de ese pro%lema es cuantitativo= se so%restima a lo %ruto la tasa de %eneicio quecosecha la empresa típica, con un promedio de estimaci!n al alza del JV I.-<A 1ero el desacuerdo es a"nma&or. >isto a través del prisma del sesgo antimercado, la opini!n p"%lica perci%e el %eneicio como latranserencia de una "nica suma total a la empresa. 7in em%argo, los economistas ven en ello el motor del progreso & la le*i%ilidad.

 Las creencias acerca de las retri%uciones e*cesivas de los e(ecutivos ?ig. A.:A@ discurren en paralelo a lasde los %eneicios e*cesivos. Las ciras correspondientes al 1"%lico 3lustrado quedan perectamentedescritas por la rase 8los e*pertos están en lo cierto, los proanos se equivocan9. 6e nuevo, nos podemosdespreocupar del sesgo interesado de los economistas & empezar a inquietarnos por el sesgo antimercadode los legos. 1ara la gente, el salario de los e(ecutivos es una transerencia a los gestores de alto nivel= siellos reci%en más, los su%alternos reci%en menos. Los economistas rechazan esta mentalidad de ha%ascontadas.-<DV Los sueldos de los capitanes de las industrias aportan incentivos para reducir costes, crear &

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me(orar productos & pronosticar con e*actitud las demandas de los consumidores.

 La productividad de las empresas ?ig. A.:D@ es el "nico pro%lema que claramente preocupa más a loseconomistas que a la gente, aunque se podría sostener verosímilmente que la desavenencia es más

semántica que otra cosa. 81roductividad de la empresa9 es algo que, para el no versado en economía, suena %ien de una orma imprecisa. 1ero tiene un signiicado mu& concreto para el economista= es la parte de la producci!n no achaca%le al capital ni a la mano de o%ra. 3ntuitivamente, el crecimiento de la productividadde la empresa signiica que el mismo insumo va a retornar ma&or producci!n. 7i los proanoscomprendiesen el lengua(e que usan los e*pertos, tal vez am%os (uicios coincidirían.

 2s diícil no apreciar que las máquinas nos hacen más ricos. La tecnología marca una de las dierenciasmás lagrantes entre los tiempos pasados & los actuales, & entre el primer mundo & el tercero. 7in em%argo,los datos muestran que muchos al%ergan el pre(uicio de la creaci!n de empleo en su orma más grosera= el

miedo a la máquina ?ig. A.:J@. 6e hecho, pro%a%lemente se compadecen de aquellos que no le tienenmiedo, especialmente de los economistas cere%ritos incapaces de 8empatizar con el surimiento9 deltra%a(ador com"n sin puesto i(o. 1ero esta acusaci!n no se sostiene. 2l 1"%lico 3lustrado acepta la misma posici!n 8e*trema9 de los economistas con apenas un pequeño margen de dierencia.

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 7i los economistas & la opini!n general estuviesen de acuerdo acerca de los peligros econ!micos queesconde 8deslocalizar empleos9 ?ig. A.:@, la airmaci!n de que la gente corriente al%erga pre(uicio

antie*tran(ero no tendría undamento. 1ues, de hecho, ésta es la segunda ma&or distancia aprecia%le entrelos dos puntos de vista en la 7'22. 7olamente la discrepancia acerca de la a&uda e*terior la supera.2l rechazo de los economistas a considerar un pro%lema el asunto de la a&uda e*terior radica en suconocimiento de los presupuestos. 7i los 2stados )nidos gastasen cincuenta veces más en a&udainternacional, admitirían que se trata de una sangría para el nivel de vida de los estadounidenses. Laausencia de preocupaci!n por los empleos que van al e*tran(ero se encuentra más %ien motivada por lateoría econ!mica. 6e acuerdo con la Le& de la >enta(a omparativa, los puestos de tra%a(o 8se van ale*tran(ero9 porque ha& ormas más remunerativas de utilizar la mano de o%ra local.-<D:

 uando una compañía renta%le recorta plantilla, la persona com"n lo interpreta como algo maniiestamente

 per(udicial para la economía ?ig. A.:G@. '"n tiene un pase si la empresa despide para evitar la %ancarrota/en tal caso unos empleos son sacriicados para poder salvar al resto. 1ero la censura es general hacia lasempresas con %eneicios que recortan plantilla para ser más renta%les.Nueno, es general entre aquellos que se de(an llevar por el sesgo de la creaci!n de empleo. 2sta postura popular se %asa en la quimera de que la medida de la prosperidad es el nivel de empleo & no la producci!n.1or contra, para los economistas & el 1"%lico 3lustrado, la reducci!n de plantilla es la prue%a de que elánimo de lucro privado & el interés p"%lico apuntan en la misma direcci!n.-<D< 6escartar a lostra%a(adores superluos les estimula para encontrar modos más socialmente productivos de utilizar de sus

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ha%ilidades. 3magine c!mo estaríamos si las e*plotaciones agrícolas del Z3Z nunca hu%iesen podidorecortar sus plantillas. Fue el ánimo de lucro lo que impuls! esos cam%ios, pero ueron cam%ios para me(or.

 7e da un amplio consenso ?ver ig. A.@ acerca de que la educaci!n deiciente constitu&e un severo

 pro%lema econ!mico. La respuesta que revela la igura A.:H aventura una hip!tesis que e*plica por qué nosalta ormaci!n= las empresas no gastan en ello lo suiciente. 2sto agradará a los que al%ergan el pre(uicioantimercado, & parece que aquéllas han de darse por aludidas, porque tanto los economistas como el1"%lico 3lustrado dan por %uena la e*plicaci!n, si %ien el 1"%lico se muestra considera%lemente máscomprensivo.La SAEE a e0a$e!( IIILa totalidad de las preguntas anteriores se centra%a en la percepci!n de los pro%lemas econ!micos. Lassiguientes son más generales.lasiique cada uno de los elementos de la siguiente relaci!n en %ueno o malo en términos generales, o %ien indierente para la %uena marcha de la economía del país.

 La opini!n p"%lica mantiene que los impuestos son demasiado elevados & ha llegado a la conclusi!n de quelas re%a(as en los mismos son algo %ueno ?ig. A.:@. La interpretaci!n que nosotros hacemos es que los noeconomistas, pesimistas hasta el delirio, están convencidos de que el go%ierno dilapida su dinero, así que pretenden ingenuamente evitar los recortes eliminando los planes impopulares del go%ierno & el8despilarro9. Los economistas, al contrario de lo que indica el estereotipo de su amor por el laissez faire,se muestran escépticos. Los planes impopulares son s!lo una pequeña racci!n del presupuesto,-<DA & el

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despilfarro no es algo que pueda ser luego identiicado de orma clara & meridiana.

 #anto e*pertos como legos contemplan el aumento de la cuota emenina en el con(unto de la po%laci!nactiva como algo %ueno ?ig. A.<V@, pero Esiempre el pesimismoE los segundos se muestran menosrotundos. +esulta chocante que la opini!n p"%lica se muestre tan partidaria de la incorporaci!n emenina almercado de tra%a(o, pero tan contraria a la de los inmigrantes, porque, mu& posi%lemente, am%as cosas producen los mismos eectos. )na posi%le e*plicaci!n de esta incongruencia reside en que la correcci!n política impide lamentarse de que las mu(eres estén 8ro%ando los empleos9 de los hom%res. 

' pesar del sesgode la creaci!n de empleo, la opini!n p"%lica no ha perdido el (uicio por completo. )na ma&oría holgadareconoce las venta(as del avance tecnol!gico ?ig. A.<:@. 7í se perci%e una distancia considera%le, de%ida a

que los e*pertos a%razan de orma unánime el uso de las nuevas tecnologías mientras que la gente tienereservas. 2l cliché acerca de los economistas dice que son incapaces de orecer respuestas ta(antes & claras, pero ahora es la otra parte la que de%e aplicarse el cuento/ los proanos en economía son mucho más proclives a decir= 8>ale, sí, las nuevas tecnologías son algo %ueno, pero resulta que9

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  7i uno se i(ase"nicamente en la respuesta promedio de la opini!n p"%lica que rele(a la igura A.<<, ca%ría cierta perple(idad rente a cuán partidaria se presenta de los acuerdos comerciales. B5a desaparecido el sesgo

antie*tran(eroC 1ero si esa opini!n se cote(a con las de los economistas & del 1"%lico 3lustrado, parecemenos entusiasta por comparaci!n. Los proanos en economía se de(an guiar por la consigna 8e*portar %ueno, importar malo9, & terminan por plantearse si acaso los acuerdos no 8transigirán demasiado9 con lacontraparte. Los economistas no son am%ivalentes porque sa%en que las importaciones son %uenas. 2l li%recomercio para una de las partes es me(or que el proteccionismo por parte de am%as.-<DD

 Los economistas no se limitan a decir que se e*agera el daño que producen los recortes de plantilla, sinoque ven estos como algo venta(oso ?ig. A.<A@. onseguir más con menos es la deinici!n misma de progreso. B2stamos ante la reormulaci!n actual del céle%re 8si no tienen pan, que coman pasteles9C 1ues

los resultados correspondientes al 1"%lico 3lustrado no van por ahí, sino que indican que, si la gentecorriente o%tuviese un doctorado en economía, cam%iaría de parecer. La orma más razona%le de deender la percepci!n que de la economía tiene la opini!n p"%lica es achacar la divergencia con los economistas a los distintos horizontes temporales que se dan en uno & otro grupo.2stos "ltimos parecen i(arse más en el largo plazo, mientras que la gente está más pendiente del aquí &ahora. #al vez sea entonces que las dos posturas coinciden su%repticiamente, pero el grado de paciencia esdistinto en una & otra parte. 6ierentes economistas que dan carta de naturaleza a la divisi!n entre e*pertos

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& legos se inclinan por esta interpretaci!n. )no de ellos es 7chumpeter=2l reconocimiento racional del desempeño econ!mico del capitalismo & de las esperanzas que orece decara al uturo e*igiría una proeza moral casi imposi%le por parte de los desposeídos. 2ste desempeñosolamente se hace visi%le si lo miramos desde una perspectiva le(ana/ todo argumento procapitalista tieneque apo&arse so%re consideraciones a largo plazo. - 1ara las masas lo que cuenta es la perspectiva a

corto plazo. Lo mismo que Luis Z>, estiman que apr,s no%s le d,l%0e.-<DJ

  2ntonces, si preguntamos por los eectos a veinte años vista ?ig. A.<D@, podemos poner a prue%a la hip!tesis de7chumpeter. 7i se trata solamente de una cuesti!n de dierentes grados de impaciencia, los estudiosos & losno iniciados estarán de acuerdo. 1ues lo cierto es que en esta pregunta la divergencia se hacee*cepcionalmente prounda. 'm%os grupos son menos pesimistas al pronosticar el largo plazo, pero loseconomistas son más optimistas tanto acerca del ahora como del mañana. 2stos conían en que la presentesituaci!n, mezcla de venta(as e inconvenientes, termine derivando en una de %eneicio neto/ la gente coníaen que un desastre sin paliativos como el actual termine por diuminarse.

 uando en la 7'22 se pregunta acerca del eecto que tienen los acuerdos comerciales so%re los puestos detra%a(o estadounidenses ?ig. A.<J@, los sesgos antie*tran(ero & de la creaci!n de empleo hacen causa com"n para producir una drástica separaci!n entre los e*pertos & la opini!n p"%lica. 7in importar cuál sea la

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opini!n de los no economistas acerca de los acuerdos en general, están convencidos de que su eecto so%reel empleo es siempre negativo. omo era de esperar, tanto el 1"%lico 3lustrado como los economistasniegan tal cosa.-<DLa SAEE a e0a$e!( IV2l resto de preguntas varían en orma & contenido, pero las proundas divergencias en las ormas de pensar 

se mantienen.

 )na de las ormas %ásicas que adopta el sesgo antimercado es la minimizaci!n o negaci!n del papel de lacompetencia. 2n este sentido, es revelador que los economistas atri%u&an de orma a%rumadora la su%idade precios de la gasolina de : a la oerta & la demanda ?ig. A.<@, pero apenas la cuarta parte del p"%lico esté de acuerdo.-<DG 6onde los economistas ven precios regidos por las uerzas del mercado, lagente ve monopolios o conspiraciones. Las ciras correspondientes al 1"%lico 3lustrado nos conirman quelos economistas no opinan así porque sean tan ricos como para que no les preocupe cuánto cuesta llenar eldep!sito.

2l auténtico pro%lema no es tanto que los economistas no tengan los pies en el suelo, sino que el cuentoque se cree la opini!n p"%lica no tiene pies ni ca%eza. 7i el precio de la gasolina su%e porque 8lascompañías petrolíeras quieren aumentar su margen de %eneicios9, Bpor qué otras veces %a(aC B'casoentonces se sienten tan generosas como para recortar sus %eneiciosC 7in em%argo, la economía elementalorece una elegante e*plicaci!n= si el coste del insumo decrece, tam%ién lo hará el precio que ma*imice el %eneicio.

 La ormulaci!n de la pregunta <G ?ig. A.<G@ de(a algo que desear. omo consumidor, sería mu& ácilsecundar que cualquier precio es 8demasiado elevado9, pero las respuestas a la cuesti!n sugieren que pocosencuestados han interpretado la pregunta tan literalmente. uando los individuos responden que

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8demasiado elevado9, pro%a%lemente estén dando a entender que ha&a alg"n tipo de monopolio quemantiene los precios por encima del valor que determina la competencia. 86emasiado %a(o9, por elcontrario, parece indicar que ha& que su%ir los impuestos al crudo para compensar la poluci!n, los atascos& el resto de e*ternalidades negativas que produce el uso del autom!vil.La postura que revela la respuesta 8demasiado elevado9 es un rele(o clásico del sesgo antimercado. 1ero

 podría razonarse que la oposici!n a 8demasiado %a(o9 comparte el mismo origen. 7uponga que deseareducir la poluci!n & los atascos. )n método pasaría por el ordeno & mando= regular las emisiones,esta%lecer inspecciones anuales & carriles especiales para vehículos con alta ocupaci!n. 1ero loseconomistas son conscientes de que el mercado orece un mecanismo más eiciente. )n impuesto so%re lagasolina produce un incentivo en la gente para disminuir la contaminaci!n & los em%otellamientos sin tenerque dictar minuciosamente c!mo ha de comportarse cada uno.-<DH

 )no de los raros casos en los que economistas & opini!n p"%lica coinciden es en la capacidad que tiene el

 presidente para hacer que la economía me(ore ?ig. A.<H@. 2sto es mu& curioso porque los economistassiempre han criticado la relaci!n automática que los ciudadanos esta%lecen entre la situaci!n econ!mica &quién ocupe la presidencia. 1orque, Bqué pasa entonces con la reserva ederal, el congreso, el resto dego%iernos, las situaciones heredadas & las crisis aleatoriasCuando los economistas critican los errores "nicamente en un sentido suelen tener normalmente una %uenaraz!n para ello= que en ese sentido, las equivocaciones son más a%undantes. [sta es la e*cepci!n queconirma la regla. Uuizás aquellos que minimizan la inluencia presidencial se andan con más rodeos & segenera la ilusi!n de un desacuerdo sistemático.

 La opini!n p"%lica presenta una tendencia natural a pensar que las cosas van a ir a peor. Los vie(os tiempos

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&a aca%aron, desde los setenta lo que toca es estancamiento & recesi!n. La idea de los 8tra%a(os %asura9enca(a como anillo al dedo en esta cosmovisi!n. omo de costum%re, los economistas opinan que las cirascontradicen el pesimismo e*tremo de la gente ?ig. A.<@.-<D 1ero la distancia que separa a am%os esma&or de lo que los datos de la respuesta revelan. omo consecuencia del avance producido en los "ltimossiglos, es algo anormal que los nuevos tra%a(os están mal remunerados. 1ueden darse retrocesos temporales

 pero son casos que requieren de un análisis más minucioso.

 La opini!n p"%lica contempla las dos "ltimas décadas como de creciente desigualdad ?ig. A.AV@. 6ados susrele(os antimercado & pesimista, Bc!mo podría ser de otro modoC $o o%stante, & contradiciendo elestereotipo, los economistas se muestran a"n más convencidos de ello. Los datos so%re desigualdad sonsuicientemente ia%les, & los economistas carecen de presunciones undadas acerca de la misma.-<JV7a%en que la calidad de vida se incrementa con el tiempo, pero no tienen motivos para suponer que seaespera%le una t!nica parecida en la distri%uci!n de la riqueza.

 +esulta tentador darle una interpretaci!n semántica al sesgo pesimista. 2s decir, quizás la opini!n p"%licadice= 8La economía va mal comparada con mis e*pectativas9 & los economistas replican= 8La economía va %ien considerando los o%stáculos que se le ponen9. 1ero si todo se redu(ese a este diálogo de sordos, eseaparente pesimismo sería mucho menor en cuestiones menos am%iguas. $o lo es. La pregunta acerca de losingresos amiliares ?ig. A.A:@ es una de las menos am%iguas de la 7'22 & orece una de las másimportantes divergencias.

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B$o de%ería ser la separaci!n a"n ma&orC 2l promedio de las respuestas de los economistas es un pocoma&or que uno. B'caso e*iste una importante minoría que opina lo contrarioC $o es eso. La crecientedesigualdad es un actor que puede llevar a conusi!n. La cuesti!n pregunta por la mediana de los ingresos?8ingresos amiliares del estadounidense medio9@, no la media ?8media de los ingresos amiliaresestadounidenses9@. 7i la desigualdad aumenta, el primer concepto puede disminuir mientras el segundo

crece.1ero mientras casi todos los economistas captan la dierencia que e*iste entre la media & la mediana de losingresos, no es pro%a%le que muchos proanos lo hagan. Los encuestados de la po%laci!n general querespondieron 8a menor velocidad9 pro%a%lemente ha&an pensado que el promedio de ingresos ca&! entre:G & :. 7in em%argo, incluso los economistas cu&a respuesta ue la misma sa%ían que la media ha%íaaumentado. +esulta entonces que la am%ig]edad residual de esta pregunta está enmascarando lasdierencias entre proanos & e*pertos.

 

La dierencia de criterio en cuanto a salarios reales ?ig. A.A<@ es mucho más estrecha que en cuanto aingresos reales, & el cam%io es casi completamente atri%ui%le a los economistas. La opini!n p"%licaresponde lo mismo dos veces seguidas, pro%a%lemente porque identiica ingreso & salario. Los economistassa%en que son dos cosas distintas & que algunos datos acerca del promedio de salarios reales contradicen lahip!tesis de me(ora. 7i la desigualdad crece & la media de salarios reales está estancada, se deduce que elsueldo del tra%a(ador estadounidense promedio va en descenso. 1ero aun así, una minoría sustancial deeconomistas apo&a la suposici!n de la me(ora de salarios, señalando graves deiciencias que empu(an lasciras oiciales hacia a%a(o.-<J:

 Fuertes ma&orías, tanto de economistas como de la opini!n p"%lica, coinciden en que la amilia

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estadounidense media necesita dos sueldos para poder vivir c!modamente ?ig. A.AA@, pero los primeros semuestran menos convencidos. 2sto no es consecuencia de que los ingresos de los economistas estén porencima de la media, porque el 1"%lico 3lustrado dice lo mismo. Los economistas son menos pesimistasseguramente porque tienen práctica a la hora de rele*ionar so%re aspectos más marginales. $o e*isten"nicamente dos opciones= ser un ama de casa o tra%a(ar uera a tiempo completo. 'unque salarios menores

impliquen ma&ores sacriicios, una amilia en la que un miem%ro tra%a(e a tiempo completo & otro a tiempo parcial tiene ormas de ainar con comodidad= comprar una casa ligeramente más %arata o posponer laadquisici!n de un nuevo coche uno o dos años.

 7i dispone de un arsenal de datos, podrá convencer a un economista de que las me(oras en el nivel de vidallevan alg"n tiempo sin cristalizar o de que una recesi!n inminente las va a anular. 1ero es diícil conseguir que un economista de(e de pensar que el nivel de vida va a me(orar en el uturo a medio o largo plazo ?ig.A.AD@. Los críticos suelen saludar esto como una prue%a de su dogmatismo, pero la hip!tesis so%re el progreso no se constru&e de la nada/ doscientos años de ormida%le crecimiento econ!mico la respaldan.

-<J< B$o resulta más dogmática la posici!n de los no economistas enrocados en su pesimismo a pesar delos antecedentesC

 La pregunta AJ ?ig. A.AJ@ es perecta para averiguar qué piensan los encuestados acerca del crecimiento alargo plazo. 1or supuesto, las pro&ecciones de los economistas so%re el uturo son más optimistas que lasde los ignorantes en la materia, aunque la distancia que les separa es menor de lo que se podría suponer.7orprendentemente, el 1"%lico 3lustrado es más optimista que am%os. BLa raz!nC Los hom%res que ganan

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elevados sueldos se muestran inusitadamente pesimistas en esta cuesti!n. omo los economistas tienden aser hom%res que ganan elevados sueldos, su optimismo queda diluido por culpa de las característicasdemográicas del grupo al que pertenecen. 

+esulta especialmente raro que economistas & opini!n p"%lica estén de acuerdo en c!mo será el uturoecon!mico de sus hi(os ?ig. A.A@. 7i los economistas son más optimistas que la gente respecto de las perspectivas de la pr!*ima generaci!n, Bpor qué coinciden en lo que se reiere a sus propios hi(osC 7inem%argo, si o%servamos con ma&or detenimiento, veremos que los economistas son más optimistas trasaislar la varia%le ingresos. 7i una persona con grado medio de acceso a recursos tuviese una educaci!n deeconomista, contemplaría un porvenir más %rillante para sus hi(os.5a& una e*plicaci!n l!gica que (ustiica esta orma de pensar. La pregunta pide a los encuestados quecomparen su situaci!n actual con la de sus hi(os. uanto me(or le va&a a alguien, me(or a"n le tendrá que ira sus hi(os para poder igualarle. Muchos individuos en la po%laci!n de la 7'22 parecen ha%er captado estesutil matiz, así que, seg"n su%en los ingresos, el optimismo cae en picado. omo resultado, tenemos quelos ingresos de los economistas camulan su propio optimismo.

 uando son preguntados acerca del estado actual de la economía ?ig. A.AG@, los economistas dan respuestasmás positivas que el resto de la opini!n p"%lica, 1ero el origen de la discrepancia no está en la ormaci!n

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econ!mica. Los economistas coinciden con los proanos que gozan de esta%ilidad la%oral e ingresoscrecientes. #ras aislar estos actores, la distancia entre am%os grupos &a no es signiicativa estadísticamenteha%lando.-<JATre" d&da"#odo lo que sigue en este li%ro da por hecho la e*istencia de ideas sesgadas en economía, así que, antes de

 proseguir, merece la pena cerrar algunas vías de agua rele*ionando acerca de ciertas cuestionesdestaca%les que pueden suponer un reto. 7i %ien mis conclusiones quizás no sean completamenteinsumergi%les, sí están en perecto estado de navegaci!n. 2stas o%(eciones carecen de la uerza suicientecomo para invalidar la conclusi!n de que las ideas econ!micas de la opini!n p"%lica están plagadas deseveros errores sistemáticos. /mprecisin. )n pro%lema que plantea la conclusi!n de que 8los e*pertos tienen raz!n, los proanos seequivocan9 que se deduce de la 7'22 es la imprecisi!n o lo dif%so de las respuestas. BUuién sa%e quéquiere decir que un motivo sea 8determinante9 o que sea 8anecd!tico9 con respecto del mediocrerendimiento de la economíaC #al vez la gente tenga querencia a los ad(etivos superlativos & sin em%argo alos doctores en economía les guste marcar su ponderado (uicio utilizando términos más comedidos.2l contrae(emplo más revelador lo orecen otros estudios de opini!n que solicitan respuestas que aportenciras concretas. omparando las respuestas numéricas con los valores reales, el pre(uicio sistemático siguesiendo evidente. 1or e(emplo, los presupuestos= la $ational 7urve& o 1u%lic KnoOledge o 0elare+eorm and the Federal Nudget ?2ncuesta $acional de onocimiento p"%lico de la +eorma del 2stado delNienestar & de los 1resupuestos ;enerales@ hace patente que las percepciones de la opini!n p"%licae*presadas en ciras son casi lo opuesto a la realidad.-<JD 2sta encuesta presenta una lista de seis clases de programas del go%ierno ederal= a&uda internacional, %ienestar,-<JJ intereses de la deuda, deensa,asistencia social & sanidad. P pide que se señalen los dos elementos que producen el ma&or gasto.La ta%la A.: muestra las respuestas & orece tam%ién las ciras correspondientes a los presupuestos de :A para permitir comparaciones. La a&uda e*terior, con mucho el apartado más pequeño, Socupa una a%surda primera posici!nT 7!lo un :D I se dio cuenta de que el programa de go%ierno más costoso, la seguridadsocial, pertenece a la pare(a por la que se pregunta. La imagen que el p"%lico se hace de los presupuestosestá invertida.-<J 2s más, está invertida tal & como ca%ía suponer. 2n la 7'22 los encuestadosso%restiman de modo cualitativo los per(uicios que provocan la a&uda internacional & la asistencia social.2n la 2ncuesta $acional los individuos so%restiman de modo cuantitativo las racciones de los presupuestos que se dedican a a&uda internacional & a asistencia social.

   /nsinceridad.  La

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7'22 valora aquello que la gente dice que cree. 2s posi%le que estén mintiendo cuando airman creer cosas raras. omo e*plica ;ordon #ullock=)n individuo puede revelar al soci!logo que está intentando alcanzar alg"n in mediante ciertos mediosaunque tales medios no parezcan mu& ca%almente apropiados para o%tener el in mencionado. )ninvestigador incauto podría entonces llegar a la conclusi!n de que el hom%re se comporta de modo

irracional, cuando la e*plicaci!n real pudiera ser que, sencillamente, el verdadero in no coincide con elconesado.-<JG2sto sería un modo consistente de interpretar mis resultados, pero poco plausi%le. Los individuosencuestados en la 7'22 carecen de incentivos para mentir. $i son políticos cu&a ranqueza les puedacostar el puesto ni parece ha%er mucho estímulo emocional para mentir. 1uede que quieran esconder susverdaderas opiniones so%re asuntos raciales porque se averg]encen de ellas, pero pocas ideas so%reeconomía presentan seme(ante estigma. 6espués de años de docencia en economía no so& capaz derecordar un s!lo caso de un alumno de quien &o sospechase que esta%a ingiendo discrepar de mí. SUueingiese estar de acuerdo conmigo &a sería otro asuntoT#eleccin tendenciosa de las pre0%ntas. Las divergencias de criterio son tan aparentes en toda la 7'22 que podrían levantar sospechas. B5a%rán sido elegidas precisamente las preguntas en las que se preveía que sei%a a producir desacuerdoC $o ha& ninguna prue%a de ello. Las preguntas ueron escogidas en unci!n de laatenci!n que despiertan en el p"%lico & en los medios. 'quí se e*plica, por e(emplo, c!mo redactaron losautores la primera parte del estudio= 8Nasándonos en una revisi!n de casi dos décadas de sondeos de laopini!n p"%lica acerca de la economía, escogimos dieciocho de los motivos más recuentementemencionados como posi%les razones que e*plican que la economía no va&a me(or9.-<JH Nusca%an lase*plicaciones más corrientes, no aquéllas que marcasen ma&ores dierencias entre e*pertos & legos. Lomismo es aplica%le al resto de la 7'22.-<JReco!"ideraci! del error "i"#e$%#ico)na vez son conscientes de que ha& una teoría que se %asa en la e*istencia de errores sistemáticos, lama&or parte de los economistas se muestran incrédulos= 8S2stás dando por supuesta la irracionalidadT9. 7er e*plícito te hace ganar cierto crédito por tu ranqueza, pero el principal eecto que produce es que tu teoríasea rápidamente desestimada. 2l prop!sito de este capítulo ha sido evitar o%(eciones a priori con una seriede indicios e*perimentales claros.P por el camino, hemos amasado una o%scena ortuna. 5a& demasiados detalles como para poder digerirlostodos de una vez. BUué es lo que la 7'22 nos muestra a vista de pá(aroC'ntes que nada, la 7'22 conirma sin ninguna duda la realidad de las divergencias sistemáticas & deenvergadura entre las convicciones que al%ergan la opini!n p"%lica & los economistas. 6e hecho, apenase*isten asuntos en los que no se den esas dierencias sistemáticas. $o es s!lo que el Milagro de la'gregaci!n de(e de producirse de vez en cuando. 2s que se produce con la misma recuencia que el restode mila0ros. 'l menos en lo que a economía se reiere.Los hallazgos son especialmente persuasivos porque, con escasas e*cepciones, las dierencias de criterio sedan en la direcci!n prevista. [sta es la segunda de las lecciones que podemos aprender de la 7'22. Lasdiscrepancias entre economistas & p"%lico se a(ustan a lo que los economistas han mantenido desde hacemucho, en conversaciones, conerencias & li%ros de te*to. 1ara empezar, la opini!n p"%lica mantiene quelos precios no son producto del mecanismo de la oerta & la demanda, que el proteccionismo a&uda a laeconomía, que ahorrar mano de o%ra es una mala idea & que el nivel de vida se está viniendo a%a(o. Loseducadores no aran en el mar cuando argumentan en contra de los sesgos antimercado, antie*tran(ero, de lacreaci!n de empleo o pesimista.uando los su(etos ' & N disienten, se dan tres posi%ilidades l!gicas. ' puede estar en lo cierto & N errado,o al revés, o &erran los dos. Lo que podemos descartar es que am%os tengan la raz!n. Los desacuerdos entre proanos & e*pertos no suponen por necesidad errores por parte de los primeros. 7in em%argo, & por

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 proseguir con el resumen, la tercera lecci!n a e*traer de la 7'22 es que la postura inocente de= 8Loseconomistas están en lo cierto & la opini!n p"%lica se equivoca9 suele ser la interpretaci!n más atinada.#odos compartimos la suposici!n de que, cuando un e*perto mantiene lo contrario que un proano, es élquien tiene raz!n. 2sto vale en matemáticas, ciencia, historia & mecánica del autom!vil. P es verdad quelos e*pertos han cometido errores en el pasado. )n divertido li%ro de er & $avask&,  E;perts #pea"2 The

 Definitive Compendi%m of )%thoritative (isinformation ?5a%lan los e*pertos= )n compendio deinitivo dela desinormaci!n autorizada@,-<V orece cientos de %ochornosos e(emplos. 1ero ha& que hacer notar queno escri%ieron un volumen complementario que se titulase  Habla la 0ente2 ?n compendio definitivo de la

desinformacin amateur. 5u%iese sido algo demasiado ácil. BUué tendría de sorprendente la lectura decientos de o%servaciones inanes de personas sin cualiicarC  Hablan los e;pertos  nos hace gracia precisamente porque lo normal es que estén en lo cierto.7i desea criticar a los e*pertos, su&a es la carga de la prue%a para contravenir la suposici!n estándar. Losdetractores de la proesi!n econ!mica lo intentan argumentando que los economistas suren pre(uiciosde%idos a su ideología & a su estatus econ!mico. 1ero su demostraci!n alla porque la 7'22 revela que suse*plicaciones de los sesgos en los economistas están equivocadas.Los economistas son más ricos que los legos en la materia, pero los millonarios sin estudios de economía piensan como el resto de la opini!n p"%lica, & los economistas que conducen ta*is piensan como el resto delos economistas. 6e hecho, no ha& que iarse nada de las irrisorias prue%as aportadas so%re el sesgo del propio interés. La cuantía de los ingresos inlu&e poco en las ideas, pero Bestamos ha%lando de egoísmoCLos ricos no s!lo se preocupan por ganancias desmesuradas & remuneraciones a directivos, tam%ién sonconscientes de que el gasto en a&uda internacional & asistencia social no es tan preocupante.2l sesgo ideol!gico da para una argumentaci!n a"n más ende%le si ca%e. 7eparar las varia%les querepresentan la ideología & la simpatía partidaria de los individuos hace que la distancia que separa a proanos & e*pertos se haga un poco ma&or. 2conomistas independientes en materia política eideol!gicamente moderados se hallan en completo desacuerdo con encuestados del com"n independientesen materia política e ideol!gicamente moderados. B!mo puede ser estoC 6e%ido a que los economistas parecen ser conservadores solamente comparados con representantes de otras ciencias sociales, como lasociología, donde el izquierdismo es imperante. onrontados con el individuo genérico, el economistacorriente queda en el centroizquierda.-<: 2s más, contrariamente a lo que el discurso crítico argumenta,no se puede mantener que los economistas ocupen de un modo inconmovi%le posiciones derechistas. Más %ien admiten una mezcla de puntos de vista 8e*tremos9, tanto de 8derechas9 como de 8izquierdas9. 7onmás optimistas que el ala más conservadora del 1artido +epu%licano acerca de las reducciones de plantillao de los %eneicios e*cesivos & tam%ién más optimistas acerca de la inmigraci!n & la asistencia social quela acci!n más pro0re del 1artido 6em!crata.-<<2liminar a los principales oponentes de la proposici!n 8Los economistas tienen raz!n, la opini!n p"%lica seequivoca9 no demuestra que sea verdadera, pero sí incrementa considera%lemente la pro%a%ilidad de quetal airmaci!n sea cierta. 1iénselo de este modo= el sentido com"n aconse(a que coniemos en los e*pertos.6espués compro%amos que, cuando los críticos desaían la o%(etividad de los mismos, sus reprochesresultan ser inundados. La respuesta más prudente será ratiicar la conianza en el sentido com"n. 6ehecho, tras la derrota de los contrincantes más uertes, tendríamos que sentirnos más seguros acerca de quelos economistas están en lo cierto & la gente se equivoca.'sí pues, no e*iste ning"n motivo para negar un grado normal de deerencia a los economistas en lamateria de su especialidad. 1ero la proesi!n merece además una deensa activa. on ranqueza, el motivomás s!lido para admitir su ia%ilidad es ho(ear un li%ro de economía elemental & luego leer las preguntas dela 7'22 uno mismo. #al vez no e*perimente una convicci!n irreuta%le acerca del %uen (uicio de loseconomistas ?&o mismo dudo de vez en cuando@, pero resulta mu& diícil desviar la mirada de los disparatesde la opini!n p"%lica. )na & otra vez ésta tiende hacia respuestas que son terri%lemente necias.

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7i eso le resulta demasiado su%(etivo, tenga entonces en cuenta que e*iste una mu& uerte tendenciacorro%orada empíricamente que indica la misma conclusi!n= más educaci!n hace a la gente pensar comoeconomistas. 6e entre las treinta & siete preguntas que componen la 7'22, ha& diecinueve en las quecapacidad de razonamiento econ!mico & grado ormativo van al unísono, & "nicamente en dos endiscordancia. $o son solamente los miem%ros de una disciplina endogámica quienes se distancian de la

opini!n general, sino tam%ién los estadounidenses con estudios. P la magnitud de ese distanciamiento va pare(a con el grado educativo. P es una magnitud considera%le. 1asar del más %a(o de la escala educativahasta el superior produce más de la mitad del ?enorme@ eecto de un doctorado en economía.-<A2sta t!nica es a"n más convincente porque presenta paralelismos en otros campos. 1iense en la cultura política. 6elli arpini & Keeter señalan que la ormaci!n produce una me(ora de los resultados en prue%aso%(etivas so%re la estructura del go%ierno, los dirigentes & los acontecimientos del día a día.-<D 6e igualmodo, Kraus, Malmors & 7lovic llegan a la conclusi!n de que la educaci!n hace que los individuoscomunes 8piensen más como to*ic!logos9.-<J #al vez la ormaci!n nos de(e más e*puestos al lavado decere%ro, pero es mucho más pro%a%le que, sencillamente, la gente con más instrucci!n sepa más & seacapaz de pensar con ma&or lucidez.Co!cl&"i!Las apariencias a veces no engañan. Los economistas & los no iniciados en esta ciencia parecen disentir entoda una variedad de asuntos, & la 7'22 prue%a que así es. Los economistas %asan sus convicciones en lasevidencias & la l!gica. La 7'22 e*clu&e la posi%ilidad de que los economistas, al pensar como lo hacen,estén racionalizando su propio interés o su ideología política. Los economistas parecen entender más de losu&o que la opini!n p"%lica. La inormaci!n de la 7'22 respalda a%iertamente tal conclusi!n.La 7'22 no es ni mucho menos la "nica prue%a de todas estas airmaciones. omo se indic! al inicio deeste capítulo, e*isten numerosos estudios acerca de las ideas so%re economía, pero la venta(a de la 7'22radica en la destreza con la que ha sido ela%orada. 7e ha montado de orma que pueda re%atir las o%(ecionesmás o%vias que los escépticos han lanzado contra anteriores tra%a(os demosc!picos. )na vez que la 7'22ha superado estos o%stáculos es (usto conceder que la literatura previa so%re la materia Eque inclu&etra%a(os de investigaci!n estadística & siglos de estudios & rele*iones de los economistasE estás!lidamente undada.2l resto de este li%ro da por sentado el hecho de la e*istencia de ideas sistemáticamente sesgadas por partede la opini!n p"%lica. 7igue ha%iendo mucha tarea que hacer so%re los detalles, pero el argumento principaldel relato no es pro%a%le que va&a a cam%iar. La tarea que tenemos que acometer ahora es comprender qué papel (uegan estos pre(uicios en el enoque general del asunto. BUué pueden hacer las ciencias sociales paratomar en consideraci!n la u%icuidad de estos errores sistemáticosC BUué eectos tienen estos erroressistemáticos en el mundoCAPÉNDICE TÉCNICOEl P3/lico Il&"#rado(1ara estimar las creencias del 1"%lico 3lustrado se agruparon los datos de economistas & de la opini!n p"%lica. 7e eectu! una regresi!n de cada una de las treinta & siete convicciones rele(adas en las respuestasde la 7'22 ?ta%la A.<@ so%re todas las varia%les de la ta%la A.A.2strictamente ha%lando, la regresi!n simple no es el me(or método para ser aplicado so%re varia%lesdependientes discretas, pero los coeicientes son más áciles de interpretar, & recalcular todo con lo0itsordenados produce prácticamente las mismas estimaciones.-< Las ecuaciones de regresi!n se utilizarondespués para predecir las ideas del 1"%lico 3lustrado, quienes son, por deinici!n, individuos en el promedio del p"%lico general, e*cepto en los valores correspondientes a grado educativo & ormaci!necon!mica. 6ichos valores se asumen G & : respectivamente. 6el este modo, como la media de la varia%le Ed%cation de la gente com"n es D,JD & de Econ es V, el 1"%lico 3lustrado sirve para estimar las creenciasque tendría una persona media si su valor en Ed%cation uese ma&or en ?G \ D,JD@ <,D & el de  Econ en :.

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3ncluir aquí los resultados para todas & cada una de las treinta & siete ecuaciones sería e*cesivo. 2n vez deeso, la ta%la A.D muestra los resultados más interesantes= los coeicientes & estadísticos t correspondientes alas varia%les Ed%cation & Econ, separando el eecto de las otras varia%les de la ta%la A.A. Los resultados dela ta%la A.D pueden usarse para calcular c!mo las convicciones dependen de cam%ios en la instrucci!n & enla ormaci!n en economía.

)n e(emplo. Buál es el eecto estimado que producirá el hecho de que alguien sin conocimientos eneconomía & con un grado ormativo medio ?D.JD@ estudie la carrera de 2con!micasC 'l inalizarla, su Ed%cation se ha%rá visto incrementada en <,D & su Econ será : en lugar de V. 7u creencia esperada encualesquiera de las cuestiones será por tanto la original más <,D veces el coeiciente  Ed%cation más elcoeiciente Econ.-<G 2n la varia%le #'Z53;5, por e(emplo, el coeiciente Ed%cation es V,V & el Econ,\V,A<. La estimaci!n de cam%io de convicciones es pues ?\<,D V,V@ \ V,A< \V,JD. Ta/la 7()1reguntas & promedio de las respuestas3ndependientemente de lo %ien que va&a la economía seg"n su opini!n, siempre se producen contratiemposque impiden que alcance un rendimiento !ptimo. >amos a presentarle una relaci!n de motivos que algunas personas han aducido para (ustiicar que la economía no va&a me(or de lo que va. 1ara cada uno de ellos,responda por avor si, a su (uicio, se trata de un motivo determinante, un motivo anecd!tico o no constitu&ening"n motivo.V 8$o constitu&e un motivo9/ : 82s un motivo secundario9/ < 82s un motivo determinante9@ Nombre de la variable Pre0%nta Promedio Ap<blicoB Promedio AeconomistasB P<blico /l%strado

: #'Z53;5 Los impuestos son demasiado elevados :,JV \ V,GG \V,< 62F33# 2l déicit p"%lico es demasiado elevado :,GA\:,:D\:,:A F4+'36 2l gasto en a&uda internacional es demasiado elevado :,JA\V,:D\ V,<HD 3MM3; 5a& demasiados inmigrantes :,<A\V,<<\V,A:J #'ZN+2'K 6emasiadas e*enciones tri%utarias para empresas :,<\V,J\V,H 3$'626) La educaci!n & la ormaci!n la%oral son deicientes :,J\:,:\:,DG 02LF'+2 6emasiadas personas dependientes de la asistencia social :,:\V,G<\V,DH '' Las mu(eres & las minorías disrutan de e*cesivas venta(as a causa de la discriminaci!n positivaV,G\ V,<: \ V,: 5'+604+K $o se valora el tra%a(o duro :,DD\ V,H<\ V,HA:V +2; 2*cesiva regulaci!n estatal so%re los negocios :,<A\ V,G\ :,VV:: 7'>3$;7 $o se ahorra %astante :,A\:,D\ :,DD'hora le presentaremos una serie de motivos relacionados con las empresas que han sido aducidos como (ustiicaci!n de que la economía no esté &endo tan %ien como podría. 1ara cada uno, responda por avor si,a su (uicio, se trata de un motivo determinante de que la economía no uncione me(or, un motivoanecd!tico o no constitu&e ning"n motivo.V 8$o constitu&e un motivo9/ : 82s un motivo secundario9/ < 82s un motivo determinante9@ Nombre de la variable Pre0%nta Promedio Ap<blicoB Promedio AeconomistasB P<blico /l%strado:< 1+4F53;5 Los %eneicios de las empresas son e*cesivos :,<G^V,:H^V,D::A 2Z21'P Los salarios de los altos cargos son e*cesivos :,J^V,^V,HA:D N)71+46 2l incremento de la productividad de las empresas es demasiado lento :,:H^:,DA^:,D:J #25 La tecnología suprime puestos de tra%a(o:,<V,<GV,DA: 4>2+72'7 Las compañías deslocalizan puestos de tra%a(o:,J

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V,DHV,V

:G 640$73Q2 Las compañías reducen plantilla:,JV

V,DHV,D:H 4M126) Las compañías no invierten lo suiciente en educaci!n & ormaci!n la%oral:,JA^:,:^:,<A

lasiique cada uno de los elementos de la siguiente relaci!n en %ueno o malo en términos generales, o %ien indierente para la %uena marcha de la economía del país.V 8Malo9/ : 83ndierente9/ < 8Nueno9@ Nombre de la variable Pre0%nta Promedio Ap<blicoB Promedio AeconomistasB P<blico /l%strado

: #'Z)# +ecortes de impuestos:,D:,VD:,<V<V 04M2$04+K Más mu(eres en la po%laci!n activa:,DG:,GA:,G<: #25;446 Ma&or utilizaci!n de la tecnología en el lugar de tra%a(o:,JG:,H:,HA<< #+'62'; 'cuerdos comerciales entre 2stados )nidos & otros países:,AA:,HG:,GJ<A 640$;446 Las recientes reducciones de plantilla de las grandes compañíasV,<:,DV:,A:5a& quienes airman que vivimos tiempos econ!micamente tur%ulentos de%ido a las nuevas tecnologías, ala competencia con países e*tran(eros & a las reducciones de plantilla. Mirando hacia el uturo con una perspectiva de veinte años vista, Bconsidera que todas estas mudanzas terminarán por producir un eecto %eneicioso o per(udicial para el país, o %ien no tendrán consecuencias aprecia%lesC@ Nombre de la variable Pre0%nta Promedio Ap<blicoB Promedio AeconomistasB P<blico /l%strado

<D 5'$;2<V V 8Malo9/ : 83ndierente9/ < 8Nueno9:,:J:,<:,GA2n su opini!n, los acuerdos comerciales que irma 2stados )nidos con otros países, Bhan servido para crear empleo en 22. )). o más %ien lo han destruido o el eecto no ha sido aprecia%leC@ Nombre de la variable Pre0%nta Promedio Ap<blicoB Promedio AeconomistasB P<blico /l%strado

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<J #+'624NV 85an destruido puestos de tra%a(o en 22. )).9/ : 82l eecto no ha sido aprecia%le9/< 85an servido para crear empleo en 22. )).9V,D:,D

:,A<BUuién es el responsa%le del reciente incremento del precio de la gasolinaC@ Nombre de la variable Pre0%nta Promedio Ap<blicoB Promedio AeconomistasB P<blico /l%strado< 05P;'776V 8Las compañías petrolíeras en un intento de aumentar sus %eneicios9/ : 8La le& ha%itual de laoerta & la demanda9 ?8am%os9 se registr! como :/ 8ninguno9, como V@V,<V,HV,HD2n su opini!n, el precio actual de la gasolina, Bes demasiado elevado, demasiado %a(o o apro*imadamentecorrectoC@ Nombre de la variable Pre0%nta Promedio Ap<blicoB Promedio AeconomistasB P<blico /l%strado

<G ;'71+32V 86emasiado %a(o9/ : 8Más o menos a(ustado9/ < 86emasiado elevado9:,HV,AV,: 2n su opini!n, la me(ora de la situaci!n econ!mica, Bes algo por lo que el presidente en el cargo puedehacer mucho, poco, o es algo que escapa a su controlC@ 

 Nombre de la variable Pre0%nta Promedio Ap<blicoB Promedio AeconomistasB P<blico /l%strado

<H 1+27 V 82l presidente no puede hacer nada9/ : 8'lgo puede hacer9/ < 82l presidente puedehacer mucho so%re ello9V,<V,<:,VV 2n su opini!n, Bla ma&oría de los puestos de tra%a(o de nueva creaci!n en el país están %ien o malremuneradosC @ 

 Nombre de la variable

 Pre0%nta

 Promedio

Ap<blicoB

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 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

<

 $204NV 8Mal pagados9/ : 8$inguna de las dos cosas9/ < 8Nien pagados9V,AG

:,VG

:,VV

 2n su opini!n, la distancia que separa a ricos & po%res, Bes ma&or de lo que era hace veinte años, es menor o apro*imadamente la mismaC @ 

 Nombre de la variable

 Pre0%nta

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

AV

;'1<VV 8Menor9/ : 8Más o menos la misma9/ < 8Ma&or9:,GV

:,HJ

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:,H

 2n su opini!n, los ingresos amiliares del ciudadano promedio en 22. )). durante los "ltimos veinte años,

Bhan crecido a ma&or o menor velocidad que el coste de la vida, o %ien a apro*imadamente la mismaC @ 

 Nombre de la variable

 Pre0%nta

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

A:

3$4M2<VV 8Los ingresos han quedado atrás9/ : 8'pro*imadamente pare(os9/ < 8Los sueldos han crecido más rápido9V,A

:,:D

V,

 +eiriéndose ahora e*clusivamente a los salarios del tra%a(ador medio en 22. ))., en su opini!n, Bdiríaque durante los "ltimos veinte años han crecido más rápido que el coste de la vida, menos, o %ien am%os sehan mantenido más o menos igualadosC @ 

 Nombre de la variable

 Pre0%nta

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 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

A<

0';2<VV 8Los sueldos han quedado atrás9/ : 8'pro*imadamente pare(os9/ < 8Los sueldos han crecido más rápido9V,AD

V,G

V,J<

 5a& quienes mantienen que, para poder disrutar de un nivel de vida holgado, la amilia media ha de contar con los salarios de dos tra%a(adores a tiempo completo. B2stá de acuerdo con esa airmaci!n, o %ien piensaque es suiciente con uno s!loC @ 

 Nombre de la variable

 Pre0%nta

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

AA

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 $226<2'+$V 8Nasta con uno9/ : 87on necesarios dos9V,HG

V,GJV,GH

 2n su opini!n, el nivel de vida del estadounidense medio durante los pr!*imos cinco años, Baumentará,disminuirá o permanecerá apro*imadamente constanteC @ 

 Nombre de la variable

 Pre0%nta

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 La sociedad 

AD

7#'$JV 86isminuirá9/ : 8Uuedará más o menos igual9/ < 8'umentará9V,A

:,DA

:,AA

 Bree que la generaci!n de sus hi(os disrutará de un nivel de vida ma&or que el de la su&a o será menorC @ 

 Nombre de la variable

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 Pre0%nta

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

AJ

53L6;2$V 8Menor9/ : 8'pro*imadamente igual9/ < 8Ma&or9:,V

:,<H

:,A

 ?7i tiene hi(os menores de treinta años@ uando sus hi(os lleguen a la edad que usted tiene ahora, Bcree quedisrutarán de un nivel de vida ma&or, menor o apro*imadamente igual al su&o actualC @ 

 Nombre de la variable

 Pre0%nta

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

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A

53L67#'$V 8Menor9/ : 8'pro*imadamente igual9/ < 8Ma&or9:,AV

:,AV

:,J<

 )sted caliicaría el estado actual de la economía estadounidense como @ 

 Nombre de la variable

 Pre0%nta

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

AG

)+24$V 82n depresi!n9/ : 82n recesi!n9/ < 86e estancamiento9/ A 8reciendo con lentitud9= D 8reciendo velozmente9<,J

A,:V

<,GA

 

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 Ta/la 7(7>aria%les de controlB6e qué raza es ustedC B2s usted %lanco, negro o aroamericano, asiáticoamericano o de alguna otra razaC Nombre de la variable

Codificacin

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

Nlack  : si negro, V en otro casoV,VH

V,VVD

V,VH

'sian : si asiático, V en otro casoV,V

V,VJ

V,V

4thrace : si de otra raza, V en otro casoV,VJ

V,VA

V,VJ

'ge : \ año de nacimientoDD,DV

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DH,GD

DD,DV

Male : si se*o masculino, V en otro casoV,D

V,D

V,D

 B!mo de preocupado se siente por el hecho de que alguien en su hogar pueda quedarse sin tra%a(o duranteel pr!*imo añoC Nombre de la variable

Codificacin

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

o%securit&V 8Me preocupa mucho9: 8Me preocupa algo9< 8$o me preocupa demasiado9A 8$o me preocupa en a%soluto9:,HH

<,A<

:,HH

2n su opini!n, sus ingresos amiliares durante los "ltimos cinco años, Bhan crecido más rápido que el costede la vida, apro*imadamente a la misma velocidad o se han quedado atrásC  Nombre de la variable

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Codificacin

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

PourlastJV 87e han quedado atrás9: 8>an apro*imadamente pare(os9< 8Los ingresos han crecido más rápido9V,GD

:,J

V,GD

2n su opini!n, sus ingresos durante los pr!*imos cinco años, Bcrecerán más rápido que el coste de la vida,apro*imadamente a la misma velocidad o van a quedarse rezagadosC  Nombre de la variable

Codificacin

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

Pourne*tJV 87e quedarán rezagados9: 8' la misma velocidad9

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< 8Los ingresos crecerán más rápido9V,D

:,AA

V,D7i acumulase los ingresos anuales durante el pasado año :J, antes de impuestos, de todos los miem%rosde su hogar, el total sería  Nombre de la variable

Codificacin

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

3ncome: :V.VVV d!lares o menos< 2ntre :V.VVV & :. d!laresA 2ntre <V.VVV & <D. d!laresD 2ntre <J.VVV & <. d!laresJ 2ntre AV.VVV & A. d!lares 2ntre DV.VVV & D. d!laresG 2ntre JV.VVV & GD. d!laresH 2ntre GJ.VVV & . d!lares :VV.VVV d!lares o másJ,V

H,DD

J,V

2n el escenario político actual, Bse considera repu%licano, dem!crata o independienteC  Nombre de la variable

Codificacin

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 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

6em6em : si dem!crata, V en otro casoV,AA

V,AH

V,AA

+ep+ep : si repu%licano, V en otro casoV,<

V,:

V,<

4thpart&4thpart& : si de otro partido, V en otro casoV,VD

V,V<

V,VD

 B6iría que sus puntos de vista en la ma&oría de asuntos políticos son mu& progresistas, progresistas,moderados, conservadores o mu& conservadoresC  Nombre de la variable

Codificacin

 Promedio

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Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

 /l%strado

4thideol: 8$o lo considero en esos términos9, V en otro casoV,V<

V,VA

V,V<

3deolog& ?: \ 4thideol@\< 8Mu& progresistas9\: 81rogresistas9V 8Moderados9: 8onservadores9< 8Mu& conservadores9V,:A

\V,VD

V,:A

 Buál ue su "ltimo curso de enseñanza reglada 7)12+'64C Nombre de la variable

Codificacin

 Promedio

Ap<blicoB

 Promedio

AeconomistasB

 P<blico

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 /l%strado

2ducation: 8$inguno o enseñanza primaria9< 82nseñanza secundaria incompleta9

A 82nseñanza secundaria9D 8Formaci!n técnica o proesional tras F3$'L3Q'+ secundaria9J 8'lg"n curso de universidad, sin titulaci!n9 8Licenciatura ? 9achelor of #ciences, 9achelor of )rts o alguna titulaci!n de cuatro años análoga@9G 82studios de posgrado o proesionales tras la universidad ?p. e(. cursos de doctorado, especialidades enle&es o medicina, etc.@9D,JD

G,VV

G,VV

2con : si se es economista, V en otro casoV,VV

:,VV

:,VV

 

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 Ta/la 789oeicientes para las varia%les Ed%cation & Econ@ 

 Nombre de la variable

Coeficiente

 Ed%cation

 Estad1stico t 

 Ed%cation

Coeficiente

 Econ

 Estad1stico t 

 Econ

:

#'Z53;5\V,V

\G,DG

\V,A<

\J,:

<

62F33#\V,V:

\V,A

\V,JH

\:V,:

A

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F4+'36\V,V

\G,D

\:,V<\:G,<:

D

3MM3;\V,:<

\,:A

\V,J

\H,

J

#'ZN+2'K \V,VG

\J,

\V,<J

\A,J

3$'626)\V,V:

\V,HH

V,:V

:,<

G

02LF'+2\V,VG

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\J,G

\V,DH

\H,<

H

''\V,VH

\,

\V,AJ

\J,G<

5'+604+K \V,VD

\<,GD

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 '1X#)L4 DL' 27)2L' 62 L' 2L23R$ 1NL3' LY73' P U)[ F'LL' 2$ L' 3;$4+'$3'+'34$'L1or lo visto, las creencias culturales irracionales son algo verdaderamente nota%le= no resultan irracionales porque se aparten un poco de lo que dicta el sentido com"n ni porque avancen tímidamente más allá de lo

que los hechos permitirían. 7e muestran, más %ien, como a%solutas provocaciones en contra de lo racional& del sentido com"n. E+ichard 7hOeder-<H )n Economic Theory of Democracy  ?:JG@ ?Teor1a econmica de la democracia@ de 'nthon& 6oOnsconvirti! el concepto de ignorancia racional en un elemento undamental del análisis econ!mico de la política. La e*presi!n no ue acuñada hasta diez años después por ;ordon #ullock-<, pero la rase de6oOns que la descri%e sigue siendo categ!rica= 82s irracional mantenerse %ien inormado en materia de política puesto que el escaso rendimiento que van a producir los datos que se o%tengan no (ustiica el gastorequerido en términos de tiempo & otros recursos9.-<GVLa l!gica que ha& detrás de la rase es %ien sencilla. 2l tiempo es oro & o%tener inormaci!n requieretiempo. Las personas sopesan la venta(a de enterarse de las cosas rente al coste que eso acarrea.-<G: 2nlos mercados, un conocimiento deiciente se penaliza con oportunidades perdidas & un conocimientoe*cesivo se penaliza con tiempo perdido. La vía más razona%le consistirá en conseguir la inormaci!nsuiciente como para tomar una decisi!n acepta%lemente %uena.2n política las cosas cam%ian, &a que es e*tremadamente impro%a%le que un voto va&a a dirimir elresultado de unas elecciones.-<G< 7uponga entonces que un ciudadano ignorante vote al azar= salvo que sediese el estraalario caso de que el su&o uera el voto decisivo que decidiese una situaci!n de empate, eleecto marginal que produciría su acci!n sería nulo. 7i el tiempo es oro & adquirir conocimiento políticolleva tiempo, & el %eneicio personal que el voto permite suponer es cercano a cero, entonces un individuoracional & egoísta escogerá permanecer en la ignorancia.La consigna del manual de educaci!n cívica que airma= 87i todo el mundo actuase de ese modo, lademocracia produciría unos resultados horrorosos9, puede mu& %ien ser verdad, pero como modo de apelar al interés personal del ciudadano es un puro & simple soisma. 7i nadie entiende de política, todos salimos per(udicados, pero de esto no se deduce que si &o no entiendo de política, &o va&a a salir per(udicado. )na persona que se ponga de pie en un teatro verá me(or, pero si todo el mundo se pone de pie, nadie va a verme(or.6urante los años cincuenta & sesenta, era costum%re entre los economistas etiquetar como 8deiciencia delmercado9 la inormaci!n deiciente,-<GA pero, si se piensa %ien, el me(or e(emplo de este supuestouncionamiento deectuoso parecía ser el del propio go%ierno democrático. 7eg"n ue desarrollándose elenoque econ!mico de la política, así lo hicieron las apelaciones a la ignorancia racional/ de hecho, esteconcepto se convirti! en el cimiento de cierta ortodo*ia intelectual. 6enomino a dicha ortodo*ia la escuelade la 82lecci!n 1"%lica clásica9.La ig!ora!cia racio!al2 lo" :ec:o" 1 "&" ,re"&!#a" co!"ec&e!cia"'unque los analistas políticos categoricen a alrededor de un tercio de la sociedad como 8ignorantesa%solutos9,-<GD es diícil dar con gente cu&a inormaci!n so%re política sea, literalmente, ninguna. 5a& un puñado de datos ?como el nom%re del presidente del go%ierno@ que casi todo el mundo conoce. Losincentivos que act"an en este caso son algo un poco más comple(o de lo que parece a primera vista. 2*istenhechos omnipresentes & llamativos que son mucho más áciles de asimilar que de rehuir, & de recordar quede olvidar. 7a%er algo de política rinde, además, un %eneicio e*tra, del mismo modo que tener estudios enmaterias poco prácticas puede a&udarle en su carrera proesional/ sus amistades o una posi%le relaci!nsentimental podrían reírse de usted si demuestra no tener ni idea so%re asuntos de política.'sí que las ideas de la escuela de la 2lecci!n 1"%lica clásica sirven para demostrar muchas cosas. 1ero nomuchísimas. 3ndependientemente del patr!n de medida que utilicemos, la media del grado de conocimiento

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 político se mantiene %a(a.-<GJ Menos del DV I de los adultos estadounidenses son capaces de citar elnom%re de los dos senadores que les corresponden.-<G )n porcenta(e algo menor conoce a qué partido pertenecen/ un dato particularmente signiicativo &a que con recuencia se aduce el papel inormativo que (uegan esos senadores.-<GG ;ran parte de la opini!n p"%lica ha olvidado ?o nunca conoci!@ los datoselementales e inmuta%les que se enseña%an en clase de educaci!n cívica. 'lrededor de la mitad es

consciente de que cada estado aporta dos senadores, & s!lo la cuarta parte sa%e cuánto dura su mandato.-<GH omo era de esperar, la amiliaridad con el historial de voto de los representantes & con sus posiciones políticas es prácticamente nula incluso en asuntos de la ma&or importancia, pero resultasorprendentemente %uena en los temas más supericiales que son irrelevantes para la política. omoseñalan 6elli arpini & Keeter=6urante la campaña presidencial de :<, el H I de la opini!n p"%lica sa%ía del enrentamiento quemantenía el vicepresidente Uua&le con el persona(e televisivo Murph& NroOn, pero "nicamente el : I eracapaz de descri%ir la postura que Nill linton adopta%a so%re el asunto del medio am%iente/ - H I de laopini!n p"%lica sa%ía que la perra de los Nush se llama%a Millie, pero s!lo un :J I era consciente de queam%os candidatos presidenciales eran partidarios de la pena de muerte. 2l (uez 0apner ?presentador del programa televisivo  $%z0ado pop%lar @ era reconocido por más gente que los presidentes del tri%unalsupremo Nurger o +ehnquist.-<G2s esto precisamente lo que la l!gica de la ignorancia racional invita a sospechar. uando las personastiene que decidir entre dedicar alg"n esuerzo mental a hechos esenciales para una elecci!n políticainteligente o %ien a pamplinillas irrelevantes, eligen lo segundo.-<HV2l atractivo intuitivo & empírico que posee la ignorancia racional le hizo ganar atenci!n académica. 1erohizo alta a"n otro argumento persuasivo para convertirla en la piedra angular de la teoría clásica de la2lecci!n 1"%lica, a sa%er, su aparente capacidad para e*plicar los deectos de la democracia. 3magine queha& un votante que vive encerrado en una ha%itaci!n clausurada, aislado de cualquier contacto con elmundo e*terior a su diminuta celda. #iene asegurado el suministro de comida & agua, pero carece deventanas. La celda posee un mecanismo de comunicaci!n en un solo sentido, mediante el cual el votante puede inormar de sus preerencias a los políticos, aunque estos no pueden ha%lar con él. )na vez cadacuatro años, el votante hace sa%er su predilecci!n por uno de entre dos candidatos. 2l votante sa%e que sudecisi!n determina quién será el vencedor, pero no tiene modo de averiguar c!mo se han comportado loscandidatos en el pasado o qué pretenden hacer en el uturo.7ería increí%le que una democracia uncionase en un supuesto como el anterior, porque ninguno de los doscandidatos puede hacer nada por me(orar sus oportunidades de victoria. 2l votante enclaustrado ni ve quéhacen los políticos ni escucha lo que dicen, así que el vencedor puede hacer lo que le venga en gana sinning"n miedo a que sus actos provoquen que pierda el cargo. 2sto no signiica que el elegido esté e*entode preocupaciones, porque puede ser desplazado del poder en la elecci!n siguiente. 1ero lo interesante dela cuesti!n es que será tan pro%a%le su destituci!n si se a(usta al pie de la letra a las preerencias que elvotante le e*presa por el interono como si hace lo contrario.1ocas cosas cam%ian si suponemos ahora que ha& millones de votantes recluidos en ha%itaciones. 2n tantoninguno sepa qué es lo que ocurre en el e*terior de su celda, los dirigentes políticos pueden hacer casoomiso de los deseos ma&oritarios. 3ncluso aunque la ma&oría tenga potestad a%soluta so%re el resultadoelectoral. 7i no se puede o%servar qué es lo que están haciendo los candidatos, no es posi%le condicionar elvoto. P si no se puede condicionar el voto al comportamiento, los candidatos carecen de incentivos parahacer caso a los votantes.2n el mundo real, los votantes no viven en celdas aisladas, pero pueden escoger voluntariamente permanecer en una ignorancia compara%le. 7i así uese, ese comportamiento orecería una sencillae*plicaci!n a los deectos de la democracia. B1or qué son capaces los grupos de presi!n de volver allegislativo en contra de los intereses de la ma&oríaC 1or la ignorancia racional de los votantes= muchos no

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son conscientes de que, por e(emplo, los cultivadores de ta%aco reci%en su%venciones, & mu& pocos sa%encuál es la postura que mantienen sus representantes. B1or qué pueden los políticos desaiar a la opini!n p"%licaC 1or la ignorancia racional de los votantes= mu& pocos prestan atenci!n a las opiniones de los políticos con respecto a los planes más impopulares como la a&uda internacional, & menos a"n lasrecuerdan cuando llega la siguiente elecci!n. B1or qué medidas políticas tan ineicientes como el salario

mínimo son tan popularesC 1or la ignorancia racional del votante= mu& pocos se molestan en estudiar laciencia econ!mica suiciente como para entender los inconvenientes que acarrean esas medidas.-<H:2l revés de la ignorancia p"%lica es la pericia de los que tra%a(an en las camarillas del poder. Mientras losvotantes duermen, los lobbies  ainan sus estrategias de inluencia. 2*actamente igual que los votantessa%en mu& poco porque enterarse no rinde, los grupos de presi!n sa%en mucho porque para ellos rindemuchísimo. 6e aquí el conocido mantra que reza= 8oncentrar los %eneicios, distri%uir los costes9. omodeclara Mancur 4lson, 8S7e da una tendencia sistemática de e*plotaci!n de la ma&oría por la minoríaT9.-<H< )n arancel so%re las naran(as le puede suponer a usted, el consumidor, s!lo unos céntimos, pero alinal se traduce en millones para los cultivadores.uando los economistas interrumpieron sus análisis te!ricos lo suiciente como para e*aminardetenidamente el paisa(e político, se encontraron con la som%ra de los grupos de presi!n acechando trascasi cada iniciativa gu%ernamental. Los catedráticos reunuñaron en las universidades en la línea de losvie(os te*tos de educaci!n cívica= 8S'& si los votantes supieranT9. 1ero, al contrario de lo que ocurría enesos te*tos, no pueden orecer el consuelo de que 8el electorado está destinado a alzarse alg"n día & poner la naci!n en orden9. 2l per(uicio social que produce la ignorancia racional hace que no sea provechoso parael individuo sumarse a una campaña contra ella.2n suma, de acuerdo con la teoría de la 2lecci!n 1"%lica, la ignorancia del votante convierte un paisa(e político que parecía ser un sinsentido desconcertante en un e(emplo de li%ro de la potencia e*plicativa quetiene el análisis econ!mico de la inormaci!n. La ignorancia del votante a%re la puerta al uncionamientodeectuoso del go%ierno, & los grupos de presi!n Epor no ha%lar de los propios %ur!cratas & políticosEhacen su entrada.Re"i"#e!cia +re!#e a la irracio!alidad2l lengua(e corriente posee diversos términos para desdeñar las alsas creencias & a sus devotos. 1asando por alto matizaciones & sutilezas, la ma&or parte están encuadrados en una de estas dos categorías= pala%rasque censuran la capacidad de raciocinio del agente E8irracional9, 8tonto9, 8ilusorio9, 8dogmático9E & pala%ras que censuran la cantidad de inormaci!n de que dispone el agente E8ignorante9,8desinormado9, 8despistado9, 8anala%eto9E.La realidad %ien podría consistir en una mezcla de am%as situaciones, pero la ma&oría de los economistasrechaza los modelos mi*tos de error humano en los que lo irracional (uega alg"n papel protagonista. 1odríasuponerse que los estudiosos de la política uesen menos inle*i%les, pero, de ser algo, ocurre más %ien alcontrario.-<HA 6oOns hizo de la racionalidad la piedra angular de su análisis, & sus sucesores han permanecido ieles a su perspectiva. 1or lo menos 6oOns deiende su postura de pasar por alto loirracional= $uestro deseo de eludir la irracionalidad en política surge de ?:@ lo comple(o del asunto, ?<@ suincompati%ilidad con nuestro modelo de comportamiento estrictamente racional & ?A@ el hecho de que setrata de un en!meno empírico que no puede ser estudiado e*clusivamente mediante l!gica deductiva, sinoque requiere un auténtico tra%a(o de campo que va más allá del alcance de este estudio.-<HD1or el contrario, la ortodo*ia que 6oOns undament! se olvida con recuencia de que e*iste unaalternativa. ualquier error que goce de popularidad, por mu& estram%!tico que sea, parece conirmar elhecho de que los votantes son ignorantes racionales. P, tras e*aminar detalladamente los hechos empíricosque demuestran la e*istencia de ideas sesgadas sistemáticamente en el ám%ito de lo econ!mico, ha&muchos que, en la línea de pensamiento de la escuela de la 2lecci!n 1"%lica, lo interpretan como una

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 prue%a de ignorancia racional. 6e hecho, son los economistas más dispuestos a admitir los datos empíricoslos menos proclives luego a la hora de interpretarlos precisamente como aquello que 6oOns 8eludi!9 hacecincuenta años= la irracionalidad política.B1or qué son los economistas tan hostiles hacia las e*plicaciones %asadas en el disparate o en lairracionalidad & se llevan tan %ien con una visi!n radical undamentada e*clusivamente en la ignoranciaC

)na e*plicaci!n podría ser la tautol!gica= identiicar todos los errores como casos de 8ignorancia9 paradespués crear conusi!n aprovechando la am%ig]edad entre los dos sentidos de ésta "ltima. 2n cualquier caso e independientemente de las pala%ras que se utilicen, ha& dos causas de error %ien deinidas= o altandatos o no se es capaz de aprovechar los datos que se tienen. )n caso puede permanecer sin resolver  porque el detective carezca de pistas o porque no sea capaz o no quiera interpretar las pistas que &a posee.uando los deensores del punto de vista que reduce todo a la ignorancia se cansan del de%ate semántico, lasiguiente línea de deensa consiste en recurrir a la diicultad de distinguir empíricamente entre las doscausas de error. BUuién puede aseverar qué es irracional & qué noC-<HJ 2s ésta una o%(eci!ndesconcertante porque los economistas te!ricos modernos cuentan con una vara de medir sencilla &atractiva, las 8e*pectativas racionales9, que, en esencia, equipara la racionalidad con la ausencia de errorsistemático.-<H La intuici!n nos dice que la ignorancia sin más solamente provoca errores aleatorios. 7iusted so%restima lo mal que está el tráico una mañana & lo su%estima a la siguiente, nadie cuestiona suracionalidad/ no ha& modo de sa%er si un coche va a averiarse & o%struir dos carriles durante la hora punta.7in em%argo, si usted su%estima el tráico todos los días no va a poder e*cusarse alegando= 8B!mo i%a &oa sa%erloC9. Uuizás no ha&a inormaci!n para pronosticar con toda e*actitud, pero eso no e*plicará por quétodas sus suposiciones &erran siempre en el mismo sentido.omo ormalizaci!n, las e*pectativas racionales tienen mucho sentido & que%rantarlas tiene mucho que ver con la acepci!n coloquial de la pala%ra 8irracionalidad9. Más a"n, diícilmente se puede dar la espalda alos supuestos que se a(ustan a las e*pectativas racionales. BUuién no ha dicho alguna vez algo como= 8'laumentar los precios, los proveedores incrementan su producci!n9C P sin em%argo, esta airmaci!n tanelemental supone que los hechos o%(etivos & las ideas su%(etivas so%re los precios evolucionan en el mismosentido. 1orque si los proveedores conundiesen sistemáticamente su%idas con %a(adas de precios, surespuesta sería la contraria de la presunci!n ha%itual. $o resulta sorprendente, por tanto, encontrarnos con sustitutos de andar por casa de las e*pectativasracionales anteriores a los tra%a(os ormales. 'ños antes de Muth o Lucas, los economistas &a airma%an deorma rutinaria que se puede (uzgar la racionalidad de los medios que emplean los agentes. 1ara 6oOns,82l término racionalb no se aplica nunca a los ines del agente, sino s!lo a los medios. 2sto se sigue de ladeinici!n de racionalb como eicaz con alto rendimiento, o sea, aquello que ma*imiza el resultadoo%tenido para unos medios utilizados concretos9.-<HG 'l igual que hacen las e*pectativas racionales, el parámetro que utiliza 6oOns eval"a las ideas de los agentes enrentándolas con la realidad o%(etiva=7i un investigador te!rico sa%e cuáles son los o%(etivos de un su(eto, puede predecir las acciones quetomará para alcanzarlos del siguiente modo= ?:@ se estudia cuál es la vía más razona%le de la que dispone para lograr su in & ?<@ se con(etura que dicha vía será la elegida, puesto que el su(eto es racional.-<HH $o o%stante, denominar a esto la 8revoluci!n de las e*pectativas racionales9 es a%usar del lengua(e. 7í escierto que alcanz! un é*ito raudo como método analítico, pero el cam%io ha sido normalmente cosmético?e*cepto en la macroeconomía ke&nesiana@. Las e*pectativas racionales sirvieron para otorgar una ma&ordeinici!n a los vie(os modos de hacer economía, pero manteniendo su espíritu intacto.on todo, a los economistas a menudo se les pasa el entusiasmo inicial por las e*pectativas racionales encuanto los errores sistemáticos comienzan a hacer acto de presencia. 2n el mismo instante en que seequipara racionalidad & ausencia de errores sistemáticos, los vehementes indicios empíricos de la presenciade estos "ltimos convierten la e*istencia de la irracionalidad en algo claro como el agua. ;ran cantidad deeconomistas optan entonces por arro(ar a los leones la idea de las e*pectativas racionales como patr!n de

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medida antes de tener que admitir una conclusi!n tan amarga.2s entonces cuando se revela una tercera línea de deensa de lo racional= ela%orar una deinici!n deracionalidad que sea menos restrictiva & tolere la e*istencia de errores sistemáticos. )na alternativa seráacogerse a la teoría %a&esiana= %astará con que las personas revisen sus creencias de acuerdo con la +eglade Na&es para ser consideradas racionales, incluso cuando &erren severamente. 7in em%argo, una

condici!n tan poco e*igente como ésta &a ha sido pro%ada & se ha demostrado insuiciente.-<H)na deinici!n todavía más dé%il de racionalidad la identiica con la 8%"squeda de la verdad9.-<V 7erásuiciente con que un individuo intente de modo sincero comprender la realidad para que pueda sercaliicado de racional en este sentido. 3ndependientemente de lo que piense. 'sí, los "nicos seresirracionales serán los que no lo procuren & a todos los demás les pondremos un so%resaliente por ha%erseesorzado.2s importante darse cuenta de que errores sistemáticos como los que quedan rele(ados en la 7'22constitu&en ideas irracionales seg"n el criterio de las e*pectativas racionales, pero siguen siendo síntomasde irracionalidad seg"n estos dos "ltimos & más dé%iles criterios. uanto más garraales sean los errorescometidos, más pro%a%le resulta que la causa sea la alta de rigor intelectual & no de inormaci!n.La ma&or diicultad que plantean los sustitutivos de las e*pectativas racionales es que la victoria que proporcionan es s!lo semántica. 6e%ilitar el requerimiento e*igido para ser considerado racional permitegarantizar la racionalidad de una persona, pero el precio a pagar es elevado. La ma&oría de los modelos dan por hecho que los individuos carecen de ideas tendenciosas, no simplemente que son racionales de acuerdocon un criterio u otro. 'sí pues, en cuanto se re%a(a el grado racional &a no son aplica%les los teoremasha%ituales que se %asan en la presencia de 8agentes racionales9. 2vitar la aparici!n de la pala%ra8racionalidad9 nos hace tener que volver a la casilla de salida.Q&; #ie!e de $alo la ig!ora!cia racio!al ILa e*presi!n 8ignorancia racionalb9 act"a como una cláusula de e*enci!n de responsa%ilidad. 1onerle aalguien el sello de 8ignorante racional9 certiica que 8la antedicha ignorancia que maniiesta el su(eto nocuestiona su racionalidad, la cual sigue disrutando de plena garantía9. uando se menciona lairracionalidad, los economistas descartan cualquier reerencia a ella mediante la perogrullada de que8irracionalidad e ignorancia no son la misma cosa9.-<: 1ero esa respuesta es un arma de do%le ilo= si laignorancia puede conundirse con irracionalidad, tam%ién la irracionalidad puede conundirse conignorancia. #al vez los alumnos incapaces de apro%ar 2conomía 2lemental destacarían si acudiesen a clase& a%riesen el li%ro. 'unque tam%ién podría ser que no.'un así, no quiero desestimar la opini!n que achaca todos los males a la ignorancia en un (uicio tansumario. BUué es lo que tiene de maloC 2sta secci!n & la siguiente plantearán a ese punto de vista dos preguntas cruciales=B2s la teoría de la ignorancia como causa e*clusiva consistente con lo que nos indican nuestra propiaintrospecci!n & los testimonios de otrosCB1ueden e*plicarse las deiciencias de la democracia utilizando la ignorancia como "nica causaCLa relaci!n entre error & alta de inormaci!n es evidente. 1ero Bacaso es la alta de inormaci!n la causa detodos los erroresC La introspecci!n & el testimonio de otras personas nos permiten aventurar otro candidato=la adhesi!n sentimental.-<< 'errarse a opiniones por las que sentimos aprecio incrementa nuestrasensaci!n su%(etiva de %ienestar. uando una persona deiende los principios de su religi!n Epor poner une(emplo diáanoE, la respuesta que reci%a no le será indierente, & cualquier inormaci!n, por pertinenteque sea, será acogida con hostilidad si se opone a sus creencias. Lo más pro%a%le será que los de%ates so%rereligi!n discurran, en gran medida, por el cauce de lo dogmático, & que los cre&entes de cualquier ereh"sen escuchar con imparcialidad a los adeptos de otras sectas. Uuizás a los cínicos esa actitud les parezca pura pose, pero lo cierto es que la sinceridad de los devotos suele orecer pocas dudas. 2n líneasgenerales, la gente no inge tener una mentalidad cerrada en asuntos de religi!n.

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2n una época tan secularizada como la nuestra, la economía & la política sustitu&en a la religi!n como ocode dogmatismos & convicciones apasionadas. omo indica Mcloske&= 82l hom%re de la calle tiene cariñoa sus opiniones equivocadas acerca del li%re comercio. - ontempla sus opiniones como una parteintegrante de su carácter, como su personalidad o su tipo somático, & se toma mu& a mal las críticas so%reellas9.-<A uando progresistas & conservadores discuten so%re los eectos de las %a(adas de impuestos, en

sus respuestas ha& depositada una uerte inversi!n sentimental. Los conservadores preieren argumentosque apo&en los recortes, incluso si resultan discuti%les rente a los hechos. ' los progresistas les desagradanlos razonamientos que respaldan las %a(adas, aunque tengan todo el sentido.6esde luego, parte de esos pronunciamientos son mera estrategia, pero ha%ría que hacer un esuerzo paracreer que la conianza que muestra el ide!logo corriente es 8puro teatro9. >eamos c!mo descri%e 'rthurKoestler su conversi!n al comunismo=Limitarse a airmar que se ha 8visto la luz9 es una po%re descripci!n del arre%ato mental que s!lo elconverso conoce ?no importa a qué e se ha&a convertido@. 2sa nueva luz parece irradiar su entendimientodesde todas partes & el universo entero parece co%rar sentido como un rompeca%ezas que se resolvieramediante un pase mágico que colocase cada pieza suelta en su lugar. 6e repente, cada pregunta tiene surespuesta, & las incertidum%res & los desacuerdos pertenecen a un pasado atormentado/ un pasado &a le(anoen el cual uno vivía sumido en la unesta ignorancia del universo incoloro e insípido de los no iniciados. ' partir de este momento, nada podrá pertur%ar la serenidad & el sosiego interior del converso, salvo quizás elmiedo esporádico a volver a perder la e & quedarse así sin lo "nico que hace que la vida valga la pena, &regresar a las tinie%las e*teriores, donde son el llanto & el cru(ir de dientes.-<D0hittaker ham%ers plantea lo mismo de manera más sucinta=Po esta%a deseoso de aceptar el comunismo %a(o cualesquiera términos se presentase, de seguir los pasosde su curso l!gico hasta dondequiera que me llevasen, & a soportar las penalidades sin las que nada sealcanza en la vida. 1orque el comunismo me orecía aquello que nada en ese mundo agonizante era capazde orecerme con tal intensidad= e & revelaci!n, algo por lo que vivir & algo por lo que morir.-<J2l anatismo de Koestler o de ham%ers es poco com"n, pero so& de la opini!n de que, en política, es igualde raro encontrarse con o%(etividad imparcial.La introspecci!n tam%ién sirve para revelar undamentos cognitivos contradictorios. +ecuerde su "ltimadiscusi!n so%re un tema que le resulte apasionante. #al vez tuvo que esorzarse en escuchar a la otra partecon imparcialidad. La pregunta es= Bpor qué tuvo que hacer un esuerzoC 1orque era consciente de que, deotro modo, podría ha%erse de(ado llevar por sus emociones & ha%er mantenido su posici!n de modovehemente aun cuando las prue%as le de(asen en evidencia. 2s posi%le que usted no ca&era en esa tentaci!n, pero siempre ha& muchos que ceden a ella. 'sí pues, la irracionalidad nos rodea & no s!lo seg"n un criterioe*igente como el de las e*pectativas racionales. 1uede re%a(ar el requerimiento de nivel si lo desea hasta"nicamente demandar la 8%"squeda de la verdad9/ puede conceder el apro%ado s!lo por el esuerzo & a"nasí seguirán cateando.7i la ignorancia uese la "nica causa de error, entonces, dosis suicientemente uertes de inormaci!n seríanla panacea. ualquier equivocaci!n se superaría a %ase de aportar una cantidad adecuada de hechoso%(etivos. 7in em%argo, se han hecho e*perimentos de pensamiento que prue%an lo poco plausi%le de esatesis. 7uponga que está tratando de convertir al darOinismo a un grupo de creacionistas. 1udiera ser queconsiguiese modiicar algunas opiniones tras pacientes charlas so%re genética, prue%as paleontol!gicas oe*perimentos con la mosca del vinagre,-< pero llegar a convencer a la mitad de ellos sería un verdaderomilagro. 4 %ien, del mismo modo, imagine a ohn Lott dando una conerencia a las participantes en la8Marcha del mill!n de madres9 con el título 8Más armas, menos delitos9.-<G 1or mucho que suinvestigaci!n empírica uese impeca%le, se hace mu& diícil imaginar a algo más que un puñado decruzadas por el control de armas e*clamando= 8S2s verdadT BUuién lo hu%iera dichoC9. 6e hecho, pocasestarían dispuestas a admitir algo menos drástico, tal como= 82ste asunto es más enrevesado de lo que &o

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creía. >o& a a%andonar la protesta hasta ver si me entero %ien9. 'lternativamente, suponga que ha& quee*plicar las venta(as que aporta el li%re comercio a un grupo de maniestantes antiglo%alizaci!n. )nos pocos tal vez aprendiesen algo nuevo so%re la venta(a comparativa & el desarrollo econ!mico, pero Bha&alguien tan ingenuo como para suponer que se puede convencer a la ma&oríaCLa idea que quiero transmitir no es tanto que los hechos o%serva%les en la realidad sean o no parciales

hacia una de las respuestas ?Saunque a menudo sí lo sonT@. 7e trata más %ien de que incluso si laso%servaciones empíricas mostrasen de modo ehaciente que una respuesta concreta es la verdadera & sediundiese toda la inormaci!n relevante, el porcenta(e de convencidos nunca alcanzaría el :VV I. Laquerencia sentimental hacia las propias convicciones es demasiado uerte= 8$o venga a liarme conhechos9.La descripci!n anterior es aplica%le a casi cualquier asunto econ!mico relevante. +ecuerde las respuestas ala 7'22. Buánto tra%a(o costaría persuadir a todo el mundo de que es la le& de la oerta & la demanda loque ha%itualmente rige los preciosC, Bde que demasiada a&uda e*terior no plantea un pro%lema serio a lanaci!nC, Bde que las reducciones de plantilla son, a la larga, %eneiciosasC, Bde que la calidad de vidaaumentaC 1ara cada una de estas preguntas, la adhesi!n sentimental a la respuesta err!nea & la hostilidadhacia los que la rechazan son algo generalizado. )n %uen proesor será capaz de hacer cam%iar dementalidad a unos pocos, pero incluso el me(or proesor del mundo podría sentirse más que satisecho siconsiguiese a%rir los o(os a la mitad.8#odos los hom%res tienen naturalmente el deseo de sa%er9, di(o 'rist!teles,-<H pero esto es s!lo parte dela verdad. 2s igual de cierto que los hom%res, por naturaleza, desean permanecer en la ignorancia acerca delas verdades que les resultan desagrada%les/ & am%as motivaciones act"an a la vez durante la ma&or partedel tiempo. 7o%re la mente humana concurren impulsos contradictorios= el deseo de conocer el mundo sinsacriicar la propia visi!n del mismo.-< entrarse "nicamente en el primer acicate produce una imagendistorsionada de nuestros procesos mentales.Q&; #ie!e de $alo la ig!ora!cia racio!al IIMuchas voces críticas rechazan las tesis de la escuela de la 2lecci!n 1"%lica por motivos estéticos.-AVV 2lli%ro de te*to de educaci!n cívica orece un %onito cuadro de la democracia= sus deiciencias no de%en serdescritas más que como anomalías eímeras. 7in em%argo, el análisis econ!mico de la inormaci!n echa salen la herida, porque no s!lo desvela graves deectos en el uncionamiento de la democracia= además loscaliica de inherentes. La ignorancia del votante nace del egoísmo humano innato, no es de%ida a unaepidemia de apatía provocada por un 8déicit democrático9. $o o%stante, otros críticos plantean o%(ecionesde peso a la 2lecci!n 1"%lica. 'm%os planteamientos, tomados en con(unto, de%ilitan seriamente esa teoría. El (ila0ro de la )0re0acin y la irrelevancia de la informacin ses0ada. 2n el primer capítulo &a tratamosla o%(eci!n más seria que se le plantea a la escuela de 2lecci!n 1"%lica clásica= como los votantes pocoinormados escogen al azar, con un censo electoral %astante grande, unos votos contrapesan los detendencias opuestas & quienes quedan a los mandos en "ltimo término son los votantes inormados.-AV:)na o%(eci!n natural que oponer a este Milagro de la 'gregaci!n se undamentaría en que se trata de une(emplo de la alacia del hom%re de pa(a. 'sí, se podría decir que no se trata tanto de que los ignorantesvoten al azar como de que son engañados con acilidad por la propaganda. 2l pro%lema no es de carenciade inormaci!n, sino de que ésta es tendenciosa & consigue llenar de alsedades la ca%eza de los ignorantes.-AV<1or mucho que el argumento suene %ien, no tiene undamento te!rico s!lido. )na cosa es ser ignorante &otra ser inluencia%le. 'l entrar en un local de venta de coches de segunda mano se puede estar mu& pocoinormado & aun así valorar en poco o directamente pasar por alto las pala%ras de los vendedores queaturden diciendo= 8S$o va a conseguir una ganga como ésta en ning"n otro sitioT9. 7eg"n critica 0ittman=amás he conocido a nadie que no piense que el ministerio de deensa está inlando la necesidad de ondos para el e(ército. 7in em%argo, si todo el mundo es consciente de que deensa va a e*agerar la importancia

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de su contri%uci!n al %ienestar p"%lico, entonces, en promedio, los votantes &a ha%rán descontado el valor que asignan a las demandas del ministerio. 3ncluso cuando la clase dirigente disruta virtualmente de unmonopolio nacional so%re los medios de inormaci!n, como ocurría en la época de la )ni!n 7oviética, podemos o%servar que la gente descuenta el valor de la inormaci!n que reci%e mediante los mediosinormativos de su naci!n & conía más en los oráneos.-AVA

2ntonces, Bpor qué no van a desdeñar los votantes nada inormados las uentes poco dignas de créditoC $ohace alta que veriiquen la propaganda política, %asta con acogerla con escepticismo radical. [sa es larespuesta de sentido com"n ante airmaciones no veriicadas que provengan de uentes dudosas.1arte de la culpa de toda esta conusi!n es achaca%le a las metáoras populares. on recuencia losescritores comparan a la gente ignorante con recipientes vacíos, olios en %lanco o pizarras sin nada escritoencima. Mao Qedong pensa%a que era una suerte que el campesinado chino uese 8po%re & virgen9 porque8una ho(a de papel sin usar no tiene %orrones & se pueden escri%ir en ella las más novedosas & hermosas pala%ras9.-AVD 2ste tipo de metáoras pasan por alto la dierencia entre ser ignorante & ser receptivo aideas nuevas, & una cosa no se deduce de la otra. )n votante ignorante puede ser diícil de persuadir tal &como puede ser diícil escri%ir en una pizarra recién encerada. 7i lo "nico que llega a sus oídos es lacháchara de políticos rivales, la vía más racional es permanecer en el agnosticismo.'sí pues, podemos conceder que ?casi todos@ los votantes muestran una ignorancia malsana & a la vezseguir siendo optimistas so%re el uncionamiento de la democracia. $o ha& nada de milagroso en elMilagro de la 'gregaci!n, es simple estadística. 2n tanto que la ignorancia se vea siempre acordonada por el sentido com"n, el Milagro de la 'gregaci!n es lo suicientemente ro%usto como para resistir ts%namis deinormaci!n tendenciosa.-AVJ#anciones ptimas y correlacin entre informacin e inter,s.  BUué ocurre si los más inormados tienenintereses que son previsi%lemente distintos de los de los menos inormadosC 4, e*presado en términostécnicos, Bqué ocurre si e*iste correlaci!n entre inormaci!n e interesesC La corrupci!n política es une(emplo diáano. Uuienes conocen me(or los mecanismos de la corrupci!n Eel so%ornador & el so%ornado E se aprovechan de ello, pero la gente que padece las consecuencias de la corrupci!n ignora quién está pagando a quién para hacer qué.2l mismo pro%lema puede darse cuando los votantes inormados tienen intereses distintos a los del resto dela po%laci!n. 7uponga que el V I del censo lo orman individuos po%res e ignorantes/ el <V I sonignorantes & ricos/ el J I, enterados & po%res, & el :J I restante, enterados & ricos. 7i la gente vota pensando en sus carteras por uno de dos candidatos, el que avorezca más a los ricos reci%irá la mitad delos votos ignorantes & tres cuartas partes de los inormados, es decir, se llevará el JJ I de los votos,aunque el J I del censo esté compuesto por gente po%re.2sta correlaci!n entre inormaci!n e intereses parece plantear un serio reparo al Milagro de la 'gregaci!n.2l sector más inormado de la sociedad goza del poder de manipular todo el sistema sin que los ignorantes puedan hacer nada al respecto. 7in em%argo, al igual que ocurre con el pro%lema de la inormaci!nsesgada, este asunto tiene menos miga de lo que parece & es posi%le sortearlo con la pequeña a&uda que nosorece la interpretaci!n econ!mica del comportamiento delictivo.7uponga que un ladr!n tiene un JV I de pro%a%ilidades de ser atrapado mientras ro%a :.VVV f de una ca(aregistradora. 7i el castigo uese una multa de :.VVV f, entonces el crimen parece renta%le= si sale %ien, laganancia es su&a, si sale mal, entonces lo comido por lo servido. La legislaci!n lidia con este dilemahaciendo que el delincuente salga mucho peor parado tras una condena de lo que lo hu%iera estado si sehu%iese sometido a la le&. 2n (erga econ!mica se diría que la le& impone 8multiplicadores de pro%a%ilidad9al ir endureciendo las sentencias seg"n la pro%a%ilidad de ser arrestado disminu&e.-AV omo e*presa%aoriginalmente ;ar& Necker, la idea que su%&ace es 8mantener los gastos en policía & demás relativamente %a(os & equili%rar la situaci!n mediante duras sanciones a los condenados9.-AVG)n electorado ignorante podría adoptar una estrategia similar para controlar a sus políticos, de modo que

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los votantes no tengan que estar pendientes constantemente de qué políticas se están desarrollando. Nastarácon (urar venganza implaca%le a los que sean sorprendidos en alta. Uue un diputado se sirve de su prerrogativa de ranqueo pagado para enviar correo personal, pues que le caiga un año de cárcel. Uue a unalto uncionario se le escapa entre dientes un comentario racista, destituci!n ulminante. Uue un preso de permiso comete un asesinato, se vota en contra del go%ernador actual en las siguientes elecciones. 1or

"ltimo, que un político parece hacer demasiado caso al sector más inormado de la sociedad, se le tacha deelitista & se destitu&e al snob. Lo que pudiera parecer una reacci!n desproporcionada es un mecanismosencillo que tienen los ignorantes en política para producir un comportamiento honrado día tras día. El estado omnipotente2 la v1ctima olvidada de la asimetr1a de la informacin. 7e da una asimetría en lainormaci!n cuando gente con más conocimientos se relaciona con gente con menos. )n e(emplo clásico esel del mercado de coches usados= el vendedor conoce detalles que los clientes solamente pueden suponer.-AVH La misma descripci!n es aplica%le a la corrupci!n política porque un político sa%e perectamente sise ha comportado de manera honrada, pero el p"%lico quizás no.Los castigos inle*i%les son la orma más sencilla que tienen los ignorantes para proteger sus intereses, pero Bqué pasa si las sanciones más duras siguen siendo demasiado suaves como para tener a los políticoscontroladosC )n vendedor de coches de segunda mano a quien pesquen mintiendo puede perder algo másque su crédito proesional, porque además se arriesga a una condena por raude. 1or el contrario, un político que eche a perder irrepara%lemente su reputaci!n p"%lica puede todavía ganarse la vida mu&holgadamente en un %uete legal. )n dirigente democráticamente elegido puede incumplir todas sus promesas electorales sin arriesgarse a pasar un solo día en la cárcel ni a que se le e*i(a ni un solo céntimocomo indemnizaci!n. 4 sea, de nuevo, si sale cara, gana, si sale cruz, lo comido por lo servido= la !rmulamagistral para un a%uso continuo.1ara muchos, la a%soluta asimetría en la inormaci!n orece una e*plicaci!n impeca%le de por qué lademocracia no unciona.-AV 7e trata del mecanismo que presuntamente sustenta al estado poderoso & que permite que políticos, %ur!cratas & miem%ros de camarillas despilarren el dinero de los contri%u&entes ensucesivos planes & regulaciones carentes de todo o%(eto. Los iniciados que comparten inormacionesconidenciales son los "nicos que sa%en lo que pasa. 'demás, si se les pilla con las manos en la masa, se lesda una palmada en la mano para que las aparten, nunca se les impone una sanci!n !ptima.La historia así contada parece verosímil, pero incompleta & ácil de tergiversar. 1ara ver el porqué,volvamos al e(emplo de los coches de segunda mano. ' causa de su alta de datos, como e*plic! 'kerlo,-A:V los posi%les compradores de coches usados son precavidos. Los vendedores tendrán que demostrar lacalidad del material a satisacci!n del cliente. 7i la compro%aci!n resulta poco convincente, el comprador re%a(ará su oerta para maniestar su incertidum%re. on dudas suicientemente acuciantes, se dará mediavuelta & se marchará. 1or tanto, cuanto ma&or sea la venta(a en el conocimiento para el vendedor, menordemanda ha%rá de su producto. La asimetría en la inormaci!n es per(udicial tanto para el vendedor como para el comprador.Los mismos conceptos pueden aplicarse a la política. $o hace alta estar mu& al tanto de los asuntos políticos para ser consciente de que quienes se mueven en los círculos apropiados sa%en mucho más queusted. $o o%stante, tras descu%rir este Mediterráneo, una evidente vía de contraataque queda a%ierta= siduda, diga no.-A:: Los votantes pueden traspasar menos responsa%ilidades & ceder menos dinero a unosgo%ernantes en los que no conían votando por los políticos que compartan sus dudas. 'sí pues, al contrariode lo que se dice por ahí, la inormaci!n asimétrica produce menos estado.-A:<1ara ver por qué, supongamos que e*isten diez posi%les programas electorales. uatro de ellos producen un %eneicio de cien d!lares al votante promedio/ los otros seis transieren cien d!lares del votante promedio aun grupo de presi!n. 7i los electores sa%en distinguir los programas %uenos de los malos, cuatro de ellosgozarán del apo&o popular. $o o%stante, si e*iste asimetría en este conocimiento, si el votante no tienecriterio para decidir qué programa es %ueno & cuál malo, considerará pro%a%le perder veinte d!lares con

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cualquiera de ellos & se opondrá a todos.7i los miem%ros de los grupos de presi!n manio%rasen con más empeño en avor de los programas más per(udiciales, se reorzaría el eecto que produce la asimetría de la inormaci!n. 1odrían e*istir cuarenta posi%les propuestas venta(osas & solamente seis per(udiciales, & si a los oídos de los votantes llegan noticiasacerca de éstas "ltimas, pero s!lo so%re el diez por ciento de las %uenas, la disparidad en la inormaci!n

hará que el votante se oponga a cualquier nuevo programa que se cruce en su camino. #odo el cesto demanzanas va a la %asura porque ha& alguna podrida.1or supuesto que se dan sectores esenciales en los cuales los votantes pueden preerir un go%ierno corruptoa ninguno en a%soluto, pero son poco recuentes si los comparamos con las innumera%les tareas marginalesque los votantes estarían dispuestos a traspasar al estado si estuviesen convencidos de que i%a a hacer un %uen tra%a(o.-A:A La transparencia es mala para aquellos que tra%a(an escondidos en los círculos del poder, pero %uena para el go%ierno en general. El conocimiento inartic%lado y los ata=os co0nitivos. Los argumentos anteriores se muestran escépticosacerca de las consecuencias que tiene la ignorancia del votante. $inguno pone en duda su gravedad. 1eroha& críticos que airman que ha sido considera%lemente e*agerada. Las prue%as o%(etivas demuestran quelos votantes no sa%en e*presar sus conocimientos so%re política. #al vez, sin em%argo, sus opiniones sonlas mismas que ha%rían mantenido tras intensos estudios. B!mo es posi%leC 1orque recurren a 8ata(oscognitivos9= indicios caseros o su%liminales.-A:D Lupia & Mcu%%ins ponen el e(emplo de un motoristaatravesando un cruce mu& congestionado=Los que a%ogan por una inormaci!n completa argu&en que para que se dé un tráico luido es precisoacumular tanta inormaci!n como se pueda reunir relativa a las intenciones del resto de conductores, asícomo so%re la velocidad, aceleraci!n, direcci!n & masa del resto de los vehículos. 4curre sin em%argo queen muchos cruces el conocimiento de todos estos datos se sustitu&e sencillamente por una señal de tráico.-A:JLas marcas a&udan a los potenciales compradores mucho más de lo que nunca lo harán los inormes de lasasociaciones de consumidores, & tal vez las marcas de los partidos e(erzan una unci!n similar en la política. #am%ién ca%e tener en cuenta el %oca a %oca= a menudo eectuamos compras %asándonos en larecomendaci!n de un amigo. 7e corre el riesgo de parecer un poco tonto si nos interrogan so%re los pros &los contras de nuestra decisi!n, pero, en "ltimo término, sí está undamentada. Lo mismo podría decirseso%re las posturas políticas/ alguien que siga religiosamente los conse(os de sus amistades puede quesuspenda un e*amen de conocimientos políticos, pero sus posturas surgen indirectamente de uentescuidadosamente seleccionadas. Lupia & Mcu%%ins comentan con ironía que= 8'irmar que unainormaci!n restringida descarta tomar decisiones meditadas equivale a airmar que para lavarse los dientesha& que recordar los ingredientes de la pasta9.-A:La versi!n más destacada que adopta este planteamiento es la teoría del voto en retrospectiva.-A:G3ntuitivamente viene a decir que, en lugar de intentar adivinar cuáles serán las pr!*imas decisiones quetomará un go%ernante, es más sencillo echar un vistazo al país durante el tiempo en el que estuvo al mando.7i goz! de %ienestar & paz, reeli(an al titular actual o al sucesor designado. 7i suri! crisis o guerra, larguena esos golos. 2ste ata(o cognitivo premia las decisiones inteligentes &, a su vez, estimula a los políticos atomarlas, incluso aunque usted ignore cuáles son.2n mi opini!n, el recurso al conocimiento inarticulado es mucho menos convincente que el resto deo%(eciones que se plantean a la 2lecci!n 1"%lica clásica. 2s maniiesto que e*iste un conocimientoinarticulado, pero ha& que contar con que e*ista correlaci!n entre am%os tipos, el articulado & elinarticulado. 7a%er anatomía no le convierte a uno en ciru(ano, pero la ma&oría de ciru(anos de ormaci!nsiguen sa%iendo descri%ir con detalle c!mo unciona el cuerpo humano. 1untuaciones %a(as en prue%aso%(etivas no son una prue%a incontesta%le de incompetencia, pero sí señalan en esa direcci!n.Los compradores conían en las marcas & en el %oca a %oca, pero su capacidad de comprensi!n no se agota

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ahí. #am%ién poseen un amplio conocimiento %ien articulado, sin el cual los ata(os cognitivos serían muchomenos "tiles. 7i no se sa%e distinguir entre el zumo de naran(a & el (a%!n líquido, las marcas permitirán a losumo %e%er el me(or detergente del mercado & lavar los platos con la cantidad de pulpa más apropiada. Loque impide que los compradores caigan en ese error es su capacidad consciente de reconocer & (ustiicar los pros & los contras, & las aplicaciones & limitaciones de cientos de productos.

2n cam%io, los votantes incapaces de e*plicar las posiciones políticas de sus representantes, señalar susáreas de competencia o incluso de decir c!mo se llaman no son nada uera de lo com"n. 2sto limita las posi%ilidades del voto en retrospectiva. 7i los votantes ignoran la duraci!n de los mandatos, los políticosactualmente en el poder serán castigados por pecados que cometieron sus predecesores & tendrán quecompartir los méritos de medidas e*clusivamente su&as con sus sucesores. 7i los electores de(an a un ladolas doctrinas políticas, el voto centrado en las ideas de paz & prosperidad disuadirá uertemente a losgo%iernos de la adopci!n de medidas con uertes costes a corto plazo & rendimientos a largo, como, por e(emplo, em%arcarse en una guerra preventiva contra una amenaza inminente.2s más, Bde qué sirve el voto en retrospectiva si los votantes ignoran qué responsa%ilidad tiene cada áreadel go%iernoC-A:H +eelegir al presidente en curso durante períodos de prosperidad es un ata(o que no tiene (ustiicaci!n si el comportamiento de la economía depende so%re todo de un %anco central independiente.2l ser capaces de asignar con (usticia méritos & culpas es especialmente importante en casos de go%iernosque carezcan de ma&orías en las cámaras/ el voto en retrospectiva puede orecer entonces incentivos perniciosos. 7i los votantes van a castigar al presidente por un alto nivel de desempleo, un congresorepu%licano podría derrotar a un presidente dem!crata oponiéndose a medidas que avorezcan larecuperaci!n.)na persona sin estudios de Física puede ser un gran (ugador de %illar. 'quellos investigadores que hacenhincapié en el concepto de conocimiento inarticulado apuntan con raz!n que los tests de conocimientoarticulado no tienen en cuenta suicientemente los conocimientos prácticos uncionales so%re c!mo hacerlas cosas.-A: 1ero no muestran que los tests de conocimiento político menosprecien en ma&or grado de loha%itual los métodos uncionales del votante/ & menos a"n que el conocimiento articulado & dichosmétodos sean dos cosas sin relaci!n. 6e hecho, como advierte 'lthaus, el estudio de las preerenciasilustradas maniiesta lo contrario. 2l conocimiento articulado permite inerir puntos de vista políticossistemáticamente distintos='unque muchos encuestados puedan recurrir a métodos heurísticos, ela%oraci!n de (uicios so%re la marcha& toma de ata(os mediante datos para sustentar las opiniones políticas que e*presan en los sondeos, estossustitutos del conocimiento político no necesariamente a&udan a los mal inormados a rele(ar sus preerencias políticas tal & como lo hacen los más enterados. 7i así uese, todas las opiniones maniestadasen las encuestas se apro*imarían mucho a las de los entendidos.-A<VEl #ride!#e de <i##$a!Las o%(eciones más convincentes planteadas al pensamiento de la 2lecci!n 1"%lica clásica dan co%i(o a laignorancia racional. 7encillamente, en vez de reutar su coherencia te!rica o su precisi!n empírica, seenrentan a sus consecuencias con ideas convencionales=ontrariamente a lo que mantiene la 2lecci!n 1"%lica clásica, el grado de ignorancia de los votantesinlu&e poco en política. )n análisis más cuidadoso, al amparo de la Le& de los ;randes $"meros, revelaque la inluencia que e(erce el suragio de los votantes inormados es desproporcionada rente a su n"mero.La ignorancia no convierte al votante en presa ácil de la propaganda engañosa. Falta de inormaci!n no eslo mismo que insensatez, & s!lo un insensato tomaría la propaganda política interesada & sin contrastar al pie de la letra.La ignorancia del votante no implica automáticamente corrupci!n o manipulaci!n a manos de los que semueven en los círculos del poder/ %ien es verdad que, manteniendo constante el rigor de los castigos preceptivos & de los inormales, la alta de interés por parte del electorado hace presumir sanciones más

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leves para los malos comportamientos. $o o%stante, tal pro%lema tiene ácil remedio= compensar la la*ituden el escrutinio con unas penas inle*i%les.1or "ltimo, si resulta imposi%le la imposici!n de castigos rigurosos, la respuesta prudente del votante haciala manipulaci!n a manos de personas pr!*imas al poder es el escepticismo. 7iempre pueden rechazar las sol%ciones del go%ierno hasta que llegue el día Eque %ien pudiera no llegar nuncaE en el que salgan a la

luz prue%as conclu&entes de su eicacia.Las consecuencias que todo esto acarrea para la 2lecci!n 1"%lica clásica son drásticas. La ignoranciaracional, condenada hace largo tiempo por toda una e*tensa %i%liograía por ser la agente su%versiva de lademocracia, carece de los recursos que el crimen del que se la acusa requería. 'demás, la acusada tiene unacoartada convincente, & tildar de evidentes la hip!tesis o la conclusi!n está uera de lugar cuando aquí elquid está en la cone*i!n o alta de cone*i!n entre ignorancia racional & go%iernos que crecen hastavolverse ineicaces.2n cuanto entendemos la inluencia relativa que e(erce la ignorancia racional, estamos tentados dedesestimar el e*pediente a%ierto contra la democracia/ pero sería precipitado inerir de ello que lasconclusiones a las que llega la escuela de la 2lecci!n 1"%lica clásica sean alsas. 6el hecho de que el principal sospechoso en un caso de asesinato sea inocente no se deduce que la víctima ha&a muerto porcausas naturales, & los tratados de l!gica están repletos de argumentos alaces que proceden desde premisasverdaderas hasta conclusiones verdaderas. 1or e(emplo= 8'lgunos hom%res son mortales9 & 8Po so& unhom%re9 son dos proposiciones verdaderas, así como 8Po so& mortal9. $o o%stante, sería un error conectarlas mediante el silogismo 8'lgunos hom%res son mortales. Po so& un hom%re. 1or lo tanto, &o so&mortal9 ?o, de modo equivalente, 8'lgunos hom%res son pelirro(os. Po so& hom%re. 1or lo tanto, so& pelirro(o9@. 7i la ignorancia racional se queda corta, quiere decir que los críticos de la democracia ha%ránde %uscar una vía alternativa.7in em%argo, la tarea no es tan sencilla como parece. 2l heterodo*o economista 6onald 0ittman, de la)niversidad de aliornia en 7anta ruz, argu&e de modo persuasivo que ha& %ásicamente tres caminos para completarla= 8#ras cada e(emplo de uncionamiento deectuoso del go%ierno se descu%re un supuestode prounda necedad en los votantes, de grave alta de competencia o de costes de transacci!n e*cesivos9.-A<: 0ittman añade que los economistas suelen sospechar de las tres posi%ilidades de e*plicaci!n. $osotros lo denominamos el tridente de 0ittman= s!lo e*isten tres posi%les vías hacia el uncionamientoimperecto de una democracia.-A<<'l desarrollar su argumento so%re la crítica de la ignorancia racional e*puesta con anterioridad, 0ittman,deli%eradamente, ha%la de 8prounda necedad9 & no de 8ignorancia9. 7i %ien parece un poco duro que te pongan ore(as de %urro por no pillar del todo la teoría avanzada de (uegos,-A<A lo que él quiere decir esque la ignorancia es inocente de los cargos que los críticos le imputan. 7i los votantes son culpa%les de losvicios de la democracia, entonces la gravedad de su alta ha de ir más allá de una mera carencia deinormaci!n.

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 BUué ha& de las otras dos posi%ilidadesC ' pesar de centrarse en la ignorancia racional del electorado, laescuela de la 2lecci!n 1"%lica clásica concede margen a la posi%ilidad de errores políticos entre los másentendidos tam%ién. 'sí como un monopolio en el mercado puede desplumar a consumidores perectamente inormados, un monopolio político puede hacer lo propio a votantes perectamenteinormados. 7in em%argo, en las "ltimas décadas, los economistas acogen las acusaciones de 8monopolio9con recelo.-A<D 1orque, en primer lugar, Bc!mo se hace para conseguir llegar a esta%lecer un monopolio,&a sea comercial, político o de cualquier otra claseC 0ittman sintetiza acertadamente el punto de vistaactual=Los titulares del poder tienden a ser reelegidos por el mismo motivo que hace al ganador de la "ltimacarrera tener más pro%a%ilidades de ganar la siguiente & al presidente de una sociedad ho& el más pro%a%lecandidato a seguir siéndolo mañana. 7on los me(ores en lo su&o. 1or eso ganaron antes & por eso son losaspirantes con ma&or pro%a%ilidad de volver a ganar.-A<J7i le inquietan los monopolios en el mercado, entonces pro%a%lemente de%ería preocuparse tam%ién acercadel monopolio político. 1ero antes de apresurarse a re0%lar la competencia en am%as áreas, rele*ioneso%re los riesgos que provoca a largo plazo el hecho de castigar a quien alcanza el é*ito.'lgo parecido se puede decir so%re la postura en la que %usca "ltimo reugio la 2lecci!n 1"%lica clásica=e*cesivos costes de transacci!n. Los mercados de(an de producir intercam%ios que de otro modo resultarían provechosos por culpa de esos costes. #am%ién se da el mismo pro%lema en el intercam%io de avores políticos.-A< $o o%stante, resulta diícil entusiasmarse pensando en estas oportunidades perdidas. B$oserán acaso los acuerdos marginales, de poco calado, los que de(en de cerrarseC 'demás, la democracia uesupuestamente conce%ida para dar un ta(o a los costes de transacci!n de la le& ordinaria de contratos=-A<G

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en el mercado se requiere el consentimiento unánime de los participantes para alcanzar un acuerdo/ endemocracia %asta con la apro%aci!n de la ma&oría para tomar decisiones.+esulta tentador replicar que esos puntos de vista de 0ittman tan entusiastas so%re competencia política &costes de transacci!n han sido reutados en la práctica durante la década pasada.-A<H La democraciadirecta produce resultados distintos a los de la indirecta/ los senadores que representan al mismo estado a

menudo discrepan uno de otro/ las elecciones primarias a%iertas, la reestructuraci!n de los distritoselectorales, las normas de inanciaci!n de las campañas & el grado de competencia entre partidos aectan alos resultados políticos.-A< Nesle& & ase no tienen ning"n reparo en airmar que 8ha%lando en general,el modelo del votante mediano, herramienta de tra%a(o de tanta modelizaci!n econ!mica desde hace más deuna generaci!n, tiene poca (ustiicaci!n empírica9.-AAV'unque sospecho que 0ittman presenciaría impasi%le la e*posici!n de todas estas conclusiones.1ro%a%lemente maniestaría que, contemplados en un plano suicientemente general, los eectos que producen los e(emplos aducidos son leves. #al vez Nesle& & ase tienen raz!n cuando airman, pore(emplo, que 8un aumento del diez por ciento en la proporci!n de escaños en poder de los dem!cratas tantoen la cámara %a(a como en la alta se traduce en un incremento en el gasto general del estado de :V f percápita ?en d!lares de :H<@9.-AA: B'caso reuta eso la airmaci!n de que los go%iernos undamentalmentedan a los votantes aquello que estos demandanC $i siquiera el hecho de que los senadores que representan aun mismo estado se muestren en desacuerdo es tan alarmante/ quizás el electorado elige a senadores de partidos distintos para atenuar el eecto de la elusi!n de sus responsa%ilidades ideol!gicas.-AA< 'demás, siuna legislaci!n nueva rea(usta levemente un stat% &%o que interpreta%a de partida de modo %astante iel las preerencias del electorado, los senadores del mismo estado necesitarán %ien poco para terminar votando por alternativas distintas.'simismo, 0ittman argumentaría que unos investigadores hacen interpretaciones torticeras de loshallazgos de otros. 7i cámaras de representantes descompensadas realmente produ(eran políticas ale(adasde las preerencias del electorado, éste cam%iaría al partido en el poder. $o o%stante, para 0ittman, unainterpretaci!n más creí%le pasa por suponer que los investigadores no sa%en cali%rar acertadamente las preerencias de los votantes. La realidad sería más %ien que los votantes se inclinan por legislaturasdescompensadas precisamente para o%tener el tipo de política que esas legislaturas suelen proporcionar.1orque por supuesto, como el propio 0ittman podría preguntar, Busted no pretenderá sugerir que elelectorado su%estima sistemáticamente los eectos que produce el entregar a un "nico partido la ma&or ta(ada del poderC, Bo síC2l o%(etivo de 0ittman es encauzar la 2lecci!n 1"%lica clásica en la direcci!n que más le gusta mediante elmétodo de %loquear cualquier otra salida que no sea la su&a/ de ese modo todos los estudiantes ormales de políticas tendrán que reconocer que la democracia unciona %ien. 7in em%argo, & en la práctica, 0ittmande(a al descu%ierto la vía de la 8prounda necedad del votante9, &a que orece pocas prue%ase*perimentales de la destreza mental del electorado.-AAA 2n su lugar, nos intenta disuadir mediante el usode una ret!rica amedrentadora. 0ittman apuesta a que los críticos de la democracia, enrentados a laelecci!n entre la poco admisi%le opini!n de 8la democracia unciona %ien9 & la em%arazosa de 8losvotantes son proundamente necios9, respaldarán la primera.Reco!"ideraci! de la 5,ro+&!da !ecedad de lo" *o#a!#e"6Los esuerzos realizados para minimizar las consecuencias de la ignorancia del votante pueden ha%erlesorprendido por re%uscados. BUue los errores se neutralizan unos a otrosC BUue el votante medio rea(ustasus opiniones adaptándose con luidez para compensar el sesgo de los medios inormativosC BUue aplicamultiplicadores de pro%a%ilidad para sancionar las malas conductasC BUue el tamaño del estado se reduce porque los votantes ignoran c!mo de %ien uncionan sus planesC 1ara poder evitar llegar a todas esasconclusiones tan raras lo que ha& que hacer es de(ar de ha%lar de la ignorancia de los votantes & comenzar aha%lar de su irracionalidad.-AAD

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1iense por e(emplo en el Milagro de la 'gregaci!n= los errores de los ignorantes se anulan unos a otros &de(an la decisi!n a cargo de los votantes inormados. 7i esta conclusi!n le resulta antasiosa, tiene el alivioal alcance de la mano. +econozca que el electorado está sesgado sistemáticamente, o, técnicamenteha%lando, que es un tanto irracional. 2n ese caso, en lugar de neutralizarse unos a otros, los errores de losvotantes inclinan las políticas en la direcci!n esperada.

Lo mismo ocurre con la inormaci!n sesgada. Los ignorantes racionales no se verán inluenciados, pero esono quiere decir que no va&a a ha%er ninguna inluencia. 7i los individuos no llegan a la completaracionalidad puede ocurrir que compensen la alta de credi%ilidad de la uente de un modo inapropiado= pueden terminar aceptando pura propaganda s!lo porque les resulta agrada%le la orma de ha%lar de unorador, o c!mo sonríe o viste o por los papeles que ha interpretado en el cine. 7in em%argo, si %ien lairracionalidad no conlleva impresiona%ilidad, tampoco la descarta, como ocurre con la ignorancia racional.2l sistema de sanciones de los votantes irracionales puede ser igual de inapropiado. 6el hecho de quetengan a su alcance las herramientas para o%ligar a los políticos a ser honrados no se deduce que las va&ana utilizar. La severidad !ptima del castigo aumenta seg"n la pro%a%ilidad de ser descu%ierto se reduce &seg"n el %eneicio de inringir la le& crece. )nos votantes irracionales pueden saltarse estos principios %ásicos & lamentar la alta de honradez de los políticos mientras se dan media vuelta & perdonan gravesincumplimientos de compromisos electorales. 6e igual modo, un electorado irracional puede conseguir quelas consecuencias para la reputaci!n que acarree un escándalo menor sean más severas que las de unainracci!n grave que tenga la misma pro%a%ilidad de ser destapada. 2n el mundo real Bquécomportamientos atraerán más la c!lera de la sociedad, un chiste su%ido de tono o una promesa electoralincumplidaC, Bun escándalo se*ual o la incapacidad de impedir un ataque terroristaC'nálogamente, la reacci!n de los votantes irracionales ante la asimetría de la inormaci!n podría ser la eciega antes que un escepticismo prudente. 2l electorado ignorante racional se sirve de una estrategia %asadaen el lema= 82n la duda, di no9, que uerza a políticos & activistas con propuestas interesantes a presentar prue%as convincentes en su deensa/ mientras que el votante irracional podría guiarse por la consigna= 87idicen que necesitamos un nuevo plan Slo e*igimosT9. Lo cual resulta de lo más tentador para que quienesse mueven cerca del poder se dediquen a te(er una historia de terror tras otra.-AAJCo!cl&"i!' dierencia de lo que ocurre con la ignorancia, la irracionalidad a%re paso a una amplia variedad de posi%les resultados. 1ara muchos, esta alta de vaticinio unívoco es un deecto o una muestra de perezaintelectual. 1ara mí no. 5a& que hacerse la misma pregunta que plantea%a enáticamente +ichard #haler=8B1reeriría razonar con elegancia & equivocarse con precisi!n o %ien ser más desmañado & estar más omenos en lo ciertoC9.-AA 7er conscientes de que los hechos o%(etivos no nos sirven para identiicar con precisi!n las convicciones políticas es una indicaci!n de que ha& ormas más sensatas de ocupar nuestrotiempo. Las teorías acerca de la irracionalidad necesitan ir sancionadas por los datos empíricos so%re laopini!n p"%lica & hemos de centrarnos en esa tarea undamental E& así se ha hecho en el capítulo anterior  E & de(ar de ela%orar argumentos retorcidos que (ustiiquen por qué las creencias del electorado se derivanl!gicamente de lo que los hechos ponen de maniiesto.1or desgracia, para muchos economistas resulta pro%lemático superar el conlicto entre la irracionalidad delvotante & la teoría econ!mica. )no se siente tentado de decir entonces= 8BP a mí quéC9, pero no sería unaorma seria de responder. 1orque, seamos (ustos, el análisis econ!mico aplicado al comportamientohumano se ha demostrado mu& productivo. La teoría econ!mica %ásica no puede ser dada de lado a laligera.1or ortuna, no es necesario hacer tal cosa. Nasta con aplicar un leve giro conceptual & la irracionalidad delvotante de(a de ser una desviaci!n de la teoría econ!mica %ásica para convertirse en una prolongaci!nnatural de la misma. 2l pr!*imo capítulo desarrollará & analizará un nuevo modelo cognitivo que mostrarác!mo un mismo individuo puede ser a la vez un consumidor racional & un votante irracional. 6esde esta

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 perspectiva, las evidencias del error sistemático de(an de ser anomalías, lo cual es algo que los economistasde%erían ha%er supuesto desde un principio. )na vez realizado este tra%a(o preliminar, una pertur%adora E  %ien que intuitivaE visi!n de la economía política comenzará a co%rar orma de manera natural.'1X#)L4 J3++'34$'L36'6 +'34$'L

1ues parecíame que podía hallar mucha más verdad en los razonamientos que cada uno hace acerca de losasuntos que le atañen, e*puesto a que el suceso venga luego a castigarle, si ha (uzgado mal, que en los quediscurre un hom%re de letras, encerrado en su despacho, acerca de especulaciones que no producen eectoalguno & que no tienen para él otras consecuencias, sino que acaso sean tanto ma&or motivo paraenvanecerle cuanto más se aparten del sentido com"n. E+ené 6escartes, Disc%rso del m,todo-AAGoncedamos entonces que los votantes son irracionales. B1odemos detenernos ahíC Los votantes son personas/ si el día de las elecciones se comportan de una orma e*tremadamente irracional, lo que ca%econsiderar pro%a%le es que esa conducta persista durante el resto del año. B4 es que las personas degenerancomo por arte de magia en una orma de vida intelectualmente inerior ante la mesa electoral para retornar a su estado normal tras ha%er emitido el votoCLa tesis que mantiene que los hom%res son universalmente racionales tiene consistencia interna, al igualque su contraria, la que airma que son completamente irracionales. B1uede adoptarse con coherencia una postura intermediaC 7i no es así, la relevancia práctica de la insensatez de los votantes disminu&e odesaparece. 7i las personas son racionales los lunes e irracionales los (ueves, entonces lo me(or será de(ar latoma de decisiones para los lunes. 1ero si la gente es irracional a tiempo completo, ha%rá que irseacostum%rando al hecho de que ninguna decisi!n alcanzará su grado potencial de e*celencia. 'plicando elmismo razonamiento, si los individuos son racionales al actuar como consumidores, pero irracionales comovotantes, será %uena idea coniar más en los mercados & menos en la política. 1ero si son irracionales entodos los ám%itos, entonces tendremos que enriar nuestras e*pectativas acerca de cualquier orma deorganizaci!n social humana. Los méritos relativos entre sistemas alternativos serán más o menos losmismos.-AAH3ncluso si pudiera e*istir una situaci!n intermedia que sea coherente, Bsería consistente con lo que &asa%emosC 1uede postularse la irracionalidad de los votantes como una e*cepci!n ad hoc a las le&es queregulan el comportamiento humano, pero las e*cepciones ad hoc a principios s!lidamente esta%lecidos provocan, comprensi%lemente, escepticismo.-AA B5a& alguna manera de integrar las le&es esta%lecidas &las anomalías en una "nica reglaC2ste capítulo aronta todos esos retos te!ricos. 1or discordante que pueda sonar al principio, sí resultacoherente aseverar que las personas son racionales en algunos asuntos & en otros no. 2s mu& posi%le quelas convicciones irracionales desempeñen un papel en todas las actividades humanas, pero la política daca%ida a una depurada selecci!n de materias en las que la irracionalidad se acent"a en e*tremo. 1ero ha&más= la teoría econ!mica %ásica, correctamente interpretada, nos a&uda a trazar las ronteras que delimitanla racionalidad. 'sí pues, la irracionalidad política no constitu&e una anomalía ad hoc, sino una respuesta predeci%le ante unos incentivos desacostum%rados.Cree!cia" ,re+erida" ES$o puedo creerloT e*clam! 'licia. EBUue noC Edi(o la +eina con tono de conmiseraci!nE. 1rue%a otra vez= respira hondo & cierra los o(os.'licia se ech! a reír. E$o vale la pena que lo prue%e Edi(oE, no se pueden creer cosas imposi%les. EMe atrevo a decir que no tienes mucha práctica Edi(o la +einaE. uando &o tenía tu edad, lo hacíasiempre media hora al día. ' veces, llegué incluso a creer en seis cosas imposi%les antes del desa&uno. ELeOis arroll, ) trav,s del espe=o-ADV

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2l ansia por conocer la verdad puede entrar en conlicto con otras motivaciones. 2l interés material es el principal sospechoso/ desconiamos de los vendedores porque pueden ganar más si enmascaran la verdad.'lgo parecido se da en los mercados de ideas cuando la gente acusa a sus adversarios de estar comprados,de tener las opiniones corrompidas por un lu(o de dinero que cesaría de manar si cam%iasen de parecer.6asgupta & 7tiglitz ridiculizan la crítica li%eral de las le&es antimonopolio por 8reci%ir muchos ondos9

 pero 8tener escaso ondo9.-AD: 'unque puede que algunos admitan inanciaci!n de partes interesadas &contin"en diciendo lo que piensan a%iertamente, la tentaci!n de alcanzar un equili%rio entre tener dinero &tener raz!n está ahí.La presi!n social hacia el conormismo es otra de las uerzas que porían contra la %"squeda de la verdad.-AD< '%razar opiniones impopulares a menudo te convierte en alguien impopular & mu& pocos deseanterminar como unos parias, así que la autocensura se impone. 7i, además, un paria lo tiene más diícil paraser contratado, entonces el conormismo se conunde con el conlicto de intereses. $o o%stante, incluso pasando por alto la posi%le motivaci!n econ!mica, Bha& alguien que desee ser odiadoC La tentaci!n en estecaso es alcanzar un equili%rio entre tener raz!n & tener aprecio.1ero el ánimo de lucro & el conormismo no son las "nicas uerzas en conlicto con la verdad. Las personasal%ergan tam%ién motivaciones cognitivas am%ivalentes.-ADA )no de los o%(etivos que nos marcamos es elde alcanzar respuestas correctas para así poder actuar en consecuencia, pero ésa no es la "nica meta a laque nuestro (uicio aspira. 2n muchas materias, ha& alg"n punto de vista que resulta mucho másreconortante, halagador o apasionante, lo que agudiza el riesgo de que nuestras valoraciones se veanaectadas no por el interés pecuniario o la %"squeda del visto %ueno social, sino por nuestras propias pasiones.3ncluso si uésemos náuragos ha%itando islas desiertas, ha%ría creencias que harían que nos sintiésemosme(or con nosotros mismos. ;ustave Le Non hace reerencia a 8ese poquito de esperanza e ilusi!n sin elcual -los hom%res no pueden vivir9.-ADD La religi!n nos %rinda el e(emplo más evidente.-ADJ omo parece estar considerado de mala educaci!n señalar tal hecho, de(aré que sea ;aetano Mosca quien planteela cuesti!n en mi lugar=' los cristianos de%e permitírseles creer con orgullo que cualquier persona que no comulgue con la ecristiana será condenada. 2l %rahmán ha de tener motivos para poder regoci(arse en el hecho de que s!lo éldesciende de la ca%eza de Nrahma & posee el alto honor de leer los te*tos sagrados. 2l %udista de%e ser esmeradamente instruido para poder apreciar el privilegio que posee de alcanzar el nirvana antes que nadie.2l musulmán de%e acordarse con satisacci!n de que s!lo él es un verdadero cre&ente & de que el resto son perros inieles en esta vida & serán perros martirizados en la utura. 2l socialista radical ha de convencersede que cualquiera que no piense como él se trata de un egoísta, o un %urgués corrompido por el dinero o unsimpl!n servil e ignorante. Los e(emplos anteriores orecen argumentaciones que atienden a lasnecesidades de aprecio hacia uno mismo & su religi!n, & de desprecio & aversi!n hacia las otras.-ADLas dierentes visiones del mundo tienen más de reugio mental conorta%le que de empeño riguroso por interpretar el mundo= 8Las antasías perduran porque casi todas las personas necesitan antasía, & de unmodo tan perentorio como el de cu%rir sus necesidades materiales9.-ADG Las investigaciones empíricasactuales sugieren que Mosca i%a por %uen camino= los individuos religiosos están más satisechos con suvida.-ADH on raz!n, pues, la gente protege sus creencias de la crítica & se aerra a ellas si las evidenciasen su contra comienzan a so%repasar sus líneas de deensa.1ara la ma&oría de la gente, la e*istencia de motivaciones cognitivas contradictorias es tan evidente queaportar prue%as parece superluo. ost & el resto de coautores, con la ma&or naturalidad, o%servan en el Psycholo0ical 9%lletin que 8casi todo el mundo es consciente de que la gente es capaz de creer lo quequiere creer, siquiera dentro de ciertos límites9.-AD 1ero es poco pro%a%le que mis colegas economistasse den por satisechos así de ácilmente. 7i un economista le dice a otro= 8#us teorías no son más que unaorma de religi!n9, el presunto religioso no da importancia a la distinci!n entre 8ide!logo emocional9 e

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8investigador desapasionado9 & se ve a sí mismo automáticamente como lo segundo. 7in em%argo, cuandosostenemos que las preerencias entre convicciones e*isten, muchos economistas impugnan la totalidad delconcepto. B!mo sa%emos que tales preerencias e*istenC/ ha& ilustres economistas que dan a entender queeso es algo imposi%le de sa%er puesto que las preerencias no son o%serva%les.-AJV7e equivocan. #odos los días &o comprue%o la e*istencia de preerencias en una persona= &o mismo.

6entro de su ám%ito de inluencia, conío en mi propia introspecci!n más de lo que puedo llegar a coniaren el tra%a(o de cualquier otro economista.-AJ: La introspecci!n me dice que esto& empezando a sentirham%re & con gusto pagaría un d!lar por un helado. 7i ha& algo que merezca la caliicaci!n de dato en %ruto, es eso. 6e hecho, se trata de algo más diícil de cuestionar que otros datos en br%to  que loseconomistas aceptan automáticamente, como esas inormaciones que la gente aporta acerca de sus propiosingresos.'lgo que mi introspecci!n me revela es que ciertas creencias poseen más atractivo emocional que suscontrarias. 1or e(emplo, me gusta pensar que llevo la raz!n. 7i %ien admitir el error o perder dinero a causade ese mismo error puede ser peor, el error por sí mismo sin más &a me resulta preocupante. '%rigar estossentimientos no quiere decir que me de(e llevar por ellos, del mismo modo que reci%ir un encargo pordinero de un cliente que tenga sus propias motivaciones no quiere decir que &o no va&a a escri%ir consinceridad lo que pienso. 1ero la tentaci!n está ahí.La introspecci!n nos orece una espléndida orma de descu%rir nuestras propias preerencias. 7in em%argo,Bqué ocurre con las preerencias de los otrosC #al vez uno mismo sea tan raro que resulte a%solutamenteengañoso tomarse como reerencia para e*trapolar acerca del resto de las personas. La orma más sencillade compro%arlo consiste en escuchar qué dicen otros so%re sus preerencias.2n una ocasi!n, durante una cena, ;ar& Necker se %url! de esta idea. 7u postura, grosso modo, se resumíaen que 8no puedes creer lo que la gente dice9. 7u posici!n es de una l!gica contundente, a pesar de que él prestase mucha atenci!n al camarero cuando le recit! los platos especiales de la casa. Las personas amenudo no rele*ionan detenidamente, & muchas veces mienten.-AJ< 1ero, al contrario de lo que opinaNecker, esto no es raz!n para pasar por alto sus pala%ras. 7í ha& que recelar de lo que la gente dice cuandoha%la sin pensar o cuando tiene incentivos para mentir, pero escuchar resulta siempre más inormativo quetaparse los oídos. ' in de cuentas, las personas pueden mentir, pero tam%ién sa%en detectar las mentiras.La psicología e*perimental documenta casos en los que los mentirosos se delatan a través de sucomportamiento o de las contradicciones de sus relatos.-AJA2n cuanto empezamos a tener en cuenta seriamente los testimonios de las personas, los casos de preerencias entre convicciones son a%undantes, porque la gente no los silencia. onsidere las pala%ras delil!soo ;eorge Nerkele&=1uedo ácilmente pasar por alto cualesquiera de mis actuales pesadum%res cuando medito el hecho de queestá en mi mano la posi%ilidad de ser eliz de aquí a mil años. 6e no ser por tal rele*i!n, preeriría ser unaostra a un hom%re.-AJD2l propio 1aul 7amuelson se deleita en su revelaci!n ke&nesiana & cita a 0ordsOorth con aquiescencia para poder captar su propio gozo en la Teor1a 0eneral =2star vivo en aquella al%orada era puro ("%ilo,Spero ser (oven era el cielo mismoT-AJJMuchas auto%iograías descri%en el dolor que provoca tener que a%andonar ideas que en el pasado dieronsentido a las vidas de sus autores. #al & como lo e*presa 0hittaker ham%ers=)n esuerzo tan gigantesco, aparte de los riesgos ísicos & para la vida diaria que conlleva, no se puede dar sin una intensa tur%aci!n espiritual. $adie puede desandar a la ligera el rum%o que la e que ha seguidodurante toda una vida adulta le ha marcado, mantenido de orma ine*ora%le hasta re%asar el límite de locriminal. 7!lo puede desandarse haciendo uso de una violencia ma&or que la de la e que se repudia.-AJ $o es de e*trañar que, seg"n sus propias pala%ras, ham%ers rompiese con el comunismo de modo 8lento,

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cre&era que la #ierra ue creada en el DVVD a.., como a%surdamente sostuvo el o%ispo )ssherC-AD 6eigual modo seguiría levantándose, acudiendo al tra%a(o, comiendo, regresando a casa, cenando, viendo latele & acostándose. )n error como el que cometi! )ssher sale %arato.asi la "nica orma de que errores en este tipo de campos puedan llegar a per(udicarle será a causa de lasrepercusiones sociales que tengan. )n náurago en una isla desierta puede mantener cualquier punto de

vista so%re la historia con total seguridad. 7in em%argo, cuando el mar arro(e hasta la isla a un nuevoha%itante, e*iste la remota posi%ilidad de que los puntos de vista hist!ricos e*travagantes hagan que elrespeto por su compañero se vea tan disminuido como para impedir la cooperaci!n entre am%os. $oo%stante, tengamos en cuenta que el peligro se encuentra en la desviaci!n, no en el error. 7i todos tienenopiniones sensatas so%re historia menos usted, entonces su estatus se verá aectado/ pero lo mismo ocurrirási todos menos usted tienen opiniones estraalarias & le pillan pitorreándose de ellos.-AJLas equivocaciones en asuntos más propios del día a día no suelen tener tampoco repercusiones serias.'lgunos errores sí pueden resultar costosos para quien los cometa, pero s!lo en circunstancias especialesque casi nunca se darán. reerse capaz de correr más rápido que un guepardo resultará atal si se está en ellugar inapropiado en el momento inapropiado, pero, teniendo en cuenta la pro%a%ilidad de encontrarse conuno, se puede considerar un error inoensivo. +esulta más interesante compro%ar que ha& errores que síacarrean rigurosas consecuencias &, sin em%argo, pueden salirle %aratos a quien caiga en ellos. B!mo puede serC 1ues cuando el coste o su ma&or parte se hace recaer so%re desconocidos. )no mete la pata &son otros quienes cargan con las consecuencias.2n argot econ!mico= el coste privado de un acto puede ser irrisorio &, al mismo tiempo, suponer un costesocial elevado.-A La contaminaci!n del aire constitu&e un e(emplo de li%ro. 'l trasladarse en coche,usted está empo%reciendo la calidad del aire que respira, pero el eecto que produce su desplazamiento enconcreto es apenas percepti%le. Lo que usted estaría dispuesto a pagar para eliminar ese eectocontaminante sería, tal vez, una décima de céntimo= el coste privado de su poluci!n. 1ero si sucontaminaci!n aecta tam%ién a otros . desconocidos que valoran esas emisiones al aire en lo mismoque usted, entonces el coste social de su actividad Eel daño producido a todos, incluido usted mismoEsería de mil d!lares.2s preciso i(arse en que, en el asunto de la contaminaci!n, usted no estaría cometiendo ning"n error,ha%lando en términos egoístas. $o o%stante, la distinci!n entre costes privados & sociales tam%ién esaplica%le a las alsas convicciones. )n cientíico loco que se cre&era un genio demasiado 0rande para caer

en el error, podría li%erar un virus para que se e*tendiese por el mundo. 7i él mismo uese inmune & nadielo detuviera, el coste privado de su desmedido ego sería cero aunque millones de personas pagasen con susvidas.2stas historias que tratan so%re agentes contaminantes aislados o cientíicos locos son una manera deilustrar la distinci!n entre costes privados & sociales de orma que no resulte amenazadora. 2n la vidadiaria, los papeles del %ueno & el malo raras veces son tan distingui%les/ prácticamente todos nosotrossomos víctimas & perpetradores= la ma&or parte de quienes respiran el aire que &o contamino son tam%iénconductores. 1or retomar el e(emplo de la poluci!n del aire, supongamos que el total de la sociedad de unmill!n de personas contamina & conduce, totalizando así un coste social de mil millones de d!lares.-AGLa moral corriente puede caliicar a quienquiera que se que(e de hip!crita, pero la cantidad de poluci!nseguirá situándose en valores más elevados de lo conveniente.2stos a%ismos que separan los costes privados de los sociales son omnipresentes en el asunto de la toma dedecisiones colectivas. 3magine un comité de selecci!n de personal cu&os miem%ros están deli%erando paraescoger entre los candidatos ' & N. 2l poder de decisi!n del comité en este sentido es a%soluto, & todos losmiem%ros salen perdiendo si la elecci!n no es la !ptima. ' pesar de eso, la má*ima inluencia de cada unose resume en la capacidad de inclinar levemente la %alanza, lo que produce así una %recha entre los costes privados & sociales de las ideas equivocadas que cada uno a%rigue acerca de ' & N.-AH 'l inclinar la

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 %alanza hacia el lado equivocado, esto& per(udicando a todos los miem%ros del comité, no s!lo a mímismo.Irracio!alidad racio!al'sí pues, el desempeño racional del ciudadano corriente se ve mermado en cuanto pisa el campo de lo político. 7us argumentaciones & razonamientos se producen de un modo que tacharía inmediatamente de

inantil si se reiriese a la esera de sus intereses reales. 2s un retorno a lo primitivo. oseph 7chumpeter,Capitalism #ocialism and Democracy.-A2n el n"cleo de los modelos econ!micos de la elecci!n nos encontramos con dos impulsos dierentes= preerencias & precios. Las preerencias del consumidor determinarán la orma de su curva de demanda denaran(as & el precio de mercado de las naran(as determinará en qué punto de la curva de demanda se sit"a.Lo que convierte esta idea intuitiva en algo de peso es su generalidad/ los economistas se sirven de ella para analizarlo todo, desde cuántos niños se tienen hasta cuántos %ancos se ro%an.1ero la irracionalidad se erige en una e*cepci!n lagrante. 'dmitir la irracionalidad es com"nmenteequiparado con reutar el hecho econ!mico.-AGV 5a%lar de una 8l!gica de lo irracional9 suena ao*ímoron. La idea principal de este capítulo se resume en que pensar eso es reaccionar prematuramente. Laeconomía puede a%ordar la irracionalidad del mismo modo que lo demás, mediante preerencias & precios.omo &a he señalado con anterioridad=Los individuos tienen preerencias entre sus convicciones= un nacionalista puede disrutar con la idea deque los productos e*tran(eros son una porquería carísima/ un ciru(ano puede sentirse orgulloso cre&endoque es capaz de intervenir a un paciente mientras está %e%ido.2l coste material de las convicciones err!neas varía desde cero hasta muchísimo= el nacionalista, actuandoseg"n sus convicciones, pagará un precio e*cesivo por %ienes nacionales de inerior calidad/ el ciru(anoarruinará su carrera.2nca(ando estos dos %loques se puede construir un sencillo modelo de las convicciones irracionales. 7i alos agentes les preocupa tanto el %ienestar material como las creencias irracionales, entonces, seg"naumente el precio a pagar por hacer a un lado la raz!n, esos agentes consumirán menos irracionalidad.-AG:2s decir, &o puedo desear mantener creencias reconortantes en cualquier materia, pero el coste de ellosería e*cesivo. >ivir en un mundo pan0lossiano impedirá que haga rente a mis pro%lemas reales, como esetronco de ár%ol muerto en el (ardín que amenaza con desplomarse so%re mi casa. $os reeriremos a este planteamiento como la 8irracionalidad racional9, recalcando con ese nom%re tantosu parentesco como su discrepancia con el de la ignorancia racional.-AG< 'm%os interpretan laincompetencia cognitiva como una elecci!n voluntaria que responde a ciertos incentivos. La dierenciaradica en que la ignorancia racional supone que la gente se cansa de %uscar la verdad, mientras que lairracionalidad racional airma que la gente evita activamente %uscarla.-AGA

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 La irracionalidad racional implica que e*isten curvas de demanda de irracionalidad  para los individuos?ig. J.<@. omo es costum%re, la cantidad se representa en el e(e de a%scisas & el precio en el de ordenadas, pero con un pequeño giro interpretativo. La cantidad  denota el grado de irracionalidad, es decir, cuántadesviaci!n se produce desde la opini!n racional & o%(etiva. 7er completamente racional equivale a nocons%mir   nada de irracionalidad. 2l  precio  es la cantidad de recursos que el agente ha de sacriicar implícitamente para consumir una unidad más de irracionalidad.-AGD

 La teoría econ!mica no dice mucho acerca de la orma que adoptan las curvas de demanda.-AGJ 7eg"n el precio de la irracionalidad disminu&a, la demanda aumentará. 1ero la demanda de irracionalidad ?ig. J.A@ podría ser más horizontal, como en 6:, lo cual indicaría que un leve incremento en el precio produciría unauerte reducci!n de la cantidad. 4 %ien con una ma&or pendiente, como en 6<, en donde es preciso que se produzca un uerte aumento en el precio para limitar el consumo. 6e hecho, la curva de demanda podría seruna recta so%re el e(e P, lo que identiicaría a un agente que no desea ser irracional a ning"n precio. ' talcurva la denominamos demanda de irracionalidad neoclásica porque es la hip!tesis que la ma&oría de loseconomistas asumen por deecto ?ig. J.D@.

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)na predicci!n interesante que orece la irracionalidad racional es que los individuos irán adaptándose adierentes puntos de vista contradictorios al enrentarse a incentivos cam%iantes.-AG omo consumidor, por e(emplo, el proteccionista normalmente hace a un lado la mala teoría econ!mica porque, de pronto, el precio & la calidad de los productos se convierten en lo más importante & el país de procedencia inlu&e %ien poco. 'nálogamente, una ma&oría rechaza el parecer de que incrementar los salarios aumente eldesempleo. 2n mis clases de 3ntroducci!n a la 2conomía, relacionar paro con sueldos e*cesivos a menudosuscita no s!lo la incredulidad del aula, sino su uria= Bc!mo se puede ser tan desalmadoC 1ero lairracionalidad aplicada a la demanda de tra%a(o es selectiva= Bqué pasa cuando mis indignados alumnostienen que completar el campo correspondiente a 8aspiraciones salariales9 de una solicitud de empleoC1odrían demandar un mill!n de d!lares al año, pero no lo hacen. uando lo que está en (uego es su propiouturo, los estudiantes se someten a la trillada verdad econ!mica de que la curva de demanda de tra%a(o es

descendente.La e*plicaci!n cínica nos dice que los estudiantes comprendieron siempre la l!gica de las curvas dedemanda de tra%a(o. 2ntonces, Bpor qué enadarse con un proesor que está e*plicando lo que uno mismocreeC Lo más pro%a%le es que vivan en un estado de negaci!n. $o o%stante, a la hora de redactar lasolicitud, la racionalidad, que se mantenía atenta en segundo plano, toma el control & les dice= 8$o es elmomento de indignarse9. 1orque no hace alta ser un estudiante de matrícula de honor para rele*ionar dela siguiente manera= 8$o quiero tirar por lo %a(o, pero, siendo como so& un principiante, la "nica orma deconseguir un empleo pasa por demandar un sueldo de principiante. uanto más pida, menos posi%ilidadestendré de ser contratado9.Vero"i$ili#&d ,"icolgica2l grueso de los hechos indica que la gente de todas las sociedades tiende a ser relativamente racional a la

hora de tratar con ideas & costum%res que aectan directamente a su propia su%sistencia - uanto másle(os se sit"en estas ideas & costum%res de las actividades de su%sistencia %ásica, más pro%a%le será que presenten características irracionales. E+o%ert 2dgerton, #ic" #ocieties-AGG

1uede mantenerse que el motivo principal de que los economistas no ha&an adoptado un planteamientocomo el nuestro hace &a mucho tiempo es que parece poco admisi%le desde el punto de vista psicol!gico.-AGH La irracionalidad racional parece trazar un e*traño rum%o que conduce al autoengaño=

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1aso := 'verig]e la verdad tan a ondo como sea capaz.1aso <= 7opese las venta(as psicol!gicas de dar la espalda a la verdad rente al coste material que esoacarrea.1aso A= 7i valora más las venta(as psicol!gicas que el coste material, %orre la verdad de su ca%eza &adopte la idea equivocada.

La verosimilitud psicol!gica de esta historia tan orzada se inravalora, aunque lo cierto es que secompadece mu& %ien con la escaloriante descripci!n que da ;eorge 4rOell del doblepensar  en 3456= Doblepensar  signiica la capacidad de acoger dos creencias contradictorias simultáneamente, aceptandoam%as. 2l intelectual del 1artido sa%e de qué orma sus recuerdos han de ser adaptados, por lo tanto sa%eque está trampeando la realidad. 1ero el e(ercicio del doblepensar  le conirma que la realidad no resultaque%rantada. #odo el proceso ha de producirse de orma consciente, o no sería lo suicientementemeticuloso, pero tam%ién ha de ser inconsciente o si no acarrearía un sentimiento de mendacidad &, por lotanto, de culpa%ilidad. - 5asta para usar la propia pala%ra doblepensar   es preciso e(ercitar eldoblepensar . 1orque, si %ien al utilizarla se admite que se está manipulando la realidad, un nuevo acto dedoblepensar  suprime tal manipulaci!n, & así se contin"a indeinidamente, siempre con la mentira &endo un paso por delante de la verdad.-AG1ero la irracionalidad racional no necesita ser apuntalada con soportes orOellianos. 2l tono de lainterpretaci!n psicol!gica puede ser suavizado sin necesidad de modiicar el modelo. 'nte todo, ha& quehacer notar que los pasos que vamos a e*poner a continuaci!n de%en considerarse tácitos= sentarse en sucoche & arrancar involucra una larga serie de pasos como sacar las llaves, des%loquear & a%rir la puerta,sentarse, meter la llave en el contacto, etc. Los procesos mentales que ha& tras estos pasos raramente sone*plícitos, pero sa%emos cuáles son hasta cierto punto, porque si vemos a un aspirante a conductor queomite uno de ellos, digamos que intenta a%rir una puerta cerrada con llave sin utilizar ésta, resulta mu& ácildarse cuenta de cuál es el que ha olvidado.2n cuanto aceptamos que los  pasos co0nitivos  suelen ser tácitos, podemos aumentar su verosimilitudintrospectiva, & el proceso de la irracionalidad se puede rehacer así=1aso := 7ea racional en asuntos en cu&a resoluci!n no se sienta emocionalmente implicado.1aso <= 2n asuntos en los que sí sienta apego emocional por uno de los resultados posi%les, manténgasealerta para detectar pro%lemas en los que las alsas convicciones puedan acarrear un coste materialaprecia%le para usted.1aso A= 7i el error no supone un coste material aprecia%le, dé(ese llevar & crea lo que le haga sentirseme(or consigo mismo.1aso D= 7i el coste le resulta considera%le, incremente el grado de rigor intelectual que se e*ige a sí mismo para poder ser más o%(etivo.1aso J= 1ondere el trauma emocional que le provoca este grado intensiicado de o%(etividad Eladestrucci!n de sus reconortantes antasíasE, rente al coste material del error. $o es necesario dar por sentado que las personas parten de una percepci!n l"cida de la verdad para despuésdesecharla. 2l "nico requisito e*igido es que la racionalidad permanezca a la espera & vigilante, dispuesta aentrar en acci!n cuando el error parezca peligroso.#odo esto, Ben qué se traduce en la prácticaC 1ara a&udar a los lectores a convencerse de la verosimilitud psicol!gica que tiene la irracionalidad racional, en esta secci!n propondré algunos casos prácticos de estatesis o%tenidos de una amplia variedad de e(emplos del mundo real. 2videntemente, una serie de e(emplosno demuestran que lleve la raz!n. 2l o%(eto de todo ello es, más %ien, orecer a los lectores distintos rasgoscomunes de los hechos, & compro%ar qué imágenes orece la realidad al enocarla a través de la lente de lairracionalidad racional. Los =ainitas y la desn%dez. 2l manual comparativo de religiones de ohn $oss, (ans Reli0ions, resumeuna graciosa disputa doctrinaria entre dos acciones de la religi!n (ainita=

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#empranamente en la historia de la e, los (ainitas se dividieron a causa del asunto de llevar o no ropa. Los shvetambaras o 8vestidos de %lanco9 representa%an la postura más li%eral que deendía la idea de llevar  puesta al menos una prenda. Mientras que los más estrictos & conservadores di0ambaras  uerondenominados así a raíz de su insistencia en deam%ular, siempre que el de%er religioso lo demandara,8vestidos de atm!sera9. Mahavira -el "ltimo de los proetas que esta%lecieron el (ainismo no lleva%a

ropa, decían, así que, cuando ha&a un motivo religioso que lo (ustiique, Bpor qué ha%rían de llevarla ellosCLos shvetambaras ha%ita%an en el norte & cedieron un poquito, tanto ante los vientos gélidos como ante lasinluencias sociales & culturales presentes en la llanura del ;anges. Los di0ambaras, como no eran miradoscon recelo por los residentes dravídicos que po%la%an las tierras del sur, lo han tenido más ácil para preservar las costum%res originales, más severas, a través de los años.-AHVB!mo han podido surgir unas dierencias doctrinales tan sospechosamente oportunasC )na e*plicaci!nverosímil podría indicar que el comportamiento por deecto para am%as acciones consiste en aceptar lasenseñanzas de su religi!n/ pero sus convicciones acerca del atuendo permisi%le aectan al %ienestarcorporal, mu& especialmente en climas ríos. 'sí que los (ainitas del norte llevan a ca%o un escrutinio másriguroso de sus doctrinas que los del sur= 8B!mo podemos sa%er de verdad que esto es lo que Mahaviradesea%aC9, & entonces se sienten menos inclinados a aceptar las enseñanzas más e*tremas de su religi!n. (osca y la =ihad. 2n el e(emplo de los (ainitas, las creencias o%cecadas terminan causando molestias.;aetano Mosca presenta un caso en el que las creencias o%cecadas aca%an produciendo la muerte.Mahoma, por e(emplo, ha prometido el paraíso a todos los que caigan en la guerra santa. 'hora %ien, sitodos los cre&entes procedieran seg"n esa garantía del corán, siempre que un e(ército musulmán seenrentase a otro iniel, o %ien de%ería salir victorioso, o %ien de%ería sucum%ir hasta el "ltimo de sussoldados. 2s innega%le que cierto n"mero de individuos se atiene a la pala%ra del proeta, pero la ma&oríade los musulmanes, puestos en el %rete de escoger entre la derrota & la muerte seguida de elicidad eterna,eligen la derrota.-AH:La interpretaci!n instintiva de los economistas es que Mosca está descri%iendo un caso del 6ilema del1risionero. Los soldados que escapan están ma*imizando sus e*pectativas de supervivencia a costa de suscompañeros. 'unque una deserci!n masiva asegura la derrota del grupo, los desertores act"ancorrectamente de acuerdo con sus intereses particulares. 1ero este análisis pasa por alto el meollo del relatode Mosca. 7i un soldado piensa que la muerte en %atalla le va a enviar al paraíso, escapar es una muestra deimprudencia, no de co%ardía, porque, literalmente, estaría me(or muerto. 1or lo tanto, seg"n el peligro seapro*ima, el guerrero musulmán no act"a más egoístamente, sino que revisa sus creencias acerca del modode alcanzar sus intereses.La irracionalidad racional aclara el e(emplo que plantea Mosca. Los soldados musulmanes creen, de primeras, que las enseñanzas de su religi!n son ciertas. Mientras ha&a paz o militarmente va&an pordelante, la convicci!n de que 'lá llevará a los caídos al paraíso les hace sentirse %ien psicol!gicamente sinnecesidad de arontar ning"n riesgo. 7in em%argo, en la derrota, la racionalidad del soldado, que acecha%avigilante a la espera, toma el control. 2l dia%lo su%ido a su hom%ro le susurra= 8BUué te hace pensar que el paraíso e*ista siquieraC9. 'lgunos preerirán morir a dudar, pero, ante la alternativa entre idelidad &muerte, la ma&oría le da una pensada & se deshacen de su mortíera creencia.2l lector puede sentir la tentaci!n de sacar a relucir a Mosca los ataques suicidas al 0orld #rade enter, pero él no olvida que no ha& unanimidad. [l airma de modo clarividente que 8cierto n"mero de individuosse atiene a la pala%ra del proeta9. )nas pocas personas ascienden al monte 2verest a pesar de los riesgosque ahu&entan a las demás. )nos pocos musulmanes sacriican la vida por su e, pero ha& millones que no.-AH<#ati. 2n algunas interpretaciones del hinduísmo, la viuda ha de unirse a su diunto esposo en la pirauneraria, una práctica conocida como sati. 'l parecer, cumplir con este de%er merece grandes recompensasen el más allá. 6e puertas auera, el sati aparece como un caso evidente de irracionalidad que persiste a

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 pesar de unos incentivos mortales. 1ero la realidad es distinta, seg"n e*plica el antrop!logo +o%ert2dgerton. 7iempre han sido escasas las viudas hind"es que han acatado su supuesto de%er= 83ncluso enNengala, en donde el sati era más com"n, s!lo una pequeña minoría de viudas Emenos del diez por ciento E opt! por él. P eso que la perspectiva que plantea%a la viudedad era, como poco, deprimente9.-AHA'lgunas de esas viudas termina%an siendo asesinadas sin ning"n tipo de disimulo por amiliares de su

marido, & la viuda que rechaza%a la pira no podía reanudar una vida normal= no podía volver a casarse &de%ía pasar sus años restantes en a&uno & oraci!n. 2n general, una de las prácticas religiosas másestremecedoras del mundo es coherente con el principio de la irracionalidad racional.' pesar de las misera%les condiciones de vida en viudedad, de la prometida recompensa del  sati & de laimplaca%le presi!n e(ercida por los amiliares del diunto marido para que opte por el acto de devoci!nsuprema, la inmensa ma&oría de las viudas elegía vivir.-AHD La 0en,tica la teor1a de la relatividad y #talin.  Los il!soos mar*istas plantean o%(eciones dogmáticas ala %iología & la ísica modernas. La genética es 8una invenci!n %urguesa destinada a socavar la verdaderateoría materialista del desarrollo %iol!gico9, & la teoría de la relatividad & la mecánica cuántica constitu&en8posiciones idealistas9 que 8contravienen el materialismo tal & como lo propugn! Lenin en  (aterialismo y

empirocriticismo9.-AHJ 1ero el tratamiento que reci%ieron la %iología & la ísica en los regímenesmar*istas E& en el de 7talin, en particularE ue mu& distinto.2n %iología, 7talin & otros destacados líderes mar*istas elevaron las opiniones del charlatán contrario a lagenética #roim L&senko a la categoría de ortodo*ia estatal. 2so acarre! el rechazo de miles de genetistas & %i!logos %otánicos.-AH 2l lysen"ismo per(udic! la agricultura soviética & contri%u&! a desencadenar laham%runa más letal de la historia durante el gran salto adelante chino.-AHG7in em%argo, en ísica, los cientíicos más prominentes disrutaron de ma&or autonomía intelectual que encualquier otro campo de la sociedad soviética. 2l pro&ecto at!mico soviético ue llevado a ca%o por ísicosque goza%an de estima internacional & no por ide!logos mar*istas. uando sus rivales intentaron copiar latécnica de L&senko, 7talin se neg!. )na conerencia convocada para iniciar una caza de %ru(as en el ám%itode la ísica soviética ue s"%itamente cancelada, decisi!n que tuvo que partir de 7talin. 5olloOa& relata unareveladora conversaci!n entre Neria, ca%eza política del pro&ecto at!mico soviético, & Kurchatov, el (eecientíico=Neria pregunt! a Kurchatov si era verdad que la mecánica cuántica & la teoría de la relatividad eranidealistas, en el sentido de antimaterialistas. Kurchatov respondi! que si se rechaza%an la teoría de larelatividad & la mecánica cuántica, ha%ía que decir que no tam%ién a la %om%a. Neria se inquiet! ante estarespuesta & tal vez llam! a 7talin para que suspendiese la conerencia.-AHHLa lysen"izacin de la ísica soviética nunca se produ(o.La e*plicaci!n más satisactoria de la dierencia de trato se %asa en que la ísica moderna producía un %eneicio mu& apreciado por 7talin & otros líderes comunistas= armamento nuclear. 8La )ni!n 7oviéticadesea%a tener la %om%a cuanto antes, & esta%a dispuesta a pagar casi cualquier precio para o%tenerla9.-AH1or contra, la %iología lysen"ista daña%a un sector de %a(a prioridad como el agrícola. 7talin &a ha%íaliderado décadas de ham%runa, & era consciente de que ello no representa%a ninguna amenaza para elestado soviético.La ma&or parte de los %i!graos de 7talin lo consideran alguien con ansia de poder pero %astante sincero.-AV 7u postura por deecto era aerrarse a la religi!n secular del mar*ismo\leninismo, pero manteniendouna %uena dosis de racionalidad en alerta. uando nota%a que la estricta adhesi!n al dogma leninista podía poner en peligro su poder, hacía caso omiso de la ideología=' 7talin no le preocupa%a mucho el estado de la agricultura, a in de cuentas, &a ha%ía so%rellevado unaham%runa salva(e en )crania en :DG. 'sí que tal vez no le importa%a demasiado si L&senko era unem%aucador o no. 7in em%argo, el desarrollo nuclear era más importante que la vida de los ciudadanossoviéticos, & era crucial estar seguros de que los cientíicos implicados en el pro&ecto at!mico no resultaran

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ser un iasco.-A:6e hecho, 7talin no solamente ata(! los ataques ilos!icos dirigidos hacia la ísica moderna, tam%iénacept! otras here=1as b%r0%esas  de sentido com"n para poder acelerar el desarrollo de su programaat!mico. Lo ha%itual era que los desastres de la economía soviética no uesen achacados a carencia derecursos sino al sa%ota(e trotskista & a conspiraciones estram%!ticas. $o o%stante, cuando se trata%a del

 programa nuclear, 7talin reconocía la e*istencia de la escasez= 8Le di(o a Kurchatov que no merecía la penaem%arcarse en tareas a pequeña escala, sino que era necesario emprender el tra%a(o a lo grande, con alcancenacional, & que para tal in se prestaría la a&uda necesaria en todos los aspectos. 2l camarada 7talin di(oque no ha%ía que %uscar alternativas cicateras9.-A<2n muchas otras áreas de la economía soviética, el mar*ismo mostr! su rechazo a motivar a lostra%a(adores mediante recompensas materiales por los %uenos resultados. 7in em%argo, en el pro&ectoat!mico, 7talin a%andon! el dogma mar*ista por el sentido com"n %urgués=7talin di(o tam%ién que esta%a mu& deseoso de me(orar las condiciones de vida de los cientíicos &conceder premios a los logros más so%resalientes, 8por e(emplo, para la soluci!n de nuestro pro%lema E escri%i! KurchatovE. 6i(o que nuestros cientíicos eran mu& humildes & que a veces ni se da%an cuenta deque vivían en la po%reza - nuestro estado ha surido muchísimo, pero sin duda ha de ser posi%legarantizar que varios miles de personas puedan vivir mu& %ien, & unos miles me(or que mu& %ien, quetengan sus propias dachas para poder descansar & sus propios coches9.-AA7talin mantuvo sus promesas. #riplic! el presupuesto destinado a ciencia, concedi! a los cientíicosat!micos cuantiosas su%idas de sueldo en :D, & dachas & coches a los más prominentes después de lae*itosa prue%a nuclear de :D.-ADUuizás 7talin se reía a escondidas de las sandeces del mar*ismo, pero una interpretaci!n más verosímil esque se esta%a comportando de un modo irracionalmente racional. 2l mar*ismo\leninismo era mu&importante para la percepci!n de su propia identidad, pero esa preerencia no era a%soluta. uando el precio a pagar por el engaño se increment!, opt! por ser menos anático & más o%(etivo.*+%, se =%e0a- 2l hecho de que la irracionalidad tiene un precio se nos hace patente cuando alguien,inesperadamente, se orece a apostar contra nosotros acerca de alguna de nuestras creencias declaradas.-AJ 7uponga que usted insiste en airmar que la po%reza en el tercer mundo va a aumentar en la pr!*imadécada & que alguien le plantea el reto inmediatamente= 8B7e apuesta algoC 7i está tan seguro, no leimportará concederme un diez a uno9. Lo más pro%a%le es que no acepte, Bpor quéC #al vez usted nuncalleg! a creer de verdad en sus propias pala%ras/ sus airmaciones eran más %ien poéticas ?o directamente,alsedades@. 'unque no resulta creí%le achacar siempre la resistencia a apostar a la alta de sinceridad/ las personas a menudo piensan que lo que dicen es verdad hasta que alguien les e*ige apoquinar o callarse.)na apuesta atempera sus puntos de vista Ees decir, los modiicaE tanto si retiran sus pala%ras como sino.-AB!mo procede nuestra mente en estos casosC 1or deecto, creemos lo que nos hace sentir me(or, pero elorecimiento a apostar activa nuestra racionalidad, que esta%a latente. 2ntonces nos percatamos de doscosas= primero, estar equivocados amenaza nuestro patrimonio neto/ segundo, no ha%íamos e*aminado endetalle nuestra opini!n antes de adoptarla. 2n ese momento ha%rá que preguntarse qué es peor, la pérdidaecon!mica o la psicol!gica en autoestima. )nos pocos se inclinan por lo primero, pero la ma&oríareconsideran sus opiniones de manera encu%ierta. asi nadie está dispuesto a (ugárselo todo por mucho queantes del reto se sintiera completamente seguro.La irracio!alidad racio!al 1 la ,ol.#icaLos comerciantes acogerán pronto & sin gran e*amen todas las ideas generales que se les presentenrelativas a la ilosoía, a la política, a las ciencias & a las artes/ pero no reci%irán sino después de un e*amendetenido, ni admitirán sin precauci!n, las relativas al comercio. E'le*is de #ocqueville, La democracia en )m,rica-AG

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7upongamos que se va a cele%rar un reeréndum en el que se dilucida si se va a adoptar la política ' o la N.La opci!n ' le supone a usted una ganancia de diez mil d!lares rente a N. Bual será el coste de mantener lo contrario & votar seg"n su creenciaC La respuesta ácil que dice que diez mil d!lares es err!nea a menosque su voto sea decisivo/ o sea, si su voto le da la vuelta al resultado del escrutinio. Lo cual solamente

 puede ocurrir si el resultado que produce la elecci!n de todos los demás votantes es un empate. 6e suerteque, en unas elecciones con un censo de millones de votantes, la pro%a%ilidad de que sus ideas políticasequivocadas se traduzcan en políticas no deseadas es prácticamente cero.-AH Los tristemente céle%resrecuentos en Florida en el año <VVV no de%ilitan la solidez de este análisis=-A perder por varios cientosde votos está le(os de ser lo mismo que perder por un voto.Los críticos de los sondeos aducen que dañan la democracia. La que(a más insistente airma que lasencuestas suprimen los incentivos para sopesar en serio las consecuencias que tienen las distintas políticas/-DVV porque, a dierencia de unas elecciones, los sondeos no modiican las políticas, BnoC 1ues no. Los políticos con mucha recuencia act"an motivados por las encuestas, &, seg"n sean los resultados, soncapaces de so%repasar cualquier límite. Los encuestados tienen apro*imadamente tantos incentivos ?o tan pocos@ para meditar con sensatez su respuesta como los votantes/ de hecho, las elecciones son encuestas.Las respuestas que se dan en am%as ocasiones son pura pala%rería envuelta en la remota posi%ilidad deinluir en la política.'l escuchar lo que dicen los conciudadanos, se tiene la impresi!n de que no están de acuerdo con esta tesis.' menudo se de(a oír la rase= 8ada voto cuenta9. 1ero la gente es menos crédula de lo que de(a ver. 2ltristemente céle%re impuesto de capitaci!n Apoll ta;B Eque restringía el derecho a suragio a quienesestuvieran dispuestos a pagar por élE orece un clariicador e(emplo. 7i las personas actuasen %a(o laconvicci!n de que cada voto es de gran importancia, estarían dispuestas a pagar mucho por participar/ pero pocos lo están. #radicionalmente, los impuestos de capitaci!n redu(eron sustancialmente la participaci!n.-DV: 5a& escasos motivos para pensar que las cosas sean distintas ho& en día. 7upongamos que seimplanta un impuesto para reducir la participaci!n en las elecciones presidenciales del cincuenta al cinco por ciento. B6e cuánto tendría que serC B6e doscientos d!laresC Lo que tiene de inquietante un impuesto decapitaci!n es que la ma&oría de nosotros sa%emos de un modo su%consciente que un voto no cuenta nada.Los ciudadanos a menudo se e*presan como si tuviesen realmente alg"n poder so%re el resultado electoral.6eli%eran so%re las opciones como si estuviesen eligiendo en la carta de un restaurante, pero sus actosdesvelan una historia dierente= esperan siempre los mismos platos, independientemente de lo que pidan.BUué es lo que esto revela acerca del precio material que un votante paga por la irracionalidad políticaC 7ea D la dierencia que ha& entre lo que el votante está dispuesto a pagar por respaldar la política ' en lugar dela N. 2ntonces el coste previsi%le de votar por la opci!n equivocada no es  D, sino p veces D, siendo p la pro%a%ilidad de que su voto sea decisivo. 2ntonces, si p F : p G D F : tam%ién. 3ntuitivamente, si su votono puede modiicar el resultado electoral, el precio de su irracionalidad es cero.2se cero convierte la irracionalidad racional en una idea preñada de sentido político. La estructurainstitucional de la democracia transorma la irracionalidad política en un %ien gratuito para quien toma lasdecisiones en "ltima instancia= el electorado.-DV< 1or lo tanto, podemos esperar de los votantes el peor comportamiento cognitivo. 2n pala%ras de Le Non, 8que muestre, en concreto, apenas una ligera aptitud para razonar, ausencia de espíritu crítico, irrita%ilidad, credulidad & simpleza9.-DVA)n comensal en un %uet li%re se ati%orra de comida hasta no poder más. 2n argot econ!mico, consumehasta el punto de saciedad o saturaci!n, donde su curva de demanda cruza el e(e Z ?ig. J.J@. Lairracionalidad del votante act"a del mismo modo. omo las ideas políticas antasiosas son gratis, lasconsume hasta alcanzar el punto de saturaci!n, cre&endo lo que le hace sentirse me(or. uando una personale da vueltas en la ca%eza al asunto del voto, no ha de renunciar a la eicacia práctica si quiere seguir manteniendo una %uena imagen de sí misma porque, para empezar, no e*iste ninguna eicacia práctica a la

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que renunciar.

 +ele*ione so%re c!mo se orma una opini!n la persona corriente acerca del eecto disuasorio de la pena de

muerte. La disciplina intelectual com"n e*ige considerar los hechos antes de ormarse una opini!n clara.7in em%argo, en la práctica, la ma&oría de la gente con irmes convicciones so%re la eectividad de la penacapital nunca ha sentido la necesidad de e*aminar la e*tensa literatura empírica que trata el tema. 2n lugar de ello, parten de proundos sentimientos, desde los cuales, apasionadamente, ded%cen sus eectos.-DVDLa pena de muerte constitu&e un asunto que levanta pasiones de un modo e*cepcional, pero la ma&oría deconvicciones políticas destacadas se a(ustan al mismo patr!n. Buánta gente ha& que pueda tomar partidoen un conlicto militar & aun así mantener la imparcialidad de ;eorge 4rOellC#engo pocas prue%as de primera mano so%re las atrocidades cometidas en la ;uerra ivil española. 7é quealgunas ueron perpetradas por los repu%licanos & muchas más ?siguen produciéndose a"n@ por losascistas. 1ero lo que me impresion! en aquel momento, & me ha seguido impresionando desde entonces,es que la e*istencia de esas atrocidades es airmada o negada so%re la %ase del puro alineamiento político.

#odos creen las atrocidades cometidas por el enemigo & todos ponen en duda las de su propio %ando sinsiquiera detenerse a e*aminar los hechos.-DVJLos mismos que se autoimponen disciplina intelectual cuando determinan c!mo acudir al tra%a(o, a quémecánico llevar el coche, qué casa comprar o c!mo conseguir un empleo, se de(an llevar cuandorele*ionan so%re los eectos que producen el proteccionismo, la prohi%ici!n de armas o la regulaci!narmacéutica. B'lguien alguna vez se ha ganado alg"n enemigo por llevar la contraria a otro so%re qué le pasa a su cocheC 2n cuestiones de tipo práctico, el procedimiento aplicado ha%itualmente consiste enhacerse con datos antes de ormarse una opini!n clara, mantener una conianza en nuestra opini!n proporcional a la cantidad & calidad de esos datos & conservar una actitud a%ierta hacia la crítica. 2ncuestiones de política, anulamos todas esas medidas de seguridad.2l contraste entre mercado & política se hace más marcado a"n cuando los votantes tienen lo que llamamos

una demanda de irracionalidad cuasineoclásica.-DV 2n condiciones normales de mercado, un agente coneste tipo de preerencias se muestra como completamente racional/ aspira a vivir sin irracionalidad, & escapaz de ello. 7in em%argo, en condiciones políticas normales, se arranca la máscara de la o%(etividad. 2lraciocinio que se aplica en una esera no se traslada a la otra/ o, por ser más preciso, se escoge notrasladarlo porque en el mercado la irracionalidad está sometida a una tasa de %so, & en democracia no.

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uando oseph 7chumpeter compara las racionalidades puestas en acci!n en la política & en el mercado, parece hacerlo con la demanda de irracionalidad cuasineoclásica in mente.-DVG unto a sus amosas que(as por la alta de l!gica de los votantes en Capitalismo socialismo y democracia, 7chumpeter asevera que 8nila intenci!n de proceder tan racionalmente como sea posi%le ni la presi!n constante hacia la racionalidad pueden ponerse en duda con un mínimo de seriedad en cualquier tipo de actividad industrial o comercial enla que nos i(emos9.-DVH P añade=P así ocurre con la ma&oría de decisiones del día a día que tienen lugar en el reducido ám%ito que a%arca laracionalidad a%soluta del ciudadano. 'pro*imadamente, comprende todo aquello que le aecta de mododirecto a él, su amilia, su tra%a(o, sus aiciones, sus amigos & enemigos, su municipio o distrito, su clase,congregaci!n de culto, sindicato o cualquier otro grupo social del cual sea miem%ro activo/ las cosas %a(osu escrutinio personal, las cosas que le son conocidas & de conianza independientemente de lo que diga el

 peri!dico que está acostum%rado a comprar, aquello que él mane(a o en lo que él inlu&e & hacia lo que seorienta el tipo de responsa%ilidad que genera la relaci!n directa con los eectos avora%les o desavora%lesque tengan una orma de actuar determinada.-DV6el mismo modo, Nastiat maniiesta que el eecto que tiene el sesgo de la creaci!n de empleo so%re el proceder privado es nulo= $o se ha visto ni se verá (amás que un tra%a(ador, sea agricultor, a%ricante, comerciante, artesano, militar,escritor o intelectual, de(e de consagrar todas las uerzas de su inteligencia a hacer las cosas me(or, más %revemente & con ma&or economía, en una pala%ra, a hacer más con menos.-D:V#engan o no raz!n 7chumpeter & Nastiat, la curva de demanda cuasineoclásica es "til desde el punto devista del análisis. 2s un distanciamiento microsc!pico de los supuestos econ!micos ha%ituales, de suerteque los economistas tendrían que ser mu& dogmáticos para descartarlo.-D::

La irracio!alidad racio!al 1 la" ,r&e/a" e$,.rica"La irracionalidad racional representa una modesta me(ora so%re anteriores modelos de comportamientohumano. 1orque suponer que todo el mundo se comporta siempre de modo racional es hacer mala teoríaecon!mica. #iene mucho más sentido suponer que las personas adaptan su grado de racionalidad a loscostes que acarrea equivocarse.-D:<Los investigadores que tra%a(an en la zona com"n a la psicología & la economía a menudo adoptan una postura más radical= la gente no s!lo es irracional, sino que su irracionalidad es constante o inclusocreciente cuando su coste aumenta. 2l ilustre +ichard #haler así lo di(o en los encuentros de <VVD de la

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 )merican Economic )ssociation.-D:A 2l resumen de un amoso estudio realizado por olin amerer &+o%in 5ogarth so%re los eectos e*perimentales que producen los incentivos inancieros parece respaldar laopini!n de #haler='nalizamos setenta & cuatro ensa&os so%re rendimiento en unci!n de unos incentivos inancieros que eran,seg"n los casos, ine*istentes, reducidos o elevados. 2l resultado más com"n es que tales incentivos no

tienen eecto so%re el promedio de rendimiento ?aunque normalmente se o%serva que la varianza se reducecuando la retri%uci!n es ma&or@. - #am%ién señalamos que ninguno de los estudios reproducidos haconseguido hacer que desaparezcan los comportamientos irracionales mediante el simple método deaumentar los incentivos.-D:D7in em%argo, haciendo una lectura más detallada, amerer & 5ogarth sí llegan a una conclusi!n másmatizada. 2n primer lugar, resaltan que los hallazgos e*perimentales son dispares. Los incentivos amenudo me(oran el rendimiento en tareas que involucran prudencia & (uicio, & los individuos  0astan  eldinero icticio con más li%eralidad que el real= son mucho más proclives a decir que van a comprar algo quea comprarlo de verdad.-D:J #am%ién ocurre que los incentivos ale(an a los su(etos de 8comportamientosmás halagadores para su propia imagen en avor de alternativas más realistas9.-D: Más a"n, un recienteartículo académico señala que el e*ceso de conianza de la gente disminu&e cuando se (uegan dinero deverdad so%re sus convicciones.-D:G2n segundo lugar, & más importante, amerer & 5ogarth reconocen las restricciones de sus e*perimentos.7eg"n nuestro punto de vista, los e*perimentos eval"an s!lo los eectos a corto plazo & %ásicamentemanteniendo i(o el capital. 2l hecho de que, con recuencia, los incentivos no provoquen rendimientosdierentes ?o me(ores@ durante el e*perimento, puede hacer de menos el eecto que tienen los incentivos enun conte*to natural, en particular cuando los agentes que se enrentan a variaciones en los incentivos tienenla oportunidad de incrementar su capital reci%iendo ormaci!n, %uscando conse(o o mediante la práctica.-D:H1iense en cualquier tra%a(ador cualiicado. B1oseería esos conocimientos especializados si no e*istiera unademanda en el mercado para ellosC +esponder que no, equivale a admitir que los incentivos me(oranenormemente el (uicio de las personas en la vida diaria. Los incentivos solamente necesitan algo de tiempo para hacer eecto. amerer & 5ogarth están de acuerdo= 82s pro%a%le que crear capital cognitivo "tilrequiera tiempo, días de ermentaci!n mental o de años de instrucci!n, más que el corto periodo de une*perimento ?:\A horas@. - on seguridad los incentivos (uegan un papel mu& relevante a la hora deinducir la creaci!n de capital a largo plazo9.-D: 2sta aseveraci!n es coherente con el n"mero creciente de pu%licaciones so%re e*perimentos de campo= los agentes econ!micos en su entorno natural aparecenconsidera%lemente más racionales que en el la%oratorio.-D<Vamerer & 5ogarth admiten tam%ién que los e*perimentos su%estiman la uerza de los incentivos aldepender de voluntarios, cu&a 8motivaci!n intrínseca9 Eel deseo de hacerlo %ien por hacerlo %ienE ese*cepcionalmente grande.-D<: 2l dinero no tiene capacidad de motivar ma&ores esuerzos en aquellos que&a lo están haciendo lo me(or que pueden. 4tro aspecto relacionado que amerer & 5ogarth no tratan esque la ma&or parte de los e*perimentos evitan tratar asuntos delicados como la religi!n & la política, en losque los participantes presentan una 8motivaci!n intrínseca9 para llegar a respuestas incorrectas. uando pueden hacerse concesiones entre el %ienestar psicol!gico & el material, los incentivos tienen ma&ormargen de manio%ra para operar.)na síntesis recuente de la literatura so%re este tipo de e*perimentos airma que los incentivos me(oran elrendimiento en pro%lemas sencillos, pero aectan negativamente en pro%lemas comple(os.-D<< 7eg"nalegan 2inhorn & 5ogarth=2l rendimiento - depende tanto de la cognici!n como de la motivaci!n. 'sí pues, si pensamos en losincentivos como la velocidad de desplazamiento en una tra&ectoria, entonces es la cognici!n lo quedetermina la direcci!n de ese desplazamiento. 1or lo tanto, si se dan uertes incentivos, pero una

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inadecuada cognici!n, lo que se consigue es llegar antes al lugar equivocado.-D<A7in em%argo, lo que amerer & 5ogarth destacan es que la comple(idad de un pro%lema se reduce cuandodispones de más tiempo & le*i%ilidad para poder arontarlo. Los asuntos diíciles se descomponen deorma natural en otros más simples. )na vez alcanzan cierto grado de sencillez, los incentivos act"an comose espera de ellos.

La morale(a es que ha& que tomarse en serio los datos e*perimentales, pero no de(arse intimidar cuandoquienes los aportan declaran que 8e*isten pocos datos e*perimentales que respalden el hecho de queincentivos más uertes hagan que la gente se comporte de orma más racional9. omo o%servan amerer &5ogarth, ha& pocos e*perimentos con humanos que duren más allá de unas horas, &a que sería demasiadocaro prolongarlos durante días o años. 7i la racionalidad responde a los incentivos gradualmente, lose*perimentos que se lleven a ca%o ahora no van a poder detectarlo.1or ortuna, los e*perimentos no constitu&en nuestra "nica uente de inormaci!n. La e*periencia cotidianatam%ién es relevante. La persona corriente ha de encarar cuestiones prácticas Etra%a(ar, hacer la compra odesplazarse de un sitio a otroE & otras que no lo son Epolítica o religi!nE. $o se puede negar que tantoel esuerzo intelectual realizado como la precisi!n en los resultados son ma&ores para las primeras. Buántagente ha& que piense que puede detener %alas con los dientes o volar sin a&uda mecánicaC 2s más, cuandoha& asuntos que pasan a ser prácticos & antes no lo eran, quizás de%ido a un cam%io de ocupaci!n la%oral,el esuerzo intelectual se redo%la, & la precisi!n en los resultados termina por me(orar a la par. 2n unmundo sin agua, no e*istiría demanda para la construcci!n de %arcos, por lo que pocos sa%rían c!modiseñarlos & a%ricarlos. #odos estos hechos son o%vios, a mi parecer, & queda para los lectores rele*ionar si tam%ién ellos lo consideran así.3ncluso si s!lo coniásemos en las prue%as e*perimentales, la irracionalidad racional orece una e*plicaci!n plausi%le de las ideas sesgadas en economía. Los estudiosos más partidarios de la e*perimentaci!n admitenque los incentivos son de a&uda en asuntos relativamente simples. Los sesgos antimercado, antie*tran(ero,de la creaci!n de empleo & pesimista re"nen las condiciones necesarias para ser caliicados así= no sonerrores sutiles, sino rele(os instintivos que, en conte*tos no políticos, los individuos controlansistemáticamente. Buántas personas de(arían de comprar un electrodoméstico porque destru&e puestos detra%a(oC 'simismo, tales estudiosos tam%ién recalcan que los incentivos son menos importantes cuandoe*iste una motivaci!n intrínseca para hacer las cosas %ien, pero en lo econ!mico, lo que en realidad se daes una motivaci!n intrínseca para hacer las cosas mal. Meditar hasta dar con la respuesta correcta nos hacesentir insensi%les & antipatriotas/ maniestar a otros la respuesta correcta nos hará sentirnos como pariassociales. 2s decir, ha& tanta motivaci!n intrínseca para comprender la economía como para salir a %a(ar la %asura.La irracio!alidad racio!al 1 el *o#o e0,re"i*oMi tra%a(o está en deuda con la o%ra de ;eore& Nrennan & Loren Lomask& acerca del modelo de votoe*presivo, elocuentemente e*puesto en su li%ro Democracy and Decision2 The P%re Theory of Electoral

 Preference  ?6emocracia & decisi!n= #eoría pura de la preerencia [email protected]<D 'unquecomplementarias, nuestras versiones se dierencian en algunos puntos de vista undamentales.Pa que el tra%a(o de Nrennan & Lomask& no ha reci%ido toda la atenci!n que merecía, comenzaremos conun resumen. asi todos los economistas dan por hecho que el voto de las personas se produce de manerainstrumental, es decir, que se vota para poder disrutar de las políticas que se preieren, Bde qué otro modo podría serCNrennan & Lomask& apuntan a la unci!n e*presiva del voto. 'sí como los aicionados en un partido de"t%ol no vitorean para a&udar a ganar a su equipo, sino para maniestar su lealtad, pudiera ser que losciudadanos no voten tanto para hacer que determinadas políticas resulten vencedoras, sino para e*teriorizar su patriotismo, su compasi!n o su interés por el medio am%iente. 2sto no son sutilezas %izantinas. )na delas consecuencias de ello es que políticas ineicientes, como las de aranceles o salario mínimo, consiguen

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triunar porque maniestar apo&o por ellas hace a la gente sentirse %ien consigo misma.Lo mismo es aplica%le hasta cierto punto a productos de consumo corriente= aunque hu%iese perumesgenéricos que olieran casi como el de alvin Klein, seguiría ha%iendo clientes dispuestos a pagar más porla 0lamo%rosa imagen de marca. $o o%stante, Nrennan & Lomask& señalan que, en política, lo reducido dela capacidad decisoria de cada voto distorsiona drásticamente el %alance entre la elecci!n & el %ienestar 

 psicol!gico que produce. omo su voto no va a cam%iar el resultado, usted puede, sin el menor riesgo,votar por medidas políticas que le hagan sentirse %ien, por mucho que sepa que en la práctica producirán unresultado desastroso.2(emplo ilustrativo= cuando los economistas estudian la discriminaci!n, suelen hacer hincapié en el costeinanciero de ser intolerante.-D<J 2n política el coste social de esos pre(uicios está ahí, pero el privadodesaparece a causa de la %a(a capacidad de decisi!n que tiene un voto=2l vendedor intolerante que rechaza atender a negros en su tienda renuncia a la ganancia que podría ha%er o%tenido de esos clientes/ el antisemita que no quiere tra%a(ar con (udíos ve limitada la oerta de puestosdisponi%les & es mu& pro%a%le que tenga que rechazar alguno que de otro modo ha%ría aceptado. 2*presar tales antipatías delante de una urna no supone ni amenaza de represalias ni ning"n coste personalsigniicativo.-D<Nrennan & Lomask& no se limitan a e*traer la moderada conclusi!n de que las decisiones en política, aligual que las que se producen en el mercado, dependen de motivaciones e*presivas además deinstrumentales. Llegan a la conclusi!n radical de que, a dierencia de las de mercado, las decisiones en política dependen so%re todo de motivaciones e*presivas=2n el conte*to electoral, los intereses particulares son acallados en gran medida & los puramente e*presivoso sim%!licos, considera%lemente ampliicados. 7e trata de un simple pro%lema de precios relativos. 2s más,de%emos recalcar que las dierencias de precios en (uego son de un orden de magnitud tremendocomparado con aquéllas a las que los economistas suelen enrentarse.-D<GLos paralelismos que esto guarda con la irracionalidad racional son evidentes. 'm%os puntos de vista seconcentran en el %eneicio psicol!gico que acarrea para el votante, & no en el microsc!pico eecto que suvoto produce so%re la política. 'm%os sostienen que la %a(a pro%a%ilidad de que un voto se convierta endecisivo hace que el comportamiento econ!mico diver(a del político. omo dicen Nrennan & Lomask&=8Las consideraciones que se trasladan a un segundo plano cuando nos desenvolvemos en los mercados, sevuelven importantes rente a la urna9.-D<H P am%os puntos de vista e*plican por qué políticas ineicaces eimproductivas consiguen ser políticamente populares.La dierencia undamental entre los dos puntos de vista reside en el mecanismo psicol!gico que opera en elelectorado. 2n la teoría del voto e*presivo, el electorado es consciente de que las políticas reconortantesno son eicaces. Los votantes e*presivos no al%ergan creencias a%surdas ni discuti%les so%re el mundo. 7etrata, sencillamente, de que les preocupa más el aspecto e*terior de las distintas políticas que c!mouncionan en la práctica. 2l proteccionista e*presivo piensa= 8Nueno, sí, el proteccionismo empo%rece atodos los estadounidenses. 1ero qué más da mientras &o pueda ondear mi %andera & corear= S).7.'TS).7.'.T9. 1or el contrario, los votantes aectados por la irracionalidad racional creen que las políticasreconortantes uncionan. 2l proteccionista irracional racional airma sinceramente que el proteccionismoenriquece a los estadounidenses, & si ha& que rechazar la Le& de la >enta(a omparativa, pues se rechaza.1ero insisto= el voto e*presivo & la irracionalidad racional no son mutuamente e*clu&entes. 1uede ha%er alguien que piense simultáneamente= 82l proteccionismo es la vía hacia la prosperidad9 & 8Me da lomismo si el proteccionismo nos lleva a la prosperidad9/ pero en la ma&oría de los casos la e*plicaci!n que %rinda la irracionalidad racional resulta más verosímil. Lo más com"n es que las políticas que hacen a lagente sentirse %ien va&an acompañadas de descripciones alaces de la realidad. 5a& pocos proteccionistasque vean sus políticas como econ!micamente dañinas.-D< 7i evaluasen con realismo los eectos de esta política reconortante, de(arían de sentirse %ien apo&ándola.

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La me(or orma de resaltar el contraste entre los dos planteamientos es e*aminar uno de los e(emplos queaportan los propios Nrennan & Lomask&. 7uponga que un electorado ha de elegir entre una guerracataclísmica con honor, o paz & prosperidad con deshonor. La ma&oría preerirá el pragmatismo de lasegunda opci!n= 8'l igual que los individuos en situaciones de tensi!n personal a menudo se tragan suorgullo, se encogen de hom%ros & siguen adelante antes de entrar en una pelea a por todas ?especíicamente

una que pudiera acarrear la pérdida de vidas@, así tam%ién el rechazo de la opci!n %élica velará me(or porlos intereses de la ma&oría de los votantes9.-DAV 1ero, seg"n la l!gica que su%&ace en el modelo del votoe*presivo, la opci!n avora%le a la guerra podría terminar imponiéndose. 8ada votante individual puedeser completamente racional al votar por la guerra, por mucho que ninguno de ellos optaría por ella si ladecisi!n estuviese en su mano9.-DA:La argumentaci!n de Nrennan & Lomask& tiene credi%ilidad l!gica. $o o%stante, a menos que de%ilitemosla hip!tesis so%re la racionalidad, resulta e*traña. Buántos radicales con un discurso avora%le a lashostilidades estarían dispuestos a admitir ante sí mismos que en realidad la guerra conduce a la devastaci!n& el apaciguamiento a la prosperidadC Más %ien insistirían contra toda evidencia en que 8para $avidadeslos muchachos &a estarán uera de las trincheras9 & que, por mu& mal que pinte la guerra, contemporizar esla verdadera amenaza a nuestro %ienestar. SP la ma&oría de las personas con este punto de vista estaránsinceramente convencidasT onsidere la siguiente escena de Lo &%e el viento se llev=-DA<Mr. 45ara= La situaci!n no puede ser más clara. Los &anquis no pueden luchar & nosotros sí.oro= S#iene raz!nT7u(eto= $i siquiera ha%rá una %atalla. >olverán grupas & huirán como cone(os.7u(eto= ada uno del sur puede con veinte &anquis.7u(eto= 'ca%aremos con ellos en el primer encuentro. Los ca%alleros pueden luchar me(or que la gentuza.+hett Nutler enurece al grupo al adoptar la posici!n contraria=+hett= Po creo que es diícil que una guerra pueda ganarse con pala%ras.harles= BUué quiere decir con esoC+hett= Uuiero decir que en todo el 7ur no ha& ni una sola á%rica de cañones.7u(eto= BUué importancia puede tener eso para un ca%alleroC+hett= Me temo que pueda tener mucha importancia para muchos ca%alleros, señor.harles= B3nsin"a, señor, que los &anquis pueden vencernosC+hett= $o, no insin"o nada. 6igo claramente que los &anquis están me(or equipados que nosotros. Uuetienen á%ricas, minas de car%!n & una gran escuadra que nos %loqueará & nos matará por ham%re. $osotros s!lo tenemos algod!n, esclavos & arrogancia7u(eto= S2so es traici!nTharles= SMe niego a escuchar las pala%ras de un renegadoT+hett= Lamento que la verdad le oenda.Los sureños no ingen so%restimar su poderío militar. Lo so%restiman en serio. 7i su propia evaluaci!n delas posi%ilidades militares de su %ando uera tan precisa como la de +hett Nutler, el ardor guerrero quedemuestran sería diícil de mantener. La lecci!n a aprender es= el apo&o a políticas contraproducentes & la proesi!n de e en creencias err!neas so%re el mundo son dos tendencias que siempre suelen aparecer (untas. La irracionalidad racional recalca la cone*i!n que se da entre am%as & la teoría del voto e*presivo, a pesar de sus puntos uertes, se desentiende de ella.Co!cl&"i!6e la irracionalidad racional no se deduce que las opiniones políticas sean a%surdas por sistema= digamosque, si no le gusta la comida italiana, no se ati%orrará de pizza en un %uet li%re. 1ero sí levanta sospechasso%re las opiniones políticas de la gente. P sí, eso inclu&e las mías.La democracia demanda a los votantes que eli(an, pero otorga a cada uno una inluencia que no va más alláde lo ininitesimal. 6esde el punto de vista del votante individual, lo que ocurre es independiente de su

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elecci!n. 1rácticamente todos los economistas están de acuerdo en esto/ pero, tras admitirlo, minimizan lasrepercusiones generales que eso tiene.-DAA $osotros planteamos el asunto al contrario= la alta de poder decisivo de los votantes lo cam%ia todo. 2l ir avotar no constitu&e simplemente una pequeña variaci!n so%re el ir a comprar, porque los compradorestienen incentivos para ser racionales & los votantes no. La visi!n ingenua de la democracia, la que la pinta

como si no uese más que un oro p"%lico en el que se resuelven los pro%lemas sociales, pasa por alto unascuantas desavenencias. 5ace caso omiso del grueso de la historia que se desarrolla solamente unoscentímetros por de%a(o de la supericie. uando los votantes ha%lan acerca de resolver pro%lemas sociales,su principal intenci!n es alentar la imagen que tienen de sí mismos como ciudadanos valiosos mediante elmétodo de romper las cadenas cotidianas de la o%(etividad.Muchos intentan escapar de nuestras conclusiones redeiniendo lo racional. 7i convicciones necias noshacen sentir me(or, quizás quien se o%stina en comprometerse con la raz!n sea el verdadero necio. 1ero por este motivo, el término irracionalidad racional es acertado= las creencias que parecen irracionales desde el punto de vista de quien %usca sinceramente la verdad parecen racionales desde el de la ma*imizaci!n de lautilidad individual. Lo que es más importante, & en los términos que cada uno desee usar, no es pro%a%leque un mundo en el que los votantes son alegremente insensatos va&a a parecerse a otro en el que sonserenamente l!gicos. 2n seguida veremos por qué.2l comportamiento político resulta e*traño porque los incentivos a los que se enrentan los votantes sone*traños. Los economistas han cosechado muchas críticas por pasar por alto las dierencias que e*istenentre el comportamiento en el mercado & en la política,-DAD pero eso es más un deecto de los economistasque de la economía. 1ara empezar, los economistas no de%ían ha%er supuesto nunca que la conducta en lo político presentara paralelismos con la conducta en lo econ!mico. La irracionalidad en política no es algoque de%a provocar perple(idad, sino que es precisamente lo que una teoría econ!mica de la irracionalidad pronostica. 

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 '1X#)L4

 62 L' 3++'34$'L36'6 ' L' 14LX#3'

)n vie(o & hastiado redactor que cu%ría la inormaci!n en la cámara de representantes del estado se i(! en

mi sorpresa & me oreci! algo de perspectiva para interpretar el descontrolado comportamiento de losrepresentantes electos. 87i lo de estos tíos le parece mal Eme di(oE, tendría que ver a sus votantes9. E0illiam ;reider, Who Will Tell the People--DAJ

2l comportamiento de los votantes irracionales a%re paso a novedosas vías para que la democracia semalogre, que puede que a los economistas les resulten poco intuitivas, pero que para muchos son de sentidocom"n. 1or e(emplo=1uede ha%er individuos que achaquen todos sus pro%lemas a inoensivos chivos e*piatorios & (aleen a los políticos que se oponen a ellos.-DALos votantes irracionales pueden intentar matar al mensa(ero portador de malas nuevas, creando asíincentivos para que los políticos intenten ocultar los pro%lemas %a(o la alom%ra en lugar de enrentarse aellos. La ma&or parte de casos de rescates de ca(as de ahorros se a(usta a esta descripci!n.-DAGLos ciudadanos de una naci!n pr!spera & %ien alimentada pueden optar por votar a un candidato que proetice una ham%runa inminente a menos que la patria se haga con más espacio vital.-DAH7e pueden esta%lecer analogías con una parado(a ilos!ica clásica.-DA +ecordemos la peripecia de2dipo. 2dipo desea%a casarse con Pocasta, que era su madre. 1ero 2dipo no quería casarse con su madre=se sac! los o(os cuando descu%ri! lo que ha%ía hecho. 6e modo seme(ante, el votante mediano desea una protecci!n que termina per(udicándole. 1ero el votante mediano no desea salir per(udicado. #anto susesuerzos como los de 2dipo producen eectos indeseados de%ido a sus ideas equivocadas. 1ara 2dipo,Pocasta no es su madre/ para el votante mediano, el proteccionismo es %ueno para la economía.Los economistas han dedicado más tiempo a criticar errores conceptuales de los ciudadanos que a aclararcon precisi!n de qué modo terminan produciendo políticas perniciosas, &a que dan por sentada la cone*i!nentre una & otra cosa. 1ara N_hm\NaOerk, las malas medidas políticas son claros indicios de la e*istenciade ideas err!neas en la sociedad= 8La prohi%ici!n legal de co%rar interés %ien puede ser interpretada comola prue%a de que o%tenerlo es considerado por la ma&oría un acto condena%le9-DDV 2l propio 6onald0ittman admite con la ma&or naturalidad que=)na modelizaci!n que parte de la hip!tesis de que los votantes o los consumidores son engañadoscontinuamente & de que no e*isten empresarios que aclaren sus errores, predirá, sin que podamossorprendernos por ello, que el proceso de toma de decisiones va a producir resultados ineicientes.-DD:1ero tanto N_hm\NaOerk como 0ittman se están precipitando. 5a%lando en pura teoría, se podría conce%ir que los pre(uicios de la sociedad hicieran girar los engrana(es de la democracia sin llegar a repercutir en lasmedidas políticas que se adoptasen.-DD< omo una variante del Milagro de la 'gregaci!n, pudiera ser quelas distintas antasías terminen anulándose entre ellas. #al vez el votante que so%restima los %eneicios del proteccionismo tam%ién so%restima su propia capacidad para prosperar en un sistema de li%re mercado. 7ilos votantes son egoístas, el li%re mercado prevalecerá, enriqueciendo así a toda una po%laci!n convencidade que 8el li%re mercado es malo para todo el mundo menos para mí9.2l prop!sito del presente capítulo es pasar de la undamentaci!n a pequeña escala que orece lairracionalidad del votante particular a los resultados que produce en la política democrática a gran escala.>amos a proceder seg"n el método ha%itual en economía= partir de un caso sencillo para ir añadiendocomple(idad paulatinamente. 2l procedimiento es pedante, pero unciona me(or que sus alternativas. 1aulKrugman a%re humorísticamente su ensa&o The )ccidental Theorist   ? El terico accidental @ del siguientemodo=

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7upongamos que e*iste una economía que produce s!lo dos %ienes= salchichas & panecillos. Losconsumidores insisten en que cada salchicha que se despache va&a acompañada de un panecillo, &recíprocamente. P además, el "nico insumo del que depende la producci!n es la mano de o%ra >ale, unmomento, tiempo muerto. 'ntes de seguir adelante, necesito que se pregunten qué opini!n les merece unensa&o que arranque de esta manera, Bles suena ridículoC-DDA

' lo que el propio Krugman responde=)no de los prop!sitos de este tra%a(o es arro(ar algo de luz so%re una parado(a= no se puede pretender hacer economía de verdad a menos que uno se sienta (uguet!n. La teoría econ!mica - consiste en un lorilegiode disquisiciones Eo de á%ulas, si se preiereE destinadas a condensar de orma sencilla la l!gica de los procesos econ!micos. 1or supuesto que, al in & a la postre, las ideas han de ser conrontadas con loshechos, pero incluso para determinar qué hechos son relevantes, ha& que (uguetear con las ideassituándolas en escenarios hipotéticos.-DDDomo la realidad es peliaguda, comenzaremos con un e(ercicio mental que pone de maniiesto claramenteel vínculo entre las ideas irracionales & las medidas políticas ineicientes consecuencia de las mismas.6espués iremos añadiendo poco a poco comple(idad empíricamente relevante a las hip!tesis, preservandola cone*i!n entre las opiniones irracionales de los ciudadanos & las políticas ineicientes.-DDJ 1or "ltimo, para responder a la pregunta, 86ada la condici!n real de la opini!n p"%lica, Bpor qué las democracias nouncionan peor incluso de lo que en realidad uncionanC9, analizaremos las uerzas que act"an comoatenuantes de las repercusiones políticas de la irracionalidad del votante.E-ercicio $e!#al !3$ero &!o2 irracio!alidad co! *o#a!#e" &!%!i$e"La democracia aglutina preerencias. uando los miem%ros de un determinado grupo quieren que se hagandeterminadas cosas, la democracia mezcla, agita, %ate & recom%ina sus deseos hasta raguar una decisi!ncolectiva. 2l proceso resulta terri%lemente em%arullado porque los individuos en raras ocasiones estáncompletamente de acuerdo. 'sí que, Bc!mo unciona estoC 7o%re cada asunto, la democracia de%e, o %ienimponer un acuerdo, o %ien apo&ar a una de las acciones so%re las demás. Lo cual equivale a responder=8S>a&a usted a sa%erT91ara poder desmitiicar la democracia ha& que empezar desde a%a(o. Pa que el omnipresente desacuerdoentur%ia las aguas de la democracia, vamos a olvidarnos de él de momento. omo hip!tesis de tra%a(o, pensemos c!mo uncionaría la democracia en ausencia de discrepancia.-DD B!mo respondería lademocracia a las demandas de una po%laci!n unánimeC 1or precisar, supongamos que=#odos los votantes comparten las mismas preerencias & disrutan del mismo patrimonio.-DDG5a& dos políticos que rivalizan por el voto tomando posiciones so%re un "nico asunto.Las personas votan por el político cu&a postura se apro*ime más a la de ellos. 7i am%os políticos están deacuerdo, deciden a cara o cruz.' los políticos s!lo les preocupa alzarse con la victoria, no las reglas del (uego.2l político con ma&or n"mero de votos gana & aplica la soluci!n prometida.BUué pasa entoncesC 'quel político que apo&e el punto de vista más cercano al de los votantes, se lleva el:VV I de los votos. omo am%os desean salir triunantes pero s!lo ha& sitio para uno de ellos, se apresurana apro*imarse a las preerencias del electorado hasta que am%os la asumen por completo. Los votanteso%tienen lo que desean & los candidatos han de conormarse con una pro%a%ilidad del JV I de hacerse conel cargo.2ste modelo de democracia parece irreprocha%le= a cada votante se le otorga su opci!n preerida. Buántasdecisiones políticas reales pueden aspirar a lograr siquiera la mitad de algo asíC $o o%stante, no es diícil ponerle pegas al resultado cuando los votantes tienen querencia por alguna de las ormas relevantes deirracionalidad.7upongamos que el asunto a de%ate es el tipo de arancel. Las posiciones que se dan varían desde el li%recomercio total Eporcenta(e del V IE hasta el em%argo completo Eporcenta(e ininitoE. omo todos los

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votantes comparten posici!n & estado social, la lucha entre clases sociales no sirve de (ustiicaci!n para el proteccionismo. 7i cada individuo vota por el programa que más avorece en lo material su propio interés,independientemente del de los demás, la Le& de la >enta(a omparativa nos dice que la elecci!n unánimeserá un arancel del V I.-DDH

 

7in em%argo, Bqué ocurre si los votantes comparten cierta atracci!n por el sesgo antie*tran(eroC 2nconcreto, Bqué pasa si quieren creer que el me(or tipo de arancel para la gente como ellos ?So sea, todosT@no es el V I, sino el :VV IC2l mero atis%o de este deseo consigue dar la vuelta al resultado electoral. 7upongamos que un arancel del:VV I reduce la renta per cápita en diez mil d!lares, & cada uno valora en un d!lar su idelidad al pre(uicioantie*tran(ero. 2n tanto la pro%a%ilidad que tenga un voto de ser decisivo se mantenga por de%a(o de unoentre diez mil, cada votante se mantendrá iel a su creencia en el e*celso arancel del :VV I.-DD omo loselectores preieren unánimemente a un proteccionista rente a un li%eral, los dos contrincantes políticosrivalizarán en su apo&o a la idea del electorado & el arancel del :VV I gana de calle, lo que provoca unas pérdidas netas de . d!lares a cada uno. ierto apego al %ienestar psicol!gico precipita una reducci!ndrástica del %ienestar material.

uando la visi!n que los individuos tienen del mundo les proporciona identidad & otorga un sentido a suvida, el análisis de coste\%eneicio la considera un %eneicio. $o o%stante, por culpa de la alta decapacidad decisoria del voto, el coste social de la irracionalidad e*cede con mucho su %eneicio. 1iénselodel siguiente modo= la irracionalidad hace a una sociedad estar me(or siempre que los %eneicios psicol!gicos menos el coste material sea una cantidad positiva=Neneicios psicol!gicos \ oste material V

La irracionalidad hace a un individuo estar me(or %a(o unas condiciones mucho menos e*igentes=

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Neneicios psicol!gicos \ p oste material V

siendo p la pro%a%ilidad de emitir el voto decisivo. uando  p F :, la irracionalidad ma*imiza la unci!n deutilidad siempre & cuando se dé cualquier %eneicio psicol!gico=Neneicios psicol!gicos V

Las repercusiones son especialmente proundas cuando los votantes poseen lo que en el capítulo anterior sedenomin! demanda de irracionalidad cuasineoclásica ?ig. J\@. 2n este supuesto, los %eneicios psicol!gicos Eel área por de%a(o de la curva de demanda de irracionalidadE son desprecia%les. ' menosque el coste material de proceder seg"n planteamientos insensatos sea tam%ién desprecia%le, atender a ideasirracionales siempre termina siendo peor para la sociedad. 7in em%argo, todos optan por ser irracionales, porque los %eneicios privados siempre, por poco que sea, son ma&ores que cero. uando se dan un censoelectoral suicientemente grande, con(unci!n de preerencias & demanda de irracionalidad cuasineoclásica, proceder seg"n ideas irracionales es invaria%lemente una mala idea para la sociedad, aunque la sociedad sesigue sometiendo a las ideas irracionales sin alta &, por supuesto, sin discrepancia.on votantes unánimes, la ma&oría de los sesgos puestos de maniiesto en la 7'22 se traducen sin ma&or pro%lema en políticas insensatas. 2l sesgo antimercado estimula los controles de precios & la redistri%uci!nde cortas miras. 2l sesgo antie*tran(ero presiona en avor del proteccionismo & de las tra%as a lainmigraci!n, & en contra de los acuerdos comerciales. 2l sesgo de la creaci!n de empleo aconse(a regular elmercado de tra%a(o para preservar empleos. Las ramiicaciones políticas del sesgo pesimista no están tanclaras, pero act"a como catalizador en todo tipo de cruzadas despropositadas & de %"squeda de chivose*piatorios.-DJV 2n este sencillo e*perimento mental, las alacias resultan inoensivas %ásicamente cuandoa los votantes les son indierentes.BP qué ha& de esos errores que se anulan unos a otros & terminan por %orrar el eecto neto de lairracionalidad en la políticaC 3ncluso en el caso de que los votantes sean de opiniones unánimes, tal cosa no puede ser descartada a priori por completo. 7in em%argo, & especialmente en asuntos que involucran loemocional, parece más normal que los errores se acumulen al com%inarse, & no que se neutralicen. uandoalguien no nos cae %ien, tendemos a o%servar todos sus actos a través de un iltro negativo/ del mismomodo, cuando las importaciones nos desagradan, resulta natural que so%restimemos el que%rantoecon!mico que producen, o su cantidad, o el n"mero de puestos de tra%a(o que destru&en o lo in=%stas queson las políticas comerciales de otros países.7eg"n los ám%itos que a%arcan las creencias van siendo más & más generales, la cone*i!n entre ideasequivocadas & mala política se reuerza. 7i los votantes minusvaloran las venta(as que tiene comerciar conap!n, tal vez so%restimen las de hacer negocios con ;ran Nretaña & el arancel quede en un tipo !ptimo.-DJ: 1ero si los votantes su%estiman las venta(as del comercio internacional en general Ecomoempíricamente hemos compro%ado que ocurreE Bqué ideas ha& para contrarrestar ese errorCE-ercicio $e!#al !3$ero do"2 irracio!alidad co! di*er"idad de cree!cia"2n el mundo real, la unanimidad constitu&e un indicio inequívoco de la e*istencia de una dictadura, no deuna democracia. )na modelizaci!n de la democracia que sea signiicativa desde el punto de vistae*perimental de%e tener en cuenta la discrepancia. 1ara ello, %asta con darle un pequeño giro a una de laship!tesis del primer e(ercicio mental. onservando las demás tal cual, modiicamos la : & la cam%iamos por :=:. #odos los votantes disrutan del mismo patrimonio. #odos los votantes comparten las mismas preerencias con una sola e*cepci!n= su preerencia entre convicciones.omo todos tienen el mismo capital, sigue sin darse conlicto de clases/ los desacuerdos que sur(an seránideol!gicos. 2stos cuasiclones no aprecian todas sus ideas por igual, & ello se traduce en que sus miradasso%re lo político son distintas.

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>olviendo entonces so%re el e(emplo de la tasa al comercio e*terior= los votantes &a no se inclinanunánimemente por un tipo !ptimo de arancel del :VV I. Los ha& que preerirían un ::V I o un <VV I.4tros dicen que cero. B!mo se comportarán los políticos entoncesC >an a encontrar hostilidad sea cual seala postura que adopten, pero, por suerte, para ganar %asta con reunir a una ma&oría.omo los ciudadanos votan por el político que más se apro*ime a su propia orma de pensar E& am%os

candidatos desean ganarE, el e(ercicio mental n"mero dos produce un sencillo resultado= los dosaspirantes adoptan la postura correspondiente al votante mediano & respaldan un arancel que a una mitaddel electorado le parece demasiado alto, & a la otra, demasiado %a(o.-DJ< 7!lo ha& una novedad= como lasideas opuestas son origen de discrepancias entre los votantes, poner en práctica los deseos del votantemediano equivale a actuar como si la creencia mediana so%re el valor !ptimo del tipo de arancel uesecierta.7i el Milagro de la 'gregaci!n se cumple, entonces la creencia mediana es verdadera & no ha& ning"nmotivo de alarma. La democracia escucha a los enterados & hace oídos sordos a los anáticos que viven enel engaño. 1or desgracia, el Milagro de la 'gregaci!n es un camelo, & resulta tanto posi%le en teoría comoha%itual en la práctica que el votante mediano sea precisamente uno de esos anáticos engañados, aunque losea de orma relativamente moderada.

 U!a digre"i! !ece"aria acerca de la :i,#e"i" del *o#a!#e ego."#a2l vínculo que e*iste entre la irracionalidad & la política salta a la vista en e(ercicios mentales con hip!tesisrestrictivas. 2l pro%lema que plantea rela(ar más las hip!tesis es que parece convertir el asunto en algointrata%le. uando el patrimonio de los votantes varía, puede ocurrir que muchos de ellos se %eneicien de políticas que son socialmente perniciosas. 2l caso más simple es la desigualdad de renta= la ma&oría puedelucrarse gracias al proceso de redistri%uci!n incluso aunque éste consiste en algo parecido a transportar agua en una cesta.-DJA $o o%stante, la desigualdad es s!lo el principio. 2l propietario de una á%rica de

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te(idos puede ser tan rico como el de una tienda de ropa, pero los aranceles aectan a sus intereses ensentidos contrarios. on tanta comple(idad de por medio, quizás los que so%restiman el provecho social del proteccionismo son realmente quienes salen perdiendo por culpa del comercio internacional. Uuizás son proteccionistas porque aciertan al ponderar c!mo aecta el proteccionismo a su %ienestar personal & no porque so%restimen el eecto que produce en el %ienestar nacional.

7i los individuos votan movidos por ines mezquinos & egoístas in mente, no resulta sencillo identiicar enel em%rollo el eecto que producen las ideas equivocadas so%re la política, & el pro%lema parece insolu%le.1or suerte, no hace alta resolverlo, porque, contrariamente a lo que piensan tanto los economistas como elhom%re de la calle, no se vota como respuesta a motivaciones egoístas.-DJD La hip!tesis del votanteegoísta ?5>2@ es alsa. 2n el terreno político, los votantes tienden a centrarse en el %ienestar de la naci!n &no en el particular. 2so hace que ha&a una cone*i!n directa entre errores sistemáticos acerca de los motivosdel %ienestar nacional & políticas contraproducentes para el %ienestar nacional.La 5>2 es algo tan incrustado en la economía & en la cultura popular que ha de ser desacreditada antes decontinuar. ' muchos economistas les resulta hasta raro ha%lar del voto egoísta como de una simplehip!tesis que necesite de corro%oraci!n empírica.-DJJ 2l cinismo político conduce a la sociedad engeneral hacia la misma conclusi!n= si no te has dado cuenta de que la gente está pensando en su carteracuando vota, Smadura un poco, por avorTomo los economistas & la gente apenas son capaces de ponerse de acuerdo en nada sustancial, su com"nsimpatía por la 5>2 me ha resultado inquietante desde siempre. 6urante mis estudios de posgrado, raravez me topé con hechos que ratiicasen este supuesto o su contrario. Muchos economistas da%an la 5>2 por hecho & pocos se molesta%an en deenderla.-DJ #ras el doctorado, amplié el círculo de mis lecturasmás allá de mi especialidad & descu%rí que investigadores de la política ha%ían sometido este asunto avariadas & e*tensas prue%as e*perimentales.-DJG Los resultados presentan una uniormidad impactante= la5>2 no se sostiene.omencemos con el caso más simple= la devoci!n partidista.-DJH #anto los economistas como la gentecoinciden en aceptar de orma casi automática que los po%res son progresistas & los ricos, conservadores.7in em%argo, los datos di%u(an un paisa(e mu& dierente. 'l menos en los 2stados )nidos, la cone*i!nentre ingresos e ideología o partido no va más allá de lo ende%le. Los indicios se adaptan al estereotipo=seg"n aumentan las ganancias, se tiende más al conservadurismo. 1ero el eecto de este hecho es dé%il &mengua más a"n si se separan los eectos de la varia%le raza. )n millonario negro tiene más pro%a%ilidadesde ser del partido dem!crata que un conser(e %lanco.-DJ #al vez el repu%licano sea un partido para losricos, pero no es el partido de los ricos.Las mismas características son comunes a otros tipos concretos de políticas.-DV Los votantes de ma&or edad no son más partidarios de la 7eguridad 7ocial ni del seguro o%ligatorio de salud que el resto de la po%laci!n. 7í están ma&oritariamente a avor de estos programas, pero lo mismo ocurre con los (!venes.-D: 5a%ía unas pegatinas para coches que, inspiradas en la 5>2, reza%an= 87i los hom%res se quedasenem%arazados, el a%orto sería un sacramento9/ pero, al contrario, los hom%res se muestran algo más partidarios del a%orto que las mu(eres.-D< omparados con la po%laci!n general, los parados se revelancomo mucho ligeramente más a avor de la política gu%ernamental de protecci!n de empleo, & quienescarecen de co%ertura, como mucho algo más avora%les a la posi%ilidad de esta%lecer un seguro nacional desalud.-DA ;eneralmente, las medidas utilizadas para cali%rar el interés egoísta no a&udan mucho a la horade hacer predicciones acerca de las opiniones en política econ!mica.-DD 3ncluso cuando lo que está en (uego es un asunto de vida o muerte, el egoísmo en política rara vez alora a la supericie= los hom%res, potenciales aectados por una medida como el reclutamiento, lo apo&an en normal cuantía/ & los amiliares& amigos de reclutas en >ietnam se oponían, de hecho, a la retirada de las tropas más que la media.-DJ2se relo( parado que es la 5>2 tam%ién da correctamente la hora un par de veces al día. $o sirve para predecir la iliaci!n partidista ni los apo&os a programas como la 7eguridad 7ocial, el seguro médico para

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los vie(os, el a%orto, los programas de empleo, el seguro de salud p"%lico, el reclutamiento o el apo&o a laintervenci!n en >ietnam. 1ero sí unciona más o menos %ien en algunos asuntos aquí & allá.-D 1odríacreerrse que las e*cepciones se uesen a concentrar en cuestiones con un mont!n de dinero en (uego, perola realidad es casi la contraria. La 5>2 %rilla con luz propia en asuntos %anales como el del ta%aco. 6onald;reen & 'nn ;erken han averiguado que umadores & no umadores son similares ideol!gica &

demográicamente, pero los umadores se oponen con mucha más uerza a las restricciones e impuestosso%re su vicio avorito.-DG La creencia en los derechos de los umadores va pare(a al consumo diario decigarrillos= un :,J I de los umadores empedernidos desean ver rela(adas las medidas antita%aco, peros!lo un :A, I de la gente que nunca ha umado está de acuerdo. 7i la 5>2 se cumpliese, estos mismosmodelos de comportamiento serían o%serva%les por todas partes, & no es así.La ma&oría de los votantes reniegan de los motivos egoístas. ada uno, personalmente, respalda los programas políticos que cree me(ores para el país & que le parecen éticamente ca%ales & coherentes con la (usticia social. 7imultáneamente, consideran a los demás votantes Eno s!lo a sus adversarios, sino que, amenudo, tam%ién a sus aliadosE gente proundamente egoísta. 2l típico progresista del partido dem!crataconiesa que vota desde su conciencia, & cuestiona a sus rivales por preocuparse "nicamente por los ricos.'unque tam%ién es com"n que achaque m!viles egoístas a sus compañeros de partido= 8B1or qué votadem!crata la ma&oría de la po%laci!n con menores ingresosC 2stá claro que para me(orar su situaci!n9. Lavisi!n que el votante com"n tiene de los motivos del votante com"n es esquizorénica= &o no voto desde elegoísmo, pero la ma&oría sí.uando los individuos conrontan sus propios motivos intacha%les con el egoísmo de los demás, nuestro primer impulso es interpretar esa reacci!n como una muestra de pensamiento sesgado en %eneicio propio.1ero los indicios e*perimentales sugieren que las descripciones de uno mismo se atienen a la verdad. 2lerror no reside en la valoraci!n por e*ceso del propio altruismo, sino en la inravaloraci!n del del pr!(imo.2s más, ha%lar de 8inravaloraci!n9 a secas, sería inravalorarlo, porque no es que las personas sean, políticamente, menos egoístas de lo que se piensa, es que, como votantes, apenas resultan egoístas ena%soluto. $uestra sospecha nos lleva a pensar que la auténtica raz!n por la que la ma&oría de economistas adoptan la5>2 no es el peso de las prue%as empíricas, sino la adhesi!n a la teoría econ!mica %ásica. 1orque, si las personas son egoístas como consumidores, tra%a(adores o inversores, Bc!mo van a de(ar de serlo comovotantesC La tentaci!n ahora sería responder= 87i la teoría no descri%e la realidad, lo siento mucho por lateoría9. 1ero antes de eso, ha& que veriicar que la teoría ha sido correctamente aplicada.onsidere lo siguiente= en primer lugar, el altruismo & la moralidad son en general %ienes de consumocomo todos los demás, así que ha& que contar con que las personas compren más altruismo cuando el precio esté %a(o.-DH 2n segundo lugar, & por culpa de la ínima capacidad decisoria del voto, el precio delaltruismo es radicalmente menor en política que en los mercados.-D 'sí, votar a avor de que le su%anlos impuestos mil d!lares cuando la pro%a%ilidad de emitir el voto decisivo es de una entre cien milrepresenta un gasto previsto de un centavo.-DGV

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 'hora, enca(e las dos piezas. 7i se compra  más altruismo cuando es %arato & el voto altruista es %ásicamente gratis, es seguro que los votantes van a consumir mucho más altruismo/ iría contra los

 principios %ásicos de la economía que la 5>2 uese cierta.-DG:5oll&Oood es mu& conocido por sus millonarios de izquierdas, como #im +o%%ins o 7usan 7arandon. Lavictoria de linton so%re Nush en :< pro%a%lemente les cost! a las estrellas protagonistas de Cadena

 perpet%a  & The Roc"y Horror Pict%re #ho respectivamente, cientos de miles de d!lares en impuestose*tra. ' pesar de ello, ni el voto de +o%%ins ni el de 7arandon pueden contar como ilantropía en el rangode las centenas de mil. Lo "nico que hicieron ue comprar un %illete de lotería para perder= si se produ(eseel suceso altamente impro%a%le de que linton ganara las elecciones gracias a alguno de sus votos, perderían una importante suma de dinero. 1or lo tanto, siendo los incentivos los que son, ha& que contarcon que los millonarios holl&Ooodienses voten en conciencia. 7ería e*traño que una gente que paga cientosde d!lares por un peinado de moda rechazase gastar unos pocos centavos en me(orar la imagen que tienende sí mismos.

2l caso de los izquierdistas holl&Ooodienses resulta e*traordinariamente gráico, pero es tam%ién plenamente típico. 2l estadounidense medio se (uega menos dinero en el resultado de la elecci!n presidencial, pero, teniendo en cuenta la irrisoria pro%a%ilidad de que su voto incline la %alanza, el másmínimo %eneicio psicol!gico es seguro que pesará más que el supuesto coste econ!mico.-DG<1or resumir= correctamente interpretada, una modelizaci!n econ!mica sencilla predice, en concreto, que las personas serán menos egoístas en el papel de votantes que en el de consumidores. 2s más, como cualquiercomensal en un %uet li%re, podemos estar seguros de que los votantes  se atiborrarn de pro%idad moral.6e nuevo nos encontramos con que las analogías entre votar & comprar son proundamente alaces.E-ercicio $e!#al !3$ero #re"2 irracio!alidad co! *o#a!#e" al#r&i"#a"Los indicios e*perimentales contra la 5>2 nos conducen hacia nuestro siguiente e(ercicio. 7ustitu&amos lahip!tesis : por la :=

1aso D= #odos los votantes desean ma*imizar el %ienestar social, aunque diieren en sus preerenciasacerca de c!mo conseguir ese o%(etivo. Los distintos votantes poseen distintos patrimonios.uando la meta del electorado es ma*imizar el %ienestar social, o sea, utilizando la (erga de los analistas políticos, cuando sus motivos son sociotr!picos, la comple(a interacci!n que se produce entre las medidas políticas & la riqueza de los individuos puede pasarse por alto.-DGA Pa se trate de un rico o de un po%re, unterrateniente o un inversionista, de un acreedor o un deudor, la respuesta a la pregunta= 8BUué políticas sonlas me(ores para la sociedad en con(untoC9 es siempre la misma. uando la meta compartida es ma*imizar el %ienestar social, la "nica uente de conlictos es el desacuerdo so%re c!mo conseguirlo. 2l "nico

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o%stáculo lo plantean las ideas equivocadas so%re qué medidas van a uncionar me(or.7upongamos entonces que en el cuerpo social se da una discusi!n so%re los aranceles. 6e acuerdo con laship!tesis de nuestro e(ercicio mental n"mero tres, esto es un síntoma de la lucha ideol!gica entre quienes piensan que los aranceles son %uenos para la naci!n & quienes piensan lo contrario. 7i el votante medianosure del sesgo antie*tran(ero, el uncionamiento del sistema va a ser deiciente. 3ncluso aunque el deseo de

me(orar la sociedad sea unánime, incluso aunque el proceso democrático conceda al pue%lo lo que éstedesea, el resultado, parad!(icamente, de(ará mucho que desear.Los investigadores en política suelen alegar que la e que los economistas depositan en la 5>2 les conducea su%estimar la democracia. 7eg"n >irginia 5eld, 85a& mu& %uenas razones para pensar que una sociedadque descanse "nicamente so%re acuerdos entre individuos interesados en lo su&o o desinteresados por losdemás no podrá resistir las uerzas del egoísmo & la disoluci!n que tienden a disgregarla9.-DGD 7inem%argo, una vez que se acepta la realidad de los pre(uicios sistemáticos, la importancia de la 5>2 comoo%stáculo para la democracia se desvanece hasta desaparecer/ porque los votantes que de verdad hacen a unlado su propio interés tam%ién producen eectos nocivos. 1or lo menos, cuando se trata de votantesracionales & egoístas, el stat% &%o aprovecha a alguien.2l altruismo amplía el alcance del uncionamiento democrático/-DGJ parece me(orar lo %ueno. uando ha&egoísmo racional, el resultado social !ptimo se produce si & s!lo si los incentivos armonizan el interés privado con el p"%lico. 7in em%argo, cuando lo que ha& es altruismo racional, esta armonizaci!n resultasuperlua= para los individuos, la %"squeda del interés p"%lico constitu&e un in en sí mismo. $o o%stante, el altruismo tam%ién hace que el uncionamiento de la democracia se degrade de malo a peor.Los votantes irracionales & altruistas son pro%a%lemente más peligrosos que los irracionales & egoístas.uando los votantes altruistas tienen una idea equivocada del mundo, pueden alcanzar con acilidad elconsenso en el error. 7u irracionalidad les encamina en la direcci!n incorrecta/ su altruismo mantiene laormaci!n en marcha, a %uen paso, prietas las ilas, permitiéndoles apro*imarse a su destino rápidamente.2n cam%io, cuando los votantes egoístas interpretan torpemente la realidad, la discordia entre ellos persiste/su avance es menos cohesionado o se detiene por completo.7upongamos que los votantes so%restiman las venta(as que reporta el control de precios so%re el petr!leo.7i el altruismo dirige el voto, entonces todo el electorado Edesde los propietarios de hummers que tragangasolina hasta los magnates del petr!leoE, secunda el control de precios. Las respuestas de votantesegoístas serían menos monolíticas. 'lgunos, como los accionistas de empresas petrolíeras, preeriríandeender su derecho a despl%mar al p<blico a pesar de que, equivocadamente, crean que esa ausencia decontroles tiene un eecto negativo so%re la sociedad. 7u egoísmo a&uda a mitigar los eectos dañinos que elsesgo antimercado provoca en la política.La consecuencia de todo esto se resume en que la alsedad de la 5>2 hace que la democracia presente unaspecto más desme(orado. La irracionalidad de los votantes no resulta atemperada por las pequeñasquerellas que el egoísmo humano garantiza. 1recisamente porque las personas apartan a un lado susintereses particulares cuando entran en el ruedo político, los errores te!ricos no tienen ning"n pro%lema entraducirse en medidas prácticas insensatas.La de$ocracia e!+re!#ada a $3l#i,le" c&e"#io!e" 1 la di$e!"io!alidad de la o,i!i! ,3/lica#odos los e(ercicios mentales realizados hasta ahora dan por sentado que la sociedad solamente estáinteresada en una "nica cuesti!n, como la mencionada del tipo de arancel. 2n el mundo real e*isten cientoso miles de asuntos polémicos, lo cual signiica que los pulcros resultados del #eorema del >otante Medianono son aplica%les. 2l programa ganador cuando ha& N  cuestiones en (uego que resolver en con(unto no es elmismo que si las decisiones se tomasen so%re cada cuesti!n separadamente. 1or raro que parezca, es posi%le que no e*ista ning"n programa ganador, ning"n programa capaz de derrotar a cualquier otro. Losestudiosos te!ricos prevén que las medidas políticas en democracia variarán cíclicamente & se preguntanc!mo es posi%le que en la práctica sean tan esta%les.-DG

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1ara mí, es éste otro dilema que puede ser evitado recurriendo a la investigaci!n e*istente so%re opini!n p"%lica. Los asuntos que preocupan a la sociedad son innumera%les, desde el control de armas & el a%ortohasta el gasto p"%lico & el medio am%iente. 7in em%argo, e*aminados de cerca, todas estas cuestiones tanaparentemente dispares comparten estructura en gran medida/ si se conoce la opini!n de alguien so%re unade ellas, es posi%le predecir las que sostiene so%re las demás hasta un grado que resulta sorprendente.-DGG

2n términos estadísticos ormales, las opiniones políticas parecen ser %astante unidimensionales. Más omenos quedan reducidas a una sola opini!n más ruido aleatorio. )n valor escalar que señale cuán progresista o conservador es un diputado uncionará a menudo como indicador ia%le de cuál será elsentido de su voto.-DGH 'nálisis estadísticos de más undamento llegan a la misma conclusi!n,-DG & lomismo es aplica%le a la opini!n p"%lica. 2l voto tendencioso es prevalente, lo cual sugiere que el marcoideol!gico que emplean las élites & la gente com"n es parecido,-DHV & los datos so%re creencias particulares lo conirman. 1or e(emplo, en economía, cuando alguien se considera li%eral\conservador, esonos revela muchas cosas acerca de su punto de vista, & los estereotipos ideol!gicos se conirman casisiempre.-DH:'unque la opini!n p"%lica pueda llegar a ser más unidimensional en determinados momentos & lugares,-DH< en general, una de sus características predominantes es que es mucho menos multidimensional de loque ca%ría suponer. 2l #eorema del >otante Mediano, tan trata%le analíticamente, se sostiene so%re unoscimientos empíricos más irmes de lo que generalmente se considera.1ero supongamos que la investigaci!n e*perimental a"n no le ha convencido so%re la unidimensionalidadde la opini!n p"%lica.-DHA BUué pasa entoncesC Uue, deinitivamente, va a ser más diícil determinar lasmedidas políticas que resultarán vencedoras o serán preponderantes/ pero eso no es motivo suiciente para prever que dichas medidas va&an a ser me(ores. La multidimensionalidad puede de%ilitar alguna norma deactuaci!n política especialmente necia que goce del avor del votante mediano/ pero es igualmente capazde apuntalar líneas de actuaci!n tan a%surdas que hagan oponerse hasta al votante mediano. 2n pocas pala%ras, las consecuencias en la política de una opini!n unidimensional son más predeci%les que las deuna multidimensional, aunque el pron!stico no tiene por qué ser más som%río en el primer caso que en elsegundo.O#ra digre"i! !ece"aria2 =Q&; :ace a la ge!#e ,e!"ar co$o eco!o$i"#a">Los e(ercicios mentales anteriores ponen el oco so%re una varia%le ampliamente olvidada= la educaci!necon!mica del votante mediano. uando el votante mediano muestra uertes pre(uicios sistemáticos, lasmedidas políticas insensatas prevalecen/ cuando es perspicaz, la democracia se queda con la opci!nsocialmente !ptima.2sto da pie a una pregunta apremiante= Bqué determina la instrucci!n econ!mica del votante medianoC B7eencuentran todos los sectores de la po%laci!n igualmente altos de ilustraci!nC B5a& alguno en el que se8piense como un economista9 más que en los otrosC 7a%emos gracias al capítulo tres que una ma&or educaci!n se traduce en una menor distancia entre las opiniones de la gente corriente & los e*pertos. 1eroésta es s!lo una de las regularidades que presentan los datos.-DHD Ceteris parib%s, los siguientes actoresson indicadores de un ma&or grado de coincidencia con los economistas=Ed&caci!

Creci$ie!#o de i!gre"o"

Seg&ridad la/oral

Se0o $a"c&li!o

2n coherencia con la incapacidad de los sesgos del propio interés e ideol!gico para e*plicar la grieta

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e*istente entre proanos & e*pertos, ni la cuantía de ingresos ni la ideología conservadora aparecen en lalista.

 La igura .D muestra cuánto supone cada uno de los actores reseñados.-DHJ La %arra superior es el patr!nque representa cuánto discreparían dos personas, por lo demás en la media, si una de ellas tuviese undoctorado en economía & la otra no. Las ineriores representan, para cada actor, c!mo disminu&e oaumenta la distancia entre las opiniones cuando la persona proana no está en el promedio. Las %arras cu&alongitud representa menos del :VV I representan desacuerdos menores que la media, & si la longitud esma&or, lo contrario.2l grado ormativo es el indicador más iel de educaci!n econ!mica. La variaci!n de quienes tienen menor 

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ormaci!n es un :<G I de la media, & s!lo el H: I para los de ma&or. 2n otras pala%ras, desplazarse desdeel grado de ormaci!n más alto hasta el más %a(o incrementa el desacuerdo en más de un JV I.2n segundo lugar & a corta distancia se sit"a el crecimiento de ingresos. La 7'22 pregunt! a susencuestados si su nivel de renta ha%ía aumentado, disminuido o permanecido constante durante los "ltimoscinco años, & tam%ién que qué espera%an que ocurriese en los pr!*imos cinco. Los individuos que ha%ían

e*perimentado incrementos & tam%ién espera%an más en el uturo pensa%an mucho más como economistasque quienes respondían de otro modo. Los individuos en alza presenta%an una distancia del G I, rente al::J I de los %a(istas. 7e trata de un valor que representa casi tanto como ascender cinco peldaños de lossiete de la escala educativa.La seguridad en el empleo & ser de se*o masculino son actores con menor repercusi!n. 2l pasar de estar 8mu& preocupado9 por perder el tra%a(o a 8no tener ninguna preocupaci!n9 representa dos peldaños de laescala educativa. 7er hom%re & no mu(er, un poco menos.BUué quieren decir todos estos resultadosC 2l papel de la educaci!n no produce ninguna sorpresa, porque predice la capacidad de comprensi!n en una gran variedad de asuntos, & la economía no es una e*cepci!n.'hora %ien, averiguar por qué resulta más diícil. B2s la educaci!n una causa directa que act"a desde elaula & produce una ma&or comprensi!n de la economíaC-DH B'ct"a indirectamente al incrementar elconocimiento de aquellos con los que uno alternaC B4 es, sencillamente, un actor sustituto de otrascualidades, como la inteligencia o la curiosidadC-DHG 6ada la escasez de datos, todas éstas son preguntastodavía sin respuesta.La distancia entre se*os no es tampoco nada uera de lo com"n. ' menudo uno de los se*os sa%e más so%reciertos campos que el otro. La economía es una rama del sa%er en el que los hom%res parecen llevar ladelantera. 4tros investigadores documentan desigualdades similares. Los hom%res tienen tam%ién ma&orconocimiento político que las mu(eres, & piensan de un modo más parecido a los to*ic!logos.-DHH 5a&muchas posi%les e*plicaciones, pero el hecho es que las dierencias están ahí.-DHLa cone*i!n entre el crecimiento de ingresos, la seguridad la%oral & la ormaci!n econ!mica resulta lo másdiícil de racionalizar. 'lgunos cre&entes en el sesgo del propio interés se sentirán reconortados ante estosresultados= las personas que están prosperando & tienen puestos de tra%a(o seguros pueden ácilmenteadoptar el punto de vista desalmado de los economistas. 1ero entonces, Bpor qué la cuantía de ingresos esun actor llamativamente intrascendenteC )na e*plicaci!n verosímil es que el optimismo particular & elsocial van pare(os. #al vez algunas personas son simplemente optimistas, o tal vez la e*periencia personaldel progreso lo hace más ácil de reconocer a gran escala.Par#ici,aci! "elec#i*a2l hecho de no acudir a votar representa una grave uga en el conducto que conecta la opini!n p"%lica conlas medidas políticas. Los políticos solamente necesitan el apo&o de una ma&oría de las personas quee(ercitan su derecho al voto. 7i pueden ganarse el aecto de un votante distanciándose de mila%stencionistas, la competencia electoral les incita a hacerlo.2ste hecho no aectaría a la política si quienes votan & quienes se a%stienen compartiesen la mismadistri%uci!n de preerencias, pero el con(unto ormado por los votantes no constitu&e una muestra aleatoria.La dierencia más llamativa la orece el hecho de que los votantes son más ricos que los que no votan.4%servando la cuesti!n con más detalle, el monto de ingresos aparece como una varia%le sustitutiva de laeducaci!n. La educaci!n incrementa tanto la cuantía de ingresos como la pro%a%ilidad de votar. 2l otroindicador importante de participaci!n es la edad= los ma&ores votan más que los (!venes.-DVLa ma&oría de comentaristas tratan estas participaciones tan dispares como un grave pro%lema social. 7i losvotantes se desviven por omentar sus propios intereses, entonces, los grupos de quienes se presentan avotar se aprovechan de los grupos de quienes se quedan en casa.-D: Muchos culpan a la elevada participaci!n de los ricos de la adopci!n de medidas 8que hacen a los ricos cada vez más ricos, & a los po%res, más po%res9, & a la elevada participaci!n de los ma&ores, del gasto en seguridad social & en el

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'ntes de analizar las ideas de la opini!n p"%lica, muchos se preguntan por qué las democracias nouncionan me(or. 7in em%argo, después de amiliarizarnos con los pre(uicios sistemáticos de la sociedad, loque sorprende es lo contrario= Bpor qué la democracia unciona tan %ienC B!mo es posi%le que so%revivanesas líneas de actuaci!n tan impopulares, pero que son las que sustentan la prosperidad de 4ccidenteC Mu& pro%a%lemente la participaci!n selectiva sea parte de la respuesta. 2s ácil criticar las ideas del votante

mediano, pero al menos él se encuentra menos engañado que el a%stencionista mediano.E-ercicio $e!#al !3$ero c&a#ro2 co!#radiccio!e" e!#re ,re+ere!cia" e! ,ol.#ica 1 "&" co!"ec&e!cia">eamos a continuaci!n a d!nde nos conduce incorporar una "ltima interesante comple(idad. 7upongamosque los votantes al%ergan ideas sistemáticamente sesgadas acerca de la eectividad de las medidas políticas, pero son capaces de perci%ir el estado de la economía con imparcialidad. BUué ocurrirá si hacenresponsa%les a los políticos tanto de las decisiones políticas que tomen como del estado de la economíaC-JV:on este do%le incentivo, los políticos que pretendan mantenerse en el poder tienen dos %olitas que no pueden perder de vista, & no s!lo una. 7i las suposiciones de los votantes so%re las medidas políticas atomar uesen acertadas, el pro%lema sería elemental, porque las dos %olitas se undirían en una sola. $oo%stante, en el mundo real, los políticos se enrentan a una prue%a de agudeza visual & de atenci!n=mantener la vista en dos %olitas que se mueven hacia distintas posiciones. 7i los dirigentes pasan por altolas preerencias de la sociedad relativas a las medidas a poner en práctica, perderán el poder por mu& %uenas que sean las condiciones econ!micas. 7in em%argo, si e(ecutan esas preerencias, se convertirán enlas víctimas de sus malos resultados econ!micos.2ste tipo de uncionamiento guarda seme(anzas con lo que los analistas políticos denominan voto enretrospectiva.-JV< Lo que tiene de novedoso son las nocivas concesiones que han de hacerse entremedidas & resultados. 2n la ma&oría de modelizaciones del voto en retrospectiva, el electorado es políticamente agn!stico & (uzga a los políticos e*clusivamente por los casos de é*ito o%serva%les. Laestrategia preponderante de sus dirigentes consiste pues en poner en práctica las medidas más eectivas.-JVA $o o%stante, esto &a no se cumple si los votantes están convencidos de cosas que no son ciertas/ sidesean ver llevadas a ca%o determinadas disposiciones, pero aceptan mal sus predeci%les consecuencias.2stos incentivos estimulan el interés de los políticos por producir programas econ!micos más provechososque los que el electorado, en realidad, desea. onsideremos el apo&o de linton al #ratado de Li%reomercio de 'mérica del $orte ?$'F#'@-JVD. [l era consciente tanto de que el $'F#' incrementaría elnivel de vida en 22. ))., como de que la ma&oría de los estadounidenses pensaría (usto lo contrario. 7i su"nico prop!sito hu%iese sido ma*imizar la pro%a%ilidad de reelecci!n, Bcuál ha%ría sido la me(or opci!nC $inguna se presenta%a atractiva. 5a%er escogido la primera hu%iese parecido un desacato a la voluntad popular, que ha%ría acarreado el consiguiente desprestigio. 'nte eso s!lo hu%iese restado coniar en que lame(ora econ!mica provocada por la adhesi!n al $'F#' remediara el daño producido antes de lossiguientes comicios. 5a%er optado por la segunda hu%iese sido condescender con los votantes, ha%er conservado su conianza & esperado a que pasasen por alto los mediocres resultados econ!micos. lintonopt! por la primera alternativa, lo cual seguramente ue la opci!n más sensata.6el error sistemático de los votantes a la hora de identiicar los programas políticos más eectivos sededuce un sorprendente corolario= nunca estarán contentos con los representantes elegidos. 2l político quedesdeña las preerencias del electorado aparece como una marioneta corrupta al servicio de los grupos de presi!n/ pero el que las pone en práctica queda como un incapaz por culpa de los malos resultados que producen. Los datos e*perimentales parecen indicar que hemos dado en la diana= en la 2ncuesta 7ocial;eneral ?;77@, s!lo un <J I se muestran de acuerdo con que 8Los representantes electos en el congreso seesuerzan por mantener las promesas realizadas durante la campaña9, & "nicamente el <V I con que 87e puede coniar en que la ma&oría de cargos del go%ierno harán lo que sea me(or para el país9.-JVJ B1or quéla competencia democrática produce un n"mero tan reducido de clientes satisechosC 1orque los políticos

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reci%en palos por hacer & por de(ar de hacer. Los votantes los tildan de corruptos por no conseguir loimposi%le.2l hecho de determinar el sentido del voto seg"n resultados previos tiene el pro%lema de que tam%ién los (uicios so%re esos resultados pueden ser tendenciosos. 7e dice= 8>er para creer9, pero tam%ién podríamantenerse= 8reer para ver9. Las personas pueden escoger ver el mundo de color de rosa cuando & s!lo

cuando sus ideas políticas preeridas sean las dominantes.-JV 6urante la década de los noventa, el índicede empleo alcanz! cotas (amás vistas en las tres décadas precedentes, &, aun así, los que se oponían al $'F#' pregona%an que sus gravísimas consecuencias salta%an a la vista.-JVG4tro punto dé%il del voto ligado a resultados reside en que los votantes pueden decidir castigar a susdirigentes por pro%lemas que escapan a su control.-JVH omo o%servan 'chen & Nartels=7i ha& puestos de tra%a(o que se han destruido durante una recesi!n, está claro que algo va mal, pero Bes el presidente responsa%leC 7i no lo es, votar de acuerdo con los resultados econ!micos puede ser tan racionalcomo asesinar al ara!n porque el $ilo no se des%orda.-JV2sto puede resultar a"n más pro%lemático en situaciones de go%iernos en los que el presidente no perteneceal partido que controla el congreso. 7i la sociedad responsa%iliza al presidente de las tur%ulenciasecon!micas, entonces, los representantes del otro partido pueden intentar impedir su reelecci!n ateniéndosea la má*ima de 8cuanto peor, me(or9. 4 tam%ién podría suceder que el congreso impulsara medidas populares pero contraproducentes, poniendo al presidente en la dis&untiva de, o %ien vetarlas ?& perdervotos por no sintonizar con la opini!n p"%lica@, o %ien ratiicarlas ?& perder votos por los malos resultadosecon!micos que produzcan@. La onerosa pero popular legislaci!n social impulsada por el 1artido6em!crata durante el mandato de Nush de :HH a :< ha sido interpretada de este modo.-J:V)n "ltimo motivo para no so%revalorar el voto ligado a resultados reside en que muchas personas ponen ellist!n demasiado %a(o a la hora de valorar qué cuenta como resultado. Los investigadores de lo socialconsideran resultados cosas como el crecimiento econ!mico, la esperanza de vida, el grado de delincuenciao la paz. 7in em%argo, para los políticos, ha%lar de res%ltados es equipara%le a apro%ar nuevas le&es &gastar dinero. Buántas campañas de propaganda citan como lo0ro la apro%aci!n de una dura legislaci!n para el control de armasC 6iícilmente ca%ría considerarlo como tal si el control de armas incrementa latasa de asesinatos por arma de uego.1ese a todas estas salvedades, las contradicciones que se dan entre preerencias políticas & resultadossiguen proporcionando una (ustiicaci!n verosímil del motivo por el que la democracia no terminauncionando peor. Los pre(uicios de los encuestados en la 7'22 aectan no s!lo a las medidas políticas,sino tam%ién a los resultados, aunque los (uicios so%re estos están menos sesgados & la percepci!n so%re elestado de la economía del momento presente es %astante certera.-J:: ' menos que los costes que acarreanlas medidas econ!micas va&an a de(arse sentir en un uturo le(ano, los políticos han de pensárselo dosveces antes de de(arse seducir por los errores más populares.Lo" ,re-&icio" $%" all% de lo eco!$ico2 idea" "i"#e$%#ica$e!#e "e"gada" "o/re #o0icolog.aLa ma&oría de los e(emplos propuestos han sido tomados del campo de la economía, & por un %uen motivo=la economía es omnipresente en el orden del día de los go%iernos modernos. 1ero este análisis puede E&de%eríaE ser aplicado a otros campos con relevancia política en los que las ideas de la sociedad sonerr!neas sistemáticamente.

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 La to*icología, con evidentes repercusiones en el campo del medio am%iente, la salud & la seguridad,constitu&e un e(emplo convincente. Las personas tienen m"ltiples pre(uicios en esta materia, aparentementeárida & técnica.-J:< 1or e(emplo, Kraus, Malmors & 7lovic preguntan a los encuestados si están o no deacuerdo con la siguiente proposici!n= 82n reerencia a los pesticidas, no es tanto a qué cantidad desustancia se halle usted e*puesto lo que de%e preocuparle, sino, sencillamente, si se halla e*puesto o no9.-J:ALos to*ic!logos son mucho más proclives a recalcar la importancia de la dosis. Los legos en la materia8tienden a ver los compuestos químicos como inocuos o nocivos, & parecen equiparar incluso la másmínima e*posici!n a una sustancia t!*ica o carcin!gena con un daño seguro9.-J:D'l igual que ocurre en economía, los proanos rechazan las ideas undamentales, & no meramente losdetalles. Los to*ic!logos son mucho más deensores que el resto de la gente de la idea de que 8el uso decompuestos químicos ha contri%uido mucho más a la me(ora de nuestra salud que a su deterioro9, & seoponen más tanto a la de que las sustancias químicas naturales son menos dañinas que las artiiciales comoa la opini!n de que 8nunca resulta demasiado caro evitar los riesgos asociados a los productos químicos9.-J:J 1or mucho que los más críticos podrían intentar poner en cuesti!n la o%(etividad de los to*ic!logos,sería diícil tomar en consideraci!n una acusaci!n así. Los puntos de vista de la gente son a menudoclaramente a%surdos, & los to*ic!logos que tra%a(an en la industria, en el campo académico & en lasoicinas reguladoras coinciden en lo undamental.-J:B!mo podrían llegar a aectar a los programas políticos los errores de la gente corriente reerentes a, pore(emplo, la importancia de las dosisC Los e(ercicios mentales que hemos incluido en este capítuloconstitu&en un %uen manual de reerencia. on votantes unánimes, la incapacidad de aceptar la importanciade la dosis lleva directamente a la regulaci!n medioam%iental equivocada. 2n lugar de centrarse en losriesgos cuantitativamente signiicativos, el go%ierno desperdicia recursos en peligros que no son más queminucias.-J:G 7i votantes que coinciden en todo lo demás discrepan acerca de la importancia de la dosis, pero el votante mediano duda de la verdad de 1erogrullo que airma que 8la dosis hace al veneno9,entonces la regulaci!n medioam%iental tenderá al despilarro. 7e puede contar con el mismo tipo denormativas derrochadoras cuando los votantes no sean unánimes, pero %usquen ma*imizar el %ienestar social.

2ntonces, Bpor qué la política medioam%iental hace tanto hincapié en el asunto de la dosisC La participaci!n selectiva, pro%a%lemente, orma parte de la respuesta. omo un rele(o de nuestros propiosresultados, Kraus, Malmors & 7lovic ?:<@ han llegado a la conclusi!n de que la educaci!n hace a las personas pensar más como to*ic!logos.-J:H 'unque es posi%le que el grueso de la e*plicaci!n se halle enel hecho de que los votantes enrentados al asunto de las sustancias t!*icas se preocupen del %ienestarecon!mico además de por lo seguras que puedan ser dichas sustancias. 1asar de una e*posici!n reducida aninguna en a%soluto, es caro/ podría llegar a tragarse todo el 13N. 2sto hace que un dirigente democráticose enrente a una situaci!n delicada. 7i adopta la visi!n que rechaza la importancia de la dosiicaci!n &

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legisla seg"n ella, el desastre econ!mico está asegurado. Más del V I de la po%laci!n se muestra deacuerdo con que 8nunca es demasiado caro reducir la cuantía del riesgo asociada a los productosquímicos9,-J: pero el dirigente que a(ustara su comportamiento a esa e*igencia se convertiría en un po%re chivo e*piatorio cuando la economía se hiciese añicos. 1or otro lado, si rechazase cualquier pánico ala e*posici!n a dosis reducidas como algo poco cientíico & paranoico, pronto se convertiría en el

denostado sím%olo de la insensi%ilidad pedante. 7iendo los incentivos los que son, los políticos no puedendespreciar las alsas creencias p"%licas, pero a menudo se ciñen a ellas de mala gana.Co!cl&"i!La proposici!n que airma que las creencias irracionales terminan produciendo medidas políticas necias esundamentalmente correcta. Na(o hip!tesis realistas, el pensamiento il!gico conduce a actuacionesdisparatadas. #odo se simpliica cuando se reconoce la de%ilidad e*perimental de la 5>2/ cuando lo quemueve a los votantes es el interés p"%lico en vez del su&o particular, &a no es preciso tender destartalados puentes entre uno & otro, sino que podemos transitar con paso irme desde las percepciones err!neas so%reel interés pu%lico al apo&o a%ierto a programas políticos desaortunados.2l ma&or escr"pulo que al%ergamos so%re la anterior conclusi!n se resume en que, si a la gente se le diesee*actamente aquello que pide, la política sería mucho más deiciente. 2stados )nidos como país es másavora%le al mercado & más a%ierto a la competencia internacional de lo que podría suponerse tras analizar las creencias econ!micas de sus ha%itantes, cu&as aspiraciones están más en la línea de populistashispanoamericanos como 1er!n.2*aminando el asunto con ma&or detenimiento, es ésta una singularidad que ca%ía esperar. La participaci!nselectiva, tan a menudo calumniada como causa de que determinadas clases resulten per(udicadas, hace alvotante mediano más instruido en economía que al ciudadano mediano. P lo que es más importante, esatendencia tan grosera por parte de la sociedad a %uscar chivos e*piatorios entre sus más lealesrepresentantes omenta una hipocresía de lo más oportuna. Los políticos han de enrentarse a un dilemainquietante= 82l populismo más descarado parece uncionar %ien al principio, pero, tan pronto como lasconsecuencias negativas se hagan patentes, los votantes van a culparme a mí, no a sí mismos9. 6e esto nose sigue que nunca resulte provechoso tomar la vía populista/ pero los que están en el poder han deencontrar un equili%rio entre hacer lo que el electorado cree que va a uncionar & lo que realmenteunciona.APÉNDICE TÉCNICOQ&; :ace a la ge!#e ,e!"ar co$o eco!o$i"#a"(ualitativamente, ha& cinco varia%les principales en la 7'22 que hacen a la gente 8pensar comoeconomistas9= grado de ormaci!n, se*o masculino, incremento de ingresos en el pasado reciente,e*pectativa de crecimiento de ingresos uturo & seguridad la%oral.-J<V $ormalmente, estas varia%lesdesplazan las ideas econ!micas en el mismo sentido que lo hace la instrucci!n en economía, & casi nuncaen el opuesto. 1ero, Bc!mo de uerte es la cone*i!n general que se da entre estas varia%les & la orma de pensar econ!micaC Mi artículo en el  $o%rnal of La and Economics  la cuantiica utilizando el siguientemétodo=-J<:1aso := plantear un sistema de AG ecuaciones, una por cada pregunta de la 7'22. 

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varia%le  Econ@. 2sto produce un total de V,VA <,D j : :,<<. Las dierencias del resto de lossegmentos de po%laci!n pueden entonces ser comparadas con este valor de reerencia, seg"n se muestra enla igura .D.

   La distancia que separa las convicciones del 1"%lico 3lustrado de las de los demás componentes dela sociedad con la menor educaci!n & cu&as características en los demás aspectos estén en la media será

V,VA j : :,JJH. 2n términos porcentuales, esto signiica que esa distancia es apro*imadamente el :<G I?:,JJH ^ :,<<@ del término de reerencia.  La distancia que separa las convicciones del 1"%lico 3lustrado de las de los demás componentes dela sociedad con ma&or esta%ilidad la%oral & cu&as características en los demás aspectos están en la media eseAJB multiplicado por \:,:< ?la dierencia entre la media de esta%ilidad la%oral & su má*imo valor@ más:,<< ?el valor de reerencia@. 2sto produce :,:A, apro*imadamente el J I de la reerencia. '1X#)L4 G L' 3++'34$'L36'6 P L' 4F2+#' 14LX#3'1rimero= incluso en ausencia de grupos políticos que %uscasen inluir so%re él, el ciudadano corriente seinclinaría, en asuntos de política, a de(arse llevar por pre(uicios e impulsos e*trarracionales o irracionales.- 7egundo= sin em%argo, cuanto más ende%le es el undamento l!gico en los procesos mentales de la

opini!n p"%lica, & cuanto más prounda la ausencia de (uicio racional - ma&ores son las oportunidadesque se les orecen a aquellos grupos que quieren arrimar el ascua a su sardina. oseph 7chumpeter,Capitalism #ocialism and Democracy-J<<Mi cínica visi!n del votante promedio se alza como el rasgo más característico de mi visi!n de la economía política, pero no se trata de la "nica característica relevante. ompetir para ganarse a votantes irracionalesdemanda unas capacidades & unas tácticas dierentes a las requeridas para ganarse a votantes racionales.-J<A La irracionalidad del electorado remodela el paisa(e político por completo, desde el liderazgo & ladelegaci!n hasta la propaganda & el tráico de inluencias.La racio!alidad de lo" ,ol.#ico"2l político e*itoso perci%e de modo instintivo lo que el electorado siente, independientemente de lo que proclamen los hechos & la l!gica. 7u principio rector no es ni la eicacia ni la (usticia, sino la capacidad de

salir elegido. Materia en la que es todo un e*perto. 'lan Nlinder, Hard Heads #oft Hearts-J<DBUué ocurre cuando políticos rigurosamente racionales se enrentan %uscando el apo&o de votantesirracionalesC/ & en concreto, de votantes que a%rigan ideas irracionales acerca de los eectos que producenlas distintas medidas políticas. 7e trata de la !rmula magistral de la mendacidad. 7i los políticoscomprenden las venta(as del li%re comercio, pero el p"%lico es dogmáticamente proteccionista, loscandidatos sinceros no van a llegar mu& le(os. Los competidores que se lo quieran tomar en serio no s!lode%en silenciar sus puntos de vista econ!micos, sino tam%ién condescender= propugnar con ervor las ideas proteccionistas que sa%en equivocadas.

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2l tristemente céle%re conse(o de Maquiavelo a sus lectores es que rompan las promesas cuando tal cosahaga prosperar sus carreras políticas= 8)n príncipe prudente no de%e o%servar la e (urada cuandoseme(ante o%servancia va&a en contra de sus intereses. - 7i los hom%res uesen todos %uenos, este precepto no sería %ueno, pero como son perversos, & no la o%servarían contigo, tampoco t" de%eso%servarla con ellos9.-J<J Lo que Maquiavelo quiere dar a entender es que, sea o no repro%a%le

moralmente, mentir act"a como un contrapeso que equili%ra. 2n un moderno entorno democrático hu%iese podido escri%ir sin ning"n pro%lema= 8)n legislador prudente no de%e omentar medidas políticassocialmente venta(osas si eso va a suponerle una pérdida de votos. - 7i los hom%res uesen todosracionales, este precepto no sería %ueno, pero como son irracionales, & son dados a matar al mensa(ero portador de malas nuevas, tampoco t" de%es reutar sus errores9.7in em%argo, Bqué pro%a%ilidad ha& de que los políticos ormen una raza aparte constituida por dechadosde racionalidadC 1ues depende del asunto de que se trate.-J< ' veces los políticos, a dierencia delvotante com"n, tienen uertes incentivos para comportarse racionalmente, pero, por encima de todo, elcomportamiento más renta%le para un político consiste en ser consciente de c!mo las posiciones que adopte& las medidas que tome van a aectar a sus perspectivas electorales. Los políticos tienen un incentivo tan potente para ser racionales en lo que concierne a su popularidad como los capitalistas para ser racionalescuando se trata de sus %eneicios.1or e(emplo, para los políticos es valioso sa%er estimar con precisi!n el eecto que produce la propaganda política & la ratio e*istente entre contri%uciones econ!micas a la campaña & votos cosechados. 7i seso%restima el n"mero de votos en los que se traduce el dinero, se dedicará demasiado tiempo a conseguir inanciaci!n & se ha%rán de hacer demasiadas concesiones perniciosas. 7i, por el contrario, se su%estima, eltiempo dedicado será demasiado escaso & se pecará de remilgado a la hora de devolver avores a losdonantes.4 %ien, consideremos los incentivos que se dan para pensar racionalmente so%re los medios decomunicaci!n. Los políticos a menudo ocultan trapos sucios & conviven a diario con la tentaci!n de añadir más a su muestrario. Las estimaciones imparciales so%re la pro%a%ilidad de que los pillen & la severidad dela repercusi!n que acarrearía tal cosa son herramientas "tiles para la supervivencia política. 2sto no quieredecir que los políticos no concedan ning"n valor a algo de diversi!n ilícita, pero lo previsi%le seráencontrarnos con astutas situaciones de toma & daca. Las relaciones que linton mantuvo con 8esa mu(er,la señorita LeOinsk&9 terminaron por atraer la atenci!n de todos los medios, pero él ha%ía tomado previamente muchas medidas para protegerse.-J<G2n resumen, los políticos, a dierencia del votante com"n, tomarán decisiones políticas en tesituras en lasque el coste del error sistemático será elevado. 2n tales casos, lo pro%a%le será que act"en con sagacidad &clarividencia. La presi!n que e(erce la lucha por la supervivencia reuerza este aspecto= los políticos que seapartan de sus votantes de(an de e(ercer como políticos a no mucho tardar.-J<H7in em%argo, ha& un importante aspecto en el cual las cosas no están tan claras= lo concerniente a laeectividad de las medidas. B2s renta%le para los políticos sa%er diagnosticar lo %ien o mal que va auncionar un programaC 7i el "nico aán de los votantes es demostrar idelidad a sus propias preerencias,la respuesta es no. 1ara el político que desea ampliar al má*imo su masa de votantes, la ma&oría siempretiene raz!n. #homas 7oOell lo e*plica así=uando la ma&oría de los votantes no piensa más allá de las consecuencias inmediatas, muchosrepresentantes electos carecen de incentivos para ponderar cuáles serán las consecuencias derivadas &, por contra, tienen muchos para rechazar ir más allá de lo que su %ase electoral piensa & entiende, por miedo aque los rivales aprovechen la oportunidad para enca(ar una cuña entre ellos & sus votantes complaciendo ala sociedad en sus errores.-J<7i los votantes son unos proteccionistas entregados, los políticos no van a ganarse su amistad mediante elsermoneo constante so%re la venta(a comparativa. 2n lugar de intentar corregir los errores populares, se

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 persona9.-JAH Muchos movimientos totalitarios hacen hincapié en la inali%ilidad de sus líderes. 82l 6ucesiempre tiene raz!n9 ue una popular consigna ascista.-JA +udol 5ess consagr! prosa poética aensalzar la capacidad de (uicio de 5itler=on orgullo contemplamos c!mo un hom%re resulta indemne de cualquier crítica= el  Khrer . 2sto es así porlo que todos sienten & sa%en= siempre tiene raz!n & siempre la tendrá. $uestro nacionalsocialismo se

encuentra amarrado a una lealtad ciega, a un sometimiento al  Khrer  que no demanda los porqués de cadacaso, a una e(ecuci!n silente de sus mandatos. reemos en que el  Khrer  o%edece a un llamado superior para modelar la historia de 'lemania. S$o ca%e crítica en esa eT-JDVLos líderes democráticamente elegidos mu& raramente pretenden algo tan intolera%le, pero sí parecendisrutar de una orma más suavizada de deerencia miope.-JD: $i el más carismático de los presidentes puede irradiar un aura de inali%ilidad, pero eso no impide a la sociedad opinar que se trata de una personahonrada mientras no ha&a prue%as s!lidas en sentido contrario. omo escri%e un irritado 1aul Krugman=2l 7r. Nush aca%a de llevar a ca%o un importante descu%rimiento político. +esulta puede permitirsedisparates ma&"sculos que en la práctica no se pueden poner en cuesti!n porque el electorado es incapaz deconce%ir que un hom%re que resulta tan encantador sea capaz de hacer algo así.-JD<3ncluso el más insípido de los políticos puede encontrarse con que la categoría que le otorga el puestoconvierte sus pala%ras en dignas de crédito. 'l papa le unciona, Bpor qué no a un presidenteC)n caso chocante de condescendencia irracional= poco después del ::7, las encuestas mostra%an que en losciudadanos ha%ía arraigado s"%itamente una ma&or e en su go%ierno.-JDA Bon qué recuencia se puede8coniar en que el go%ierno de 0ashington haga lo correcto9C 2n <VVV, s!lo un AV I de estadounidensesrespondía que 8casi siempre9 o %ien 8la ma&oría de las veces9. 6os semanas después del ::7, esa cantidadse ha%ía do%lado largamente hasta alcanzar el D I. +esulta diícil creer que los clientes de ;eneralMotors coníen más en la compañía después de que un accidente serio uerce la retirada de un producto delmercado. La reacci!n social que se produ(o tiene más en com"n con la de aquellos miem%ros de sectasreligiosas que, enrentados a sus predicciones allidas so%re el in del mundo, e*claman= 8S'hora creemosmás que nuncaT9.La capacidad de modiicar la orma de pensar de una persona por medio de la simple ret!rica es un parientemu& pr!*imo de la e ciega. 1iénselo de este modo= la gente modiica su visi!n del mundo porque un líder  político, o aspirante a líder, reescri%e la realidad. 7i se tratara de una e normal, tendríamos a personas quedirían= 8Lo creo porque él lo ha dicho9. 7in em%argo, la e inspirada en la capacidad ver%al es ligeramentedistinta de lo anterior= 8Lo creo porque él lo ha dicho tan %ien9. #al vez el e(emplo más e*tremado deestos casos lo aporte la inluencia política que tienen grandes poetas como 1a%lo $eruda. 2l sentido com"nnos echa en cara= 8BP qué sa%rá élC $o es más que un poeta9, pero ha& muchos que preieren escuchar &sentirse arre%atados por las %onitas pala%ras.BP qué ocurre con la democracia cuando la sociedad deposita cierto grado de e irracional en sus líderesC2l eecto más o%vio es que estos se encuentran con margen de manio%ra/ aunque tienen que amoldarse a laopini!n p"%lica, ésta pasa a ser, en parte, dependiente de las propias preerencias de los políticos. 7i poner en práctica ' provoca que la gente tenga e en la sensatez de hacer ', & hacer N hace nacer en la gente la een el %uen (uicio de hacer N, entonces un político puede escoger sin riesgo cualquiera de las dos opciones.7i un dirigente mascullara entre risas que 8la gente pensará lo que &o quiera que piense9, orecería unaimagen de insuri%le arrogancia, pero eso no haría que estuviese equivocado.La e e*plica la tendencia de los políticos a esquivar las preguntas incisivas con respuestas vagas.-JDDB!mo puede ser que rechazar tomar posici!n ?o cam%iar de tema@ sea estratégicamente me(or que apo&ara%iertamente una posici!n moderadaC-JDJ 1!ngase en el lugar del votante que se opone a tal posici!nmoderada pero que al%erga cierto grado de e en las %uenas intenciones del candidato. 'l mostrar suadhesi!n, la e se volatiliza. 1ero, en tanto el candidato permanezca callado o sea suicientementeimpreciso, a la e no le supone ning"n pro%lema concluir que= 82s un hom%re decente, seguro que piensa

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como &o9. 6esde el punto de vista del político, el hecho crucial es que votantes que tengan opinionesopuestas so%re la cuesti!n puedan razonar ?por llamarlo de alg"n modo@ de la misma manera.2l inconveniente de la e cuasirreligiosa en el poder esta%lecido ?o en el que desea esta%lecerse@ esevidente. 2l representante electo puede remolonear en detrimento de las masas protegiéndose en lacredulidad que éstas le %rindan.-JD +ecordemos que el modo más sencillo de mantener a ra&a a los

 políticos es castigar severamente cualquier comportamiento impropio. )n electorado que tenga e en suslíderes echa a perder a su hi(o al no castigarlo.2s tristemente amoso c!mo Maquiavelo insta al líder a sacar todo el provecho posi%le del culto a su persona= 81ero ha& que sa%er disrazarse %ien & ser há%il en ingir & en disimular. Los hom%res son tansimples & de tal manera o%edecen a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará siemprequien se de(e engañar9.-JDG )n político corrupto puede valerse de la permisividad que da la e paracomplacer a grupos de presi!n/ un ide!logo, para tratar de impulsar su programa. 3ndependientemente de loque uno piense so%re la guerra contra el terrorismo, resulta diícil negar que ;eorge Nush hu%iese reci%idoun respaldo similar de ha%er tomado decisiones marcadamente distintas. 6e ha%er dispuesto que invadir3raq no merecía la pena el esuerzo, Bcuántos de sus simpatizantes se hu%iesen opuestoC omo algunas delas opciones que se le plantea%an avorecían más a sus apo&os inancieros & eran más acordes con suideología, la tentaci!n de escaquearse estuvo allí. La pregunta que queda planteada es si ca&! en ella. $o o%stante, tampoco ha& que olvidar el aspecto positivo de la e política= su capacidad de neutralizar lairracionalidad p"%lica. )n dirigente que comprenda los %eneicios que acarrea el li%re comercio podríahacer caso omiso de la querencia popular por el proteccionismo si sa%e que será respaldado tome ladecisi!n que tome. omo los políticos tienen más ormaci!n & la educaci!n hace que la gente piense máscomo economistas, e*iste motivo para la esperanza. $o es que la e ciega cree incentivos para elegir consensatez, pero puede eliminar los contraincentivos que lo diicultan. 7i tal cosa compensa los riesgos de lae política es otra pregunta sin respuesta.Lo mismo puede decirse acerca de la e en los e*pertos. 1uede ser un veneno o un remedio. 2l eecto será pernicioso cuando los e*pertos se aprovechen del p"%lico para promover su propia am%ici!n econ!mica oideol!gica/ pero será %eneicioso si los e*pertos sa%en a&udar a la sociedad a pesar de ella misma. 7i, pore(emplo, el p"%lico tiene e en la F6' ?Food and 6rug 'dministration@, sus e*pertos podrían actuar demodo nocivo vendiendo a la crédula sociedad que,  por s% propio inter,s, ha& que someter a prue%as deeicacia & seguridad los medicamentos, mientras desdeñan las vidas que se pierden en los años de demora.-JDH1ero a veces la actuaci!n de los e*pertos es %eneiciosa= la opini!n p"%lica podría estar convencida de quela talidomida ha de ser prohi%ida & a pesar de ello adherirse al dictamen de los e*pertos cuando la F6' laaprue%a como tratamiento para la lepra.-JDLa irracio!alidad 1 la delegaci!que los príncipes de%en encomendar a los demás las tareas gravosas & reservarse las agrada%les. E$icolás Maquiavelo, El pr1ncipe-JJV2n los comple(os sistemas políticos modernos, los dirigentes s!lo pueden llegar a tomar algunas de lasdecisiones importantes. 2l resto han de ser de(adas en manos de su%ordinados. Los su%ordinados de altonivel se enrentan al mismo dilema, & delegan la toma de decisiones especíicas en los niveles ineriores dela cadena alimentaria %urocrática. 2ste comportamiento omenta la percepci!n de que los dirigenteselegidos no controlan los asuntos/ el poder real, parece ser, está en manos de la %urocracia an!nima.Los principios econ!micos que rigen la relaci!n entre el principal & el agente contradicen esta inversi!n detérminos.-JJ: uando un principal delega una tarea en un su%ordinado, su orden tácita es= 85az lo que &omismo haría si tuviera tiempo9, & no 85az lo que te parezca9. Lo primero no puede aca%ar convertido en losegundo. 2l sentido com"n aconse(a al principal que comprue%e de vez en cuando c!mo de ielmenteemulan sus su%ordinados las decisiones que hu%iese tomado él mismo.-JJ<

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arece de importancia si ha& un principal & un agente o un principal en la cima de una elevada pirámide %urocrática. Las preerencias que tengan en el vértice luirán hasta la %ase. 3maginemos una pirámide conveintisiete niveles, desde el ' hasta el Q. 7i en Q se preguntan 8Bqué se espera de míC9, la respuesta será8haz lo que harían en P9. 7i, a su vez, en P preguntan 8Bqué se espera de míC9, la respuesta será 8haz loque harían en Z9. 1ara todo Q, actuar a(ustándose a los deseos de P es equivalente a actuar a(ustándose a

los deseos de Z. 2ste principio nos permite remontar todos los niveles hasta el vértice.2n "ltimo término, el líder de una organizaci!n es responsa%le de todo lo que esa organizaci!n hace.7iempre se producirán errores, pero parte de su responsa%ilidad consiste en supervisar a sus su%ordinados.Lo cual inclu&e la tarea de supervisar si sus su%ordinados supervisan a sus su%ordinados. 7i la ca(era delsupermercado se comporta con mala educaci!n, se trata de algo más que un simple deecto personal/ dauna po%re imagen de toda la cadena por de(ar de detectar & corregir esa alta de modales.2ste argumento sigue siendo signiicativo en el caso de los proesores titulares de universidad, magistradosdel tri%unal supremo & otros puestos cu&os ocupantes no pueden ser despedidos. uando no sea posi%lecastigar la insu%ordinaci!n, se puede coniar en la reputaci!n= se de%e elegir candidatos con un largohistorial de apo&o a los planteamientos de sus superiores. 7i un magistrado se dedica a minar las decisionesdel presidente que lo nom%r!, un electorado racional de%ería censurar al mandatario por ser tan malo (uzgando a la persona seleccionada.'sí pues, de entrada parece que ha& modelos sencillos que son capaces de aprehender las comple(idadesdel sistema de go%ierno actual. 2s %astante ha%itual que los que act"an como esla%ones de la cadena en elsistema transmitan una impresi!n dierente, pero sus o%(eciones son %astante supericiales. 6el hecho deque se posea cierto grado de li%ertad para decidir so%re aspectos puramente cosméticos de una decisi!ndelegada no ca%e deducir que sea el su%ordinado, & no el superior, quien controle lo esencial de la materia.6el hecho de que un (ee apenas revise el tra%a(o o cuestione a un su%ordinado no se sigue que los papelesde am%os estén invertidos/ resulta más verosímil pensar que el superior conía ca%almente en que ladecisi!n que tome el su%ordinado coincidirá con la su&a propia sin necesidad de preguntar. uando lo tiene por sensato, no lo importuna & guarda su escrutinio para su%alternos que considere más cuestiona%les.1or sí sola, la irracionalidad no ampliica la relevancia de la delegaci!n. 7i los votantes creen que el proteccionismo alienta el %ienestar general, no se conorman con un dirigente que omente el proteccionismo cuando la oportunidad le %rinde ocasi!n de hacerlo/ consideran que tiene la o%ligaci!n deorzar esa visi!n proteccionista so%re sus su%ordinados para que la estructura (erárquica al completo seaconsciente de que todas las decisiones de%erán tomar un cariz proteccionista a partir de ese momento.7in em%argo, ha& un tipo de irracionalidad que sí socava el análisis más ha%itual. 7upongamos que losvotantes su%estiman la capacidad de los políticos para controlar a sus su%ordinados. #al cosa da ma&or li%ertad de actuaci!n para que los políticos manio%ren a gusto= pueden asumir ellos mismos los actos quesatisacen a las masas, mientras animan a sus su%alternos a tomar las medidas contrarias.2n 2stados )nidos, el presidente designa a los magistrados del tri%unal supremo, & el senado los ratiica.6esde un punto de vista racional, las sentencias de un magistrado de%erían repercutir en quien le aup! al puesto. 7i uno de ellos reta a la opini!n p"%lica otorgando amparo a los que queman la %andera, su decisi!nde%ería hacer menguar la popularidad del presidente que lo nom%r! & de los senadores que lo ratiicaron.-JJA 1or supuesto, todo ello dando por sentado que el votante típico sea capaz de apreciar adecuadamentela cadena de responsa%ilidad. 7i se minusvalora por sistema la uerza que conecta sus esla%ones, ladelegaci!n de%ilita la voluntad popular. Los políticos condenan la quema de %anderas para hacerse con laapro%aci!n del electorado, pero contin"a siendo legal siempre & cuando la decisi!n esté en las manos desu%alternos que ponen reparos a modiicarla.La capacidad de lavarse las manos en relaci!n con las acciones de los su%alternos otorga a los dirigentesuna venta(a suplementaria. 7i uno de ellos desea poner en práctica alguna medida impopular, no esnecesario que él mismo tenga que surir las consecuencias de la impopularidad. 2n lugar de eso, secunda

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de cara al p"%lico las opiniones ma&oritarias, pero en privado e*ige a sus su%ordinados que act"en contrasus airmaciones. 2n su orma más grosera, puede conesarles que sus declaraciones p"%licas revelan locontrario de su auténtica voluntad/ aunque resulta más sencillo designar a quienes directamente deseanhacer lo contrario & después mirar hacia otro lado.uando el punto de vista popular & el más razona%le se solapan, las ideas sistemáticamente sesgadas so%re

quién es el responsa%le político en "ltima instancia terminan por ser para mal. La corrupci!n & elavoritismo lorecerán si los políticos pueden guiñar el o(o a sus su%alternos mientras denuncian el tráicode inluencias. 2n un episodio clásico de  Los #impson, Nart se hace amoso por disculpar su malcomportamiento con el latiguillo 8Po no he sido9.-JJD $adie lo cree, pero cuando el electorado sí cree alos políticos que se sirven de la estrategia de Nart, entonces gozan de licencia para ro%ar. 2n concreto, pueden dedicarse a vender licencias para ro%ar, protegiéndose tras el %urladero dialéctico de que ellos personalmente no han ro%ado nada. Los políticos más entregados ideol!gicamente pueden recurrir a lamisma estrategia para (ustiicar ines supuestamente más no%les= 8BFinanciar a la ontraC Po no he sido9.1ero equiparar lo popular con lo razona%le inclina in(ustamente la %alanza en contra del margen de permisividad de los políticos. La irracionalidad so%re la responsa%ilidad política puede llegar a desactivarel eecto de la irracionalidad so%re la política, tal & como #ullock maniiesta en una de sus pequeñas pará%olas=onsideremos a un proesor de economía & al más mediocre de los alumnos de su clase. 7upongamos que- el estudiante mediocre termina convirtiéndose en re& & que - el proesor pasa a ser su asesor principal. - omo ministro se presentan ante él tres vías de actuaci!n= puede dimitir/ puede desistir desu intento de me(orar la situaci!n econ!mica del reino & limitarse a poner en práctica los desatinos delmonarca/ o puede intentar engañar al re& para que lleve a ca%o las medidas que él, como ministro,considera acertadas mientras respalda oicialmente las decisiones que toma el monarca.-JJJLas ideas equivocadas con respecto a quién es responsa%le de qué co%ran especial uerza cuando losvotantes se preocupan por las medidas & tam%ién por los resultados que producen. 2n tal caso, un dirigente podría salir victorioso en am%as acetas. 6e cara al p"%lico, respalda las ideas populares para que quedenclaras sus loa%les intenciones. Mientras tanto, alienta a sus su%alternos para que no hagan caso a la opini!n p"%lica & se centren en asegurar la prosperidad, con lo cual demostrará su competencia.1odría mantenerse que las ideas sesgadas so%re responsa%ilidades políticas han acilitado el progreso haciael li%re comercio. 2l congreso & el presidente acaparan la autoridad so%re la política comercial. 1uedendecretar cuando quieran que 22. )). a%andone la organizaci!n mundial del comercio ?0#4@. 7inem%argo, cuando la 0#4 desautoriza las tendencias proteccionistas en los 2stados )nidos, los líderes del país descargan las culpas so%re la organizaci!n, olvidándose providencialmente de que el "nico poder quetiene es el que ellos le de(an tener.-JJ B5a conseguido la ha%ilidad como prestidigitadores de los %ur!cratas de%ilitar la democraciaC 7í. P como consecuencia, el electorado ha salido avorecido.5a& que reconocer que conesar esto redunda en %eneicio de los detractores de la proesi!n econ!mica,como 0illiam ;reider=1or supuesto, menospreciar la opini!n p"%lica es el preludio necesario a hacer caso omiso de ella. Ladesesperaci!n con la que las élites ha%lan cuando se reieren al %ien com"n es un elemento capital de sus programas políticos, porque levanta una %arrera más= un clima que anima a los líderes políticos a serresponsa%les &endo en contra de los evidentes deseos de su electorado.-JJG1ero esta lamentaci!n elude la pregunta más peliaguda= Bqué pasa si la opini!n p"%lica merece sermenospreciadaC4tra noci!n a%surda que lorece mu& %ien en la conusi!n de ideas so%re la responsa%ilidad política es quelos líderes a menudo sienten la presi!n de la opini!n p"%lica por 8hacer algo9 con un pro%lema, perocualquier soluci!n concreta parece ser siempre %lanco de críticas. )na orma de escapar del em%rolloconsistiría en apro%ar le&es que sean descaradamente %ienintencionadas pero imprecisas.-JJH 2n la

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 práctica, esto de(aría las decisiones diíciles en manos de organismos supuestamente independientes & de (ueces. 7e podría o%(etar= 87i alguien crea un organismo & conserva el poder de alterar su esencia osuprimirla mediante una ma&oría simple, Ben qué sentido se puede mantener que sea independienteC9. 1eroesas preguntas diíciles no plantean sino leves o%stáculos. 7uponiendo que la opini!n p"%lica se trague lostrucos semánticos, los políticos podrán disrutar de un creciente aprecio popular por el hecho de hacer

al0o, & a la vez desviar el inevita%le desengaño so%re las espaldas de terceros.Las le&es antimonopolio en 2stados )nidos orecen un espléndido e(emplo. 3ntente descirar el signiicadode e*presiones como 8monopolizaci!n tentativa9 o 8restricci!n del comercio9 con a&uda de undiccionario. B2sto& &o ahora mismo em%arcado en una monopolizaci!n tentativa del mercado de li%rosso%re economíaC ' la postre da igual, porque, aunque la letra de la le& roce el a%surdo, algunos de sus patrocinadores, como el senador 7herman & el congresista la&ton, ganaron prestigio gracias a su supuestalucha contra el monopolio. 5u%o que esperar a que (ueces & reguladores interpretasen la le& para que suseectos saltasen a la vista. 6esde el punto de vista de los 7hermans & la&tons, es miel so%re ho(uelas/ otras personas tienen que hacerse cargo de las decisiones diíciles & correr con el riesgo de aca%ar avergonzadas.2n realidad, lo "nico que hace alta para ver el truco en estos casos es el sentido com"n suiciente para preguntar= 86e entrada, Bquién apo&! una le& tan am%igua que se ha traducido en todas estas malasdecisionesC9. 2l truco unciona cuando el sentido com"n de(a de ser tan com"n.Los economistas con poca e en la democracia recalcan lo diícil que le resulta al electorado controlar a sussupuestos representantes.-JJ 6eensores de la democracia como 6onald 0ittman minimizan el papel delmargen de permisividad en la política. 5aciendo un %alance, 0ittman gana el de%ate te!rico= los votantestienen en sus manos diversos sistemas sencillos para mantener a los líderes atados en corto. 1ero am%as posturas tienden a (uzgar equivocadamente las repercusiones de ma&or alcance de sus respectivos puntosde vista so%re el margen de tolerancia que o%tienen los políticos. on todo lo que &a sa%emos so%re lademocracia, los pro%lemas del agente pueden convertirse en los remedios del agente.uando el patr!n no es capaz de identiicar %ien sus propios intereses, tener un criado deso%ediente puedeser una %endici!n. uanto más desencaminado va&a el electorado, menos aconse(a%le será para los políticos concederle sus deseos de manera incondicional.7i los votantes anhelan control de precios, un político con margen de manio%ra puede no hacerles caso porsu propio %ien, o puede aceptar dinero de las grandes petroleras para oponerse a los controles convirtiendoel vicio privado en virtud p"%lica. La morale(a a e*traer es que los inconvenientes de los agentes puedenatemperar las e*tremosidades de las ma&orías. Los %uenos resultados pueden volverse menos %uenoscuando ha& políticos corruptos entorpeciendo la puesta en práctica de la grandiosa planiicaci!n que lasociedad tiene en mente/ pero tam%ién los malos resultados aca%an siendo menos malos porque los políticos tienen espacio de manio%ra que los aten"a.uriosamente, pues, si 0ittman está en lo cierto acerca de los pro%lemas del agente, se puede airmar quela democracia va a orecer un aspecto más desme(orado. omo se e*plic! en el capítulo anterior, lamotivaci!n altruista ampliica los riesgos del pensamiento irracional. 6e ese modo, cuando el electorado esirracional & altruista, quizás ha%ría que cruzar los dedos para que los agentes & los pro%lemas de delegaci!nque plantean creen una %recha ha%ita%le entre lo que los votantes quieran & lo que o%tengan. uando la"nica opci!n de los políticos es cumplir los deseos del electorado, una de las principales válvulas deseguridad de la democracia queda inutilizada.La irracio!alidad 1 la ,ro,aga!dareo que las preerencias de los votantes a menudo no constitu&en por sí mismas un actor crucial eindependiente que determine el comportamiento político. 2stas  preferencias  pueden ser creadas omanipuladas mediante las inormaciones & desinormaciones de grupos interesados capaces de incrementarsu inluencia política en parte modiicando las preerencias declaradas de un n"mero suiciente de votantes& políticos.

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2l e*ceso de conianza en los medios puede servir para arro(ar algo de luz so%re las acusaciones de pre(uicio ideol!gico. 7i el p"%lico tiene e en los periodistas & la ma&oría de los periodistas son progresistasentregados, esto orece una oportunidad para arrastrar a la audiencia hacia sus posiciones. 7in em%argo, &en especial si estamos ha%lando de un sector de la inormaci!n competitivo, el planteamiento más astutoconsiste en avanzar por los márgenes de la indierencia del p"%lico. Frente a dos historias igualmente

amenas, pero una con un gusto más izquierdoso, los medios progresistas pueden hacer hincapié en ésta sintemor a per(udicar los índices de audiencia. 2s más, %ien podría ser que la ma&or parte del valor comoentretenimiento de las noticias la aportase el carisma del reportero & no la historia propiamente dicha. 7i ladistri%uci!n de las estrellas so%re el espectro político no es uniorme Ecomo parece sugerir el e(emplo delas estrellas de 5oll&OoodE, podemos considerar pro%a%le que las historias se cuenten con una tendenciaizquierdista.Los medios tam%ién pueden moldear la opini!n cuando el p"%lico conía demasiado en ciertos tipos decontenido especíicos, & no tanto en los medios como tales. 7chumpeter teme que 8la inormaci!n & losargumentos en asuntos de política solamente serán tenidos en cuenta si conectan con las ideas preconce%idas del ciudadano9.-JG 1aul +u%in airma, más concretamente que las ideas sistemáticamentesesgadas so%re economía son un 8atri%uto innato de la mente9. $o surgirían de vivir aislados, pero sonmu& ácilmente asimila%les por nuestra raz!n. 6e otro modo,sería relativamente sencillo %orrar de nuestra mente este tipo de ideas. $o e*iste ning"n motivo que (ustiique que errores culturales pervivan durante más de doscientos años ?alrededor de diez generaciones@,el tiempo transcurrido desde que 'dam 7mith por primera vez señal! las venta(as de la economía demercado. 5emos aprendido con acilidad a adaptarnos a numerosas nuevas tecnologías en periodos detiempo mucho más cortos cuando estas tecnologías no entra%an en conlicto con procedimientos mentalesinnatos.-JH#al vez es que somos receptivos por naturaleza a mensa(es so%re e*tran(eros péridos que nos quieren per(udicar. 1uede ser un resto evolutivo del pasado, cuando la violencia intergrupal convertía la *enoo%iaen un salvavidas.-J 'nálogamente, & a pesar de sus acusaciones so%re el alarmismo de los medios,ulian 7imon tam%ién acusa al intelecto de la audiencia del cargo de pre(uicio pesimista=7iempre encontraremos motivos para la inquietud. 1arece ser una propiedad integrada en nuestros sistemasmentales el hecho de que, por mu& %ien que las cosas se pongan, nuestras aspiraciones siguen aumentando,de modo que la ansiedad apenas tiene margen para aplacarse & las amenazas reales en las que centramosnuestra atenci!n son cada vez más insigniicantes.-JGV7i los individuos son más suscepti%les a unos mensa(es que a otros, la e*posici!n a unos medios decomunicaci!n imparciales podrá sacar a la luz al proteccionista o al pesimista que llevan dentro. uando laco%ertura que orezcan se adapte me(or a nuestros pre(uicios, encontrará más eco, de tal orma que inclusola diusi!n de noticias equili%radas nos hunde más en el error. '%andonado a sus propios medios, el p"%licoreacciona de orma e*agerada s!lo rente a los indicios con los que se encuentra en su e*periencia personaldirecta, por lo tanto, si los medios de comunicaci!n de(asen de e*istir por arte de %irli%irloque, su antiguo p"%lico tendría que esorzarse más en dar con motivos que le hicieran temer a los e*tran(eros, & quizás por  pura pereza terminaría por sentir menos animadversi!n hacia lo oráneo. La industria de los medios, noimporta cuán imparcial sea, impide tal cosa porque surte a su p"%lico de un lu(o regular de inormaci!nso%re lo antie*tran(ero rente a la cual poder reaccionar desproporcionadamente.-JG: Las personas sin lainiciativa o la creatividad para llegar a conclusiones equivocadas por su propio pie pueden tranquilamentede(arse llevar hasta ellas por los medios.1ero si esto es así, lo "ltimo que podemos esperar es periodismo imparcial= como el periodismo es unnegocio, si los consumidores preieren las noticias que dan acomodo a sus pre(uicios, los inormadorestienen incentivos para servírselas.-JG< 2l e(emplo más categ!rico pro%a%lemente lo aporte el sesgo pesimista. $adie se preocupa espontáneamente por la daminocida/ es necesario cierto grado de co%ertura

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las esperanzas en lo que ocurra en el de la oerta. ' dierencia de los votantes, los individuos situados en ellado de la oerta E&a sean políticos, uncionarios, los medios de inormaci!n o traicantes de inluenciasE son proesionales. B2stán ahí a la espera de lanzarse a arreglar el lío que montan los aicionadosC 1ues por desgracia, a menudo resulta más renta%le e*acer%ar la irracionalidad del votante que aplacarla.-JGH Laha%ilidad en política a menudo se resume en ser capaz de interpretar lo que la gente desea ?o va a desear@ &

orecérselo. La demanda de pedantes que pretendan enmendarnos es mínima. omo lo e*presa 1aulKrugman= 8Los votantes e*perimentan un rechazo visceral hacia los candidatos de aire intelectual, & encuanto a lo de intentar que el electorado haga dos cuentas, &a ni ha%lamos9.-JG #ampoco les gustan ni loscandidatos que digan que sus que(as so%re reducciones de plantilla están equivocadas ni ver %oletines denoticias inormando so%re las venta(as a largo plazo de los mercados de tra%a(o le*i%les.Los e*pertos no son ning"n antídoto rente a la irracionalidad del votante, pero de%ilitan la cone*i!n, para %ien & para mal, entre opini!n p"%lica & medidas políticas adoptadas. Los puntos ciegos en la visi!n delelectorado de(an resquicios que los políticos, %ur!cratas & los medios de comunicaci!n pueden aprovechar.1ero si, de entrada, la opini!n p"%lica act"a en contra de sus propios intereses, el eecto so%re el %ienestar de ese aprovechamiento es am%iguo.La e en los líderes orece el e(emplo más maniiesto/ sus peligros saltan a la vista= imaginemos a unsoci!pata carismático, o c!mo el acto de 8envolverse en la %andera9 puede terminar en la reelecci!n de untitular incompetente. 1ero tam%ién, a la inversa, la e en política a%re la vía para que los líderes, si ésa uesesu voluntad, puedan sortear los errores de sus partidarios. La e produce márgenes de permisividad, que, enlas manos apropiadas, producen a su vez me(ores resultados. Lo "nico necesario son dirigentes que seanalgo más %ienintencionados & menos irracionales que sus seguidores. omo los dirigentes tienen ma&orormaci!n & la ormaci!n dilu&e la simpatía por los errores más populares, por lo menos la segundacondici!n no será diícil de cumplir.Los eectos que produce la %urocracia tam%ién son contradictorios. 7i la sociedad se lo permite, los políticos le endilgan el muerto a otros, culpando a sus su%ordinados de errores e irregularidades. 7inem%argo, antes de condenar tal hecho, hemos de recordar cuántas %uenas ideas & acciones socialmente %eneiciosas son clasiicadas por la opini!n p"%lica como errores e irregularidades.1or "ltimo, consideremos la propaganda. #endemos a pensar que provoca la distorsi!n de los hechos & elrecurso a lo emocional cuando la verdad no acompaña/ el nazismo & el comunismo son e(emplos palmarios. 1ero en teoría, la propaganda puede usarse tam%ién para luchar contra el error. uando una persona se aerra a sus convicciones equivocadas a pesar de lo que muestran los hechos, la persuasi!nirracional es la "ltima esperanza.2n con(unto, la ma&oría de los economistas su%estiman los peligros que acechan por el lado de la oerta política, pero los críticos ortodo*os de la democracia que se maniiestan a avor del votante losso%restiman. Los economistas razonan con acierto que, en tanto que el p"%lico general sea racional,quienes me(or sirvan a los intereses de los votantes ganarán las elecciones. 2sto hace que los economistassean tam%ién reacios a aceptar en!menos políticos como la e ciega, el %aile de responsa%ilidades o la propaganda. La e ciega se transorma entonces en rep%tacin/ la elusi!n de responsa%ilidades, en costes

de a0encia, & la propaganda, en informacin. 7in em%argo, cuando los votantes no cumplen los requisitosde completa racionalidad, todos estos recelos no pueden ser descartados.2n cam%io, los no economistas se dan mucha prisa en culpar de todos los deectos de la democracia a los proveedores. Los pro%lemas que se originan en la parte de la oerta generalmente requieren de lairracionalidad del votante para tomar cuerpo, &, si se reconoce dicha irracionalidad, se está de%ilitando lasuposici!n de que las políticas coartan la li%ertad del pue%lo. uando el principal ignora cuáles son susintereses, el escaqueo del agente puede terminar avoreciendo a am%os. Las argucias a las que se recurre enel lado de la oerta son indeecti%lemente perniciosas s!lo cuando se cumple la hip!tesis de la completaracionalidad del votante, en cu&o caso dichas argucias no se darían.

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 '1X#)L4 H 2L 8F)$6'M2$#'L37M4 62L M2+'649 4$#+' L' +2L3;3R$ 62 L' 62M4+'3'2l pro%lema del mundo radica en que los más tontos son arrogantes mientras que los inteligentes estánllenos de dudas. ENertrand +ussell-JHVLos economistas se pasan la vida discutiendo entre ellos lo %ien o mal que el mercado unciona/ pero tienen

que ale(arse de las ronteras de su disciplina para ser conscientes de que, en el ondo, todos están prácticamente de acuerdo.-JH: 1ara los economistas, el ánimo de lucro no presupone ning"n tipo de per(uicio social. 6e hecho, la regla general que aplican consiste en determinar quién puede hacerse ricoresolviendo un pro%lema, & consideran que lo preocupante es no dar con ning"n candidato. ' la ma&oría dela gente a(ena a la proesi!n, este planteamiento les resulta desagrada%le hasta lo oensivo. Las polémicasentre economistas parecen en comparaci!n %errinches por ruslerías.6e todos los puntos de vista enrentados, la característica de los economistas que resulta más irritante parael resto de intelectuales es su simpatía por los mercados. omo acertadamente maniiesta Melvin +eder, lacomprensi!n de la teoría econ!mica convencional 8tiende a omentar el aprecio por las virtudes del laissez

 faire incluso cuando ese aprecio no llega hasta el e*tremo de la apro%aci!n9.-JH< 7i de ellos dependiera,los intelectuales normales podrían pasarse su carrera proesional entera entregados a la clasiicaci!n de laavaricia humana & de todas las calamidades que de ella se derivan. 7in em%argo, en medio de todos ellos sealzan los economistas, como una quinta columna, poniendo su talento al servicio del enemigo.La hostilidad que provocan los economistas resulta evidente al repasar los caliicativos que han merecido.Karl Mar*, con su ha%itual pluma envenenada, acusa%a a +icardo & a sus colegas clásicos de 8tristessoistas9, & de surir 8la o%sesi!n de que la producci!n %urguesa es la producci!n, del mismo modo que para el devoto de una religi!n especíica su religi!n es la religi!n & todo lo que quede uera serán alsoscredos9. 1ara Mar*, los economistas son apologistas de la %urguesía que 8ha sustituido las numerosasli%ertades escrituradas & %ien adquiridas por la "nica & desalmada li%ertad de comercio9, & la 8e*plotaci!nvelada por ilusiones religiosas & políticas9 de la época eudal por 8una e*plotaci!n a%ierta, descarada,directa & escueta9.-JHA 2n su ensa&o +%, es la Econom1a, +osa Lu*em%urgo proclama con repugnanciaque=Los proesores %urgueses nos sirven un guiso desa%rido hecho con las so%ras de una mezcolanza deconceptos cientíicos & circunloquios intencionados, sin la menor intenci!n de e*plorar las verdaderastendencias del capitalismo. 1or el contrario, lo que intentan es levantar una cortina de humo para deenderel capitalismo como el me(or de todos los !rdenes sociales & el "nico via%le.-JHDLos detractores actuales contin"an alternando entre considerar a los economistas como el %razo armado asueldo de los ricos en el campo intelectual & un aquelarre de ide!logos conservadores. 7in em%argo, loscríticos más sutiles alegan que sus o%(eciones se plantean a ciertas ramas de la economía, no a la disciplinaen su con(unto. 'sí por e(emplo, +o%ert Kuttner airma= 8Po discrepo de la visi!n ut!pica E distpica, más %ienE de los mercados, & no con el clan de los economistas9.-JHJ 'unque lo que da con una mano loquita con la otra cuando acusa a los economistas 8progresistas sedicentes9 de 8desmantelar la ma&or partede la deensa del sistema de economía mi*ta9. 7i hasta los economistas progresistas adoptan posturas queson totalmente intolera%les, Bquién noCLa ac&"aci! de +&!da$e!#ali"$o del $ercado8Fundamentalismo del mercado9 es pro%a%lemente el insulto más popular proerido contra la economía ennuestros días. 2l mundo entero escuch! con atenci!n cuando el multimillonario ;eorge 7oros declar! que82l undamentalismo del mercado - ha desesta%ilizado el sistema capitalista glo%al hasta hacerlo nososteni%le9.-JH +o%ert Kuttner ha redactado un resumen mu& "til de en qué consiste el undamentalismodel mercado=Lo que se esconde en la esencia de este regodearse en los mercados es una implaca%le tautología. 7i se parte de la premisa de que prácticamente cualquier cosa es interpreta%le en términos de mercado & de que

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los mercados optimizan resultados, entonces todo se reduce a la misma conclusi!n= SmercantiliceT 7i en talcaso sucediese que un mercado particular no produ(era el rendimiento !ptimo %uscado, s!lo ca%e e*traer una posi%le deducci!n= no era lo suicientemente mercantiliza%le.-JHG2s más, insiste en que este deecto no se limita al ala más derechista= 82n la actualidad, la "nica dierenciaentre la versi!n ut!pica & la dominante es solamente de grado9. 2s l!gico, puesto que 8seg"n lo econ!mico

ha ido adoptando maneras más undamentalistas, las interpretaciones más e*tremistas del modelo demercado han asumido la ma&or parte del peso de lo político, intelectual & proesional9.-JHH P lo que es peor todavía, el undamentalismo de los economistas ha inundado el ruedo político=Los progresistas estadounidenses & los socialdem!cratas europeos parecen a menudo incapaces de oreceruna alternativa que no pase por ser una versi!n suavizada del programa conservador= desregulaci!n, privatizaci!n, glo%alizaci!n & disciplina iscal, pero servidas con una devoci!n menos erviente. 1ocos sonlos que se han atrevido a cuestionar la premisa de que prácticamente cualquier cosa pueda revertir a unmercado.-JHoseph 7tiglitz se une al coro en contra del undamentalismo del mercado, haciendo a un lado alegrementela cauta prosa proesoral de la la%or investigadora que le hizo merecedor del premio $o%el=La insatisacci!n con la glo%alizaci!n no %rota e*clusivamente porque lo econ!mico parezca desplazar todo lo demás, sino porque una visi!n especíica de lo econ!mico Eel undamentalismo del mercadoE desplaza todas las demás. La oposici!n a la glo%alizaci!n en muchas partes del mundo no es de%ida a laglo%alizaci!n per se - sino al con(unto especíico de doctrinas, a los programas del onsenso de0ashington que las instituciones inancieras internacionales han impuesto.-JV2l cargo de undamentalista del mercado es una grave acusaci!n. Los cristianos undamentalistas sontristemente conocidos por su estricta interpretaci!n literal de la %i%lia & por su ininita inclinaci!n adesdeñar o tergiversar las verdades de la geología & de la %iología cuando se trata de adaptar la realidad asus pre(uicios. 1ara que la analogía sea adecuada, el economista típico tendría que creer en la superioridaddel mercado casi sin e*cepci!n, independientemente de los hechos, & los disidentes arontarían una posi%lee*comuni!n.6esde ese punto de vista, la acusaci!n de undamentalismo del mercado parece una %o%ada que nounciona ni siquiera como caricatura. 7i se le pide al economista típico que enuncie aspectos deicientes enel uncionamiento de los mercados, nos va a orecer una relaci!n en el acto= %ienes p"%licos,e*ternalidades, monopolio, inormaci!n incompleta, etc. P lo que es más importante, casi cada ítem en lalista nos remite a otros economistas. 2l uncionamiento deectuoso de los mercados no es una idea que loseconomistas ha&an sido orzados a aceptar de mala gana desde uera de la proesi!n/ es un ruto producido puertas adentro, resultado de su propia autocrítica. #ras airmar que, por lo com"n, los mercados uncionan %ien, sienten la necesidad de dar con contrae(emplos importantes. Le(os de enrentarse a una e*comuni!n por pecar contra la santidad del mercado, quienes identiican nuevas deiciencias en los mercados cosechangalardones proesionales. 2chen un vistazo a las principales pu%licaciones académicas/ un porcenta(eelevado de sus artículos se dedican a presentar indicios te!ricos o prácticos de deiciencias en losmercados.Los verdaderos undamentalistas en la proesi!n econ!mica son contadísimos. $o s!lo no los ha& en elcentro, tam%ién son raros en el ala derechista. Milton Friedman, legendario li%ertario, enumera a%undantese*cepciones que a%arcan desde el dinero a la política de %ienestar, pasando por la legislaci!nantimonopolio= $uestros principios no constitu&en un recetario que e*plique hasta d!nde es legítimo utilizar el go%ierno para alcanzar de manera con(unta o%(etivos que, a través de intercam%ios individuales & estrictamentevoluntarios, es diícil o imposi%le conseguir. 'nte cada propuesta de intervenci!n hemos de coneccionarun %alance, relacionando por un lado las venta(as & por otro las desventa(as.-J:uando Friedman se inclina por el laissez faire, a menudo reconoce a%iertamente sus deectos. $o tiene

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ninguna necesidad cuasirreligiosa de a%ogar por la impeca%ilidad del li%re mercado. 1or e(emplo, suestudio del monopolio natural airma que=-7!lo parece ha%er tres alternativas= monopolio privado, monopolio p"%lico o regulaci!n p"%lica. Las tresson deicientes, así que de%emos escoger entre distintos males. - 'unque de mala gana, mi conclusi!nes que, cuando sea tolera%le, el monopolio privado puede ser el menor de los males.-J<

Friedman es mucho más promercado que el economista medio. 'hora %ien, Bes un undamentalista delmercadoC Mu& impro%a%le. 3dentiica a%undantes casos en los que las prestaciones del mercado son malas& no e*comulga a sus colegas menos avora%les al mercado por here(es.7i ni el típico economista ni el propio Milton Friedman dan la talla para ser considerados undamentalistasdel mercado, entonces Bquién la daC Los "nicos candidatos acepta%les son los seguidores de LudOig vonMises &, en especial, su alumno Murra& +oth%ard. 2ste "ltimo parece rechazar categ!ricamente la noci!nde que el rendimiento del mercado pueda quedar por de%a(o del nivel !ptimo=#al punto de vista interpreta de un modo completamente errado lo que la ciencia econ!mica quieretransmitir cuando airma que la actividad que se desarrolla en el li%re mercado resulta siempre !ptima. $oes !ptima de acuerdo al punto de vista ético personal de un economista concreto, sino desde la perspectivade las acciones li%res & voluntarias desarrolladas por todos los participantes involucrados, & de lasatisacci!n de los deseos li%remente e*presados por los consumidores. 1or lo tanto, la intererencia delgo%ierno por uerza siempre se separa de ese !ptimo.-JA#anto Mises como +oth%ard han allecido, pero sus puntos de vista Einclu&endo a doctores en economíaque los suscri%enE perviven en el espíritu del LudOig von Mises 3nstitute. 1ero grupos como ése hana%andonado en la práctica las corrientes econ!micas predominantes/ sus miem%ros prácticamente s!loha%lan con otros miem%ros del grupo & sus tra%a(os aparecen en sus propias pu%licaciones académicas. Lomás parecido a los undamentalistas del mercado no es que estén ale(ados de las ideas econ!micas predominantes, es que están mu& ale(ados.Las acusaciones populares so%re undamentalismo del mercado &erran palmariamente. 7í, los economistas piensan que el mercado unciona me(or de lo que piensan los otros. $o o%stante, aceptan e*cepciones a esaregla. 2l alcance de esas e*cepciones se va adecuando a la e*istencia de nuevos indicios/ &, para empezar,lo normal es que sean los propios economistas los primeros en descu%rirlas.F&!da$e!#ali"$o de$ocr%#ico2n m"ltiples acetas de la vida las ma&orías están autorizadas a mandar, si así lo quieren, por el simplemotivo de que son ma&orías. +o%ert Nork, The Temptin0 of )merica-JDLa discrepancia que se da entre la actitud a%ierta & receptiva de los economistas & la acusaci!n deundamentalismo del mercado es tan prounda que resulta diícil no especular acerca de los motivos que seocultan detrás. $uestra sensaci!n es la de que se da un uerte elemento de pro&ecci!n, es decir, acusar aotros de los errores cognitivos que uno mismo comete. #omemos como e(emplo a los 8cientíicoscreacionistas9. 2l claustro & los investigadores del 3nstitute or reation +esearch siguen una línea dedisciplina partidista= 8Las escrituras, tanto el antiguo como el nuevo testamento, son inali%les en cualquier materia de la que se ocupen, & han de ser tomadas en su sentido tradicional & previsto9.-JJ 7ería diícilmostrarse menos cientíico que eso, &, sin em%argo, una técnica ha%itual utilizada por los cientíicoscreacionistas en los de%ates es insistir en que 8la teoría evolutiva, así como su aliado, el humanismosecular, es en realidad una religi!n9.-J Los ataques de los creacionistas a la o%(etividad de losevolucionistas dominantes parecen tener origen en su comple(o de inerioridad cientíica ante susoponentes.6e igual modo, los adversarios más vocingleros del undamentalismo del mercado, acostum%ran a ser ellostam%ién cre&entes en lo que podría denominarse con precisi!n un undamentalismo democrático. 7ue*presi!n más límpida la provee el t!pico, atri%uido al derrotado candidato presidencial de :<H 'l 7mith,que dice que 8#odos los males de la democracia pueden curarse con más democracia9.-JG 2n otras

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 pala%ras, independientemente de cuáles sean las circunstancias, el argumento en avor de la democracia hade conservarse intacto. >ictor Kam%er escri%i! un li%ro titulado 7ivin0 ?p on Democracy ?La renuncia a lademocracia@/-JH precisamente la potencia ret!rica del título proviene de la creencia generalizada de quela democracia tiene que ser la respuesta. 2s posi%le que(arse de la democracia, pero no 8renunciar9 a ella.2s más, muchos admiran sus deectos/ en pala%ras de 'dam Michnik, 8la democracia es gris9, pero 8Sel

gris es un %onito colorT9.-J'lguien que sostuviese que 8todos los males del mercado pueden curarse con más mercado9 sería o%(etode sátira & tachado de undamentalista de la peor especie. B1or qué ese do%le raseroC 1orque, a dierenciadel undamentalismo del mercado, el democrático es algo omnipresente. 2ntre gente educada, es posi%lereírse de los adoradores de Qeus, pero no de los cristianos ni de los (udíos. 6el mismo modo, es acepta%lesocialmente %urlarse del undamentalismo del mercado, pero no del democrático, porque losundamentalistas del mercado son escasos & los democráticos están por todas partes.#odo el mundo, desde periodistas & políticos hasta investigadores e*perimentales de la política & il!soosacadémicos está deseoso de hacer proesi!n de e p"%lica de su undamentalismo democrático sin asomode %ochorno. omo colo!n a un li%ro en el que relaciona sus décadas de desencanto hacia la políticaestadounidense, 0illiam ;reider escri%e, optimista pese a todo=#ras treinta años tra%a(ando como periodista, he aca%ado empapado de realidades decepcionantes acercadel go%ierno del pue%lo por el pue%lo. 5a%iendo sido testigo de la política desde el tri%unal provincianohasta las más elevadas alturas de la casta del sistema ederal, sé mucho so%re políticos hip!critas & %urocracias in"tiles, so%re votantes incautos & ciudadanos mezquinos & cascarra%ias. 1or e*traño que parezca, todas estas e*periencias no han erosionado mi e inantil en las posi%ilidades de la democracia,antes %ien, la han ratiicado.-VVBP qué sería, de e*istir algo, lo que pudiese de%ilitar la 8e inantil9 de ;reiderC La direcci!n que tom! la política después de :< pro%a%lemente no constitu&! ninguna me(ora espectacular en su opini!n, pero puede apostar lo que quiera a que su e sigue tan viva como de costum%re. 7i a un economista se leocurriese dedicar sentimentales estroas a su e inantil en el mercado li%re, sería etiquetado deundamentalista, & su credi%ilidad caería en picado.Uuizás no quepa esperar más de los periodistas, por mucho talento que demuestren en sus escritos, pero síde los investigadores sociales e*perimentales, quienes tendrían que poner más empeño en conservar lao%(etividad o, cuando menos, sentir presi!n social para no imponer sus convicciones a los demás. P sinem%argo, tampoco es diícil encontrar undamentalistas democráticos en esta disciplina. 1or poner s!lo une(emplo, 1ra%an Nardhan analiza rigurosamente la relaci!n causal que e*iste entre democracia & desarrollo/-V: pero, antes de entrar en materia, no s!lo llega a reconocer prácticamente su undamentalismodemocrático, sino que Sda por sentado que sus lectores lo compartenT 8La ma&oría de nosotros, comoervientes dem!cratas que somos, quisiéramos creer que la democracia no es simplemente %uena por símisma, sino que, además, sirve para agilizar el desarrollo9. 1or desgracia, el corpus e*perimental querespalda esa airmaci!n resulta ser 8de poca a&uda & poco convincente. 7irve de poco porque, por logeneral, no conirma ninguna relaci!n causal & los resultados no presentan orden ni concierto9. ' pesar deesta carencia de undamento empírico, Nardhan conclu&e, de manera gratuita, con una proesi!n de e=8ontin"o al%ergando un optimismo incorregi%le so%re los poderes curativos a largo plazo de lademocracia9.-V< Buántos eruditos que revisasen una literatura e*haustiva so%re el uncionamiento delmercado & admitieran que no se puede deducir ninguna conclusi!n de los hechos discursearían luego so%re8los poderes curativos a largo plazo del capitalismo9C Les daría demasiada verg]enza, & con raz!n.2l undamentalismo democrático es tam%ién evidente en la ilosoía analítica, disciplina legendaria por sucauto escepticismo. 2l te!rico de la normativa política 3an 7hapiro resulta un perecto e(emplo. +echaza lanoci!n de 8la e*istencia de un sistema de reerencia e*terno, previo e independiente de los procedimientosdemocráticos, en el que poder evaluar los resultados que producen9.-VA 2n lengua(e llano, la democracia

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tiene raz!n por deinici!n, porque no e*iste un criterio e*terno de verdad o alsedad.'unque, ciertamente, de(arlo ahí sería hacer una lectura poco ama%le. omo la ma&oría de il!soos,7hapiro se apresura a matizar su postura cuando airma que los principios políticos de%en ser deendidosso%re 8presupuestos consecuencialistas9. 1ara, enseguida, pasar a matizar la matizaci!n, & así preservarinc!lume su undamentalismo democrático= 82l inconveniente entonces pasa a ser que el grado de

oportunidad de esas consecuencias se transorma en algo discuti%le, lo cual sugiere que cada medidatendría que rivalizar con el resto en su %"squeda de (ustiicaci!n. Uuiérase o no, la democracia %rota desdela deinici!n misma de (usticia9.-VD 2s éste uno de los casos más descarados de veredicto por parte de un (urado amañado en la historia de la ilosoía= la democracia ha de ser (uzgada por sus consecuencias, Sperola "nica orma de (uzgar las consecuencias es votandoT1ara que a nadie se le ocurra airmar que las consecuencias de unos criterios políticos no son discuti%les,7hapiro, en otro lugar, descarta ese rechazo. Uuizás las cuestiones de elevada comple(idad técnica síescapen cualquier discusi!n, pero no ocurre lo mismo con asuntos de enorme interés democrático=2n algunas circunstancias ?si %ien no en todas@, se puede seguir razona%lemente el e*perimentado criteriode un piloto, un mecánico, un arquitecto o un ísico sin llegar a captar la l!gica que respalda susconclusiones o, incluso, sin tener ning"n interés en hacerlo. 1ero la idea de que e*ista una maestría similaren política levanta sospechas.-VJB1or quéComo mínimo, la sugerencia de que e*ista algo llamado e*periencia política resulta &a sospechosa, porqueno ha& muchos motivos que apo&en la e*istencia de algo parecido. Lo que suele etiquetarse comoconocimiento so%re el mundo de la política es una ruslería tan ha%itualmente puesta en entredicho por losacontecimientos, que quienes se presentan como e*pertos en política a menudo e*halan un tuillo acharlatán.-V' estas alturas, el rechazo general hacia las opiniones de los e*pertos de%ería ser algo a lo que nosencontramos &a dolorosamente acostum%rados, pero aun así resulta de lo más raro leer a un conocidoe*perto en política rechazar la idea de maestría en política. 7i 7hapiro no se considera un e*perto, Bpor quése molesta en escri%ir li%rosC ualquiera que ha&a tenido que corregir e*ámenes inales en cursos deciencias políticas sa%e por e*periencia que las dierencias en conocimiento político son reales &considera%les. P por si eso uera poco, ha& un mont!n de indicios e*perimentales que apuntan a lae*istencia de ese conocimiento político, ninguno de los cuales 7hapiro se molesta en reutar.-VG1ero, Bacaso no está en lo cierto cuando se reiere a que la sa%iduría política de los e*pertos es8ha%itualmente puesta en entredicho por los acontecimientos9C #odo depende de c!mo de estricto se sea alcaliicar a esos e*pertos. 7i los e;pertos no son gran cosa, siempre se les puede comparar con los proanos.2s más, gran parte de la mala prensa de los e*pertos puede ser achacada al proceso de selecci!n= los mássensatos & las respuestas más s!lidamente undamentadas reci%en menos atenci!n que los e*céntricos & lacontroversia.7hapiro se muestra ligeramente más du%itativo cuando se trata de desestimar la 2conomía en general/ peroal inal, el undamentalismo democrático termina por salir triunante=7ería un desatino no admitir que los economistas, por e(emplo, a menudo poseen un conocimientoesotérico ?tal vez menor de lo que ellos creen@ acerca del uncionamiento de la economía, que tienerelevancia como o%(eto de de%ate democrático. 7in em%argo, como las decisiones so%re los límites de laesera del mercado & la estructura de su go%ierno van unidas al controvertido e(ercicio del poder, resultanincuestiona%lemente políticas/ por lo cual, la política econ!mica es algo que nunca puede quedar en manosde economistas proesionales. 7i sus conse(os han de ser vinculantes, de%en ser capaces de persuadir arepresentantes legos en la materia en términos no técnicos.-VHon lo que, contra toda l!gica, cuanto más irracional sea el electorado menos capacidad de opini!n eectivatendrán los economistas. 7i una audiencia compuesta por proanos se atiene a razones, todavía pueden

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inluir algo/ pero si la orman necios o%cecados, conseguirán salirse con la su&a= 8La política econ!mica esalgo que nunca puede quedar en manos de economistas proesionales9.-V BUué otra cosa es esto sinoundamentalismo democráticoC2n su %"squeda de 8valores sagrados9, el psic!logo 1hilip #etlock advierte que 8la gente a menudo insistecon aparente convicci!n en que ciertas relaciones & compromisos son sagrados & que, siquiera considerar la

 posi%ilidad de alcanzar contrapartidas con otros valores seculares como el dinero o la conveniencia esanatema9.-:V 2n el mundo moderno, la democracia constitu&e uno de los me(ores e(emplos. 2l devotoiel identiica la menor desviaci!n con la más a%soluta apostasía, & condena los pensamientos impuros conla misma severidad que las malas o%ras.La táctica ret!rica ha%itual consiste en equiparar unas tímidas reducciones en el papel del go%ierno con lasupresi!n total de la regulaci!n gu%ernamental. +o%ert Kuttner nos cuenta que 8en el caso em%lemático dela regulaci!n de las líneas aéreas, lo que comenz! con el presidente arter siendo una reorma de laregulaci!nb evolucion! rápidamente hasta un impulso hacia la desregulaci!n completa9.-::'parentemente, la producci!n constante de normativa so%re seguridad por parte de la oicina de la Federal'viation 'dministration no cuenta. )na estratagema parecida consiste en igualar la mera argumentaci!nso%re la reducci!n del go%ierno con la puesta en práctica de tales medidas. +ichard Leone, del #Oentiethentur& Fund, alega que 8la e en estructuras de mercado idealizadas ha alum%rado una &ihad políticadirigida a despo(ar a la comunidad & al go%ierno de las deensas contra los a%usos e imperecciones delmercado. - #anto dem!cratas como repu%licanos moderados tropiezan unos con otros al a%alanzarse ademostrar su conversi!n a la verdadera e del li%eralismo econ!mico9.-:< uriosamente, esta &ihadli%eral ha sido incapaz de conseguir que el gasto p"%lico disminu&a por de%a(o del :H I del 13N. P eso quela reducci!n más aprecia%le, que tuvo lugar durante los años noventa, es claramente achaca%le al in de la;uerra Fría.-:A2n "ltimo término, los apologistas de la democracia terminan por recurrir al lema de 0inston hurchill=8La democracia es la peor orma de go%ierno, e*ceptuando cualquiera de las otras que se han ensa&ado detanto en tanto9.-:D 'parentemente esto suena al realismo que da la madurez, & no a undamentalismodemocrático. 7in em%argo, la má*ima de hurchill oculta un truco ret!rico de todo o nada/ supongamosque un economista desestimase los reproches al li%re mercado soltando= 82l li%re mercado es la peor ormade organizaci!n econ!mica e*ceptuando todas las demás9. 2sto podría plantear un o%(eci!n válida alcomunismo, pero s!lo un undamentalista del mercado la admitiría como argumento rente a unaintervenci!n moderada del go%ierno. La consigna de hurchill se muestra e*actamente igual de ende%le.6el s!lo hecho de que las dictaduras resulten calamitosas no se sigue que a la democracia se le pueda darrienda suelta. omo a los mercados, se pueden trazar límites a la democracia o regularla o desautorizarla.Los procedimientos contrama&oritarios, como los recursos (udiciales a instancias superiores, puedenconvivir con los democráticos/ e*igencias de ma&orías cualiicadas pueden servir a las minorías pararustrar las intenciones ma&oritarias. 6istorsionar una soluci!n haciendo que una serie de concesionesmarginales parezcan una dis&untiva es undamentalismo disrazado de prudencia.Q&e "e ,o!ga e! ,ie el a&#;!#ico +&!da$e!#ali"$o2 de+e!"a del $ercado de a!%li"i" ,ol.#ico)na importante noticia vio la luz el <H de (ulio de <VVA.-:J Los senadores +on 0&den & N&ron 6organe*igieron que el departamento de deensa pusiera in a la inanciaci!n de un oscuro plan, el Mercado parael 'nálisis 1olítico ?1'M, por sus siglas en inglés@. 'unque a"n esta%a en una etapa preliminar, el o%(etivodel programa era la creaci!n de un sistema online de apuestas relativas a asuntos de seguridad nacional.Los operadores del 1'M podrían o%tener %eneicios de Eentre otras cosasE la predicci!n atinada deln"mero de víctimas occidentales de atentados terroristas. Las voces críticas tardaron poco en etiquetar el pro&ecto como el plan del 8mercado del terror9. 0&den & 6organ lo condenaron sin reservas=;astar dinero del contri%u&ente para poner en marcha oicinas de apuestas so%re terrorismo producedespilarro así como repugnancia. 2l deseo de los estadounidenses es ver al go%ierno ederal utilizar sus

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recursos en que se me(ore la seguridad, & no en que se apueste so%re ella.-:La co%ertura que dieron la televisi!n & los peri!dicos ue casi unánimemente antag!nica & tam%ién lo uela opini!n p"%lica. B2s que sus patrocinadores eran tan ciegos como para no ver que ese programa orecíaincentivos inancieros al terrorismoC B1uede darse un caso más atroz de undamentalismo del mercadoC 2lsecretario de deensa a%ort! el programa el < de (ulio, tan s!lo un día después de que la noticia se

diundiese. ohn 1oinde*ter, director de la 3normation 'Oareness 4ice ?agencia para el conocimiento dela inormaci!n@, se vio orzado a presentar su dimisi!n al día siguiente. #ras dos meses, se ha%íasuspendido todo tipo de inanciaci!n. 1ara que luego digan que las cosas de palacio van despacio.2ntonces ocurri! algo curioso. 4tros medios dierentes Ede menor periodicidad & destinados a audienciasmás cultivadasE continuaron indagando en el asunto del mercado del terror. 7e dedicaron a ahondar en lal!gica que respalda%a al pro&ecto & ha%laron con sus creadores so%re los posi%les errores de diseño. 6eresultas de ello, se pudo e*traer varias lecciones.-:G2n primer lugar, que e*iste un e*tenso con(unto de indicios e*perimentales que apo&an la capacidad de predicci!n acertada de los mercados especulativos, en muchos campos, desde las carreras de ca%allos hastalas elecciones o las invasiones. 84%ras son amores9 cuando se trata de la cartera, & ese adagio nos oreceun mu& %uen criterio para que los me(or inormados den a conocer lo que sa%en & los peor inormados secallen. $ing"n sistema es perecto, pero los mercados de apuestas superan a otros métodos predictivos enuna amplia variedad de circunstancias. 2l 1'M no se %asa en un desarrollo te!rico alcanzado en una torrede maril, sino en el é*ito pro%ado de los mercados de apuestas en otros sectores.2n segundo lugar, el monto total del dinero que se i%a a (ugar en el 1'M era mu& reducido. Las apuestasindividuales queda%an limitadas a unas pocas decenas de d!lares. reer que esas sumas irrisorias i%an a provocar nuevos atentados es ridículo. Los terroristas que quieran lucrarse con sus actos podrán sacarmucho más dinero manipulando los mercados inancieros normales, operando en corto con las acciones delas compañías aéreas & cosas así. 1or cierto, la comisi!n que investig! el ::7 lleg! a la conclusi!n de quealgo parecido tampoco lleg! a ocurrir.-:H2n tercer lugar, el programa ue cancelado de un modo tan ulminante que no hu%o orma de compro%ar lasacusaciones. 7eg"n +o%in 5anson, colega mío & uno de los cere%ros que ha%ía tras el 1'M, 8' lo largo deese día crítico, ning"n uncionario del go%ierno pregunt! al equipo del 1'M si las acusaciones eranundadas ni si era posi%le eliminar del pro&ecto los aspectos que resulta%an más escandalosos9.-: Loscreadores ha%ían previsto & &a ha%ían a%ordado las o%(eciones más evidentes, pero sus oponentes seencontra%an demasiado encolerizados como para atender a razones. La crítica constructiva %rill! por suausencia, por decirlo suavemente= el o%(etivo era aca%ar con el programa, no su me(ora.1or "ltimo, la e*periencia del 1'M plante! un dilema a todos los que aceptan la idea de 8la sa%iduría de lasmasas9. 7uroOiecki hace una deensa contundente de las virtudes de mercados de decisi!n como el 1'M, pero tam%ién airma que 8no ha& ning"n motivo para creer que las masas va&an a ser sensatas en lama&oría de situaciones &, repentinamente, volverse tontas en la esera política9. 7iempre & cuando e*istauna respuesta correcta, 8la pro%a%ilidad de que la democracia dé con ella es grande9.-<V 2ntonces,Bc!mo puede e*plicar 7uroOiecki la e*trema hostilidad con que ue reci%ido el 1'MC 7i tanto losmercados de decisi!n como la democracia uncionan correctamente, el 1'M de%ería ha%er sido %ienacogido.-<:7i los críticos hu%iesen estudiado el 1'M con ma&or minuciosidad, su enado ha%ría sido todavía ma&or.)na característica clave era la posi%ilidad de hacer apuestas condicionales. 7e podría ha%er envidado, pore(emplo, al n"mero de víctimas occidentales de atentados si 22. )). invadía 3raq, & al n"mero si lainvasi!n no se producía. omparar a cuánto esta%an am%as apuestas revelaría si el mercado piensa que unainvasi!n nos haría más o menos proclives a surir ataques terroristas. 2n resumen, los mercados de apuestasson capaces de anticiparse no s!lo a los líderes políticos, sino tam%ién a la propia opini!n p"%lica. 2l tipode cosa que irrita a los undamentalistas democráticos.

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2n general, los creadores del 1'M esta%an le(os de ser undamentalistas del mercado. 'portaron uncon(unto de s!lidos indicios, pensaron a conciencia en los posi%les inconvenientes & esta%an a%iertos areci%ir críticas. 7u plan pasa%a por poner a prue%a el programa en pequeña escala, corregir los errores &ampliarlo paulatinamente.asi todo lo contrario puede airmarse de sus detractores, quienes no se cuestionaron los antecedentes

disponi%les so%re los mercados de apuestas predictivas. 'parentemente no sa%ían nada so%re el asunto & lestraía sin cuidado aprenderlo, &, a pesar de las evidentes deiciencias que los servicios tradicionales deinteligencia han demostrado en los "ltimos años, esta%an convencidos de que la me(or política era más delo mismo. 7eg"n 0&den & 6organ=2n el e(emplo que se inclu&e en su inorme se permitiría a los participantes apostar so%re una cuesti!ncomo= 8B7urirá 3srael un ataque terrorista con armas %iol!gicas durante el pr!*imo añoC9. 2stá claro que para hacer rente a una amenaza así lo que se necesita es recopilar inormaci!n de inteligencia de altacalidad, no someter la cuesti!n a individuos que se dedican a apostar en un sitio de internet.-<<B2stá claroC B!mo lo sa%enC 2l 1'M, como mínimo, ha%ría puesto a prue%a los mercados de apuestasrente a los vie(os sistemas de inteligencia, pero los undamentalistas democráticos no querían poner a prue%a su dogma antimercado.La elecci! ,ri*ada co$o al#er!a#i*a a la de$ocracia 1 a la dic#ad&raLa política antidemocrática no es la "nica alternativa a la democrática. 2*isten muchas áreas de la vida queescapan a lo político, al ám%ito de las 8decisiones colectivas9. uando la le& no tiene nada que decir, lasdecisiones quedan al al%ur de la voluntad del individuo o del mercado. 7i no se hu%iesen adelantado enapropiarse del término, la elecci!n privada podría ha%erse denominado la 8tercera vía9, la alternativa entrela democracia & la dictadura.' lo largo de la ma&or parte de la historia, la religi!n ue una responsa%ilidad del estado. La idea de que elgo%ierno careciese de una religi!n oicial era algo inconce%i%le. 'hora todo eso ha cam%iado, las personasescogen qué religi!n proesar, si es que escogen alguna. ' pesar de toda la gimnasia dialéctica que se desee practicar con este asunto, esta despolitizaci!n no es democrática. La ma&oría tiene ahora tan poco que deciren lo que concierne a mi religi!n como lo tendría en una dictadura. 2n am%os casos, la le& hace caso omisoa la opini!n p"%lica. 6e igual modo, antes de los años treinta, muchas áreas de la vida econ!mica de los2stados )nidos esta%an %lindadas de una manera poco democrática rente a la regulaci!n estatal & ederal.-<A 2l mercado peri!dicamente triuna%a so%re la democracia en muchos asuntos, desde el salariomínimo hasta las competencias de la $ational +ecover& 'dministration. 7alvo que se sea unundamentalista democrático ha& que estar a%ierto a la posi%ilidad de que uese para %ien.Los partisanos ervientes de la democracia a menudo reconocen que entre democracia & mercado se produce un (uego de suma cero. 2n pala%ras de Kuttner= 82l estado democrático permanece como el principal contrapeso del mercado9.-<D 2sos partidarios se que(an de que la sociedad tiene cada vezmenos voz en lo que concierne a su destino porque las grandes compañías tienen cada vez más so%re elsu&o propio. 1ara 8salvar la democracia9, el pue%lo de%e reairmar su autoridad.1ues vale. 'unque sus detractores e*ageran enormemente el alcance de las privatizaciones & de ladesregulaci!n, estas medidas quitan de las manos de la ma&oría la capacidad de decisi!n & la traspasan alos propietarios de los negocios. Lo que raramente se preguntan los críticos es si esos traspasos son o noaconse(a%les, sino que se considera cualquier disminuci!n de la dependencia de la democracia como algoautomáticamente o%(eta%le.7e trata de un síntoma más de undamentalismo democrático. 7i lo "nico que un economista pudiera alegar en contra de un plan del go%ierno uese, 8eso es intervencionismo gu%ernamental. S2l go%ierno estásuplantando al mercadoT9, sería encasillado como undamentalista del mercado & marginado por ello. 7inem%argo, cuando una reclamaci!n igual de simplista se eleva en nom%re de la democracia, encuentra unaaudiencia comprensiva. 2ntra dentro de la l!gica que desde la clarividencia que aporta el ánimo de lucro en

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argumentos en su contra son tan ende%les que su popularidad los convierte en otro síntoma delundamentalismo democrático. La gente quiere someter las alternativas a la democracia a un procesoe*tra(udicial, para evitar tener que poner a prue%a su e.La irracio!alidad del *o#a!#e4 lo" $ercado" 1 la de$ocraciaLos críticos con la proesi!n econ!mica tienen raz!n en una cosa= los economistas verdaderamente

suscri%en una larga serie de opiniones impopulares, incluso oensivas. #al vez la más oensiva sea lavaloraci!n de que los mercados uncionan considera%lemente me(or de lo que la opini!n p"%lica piensa.2sa valoraci!n es la piedra angular de la visi!n promercado de los economistas, el así llamado onsenso de0ashington.'sí como el presente li%ro ha desacreditado los intentos más decididos por socavar la o%(etividad de la proesi!n econ!mica, tiene poco que aportar al de%ate acerca de las virtudes de los mercados, porque ha decolocarse en el otro platillo de la %alanza. La mezcla !ptima de mercado & estado no depende de lasvirtudes en a%stracto del primero, sino de las relativas al ser comparadas con las del segundo.3ndependientemente de la %uena o mala opini!n que se tenga de los mercados, tiene sentido coniar más enellos seg"n el pesimismo so%re la democracia se acrecienta. 7i usted suele recurrir a dos mecánicos &descu%re que el primero %e%e mientras tra%a(a, la respuesta l!gica será llevar el coche al segundo,independientemente de cuáles ueran las dudas que anteriormente al%ergara so%re él.B6e%ería entonces este li%ro servir para hacer que cunda en usted el pesimismo so%re la democraciaC 7í.1or encima de cualquier otra idea, hago hincapié en el hecho de que los votantes son irracionales. 7inem%argo, tam%ién admito dos opiniones que son lugar com"n entre los devotos de la democracia= elelectorado es, en gran medida, altruista/ & los políticos por lo general o%edecen a la opini!n p"%lica. 'lrevés de lo que dicta la intuici!n, estos tres ingredientes, irracionalidad, motivaci!n desinteresada & pocomargen de manio%ra para los políticos, se com%inan para producir una mezcla que no puede ser peor.-AV7i la opini!n p"%lica es sensata, el egoísmo & la oportunidad de manio%ra política act"an como renos queimpiden a la democracia estar a la altura de sus promesas. 1ero, si la sociedad es inconsciente, el egoísmo &el margen de manio%ra hacen que la democracia no pueda cumplir todas sus amenazas. 2l egoísmo & elmargen de manio%ra act"an más como agua que como veneno/ no son dañinos per se, sino que dilu&en las propiedades del sistema en el que se presentan. 6e este modo, cuando la opini!n p"%lica malinterpretasistemáticamente Ecomo suele ocurrirE lo que de%e hacer para ma*imizar el %ienestar social, lo queconsigue es prender una mecha rápida conectada con las correspondientes medidas políticas desatinadas.2ste hecho de%ería %astar para volver más pesimista casi a cualquiera.La consecuencia sorprendente es que incluso los economistas, acusados de orma generalizada deundamentalistas, de%erían ser más partidarios del mercado de lo que lo son. 7u estimaci!n actual delequili%rio !ptimo entre mercados & go%ierno se %asa en una so%revaloraci!n de las virtudes de lademocracia. 2n muchos casos, los economistas tendrían que adoptar las soluciones del li%re mercado a pesar de sus deectos, puesto que aun así eclipsan por completo la alternativa democrática.onsideremos la deiciencia del mercado de seguros conocida como 8selecci!n adversa9. 7i quienesdesean contratar un seguro conocen cuál es su tasa de riesgo, pero la aseguradora s!lo los valores promedio, el mercado tenderá a achicarse porque los individuos que presenten valores de riesgo másreducidos se retirarán, lo cual incrementará dichos promedios, lo cual incrementará los precios, lo cual haráque todavía más clientes de %a(o riesgo renuncien a contratar co%erturas.-A: 2n el peor de los casos, elmercado termina por disolverse= los precios se encarecen tanto que nadie se asegura, & los consumidores presentan unos riesgos tan altos que las compañías no pueden permitirse cu%rirlos por menos precio.Los economistas muchas veces aducen la presencia de selecci!n adversa como motivo conclu&ente paradistanciarse de su supuesto li%eralismo.-A< 7in em%argo, teniendo en cuenta de qué modo opera lademocracia en la práctica, ese ale(amiento es algo prematuro. 7iendo la opini!n p"%lica la que es, Bqué tipode regulaci!n tendrá más pro%a%ilidad de ser apro%adaC 2l n"cleo del pro%lema de la selecci!n adversa

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reside en el hecho de que las aseguradoras carecen de la inormaci!n suiciente como para ser capaces deco%rar primas más altas a los clientes de ma&or riesgo. B!mo contempla el asunto una persona aectada por el sesgo antimercadoC 1ues lo "ltimo que pasará por su ca%eza será= 84(alá las compañías de segurosdispusieran de la inormaci!n suiciente como para ser capaces de identiicar a los clientes con más riesgo& co%rarles lo que corresponde9. +ele(ados en el espe(o deormante del pre(uicio antimercado, el pro%lema

que obviamente ha%rá que solucionar será el de que por qué ha& que co%rar más a quien orece ma&or riesgo, & no la imperecta correspondencia entre riesgos & tarias.2l hecho de que la regulaci!n pudiera a&udar a corregir el pro%lema de la selecci!n adversa Epor e(emplo,orzando a todo el mundo a asegurarseE es, por lo tanto, un dé%il argumento a avor. 6ado el pre(uicioantimercado en la sociedad, la democracia pro%a%lemente o%ligaría a las aseguradoras a co%rar a losclientes de alto riesgo lo mismo que al resto. 2l análisis econ!mico %ásico del negocio asegurador nos diceque tal cosa agrava el pro%lema de la selecci!n adversa al animar a los clientes de %a(o riesgo aautoe*cluirse/ pero es precisamente el análisis econ!mico %ásico lo que la opini!n p"%lica se niega aadmitir. $o ha& que ser un undamentalista del mercado para darse cuenta de que puede ser más sensatoarreglárselas con las imperecciones del li%re mercado en lugar de acudir al electorado para que dé suopini!n.3ncluso entre los propios economistas, las propuestas de medidas que avorecen el mercado a menudo sonconsideradas como demasiado dogmáticas, demasiado reacias a tener en cuenta los deectos del mercado.-AA Muchos preieren adoptar una posici!n más refinada= como &a hemos pormenorizado las venta(as delmercado, vamos ahora a recalcar las %ondades de la intervenci!n estatal. 1ues &o airmo que ha& que hacer salvedades a esa salvedad. 'ntes de destacar las %ondades de la intervenci!n del go%ierno ha%ría quedistinguir entre la conce%ida por economistas %ienintencionados & la dirigida a gustar a los no economistas/& reconocer que predomina la del segundo tipo. $o hace alta ser dogmático para mantener una acérrima postura promercado. 7implemente es preciso darse cuenta de que ese refinado énasis en las venta(as de laintervenci!n está conundiendo posi%ilidad te!rica con pro%a%ilidad real.6urante los años setenta, la escuela de hicago se hizo tristemente amosa por su punto de vista %asado enel lema 8mercado %ueno, go%ierno malo9/ & mi o%ra podría intentar interpretarse como un intento derevitalizar esa tradici!n. Muchos de sus argumentos eran inválidos e incluso contradictorios/ si las personasuesen tan uniormemente racionales como los economistas de esta escuela preconiza%an, las medidas políticas de los go%iernos no hu%iesen podido mantenerse desacertadas durante mucho tiempo. Fue ;eorge7tigler quien inalmente seg! la hier%a %a(o los pies de Milton Friedman al airmar tal cosa.-AD 1eroargumentos equivocados pueden tam%ién conducir a conclusiones acertadas/ 7tigler era un l!gico másestricto, pero Friedman poseía más intuici!n. Nasándose en los undamentos que proporciona lairracionalidad racional, tal vez se pueda insular nueva vida al programa de investigaci!n de la escuela dehicago que Friedman inspir!.=Re+or$ar la de$ocracia>La consecuencia principal de nuestro análisis de la democracia se resume en que es %uena idea depender más de la elecci!n privada & del mercado. $o o%stante, Bqué podría hacerse Esi es que ha& algo que se pueda hacerE para me(orar los resultados, con la restricci!n de mantener la supremacía de la democraciaso%re el mercadoC La respuesta depende de la le*i%ilidad que se admita al utilizar el término8democracia9. B7eguiría siendo una democracia si el derecho a voto requiriese apro%ar un e*amen deconocimientos %ásicos so%re economíaC BP si e*igiera un título universitarioC 'm%as disposicionesincrementan el conocimiento econ!mico del votante mediano, lo cual produce medidas más (uiciosas. Lasrestricciones so%re el derecho de suragio han sido utilizadas hist!ricamente con ines discriminatorios, pero eso no tiene por qué suponer que no de%an volver a utilizarse por otros motivos. )na prue%a decompetencia para votar no es más o%(eta%le que el e*amen de conducir/ tanto la conducci!n peligrosacomo el voto inconsciente son conductas arriesgadas, no s!lo para quien las lleva a ca%o, sino para los

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inocentes que pasa%an por ahí. omo razona Frédéric Nastiat, 82l derecho a suragio se %asa en lasuposici!n de capacidad9=BP por qué ha de ser la incapacidad un motivo de e*clusi!nC 1orque no es el votante el "nico que cargarácon las consecuencias que su voto produzca/ porque cada voto involucra & aecta a la comunidad porentero/ porque la comunidad tiene ciertamente derecho a e*igir ciertas garantías en lo que respecta a los

actos de los que su e*istencia & %ienestar depende.-AJ)n método menos desagrada%le de incrementar los conocimientos econ!micos del votante medianoconsiste en conceder votos adicionales a individuos o grupos con ma&or ormaci!n en este campo. 2sdigno de menci!n el hecho de que, hasta la apro%aci!n de la +epresentation o the 1eople 'ct ?Le& de+epresentaci!n ciudadana@ de :D, en ;ran Nretaña se mantenía el voto plural para los licenciados enuniversidades de élite & los propietarios de negocios. 7eg"n e*plica 7peck, 8Los licenciados podían votar acandidatos en doce universidades, así como en sus propios distritos electorales, & los propietarios cu&osnegocios esta%an en un distrito dierente al de su propio domicilio podían votar en am%os9.-A omo losvotantes con ma&or educaci!n tienden a pensar más como economistas, ha%ría mucho que deli%erar so%reeste tipo de sistemas ponderados. Uueda para el lector decidir si la ;ran Nretaña de :DH puede serconsiderada una democracia.)na reorma moderada sugerida por el presente análisis pasaría por reducir o eliminar los esuerzosencaminados a incrementar la participaci!n electoral. La educaci!n & la edad son los me(ores indicadoresde participaci!n, &, dado que el primero es además el me(or indicador de conocimiento econ!mico & que lacone*i!n con el segundo es ende%le, la ormaci!n econ!mica del votante en la mediana supera la delciudadano en la mediana. 7i las campañas para alentar el voto condu(esen a una participaci!n del :VV I,los políticos tendrían que competir por ganarse el cariño de votantes marcadamente más sesgados que losactuales.-AGLa ma&oría de preocupaciones que provocan los cam%ios de iure o de acto en la participaci!n dan por sentada la e*perimentalmente desacreditada hip!tesis del votante egoísta.-AH 7i el o%(etivo del electoradouese promover sus intereses particulares, los no votantes serían %lancos áciles/ la gente con derecho avoto escogería astutamente los programas que más les avoreciesen sin prestar ninguna atenci!n a losintereses de los demás. 7in em%argo, los indicios contra la 5>2 son tan s!lidos que estos temores puedenser descartados. Los votantes que más sa%en no desean e*propiar a sus compatriotas menos l"cidos. 'ligual que ocurre con el resto de los votantes, su meta es, en general, ma*imizar el %ienestar social. 4curresencillamente que sa%en más so%re c!mo conseguirlo.omo la gente con me(or educaci!n es me(or votante, otra atractiva posi%ilidad para me(orar la democraciaconsiste en educar me(or al electorado. #al vez uncionaría, pero sería caro &, como se mencion! en elcapítulo anterior, la educaci!n puede ser una varia%le sustitutiva de la inteligencia o la curiosidad. )naestrategia más %arata, & cu&a relaci!n causal resulta más verosímil, pasa por modiicar el programa deestudios. 7teven 1inker argumenta que las escuelas de%erían intentar 8dotar a sus estudiantes con lasha%ilidades cognitivas más "tiles para comprender el mundo moderno & que sean, al mismo tiempo,aquellas con las que menos pro%a%ilidad tengan de ha%er sido dotados de nacimiento9, haciendo especialhincapié en 82conomía, Niología 2volutiva & 1ro%a%ilidad & 2stadística9.-A Lo que 1inker %usca es, enesencia, proponer a las escuelas una nueva misi!n= erradicar las creencias sesgadas con las que cargan losestudiantes &a en el momento de su ingreso, especialmente aquellas creencias que tienen impacto so%re lasmedidas políticas del go%ierno.-DV BUué ha%ría que suprimir para dar ca%ida al material nuevoC2l día s!lo tiene veinticuatro horas, así que la decisi!n de impartir una materia es tam%ién la de de(ar deimpartir otra. La pregunta no es si la #rigonometría es o no importante, sino si es más importante que la2stadística/ no si una persona educada ha de conocer los clásicos, sino si es más importante para una persona educada conocer los clásicos que la economía elemental.-D:omo colo!n no menos importante, a la lista de posi%les vías para que la democracia uncione me(or ha&

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que añadir que los individuos con conocimiento econ!mico que tengan margen de manio%ra políticade%erían aprovecharlo para me(orar los programas que ven la luz.-D< 7i usted tra%a(a en una agenciaregulatoria, redacta %orradores legislativos, aconse(a a políticos o %ien ocupa un cargo, averig]e de cuántali%ertad dispone & utilícela para hacer que las medidas tomadas sean me(ores. Mine las malas ideas & echeuna mano a las %uenas. omo dice +onald oase, 8)n economista que, gracias a su empeño, consigue

 posponer una semana un programa del go%ierno que desperdicia cien millones al año - se ha ganado coneso el sueldo del resto de su vida9.-DA P Nastiat recalca que el votante que act"a movido por sus ideas pre(uiciadas no solamente se per(udica a sí mismo. 'sí que si usted emplea su margen de manio%ra político para me(orar las medidas políticas que se toman, ha%rá puesto su grano de arena para poner coto a un per(uicio p"%lico.La cie!cia eco!$ica2 =,ara ?&; "ir*e> $uestra tarea undamental de%ería consistir en inmunizar el (uicio de los universitarios rente a las ideasequivocadas que tanto predominan en eso que pasa por ser de%ate ilustrado so%re el comercio internacional. 1aul Krugman, What Do ?nder0rad%ates Need to Mno )bo%t Trade--DDLa ma&oría de los remedios e*puestos previamente plantean un dilema sin soluci!n. 7i se hace uso delmargen de manio%ra, el "nico modo de limitar la inluencia política de los que carecen de ormaci!necon!mica pasa por convencerlos de que hacer tal cosa es %uena idea. 7in em%argo, si se essuicientemente persuasivo como para conseguir eso, sería me(or ahorrarse el esuerzo adicional &convencerlos directamente de que voten con más sensatez. Pa que los recursos persuasivos son escasos,Bha& algo que se pueda hacer suponiendo i(os los recursos persuasivos de la disciplina econ!mica & susaliadosC-DJ B5a& alg"n modo de aprovechar me(or su tiempoC reo que sí.Los economistas tienen ama de ser reticentes a la hora de dar respuestas directas & de ser incapaces delograr un consenso. 2s %ien sa%ido c!mo 5arr& #ruman suspira%a por encontrar un economista 8con uns!lo lado9, que no pudiera decir 8por un lado pero por otro lado9. 1aul 7amuelson añadía que 8dice lale&enda que los economistas son incapaces de ponerse de acuerdo entre ellos. 7i el parlamento pidieseopini!n a seis economistas, o%tendría siete respuestas. 7in la menor duda, el volu%le 7r. Ke&nes Soreceríaun par de ellasT9.-D#anto los economistas como sus detractores son conscientes de que estos estereotipos están equivocados demedio a medio. 7in em%argo, por una vez son los primeros quienes han de cargar con la ma&or parte deculpa del malentendido. uando los economistas tienen que elegir entre transmitir ?a@ nada, o ?%@ unaversi!n sintética pero apro*imada de sus conclusiones, por e*traño que parezca, parece que preieren [email protected] has de impartir un curso de un semestre a un grupo de estudiantes, sa%es perectamente que todoserá olvidado salvo las ideas principales. 7i racasas a la hora de meter un puñado de principiosundamentales en sus ca%ezas, lo más pro%a%le será que no retengan nada en a%soluto. P sin em%argo, enlos innumera%les cursos a los que &o he asistido, los proesores mu& raramente se tomaron en serio estalimitaci!n. Muchos de ellos preirieron regodearse en los detalles de la conta%ilidad de la renta nacional, ode sutilezas matemáticas, o del "ltimo grito en moda académica.1or e*periencia sé que los proesores disrutan de un margen de manio%ra enorme/ pueden modiicardrásticamente el contenido & el planteamiento de sus cursos con un coste mínimo. 'sí pues, a la preguntade 8BUué pueden hacer los proesores de economía para aprovechar me(or el tiempo de que disponenC9respondemos que de%erían esorzarse en transmitir el espíritu del primigenio economista con un s!lo lado,Frédéric Nastiat.6a lo mismo si 8proesor de economía9 es la descripci!n oicial de su puesto de tra%a(o. #odos los queentienden algo de economía Eproesores,  fri"is  de la política, periodistas, estudiantes & ciudadanosconcienciadosE tienen oportunidades de instruir a otros. ada uno de nosotros de%ería comenzar, igualque Nastiat, por contrastar la visi!n popular so%re cada asunto con la econ!mica. 1resentar claramente laidea de que los que entienden piensan de una manera & los que no, de otra/ escoger una serie de

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P sí, este tipo de técnicas pueden ser utilizadas para inculcar tanto alacias como verdades, pero no presenta ning"n conlicto intrínseco con la verdad. 7e puede hasta entusiasmar a los alumnos incitándoles a pensar por sí mismos en asuntos que la sociedad reprue%a, tal & como hace +alph 0aldo 2merson en suensa&o #elfReliance  ?Confianza en %no mismo@. [l descri%e la %"squeda de la verdad no s!lo como unasunto de mera responsa%ilidad, sino como algo heroico=

La indierencia de los muchachos que tienen el sustento asegurado, & desdeñarían hasta a un no%le pordecir o hacer lo que uere para ganárselos/ ésa es la actitud saluda%le para la naturaleza humana. 2l proceder de un muchacho es el del amo & señor de la sociedad= independiente, irresponsa%le, contempla areugio pasar acontecimientos & personas/ (uzga & sentencia todo ello de acuerdo con su valía, de modosumarísimo, en la orma sucinta al uso de los (!venes= %ueno, malo, interesante, tonto, elocuente, latoso. $iconsecuencias ni inclinaciones le empecen/ emite un veredicto ranco, imparcial.-JVNastiat, de orma parecida, muestra la l!gica & el sentido com"n como algo atractivo al ridiculizar aquienes carecen de ellos. omo, por e(emplo, en su conocida  Peticin de los fabricantes de velas= $osotros surimos la intolera%le competencia de un rival e*tran(ero colocado, por lo que parece, en unascondiciones tan venta(osas so%re las nuestras en la producci!n de luz, que inunda nuestro mercado nacionala un precio escandalosamente %a(o/ así, en cuanto se de(a ver, nuestras ventas cesan, todos losconsumidores se pasan a él. - 2ste rival - no es otro que el sol.-7i ustedes impidieran tanto como uese posi%le el acceso a la luz natural, si ustedes crearan así lanecesidad de luz artiicial, Bqué industria en Francia no se vería impulsadaC-J:La petici!n va más allá de la mera instrucci!n econ!mica, convierte el proteccionismo en un chiste. P alhacerlo, Nastiat no presenta a los economistas como pedantes, sino como el alma de la iesta intelectual.7in necesidad de hacer concesiones con su integridad intelectual, Nastiat hace que el deseo que tienen loslectores de pensar %ien so%re sí mismos tra%a(e en su avor.7i usted no dispone de un semestre completo durante el cual ilustrar a su audiencia, entonces nuestroconse(o resulta todavía más oportuno. uanto menos tiempo se tenga, más importante resulta ?:@ resaltarcon toda crudeza el contraste entre la visi!n popular & la de la economía %ásica/ ?<@ e*plicar por qué lasegunda es verdadera & la primera alsa, & ?A@ hacerlo con gracia.uando el oco de los medios otorga a otros e*pertos unos instantes para que digan lo que piensan, loha%itual es que se esuercen enáticamente por comunicar una o dos conclusiones simpliicadas, porquesa%en que es lo má*imo que se puede hacer en el tiempo de que disponen. 7in em%argo, los economistasson reacios a seguir esta estrategia. 1or mucho que la audiencia lo esté esperando, les parece impropiomaniestar un (uicio rotundo. 'ctuar así constitu&e una !rmula inali%le para pasar completamentedesaperci%ido.-J< 7i su voz es una gotita en un océano de autopromoci!n, lo me(or que puede hacercuando por in le llegue su turno es ha%lar uerte & claro.laro está que los economistas disponen de menos li%ertad en la televisi!n que en el aula/ si un periodistale está entrevistado so%re el déicit comercial & usted no hace más que desviar la conversaci!n hacia laventa(a comparativa, es posi%le que la entrevista nunca llegue a emitirse, &, además, la pro%a%ilidad de quevuelva a ser entrevistado se reduce. ' pesar de todo, merece la pena poner a prue%a los límites de toleranciade los medios. $o parece que resulte tan molesto introducir las reerencias al déicit comercial medianteunas %reves rases de descargo de responsa%ilidad= 8Los déicits comerciales, al contrario de lo que laopini!n popular sostiene, no son algo malo. 7iempre que el déicit aumenta, la sociedad demanda haceralgob, pero es un error. 2l comercio internacional, como cualquier otro tipo de comercio, es %eneicioso para am%as partes, se produzca déicit o no9. #al vez se pueda acompañar de un e(emplo divertido= 8Mi propio déicit comercial con 2l orte 3nglés es enorme, les compro por miles & ellos no me compran nada,& no ha& nada de preocupante en ello9. 7i no resulta posi%le desviar la conversaci!n de las "ltimas ciras, almenos se puede ro%ar algo de tiempo que sirva para colocar las ciras en perspectiva.Fuentes de inormaci!n como peri!dicos & %logs ocupan un lugar intermedio entre los clips televisivos &

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los cursos de un semestre completo. 5a& más margen en la página de papel o digital que en la tele, peroaun así es preciso simpliicar considera%lemente. 7é de alg"n economista que escri%e a prop!sito suscolumnas con menos pala%ras de las que su editor le demanda/ de ese modo, seg"n él, los peri!dicos nocortarán sus párraos preeridos ?sospecha que van a ser, pro%a%lemente, aquellos que los editores más vana detestar@.

5a& mucho que aprender del método que utiliza%a Nastiat para a%ordar la educaci!n en economía, pero esoes s!lo el principio.-JA Nastiat coloca la educaci!n en un conte*to más amplio, porque los economistasestudian el mundo, pero tam%ién orman parte de él. Buál ha de ser su tareaC La respuesta de Nastiat es=8+e%atir los pre(uicios que son lugar com"n9. )tilizando terminología actual diríamos que los economistas proveen del %ien p"%lico que constitu&e la correcci!n de las creencias sistemáticamente sesgadas. B7uscometidosC 8'%rir paso a la verdad - disponer la mente de las personas para comprenderla -rectiicar la opini!n p"%lica - inutilizar las armas que esgrimen quienes hacen mal uso de ellas9.-JDLos economistas &a se ocupan de parte de eso de orma instintiva. 'unque es diícil asegurarlo, de noha%erse impartido educaci!n econ!mica durante generaciones, modiicaciones como la reducci!n dearanceles & las privatizaciones ha%rían tenido lugar en mucha menor escala o no se hu%iesen producido.-JJ 7in em%argo, los economistas se ven enrentados a una situaci!n singular= no enmiendan la opini!ngeneral porque las uerzas del mercado les uercen a ello, sino porque les suministran el espacio demanio%ra "til para llevar a ca%o esa tarea, si tienen voluntad de hacerlo. 2sto signiica que mucho dependedel estado de ánimo del con(unto de los economistas, de c!mo de entusiastas sean a la hora de asumir suresponsa%ilidad.)no de los actores undamentales que ha de%ilitado la moral de la proesi!n en las "ltimas décadas ha sidola marginaci!n de la idea de que e*isten creencias sistemáticamente sesgadas en economía. 7i realmente elelectorado medio posee una correcta comprensi!n de la economía desde el principio, Bqué alta hacen loseconomistasC Buál es su unci!n socialC $o es una pregunta que no se pueda responder/ los economistas proesionales podrían dedicarse a reducirla varianza de la opini!n p"%lica & a reducir la dispersi!n que provocan los errores aleatorios. 'l actuar así,lograrían alcanzar la aspiraci!n de Ke&nes= que los economistas se convirtieran en 8gente modesta &competente, equipara%les a los dentistas9.-J2sa humildad proesional es peligrosa. Los economistas que se comparan con dentistas van a aceptar lasociedad undamentalmente tal & como es. 2so estaría %ien si reducir la varianza uese su "nico quehacer.7in em%argo, los economistas son la principal deensa contra los errores sistemáticos que cimientan tantosdesatinos políticos en la vida diaria. 7i miran para otro lado, esos errores apenas tendrán reno. $ada tienetantas posi%ilidades de hacer a los economistas a%andonar sus posiciones & disuadirles de llevar a ca%o suesencial tarea como una humildad desacertada.Los economistas no de%erían olvidar que han cometido errores en el pasado & que los volverán a cometeren el uturo. #odos hemos de admitir nuestras limitaciones/ pero ha& dos tipos de errores que se de%enevitar= uno es la so%er%ia & el otro la e*cesiva humildad. 2l primero conduce a a%arcar demasiado/ elsegundo lleva a los e*pertos a permanecer inactivos cuando el error toma la plaza.Co!cl&"i!'demás de undamentalismo del mercado, a los economistas se les suele imputar la acusaci!n dearrogancia. 2n cierto modo, estamos haciendo el (uego a los críticos. Po no a%ogo por el undamentalismoni por la so%er%ia, pero de%eríamos de(ar de esorzarnos tanto por no parecer que pecamos de ninguna delas dos cosas. $o ha& raz!n para estar a la deensiva= los economistas han descu%ierto & popularizadomuchas de las ideas más socialmente %eneiciosas para la humanidad/ & han com%atido contra muchas delas más perniciosas. 7i ueran conscientes del papel que (uegan en el mundo, podrían hacer mucho más.4$L)73R$

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 2L4;34 62L 27#)634 62 L' L4)+'7e hace diícil - sostener que los mismos individuos act"en de manera racional & previsora comoagentes econ!micos, pero se vuelvan locos al depositar su voto. #orsten 1ersson & ;uido #a%ellini, Political Economics-JGLas democracias dan acogida a un mont!n de medidas aparentemente contraproducentes. Los economistas

hacen especial hincapié en la necedad del proteccionismo & del control de precios. Los e*pertos en otroscampos tienen su propia tela que cortar. B!mo es posi%le que lleguen a ponerse en práctica medidas asíC2*isten undamentalmente tres vías para responder a esa pregunta=1aso := 6eender los programas acusados %asándose sus virtudes.1aso <= 'legar que son los políticos & grupos de intereses particulares quienes su%vierten la democracia.1aso A= ustiicar c!mo es posi%le que esas medidas sean a la vez populares & contraproducentes.La respuesta del primer tipo s!lo en raras ocasiones resulta convincente. 7ería risi%le ver a un proesor esorzándose por encontrar la sa%iduría escondida en un mal e*amen gara%ateado de cualquier manera.B1or qué ha& que perder más tiempo en el empeño de (ustiicar programas desatinadosC 2l deensorha%itual carece de contraargumentos inteligentes/ la ma&oría no sa%en ni cuáles son las principaleso%(eciones que plantean los e*pertos, & mucho menos darles respuesta.La respuesta del segundo tipo resulta más gratiicante intelectualmente.-JH )na medida política querepercuta de orma negativa en general, puede aun así producir importantes eectos %eneiciosos para una pequeña minoría. 7in em%argo, a pesar de toda la atenci!n académica que esta e*plicaci!n ha concentradoa lo largo de las "ltimas décadas, presenta dos graves deiciencias. La primera= en teoría, la ma&oría tienemuchas ormas sencillas de hacer valer su autoridad.-J La segunda= las investigaciones e*perimentalesso%re opini!n p"%lica hacen patente que el stat% &%o Een el que se inclu&en, tal vez de modo especial, lasmedidas contraproducentesE disruta de un apo&o popular mu& amplio/ & que los políticos responden a loscam%ios que se producen en la opini!n p"%lica.-V2stos hechos me han hecho llegar hasta el tercer tipo de respuesta. P sí, parece parad!(ico que ha&a programas políticos que sean a la vez populares & contraproducentes porque el sentido com"n dice que a lagente le van a complacer más los planes que me(or uncionen.-: La ormaci!n econ!mica ratiica esahip!tesis esta%leciendo un paralelismo entre la participaci!n democrática & el consumo en el mercado= si la política es tan mala, Bpor qué los votantes siguen añadiéndola a sus carritos de la compraC7in em%argo, si se analiza con ma&or detenimiento, la parado(a se desvanece. La analogía entre votar &comprar es alsa= la democracia es un %ien com"n, no un mercado/ los individuos no compran medidas políticas con sus votos, más %ien echan su voto en un enorme dep!sito com"n. 2l resultado dependerá delcontenido promedio de ese dep!sito.2n este tipo de situaciones que involucran la e*istencia de un dep!sito com"n, los economistas suelentemerse lo peor. 6esentendiéndose del eecto acumulado, la gente termina por contaminar el agua. 2n miopini!n, el principal motivo de que se sea tan complaciente con la democracia es que la poluci!n no se de(aver/ no se trata de contaminaci!n ísica corriente & moliente. La democracia sure una e*ternalidad mása%stracta= la poluci!n mental de las creencias sistemáticamente sesgadas.'unque los economistas rara vez analizan el consumo de creencias, la idea es intuitivamente verosímil &te!ricamente ino%(eta%le. 2n lo que a teoría econ!mica respecta, cualquier cosa puede ser un %ien. P lae*periencia cotidiana nos enseña que uno de los %ienes por los que la gente se preocupa es la visi!n delmundo. ' poca gente le hace gracia descu%rir que sus convicciones religiosas o políticas están equivocadas.2n cuanto se admite este punto, %asta com%inarlo con algo de teoría elemental del consumo para llegar anuestro modelo de irracionalidad racional. La demanda de irracionalidad, al igual que la demanda de peras,disminu&e cuando su precio material aumenta. 7in em%argo, como ocurre a menudo en economía, estahip!tesis tan trivial genera preguntas inc!modas. 2n lo cotidiano, la realidad nos proporciona incentivos para mantener a ra&a nuestra irracionalidad, pero, Bde qué incentivos disponemos para pensar

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vota contra la reorma.'l igual que la ma&oría de modelizaciones políticas, la de Fernandez & +odrik es consistente internamente,-H porque la conclusi!n Euna ma&oría de votantes racionales pueden llegar a oponerse a la adopci!n dereormas que van a me(orar, sin lugar a dudas, la situaci!n de la ma&oríaE se deduce rigurosamente de las premisas. 7in em%argo, se hace diícil admitir esto como el motivo por el que la gente com"n se opone a

las reormas. 6e no ha%er tenido escr"pulos proesionales hacia el concepto de irracionalidad del votante,Fernandez & +odrik ni se ha%rían molestado en construir el modelo. B1or qué partirse la ca%eza dándoleuna e*plicaci!n al hecho de que los votantes racionales hagan cosas que parecen irracionales cuando &a sesa%e que la irracionalidad del votante es algo corrienteC#eniendo en cuenta la a%undancia de modelos %asados en la premisa de que el votante es racional, ha& queconcluir que su valor cientíico marginal se ha desplomado hasta ser pr!*imo a cero. Los te!ricos puedene*plicar muchas más cosas analizando los eectos de las distintas ormas de irracionalidad. )n e(emplodestacado lo orece el modelo de 8disponi%ilidad en cascada9 de%ido a #imur Kuran & ass 7unstein.-omienzan por los indicios del más %a(o nivel que muestran que las personas so%restiman la pro%a%ilidadde que se produzcan sucesos impresionantes. 2ntonces, se preguntan, Bqué ocurrirá si los medios decomunicaci!n dan con una anécdota aislada que sea estremecedora & llamativaC Uue se a%alanzarán so%reella en nom%re de los índices de audiencia. La co%ertura mediática a&udará a que el p"%lico recuerde laanécdota, ampliicando así su percepci!n del riesgo e incrementando la demanda de más historias delmismo tipo. #an pronto como el miedo se generalice, los políticos harán votos por resolver el pro%lema, locual llamará todavía más la atenci!n so%re el asunto. Kuran & 7unstein argumentan que este tipo decomportamiento su%&ace en una larga lista de situaciones de alarma in(ustiicada, como las de  Love Canal , )lar  ?daminocida@ o el vuelo HVV de la #0'. #am%ién nos a&uda a comprender por qué este tipo dehisterias son tan distintas de unos países a otros. )n puñado de cuentos de terror relacionados con laenergía nuclear ueron ganando ímpetu poco a poco hasta precipitar en una histeria colectiva en 2stados)nidos que no tuvo mucha repercusi!n en 2uropa/ lo opuesto ocurre con los alimentos transgénicos.3ncluso si se diera el caso de que Kuran & 7unstein estuviesen equivocados, se trata el su&o de un sinceroempeño por modelizar la política recurriendo a supuestos realistas so%re la orma de pensar de las personas.7i la teoría política ormalista resulta ser tan deiciente como aquí mantengo, Bqué ha& de la investigaci!ne*perimentalC 2n gran parte resulta inmune a esta crítica. 1or e(emplo, los tra%a(os so%re opini!n p"%licararamente han cedido %a(o la presi!n de las restricciones que impone la teoría de la elecci!n racional. Lose*pertos en esta área no solamente han continuado pu%licando conclusiones diíciles de aceptar por loste!ricos, sino que investigadores como 6avid 7ears además han sacado a la luz importantes grietas en lateoría de la elecci!n racional/ en particular, la hip!tesis del egoísmo del votante. 2s más, con que losvotantes uesen la mitad de irracionales de lo que aquí mantengo, de%eríamos estar dispuestos a tener encuenta los indicios que señalan que los políticos cuentan con márgenes de permisividad & que se sirven deellos.-GV $o o%stante, no toda la investigaci!n e*perimental sale ilesa. 2*isten tra%a(os que se limitan a enrentarentre sí distintas e*plicaciones de la elecci!n racional. 6e este modo, cuando un coeiciente resulte positivo, respaldará la #eoría de la 2lecci!n +acional '/ cuando sea negativo, la #eoría de la 2lecci!n+acional N. 7i ma&ores ingresos indican respaldo al li%re comercio, eso dem%estra que avorece a los másricos a e*pensas de los más po%res/ si menores ingresos indican respaldo al li%re comercio, eso dem%estralo contrario.#odo este estilo de investigaci!n empírica animada por la teoría resulta cuestiona%le. ' pesar de su pretensi!n de apertura a los hechos, la respuesta siempre termina apo&ando el planteamiento de la escuelade la elecci!n racional. 1or supuesto, si ese planteamiento hu%iese resistido una compro%aci!n e*haustivarente a sus alternativas, no ha%ría ning"n inconveniente/ pero no s!lo no ha sido sometido a tal escrutinio,sino que cuando ha sido e*aminado críticamente, ha salido %astante mal parado.

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P aun así, esta e*perimentaci!n impulsada por la teoría es parcialmente recupera%le. La teoría de laelecci!n racional inlu&e en las preguntas planteadas a los individuos & distorsiona su interpretaci!n. 7inem%argo, siempre & cuando la investigaci!n inorme honradamente de sus resultados, es aprovecha%le parae*traer inormaci!n de ella. 2n el marco de la elecci!n racional, el hecho de que los individuos conma&ores ingresos sean menos proteccionistas se interpreta casi automáticamente como prue%a de que el

 proteccionismo avorece a los po%res más que a los ricos. 7in em%argo, podemos quedarnos con el dato sinnecesidad de aceptar la e*plicaci!n. #al vez los ricos sean menos proteccionistas por ser más racionales/ oquizás el nivel de renta es una varia%le sustitutiva para la educaci!n o la inteligencia, & am%os actoreshacen a las personas más racionales. Muchos hallazgos empíricos apuntan ácilmente en nuevasdirecciones tras ser separados de su estéril entorno te!rico.+esulta tentador airmar que los analistas sociales han desperdiciado tanto esuerzo porque la economía seha internado en un territorio que queda más allá de sus dominios. 7in em%argo, el auténtico pro%lema esque la 2conomía, una ca(a de herramientas analíticas esencial, ha sido mal utilizada. Los mercados son el primer o%(eto de estudio de los economistas, pero ha& muchas otras ormas de o%servar el comportamientohumano. 7in em%argo, desaortunadamente, tan pronto como unos cuantos pioneros esta%lecieron unaanalogía entre la política & la economía, mucha gente decidi! su%irse al carro. P &a va siendo hora de %a(arse de él.Los autores suelen poner %roche a sus o%ras con una e*hortaci!n en avor de nuevas investigaciones, & esoes lo que &o haré. #enemos mucho que aprender so%re política & tam%ién mucho que %orrar de nuestrasmentes de lo aprendido hasta ahora. Las ciencias sociales se han metido en muchos calle(ones sin salida E& han pasado por alto muchas otras vías que parecían prometedorasE animadas por la err!nea insistenciade que cada modelo es un 8relato sin persona(es tontos9, incluso en asuntos como la política, en el que lama(adería ocupa un papel protagonista. )n rerán airma que el sa%io aprende más del necio que el neciodel sa%io. 'l renunciar a reconocer la e*istencia de los necios & la necedad, los sa%ios en ciencias socialeshan o%staculizado artiicialmente el progreso de su propio aprendiza(e. 

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'%ramson, 1aul, ohn 'ldrich & 6avid +ohde. <VV<. Chan0e and Contin%ity in the ::: Elections.0ashington, 6= U 1ress.'chen, hristopher & Larr& Nartels. <VVD. 8Musical hairs= 1ocket%ook >oting and the Limits o

6emocratic 'ccounta%ilit&.9 )+L http=^^OOO.princeton.edu^\%artels^chairs.pd.'inslie, ;eorge. :<. Piconomics. am%ridge= am%ridge )niversit& 1ress.'kerlo, ;eorge. :GV. 8#he Market or Lemonsb= Uualit& )ncertaint& and the Market Mechanism.9+%arterly $o%rnal of Economics HD?A@= DHH\JVV. E. :H. 8#he 2conomics o 3llusion.9 2conomics and 1olitics :?:@= :\:J.'kerlo, ;eorge & 0illiam 6ickens. :H<. 8#he 2conomic onsequences o ognitive 6issonance9. )merican Economic Revie G<?A@= AVG\:. E. :HD. 8#he 2conomic onsequences o ognitive 6issonance.9 2n ;eorge 'kerlo.  )n Economic

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Kuklinski, eds., /nformation and Democratic Processes. )r%ana= )niversit& o 3llinois 1ress= A\HH.ooter, +o%ert. <VVV. The #trate0ic Constit%tion. 1rinceton, $= 1rinceton )niversit& 1ress.osmides, Leda & ohn #oo%&. :. 8're 5umans ;ood 3ntuitive 7tatisticians 'ter 'llC +ethinking7ome onclusions rom the Literature on udgment under )ncertaint&9. Co0nition JH?:@= :\GA.osmides, Leda. :H. 8#he Logic o 7ocial 2*change= 5as $atural 7election 7haped 5oO 5umans+easonC 7tudies Oith the 0ason 7election #ask9. Co0nition A:?A@= :HG\<G.ouncil o 2conomic 'dvisers. <VVJ.  Economic Report of the President. 0ashington, 6= ).7.;overnment 1rinting 4ice.ourse&, 6on & +ussell +o%erts. ::. 8ompetition in 1olitical and 2conomic Markets9.  P%blic Choice

GV?:@= HA\HH.ourtois, 7téphane, $icolas 0erth, ean\Louis 1anne, 'ndrze( 1aczkoOski, Karel Nartoek & ean\LouisMargolin. :. The 9lac" 9oo" of ommunism= Crimes Terror Repression. am%ridge= 5arvard)niversit& 1ress. -5a& trad. cast.= El libro ne0ro del com%nismo, Narcelona, 2diciones N, <V:VoOen, #&ler. :H. /n Praise of Commercial C%lt%re. am%ridge= 5arvard )niversit& 1ress. E. <VV:. 85oO 6o 2conomists #hink '%out +ationalit&C9 )+Lhttp=^^OOO.gmu.edu^(%c^#&ler^rationalit&.pd. E. <VVA. 87el\6eception as the +oot o 1olitical Failure9. )+Lhttp=^^OOO.gmu.edu^centers^pu%licchoice^acult&I<Vpages^#&ler^1rideand7el.pd.oOen, #&ler & +o%in 5anson. 6e pr!*ima aparici!n. 8're 6isagreements 5onestC9 )+Lhttp=^^hanson.gmu.edu^deceive.pd. $o%rnal of Economic (ethodolo0y.o*, 0. Michael & +ichard 'lm. :. (yths of Rich and Poor. $eO Pork Nasic Nooks.rain, 0. Mark. :GG. 84n the 7tructure and 7ta%ilit& o 1olitical Markets9.  $o%rnal of Political Economy

HJ?D@= H<\D<.reO, Michael & harlotte #Oight. :V. 84n the 2icienc& o LaO= ' 1u%lic hoice 1erspective9.  P%blicChoice ?:@= :J\A.ronqvist, 5enrik & +ichard #haler. <VVD. 86esign hoices in 1rivatized 7ocial\7ecurit& 7&stems=Learning rom the 7Oedish 2*perience9. )merican Economic Revie D?<@= D<D\<H.rossman, +ichard, ed. :D. The 7od That Kailed. $eO Pork= 5arper and Nrothers.utler, Fred. <VV<. 8#he 7implest 7hortcut o 'll= 7ociodemographic haracteristics and 2lectoralhoice9. $o%rnal of Politics D?<@= D\V.6ahl, ;ordon & Michael +ansom. :. 86oes 0here Pou 7tand 6epend on 0here Pou 7itC9 )merican

 Economic Revie H?D@= GVA\<G.6ahl, +o%ert. :H. Democracy and /ts Critics. $eO 5aven= Pale )niversit& 1ress.6asgupta, 1artha & oseph 7tiglitz. :HH. 81otential ompetition, 'ctual ompetition, and 2conomic0elare9. E%ropean Economic Revie A<?<\A@= J\GG.6asgupta, 7usmita, Nenoit Laplante, 5ua 0ang & 6avid 0heeler. <VV<. 8onronting the 2nvironmentalKuznets urve9. $o%rnal of Economic Perspectives :?:@= :DG\H.6avis, 7teven, ohn 5altiOanger & 7cott 7chuh. $ob Creation and Destr%ction. am%ridge= M3# 1ress.6ee, #homas. <VVD. 8're #here ivic +eturns to 2ducationC9 $o%rnal of P%blic Economics HH?@= :G\:G<V.6elli arpini, Michael & 7cott Keeter. :. What )mericans Mno )bo%t Politics and Why /t (atters.

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Tropics. am%ridge= M3# 1ress. -5a& trad. cast.= En b%sca del crecimiento 2 andanzas y trib%laciones de

los economistas del desarrollo, 'ntoni Nosch 2ditor, 7.'., <VVA2conomics and 7tatistics 'dministration. <VVD. #tatistical )bstract of the ?nited #tates ::I. 0ashington,6= ).7. 6epartment o ommerce.2dgerton, +o%ert. :<. #ic" #ocieties2 Challen0in0 the (yth of Primitive Harmony. $eO Pork= Free 1ress.2dilin, 'aron, 'ndreO ;elman & $oah Kaplan. 6e pr!*ima aparici!n. 8>oting as a +ational hoice= 0h&and 5oO 1eople >ote to 3mprove the 0ell\Neing o 4thers9.  Rationality and #ociety. )+Lhttp=^^OOO.stat.colum%ia.edu^gelman^research^pu%lished^rationalinalJ.pd.2hrlich, 1aul. :H. The Pop%lation 9omb.  $eO Pork Nallantine. 2ichen%erger, +einer & 'ngel 7erna.:. 8+andom 2rrors, 6irt& 3normation, and 1olitics9. P%blic Choice H?:\<@= :AG\J.2igen, LeOis & onathan 7iegel, eds. :A. The (acmillan Dictionary of Political +%otations.  $eO Pork=Macmillan.2inhorn, 5ilda & +o%in 5ogarth. :HG. 86ecision Making )nder 'm%iguit&9. 2n +o%in 5ogarth & Melvin+eder, eds., Rational Choice2 The Contrast 9eteen Economics and Psycholo0y. hicago= )niversit& ohicago 1ress= D:\.2merson, +alph. $.d. Essays. $eO Pork= ;rosset and 6unlap.2nc&clopedia Nritannica. <VVJ. 81u%lishing9. <= D:J\D.2qual 2mplo&ment 4pportunit& ommission. <VVJ. 87tatistics9. )+L http=^^OOO.eeoc.gov^stats.2rikson, +o%ert, ;erald 0right & ohn Mc3ver. :H. 81olitical 1arties, 1u%lic 4pinion, and 7tate 1olic& inthe )nited 7tates9. )merican Political #cience Revie HA?A@= G<\JV.Fedderson, #imoth&. <VVD. 8+ational hoice #heor& and the 1arado* o $ot >oting9. $o%rnal of Economic

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Funk, arol&n & 1atricia ;arcia\Monet. :G. G%#he +elationship %etOeen 1ersonal and $ationaloncerns in 1u%lic 1erceptions a%out the 2conom&9. Political Research +%arterly JV?<@= A:G\D<.;allup 4rganization. <VVJ. 8reate a #rend= Minimum 0age9. )+Lhttp=^^institution.gallup.com^documents^trendUuestion.asp*CU)27#34$:::D'dvancedV7earchon#&pe:7earch#&pe'llminimumI<VOage.;eddes, Nar%ara & ohn Qaller. :H. 87ources o 1opular 7upport or 'uthoritarian +egimes. 9  )merican

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 pers%asin, Madrid, 7íntesis,<VVKinder, 6onald & +oderick KieOiet. :G. 82conomic 6iscontent and 1olitical Nehavior= #he +ole o 1ersonal ;rievances and ollective 2conomic udgments in ongressional >oting9. )merican $o%rnal of Political #cience <A?A@= DJ\J<G. E. :H:. 87ociotropic 1olitics= #he 'merican ase9. 9ritish $o%rnal of Political #cience ::?<@= :<\:.Kirchgssner, ;e%hard. :<. 8#oOards a #heor& o LoO\ost 6ecisions9.  E%ropean $o%rnal of Political  Economy 5AB2 AVJ\<V. E. <VVJ. 8?0h&@ 're 2conomists 6ierentC9 E%ropean $o%rnal of Political Economy <:?A@= JDA\<.Kirchgssner, ;e%hard & 0erner 1ommerehne. :A. 8LoO\ost 6ecisions as a hallenge to 1u%lichoice9. P%blic Choice GG?:@= :VG\:J.Klein, 6aniel. :D. 83 ;overnment is 7o >illainous, 5oO ome ;overnment 4icials 6ont 7eem Like

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 E. :H<%. 8'vaila%ilit&= ' 5euristic or udging Frequenc& and 1ro%a%ilit&9. 2n 6aniel Kahneman, 1aul7lovic & 'mos #versk&, eds., $%d0ment %nder ?ncertainty2 He%ristics and 9iases. am%ridge= am%ridge)niversit& 1ress= :A\GH.#&ler, #om & +enee 0e%er. :H<. 87upport or the 6eath 1enalt&= 3nstrumental +esponse to rime, or7&m%olic 'ttitudeC9 La and #ociety Revie :G?:@= <:\D.

#&rant, ean\+o%ert. <VVD. 8>oting 0hen Mone& and Morals onlict= 'n 2*perimental #est o 2*pressive>oting9. $o%rnal of P%blic Economics HH?G\H@= :DJ\D.).7. ensus Nureau. <VVJa. 8).7. #rade Nalance 0ith anada9. )+L http=^^OOO.census.gov^oreign\trade^%alance^c:<<V.html. E. <VVJ%. 8).7. #rade Nalance 0ith Me*ico9. )+L http=^^OOO.census.gov^oreign\trade^%alance^c<V:V.html.>an 6en 7teen, 2ric. <VVD. 8+ational 4veroptimism ?and 4ther Niases@9.  )merican Economic RevieD?D@= ::D:\J:.>er%a, 7idne&, Ka& 7chlozman, 5enr& Nrad& & $orman $ie. :A. 8itizen 'ctivit&= 0ho 1articipatesC0hat 6o #he& 7a&C9 )merican Political #cience Revie HG?<@= AVA\:H.>iscusi, 0. Kip. :. Rational Ris" Policy. $eO Pork= $eO Pork )niversit& 1ress.>ri(, 'ldert. <VVV.  Detectin0 Lies and Deceit2 The Psycholo0y of Lyin0 and the /mplications for 

 Professional Practice. $eO Pork= ohn 0ile& and 7ons.0alstad, 0illiam. :<. 82conomics 3nstruction in 5igh 7chools9.  $o%rnal of Economic Literat%re AV?D@=<V:\J:. E. :G. 8#he 2ect o 2conomic KnoOledge on 1u%lic 4pinion o 2conomic 3ssues9.  $o%rnal of

 Economic Ed%cation <H?A@= :J\<VJ.0alstad, 0illiam & Ma* Larsen. :<. ) National #%rvey of )merican Economic Literacy. Lincoln, $2=;allup 4rganization. E. <VV<. 8'ssessing the 2conomic KnoOledge and 2conomic 4pinions o 'dults9. +%arterly Revie of

 Economics and Kinance D<?J@= <:\AD.0ashington 1ost, Kaiser Famil& Foundation, and 5arvard )niversit& 7urve& 1ro(ect. :. 87urve& o 'mericans and 2conomists on the 2conom&9. 4cto%er :, ::. )+Lhttp=^^OOO.k.org^kaiserpolls^::\econgen.cm. E. :G. 87urve& o 'mericans KnoOledge and 'ttitudes a%out 2ntitlements9. )+L http=^^OOO.k.org^medicare^loader.cmCurl^commonspot^securit&^getile.cm1age36:DJ:A.0aters, Mar&\'lice, ed. :GV. Rosa L%;emb%r0 #pea"s. $eO Pork= 1athinder 1ress.0eingast, Narr&, Kenneth 7hepsle & hristopher ohnsen. :H:. 8#he 1olitical 2conom& o Neneits andosts= ' $eoclassical 'pproach to 6istri%utive 1olitics9. $o%rnal of Political Economy H?D@= D<\D.0eiss, 'ndreO. :J. 85uman apital vs. 7ignalling 2*planations o 0ages9.  $o%rnal of Economic

 Perspectives 4A6B2 :AA\JD.0eiss, Leonard & Michael Klass. :H.  Re0%latory Reform2 What )ct%ally Happened. Noston= Little,NroOn.0eiss%erg, +o%ert. <VV<. Pollin0 Policy and P%blic 'pinion2 The Case )0ainst Heedin0 the oice of the

 PeopleU. $P= 1algrave.0hitman, 6avid. :H. The 'ptimism 7ap. $eO Pork= 0alker.0illiam . linton Foundation. <VVJ. 8Facts 7heet on $'F#' $otes9. )+Lhttp=^^OOO.clintonoundation.org^legac&^:V:<A\act\sheet\on\nata\notes.htm.0intro%e, +onald. :HG. 8#he Market or orporate ontrol and the Market or 1olitical onduct9. $o%rnal of La Economics and 'r0anization IAB2 DAJ\DH. E. :H. The Political Economy of Dictatorship. am%ridge= am%ridge )niversit& 1ress.

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0ittman, 6onald. :H. 80h& 6emocracies 1roduce 2icient +esults9.  $o%rnal of Political Economy

G?@= :AJ\:D<D. E. :J. The (yth of Democratic Kail%re2 Why Political /nstit%tions )re Efficient. hicago= )niversit& ohicago 1ress. E. <VVJa. 8>oting on 3ncome +edistri%ution= 5oO a Little Nit o 'ltruism reates #ransitivit&9. )+L

http=^^repositories.cdli%.org^ucscecon^JH^ E. <VVJ%. 81ressure ;roups and 1olitical 'dvertising= 5oO )ninormed >oters an )se 7trategic +uleso #hum%9. )+L http=^^people.ucsc.edu^Oittman^Oorking.papers^ruleothum%.<VVJ.pd. E. <VVJc. 8+epl& to aplan= 4n the Methodolog& o #esting or >oter 3rrationalit&. Econ $o%rnal WatchA3B2 <<\A:. E. <VVJd. 87econd +epl& to aplan= #he 1oOer and ;lor& o the Median >oter9.  Econ $o%rnal Watch

AB2 :H\J.0olers, ustin. <VV:. 8're >oters +ationalC 2vidence rom ;u%ernatorial 2lections9. 7tanord )niversit&;raduate 7chool o Nusiness 0orking 1aper $o. :GAV.0olers, ustin & 2ric QitzeOitz. <VVD. 81rediction Markets9.  $o%rnal of Economic Perspectives :H?<@=:VG\<.0olpert, +o%in & ames ;impel. :H. 87el\3nterest, 7&m%olic 1olitics, and 1u%lic 'ttitudes toOard ;unontrol9. Political 9ehavior <V?A@= <D:\<.0right, ;erald, +o%ert 2rikson & ohn Mc3ver. :HG. 81u%lic 4pinion and 1olic& Li%eralism in the'merican 7tates9. )merican $o%rnal of Political #cience A:?D@= HV\:VV:.0&den, +on. <VVA. 80&den, 6organ all For 3mmediate 5alt to #a*\Funded #error Marketb 7cheme9.)+L http=^^O&den.senate.gov^media^<VVA^VG<H<VVAterrormarket.html.Qaller, ohn. :<. The Nat%re and 'ri0ins of (ass 'pinion. am%ridge= am%ridge )niversit& 1ress. E. <VVA. 8oming to ;rips Oith >.. Ke&s oncept o Latent 4pinion9. 2n MacKuen, Michael & ;eorge+a%inoOitz, eds. Electoral Democracy. 'nn 'r%or= )niversit& o Michigan 1ress= A::\A. 

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-: 8>ote or Me, 6imOit9, The Economist  ?: de (unio de <VVG@, D</ Kristo, $. 6., 8#he >oters 7peak=NaaaT9, The Ne !or" Times ?AV de (ulio de <VVG@, ':.-< 8>ote or Me, 6imOit9.

-A Menand, L., 8Fractured Franchise9, The Ne !or"er  ? & : de (ulio de <VVG@, :.-D 5a&es, h., 80hos 'raid o 6emocrac&C9, /n These Times ?<J de ma&o de <VVG@, DV.-J asse, 6., 8asting a Nallot 0ith a ertain ast o Mind9, The Wall #treet $o%rnal   ?<V de (ulio de<VVG@, 6J.- #am%ién merece la pena mencionar que la opini!n p"%lica se ha vuelto marcadamente menos proteccionista a lo largo de las tres "ltimas décadas. B5u%iese sido posi%le la tendencia hacia el li%recomercio si la opini!n en su avor hu%iese quedado estancada en el :H IC-G 7imon ?<[email protected] 1ara un análisis econ!mico & político de las dictaduras, ver 0intro%e ?:[email protected] 2n reerencia a ciertos de%ates so%re medidas democráticamente adoptadas pero perniciosas, ver Friedman ?<VV<@, Krugman ?:H@, & Nlinder ?:HG@. 3rOin ?:@ proporciona una historia e*haustiva delos puntos de vista de los economistas so%re el proteccionismo.-:V ;rossman & 5elpman ?<VV:, :, :D@, +oOle&, ollision, & #ullock ?:HH@, Necker ?:HA@, &Nrennan & Nuchanan ?:HV@, todos ellos ponen en duda la capacidad de la ma&oría para controlar a susrepresentantes. 7omin ?<VVD@, Magee, Nrock & Poung ?:H@, 0eingast, 7hepsle & ohnson ?:H:@, &6oOns ?:JG@ han investigado la cone*i!n entre la ignorancia de los votantes & la capacidad de los políticos de o%rar contra el interés p"%lico.-:: >er especialmente 0ittman ?:J, :H@, & 7tigler ?:[email protected]:< 'cerca de los economistas & los psic!logos cognitivos & la ela%oraci!n de la inormaci!n, ver 7herin?:@, Kahneman, 7lovic & #versk& ?:H<@, & $is%ett & +oss ?:HV@. La principal dierencia entre las dosdisciplinas radica en que los psic!logos cognitivos son mucho más proclives que los economistas aconcluir que la capacidad má*ima de tratamiento de la inormaci!n de la gente no es mu& alta.-:A 1ara indicios e*perimentales so%re esto, ver #etlock ?<[email protected]:D >er, p. e(., 'pple%aum ?<VVA@, ourtois & otros ?:@, Necker ?:@, 1a&ne ?:J@, 6rze & 7en?:V@ & onquest ?:[email protected]:J 1ara un estudio de gran alcance so%re las críticas a la democracia, ver 6ahl ?:[email protected]: 2igen & 7iegel ?:A= :V@-:G >er, p. e(., Mac2Oan ?:@, 7oros ?:H@, Kuttner ?:G, ::, :HD@ & ;reider ?:G, :<@.-:H >er, p. e(., aplan ?<VV<a@, 'lston, Kearl & >aughn ?:<@, Nlinder ?:HG@ & 7chultze ?:[email protected]: Mencken ?:J= [email protected]<V 4lson ?:G:@ & 6oOns ?:JG@ e*plican con elegancia por qué los votantes ignorantes optimizan sucomportamiento en términos egoístas. 'cerca de la reducida pro%a%ilidad decisoria, ver 2dlin, ;elman &Kaplan ?de pr!*ima aparici!n@, ;elman, Katz & Naumi ?<VVD@, Fedderson ?<VVD@, Mulligan & 5unter ?<VVA@, ;elman, King & Noscardin ?:H@ & Meehl ?:[email protected]<: Kuttner ?:= *i@-<< >er, p. e(., Kelman ?:HH@ & +hoads ?:[email protected]<A 2stos términos son prácticamente sin!nimos aunque cada uno aporta un matiz que lo dierencialevemente del otro. Los economistas en la tradici!n de ames Nuchanan & ;ordon #ullock preieren laetiqueta 82lecci!n 1"%lica9. Los economistas menos apegados a esta tradici!n la cam%ian por 82conomía1olítica9 o 82conomía 1olítica 1ositiva9. 82lecci!n 1"%lica +acional9 es más popular entre los polit!logos?;reen & 7hapiro :[email protected]<D >er Uuirk ?:V, :HH@.

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-<J 7uroOiecki ?<VVD= ::@.-< 2n reerencia al error sistemático rente al aleatorio, ver, p. e(., 7uroOiecki ?<VVD@, 'usten\7mith &Nanks ?:@, 0ittman ?:J, :H@, 1age & 7hapiro ?:A, :<@, Lev& ?:H@ & Muth ?::@.-<G 1ara una aguda argumentaci!n, ver 5oman ?:[email protected]<H 1age & 7hapiro ?:A= D:@.

-< onverse ?:V= [email protected] Nrain& Uuote ?<VVJ%@.-A: 7uroOiecki ?<[email protected]< 7uroOiecki ?<VVD= *i\*iii, A\D, G\::, ::\:J, :G\<<@.-AA 1age & 7hapiro ?:A= D:@.-AD 1ara una %uena visi!n de con(unto, ver 7omin ?<VVD, <VVV, :, :H@, 6elli arpini & Keeter ?:@, 6&e & Qeigler ?:@, Nennett ?:@, 7mith ?:H@, $euman ?:H@ & onverse ?:[email protected] 6elli arpini & Keeter ?:= ::[email protected] 6&e & Qeigler ?:<= <[email protected] 6elli arpini & Keeter ?:= ::\<</ H\<@.-AH Leck& ?:H:= <<@.-A 1ara importantes e*cepciones, ver 'lthaus ?<VVA, :H, :@, Nartels ?<VVD, :@, ;ilens ?<VV:@,0olers ?<VV:@ & 6elli arpini & Keeter ?:@.-DV 1ara unos %uenos res"menes, ver +a%in ?:H@ #haler ?:<@, Uuattrone & #versk& ?:HH, :HD@,7imon ?:HJ@, Kahneman, 7lovic, & #versk& ?:H<@ & $is%ett & +oss ?:[email protected]: >er, p. e(., 7mith ?<VVA, ::@, osmides & #oo%& ?:@, NarkoO, osmides & #oo%& ?:<@ &osmides ?:[email protected]< 'cerca de mis tra%a(os de investigaci!n previos so%re este particular, ver aplan ?<VV<a, <VV<%,<VV:[email protected] 1or simplicidad, se asume que los votantes presentan preerencias simétricas de tal modo que la preerencia media coincide con el resultado más eiciente ?ooter <VVV= A<\[email protected] 1ara más e(emplos, ver 7oOell ?<VVDa, <VVD%@.-DJ >er, p. e(. Krugman ?:H@ & 7ie%ert ?:[email protected] Mcloske& ?:HJ= [email protected] >er, p. e(., 7herin ?:@.-DH $eOcom% ?:HA= [email protected] 7mith ?:H:= DHH\[email protected] 7mith ?:H:= [email protected]: 7mith ?:H:= [email protected]< Nastiat ?:Da= :<[email protected] Knight ?:V= :@.-JD >er, p. e(. 6razen ?<VVV@, 1ersson & #a%ellini ?<VVV@ & +odrik ?:@. 1ara una nota%le e*cepci!nreciente, ver +omer ?<[email protected] 7tigler ?:H= AV@. 7in em%argo, 7tigler, en etapas previas de su carrera, no parecía pensar que uese8pretender conundir los términos9 ?7tigler :[email protected] 7kousen ?:G= :[email protected] Krugman ?:= [email protected] 1ara argumentaci!n adicional, ver aplan ?<VVA%@.-J 7hermer ?<VV<= H<@.-V 2ntre los economistas que han deendido esta idea se encuentran aplan ?<VV:a@, 'kerlo ?:H@ &'kerlo & 6ickens ?:H<@.-: +and ?:JG= DD@.

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-< Locke ?:GG= [email protected] Locke ?:GG= JG:@.-D Locke ?:GG= JG:@.-J $ietzsche ?:JD= [email protected] Le Non ?:V= GA@.

-G 5oer ?:J:= <@.-H )no de los actores que contri%u&e a hacer a los cre&entes en religi!n & política menos suscepti%les esque muchos de ellos tienen una comprensi!n mu& vaga de sus propias doctrinas ?onverse :[email protected] 1ara perspectivas clásicas so%re el totalitarismo, ver 'rendt ?:GA@ & Friedrich & Nrzezinski ?:[email protected] 5oer ?:J:= <[email protected]: rossman ?:D= <[email protected]< 4rOell ?:[email protected] 5oer ela%ora una "til distinci!n en la evoluci!n de los movimientos de masas entre la aserevolucionaria o 8activa9 & la de esta%lecimiento institucional o 8de consolidaci!n9. La irracionalidaddesmedida que se da en la primera ase se aten"a hasta adoptar una orma más diluida en la segunda. 82lconservadurismo de una religi!n Wsu ortodo*iaW es la coagulaci!n inerte de un luido que ue en el pasado altamente reactivo9. ?5oer :J:= :D@-GD 7hermer ?<VV<@ trata los e(emplos más destacados-GJ Nastiat ?:Da= [email protected] >er 7pence ?:GG@ para un análisis ormal.-GG 'kerlo ?:H@ es, hasta donde &o sé, el primer economista que ha señalado con claridad esta idea.-GH 'ndreOs ?:A= <<@.-G 1ara inormaci!n general acerca de los indicios e*perimentales so%re la hip!tesis del votante egoísta,ver Mans%ridge ?:V@, 7ears & Funk ?:V@, itrin & ;reen ?:V@ & 7ears & otros. ?:HV@. 2n reerencia ala identiicaci!n entre cuantía de ingresos & preerencias partidarias, ver ;elman & otros ?<VVJ@, Lutt%eg &Martinez ?:V@ & Kamieniecki ?:HJ@. 7o%re edad e inclinaci!n hacia unas u otras medidas políticas, ver1onza & otros ?:HH@. 'cerca del se*o & opini!n p"%lica so%re el a%orto, ver 7hapiro & Maha(an ?:[email protected] Nlinder ?:HG= [email protected]: Le Non ?:V= ::[email protected]< >er, p. e(., aco%s & 7hapiro ?<VVV@ & Nender & Lott ?:@.-HA Merriam\0e%sters ollegiate 6ictionar& ?<VVA= [email protected] >er Fremling & Lott ?:, :[email protected] 1ara análisis e indicios acerca de las elecciones como procedimientos disciplinarios imperectos, verMatsusaka ?<VVJ@, 1ersson & #a%ellini ?<VVD, <VVV@, ;er%er & LeOis ?<VVD@, Nesle& & ase ?<VVA@, 1ersson?<VV<@, Nesle& & oate ?<VVV@ & Levitt ?:@.-H 2s ciertamente posi%le que los votantes e*perimenten indierencia hacia una amplia gama de medidas políticas, otorgando así a los políticos un enorme espacio de manio%ra. 6e%o esta idea a 3l&a 7omin.-HG 7utter ?<VV@ constitu&e una crítica econ!mica e*celente de los errores populares so%re medios decomunicaci!n. 1ara un análisis del papel de los medios en la inormaci!n de acuerdo con el patr!nesta%lecido de la elecci!n racional, ver 0ittman ?<VVJ%@/ para una visi!n más escéptica, ver Mullainathan &7hleier ?<[email protected] '%ramson, 'ldrich & +ohde ?<VV<= :A:@.-H Le Non ?:V= ::[email protected] Necker ?:G%= <[email protected]: 1or e(emplo, 'usten\7mith ?::@ 8señala9 a Magee & otros ?:[email protected]< oate & Morris ?:J= :<:<@.-A +odrik ?:= AH@.

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-D >er, p. e(., Kruger & 6unning ?:@, amerer ?:J@, #a&lor ?:H@, 5ogarth & +eder ?:HG@,;igerenzer & Murra& ?:HG@, Kahneman, 7lovic & #versk& ?:H<@, #versk& & Kahneman ?:H<a@,Lichtenstein, Fischho & 1hillips ?:H<@ & $is%ett & +oss ?:[email protected] 'cerca de la tendencia a so%restimar la pro%a%ilidad de presenciar acontecimientos llamativos &tremendos, ver #versk& & Kahneman ?:H<%@ & 7lovic, Fischho & Lichtenstein ?:HV@. 7o%re la tendencia

de las personas a so%revalorarse, ver Kruger & 6unning ?:@ & ;ilovich ?::@.- >er, p. e(., 7unstein ?<VVV@, +a%in ?:H@, Na%cock & LoeOenstein ?:G@ & #haler ?:<@.-G >er 5arrison & List ?<VVD@ & List ?<[email protected] 'sí que me de(a más impresionado el hecho de que las hipotecas inversas sean impopulares en la vidareal que el hecho de que los e*perimentos demuestren que los 8presupuestos mentales9 aectan alcomportamiento en el la%oratorio ?#haler :<= :VG\<:@.- >er, p. e(., 7mith ?<VVA@, ;oldstein & ;igerenzer ?<VV<@, ;igerenzer ?<VV:, <VVV@ & osmides & #oo%&?:@.-:VV >er Nartels ?<VVD, :@, 'lthaus ?<VVA, :H, :@, ;ilens ?<VV:@, 6uch, 1almer & 'nderson?<VVV@, Kuklinski & otros ?<VVV@, Krause & ;ranato ?:H@, Krause ?:G@ & 6elli arpini & Keeter ?:@.1ara una conclusi!n en cierto modo contraria, ver Lau & +edlaOsk ?:[email protected]:V: Kaiser Famil& Foundation & 5arvard )niversit& ?:[email protected]:V< 2conomics and 7tatistics 'dministration ?<[email protected]:VA 2ntre los e(emplos prominentes del planteamiento %asado en las preerencias ilustradas ca%e incluir aNartels ?<VVD, :@, 'lthaus ?<VVA, :H, :@, ;ilens ?<VV:@ & 6elli arpini & Keeter ?:@.-:VD 'lthaus ?<VVA= [email protected]:VJ 'lthaus ?<VVA= :<H\[email protected]:V 'lthaus ?<VVA= :[email protected]:VG 'lthaus ?<VVA= :A:, :::@.-:VH 'lthaus ?<VVA= ::J, :[email protected]:V Krugman ?:= ::H@. Krugman se reiere especíicamente a errores que aectan al comerciointernacional.-::V 7o%re la indierencia que demuestran los economistas actuales hacia la historia del pensamiento, verNlaug ?<VV:@.-::: 1or supuesto, esta tipología no es e*haustiva, & algunas creencias corresponden a más de unacategoría.-::< 5erman ?:G= [email protected]::A >er, p. e(., 7oOell ?<VVDa, <VVD%@, aplan & oOen ?<VVD@, Mueller ?:@, Klein ?:@, 7hleier?:H@, oOen ?:H@, Mises ?:H, :, :@, 7hiller ?:G@, 7achs & 0arner ?:J@, Nlinder ?:HG@,5enderson ?:H@, +hoads ?:HJ@, 7mith ?:H:@ & 7chultze ?:[email protected]::D 7chumpeter ?:JV= :[email protected]::J 7chumpeter ?:JD= <[email protected]:: +u%in ?<VVA@ desarrolla este asunto.-::G 7chultze ?:GG= :H, [email protected]::H Mises ?:H:a= A<[email protected]:: Mises ?:= [email protected]:<V 2sto equivale toscamente a lo que #homas 7oOell ?<VVDa= D\:A@ denomina 8pensamiento en una solaase9= la que s!lo tiene en cuenta los eectos inmediatos & evidentes de un plan & desdeña los indirectos &menos o%vios.-:<: 7mith ?:H:= [email protected]:<< 7mith ?:H:= [email protected]:<A 7o%re la usura, ver 5oukes ?<VVD@, & N_hm\NaOerk ?:J@.

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-:JJ Krugman ?:= [email protected]:J Nastiat ?:Da= <\<[email protected]:JG >er, p. e(., o* & 'lm ?:@, Krugman ?:H@, 6avis, 5altiOanger & 7chuh ?:@, 5enderson?:H@ & Nastiat ?:Da, :D%@.-:JH Nlinder ?:HG= :G@.

-:J Nastiat ?:Da= <[email protected]:V Nastiat ?:Da= <[email protected]:: $eOcom% ?:HA= [email protected]:< 7chlesinger ?:JG= D<@.-:A o* & 'lm ?:= ::@. $!tese la similitud que guarda con la noci!n en 7chumpeter ?:JV= H:\H@de la 8destrucci!n creativa9.-:D o* & 'lm ?:= :<[email protected]:J Nlinder ?:HG= :<D@. Nlinder se reiere a tra%a(adores que se ven desplazados de%ido a lacompetencia internacional, pero su argumento puede ser aplicado sin diicultad a aquellos desplazados porel progreso tecnol!gico.-: o* & 'lm ?:= :[email protected]:G o* & 'lm ?:= :::@.-:H Nastiat ?:Da= :[email protected]: Nastiat ?:Da= :[email protected]:GV 5erman ?:G= :[email protected]:G: >er, p. e(., Kling ?<VVD@, 2aster%rook ?<VVA@, Lom%org ?<VV:@, o* & 'lm ?:@, Mueller ?:@,0hitman ?:H@, 7imon ?:, :J%@, 7amuelson ?:J@ & Mcloske& ?:[email protected]:G< +ae ?:J= [email protected]:GA >er, p. e(., Krugman ?:H, :@ & Nlinder ?:[email protected]:GD >er, p. e(., ohnson ?<VVV@, Fogel ?:@ & Lucas ?:[email protected]:GJ 5erman ?:G= :[email protected]:G Love(o& & Noas ?:J= G@. 2n el estudio hist!rico de Love(o& & Noas resulta sorprendente que losmotivos para el pesimismo ha&an variado mucho más que el propio pesimismo. 'sí como los pesimistas deho& en día insisten en que el %ienestar material se nos escapa de las manos, la ma&oría de pesimistas deépocas pasadas no se i(a%an tanto en lo eímero de la riqueza, sino en su eecto negativo so%re la virtud &la comunidad.-:GG 7mith ?:H:= ADA/ énasis mí[email protected]:GH 7mith ?:H:= ADA\[email protected]:G 5ume ?:HG= [email protected]:HV 5ume ?:HG= GA\[email protected]:H: >er, p. e(., Mises ?:H:%@.-:H< 5erman ?:G= [email protected]:HA 7pencer ?:H:= [email protected]:HD 7pencer ?:H:= @.-:HJ 5erman ?:G= <G, :@.-:H 1ara algunos intentos de responder a esta cuesti!n, ver 2aster%rook ?<VVA@, o* & 'lm ?:@,Mueller ?:@ & 0hitman ?:[email protected]:HG >er, p. e(., 1eO +esearch enter ?:[email protected]:HH 2aster%rook ?<VVA= ::@.-:H o* & 'lm ?:= <VV, [email protected]:V o* & 'lm ?:= :[email protected]:: Krugman ?:= DH@.

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-:< >er Krueger & 7oloO ?<VV:@.-:A Krugman ?:= <:[email protected]:D >er, p. e(., 7tarke ?<VVD@. Uue la vida va a peor de%ido a la decadencia cultural & social es tam%iénuna creencia ampliamente e*tendida. 1ara una crítica del pesimismo social & cultural, ver 0hitman ?:[email protected]:J 2rlich ?:H@.

-: 7imon ?:, :[email protected]:G 7imon ?:J%= D<\[email protected]:H >er, p. e(., 6asgupta & otros ?<VV<@, Freeman ?<VV<@, Lom%org ?<VV:@ & ohnson ?<VVV@. 3nclusoole ?<VVA@, un e*amen crítico de Lom%org, resalta las e*cepciones al optimismo medioam%iental, peroacepta la realidad de muchas tendencias positivas.-: Kremer ?:A@. 2l premiado li%ro de ared 6iamond ?:G@ 7%ns 7erms and #teel  enlaza po%laci!ne innovaci!n %ásicamente del mismo modo, si %ien con poco %om%o & platillo.-<VV 5a& una dierencia entre ?a@ pesimistas que piensan que las situaciones aterradoras son pro%a%les &?%@ pesimistas que piensan que las situaciones aterradoras no son acti%les, pero aun así ha& que preocuparse por ellas. ' pocos economistas ?& a mí tampoco@ les supone ning"n pro%lema el segundo tipode pesimismo. 7ería de tontos desestimar la alarma que genera la prolieraci!n nuclear so%re las %ases deque las armas nucleares pro%a%lemente no lleguen nunca a ser utilizadas. Uuisiera agradecerle a 'ndreO;elman el ha%erme hecho notar esta distinci!n.-<V: Kirchgssner ?<[email protected]<V< Krugman ?:= [email protected]<VA 'lgunos de los más importantes= Nlinder & Krueger ?<VVD@, hicago ouncil on Foreign +elations?<VVD@, Fuller & ;eide\7tevenson ?<VVA@, hicago ouncil on Foreign +elations & the ;erman MarshallFund o the )nited 7tates ?<VV<a, <VV<%, <VV<c@, 0alstad & +e%eck ?<VV<@, 7cheve & 7laughter ?<VV:a,<VV:%@, Fuchs, Krueger & 1oter%a ?:H@, 0alstad ?:G, :<@, Fre& & 2ichen%erger ?:A, :<@,0alstad & Larsen ?:<@, 'lston, Kearl & >aughn ?:<@, +icketts & 7hoesmith ?:V@, onover, Feldman& Knight ?:HG@, onover & Feldman ?:H@, +hoads ?:HJ@, 1ommerehne & otros ?:HD@, Mclosk& &Qaller ?:HD@, hong, Mclosk& & Qaller ?:HA@, & Kearl & otros ?:[email protected]<VD >er Fuller & ;eide\7tevenson ?<VVA@, 'lston, Kearl & >aughn ?:<@ & Kearl & otros ?:[email protected]<VJ hicago ouncil on Foreign +elations & the ;erman Marshall Fund o the )nited 7tates ?<VV<[email protected]<V 1regunta GJ.-<VG 1regunta JGJ^H. hicago ouncil on Foreign +elations & the ;erman Marshall Fund o the )nited7tates ?<VV<%@ recalcan con insistencia el descu%rimiento de la encuesta 0orldvieOs <VV< que señala queamplias ma&orías se maniiestan a avor del li%re comercio si se com%ina con a&udas a los tra%a(adoresdesplazados. 2n la pregunta GGV, las opciones que se orecen a los encuestados son el li%re comercio cona&udas, el li%re comercio sin a&udas & 8no esto& a avor del li%re comercio9. asi el GJ I se decantaron por la primera respuesta. ' mi (uicio, se trata en %uena medida de un eecto producido por la redacci!n dela pregunta. )na elecci!n entre "nicamente dos opciones, 8li%re comercio9 & 8no al li%re comercio9 esté pro%a%lemente enmascarando la preerencia p"%lica hacia una posici!n intermedia. 'demás, la alternativaal li%re mercado de%ería ha%er reci%ido una etiqueta algo más positiva, como p. e(., 8comercio (usto9. 1araterminar, la "ltima opci!n de%ería ha%erse su%dividido en 8no al li%re comercio con a&udas9 & 8no al li%recomercio sin a&udas9. 2s digno tam%ién de reseñar que una ma&oría a%rumadora de estadounidenses?A I@ desean que los acuerdos de comercio regulen unas condiciones de tra%a(o mínimas, unascondiciones necesarias para la ma&oría de naciones con %a(os niveles de renta ?pregunta GGJ@. 1ara indiciosrelativos a los drásticos eectos que tiene el modo de redacci!n de las preguntas en las encuestas so%reopiniones acerca del comercio, ver 5isco* ?<[email protected]<VH Kearl & otros ?:G= [email protected]<V orresponde al identiicador de varia%le 1+324$ en la ;77 ?;eneral 7ocial 7urve& :H@.

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-<:V 0ashington 1ost, Kaiser Famil& Foundation & 5arvard )niversit& 7urve& 1ro(ect ?:@.-<:: 1ara más inormaci!n acerca de la 7'22, ver Nlendon & otros ?:[email protected]<:< 2n realidad, el n"mero total de preguntas es superior a treinta & siete. 'lgunas respuestas no soncompara%les al no aparecer las preguntas correspondientes en am%os grupos de encuestados. 5e omitidotam%ién unas cuantas más por redundantes.

-<:A Kahneman & #versk& ?:H<= [email protected]<:D ;reider ?:<= [email protected]<:J 'ndreOs ?:A= <<@.-<: Kelman ?:H:= [email protected]<:G Kelman ?:H:= [email protected]<:H >er, p. e(., 6ahl & +ansom ?:@ & Na%cock & LoeOenstein ?:[email protected]<: Mar* ?:J= [email protected]<<V Mises ?:<= [email protected]<<: Nrossard & 1earlstein ?:= '@.-<<< >er, p. e(., 7oros ?:H@, Kuttner ?:G, ::, :HD@, ;reider ?:G, :<@ & Lazonick ?::@.-<<A Kuttner ?:G= A\[email protected]<<D 1ara ma&or precisi!n, ver el apéndice técnico en este mismo capítulo.-<<J Uue los e*pertos tengan pre(uicios no es el "nico motivo que provoca que la adici!n de controlesestadísticos pueda anular las distancias entre las creencias de am%os grupos. 7i una comprensi!n adecuadade la economía permite que la gente prospere, entonces los ricos que carezcan de conocimientosecon!micos coincidirán con los economistas en ausencia de sesgo del propio interés. 4 supongamos quecomprender la economía provoca que la gente se vuelva más conservadora. 2n ausencia del sesgoideol!gico, los conservadores tenderían a estar de acuerdo con los economistas.-<< 2s ésta una cuesti!n so%re la cual mi reacci!n instintiva es ponerme a avor de lo que mantiene el p"%lico. 1ero mi hip!tesis implícita es que la reducci!n de impuestos quedaría compensada por las privatizaciones & los recortes en programas populares como la seguridad social & la medicina p"%lica. 7ilos recortes se limitan al despilfarro  & a los programas impopulares, mis compañeros economistas pro%a%lemente tienen raz!n.-<<G >er, p. e(., 2asterl& ?<VV:@.-<<H Kaiser Famil& Foundation & 5arvard )niversit& 7chool o 1u%lic 5ealth ?:[email protected]<< 7o%re la inmigraci!n & el crecimiento po%lacional, ver Nor(as ?:D= :H@/ so%re inmigraci!n &salarios, ver Nor(as ?:D= :J\:GVV@/ so%re el eecto neto de la inmigraci!n so%re el presupuesto, ver Lee& Miller ?<VVV@ & 7imon ?:= ::<\J<, A:A\<:@.-<AV >er, p. e(., ;ru%er ?<VVJ= JV\:[email protected]<A: 6ado lo raras que son las coincidencias entre los economistas & el p"%lico, sospecho que el hecho deque se dé esta convergencia es un signo de que los economistas no han sa%ido li%erarse del pre(uicio popular. 3ncluso si la educaci!n presentase e*ternalidades signiicativas, Bpor qué las su%venciones que &ae*isten se quedan cortas para compensarlasC P lo que es más importante, los %eneicios de la educaci!n enla productividad del tra%a(ador parecen casi completamente internalizados= usted adquiere más ha%ilidades,usted gana más dinero. 'sí que no ha& muchos argumentos a avor de la eiciencia de ninguna su%venci!n,mucho menos a"n de ma&ores su%venciones. 6e hecho, décadas de e*periencia en el sector educativo mehan convencido de que la educaci!n a menudo no va más allá de meras acro%acias, o, utilizando el términotécnico, un mecanismo de 8señalizaci!n9 ?0eiss :J@. 7u%vencionar las acro%acias es un derroche porque"nicamente sirve para incrementar el n"mero de piruetas que se supone se ha de ser capaz de hacer.-<A< Kaiser Famil& Foundation & 5arvard )niversit& ?:[email protected]<AA 2qual 2mplo&ment 4pportunit& ommission ?<[email protected]<AD 4tra posi%ilidad consiste en que los economistas interpreten esto como una pregunta acerca del

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8remoloneo9, o, en términos más generales, del 8capital social9. uantos más tra%a(adores engañen a sus (ees cuando estos miran para otro lado, más recursos ha%rá que destinar a supervisi!n. )na uerte ética deltra%a(o Eo sea, una norma asumida contra el remoloneoE produciría por tanto una e*ternalidad positiva.-<AJ 2s ésta otra pregunta en la que discrepo del consenso proesional. 7e podría dar una argumentaci!necon!mica verosímil para la regulaci!n de eectos so%re terceros como la contaminaci!n del aire. 7in

em%argo, gran parte de la regulaci!n ha sido conce%ida meramente para orzar a los usuarios a consumirmás seguridad, más salud & otros productos de la correcci!n política que la que esos mismos usuariosdemandan. La seguridad tiene un precio/ un tra%a(ador podría escoger un salario menor a cam%io de ma&or seguridad la%oral. Las normativas so%re seguridad, por lo tanto, uerzan a los tra%a(adores a estar másseguros de lo que ellos mismos desearían. 2stando las estimaciones ha%ituales del coste de la regulaci!n enlos cientos de miles de millones de d!lares anuales ?4ice o Management and Nudget :G@, & dada laconclusi!n te!rica de que mucha de esta normativa no vale lo que cuesta, considero la regulaci!n e*cesivaun pro%lema ciertamente serio.-<A 1ara la opini!n p"%lica so%re el salario mínimo, ver ;allup 4rganization ?<VVJ@/ para los su%sidiosagrícolas, ver 131'\KnoOledge $etOorks 1oll ?<VVD@/ para los ensa&os armacéuticos, ver Kaiser Famil&Foundation ?<[email protected]<AG orresponde al identiicador de varia%le 72#1+32 en la ;77.-<AH >er, p. e(., +oOle&, #ollison & #ullock ?:HH@ & 0eiss & Klass ?:[email protected]<A 0ashington 1ost, Kaiser Famil& Foundation & 5arvard )niversit& 7urve& 1ro(ect ?:= D@/ 0alstad& Larsen ?:<= [email protected]<DV Los economistas se mostra%an mucho más receptivos a la posi%ilidad de que la compensaci!n a lose(ecutivos esté ligada de un modo demasiado ende%le a los resultados. Las remuneraciones elevadas noconstitu&en ning"n pro%lema, pero las indiscriminadas, sí.-<D: >er, p. e(., Krugman ?:H, :@ & Nlinder ?:[email protected]<D< >er, p. e(., o* & 'lm ?:@.-<DA >er, p. e(., Krugman ?:H= <\J@ & Kaiser Famil& Foundation & 5arvard )niversit& 7chool o 1u%lic 5ealth ?:[email protected]<DD >er Kull ?<VVV@ con reerencia al ti%io apo&o popular que reci%en los tratados comerciales, &NhagOati ?<VV<@ so%re el apo&o de los economistas al li%re comercio unilateral.-<DJ 7chumpeter ?:JV= :[email protected]<D #al & como &o lo veo, los economistas que pronostican creaci!n de empleo van demasiado le(os. Lali%eralizaci!n del comercio incrementa la demanda e*terior, pero reduce la nacional, así que no ha& raz!n para contar con una me(ora a corto plazo en el empleo. ' largo plazo resulta a"n menos pro%a%le/ losmacroeconomistas ponen en duda que las alteraciones en la demanda repercutan a largo plazo so%re elnivel de empleo ?Nlinder :HG= :V\G@. La respuesta sensata desde el punto de vista te!rico invita acentrarse en el nivel de vida, no en el empleo.-<DG $ota= la respuesta 8am%os9 se registr! como :/ 8ninguno9, como V.-<DH >er, p. e(., Nlinder ?:[email protected]<D >er, p. e(., o* & 'lm ?:= :A\[email protected]<JV >er ;ottschalk ?:[email protected]<J: >er, p. e(., o* & 'lm ?:= :G\<<@.-<J< >er, p. e(., Fogel ?:@, Lucas ?:A@ & Le%ergott ?:[email protected]<JA 2ste resultado de%ilita a"n más la caliicaci!n de la discrepancia entre legos & e*pertos como algosemántico. 7i economistas & no economistas deinieran 8%uen rendimiento econ!mico9 de distintasmaneras, lo pro%a%le sería que se mostrasen tam%ién en desacuerdo a la hora de valorar el estado actual dela economía, no s!lo el pasado & el uturo.-<JD Kaiser Famil& Foundation & 5arvard )niversit& 7chool o 1u%lic 5ealth ?:J@. +esultados análogos

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aparecen en 7urve& o 'mericans KnoOledge and 'ttitudes a%out 2ntitlements ?0ashington 1ost, KaiserFamil& Foundation & 5arvard )niversit& 7urve& 1ro(ect, :[email protected]<JJ 1reviendo la am%ig]edad de la categoría 8%ienestar9, Kaiser pregunt! a los encuestados qué planesconstituían para ellos 8%ienestar9. )na ma&oría de estadounidenses inclu&en en esa clase el sistema ederalde seguro de salud para personas de pocos recursos ?Medicaid@, los vales de comida & la a&uda econ!mica

 para los hi(os de amilias con pocos recursos ?'F6@, los programas de nutrici!n para la inancia & los planes de a&uda para la vivienda. 2n el presupuesto de :A, todos estos puntos ascendieron a un total del:V,< I ?Kaiser Famil& Foundation & 5arvard )niversit& 7chool o 1u%lic 5ealth :[email protected]<J )na deensa instintiva del sentido com"n de la gente pasa por utilizar el recurso de la am%ig]edad enla deinici!n. $o o%stante, las ciras presentadas en la "ltima columna de la ta%la A.: se encuentrandeli%eradamente sesgadas para avorecer a la gente com"n. 2n La ta%la A.: se deine la a&uda e*terior deun modo lo suicientemente impreciso como para incluir en ella cualquier tipo de gasto en asuntose*teriores. )na deinici!n más a(ustada reduciría el porcenta(e del presupuesto del :,< I a un mero V,D I.6el mismo modo, el cálculo del gasto sanitario omite tener en cuenta el sistema de salud para personas de pocos recursos ?Medicaid, &a conta%ilizado en la entrada correspondiente a 8%ienestar9@. ontandoMedicaid, el gasto sanitario su%iría hasta el :,A I del presupuesto ?4ice o Management and Nudget<VVJ= J, [email protected]<JG #ullock ?:HG= <[email protected]<JH Nlendon & otros ?:G= ::<\:[email protected]<J 5a& que reconocer que el procedimiento de selecci!n de las preguntas ue inormal, %asado en ladecisi!n de los autores. 1ara ha%er aumentado su ia%ilidad, se podría ha%er llevado a ca%o un sondeo endos ases, una para escoger las preguntas & otra para las respuestas. 1ero esta o%(eci!n apenas posee lairmeza necesaria como para plantearnos suspender nuestra valoraci!n hasta que alguien haga la prue%a.-<V er & $avask& ?:[email protected]<: >er Klein & 7tern ?de pr!*ima [email protected]<< #al vez el mito del sesgo ideol!gico vio la luz porque quienes adoptan un punto de vista especíicomu& a la derecha suelen adoptar tam%ién muchos así. 1or lo tanto, cuando los economistas desestiman por la vía rápida los reproches más populares so%re los mercados, la gente com"n suele deducir que asumentodo el paquete ideol!gico conservador.-<A aplan ?<VV:d= D:[email protected]<D 6elli, arpini, & Keeter ?:@.-<J Kraus, Malmors & 7lovic ?:<@.-< aplan ?<VV<a, <VV:[email protected]<G 2strictamente ha%lando, nuestro estudiante hipotético tam%ién sería ma&or tras inalizar sudoctorado, así que este incremento en la edad tendría que ser tenido en cuenta en los resultados.-<H 2dgerton ?:<= :[email protected]< #ullock ?:G= :V<@. Uuisiera agradecer a harles +oOle& su a&uda al dirigirme hacia estareerencia.-<GV 6oOns ?:JG= <[email protected]<G: 1ara la argumentaci!n clásica, ver 7tigler ?::@.-<G< >er, p. e(., 2dlin, ;elman, & Kaplan ?de pr!*ima aparici!n@, ;elman, Katz & Naumi ?<VVD@,Fedderson ?<VVD@, Mulligan & 5unter ?<VVA@, ;elman, King & Noscardin ?:H@, Nrennan & Lomask&?:A, :H@ & Meehl ?:[email protected]<GA >er, p. e(., 7tiglitz ?<VV<%@.-<GD >er, p. e(., 7omin ?<VVD@ & Nennett ?:@.-<GJ 1ara unas visiones de con(unto, ver 7omin ?<VVD, <VVV, :, :H@, 6elli arpini & Keeter ?:@,6&e & Qeigler ?:@, Nennett ?:@, 7mith ?:H@ & $euman ?:H@.

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-<G 6elli arpini & Keeter ?:= ::[email protected]<GG 6&e & Qeigler ?:<= <V@. 2n realidad, la cosa es a"n peor= los que sa%en los nom%res de sussenadores pro%a%lemente conozcan la respuesta, pero tam%ién es verdad que con(eturar al azar acerca de partidos políticos producirá dos respuestas correctas la cuarta parte de las veces.-<GH 6elli arpini & Keeter ?:= GV\G:@.

-<G 6elli arpini & Keeter ?:= :V:@.-<HV >er 4lson ?:H<@.-<H: on reerencia a análisis %asados en la ignorancia racional que versan so%re el uncionamientodeiciente de la política, ver, p. e(., ourse& & +o%erts ?::@, Magee, Nrock & Poung ?:H@, +oOle&,#ollison & #ullock ?:HH@, Nlinder ?:HG@, +hoads ?:HJ@, Nuchanan & #ollison ?:HD@, 0eingast, 7hepsle& ohnson ?:H:@ & 4lson ?:G:@.-<H< 4lson ?:G:= <@.-<HA >er, p. e(., 1ersson & #a%ellini ?<VVV@, 6razen ?<VVV@, +odrik ?:@, 0ittman ?:J, :H@, oate &Morris ?:, :J@, 'usten\7mith ?::@ & ourse& & +o%erts ?::@.-<HD 6oOns ?:JG= :[email protected]<HJ >er, p. e(., 0ittman ?<[email protected]<H >er, p. e(., 7herin ?:@, 1esaran ?:HG@, Maddock & arter ?:H<@, Lucas ?:GA@ & Muth ?::@.-<HG 6oOns ?:JG= [email protected]<HH 6oOns ?:JG= [email protected]<H 7o%re las variadas interpretaciones de qué es racional, ver oOen ?<VV:@. 7o%re %a&esianismo, ver, p.e(., 5anson ?<VV<@, 5oOson & )r%ach ?:H@ & 'umann ?:G@. 2n reerencia a los indiciose*perimentales contra el %a&esianismo, ver +a%in ?:H@ & Kahneman & #versk& ?:H<@.-<V >er oOen & 5anson ?de pr!*ima aparici!n@, oOen ?<VVA@ & Mele ?<VV:, :[email protected]<: La segunda respuesta más popular recurre a la distinci!n entre la irracionalidad social e individual. 2la%andono en el 6ilema del 1risionero se toma como un indicio de irracionalidad  social  porque todos los (ugadores saldrían %eneiciados si cooperasen, pero, aun así, es racional individualmente porque cada unose está comportando de orma !ptima, dado el proceder de los demás.-<< Los errores impulsados por la adhesi!n emotiva son tam%ién conocidos como 8sesgosmotivacionales9. 5a& una enorme cantidad de investigaci!n so%re 8sesgos cognitivos9 que muestra,además, que la ignorancia no es la "nica causa de error, incluso en asuntos en los que las personas carecende lazos emotivos previos ?;ilovich ::/ $is%ett & +oss :HV@. Po me i(o en los sesgos motivacionales porque son, por un lado, más intuitivos &, por otro, más claramente relevantes en política.-<A Mcloske& ?:HJ= :[email protected]<D rossman ?:D= <[email protected]<J ham%ers ?:J<= :@.-< 1ara un estudio de los indicios e*perimentales de la evoluci!n, ver Nell ?:[email protected]<G Lott ?<[email protected]<H 'rist!teles ?:D:= [email protected]< >er, p. e(., Murph& & 7hleier ?<VVD@, Mele ?<VVD, <VV:, :HG@, #etlock ?<VVA@, +edlaOsk ?<VV<@,7hermer ?<VV<@, #a&lor ?:H@, Locke ?:GG@, 5oer ?:J:@ & Mosca ?:[email protected] >er, p. e(., Mac2Oan ?:@, Kuttner ?:G, :@, 5auptmann ?:@, & ;reider ?:<@.-AV: >er, p. e(., 7uroOiecki ?<VVD@, 0ittman ?:J@, & 1age & 7hapiro ?:<@.-AV< >er, p. e(., 7utter ?<VV@, Frank ?<VVD@, 5erman & homsk& ?<VV<@, Murra&, 7chOartz & Lichter ?<VV:@, Lichter & +othman ?:@, 7imon ?:@, Kuran ?:J@, 1age & 7hapiro ?:<@ & ;eddes & Qaller ?:[email protected] 0ittman ?:J= :[email protected] ohnson ?::= JJV@.

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-AVJ >er, p. e(., 2ichen%erger & 7erna ?:@, 0ittman ?:J, :H@ & ;ilovich ?::@.-AV >er, p. e(., 1osner ?<VV<@ & Necker ?:[email protected] Necker ?:Ga= [email protected] 7o%re la inormaci!n asimétrica, ver 7tiglitz ?<VVA, <VV<%@ & 'kerlo ?:[email protected] >er, p. e(., Nanks & 0eingast ?:<@, reO & #Oight ?:V@, Magee, Nrock & Poung ?:H@ &

+oOle&, ollision & Nullock ?:[email protected]:V 'kerlo ?:[email protected]:: 'lgunos ponen pegas a la analogía entre los coches usados & los planes del go%ierno porque 8notienes por qué comprar un coche usado, pero siempre te asignan un líder9. 7in em%argo, el ondo del asuntoreside en si los votantes podrán reaccionar rente a la inormaci!n asimétrica diciendo no a candidatos que promuevan programas cu&o valor sea discuti%le.-A:< >er aplan ?<VV:c@, 0ittman ?:J= :VG@ & Nreton & 0intro%e ?:H<@.-A:A 1ara argumentaci!n adicional, ver Lee ?:[email protected]:D 7o%re los ata(os cognitivos, ver, p. e(., 7omin ?<VVD@, utler ?<VV<@, Kuklinski & otros ?<VV:@, Lau &+edlaOsk ?<VV:@, Lupia & Mcu%%ins ?:H@, 5oman ?:H@, Lupia ?:D@ & 1opkin ?::@.-A:J Lupia & Mcu%%ins ?:H= [email protected]: Lupia & Mcu%%ins ?:H= [email protected]:G >er, p. e(., $adeau & LeOis\Neck ?<VV:@, Lanoue ?:D@, Locker%ie ?::@ & Fiorina ?:H:@.-A:H >er 'chen & Nartels ?<VVD@, 7omin ?<VVD@ & +udolph ?<[email protected]: 7in em%argo, algunos estudios e*perimentales han descu%ierto tam%ién que los ata(os pueden hacerque votantes poco enterados tomen peores decisiones ?Lau & +edlaOsk <VV:@.-A<V 'lthaus ?<VVA= :[email protected]<: 0ittman ?:H= :D<:@.-A<< 1ara críticas de 0ittman, ver Lott ?:G@, +oOle& ?:G@ & Noudreau* ?:@, así como lacontroversia en 2con ournal 0atch ?aplan <VVJa, <VVJ%/ 0ittman <VVJc, <[email protected]<A 2n algunos seminarios, he visto a proesionales en teoría de (uegos Scompitiendo por alcanzar lo que0ittman denomina%a el grado de capacidad cognitiva ínimo al que un electorado puede eventualmentedescenderT-A<D 7o%re la uerza de los monopolios en la política, ver, p. e(., Fiorina ?:H@, 'nderson & #ollison?:HH@, Nrennan & Nuchanan ?:HV@, rain ?:GG@ & Nullock ?:J@. 1osner ?<VV<= <J\ADG@ analizamuchos motivos por los que ser escéptico so%re los peligros de los monopolios.-A<J 0ittman ?:J= <[email protected]< >er, p. e(., 5olcom%e ?:HJ@ & 7hepsle & 0eingast ?:H:@.-A<G 0ittman ?:J, :[email protected]<H >er, p. e(., Matsusaka ?<VVJ@, 1ersson & #a%ellini ?<VVD, <VVV@, ;er%er & LeOis ?<VVD@, Nesle& &ase ?<VVA@, 1ersson ?<VV<@, Nesle& & oate ?<VVV@ & Levitt ?:@.-A< 7o%re democracia directa rente a la indirecta, ver Matsusaka ?<VVJ@. 7o%re la discrepancia entre lossenadores, ver Levitt ?:@. 7o%re los eectos de primarias a%iertas, reestructuraci!n de distritoselectorales, normas de inanciaci!n de las campañas & la competencia entre partidos, ver Nesle& & ase?<[email protected] Nesle& & ase ?<VVA= [email protected]: Nesle& & ase ?<VVA= [email protected]< >er, p. e(., 'lesina & +osenthal ?:[email protected] 0ittman ?:J= :V\:[email protected] 1ara más argumentaci!n, ver aplan ?<VVA%, <VV:a, <VV:[email protected] 1ara un e*celente análisis de la incapacidad de la gente de tener en cuenta el grado de verosimilitudde las uentes, ver ;ilovich ?::@.

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-AA #haler ?:<= :[email protected] 6escartes ?:= @.-AAH 0ittman ?:J= :\:G@ razona que a las minorías irracionales les va me(or en entornos democráticosque en entornos de mercado. Los mercados permiten que los grupos marginales persigan sus propias metasautodestructivas, pero la democracia protege a esas minorías de sí mismas. 8La propaganda política

engañosa puede em%aucar a una minoría, pero no es dañina puesto que los votos de esa minoría no setraducirán en poder político. 2n cam%io, un negocio no ha de persuadir a una ma&oría de consumidores para vender, tan s!lo a unos pocos9. 2n otras pala%ras, la democracia unciona me(or que el mercado si elvotante mediano es más racional que el votante promedio. Lo contrario se cumple si Ecomo insin"a elcapítulo AE el votante mediano es menos racional que el votante promedio.-AA >er 'usten\7mith ?::@ & ourse& & +o%erts ?::@.-ADV arroll ?:= :[email protected]: 6asgupta & 7tiglitz ?:HH= [email protected]< >er, p. e(., Kuran ?:J@ & ;ilovich ?::@.-ADA >er, p. e(., aplan ?<VV:a@ & 'inslie ?:<@.-ADD Le Non ?:V= :[email protected] 2stá claro que la presi!n social en general siempre está activa. Los correligionarios Egrupo quesuele incluir a la propia amiliaE raramente miran con apro%aci!n a quienes a%andonan su credo?3annaccone :H@. P sin em%argo, mucha gente se aerra a sus creencias religiosas a pesar de la e*istenciade presi!n social para que las modiique, lo cual apunta a que esas creencias se valoran rancamente.-AD Mosca ?:A= :G\[email protected] Mosca ?:A= :[email protected] 5elliOell ?<VVA@, 6onovan & 5alpern ?<VV<@.-AD ost & otros ?<VVA= [email protected] >er 7tigler & Necker ?:GG@ & Friedman ?:JA@. 1ara una crítica, ver aplan ?<[email protected]: 1ara un análisis más detallado, ver aplan ?<VV:e, :@.-AJ< >er, p. e(., Nertrand & Mullainathan ?<VV:@, Kahneman, +itov & 7chkade ?:@, Noulier & ;oldar%?:H@, 5arrison & Kristr_m ?:J@ & La1iere ?:[email protected] >er, p. e(., >ri( ?<VVV@ & Frank ?:[email protected] 7hermer ?<VV<= H<@.-AJJ 7amuelson ?:D= :[email protected] ham%ers ?:J<= [email protected] ham%ers ?:J<= :[email protected] rossman ?:D= <A, J, :<@.-AJ aplan ?de pr!*ima aparici!n [email protected] $asar ?:H= [email protected]: $asar ?:H= <[email protected]< N_hm\NaOerk ?:J= A<[email protected] Mosca ?:A= :@.-AD Kno* ?:[email protected] 6e este modo, la presi!n social puede ocasionar que el coste de la irracionalidad sea negativo.#am%ién puede darse un coste negativo si alsas convicciones ?p. e(. el e*ceso de conianza o deoptimismo@ sirven para me(orar las capacidades, por e(emplo, reduciendo la tensi!n nerviosa ?ompte &1ostleOait <VVD/ aplan <VVV/ #a&lor :H@. 1ara un modelo racional del e*ceso de conianza, ver >an6en 7teen ?<[email protected] >er, p. e(., Lands%urg ?:A@ & 4lson ?:G:@.-AG 1or supuesto, la utilidad negativa de la poluci!n no tiene por qué ser lineal.

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-AH $!tese que la discrepancia entre el coste social & el privado de las ideas alsas es algoconceptualmente dierente de otro de los más comunes escollos para la toma de decisiones colectivas= las preerencias enrentadas. 2l mecanismo que esto& descri%iendo o%ra incluso si todos los participantesestuvieran de acuerdo en el o%(etivo a cumplir.-A 7chumpeter ?:JV= <<@.

-AGV 1ara e*cepciones relevantes, ver +a%in ?:H@, #haler ?:<@, 'kerlo ?:H@ & 'kerlo & 6ickens?:HD, :H<@.-AG: >er, p. e(., ;laeser ?<VVA@ & aplan ?<VV:a, <[email protected]< aplan ?<VVV@ acuñ! el término, pero Mele ?<VVD@ & #irole ?<VV<@ han utilizado recientemente lamisma etiqueta con un sentido algo dierente. Mele ?<VVD@ razona, de un modo en parte consistente con mi propia tesis, que no sería racional hacer unos cuantiosos sacriicios materiales para llegar a la racionalidadtotal. #irole ?<VV<@ muestra que, dados el imperecto conocimiento de uno mismo, la imperecta uerza devoluntad & la imperecta memoria, una aparente irracionalidad puede servir para acercar más a la gente alé*ito. 4tro planteamiento que se parece al mío supericialmente es el de 7chelling ?:HV@, el cual recalca elhecho de que puede ser racional mantener una reputaci!n de irracionalidad con el o%(etivo de me(orar lacapacidad de negociaci!n.-AGA +esulta interesante destacar que la irracionalidad racional es compati%le con la equiparaci!n que dela racionalidad traza Lupia & Mcu%%ins ?:H=<A@ con 8cualquier comportamiento humano en pos del placer & en prevenci!n del surimiento9. 7in em%argo, para mí, los votantes se i(an más en el placer osurimiento que acarrea aceptar nuevos sistemas de creencias que en el placer o surimiento de vivir %a(o principios políticos dierentes. 7i se desea más placer & menos surimiento resulta mucho más eectivoconcentrar los esuerzos en algo que esté %a(o nuestro control Enuestras creenciasE en lugar de algo queescapa a ello Elo políticoE.-AGD 5a& que resaltar que para trazar una recta de precio horizontal, tenemos que asumir un coste materialde la irracionalidad proporcional a la cantidad consumida.-AGJ 6e hecho, %a(o circunstancias que raramente Esi acaso alguna vezE se han dado, las curvas dedemanda podrían tener pendiente positiva.-AG P aun así, ha%ría que contar con que, del mismo modo que ocurre con el resto de elasticidades, lacapacidad de respuesta de la racionalidad a los incentivos se acentuaría en el largo plazo rente al corto.-AGG 2dgerton ?:<= :@.-AGH >er, p. e(., Mele ?<VV:, :[email protected] 4rOell ?:HA= :[email protected] $oss ?:GD= ::D\:@.-AH: Mosca ?:A= :H:\H<@.-AH< aplan ?de pr!*ima aparici!n c@ desarrolla este punto.-AHA 2dgerton ?:<= :[email protected] 2dgerton ?:<= :[email protected] 5olloOa& ?:D= <VH, <V, <<@.-AH 5olloOa& ?:D= <[email protected] Necker ?:@.-AHH 5olloOa& ?:D= <::@.-AH 5olloOa& ?:D= :[email protected] >er, p. e(., onquest ?::@, Nullock ?::@ & #ucker ?:V, :[email protected]: 5olloOa& ?:D= <::\:<@.-A< 5olloOa& ?:D= :[email protected] 5olloOa& ?:D= :[email protected] 5olloOa& ?:D= :D, <:H@.

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-AJ 5anson ?:[email protected] 5oelzl & +ustichini ?<[email protected] #ocqueville ?:= DD<@.-AH >er, p. e(., Mulligan & 5unter ?<VVA@, Nrennan & Lomask& ?:A= JD\:@ & Meehl ?:GG@. 7i losvotantes escogen entre personas en lugar de entre programas, la pro%a%ilidad de ser decisorio es menor a"n.

3ncluso en el estram%!tico caso de que una elecci!n se resolviera por un "nico voto, el político vencedor seguiría teniendo la capacidad de incumplir las promesas que inclinaron en su avor el resultado electoral.-A 7o%re esos recuentos, ver easer & Nusch ?<VV:@.-DVV >er, p. e(., 0eiss%erg ?<VV<@.-DV: 5ighton ?<VVD@/ Lott & Kenn& ?:@/ Filer, Kinn& & Morton ?:[email protected]< 2s más, a dierencia de los mercados inancieros & de apuestas, la democracia permite que individuos proundamente pre(uiciados contin"en participando sin ning"n coste adicional.-DVA Le Non ?:V= :[email protected] #&ler & 0e%er ?:H<@/ Lord, +oss & Lepper ?:[email protected] 4rOell ?:H= <J<@.-DV 1ara un análisis más detallado, ver aplan ?<[email protected] >er 1risching ?:[email protected] 7chumpeter ?:JV= <[email protected] 7chumpeter ?:JV= <JH\[email protected]:V Nastiat ?:Da= <:@.-D:: >er, p. e(., Kirchgssner & 1ommerehne ?:A@, Kirchgssner ?:<@ & 'kerlo & Pellen ?:[email protected]:< >er, p. e(., 7mith & 0alker ?:[email protected]:A 'm%os participá%amos en el panel reunido por 'ndrei 7hleier acerca de la competencia. 1ara ilustrarsu tesis, #haler resumi! su tra%a(o ?ronqvist & #haler <VVD@ so%re la privatizaci!n de la seguridad socialsueca. uando tuvieron opci!n, los suecos traspasaron del ondo por deecto ?conce%ido por uncionarios@a otros claramente menos venta(osos ?con ma&ores comisiones, ma&ores riesgos o menores rendimientos@del sector privado. 2l go%ierno tom! me(ores decisiones que el cliente com"n del mercado, a pesar deluerte incentivo econ!mico con el que conta%a este "ltimo para actuar racionalmente. )n importanteinconveniente que presenta este estudio consiste en que compara la elecci!n privada con la de uno de los planes de pensiones gu%ernamentales me(or pro&ectados del mundo, en lugar de esta%lecer la comparaci!ncon planes gu%ernamentales promedio.-D:D amerer & 5ogarth ?:= [email protected]:J 5arrison & +utstr_m ?de pr!*ima [email protected]: amerer & 5ogarth ?:= [email protected]:G 5oelzl & +ustichini ?<[email protected]:H amerer & 5ogarth ?:= [email protected]: amerer & 5ogarth ?:= :[email protected]<V 5arrison & List ?<VVD@, List ?<[email protected]<: amerer & 5ogarth ?:= <[email protected]<< ;lucks%erg ?:<@. 4tra salvedad corriente plantea que unos incentivos uertes pueden empeorar elrendimiento al 8provocar tensi!n en el individuo9. 6e nuevo, aquí, el sentido com"n recalca la dierenciaentre corto & largo plazo. 2n un momento dado, uertes incentivos pueden reducir el rendimiento alaumentar la tensi!n/ pero, al contemplar un plazo más largo, los que prevén una situaci!n en la queconviven uertes incentivos con uerte tensi!n ponen más empeño para estar preparados para esa situaci!n.-D<A 2inhorn & 5ogarth ?:HG= A@. Los descu%rimientos e*perimentales que 2inhorn & 5ogarth analizanatañen a la teoría de la utilidad antes que a las e*pectativas racionales. 2n otro lugar del mismo volumen5ogarth & +eder ?:HG= :<@ aplican esta misma idea de modo más general.

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-D<D Nrennan & Lomask& ?:A, :H@. 1ara otra visi!n del voto e*presivo, ver 7chuessler ?<VVVa,<VVV%@. 1ara una prue%a e*perimental que reuta a Nrennan & Lomask&, ver #&ran ?<[email protected]<J >er, p. e(., 7oOell ?<VVD%@, Lands%urg ?:G@ & Necker ?:G:@.-D< Nrennan & Lomask& ?:A= [email protected]<G Nrennan & Lomask& ?:A= <J@.

-D<H Nrennan & Lomask& ?:A= :@.-D< $o se trata aquí de negar que las puras ilusiones & la indierencia no puedan coe*istir= a menudo lasmismas personas airman simultáneamente que 8linton no mantuvo relaciones se*uales con LeOinsk&9 &8no importa si linton mantuvo relaciones se*uales con LeOinsk&9. ?1osner :@-DAV Nrennan & Lomask& ?:A= [email protected]: Nrennan & Lomask& ?:A= J:@. Nrennan & Lomask& prosiguen admitiendo que, en su e(emplo de laguerra, 8la hip!tesis de la racionalidad del votante parece particularmente orzada9. 1ero es esto unareserva que tienen so%re si su modelo del voto e*presivo se a(usta al e(emplo/ no se cuestiona la distinci!nconceptual entre las preerencias e*presivas & creencias irracionales.-DA< Fleming ?:[email protected] Nrennan & Lomask& ?:A= AJ\[email protected] >er, p. e(., Nar%er ?:A@ & Mans%ridge ?:[email protected] ;reider ?:<= :@.-DA >er, p. e(., ;laeser ?<[email protected] >er, p. e(., ;reider ?:<@.-DAH 5itler ?:DA@. La depresi!n econ!mica actu! como actor que claramente increment! el apo&o hacia5itler, pero, aun con todo, 'lemania era uno de los países más ricos del mundo.-DA 7o%re la parado(a de 2dipo & Pocasta, ver 7earle ?:[email protected] N_hm\NaOerk ?:J= :[email protected]: 0ittman ?:H= :DV<@.-DD< >er, p. e(., amerer ?:[email protected] Krugman ?:H= :[email protected] Krugman ?:H= :@.-DDJ 1ara argumentaci!n adicional, ver aplan ?<VVA%@.-DD >er Necker ?:JH@ para una precoz respuesta a esta pregunta.-DDG 2l patrimonio no s!lo inclu&e las posesiones actuales & previstas para el uturo, sino tam%ién lasha%ilidades comercializa%les actuales & previstas para el uturo.-DDH 7i el coste de recaudar impuestos so%re importaciones uese igual o menor que so%re productosdomésticos, podrían demandar un arancel positivo. 2n cualquier caso, nadie contemplaría la reducci!n delas importaciones como una venta(a.-DD >er Nrennan & Lomask& ?:[email protected] >er, p. e(., 2aster%rook ?<VVA@, Lichter & +othman ?:@, 0hitman ?:H@, Keeter ?:@ & 7imon?:@.-DJ: 1odrían decretarse distintos aranceles para distintos países, lo cual constitu&e un motivo para el pesimismo incluso en este supuesto.-DJ< >er, p. e(., ooter ?<[email protected] >er, p. e(., Meltzer & +ichard ?:H:@.-DJD 1or aquilatar los términos, no son egoístas en el sentido tradicional de intentar ma*imizar susrecursos o ingresos. Mi análisis da por sentado que las personas eligen sus creencias políticas %asándose enlos %eneicios psicol!gicos que e*traen de ellas, & desdeñando el coste que eso genere a la sociedad. 6eeste modo, mi tesis airma que los votantes son egoístas en un sentido desusado pero no tautol!gico de la pala%ra. Uuisiera agradecer al il!soo Michael 5uemer por hacerme patente esta am%ig]edad.

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-DJJ >er aplan ?<VV:%@.-DJ 1ara e*cepciones importantes, ver 1eltzman ?:V, :HJ, :[email protected] >er, p. e(., Funk ?<VVV@, Miller ?:@, Funk & ;arcia\Monet ?:G@, Mutz & Mondak ?:G@,5ol%rook & ;arand ?:@, Mutz ?:A, :<@, Mans%ridge ?:V@, 7ears & Funk ?:V@, itrin & ;reen?:V@, 7ears & Lau ?:HA@, Feldman ?:H<@, 7ears & otros ?:HV@, 7ears, 5ensler & 7peer ?:G@ & 7ears &

otros ?:[email protected] >er, p. e(., ;elman & otros ?<VVJ@, Manza & Nrooks ?:@, Lutt%eg & Martinez ?:V@ & Kamieniecki?:[email protected] aplan ?<VV:%@.-DV )na vasta literatura respalda el descu%rimiento de que a los votantes les preocupan mucho más los %uenos resultados econ!micos de la naci!n que los su&os propios ?Funk & ;arcia\Monet :G/ Markus:HH/ onover, Feldman & Knight, :HG/ Kinder & KieOiet :H:, :G@. 1ero en alg"n caso ?p. e(. Kramer :HA@ se contraargumenta que tal cosa resulta perectamente coherente con el voto animado por el propiointerés, porque un rendimiento econ!mico satisactorio personal, a dierencia del nacional, involucra uncomponente aleatorio mu& considera%le ?Kinder & KieOiet -:H:= :A< aceptan tam%ién esta [email protected] conduce a los votantes a preerir candidatos que sean %uenos para todo el país en general. ' causa deesta am%ig]edad, me centro en las preerencias de los votantes rente a medidas concretas/ en estos casoslas discrepancias entre las venta(as particulares & nacionales están más claramente dierenciadas.-D: >er, p. e(., 5udd&, ones & hard ?<VV:@, +hode%eck ?:A@, 7ears & Funk ?:V@ & 1onza & otros?:[email protected]< >er, p. e(., 7ears & 5udd& ?:V@ & 7hapiro & Maha(an ?:[email protected] 7ears & otros ?:[email protected] >er, p. e(., Nlinder & Krueger ?<[email protected] 7ears & Funk ?:V@/ Lau, NroOn & 7ears ?:[email protected] >er, p. e(., 0olpert & ;impel ?:H@ & 7ears & itrin ?:[email protected] ;reen & ;erken ?:[email protected] Bontradice esto el supuesto del interés personalC 7olamente si se interpreta la proposici!n 8Las personas son egoístas9 en el sentido literal de 8#odo el mundo es egoísta al cien por cien9. Lacontradicci!n se desvanece cuando la interpretamos como 8La ma&oría de las personas presentan altasdosis de egoísmo9. ?aplan <VV:%@.-D 4tro motivo para prever más altruismo en democracia radica en el hecho de que los donativos decaridad se ven aectados por el 6ilema del 1risionero ?0ittman <[email protected] Nrennan & Lomask& ?:A@/ #ullock ?:H:a, :G:@.-DG: >er, p. e(., Kliemt ?:[email protected]< Mi colega #&ler oOen plantea un interesante contrae(emplo a mi parecer de que las personas votanen contra de su propio interés de%ido a la %a(a capacidad decisoria= B& qué ha& de los 1remios RscarC,Bcam%iaría algo si un votante uese decisivoC 7í. 7i un miem%ro de la 'cademia emitiera el voto decisivo,tendería con mucha ma&or uerza a votar a o%ras en las que él o sus amistades tuviesen en (uego interesesecon!micos. 2l asunto del mérito artístico tendería a diuminarse.-DGA 1ara un e*amen más detallado, ver aplan ?<VV<%@. 'lgunos deensores del modelo del votantesociotr!pico lo dierencian del voto altruista ?Kinder & KieOiet :H:@, pero la ma&or parte de la literaturaactual so%re ciencia política los equipara. Po me sumo al uso de ho& en día.-DGD 5eld ?:V= [email protected] 1ara más argumentaci!n, ver aplan ?<VV<%@.-DG 7o%re por qué no se cumple el #eorema del >otante Mediano, ver, p. e(., McLean ?<VV<@ & +iker?:HH@. 7o%re lo sorprendente de la esta%ilidad, ver #ullock ?:H:%@.-DGG >er, p. e(., Lako ?<VV<@, 5inich & Munger ?:D@, ennings ?:<@, & Feldman ?:HH@.

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-DGH >er, p. e(., Levitt ?:@, Kalt & Qupan ?:V, :HD@ & Kau & +u%in ?:[email protected] >er, p. e(., el inlu&ente tra%a(o de 1oole & +osenthal ?:G, ::@.-DHV 7o%re el voto tendencioso, ver, p. e(., Nartels ?<VVV@ & Miller ?::@.-DH: >er, p. e(., Nlinder & Krueger ?<VVD@ & aplan ?<VV<a@. 7in em%argo, podría argumentarsecateg!ricamente que la 7'22 muestra que las creencias econ!micas son %idimensionales. Las varia%les

que 8hacen a las personas pensar como economistas9 son potentes a la hora de hacer pron!sticos, si %ienortogonales al e(e ideol!gico izquierda\derecha ?aplan <VV:[email protected]< >er 1oole & +osenthal ?:G= H\::[email protected] 1ara indicios de multidimensionalidad, ver Nesle& & oate ?<VVV@ & Koord ?:[email protected] 1ara ma&or argumentaci!n, ver aplan ?<VV:[email protected] 1ara detalles so%re las consecuencias de la igura .D, ver el apéndice técnico de este capítulo.-DH >er, p. e(., 5ainmueller & 5isco* ?de pr!*ima aparici!n, <VVJ%@, 0alstad & +e%eck ?<VV<@ & 0alstad?:[email protected] >er, p. e(., Nen(amin & 7hapiro ?<VVJ@ & Fre&, 1ommerehne & ;&gi ?:A@. 1ara un tra%a(o preliminarso%re el eecto que produce la inteligencia so%re las convicciones en economía, ver aplan & Miller ?<[email protected] 7o%re política, ver 6elli arpini & Keeter ?:= <VA\@/ so%re to*icología, ver Kraus, Malmors &7lovic ?:<@.-DH 1ara una teoría especialmente interesante acerca de la discrepancia entre se*os en el asunto del li%recomercio rente al proteccionismo, ver Nurgoon & 5isco* ?<[email protected] >er%a & otros ?:A@/ Leighle& & $agler ?:<a, :<%@.-D: >er, p. e(., Meltzer & +ichard ?:H:@.-D< 7ears & Funk ?:[email protected] Mueller & 7tratmann ?<VVA@ razonan que e*isten indicios e*perimentales a avor de am%as hip!tesis.-DD B2s legítimo e*trapolar las creencias econ!micas de los votantes eectivos a partir de las de lamuestra aleatoria en la que se %asa la 7'22C 7í= separar los eectos de la inscripci!n como votantesmantiene los resultados prácticamente idénticos ?aplan <VV<%= D<@.-DJ 7uroOiecki ?<[email protected] 6ee ?<[email protected] 2sto da por sentado, verosímilmente, que las campañas para omentar el voto inluencian de maneradesproporcionada a los votantes de menor educaci!n. 2l electorado independiente está menos inormadoque el partidista ?6elli arpini & Keeter := :G<\GA@, & un tra%a(o de campo llevado a ca%o por ;er%er &;reen ?<VVV@ descu%re que una campaña discreta de promoci!n del voto carece de eecto so%re la participaci!n de votantes dem!cratas & repu%licanos inscritos, pero la incrementa en un G I entre losindependientes.-DH 6elli arpini & Keeter ?:= :@.-D aplan ?<[email protected] >er, p. e(., 4lson ?:@.-JV: 1ara argumentaci!n adicional, ver Qaller ?<[email protected]< >er, p. e(., 'chen & Nartels ?<VVD@, Francis & otros ?:D@, MacKuen, 2rikson & 7timson ?:<@ &Fiorina ?:H:@.-JVA #ampoco se producirán concesiones si los votantes disciernen cuáles son las medidas políticas queuncionan. 6e hecho, si los votantes lo sa%en, podrán dierenciar los resultados deicientes causados por mala suerte de los producidos por malos dirigentes. 2sto permitirá a los votantes castigar severamente laincompetencia & la deshonestidad sin por ello asustar a los candidatos más cualiicados ?0olers <VV:@.-JVD 1ara argumentaci!n adicional, ver aplan ?<VVA%@.-JVJ orresponde a los identiicadores de varia%les 14LL2FF: & 14LL2FF:G de la 2ncuesta 7ocial;eneral ?;77@.

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-JV >er, p. e(., 6uch, 1almer & 'nderson ?<[email protected] >er, p. e(., Nuchanan ?:[email protected] 2n cam%io, los votantes pueden revelarse incapaces de castigar a sus dirigentes por malos resultadosque sí son responsa%ilidad su&a. laramente, sa%en recompensar a los políticos por resultados positivos acorto plazo, pero son incapaces de condenarlos por los costes a largo plazo ?'chen & Nartels <VVD@.

-JV 'chen & Nartels ?<VVD= @.-J:V 1ara un punto de vista dierente, ver ;roseclose & Mcart& ?<VV:@.-J:: aplan ?de pr!*ima aparici!n %/ <VV<[email protected]:< >er, p. e(., ;old & otros ?<VV<@, Lichter & +othman ?:@ & Kraus, Malmors & 7lovic ?:<@.-J:A Kraus, Malmors & 7lovic ?:<@.-J:D Kraus, Malmors & 7lovic ?:<= <<[email protected]:J Kraus, Malmors & 7lovic ?:<= <<V\<<:@.-J: 6e modo análogo, Lichter & +othman ?:@ documentan que la ideología de los investigadoresso%re el cáncer apenas repercute en su (uicio cientíico. Los investigadores progresistas que no desempeñansu la%or en el sector privado, contin"an aun así adhiriéndose a los puntos de vista contrarios de su proesi!n. 8omo grupo, los e*pertos Econservadores o progresistas, dem!cratas o repu%licanosE venlos riesgos asociados al cáncer de orma parecida. 'sí pues, sus puntos de vista en este asunto no parecenha%erse visto contaminados ni por un interés personal de estrechas miras ni por adhesiones ideol!gicas másgenerales9 ?:= ::@.-J:G >er, p. e(., >iscusi ?:@.-J:H Kraus, Malmors & 7lovic ?:<@.-J: Kraus, Malmors & 7lovic ?:<= <<:@.-J<V aplan ?<VV:[email protected]<: aplan ?<VV:d@. 2sto& en deuda con +o%in 5anson por sugerirme este planteamiento.-J<< 7chumpeter ?:JV= <<\[email protected]<A >er Fre& & 2ichen%erger ?::, :[email protected]<D Nlinder ?:HG= :@.-J<J Machiavelli ?:J<= <\[email protected]< 1ara argumentaci!n adicional, ver aplan ?<VVA%@.-J<G 1osner ?:@.-J<H >er, p. e(., Lee, Moretti & Nutler ?<[email protected]< 7oOell ?<VVDa= :\<@.-JAV Madison, 5amilton & a& ?:= DA<@.-JA: Machiavelli ?:J<= A\[email protected]< 1ara un resumen, ver >ri( ?<[email protected] 3M6N ?<[email protected] >er, p. e(., Klein ?:[email protected] 6&e & Qeigler ?:= <[email protected] >er 'mer ?:[email protected] La principal dierencia entre un alegato legal & un alegato político radica en que un a%ogado puedehacerse rico deendiendo a clientes impopulares, pero pocos políticos prosperarán deendiendo causasimpopulares.-JAH Michels ?:<= [email protected] ;regor ?:= :<[email protected] Modern 5istor& 1ro(ect ?<[email protected]: >er Qaller ?:<@.-JD< Krugman ?<VVA= :@.

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-JDA Langer ?<VV<@.-JDD 1ara un modelo racional de este en!meno & otros similares, ver 'lesina & ukierman ?:[email protected] 2s posi%le en pura l!gica Eaunque inverosímilE que los votantes sencillamente preieran el riesgo.1reerirán, si uera éste el caso, (ugársela a que el resultado es una posici!n moderada, a o%tener la certezade esa misma posici!n moderada. 5oOitt & 0intro%e ?:J@ se valen de la hip!tesis contraria para dar

cuenta de por qué los políticos evitan, de entrada, plantear asuntos= preieren la certeza que aporta el  stat%&%o a apostar por una disputa política a%ierta.-JD >er, p. e(., Nurstein ?<VVA@, Nender & Lott ?:@ & Nernstein ?:[email protected] Machiavelli ?:J<= [email protected] >er, p. e(., Klein & #a%arrok ?<VV:@ & #a%arrok ?<[email protected] Food and 6rug 'dministration ?:[email protected] Machiavelli ?:J<= [email protected]: 1ara un resumen, ver 7appington ?::@.-JJ< 1ara un modelo racional en el cual los votantes verdaderamente se inclinan por políticos indierentes,ver Maskin & #irole ?<[email protected] 2l hecho de que los magistrados del tri%unal supremo por lo general permanezcan en el cargo muchotiempo después de que el presidente que los nom%r! ha&a a%andonado el puesto s!lo cam%ia las cosasmarginalmente. 1iense en ello de este modo= una vez el presidente se ha retirado, es diícil para quienes éldesign! sancionarlo por las resoluciones impopulares que hu%iese podido tomar. 1ero si las personas sonconscientes de esto, de%erían ser especialmente sensi%les hacia las resoluciones poco populares que setomen mientras el presidente ocupe el cargo. 2sas decisiones impopulares de ho&, cuando el presidenteresponsa%le de las designaciones puede todavía ser sancionado, revelan a las personas que puedenconsiderar pro%a%les una serie de decisiones impopulares en el uturo, cuando sea &a demasiado tarde parae*presar su disgusto. 2s simplemente cuesti!n de sentido com"n llegar a la conclusi!n= 8S$o ha& me(ormomento que el presenteT9. 2s ahora cuando ha& que castigar al presidente no s!lo por las decisionesimpopulares que toman sus su%ordinados en el presente, sino por toda la retahíla que pueden dar por seguroque tomarán esos mismos su%ordinados durante el tiempo que estén en e(ercicio.-JJD +ichmond ?:G= :[email protected] Nullock ?:HG= [email protected] 7iprut ?<[email protected] ;reider ?:<= [email protected] 1ara argumentaci!n adicional, ver aplan ?<VV:[email protected] >er, p. e(., Matsusaka ?<VVJ@, Nesle& & ase ?<VVA@, Nesle& & oate ?<VVV@, Levitt ?:@, +oOle&,Nollison & Nullock ?:HH@, Nuchanan & Nollison ?:HD@, Nrennan & Nuchanan ?:HV@, 4lson ?:G:@,Nullock ?:G@ & 6oOns ?:JG@. 1ara opiniones más optimistas, ver Nurstein ?<VVA@, annes\0rone,Nrad& & ogan ?<VV<@ & aco%s & 7hapiro ?<[email protected] Necker ?:HA= A<@.-J: 0ittman ?:J, :[email protected]< 1ara un análisis econ!mico del sesgo en los medios de comunicaci!n, ver 7utter ?<VV@. 7o%re la persuasi!n mediante la reiteraci!n, ver 6eMarzo, >a&anos & QOei%el ?<[email protected] 5itler ?:DA= :HV\H:@.-JD 7imon ?:= <<[email protected] 1ara una historia de la edici!n, ver Encyclopedia 9ritannica ?<[email protected] Murph& & 7hleier ?<VVD= G\[email protected] 7chumpeter ?:JV= <[email protected] +u%in ?<VVA= :[email protected] 7o%re los orígenes evolutivos de la *enoo%ia, ver +e&nolds, Falger & >ine ?:HG@. 1ara un intento de

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gran alcance de esta%lecer un vínculo entre los sesgos econ!micos de ho& en día con nuestra herenciaevolutiva, ver +u%in ?<[email protected] 7imon ?:Ja%= [email protected]: 1ara un modelo particularmente agudo de este proceso, ver Kuran & 7unstein ?:@.-JG< >er, p. e(., Mullainathan & 7hleier ?<VVJ@ & ;laeser ?<VVA@.

-JGA 7o%re el pánico del )lar  ?daminocida@, ver Kuran & 7unstein ?:@.-JGD >er, p. e(., Murra&, 7chOartz & Lichter ?<VV:@.-JGJ Kuttner ?:G= [email protected] 0ittman ?<VVJ%@.-JGG >er, p. e(., 7tratmann ?<VVJ@ & 'nsola%ehere, de Figueiredo & 7n&der ?<VV<@.-JGH >er, p. e(., ;laeser ?<[email protected] Krugman ?<VVA= :[email protected] Nrain& Uuote ?<[email protected]: olander ?<VVJ@ muestra que el grado de consenso que se perci%e en la "ltima generaci!n deeconomistas se ha incrementado sustancialmente.-JH< +eder ?:= <[email protected] #ucker ?:GH= D:/ DV/ [email protected] 0aters ?:GV= <[email protected] Kuttner ?:G= [email protected] 7oros ?:H= <[email protected] Kuttner ?:G= @.-JHH Kuttner ?:G= / @.-JH Kuttner ?:G= [email protected] 7tiglitz ?<VV<a= <<:@.-J: Friedman ?<VV<= A<@.-J< Friedman ?<VV<= <[email protected] +oth%ard ?:<= HHG@. 7in em%argo, ni siquiera en el e*tremo li%ertario de la proesi!n econ!mica, elcargo de 8undamentalismo del mercado9 aca%a de ser aplica%le. 5aciendo una lectura más detallada,+oth%ard se limita a hacer la aseveraci!n agn!stica de que el eecto de la intervenci!n del go%ierno so%re el %ienestar social es am%iguo porque todas las acciones del go%ierno per(udican al menos a una persona?aplan := HAA\[email protected] Nork ?:V= :[email protected] 7hermer ?<VV<= :D<@.-J 7hermer ?<VV<= :[email protected] 2igen & 7iegel ?:A= ::[email protected] Kam%er ?:[email protected] Nardhan ?:= :[email protected] ;reider ?:<= [email protected]: Nardhan ?:@.-V< Nardhan ?:= A/ :[email protected] 7hapiro ?:= @.-VD 7hapiro ?:= @.-VJ 7hapiro ?:= :<[email protected] 7hapiro ?:= :<[email protected] >er, p. e(., 7omin ?<VVD@, 6elli arpini & Keeter ?:@, 6&e & Qeigler ?:@, Nennett ?:@, 7mith?:H@ & $euman ?:[email protected] 7hapiro ?:= :<@.

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-V 2n realidad, +o%ert Nork ?:V= A\JH@ adopta una postura más undamentalista que 7hapiro. Norkacepta en gran medida la visi!n del mundo de los economistas. 1ero si los economistas & la gentediscrepan, mantiene que los (ueces han de dar la raz!n a los segundos.-:V #etlock ?<VVA= A<[email protected]:: Kuttner ?:G= AG@.

-:< Kuttner ?:G= *i\*[email protected]:A ouncil o 2conomic 'dvisers ?<VVJ= [email protected]:D 2igen & 7iegel ?:A= :V@-:J 1ara una argumentaci!n en proundidad, ver 5anson ?<[email protected]: 0&den ?<[email protected]:G 1ara más argumentaci!n, ver 5anson ?<VV@ & 0olers & QitzeOitz ?<[email protected]:H $ational ommission on #errorist 'ttacks )pon the )nited 7tates ?<VVD= :G:\G<, [email protected]: 5anson ?<[email protected]<V 7uroOiecki ?<VVD= <[email protected]<: Mi versi!n sostiene que los mercados de decisi!n son más ia%les que la opini!n p"%lica, porque losmercados penalizan los pre(uicios & la democracia no. +esulta interesante la consideraci!n que aporta7uroOiecki de que los mercados en los que ha& dinero de mentira en (uego son menos precisos queaquellos en los que se (uega dinero real, pero, aun así, uncionan %astante %ien porque 8el prestigio & lareputaci!n proporciona%an el suiciente incentivo como para alentar una inversi!n sensata de tiempo &dinero9 ?<VVD= <V@. B!mo de %ien uncionarían si el prestigio & la reputaci!n dependiesen de la ortodo*iade las creencias & no de su e*actitudC-<< 0&den ?<[email protected]<A >er, p. e(., ;illman ?:[email protected]<D Kuttner ?:G= [email protected]<J >er, p. e(., Mchesne& ?:@.-< >er, p. e(., 7hapiro & 5acker\ord!n ?:@, 7hapiro ?:, :@ & 5olmes & 7unstein ?:@.-<G 7hapiro ?:= [email protected]<H 7hapiro ?:= AG@. 7hapiro está respondiendo aquí a las reservas que +iker & 0eingast planteanacerca del voto cíclico & estratégico, pero la o%(eci!n planteada es, claramente, mucho más general.-< 7hapiro & 5acker\ord!n ?:= @.-AV 1ara argumentaci!n adicional, ver aplan ?<VV<%@.-A: 'kerlo ?:[email protected]< 7o%re dudas acerca del papel de la selecci!n adversa en los mercados de seguros, ver hiappori &7alanie ?<VVV@, aOle& & 1hilipson ?:@, & 5emenOa& ?:[email protected] >er, p. e(., 7tiglitz ?<VVA, <VV<[email protected] 7tigler ?:[email protected] Nastiat ?:D%= JG\[email protected] 7peck ?:A= :[email protected] omo término de comparaci!n, itrin, 7chickler & 7ides ?<VVA@ conclu&en que una participaci!n del:VV I se traduciría en un empu(e a lo sumo moderado a avor del partido dem!crata.-AH >er, p. e(., aplan ?<VV:%@, 7ears & Funk ?:V@ & itrin & ;reen ?:[email protected] 1inker ?<VV<= <[email protected] 7o%re la erradicaci!n de los sesgos, ver Fischho ?:H<@.-D: 1inker ?<VV<= <[email protected]< >er Nullock ?:@ & 5ar%erger ?:[email protected] oase ?:= [email protected] Krugman ?:= ::H@.

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-DJ 1ara argumentaci!n adicional, ver #ollison & 0agner ?::@.-D 7amuelson ?:= :<[email protected] Nastiat ?:Da= [email protected] 1ara argumentaci!n adicional, ver 1ashigian ?<[email protected] 1or e(emplo, el precio puede verse re%a(ado hasta el coste marginal mediante la competencia de

Nertrand o los monopolios disputados, no e*clusivamente mediante la competencia perecta.-JV 2merson ?s. .= D<@.-J: Nastiat ?:Da= J\[email protected]< 1ara argumentaci!n adicional, ver aplan ?<VV<[email protected] 1ara una evaluaci!n de la economía política de Nastiat, ver aplan & 7tringham ?<[email protected] Nastiat ?:Da= :<:@.-JJ 7o%re este asunto, ver Fre& ?<VV<, <[email protected] Ke&nes ?:A= AGA@