El Patrimonio férreo en Canarias y la ArquitecturaIndustrial del Mar: El Pescante

David Martín López

Un análisis aproximativo de la historia del hierro, a nivel cons-tructivo-arquitectónico en una región tan compleja como las IslasCanarias, es difícil de plasmar en estas líneas. No obstante, al enmarcar-se esta reflexión en la revalorización del patrimonio local de la Villa deHermigua, en el centenario de la ampliación de su Pescante (1907-2007), sí se deben establecer ciertas consideraciones y pautas metodo-lógicas sobre el tema1.

Por motivos de extensión no podemos sino esbozar un estudiotipológico y estilístico-evolutivo de los distintos usos del metal férreo alo largo de la historia canaria,con sus ejemplos más paradigmáticos pre-sentes en la arquitectura de nuestras Islas y en su paisaje urbano. Almismo tiempo,un sucinto bosquejo del patrimonio industrial vinculadocon el mar en Canarias ha de ser introducido como fórmula reflexivapara su posterior dignificación, centrándonos en el Pescante como ele-mento singular dentro del contexto español.

El hierro exterior-interior: de material preciado a produc-to de la mente

Louis I. Kahn, en su análisis Amo los inicios, calificaba el hormi-gón como un producto de la mente, una combinación perfecta del hie-rro y de la condición artesana del cemento. Así, este texto pretende

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Capítulo I

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disertar sobre el papel desempeñado por el hierro forjado a nivel exte-rior-decorativo, funcional y ornamental, para luego considerar su papelinterno en la arquitectura contemporánea canaria y relacionarlo con elpatrimonio industrial del mar: principalmente, los pescantes y cargade-ros.

“Con el término genérico y común de hierro forjado se entien-de tanto el hierro martilleado como forjado manual y cincelado.Aunque el trabajo del hierro haya tenido durante siglos un valoresencialmente práctico, el resultado demuestra, desde siempre, ciertovalor artístico”2.

Orígenes en las Islas: el metal preciado

La introducción del hierro en la arquitectura canaria está estre-chamente ligada a las fórmulas propias de las construcciones hispanasque se suceden tras la conquista del Archipiélago en el siglo XV. En unprimer momento, y casi hasta el siglo XIX, el hierro será un materialextremadamente preciado y costoso, puesto que no existen minas deextracción cercanas a Canarias,debiéndose importar desde la Penínsulao Europa bien ya fraguado como producto final o en materia bruta paralos herreros de las poblaciones de las Islas3.

En las ciudades canarias, desde su formación urbana, existieronfraguas donde se realizaban las labores de fundición y forja. De hecho,la toponimia local insular todavía conserva la denominación de algunascalles como la de Herradores, en La Laguna, en función a los herreros yartesanos que trabajaban en ella desde el siglo XVI4.

Debido a la carencia de este elemento metálico en toda la región,fueron muchas ocasiones las que el hierro era sustituido por la maderapara determinados cerramientos arquitectónicos (ventanillos, rejas,puertas) y en la proyección de balcones o barandas. La carestía ademásde otros materiales nobles como los mármoles, provocaba el uso gené-rico de la madera,dignificándola como si se tratara de la materia pétreaa través de la policromía,con extraordinarios jaspeados y grisallas, apre-ciables en la actualidad en muchos interiores de residencias y templos

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canarios.Ejemplos como la fachada del Palacio Nava de La Laguna (sigloXVIII) o la Casa Zerolo de La Orotava (siglo XIX) denotan también otrapráctica lignaria arquitectónica, caracterizada por recortar la maderahaciendo la silueta del balaustre pétreo,dignificando el cerramiento delsegundo cuerpo, recorriendo todo el exterior con esta solución.

También, no debemos olvidar que el hierro tuvo en un primermomento tras la Conquista una cierta función simbólica, de modo queno se escatimaban recursos férreos para los conventos de clausura. Lasrejerías de los coros bajos de ciertos conventos canarios forman partede esas primeras partidas férreas llegadas a Canarias para ser cinceladasy forjadas por los maestros artesanos de nuestras poblaciones.Sugerentes muestras son los conjuntos existentes en conventos como elde Las Catalinas de La Laguna cuyas antiguas rejerías constituyen, juntocon determinadas aldabas de Vegueta, de la Villa de San Sebastián, de LaLaguna y La Orotava, quizás aquellos testimonios férreos más antiguosde Canarias.

Hierro, burguesía y comercio atlántico

Sin embargo, esta situación de escasez matérica provocaría que,a lo largo de nuestra historia, existan ciertas concomitancias con lasmodas y modos europeos hasta bien entrado el siglo XX,algo sin prece-dentes en el resto de España5. Es decir, debido a una ausencia clara defábricas férreas, y a un gran desarrollo comercial marítimo de compañí-as nacionales y extranjeras, cuyos lazos con las Islas se basaban en fór-mulas matrimoniales6, se pueden encontrar al mismo tiempo testimo-nios de rejería inglesa desde el siglo XVIII, y sobre todo a mediados delsiglo XIX, en los barrios londinenses como igualmente en palacios ycasas canarias, tanto balcones como aldabas y rejas.

La modernidad estética residía en Europa, esta circunstancia eratotalmente conocida por la sociedad canaria desde el siglo XVII.Y esque la importación directa del producto finalizado podía resultar máseconómica;puesto que enviar la pieza desde el extranjero a Canarias eramenos costoso que traerla desde la Península, debido a las relacionescomerciales semanales mantenidas por múltiples Casas Consignatarias

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insulares. Este hecho, que en la actualidad sigue sin un estudio exhaus-tivo, se fundamenta básicamente en la necesidad imperiosa de llevarcontrapeso en los barcos transportadores de mercancía, que llegaban alas Islas para cargar fruta, vino u otros productos. Solían venir desde sulugar de origen -Gran Bretaña y Alemania- con ese material pesado -prin-cipalmente hierro- y de acarreo,para venderlo a su entrada en los puer-tos del Archipiélago. Incluso, los aranceles de entrada de duelas y arcosde hierro pagaban el derecho mínimo a la entrada de nuestros puertos,según Real Decreto de Fernando VII en 18317.

Estas relaciones también trascendían de lo meramente comer-cial, llegando hasta la propia educación de las familias burguesas, comorecalcaría José Agustín Álvarez Rixo en 1872. El historiador portuenseseñalaba así que era más viable llevar a los hijos a Europa -especialmen-te Londres y París - que educarlos en la Península,afirmando que a estosjóvenes el viaje y la educación allí recibida les permitía ver cosas quejamás hubieran sospechado8. Los burgueses preferían, en palabras de laescritora y viajera victoriana Olivia Stone, enviarlos a las escuelas católi-cas británicas de Stonyhurts y Roehampton, de marcado talante refor-mista9.

La sociedad canaria,adentrada desde el siglo XVIII en los avancestecnológicos y estéticos, en las ideas ilustradas y enciclopedistas, apro-vecharía la extraordinaria coyuntura para beneficiarse de lo diferente ynovedoso, ya fuera literario, artístico, de carácter científico y botánico,artes suntuarias10. Las parroquias tinerfeñas importarán cancelas y rejasde hierro, plata, bronces y otros elementos desde Inglaterra, siendo unade las más importantes la baranda de hierro -fundida en Londres en1822- que en 1823 se trae para el Presbiterio de parroquia de LaConcepción de La Orotava, junto con una interesante lámpara de bron-ce para el coro alto.Todo esto era producto de la búsqueda de la moder-nidad en lo foráneo y de las relaciones comerciales canario-británicas,como ya señalaban los responsables comitentes de estos encargos,como Antonio Monteverde y Rivas11.

Una situación similar a la que se expresa pudo aparecer tímida-mente en algunas zonas andaluzas, principalmente durante el siglo

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XVIII, y sobre todo en la ciudad portuaria de Málaga. Sin embargo otrosfactores económicos provocaron, durante mediados del siglo XIX, másque la importación lógica y directa de los materiales, la propia copia yel desarrollo de diseños locales en fundiciones repartidas por Almería,Granada12, Málaga y Sevilla, principalmente.

Evolución estilística y tipológica: Autores y movimientos

En las casas tradicionales canarias del siglo XVI y XVII, cuandotodavía no se importaban el hierro de Europa, podemos apreciar variasexpresiones férreas de raigambre castellana,destinadas,primordialmen-te, a cerrar los balcones del piano nobile. Pudieron ser fundidas o cin-celadas en Canarias ejemplos de tradición castiza como la Casa de losLercaro, los Fonseca o los Franchy-Benítez de Lugo en La Orotava. Éstasmuestran cómo la rejería dulce de corte español era empleada para loscerramientos más nobles, dejando la madera en balcones para el grane-ro del tercer cuerpo,circunstancia que el siglo XIX y principalmente elestilo neocanario trastornará, reivindicado el material lignario en lasdependencias más importantes de la casa13.

La rejería tendrá todavía más auge en las construcciones demediados del siglo XIX,para lo que existirán dos tipos: aquellas cincela-das en Canarias de formas sencillas -flores, lazos, ruedas, brújulas, acora-zonadas-, del tipo cercano a fachadas del clasicismo-romántico y lasimportadas foráneas -enterizas, con grandes y complejos diseños de gri-fos, guirnaldas, figuras, medallones, flechas-. Compañías comercialescanario-británicas especializadas en la exportación del cultivo del pláta-no y el tomate traerán de contrapeso en los barcos excedentes de rejas,hierros, aldabas, balcones cerrados y cualquier encargo ex profeso quese haga a través de sus oficinas.

Paradigma de los edificios comerciales de principios del siglo XXen Canarias es el Edificio de la Compañía Elder & Dempster en SantaCruz de Tenerife,obra de Antonio Pintor y Ocete hacia 190514.Este granedificio,no sólo dispone de grandes rejerías en fachada,balcones con elanagrama E&D sino que en su interior, espléndidas columnas férreas

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sustentan el hall y la techumbre de la primera planta,destinada a las ofi-

cinas comerciales.

Las haciendas y casonas canarias se remozarán por esas fechas

con la importación de otros productos inexistentes en España, tales

como sanitarios cerámicos ingleses -La Casa Roja,Mazo-, cisternas metá-

licas -El Risco de Oro,Puerto de la Cruz-, timbres, llamadores, farolas, fel-

pudos de hierro -Casa Hernández, La Laguna-, miradores neoárabes de

cristales -Hacienda de San José, La Matanza de Acentejo-, etc.

Estas circunstancias estéticas, particulares e inherentes a la

región, son coetáneas a la llegada a Canarias de Manuel de Oraá,primer

Arquitecto Provincial de las Islas. Cuando éste proyecta edificios públi-

cos y privados,los dota de la rejería necesaria en balcones,barandas para

ventanas, cerramientos de jardines, ... En los diseños de la cancela de

entrada de la Catedral nivariense15 podemos ver cierto aire anglosajón,

que en mayor o menor medida tendrán otras rejas del momento como

la Villa Orozco-Barajas o Casa de las Araucarias -Plaza de la Junta Suprema

conocida como Plaza de Los Bolos, La Laguna-, el Jardín del Instituto

Cabrera Pinto -calle San Agustín,La Laguna-, la Hijuela del Botánico -calle

Tomás Pérez, La Orotava- o la Casa Creativa -Hermigua-.

El hierro introducido como elemento sustentante para ser visi-

ble, a modo de columna, no aparece en España hasta finales del siglo

XIX. Precisamente el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, en 1894,

cuando elabora el patio de la Escuela de Ingenieros de Madrid,es quien

ennoblecerá dicho material como se había hecho previamente en las

soluciones londinenses y parisinas de las Exposiciones Universales. En

Canarias tenemos que esperar al patio de los Claretianos de Santa Cruz

de Tenerife -Calle San Lucas-, con armónicos pilares de hierro, obra de

Antonio Pintor y Ocete.No obstante,como estructura férrea constructi-

va no será visible hasta el siglo XX, momento en el que Modesto

Cendoya elabora su proyecto para el Hotel Alhambra Palace de Granada,

según encargo del Duque de San Pedro Galatino, e inaugurado durante

la visita del rey Alfonso XIII16.

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Los aires seudo-modernistas posiblemente se anticipan en hierroaplicado a las transformaciones y remodelaciones de viejas fachadas delsiglo XVIII y buena parte del siglo XIX. Posiblemente podamos encon-trar soluciones férreas modernistas ejecutadas previamente a la aplica-ción de otros elementos o aditamentos arquitectónicos restantes.

Testimonios directos de un pasado modernista externo aCanarias son algunas piezas que llegan tardíamente como material deanacrónico acarreo. Muestra de ello es una interesante reja polícroma,traída para la entrada principal Casa García-Dorta en Santa Cruz deTenerife. Se trata de una reja modernista que en 1925 fue importada ycomprada, lógico desprendimiento de materiales que tras la PrimeraGuerra Mundial buena parte de Centro Europa realizaba con el comer-cio exterior. Esto provocó que las casas de las Ramblas santacrucerassiguieran esta corriente,un tanto desfasada en el Viejo Continente,perocon gran auge en Canarias en la segunda mitad del siglo XX. Las reper-cusiones han sido múltiples, llegando al mejor exponente a finales delsiglo pasado, en un proyecto ejecutado para el Instituto Chapatal deSanta Cruz de Tenerife, obra de Márquez de Zárate.Además, novedosasformas de incluir el hierro en el discurso constructivo han formadoparte de estudios relevantes que se han transformado en posteriorespublicaciones al respecto desde el ámbito académico17.

No podemos extendernos en uno de los momentos arquitectó-nicos más paradigmáticos de Canarias: el racionalismo. Numerosos fue-ron los artistas que bebieron de esta corriente internacional de limpie-zas de líneas, austeridad compositiva y funcionalismo. Santa Cruz deTenerife tiene gran parte de esta pauta arquitectónica, que perduró sin-créticamente hasta mediados del siglo XX. Las rejas y las puertas tam-bién participarían de las condiciones estilísticas racionales, incluso den-tro de la ruralidad de núcleos urbanos como Los Silos o Hermigua,seránproyectadas casas seudo-racionalistas que llevarán la expresión de lamodernidad a través de la sencillez de las líneas, que en ocasiones seincrementan a través del color blanco y negro, desapareciendo la con-tundencia de la forja decimonónica previa y coetánea al clasicismoromántico.

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En las Islas donde no existen técnicos cualificados como arqui-tectos municipales, el papel de los maestros de obra será importantehasta bien entrado el siglo XX.En La Gomera,éstos desarrollan una labormuy destacada en la construcción de nuevas obras públicas y privadas,debido a la escasez de medios profesionales y económicos que impedí-an el contrato de arquitectos titulados para realizar determinadas obrasmunicipales y privadas.La Isla contará con dos maestros de obra impor-tantes durante esas fechas:Miguel y Manuel Castilla,ejecutando destaca-das obras cercanas al modernismo ecléctico que se había impuesto enSan Sebastián tras la Casa de la Viuda de Darias,proyectada por MarianoEstanga18.

Pero será Antonio Pintor y Ocete, arquitecto estrechamente vin-culado a la historia de La Gomera, quien puede considerarse como elmáximo responsable e introductor del hierro en sus múltiples vertien-tes constructivo-decorativas en Canarias.Nacido en Motril (Granada) en1862 y fallecido en Santa Cruz de Tenerife en 1946, fue, sin ningunaduda, junto con el vallisoletano Mariano Estanga y Arias-Girón, uno delos más importantes arquitectos preconizadores de la modernidad en elArchipiélago a finales del siglo XIX. Su vertiente de arquitecto, connumerosos cargos institucionales públicos y privados, la compaginaríacon la labor de consultoría estratégica al establecer una de las primerasasesorías jurídicas para proyectos,dirección de obras, seguros, etc. en lacapital tinerfeña en 1904 con Martí Dehesa, Masy y Galván, tal y comoseñala el Dr. Darias Príncipe19.

Desde su llegada,a finales del siglo XIX,sería nombrado arquitec-to municipal de Santa Cruz de Tenerife, para más tarde, y debido a losproblemas y controversias de Manuel de Cámara con el Obispado, esnombrado Arquitecto Director de obras de la Diócesis Nivariense,cargoen el que ejecutará numerosas y destacadas obras religiosas, principal-mente en La Gomera (San Marcos de Agulo, La Encarnación deHermigua, San Juan de Vallehermoso), lugar de origen de su esposaMariana González Hidalgo, con quien contrae matrimonio en 189120.

A estos nombramientos se añade el no menos importante cargode Arquitecto Provincial de Canarias, aunque si bien es verdad, poco

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pudo ejecutar como tal,puesto que años más tarde,dicho cargo desapa-recería, segregándose en dos cargos provinciales: Las Palmas de GranCanaria y Santa Cruz de Tenerife.

En su extensa obra, el arquitecto granadino oscila entre los clasi-cismos románticos impuestos por el primer Arquitecto Provincial deCanarias Manuel de Oraá, los eclecticismos más sobrios, hasta los histo-ricismos más falsos y utópicos, pasando por soluciones de cierta racio-nalidad que llenarán de modernidad sobre todo a Tenerife y a LaGomera.Es,al mismo tiempo,el introductor de tipologías tan novedosascomo los kioscos de la luz eléctrica, mercados, los cines, hotelitos, pala-cetes, que, junto a diseños como el Ayuntamiento de Santa Cruz deTenerife, el Teatro Leal de La Laguna, o la plazas de San Marcos en Icodde Los Vinos (actual plaza de Lorenzo-Cáceres) o la del Ayuntamiento deLa Orotava de La Orotava (no proyectada), subrayaron el nuevo desper-tar arquitectónico asociado al movimiento burgués y comercial de laisla.

Supo, especialmente, diseñar nuevas fórmulas constructivasdonde el hierro forjado visto tendría una relevancia inusitada.Éste,adop-tándolo no sólo como elemento sustentante sino a la vez decorativo,siendo una de sus mejores obras en este sentido la conservada marque-sina del Desembarcadero del Muelle Viejo de Santa Cruz de Tenerife,obra de la fundición sevillana de Juan Miró, fábrica de la que era delega-do comercial para las Islas21. Para el muelle santacrucero también ejecu-tó numerosas obras de reforma y trazados de las carreteras haciaTaganana desde la capital. En el Archivo Histórico Provincial de SantaCruz de Tenerife se conservan varios planos donde se pone de manifies-to este quehacer, al mismo tiempo que por la época se debían plasmankioscos y restaurantes de hierro y madera, casetas para los muelles, yafueran de la Compañía Transmediterránea o del Cabildo Insular.Todoello normalmente se diseñaba bajo pautas del estilo inglés, tan patenteen Canarias durante buena parte del siglo XIX y XX, visible en el litoralcostero de las ciudades22.

Una interesante muestra de las nuevas vertientes arquitectónicasy tipológicas que estaban presentes en Canarias son las estructuras demadera y hierro, a modo de barracones, que con cierto corte británico

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servían para cinematógrafos, y de las que no existía constancia gráfico-documental23. Es el caso de una estructura, que en 1911, su propietarioD.Manuel Velázquez y González decide trasladarla desde el Parque SanTelmo de Las Palmas de Gran Canaria al muelle de Santa Cruz, junto a laAlameda, frente al Castillo de San Cristóbal y la Plaza de La Candelaria,cuestión para la que pide la pertinente autorización24. Las dimensiones,con 12 metros de ancho y 28 metros de largo, añadidas a las peculiari-dades del recinto, lo hacen meritorio de formar parte de la historiaarquitectónica industrial de Canarias, siendo uno de los primeros cinesportátiles trasladados de una provincia a otra,con la singular inscripciónde la Compañía Pathé Cinematógrafo en su fachada. El aire británicodel conjunto,con maderas que recuerdan las cubiertas de las Capillas deSan Jorge y All Saint’s Church de Tenerife, podrían encontrar su parale-lismo en estas sencillas estructuras. Éstas coinciden, de manera similarcon las naves de salazón de pescado, depósitos portuarios, que en oca-siones cubren sus techumbres con entramados férreos que sostienen lacubierta de tejas francesas o placas de Uralita.Un edificio con cierta cer-canía tipológica es el Mercado del Hierro25, actualmente en la BarriadaGarcía-Escámez de Santa Cruz de Tenerife.Realizado por Antonio Pintor,toda su estructura es de hierro, incluso los remates de la cubierta, imi-tando a maderas recortadas con perillones florales son del mismo mate-rial.

La modernidad: El hierro interior, el producto intelectualy vernáculo

En Canarias,el hierro también ha jugado un papel muy importan-te en los engranajes de vastos edificios de hormigón visto. FedericoGarcía Barba en 1989 comentaba en BASA sobre la poética del hormi-gón en Canarias, mediante la actuación de dos arquitectos: Díaz Llanosy Saavedra.Para tal cuestión,el también arquitecto canario García Barbasugería, acertadamente, en la introducción del artículo, unas frases deLouis I.Kahn,pertencientes a Amo los inicios,donde ponía de manifies-to el interés matérico del mismo:

“Si trabajamos con el hormigón debemos conocer el orden desu naturaleza, que trata de ser realmente el hormigón. En realidad

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este material quiere ser granito pero no lo consigue. Los hierros quelo refuerzan son la intervención de un prodigioso elemento secretoque hace milagrosamente eficiente a esta piedra fundida:un produc-to de la mente”26.

Adolf Loos manifestaba en 1898 la importancia del hormigón enla nueva arquitectura como carácter propio de la modernidad construc-tiva27.Aunque,en Canarias,Massy no entendía que a primera vista,en losaños 30 del siglo XX, el cemento armado tuviera un carácter vernáculopues era “Económico e Internacional, el cemento escapa a la influen-cia regionalista, a la geología del suelo, al “color local”. El arquitecto,por consecuencia, no puede caer ya en las tentaciones del “exotis-mo”o lo “pintoresco”, ni dejarse distraer por consideraciones extrañasa la arquitectura: sentimentalismo, falsa pátina, etc.”28.

Años más tarde,en plena Dictadura de Franco y como si se trata-ra de un componente telúrico destacado de cierta vernaculidad volcáni-ca, con un compromiso estético y político determinado, los arquitectoscanarios de los años 70 reivindicaron esta práctica, legándonos impor-tantes obras como el Colegio Oficial de Arquitectos de la DemarcaciónProvincial de Tenerife,Gomera y Hierro, la Escuela Normal de La Lagunay otros numerosos edificios que llegan hasta la actualidad,como la Sedede la Presidencia del Gobierno de Canarias de Artengo,Menis y Pastranaen Santa Cruz de Tenerife29.

También el llamado acero cortén, hierro que tiene la peculiari-dad de cambiar de tonalidades rojizas-amarilláceas con las condicionesclimatológicas y el paso del tiempo que actúa sobre el mismo es una delas apuestas contemporáneas de actuación interurbana y paisajísticadesde los años 90 del siglo XX. En la red de miradores del CabildoInsular de Tenerife, barandas, papeleras, paneles informativos, etc. hansido realizados con este tratamiento material.

La Villa de Hermigua, en su conjunto histórico participa asimis-mo de esta idea de innovación y respeto patrimonial,conjugando en unedificio anexo a la Casa de los Herrera -junto a la Iglesia de LaEncarnación- esta fórmula ya asentada del acero cortén. Su efecto roji-zo, y las molduras que siguen una línea de imposta de la fachada primi-

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genia dialogan estéticamente con los hierros originales de las ventanase interactúan en el casco urbano creando el sincretismo necesario decontemporaneidad de conjunto histórico con verdaderas apuestas porla creación actual.

Revalorizar Patrimonio Industrial: Filosofía, Arte ySociedad

La revalorización del patrimonio local en cualesquiera de susmanifestaciones tangibles o intangibles, en ocasiones provoca determi-nadas reacciones ilógicas de desprotección intencionada, como conse-cuencia de la escasez de información que sobre el bien se tiene en par-ticular. El Preámbulo de la Ley de Patrimonio Histórico de Canariasseñala que “El patrimonio histórico canario constituye no sólo eldepósito sino el soporte de esa identidad atlántica e isleña, en la quese afianza la condición cosmopolita y la vocación universal de lanacionalidad canaria. Un legado que demuestra la sabiduría y elarte de los canarios que nos precedieron y que ofrece las claves paraentender el camino que nos condujo, a través de los tiempos, a nues-tra realidad actual, a lo que somos hoy. Configurado como un lega-do multiforme, con aportaciones de diferentes componentes, los per-files de nuestro patrimonio cultural permiten, sin embargo, sucaracterización tanto por referencia a sus elementos comunes comoa unos orígenes históricos compartidos”30.

Partiendo de esas premisas que otorga la Ley canaria para prote-ger el patrimonio,se hace importante señalar y sugerir que sólo a travésde una intensa apuesta por los valores culturales se dignifican solucio-nes arquitectónicas,arqueológicas,plásticas,orales y tradicionales que aveces,el efecto de la cotidianeidad de las mismas en su medio,distorsio-nan de facto y ponen en peligro su valor patrimonial.En este sentido,sehace todavía más ardua la clasificación y protección de los bienes patri-moniales industriales que forman otro concepto de entender y justificarla huella del pasado en el presente,sin uso lógico y casi siempre descon-textualizados de su finalidad constructiva. El Pescante como tal formaparte de un acervo histórico, etnográfico pero también económico ysocial, que genera en su proyección actual cultura patrimonial.

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En la Historia del Arte, los primeros intelectuales interesados enuna reivindicación del patrimonio industrial -aunque sus circunstanciasno fueran las mismas ni estaban encaminadas a una preservación y con-servación en el sentido moderno-, fueron principalmente los artistasvisionarios y utópicos como Giovanni Batista Piranesi,Boulée y Ledoux.El arquitecto Piranesi, en su obra gráfica Carceri, reivindica un patrimo-nio arqueológico aún por descubrir y excavar en el mundo moderno,convertido en cloacas romanas durante siglos de olvido y soterramien-to.En su Prima Parte había incluido un ensayo sobre una prisión,basa-da,al parecer,en las ruinas de la Cárcel Tullianum de época romana,ubi-cada a los pies del Capitolio. Esta inspiración de la proyecciónarquitectónica e ingeniera que suponían las cárceles imperiales de laAntigüedad está en consonancia con un movimiento que vuelve en elsiglo XVIII fortalecerse:“la exhibición de la prisión como castigo públi-co persuasor”31. Esta red utópica de cadenas de hierro, poleas, piedrasciclópeas y maderas infinitas, se convierte en el telón plástico de todainspiración artística para quienes creen en otra realidad, un submundode donde incluso “del temor mana placer”32.

Dicha apuesta por lo subterráneo, como manera de construirotro mundo, seguida ocasionalmente en la literatura y la plástica delbarroco, llega a su momento álgido en la producción del romanticismode mediados del siglo XIX, por ello en ocasiones se ha querido enten-der a Piranesi como un voluntarioso protorromántico33.

En Francia, Boullée y Ledoux, los arquitectos visionarios y pre-rrevolucionarios supieron crear espacios industriales que preconizaríanlos propios espacios construidos tras la Revolución Industrial34.Además,filósofos ilustrados como Diderot reflexionaron sobre la complejidad dela máquina, ejemplificada en un simple molino de agua -entendidocomo receptáculo constructivo preindustrial del principal motor de laeconomía centroeuropea: el cereal-. El molino de agua -desde una posi-ción filosófica- fue utilizado en la época ilustrada, como metáfora de loantinatural presente e inmerso en la Naturaleza, espacio ambiental deldesarrollo del “espectáculo de utilidades”, tal y como señala D.Diderot.En sus Pensamientos sueltos sobre la pintura, el ilustrado francés, pre-claro defensor del clasicismo, entrará en una crítica al paisaje románti-

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co, deudor del siglo XVII holandés. En este sentido, el filósofo escribeque el hombre “crea”,en la Naturaleza,un espacio útil y artificial, al queluego le aplica la categoría de bello -para dignificar así, la transacción uti-litarista de la propia naturaleza-35. El paisaje grandioso y clásico, se veinterrumpido por la arquitectura seudo industrial del molino:“Mientraslas aguas, después de saltar los obstáculos que le entorpecían, se vanacumulando en un amplio y ancho canal que las lleva a cierta dis-tancia a una máquina.Allí, bajo unos mazos enormes, se va macha-cando y preparando la substancia más general para el hombre”36.

El Arte tampoco dejó nunca de acercarse a lo industrial; sobretodo desde las Vanguardias históricas, ha mirado muchas veces a laCiencia, a la Máquina y a sus elementos matéricos. En Canarias, en elsiglo XX podemos encontrar esculturas de hierro integradas en edificiostales como la Facultad de Matemáticas de La Laguna,de Felipe HodgsonRavina37,hierros forjados móviles como los de César Manrique,otros delmismo autor dejados a la intemperie para la fusión de sus óxidos con eloleaje atlántico de Lanzarote -Los Hervideros-,etc.La primera manifesta-ción industrial artística en Canarias se encuentra en la Universidad de LaLaguna,obra de Cossío.Ésta vendrá dada tras la resolución de diciembrede 1954,en la que el Director General de Enseñanza Universitaria apro-bó la sugerencia de encargar a Mariano de Cossío un mural para elParaninfo Central de la Universidad de La Laguna38. El pintor debía pro-yectar diferentes alegorías según un programa específico:así,el Derechoestaría en alusión directa a Roma y la Filosofía en relación a Grecia, ade-más de ciertas alegorías de las Artes y las Ciencias. Para estas últimas, seelige la perspectiva más industrial de los avances tecnológicos contem-poráneos, apareciendo relucientes fábricas de complicados tubos metá-licos, cisternas y chimeneas, junto a hombres uniformados y encareta-dos que trabajan en ellas39.Todo el mural está rematado por una ficticiabarandilla férrea de tradición castellana,que sirve de apoyo a los ilustrespersonajes de la composición -Miguel de Unamuno, Pío Baroja, ValleInclán, Ortega y Gasset, Benito Pérez Galdós, Jorge Guillén, GregorioMarañón,Juan Ramón Jiménez,etc.-.En los años 90 del siglo XX se suce-dieron algunas iniciativas para adecentar el Recinto de la RefineríaCEPSA de Santa Cruz de Tenerife, con pinturas murales en su exterior,etc.Años más tarde, tras el abandono de parte de los terrenos de dicha

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entidad en la capital tinerfeña y su cesión al Ayuntamiento de SantaCruz, se adecentó uno de sus tanques petrolíferos para destinarlo comoespacio-contenedor de cultura del Cabildo Insular, abierto con progra-mación cultural desde julio de 1997 y denominado El Tanque.

La protección de la industria desde la perspectiva histórico-etno-gráfica y cultural ha sido demandada por la sociedad española, desdediversos foros e instituciones.Actualmente, existen en España numero-sas organizaciones activas en la lucha y la defensa del PatrimonioIndustrial como la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y ObraPública -AVPIOP-.En las últimas décadas han surgido muestras importan-tes en el campo de la innovación y el desarrollo en las propuestas yconocimiento de nuestro pasado industrial. Para el ámbito madrileño,diversas instituciones,organismos públicos,universidades, fundaciones,etc. se han unido en una red de trabajo que con el nombre de Sistemamadri+d se han unido en la comunicación entre el sector productor deconocimiento y el sector industrial.Una de las apuestas ha sido la elabo-ración de un fichero e inventario histórico del patrimonio industrial dela provincia de Madrid. En algunas regiones como Andalucía, Madrid,País Vasco,Cantabria y Cataluña hay rutas de patrimonio industrial,conmúltiples itinerarios y guías didácticas.Aparte de los movimientos y pro-puestas citadas, se incorporan nuevos proyectos de excelencia de laJunta de Andalucía, como el Observatorio de Patrimonio HistóricoEspañol. Se trata de una interesante iniciativa de la Universidad deGranada, que tiene vocación nacional a la hora del estudio, análisis, teo-rización y difusión del patrimonio histórico en cualesquiera que sea suvertiente.

El Arte actual, al mismo tiempo, no es ajeno a esta nueva etapasocio-cultural de revalorización y concienciación del patrimonio indus-trial español, y los artistas plásticos contemporáneos se están interesan-do por todo lo industrial, esté o no extinguido, fuera de uso o con acti-vidad. Este es el notorio caso de los artistas Basilio de San Juan y PedroD. Trujillo González, que con el proyecto multidisciplinar Cemento:forma, arte, representación e interacción humana,buscan como fuen-te de inspiración la industria del hormigón, las estructuras férreas imbri-cadas con el cemento, etc. Han conseguido plasmar en lienzos, fotogra-

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fías y diversos soportes plásticos, la idea que subyace a la poética delhormigón de García Barba, sus óxidos y enfermedades, su creación mis-térica y ritualística, donde la Cementera Pórtland les sirve de coberturamatriz, referente y marco primigenio para sus novedosas creaciones.

En Canarias, el patrimonio industrial ha sido reivindicado princi-palmente desde comienzos de los años 80 del siglo XX. En los planesespeciales y de protección sobre conjuntos históricos se ha añadido elvalor etnográfico y tradicional de determinadas industrias que no sóloactuaban como motor económico del lugar sino que su actuación arqui-tectónica a nivel funcional hizo necesario en su momento el cambio yla reorganización urbana y paisajística. Estos son los ejemplos de lasindustrias del azúcar en Gran Canaria -especialmente Arucas-, las salinasde La Palma y, fundamentalmente,Lanzarote40, los elevadores de agua dela Casa Hamilton en Tenerife, las casas comerciales Miller, Elder yDempster con sus pabellones portuarios en Gran Canaria, y los pescan-tes de La Gomera.Aunque se hayan revalorizado determinados patrimo-nios industriales, con fines museísticos, como el Edificio Elder de LasPalmas de Gran Canaria -1912-,para convertirlo en Museo de La Cienciagracias a la intervención del arquitecto José Bernárdez Montero, tam-bién se han perdido interesantes testimonios integrados en la ciudad yen su tejido urbano, como la antigua Estación del tranvía de La Cuestade Arguijón de La Laguna.El Plan Urban de La Cuesta-Taco en Tenerife,sin sustentar los criterios de actuación en los lógicos fundamentos patri-moniales locales, toponímicos, históricos, artísticos y arqueológicos, hamenospreciado y destruido, consciente o inconscientemente, significa-tivas rejerías y un extraordinario patrimonio industrial, singulares edifi-cios de madera recortada inglesa, que dialogaban con otros ya descon-textualizados y también desparecidos (ruinas neogóticas, porchesneocanarios,varias rejas y puertas de hierro modernistas,hoteles y villasinglesas)41.

El Pescante: ruina patrimonial o utopía megalómana

Otra suerte corren, afortunadamente, los Pescantes de LaGomera, gracias a la voluntad de sus habitantes y de sus historiadores,como el Dr. Darias Príncipe o D. Miguel Ángel Morales, quien dedicó

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recientemente una monografía al respecto42.Centrándonos,precisamen-te en los Pescantes y Cargaderos, y en cuanto se refiere a su fórmulatipológica, en España se encuentran múltiples vertientes, que estándirectamente en consonancia con las condiciones geográficas y clima-tológicas de litoral de su emplazamiento.Así,en la costa accidentada delMar Cantábrico no podemos establecer las comparaciones obvias entipo y forma con los situados en el tranquilo Mar Mediterráneo,del quees uno sus más famosos pescantes el denominado Carguero oCargadero del Muelle Portuario de Almería. Éste, al igual que el Muellede la Compañía Riotinto -Huelva- estarán básicamente realizados en hie-rro fundidos y maderas, con una red viaria para el pequeño ferrocarrilque llegaba hasta el final del pescante para así cargar a los barcos trans-portadores. Esta peculiaridad hace que su complejo entramado de hie-rros sustentantes tenga una contundencia formal, con cierto aire hipós-tilo,que no se percibe en el resto de los existentes en España, formadospor hormigón, piedras, maderas, acero y hierros.

Tampoco son comparables los pescantes que se encuentran enla Ría de Vigo con los que en el Cantábrico perduran las envestidas delmar. Manifestaciones importantes como el de Ribadesella difieren signi-ficativamente de otros como el ubicado en Castro Urdiales, El Castillo,Orconera o el cargadero de mineral de Malla-Arria. Este último es unode los más extraordinarios cargaderos españoles, construido a princi-pios del siglo XX por Guillermo del Vall,se encuentra dentro del BiotopoProtegido del área de Iñurritza de Zarautz -País Vasco,Gipuzkoa-, restau-rado por J.M.Alkorta y ARKILIBE en 200143.Tras un recorrido de 11 kiló-metros desde la mina, el cargadero se alzaba sobre una roca muy acci-dentada de la costa, construyéndose la estructura según la propiainclinación del risco más saliente hacia el mar, puesto que la profundi-dad del litoral costero difiere de la profundidad de nuestras costas cana-rias, pero, no obstante en ocasiones es más combativo que el isleño.

Algunos de estos pescantes o cargaderos estaban asociados acompañía mineras principalmente británicas, que estaban asentadasprincipalmente a mediados del siglo XIX, aunque en ocasiones seencuentran desde finales del siglo XVIII.Debido al origen extranjero desus promotores contaron muchas veces con notables ingenieros como

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el que trabajó en Orconera -llamado puente de los Ingleses en el muni-cipio de Astillero, Cantabria-, construido en 1891 por José Mac-Lenan,quien también construyó en Pobeña -País Vasco,Vizcaya- el Cargaderodel Castillo44, o el del Cargadero de Mioño, en la Playa de Dícido deCastro Urdiales -Cantabria-, realizado en 1896 por parte del ingenierobelga Auguste Lecocq, sobre proyecto del francés M.T. Seiring -socio deEiffel-. Éste es el único superviviente del patrimonio industrial marinode la costa castreña, como testimonio vigente de los seis cargaderos demineral en voladizo localizados específicamente entre la Punta deRabanal y Rebombal (Urdiales, en la ensenada de Castro Urdiales, Playade Dícido, Saltacaballos y Rebombal -El Piquillo-).

Si atendemos a la composición de los pescantes de La Gomera,principalmente los de Agulo y Hermigua, apreciamos que, con sus ele-mentos sustentantes pétreos de toba basáltica y hormigón, éstos estánen consonancia,expresados en mayor escala,con las experiencias de losprimeros puentes de hierro de la provincia,como el de El Cabo en SantaCruz de Tenerife -1893-.Éste fue proyectado gracias al ingeniero RamónPelayo y a las indicaciones de Antonio Pintor, quien seleccionó las pie-zas de la fundición, traídas en barco desde Barcelona45.

Nueva documentación depositada en el Archivo HistóricoProvincial de Santa Cruz de Tenerife,perteneciente a la Demarcación deCostas de la Provincia, pone de manifiesto la importancia de estos pes-cantes en el devenir histórico de las poblaciones gomeras,cuestión quedebe estar sujeta a nuevos estudios socioeconómicos a través de lasfuentes documentales.Tal es el caso del Pescante de Vallehermoso, delque se conserva un nuevo documento, con planos de secciones trans-versales y alzados,fechados en 1907 y que subrayan la notoriedad de losmismos para la época.En la Carpeta de Concesiones de Puertos a parti-culares, inscrita con el número 235,Antonio Fernández Armas solicitapara Vallehermoso la declaración de “utilidad para el Estado yProvincia para hacer la petición de concesión”46.

En el plano anexo a dicha documentación podemos apreciarcómo se ubica este proyecto entre las dos puntas: la de los García y ladel Burrillo, que conforman el Caletón y el Charco de Juan Cedero, res-pectivamente. Se hace además, un breve bosquejo en planta de lo que

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será el pescante, en el guindaste con su revestimiento protector que leconfiere ese aire amurallado.El pescante de Vallehermoso sería configu-rado como estructura arrielada para llevar la mercancía a través decarros hasta el carguero.

Estos interesantes documentos nos aportan una visión previa a lapropia de la Comandancia de Ingenieros de Santa Cruz de Tenerife,querealiza el 18 de enero de 1915, sección y alzado del pescante de laSociedad El Porvenir de Vallehermoso, publicado por el Dr. DariasPríncipe y el profesor Miguel Ángel Morales47, donde se aprecia quealgunos aspectos toponímicos varían con respecto a 1907, desapare-ciendo el nombre de Punta del Burrillo, y apareciendo, no obstante,otros como el Risco del Frailillo y la playa del Frailillo.

Las malas actuaciones de rehabilitación de dicho pescante nosllevan a incidir en el factor del valor patrimonial de la ruina,citando unacorrecta restauración como la de Malla-Arria, sin pretender rehabilita-ciones suntuosas, ostentosas y castillescas, rémoras de un falso eclecti-cismo pétreo, nutrido de las patologías estéticas que suelen encontrar-se en las nuevas construcciones canarias.

Múltiples problemas de actuación se plantean en los litoralesmarítimos.Tal vez,en los litorales y franjas costeras de las ciudades exis-tan dilemas internos que no sólo suponen disquisiciones estéticas, sinoeconómicas y urbanas48. Pero en cuanto se refiere a los paisajes que seinteriorizan en el medio natural, debemos tener más cuidado, mimo yesmero en todas las intervenciones.

Es, sin duda, complicado sugerir cuáles han de ser las pautas deprotección sobre la ruina,y su posible o factible reconstrucción.En oca-siones, los historiadores advierten que sobrecoge e impresiona más aúnla ruina que la propia composición primigenia sin destruirse.Al respec-to de una ruina extraordinaria como el Coliseo de Roma, Kaufmannsugiere que:“El tiempo ha acabado con su vacía decoración y segura-mente sus ruinas impresionan hoy al espectador más de lo que lehubiera impresionado la pomposidad original”49.

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El artista lanzaroteño Germán Páez,atendiendo a Italo Calvino ensus Ciudades Invisibles50, y disertando para la problemática canariaafirma que “incluso los cambios hacen más valioso el lugar por lo querealmente fue. Si éste no cambia, nunca lo podríamos valorar por loque ha sido, sino sólo por lo que es, y posiblemente perdería interéspara nosotros”51. Frases contundentes no exentas de una dicotomíapolémica, de verdad, rigor y sinrazón, pero que, sin embargo, en el casoque nos ocupa pueden ser clarividentes.

El Pescante de Hermigua, como testimonio, ruina, restaurada yprotegida, y llegada un día a ser declarada merecidamente Bien deInterés Cultural -BIC-, debe permanecer en el paisaje natural de la Villa,con todos los argumentos patrimoniales a su favor,dominando como hahecho desde 1907 todo el entorno, pero imprimiéndole y dándole losatisbos de modernidad subyacente: el valor intrínseco del patrimonioindustrial del mar,de lo que fue y no podrá ser,de aquella grandilocuen-cia de oleajes, cargas de fruta e historias.

En definitiva, el Pescante es y debe ser concebido como produc-to ya final y consumado del patrimonio que se dignifica por la puesta envalor de su historia,y se preserva así del deterioro temporal, sin ostenta-ciones y recreaciones que vayan a alejar el posible halo telúrico,hermé-tico y megalómano que suponen esos pilares gigantes que rozan el mardel Noreste, convertidos en hito escultórico inconsciente de la Isla.

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Notas:

1 Estas reflexiones son producto de la conferencia Aproximacióna la historia del hierro en Canarias: la arquitectura industrial delmar, en el marco de la I Jornada de Historia Local de Hermigua, cele-brada en dicha Villa en mayo de 2007.Agradecimiento al investigadorJerez Sabater por la coordinación y trabajo en el desarrollo de la misma.

2 KLICZKOWSKI, H.: Arte en hierro (trads. Kenneth Britsch yMontserrat Sanmiguel). Italia, Onlybook, 2002, p. 6.

3 Para un análisis aproximativo a la historia del hierro en Canarias,principalmente a la arquitectura férrea en la isla de Tenerife, en el sigloXIX y XX: Cfr. HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, María Candelaria:“Arquitectura de hierro en Tenerife” en BASA, núm. 2.Tenerife, ColegioOficial de Arquitectos de Canarias, Demarcación de Tenerife, Gomera yHierro, 1984, pp. 69-75.

4 NAVARRO SEGURA, María Isabel: La Laguna 1500: la ciudad-república. Una utopía insular según las leyes de Platón. Tenerife,Excmo.Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, 1999, p. 239.

5 Estas reflexiones forman parte de un análisis sobreManifestaciones inglesas en la Arquitectura canaria, expuesto y des-arrollado como conferencia en el Instituto de Estudios Hispánicos deCanarias el 14 de noviembre de 2004.

6 Numerosos han sido los estudios de las relaciones canario bri-tánicas en la historia de las Islas, siendo uno de sus historiadores másimportantes el Dr. González Lemus. Cfr. GUIMÉRA RAVINA,Agustín: LaCasa Hamilton. Una empresa británica en Canarias. 1837-1987.Tenerife, Lit. Romero, 1989 o GONZÁLEZ LEMUS, Nicolás: Las Islas dela Ilusión.Británicos en Tenerife.1850-1900. Gran Canaria, Cabildo deGran Canaria, 1995.

7 ÁLVAREZ RIXO, José Agustín:Descripción Histórica del Puertode la Cruz. Tomo II, Historias de dos Puertos. Tenerife, Excmo.Ayuntamiento de Arrecife y Cabildo Insular de Lanzarote,2003,pp.145-147.

8 Idem:Anales del Puerto de la Cruz de La Orotava, 1701-1872.Tenerife, Excmo. Ayuntamiento del Puerto de la Cruz y el Excmo.Cabildo Insular de Tenerife, 1994, p. 231.

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9 STONE, Olivia: Tenerife y sus seis satélites.Vol. 1. Gran Canaria,Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, 1995, p. 261.

10 LORENZO LIMA, Juan Alejandro y MARTÍN LÓPEZ, David:“LaCasa de Franchy, análisis de un paradigma arquitectónico en Canarias”en Fundación de Casas Históricas y Singulares, 2ª época, nº 16, juniode 2006. Madrid, Fundación de Casas Históricas, 2006 y MARTÍNLÓPEZ,David:“La Casa de Franchy de La Orotava:megalomanía y estéti-ca arquitectónica en Canarias (1745-1908)” en Actas XVI Coloquio deHistoria-Canario Americana. Las Palmas de Gran Canaria, Casa Colón,octubre de 2006, en prensa.

11 Agradecimiento al investigador Juan Alejandro Lorenzo Limapor la información inédita sobre la parroquia matriz de Nuestra Señorade La Concepción de La Orotava. Al respecto cfr. LORENZO LIMA, JuanAlejandro (coord.): El Tesoro de La Concepción.Tenerife, Gobierno deCanarias, Excmo. Ayuntamiento de La Orotava, CICOP , 2003, p. 90. yHERNÁNDEZ PERERA, Jesús: Orfebrería en Canarias. Madrid, CSIC,1955.

12 A mediados del siglo XIX, Granada contaba con siete fundicio-nes de plomo y tres de hierro.GAY ARMENTEROS,Juan y VIÑES MILLET,Cristina: Historia de Granada. IV. La época contemporánea. Granada,Editorial Quijote, 1982, pp. 27-28.

13 En ocasiones, el neocanario dispondrá la rejería para los cerra-mientos de las ventanas de las plantas bajas, tal y como se pueden apre-ciar en residencias de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna.

14 DARIAS PRÍNCIPE,Alberto:“Aportación de las Consignatariasen el novecientos a la arquitectura de Santa Cruz de Tenerife” en Elbarco como metáfora visual y vehículo de la transmisión de las for-mas.Actas del Simposio Nacional de Historia del Arte de Málaga 1985(CEHA). CEHA, 1987, pp. 247-264.

15 DARIAS PRÍNCIPE, Alberto y PURRIÑOS CORBELLA, MaríaTeresa: La Catedral de La Laguna.Tenerife, Excmo.Ayuntamiento deSan Cristóbal de La Laguna, 1997.

16 Para una mayor información sobre un proyecto megalómanode Modesto Cendoya en 1910 para la Exposición Universal de Bruselas,cfr. RODRÍGUEZ-DOMINGO, José Manuel:. “La Alhambra efímera: elpabellón de España en la Exposición Universal de Bruselas (1910)” enCuadernos de Arte. Granada, Universidad de Granada, 1997, pp. 125-139.

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17 GARCIARRAMOS Y FERNÁNDEZ DEL CASTILLO, Fernando:Proyecto de rejería modulada. Tenerife, Universidad de La Laguna,1992.

18 HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, María Candelaria: Los maestros deobra en las Canarias Occidentales (1785-1940). Tenerife, Aula deCultura del Cabildo Insular de Tenerife (ACT), 1992, pp. 348-349.

19 DARIAS PRÍNCIPE, Alberto: Arquitectos de las CanariasOccidentales (1874-1931).Tenerife, CajaCanarias, 1985, p. 183.

20 Idem, Ibidem, p. 178.21 DARIAS PRÍNCIPE,Alberto: op. cit., p. 183.22 Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife [en ade-

lante,AHPT]: Demarcación de Costas de Santa Cruz de Tenerife. s/c.23 Cfr. RUIZ RODRÍGUEZ, Álvaro: El Templo Oscuro. La arquitec-

tura del cine. Tenerife, 1897/1992. Tenerife, Gobierno de Canarias,Filmoteca Canaria, 1993.

24 AHPT: Demarcación de Costas de Santa Cruz de Tenerife, s/c.Concesiones a particulares. Carpeta núm. 404.

25 DARIAS PRÍNCIPE,Alberto: op. cit., p. 179.26 GARCÍA BARBA, Federico:“La poética artesanal del hormigón.

La arquitectura de Saavedra y Díaz-Llanos” en BASA, nº 10. Tenerife,Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias, 1989, p. 45.Cfr. con la nuevaedición de los textos del arquitecto KAHN, Louis I.: Amo los inicios.Textos de Arquitectura de la Modernidad. Madrid, Nerea, 1994.

27 LOOS,Adolf: Ornamento y Delito y otros escritos. Barcelona,Gustavo Gili, 1980 p. 232.

28 CASTRO MORALES, Federico: La imagen de Canarias en laVanguardia regional .Tenerife, Excmo.Ayuntamiento de La Laguna,Centro de la Cultura Popular Canaria, 1992,p. 141.

29 BERNADÓ,Jordi (Editor):Artengo, Menis, Pastrana.Sede de laPresidencia del Gobierno de Canarias.Tenerife,Gobierno de Canarias,ACS,Actar, 2000.

30 Preámbulo I de la Ley 4/ 1999 de 15 marzo de PatrimonioHistórico de Canarias.

31 RYKWERT, Joseph: Los primeros modernos(trad. J. G.Beramendi). Barcelona, Gustavo Gili, 1980, p. 282.

32 Idem, Ibidem.33 Idem, Ibidem, p. 292.

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34 KAUFMANN,Emil:La Arquitectura de la Ilustración (trad. J.G.Beramendi). Barcelona, Gustavo Gili, 1974, pp. 194-201.

35 MARTÍN LÓPEZ, David: “El devenir plástico del molino deagua...Arte, ingeniería y estética”en ArteJaén, segunda época,nº 6. Jaén,Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía, Escuela deArte José Nogué, 2007, p. 94.

36 Cfr. DIDEROT, Denis: Pensamientos sueltos sobre la pintura(trad. Monique Planes). Madrid, Editorial Tecnos, 1998.

37 FRAGA GONZÁLEZ, Carmen: El Patrimonio arquitectónico yartístico de la Universidad de La Laguna.Tenerife, Universidad de LaLaguna, 1998, p. 51.

38 Idem, Ibidem, p. 26.39 ARIAS DE COSSÍO,Ana María:Mariano de Cossío.Su vida y su

obra.Tenerife, Cabildo Insular de Tenerife, 1975, pp. 43-44.40 AAVV: Patrimonio Histórico de Arrecife de Lanzarote. Gran

Canaria, Cabildo Insular de Lanzarote, 1999, pp. 150-155.41 MARTÍN LÓPEZ,David:“Eclecticismo y racionalismo en vías de

extinción” en NEXO núm. 3, Revista de la SE, Instituto de EstudiosHispánicos de Canarias.Tenerife, IEHC, 2005, pp. 28-29.

42 MORALES MORA, Miguel Ángel:Los pescantes de La Gomera.Tenerife, Cabildo Insular de La Gomera, 2003.

43 ARKILIBE es un grupo de arquitectos formados por JoaquínBelío Larrinaga e Iñigo Luzundia Uraga, junto a la aparejadora María OsaAmilibia.Cfr. el cargadero de Malla-Arria en apartado de obras y proyec-tos singulares en http://www.arkilibe.com.

44 CRUZ, Hilario: Crónicas de Pobeña. Bilbao, 1986.Cfr. reproducción en edición digital de la Biblioteca Municipal

del Excmo.Ayuntamiento de Muskiz: http://www.muskiz.com/bibliote-ca/Documentos/Cronicasp/El%20cargadero%20del%20castillo.htm

45 DARIAS PRÍNCIPE,Alberto: op. cit., p.183.46 AHPT: Demarcación de Costas de Santa Cruz de Tenerife, s/c.

F1. Carpeta 235.47DARIAS PRÍNCIPE, Alberto: La Gomera. Espacio, tiempo y

forma. Tenerife, Compañía Mercantil Hispano-Noruega, S. A. Y FerryGomera S. A., 1992 y MORALES, Miguel Ángel: op. cit. Cfr. tambiénCapítulo II de esta publicación.

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48 BUSQUETS GRAU, Joan:“Los waterfronts de segunda genera-ción”en Cartas Urbanas.Revista Internacional de Urbanismo, nº 10.Gran Canaria, Departamento Arte, Ciudad y Territorio (DACT)Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 2004, pp. 172-201.

49 KAUFMANN, Emil: op. cit., p. 195.50 CALIVNO, Italo: Las ciudades invisibles. Madrid, Siruela, 1999.51 PÁEZ, Germán:“La estética de la provisionalidad” artículo en

AAVV:VIOLENCIA URBANISTICA.Tenerife,CajaCanarias,2005,sin pagi-nar. Este trabajo pertenece al Catálogo de una interesante visión plásti-ca de la Violencia urbanística de Canarias,expuesta en la sala de Arte deCajaCanarias en La Laguna del 8 al 28 de abril de 2005.

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