capítulo 4

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CAPÍTULO 4 ¿Radicalizando las instituciones o institucionalizando el radicalismo? El debate entre la Unctad y el NOEI E n los años de la Primera Guerra Mundial ya existían elementos de una sociedad internacional “universal”, pero ese fenómeno no se consolidó ni aceleró su desarrollo hasta la Segunda Guerra Mundial. En los asuntos mundiales se estaba produciendo una auténtica revolución, al admitirse Estados no cristianos por primera vez en varios siglos dentro de la “comu- nidad” internacional, como resultado de los levantamientos contra Occi- dente (Bull 1984). Como es bien conocido, durante los años cincuenta, sesenta y setenta, esos nuevos Estados tomaron el control de la ONU y de sus agencias especializadas, como consecuencia de su superioridad numérica, e intentaron transformar el derecho internacional mediante el uso de las resoluciones de la AGNU, establecer nuevas instituciones internacionales e introducir nuevos elementos dentro del corpus doctrinal del derecho in- ternacional, como la doctrina de la “soberanía permanente sobre los recur- sos naturales” (SPRN) 1 . Ello se hizo con el respaldo del NOEI, que abogaba ampliamente por los cambios estructurales en la economía mundial desea- dos por las nuevas naciones, en interés de la justicia, la paz mundial y el desarrollo. En este capítulo proveo un análisis de los momentos relevantes que caracterizaron este compromiso del Tercer Mundo con el derecho interna- cional europeo (porque eso era el derecho internacional en aquel enton- ces). Sin embargo, mi análisis difiere de las historiografías tradicionales acerca del NOEI, que lo consideran un fracaso como producto de su radica- lismo y falta de realismo. Lejos de eso, el NOEI constituyó un momento de desafío radical al derecho internacional, que produjo su transformación y la expansión de su alcance, aunque al mismo tiempo tenía rasgos inheren- 1 Véase, en general, Anand (1987). Específicamente sobre la SPRN, véanse Hossain y Chowdhury (1984, 82). Colección En Clave de Sur. 1ª ed. ILSA, Bogotá D.C. Colombia, febrero de 2005 El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

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Capítulo 4 Rajagopal

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  • CAPTULO 4

    Radicalizando las institucioneso institucionalizando el radicalismo?El debate entre la Unctad y el NOEI

    En los aos de la Primera Guerra Mundial ya existan elementos de unasociedad internacional universal, pero ese fenmeno no se consolidni aceler su desarrollo hasta la Segunda Guerra Mundial. En los asuntosmundiales se estaba produciendo una autntica revolucin, al admitirseEstados no cristianos por primera vez en varios siglos dentro de la comu-nidad internacional, como resultado de los levantamientos contra Occi-dente (Bull 1984). Como es bien conocido, durante los aos cincuenta, sesentay setenta, esos nuevos Estados tomaron el control de la ONU y de susagencias especializadas, como consecuencia de su superioridad numrica,e intentaron transformar el derecho internacional mediante el uso de lasresoluciones de la AGNU, establecer nuevas instituciones internacionalese introducir nuevos elementos dentro del corpus doctrinal del derecho in-ternacional, como la doctrina de la soberana permanente sobre los recur-sos naturales (SPRN)1. Ello se hizo con el respaldo del NOEI, que abogabaampliamente por los cambios estructurales en la economa mundial desea-dos por las nuevas naciones, en inters de la justicia, la paz mundial y eldesarrollo.

    En este captulo proveo un anlisis de los momentos relevantes quecaracterizaron este compromiso del Tercer Mundo con el derecho interna-cional europeo (porque eso era el derecho internacional en aquel enton-ces). Sin embargo, mi anlisis difiere de las historiografas tradicionalesacerca del NOEI, que lo consideran un fracaso como producto de su radica-lismo y falta de realismo. Lejos de eso, el NOEI constituy un momento dedesafo radical al derecho internacional, que produjo su transformacin yla expansin de su alcance, aunque al mismo tiempo tena rasgos inheren-

    1 Vase, en general, Anand (1987). Especficamente sobre la SPRN, vanse Hossain y Chowdhury(1984, 82).

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  • 102 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    tes que limitaban su radicalismo. En otras palabras, ni fue un fracaso enla medida en que se piensa, ni fue tan radical como se cree normalmente.La bsqueda de una alternativa del Tercer Mundo al capitalismo norte-americano y al modelo de control centralizado sovitico, que caracteriz laConferencia de Bandung de 1955 y que luego se reflej en las propuestasdel NOEI en 1974, se apoyaba fuertemente en la premisa de la necesidadde acelerar el proceso de modernizacin y por ello repeta esencialmente elpensamiento que estaba detrs de los discursos desarrollistas y coloniales,es decir, que el primitivo tena que ser redimido moral y materialmente.

    Las limitaciones inseparables a una aproximacin de ese tipo se pue-den ver, por ejemplo, en las propuestas concretas que los internacionalistaspresentaron bajo la rbrica del NOEI, que en esencia giraban en torno areformas de la ONU. Fundamentalmente, esas crticas no iban dirigidas acuestionar las categoras de racionalidad y modernidad occidentales inhe-rentes a los sistemas polticos y econmicos que el derecho internacionalapoyaba. Al contrario, queran ms de lo mismo. Aun ms importante esque la naturaleza limitada de esas propuestas tambin tuvo el efecto deinstitucionalizar el radicalismo que comenzaba a surgir en el Tercer Mun-do. En otras palabras, los desafos radicales al derecho internacional quepresentaron los proponentes del NOEI tuvieron el efecto paradjico de ex-pandir y reforzar las instituciones internacionales como aparatos de admi-nistracin de la realidad social en el Tercer Mundo y, por lo tanto, reforzaronel derecho internacional mismo.

    EL ESPRITU DE BANDUNG

    La conferencia de Bandung de 1955 fue el primer evento al que acudieronnicamente Estados africanos y asiticos, y tambin lleg a simbolizar elnuevo espritu de solidaridad del Tercer Mundo (Mortimer 1984, 6)2. Asis-tieron a la conferencia 29 pases de un total de los 59 existentes en elmundo por aquel entonces; se pudo ver a varios lderes prominentes comoel primer ministro Nehru, el primer ministro Zhou Enlai, los presidentesNasser y Sukaron, los prncipes Sihanouk y Faisal, y a lderes nacionalis-tas como U Nu, Mohammed Ali y Carlos Rmulo. A pesar de diversas ten-siones y contradicciones polticas internas, Bandung tuvo xito en dosaspectos: primero, ayud a forjar una conciencia comn del Tercer Mundodentro de la ONU, mediante el Grupo de los 77 (G-77) y el Movimiento NoAlineado (MNA) (Mortimer 1984, 9). Segundo, subray los dos principioscardinales que organizaran la poltica del Tercer Mundo en las siguientesdcadas: la descolonizacin y el desarrollo econmico (Mortimer 1984, 9).

    2 Sobre la conferencia de Bandung, vanse tambin Kahin (1956), Wright (1956), Republic ofIndonesia, Ministry of Foreign Affairs (1956), Appadurai (1955) y Rmulo (1956).

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  • 103RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    De esta conferencia surgieron varios temas que dos dcadas ms tardeconstituiran los cimientos de las propuestas para el NOEI. El ms impor-tante de ellos fue el deseo de articular una tercera va, una posicin pol-tica que distinguiese al Tercer Mundo de los dos grandes poderes y tambin,como se vera ms tarde, de China. Este deseo se manifest, por ejemplo,en la famosa diatriba de Sir John Kotelawala de Ceiln (como se llamaba elpas entonces) contra el colonialismo sovitico. Despus de sealar que losdelegados estaban bien familiarizados con el colonialismo en su forma pri-mera y ms evidente, el colonialismo occidental, continu declarando:

    [H]ay otra forma de colonialismo, sin embargo, sobre la cual muchosde los aqu presentes tenemos bastante menos claridad en nuestrasmentes y tal vez algunos no estemos de acuerdo en catalogarla enabsoluto como colonialismo. Pinsese, por ejemplo, en esos Estadossatlites sujetos a dominacin comunista en la Europa Central y delEste, en Hungra, Rumania, Bulgaria, Albania, Checoslovaquia, Latvia,Lituania y Polonia. No son tan colonias acaso como cualquiera de losterritorios coloniales de frica o Asia? Y si estamos unidos en nues-tra oposicin al colonialismo, no debera ser nuestra obligacin decla-rar abiertamente nuestra oposicin al colonialismo sovitico tantocomo lo hacemos al imperialismo occidental? (Citado en Kahin 1956)

    Esta posicin fue apoyada por muchos Estados, incluyendo Pakistn,Irn, Irak, Turqua, Japn, Lbano, Libia, Filipinas y Sudn, que a conti-nuacin introdujeron una resolucin condenando todos los tipos de colo-nialismo (citado en Kahin 1956). Ello era un reflejo de la realidad de muchosde los Estados que atendan a la Conferencia y que estaban preocupadospor las incipientes revoluciones izquierdistas o comunistas en sus pases ydeseaban arrancarlas de raz3. De hecho, esas revoluciones barreran mu-chos de esos pases en las siguientes dcadas, como ocurri en Libia, Cam-boya o las Filipinas.

    El punto esencial que debe destacarse de todo ello es que, en contra delo que cree la mayora de la gente y el mundo acadmico en Occidente, elintento de articular una voz del Tercer Mundo fue genuino y no simple-mente la mera extensin de la dominacin sovitica. Ello fue evidente es-pecialmente en la esfera de la paz y la seguridad, donde la neutralidad deNasser, combinada con la de India y Borneo, llev a la aparicin del MNAen los aos siguientes.

    No obstante, fue difcil articular en la Conferencia una visin del colo-nialismo que pudiera aplicarse por igual a los regmenes soviticos y occi-dentales. En ningn terreno eso fue ms cierto que en la esfera econmica:en ausencia de una alternativa viable al comunismo sovitico o al capitalis-

    3 Vase Rajagopal (1998-1999), donde recoge un anlisis de Aijaz Ahmad a favor de ver Bandungen trminos de las agendas polticas domsticas de Nehru, Zhou Enlai y otros, en vez de entrminos de cuestiones internacionales.

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    mo norteamericano, y al estar fuertemente comprometidos con un espri-tu a favor de la modernizacin y del proyecto de construccin nacional, lospases reunidos en Bandung reiteraron su compromiso con la promocindel desarrollo econmico, incluyendo la inversin extranjera de capital (Co-municado Final, citado en Kahin 1956, 76). No hubo ningn llamado a pre-servar las formas tradicionales de vida u otras formas de proteccin de losespacios culturales, aunque se condenaran el colonialismo y el racismocomo medios de aniquilacin cultural (Comunicado Final, citado en Kahin1956, 79). Mientras que el colonialismo y el racismo fueron condenadosinequvocamente a nivel poltico, en especial bajo la forma de sometimien-to extranjero, no hubo ningn intento por apartarse de los imperativosmodernizadores del proyecto de construccin nacional. Ello se reflej en laaceptacin de estndares habituales de objetivos para el desarrollo, repre-sentados no slo en las propuestas funcionales y apolticas relativas al de-sarrollo econmico, sino tambin en el compromiso con la DeclaracinUniversal de Derechos Humanos (DUDH) (Comunicado Final, citado enKahin 1956, 80). Esto ltimo es de especial inters, ya que muestra cmoen los aos cincuenta el Tercer Mundo apenas presentaba oposicin a losderechos humanos, a pesar de haber tenido un papel muy pequeo en laredaccin de la DUDH.

    Esta aproximacin funcional a la modernizacin se pudo ver en las pro-puestas que se hicieron para facilitar la cooperacin econmica y que in-cluan la inversin extranjera, la cooperacin tcnica, el establecimiento deun Fondo Especial para el Desarrollo de la ONU, el establecimiento de laCorporacin Financiera Internacional (CFI), cambios en la composicin delportafolio del Banco Mundial a favor del Tercer Mundo, la estabilidad delcomercio de mercancas y las preocupaciones acerca del dominio occidentaldel transporte martimo (Comunicado Final, citado en Kahin 1956, 76-78).No niego que muchas de esas preocupaciones eran genuinas y de gran im-portancia para la supervivencia nacional de estos pases. En cierta forma,esas propuestas se llevaron a cabo durante las siguientes dcadas: el BancoMundial cambi la distribucin de su portafolio, se estableci la CFI, etc. Enese sentido, se podra discutir si la iniciativa del Tercer Mundo fracas otuvo xito en la prctica. Lo que es importante, especialmente visto enretrospectiva, son, citando a Foucault (1979), los efectos-instrumento de lacrtica4: es decir, los efectos que son en s y al mismo tiempo instrumentos delo que resulta ser un ejercicio del poder. Estos efectos, que no son buscados,

    4 Foucault (1979, 272), al hablar de la prisin, sugiere que en lugar de detenerse en el fracasode la prisin, se debera invertir el problema y preguntarse para qu sirve el fracaso de laprisin, cul es el uso de estos distintos fenmenos que se estn criticando continuamente: elmantenimiento de la delincuencia, la promocin de la reincidencia, la transformacin deldelincuente ocasional en uno habitual, la organizacin de un entorno cerrado de delincuencia.Esta crtica la tomo de Ferguson (1994, parte V).

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  • 105RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    han probado ser tan importantes como los efectos buscados. As, el comerciode mercancas puede que an no se haya regularizado a favor del TercerMundo, pero con toda seguridad ha producido unas redes densas de institu-ciones internacionales, funcionarios, prcticas y tcnicas productoras de co-nocimiento que han demostrado ser perdurables e importantes tanto para elcomercio de mercancas como por s mismas. Estos efectos-instrumentohan dirigido la expansin del derecho internacional.

    Los anlisis tradicionales de las instituciones internacionales son dife-rentes en dos aspectos en relacin con el que acabo de presentar: primero,prestan muy poca atencin al papel de los compromisos del Tercer Mundo(comenzando por Bandung) como motor de crecimiento de esas institucio-nes (de hecho, ven la poltica del Tercer Mundo como un obstculo al fun-cionamiento de las instituciones) y, segundo, prestan escasa atencin a losefectos-instrumento de la crtica del Tercer Mundo. Sugiero que ambosson importantes: una atencin mayor a los compromisos del Tercer Mundopermite movernos ms all del funcionalismo tecnocrtico que caracterizapor lo general el tratamiento de las situaciones internacionales, haciendovisible cuestiones olvidadas relativas al poder, como la raza o el gnero;por otro lado, observar los efectos-instrumento de la crtica del TercerMundo tambin nos ayuda a trascender la valoracin (bastante banal) comofracasos que se hace de las luchas del Tercer Mundo, como en el caso delNOEI, y a tener una visin ms rigurosa que contemple las consecuenciasno buscadas de la crtica.

    El NOEI y el debate entre reforma radical o gradual

    Es bien conocido que el grupo de Estados del Tercer Mundo en la ONU,liderado por la OPEC, caus una crisis internacional econmica y polticaque se extendi por todo el sistema, y que se conoce generalmente como elintento de establecer un NOEI5. Ese perodo seal la primera vez que elTercer Mundo apareci como un actor principal dentro de una crisis interna-cional de todo el sistema. El mpetu de la reivindicacin por un NOEI fueesencialmente alimentado por tres fuentes: la disminucin de la ayuda occi-dental; la desilusin con respecto a la independencia poltica en el TercerMundo y el xito de la OPEC como un cartel de materias primas (Streeten,1981)6. La ofensiva poltica, diplomtica y econmica del NOEI fue lanzadaen tres frentes: la subida de los precios del petrleo por la OPEC, que actupor primera vez como una coalicin de Estados productores contra las socie-dades petroleras occidentales; un embargo petrolero de la OPEC contra lospases que apoyaban a Israel, incluyendo a los Estados Unidos, sus aliados

    5 Sobre el NOEI, vanse Bedjaoui (1979), Sauvant (1981) y Bhagwati (1977).6 Vase tambin Franck (1986).

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  • 106 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    europeos y Japn, y la convocatoria por parte de Argelia de la Sexta SesinEspecial de la AGNU, que se reuni en abril de 1974 (Mortimer 1984, captulo4). Estos acontecimientos fueron muy significativos. En combinacin con lasolas de nacionalizacin que estaban atravesando el Tercer Mundo desde Arge-lia hasta Nigeria, representaron un desafo fundamental al antiguo orden eco-nmico internacional que se sustentaba sobre las relaciones coloniales.

    A pesar de ello, para finales de los aos setenta, muchos crticos consi-deraron que el NOEI haba sido un fracaso7. Occidente, liderado por losEstados Unidos, haba bloqueado una reforma radical del orden econmicointernacional y comenzaron a aparecer grietas en la coalicin del TercerMundo. Sin embargo, sugerira que desde la perspectiva del derecho interna-cional, esta tendencia a etiquetar el NOEI como un fracaso es simplista eignora el efecto expansivo y radical que tuvo el intento de su estableci-miento en las instituciones y en las normas internacionales. En otras pala-bras, sea cual sea el xito o el fracaso sustantivo del NOEI, tuvo otrosefectos no buscados en el derecho internacional que le dieron forma demodo importante y perdurable.

    En un primer nivel, las propuestas del NOEI estaban caracterizadasdesde el inicio por una tensin entre aquellos que buscaban reformas gra-duales frente a aquellos que estaban a favor de reformas radicales8. Aque-llos a favor de reformas graduales interpretaban el NOEI como un asuntode normas y lmites, destacando la necesidad de incrementar la condona-cin de la deuda, la concesin de ms ayudas, un mejor acceso a los merca-dos de capital, transferencias de tecnologa ms baratas y preferenciascomerciales no recprocas para productos manufacturados. Aquellos quepreferan reformas radicales vieron el NOEI como un desafo radical a lasnormas y como un cambio estructural en el orden internacional, bajo laforma de nuevas instituciones y relaciones de poder alteradas. Esto ltimoera inspirado por los tericos de la dependencia, que vieron las relacioneseconmicas poscoloniales entre el centro occidental y la periferia delTercer Mundo esencialmente como explotadoras9. Otra forma de caracteri-zar este debate entre gradualismo y radicalismo es pensarlo en trminosde una tensin entre aproximaciones normativas e institucionales al dere-cho internacional o, simplemente, entre fuentes y procesos10.

    7 Para las crticas, vase Franck (1986); para un anlisis de las contradicciones dentro del NOEI desdela perspectiva del derecho internacional, vanse Horn (1982), Bauer y Yamey (1977), y Bauer (1976).

    8 Para una buena descripcin general, vase Streeten (1981, 241).9 Si se quieren consultar obras sobre teora de la dependencia, vanse Baran (1957), Amin (1976)

    o Frank (1967, 1973).10 En la obra de Kennedy (1994, 1995) se puede ver un anlisis complejo del debate entre fuentes y

    proceso y de su impacto sobre el derecho internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial.

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  • 107RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    LA SEXTA SESIN ESPECIAL DE LA AGNUY SUS CONSECUENCIAS

    En realidad, las aproximaciones radicales y graduales actuaron de manerasimultnea en el desafo planteado por el NOEI, e interactuaron de formascomplejas para producir cambios institucionales. La Sexta Sesin Especialde la AGNU en abril de 1974 seal el momento radical del nacimiento delempeo por conseguir un NOEI. Era la primera sesin de la AGNU espe-cialmente dedicada al desarrollo. Dirigida por Argelia, e inspirada en lostextos del MNA y el G-77 adoptados en la reunin de Argel de 1967, laSesin Especial adopt dos resoluciones seminales donde se articul la reivin-dicacin del Tercer Mundo a un derecho al desarrollo econmico (Mortimer1984, 48-56). La primera de ellas, la Declaracin sobre el Establecimientode un Nuevo Orden Econmico Internacional (Naciones Unidas 1974b),reivindicaba un orden basado en la equidad, en la igualdad soberana, en lainterdependencia, el inters comn y la cooperacin entre todos los Esta-dos con independencia de sus sistemas sociales y econmicos, que corrigie-ra las desigualdades y diese solucin a las injusticias existentes, e hicieraposible eliminar la distancia creciente entre pases desarrollados y pasesen vas de desarrollo (Naciones Unidas 1974b). Los temas principales in-cluan tanto objetivos normativos (la creacin de nuevas doctrinas como laSPRN, el derecho a la nacionalizacin, la regulacin de las corporacionesmultinacionales [CMN], etc.), como reformas institucionales (reforma mo-netaria internacional, facilitacin de las asociaciones de productores, etc.).La segunda de estas resoluciones, llamada Programas de Accin para elEstablecimiento de un NOEI (Naciones Unidas 1974c), desarrollaba lasimplicaciones polticas de los principios establecidos en la primera declara-cin.

    En muchos sentidos, estas exigencias eran bastante radicales. En unprimer nivel, como ha sealado Robert Mortimer (1984, 53), la propia idea dela Sexta Sesin representaba un choque entre el poder de voto de la nuevamayora del Tercer Mundo y el poder econmico de los Estados Unidos. LosEstados dbiles estaban usando la soberana como defensa y como ataque.En un segundo nivel, las propuestas del NOEI representaban un intento pordesplazar el equilibrio poltico dentro del derecho internacional hacia el Ter-cer Mundo, mediante el rediseo de la estructura del derecho internacional:el impulso generado en Bandung estaba produciendo respuestas polticasconcretas. Tercero, el NOEI intent tambin dar ms peso y poder a losEstados del Tercer Mundo frente a las corporaciones mercantiles occidenta-les, que haban tenido un pasado de intervencin en la poltica local.

    A pesar de todo esto, en otro sentido esas exigencias no eran ni nuevasni fundamentalmente radicales. Muchas de las propuestas especficas del

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  • 108 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    NOEI haban estado flotando en el ambiente al menos desde la Declaracinde Argel del MNA de 1967 y en ninguna de las propuestas se cuestionaba elimperativo tico y prctico del desarrollo en s, junto con su ethos moder-nizador. Los Estados del Tercer Mundo admitieron fcilmente la distan-cia que exista entre Occidente y sus pueblos atrasados e intentaronreducirla copiando a Occidente. Adems, como sealan Bauer y Yamey (1977),la idea de una distancia en riqueza o ingresos entre Occidente y el TercerMundo era un concepto problemtico, emprica y conceptualmente. La pro-pia idea de distancia slo puede existir dentro de un sistema unificado, taly como ha sealado Douglas Lummis (1992), y en esa medida se dilua lapostura radical del Tercer Mundo. Adems, la diferencia de riqueza dentrode los pases del Tercer Mundo, como Brasil, que a veces era moralmentetan objetable, nunca se plante como tema en el NOEI. Ello estaba muydentro de la lgica del pensamiento imperante sobre el desarrollo. Porejemplo, como seala H. Arndt (1983), la teora econmica del goteo* eraun concepto internacional, no intranacional, es decir, nunca pretendi lareduccin de la desigualdad dentro de un mismo pas.

    Las propuestas del NOEI, a pesar del bloqueo considerable que sufrie-ron por parte de los Estados Unidos y de ser limitadas en algunos aspectos,tuvieron un impacto radical en la prctica de las instituciones internacio-nales. As, la Sesin Vigesimonovena de la AGNU, reunida en 1974, adoptla Carta sobre Derechos y Deberes Econmicos de los Estados (NacionesUnidas 1974a)11, un documento seminal que proporcion estndares nor-mativos en cuestiones clave como la nacionalizacin, las asociaciones deproductores y los acuerdos comerciales preferenciales. Fuera de la ONU,la ofensiva del Tercer Mundo continu en muchas de las conferencias delMNA y del G-77, al igual que en los intentos por establecer institucionesinternacionales como la Organizacin para el Desarrollo Industrial de laONU (Unido, por sus siglas en ingls), es decir, agencias especializadas quefueran ms favorables al Tercer Mundo.

    Esta radicalizacin fue generalmente ignorada por los crticos del NOEI,que la vieron como un fracaso porque no pudo conseguir sus objetivosmateriales, en lugar de verla en sus propios trminos. Por ejemplo, ThomasFranck (1986) escribi un artculo titulado Lessons of the Failure of NIEO(Lecciones del fracaso de la NOEI) ms de una dcada despus de que losdebates sobre el NOEI se hubieran acallado. En esa obra, Franck muestra

    * En ingls, trickle-down. Es un trmino utilizado por la teora econmica conservadora paraexplicar que el aumento de la riqueza de los ya ricos produce, por efecto de goteo y demanera natural, un incremento de la riqueza en los menos ricos. Formaba parte de la filosofaeconmica del presidente estadounidense Reagan en los aos ochenta (N. del T.).

    11 Para un anlisis de la Carta, vanse American Society of Internacional Law (1975) y Rozental(1976).

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  • 109RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    una percepcin sutil de la importancia del proceso por encima del resulta-do material, destacando el papel de las negociaciones (p. 100). Como nosdice Franck, no hay legislacin en el sistema internacional contempor-neo. Slo contrato. El contrato requiere genuino consensus ad idem (p.97). Segn Franck, esa idea de consenso estaba ausente en la estrategiadel Tercer Mundo acerca del NOEI, puesto que era demasiado antagnica,sin pretender llegar a la opinin pblica en Occidente (pp. 90, 91)12. Dehecho, l rechaza totalmente esas tcticas que dice estaban basadas err-neamente en estrategias anticoloniales vencedoras, puesto que la cam-paa contra el colonialismo, despus de todo, se haba ganado no en laIndia y Argelia, sino en Londres y Pars (p. 86), salvo en la ficcin posteriorconstruida por la mitologa nacionalista poscolonial. Con esta sola frase,Franck ha descartado sencillamente todo el papel jugado por la resistenciade masas contra el colonialismo.

    Hoy conocemos nuestra historia de manera distinta. El colectivo subal-terno en Asia del Sur13 y acadmicos como Mahmoud Mamdani (1996) enfrica han desarrollado un trabajo fundacional en el que se narra la historiade las contribuciones a los movimientos anticoloniales hechas por la gentecomn, combatiendo as las historiografas elitistas dominantes hasta aho-ra. Franck (1986, 91) tambin presenta la crtica de que el Tercer Mundo nohizo siquiera el intento de reconocer la necesidad de cambios domsticosfundamentales: era una culpa en una sola direccin... no era creble. Esaobservacin pasa por alto el hecho de que una estrategia de antagonismopudo haber contribuido a la creacin de un frente comn, al permitir consti-tuir una identidad alrededor de la cual pudieron iniciarse discusiones rele-vantes con Occidente. Como he sugerido, a menudo, la fuerza de la ofensivadel Tercer Mundo estaba principalmente en la constitucin de ese frentecomn y en su mantenimiento; slo secundariamente apareca la preocupa-cin por la resolucin de cuestiones sustantivas.

    La institucionalizacin del radicalismo:la Sptima Sesin Especial

    Incluso si el Tercer Mundo estaba convirtiendo las instituciones interna-cionales en zonas de resistencia, su radicalismo fue gradualmenteinstitucionalizado y sometido. As ocurri concretamente por tres razonesdurante la Sptima Sesin Especial de la AGNU, reunida en septiembre de

    12 Franck realiza una comparacin entre la estrategia de enfrentamiento del Tercer Mundo y elradicalismo negro en los EE.UU. en los aos sesenta.

    13 Existe una vasta produccin acadmica de esta escuela, representada en los trabajos de RanajitGuha, Gayatri Chakravorti Spivak, Partha Chatterjee y otros. Un resumen de ese trabajo sepuede ver en los ocho volmenes de Selected Subaltern Studies, editados por Guha y Spivak(1988).

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  • 110 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    1975. La primera es que despus de un perodo prolongado de liderazgo deun ala radical de los Estados del Tercer Mundo, con Argelia a la cabeza, unala ms moderada se hizo con el control del bloque del Tercer Mundo(Mortimer 1984, 67). La segunda es que como resultado de la continuaembestida del Tercer Mundo unido, los Estados Unidos moderaron su posi-cin de lnea dura y presentaron un nmero de propuestas concretas dise-adas para responder a las reivindicaciones del Tercer Mundo (Mortimer1984, 68). El nuevo embajador estadounidense, Daniel Patrick Mohynihan,sugiri el establecimiento de un servicio de financiacin compensatoriaampliado en el FMI; un mejor acceso a los mercados de capital y a la tecno-loga occidentales; un compromiso de dar ms recursos a la CFI; acuerdospara negociar reducciones arancelarias y otras medidas para promocionarel comercio en el Tercer Mundo; programas para asegurar suministros dealimentos globales y aumentar la produccin agrcola; la creacin de aso-ciaciones de productores-consumidores; el apoyo del Banco Mundial a laproduccin de materiales no procesados y el incremento del apoyo a losprstamos paliativos de la pobreza de la Agencia Internacional para el De-sarrollo (AID) (Mortimer 1984, 68). Aunque los Estados Unidos concedie-ron todo esto, no cedieron en otras reivindicaciones clave, como uncompromiso de ayuda al desarrollo del 1% del PNB como mnimo, o unvnculo entre la ayuda al desarrollo y la emisin de Derechos Especiales deGiro o DEG*. Los Estados Unidos tambin recalcaron que no aceptaban laidea de que el mundo fuera una lucha por un NOEI (Mortimer 1984, 69)14.

    Parcialmente como resultado de las concesiones estadounidenses yparcialmente debido a la naturaleza de doble filo de la solidaridad, queimpulsa a las facciones radicales a comprometerse para mantener la uni-dad, la resistencia del Tercer Mundo fue en gran parte contenida durantela Sptima Sesin, sin que se causasen daos serios a los intereses econmi-cos occidentales. Queda el hecho, sin embargo, de que fueran cuales fue-ren la reivindicacin y la concesin, las instituciones internacionales ganaronen alcance y poder. Ms reuniones y resoluciones significaban ms anlisispor los acadmicos del derecho, y ms programas significaban nuevas acti-vidades para el FMI, el Banco Mundial, la CFI y la AID. Esta dinmica (losefectos-instrumento) es clave para la arquitectura de las institucionesinternacionales como aparatos de administracin de la realidad social en elTercer Mundo.

    * En el sistema del FMI, los DEG determinan la capacidad de endeudamiento de un pas, es decir,el monto de los crditos que puede solicitar del FMI. Adems, el sistema de votacin del FMIotorga ms votos a quien tenga un mayor nmero de DEG, es decir, la fuerza de un pas en elFMI est ligada a su capacidad potencial de endeudamiento (N. del T.).

    14 Los EE.UU. intentaron durante ocho horas que el artculo determinado el se cambiara por elindeterminado un en el prembulo de la propuesta de resolucin, en donde se haca referen-cia a el NOEI.

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  • 111RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    LA UNCTAD: LA POLTICA PARA EL TERCER MUNDOCOMO MOTOR DE CRECIMIENTO

    Durante la ofensiva del Tercer Mundo en los aos sesenta y setenta porcambiar el derecho internacional, la AGNU cre varias instituciones inter-nacionales como la Unido, el Programa de las Naciones Unidas para elDesarrollo (PNUD) y la Unctad. Esta proliferacin de instituciones forma-ba parte de una estrategia deliberada por crear un campo de juego niveladofrente al poder econmico occidental, equilibrndolo con el poder de votosdel Tercer Mundo. Como ya se ha observado, los juristas del Tercer Mundocontemplaron esta proliferacin institucional como un medio para conse-guir cambios econmicos y sociales positivos en sus pases. Este deseo, quetambin se reflejaba en otras reas como el derecho del mar, complementel intento del Tercer Mundo por reconstruir el derecho internacional nor-mativo mediante la atencin a las fuentes del derecho internacional, aca-tando la costumbre y promoviendo las resoluciones de la AGNU como fuentede nuevas normas.

    Occidente critic cada vez ms la proliferacin de instituciones al igualque su captura por el Tercer Mundo15. Con independencia del mrito deesas crticas, es innegable, como se ha demostrado en la discusin previa,que con la entrada del Tercer Mundo en la poltica mundial, las institucio-nes internacionales asumieron un impulso autnomo hacia la expansin yla multiplicacin. Este impulso fue posible debido a la politizacin de esasinstituciones como terrenos de resistencia y compromiso. Esta afirmacinse opone, como he apuntado anteriormente, a la forma neutral y apolticaen la que el derecho internacional nos presenta las instituciones interna-cionales (Kirgis, 1993). En ese enfoque predominante, las instituciones in-ternacionales son mostradas como organizaciones funcionales y apolticasestablecidas mediante tcnicas legales con visin de futuro que constante-mente desplazan la frontera del derecho internacional hacia una comuni-dad mundial. En lugar de ello, he planteado que la proliferacin deinstituciones y la expansin del dominio jurdico internacional han sidoposibles por los efectos-instrumento polticos de la resistencia del TercerMundo frente al viejo derecho internacional eurocntrico.

    Un ejemplo clsico de esta dinmica puede encontrarse en la Unctad.Establecida en 1964 por la AGNU como un rgano subsidiario de la propiaAsamblea (Naciones Unidas, 1964)16, la Unctad tuvo un papel destacado en

    15 Vanse Finger (1976) y Weintraub (1976). Otros crticos, como Bergsten (1976), vieron tambinen la proliferacin de las instituciones algo bueno que permitira que cuestiones especializadasse desagregaran.

    16 Es diferente a una agencia especializada como la Comisin de las Naciones Unidas para losDerechos Humanos (CNUDH), que se establece mediante el tratado constitutivo.

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  • 112 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    las relaciones Norte-Sur como foro de negociacin y creacin poltica, almenos hasta el final de la Guerra Fra17. An ms importante es que laUnctad representa tal vez el ejemplo ms claro de cmo las concepcionesradicales del desarrollo, en este caso la teora de la dependencia, que fue-ron un desafo claro al internacionalismo liberal occidental, estuvieron detodas formas limitadas en su radicalismo por la aceptacin del desarrollocomo proceso de modernizacin occidental. En las pginas siguientes exa-minar las ambigedades, contradicciones y oportunidades durante la for-macin y la lucha en torno a la Unctad como terreno de batalla.

    Los orgenes: la institucionalizacin de la teora de la dependenciaEl origen de la Unctad se puede encontrar en dos factores: primero, en laaparicin de los Estados del Tercer Mundo en los asuntos internacionalesy, segundo, en el desencanto con el rgimen comercial mundial, basado enprincipios comerciales liberales, institucionalizados bajo la forma del AcuerdoGeneral sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas eningls). Imbuidos del espritu de Bandung, los pases asiticos, africanosy, por primera vez, latinoamericanos aparecieron juntos en la Conferenciasobre los Problemas de los Pases en Vas de Desarrollo, celebrada en ElCairo en 1962 (Naciones Unidas, 1985, 10). La Conferencia Unctad I, quese estableci como institucin permanente bajo mandato de la AGNU en1964, tambin marc la configuracin del G-77 como un frente unido delTercer Mundo en las relaciones internacionales18. Desde sus inicios, laUnctad estuvo fuertemente influenciada por los tericos de la dependenciacomo el doctor Raul Prebisch, que se convertira luego en su primer Secre-tario General. De hecho, la Unctad representa la incorporacin institucionalde la teora de la dependencia, al igual que el GATT representa la incorpora-cin de la teora de la modernizacin. Como lo expresa la Historia de la Unctad,la Unctad subraya la perspectiva de desarrollo, mientras que el GATT pro-mueve un sistema de comercio internacional liberal (Dell, 1985, 39).

    Mientras que por lo general se considera que la teora de la dependen-cia ofrece una crtica enrgica y radical del orden econmico internacional,lo que comnmente se pasa por alto es el grado de influencia que tuvo estacrtica en la formacin y las prcticas de las instituciones internacionales.Los internacionalistas normalmente tratan las crticas de la dependenciacomo una crtica marginal, fuerte, pero esotrica y fracasada, y a continua-cin describen el funcionamiento del orden internacional liberal basado enlos principios del laissez faire* . Est ms cercano a la verdad afirmar que

    17 Sobre la Unctad, vanse Naciones Unidas (1985) y Rothstein (1979).18 Sobre los orgenes de la Unctad, vase Dell (1985, 10-32).

    * Literalmente, dejar hacer. Expresin que caracteriza el pensamiento liberal decimonnico enel campo econmico y social, en el que la libertad personal se vea como un derecho sagrado de

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  • 113RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    los aspectos de la crtica de la dependencia tuvieron una fuerte y duraderainfluencia en el orden econmico internacional, como por ejemplo en lajustificacin de los acuerdos comerciales preferenciales, que rutinariamentese dan por descontados como si fueran parte del sistema liberal comercialinternacional. En ningn otro sitio esa influencia es ms cierta que en laUnctad.

    Todo lo anterior fue posible por el hecho de que tericos como RaulPrebisch intentaron preparar el terreno para alterar las reglas del sistemacomercial liberal codificado en el GATT y que se basaba en la simetraentre agentes comerciales, una concepcin propia del laissez faire (Nacio-nes Unidas 1985, 11). Pero como el doctor Prebisch y otros sealaron, esono se corresponda con la realidad, en la que los pases en vas de desarro-llo se enfrentaban a un desequilibrio externo persistente como resultadode una disparidad entre las tasas de crecimiento de sus exportaciones pri-marias y la importacin de bienes industriales (Naciones Unidas 1985, 51).A partir de esa observacin se recomendaron varios cambios externos einternos. Las medidas externas incluan preferencias comerciales, acuer-dos sobre materias primas, ajuste de la deuda, etc. Las internas se diriganhacia medidas sociales y econmicas dentro de los pases en vas de desa-rrollo, como propiedad de la tierra, concentracin del ingreso, ignoranciade las masas y movilidad social limitada (Naciones Unidas 1985, 12).

    Se puede ver claramente que mientras la crtica de la dependencia erabastante radical a nivel internacional, al exigir cambios en las normas co-merciales liberales, comparta la mentalidad colonialista de reformar yredimir a las masas ignorantes. El imperativo teleolgico de trabajar paraalcanzar al otro, basado en la superioridad de Occidente, nunca fue rebati-do. En cuanto a esto, la teora de la dependencia no era muy distinta a lateora de la modernizacin: como la Historia de la Unctad cuenta, el ca-rcter extenso, desarrollista y universalista de la filosofa de la Unctadser evidente a partir de sus propsitos (Naciones Unidas 1985, 13). LaUnctad, a este respecto, no era distinta del GATT.

    Derecho o poltica? Desafiando el dominio institucional

    Los desafos al rgimen comercial liberal continuaron bajo el hacer de laUnctad a travs de varias conferencias en los aos setenta y ochenta. Gra-dualmente condujeron hacia la formulacin concreta de normas que favo-recieron frmulas especiales a favor de los pases en vas de desarrollo,como el sistema de preferencias generalizadas. Pero no fue fcil. Los pa-ses occidentales, que desde el principio haban mostrado su reticencia en

    actuacin del individuo en aquellos asuntos de su inters, sin ms lmites que los derechosiguales a sus semejantes y una tibia nocin de inters pblico (N. del T.).

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  • 114 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    apoyar la creacin de la Unctad, demostraron ser todava ms reticentes ala hora de apoyar su agenda, especialmente durante los aos ochenta deReagan. Como resultado, la Unctad se convirti en un campo de batallaNorte-Sur, donde el Sur estaba representado por el G-77. Los aspectos msinteresantes de esta batalla pueden encontrarse en dos debates: primero,el de si la Unctad deba ser un rgano de la AGNU o del Consejo Econmicoy Social (Ecosoc); segundo, si la Secretara General de la Unctad deba sernombrada por la AGNU o por el Secretario General de la ONU (SGNU).

    En la Unctad I, los pases occidentales intentaron asegurar que stafuera un organismo subsidiario del Ecosoc, mientras que los pases en vasde desarrollo insistieron en que deba permanecer como un rgano subsi-diario de la AGNU (Naciones Unidas 1985, 37). El tema de discusin era sila formacin de la Unctad deba seguir la interpretacin legal de la Cartade la ONU y, por lo tanto, estar coordinada con el Ecosoc, al que se leasignaba en principio esa responsabilidad, o si la Unctad deba coordinarsepor la ms representativa y poltica AGNU. Occidente apoyaba la primeraopcin mientras que el Tercer Mundo la segunda. Este apoyo occidental delo legal y la preferencia del Tercer Mundo por lo poltico se podra verno simplemente como un campo de batalla entre el Norte y el Sur acercade la identidad institucional de la Unctad, sino como un enfrentamientoms general sobre la naturaleza misma de las instituciones internaciona-les e, incluso, del propio derecho internacional. Como lo seala la Historiade la Unctad, el consistente apoyo material y poltico que le da la AGNU es

    parte del proceso poltico continuo de democratizacin de las institu-ciones internacionales, un proceso por el cual los pases del TercerMundo en vas de desarrollo recientemente independientes comen-zaron a centrar la atencin y los esfuerzos de la comunidad interna-cional en el problema absolutamente vital del desarrollo econmico.(Naciones Unidas 1985, 37)

    Desde ese momento, las instituciones internacionales no seran ya or-ganismos neutrales que llevaran a cabo la voluntad soberana colectiva,sino un campo de batalla para la formacin de esas mismas voluntadescolectivas. Decir esto no implica que las instituciones internacionales estu-vieran siendo radicalizadas de una manera unidireccional. Como he sea-lado anteriormente, aunque se acogieron institucionalmente ciertas lneasde las crticas radicales, otras fueron limitadas y contenidas debido a sucompromiso continuista con el ethos de la modernizacin.

    Un segundo ejemplo del conflicto en torno a la Unctad es el debateacerca de su Secretario General, que es nombrado por el SGNU sujeto aconfirmacin de la AGNU19. En la Unctad I, los pases occidentales se opu-

    19 Es el mismo tipo de modus operandi que se practica para el nombramiento de las cabezas delPNUD, el Unido y la UNEP, siguiendo el modelo de la Unctad.

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  • 115RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    sieron a la intervencin de la AGNU en el proceso de nombramiento, conel argumento de que se politizaba el proceso, mientras que los pases envas de desarrollo deseaban dotar de importancia poltica al nombramientomediante su ratificacin (Naciones Unidas 1985, 41-42). Este debate, quese asemeja a otros debates familiares en el derecho internacional sobre siel SGNU debe ser un lder o un secretario20, refleja las tensiones peren-nes entre derecho y poltica, y entre autonoma y comunidad. Pero tam-bin evoca los efectos-instrumento de la resistencia del Tercer Mundofrente al derecho internacional, que resultaron en la expansin del mbitode las responsabilidades de la AGNU.

    INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO:EL ARTE DE MANTENER LA UNIDAD EN EL G-77

    Como he dicho anteriormente, la Unctad I tambin seal el comienzo dela formacin de un frente unido comn del Tercer Mundo, el G-77. Enausencia de un secretariado o de una estructura organizacional separada,el G-77 dependa por completo de la Unctad para todas sus necesidades.Como consecuencia, las oficinas del G-77 se establecieron en Ginebra, don-de se encuentra la sede de la Unctad, y sus miembros activos han sido lasdelegaciones acreditadas por los pases en vas de desarrollo ante la Unctad(Mortimer 1984, 75). Como ha afirmado Robert Mortimer (1984, 78), laoriginalidad del G-77 como actor internacional ha residido precisamenteen su falta de diferenciacin con las estructuras ms grandes dentro de lascuales ha actuado. Esta identificacin entre la Unctad y el G-77 politiz lasactividades de la primera, como resultado de las tensiones internas delltimo y la siempre presente necesidad de mantener la unidad. La conse-cuencia fue que la Unctad se convirti en la imagen institucional de losacuerdos polticos alcanzados entre las posiciones moderadas y radicalesdentro de la coalicin del Tercer Mundo, con lo que termin siendoinherentemente moderada.

    Hubo dos tipos de retos a la unidad de los Estados del Tercer Mundo enel G-77. El primero fue la diferenciacin entre los miembros del G-77. Eseproblema surgi del hecho de que ciertos Estados del Tercer Mundo esta-ban ms desarrollados o tenan mayores intereses econmicos en nego-ciaciones concretas con el mundo industrializado. Esos Estados, como laIndia durante la crisis del petrleo de la OPEC, tendan hacia posicionesms conciliatorias en las negociaciones, en lugar de adoptar una perspecti-va antagonista de lnea dura. Esa situacin se creaba a partir de las dife-rencias regionales entre los grupos asiticos, africanos y latinoamericanos

    20 Con respecto a ese debate, vase Gordenker (1972).

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  • 116 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    dentro del G-77 y complicaba enormemente el alcance de una posicin co-mn de todos los Estados del Tercer Mundo, con lo que a menudo el resul-tado era que las peticiones radicales acababan siendo diluidas (Mortimer1984, 70). Sin embargo, ese resultado no era determinado por una sola delas partes. La proliferacin y la fragmentacin de las instituciones interna-cionales tambin eran vistas por algunos como un paso positivo hacia lareforma progresiva de dichas instituciones. Por ejemplo, Fred Bergsten(1976) defenda el proceso de toma de decisiones en una serie de crculosconcntricos, el ms interno de los cuales produca un acuerdo, que poste-riormente se ampliaba mediante consultas generales con pases en los cr-culos ms externos. Sean cuales fueren las razones de las tensiones causadaspor el problema de la diferencia entre Estados del Tercer Mundo, la Unctad,como secretariado de facto del G-77, acab por tener un papel dual: por unlado, nicamente su existencia hizo posible la unidad del Tercer Mundo yel G-77; por otro, para mantener esa unidad, tena que adoptar a menudoposiciones que reflejaban los puntos de vista menos radicales, moderados.Si se combina ello con su compromiso continuo hacia el ethos modernizadoroccidental, la Unctad poda ser y de hecho acab por ser un organismodesradicalizado.

    El segundo problema para la unidad del Tercer Mundo fueron las difi-cultades crecientes entre el MNA y el G-77. La diferencia esencial entre elG-77 y el MNA fue que a los miembros asiticos y latinoamericanos de laalianza (como Mxico, Filipinas o Pakistn) se les permiti ser miembrosdel G-77, pero no del MNA. Adems de las disputas bilaterales al interiordel Tercer Mundo, las rivalidades de la Guerra Fra complicaban la conse-cucin de un frente unido comn. Ello era evidente ya en 1975-1976(Mortimer 1984, 84). Aunque el G-77 haba eclipsado al MNA desde media-dos de 1975 hasta mediados de 1976, el MNA estaba mejor organizado,tena su propia oficina y una posicin poltica ms explcita. Sin embargo,en el Quinto Encuentro del MNA en Colombo, sali a la luz una furiaexistencial en la Declaracin Poltica: es indudable que hay una conexinintegral entre la economa y la poltica y que es errneo aproximarse a losasuntos econmicos de forma aislada de la poltica... La importancia dada alos asuntos econmicos no disminuye la importancia dada a los asuntospolticos en las reuniones de los no alineados (citado en Mortimer 1984,87). Mientras que esta observacin puede entenderse como una defensa dela relevancia poltica del MNA en relacin al G-77, tambin indica que elMNA deseaba establecer su razn de ser poltica y econmica en contrastecon el G-77. Esta declaracin produjo una reaccin: en la siguiente confe-rencia del G-77, celebrada en Ciudad de Mxico, un pequeo grupo de Esta-dos, liderado por Pakistn, Mxico y las Filipinas, condujo una campaapara convocar una reunin cumbre del G-77 y conseguir un secretariadopermanente y separado para el Grupo. Ello era, como ha observado Robert

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  • 117RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    Mortimer (1984, 91), un desafo apenas disimulado a la autoridad polticadel MNA. Tambin situaba dentro de la Unctad, como aparato institucionaldel G-77, las luchas polticas entre el G-77 y el MNA. As, aunque la Unctadera resultado del radicalismo de los dependentistas*, su prctica actual es-taba circunscrita y limitada de variadas formas.

    La leccin ms importante que debera aprenderse del ejemplo de laUnctad era que las instituciones internacionales no deberan seguir conci-bindose tan slo en trminos de si llevan a cabo exitosamente las funcionesque les han sido asignadas, sino que ms bien deberan pensarse en suspropios trminos de ocupacin y politizacin del espacio del derecho interna-cional. En ese modo de anlisis, importa menos el hecho de que la Unctad notuviera xito en sus funciones; lo que importa es la propia constitucin deese organismo como una incorporacin de la identidad del Tercer Mundo,por un lado, y su labor de creacin de informacin y conocimiento dentro desu propio dominio, por otro. Como la Historia de la Unctad nos indica

    [H]ay pocas dudas de que en trminos de propuestas y objetivospolticos especficos, los logros de la Unctad no alcanzan las expecta-tivas de sus fundadores y las aspiraciones del NOEI. Y aun as serade alguna forma simplista plantear la cuestin en trminos de xitoy fracaso. La contribucin de la Unctad al reconocimiento de la inter-dependencia de la economa mundial y del consenso sobre el desarro-llo por la comunidad internacional no est en duda; ni tampoco supapel en la evolucin de la economa poltica mundial y del TercerMundo. (Mortimer 1984, 48)

    La Unctad permanece como el ejemplo paradigmtico de la constitu-cin del dominio de las instituciones internacionales como terrenos de re-sistencia y lucha, y tambin de sus limitaciones esenciales.

    EL NOEI Y EL FETICHISMO DE LAS INSTITUCIONES:MOHAMMED BEDJAOUI

    Como se ha observado, el NOEI fue un desafo radical al viejo derechointernacional europeo del perodo de preguerra. Pero, como he defendido,su radicalismo tambin estaba limitado por su compromiso con una formapeculiar de modernidad occidental, por su creencia en la idea de progresocientfico de los nativos desde un estado de atraso; una idea que estabaencapsulada en las instituciones internacionales. Los juristas del TercerMundo, aunque eran crticos del viejo derecho internacional, compartansu compromiso civilizador subyacente. En ningn otro lugar era ello mspatente, como ya lo he planteado, que en su creencia en el carcter benfi-

    * Se est refiriendo obviamente a los defensores de la teora de la dependencia, mencionadaanteriormente (N. del T.).

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  • 118 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    co de las instituciones internacionales. Era bastante comprensible, puestoque stas proporcionaban un terreno, tal vez el nico, en el cual podanluchar contra la hegemona occidental mediante el uso afirmativo de susuperioridad numrica basada en el principio de igualdad soberana. Peroeso tambin tuvo un efecto desradicalizador en muchas de sus reivindica-ciones frente al viejo derecho internacional, puesto que las institucionesinternacionales no eran instrumentos libres de valores (neutrales) quepudieran expresar fielmente sus voluntades soberanas, sino simplementeotro terreno ms de lucha poltica e ideolgica. En efecto, ello significabaque exista un cierto fetichismo de las instituciones, que impeda que laspeticiones ms radicales fueran trasladadas a la realidad. Como ejemplo deeste fenmeno, analizar en las prximas pginas la celebrada crtica deMohammed Bedjaoui (1979), expresada en su libro, Towards a New Interna-tional Economic Order (Hacia un nuevo orden econmico internacional).

    Mohammed Bedjaoui, un famoso jurista internacional argelino, diplo-mtico y ex presidente de la CIJ, escribi su libro justo despus del debatesobre la NOEI en la AGNU. En su condicin de embajador argelino en laONU, tuvo un papel activo en la formacin de la coalicin del Tercer Mun-do y en las polticas del NOEI, incluyendo la Presidencia del G-77 en 1981(Mortimer 1984, 177, n. 48)21.

    Su libro es una dura condena del viejo derecho internacional, al queetiqueta como derecho internacional de la indiferencia. Esta indiferenciase poda encontrar en el principio de laissez faire de no intervencin, quefavoreca el saqueo y la explotacin del Tercer Mundo bajo el colonialismo.Ello result en lo que llama la pobreza del orden internacional, donde elderecho internacional deriva de las leyes de la economa capitalista y delsistema poltico liberal (Bedjaoui 1979, 49). Este derecho internacionalconsista as en un conjunto de normas con una base geogrfica (era underecho europeo), una explicacin tico-religiosa (era derecho cristiano),una motivacin econmica (era un derecho mercantilista) y fines polticos(era un derecho imperialista) (Bedjaoui 1979, 50). All mismo observa quehasta que comenz la descolonizacin, no hubo un cambio perceptible enese derecho como respaldo del imperialismo. Es claro que el propsito esde largo alcance: quiere condenar en su totalidad el derecho internacionalrecibido y defender la creacin de una nueva estructura de derecho e insti-tuciones internacionales que permitan la inversin del orden internacio-nal de pobreza. De hecho, la naturaleza radical de su crtica se hace msevidente cuando pasa a realizar un anlisis del desarrollo en su relacincon el derecho internacional.

    21 De hecho, se convirti en el primero en dirigir un minisecretariado recientemente aprobadopara el G-77 (Mortimer 1984, 177, n. 48).

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  • 119RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    Empieza atacando la teora de la modernizacin rostowiana22, que res-tringira el subdesarrollo a una mera cuestin de atraso. El centro de estaforma de teorizacin es la reduccin del desarrollo a un fenmeno nico,indiferenciado (Bedjaoui 1979, 67). Estos autores reducen el problema delsubdesarrollo al atraso en comparacin con la civilizacin occidental, el pro-blema del desarrollo a un mero esfuerzo por llegar a ser parte de la civiliza-cin del poder, de la civilizacin del caballo de vapor, como la llam Bertrandde Jouvenal (p. 67). Esta comprensin del desarrollo est equivocada noslo por su prejuicio en defensa del progreso occidental, sino tambin por sunaturaleza lineal. Como afirma Bedjaoui, en este punto incluso losdarwinianos y la escuela de Marx y Hegel estn de acuerdo (p. 69). As,muestra que su crtica no es simplemente una crtica marxista; de hecho, elmarxismo tambin es blanco de su crtica junto con el capitalismo23. Su crti-ca es lo que hoy llamaramos una crtica poscolonial.

    Deduce correctamente de ello que el corolario lgico de esta ideologadel desarrollo es una necesidad de cooperacin internacional con el prop-sito de extender el progreso... [S]iendo as, las nociones de desarrollo ycooperacin han terminado vinculadas, donde la primera es imposible sinla segunda y donde la segunda no tiene otra finalidad sino la generalizacinde la primera (Bedjaoui 1979, 69). Rechaza esto en favor de un desarrollode otra clase... que restaure la dignidad de los pueblos y ponga fin a sudominacin por el imperialismo (p. 71).

    De esta crtica resulta claro que los fines de Bedjaoui son mucho msradicales de lo que pareciera a primera vista. Su intento de construir unorden econmico internacional nuevo, como lo expresa, implica eleccio-nes entre diferentes tipos de sociedad (Bedjaoui 1979, 69). Ningn otrojurista internacional del Tercer Mundo haba criticado, antes de Bedjaoui,la propia naturaleza del desarrollo y su linealidad y conexin con una ideaoccidental de progreso24. A pesar de ese radicalismo, es claro que no estmuy familiarizado con el alcance de la desafeccin popular hacia el desa-rrollo en los aos setenta ni tampoco con la literatura acadmica florecien-te a la que haba dado lugar25.

    22 Se est refiriendo al trabajo del historiador econmico de los aos cincuenta Walt W. Rostow,que contemplaba el proceso de desarrollo como una serie de etapas sucesivas de crecimientoeconmico por la que todos los pases deban pasar (N. del T.).

    23 Bedjaoui (1979, 69) cita expresamente a George Corm: El marxismo es una protesta al interiordel sistema occidental, pero no es una protesta contra l.

    24 No es sorprendente que Algeria haya representado siempre la faccin ms radical dentro del TercerMundo, que defiende, en su extremismo, una desvinculacin de las economas del Sur de las delNorte (Mortimer 1984, 90-94). Una versin ms suave de esta faccin es el modelo de cooperacinSur-Sur, defendido principalmente por el MNA. La formulacin clsica de la desvinculacin desde laperspectiva de la poltica econmica se encuentra, naturalmente, en la obra de Amin (1990).

    25 Slo cita a Ivan Illich, a nadie ms.

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  • 120 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    An ms importante, los lmites de su radicalismo comienzan a revelarsecuando se mueve de la crtica del viejo derecho internacional a una discu-sin sobre el impacto del Tercer Mundo en el derecho internacional. Aun-que haba condenado el derecho internacional como el derecho de laindiferencia, ahora afirma que al igual que los pases en vas de desarro-llo, el derecho internacional es tambin un derecho en vas de desarrollo.El tema clave de este nuevo derecho internacional es el desarrollo, porquela igualdad real de los Estados depende de su desarrollo (Bedjaoui 1979,125). Aunque haba defendido el derecho del Tercer Mundo a pensar enotra clase desarrollo, que le permitiera elegir entre distintas sociedades(en otras palabras, reconociendo la ecuanimidad y justicia de la existenciade diferencias materiales, culturales y de otro tipo entre sociedades dentrodel derecho internacional), ahora est preocupado por el objetivo de redu-cir, y si es posible incluso erradicar, la distancia que existe entre una mino-ra de naciones ricas y una mayora de naciones pobres (p. 127); en otraspalabras, est interesado en erradicar la diferencia.

    Sin duda, est lejos de ser una crtica radical del desarrollo. Lo queBedjaoui no puede comprender es que la propia creacin de la distanciaentre el Occidente y el Tercer Mundo slo es inteligible si uno adopta unanocin occidental de lo que significa desarrollo. Para poder declarar quealgunas sociedades y estilos de vida son deficientes o retrasados, senecesita un estndar que las juzgue y el modelo occidental es el que se usa.A pesar de su radicalismo anterior, Bedjaoui adopta ese estndar al trataral Tercer Mundo como un territorio que est atrasado con respecto aOccidente y al afirmar que se necesita reducir la distancia, es decir, po-nerse a la altura de Occidente. Eso slo se puede conseguir adoptando elmodelo occidental del desarrollo, puesto que es el nico que permitira elnivel de consumo masivo que seala una nacin como avanzada.

    Qu puede explicar este cambio de posicin tan grosero? Cmo puedela pretensin de reducir la distancia entre naciones reconciliarse con lacrtica a la idea misma de desarrollo? Sugiero que la respuesta debe en-contrarse en la doble identidad que es comn entre los juristas del TercerMundo de la era poscolonial. Por un lado, ese jurista es un activista polticoque est interesado en la transformacin social y en esa condicin desarro-lla una crtica radical al edificio completo del viejo derecho y al sistemaeconmico que lo mantiene. Por otro lado, tambin es un jurista poscolonialque se identifica con la construccin de su nacin y en esa facultad nece-sita usar el derecho para obtener de l las mejores condiciones posiblespara el surgimiento de su nacin como poder respetado. En el fondo, estees un conflicto que surge de la propia naturaleza del derecho, entre cambioy estabilidad. De hecho, Bedjaoui especula sobre la naturaleza del derecho,aunque no en el contexto aqu usado, pero de todas formas es pertinente:

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

    Balakrishnan Rajagopal. El derecho internacional desde abajo:

  • 121RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    [E]n semejantes tiempos, se es consciente de la sorprendente y almismo tiempo fructfera contradiccin contenida en el derecho, lacontradiccin entre su verdadera naturaleza y su verdadera funcin.Parece ser evolutivo por naturaleza y, sin embargo, conservador encuanto a su funcin. Por un lado, refleja una realidad social que cam-bia y est obligado a seguirla al mismo ritmo, aunque siempre habrciertas discrepancias y retraso. En ello, pareciera ser algo evolutivo.Por otro lado, al ser la expresin de las relaciones sociales, el derechofija o estabiliza el medio social del cual es producto. Refuerza y pro-tege as las prcticas establecidas, rechazando cualquier cambio quepueda amenazarlas y a este respecto su funcin es conservadora. Elmovimiento y la inercia, el cambio y la tendencia conservadora, sondos factores que permanentemente determinan lo que es y lo queest deviniendo. (Bedjaoui 1979, 112)

    El radicalismo decreciente de Bedjaoui alcanza su cenit (o su nadir) ensus propuestas institucionales para un nuevo orden econmico internacio-nal. Es ah donde vemos cmo las instituciones internacionales, por el he-cho de ser el producto de la voluntad soberana de los Estados, crean supropia dinmica interna sobre el ritmo y la direccin del cambio en la vidasocial internacional. Esa dinmica, como he sugerido antes, es inheren-temente conservadora, incluso cuando constituye instituciones como apa-ratos de gestin de la realidad social del Tercer Mundo. Bedjaoui comienzamostrando una ambivalencia hacia la ONU, puesto que intenta conciliar elhecho de que es la herramienta de los grandes poderes y reconocer a la vezla realidad de que para el Tercer Mundo es el nico espacio que proporcio-na una oportunidad para desafiar la hegemona occidental26. Si despus deleer su condena anterior al derecho internacional, uno hubiera concluidoque desea terminar totalmente con l, rpidamente queda desencantado.El derecho internacional se convierte ahora en una herramienta para obte-ner el desarrollo a travs del NOEI, y la ONU tendra un papel principal enese proceso. Como lo expresa l mismo, el nuevo orden econmico inter-nacional es el nuevo nombre del desarrollo... el sistema de Naciones Uni-das y slo l podr, mediante su democratizacin, conseguir esa tarea deimportancia vital. (Bedjaoui 1979, 197)

    Ello debera conseguirse mediante propuestas especficas para la refor-ma de la ONU, que incluiran:

    a. Acciones a corto plazo: reestructuracin interna, fortalecimientodel papel de la AGNU y el Ecosoc en el desarrollo, establecimientode fortines regionales del sistema de Naciones Unidas, nombra-

    26 Como Bedjaoui (1979, 195) lo explica: el Tercer Mundo expone la debilidad del sistema de laONU, al mismo tiempo que muestra todava un afecto real hacia l y ello no es el resultado deun capricho extrao. Los pases en vas de desarrollo o no alineados no desafan la existencia dela ONU, que valoran positivamente, sino su condicionamiento por los grandes poderes, que seniegan a aceptar.

    Coleccin En Clave de Sur. 1 ed. ILSA, Bogot D.C. Colombia, febrero de 2005El desarrollo, los movimientos sociales y la resistencia del Tercer Mundo

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  • 122 EL DERECHO INTERNACIONAL DESDE ABAJO

    27 El propsito de este anlisis no es despreciar la crtica de Bedjaoui como si no fuera importante;por el contrario, tengo slo la ms alta consideracin por su crtica y personalmente hainspirado mi trabajo. Sin embargo, mi anlisis es un intento de reconstruir internamente susargumentos para poder pensar en las posibilidades de una poltica radical a travs del derechointernacional.

    miento de un nuevo asistente del SGNU con el ttulo de DirectorGeneral para el Desarrollo y la Cooperacin Econmica Interna-cionales y otras reformas presupuestales y programticas.

    b. Acciones a mediano plazo: revisin de la Carta de la ONU paraexpandir los poderes del Ecosoc, el establecimiento de un nuevoConsejo para la Ciencia y la Tecnologa, la creacin de otras insti-tuciones especializadas como una nueva organizacin para el co-mercio y la creacin directamente de organismos internacionalesoperacionales como la Organizacin Mundial de la Salud (OMS) oel Banco de Desarrollo Asitico. (Bedjaoui 1979, 200-220)

    Las mencionadas son ni ms ni menos la gama completa de reformasinstitucionales defendidas por Bedjaoui en su libro. Es bien conocido quecasi todas sus propuestas ya han sido puestas en prctica en la ONU (aun-que eso no se debe exclusivamente a las exigencias de Bedjaoui) y no obs-tante no han producido el establecimiento de un NOEI. Sin embargo, loque es ms sorprendente para mis propsitos es la forma en que sus pro-puestas, bastante poco polmicas tal y como estn formuladas, buscan ex-pandir y reproducir el sistema de la ONU y el mbito general de lasinstituciones internacionales. No hay ninguna preocupacin evidente porel hecho de que la proliferacin del espacio de las instituciones no acabesiendo tambin un espejismo del ansiado cambio social, y eso que, segnsu propia crtica, la ONU ha impedido precisamente ese cambio. En ellovemos una sensibilidad benevolente que contempla las instituciones inter-nacionales como instrumentos positivos del cambio social en el Tercer Mun-do27. As, se es testigo de una desradicalizacin gradual de su anterior crticaal desarrollo mediante propuestas programticas que conciernen a lasinstituciones internacionales. El resultado final es que las institucioneshan ganado espacio y actividad, mientras que se han controlado las deman-das radicales que las generaron.

    CONCLUSIN

    Este captulo ha presentado la perspectiva de que los compromisos del Ter-cer Mundo con las instituciones internacionales han tenido un doble carc-ter: por un lado, han radicalizado esas instituciones, convirtindolas encampos de lucha poltica e ideolgica sobre cuestiones de poder, distribu-cin y justicia; por otro lado, las vertientes ms radicales de la crtica delTercer Mundo se han apaciguado al hacer hincapi en las reformas de lasinstituciones internacionales. Ello ha tenido como consecuencia la expan-

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  • 123RADICALIZANDO LAS INSTITUCIONES O INSTITUCIONALIZANDO EL RADICALISMO?

    sin del espacio de las instituciones internacionales como actores autno-mos en el campo jurdico (Bourdieu 1987) y, por lo tanto, la expansin delpropio derecho internacional. Visto de esa forma, importa menos que elNOEI fuera un fracaso; ms bien, el NOEI deriva su propia importanciacomo consecuencia de los efectos-instrumento que ha tenido en las insti-tuciones internacionales. En ltima instancia, la dinmica de las institu-ciones internacionales y del derecho internacional se explica mediante suhabilidad interna para generar el impulso para su propia reproduccin,para construir su propio campo de realidad, citando a Philip Allot (1995),ms que a travs de un anlisis funcionalista o de orientacin poltica ex-clusivamente.

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