capitulo 2: reynosa capitulo 3: petróleos … · 2018-01-17 · isbn en trámite...
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Carlos Nuño Robles
2
Para
Mi esposa, Alicia Margarita Olivares Torres de Nuño
Mis hijos: Alicia Beatriz, Carlos III, Laura Esperanza
Mis nietos: Paulina, Carlos IV, Pamela, Jorge, David Eduardo, Mariana,
Alice
Y los que vengan…
Para
Manuel Garza González
Florencio Salazar Adame
“Sin olvidar a Reynosa” © ISBN en trámite
[email protected] Primera edición
Se imprimieron 500 ejemplares 2009
Sin olvidar a Reynosa
3
INDICE
Con el permiso de ustedes 7
Así lo he vivido 13
CAPITULO 1: El origen
El Salto, Jalisco 17
La colonia industrial 19
La casa paterna 20
La Vocacional 23
La Universidad 25
La Escuela de Artes Plásticas 27
El futbol y otros entretenimientos 28
Los años verdes 31
CAPITULO 2: Reynosa
El encuentro 35
El complejo industrial 37
La colonia de Pemex 39
Aventuras aduaneras 41
La Calle del Puente y otros atractivos 43
Los poderosos 45
CAPITULO 3: Petróleos Mexicanos
Del Distrito Frontera Noreste a la Cuenca de Burgos 49
Emergencia en la Planta de Absorción 51
Visita de los Presidentes 52
El Sr. De Gorordo y el Club de Radioaficionados 53
Tesis y examen profesional 55
Broncas con el sindicato 56
CAPITULO 4: La integración
Volar con alas propias 59
La Cuba Revolucionaria 62
Carlos Nuño Robles
4
La feria de Reynosa 64
El escudo de armas de Reynosa 66
El ciclón Beulah 69
La pesca 71
Visitantes notables
Circo Thiany 74
Amalia de Castillo Ledón 75
Carlos A. Madrazo 75
Heberto Castillo 76
Ricardo Garibay 79
Jorge Ibargüengoitia 80
Luis Spota 81
CAPITULO 5: De política y amistad
Día de elecciones 83
El destape de un gobernador 84
Manuel Garza González 86
El puente internacional Reynosa Mission 89
La Universidad Autónoma de Tamaulipas 93
Personajes de época
Prof. Baltazar Diaz Bazán 94
Ant. Antonieta Espejo 95
Dr. José Ángel Cadena y Lic. Even Garza 95
Carlos Castillo Martínez 97
CAPITULO 6: Chilango fronterizo
El exilio de Meme 99
La Secretaría de la Reforma Agraria 101
Un Largo Viaje a Asia y Europa 103
La India 105
Indonesia 108
Tailandia 112
Sin olvidar a Reynosa
5
URSS 116
Como viven los Rusos 121
Corea y Venezuela 123
Recuento de países conocidos (2009) 126
La informática 127
Cuauhtemoc y Muñoz Ledo fuera del PRI 130
La sucesión en Tamaulipas 132
CAPITULO 7: La Industria Maquiladora
Como empezó todo 135
Pros y contras 138
La izquierda y los sindicatos americanos 140
Mike Allen: Reclutando Maytag 141
Efraín Domínguez, una carrera de éxito en la maquila 142
Los veracruzanos 144
Los parques industriales 145
CAPITULO 8: Los Centros Comerciales
Los pioneros 147
Los centros del “otro lado” 148
Las plazas comerciales 149
El muro 152
CAPITULO 9: El regreso
Lo que cambió 155
El Centro de Estudios Fronterizos 158
En busca de nuevas opciones políticas 160
“La oposición debe unirse contra el PRI” 162
CAPITULO 10: El 2,000
El frenesí 167
La incertidumbre 168
Al equipo de transición 170
Vuelta a la Reforma Agraria 172
Carlos Nuño Robles
6
Precampaña y campaña de Felipe Calderón 176
El plantón del Paseo de la Reforma 179
CAPITULO 11: Parrillada Norteña
El profundo noreste
Sociedad de Historia
Club de Veteranos
Seminario de Cultura Mexicana
Monumento a Fundadores: En busca de símbolos
Jesús Díaz Martínez: Stereo América
183
189
191
192
193
194
¿En qué quedamos? 195
Por fin México en armonía 197
Hacia un Nuevo Reynosa 205
Ahí les dejo mi lira en prenda 209
Apuntes a pluma 217
Indice de ilustraciones 227
Fuentes consultadas 231
Sin olvidar a Reynosa
7
CON EL PERMISO DE USTEDES
Carlos Nuño escribe como habla. Su plática es memoriosa,
recuerda la tierra natal y su paisaje doméstico; la vocinglera voz
de la infancia; las enseñanzas paternas y al abuelo combatiente
del proletariado; los primeros trabajos en la informalidad, como
dicen ahora, del mercado; los estudios iniciales; a sus maestros,
que le tocaron de aquellos que graban en el carácter del joven
lecciones de vida; haber concluido la carrera de ingeniero elec-
tricista. Enseguida, el primer trabajo en PEMEX, con el cual
arranca la segunda y más fecunda etapa de su vida en Reynosa,
su domicilio vital.
Se ha dicho que los mexicanos somos poco proclives a escri-
bir memorias. Lo cual ha significado una pérdida importante en
tanto que dar testimonio es mostrar, decir a otros lo vivido, de
qué manera, cómo se enfrentaron desafíos. En todo caso, en las
Carlos Nuño Robles
8
narraciones personales tenemos ocasión, a través de otras
palabras, otros ojos, otros oídos, de recuperar el tiempo al
dibujar personajes y circunstancias, lugares y anécdotas, gustos
y placeres y, claro, amores y olores.
Obvio decirlo: la vida es una colmena, no sólo por la ofensiva
estratificación social, también por la imbricación de caracteres,
ideas, culturas, sentimientos, afanes… Se forman los círculos
de amigos, se asocian intereses y de pronto, como en el viejo
chiste, se encuentra uno viviendo con persona desconocida
para formar familia. Así le ha ocurrido a Carlos. Pero además el
suyo es el caso exitoso del trasplante de un árbol, en pleno de-
sarrollo, del húmedo bajío al cálido norte. De Jalisco a Tamauli-
pas, pues.
Sin olvidar a Reynosa son apuntes de vida y de una ciudad
entrañable. La amena voz de Carlos va diciendo cómo era la
provincia fronteriza con sus calles polvosas, recorridas por gran-
des autos norteamericanos de segunda mano, la modestia de su
infraestructura, la presencia dominante de los directivos de
Aduanas, de la Junta Federal de Mejoras Materiales, de la refi-
nería de PEMEX y, por ahí colado, el responsable de la recauda-
ción fiscal del Estado. Ante tales funcionarios, las autoridades
municipales eran pálida sombra. Después llegarán las maquila-
doras, los grandes negocios, la modernización urbana…
Bastará dar una ojeada al índice de las mas de doscientas
páginas del texto para advertir el meridiano de Carlos. Ha sido
un inconforme consecuente. Renuncia a su plaza de PEMEX,
que muchos hubiesen querido tener por los sueldazos y presta-
ciones. Deja lo seguro e inicia su empresa de servicios eléctri-
cos; y cuando ésta ya está consolidada, parte hacia el Distrito
Federal al llamado del servicio público. Luego otra renuncia
Sin olvidar a Reynosa
9
más: se va del PRI a un frente plural, y contribuye al cambio
democrático en el año 2000. En el 2006 participa en la sor-
prendente campaña de Felipe Calderón.
No voy a detenerme en sus muchos viajes internacionales,
que él ha recreado por medio de crónicas periodísticas, foto-
grafías y apuntes al lápiz. Con el permiso de ustedes, para no
abusar de su tiempo ni del espacio, quiero recordar a Carlos en
la política, la cual nos acercó y nos ha hecho amigos, buenos
amigos (¿hay de otros?). Lo conocí en la oficina del Secretario
de Organización del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Manuel
Garza González, de quien yo era secretario particular y él cola-
boraba en otra dependencia del propio partido operando un
equipo, entonces extraño y sofisticado: una computadora de
tamaño ropero.
Con mente ágil encontró la actividad de vanguardia, que
vendría a expandirse con una velocidad fantástica, y sin la cual
no sería comprensible el mundo de hoy y del futuro. En 1982
contribuyó a la modernización tecnológica del PRI. Frecuente-
mente nos encontramos en las oficinas de Don Manuel, pero él
era muy discreto con su trabajo de analista cibernético.
Don Meme, como le decían no pocos tamaulipecos, era –y
es- combinación de remolino con tractor: imparable, siempre
haciendo, escuchando, cumpliendo tareas, dando instrucciones,
presentando propuestas. De talento natural, su capacidad de
comprensión le permitía formular rápidos diagnósticos de cir-
cunstancias y acontecimientos. No pocos episodios consagra-
dos en La Costumbre del Poder, la zaga novelística de Luis Spo-
ta, provienen de sus agudas observaciones y comentarios.
En 1986 volví a Guerrero, mi estado natal, como coordinador
de la campaña de gobernador de José Francisco Ruiz Massieu.
Carlos Nuño Robles
10
Con la distancia geográfica las conversaciones con Carlos Nuño
se hicieron muy de vez en cuando. A principios del año 2000
renuncié a casi cuarenta años de militar en el PRI. Circunstan-
cialmente, me incorporé a la campaña presidencial de Vicente
Fox, invitado por Adolfo Aguilar Zínzer y Rodolfo Elizondo. Con
Fox el clic fue automático y sin mas me ofreció hacerme cargo
del programa para incorporar a militantes de otros partidos a la
estrategia del voto útil. Sentí su simpatía, sobre todo su con-
fianza, que es el mejor adhesivo que puede tener un líder, un
jefe.
Qué grata sorpresa fue para mí saber que en Reynosa Carlos
hacía parte de un grupo plural comprometido con el cambio
democrático. Como lo refiere el propio Carlos, el corazón perte-
necía a Cuauhtémoc Cárdenas pero la cabeza a Vicente Fox,
pues advertían que el guanajuatense podría derrotar al régimen
de partido casi único. Invitado por él visité Reynosa en varias
ocasiones, tanto en la campaña de Fox como de Felipe. Orga-
nizó reuniones con representantes de la sociedad civil, en uni-
versidades y con empresarios; asistí a entrevistas de radio y al
influyente diario El Mañana. También me reuní con dirigentes
panistas, que desbordaban entusiasmo por su tarea.
Pasemos por alto las incidencias de una campaña presidencial
histórica. Iniciamos el nuevo gobierno al frente del Plan Puebla-
Panamá, y el 5 de abril de 2002, justo el día de mi cumpleaños,
fui designado Secretario de la Reforma Agraria. Por supuesto,
invité a Carlos para que se incorporara como coordinador de
delegaciones de la Procuraduría Agraria. Su desempeño siempre
responsable y su actitud, cordial. De su jefe inmediato, Isaías
Rivera, y de compañeros y compañeras de labores, sólo escuché
buenas opiniones. Cero prepotencias, siempre afable, aconseja-
Sin olvidar a Reynosa
11
ba al equipo sin pensar en desbarrancar a nadie para ocupar el
espacio con algún amigo. Fue el Carlos de siempre, el de la voz
tersa, atento, educado.
Como a ambos nos gustan las aventuras políticas de alto
riesgo, en tanto en ellas se reflejen nuestras convicciones, nos
integramos a la campaña de Felipe Calderón. Varios renuncia-
mos a nuestros cargos y nos involucramos de lleno en el pro-
yecto del PAN. Para entonces ya éramos miembros del blan-
quiazul, aunque en algunos momentos nos encontramos en
medio de dos fuegos, entre lo que criticaban nuestro cambio de
chaqueta y aquellos que nos señalaban como priistas disfraza-
dos. Pero el costo de los prejuicios son mínimos ante la satisfac-
ción de contribuir a realizar proyectos democráticos que, en su
momento, se calificaron de ilusos.
Agradezco a Carlos Nuño la gentileza de invitarme a escribir
estas notas. Cuando se alcanza la madurez la vida es más clara
en su esencia y menos compleja en las alternativas que ofrece.
Entonces se empieza por asentar las pasiones, a equilibrar las
aspiraciones y a pensar con mayor cordura; lo cual hace posi-
ble que, mirando hacia atrás, se reconozca todo lo bueno que
se ha tenido al alcance de la mano y lo mucho por hacer to-
davía, sin olvidar que los amigos no siendo tantos como parece
o llegamos a creer, cada uno de ellos gratifica y nos hace sentir
que después de todo también hemos sabido ser amigos.
En algún texto leí esta frase de Herman Hess, que cito de
memoria: La vida de cualquier ser humanos es equiparable a la
historia de la humanidad. Pensemos en la formación del Uni-
verso, la generación de la vida, el desarrollo de la especie, la
articulación de la sociedad, la imbricación con la naturaleza, el
riesgo del fin. En suma, similar a la concepción de un nuevo
Carlos Nuño Robles
12
ser, la gestación, el alumbramiento, el desarrollo desde la infan-
cia hasta la senectud con los periodos formativos que implica, y
siempre con el riesgo de terminar en cualquier momento la exis-
tencia. Si se comparte éste criterio, entonces tenemos que con-
cluir que Sin olvidar a Reynosa podría titularse igualmente Sin
olvidar a la vida.
Gracias Carlos, por tu memoria viva llena de cordialidad.
Gracias Carlos, por esta declaración de amor a Reynosa.
Florencio Salazar Adame,
Bogotá, Octubre 17 de 2009.
Sin olvidar a Reynosa
13
ASI LO HE VIVIDO
a historia no es otra cosa que la memoria colectiva, por
eso nos interesa crecientemente a medida que avanza-
mos en la vida y acumulamos experiencias, platicar de
asuntos añejos de la comunidad en la que vivo ante mis con-
temporáneos, es un regalo que me da la vida, porque para un
veterano como yo, solo se requiere recordar una calle, evocar
un amigo, explorar algún rincón oxidado de nuestras neuronas;
y ya estamos navegando en el rio potente, sin principio ni fin,
de la crónica de una época, de una familia, de un pueblo, de
una nación.
Mucho más complicado es volver los ojos al pasado cuando
nos dirigimos a los niños y a los adolescentes, abrir rendijas pa-
ra despertar la curiosidad y el gusto por la historia en nuestros
jóvenes -cuyo natural interés está centrado en el presente- es
parte de nuestra responsabilidad y debería ser también motivo
de gozo.
La memoria desacata las reglas de la cronología, nos com-
place recordar lo agradable y poner un velo sobre lo infausto, es
más natural que por asociaciones y afinidades brinquemos en
L
Carlos Nuño Robles
14
aparente desorden de los asuntos remotos a los cercanos y vi-
ceversa; por esta razón la única licencia que me he permitido en
este relato es que no será estrictamente lineal.
He procurado que lo asentado en esta crónica sean aconte-
cimientos que viví o conocí de primera mano, cuando consulté a
fuentes externas fueron muy cercanas o muy confiables. Siem-
pre que fue posible recurrí a las fotografías de época que son
más elocuentes y amenas que mil palabras.
No es mi propósito quedar bien –o mal- con alguien en parti-
cular, porque a estas alturas de la vida solo me interesa el juicio
de mis hijos y de mis nietos. Si me importa dejar un testimonio
de hechos que me llamaron la atención, que con el paso del
tiempo, pueden servir de referencia a futuras generaciones.
Puesto que se trata de vivencias personales, me voy a referir
a sucesos que ocurrieron en Jalisco y en la capital de la repúbli-
ca, no obstante procuraré que el eje narrativo sea la ciudad de
Reynosa.
No voy a rehuir las experiencias políticas que he vivido, en el
entendido que será lo más lógico y natural que mis puntos de
vista pudieran ser distintos a los de muchos de los amigos que
aprecio, no me arrepiento de nada, en su momento hice lo que
consideré correcto y me siento orgulloso por ello; de lo que si
me arrepiento es de lo que no hice y pude haber hecho.
Hasta el momento, he paladeado mucho más satisfacciones y
triunfos que desencantos y fracasos, los primeros me sirvieron
de estímulo y me han dado la energía para seguir adelante, de
los segundos quisiera olvidarme, pero en todo caso me han sido
útiles para corregir el rumbo.
Pasé los primeros 12 años en mi pueblo natal, El Salto; 9
años en Guadalajara, 16 años –en dos etapas- en la capital del
Sin olvidar a Reynosa
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país y el resto de mi vida en Reynosa, la ciudad a la que siem-
pre regreso. De mi terruño obtuve el tesoro de mis padres y
hermanos, de la perla de occidente las bases y los condiscípu-
los, de la metrópoli calichosa mi mayor acierto, una esposa ideal
y tres esplendidos hijos; de la capital, buenos amigos y emocio-
nantes experiencias políticas.
Muy joven, no sentía dudas, creía tener toda la certeza y la
razón de mi parte, a medida que han pasado los años ya no
creo en verdades o en mentiras absolutas, todo va siendo una
mezcla de claroscuros, creo que me equivoqué muchas veces y
acerté muchas veces también. Me disgusta el pensamiento
dogmático, no simpatizo con los radicales de cualquier signo, no
tengo problema en respetar a los que piensan distinto, prefiero
suponer que están viendo lo mismo desde un punto de vista
diferente y también válido, o que quizás yo soy el equivocado.
Agradezco al Embajador de México en Colombia Florencio Sa-
lazar, la presentación que tituló Con el permiso de ustedes que
engalana esta obra. Igualmente le expreso mi reconocimiento
por sus palabras de apoyo y por sus consejos, siempre opor-
tunos y certeros, para mejorar la redacción del libro.
Vaya también mi agradecimiento a Jesús Chuy de Hoyos
López, Ramiro Reséndez Velasco, Arnoldo de Gárate Chapa y a
todos los amigos, que fueron los primeros lectores del manuscri-
to, por sus invaluables opiniones y aliento.
Reynosa, Otoño del 2009
Carlos Nuño Robles
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Sin olvidar a Reynosa
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CAPITULO 1
EL ORIGEN
El Salto, Jalisco
l Salto es un pue-
blo de Jalisco a
medio camino en-
tre Guadalajara y Chapa-
la. Debe su nombre a lo
que fue una bellísima
cascada que forma el
Rio Grande o Santiago,
exactamente en el naci-
miento de lo que a su
paso por la Perla de Oc-
cidente se conoce como
la Barranca de Oblatos.
E
Carlos Nuño Robles
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Ahí nací y viví hasta los doce años, cuando me mandaron a
Guadalajara a estudiar la secundaria.
De El Salto recuerdo en primer lugar a mis abuelos: doña Cu-
ca por parte de mi padre, campesina, analfabeta, le encantaba
cargar con los nietos cuando lavaba su ropa en los transparen-
tes arroyos cercanos al rio, vivió hasta los 96 años; don Baude-
lio por parte de mi madre, artesano, relojero y joyero, armero,
polvorero, experto en pirotecnia y también en conquián, damas
chinas y tablero.
Recuerdo las bellas barrancas, sus árboles frutales, guaya-
bos, higos, mangos, naranjos, limoneros, plátanos y papayas;
recuerdo la cascada y la brisa que me empapaba cuando la veía
y la oía retumbar desde la terraza de segundo de párvulos; re-
cuerdo las calles empedradas regadas y barridas por mujeres
madrugadoras, enrebozadas, que salían muy temprano con su
canasta a llevar el nixtamal al molino, a comprar el pan, la le-
che, el carbón, el café, para preparar el desayuno de los hijos y
el marido; recuerdo las largas y sesudas discusiones con mi
amigo y condiscípulo Víctor Cabrera sobre si Supermán era más
poderoso que Batman o Mandrake; recuerdo a Lola la niña que
llevaba la bandera y de la que toda la clase estábamos secre-
tamente enamorados; recuerdo los meses en que los aguaceros
ponían a cantar los arroyos y hacían que brotaran las azucenas,
los hongos, los girasoles y las santamarias.
Para aprovechar la energía de la caída de agua en 1889, en
plena época porfirista, se inició la construcción de la fábrica de
hilados y tejidos de algodón del Río Grande, que empezó a fun-
cionar en 1896.
Sin olvidar a Reynosa
19
La colonia industrial
Esta factoría siguió el modelo ingles de colonia industrial, que
en su época se consideró de avanzada. Era una comunidad au-
tosuficiente que constaba de la fábrica, una unidad de viviendas
para los obreros, viviendas para los directivos y propietarios,
tienda de abarrotes y miscelánea, consultorio médico, farmacia,
oficina de correos y telégrafos, iglesia, escuela primaria, baños y
lavadores públicos y hasta un teatro. Todo esto circulado por
una alta muralla con una puerta de acceso, que se cerraba por
la noche.
Esta organización trascendía lo meramente laboral, porque
los trabajadores y sus familias convivían prácticamente las 24
horas del día, de manera que todo mundo se conocía. Trabaja-
ban juntos, eran vecinos, compraban en la misma tienda, iban a
la misma cantina, disfrutaban practicando o como espectadores
en los mismos equipos de futbol, se divertían en los mismos
lugares. En una sociedad así no se podían guardar secretos.
Todos tenían asignado un lugar en la escala social y un apodo
con el que se identificaban más que por su nombre de pila.
Los primeros obreros fueron reclutados de la población cam-
pesina local, pero la mano de obra experimentada llegó desde
otras fábricas ubicadas en México, Querétaro, Puebla y la vecina
ciudad de Guadalajara. Entre los ingenieros y técnicos había
ingleses, franceses y españoles.
En los primeros años existió una relación paternalista entre
los empresarios y trabajadores. A partir de los años veintes sur-
gieron con fuerza las organizaciones sindicales, lo que culminó
con la creación del Sindicato Nacional de la Industria Textil y
Carlos Nuño Robles
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Similares de la República Mexicana. Los obreros de El Salto tu-
vieron el honor de constituir la sección número uno.
Pero había tensiones intergremiales, existía un grupo que le
llamaban los chinacos que no estaban de acuerdo con el control
de la CTM. Recuerdo que en 1947, ya en sexto año, presencié
una batalla a balazos. Desde mi punto de observación, a unos
doscientos metros, pude ver claramente cuando un pistolero
protegiéndose en una esquina de las cuadras abría fuego; pa-
recía un juego, pero el saldo fueron dos muertos y varios heri-
dos. Los triunfadores controlaban el sindicato y la presidencia
municipal, y tuvieron el camino allanado para los 25 años si-
guientes. Con la CTM surgió el corporativismo como organiza-
ción política, y se consolidaron los cacicazgos sindicales.
El sindicato mantenía el control de las nuevas contrataciones,
por lo que las plazas se heredaban de padres a hijos. Eso fue lo
que pasó con muchos de mis primos y sobrinos, pero mi proge-
nitor no quería que sus descendientes nos quedáramos en
obreros, por lo que en su momento pidió su cambio a una fábri-
ca filial en Guadalajara con el propósi-
to de que pudiéramos estudiar.
La casa paterna
Mis padres, Don Carlos y Doña Es-
peranza, tuvieron 8 hijos, el mayor fui
yo. Papá, hijo de un peón de hacien-
da, quedo huérfano de niño. Autodi-
dacta, obrero desde los 14 años, a los
36 era maestro textil. En el sindicato
de su gremio llegó a ser secretario de
Sin olvidar a Reynosa
21
trabajo a nivel nacional; fue también delegado ante la comisión
de modernización de la industria textil. Era un ávido lector, gran
conversador, buen ajedrecista, sentía gran admiración por Láza-
ro Cárdenas, tocaba el clarinete y el saxofón; fue presidente de
la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia, formada exclusivamente
por obreros. Recuerdo que en sabrosas sobremesas nos decla-
maba fragmentos de poemas de Manuel Acuña, Amado Nervo,
Antonio Plaza, Rubén Darío, Carlos Rivas Larrauri. También se
sabía algunas pastorelas muy graciosas que en navidad eran
escenificadas en los atrios de los templos de la región. He trata-
do de localizar versiones impresas, pero todo indica que se
trasmitían oralmente. He aquí el ejemplo de un dialogo más o
menos como lo recuerdo entre Lucifer y un ranchero:
_Y del Mesías verdadero, ¿Sabes algo o no sabes nada?
_Si se y redonquesé, porque mi abuelo me dejó un chico li-
brajo mas grande que un becerrajo, el chico garamañon; allí
habla de Tío Chepe, de Perico en los Palotes, de las postrimerías
del hombre, por fin hasta de tu abuela.
_De la tuya buen ranchero. Nada tienes de particular, puro
ranchero pajón.
_Esa mesma es la cuestión, nomás que los herederos quieren
partir el terreno, que lo parcien no lo niego, pero eso de que lo
partan ¿Cuándo se verá parciero?, ni con mil trescientas hachas
y otros tantas de paleros se hiciera la operación de repartirse el
terreno. Mañana mismo me voy a Guadalajara, a trairme un
licenciadero, pa´ que un escritazo mihaga aunque me cueste
dinero. Al cabo el que tiene atiende y con dinero baila el perro.
Y aparte de que le pague le llevo su buen puchero, su cantarito
de suero, rodiado con hartas natas para que se chupe el dedo…
Carlos Nuño Robles
22
Antes de que mis padres se mudaran a Guadalajara estuve
viviendo con una familia de panaderos por el rumbo del Parque
de la Revolución. Desde la madrugada me llegaba a mi pequeña
recamara el delicioso olor de pan recién horneado y los trajines
de los oficiales panaderos. Alguna vez acompañé a los mucha-
chos de la familia anfitriona a repartir conchas, volcanes, pico-
nes, limas, hojaldres, bolillos y virotes.
En El Salto habíamos visto un anuncio de la apertura de las
inscripciones en la secundaria anexa a la Universidad. Con ese
dato fui solo a entregar mis documentos y a pagar la cuota de
inscripción. Tardé algunas semanas en darme cuenta de que
existían dos universidades, la Autónoma y la del Estado. Yo me
inscribí en la primera que era una institución particular, de la
que no tenía antecedentes en esa época, pero desde luego que
hubiera preferido inscribirme en la estatal que era totalmente
gratuita.
Cuando iba en tercero de secundaria me abordó el maestro
de matemáticas y me invitó a formar parte de un grupo selecto
de alumnos, o sea una especie de fuerzas inferiores de lo que
después supe era la famosa y extremista asociación de los Te-
cos. Afortunadamente no se concretó la invitación porque yo le
dije al maestro que tenía planeado estudiar mi bachillerato en la
Universidad estatal, ya que ahí era el único lugar en que se im-
partía la carrera de ingeniería mecánica y eléctrica.
Sin olvidar a Reynosa
23
La Vocacional
No sin problemas, en su momento, me inscribí en la flamante
Escuela Vocacional del Instituto Tecnológico de la Universidad
de Guadalajara. Disfruté de una escuela muy bella, con murales
en uno de sus patios, con bien cuidados jardines y con magnífi-
cos maestros entre los que recuerdo al Ing. Carricarte, que me
impartió matemáticas, y a Emmanuel Carballo que me dio litera-
tura, nos puso a escribir versos; después se hizo una celebridad
y escribió una autobiografía de gran éxito en Guadalajara, que
se llama Ya nada es como antes, donde hace un recuento de
sus andanzas de maestro preparatoriano.
También recuerdo al maestro Tanaka, un menudo fotógrafo
japonés muy formal que nos enseño yudo y que comenzaba su
clase diciendo “Pala sel yudoka no impolta sel glande, sel chico,
sel fuelte, sel debil…”.
Durante semanas
estuvimos practicando
para tocar en la ban-
da de guerra. Jaime
Ontiveros se esforza-
ba en el tambor, yo
en la corneta; por fin
nos entregaron lo que
nos pareció un uni-
forme que consistía
en una prenda entre
saco y chamarra color
verde bandera, con el
escudo bordado de
nuestra gloriosa voca-
Carlos Nuño Robles
24
cional. La prenda nos la poníamos a la primera provocación,
sobre todo si se trataba de impresionar a las chicas.
Cuando tenía como 14 años papá me aconsejo que sin des-
cuidar mis estudios buscara algún trabajo que pudiera desem-
peñar en mis ratos libres o en las vacaciones escolares. Le tomé
la palabra, mi primer empleo fue en una fábrica de moto bom-
bas centrífugas, que unos empresarios genios fabricaban casi
artesanalmente. Algunos fines de semana la producción la
llevábamos al Monte de Piedad para que se pudiera pagar lo
nómina y después se rescataban cuando ingresaba alguna ven-
ta. No se me podrá olvidar nunca que cuando llegué muy orgu-
lloso con los primeros pesos que gané. Mi padre nuevamente
me aconsejó que aunque en ese momento no se requería, sería
bueno que destinara parte de mi pequeño sueldo y se lo entre-
gara a mi mamá. Cuando le llevé la moneda a mi madre se des-
concertó; cuando entendió el asunto se llevó la moneda a los
labios y se le llenaron los ojos de lágrimas. Hasta el momento
he mantenido esa costumbre y es una de las lecciones de mi
padre que mas agradezco.
Luego conseguí trabajo en los periódicos El Occidental y El
Sol de Guadalajara, en el departamento de publicidad. Conocí al
director de El Sol Don Ernesto Corona Ruesga, maestro eminen-
te de muchos periodistas. Sacó algunos números de un revista
con secciones a colores que se llamó Coctel, a mí me puso a
cargo de una sección humorística llamada La razón, órgano de
la Sociedad de Locos Consientes, que sacaba notas como las
siguientes: Se derrumba el dólar, el Banco de México acude en
su auxilio, o bien Renuncia Don Fidel a la CTM, El Congreso le-
gisla: a partir de hoy el Norte es el Sur y el Sur es el Norte y así
por el estilo.
Sin olvidar a Reynosa
25
Si bien era adolescente, en ocasiones comía en algún restau-
rant con los publicistas, dibujantes y reporteros. Pasé buenas
sobremesas escuchándoles poesías y sabrosas anécdotas.
Ya en la universidad me emplee en Iga, una importante com-
pañía fabricante de muebles metálicos. Ahí tuve la oportunidad
de desempeñar tareas como dibujante, diseñador industrial,
supervisor del departamento de guillotinas, dobladoras y tro-
queladoras. En unas vacaciones uno de los dueños, Don Ramón
Dipp, me mandó a promocionar los perfiles de lámina para
puertas y ventanas en las ciudades y poblaciones de la costa del
Pacífico: también visité herrerías de Jalisco, Zacatecas y Aguas-
calientes. Cuando se hizo una ampliación participé en el proyec-
to de las estructuras metálicas y el alumbrado industrial. Todas
estas experiencias fueron la base de mis primeras actividades
como pequeño empresario en Reynosa.
La Universidad
El primer día que asistí a la Facultad de Ingeniería de la Uni-
versidad de Guadalajara, en la ceremonia de apertura de cursos
el rector Ing. Jorge Matute y Rémus, nos leyó una poesía que
nos emocionó y nos entusiasmó a los alumnos novatos. El
poema había sido presentado en 1947 en el II Congreso Pana-
mericano de Ingeniería por su autor, el portorriqueño Emilio
Serra Colón. Transcribo los versos finales:
Pues bien, le debo informar
que llegó aquí, no hace tiempo,
un hombre a quien todos llaman
a secas... El Ingeniero
Carlos Nuño Robles
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Este hombre, si no es el Diablo,
está bien cerca de serlo...
pues ha transformado todo
por arte de encantamiento
En enormes artefactos
ha acorralado los fuegos,
y usa de ellos la energía
en máquinas e instrumentos
para crear luz y fuerza
y convertir ésta en hielo...
Ha hecho parajes fríos,
templados, húmedos, secos,
parajes de primavera
y otros de constante invierno...
Ha horadado las montañas,
ha contenido los vientos,
ha salvado los abismos
con puentes de extremo a extremo
Ha construido ciudades
y jardines y paseos....
A tal punto que Señor:
ya no vuelvo para el Cielo,
le presento mi renuncia
y en el Infierno me quedo...
Sin olvidar a Reynosa
27
El Ing. Matute no solo fue rector de la universidad estatal,
era un distinguido profesionista que se hizo muy famoso cuando
reubicó el edificio de la compañía Telefónica Mexicana, que con
un peso de 1700 toneladas fue desplazado 17 metros sin dete-
nerse la actividad en el edificio, la obra era indispensable para
hacer posible la ampliación de la Avenida Juárez. Posteriormen-
te fue Presidente Municipal de Guadalajara. Muchos años des-
pués, cuando me desempeñaba como Director de Planeación
del Municipio de Reynosa, le escuché una conferencia magistral
en un congreso de urbanistas que se llevó a cabo en la ciudad
de Guanajuato.
Varios de mis mejores maestros eran ex alumnos del Institu-
to Politécnico Nacional, algunos trabajaban en la Comisión Fe-
deral de Electricidad. Tengo una gran deuda de gratitud con los
ingenieros José Tapia, matemáticas; Héctor Mejía Sansalvador,
electricidad; Héctor Hernández Canal, mecánica.
La Escuela de Artes Plásticas
No me sentiría satisfecho sin mencionar mi experiencia en la
Escuela de Artes plásticas de la
Universidad de Guadalajara, de la
que fui fundador y presidente de
la sociedad de alumnos. Tuve co-
mo maestro de pintura a su pri-
mer director Don Jorge Martínez
López, el último ayudante del mu-
ralista José Clemente Orozco, ac-
tualmente Doctor Honoris Causa
de la propia institución; fui con-
Carlos Nuño Robles
28
discípulo de Guillermo Chávez Vega y Gabriel Flores, muralistas
cuyos restos descansan en la Rotonda de los Jaliscienses ilus-
tres. Otros maestros fueron José Guadalupe Zuno, Historia del
Arte; José Vizcarra, Diseño Gráfico; Miguel Miramontes, Escul-
tura.
Asistí en el paraninfo de la universidad, a conferencias de
David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, ambos se criticaban mu-
tuamente, a veces con mucho sentido del humor.
Los alumnos de Artes Plásticas teníamos un pase de cortesía
al Teatro Degollado, esto me brindó la oportunidad de disfrutar
las temporadas de la Orquesta Sinfónica de Jalisco; las opere-
tas y zarzuelas de la compañía de Pepita Embíl y su esposo
Plácido Domingo Sr., padre del famoso tenor. También recuerdo
el sopor y el suplicio de escuchar opera desde el último piso del
Degollado, donde hacía un calor infernal. Revivo con nostalgia el
teatro experimental de Artes Plásticas, que se estrenó con la
pequeña obra de Xavier Villaurrutia En que piensas, dirigida por
el maestro Francisco Rea González.
Cómo olvidar a mis compañeros Jaime Ontiveros, Fabián
Medina, Mae García, Carmelita Cárdenas, hija nada menos que
del General Lázaro Cárdenas.
El futbol y otros entretenimientos
Desde muy niño y de la mano de mi padre iba desde el Salto
a Guadalajara a presenciar los partidos de futbol, la afición por
el deporte de las patadas era una parte esencial de la identidad
cultural en la región. Recuerdo cuando en el estadio del barrio
de Oblatos el portero del Oro Bernabé Heredia, metió un raro
gol de portería a portería al Tarzán Landeros de los “Jaibos” del
Tampico. Los ídolos de El Salto eran Pablotas González y José
Las Chivas
Sin olvidar a Reynosa
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Pelón Gutiérrez, ambos jugaron en el Guadalajara, las chivas
rayadas, puesn.
Mis años de estudiante coincidieron con la época de oro del
cine nacional. No me privé de asistir a las numerosas salas ci-
nematográficas: Cantinflas, María Félix, Jorge Negrete, Pedro
Infante y Pedro Armendáriz, cautivaban a los tapatíos y eran
ídolos en todos los países de habla hispana. En mi pueblo natal
los fines de semana, por las mañanas y tardes, un gritón con
una bocina de metal recorría las cuadras con un pregón como
este: Hoy a las 5 de la tarde pasarán por la pantalla 3 emocio-
nantes películas que llevan por nombre Flash Gordon contra el
desalmado doctor Ming, Tarzán el hombre mono y las aventu-
ras del gordo y el flaco, entrada general 10 centavos.
Me tocó también ver un carro de sonido, ante una multitud
de obreros y sus familias, proyectando frente a alguna pared
blanca sin iluminación, caricaturas de Chema y Juana y repar-
tiendo los famosos e indispensables Cancioneros Picot en los
que aparecían las letras de canciones populares mexicanas de-
bidas a reconocidos autores: Alfredo Núñez de Borbón, Alfonso
Esparza Oteo, Pepe Guizar, Roque Carbajo, Agustín Lara, Abel
Carlos Nuño Robles
30
Domínguez, Ernesto Domínguez, Mario Ruíz Armengol, Juan
Bruno Tarraza, Gonzalo Curiel, Alfredo Gil, Federico Baena, Ge-
naro Núñez, Ricardo López Méndez, Gabriel Ruíz, Chucho Martí-
nez Gil, José Antonio Zorrilla, Rafael Hernández, Alfredo Gil, J. J.
Navarro, Nicandro Castillo y muchos más.
Tengo especial recuerdo por las carpas y salones de varie-
dades que por el barrio de San Juan de Dios, presentaban a
cantantes y cómicos de fama local y nacional. Asistí al espectá-
culo del ventrílocuo y prestidigitador Paco Miller, escuché a Pe-
dro Vargas, las Hermanas Águila, Toña la Negra, La Panchita;
disfruté los sketches de Tin Tan y su carnal Marcelo, Viruta y
Capulina, Manolín y Shilinsky, Palillo, Don Chicho; me eché mi
taco de ojo viendo las danzas afro-cubano-tahitianas de la bellí-
sima Tongolele y de muchas rumberas y vedetes que elevaban
la temperatura del respetable y culto público carpero, formado
casi exclusivamente por hombres.
No existía aún la televisión, el radio era el medio más popu-
lar. Por la XEW la Voz de la América Latina, se escuchaba la
Hora azul de Agustín Lara, con sus mejores intérpretes; los
tríos Los Panchos y Los Diamantes; El Panzón Panseco; La
banda de Huipanguillo con Ferrusquilla; Los niños catedráticos,
con Álvaro Gálvez y Fuentes; El Dr. I.Q,
con Jorge Marrón; Apague la luz y escu-
che, El monje loco, Kalimán, las radio-
novelas, algunas cubanas, como Angeli-
tos negros, El derecho de nacer, Chucho
el roto, Juan Charrasqueado. También
paralizaban la ciudad, y buena parte del
país, las narraciones de los partidos de
futbol de Fernando Marcos y las del
Sin olvidar a Reynosa
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beisból, deporte menos popular en Jalisco, del Mago Septién.
Se me hace agua la boca sólo de evocar los portales con sus
tacos de canasta y las tortas calientes de “La Playita”; el jardín
del Santuario con sus cenadurías en locales y en tenderetes so-
bre las banquetas, donde aun es posible degustar el pozole, los
sopes, los tamales con atole, los buñuelos, las tortas ahogadas
de panela, de lomo, de pierna, de queso de puerco; en el mer-
cado Libertad el tejuino con nieve de limón; en los equipales
del parián, en San Pedro Tlaquepaque, la birria de chivo con
tortillas calientes y una cerveza; en el parque Morelos la nieve
raspada de membrillo, de arrayán, de coco, de nuez…
Los años verdes
El tapatío tiende a ser conservador, machista, localista, clasis-
ta, mocho; esto se refleja bastante bien en el trazo de la ciu-
dad. La Calzada Independencia parte aproximadamente en dos
la metrópoli: hacia el poniente las colonias ricas, hacia el orien-
te las colonias pobres; del lado próspero queda el centro históri-
co, con la majestuosa Catedral de los Alcatraces al Revés. Entre
más al poniente parece que mejoran los parques y las grandes
avenidas: Lafayette, Las Américas, Los Arcos, La Diana, Chapali-
ta, los lugares emblemáticos de la Perla de Occidente, con sus
jacarandas, buganvilias y flamboyanes. Del lado popular, au-
menta la densidad de camiones urbanos, la penal, el cuartel
colorado, la zona de cantinas y cabaretes de poca y mediana
categoría. No todo es tan malo, del lado oriental también está el
Tecnológico de la Universidad, mi alma mater. Mi rumbo era el
de la tradicional colonia Analco, cerca del parque Agua Azul, del
lado de la pelusa.
Carlos Nuño Robles
32
Tanto en El Salto como en Guadalajara eran muy visibles los
cacicazgos sindicales. Los había en varios gremios: los carnice-
ros, los molineros, los camioneros, los taxistas, los restaurante-
ros, los músicos, los albañiles, los cinematografistas, en fin…
En mi criterio parroquial suponía que este era un problema
exclusivo de las poblaciones de Jalisco y de su bella capital
Guadalajara. Creo que la brutalidad con que se reflejaban las
diferencias sociales y los controles ejercidos por los cacicazgos
fueron los factores determinantes por los que yo deseaba pro-
bar suerte fuera de mi ciudad natal. No tarde mucho en darme
cuenta que ambas situaciones se replicaban en mayor o menor
grado por todo el territorio nacional.
A mediados del siglo XX, obtener un título profesional era to-
davía un pase seguro a la clase media. Nuestro país pasaba por
un periodo de una muy alta movilidad social. Mi propia familia
era un buen ejemplo: uno de mis abuelos fue peón de un ran-
cho, murió muy joven y era analfabeto, mi padre fue obrero
textil y estudió solo lo suficiente para leer y escribir; sus hijos
teníamos la posibilidad de ser profesionistas.
Mi padre se propuso que su primogénito fuera ingeniero y lo
consiguió, pensaba que después de esto sacar al resto de los
hijos sería más sencillo. A los 48 años, después de varias recaí-
das se le recrudecieron los males que padecía y perdió su em-
pleo con casi tres décadas de antigüedad. Luego de apoyarme
firmemente para hacer realidad mi proyectado taller de herrería
y fabricación de estructuras, murió a los 56 años de edad y
está sepultado en el Panteón Guadalupano de Reynosa.
Esto parecería ahora un sueño guajiro, pero cuando estaba
presentando los últimos exámenes en la carrera de ingeniero
mecánico electricista, aparecieron en el tablero de la escuela
Sin olvidar a Reynosa
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varias ofertas de empleo para los alumnos que nos fuéramos
graduando. Entre las empresas que solicitaban ingenieros esta-
ban Industria Eléctrica de México (IEM), Ferrocarriles Nacionales
de México, Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexica-
nos. La institución que seleccioné fue esta última, ofrecía los
mejores salarios y prestaciones, el trabajo podía ser en la selva,
en el desierto o en alguna gran ciudad.
Con el apoyo de mi tío el Ing. Textil Amando Estrada Flores,
me trasladé al Distrito Federal, en el área de personal me en-
viaron al servicio médico, ahí condicionaron mi ingreso a que
me extrajera las amígdalas y a que me empastara algunas
muelas. Qué recuerdo más horrible el de la operación, con
anestesia local, en un sillón que más parecía un potro de tortu-
ra.
Por fin me presenté ante el Ing. Mario Rojas Arcocha, Geren-
te de Gas y Gasolina Natural. Después de revisar mis
calificaciones y los documentos que me proporcionaron en la
universidad, resolvió asignarme a la Planta de Absorción de
Reynosa, Tamaulipas. En aquel momento no me dí cuenta de
que un señor que acababa de conocer estaba decidiendo el
rumbo que a partir de entonces tomó el resto de mi vida y que
impactó a toda mi familia. Jamás imaginé vivir en la frontera
norte, probablemente era la primera vez que escuchaba men-
cionar esa población. Tuve que auxiliarme con un mapa para
localizarla.
Carlos Nuño Robles
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Sin olvidar a Reynosa
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CAPITULO 2
REYNOSA
El encuentro
ace más de cincuenta años, el terregal y un calor inso-
portable fueron el bautizo de fuego con el que me reci-
bió esta dura región en la que fundé un hogar y a la que
he llegado a considerar mi verdadera tierra: La tierra calichosa y
omnipresente, que aprendí desde entonces a comer, a padecer
y sobre todo a amar.
Al oscurecer de aquel 16 de septiembre de 1957, llegué pro-
cedente de Guadalajara. Los últimos cien kilómetros los recorrió
nuestro desvencijado autobús en una polvorienta brecha que
comunicaba San Fernando con Reynosa. Del piso al techo, de
los pies a la cabeza, los pasajeros, el chofer, nuestros velices,
todo el vehículo, estábamos cubiertos por una gruesa capa de
un talco blanco, que nos hacia lucir como fantasmas.
H
Carlos Nuño Robles
36
La terminal del autobús quedaba frente al Casino Reynosa,
hoy Casa de la Cultura, de ahí me fui a la plaza principal donde
había dos hoteles, El San Carlos y El Tívoli. Me quedé en este
último, seguramente era más barato.
Por la mañana, antes de presentarme en las oficinas de
Pemex, eché un vistazo por la plaza. La presidencia y la cárcel
municipal, la iglesia, el cine Brasil, los hoteles, algunos restau-
rantes y comercios. Quedé asombrado ante varias construccio-
nes de madera que bien pudieran haber sido la escenografía de
una película de vaqueros. Podía uno imaginarse que estaba a
punto de salir de un saloón un émulo de Tom Mix echando tiros
y trepando de un salto en su brioso caballo.
Un taxi me llevó al complejo industrial por una calle terregosa
llena de pozos, que meses después al llegar las lluvias, se con-
vertía en un tremendo lodazal. El zoquete o caliche se adhería al
calzado, lo que hacía muy difícil recorrer las calles a pié. Como
parte ordinaria de nuestro equipo de trabajo se nos proporcio-
naron botas altas de hule. En esas temporadas se veían hom-
bres y mujeres usando ese tipo de calzado. Reynosa tendría
Sin olvidar a Reynosa
37
unos 35,000 habitantes, la refinería cumplía apenas un año de
construida y se ubicaba en sus orillas, Adolfo Ruiz Cortines era
el Presidente de la República, gobernaba Tamaulipas el Dr. Nor-
berto Treviño Zapata, José Cruz Contreras era el alcalde electo
y Antonio García Rojas el secretario general de la sección 36.
El complejo industrial
Al día siguiente me presenté con los ingenieros Luis Manuel
Contreras, Superintendente de Pemex y Patricio Ibargüengoitia,
Jefe de la Planta de Absorción. Ambos me dieron la bienvenida
y fui incorporado al departamento de Seguridad Industrial. Po-
co después conocí a Luciano Farías que me invitó a compartir
una casa en la colonia Altamira donde vivían varios ingenieros
de la refinería. Creo que los primeros reynosenses que traté
fueron Manuel García Uresti, que era compañero de Luciano en
el club 20-30 y Cesar de la Garza, el vecino de enfrente, hijo de
nuestros renteros Doña Maty y Don Fidel Cuellar.
Para un pasante de ingeniería, recién egresado, con el entu-
siasmo y la vitalidad de los 21 años, las instalaciones de Pemex
parecían un monstruo con las tripas de fuera. La maraña de
tuberías, las gigantescas torres de refinación, los compresores,
los poderosos generadores eléctricos, las calderas, las turbinas
de vapor, era un reto para entender su funcionamiento y su
función dentro de los intrincados procesos que tienen lugar a
gran escala en esa planta petrolera. Eran también la oportuni-
dad de adquirir la experiencia profesional que me serviría a lo
largo de una vida de adulto, que apenas iniciaba.
Los pozos recién perforados fluían a gran presión; de la plan-
ta salían gasoductos que llevaban la energía para la industria de
Carlos Nuño Robles
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Monterrey y sobraba para enviar a Texas grandes cantidades de
gas natural.
Sin embargo, aunque ahora no estoy tan seguro de que mis
temores fueran certeros, desde que abandoné Guadalajara
temía quedar atrapado por aquella colosal máquina de la que no
era posible escapar, que te trituraba hasta transformarte en una
especie de engrane al que no le quedaba más remedio que se-
guir dando vueltas sobre un mismo sitio.
En los primeros tres meses escribí mi tesis profesional y me
titulé poco después; el tema que sustenté se basó en el entre-
namiento que recibí de la institución petrolera. Dos años des-
pués pedí un permiso por un año; a su término reanudé por tres
meses para obtener una nueva licencia. Me aventuré a trabajar
por mi cuenta y ya no regresé a la paraestatal, tampoco a la
Perla Tapatía. Había tomado agua del canal y ya tenía novia.
Recuerdo con mucha estimación y gratitud a muchos de mis
compañeros y jefes, con todos he tratado de mantener una
Sin olvidar a Reynosa
39
relación de amistad hasta la fecha, muchos de ellos ya no están
con nosotros. No quiero mencionarlos por nombre porque la
lista es larga, mi memoria puede fallar y no me sentiría bien si
olvido alguno de mis mejores amigos en aquellos lejanos tiem-
pos.
La Colonia de Pemex
Para mi criterio actual, Petróleos Mexicanos llegó a Reynosa
con ínfulas coloniales. Puso una alta cerca al derredor de sus
instalaciones y edificios: Los altos ejecutivos vivían tras esas
bardas en casas rodeadas de jardines, cuyo mobiliario y servi-
cios de electricidad, agua, gas y teléfono formaban parte de las
prestaciones que proporcionaba la empresa.
La flamante residencia del superintendente se podía admirar
desde la calle, con sus automóviles, choferes y servidumbre. A
un lado se encontraba la casa de visitas, donde todos los días
había servicio de comedor y llegó a alojar a directores y hasta
presidentes de la república. A unos metros de la refinería se
construyó el Casino Petrolero, con su alberca olímpica inaugura-
da por el mismísimo campeón olímpico Joaquín Capilla.
Rodeando la refinería se edificaron buenas viviendas con
créditos blandos para los trabajadores. Los servicios durante
mucho tiempo también corrieron por cuenta de la empresa. El
gremio petrolero tuvo sus propios sistemas de salud y de edu-
cación. Todas estas instalaciones constituyeron un enclave, per-
fectamente separado y diferenciado del resto de la ciudad que
permaneció terregosa, lodosa, calurosa, y con más contamina-
ción.
Carlos Nuño Robles
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Afortunadamente hubo un rápido proceso de integración. Los
técnicos, empleados y obreros calificados de la paraestatal, en
su mayoría éramos hombres jóvenes que procedíamos del Dis-
trito Federal y de ciudades grandes como Guadalajara y Monte-
rrey; había un contingente un poco mayor, relocalizado de ins-
talaciones del sur de Tamaulipas y del norte de Veracruz. Muy
pronto descubrimos la belleza de las mujeres del norte, surgie-
ron multitud de casamientos. Igualmente los hijos e hijas de los
movilizados también formaron matrimonios, tanto con otros fue-
reños como con los broncos y las broncas locales.
Mi colega y paisano el Ing. Cuitlahuac Méndez me dijo: Estoy
muy preocupado, extraño los mariachis… lo peor es que ya me
está gustando la polca norteña. Yo mismo me casé con Alicia,
hija de Don Alfonso Olivares, un perforador procedente de
Sin olvidar a Reynosa
41
Tampico. La siguiente generación ya era de reynosenses de pu-
ra cepa.
Aventuras Aduaneras
En esta época era posible circular legalmente en un carro con
placas tejanas dentro de la franja fronteriza de 22 kilómetros.
De hecho una de las compras que hice cuando recibí mis prime-
ras quincenas fue un Oldsmobile usado. Era un carro viejo,
enorme, pero muy bien tratado y apantallante; no obstante que
estaba lleno de accesorios de lujo, estos vehículos eran los más
baratos. Con facilidades de pago, a un precio entre 600 y 1000
dólares y ya andaba en uno rodando alegremente por Reynosa.
Cuando tenía uno la necesidad de ir más allá de la franja de
22 kilómetros, había que pasar por una garita aduanal. Pero no
había problema, mediante una módica gratificación el oficial
permitía el paso, incluso era posible abonarse para cruzar todas
Carlos Nuño Robles
42
las veces que fueran necesarias durante los diez días que dura-
ba el grupo de celadores en aquel retén. Alguna vez, una cua-
drilla de obreros que se trasladaban en una camioneta america-
na de Reynosa a Rio Bravo, trató de liquidar la cuota decenal de
veinte pesos. El vigilante les dijo amablemente, que mejor solo
le dieran los cinco pesos de una sola pasada y después se arre-
glaran con el grupo que estaba a punto de relevarlos por el pe-
riodo siguiente. Al reanudar el camino los trabajadores iban ca-
vilando en silencio hasta que uno de ellos sintetizó el sentir
general al exclamar admirado: ¡Ah, que pelao tan derecho!
Unos meses después de la adquisición del tremendo Oldsmo-
bile, el gobierno concedió una franquicia para nacionalizar e
internar al país los carros de los fronterizos. El cochezazo se
jubiló merecidamente, muchos años después, como propiedad
de unos familiares muy cercanos en la ciudad de México.
Para cruzar a McAllen era necesario llenar un formulario en la
Cámara de Comercio que básicamente era una constancia de
residencia. Este documento se llevaba a las oficinas de inmi-
gración americana, otorgaban sin grandes problemas un permi-
so provisional y varias semanas después pasaba uno a recoger
una mica con fotografía con la que se podía cruzar por varios
años.
Las tiendas estaban principalmente en la calle Main y unas
pocas en la Broadway. La pequeña ciudad rebosaba de clientes
mexicanos que acostumbraban comprar desde coca colas y pan
de caja, hasta ropa, muebles, refacciones de los vehículos,
herramientas y todo tipo de etcéteras. Muchas de estas com-
pras o rebasaban el monto permitido o requerían difíciles permi-
sos o de plano no estaba autorizada su importación. De este
laberinto de trámites y prohibiciones emanaba precisamente el
Sin olvidar a Reynosa
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poderío del administrador de la aduana y de todo el personal
bajo sus órdenes.
La población en general ya sabía que al regreso del otro lado
había que llegar a un arreglo con los celadores, muchos inclusi-
ve negociaban su caso desde el viaje de ida. Había quienes se la
jugaban, se deshacían de empaques y etiquetas y distribuían
por todos los rincones de su vehículo los bultos, se ponían va-
rios juegos de ropa y de plano se sentaban en las cortinas, las
cobijas o los manteles. Me imagino cómo se divertían los adua-
neros viendo a las damas muertas de miedo y a los caballeros
tratando de disimular su nerviosismo, delatados por los chorros
de sudor que brotaba por la cara de los más asustados.
La calle del Puente y otros atractivos
Para los jóvenes y los no tan jóvenes de aquella época, la ca-
lle del puente internacional era el centro de la vida social y del
esparcimiento. Los fines de semana y por las tardes de cual-
Carlos Nuño Robles
44
quier día, la después conocida como Zona Rosa de Reynosa,
rebosaba de actividad. Los turistas americanos llenaban los ex-
celentes restaurantes que ofrecían lo mejor de la cocina mexi-
cana e internacional.
El Sam´s, La Cucaracha, El Treviño´s, el US Bar, el Imperial,
el Joe´s Place, servían cortes de carne, mariscos, ancas de ra-
na, colas de langosta, vinos, tequila, whisky, los cocteles más
exóticos, todo de gran calidad y con inmejorable servicio. En
estos lugares se podía escuchar música en vivo de tríos, maria-
chis, piano, órgano y conjuntos de cuerdas.
Lo mejor era que todo esto transcurría en un ambiente fami-
liar, se podía llevar a la esposa o a la novia a cenar, a tomar
una copa y escuchar música o a bailar.
Eran y siguen siendo famosos los whiskys con soda o agua
mineral del Sam´s, con un solo hielo cristalino del largo del vaso
jaibolero. Por el rumbo de la plaza los restaurantes de cabrito;
cerca de las oficinas de Pemex sigue en pie el Café Rey, abierto
día y noche, todos los días del año –ignoro si actualmente esto
es posible- con la especialidad, tacos a la plancha en tortillas de
harina y menudo de res para los desvelados y para los madru-
gadores.
Algunos negocios famosos y emblemáticos de la época: Mue-
blería Lobby, Casa Isassi, Casa Eléctrica González, La Estrella,
Casa Gutierrez, Joyería El Zafiro, Casa Benavidez, Quiroga y
Ramírez, Maderera Reynosa, Novedades El Nopal, Casa Garza
Zamora, entre otros. En el centro el lugar de reunión era la Ca-
sa Lupito, una combinación de refresquería, papelería, librería,
expendio de periódicos y revistas.
Los turistas visitaban el mercado y las tiendas de curiosida-
des mexicanas, repletas de Cantinflas de barro, de indios dor-
Sin olvidar a Reynosa
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midos bajo un nopal, de cazuelas, de molcajetes, de zarapes de
Saltillo. En los sitios más elegantes vendían joyas, utensilios y
adornos de plata; figuras de Lladró, collares de perlas, perfumes
franceses, relojes suizos con chapa de oro, entre algunas de las
cosas que recuerdo y que no pocas veces me preguntaba quién
podría comprarlas.
Los poderosos
Pronto hice amistad con jóvenes nativos de Reynosa, el tema
favorito era, por supuesto, mujeres. Había otro tópico que me
llamó la atención porque en Guadalajara para nada lo manejá-
bamos: el dinero. Que cuanto valía fulano, que perengano era
el más rico del pueblo, que zutano tenía una propiedad con
cientos de vacas así y asado, que tales o cuales iban a recibir
grandes herencias, que la boda del año, que la reina del Club de
Aduaneros, que tal carro del año venía con más accesorios, que
la más bonita ya era novia oficial del nieto del dueño del ran-
cho (ahora convertido en terreno urbano).
En términos generales los fuereños veníamos con una mano
atrás y otra adelante, pero traíamos título universitario y eso
medio emparejaba las cosas y abría las puertas aún con las fa-
milias más encopetadas.
Algunos de los ricos ricos, habían hecho su fortuna en las
oportunidades que les brindó la frontera durante la primera y
segunda guerra mundial, cuando se podía traficar con llantas,
metales, vinos, de todo. Luego cuando vino la ley seca en el
país vecino, surgieron las cantinas y los prostíbulos. Los gringos
cruzaban la frontera para divertirse y tomarse libertades que en
su país no se les permitían. Luego – en la época de Alemán- el
Carlos Nuño Robles
46
auge del distrito de riego y el algodón, después la llegada de
Pemex, y con ello el crecimiento explosivo, la demanda de te-
rrenos y de servicios, el arribo de cientos de obreros, técnicos y
profesionistas de todo tipo. En la última etapa las maquiladoras,
la globalización, parques industriales, miles de empleos –no
bien pagados, pero empleos en fin-, la ciudad crece con desor-
den, pero la vecina Mc Allen se desarrolla con orden y se vuelve
un polo de atracción internacional.
Cuando llegué el alcalde no era el principal y más poderoso
funcionario público de Reynosa.
Muy por delante estaba el administrador de la aduana, que
manejaba el paso internacional como un negocio propio. Era de
lo más natural que el gobernador, el alcalde y de ahí para abajo
le pidieran favores.
El presidente de la Junta Federal de Mejoras Materiales, ami-
go o conocido del Presidente de la República, se encargaba de
administrar el agua y el drenaje, de pavimentar y en general de
construir las obras públicas por cuenta de la Federación. El
puesto lo ocupaba Don Fernando Riva Palacio y posteriormente
llegó Don Pablo Aldrett Cuellar.
Poderoso también lo era el representante de la Secretaría de
Recursos Hidráulicos, el Ing. Rafael Sierra de la Garza, que se
incorporó plenamente a esta tierra y años después fue el único
de estos personajes fuereños que llegó a ser alcalde.
Protagonistas muy importantes eran el comandante de la zo-
na militar, el jefe de la Federal de Hacienda, los comandantes
y los vistas aduanales. El jefe de la oficina fiscal, el inspector de
policía, el inspector de tránsito, estos tres dependían del gobier-
no estatal.
Sin olvidar a Reynosa
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Mucho más poderosos que el presidente municipal eran el
superintendente de Pemex y el líder de la sección 36, de petro-
leros. Este último, Antonio García Rojas, llegó a ser diputado
federal, senador y fuerte aspirante a la gubernatura de Tamau-
lipas.
Carlos Nuño Robles
48
Sin olvidar a Reynosa
49
CAPITULO 3
PETROLEOS MEXICANOS
Del Distrito Frontera Noreste a la Cuenca de Burgos
n diciembre de 1948, con sede en Reynosa, se creó el
Distrito Frontera Noreste de Pemex, el más grande y ex-
tenso del país, abarcando el norte de Tamaulipas y los
estados de Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Sonora y Baja
California, posteriormente quedó en Distrito Reynosa. Ahora,
en el 2009, se conoce con el raro nombre de Activo Integral
Burgos.
En el mismo año de 1948 se habían descubierto los campos
Reynosa, Francisco Cano y Brasil. El hallazgo fue en su época el
más grande, de toda América Latina, la producción de los pozos
era principalmente de gas húmedo. Se requirió de la moviliza-
ción de equipos de perforación de otros centros petroleros y
detonó la construcción de plantas de procesamiento. En 1950 se
construyó la Planta Primaria con capacidad de 10 mil barriles de
E
Carlos Nuño Robles
50
petróleo por día. En 1955 se terminó la primera etapa de la
Planta de Absorción para procesar una vez concluida, 620 millo-
nes de pies cúbicos de gas por día; el propósito era separar
hidrocarburos líquidos y gaseosos como gasolina, diesel, kero-
seno, gas nafta y gasolvente, etano, propano, butano, pentano
y metano o gas seco que se distribuye por gasoductos. En 1965
se terminó la Planta de Etileno y un año después, fuera del área
industrial, la Planta de Polietileno.
A la fecha todas estas instalaciones se consideran obsoletas,
por lo que están clausuradas. En el área industrial aún se en-
cuentran las oficinas administrativas, los talleres, laboratorios,
tanques y bodegas de almacenaje. Se han construido plantas
criogénicas, a varios kilómetros en la salida a Monterrey, con
tecnología de avanzada que garantizan la permanencia de Rey-
nosa como ciudad petrolera. Resulta notable la perforación de
nuevos pozos, la rehabilitación de los yacimientos agotados o de
muy bajo rendimiento. Han llegado a nuestra ciudad empresas
de varios países que vienen con personal técnico especializado
Sin olvidar a Reynosa
51
de muchas nacionalidades.
El Activo Integral Burgos es el proyecto más importante en
nuestro país de gas no asociado con operaciones en los estados
de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila. A eso se agrega que el
área Reynosa-Burgos se ubica como la de mayor potencial den-
tro de la nueva geografía operativa y comercial del mercado de
gas.
Entre 1994 y 1996 se realizó un estudio de factibilidad y eva-
luación del remanente de la Cuenca de Burgos y de 1997 a
2003 se autorizaron recursos con la meta de alcanzar una pro-
ducción de mil mmpcd de gas en estos últimos tres años. La
quinta y última etapa inició en 2004. en ella se desarrolla la se-
gunda etapa de crecimiento del proyecto, con una producción
actual de mil 350 mmpcd de gas.
Emergencia en la Planta de Absorción
En diciembre de 1957, en una fría madrugada, dentro de la
planta de absorción se reventó uno de los grandes gasoductos
que conducían gas de alta presión a Monterrey. La rotura ocu-
rrió como a dos metros bajo tierra en un codo que no soportó la
dilatación ocasionada por un calentamiento de la tubería. El es-
truendo fue enorme y se escuchó a muchos kilómetros, la plan-
cha de concreto encima del tubo, voló por los aires como veinte
metros, dañando algunos techos de asbesto. Milagrosamente el
gas no se incendió, pero se tuvieron que vaciar las tuberías en-
viando cientos de metros cúbicos de gas al quemador de emer-
gencia. El quemador emitía un rugido pavoroso y en la nublada
mañana el gigantesco mechón iluminó a toda la ciudad. La
gente corría asustada al puente internacional y a las carreteras
que salen de Reynosa. Desde mi casa de la colonia Altamira salí
Carlos Nuño Robles
52
corriendo brincando los charcos y lodazales con mi casco y mis
botas de hule; el equipo de bomberos dependía del departa-
mento de seguridad industrial donde trabajaba.
Cuando llegué podía pasar cualquier cosa, pero ya estaban
los ingenieros de la planta en sus puestos. Los veteranos, más
que nadie conocían lo peligroso de la situación que enfrentaban,
no obstante se les veían serenos y totalmente concentrados. Las
maniobras las dirigía el ingeniero Ismael Rodríguez Lechuga, el
daba la orden sobre que válvula se debía abrir o cerrar, que
bomba parar. Todos lo obedecían sin chistar, al mismo tiempo
los trabajadores de la planta alistaban los extintores, los camio-
nes equipados con espuma química, los equipos de rociado.
Poco a poco el estrépito del gas y de las alarmas fue bajando
de volumen, el fuego en el quemador fue apagándose, el peli-
gro había pasado. Hasta el momento siento gran admiración y
orgullo por los valientes y capaces ingenieros, técnicos y obre-
ros en general, que trabajan en las instalaciones petroleras.
Visita de los Presidentes
En el primer 18 de marzo que pasé en Reynosa ocurrió un
hecho histórico: visitaron las instalaciones industriales el Presi-
dente de la República Adolfo Ruiz Cortinez; y
los ex presidentes Miguel Alemán Valdez,
Lázaro Cárdenas del Río, Abelardo L. Rodrí-
guez, Pascual Ortiz Rubio y Emilio Portes Gil.
Tuve la fortuna de presenciar, a unos pocos
metros de distancia, la llegada y la toma de la
fotografía oficial del grupo. Me pareció muy
Sin olvidar a Reynosa
53
natural, que en esa celebración dentro de unas instalaciones de
la principal paraestatal, el más admirado por los trabajadores
presentes fuera Lázaro Cárdenas, el presidente que decretó la
expropiación de la industria petrolera. Ignoro si en alguna otra
ocasión, en cualquier parte del país, se dio una oportunidad
como esta.
Por esos meses de 1958, se ventilaba la siguiente sucesión
presidencial. El popular cartonista Abel Quezada, que hizo fa-
moso al vecino poblado de Comales, la capital del mundo civili-
zado , inventó el tapado para referirse al futuro candidato de la
aplanadora oficial. Por todo el país se veían espectaculares con
la caricatura de un hombre encapuchado fumando, donde se
asentaba que el tapado fuma elegantes, el tapado y seguro
triunfador resultó ser Adolfo López Mateos.
El Sr. De Gorordo y los Radioaficionados
Dentro de la etapa de entrenamiento, pasé por el departa-
mento de instrumentos de operación y control, tuve la enorme
suerte de trabajar bajo las
órdenes de Don Francisco de
Gorordo, uno de los mejores
y más prestigiados instru-
mentistas a nivel nacional. El
señor de Gorordo era un
gran técnico, también un
gran ser humano y un jefe al
que recuerdo con cariño y con gratitud. Don Francisco y su es-
posa Doña Josefina fueron también progenitores de una nume-
rosísima prole de muchachos güeros como menonitas, que
hicieron historia porque eran muchos y tenían asolada con sus
Carlos Nuño Robles
54
travesuras a la colo-
nia de empleados y
sus alrededores. Mi
exjefe se jubiló y
regresó a su natal
Tampico, donde fa-
lleció y sus hijos han
destacado en diver-
sas actividades en
aquel puerto tamau-
lipeco.
El señor De Gorordo fue el alma y el creador del Club de Ra-
dioaficionados de Reynosa. Me reclutó y me asesoró para com-
prar un equipo de onda corta. Pasé varios días calculando los
tamaños, la mejor dirección y lugar de varias antenas que ins-
talé en la azotea del departamento. Por fin pude conseguir char-
lar en medio de mil ruidos con aficionados mexicanos y de mu-
chos países del mundo. Por casualidad hice contacto con una
familia vecina de mis padres en Guadalajara, con quienes plati-
caba a través de ese medio; eran tiempos en que nadie imagi-
naba ni los celulares, ni el internet. Una vez escuché una señal
de radio muy fuerte y muy clara, emocionado contesté a su lla-
mado y el colega muy excitado me contestó que me escuchaba
con gran potencia, cuando nos identificamos descubrimos con
gran hilaridad que éramos vecinos, que vivíamos en la misma
calle, Pedro Hugo González, tres casas de por medio. Se trata-
ba de Don Gabriel Mancera propietario de Discos y Novedades
El Nopal de la calle Hidalgo. Salimos a la banqueta, entre carca-
jadas nos dimos un abrazo y nos presentamos.
Sin olvidar a Reynosa
55
Tesis y examen profesional
Recién ingresado me pusieron de ayudante de unos ingenie-
ros que habían llegado de México para hacer una inspección de
seguridad a la planta de desintegración térmica tipo Dubbs. La
inspección se realizaba con la unidad parada a la que se le hacia
una limpieza general. Se removían las costras de carbón pega-
das en el forro interior de las torres de refinación, se tenían que
medir los espesores de las tuberías y revisar si no estaban co-
rroídas, se reponían empaques, se revisaba la calibración de las
válvulas de seguridad, se reparaban todas las fugas de vapor o
de cualquier fluido. De todo esto se llevaba un reporte minucio-
so que se guardaba para tener registros de todas las mediciones
y novedades encontradas. Como en cinco semanas se terminó
la inspección, se volvió a ensamblar todo y se reanudó la opera-
ción de la planta. Después supe que el grupo lo encabezaba el
Ingeniero Químico Narciso Bassols Batalla, los compañeros me
aseguraron que eran de los mejores especialistas del país.
En esos días me urgía encontrar un tema para la tesis profe-
sional. Consulte al Ing. Patricio Ibargüengoitia si la descripción
muy sistematizada y pormenorizada con planos, ilustraciones,
cálculos y todo lo que le pudiera meter pudiera servirme para mi
objetivo. El ingeniero no solo estuvo de acuerdo sino que me
comisionó un dibujante y una secretaria para la elaboración del
estudio al que le puse un nombre larguísimo Reporte de Inspec-
ción con fines de seguridad industrial, de la Planta Dubbs, de
Petróleos Mexicanos en Reynosa.
En noviembre recibí la aceptación del temario por parte de la
universidad y me asignaron un asesor, que resultó ser el Ing.
Héctor Mejía Sansalvador. En enero tenía el borrador y le pedí
permiso al jefe de la planta para llevarlo a revisión a Guadalaja-
Carlos Nuño Robles
56
ra. El Ing. Ibargüengoitia no me podía creer que ya tenía mi
documento terminado y cuando se lo llevé soltó la carcajada y
llamó como a seis o siete pasantes, algunos con más de cinco
años de haber salido de la escuela, ahí los regañó. Les dijo que
en poco tiempo el recién llegado iba a ser su jefe y les dio un
plazo de seis meses para que hicieran su tesis o ya no se les
renovaría el contrato.
En mayo me recibí - fui el segundo en titularse de mi genera-
ción- y en junio recibí mi contrato de planta, lo que no era nada
despreciable pues casi me duplicaron el sueldo.
Broncas con el Sindicato
A principios de 1961, cuando regresé por segunda vez a Pe-
mex para tener derecho a solicitar un nuevo permiso, me en-
contré con la novedad de que el líder de la Sección 36, Antonio
García Rojas, estaba iniciando su campaña como candidato a
diputado federal para las elecciones que tendrían lugar en el
mes de julio. Como el sindicato disponía discrecionalmente de
los contratos de trabajadores transitorios hizo convenios con los
distintos gremios agrupados en la CTM para asignarles determi-
nado número de contratos eventuales a cambio del respaldo
político.
De esta manera me encontré que algunos de los mejores es-
pecialistas que teníamos en el área de instrumentos, eran des-
plazados por personas que no tenían la preparación requerida
pero que eran parte de la cuota a que se había comprometido el
sindicato. El señor De Gorordo que estaba al tanto de mis inten-
ciones de dejar Pemex, me comisionó para que les hiciera un
examen para ver si llenaban el perfil mínimo requerido. Claro
está que rechacé a muchos de los trabajadores propuestos por
Sin olvidar a Reynosa
57
el sindicato. El Ing. Straffon que era el Superintendente en esa
época, me envió boletos para que asistiera como invitado a los
actos de campaña del poderoso dirigente. El Señor De Gorordo
me apoyaba y el Ing. Straffon no me apoyaba, pero tampoco
me daba instrucciones tajantes para que aceptara al personal
sin la capacitación adecuada.
En algún momento fui a las oficinas centrales para agilizar mi
permiso y el señor Maynes, jefe de personal, me comunicó que
Ernesto Cerda Ramírez y otros dirigentes querían hablar conmi-
go en privado. El señor Cerda comenzó felicitándome por mi
celo en defensa de la institución, luego me dijo que el sindicato
era muy noble y muy generoso con sus amigos, que ellos que-
rían ser mis amigos, que si yo tenía algún familiar o cualquier
persona que yo deseara que se le diera un contrato de inmedia-
to sería tomada en cuenta mi propuesta. Por otro lado me ase-
guró que con las gentes hostiles o que les causaran problemas,
podrían ser muy duros.
Ahí mismo le contesté que muchas gracias, pero no tenía in-
terés en beneficiar con contratos a ningún familiar o amigo y
que no me preocupaba lo duro que pudiera ser el sindicato
puesto que yo estaba en periodo de retirarme voluntariamente
de la institución.
Supongo que esto último no me lo creían, como muchos de
mis amigos y compañeros que consideraban una tontería que
renunciara a mi planta de ingeniero.
El caso es que finalmente esto me sirvió para decidirme de
una vez por todas, ya no solicité otro permiso. Pocos días des-
pués redacté mi renuncia y la llevé a personal.
Se creó alguna confusión porque resulta que el asunto llegó a
oídos del Ing. Heberto Castillo que a su vez lo comentó con
Carlos Nuño Robles
58
Cuauhtémoc Cárdenas, quien fue a protestar con el director de
la paraestatal el que a su vez ordenó que se me reinstalara in-
mediatamente. Después de unas cuantas explicaciones el asun-
to se aclaró y yo me retiré de la paraestatal.
Una vez coincidí con el Superintendente General en el Casino
Petrolero y me hizo comentarios acerca de los apoyos que me
llegaron de las oficinas centrales. Ya como diputado y poste-
riormente como senador García Rojas, me corrió algunas cor-
tesías. Me comentó que había sentido simpatía por la actitud
idealista aunque algo ingenua, muy propia de mi condición de
joven. Por su parte Ernesto Cerda, que sustituyó en el control
sindical a Don Antonio, cada vez que me lo encontraba me hac-
ía muchos festejos y les comentaba a sus amigos sobre la vez
que según él logré desconcertarlo.
Lo cierto es que las amenazas si se dieron, y si no se me
aplicaron represalias fue porque de acuerdo a mi proyecto per-
sonal renuncié voluntariamente a mi relación laboral con Petró-
leos Mexicanos.
Sin olvidar a Reynosa
59
CAPITULO 4
LA INTEGRACION
Volar con alas propias
mpecé a trabajar por mi cuenta con más entusiasmo que
capital. Contaba solo con el importe de unas vacaciones,
un banco me concedió un pequeño préstamo, cuyo aval
fue el Ing. Rodríguez Lechuga, que me facilitó las facturas de
su refrigerador y su lavadora de ropa. Con no más de quince mil
pesos de entonces, compré equipos de soldadura eléctrica y
autógena, un taladro, diversas herramientas de mano, una fra-
gua y un yunque. El local, a un lado del Casino Petrolero, era
una minúscula accesoria vecina de una tienda de abarrotes pro-
piedad del periodista Rodolfo Sarubi. En El Mañana inserté un
anuncio solicitando oficiales. Mi primer trabajador fue Don Ma-
nuel Favila, reconocido en Reynosa y los alrededores como el
maestro de maestros de varias generaciones de herreros. Uno
de los ayudantes de Favila fue el periodista Fortino Cisneros,
que por aquel entonces era un adolecente de 15 años.
E
Carlos Nuño Robles
60
De joven me gustaba hacer ca-
ricaturas, hice cartones políticos
que me compró el vespertino El
Sol de Guadalajara; por cierto a
Don Heriberto Deandar Amador le
llevé algunos dibujos y él con
gran bonhomía los publicó en su
periódico El Mañana. Como inter-
cambio autorizó propaganda para
mi pequeña empresa.
Que sepa solo mi abuelo ma-
terno, Don Baudelio, trabajó por
su cuenta como relojero, joyero y
fabricante de pólvora. Nunca me lo dijo pero por un tiempo fue
armero de los cristeros.
Entiendo que con esas inclinaciones políticas, para nada le
pareció que su única hija se casara con un sindicalista de hueso
colorado.
La idea de que yo no fuera asalariado me la inculcó papá
cansado de afanarse desde niño encerrado en una gran fábrica
sin más perspectiva que heredar su oficio y su planta laboral.
La selección del ramo de actividad a que me dedicaría tuvo
que ver con varios factores: No se requería mucho capital para
arrancar, tenía experiencia en el cálculo de estructuras, me
atraía el diseño industrial, trabajé en el desarrollo y fabricación
de perfiles metálicos para puertas y ventanas.
Experimente con varios tipos de construcciones prefabrica-
das, primero hice casetas, luego casas de dos recámaras, por
último construí unas aulas que se podían armar en unos cuantos
días.
Sin olvidar a Reynosa
61
En 1965 se llevó a cabo una feria comercial en la plaza Niños
Héroes. El primer premio lo obtuvo una casa desarmable que
edifiqué con el entusiasta apoyo de Juan F. Ríos, de la Maderera
y Ferretera Reynosa. El reconocimiento lo entregó Rodolfo Gar-
za Cantú a la sazón presidente municipal electo. Esta casa fue
durante muchos años la oficina de la Feria de Reynosa, ubicada
entre las colonias Las Fuentes y Narciso Mendoza.
Bajo los conocimientos actuales sobre salud, aquellas cons-
trucciones tenían el grave defecto del empleo de placas de as-
besto-cemento en muros y techos, material que resultó cancerí-
geno y actualmente está prohibido en las viviendas, pero enton-
ces, y muchos años después, se usaba profusamente en tu-
berías de agua, tinacos y techumbres.
Carlos Nuño Robles
62
La Cuba Revolucionaria
¿Qué joven latinoamericano no fue impactado con el triunfo
de la Revolución Cubana? ¿Qué chavo de menos de 25 años no
quedó seducido por los muchachos barbones que entraron
aclamados por sus compatriotas de La Habana el primero de
enero de 1959? En julio de ese mismo año, junto con mi com-
pañero de Pemex el Ing. Antonio Hernández, decidimos pasar
nuestras vacaciones en la bella isla y ser testigos de los aconte-
cimientos que estaban cimbrando la opinión pública universal.
Durante nuestra estancia alcanzamos a ver los parquímetros
destruidos en las aceras, algunos de los grandes hoteles aún
mantenían sus casinos de juego funcionando pero semi vacios,
en plena decadencia, la sociedad cubana estaba polarizada; los
padres discutían con los hijos, los amigos se reclamaban en voz
alta de acera a acera, los hermanos sostenían posiciones encon-
tradas. Pero la mayoría de la gente estaba feliz, tenía grandes
esperanzas y respaldaba a los revolucionarios que habían baja-
do de la Sierra Maestra. Un médico, que conocimos en La
Habana, nos llevó en su carro a Santiago de Cuba, al otro lado
de la isla. Ahí nos alojamos con su familia. Por la tarde y la no-
che disfrutamos del carnaval de Santiago, fuimos a un enorme
salón de baile en el que cantaba el Bárbaro del ritmo Benny
Moré. Al día siguiente, en la explanada de la Universidad de
Oriente se llevó a cabo la celebración del 26 de julio, habíamos
algunos mexicanos -entre ellos recuerdo al comediante, que
después fue un gran director de cine, Sergio Arau nos acomo-
daron en un lugar desde el cual pudimos ver y escuchar a Fidel
Castro, al Che Guevara y a otros líderes de la revolución. Duran-
te nuestra estancia en Santiago visitamos la tumba de José
Sin olvidar a Reynosa
63
Martí que lucía el lábaro cubano y muchas flores frescas de
acuerdo con sus versos:
Yo quiero cuando me muera
sin patria, pero sin amo,
tener en mi tumba un ramo
de rosas, y una bandera
Las dos primeras veces que visite la isla antillana, el viaje
tenía cierta aventura y reto. En el aeropuerto te tomaban foto-
grafías al salir y al llegar, decomisaban los libros o cualquier
cosa que pudiera parecerles sospechosa a los agentes de mi-
gración, después se corrió la voz que dando una propina se
acababan los problemas. En 1975 el periodista José Luis de An-
da, en ese tiempo director de El Mañana de Nuevo Laredo, me
hizo una entrevista sobre mis viajes a Cuba y publicó los apun-
tes a tinta que realicé en mi estancia.
Carlos Nuño Robles
64
A lo largo de unos 20 años regresé unas 5 veces, la ultima,
fui con mi esposa. No me gustó que los extranjeros gozáramos
de tantos privilegios por el hecho de llevar dólares. Mis amigos
cubanos no tenían acceso a algunos lugares que solo eran para
el disfrute de los turistas foráneos, ni aun que nosotros los in-
vitáramos; tampoco me parecía la eternización en el poder de
Castro, que claramente iba asumiendo actitudes cada vez más
dictatoriales. Al primer personaje de la izquierda mexicana que
escuché criticar abiertamente al régimen cubano fue al Ing.
Heberto Castillo, con el que mantenía una cordial amistad. Creo
que los mexicanos somos particularmente sensibles a esta si-
tuación, ya pasamos por un largo Porfiriato y padecimos un Fi-
del Velázquez, al que solo la muerte pudo vencer. Hace más de
15 años que no he regresado a la isla; espero hacerlo en alguna
oportunidad y saludar a mis cuates antillanos, que espero estén
bien y tengan muchos hijos y nietos.
La Feria de Reynosa
En los primeros días de 1966 llegó una patrulla a mi casa. La
verdad me alarmé y durante un instante pensé que se me había
caído algún techo con los fuertes vientos que habían soplado la
víspera. El patrullero me condujo ante el alcalde Rodolfo Garza
Cantú, que me invitó a que fuera el director de obras públicas
del municipio. Su oferta, me dijo, no implicaba que abandonara
mi negocio de herrería y me dio el fin de semana para que le
resolviera. Así inesperadamente, ocupé un puesto público, co-
nocí y trate a otros funcionarios, como el Lic. José Abel So-
berón, secretario del ayuntamiento; José Robinsón, tesorero; El
Lic. Even Garza, secretario particular del presidente; y Ubaldo
Ramos, sub-director de obras públicas.
Sin olvidar a Reynosa
65
Algunos días después se hizo una visita a los terrenos del eji-
do Los Longoria, iban el presidente municipal, y los directores
de obras públicas y de turismo del gobierno del estado. El direc-
tor de turismo me acompañó a mi oficina particular; en un resti-
rador estuvimos dibujando los planos de lo que durante muchos
años fue la Feria Industrial, Comercial, Agrícola y Ganadera de
Reynosa.
El director de turismo era una persona sencilla, agradable y
con un gran sentido del humor; se llamaba Eugenio Hernández
Balboa El Geño, padre del actual gobernador de Tamaulipas.
Durante algunos meses Don Rodolfo estuvo muy atento en
la construcción de los stands de la feria; personalmente estaba
al tanto de todo. Aquellos terrenos enmontados, vecinos de ti-
raderos de basura, se transformaron rápidamente; obras públi-
cas del estado pavimentó las calles principales y el perímetro.
Petróleos Mexicanos, Recursos Hidráulicos, El Gobierno del Es-
tado, La Comapa, la Junta Federal de Mejoras Materiales, el
Carlos Nuño Robles
66
Municipio, la Cámara de Comercio, la Unión Ganadera, se lucie-
ron con sus exposiciones. No faltó el palenque y la pista de ca-
rreras de caballos. Se remozó el lienzo charro, los juegos mecá-
nicos; para la presentación de artistas el teatro del pueblo y los
stands de las cervecerías. Había espacios especiales para los
artesanos y para los expendedores de alimentos entre los que
destacaba el elegante restaurant de los ganaderos.
La remodelación de la Plaza de Armas Miguel Hidalgo, corrió
a cargo de la Junta Federal de Mejoras Materiales. El proyecto,
que se sometió a concurso se inició en una administración mu-
nicipal y se terminó en otra con modificaciones. La parte más
controvertida fue la demolición del kiosco original. Puedo afir-
mar, porque estuve presente, que en el momento en que se
aprobaron las obras, nadie le concedía valor histórico o estético
al pequeño kiosco, ya que era una construcción muy sencilla
formada por un rodete de ladrillo, piso de tablones de madera
podridos, 8 columnas de tubo con un barandal con enrejado de
fierro soldado con arco eléctrico y techo de duela de madera
forrado en la parte superior con lámina galvanizada clavada, en
malas condiciones de conservación.
El Escudo de Armas de Reynosa
Manuel Salinas Domínguez, llegó a Reynosa procedente de su
natal Nuevo Laredo para hacerse cargo de la oficina local de
una institución financiera. En 1967 fue presidente del Ateneo de
Reynosa, organismo cultural que celebraba sus reuniones en la
casa del Dr. Jesús Salinas Galindo y su esposa Doña Liberta.
Recuerdo en particular una sesión a la que asistimos a más del
presidente del organismo, los anfitriones, la Sra. Graciela Durón,
Sin olvidar a Reynosa
67
los matrimonios Ernesto y Marina Flo-
res Ortiz, Abelardo y Graciela Roux,
Agustín y Josefina Zambrano.
Ese año se celebraba el 40 aniver-
sario de la elevación a la categoría de
ciudad a la Villa de Reynosa, por lo
que tomando en cuenta que las prin-
cipales ciudades de Tamaulipas ten-
ían espléndidos escudos de armas, se
acordó que era oportuno plantearle al alcalde Garza Cantú que
se convocara a un concurso para su diseño.
Con mucho, el mejor trabajo fue presentado por El Heraldo
del Rey seudónimo del Prof. Felipe Durón, experto en heráldica
y en diseño grafico, que anteriormente había creado el escudo
de armas de Nuevo Laredo, por lo que actualmente una calle de
esa ciudad lleva su nombre. Manuel Salinas regresó a su tierra
de la cual ha sido su cronista, ha recibido reconocimientos por
Carlos Nuño Robles
68
su trayectoria entre la que des-
taca haber ordenado y clasifi-
cado el archivo histórico muni-
cipal. En 1969, bajo la adminis-
tración del Ing. Rafael Sierra de
la Garza, se perfeccionó la ofi-
cialización del escudo. Por
acuerdo del cabildo de Reynosa
se ordenaba que fuera utilizado
en la correspondencia y en los
edificios y oficinas del ayunta-
miento. Para celebrar el acon-
tecimiento en la noche tuvimos
una cena Cesar Isassi, Manuel Ignacio Salinas, Guillermo Bena-
vides, Lupe Moreno, Rigoberto de la Cruz y varios amigos más.
En una ocasión mi compadre Salinas Domínguez se inscribió
en un curso de inglés en Washington. Como su permanencia en
la capital norteamericana iba a ser de más de 30 días, quería
hacer el viaje en su automóvil, con lo cual tendría en que mo-
verse ahí. Me invitó a que lo acompañara y lo ayudara a mane-
jar. Nos fuimos por toda la costa este, pasando por Houston,
Nueva Orleans, Atlanta, Charlotte, Raleigh, Richmond, Washing-
ton, Filadelfia y Nueva York, en donde tomé un avión de regreso
a McAllen.
Sin olvidar a Reynosa
69
El Ciclón Beulah
El 20 de septiembre de 1967 golpeó a Reynosa y a la región
el ciclón Beulah. A las 6 de la mañana tocó tierra en la desem-
bocadura del Río Bravo; alrededor de las 11 de la mañana dejó
sentir su fuerza en nuestra ciudad, lo que ocasionó que se inte-
rrumpieran los servicios de energía eléctrica, agua y telefonía en
toda la ciudad. En la refinería se tomaron medidas preventivas:
se apuntalaron torres, bodegas, tanques de almacenamiento y
todo aquello que pudiera ser arrancado o dañado por los vien-
tos huracanados. Los comercios y las viviendas protegieron las
puertas y ventanas con chapas y tablas de madera y con cintas
adheridas a los cristales.
Había temor, pero también curiosidad. Para muchos de noso-
tros era la oportunidad de vivir por primera y quizás única vez
un fenómeno de esa naturaleza. Por eso, a pesar de todas las
advertencias, mucha gente salió entre el aguacero y los venta-
rrones a observar el famoso huracán que ya había ocasionado
muchas muertes a lo largo de sus miles de kilómetros de traves-
ía. Mi padre, que por entonces tenía como seis años de radicar
en Reynosa, se puso un grueso impermeable; y aun así empa-
pado disfrutó alegremente del espectáculo.
Las ramas de los arboles, las láminas de los techos volaban o
se arrastraban por las calles barridas por los vientos. Las palme-
ras y los árboles se inclinaban hasta que sus copas tocaban la
tierra o eran desgajados de raíz. Los anuncios espectaculares,
los semáforos, los arbotantes del alumbrado, los postes y torres
de las líneas eléctricas se estremecían y caían por los suelos.
En mi casa de la colonia Rivereña, parecía que el techo de
lámina de aluminio de la cochera estaba aguantando. Pero fue-
Carlos Nuño Robles
70
ron muchas horas y cuando pasó el
ojo y cambiaron de dirección los
vientos de hasta 180 kilómetros por
hora, voló como un papalote.
Pero el ciclón en sí no fue lo más
destructivo. Las tormentas cayeron
en cuencas saturadas por precipita-
ciones anteriores. La presa Marte R.
Gómez, que descarga en el canal
Rhode y en el rió Bravo, se encon-
traba completamente llena. Ante el peligro de una inminente
inundación el Ing. José Hernández Terán, Secretario de Recur-
sos Hidráulicos, con su equipo de técnicos, se instaló varios días
en la oficina del Alcalde Garza Cantú para desde ahí dirigir la
emergencia. Se puso en aplicación el Plan DN-III, por parte del
Ejército.
La avenida del Rio Bravo se controló en parte en la Presa
Falcón, pero aguas abajo se dieron inundaciones por toda la
frontera chica. Reynosa corría grandes riesgos, pero el mayor
peligro lo tenían Matamoros y Brownsville. Se requería abrir to-
dos los causes de alivio posible en ambos lados de la frontera,
aun dinamitando bordos e inundando campos de labranza.
El 23 y el 24 de septiembre el rio embroncado casi tocaba el
bordo del puente internacional Hidalgo-Reynosa, a su paso
arrastraba árboles, casas de madera, ganado y otros animales
domésticos. Creo que fue el día 23 cuando uno de los técnicos
del equipo del Ing. Terán me preguntó que en cual zona de la
ciudad vivía porque como a las 6 de la tarde se esperaba que el
bordo de protección se reventara y gran parte de la población
quedaría inundada.
Sin olvidar a Reynosa
71
Recuerdo a Juan F. Ríos en el techo de su casa, que era lo
único que sobresalía de la colonia Lindavista. Quién, que lo vi-
vió, puede olvidar las lanchas recorriendo la calle del puente y
las colonias del Prado y Medardo González.
Un papel destacado jugó el entonces muy joven político, Ma-
nuel Garza González, que con su conocimiento de las brechas y
ranchos de la región, fue el mejor guía para los pilotos america-
nos de los grandes helicópteros que mando el gobierno de los
Estados Unidos para auxiliar a la población rural incomunicada,
sin agua ni alimentos. Las revistas internacionales Selecciones y
LIFE publicaron reportajes en los que destacaron su acción.
La pesca
Los deportes que se podían practicar espléndidamente en la
región eran la pesca y la caza. He tenido la oportunidad de
practicar el primero de ellos, ahora con mis hijos y nietos. En
cuanto a la caza, esporádicamente lo he hecho; desafortuna-
damente nunca le encontré el chiste al golf –asunto que varios
de mis amigos considerarán una barbaridad- por lo que aun
cuando Meme Garza González me traspasó su acción del Club
Campestre, con pena tuve que renunciar a ella.
Pero la pesca sí se me daba. Benjamín Témkin, Manuel
Martínez, Raúl Jiménez, salíamos rumbo a la playa de Matamo-
ros y de ahí por toda la ribera hacia el sur, hasta llegar a las
bocanas de la Laguna Madre; que según la teoría eran y son
criaderos naturales de camarón, por lo que a través de las bo-
cas o bocanas los peces marinos entraban en su persecución.
Por equipo no quedábamos. Nos trasladábamos en una ca-
mioneta enorme todo terreno, con llantas súper altas y anchas
para rodar sobre la costa y pasar por arroyos de poca profundi-
Carlos Nuño Robles
72
dad. Teníamos catres, cobijas, almohadas y una carpa donde
cabíamos todos; las lámparas de petróleo para la noche, que se
ponía como boca de lobo; aparte estaba la cocina, con estufa de
gas, un montón de cacharros, las viandas para preparar el des-
ayuno de huevos fritos y para freír pescados y mariscos; las
hieleras con mucho hielo, agua, refrescos, cerveza y mucho,
mucho espacio para preservar los peces que planeábamos cap-
turar.
Luego todos los aperos de pesca, cañas de todos tamaños,
carretes, curricanes, redes, líneas, liders, moscas, cucharas, an-
zuelos, flotadores, plomos, portacañas, cuchillos, pinzas anzue-
leras, guantes y quién sabe cuántas cosas más.
Nos la pasábamos en vela vigilando las cañas donde debían
picar las corvinas, las truchas y los jureles. Casi siempre se
hacían de rogar, aunque no faltaba una que otra presa que
cobrábamos con gran júbilo.
Alguna cosa no hacíamos bien porque varias veces detrás de
nosotros llegaban en una camionetita unos paisanos de
Brownsville, ponían su campamento a unos 100 metros de no-
sotros y comenzaban a pescar, al otro día veíamos sorprendidos
que habían llenado de peces sus grandes hieleras, que habían
sacado unas gigantescas corvinas que podían ser el trofeo de la
sala de cualquiera de nosotros.
Eso si, como nos divertíamos. Cualquier cosa que nos hubiera
pasado, como la ponchadura de una de las enormes llantas, el
pez que se nos escapó cuando ya lo teníamos dominado casi
afuera del agua o la inundación de nuestro campamento al subir
la marea era motivo de inacabables y regocijados comentarios,
aun muchos años después.
Sin olvidar a Reynosa
73
El mayor éxito como pescador ocurrió más adelante cuando
con un equipo formado mayoritariamente por miembros del
Club de Caza, tiro y pesca de Reynosa, fuimos al Arroyo Colora-
do, en la Laguna Madre del lado americano.
En lanchas nos trasladamos nueve pescadores a unas caba-
ñas sobre pilotes en medio de la laguna. Nos dividimos en dos
grupos, en uno de ellos iban cinco personas entre las que re-
cuerdo a Chayo Ibarra, en el otro grupo íbamos Francisco Lon-
goria, Roberto Aguirre, el Dr. Jesús Lozano y el autor.
Las cabañas tenían todas las comodidades, casi como si fue-
ran un cuarto de hotel en medio del agua. Contaban con un
muelle de pesca con unos reflectores muy potentes apuntados
hacia la superficie, había una canasta sumergida hecha de tela
metálica, donde se guardaban vivos los peces capturados.
Como a las nueve de la noche un pez gato, con su espina
dorsal, le pico en la palma de la mano al Dr. Lozano, que por el
dolor y la hinchazón ya no pudo continuar pescando.
Alrededor de las diez comenzaron a picar las truchas arco iris
como de 12 a 14 pulgadas de largo. Primero usamos carnada de
camarón vivo y línea con dos anzuelos, después se nos acabó el
camarón y siguieron picando con carnada artificial. Mas tardá-
bamos en lanzar el anzuelo y se prendía la primera trucha, un
instante después se prendía la segunda. Estuvimos pescando
hasta después de las dos de la noche, en que agotados nos
fuimos a descansar, aunque la mancha de pescados parecía que
continuaba.
Por la mañana contamos 225 pescados atrapados, los com-
pañeros de la otra cabaña tenían como 180. Abrirlos, destripar-
los y quitarles las agallas fue un trabajal. Por supuesto que no
nos alcanzaron las hieleras, los transportamos en el piso de la
Carlos Nuño Robles
74
lancha y en el muelle conseguimos botes grandes de basura y
abundante hielo. Ya en Reynosa, no sabíamos qué hacer con
tantos pescados, terminamos regalándolos entre nuestros veci-
nos y familiares.
Teníamos las manos escaldadas y llenas de raspaduras, que-
damos hartos y con un record muy difícil de superar. Durante
algunos años no me dieron ganas de volver a pescar.
Visitantes Notables
El Circo Tihany
Por el año de 1966 visitó por primera vez a Reynosa el Circo
Tihany causando gran sensación por el lujo de sus instalaciones
y la calidad de su espectáculo. Tenía como maestro de ceremo-
nias al mago Franz Czeiler, más conocido como Mr. Tihany.
Los números de ilusionismo, portentosos; los trapecistas, in-
creíbles; los payasos, hilarantes; las bailarinas y modelos euro-
peas, bellísimas.
Los animales amaestrados -perros, caballos, osos, tigres de
bengala y elefantes- parecían más inteligentes que los huma-
nos.
Pero lo que definitivamente no se me podrá olvidar fue la
actuación de su gran estrella en esa temporada, el acto que
cerraba el espectáculo: El Gran Barton, el hombre que se para-
ba cabeza abajo, en un solo dedo.
Sin olvidar a Reynosa
75
Doña Amalia de Castillo Ledón
Por esos años estuvieron en la ciudad algunas personas no-
tables. Recuerdo a la bella dama tamaulipeca Doña Amalia
González Caballero de Castillo Ledón, primera embajadora de
México ante distintos países europeos y ante la ONU, feminista,
escritora, impulsora del teatro popular, gran activista para la
conquista del derecho de las mujeres a votar y ser votadas. El
Lic. Even Garza Mascorro le dirigió un memorable discurso en el
solemne acto en que se impuso su nombre a la biblioteca muni-
cipal.
Carlos A. Madrazo
Otro visitante ilustre fue el Lic. Carlos A. Madrazo, ex gober-
nador de Tabasco, ex presidente del PRI, que hizo un esfuerzo
serio por democratizar e introducir cambios de fondo en ese
partido político. Su llamamiento encontró eco en Tamaulipas
donde se celebraban elecciones locales, en ese tiempo lo único
importante era la definición de los candidatos del tricolor. El
proceso interno por el instaurado
para elegir candidatos resulto
muy reñido y en algunos casos
hasta violento. El experimento de
elegir candidatos por elección
interna por el voto mayoritario de
los priístas, afectó intereses políti-
cos, principalmente de los gober-
nadores de los estados, lo que
provocó su renuncia como diri-
Carlos Nuño Robles
76
gente nacional al presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Cuando Madrazo llegó a Reynosa, como expresidente del
PRI, el 4 de mayo de 1967, se había convertido en un duro
crítico del sistema político mexicano.
En esta ciudad lo atendieron sus partidarios Roberto Chávez
de León y Antonio Karam, en el Casino Reynosa. El gran orador
político pronunció un discurso fogoso, al mero estilo tropical,
que fue recibido con entusiasmo pero con la cautela que impon-
ían aquellos tiempos.
Como es sabido el Lic. Madrazo y su esposa fallecieron en
1969 en condiciones trágicas, en un accidente aéreo en las in-
mediaciones de la ciudad de Monterrey.
Heberto Castillo
Alto, güero, como de 45 años, ingeniero civil, matemático de
prestigio internacional, ex preso político del 68, escritor perio-
dista, dirigente del Partido Mexicano de los Trabajadores, me
concedió esta entrevista que fue
publicada en El Mañana el 24 de
noviembre de 1976.
-¿Ing. Castillo a que se debe su
visita a Reynosa?
-A la necesidad de reforzar el
comité municipal de mi partido,
buscamos afiliados para cumplir
los requisitos que la ley establece
para el registro de los partidos
políticos.
Sin olvidar a Reynosa
77
-¿Considera usted que en el próximo régimen será posible el
registro de su partido?
-No es cuestión de personas, es cuestión de tiempo, la forma
en que está redactada la ley es un impedimento a la formación
de partidos, se requieren efectuar 21 asambleas en 21 estados
con dos mil asistentes cada una, llenar estos requisitos implica
gastos elevadísimos para los militantes por más de 12 millones
de pesos. Nosotros estamos planteando que basta que se cele-
bren asambleas en la mitad de los estados con representantes
de los diversos municipios.
-Porqué considera que hacen falta partidos políticos en Méxi-
co?
-Porque los que existen no operan con independencia del go-
bierno y porque hay malestar en todas partes, nadie cree en la
democracia mexicana, hace falta un partido de los trabajadores,
de los pobres, que luche por sus derechos.
-¿Ahora que este gobierno concluye tiene usted un juicio
formado del gobierno del Presidente Echeverría?
-Si como no, el gobierno de Luis Echeverría es la prolonga-
ción en lo inmediato del gobierno de Díaz Ordaz y en lo distante
del de Ávila Camacho. Aunque Echeverría y su gabinete han
condenado el desarrollismo de hecho lo han seguido fielmente.
Han hecho grandes inversiones, en base a empréstitos ex-
tranjeros en ferrocarriles, en la CFE, en Pemex, en la siderúrgica
Lázaro Cárdenas Las Truchas, solo en lo que respecta a los
energéticos esas inversiones beneficiaran fundamentalmente a
las grandes empresas, todos sabemos que el consumidor priva-
do paga más caro la luz, la gasolina, el gas, los fletes.
El gobierno manipuló a los obreros y a los campesinos me-
diante centrales charras, a los intelectuales se les ha cooptado
Carlos Nuño Robles
78
dándoles unos cuantos empleos, honores y canonjías, a los que
persisten en su oposición se les ha cerrado la tribuna en que
actuaban.
En lo internacional la política del régimen –con sus bajas en
España y en Israel- ha sido en general positiva, el estableci-
miento de relaciones diplomáticas con numerosos países socia-
listas abrió un mercado de más de ochocientos millones de con-
sumidores para nuestros productos de exportación, desgracia-
damente esto solo podrá ser aprovechado por las trasnaciona-
les.
El gobierno del Presidente Echeverría hizo al país más depen-
diente, más pobre, pero respetó en alguna manera ciertas for-
mas de disidencia; hace seis años estábamos en la cárcel, ahora
estamos aquí formando un partido político.
-¿Qué perspectivas ve para el próximo régimen?
-Considero que JLP debe rectificar el rumbo, la devaluación
vino por la disminución de la producción nacional y la impresión
de billetes supliendo a la producción de riqueza. Debemos dejar
de mirar hacia afuera y cuidar la mayor riqueza de México: sus
habitantes, su fuerza de trabajo.
-¿Que nos puede comentar sobre la campaña de rumores?
-Que es un fenómeno que dadas las circunstancias tenía que
presentarse. El rumor es negativo, hace daño, no es la manera
de cuestionar políticamente, pero quien ha empujado al pueblo
a usar el rumor ha sido el gobierno. Quienes consideran que un
golpe militar los beneficia olvidan que en Chile, Argentina, Brasil
y Uruguay solo salieron beneficiados unos cuantos empresarios
ligados a las transnacionales, el rumor es un arma reaccionaria
que encuentra un campo propicio en el pueblo impedido de ex-
presarse libremente.
Sin olvidar a Reynosa
79
Ricardo Garibay
Ricardo Garibay (1923-1999) estuvo tres o cuatro veces en
Reynosa. Aquí dictó dos conferencias notables: La política y la
literatura en 1972 y Par de reyes en 1984.
El gran escritor hidalguense con su característica voz grandi-
locuente nos contó, que su atracción por esta ciudad y en gene-
ral por la región se despertó en 1950 con las historias que le
contaron sus suegros Don Napoleón Velasco y Doña Luz
Hernández, que eran reynosenses de purísima cepa. Por cierto
tíos abuelos de Ramiro Resendez Velasco. A la manera de Wi-
lliam Faulkner que inventó Yoknapatawpha, una tierra imagina-
ria donde transcurrían varias de sus novelas, Garibay aun antes
de conocer Reynosa y el noreste la asumió como el lugar donde
iba a poner el corazón y donde se inspiró para el guión de la
película Los hermanos del Hierro y para de sus más importantes
relatos: La casa que arde de noche y Par de Reyes. Recuérdese
que este último se refiere a la vida aventurera de dos hermanos
pistoleros, forzados por su madre a vengar el crimen cometido
contra su esposo y padre.
En ocasión de cumplir nuestra ciudad 235 años de fundada,
en el Colegio Mexicano hizo una descripción de las cualidades
de los habitantes de
estas planicies: gente
de largos silencios, rica
por dentro, pobre por
fuera, echado para
adelante, francote,
bárbaro, el que no tie-
ne para donde escon-
Carlos Nuño Robles
80
derse y su mejor defensa y escudo es el nombre y la fama. La
geografía del Reynosa que describe en sus libros no se corres-
ponde con la realidad, pues es totalmente producto de su ima-
ginación de escritor, pero aparecen lugares tales como Anzal-
duas, El Chapul, Gatos Güeros, Perros Bravos, Burgos…
Jorge Ibargüengoitia
Jorge Ibargüengoitia (1928-1983), estuvo en Reynosa diez años antes de su muerte prematura en un lamentable accidente de aviación. Fue en ocasión de un ciclo de conferencias organi-zado por el Ayuntamiento. Me platicó Ramiro Resendez que por la noche después de su disertación en el Casino Petrolero, lo llevó a la calzada del puente internacional, en La pequeña Holanda de Enrique Merle, en donde estuvo charlando relajado, con un tarro de cerveza helada en la mano. Como dato curioso el escritor era primo hermano del Ingeniero Patricio Ibargüen-goitia, que fue muchos años jefe de la Planta de Absorción de Pemex.
La obra de este notable escritor se caracterizó por su fino humorismo y su sarcasmo salvaje, en el que sus principales personajes eran casi siempre políticos y hombres de dinero poderosos, en una época en que el Presidente de la República y el PRI eran hegemónicos.
Sus obras principales fueron: El atentado, Los relámpagos de agosto, La ley de Herodes, Maten al León, Es-tas Ruinas que ves, Las muertas, Dos crímenes y Los pasos de López. Además escribió artículos en Excélsior y Vuelta cuyas recopilaciones se publi-caron bajo los títulos: Viajes a la Amé-
Sin olvidar a Reynosa
81
rica ignota, Sálvese quien pueda, Autopsias rápidas e Instruc-ciones para vivir en México.
Luis Spota
De Luis Spota sabíamos que si no era el mejor, si era el más
prolífico y leído novelista mexicano. Escritor y periodista, Luis
Spota también visitó varias veces nuestra ciudad, seguramente
lo trajo su gran amigo el escritor tamaulipeco Rafael Ramírez
Heredia. Lo recuerdo en la casa del alcalde Manuel Meme Garza
González, charlando largamente mientras que Humberto Ruiz
Oranday grababa en innumerables casetes -por cierto que
Mónica Garza, entonces una niñita de unos cuatro o cinco años,
a instancias de su orgulloso papá, nos cantó con mucha gracia
acompañada de su guitarra-. Sus obras se vendían como pan
caliente sobre todo en los medios políticos de los que fue cronis-
ta. Algunos de sus títulos de más éxito fueron: Murieron a Mitad
del Rio, Mas cornadas da el hambre, Casi el paraíso, Las horas
violentas, El tiempo de la ira y la tetralogía la costumbre del
poder formada por Retrato hablado, Palabras mayores, Sobre la
marcha y El primer día.
El poeta y ensayista Jaime Labasti-
da afirma que: “La obra de Spota tiene
una obsesión fundamental: el poder.
Pero hay en su visión de poder dos
momentos diferentes: el de los años
felices del alemanismo, cuando la bur-
guesía se enriquecía y merecía toda la
admiración posible del joven escritor
fascinado como estaba con el México
que se desarrollaba ante sus ojos, y
Carlos Nuño Robles
82
otra es la visión del poder político en el momento en que esa
burguesía, ahora convertida en respetable, inicia sus problemas
con el gobierno de la época Echeverría-López Portillo.
El lector más que un pasivo receptor de una trama, es un
atónito testigo de hechos que se van entretejiendo con la propia
realidad –la que sospechaba- y que ahora ve con claridad al
serle descubiertos los más íntimos mecanismos de la lucha des-
piadada por el poder. Spota con su obra, levanta las naguas a
un sistema político de indefiniciones, de golpes bajos, de tapa-
dos, de misteriosas auscultaciones, de surrealismos y magia.
Spota fue comentarista de televisión y durante muchos años
presidente de la Comisión de Boxeo del Distrito Federal, escribió
sobre toros y sobre todo pero curiosamente nunca sobre Boxeo,
tema que si tocaron con maestría Garibay con las Glorias del
Gran Púas y el tampiqueño Ramírez Heredia con el notable
cuento El Rayo Macoy.
Sin olvidar a Reynosa
83
CAPITULO 5
DE POLITICA Y AMISTAD
Día de Elecciones
principio de los años setentas, estuve presente en una
casilla durante toda una jornada comicial. A las 8 de la
mañana poco a poco llegaron los funcionarios, algunos
eran maestros y profesionistas destacados, todos viejos conoci-
dos; durante muchos años habían sido llamados a cumplir ese
deber ciudadano, que todos consideraban un honor. De inme-
diato procedieron a armar y ubicar las mamparas, las urnas, las
mesas y las sillas. Otro grupo se dedicó a abrir los paquetes de
la papelería electoral, la que fue ordenada y contada, todo esto
se asentó debidamente y una vez llenada y firmada el acta res-
pectiva incluso por el representante del partido de oposición, se
procedió a recibir la votación.
A
Carlos Nuño Robles
84
Había pocos ciudadanos en la cola y después de dos horas
los votantes eran más bien escasos. No obstante, había una
gran animación en la casilla, surgían las anécdotas y los chistes
que provocaban risotadas, se distribuían bebidas heladas que
ayudaban a mitigar un calor de todos los diablos; con todo y ley
seca no faltaba un buen whisky con hielo y soda disimulado en-
tre vasos y botellas de refrescos. Luego llegó un asador y leña
para las brazas.
Como a las 3 de la tarde el visor de la oposición, que había
permanecido atufado, sin tomar agua ni comida y sin que nadie
lo tomara en cuenta, en vista de que ya no había votantes, se
retiró para comer, beber o probablemente satisfacer alguna otra
necesidad física. El presidente anunció solemnemente: Ahora si
vamos a hacer la elección para desocuparnos porque ya mero
sale la carne asada. Alguien opinaba que con completar 400
votos era suficiente, pero un funcionario recordó que el com-
promiso era de por lo menos 600 votos; en un dos por tres en-
tre todos cruzaron las boletas requeridas y las depositaron en la
urna. Cuando regresó el representante opositor se negó a firmar
el acta de votación y además anunció que iba a protestar la ca-
silla; asunto que a nadie preocupó en lo más mínimo. Así fun-
cionaba la democracia.
El destape de un gobernador
A principios de los ochentas, después de un corto periodo en
que trabajé en la Secretaría de la Reforma Agraria, aún radicaba
en la ciudad de México.
A las 7 de la mañana recibí la invitación: Si quieres ver como
se lleva a cabo un destape te espero en gobernación a las 8 y
media, pero necesitas apurarte.
Sin olvidar a Reynosa
85
A la hora convenida llegué al Palacio de Bucareli. En el esta-
cionamiento principal había unos diez carros del año con chofe-
res y ayudantes en sus asientos o estirando las piernas en el
amplio patio. Según me explicaron ya habían entrado el Secre-
tario de Gobernación, Don Fidel Velázquez, el presidente del
PRI, los líderes nacionales de los tres sectores de ese partido y
el gobernador que pronto sería relevado. Los jerarcas estaban
por iniciar una importante reunión.
Un poco después llegó un carro del que descendieron tres
hombres jóvenes que con paso presuroso entraron también al
despacho donde ya había comenzado el cenáculo. La llegada de
este último grupo provocó una conmoción entre los auxiliares
que sabían de aguacates, por lo que comentaban en voz baja
Ahí va el tapado.
Como quince minutos después salieron todos en estampida y
abordaron sus vehículos, me subí a uno de los carros y me dirigí
junto con quien me había invitado al destape, a la capital del
estado donde se habría de dar a conocer el nombre del futuro
candidato.
Cuando llegamos a la oficina del PRI estatal frente a la fa-
chada, estaba una multitud de periodistas y fotógrafos, que es-
peraban ser los primeros en escuchar el nombre del que a partir
de ese momento sería el personaje más poderoso del estado.
En el camino me puse al tanto de que la noche anterior el
preciso había instruido al líder nacional del partido y al secreta-
rio de gobernación sobre quién sería el ungido para, a primera
hora del día siguiente, iniciar el rito del destape. El gobernador
saliente no había podido sacar adelante a su favorito, y aunque
esto significaba un duro golpe, lo único que pidió fue que antes
Carlos Nuño Robles
86
de que se hiciera el anuncio oficial, se le diera la gracia de co-
municarlo a su grupo cercano. Cosa que le fue concedida.
Después de la comida nos fuimos a la Casa de Gobierno. En
una gran sala de juntas el mandatario estatal se dirigió a los
sonrientes y nerviosos dirigentes, les pidió lealtad al señor pre-
sidente; adelantó que el resultado de la minuciosa auscultación
había favorecido al mejor y más destacado militante de su insti-
tuto político. El partido, dijo, jamás se equivoca y efectivamente
había acertado en cuanto a los merecimientos del elegido…
Luego tomando aire reveló el nombre, lo que causó un asombro
mayúsculo pues no era el que todos esperaban escuchar. En un
principio se hizo un muy elocuente silencio, luego hubo algunos
discretos lamentos y lágrimas, finalmente el propio gobernador
los instruyó a ponerse inmediatamente en contacto con el nue-
vo abanderado, a ponerse a sus órdenes. La contienda interna
termino, les dijo, ¡Ahora es el momento de iniciar la mejor de
las campañas que se haya visto en toda la historia de nuestro
estado! Entre aplausos y algún apagado sollozo, se pusieron de
pie y salieron a toda prisa a expresarle sus apoyos y respetos al
candidato.
Manuel Garza González
En 1971 se terminaba la gestión del Ing. Sierra de la Garza.
El jefe de la oficina fiscal del estado era Romeo Flores Salinas,
el presidente del PRI estatal el diputado local Manuel Garza
González, no sé de dónde sacamos que el lógico sucesor de Sie-
rra era Romeo y que Meme Garza se iba a reservar para una
diputación federal. Lo que sea de cada quien, pero en el PRI
siempre se guardaban las formas, por eso se llevó a cabo un
Sin olvidar a Reynosa
87
“proceso de auscultación” en el cual las distintas corrientes pod-
ían entregar propuestas de candidatos; con toda candidez un
grupo en el que nos hallábamos Cesar Isassi, Francisco Longoria
y un servidor, le entregamos al presidente estatal un sobre con
nuestra propuesta a favor de Romeo. Meme lo recibió sonrien-
do… y pocas horas después fue destapado como el triunfador
de la consulta a la militancia.
Afortunadamente Even Garza fue postulado a la diputación
local, en formula con Meme, por lo que encontramos un espacio
para meternos en la campaña, aunque con la cola entre las
patas. Pocos días después Garza González me invitó con toda
discreción a formar parte del equipo de su próxima administra-
ción municipal. Por segunda ocasión fui servidor público, pero
ahora si la había buscado. El encargo que recibí fue de Director
de Planeación. Entre los colaboradores cercanos del alcalde se
encontraban: Ramiro Resendez, Secretario Particular primero y
posteriormente Secretario del Ayuntamiento; Oscar Argüelles,
Tesorero; Guadalupe Hernández, Director de Obras Públicas;
Aristeo González, Bienes Municipales; Dr. José Ángel Cadena,
Hospital Civil.
En la Junta Federal de Mejoras Materiales existía un gran
cuaderno con tapas de piel que contenía un estudio realizado
por el renombrado urbanista Arq. Mario Pani. Era el plan direc-
tor de Reynosa y contenía unas cincuenta láminas.
En el estudio se clasificaban por zonas el suelo urbano que
tenía vocación para vivienda, para vialidades primarias, para la
industria y el comercio, para la recreación, para el amortigua-
miento ecológico. Según mi leal saber y entender el trabajo es-
taba muy bien hecho, aunque desgraciadamente rebasado por
la realidad: presión de la inmigración, asentamientos irregula-
Carlos Nuño Robles
88
res, intereses de propietarios de grandes terrenos urbanos, de-
bilidad económica y política del municipio como institución; la
ambición desmedida de no pocos, capaz de transmutar el po-
der en caliche y el caliche en oro.
La planta de Pemex fue construida en lo que eran las afueras
de la ciudad, en una zona despoblada o poco poblada. La red de
ductos que llevan el gas de los pozos a la refinería, así como de
ésta al norte del Bravo y a Monterrey, pasaban por campos
agrícolas o ganaderos.
El crecimiento desbocado y sin control de la zona urbana
pronto rodeo las instalaciones industriales. La propia paraestatal
contribuyó al fenómeno al edificar sus oficinas administrativas y
sus colonias de funcionarios y trabajadores en el perímetro de la
refinería.
Con el tiempo los derechos de vía de los gasoductos de alta
presión se convirtieron en calles muy transitadas y, en el peor
de los casos, fueron invadidos y sobre de ellos se asentaron
viviendas, incluso escuelas.
La industria petrolera es por su naturaleza de alto riesgo.
Maneja materiales tóxicos, altamente combustibles y a grandes
presiones Para aminorar los peligros las instalaciones se operan
bajo normas rígidas de seguridad y deben de recibir un mante-
nimiento constante.
La revisión y reparación de los ductos que atraviesan la ciu-
dad se complica muchísimo en las zonas habitadas y es imposi-
ble cuando hay edificaciones en ellos.
Recuerdo que durante su campaña electoral para la Pre-
sidencia de la República llegó Luis Echeverría a Reynosa. Cerca
del aeropuerto su autobús fue detenido por un grupo de seño-
ras humildes, la mayoría ancianas, que con gritos y pancartas
Sin olvidar a Reynosa
89
en la mano le daban la bienvenida y le solicitaban la electrifica-
ción de su colonia. El candidato bajo del autobús, ante una nu-
be de fotógrafos agradeció el recibimiento y les prometió satis-
facer su petición; lo que posteriormente cumplió. Nadie se atre-
vió a advertirle al poderoso político que los terrenos que se
electrificaron a todo costo, estaban desperdigados en un frac-
cionamiento particular cuyos propietarios hicieron el negoció de
su vida.
La vialidad de Reynosa es todo un reto. La superficie urbana
esta destazada por canales de riego, rieles de ferrocarril, gaso-
ductos, oleoductos y torres eléctricas. El Rio Bravo, los cuerpos
de agua y los canales, implican obstáculos que requieren la
construcción de muchos puentes, pero también son un valioso
recurso para la creación de áreas recreativas. Uno de estos so-
cavones era el dren de las mujeres que comunicaba el canal
Anzalduas con el rio Bravo. Manuel Garza González consiguió
que la Federación se los otorgara al municipio. Romeo Flores
recibió a nombre de la ciudad las escrituras y Ernesto Gómez
Lira procedió a su relleno. Con el tiempo se convirtió en una vía
de comunicación vital y en sus terrenos se construyeron muy
importantes áreas verdes, oficinas, dispensarios y áreas cultura-
les que tanto faltaban en nuestra ciudad.
El puente internacional Reynosa-Mission
En la década de los setentas el alcalde o “Mayor” de la vecina
ciudad texana de Mission, Arnaldo Ramírez, unió esfuerzos con
el edil de Reynosa Manuel Garza González, para promover la
construcción de un nuevo paso entre ambas ciudades.
Carlos Nuño Robles
90
Se exploró la posibilidad de usar la cortina de la presa deri-
vadora Anzaldúas y ampliar el camino existente agregando una
vía ferroviaria que comunicara los sistemas de ambos países.
Para Reynosa esto era de vital importancia, ya que los ingresos
de la JFMM dependían del movimiento aduanero y este se hacía
principalmente por ferrocarril. De ahí que tanto Nuevo Laredo,
como Matamoros gozaran de mucho mayores presupuestos pa-
ra sus obras de infraestructura.
Por cierto que el “Mayor” Arnaldo fue el fundador de discos
Falcón, empresa grabadora pionera en la difusión de la música
fronteriza, por las estaciones de radio XEAZ y XERT de Reynosa
y posteriormente de televisión en el Valle de Texas. Escuchá-
bamos sus programas en los que presentaban a los Donneños,
a Paulino Bernal y a Los Alegres de Terán, entre muchos.
Alguna vez acompañé a los alcaldes de Mission y Reynosa a
San Antonio, a un despacho de arquitectos donde se estaba
trabajando el proyecto. Hubo infinidad de reuniones, gestiones
y ponencias que se presentaban a cuanto visitante importante
llegaba a nuestra ciudad. Parecía que ya iba avanzando el pro-
yecto, pero por casi 40 años fue la petición más sobada y reso-
bada. Se decía que los municipios
afectados bloqueaban la consumación
de la obra. Curiosamente primero se
construyó el puente Reynosa-Pharr,
que no fue tan promovido.
Pero bueno, a cada santito se le
llega su novenario y por fin a fines del
2009, está a punto de ponerse en
funcionamiento esta vía de comunica-
ción, que tendrá repercusiones im-
Sin olvidar a Reynosa
91
portantísimas en el desarrollo de Reynosa y la región.
El saneamiento, conservación y desarrollo como un parque
recreativo turístico de la Laguna de la Escondida, ha sido con
mucho la ponencia de ponencias; hay quien dice con sorna que
Don Benito Juárez fue el primer presidente al que se le pidió
esta obra. Se han hecho infinidad de intentos; Pemex hizo una
planta de tratamiento de aguas residuales para no seguir con-
taminándola; por decreto estatal se declaró área natural prote-
gida. Alguna vez se puso una draga a remover los lodos, mien-
tras tanto el cuerpo lagunar sigue un deterioro progresivo por
asentamientos irregulares, tiraderos de basura clandestinos, y
desechos sólidos que la contaminan aún más.
La nomenclatura de la ciudad era un desastre, muchas calles
no tenían nombre y más de la mitad de las viviendas carecían
de número oficial. Los ejes de la ciudad estaban rebasados,
había que desplazarlos más al sur y al poniente. El alcalde Garza
González dispuso que se formara una comisión integrada por la
Carlos Nuño Robles
92
JFMM, la Presidencia Municipal, el administrador de Correos y la
Cámara de Comercio. Con la participación de los vecinos se
asignaron nombres de colonias y calles; en algunos casos se
compactaron bajo un mismo nombre, en ocasiones los poblado-
res no estaban de acuerdo con el mote con que se conocía su
barrio o su calle y en ese caso se renombraron.
Se llevó a cabo un concurso para premiar a la colonia que
terminara primero su nomenclatura y a la colonia que lo hiciera
con la mejor calidad. Los triunfadores recibían la instalación de
lámparas de alumbrado público cedidas por la JFMM.
En la administración municipal obviamente conté con algunos
colaboradores. Antes de conocer a Don Ubaldo Ramos Barrera,
recibí la prevención que tenía un carácter difícil y que debía te-
ner cuidado al tratarlo como un funcionario municipal subordi-
nado a mi dirección. Lo cierto es que fue un excelente colabora-
dor y compañero a pesar de que me llevaba varios años de
edad.
Cuando terminó la administración de Garza Cantú fundo su
revista Multicosas, que el mismo escribía y distribuía. En ocasio-
nes nos la leía en cafés y muchas veces a media plática sacaba
su pluma y comenzaba a escribir un verso que se le acababa de
ocurrir y que publicaría en el siguiente número.
Lo original de la revista era que estaba totalmente redactada
en verso, versos frescos, picosos e ingeniosos, la mayor parte
escritos por el mismo, aunque luego tuvo colaboradores como el
Lic. Jesús Polanco.
Sin olvidar a Reynosa
93
La Universidad Autónoma de Tamaulipas
A partir de la descentralización de la Universidad Autónoma
de Tamaulipas se dio en nuestra ciudad un magnífico ejemplo
de la continuación de un esfuerzo. En 1967 surgió la iniciativa
que encabezó el Club 20-30, para que se construyera un cam-
pus de la universidad estatal. Al año siguiente se constituyó un
patronato que encabezó Don Pedro Guajardo. El Colegio de In-
genieros Químicos de Reynosa propuso que Reynosa fuera la
sede de la Facultad de Ciencias Químicas. La presencia de Pe-
mex mantenía una importante población de profesionistas de
esta disciplina, lo que garantizaba la disposición de docentes de
muy buen nivel académico. La facultad inició operaciones en
1971 bajo la rectoría del Lic. Eduardo Garza Rivas. En 1975 co-
mienza la construcción del campus de la colonia Aztlán; en 1986
en terrenos de lo que fue la feria, se construye el auditorio, el
gimnasio y un desarrollo de canchas deportivas.
El Patronato de la UAT era por Decreto el beneficiario de las
utilidades de la Feria de Reynosa. Resultó lógico y acertado
que al reubicarse esta, el ayuntamiento hiciera entrega de los
terrenos originales a la máxima institución de educación supe-
rior del estado.
Con la participación de los Colegios de Arquitectos, de Inge-
nieros Civiles y de Ingenieros Mecánicos Electricistas, se integró
la Comisión Municipal Revisora de Planos, que aprovechaba la
preparación de importantes grupos de profesionistas de la so-
ciedad civil para apoyar al ayuntamiento en la vigilancia de los
reglamentos de construcción. Este cuerpo técnico muy útil para
la ciudad funcionó varias administraciones, hasta que en forma
arbitraria fue disuelto. Creo que más por insensibilidad e igno-
rancia que por otro tipo de motivos.
Carlos Nuño Robles
94
Personajes de época
Prof. Baltasar Díaz Bazán
El Prof. Baltasar Díaz Bazán fue pionero de la oposición políti-
ca en Reynosa al aceptar la postulación por parte del PARM pa-
ra la diputación local por el IX distrito electoral. Su campaña
prendió por la imposición de un médico de Cd. Mante de nom-
bre Abraham Hanún Rada. La Revolución no se hizo en came-
llos; se hizo en caballos, esta propaganda se podía leer en cien-
tos de bardas pintadas por todos los rumbos. El PARM ya era
importante en Nuevo Laredo, pero en nuestra ciudad apenas
incursionaba, al mismo tiempo que pedía el voto para Díaz
Bazán apoyaba al candidato del PRI a presidente municipal Ro-
meo Flores. El profe Balta, priista liberal, líder de la FSTSE, era
un orador fogoso y carismático. Si bien oficialmente fue derro-
tado por unos cuantos votos, dejó sembrada la semilla de la
oposición que posteriormente con el PARM y después con el
PAN, encontraron fórmulas eficaces para ganar contiendas loca-
les y federales. Poco después de las elecciones el maestro murió
en condiciones trágicas al caer con su vehículo al canal Anzal-
dúas, lo que ha contribuido a especulaciones que mantienen
viva su memoria.
Antropóloga Antonieta Espejo
La señora Antonieta Espejo Huehuetoxcatl, llegó a nuestra
ciudad en la década de los sesentas, después de una brillante y
pionera carrera como maestra y como directora de importantes
proyectos arqueológicos, el más famoso la zona de Tlaltelolco.
Sin olvidar a Reynosa
95
Tengo el vago recuerdo de haberla escuchado narrar que en
sus investigaciones en algunos archivos tejanos localizó mucha
información que pertenecía al acervo histórico de Reynosa. Si-
guiendo pistas encontró que los documentos de Reynosa esta-
ban descuidados y arrumbados en un cuarto sucio y húmedo
donde se almacenaban los trebejos inútiles.
Con el apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia
consiguió se le comisionara en esta ciudad para tratar de recu-
perar y ordenar el archivo municipal. A su dedicación y empeño
debemos que se conserven para las futuras generaciones parte
de lo que es el patrimonio cultural de nuestra ciudad. Además,
fue directora de la Biblioteca Amalia Castillo de Ledón, y llevó
una minuta de las exhumaciones del segundo panteón munici-
pal y de los objetos con valor histórico rescatados. También fue
asesora de distintas instituciones en temas culturales.
Dr. José Ángel Cadena y Lic. Even Garza Mascorro
Para los que fuimos amigos de José Ángel Cadena, cómo nos
afectó su prematura partida. Cómo nos hacen falta la lucidez de
sus opiniones, sus oportunas palabras de aliento, sus consejos
siempre serenos y justos.
En la capital del país, donde hizo su especialidad de médico
ortopedista, había participado destacadamente en aquella huel-
ga de médicos, brutalmente reprimida y que fue como un anun-
cio del conflicto estudiantil de 1968. En Monterrey fue fundador
y dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de
Nuevo León, primero de su género en México.
El Doctor Cadena siempre tenía expresiones de agradeci-
miento para tres personas: sus colegas Fidel Sánchez Payan y
Roberto Peña Vidaurri, quienes le abrieron las puertas en el
Carlos Nuño Robles
96
hospital del ISSSTE y en la clínica particular, y Manuel Garza
González, que lo nombró presidente de la Junta de Asistencia
Municipal, a cargo del Hospital Civil.
En Reynosa pronto se hizo de muchos amigos. Participó en la
Cruz Roja, y luego inició sin otros medios que su desmedido
entusiasmo, la Escuela de Enfermería, en la que a la fecha se
han graduado más de 30 generaciones y que por gratitud de
maestros y alumnos lleva su nombre. Era tan juicioso, tan vital y
tenia tanto amor y ternura por su familia, que nadie se pudo
imaginar que partiría tan pronto, hace ya 18 años, en la flor de
la vida, en un accidente automovilístico fatal y absurdo.
Pocos años después lo fue a acompañar el Lic. Even Garza
Mascorro, que fue quien me presentó a José Ángel y lo animó a
venirse a vivir a Reynosa.
Even fue un político brillante, comenzó muy joven como se-
cretario particular del alcalde Rodolfo Garza Cantú, después fue
secretario del gobernador Manuel Ravizé, diputado local por
Reynosa, magistrado y procurador general de justicia del esta-
do. Al terminar su carrera política
se dedicó a la cátedra en la Facul-
tad de Derecho de la UAT y al
ejercicio de su profesión, como
notario público, en Ciudad Victo-
ria.
Las dotes oratorias de Garza
Mascorro fueron proverbiales, aun
recuerdo un discurso que le dirigió
a la ilustre tamaulipeca Dra. Ama-
lia Castillo de Ledón, cuando se le
impuso su nombre a la biblioteca
Sin olvidar a Reynosa
97
municipal, que la hizo llorar de emoción. Como presidente del
Congreso de Tamaulipas fue famosa la contestación del Informe
del Gobernador del Estado, sin leer ningún documento, demos-
trando su memoria extraordinaria.
Una enfermedad cruel y mortal lo atacó. El la enfrentó con
valentía, en ningún momento se rindió. Con serenidad arregló
sus asunto de aquí y del más allá.
Lo dice con gran síntesis una fina canción de Alberto Cortés:
popular cuando un amigo se va deja en el alma un vacio. Al es-
cucharla siempre evoco con angustia a los dos compañeros, de
cuya ausencia física nunca podremos reponernos.
Even y José Ángel eran parientes políticos y se profesaban
una entrañable amistad. Ambos se fueron demasiado pronto y
su partida fue tremendamente dolorosa para sus familiares y
amigos. Sus vidas de mexicanos limpios, deben perdurar para
estímulo y ejemplo de las nuevas generaciones.
Carlos Castillo Martínez
Fue un hombre de campo cuya familia llegó a la región pro-
cedente de la Laguna en los años cuarenta o cincuenta, justa-
mente cuando iniciaron su operación los distritos de riego del
Bajo Río Bravo y Bajo Río San Juan. Excelente y dedicado agri-
cultor, fue muy inquieto como dirigente de la pequeña propie-
dad y como activista social. Fuimos compadres como también él
lo fue del Ing. Heberto Castillo. Viajamos varias veces de vaca-
ciones con nuestras familias. Cuando sus hijas llegaron al nivel
de la educación superior se fue a radicar a Cd. Victoria, en cu-
yas proximidades desarrolló una huerta de naranjos. Una aciaga
tarde de invierno en que hacia un tiempo de perros, de esos de
un frio y un chipi chipi que parece que nunca va a levantar,
Carlos Nuño Robles
98
pasó por mi casa a saludarme, me dijo
que había comprado unas refacciones y
que ya iba a tomar la carretera de re-
greso a su casa. Le advertí del peligro
de viajar en esas condiciones climáticas,
me prometió tomar sus precauciones. A
media noche me llamó su esposa para
decirme preocupada que no había lle-
gado aún a su hogar. Más tarde se con-
firmó que fue víctima de un accidente
fatal un poco adelante de San Fernan-
do.
Sin olvidar a Reynosa
99
CAPITULO 6
CHILANGO FRONTERIZO
El “exilio” de Meme a la política nacional
n 1974, terminó el periodo de Manuel Garza González,
para nadie en el estado era un secreto su enemistad con
Enrique Cárdenas, gobernador electo, cuya estatura polí-
tica se había ido a las nubes con la llegada de Luis Echeverría a
la Presidencia de la República, de quien se decía era compadre.
Meme con prudencia y lucidez decide retirarse de Tamaulipas e
incursionar en la política nacional.
Algunos meses después de haber emigrado a la capital, fue
nombrado delegado del PRI en el estado de Hidalgo. En 1975 se
dio un pleito político entre el ex gobernador Manuel Sánchez
Vite y el presidente Echeverría.
E
Carlos Nuño Robles
100
De acuerdo a los
usos y costumbres
del régimen autori-
tario, el primer
mandatario ordenó
al Congreso de la
Unión que se decre-
tara la desaparición
de poderes en el
estado de Hidalgo,
con lo cual fueron
derrocados el go-
bernador Otoniel
Miranda Andrade,
los l5 diputados
locales y los inte-
grantes del Tribunal
Superior de Justicia. El gobernador y los diputados tenían me-
nos de un mes de estar en funciones cuando fueron fulminados
por el poder presidencial. Como gobernador interino fue nom-
brado Raúl Lozano Ramírez, quien convocó a nuevas elecciones
y el candidato oficial fue Jorge Rojo Lugo. De aquí surgió una
amistad que un año después llevaría a Garza González a la sub-
secretaría de la Reforma Agraria, cuyo titular sería el hijo del
patriarca hidalguense Javier Rojo Gómez.
En una ocasión visitamos en Pachuca a Meme. Ibamos Fran-
cisco Longoria, José Ángel Cadena, Ramiro Resendez y un ser-
vidor; nos llevó a Pachuquilla a un restaurant típico de comida
hidalguense. Cuando nos sentamos escuchamos unas voces
fuertes y airadas que llegaban de una mesa vecina. Manuel nos
Sin olvidar a Reynosa
101
dijo que eran un grupo de diputados depuestos que muy expli-
cablemente estaban enojados. Meme fue a su mesa, les dijo
que las mismas reglas que los habían entronizado valían en sen-
tido inverso, que su futura vida política dependía de cómo ma-
nejaran su situación personal, que si se quedaban quietos por
una temporada poco a poco encontrarían la manera de reen-
cauzar su carrera política. Uno de ellos agradeció las palabras
del delegado, se dijo satisfecho que el partido hubiera enviado a
un norteño claridoso y directo, le ofreció que no causarían pro-
blemas. Inmediatamente salieron a relucir los tarros de blanco
pulque y los tragos cruzados para celebrar entre abrazos y risas
el acuerdo logrado.
La Secretaría de la Reforma Agraria
Unos meses después, a finales de noviembre de 1976, víspe-
ras de la toma de posesión del presidente José López Portillo,
nos reunimos a desayunar con Manuel un gran número de sus
seguidores de Reynosa. Ahí nos comunicó que había recibido
del nuevo mandatario el nombramiento de subsecretario de de-
sarrollo agrario. Recuerdo muy bien que Roberto Chávez de
León le preguntó en voz alta acerca del puesto le iba a dar a su
amigo Carlos Nuño. Cuando escuché la pregunta quería que la
tierra me tragara, pero no se me olvida que Meme sacó un pa-
pel y también en voz alta me dijo que ese era el organigrama
de la subsecretaria y que fuera escogiendo una dirección. Así
fue como llegue a desempeñar el cargo de director general de
promoción social agraria.
Carlos Nuño Robles
102
En esos años viví en lo mejor de los mundos posibles, era
amigo y viejo colaborador de mi jefe; Meme a su vez era muy
cercano al secretario de la Reforma Agraria Jorge Rojo Lugo.
Formaban el equipo algunos reynosenses y tamaulipecos dis-
tinguidos. Recuerdo a Ramiro Reséndez Velasco, Abraham Ru-
bio Canales, Guillermo Sánchez Schutz y Roberto Chávez de
León. La SRA tenía su propio hangar en el aeropuerto interna-
cional de la ciudad de México, disponía de una flotilla de cuatro
aviones y no sé cuantos helicópteros. El subsecretario tenía
asignada una aeronave para ocho pasajeros, en la que varias
veces lo acompañé a diversas giras por el país. Algunas ocasio-
nes viajamos a Reynosa donde en el aeropuerto era recibido
entre abrazos y risas por los periodistas y la clase política de
entonces.
Tuve oportunidad de viajar por todo el país, conocer su
grandeza y muchos de sus problemas. Recuerdo especialmente
Sin olvidar a Reynosa
103
una gira que realicé por el bello e impresionante estado de
Chiapas. Llegué a Tuxtla Gutiérrez acompañado por mi secreta-
rio particular, el ingeniero reynosense Rodolfo Villarreal Tijerina.
En la capital del estado nos atendió el delegado de la secretaría
el Agrónomo Leandro Molinar Meráz. De ahí partimos en dos
avionetas en un recorrido que abarcó el Cañón del Sumidero, la
cortina de la presa La Angostura, la cascada de Agua Azul, las
ruinas de Palenque, las lagunas de Agua Azul, la Selva Lacan-
dona, las ciudades de San Cristóbal las Casas, Comitán y Tapa-
chula.
Como director de promoción social agraria tenia asiento en
calidad de propietario o de suplente, en varios consejos de insti-
tuciones como el DIF y el Instituto Nacional del Deporte. Varias
veces acompañé al secretario Rojo Lugo a reuniones del DIF,
presididas por Carmen Romano de López Portillo
Un largo viaje a Asia y Europa
Una vez llegó a mi escritorio un formulario sobre un progra-
ma internacional sobre planeación de la población en las áreas
rurales. Unos dos meses después me comunicaban que había
sido aprobado que la
Reforma Agraria par-
ticipara en el progra-
ma con el único re-
quisito de que el fun-
cionario responsable
formara parte de una
comisión multisecre-
tarial en un viaje de
observación y estudio
Carlos Nuño Robles
104
a Indonesia y Tailandia. La invitación estaba suscrita por el Dr.
Jorge Martínez Manautou, Coordinador Ejecutivo del Programa
Nacional de Planificación Familiar. El Subsecretario autorizó mi
comisión, que se extendió a la India. En aquellos países
poblados y pobres, visitamos muchas ciudades y comunidades
rurales en las que se llevaban a cabo campañas de divulgación y
distribución de todo tipo de medicamentos y materiales anticon-
ceptivos. El Ing. Raúl Rodríguez Barocio, del IMSS, encabezó la
misión. Posteriormente fue Secretario de Desarrollo Económico
en el gobierno del Dr. Emilio Martínez Manautou y hasta no
hace mucho fungió como Presidente del Banco de América del
Norte, con sede en San Antonio Tex.
Es conveniente aclarar que al gobierno de México no le
costó un solo centavo ese viaje, cuyos pasajes y viáticos fueron
patrocinados por la institución “Development Associates, Inc.”.
El itinerario fue el siguiente: México, Los Ángeles, Tokio, Singa-
pur, Jakarta, Surabaya, Denpasar, Nakorn Swuan, Lampang,
Chiang Mai, Calcuta, Nueva Delhi, Agra, Teherán, Atenas, Ro-
ma, Madrid, Montreal, México. En total 27 ciudades, 50,000
kilómetros, 23 días. Salimos hacia el oriente vía Los Ángeles-
Tokio, regresamos vía Europa, de esta forma dimos una vuelta
completa a La Tierra. Cuando iniciaba el regreso me informaron
que se habían producido cambios radicales en la secretaría, Ro-
jo Lugo había regresado a la Gubernatura y los subsecretarios
habían sido relevados… y que me presentara a entregar mi ofi-
cina. Así, abruptamente terminó mi primera experiencia en el
gobierno federal, al que volví muchos años después y curiosa-
mente a la misma dependencia.
Sin olvidar a Reynosa
105
Una vez que salí del servicio
público, me integré a mi trabajo
de constructor de instalaciones
eléctricas. Para dejar alguna
constancia me puse a escribir
sobre el viaje y conseguí que el
periódico Excélsior en su magazi-
ne dominical, publicara en roto
color, un artículo ilustrado con
fotografías de mi propia autoría
bajo el título “La India: Lujo y
Miseria”. En El Mañana me publi-
caron artículos sobre Indonesia,
Tailandia y la India.
La India, Lujo y Miseria
Excélsior , 14 de enero de 1979
Lejana y misteriosa, la India, con más de 600 millones de
habitantes, es asiento de contrastes inverosímiles. Con su rígido
sistema de castas, el hinduismo es la religión mayoritaria que
preside y le imprime su sello a toda la vida del país.
Calcuta, la ciudad de la diosa Kali, que hasta 1911 fue la ca-
pital de la India Británica, tiene hoy más de 6 millones de po-
bladores; es el centro comercial, industrial y financiero de ma-
yor importancia de la nación, pero por encima de su gran Mu-
seo Nacional, de su monumento a la Reina Victoria, de sus ex-
traños templos de Badri Das y de Kali, lo que verdaderamente
Carlos Nuño Robles
106
impresiona es la omnipresencia de masas famélicas y misera-
bles.
A lo largo de la ruta desde el aeropuerto al centro de la ciu-
dad, miles de gentes yacen en las aceras, simplemente recosta-
das o durmiendo, otras posiblemente muriendo de inanición o
víctimas del cólera.
En las calles, en lo que alguna vez fueron elegantes buleva-
Sin olvidar a Reynosa
107
res, junto a los ya decrépitos edificios de la colonia inglesa, en
filas de carpas que no exceden un metro de altura hechas de
plástico y de hilachos, una multitud vive, come, trabaja y mue-
re.
Afuera de un templo a la margen del rio Ganges, un faquir
parado de cabeza, enterrado hasta los hombros, y un santón en
éxtasis, reúnen pequeños grupos de fieles que oran ante ellos y
les dejan algunas monedas.
Nueva Delhi, la moderna capital, posee bellos hoteles, amplí-
simas avenidas, imponentes edificios sedes de embajadas y de
oficinas de gobierno. Doscientos kilómetros al sur se encuentra
Agra, por el camino recorrido a punta de claxonazos es posible
tropezarse con caravanas de camellos y de elefantes cargados
al máximo; en alguna parada suelen apostarse los encantadores
de cobras.
Agra, ciudad que fuera la capital de los conquistadores mu-
sulmanes de la India, tiene el privilegio de poseer el edificio más
bello construido por el hombre: el Taj Mahal.
La sola contemplación de esta obra cumbre de la arquitectura
universal compensa el viaje a esta gran nación. El Taj Mahal,
majestuoso monumento al amor, fue ordenado por el empera-
dor Shah Jenan, hace más de 300 años, para que sirviera de
tumba y perpetuara la memoria de su segunda y mas amada
esposa la emperatriz Muntaz Mahal.
En esta imponente edificación de mármol blanco-perla con
incrustaciones de piedras semi preciosas que forman alegorías y
versículos del Corán, rodeado de jardines y con un gran espejo
de agua, yacen los restos de aquellos dos amantes.
Carlos Nuño Robles
108
Indonesia
El Mañana , 10 de septiembre de 1978
La República de Indonesia está constituida por más de
13,500 islas y se extiende casi 5,000 kilómetros, formando un
arco sobre la línea ecuatorial desde la península de Malaca a
Australia.
80 de los 140 millones de sus habitantes, viven en la isla de
Java, comparable en tamaño a los estados de Tamaulipas y
Nuevo León juntos, lo que esta es una de las áreas más den-
samente pobladas del mundo.
La islas más importantes del archipiélago además de Java
son: Sumatra, Borneo, Célebes, Nueva Guinea, Timor y Bali.
En Java se encuentra la capital del país, Yakarta, con más de
5 millones de habitantes, mezcla de ultra modernismo a lo largo
de una deslumbrante arteria
colmada de rascacielos y
tadas barriadas carentes de
servicios públicos elementales.
Nos impresiona el aeropuer-
to de Yakarta, donde arriban
aviones de todo el mundo, so-
bresalen la gran cantidad de
jets de la línea aérea nacional
Garuda. En uno de estos apara-
tos nos trasladamos al extremo
oriental de la isla, la provincia
de Java del Este, cuya capital
es la ciudad de Surabaya.
Sin olvidar a Reynosa
109
Estamos un poco abajo del ecuador.El paisaje es bellísimo,
con todos los tonos del verde, el campo esta cultivado princi-
palmente de arroz, no se ve maquinaria, la mano de obra se
usa intensamente.
En Surabaya, con más de dos millones de pobladores quedan
muchos vestigios de la no lejana dominación holandesa. En mu-
chas partes se ven edificios de arquitectura europea, las calles
están atestadas de peatones y de todo tipo de vehículos, llaman
la atención la gran cantidad de bicicletas y los pintorescos trici-
clos usados como taxis.
Visitamos numerosas villas, cabeceras municipales; la carre-
tera a lo largo de
muchos kilómetros
más bien parece una
calle larguísima pues
prácticamente los
poblados están uni-
dos entre sí. Por el
camino vemos mu-
chas carretas de
bueyes y de búfalos
asiáticos conducien-
do todo tipo de car-
ga.
Las casas de los
campesinos se ven
bonitas, paredes de
madera o de ladrillo,
preciosos techos de
teja roja. Un mar de
Carlos Nuño Robles
110
gente bulle por todas partes, los hombres usan una especie de
falda anudada en la cintura, las mujeres cargan sobre su cabeza
cántaros y cestos.
En cada villa por humilde que sea, no falta un magnífico cen-
tro de reunión de la comunidad, ahí se atiende a los visitantes;
los javaneses son muy ceremoniosos y hospitalarios, reciben a
nuestro grupo con leyendas afectuosas hacia México, nos obse-
quian té tibio, frutas y bocadillos antes de cada reunión, según
la costumbre local nadie debe tocar los alimentos antes que el
anfitrión principal de la señal.
Les gustan los discursos, tienen mucho sentido del humor,
les complace retratarse con nosotros, nos retratamos mutua-
mente. Llevan libros de registro de visitantes y nos piden escri-
bamos en ellos alguna opinión o pensamiento y lo firmemos; en
la mayoría de los lugares tienen orquestas, algunas son muy
extrañas con instrumentos japoneses, en otras partes, amenizan
el acto y le dan un sabor exótico grupos femeninos de las igle-
sias islámicas. Como recuerdo obsequian al grupo mexicano
placas alusivas presentadas en finos estuches de terciopelo.
Es difícil creer que a fines de 1965, en este país se produjo
una de las más crueles carnicerías de la historia de la humani-
dad; nunca se sabrá cuantas víctimas hubo, pero se dice que
entre medio millón y un millón de indonesios fueron ejecutados
por los militares y grupos políticos anticomunistas. En aquel
golpe militar perdió el poder para quedar como mera figura de-
corativa el presidente Sukarno, aquel que seguramente muchos
recordarán porque vino a México y mantuvo gran amistad con el
entonces primer mandatario Adolfo López Mateos. No es fácil
percibir las brazas de aquella hoguera, se dicen que permane-
cen toda-vía muchos miles de presos políticos y que los sospe-
Sin olvidar a Reynosa
111
chosos de simpatizar con los comunistas no tienen derecho a la
tarjeta de identidad, sin la cual es imposible conseguir empleo.
En las poblaciones visitadas apreciamos una gran participa-
ción de los líderes religiosos, de las organizaciones tradicionales
y de la comunidad en general, en la resolución de sus proble-
mas. Las autoridades están encabezadas generalmente por un
militar.
Nos resultó muy curioso que para formar el plural en indone-
sio se debe repetir la palabra; vimos rótulos donde este incon-
veniente lo solucionan poniendo sobre el singular un pequeño
número dos, como el símbolo matemático de elevación al cua-
drado.
Como en todos los países de la región el inglés es amplia-
mente usado en los negocios, en los medios académicos, es un
idioma de trabajo de los altos ejecutivos gubernamentales. El
directorio telefónico de nuestro cuarto estaba exclusivamente en
inglés.
De Surabaya nos trasladamos a la -con toda razón- mundial-
mente conocida isla de Bali, cuya capital es Denpasar. Este es
un lugar paradisiaco, aquí todo es bello: clima, paisaje, gente,
música, viviendas, templos, tradiciones, artesanías…
Cada casa es un templo de una belleza increíble, aquí casi
todos los habitantes son de religión hinduista, sus creencias se
reflejan en sus pinturas, en su arquitectura pero principalmente
en su escultura, producen una gran cantidad de verdaderas
obras maestras; las estatuas de piedra y madera, minuciosa-
mente detalladas que representan monstruos y dioses de la mi-
tología hindú se ven por todas partes.
Vamos a una región montañosa y relativamente fría, se culti-
va en terrazas, apreciamos el imponente espectáculo del volcán
Carlos Nuño Robles
112
Batur en plena erupción, enmarcado por una cadena de monta-
ñas y un lago cristalino.
A lo largo del serpenteante camino, hombres y mujeres, ni-
ños y adultos, se bañan desnudos en los numerosos arroyos,
con la inocencia o quizás con el conocimiento de quienes se sa-
ben dueños de un verdadero paraíso terrenal. Al otro lado del
mundo, este es uno de los sitios que desearía volver a ver…
Tailandia
El Mañana, 24 de septiembre de 1978
El reino de Tailandia, anteriormente conocido como Siam,
está ubicado en el corazón de la península indochina, su territo-
rio es una cuarta parte del de México.
Este país es vecino de naciones que acaban de pasar o están
pasando por profundas transformaciones sociales, después de
encarnizadas guerras como Kampuchea, antes Cambodia, Laos,
Birmania, Malasia y Viet Nam.
Aquí mismo se reconoce oficialmente que existen focos de in-
surgencia en el norte en la frontera con Laos y en el sureste en
la frontera con Kampuchea.
Llegamos a Bangkok, procedentes de Denpasar en Indonesia,
a bordo de un avión de la Thai, reputada como una de las mejo-
res líneas aéreas del mundo.
La ciudad de Bangkok, 4.5 millones de habitantes, a primera
vista tiene una apariencia más bien occidental –largas avenidas,
grandes edificios de estilo moderno, intenso tráfico- pero viendo
las cosas con mayor detenimiento observamos por donde quiera
detalles que solo se dan en ciudades asiáticas –canales fluviales
repletos de botes donde la gente vive y trabaja, templos budis-
Sin olvidar a Reynosa
113
tas bellísimos, un enorme barrio chino, profusión de rótulos lu-
minosos en una caligrafía incomprensible, un idioma monosilá-
bico con cinco tonos que modifican el sentido de la palabra, etc.
En el avión, y después ya en el país, vimos por todas partes
reproducciones de la efigie del Rey Phumiphom Ayunyadet, de
la reina y de toda la familia real; aparecen en los billetes de
banco, en las monedas, en los folletos y revistas. Nunca faltan
retratos oficiales, muy bien enmarcados, en las oficinas públicas
y privadas.
Mas del 95% de la población profesa la religión budista, por
lo que el conteo de los años no se lleva a partir del nacimiento
de Cristo sino del nacimiento de Buda. Para ellos 1978 es el año
2621.
Los templos de cúpulas doradas y puntiagudas, los palacios
de techos complicadísimos de tejas relucientes, verdes, rojas y
amarillas. El Buda de esmeraldas, el de quién sabe cuántas to-
neladas de oro puro, el que está reclinado y mide 49 metros de
Carlos Nuño Robles
114
largo y 12 de alto, son algunas de sus muchas exóticas maravi-
llas.
En las afueras de varios templos vimos multitudes cantando a
coro. Una vez se trataba de un sepelio; en otra ocasión, en algo
así como el atrio de un templo, oímos una música extraña pero
con un ritmo sabroso, algo así como afrocubano, nos acerca-
mos y era un baile en toda forma con una orquesta de instru-
mentos occidentales y orientales, las parejas bailaban separa-
das y los que no bailaban cantaban y seguían el ritmo palmean-
do.
De Bangkok viajamos como mil kilómetros por tierra al norte,
casi hasta la frontera con Birmania y Laos, visitamos las ciuda-
des de Lampang y Chiang Mai, esta última la segunda ciudad
del país.
Por el camino pasamos por gran cantidad de arrozales. Se ve
abundancia de agua; los búfalos asiáticos nos llaman la aten-
Sin olvidar a Reynosa
115
ción, se aprecia un moderado uso de maquinaria agrícola.
En Lampang, vimos el desfile con que se celebra el nacimien-
to de Buda, era un gran día de fiesta nacional. Los niños llevan
disfraces, hay muchos carros alegóricos, las niñas y jovencitas
se ven muy graciosas desfilando haciendo pasos de sus danzas
tradicionales. Los taxis son una especie de motocicletas con una
plataforma donde caben cuatro pasajeros.
Tailandia tiene la tradición de nunca haber sido conquistada
por extranjeros, pero siempre ha colaborado con los poderosos
del momento, así lo hizo con Inglaterra y Francia, con Japón
durante la Segunda Guerra Mundial, después con los norteame-
ricanos; nos dicen que aquí había una gran base aérea de don-
de partían los aviones que bombardeaban a Viet Nam. Al ter-
minar la guerra los tailandeses exigieron a los norteamericanos
la desocupación de las bases y ahora estas instalaciones son
empleadas como oficinas del gobierno.
Actualmente están desplegando toda su habilidad diplomática
para congraciarse con sus vecinos, y aunque parezca imposible,
lo están logrando.
En Chiang Mai visitamos el palacio de verano del Rey, así
como un templo en lo alto de la montaña, donde los sacerdotes
con la cabeza rapada, envueltos en túnicas blancas o azafrán
cantan a coro extrañas plegarias y se inclinan para besar el sue-
lo ante las imágenes de sus dioses.
Por la noche nos ofrecen una cena de honor al estilo tai-
landés. Nos llevan a un salón alfombrado sin muebles, sentados
en el suelo comemos platillos deliciosos, muy parecidos a la co-
cina china. Un conjunto musical típico en el que predominan
instrumentos de percusión y un grupo de bailarinas regionales
nos ofrecen una actuación bellísima.
Carlos Nuño Robles
116
Una semana en este país es por supuesto, insuficiente para
entenderlo. Nos vamos con muchas dudas, apreciamos numero-
sas contradicciones, una monarquía que se proclama democráti-
ca y en la que se disputa el poder a base de golpes militares; un
camino a ultranza rodeado de vecinos que han escogido la vía
socialista; alineamiento militar con Estados Unidos, Japón y Aus-
tralia y gran despliegue diplomático para congraciarse con Chi-
na, Vietnam, Campuchea y Laos. En fin otro rompecabezas para
las mentes occidentales.
La Unión Soviética. Recorrido por Moscú, Leningrado,
Kiev, Tbilisi y Ereván.
El Mañana, 19 de agosto de 1979
Dentro de un programa de intercambio turístico, tuvimos el
placer de viajar a la Unión Soviética en marzo del año actual
(1979). Salimos de México a las ocho de la noche en un avión
IL-62 de la línea Aeroflot con capacidad de 122 a 186 pasajeros.
Después de hacer escalas técnicas en La Habana y en Terrano-
va, 16 horas más tarde llegamos a la media noche de Moscú.
En esta época del año la ciudad está cubierta de hielos y nie-
ve. Pero contrariamente a nuestros temores la temperatura era
bastante soportable, del orden de 2 a 6 grados bajo cero.
El aeropuerto nos pareció muy anticuado y sombrío, después
de los trámites migratorios de rigor y sin que nos revisaran las
maletas –éramos 100 visitantes mexicanos- se nos permitió el
acceso al país.
A la una de la mañana las calles que recorrimos para llegar a
nuestro hotel se veían prácticamente desiertas. Nos impresionó
la gran cantidad de edificios multifamiliares, la mayoría de re-
Sin olvidar a Reynosa
117
ciente construcción, por donde quiera – y esto lo vimos en otras
regiones del país- se veían casi como parte del paisaje enormes
grúas para el montaje de grandes construcciones prefabricadas.
Nos hospedamos en un hotel nuevo. Las habitaciones eran
pequeñas, con dos minúsculas camas en las que apenas cabía
una persona, el baño tenía una tina de modelo antiguo y su tu-
bería servía mediante un ingenioso dispositivo para el lavabo.
Por la mañana, después del desayuno, iniciamos el recorrido
por la ciudad que tiene alrededor de 8 millones de habitantes y
más de 8 siglos de historia sobre siete colinas a ambos lados del
río Moscova.
El Kremlin, con una
superficie de 28 hectá-
reas y más de dos
kilómetros de murallas
almenadas, es un con-
junto de edificios de
gobierno, catedrales y
museos. El Museo del
Kremlim es increíble
por su magnitud y ri-
queza; la vasta colec-
ción de obras de arte,
joyas y piedras precio-
sas, que pertenecieron
a los zares y a la je-
rarquía de la Iglesia
Ortodoxa Rusa.
Ante la muralla
oriental del Kremlin se
Carlos Nuño Robles
118
extiende con sus 7 hectáreas la famosa Plaza Roja, en cuyo
centro se encuentra el Mausoleo de Lenin; con sol, lluvia o nie-
ve, una enorme cola de moscovitas y forasteros desfilan. Nues-
tro grupo hizo una cola como de 700 metros desde el Jardín de
Alejandro, completamente cubierto de nieve, donde se halla la
tumba del soldado desconocido y a la que todo el día asisten los
recién casados para depositar el ramo de la novia, tardamos
más de dos horas para llegar, en un ambiente de gran solemni-
dad y respeto, a ver los restos momificados del líder.
Después de visitar el mausoleo, nos acercamos a la muralla
del Kremlin donde están las fosas comunes de los caídos duran-
te la revolución de 1917 y las tumbas de personajes como José
Stalin, Máximo Gorki y Yuri Gagarin, junta a la lápida del perio-
dista norteamericano John Reed de quien sentimos deseos de
releer su libro Los diez días que conmovieron al mundo, en el
que narra la toma del poder por los soviéticos.
El metro de Moscú inaugurado en 1935, cuenta con cien es-
taciones y ciento sesenta kilómetros de longitud. Tiene fama de
ser el más lujoso del mundo, ya que en su ornamentación de
salas, túneles y escaleras se utilizaron piedras y maderas no-
bles. Las estaciones que los rusos llaman palacios subterráneos,
son muy amplias, sobre los altos techos cuelgan enormes candi-
les, en algunas se ven estatuas de bronce de idealizados solda-
dos, obreros y campesinos. El estilo arquitectónico propio de la
época estaliniana es apantallante, presuntuoso y recargado.
Otros sitios de interés que visitamos fueron: la Universidad
de Moscú, la exposición de los adelantos de la economía de la
URSS, donde conocimos el pabellón aeroespacial, la colina de
Lenin desde la que se contempla toda la ciudad y donde se
practican deportes de invierno, y las instalaciones que se están
Sin olvidar a Reynosa
119
adaptando con gran entusiasmo para las olimpiadas del año
próximo. Una noche fuimos al famoso Circo de Moscú, lleno a
reventar, donde presenciamos un bellísimo espectáculo.
La segunda ciudad que visitamos fue Leningrado (San Pe-
tersburgo), casi en el círculo polar, con 4.4 millones de habitan-
tes. La ventana rusa a Europa, es posiblemente la ciudad más
hermosa de todo el país.
El ancho rio Neva estaba congelado. El panorama desde sus
márgenes está dominado por el Palacio de Invierno, la Fortaleza
de Pedro y Pablo, la Catedral de San Isaac, el Smolny, desde
donde surgió la revolución.
No podíamos dejar de visitar el museo El Hermitage, cons-
truido por Catalina la Grande, cuyas galerías de pintura están
entre las más famosas y ricas del mundo.
Gran cantidad de puentes cruzan sobre el río Neva y por los
numerosos canales de la ciudad, que la hacen parecer como
una especie de Venecia nórdica,
En esta época del año había muchos turistas europeos, por
todas partes se veían ultramodernos autobuses suecos y norue-
gos.
De Leningrado volamos a Kiev, capital de Ucrania, una de las
quince repúblicas que forman la unión, por su potencial econó-
mico es después de Rusia la segunda en importancia.
La ciudad de Kiev tiene más de mil años y cerca de dos mi-
llones de habitantes. Como todas las grandes ciudades europeas
la atraviesa un rio importante, en este caso el bello Dnieper.
Más de la mitad de la superficie urbana está ocupada por par-
ques y jardines, desde muy lejos se ven las doradas cúpulas de
la catedral de Santa Sofía, construcción con más de 900 años.
Carlos Nuño Robles
120
En la plaza de la catedral se eleva el monumento al jefe militar
ucraniano del siglo XVII, Bogdan Jmelnitski.
Aquí abundan los ancianos de más de cien años, por lo que
han fundado una academia de gerontología muy prestigiada.
Durante la Segunda Guerra Mundial Kiev fue invadida por los
alemanes y al final del conflicto quedó casi completamente des-
truida, actualmente es difícil creer que esta bella ciudad surgió
de sus propias cenizas.
Seguimos nuestro viaje más al sur hasta la pequeña república
de Georgia, muy conocida por ser la tierra de Stalin. Tbilisi es la
capital, tiene poco más de un millón de habitantes. Este es un
territorio montañoso cruzado por el Cáucaso. Una húmeda zona
subtropical se extiende a lo largo del Mar Negro por lo que es
un centro de gran importancia turística en la nación.
El único recorrido que hicimos por carretera fueron los 240
kilómetros de Tbilisi a Ereván, capital de Armenia. La carretera
transcaucásica, cruza una región montañosa de nieves peren-
nes, los pueblecitos a los lados del camino parecen tarjetas de
navidad.
En Ereván, a 30 kilómetros de la frontera con Turquía, apre-
ciamos el Monte Ararát, lugar al que según la Biblia arribó el
Arca de Noé.
La población a partir de Georgia va siendo muy diferente.
Aquí son morenos, cejudos y barbicerrados, su apariencia y su
música es a nuestros ojos turca o árabe.
De Ereván volamos de regreso a Moscú y un día más tarde
regresamos por la misma vía a México.
Sin olvidar a Reynosa
121
Cómo viven los Rusos
No pretendo que en un vertiginoso viaje de solo dos semanas
se pueda tener un juicio certero de un país de 260 millones de
habitantes. La parte que conocimos es la región propiamente
europea, la más poblada y desarrollada.
La gente en Moscú nos pareció poco comunicativa, segura-
mente porque esta es una ciudad cosmopolita visitada por mi-
llones de extranjeros y porque todo el mundo anda ocupado y
absorto en sus propios asuntos. Por el contrario, de Kiev para
abajo la gente es más amable y saludaba a los extranjeros con
gusto.
Todo el tiempo tuvimos guías interpretes que nos llevaron y
trajeron en los recorridos, pero si alguien deseaba separarse del
grupo podía hacerlo siempre y cuando se volviera a reunir más
tarde en el hotel.
Como hacía frio la gente usaba magníficos abrigos de piel
Carlos Nuño Robles
122
genuina (algo pasados de moda, según mi esposa), llevaban
buenas botas para la nieve y unas gorras de pieles finas que fue
la prenda que más nos agradó.
Hay pocas cosas para adquirir, las tiendas se ven atestadas
de compradores, pero la mercancía está mal presentada y pare-
ce de mala calidad. A los rusos y rusas se les iban los ojos
detrás de nuestras ropas, sobre todo la de mezclilla que allá se
considera lo máximo. Existen unas tiendas llamadas Berioskas
donde se pueden comprar artesanías y suvenires, se debe pagar
con divisas extranjeras, preferentemente dólares. Aceptan
además tarjetas de crédito Dinners y American Express.
Se ven mucho menos coches que en un país occidental, pero
bastantes más como para decir que son escasos. La mayoría
nos parecieron modelos recientes más o menos del tipo de un
Renault, nos informaron que su costo es de aproximadamente
180 mil pesos mexicanos. El transporte colectivo está muy des-
arrollado y se ve muy eficiente.
La comida en los restaurantes de los hoteles es algo monóto-
na, milanesa de res con mucha grasa, sopas con mucho ajo,
grandes rebanadas de pan francés y mantequilla, buenos dul-
ces, chocolates y galletas, pocas frutas y media taza de café por
persona, nada de leche. Probamos algunos platillos de la comi-
da rusa que nos fueron ofrecidos como grandes manjares, ca-
viar y una especie de gelatina de salmón báltico, que para nues-
tros desacostumbrados paladares resultaban incomibles.
Es difícil la comunicación, nadie habla español y muy pocos
entienden inglés. La escritura es indescifrable, ni siquiera las
tarjetas postales tienen traducción.
Las viviendas –casi siempre multifamiliares- son pequeñas de
no más de 65 metros cuadrados, con una o dos recámaras, ne-
Sin olvidar a Reynosa
123
cesariamente todas tienen calefacción y agua corriente. El costo
de la renta, agua, electricidad y teléfono no excede al 5 por
ciento del salario. Moscú, Leningrado y Kiev son ciudades cerra-
das a las que es casi imposible inmigrar.
Las familias tienen únicamente uno o dos hijos, el Estado (al
contrario de México) da incentivos para incrementar la pobla-
ción. La mitad de la fuerza de trabajo son mujeres que desem-
peñan todo tipo de tareas aun las que se consideran rudas; no
hay desempleo, no hay analfabetismo. En Kiev nos dijeron que
más de la mitad de sus habitantes tienen estudios universita-
rios.
No se ve miseria, pero carecen de las comodidades de nues-
tra clase media. ¿Comparados con los norteamericanos? Bueno,
pues no tienen ni de lejos el deslumbrante modo de vida de es-
tos; por el contrario, digamos que llevan una vida modesta y
frugal que nos dificulta creer lo que las estadísticas oficiales in-
dican: que esta sociedad es la segunda más grande potencia
económica y militar de nuestros tiempos.
Corea y Venezuela (1984 y 1985)
Por un breve tiempo colaboré con el Lic. Antonio Tenorio
Adame en el Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en
México. En esa calidad fui invitado a visitar La República Popular
de Corea y Venezuela.
En 1985 viaje a Corea del Norte, para llegar a ese lejano y
aislado país seguí una larga ruta: México, La Habana, Irlanda,
Moscú, Novosibirsk, Irkutsk y Pyongyang; ida y vuelta. Salí el 8
de septiembre regresé el 5 de octubre. Mientras tanto en Méxi-
Carlos Nuño Robles
124
co ocurrió un tremendo terremoto del que por aquellas tierras
apenas tuve algunas noticias. Recorrí las ciudades de Pyong-
yang, Kaesong, Nampo y Wosang. Así mismo el campamento en
el paralelo 38 de Pan Mun y Zom y los centros vacacionales de
los montes Myohyang y Kungan.
Estuve en los museos de la Historia de Corea, de la Conme-
moración de la Victoria de la Liberación de la Guerra Patria, de
la Revolución de Corea, de Bellas Artes, de los Ferrocarriles y
otros.
Visité las exposiciones de los éxitos de la construcción socia-
lista y de la amistad internacional –donde por cierto se exhibían
regalos del entonces presidente Miguel de la Madrid y del presi-
dente del PRI Adolfo Lugo Verduzco-. En Pyongyang conocí el
Metro, la Casa de la Maternidad, el Palacio del Estudio Popular,
el Palacio de los Niños Escolares, la Escuela Medio-alta número
uno, la Universidad Kim Il Sung…
Visité la Granja Cooperativa Chongsan, el sistema de Irriga-
ción de Kiyang, las exclusas de Nampo, la Fabrica Combinada
de la Maquinaria pesada de Dean.
Presencié actuaciones del circo de Pyongyang y la función
artística del palacio de los Niños.
Casi todas las personas con las que hablé, me expresaron
que el problema número uno del país es su separación de la
parte sur. Me explicaron que la península de Corea es un país
con una historia de seis mil años, que tienen una gran unidad
étnica y cultural, que a consecuencia de la división viven en to-
tal aislamiento la parte norte de la parte sur; que no se pueden
comunicar las familias ni siquiera por carta.
La verdad es que a mí me atemorizó el tipo de control que se
lleva sobre la población y el culto a la personalidad sobre el en-
Sin olvidar a Reynosa
125
tonces Presidente Kim Il Sung y su hijo Kim Sum Il, por todos
lados se ven estatuas y retratos de los líderes. Una vez hicimos
un viaje en carro como de unos doscientos kilómetros, a medio
camino decidieron que era tiempo para un descanso y nos to-
mamos un café en un bello parador. Yo tomé una servilleta y
traté de escribir con caracteres coreanos el nombre del Presi-
dente, se lo enseñé a mi traductor presumiéndole mis avances,
pero él sacó inmediatamente su pluma, tachó mi escrito y me
dijo: Está bien escrito pero nosotros no estamos acostumbrados
a ver el nombre del Gran Líder en una servilleta de restaurant.
También viajé a Venezuela en ocasión de la conmemoración
del bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar. En ese tiempo
el embajador mexicano era el Lic. Jesús Puente Leiva, que
mandó por mí al aeropuerto y me invitó varias veces a cenar a
la residencia de la embajada. Acompañado por unos maestros
Carlos Nuño Robles
126
de la Universidad de Caracas visité las ciudades de Maracay y
Valencia. Llamaba mucho la atención lo moderno de la capital,
su lujoso aunque pequeño transporte subterráneo –con aire
acondicionado y vagones de acero inoxidable-, sus grandes
hoteles y esbeltos rascacielos, sus grandes centros comerciales
a la altura de los americanos, la abundancia de carros Mercedes
Benz, la gasolina casi regalada. La Venezuela Saudita. El negrito
en el arroz es que todo mundo me advertía no salir a la calle
después de que oscureciera, porque Caracas era una de las ciu-
dades más peligrosas del mundo.
Recuento de Países conocidos (2009)
Hace unos cuantos meses un gran amigo me preguntó que
cuantos países conocía, nunca me había puesto a hacer cuen-
tas, creo que le dije que como unos veinticinco.
Lo cierto es que son los siguientes:
De América 10: Canadá, Estados Unidos, México, Cuba, Beli-
ce, Guatemala, Colombia, Venezuela, Chile y Argentina.
De Europa 15: Irlanda, Inglaterra, España, Francia, Bélgica,
Holanda, Alemania, Austria, Italia, Suiza, Grecia, Rusia, Ucrania,
Georgia y Armenia.
De Asia 7: Japón, Indonesia, Tailandia, Singapur, La India,
Irán y Corea.
En total conozco a la fecha 32 países, nada mal, pero me
gustaría visitar muchos más.
Sin olvidar a Reynosa
127
La informática
Cuando llegué a la Reforma Agraria o como le decíamos a la
SRA, frente a los ascensores había un lugar que parecía un apa-
rador de cristal. Al sitio solo se accesaba con un permiso espe-
cial, tenía aire acondicionado y desde cualquier ángulo se podía
observar la computadora IBM con muchos foquitos que parpa-
deaban, sus monitores, sus grabadoras de cinta y las impreso-
ras que expulsaban hojas y hojas de papel perforado. Lo más
impresionante eran los embatados operadores de las máquinas,
con sus lentes y barbas de Ciro Peraloca. Alguna vez solicité un
listado con los datos de unos ejidos que íbamos a visitar y resul-
to que aparte de que tardaron como una semana en entregár-
melo –cuando ya no lo necesitaba- tenía datos muy desactuali-
zados.
Sin embargo una vez que salí de la SRA tomé cursos de in-
formática en la UNAM y en el ITAM. Me compré una pequeña
computadora en Mac Allen, estuve practicando hasta que tuve
Carlos Nuño Robles
128
necesidad de comprar equipos más grandes, mas adelante
compre la minicomputadora Centurion, que había sido sub utili-
zada por el comité de campaña del Dr. Martínez Manautou. Con
esta máquina se me facilitó mucho la elaboración de los compli-
cados contratos que hacíamos para la electrificación de unida-
des habitacionales del INFONAVIT.
El equipo lo tuve tanto en Reynosa como en México. Una vez
visitó mi oficina Meme y noté que se quedó bien impresionado
de mis adelantos técnicos. Entramos en una amistosa discusión
porque no creía que la informática pudiera tener aplicaciones
en la política.
De ahí salió un reto para que en uno o dos meses le hiciera
una demostración. El tema que se escogió fue A quien perjudica
más la abstención al PRI o a la oposición. Manuel era Secretario
General Adjunto del PRI y me proporcionó listados de elecciones
y algunos ayudantes para capturar los datos. Cuando hicimos
éste y algunos otros análisis se hizo una demostración ante el
presidente nacional Adolfo Lugo Verduzco y algunos de los
Sin olvidar a Reynosa
129
principales miembros del Comité Ejecutivo Nacional. En vista del
éxito obtenido Manuel ordenó que se me diera un puesto equi-
valente a subsecretario en el CEN. Se me encomendó la tarea
de hacer un análisis, sección por sección, de los resultados de
los últimos comicios en cada entidad del país, con énfasis en los
que tuvieran elecciones cercanas. Varios candidatos en campa-
ña, recibieron con oportunidad la información.
En 1986 el sistema computarizado, comprendía elecciones de
diputados federales y ayuntamientos; los reportes eran a nivel
nacional, estatal, distrital, municipal y seccional. Se programa-
ron 17 tipos de listados con opción a 19 ordenamientos, se
podían imprimir nueve mil diferentes reportes que contenían
Carlos Nuño Robles
130
más de quince millones de datos. Para dar una ligera idea de
cómo ha evolucionado el sistema electoral en México basta
mencionar que en 1961 el PRI obtuvo el 62% del padrón y la
oposición (PAN, PARM y PPS) solamente el 6 %. El restante
32% fue el abstencionismo.
En 1986 el PRI gobernaba en el 98% de los 2,438 municipios
del país, en los 50 municipios en poder de la oposición, el PAN
tenía 17; el PST 6 y otros partidos opositores 27. Pero había
algo más revelador: en 1,789 municipios el PSUM no conseguía
un solo voto; en 1,602 nadie sufragaba por el PAN, y en 1,056
ningún partido opositor recibía un sólo voto. El dominio del tri-
color no podía ser más acentuado. El panorama de la oposición
en términos electorales, era desolador, en casi la mitad de los
municipios no existía. La segunda fuerza electoral, el PAN, no
consigue votos en dos terceras partes de los municipios del país
y el PSUM, el principal partido de izquierda y tercera fuerza
electoral, está ausente en la vida electoral de las tres cuartas
partes del ámbito municipal nacional.
Cuauhtémoc y Muñoz Ledo abandonan el PRI
Estos eran los resultados electorales oficiales el mismo año
en que Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo forman la
Corriente Democrática del PRI, partido que finalmente abando-
nan en 1987. El hijo del expropiador del petróleo ya había sido
senador de la República y gobernador de Michoacán, Muñoz
Ledo sirvió al sistema como secretario de estado y presidente
nacional del tricolor. Ambos hombres de la izquierda oficial.
En 1987 el PARM postuló a Cárdenas como su candidato a la
Presidencia de la República. Posteriormente, se sumaron el PPS
y el PFCRN, que formaron el Frente Democrático Nacional. De
Sin olvidar a Reynosa
131
esta manera se convirtió en candidato de tres partidos de iz-
quierda con registro y de una veintena de agrupaciones políticas
y sociales. El PRI, por su parte, seleccionó como su abanderado
a la contienda presidencial a Carlos Salinas de Gortari.
El 6 de julio de 1988, día de las elecciones presidenciales,
ocurrió la famosa caída del sistema, entre las protestas de los
candidatos de oposición: Cárdenas, Clouthier y Rosario Ibarra,
que hicieron a un lado sus diferencias, pese a todo, a gritos y
sombrerazos el PRI se declaró triunfador, dejando muchas du-
das sobre la legitimidad de la elección. Ese mismo año se in-
tegró al FDN el PSUM y al año siguiente, 1989, se constituyó el
Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuyo primer presi-
dente nacional fue, naturalmente, Cuauhtémoc Cárdenas,
En un cumpleaños de mi amiga Maricler Acosta, reconocida
activista de derechos humanos, frente a unos asadores de carne
en el Ajusco, Muñoz Ledo soltó una de sus ocurrencias habitua-
les: Afirmó que el país tenía muy pocas instituciones nacionales,
la más importante era el PRI, luego la Iglesia Católica, luego la
cerveza Corona y por último la Pepsi. Dijo que en cualquier par-
te del país, aun en las rancherías y poblados más pequeños,
podía uno encontrar la presencia de estas organizaciones, y
preguntó: ¿Saben como la Corona creó su competencia? In-
ventó la Coronita, por eso cuando uno pregunta, en algún ten-
dajo lejano que cervezas tienen, le contestan: Solo dos marcas,
la Corona y la Coronita. Y afirmó rotundo: El PRD será la Coroni-
ta del PRI.
Muñoz Ledo le disputó a Cárdenas, primero la postulación a
la Presidencia de República en 1994, después a la jefatura de
Gobierno del Distrito Federal en 1997. Esta pugna interna ter-
minó con el rompimiento entre ambos políticos.
Carlos Nuño Robles
132
La sucesión en Tamaulipas
En 1986 al término del periodo del Dr. Martínez Manautou,
se llevaron a cabo las elecciones para elegir al gobernador de
Tamaulipas. Manuel Garza González era uno de los personajes
más mencionados para la candidatura del tricolor. Contaba con
el apoyo abierto de Alfredo del Mazo, Adolfo Lugo Verduzco y
Jorge Rojo Lugo, por mencionar sólo algunos de sus numerosos
simpatizantes con peso a nivel nacional. Sobre todo del Mazo y
Lugo, gozaban de gran cercanía y amistad con el Presidente
Miguel de la Madrid, que, como todo mundo sabía y aceptaba,
tenía la última palabra.
En lo particular me inquietaba el historial de Tamaulipas. Con
excepción de Ravizé, los últimos gobernadores habían sido ami-
gos o colaboradores cercanos del Presidente. Así sucedió con
Treviño Zapata, Práxedes Balboa, Enrique Cárdenas y Martínez
Manautou. Otro asunto peliagudo era que los llamados políticos,
políticos, desde la época de López Portillo, estaban perdiendo
peso ante los tecnócratas, que ostentaban impresionantes di-
plomas de universidades extranjeras y cuyas carreras se hacían
en la administración pública. Por supuesto que De la Madrid
sabía quién era Garza González, un notable operador político
con una trayectoria en las trincheras de su partido que contras-
taba con los pulcros y bien planchados políticos emanados de
las elegantes oficinas de alguna dependencia del gobierno fede-
ral, como era el caso del propio mandatario.
En vísperas del destape, el periódico Excélsior publicó una ca-
ricatura en la que aparecía Meme en una pista de carreras pun-
teando en la contienda por la gubernatura. Desde hacía varios
días hacían guardia en el edificio de Insurgentes los muchos
Sin olvidar a Reynosa
133
seguidores del reynosense. El día de la decisión no se podía dar
paso por los pasillos que llevaban a las oficinas del casi, casi
candidato. Como a las 9 de la mañana me comunicaron que me
llamaba Manuel, fui de inmediato, estaba seguro que ya había
ocurrido algo para bien o para mal. Cuando llegué, estaba solo
frente a su escritorio, me dijo que acababa de recibir un telefo-
nazo en el que le comunicaban que en Ciudad Victoria, los tres
sectores del PRI se estaban pronunciando en ese momento, a
favor del Ing. Américo Villarreal Guerra. Con voz calmada y fir-
me me ordenó que le llevara los análisis que se habían realizado
para ponerlos en manos del candidato de su partido. Ignoro si
el seguro próximo gobernador aceptó el apoyo.
Estuve en esas funciones de análisis electoral del PRI incluso
un año después de que salió mi amigo de la Secretaría Adjunta.
Por esas fechas abandonaron el PRI Cuauhtémoc Cárdenas y
Porfirio Muñoz Ledo. Me llevé un fuerte reproche de mi jefe
Fernando Lerdo de Tejada, que no aceptaba mi renuncia. Me
salí voluntariamente porque no me identificaba con los nuevos
directivos. En los primeros días de 1988 ya estaba de regreso
en Reynosa.
Carlos Nuño Robles
134
Sin olvidar a Reynosa
135
CAPITULO 7
LA INDUSTRIA MAQUILADORA
Cómo empezó todo
n 1965, durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, se
estableció el programa de industrialización de la frontera
norte. Se trataba de permitir la instalación de plantas en-
sambladoras de componentes y materias primas de corporacio-
nes norteamericanas, que una vez terminados serían enviados
de regreso a sus respectivas empresas de origen.
Reynosa es favorecida por una posición geográfica estratégi-
ca, con buenas comunicaciones hacia los grandes centros de
producción y consumo del país vecino del norte, y al mismo
tiempo la frontera más cercana a grandes centros de población
nacionales, proveedores potenciales de abundante mano de
obra.
E
Carlos Nuño Robles
136
A finales de la década de los sesentas se establecieron las
primeras maquiladoras. Kimco, Rey-Mex-Bra y Lamda iniciaron
en nuestra ciudad una etapa que sería tanto o más importante
que los distritos de riego, el algodón y el petróleo. Por lo menos
en mi caso, no tenía conciencia de que nos estábamos insertan-
do en otro tipo de economía, en la industria manufacturera in-
ternacional, en la globalización. Con el tiempo la oferta de em-
pleos que generó esta actividad, convirtió a Reynosa en un po-
deroso imán que atraería no solo a más veracruzanos sino a
compatriotas de todo el país. A esto habría que sumar los técni-
cos y administradores procedentes de muchos países: Argenti-
na, Alemania, Francia, Corea, Japón, Estados Unidos, China,
etc.
He aquí una fracción de la excelente crónica de José Luis
Montemayor, publicada en la revista Conexión de mayo del
2009:
Sin olvidar a Reynosa
137
Fue un 15 de diciembre de 1969, cuando un norteamericano con una gran visión pisó las tierras de Reynosa para empezar a hacer historia. La empresa Rey-Mex-Bra ponía la primera piedra en los terrenos en la carretera a Matamoros del kilómetro 85, por parte de su fundador Fraser, el alcalde Manuel Garza González y Ciro Hernández, gerente administrativo de la empre-sa. En Reynosa fue la primer maquiladora de la época, aunque se instalaron después otras dos o tres que ya no existen, eran muy pequeñitas y manufacturaban ropa, pero no las recuerdo muy bien, porque yo llegué cuando ya no estaban, dijo quien ingresó a la planta un 28 de septiembre de 1971 como contador de la nómina de la empresa ubicada en el Fraccionamiento Reynosa dentro del Parque Industrial Reynosa.
Látigo, quien el día de hoy hace gestiones administrativas pa-ra Vanity Fair Brands, empresa ubicada en varios países del mundo, recordó que las primeras maquiladoras en la región fue-ron Kimco y Lamba, productoras de válvulas de cobre y electró-nica, respectivamente.
Se le llamó maquiladora porque las empresas pedían importar el producto, hacer la maquila para la manufactura de ciertas partes de un producto, que luego sería ensamblado en otra fábrica de Estados Unidos, explicó un trabajador de la empresa quien pidió su anonimato.
Señaló que en este caso no había mano de obra masculina, entonces un 99 por ciento estaba compuesto por mujeres, pero luego el porcentaje llegó a Ser la mitad de la población traba-jadora en los últimos años.
Tuvo una práctica muy importante las fiestas, para integrar al personal, porque permitía estar en contacto con los trabajado-res, como en la actualidad ocurren en otras empresas, pero la Rey-Mex-Bra, fue precursora del reconocimiento del personal en el Día de las Madres o del padre, indicó.
Carlos Nuño Robles
138
Pros y Contras La industria maquiladora siempre ha sido objeto de opiniones
encontradas, sobre todo en sus inicios. Por una parte, se elogia su capacidad de producir empleos en forma masiva; empleos dentro de la economía formal, es decir, incorporados a sistemas como el Seguro Social y el Infonavit. Se afirma que no sola-mente demandan mano de obra barata y poco especializada, si no que han evolucionado y actualmente requieren gerentes, superintendentes, directores, ingenieros, contralores, y en ge-neral profesionistas y personal calificado. También se asegura que alrededor de las maquiladoras se han desarrollado una gran cantidad de empresas locales, que van desde talleres de maqui-nado, constructoras, mantenimiento de instalaciones eléctricas y de comunicaciones electrónicas, comedores industriales, uni-formes, aseo y limpieza, servicios de seguridad, etc.
Sin olvidar a Reynosa
139
Por otra parte, no faltan detractores que se quejan de las condiciones de trabajo, de largas y extenuantes jornadas, de los bajos sueldos, de las condiciones de inseguridad particularmen-te en las factorías que manejan materiales tóxicos o peligrosos, de discriminación a mujeres, a quienes se les somete a pruebas de embarazo.
Al respecto José Luis Meza, reportero de La revista Contra-línea , publicó un testimonio del proceso de inducción al que fue sometido. Esto es parte del texto:
Antolín Rodríguez, jefe de reclutamiento en LG, fue quien se encargó de esta labor. Cabe hacer mención que su exposición fue muy profesional pese a carecer de materiales didácticos co-mo los desgastados plumones que, se nota, le racionan.
Ahí nos explicó la historia de la compañía oriental cuyo nom-bre en activo surgió en 1995, tras la fusión de las firmas Golds-tar y Lucky, quiénes son sus clientes, la distribución de sus ins-talaciones y las expectativas que pretende alcanzar como uno de los tres principales proveedores de televisores en el orbe, sólo por detrás de los gigantes del entretenimiento Sony y Pa-nasonic.
Luego citó las ventajas que LG ofrece a su gente (de las cua-les sobresale un apoyo financiero en caso de morir un familiar directo), los reglamentos internos de conducta y las medidas de seguridad. Pese a no ser considerada una empresa con alto nivel de peli-grosidad, las historias de terror aquí no son ajenas: Uno de los casos más sonados es el de una mujer, quien por no recoger su larga cabellera, se quedó sin la piel de su cara, pues una máquina se la arrancó con todo y cabello en cuestión de segun-dos. Otros se han mutilado sus manos, dedos y, en el mejor de los casos, quebrado sus piernas cuando se integran a áreas pa-ra ellos desconocidas, según relató Rodríguez. Este hombre na-tivo de la capital mexicana habló del saludo que a casi diario los empleados hacen a órdenes de su presidente nacional Be Sung, quien al mencionar la frase: Global top three, todos unánimes
Carlos Nuño Robles
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alzan su brazo y gritan ¡go! (uno de los tres mejores, ¡vamos!). Tras ser invitados a comer, efectuamos un recorrido por la plan-ta donde se manufacturan las pantallas de plasma, caracteriza-das por su aspecto plano.
La idea que en lo personal tenía de una fábrica quedó corta, pues la tecnología robotizada de LG me dejó perplejo. Es como observar una de esas películas futuristas donde los elementos son ensamblados por brazos mecánicos, sin ayuda humana, lle-vados sobre unas bandas que funcionan con sensores de rayos láser y colocados en hornos de luz ultravioleta para darles un toque final. Los hispanos somos quienes debemos operar esa compleja maquinaria mientras los coreanos observan como gendarmes cada uno de nuestros movimientos. Todavía no ex-perimentaba fatiga hasta que fui asignado al tercer turno (de las 21:15 a 6:15 horas), y se me dio la orden de quedarme al ama-necer. Por fortuna, uno de los supervisores dejó que me mar-chara al comunicarle que llevaba ahí desde las seis de la maña-na (unas 11 horas).
La izquierda y los sindicatos de Norteamérica
Las críticas de la izquierda mexicana al Tratado de Libre Co-
mercio de América del Norte y del Programa de Industrialización de la Frontera Norte, han encontrado un amplio respaldo con organizaciones de trabajadores de Norteamérica y Canadá como la AFL/CIO, la SEIU y la USW. La coincidencia solo es aparente, pues estas últimas organizaciones siempre han visto a los traba-jadores mexicanos y latinos en general, como una competencia desleal aun dentro de sus respectivos territorios.
Por lo mismo las razones de su inconformidad son distintas y hasta encontradas. Mientras que las organizaciones nacionales se quejan de las condiciones de trabajo, las organizaciones americanas y canadienses se duelen de la falta de solidaridad de sus empresas nacionales que se trasladan fuera de las fron-
Sin olvidar a Reynosa
141
teras, en particular a México, y abandonan a su suerte a sus trabajadores que ven impotentes cómo se cierran sus fuentes.
En septiembre del 2003, Chad Broughton publicó una serie de artículos en el Register Mail de Galesburg, de uno de ellos reproduzco un pequeño segmento:
Mike Allen: Reclutando Maytag para Reynosa
Mike Allen está orgulloso de lo que la Corporación de Desa-rrollo Económico (MEDC) ha logrado para McAllen y Reynosa.
“La única manera que nuestra comunidad puede mejorar por sí misma es consiguiendo trabajos buenos y comenzamos a per-seguir compañías como Maytag o como Delco y hacer que se mudaran para acá”, dijo.
Allen ha sido criticado por ciudades del noreste y del medio oeste devastadas por el cierre de fábricas –incluyendo Gales-burg- por tener como blanco trabajos de altos salarios, de cuello azul en sus comunidades. Allen un carismático y orgulloso teja-no está acostumbrado a la crítica y no le da pena tirarla a un lado.
En Chicago en un viaje para reclutar compañías, a Allen y su socio, Keith Partridge, le hicieron una protesta.
“Ellos dicen que nos estábamos llevando trabajos de Illinois”, dijo Allen. “¡Sí tienen razón! No había duda de que estábamos tratando de traerlos para acá, para McAllen, Texas. Pero eso es
comercio libre. Lo que estábamos tratando de hacer es subir el nivel de vida de la gente que vive aquí”. Defendiendo sus esfuerzos de reclu-tamiento, Allen argumenta que los
Carlos Nuño Robles
142
trabajos en el medio oeste se irán de todas maneras; su meta es persuadir corporaciones estadounidenses, asiáticas y europe-as para que se muden a Reynosa, lo cual proporcionará oportu-nidades para los desempleados de Reynosa y McAllen.
Allen no ofrece detalles acerca de los esfuerzos de MEDC de reclutar Maytag de Galesburg a Reynosa, aunque típicamente ofrece incentivos financieros que son en parte proporcionados por la ciudad.
En Abril, un artículo de Copley New Service citó a Allen di-ciendo que Maytag tiene varias plantas planificadas para sus 62 acres en Reynosa. “Para cuando estén terminadas”, dijo Allen, “estamos hablando de cerca de 3,000 o 4,000, o quizás hasta 5,000 trabajadores”. Sus comentarios sugerían que más fábricas estadounidenses se reubicarían en Reynosa en un futuro cerca-no.
Cuando se le preguntó acerca de la situación de Galesburg, Allen estaba resentido de la crítica que Maytag y su organiza-ción han recibido y de los “quejidos y gemidos” acerca de la partida de Maytag –especialmente considerando el hecho, dijo él, que McAllen tienen un índice más alto de desempleo y po-breza que Galesburg.
“No hay protestas en Galesburg, Illinois, acerca de cómo es tratada la gente en nuestras comunidades”, dijo. Allen es un apasionado de su trabajo y su comunidad y no se disculpa por reclutar compañías estadounidenses para México. “Díganle a Galesburg y todos los demás de Illinois que ¡vamos a regresar!”
Efraín Domínguez: Una carrera de éxito en la maquila
El reynosense Efraín Domínguez, estudió ingeniería mecánica
en la universidad de Nuevo León. En 1983 en el último semestre escolar, fue reclutado para una empresa que daba soporte técnico a maquiladoras del norte y noreste del país. No obstante su primer empleo en la industria fue en la planta de televisores
Sin olvidar a Reynosa
143
Zenith –hoy LG- de Reynosa, comenta que la principal razón por lo que lo contrataron fue porque hablaba el idioma inglés.
En 1987 labora en la planta Delnosa, que ensambla radios y partes eléctricas para la industria automotriz, de ahí pasa a PEA en Río Bravo que pertenece al corporativo ITT, en esta empresa recibe una capacitación en Alemania, donde como dato curioso es testigo de la caída del muro de Berlín.
Domínguez recorrió todas las posiciones que componen el ci-clo de trabajo de una maquiladora, desde jefe de mantenimien-to, inspector de calidad, jefe de producción, hasta su puesto actual de Gerente General de la planta Corning Science, dedica-da a la fabricación de implementos de laboratorio para la indus-tria médica.
Su propio caso es un ejemplo vivo de que las maquiladoras no solo ofrecen puestos poco calificados y de bajos salarios, a la fecha también requieren de especialistas, administradores y eje-cutivos de alto nivel.
El Ing. Efraín comenta que el modelo de línea de producción que predomina en los Estados Unidos, entró en crisis cuando los industriales japoneses lanzaron el concepto de cero defectos, comenta que a diferencia de los americanos, los nipones están dispuestos a parar toda una línea de producción si detectan un solo producto fuera de especificación.
Según el Gerente de Corning, Reynosa hasta hace unas po-cas décadas no tenía una cultura de manufactura, por lo mismo
aquí no se ponía ninguna resistencia a adoptar los métodos de control de ca-lidad más efectivos, los resultados han sido espec-taculares: en EU el prome-dio de defectos es de 5 piezas por millón, en Méxi-co es de 0.1 piezas por millón, es decir 50 veces
Carlos Nuño Robles
144
menos. Comenta que la vocación de las maquilas de Reynosa ha sido
sobre todo la industria de autopartes automotrices, que los equipos especializados, el personal que los sabe operar y los técnicos que les dan mantenimiento, están concentrados en nuestra región.
Esto genera círculos virtuosos, por eso cuando una empresa del ramo automotriz anda buscando una ciudad de México don-de instalarse, es muy posible que escoja a Reynosa, que se ha ido prestigiando como un centro con capacidad competitiva para la industria global.
Los veracruzanos
La llegada de nuevas plantas manufactureras y el crecimiento ininterrumpido de las ya existentes, creó una demanda que pa-recía inagotable de trabajadores En cuanto se redujo la disponi-bilidad local y la de los municipios vecinos de Tamaulipas y de Nuevo León, el bello estado de Veracruz se convirtió en el prin-cipal abastecedor de mano de obra, tanto de la no calificada como la de los técnicos medios y aun de los puestos ejecutivos y directivos.
No fue esta la primera oleada de veracruzanos a Reynosa, había ocurrido antes en los años cincuenta con la llegada de Petróleos Mexicanos a la región, pero esta segunda migración resultó mucho más abundante y duradera, a tal grado que hay quienes aseguran que la mitad de los actuales reynosenses son jarochos o hijos de jarochos.
En Veracruz se daban varias situaciones: un estado densa-mente poblado, pocas fuentes de trabajo permanente y muy buenos centros de educación superior.
El arribo de nuestros alegres compatriotas no tardó en impac-tar a Reynosa, junto a los restaurantes de carne asada y cabri-to, surgieron los especializados en mariscos; junto a los conjun-tos norteños aparecieron las arpas jarochas. Brotaron las aso-
Sin olvidar a Reynosa
145
ciaciones de veracruzanos, hasta los políticos del vecino estado sintieron la necesidad de desplazar sus campañas a la metrópoli rivereña.
Los Parques industriales
El primer parque industrial lo fundó en 1970, el Ing. Antonio
Villarreal, le puso Parque Industrial Reynosa. Se localiza cerca
del aeropuerto sobre la carretera Reynosa-Rio Bravo, consta de
122 hectáreas y aloja a 54 empresas, algunas tan importantes
como LG Electronic, TRW, Controles Reynosa, Kimco y Delphi.
El Parque Industrial del Norte es el más grande. Consta de
360 hectáreas y aloja 39 empresas, entre las que se encuentran
Black & Decker, Nokia, Alco y Ametek.
El Parque Industrial Villa Florida, tiene 267 hectáreas. Existen
9 empresas establecidas entre las cuales están BSN, Fisher
Hamilton y Pentair Water.
En el Parque Industrial Colonial, en sus 200 hectáreas se
eencuentrn Jabil Global, Celestica, Key Tronic y Maytag.
A la fecha (2009), existen además de los mencionados los si-
guientes parques industriales: Reynosa Industrial Center, El
Puente, Pharr Bridge, Stiva, Maquilpark y Las Américas.
Como se puede ver el tipo de factorías que se han instalado
en Reynosa corresponde a industria ligera con una gran varie-
dad de productos, destacan: el vestido, televisores, refrigera-
dores, teléfonos celulares, impresoras, partes automotrices,
productos médicos, persianas, etc.
En total son 10 parques industriales y alrededor de 200 ma-
quiladoras que según cifras oficiales generan más de 100,000
empleos directos.
Carlos Nuño Robles
146
Sin olvidar a Reynosa
147
CAPITULO 8
LAS CENTROS COMERCIALES, EL MURO
Los pioneros
egún don Donaciano García Gorena, decano de los co-
merciantes locales El primer gran centro comercial de
Reynosa fue el Mercado Zaragoza, fundado en 1883. Por
largos años fue abastecedor número uno de todo tipo de mer-
cancías que la comunidad requería; fue por muchos años el ma-
yor centro comercial donde se daban cita la población, toda vez
que en él se encontraba todo lo requerido. Se podía comprar
desde una aguja hasta aperos de labranza, todo tipo de produc-
tos alimenticios y farmacia. Fue modelo de organización y se
daban cita independientemente de personas de la localidad,
compradores extranjeros, atraídos por la variedad de artesanías
S
Carlos Nuño Robles
148
y otros productos. El mercado Zaragoza fue el signo elocuente
del poder económico que Reynosa había adquirido.
Cabe hacer mención que el mercado Zaragoza se incendió
parcialmente en la noche del 2 de febrero de 1942.
A finales de los años cincuenta, cuando llegué a esta ciudad,
el comercio estaba concentrado en el primer cuadro, principal-
mente en las calles Hidalgo y Porfirio Díaz. Algunos comercian-
tes y establecimientos de esa zona que tengo o tuve el gusto de
conocer fueron Benjamín Temkim, con sus mueblerías Lobby y
La Economía; Trinidad L. Isassi, Si en Reynosa lo busca Casa
Isassi lo tiene; Guadalupe Treviño, Casa Lupito; Pedro F. de
León, Imprenta de León; Donato S. Palacios, Joyería México;
Benigno Benavidez, Maderera Benavidez.
Fuera del centro histórico había negocios sobre los Bulevares
Hidalgo y Morelos, hacia las salidas a Monterrey y a Matamoros.
Algunos de los más importantes que me vienen a la memoria
fueron Maderera y Ferretera Reynosa, Quiroga y Ramírez de
Don Agustín Quiroga –uno de mis primeros clientes-; las agen-
cias Automotriz Reynosa –Ford-, Autos Reynosa –Chevrolet-,
Automercantil Reynosa –Dodge- .
Los centros “del otro lado”
Tratando de ubicarme a final de los años cincuenta, en McA-
llen había un comercio mucho más desarrollado que el de nues-
tra ciudad. Los establecimientos estaban principalmente en la
calle Main y unos pocos en la calle Broadway. Recuerdo las
tiendas Men´s Shop, Pennys, Wolworth, la ferretera Broadway
Hardware, los abarrotes HEB. Luego hizo furor el supermercado
El Puente instalado a unos pasos del cruce internacional en
Sin olvidar a Reynosa
149
Hidalgo, Tex., a este negocio lo desbancó el más grande y mo-
derno super The Globe, que se decía vendía más que todos los
establecimientos juntos de Reynosa. Más adelante llegaron las
hamburguesas Whataburger, los helados Baskin Robbins, el res-
taurant de autoservicio Lubbys. Por todas las principales calles
de acceso a McAllen, había una cantidad impresionante de
agencias de venta de autos nuevos y usados, miles de vehículos
a la vista de los ávidos compradores.
Las plazas comerciales
La primer tienda de departamentos, se llamó Astra. Se en-
contraba en el Bulevar Hidalgo frente a la clínica del Seguro So-
cial. A principios de los años 80, poco antes de su inauguración,
ocurrió una terrible devaluación, se decía que como ya tenían
adquirida –a crédito- la mercancía en pesos, hicieron el gran
Carlos Nuño Robles
150
negocio. Esta tienda se convirtió posteriormente en plaza co-
mercial, fue absorbida en 1987 por Gigante y actualmente per-
tenece a la cadena Soriana.
Otros grandes plazas o centros comerciales establecidos en
nuestra ciudad son los siguientes: Plaza del Río, Plaza Hidalgo,
Plaza Smart, Plaza HEB Morelos, Plaza Periférico, Plaza Real,
Plaza Rivereña, etc.
Con las plazas comerciales llegaron las grandes tiendas de
cadena y las franquicias de todo tipo de negocios; dentro de las
primeras podemos citar: Soriana, Gigante, Smart, Chedraui,
HEB, Office Depot, City Club, Home Depot, Office Max, Sams
Club, Samborns, Coppel, Woolworth; dentro de las segundas
Holiday Inn, Radio Shack, Burger King, McDonalds, Carls Jr, Ap-
ple Pie, Shirlon Stokade, Chilis, Kentucky Fried Chicken, Churchs
Chicken y un gran etcétera.
Aparte de los grandes comercios, surgieron decenas -¿o cien-
tos?- de tiendas de conveniencia de las cadenas 7 Eleven y
Oxxo.
Por lo que se refiere a los espectáculos, en la mayoría de las
plazas comerciales existen salas cinematográficas de las corpo-
raciones Cinemark, Cinépolis, Multicinemas y MMCinemas, todas
tienen prácticamente la misma programación que es en más del
90 por ciento de producciones norteamericanas.
Es de destacarse también el establecimiento de agencias au-
tomotrices de todo tipo de marcas: Ford, Chevrolet, Chrysler,
Dodge, Honda, Hummer, Nissan, Toyota, Pontiac, Volswagen y
algunas más.
Primero llegaron las grandes firmas nacionales que iniciaron
el desplazamiento de los comerciantes locales, después llegaron
las sucursales de las grandes empresas trasnacionales y devas-
Sin olvidar a Reynosa
151
taron los negocios autóctonos que resistían tenazmente, final-
mente muchas empresas no tuvieron más remedio que cerrar
sus puertas. De esta manera se fueron acabando las tradiciona-
les ferreteras, abarroteras, mueblerías, papelerías, disqueras,
salas de cine, restaurantes, refresquerías y muchos pequeños y
medianos comercios.
Lo cierto es que actualmente en Reynosa se pueden adquirir
la mayor parte de los bienes que solíamos comprar en el lado
americano; no tan solo eso sino que los compramos en negocios
que tienen los mismos nombres y apariencia. Sin embargo ¿Qué
pasó con los comerciantes locales?, ¿A dónde van a parar –y
beneficiar- las utilidades y los impuestos generados por estas
empresas foráneas?
Es indudable que este fenómeno ha significado un progreso
para los consumidores mexicanos, pero el injerto de formas
económicas propias de economías ajenas ha acentuado los
contrastes entre los opulentos “malls”, algunos hoteles de 5 es-
trellas, los bulevares recién alumbrados y reforestados, las colo-
nias residenciales bardeadas y con de vigilancia exclusivos; por
otro lado la subsistencia de barriadas populares con mínimos
servicios, asentamientos de población irregulares, calles lodosas
o polvosas, autobuses y taxis destartalados sin placas ni condi-
ciones mínimas de seguridad.
Tendremos que preguntarnos: si ya tenemos en casa indus-
trias de calidad global, si tenemos agencias automotrices que
nos ofrecen los mejores vehículos que se fabrican en el mundo,
si se han instalado por todos lados grandes y refrigeradas pla-
zas comerciales, ¿qué está fallando, porqué cruzando la frontera
todo se ve limpio, tranquilo, en orden y en nuestra ciudad hay
basura, inseguridad y anarquía?
Carlos Nuño Robles
152
El Muro Tomado de Hoy Tamaulipas del 7 de agosto de 2008.
Granjeno, Texas.- “Con una inversión estimada en los 80 mi-
llones de dólares, el gobierno de los Estados Unidos de América,
inició en esta comunidad de 485 habitantes, la construcción de
un muro con una longitud de 21 millas, de las 71 que pretende
construir en los condados de Cameron, Hidalgo y Starr, ubica-
dos en el sur de este estado.
El juez del Condado de Hidalgo JD Salinas hace tres meses
había anunciado su desacuerdo por la construcción del muro
fronterizo y que había llegado a un arreglo con el gobierno fe-
deral para hacer la elevación de los diques y con ello contener
una avenida del Río Bravo.
Según estimaciones, cada milla del muro tiene un costo
aproximado a los 2 millones de dólares.
Para la obra, el condado de Hidalgo y el gobierno federal
aportarán recursos a partes iguales.
“Es una obra disfrazada”, dijo Gloria Garza, residente de
Granjeno, quien asegura ser afectada por el ruido ensordecedor
de la maquinaria pesada y por el polvo que arrojan a su vivien-
da, misma que está ubicada a unos cuantos metros de la cons-
trucción.
“Para empezar nosotros estamos totalmente en contra de eso,
nosotros peleamos porque nos iban a quitar toda la tierra, a
nosotros la alternativa que dieron fue de subir los bordos y po-
ner la cerca que llaman ellos defensa a la seguridad”, dijo.
Y refuta “Yo no creo que sea para evitar inundaciones de
ninguna manera”.
Sin olvidar a Reynosa
153
Doña Gloria reflexiona “Si realmente fuera solo un muro para
prevenir inundaciones, estos por qué andan los trabajadores a
la defensiva, ayer anduvo aquí un reportero y llegó un emplea-
do de la compañía y empezó a rebatarle la cámara al mucha-
cho, no entiendo por qué se la toman tan a pecho (asunto per-
sonal)”, manifiesta.
Recuerda que al inicio de la obra, ellos fueron a observar los
trabajos y llegó la policía local, porque los acusaron de estar
protestando por el muro fronterizo, “y si hubiera sido qué”.
Acepta que las autoridades locales y federales no han pro-
porcionado suficiente información sobre la construcción del mu-
ro, pero asegura que hay trasfondo en el manejo de la informa-
ción y niega que este tipo de obras frene la migración ilegal.
“De ninguna manera eso va a evitar la inmigración en la fron-
tera, esto siempre lo he alegado, esto es discriminación y racis-
mo, porque como ustedes saben todos esos terroristas entraron
por Canadá, por Nueva York, no por la yarda (propiedad) de
nosotros”, aseguró.
La construcción del muro, empezó dos días después del im-
pacto del Huracán Dolly, para la residente de Granjeno, Texas,
eso fue una violación a la ley “La ley indica que no pueden
construir hasta tres días después que esté sin humedad el área.
Con 52 años de edad, casada y madre de una hija, Gloria
Garza, solo le pide al gobierno de los Estados Unidos que respe-
ten sus derechos humanos.
La mujer aseguró que además de la contaminación por ruido,
hay muchas personas que están enfermas a consecuencia de las
alergias provocadas por el polvo.
Por su parte, el Mayor (Alcalde) de Granjeno, Texas, Vicente
Garza Jr, aseguró que él está en contra de la construcción del
Carlos Nuño Robles
154
muro fronterizo, pero aceptó que solamente les informó que esa
obra era para fortalecer los bordos del río.
La construcción de muro fronterizo que encontró eco en el
Condado de Hidalgo, provocó pleitos legales entre granjeros
ubicados en la margen del Río Bravo, ya que se les presiona
para que vendan sus terrenos al gobierno federal con la amena-
za de una expropiación”. Fin de la cita.
Sin olvidar a Reynosa
155
CAPITUL0 9
EL REGRESO
Lo que cambió
uando llegó a la gubernatura Enrique Cárdenas González,
Meme sabía que, por lo menos durante algún tiempo, no
tenía nada que hacer en el ámbito político tamaulipeco,
de ahí su exilio a la capital del país. No le fue mal en el más
amplio escenario nacional, sin embargo cuando en el 86 se
truncaron sus aspiraciones para gobernar Tamaulipas, supongo
que comprendió que ya no iba a regresar en plan triunfal a su
terruño y decidió quedarse permanentemente en la Ciudad de
México.
Me gustaba y me gusta participar, compartir, analizar y con-
vivir con los políticos profesionales; algo tienen de divos, de
aventureros, de soñadores, de jugadores de póker. Para bien o
para mal confiaba mucho en el paracaídas que me ha brindado
mi profesión y le hacía muchos feos a comer sapos, que según
las malas lenguas es la dieta de mis amigos.
C
Carlos Nuño Robles
156
En 1989 escribí en El Mañana:
Al regresar a Reynosa, después de casi doce años de radicar
fuera, muchas cosas han cambiado, algunas para bien y otras
para mal. En esta ocasión vamos a señalar el lado más o me-
nos positivo, posteriormente analizaremos algunos aspectos
negativos que prevalecen, han surgido o se han agravado.
Por lo pronto la población se ha duplicado. Ahora esta ciu-
dad es una de las 50 más populosas del país, en algunos folle-
tos oficiales se estima en alrededor de medio millón los actuales
habitantes de Reynosa.
La industria maquiladora se ha convertido en la primera fuen-
te de empleos, existen 35 maquiladoras que le dan trabajo a
más de 25,000 reynosenses, en periodo de construcción se en-
cuentran 4 parques industriales y más de diez nuevas plantas.
Se cuenta con un nuevo puente internacional, un libramiento
que une la salida a Monterrey con la de Matamoros, una central
de autobuses foráneos, varias estaciones de televisión y de fre-
cuencia modulada. Se ha extendido el servicio de televisión por
cable y proliferan las antenas parabólicas.
Se han multiplicado las opciones educativas, la UAT tiene dos
facultades, funcionan varias universidades privadas que ofrecen
todo tipo de profesiones, se acaba de crear el Tecnológico de
Reynosa y varios sistemas oficiales ofrecen carreras sub profe-
sionales, en algunos casos con validez para ingresar a estudios
universitarios.
Existen varios centros comerciales de primer orden, ha creci-
do la oferta local de cuartos de hotel, aquí donde tradicional-
mente se ha contado con buenos restaurantes se ha mantenido
esta tradición y han surgido algunos mas de calidad internacio-
nal.
Sin olvidar a Reynosa
157
En lo político la población se ha vuelto más participativa al
impulso de la crisis los votantes una oposición que no acaba de
estructurarse, pero que ha ubicado a nuestra ciudad en la franja
rebelde que recorre todos los municipios de la frontera norte,
comenzando por Tijuana y terminando en Matamoros.
En 1990 escribí en El Mañana lo siguiente:
Más de sesenta años en el poder, son muchos años. Suficien-
tes para crear y endurecer cuantiosos intereses, para acumular
errores y para desesperar a las nuevas generaciones que en-
cuentran bloqueados los accesos a los puestos de dirección.
En las grandes concentraciones urbanas, en los sectores de la
sociedad informados, en las regiones modernas y evolucionadas
del país, se acentúa la crisis del partido tricolor y aumentan las
exigencias por una transformación profunda, que lo convierta
en una organización democrática, competitiva, que elimine for-
mas arcaicas de manipulación y control que ya no tienen cabida
en el mundo actual.
La presión hacia el cambio se da no solo a nivel interno, se
da también a nivel internacional en el contexto de las transfor-
maciones políticas ocurridas en la Europa oriental y de la ola
democratizadora latinoamericana que ha barrido con dictaduras
militares y partidos de Estado.
La franja fronteriza del norte, hace tiempo constituye un pro-
blema para el partido gubernamental. Tijuana, Mexicali, Ciudad
Juárez, Piedras Negras, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros
han sido reiterados escenarios de derrotas priistas y pueden
consolidad su calidad opositora en las importantes elecciones
federales del próximo año.
Carlos Nuño Robles
158
El Centro de Estudios Fronterizos (CEFPRODHAC)
En la capital había hecho amistad con Maricler Acosta, pione-
ra de la defensa por los derechos humanos, con prestigio inter-
nacional. Maricler me recomendó que apoyara al periodista Ar-
turo Solís Gómez, que estaba formando un organismo civil.
Efectivamente en 1990 fue fundado el Centro de Estudios
Fronterizos y Promoción de los Derechos Humanos, A.C., entre
los fundadores puedo mencionar a Armando Zertuche Zuani,
Alejandro Sáenz Garza, Carlos Nuño Robles, Javier Flores Lucio
y Reymundo Cepeda Gaona. Posteriormente se incorporaron
varias personas, entre ellas Eva Reyes y María Dolores Vázquez.
El centro adquirió prestigio nacional e internacional. Bajo la
presidencia de su fundador, durante muchos años fue un refe-
rente cuyos estudios y opiniones eran analizados y consultados
por los medios impresos y electrónicos.
Arturo Solís Gómez, acudió en repetidas ocasiones a foros
nacionales e internacionales para exponer la situación de los
migrantes mexicanos y centro-americanos, para elevar la voz
contra abusos policíacos, discriminaciones, tráfico de indocu-
mentados, torturas en penales, extorsiones cometidas por ser-
vidores públicos y asesinatos.
En 1993 fue ejecutado en la terrible prisión de Huntsville,
Texas, el potosino Ramón Montoya Facundo. Arturo estuvo
pendiente de las condiciones en que se llevaban a cabo su juicio
y sentencia a la pena capital. Cuando se agotaron todas las ins-
tancias y era inminente su ejecución, el sentenciado y su familia
dispusieron que la inhumación quedara a cargo del CEFPROD-
HAC.
Sin olvidar a Reynosa
159
Como el organismo carecía de los
recursos económicos para afrontar el
compromiso, se solicitaron a varias fu-
nerarias de Reynosa su colaboración
para llevar a cabo el sepelio. La familia
Montoya tenía una tumba en el panteón
Guadalupano; el sindicato de trabajado-
res petroleros acudió a nuestro llamado
y ofreció el féretro y el servicio de vela-
torio en forma gratuita.
Cuando cruzamos el puente interna-
cional una multitud acompañó espontáneamente el cuerpo has-
ta la capilla ardiente donde fue velado entre rezos y plegarias.
Al día siguiente una muchedumbre despidió al ajusticiado con
gritos de “Asesinos” y con las notas de mariachis que entona-
ban el “México lindo y querido” y la nostálgica “Paloma”. Re-
cuerdo que ante su fosa rodeada de dolientes y curiosos Alejan-
dro Sáenz Garza pronuncio una sentida oración fúnebre.
Arturo Solís fue pionero del periodismo radiofónico y después
incursionó con éxito en el internet con su página electrónica “En
Línea Directa”. Fue a través de esta página que Arturo comu-
nicó a sus amigos sobre la grave enfermedad que le aquejaba.
A principios de abril del 2007 me reuní con Arturo en el San-
borns, lo vi en buenas condiciones, me comentó que se sentía
mejor con un tratamiento de medicina alterna y que tenía mu-
cha esperanza de poder superar su mal.
Mes y medio después de este encuentro mi amigo Solís su-
cumbió. Con poco tiempo de diferencia fallecieron también Ale-
jandro Sáenz y la Dra. María Dolores Vázquez, todos fundadores
del CEFPRODHAC.
Carlos Nuño Robles
160
En busca de nuevas opciones políticas
En 1991 se llevó a cabo la elección para diputados federales;
el candidato del PRI por Reynosa, fue el Lic. Oscar Luebbert
Gutiérrez, en vísperas de la elección me visitó y me planteó su
deseo de hacer su centro de recepción de las novedades y de
los resultados de la jornada electoral en mi oficina. Accedí con
gusto, disponía de varias líneas telefónicas, se consiguieron al-
gunos radios e implementamos un sencillo sistema para concen-
trar la información, fue un día tranquilo. Oscar personalmente
estuvo al tanto de todo y finalmente ganó por amplio margen.
En 1995 Luebbert, fue nuevamente candidato del PRI, ahora
para la Presidencia Municipal de Reynosa. Me invitó a participar
en un grupo, que ahora en la oficina del Ing. Oscar Alexandre,
concentraría los resultados del cómputo a medida que se fueran
reportando los resultados.
En 1998 Armando Zertuche Zuani participó como candidato
del PRD a la alcaldía por Reynosa, llevaba como contrincante
por el PRI a Gerardo Higareda Adam –hijo de un condiscípulo
apreciado-, y por el PAN a Norma Martínez, me incorporé con
mucho entusiasmo a su campaña. La falta de acuerdo entre los
partidos oposicionistas y la tremenda lucha interna característica
de los amarillos, operaron a favor del tricolor.
Al acercarse las elecciones federales del 2000, era claro que
había un sentimiento de hartazgo de la ciudadanía. A pesar de
que se estaban presentando condiciones favorables para un
cambio de régimen, las diferencias ideológicas, las desconfian-
zas mutuas y los intereses de las cúpulas impedían un acuerdo
que permitiera armar un bloque opositor. Se crearon muchas
expectativas para que Cuauhtémoc Cárdenas o Vicente Fox se
Sin olvidar a Reynosa
161
pusieran de acuerdo, hicieran a un lado sus protagonismos y
apoyaran al candidato que tuviera más posibilidades de triunfar.
El acuerdo se dio directamente entre la ciudadanía, era noto-
rio como aumentaba la popularidad del candidato del PAN a la
presidencia y como el candidato del PRD resentía un severo
desgaste después de sus dos derrotas anteriores y de una gris
administración de la capital del país.
Un gran político y mejor amigo, me había comentado que pa-
ra que perdiera el PRI se necesitaban cuatro condiciones: Que
tuviera un mal candidato, que hiciera una mala campaña; que el
partido opositor tuviera un buen candidato que hiciera una muy
buena campaña… y todo esto simultáneamente. Precisamente
este era el escenario que se estaba armando.
Se decía también que si los mexicanos votáramos libremente
hubieran sido presidentes personajes populares como Cantin-
flas, Pedro Infante o Jorge Negrete. Si esto era verdad resultaba
que Vicente Fox, cumplía con amplitud los requisitos para im-
pactar en los medios. Con 1.90 de estatura, bigotón, dichara-
chero, bocón, ranchero, mocho, pantalones y botas vaqueras,
cinto piteado con gran hebilla de plata. Lo que sea de cada
quien, pero había un gran contraste con el candidato oficial que
era bajito, refinado, convencional, y educado.
Un grupo de ciudadanos de Reynosa, nos reuníamos a plati-
car y a analizar los acontecimientos políticos, probablemente la
mayoría de nosotros nos hubiéramos inclinado por apoyar a
Cuauhtémoc Cárdenas, pero estábamos seguros que teníamos
que aprovechar la ventana de oportunidades para asomarnos a
un sistema realmente democrático. Por esta razón decidimos
adherirnos a un movimiento nacional por el cambio y apoyar
activamente la candidatura del Vicente Fox.
Carlos Nuño Robles
162
Para la mayoría de nosotros el panista era un candidato de
coyuntura cuya principal función sería sacar al PRI de los Pinos,
conducir al país hacia un nuevo sistema en que el Presidente no
fuera un dictador sexenal, posibilitar el funcionamiento de los
pesos y contrapesos a través de la división de poderes.
Nuestro movimiento en Reynosa se llamaría “Adhesiones pa-
ra el Cambio”, y estaba formado por ciudadanos sin importar
ideologías o militancias partidistas. Teníamos claro que una vez
logrados los objetivos, bajo reglas democráticas, regresaríamos
a nuestras propias trincheras políticas.
“La oposición debe unirse contra el PRI”
Bajo este encabezado a ocho columnas, el 13 de junio del
2000 se publico en El Mañana una extensa entrevista a plana
entera. Destaco algunos párrafos:
Sin olvidar a Reynosa
163
El Ing. Carlos Nuño, participante en muchas batallas por la
democracia, militante en un inicio del Partido Revolucionario
Institucional, luego del perredismo… finalmente incorporado,
como coordinador de adhesiones para la Candidatura de Vicente
Fox en la ciudad, habla claro y precisa cual es su quehacer polí-
tico en esta etapa de su vida y la razón que lo anima en partici-
par con el abanderado de la Alianza Para el Cambio, sin necesi-
dad de afiliarse al Partido de Acción Nacional y al guanajuatense
que en clara visión lo significa… hacer posible la derrota priísta y
llama a todos a unirse en torno al ideal democrático que repre-
senta. Aquí Carlos Nuño:
… el objetivo de las alianzas que se están dando con Vicente
Fox es echar fuera al PRI del poder. ¿Y qué pasaría con la com-
posición de los mandos nacionales?, el propio Vicente Fox lo ha
estado expresando, el ha estado hablando de un gobierno de
transición incluyente…
Cuando ya estábamos constituidos y planeando nuestras ac-
tividades, apareció la noticia de que el propio candidato Fox
había nombrado a Florencio Salazar Adame, como el coordina-
dor nacional de los grupos, asociaciones e individuos que sin ser
panistas se estaban adhiriendo a su candidatura. Salazar Adame
había sido secreta-
rio particular del
tamaulipeco Ma-
nuel Garza Gonzá-
lez razón por lo
que yo tenía una
buena amistad con
el político guerre-
rense. Hicimos
Carlos Nuño Robles
164
contacto y nos presentó con el candidato presidencial en un
acto ante las cámaras de televisión.
Quedamos bajo la coordinación nacional de Salazar, nuestro
grupo se hizo cargo del movimiento en la frontera de Tamauli-
pas.
Dentro de las actividades desarrolladas estuvieron numero-
sas conferencias de prensa y comparecencias ante los medios
de comunicación de la región, que por cierto nos dio un amplio
cubrimiento.
Nuestra actividad no resultaba fácil, algunos medios nos pre-
sentaban como miembros activos del Partido Acción Nacional,
era un modo de descalificarnos, sabían que nuestra fortaleza
consistía precisamente en nuestra condición de ciudadanos.
Por supuesto varios amigos tanto del PRI como del PRD se
molestaron con nuestra opción política; no los podíamos con-
vencer que había prioridades más altas que las supuestas leal-
tades partidistas; que era más importante zafarnos de un siste-
ma de partido dominante y reencauzar al país hacia la democra-
cia sin simulaciones. Sólo con el tiempo se fueron enfriando los
ánimos y regresaron muchas de las relaciones amistosas since-
ras y añejas.
Claro que no estábamos conscientes del duro periodo de
aprendizaje que nos esperaba, al desatar las amarras del autori-
tarismo e ingresar a una democracia cuyas reglas y tradiciones
no estábamos preparados para acatar.
“Las adhesiones por el cambio” y en general los movimientos
de esa naturaleza que se dieron en el 2000, tenían un gran de-
fecto. La espontaneidad no ayudó para nada a que existiera
algún tipo de vertebración, de compromiso o de vigilancia que
mantuviera esos grupos ciudadanos unidos más allá del logro
Sin olvidar a Reynosa
165
del objetivo principal. De hecho se pregonaba el desinterés y la
disolución de los grupos en cuanto pasaran las elecciones.
Sin embargo, las organizaciones ciudadanas sentían que
habían sido un factor, chico o grande pero decisivo, para el
triunfo del candidato de un partido doctrinario, de cuadros diri-
gentes, con una membrecía numéricamente pequeña. Por otro
lado, en el PAN y en parte del equipo de Fox, se regateaba el
peso de estos apoyos. Se reavivaron los celos y las pugnas in-
ternas de las familias que se consideraban propietarias del par-
tido, cerraron filas para impedir que se les viniera encima una
oleada de nuevos militantes que les disputarían tarde o tempra-
no el gran pastel que acababan de obtener. Algunos de los re-
clamos que se le hicieron al Presidente Fox fue que había incor-
porado a su gobierno a muchos individuos ajenos al PAN. Más
adelante Espino llego a decir que era tan incluyente el gobierno
foxista que hasta habían algunos panistas en el gabinete.
Carlos Nuño Robles
166
Sin olvidar a Reynosa
167
CAPITULO 10
EL 2000
El frenesí
n Ernesto Zedillo demudado apareció a cuadro en la
televisión: “…justo ahora, el propio IFE nos ha comuni-
cado a todos los mexicanos que cuenta ya con informa-
ción, ciertamente preliminar, pero suficiente y confiable, para
saber que el próximo Presidente de la República será el licen-
ciado Vicente Fox Quesada”. Con la anterior declaración el Pre-
sidente encolerizó a los sectores más recalcitrantes ya que les
canceló cualquier posibilidad de rebelión. Tras setenta y un años
de gobernar había llegado la debacle del viejo sistema. Eran
casi las once de la noche del 2 de julio del 2000.
Apretujados frente a un pequeño televisor, acalorados y ner-
viosos, con un júbilo contenido, esperábamos algún signo que
nos diera la seguridad de que sería respetado el triunfo de la
Alianza para el Cambio. Las palabras de Zedillo, comportándose
como un jefe de Estado, era justamente lo que necesitábamos
U
Carlos Nuño Robles
168
para explotar en gritos, risas y abrazos, éramos testigos de una
alternancia pacífica sin precedente en nuestra historia, que llegó
cuando muchos mexicanos dudábamos de vivir el tiempo sufi-
ciente para lograrla.
Como en muchas partes del país, en Reynosa el festejo tenía
que hacerse en plena plaza principal, con polcas, redovas y so-
nes de mariachi, con banderas, con repiques de campana y
claxonazos, con Vivas a México y vítores a Fox, quien al frente
de 16 millones de mexicanos había logrado meter a la nación a
la anhelada y desconocida democracia.
La incertidumbre
A las ocho nos formamos en nuestra casilla, como no se
completaban los funcionarios mi esposa aceptó fungir como es-
crutadora. Una vez que voté, me dediqué a recorrer los sitios de
votación para observar los avances de la jornada. Un julio fron-
terizo como de plomo derretido arreciaba a medida que pasa-
ban las horas, por lo que nos dimos a la tarea de distribuir re-
frescos y agua helada entre los sedientos representantes de la
Alianza por el Cambio, que no podían distraerse de su labor en
las atareadas mesas de votación.
Para las once de la mañana había colas en todas las casillas y
era claro que la participación iba a ser muy copiosa, eso era una
magnífica señal. Los representantes y los observadores electo-
rales cumplían con celo y responsabilidad su misión de vigilar la
limpieza del proceso. Para angustia del partido en el gobierno
esta vez sus comisionados eran una franca minoría.
En las casillas extraordinarias de la central de autobuses y de
Soriana la serpiente humana media más de cien metros. La vo-
tación se llevaba con gran lentitud y hubo que repartir fichas
Sin olvidar a Reynosa
169
ante la insuficiencia de las 800 boletas autorizadas por el IFE,
los residentes del lado americano que no alcanzaron ficha y que
venían a votar desde Houston, San Antonio o el Valle de Texas,
estaban desolados.
Las encuestas previas al 2 de julio mostraban un empate
técnico. Pero la campaña de Fox iba en ascenso, el eje central
de su discurso fue la idea del cambio, de la alternancia, hacien-
do llamamientos al voto útil. Apoyado en las encuestas, argu-
mentó que únicamente él tenía posibilidades de vencer a la po-
derosa aplanadora. Su llamado fue recogido por amplios secto-
res de la sociedad, el político guerrerense Florencio Salazar co-
ordinó las “Adhesiones por el Cambio”, por su conducto me res-
ponsabilicé de la región de Reynosa, dimos la cara entre mu-
chos ciudadanos que se nos unieron, Reymundo Zepeda, Javier
Flores Lucio, Armando Zertuche, Roberto Chávez, Odilón del
Ángel, Luis Elías y Raquel Sierra. Más tarde se sabría si la con-
vocatoria del candidato de las botas había encontrado suficien-
tes destinatarios.
A las seis de la tarde comenzaron a cerrar las casillas. Poco
después fueron llegando los resultados, primero gota a gota y
después como un torrente, en la inmensa mayoría de las sec-
ciones electorales el partido azul doblaba la votación del trico-
lor. Incrédulos, apesadumbrados y mudos los representantes
del PRI observaban los conteos de las boletas, atestiguaban una
derrota aplastante, para ellos inexplicable y dolorosa, los enor-
mes recursos invertidos en pendones, pasa calles, anuncios es-
pectaculares, camisetas, despensas, sacos de cemento, láminas
galvanizadas, etc. habían fallado.
Vale la pena recordar las cifras electorales. En Reynosa el
PAN obtuvo 86 mil votos y el PRI 48 mil; en Tamaulipas el PAN
Carlos Nuño Robles
170
521 mil y el PRI 446 mil y a nivel nacional votamos por Fox 16
millones y por Labastida 13.5 millones.
“Convoco a todos los mexicanos a que independientemente
de su filiación política y sin menoscabo de sus convicciones,
contribuyan a que el Gobierno Federal que iniciará su mandato
el próximo 1 de diciembre tenga las mejores condiciones para
servir a México. Convoco a cada mujer, cada adulto, cada joven
y cada niño a que unidos en lo fundamental, sigamos todos tra-
bajando con ahínco por la grandeza de nuestra querida nación.
Por la grandeza de México. Muchas gracias y buenas noches”.
Así terminó su mensaje el Presidente Zedillo.
Muchos conciudadanos podíamos haber añadido. Buenas no-
ches dictadura perfecta, buenos días democracia imperfecta.
Al equipo de transición
En agosto, recibí la invitación para colaborar en el equipo de
transición del Presidente Electo; Salazar Adame había sido nom-
brado subcoordinador de análisis de coyuntura. Se nos advirtió
que no tendríamos sueldo y que no existía ningún compromiso
de ubicarnos en el futuro gobierno.
Cuando me presenté con Florencio me dijo que se le había
instruido para trasladarse inmediatamente a Chiapas donde en
un mes se llevarían a cabo las primeras elecciones locales des-
pués de la federal. Estas elecciones eran emblemáticas, Pablo
Salazar Mendiguchía había conseguido formar una coalición de
todos los partidos de oposición. Según las encuestas, la suma
de los votos de todos los partidos oposicionistas superaba por
pocos puntos al PRI, era vital que ninguno de los seis o siete
partidos coaligados, por pequeño que fuera, se saliera del
Sin olvidar a Reynosa
171
acuerdo. Gran parte de nuestro trabajo consistía en hacer que
no se pelearan los dirigentes, que desconfiaban unos de otros y
estaban muy susceptibles ya que en unos cuantos meses se
iniciaba otro proceso electoral en el que irían todos contra to-
dos. También era sumamente importante la organización de la
estructura electoral que se enfrentaría a la aplanadora tricolor.
Pocos días antes de la elección Florencio Salazar me envió
como coordinador a Tapachula, donde permanecí hasta la elec-
ción. El triunfo de Salazar Mendiguchia fue rotundo en todas las
ciudades grandes del estado. El PRI sacó sus mejores resultados
en el área rural, pero el voto verde fue insuficiente para evitar
su derrota con poco margen, pero derrota en fin.
En Tapachula viví inolvidables momentos de euforia -los
triunfos en política son experiencias maravillosas-, era increíble
ver un rio de gente exaltada portando decenas de estandartes
de cada uno de los siete partidos coaligados. Como coordinador
iba en la primera fila junto a los dirigentes locales, nos seguía
un alegre mariachi que la multitud coreaba y aplaudía.
Regresamos a México con buenas cuentas y ahora si a ocu-
par un espacio en unas oficinas ubicadas en el Hotel Interconti-
nental. Cuando se acercaban las definiciones sobre el gabinete y
los cientos de puestos que ocuparían los futuros funcionarios,
me pidieron que llenara un formato en el que preguntaban si
deseaba trabajar en el gobierno federal y en su caso en que
área. Le escribí a Florencio Salazar una nota en la que asenté
que haber participado en una campaña histórica, era una grati-
ficación más que suficiente. Salazar fue designado Coordinador
del Plan Puebla Panamá, me sentí satisfecho y triunfante cuan-
do volví a Reynosa.
Carlos Nuño Robles
172
Vuelta a la Reforma Agraria
Más de un año después, cuando estaba más quitado de la
pena, desempeñándome con éxito en mi profesión, me llegó la
noticia de que mi amigo y compañero de proyecto político había
sido nombrado por el Presidente Fox Secretario de la Reforma
Agraria. Como a las dos semanas Florencio me invitó a colabo-
rar en la misma secretaría en la que había trabajado muchos
años antes.
Para los que nos ha picado el gusanito de la política es muy
difícil rehusar este tipo de ofertas, de modo que finalmente fui a
parar a la ciudad de México a ocupar un puesto público federal.
En un principio mis funciones fueron como asesor de enlace del
Secretario con las representaciones agrarias de la República,
dos o tres meses después fui nombrado Coordinador General de
Sin olvidar a Reynosa
173
Delegaciones de la Procuraduría Agraria. Trabajé por cuatro
años bajo las órdenes del Procurador Agrario Dr. Isaías Rivera
Rodríguez, maestro de la Universidad Panamericana, especialis-
ta en derecho agrario y autor de varios libros sobre el tema. Un
caballero de fino trato, disciplinado, magnífico jefe del que recibí
órdenes siempre atentas y respetuosas.
Cabe mencionar que la SRA, así como las demás dependen-
cias agrarias, eran apenas una sombra de la poderosa institu-
ción que conocí 25 años antes, en aquel tiempo aun no se había
decretado el fin del reparto agrario, de modo que acudían cien-
tos de organizaciones de campesinos a solicitar dotaciones de
terrenos ejidales, la secretaría tenía las estratégicas facultades
de acreditar a las autori-
dades ejidales así como
otorgar o desconocer
derechos ejidales; por
otro lado la Reforma
Agraria se encargaba del
control político de los
hombres del campo, en
otras palabras del llama-
do “voto verde”, los lide-
razgos campesinos y la
estructura burocrática de
la secretaría, eran más o
menos intercambiables.
El Sector Campesino,
uno de los tres pilares
del PRI, recibía una sus-
tantiva cuota de puestos
Carlos Nuño Robles
174
administrativos y de representación popular.
Pero todo esto ya era historia vieja, de hecho la SRA estaba
destinada a desaparecer desde el sexenio de Carlos Salinas,
Acción Nacional así lo contemplaba desde su plataforma de go-
bierno, por eso algunas de sus más importantes facultades se
trasladaron a la Procuraduría Agraria y al Registro Agrario Na-
cional.
Mi principal responsabilidad en la Procuraduría era llevar una
evaluación de los trabajos desarrollados en las cerca de 150
oficinas que la dependencia mantenía en todo el país y que in-
tegraban su estructura de 32 delegaciones estatales. A finales
de cada periodo anual se fijaban las metas que deberían de
cumplirse en el siguiente año fiscal, estas metas se formaban
con los programas que la institución atendía y que formaban
parte del programa anual del gobierno federal. Por ejemplo en
Jalisco se tienen la Delegación Estatal en Guadalajara y las Re-
sidencias de Autlán de Navarra, Ciudad Guzmán, Lagos de Mo-
reno y Puerto Vallarta; en Tamaulipas se manejan la Delegación
Estatal en Ciudad Victoria y las Residencias de Río Bravo, San
Fernando y El Mante.
El Secretario de la Reforma Agraria, Florencio Salazar Adame,
se comprometió con el Presidente Fox en dos programas bási-
cos: los conflictos que por límites de la propiedad de la tierra
mantenían a comunidades enteras en pleitos sangrientos desde
40, 60, 80 y hasta 97 años –focos rojos-; y la terminación en el
2006 del Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titu-
lación de Solares (PROCEDE).
Ambas tareas eran muy ambiciosas. Salazar Adame enfrentó
muchas resistencias, de plano tuvo que amenazar con pedir la
renuncia de los que no se sintieran capaces de cumplir el reto.
Sin olvidar a Reynosa
175
Muy importante, el Secretario también consiguió los indispensa-
bles apoyos financieros.
Las metas se cumplieron con amplitud. La conflictividad rela-
cionada con deslindes y derechos agrarios disminuyó tajante-
mente.
No se debe perder de vista que aproximadamente la mitad de
la superficie del país está formada por ejidos y comunidades
agrarias. La tenencia de la tierra es un tema complejo que abar-
ca muchas disciplinas del conocimiento: la historia, el derecho,
la sociología, la etnografía. La lucha por un pedazo de tierra ha
sido motivo de sangrientas tragedias y de grandes avances en
el desarrollo de los derechos de los hombres.
El trabajo en la Procuraduría Agraria no solo era de gran in-
terés por los temas de gran trascendencia que se manejaban,
también me proporcionaron la oportunidad de regresar a las
aulas universitarias cuando la propia institución y la Universidad
Anáhuac, ofrecieron un diplomado sobre “El derecho agrario
integral y las oportunidades de desarrollo del campo mexicano”.
Tuve también la dicha de recorrer con amplitud mi país, ma-
ravillarme de sus selvas, desiertos, playas, litorales, de sus la-
gunas, sus montañas, sus metrópolis, sus poblados y sus ran-
cherías. Viaje durante más de cuatro años por todas las entida-
des, juntas forman un mosaico muy rico con gran diversidad de
climas, paisajes, fauna, flora, etnias, costumbres, culturas, co-
mida, música, lenguas, todas interesantes y dignas de un futuro
prospero y en paz.
Estuve en la región de los Tuxtlas “La Suiza del Trópico” en
Veracrúz, los Pantanos de Centla en Tabasco, los Altos de
Chiapas y la Selva Lacandona; la Laguna en Coahuila y Duran-
go; el Bajío en Jalisco y Michoacán; la Meseta Tarasca en Mi-
Carlos Nuño Robles
176
choacán; las Huastecas de Veracruz, Tamaulipas, Hidalgo y San
Luis Potosí; las Penínsulas de Yucatán y Baja California; la re-
gión de los Volcanes del DF, Morelos, Estado de México, Puebla
y Tlaxcala; el Istmo en Veracruz y Oaxaca; la Rumorosa en Baja
California; la Región del Silencio, en Coahuila y Chihuahua, la
zona cítrica de Nuevo León y Tamaulipas; la Tobara en Nayarit;,
la Riviera Maya en Quintana Roo, la Mixteca en Oaxaca, el Valle
del Mezquital en Hidalgo, etc.
Precampaña y Campaña de Felipe Calderón
Entre el 11 de septiembre y el 23 de octubre del 2005, se
llevó a cabo el proceso interno en el PAN para designar a su
candidato a la Presidencia de la República, el Secretario Salazar
me comentó en privado que para él la mejor opción la represen-
taba Felipe Calderón, no dejaba de ser novedoso que un miem-
Sin olvidar a Reynosa
177
bro del gabinete externara su simpatía por un precandidato dis-
tinto al que se creía contaba con el apoyo del Presidente Fox, o
sea el Secretario de Gobernación Santiago Creel. Calderón re-
montó las expectativas y ganó con amplitud la elección interna.
Al iniciarse la campaña en el 2006, mi amigo el secretario se
separó del cargo para integrarse al grupo estratégico de la
campaña coordinado por Josefina Vázquez Mota y Juan Camilo
Mouriño.
La incorporación de Calderón Hinojosa a la contienda presi-
dencial parecía haber sido demasiado tardía. El candidato del
PRD Andrés Manuel López Obrador llevaba como tres años en
campaña y todas las encuesta lo ubicaban al menos 17 puntos
por encima de su más cercano perseguidor. No viví el proceso
con la intensidad del año 2000, ahora tenía una responsabilidad
oficial que me ponía muchas restricciones, pero estuve anali-
zando todas las encuestas que se iban publicando, juntaba to-
das las de fechas parecidas, extraía los promedios, las graficaba
y las proyectaba para el día de la jornada electoral.
Algunos encuestadores, aún entre los que trabajaban para el
equipo del abanderado blanquiazul, opinaban que ya era muy
tarde para que remontara la ventaja que llevaba López Obrador,
sin embargo en cuanto surgió la candidatura formal de Calderón
las cosas comenzaron a cambiar, su nivel de aceptación fue me-
jorando rápidamente, muy pronto alcanzó y rebasó al gallo del
PRI Roberto Madrazo, Andrés Manuel inició un declive paulatino
muy suave.
Carlos Nuño Robles
178
Luego vinieron graves errores y algunos aciertos de los dos
candidatos punteros, que terminaron afectando más al aguerri-
do perredista. Finalmente llegaron a la jornada electoral con un
empate técnico, las diferencias originales se evaporaron y final-
mente Calderón ganó por un margen sumamente estrecho pero
consistente, puesto que así lo reflejó la evolución de las encues-
tas, los conteos rápidos, el escrutinio final, los recuentos en los
distritos impugnados por el PRD, y finalmente el fallo del Tribu-
nal Federal Electoral.
Sin olvidar a Reynosa
179
El Plantón del Paseo de la Reforma
Todos los días, al llegar o al salir de mi oficina, pasaba por la
calle Madero, que junto con el zócalo y la avenida Juárez y el
Paseo de la Reforma, fueron el escenario en el que el candidato
del sol azteca y sus seguidores, llevaron a cabo su mayor acto
de protesta y resistencia. Tenía muy en cuenta la incredulidad,
el dolor, la frustración y el coraje que debían sentir al haber
perdido una elección que hubiera sido histórica para la izquierda
y que sentían ganada desde muchos meses antes de la vota-
ción.
Por ahí me crucé varias veces con perredistas de Reynosa
que estaban acampados en plena plaza de armas, a cualquier
hora del día o de la noche se soltaban los aguaceros, todo se les
empapaba, dormían en catres o sobre tablones. Debe haber
sido muy duro soportar las heladas y húmedas madrugadas,
pero no se quejaban; los saludé pero nadie estaba en condi-
ciones de aceptar más que sus propios argumentos, el dialogo
era absolutamente imposible. Había que esperar a que fueran
desahogando y procesando su enojo y su duelo.
Recorrí muchas veces el plantón, pensé que era un movi-
miento social sin antecedentes y por lo mismo digno de obser-
var y analizar. Me sorprendí de cómo la izquierda tenía forma-
ciones tan variadas, tan contradictorias.
Hacían acto de presencia con sus contingentes y banderas:
“atenquistas”, “FAPPO”, “zapatistas”, “anarquistas”, “comunistas
línea bolchevique”, “maoístas”, Petistas, movimientos feminis-
tas, homosexuales, lesbianas, darks, punks, “Convergencia De-
mocrática”, STUNAM, SME, “Panchos Villa”, etc., etc. Ahí esta-
ban también plasmadas en carteles enormes y de cualquier ta-
maño, las efigies de López Obrador, Che Guevara, Fidel Castro,
Carlos Nuño Robles
180
Mao, Stalin, Lenin, Zapata, Villa, Lucio Cabañas, Genaro
Vázquez y de pronto cromos de la Guadalupana en pequeños
altares con oraciones para la protección del amado líder Andrés
Manuel, cuya foto enmarcada estaba adornada de flores de pa-
pel y cuatro o cinco veladoras.
La consigna más repetida era “voto por voto, casilla por casi-
lla”, otras tenían que ver con no a la privatización de: Pemex, el
IMSS, la CFE, la educación estatal; había reclamos sobre el neo
liberalismo, el desempleo, el TLC, los derechos humanos, las
muertas de Cd. Juárez, los presos políticos, la inseguridad; al-
gunos grupos solicitaban tierras, subsidios al campo, viviendas,
mejores pensiones, mejores salarios, precios más bajos de la
electricidad, el gas doméstico, la gasolina, las medicinas, etc. No
faltaban las caricaturas ofensivas, las injurias mas altisonantes,
las mentadas de progenitora, para exorcizar a todos los demo-
nios es decir: Fox, Calderón, Salinas, Televisa, Tele Azteca, el
IFE, el TRIFE, la Corte, López Dóriga, Ciro Gómez Leyva, Bush,
Elba Esther, Martita y sus hijos, el Cardenal Rivera y cientos de
diablillos menores mas.
A lo largo de los días el plantón fue perdiendo fuerza, los chi-
langos se fueron irritando cada vez más, tanto por los proble-
mas que les ocasionaba el bloqueo como por el estado en que
se encontraba el zócalo y el Paseo de la Reforma, sin duda al-
guna la avenida más hermosa del país.
Sin olvidar a Reynosa
181
Carlos Nuño Robles
182
Sin olvidar a Reynosa
183
CAPITULO 11: PARRILLADA NORTEÑA
El profundo noreste
n el 2008, junto con mi esposa, hicimos un recorrido por
algunas poblaciones de los vecinos estados de Nuevo
León y Coahuila. El periplo nos llevó una semana en la
que observamos con detenimiento una región que junto con la
frontera tamaulipeca tiene muchas similitudes, tanto por lo que
se refiere al clima y al paisaje, como a los habitantes del semi-
desierto que claramente tienen raíces comunes.
El recorrido lo iniciamos en China, Nuevo León, una pequeña
población a medio camino entre Reynosa y Monterrey. Visita-
mos la presa El Cuchillo, el mayor embalse del estado que retie-
ne las aguas del Rio San Juan y cuya principal función es garan-
tizar el abasto de agua de la zona metropolitana de Monterrey.
E
Carlos Nuño Robles
184
La construcción de esta presa, hace unos veinte años, provoco
una mini guerra civil entre los regios y los broncos, ya que limitó
los escurrimientos hacia la presa Marte R. Gómez, que es vital
para la agricultura en varios municipios de la frontera tamauli-
peca.
El Cuchillo es también un atractivo turístico y deportivo, en su
vaso se han sembrado varias especies de peces y en su ribera
cuentan con muelles y facilidades para los visitantes, inclusive
un buen hotel y restaurantes.
De China nos dirigimos a Los Herrera, pueblo muy pintoresco
de tres mil habitantes, famoso por ser el lugar de nacimiento de
Eulalio González “Piporro”, cantante de música norteña y rey del
taconazo. “Piporro” es autor de “Chulas Fronteras”, casi un him-
no en toda la franja limítrofe; una de sus más conocidas frases
es “sin olvidar a Reynosa”, que tomé para titular este libro.
Seguimos a Cerralvo, primer asentamiento humano y primer
capital de Nuevo León, como varios municipios vecinos, sufrió
durante decenios decremento en su población por las emigra-
ciones a los Estados Unidos y a las grandes ciudades de la fron-
tera y por supuesto a Monterrey. Por esa razón en estas pobla-
ciones predominan las mujeres, los niños y los ancianos.
Llegamos a Agualeguas, cuyo nombre proviene de la tribu
indígena de los Gualeguas, el mu-
nicipio se hizo muy famoso duran-
te el sexenio de Carlos Salinas de
Gortari, porque era su lugar de
descanso favorito y llegó a recibir
la visita de presidentes de Estados
Unidos y de otros países a quienes
ofrecía espectáculos de charrería
Sin olvidar a Reynosa
185
en el lienzo local. Sin parar en gastos ordenó construir una des-
comunal pista de aterrizaje, actualmente en desuso. El centro
en torno a la plaza principal es muy ordenado y limpio, la mayor
parte de las viejas casonas están reconstruidas, el aspecto del
poblado es de gran tranquilidad y armonía.
Pasamos por Sabinas Hidalgo, cruzamos a Coahuila vía Mon-
clova, hasta parar en Cuatro Ciénagas. En la tierra de don Ve-
nustiano Carranza encontramos magníficos hoteles y nos que-
damos dos noches. Vale la pena visitar la plaza principal, el pa-
lacio municipal, el museo del desierto, la casa de Carranza y por
supuesto los manantiales o pozas en pleno desierto, que forman
las ciénagas que le dieron el nombre a la región.
De regreso, en la carretera, se ven señalamientos del bicen-
tenario de la independencia, que indican la entrada a Acatita de
Baján, el lugar donde –en el año de 1811- aprehendieron a los
jefes insurgentes Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez. De ahí
son llevados primero a Monclova y después a Chihuahua donde
fueron fusilados. Lo que ningún letrero dice es que es una aven-
tura incierta ir a conocer el mo-
numento conmemorativo en la
llamada Loma del Prendimiento.
Primero tuvimos que caminar
como 12 kilómetros por una bre-
cha de terracería, en una ran-
chería supimos que el lugar
histórico estaba sobre unos te-
rrenos de propiedad particular,
que para llegar era necesario
caminar otros cinco kilómetros de
brecha enmontada y pasar por
Carlos Nuño Robles
186
varias puertas con llave, con el auxilio de un ranchero que tenía
las llaves por fin pudimos llegar al obelisco conmemorativo de
uno de los episodios más tristes de nuestra historia.
En Monclova se ubica Altos Hornos de México, la acerera más
grande del país. Alrededor de esta imponente industria pululan
empresas fabricantes de todo tipo de productos de acero, el
paisaje urbano está dominado por altas chimeneas, ferrocarriles
interminables, todo tipo de camiones de carga pesada, que
mueven las materias primas y los productos terminados. El ani-
llo periférico y las salidas hacia las distintas carreteras fueron un
dolor de cabeza, por la densidad del tránsito y por el deficiente
señalamiento.
Llegamos a Sabinas y Nueva Rosita, en plena región carboní-
fera y de ahí nos trasladamos a Muzquiz, deseábamos visitar El
Nacimiento, el lugar de los indios Kikapús y de los negros Mas-
cogos.
Los Kikapús son originarios de los Grandes Lagos, en la fron-
tera de Estados Unidos y Canadá, su destierro se inició cuando
perdieron sus territorios en sucesivos tratados con el gobierno
de los Estados Unidos. Hacia 1815 una parte de la tribu se esta-
bleció en el este de Texas, entonces parte de México, en 1839
fueron contratados por el ejército mexicano para luchar contra
los texanos, en 1850 se instalaron en Coahuila.
Los Mascogos son descendientes de los negros cimarrones
afroamericanos que se unieron con los indios seminoles de Flo-
rida, huyendo de la esclavitud. En 1849 deciden trasladarse a
México al mando de su jefe Juan Caballo, en alianza con un
grupo de indios seminoles cuyo jefe era Gato del Monte. A su
paso por Texas los acompañó un centenar de kikapús como
custodios durante la travesía por la frontera.
Sin olvidar a Reynosa
187
En el verano de 1850 se les otorgan los terrenos en el naci-
miento del rio Sabinas a cambio de sus servicios por proteger a
los colonos contra las depredaciones de comanches y apaches,
que asolaban los asentamientos fronterizos.
Estos grupo forman una comunidad, que contrasta con la de
los mestizos mexicanos de la zona. En la práctica existen dos
Nacimiento, el de los Negros denominado también Colonia Beni-
to Juárez y la colonia-ejido kikapú conocida también como Ran-
chería El Nacimiento.
La curiosidad por visitar este lugar nació porque el delegado
de la Procuraduría Agraria en Coahuila me había platicado de la
extraña historia de estas tribus, que recibían por parte del go-
bierno de México, trato de grupos indígenas que constitucional-
mente tenían el derecho de que se les respetaran sus usos y
costumbres.
El caso es que en Múzquiz nos orientaron sobre la forma de
llegar a El Nacimiento. Casi en el entronque de la carretera co-
nocimos a un indio kikapú; de elevada estatura, corpulento pero
no gordo, pelo largo sobre los hombros, cara cuadrada, nariz
chata, moreno claro, de muy pocas palabras. Nos dijo que el
camino estaba en buenas condiciones, aunque había que cruzar
varios pequeños vados, como él se dirigía al lugar, seguimos su
potente camioneta doble cabina.
Caminamos como 30 kilómetros, la mitad pavimentados y lo
demás en razonable buen estado, al llegar al caserío se metió
directamente en una casa redonda con techo de paja y desapa-
reció.
No veíamos a nadie en lo que más bien era un campamento
de casas provisionales, por fin apareció una pick up con varios
hombres en la caja, manejada por un anciano, le pregunté que
Carlos Nuño Robles
188
como podíamos conocer el lugar exacto del nacimiento del rio
Sabinas, y de muy mala gana me contestó que no teníamos
permiso para visitar la comunidad. Le dije que no sabía que era
necesario recabar una autorización pero que en todo caso con
quien podíamos tramitarla. Me contestó que ahí no había ningún
encargado porque todos mandaban por igual. Nos quedamos
desconcertados, mi esposa estaba alarmada, por lo que después
de dar una vuelta rápida por las pocas viviendas del lugar em-
prendimos el regreso.
Múzquiz tiene una bella plaza y una más bella iglesia colonial,
visitamos la casa de la cultura donde se les enseña bellas artes
a niños y jóvenes, había una exposición fotográfica llamada
“Múzquiz Tierra de Generales”, también había murales y foto-
grafías de algunos caciques kikapús y mascogos.
En Nueva Rosita visitamos el Museo del Carbón, luego nos di-
rigimos a Piedras Negras fronteriza con Eagle Pass, por el lado
estadounidense emprendimos el regreso a Reynosa.
Sin olvidar a Reynosa
189
Sociedad de Historia de Reynosa
En marzo del 2007, después de cerca de cinco años de traba-
jar en la ciudad de México, inicie un rápido proceso para po-
nerme al día y adaptarme a la metrópoli fronteriza. Tenía que
desarrollar actividades disfrutables, que respondieran a mis in-
tereses y aficiones, propias de la etapa vital que algunos llaman
eufemísticamente como adultos mayores en plenitud.
Fui invitado a participar como miembro activo en la Sociedad
de Historia de Reynosa. A mediados del 2009 se llevó a cabo la
sesión donde se me tomó la protesta; el trabajo que presenté
lo titulé Reynosa 1957. Es una narración de mis primeras im-
presiones al llegar a esta terrosa y calichosa región. El texto fue
la semilla que dio origen a Sin olvidar a Reynosa. El nombre lo
tomé de una frase de la canción popular Chulas fronteras, del
Carlos Nuño Robles
190
actor y cantante norteño Eulalio González, Piporro. La tonada
sabrosa y su letra spanglish, casi tiene categoría de himno en
toda la franja fronteriza.
Un notable número de miembros de la Sociedad de Historia
han escrito o tienen en imprenta obras con temas históricos, lo
que ha convertido a Reynosa en el principal productor editorial,
sobre el tema, en el Estado de Tamaulipas. He aquí algunos
ejemplos:
Cesar Isassi Cantú: Reynosa, cuna y destino; Recuento de
imágenes; Reynosa una historia que se escribe y Leyendas de
Reynosa.
Minerva Morales de García: En la orillita del río y Por el cami-
no.
Reynaldo López Olivares: Reynosa en los 50, Reynosa un si-
glo de historia gráfica, Reynosa de los recuerdos, Reynosa de
Villa a Ciudad, Presidentes Municipales de Reynosa 1895-2005,
Reynosa ayer y hoy Gráficas, Personajes de Reynosa siglo XX,
Crónicas del Charco Escondido, y el más reciente, Por los cami-
nos de la Ribereña. 12 libros de historia gráfica, entrevistas y
crónica.
Rigoberto de la Viña Cantú: Relatos y Testimonios, mis raíces
y mis andanzas.
Arnoldo de Garate Chapa: Cuentos, Historias y Anécdotas de
Reynosa.
Carlos de Jesús González Hinojosa: El Boxeo en Reynosa.
En forma colectiva se escribió la obra: Reynosa, ciudad del
futuro, de villa a metrópoli. La que fue magníficamente editada
por Multimedios y Milenio.
Sin olvidar a Reynosa
191
Club de Veteranos de Reynosa
Participo también en el Club de Veteranos. El grupo está for-
mado por alrededor de 17 desparpajados caballeros, cuyo pro-
medio de edades es de 83 años, bien vividos. Nos reunimos to-
dos los jueves por la tarde en un céntrico restaurant, a disfrutar
de un aromático café; pero sobre todo de la charla, de los re-
cuerdos y de las anécdotas que zumban como abejas alrededor
del panal.
El Yorgo, el Nene, el Pirrino, don Chanito; son algunos de los
más conspicuos miembros de esta cofradía de senectos ilustres,
cuya amistad generalmente se remonta, a los tiempos de la in-
fancia.
No sería nada raro que si bien, por distracción u olvido, se
nos pase abrocharnos la bragueta del pantalón, ahora recorde-
mos hasta el último detalle de lo ocurrido en nuestra ya muy
lejana niñez.
Es muy común que entre dos o más testigos presenciales sur-
jan acaloradas y fraternales discusiones; motivadas, claro, por
las diferentes percepciones y facetas de un mismo hecho.
La reunión, de
aproximadamente hora
y media de duración,
transcurre amena y
participativa. Es un
privilegio compartir
experiencias directa-
mente con los deposi-
tarios de la memoria
Carlos Nuño Robles
192
viva, la que no está en ningún libro, la que está en espera de
ser preservada por el cronista que sea capaz de ponerla en
blanco y negro. Este ha sido el ameritado caso de Arnoldo de
Gárate y de su columna Hilvanes históricos, que se publica se-
manalmente en el periódico El Mañana.
Seminario de Cultura Mexicana. Corresponsalía Reynosa
En octubre del 2009, se inicia una segunda época de la Co-
rresponsalía Reynosa del Seminario de Cultura Mexicana. Me ha
invitado a participar como Secretario, la Doctora Magín Pereda
de Cervantes, Presidenta de la Junta Directiva 2009-2012.
Una explicación de lo que es y de lo que pretende ser esta
institución de difusión de la cultura, está expuesta en su página
de internet, de la que hice el siguiente extracto:
El Seminario de Cultura Mexicana es una institución al servi-
cio de la cultura del país que tiene como principales finalidades
el estímulo de la producción científica, filosófica y artística y la
difusión de la cultura en todas sus manifestaciones.
Fue creado por acuerdo Presidencial el 28 de febrero de
1942, está fundado en una ley expedida por el H. Congreso de
la Unión el día 30 de diciembre de 1949 y ha realizado una
fructífera y continuada labor, tanto en nuestro país como en
algunos lugares del extranjero.
Sus actividades en los estados de la república se realizan mediante el apoyo de sus Corresponsalías, que actualmente son más de sesenta.
El Seminario de Cultura Mexicana está formado por un consejo, compuesto por sus veinticinco Miembros titulares y por
Sin olvidar a Reynosa
193
un conjunto de Corresponsalías, grupo de personas distinguidas de una localidad del territorio nacional autorizadas para exten-der la labor del Seminario en ese lugar. Hoy existen más de se-senta corresponsalías situadas en veinticinco estados del país.
El Seminario está regido por una Mesa Directiva compuesta por un Presidente, un Vicepresidente, un Secretario general y un Tesorero, la cual dura en funciones dos años. La mesa direc-tiva está integrada en la actualidad de la siguiente manera: Pre-sidente, Dr. Arturo Azuela; Secretario general, Lic. García Sainz; Tesorero, Arq. Salvador Aceves García.
Monumento a los Fundadores: En busca de símbolos
n el 2001, el municipio encabezado por Humberto Valdez
Richaud, realizó una serie de obras sobre el Boulevard
Hidalgo, en la intersección con el libramiento Reynosa-
Matamoros. Los trabajos consistieron en alumbrado público,
siembra de pasto y de árboles en el camellón central, y levan-
tamiento de un Monumento como Homenaje a los fundadores
de la Villa de Reynosa.
El renombrado artista plástico Artemio Guerra Garza, autor
del mural de la escalinata delPalacio Municipal y actualmente
(2009) director del
Museo Histórico
de Reynosa, rea-
lizó el diseño de la
escultura.
La figura se
construyó en el
taller de Maquilas
Metálicas, propie-
dad de mi herma-
E
Carlos Nuño Robles
194
no el Arq. Cuatzínt Hugo Nuño Robles. El
material empleado fue chapa de cobre
natural, tiene una altura de 12 metros y
pesa alrededor de 2 toneladas.
En unos cuantos años el monumento,
de estar en los límites, ha quedado va-
rios kilómetros dentro de la ciudad. Casi
encuadrado por el puente del periférico,
es uno de los hitos que primeramente
observan los visitantes que arriban por la
carretera Monterrey-Reynosa.
Poco a poco el Monumento a los Fundadores se ha posicio-
nado como uno de los escasos símbolos que identifican a nues-
tra urbe fronteriza.
Jesús Díaz Martínez: Stereo América
Durante alrededor de 15 años, la estación Stereo América,
FM 90.9 Khz, fue un modelo de producción radiofónica de gran
calidad y buen gusto. Demostró que informar y divertir no reñía
con la divulgación de la cultura.
La programación musical, principalmente instrumental, hacia
llevaderos los viajes en medio del tráfico citadino; era una exce-
lente compañía en el hogar, en la oficina, en el consultorio. No
interfería con actividades como el estudio, la lectura, la charla…
Nos daba las últimas noticias, el estado del tiempo, la hora y
el reporte del tráfico en los puentes internacionales.
La voz oficial de la radiodifusora era el decano de los locuto-
res de Reynosa, Don Jesús Díaz Martínez, su agradable dicción
Sin olvidar a Reynosa
195
hacía más agradecibles
las poesías y pensa-
mientos que intercalaba
en la barra programáti-
ca.
Por muchos años co-
nocí a Don Jesús solo
por su voz. Cuando lo
conocí personalmente lo
primero que le pregunté
fue que como era posible que a todas horas, todos los días,
mantenía su presencia en la estación. Me contestó que la pro-
gramación musical y sus intervenciones estaban pregrabadas y
todo se sincroniza electrónicamente.
Stereo América funciona bajo una licencia como radio cultural
y está patrocinada por la Universidad México Americana del
Norte. Hace dos años, en el 2007, abruptamente cambió su
programación por música de Rock, dirigida, se dijo, a los jóve-
nes. Ahora es muy semejante a las difusoras comerciales que
se escuchan en la región.
Los propietarios giraron hacia objetivos más utilitarios. Sin
que se crearan otras opciones, la ciudad y el numeroso audito-
rio que la estación había conquistado, perdimos un excepcional
medio de comunicación y esparcimiento.
¿En qué quedamos?
Escribo esto a mediados del 2009, en Reynosa y en Tamauli-
pas las cosas no son muy diferentes de antes del 2000, segui-
mos viviendo en medio de crisis recurrentes, la violencia ha
Carlos Nuño Robles
196
avanzado al grado de convertirse en un problema de seguridad
nacional.
Han pasado ocho y medio años de gobiernos panistas, el Pre-
sidente ha dejado de ser un emperador sexenal y ahora está
acotado por los otros dos poderes de la Unión, esto está bien,
así lo dice la constitución y también los libros de civismo que
estudiábamos en la secundaria, solo que nunca se había llevado
realmente a la práctica
No todo ha sido exitoso ni se han cumplido muchas de las
expectativas, el Congreso ahora con un poder real, es una are-
na para luchar por el poder -por el poder en sí mismo-, no im-
porta que la falta de acuerdos paralice al país.
Las leyes que se requieren con urgencia son bloqueadas pa-
ra debilitar a los contrarios, la transparencia y la democratiza-
ción avanzan irregularmente, persisten los monopolios, los caci-
cazgos, continua el éxodo de compatriotas al norte, el crimen
organizado llena huecos de poder, se incrementa la inseguridad,
la corrupción mantiene sus tentáculos firmes en una subcultura
difícil de desarraigar.
Algunos asuntos son particularmente frustrantes. En lugar de
que los ciudadanos tengamos más poder, se han acentuado los
poderes fácticos, la concentración de la riqueza es más brutal,
aumenta el número de pobres, la dependencia del país ha cre-
cido.
Ahora los partidos se reparten el pastel del poder, unos cuan-
tos deciden quienes nos van a representar en el Congreso o
quienes nos van a gobernar en las entidades y municipios del
país.
La burocracia sigue creciendo y disfrutando de muchos privi-
legios, la corrupción no se ha detenido y campea en todos los
Sin olvidar a Reynosa
197
niveles y en todos los partidos, sigue la impunidad. Hemos per-
dido el respeto de nuestros países hermanos de América Latina,
en el mundo cada vez nos consideran como meros apéndices de
los norteamericanos. Nuestros jóvenes sueñan con emigrar a la
tierra del becerro de oro, en busca de falsos espejismos, cansa-
dos de no encontrar en su patria la manera de labrarse un futu-
ro.
Por fin México en armonía
Alcé la vista. Frente a mí estaba el maestro Corona Ruesga,
que raro pensé, cuando lo conocí debe haber andado en sus
sesenta y hacía como 50 años que no lo veía. Parecía estar
igualito, es más creo que yo me veía más viejo que él. No
habló pero me enseñó la revista Coctel que llevaba en una ma-
no y a la que le faltaba la sección LA RAZON, órgano de la So-
ciedad de Locos Conscientes, que me había encargado; entendí
su mensaje. El afamado periodista se esfumó, entonces prendí
la computadora y comencé a escribir lo siguiente:
Como es del dominio público, en el observatorio de la UNAM
fue descubierto un planeta gemelo de La Tierra. Su descubridor
el físico y astrónomo Práxedes Ballí de Escandón lo bautizó con
el nombre de Nuevo Reynosa, en honor a la región que actual-
mente comprende todo el sur de Texas y el norte de Nuevo
León y Tamaulipas. La Secretaría del Patrimonio Nacional hizo el
denuncio y el Parlamento Galáctico lo declaró territorio de la
nación Mexicana.
El planeta Nuevo Reynosa es en muchos aspectos idéntico a
La Tierra: su geología, hidrología, atmósfera, fauna y flora son
iguales, la única diferencia es que no existe la especie humana.
Carlos Nuño Robles
198
Otra característica del nuevo territorio es que se haya en una
galaxia distante, como a mil millones de años luz de la Tierra.
Esto naturalmente hubiera significado un tremendo problema
sino es que un grupo de alumnos de la Escuela Vocacional de la
Universidad de Guadalajara, basándose en los principios de la
relatividad del tiempo y el espacio, que mas o menos significa
que a mayor distancia menor tiempo o algo así; el caso es que
inventaron un artefacto iónico capaz de acelerar el tiempo de
varios millones de años luz a una fracción de segundo.
En ocasión de cumplirse el décimo quinto milenio de la Revo-
lución Mexicana, se decidió reunir a la República en Nuevo Rey-
nosa para celebrar la MMLC ASAMBLEA PARA LOS ACUERDOS
DE LA TRANSICION A LA DEMOCRACIA DEL ESTADO MEXICA-
NO.
El presidente y su gabinete, los gobernadores, los diputados
y senadores, los alcaldes, los intelectuales, los analistas políti-
cos, los grandes capitanes de empresas, todos acompañados de
sus familias y auxiliares se ionitransportaron al bello y azul pla-
neta de Nuevo Reynosa. En total serian unos 600,000 los dele-
gados a la magna concentración, que se estimaba pudiera durar
varias semanas.
Los trabajos se desarrollaron en un amplio valle, lleno de flo-
res y de mariposas, rodeado por un bosque de ébanos, robles,
caobas, cedros, álamos y sauces; en el bosque todo tipo de
pájaros, monos, venados, ardillas, conejos, así como grandes
fieras como osos, leones, tigres, jaguares, etc. A un costado del
valle una extensa playa y un océano cristalino donde vivían del-
fines, ballenas, tiburones y en fin peces de todos colores, tama-
ños y formas. Procedentes de los picos nevados, hasta donde
Sin olvidar a Reynosa
199
los pinos se extendían, bajaban arroyos que formaban cascadas
y lagunas antes de internarse en la inmensidad del mar.
El paisaje era tan bello que no se requirió de ningún arreglo
adicional, todos los delegados usaban una especie de mameluco
que aparte de ser una prenda de moda, tenía la función de con-
vertirse en un cómodo sillón reclinable.
Los delegados de las distintas facciones llegaron puntuales a
la cita, luego del himno nacional y del saludo a la bandera el
moderador le cedió la palabra al Jefe de Gobierno, para que
declarara la apertura de los trabajos.
Una vez terminados los actos protocolarios, el moderador
anunció que la primera intervención correspondería al represen-
tante del partido tricolor, que inició su discurso de esta manera:
--Somos los legítimos herederos de la tradición liberal del
México soberano. Hace cinco mil años mis antecesores estuvie-
ron con Hidalgo y los insurgentes en la guerra de independen-
cia. Con el triunfo de la Guerra de Reforma suprimimos el fuero
militar y eclesiástico, y sentamos las bases para un estado laico
moderno. Con Juárez derrotamos la intervención francesa, en el
cerro de Las Campanas acabamos con las pretensiones de esta-
blecer una monarquía europea en nuestra patria.
Somos los representantes del movimiento que inició el após-
tol Francisco I. Madero, que con Francisco Villa, Emiliano Zapa-
ta, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón triunfaron sobre el
dictador Porfirio Díaz, el Chacal Huerta y los reaccionarios alia-
dos al clero, al ejército, a los hacendados y a los americanos.
Somos los mismos que redactamos la Constitución de 1917,
con mucho orgullo la más antigua de La Tierra, que le dio a los
peones campesinos el derecho a la propiedad de la de tierra;
Carlos Nuño Robles
200
que hizo posible la organización de los obreros en sindicatos
que luchen por un mejor sueldo, por mejores condiciones de
trabajo, por jornadas más justas, por tener una vida digna.
Somos los continuadores del nacionalismo mexicano, los que
con Lázaro Cárdenas expropiamos el petróleo, llevamos el re-
parto agrario a sus últimas consecuencias, los que atendimos
los reclamos de los indios, los creadores de las normales rurales
y del Instituto Politécnico Nacional.
Nuestro partido es un partido de avanzada creado para lograr
la unidad de la revolución triunfante y que como legítimos
herederos tenemos el compromiso de darle continuidad a sus
principios e impedir que México caiga en las sucias manos de la
reacción o de los que propugnan ideas exóticas ajenas nuestra
idiosincrasia.
Con pocas y lamentables excepciones, hemos retenido el po-
der, todo el poder, por tres milenios, y aun en los breves perio-
dos de crisis hemos gobernado más estados y municipios que
cualquier otro partido político. La Revolución nunca ha sido in-
grata con sus defensores; alcaldes, gobernadores y presidentes
han sido retribuidos generosamente. Hasta los más prominentes
reaccionarios buscan la amistad, la asociación y hasta el empa-
rentarse con las familias herederas del gran movimiento liberal
mexicano. Nunca hemos dejado el poder, cuando ha sido nece-
sario simplemente lo trasladamos del presidente a los goberna-
dores y al congreso.
Tomó la palabra el siguiente delegado ataviado con un ma-
meluco azul oscuro que con gran solemnidad dijo:
Sin olvidar a Reynosa
201
--Ante todo somos creyentes. Pensamos que debemos respe-
tar el orden y las leyes dictadas por un ser superior que creó a
los hombres a su imagen y semejanza, a quien le confió el cui-
dado de todas las criaturas que pueblan las galaxias.
Todos los hombres fuimos creados iguales de origen, pero
depende del esfuerzo individual su grado de desarrollo espiri-
tual, educativo y económico. Algunos se esfuerzan más y ob-
tienen mejores resultados que otros, a la larga se forman las
élites.
La clase dirigente tiene la responsabilidad de ser ejemplo so-
cial, debe procurar llevar una conducta intachable y asistir a los
que forman la parte débil de la sociedad. Los que más tienen
deben destinar parte de sus ganancias para socorrer a los
humildes, a los enfermos, a los discapacitados, a los que viven
fuera de las leyes divinas.
La vida social debe ser ordenada, bajo deberes y obligaciones
que no se deben quebrantar. El estado no debe interferir con
las leyes del mercado, los negocios deben quedar en manos de
la iniciativa privada, el Estado es un mal administrador y debe
concretarse a vigilar el orden público, a garantizar las libertades
y los derechos fundamentales: el derecho a la vida, aun en el
seno materno, el derecho de los padres a educar a sus hijos de
acuerdo con sus principios y creencias, el respeto a la propiedad
privada, que es el fruto del trabajo de la generación actual y las
de sus ancestros.
Solo los mejores, los mejor educados, los más productivos,
los más rectos, los más respetuosos de las leyes divinas y de los
hombres deben gobernar. La autoridad con la ayuda del Ser
Supremo, debe velar por el bien común, por el orden, por la
disciplina, por la familia y por la patria.
Carlos Nuño Robles
202
El tercer orador, con las mangas arremangadas de su mame-
luco amarillo, se puso de pie y con voz enérgica declaró:
--Nosotros somos los representantes del pueblo. El pueblo es
la gente humilde que históricamente ha sido víctima de sus ex-
plotadores. Este pueblo humilde está formado por los indígenas,
los campesinos, los obreros y artesanos, los maestros y trabaja-
dores mal pagados y subempleados; por los ancianos, las muje-
res víctimas del machismo, los niños víctimas del trabajo infan-
til, los homosexuales, los enfermos y discapacitados.
La izquierda lucha porque la riqueza se distribuya en forma
equitativa, el estado debe garantizar la igualdad de oportunida-
des, la educación gratuita y obligatoria, el derecho a la salud, a
obtener un trabajo con un salario digno, los campesinos deben
ser los titulares de la propiedad colectiva de la tierra.
La burguesía es la clase explotadora, a ellos lo único que les
importa son sus utilidades, son insensibles al sufrimiento de los
pobres y están dispuestos a vender su alma al diablo si esto es
un buen negocio para ellos.
La galaxización solo favorece a las grandes trasnacionales, es
un modo de poner a competir a los trabajadores de las galaxias
pobres para abaratar aun más sus salarios.
La burguesía y el imperialismo son los enemigos de la huma-
nidad, solo el pueblo organizado, aliado a los intelectuales pro-
gresistas, podrá sacudirse el yugo de la esclavitud a la que está
sometido.
Debo aceptar con pena que desgraciadamente nunca faltan
los traidores, en ocasiones los más radicales y combativos, en
cuanto tienen acceso al poder, abandonan las convicciones por
Sin olvidar a Reynosa
203
las que lucharon toda su vida para caer en los vicios del consu-
mismo y la ambición desmedida. Aquí mismo estoy viendo a
varios compañeros que se dicen de izquierda y que arman toda
clase de complots en contra de nuestro líder moral, con lo que
le hacen un gran servicio a nuestros enemigos de clase.
La discusión continuó en ese tenor por varias semanas, poco
a poco algunos delegados se fueron retirando y se dedicaron a
conocer más a fondo Nuevo Reynosa y disfrutar de sus hermo-
sas playas, selvas y montañas.
Como los animales no tenían conocimiento de los hombres,
tampoco les mostraban miedo, desde un principio se acercaron
primero con curiosidad, después en actitud francamente amisto-
sa.
Había una excepción en el comportamiento de las bestias, si
algún humano era sorprendido tirando basura, derribando los
arboles, cortando las flores, ensuciando el agua, haciendo foga-
tas o cualquier comportamiento que agrediera al ambiente o a
los demás seres vivos, plantas o animales, recibía inmediata-
mente un castigo proporcional al daño causado, podía ser desde
un arañazo, hasta un mordisco que le arrancara una mano, un
brazo o una pierna. Cuando algún infractor pretendió librarse
del castigo con lisonjas o con sobornos, la penalidad se doblada,
por ejemplo en lugar de perder un brazo, de un zarpazo perdía
los dos. Los animales no toleraban la impunidad. De modo que
unos por conveniencia, otros por convencimiento y muchos por
temor, pero poco a poco aquellos mexicanos constituyeron la
primera generación de compatriotas que aprendió a respetar las
leyes.
Carlos Nuño Robles
204
Así transcurrieron varios años luz. Los códigos que les hubie-
ran permitido regresar a la Tierra se extraviaron, al parecer na-
die puso mucho interés en encontrarlos. Los hijos e hijas de los
delegados terminaron por conocerse, con el tiempo surgieron
matrimonios entre miembros de las distintas facciones, los nie-
tos y tataranietos comenzaron a confundirse y a no identificar
con claridad la facción a la que pertenecían, a la siguiente gene-
ración ya nadie recordaba cómo es que habían llegado a la ga-
laxia. Aunque eran bilingües, preferían hablar en inglés y así
poco a poco fueron olvidando el español… lo único que sobrevi-
vió fueron los tacos, las enchiladas y los tamales. Ah y también
los mariachis. Por fin estos mexicanos descubrieron que era
posible vivir en armonía.
¿Pero qué pasó con los millones de compatriotas que se que-
daron en la tierra?. En un principio cundió el pánico cuando ya
no aparecieron los notables, los que sabían gobernar, los que
dirigían las grandes empresas, los intelectuales y artistas que
opinaban de todo y que exigían se les rindiera culto y pleitesía.
Luego inexplicablemente las cosas comenzaron a mejorar.
Después de un tiempo se inició un progreso que no se había
visto jamás, mejoró la calidad educativa, se construyeron hospi-
tales, el país fue cruzado por vías rápidas y por ferrocarriles de
alta velocidad, ante estos logros todo mundo pagaba sus im-
puestos , si no con gusto, con satisfacción. Se acabó con la im-
punidad, la población acataba las leyes y los delincuentes tenían
que resarcir los daños a más de recibir castigos ejemplares. Se
dice que en un acto público, que tuvo lugar precisamente en el
parque López Mateos de Reynosa, se destruyó el transportador
iónico y se quemaron los planos para impedir el regreso de la
Sin olvidar a Reynosa
205
Asamblea de Notables. Por fin todos los mexicanos pudimos
vivir en paz. Tan, tan.
Hacia un nuevo Reynosa
Según un estudio del Instituto Mexicano para la competitivi-
dad (IMCO) publicado en la edición de octubre 15 del 2007, de
la revista especializada Expansión: Monterrey, Guadalajara,
Chihuahua, Aguascalientes y …¡¡¡ Reynosa-Rio Bravo!!! consti-
tuyen las cinco zonas metropolitanas más competitivas de
México, El IMCO asegura que estas ciudades lideran las 71 zo-
nas urbanas más atractivas de México para invertir. Por otra
parte “el estudio reveló información valiosa en términos de
competitividad y confirmó otra: los factores que más afectan la
competitividad de un municipio rara vez son tomados en cuenta
por los presidentes municipales... la explicación es que suelen
ser factores que están fuera de la influencia del municipio como
todo lo relacionado con los sectores de telecomunicaciones, fi-
nanciero y la logística”.
Para el INEGI la conurbación Reynosa-Río Bravo tiene ac-
tualmente 700,000 habitantes y en las próximas dos décadas
rebasará el millón, manteniéndose como la más populosa de
Tamaulipas. Si tomamos como una sola mancha urbana el Valle
del Rio Grande Texas y las ciudades paralelas del lado mexica-
no de Cd. Mier a Matamoros, estamos ante una zona metropoli-
tana internacional que contará con varios millones de habitan-
tes, en una ubicación privilegiada, con modernas vías de comu-
nicación por aire, tierra y mar.
Carlos Nuño Robles
206
Existen numerosos factores que favorecen el crecimiento de
Reynosa: su cercanía a potentes focos de desarrollo como Mon-
terrey y Mc Allen, es también la frontera más cercana al Distrito
Federal y a Centro América, está próxima a Houston y San An-
tonio, posee una economía diversificada con industria maquila-
dora, industria petrolera, turismo, comercio internacional, agri-
cultura y ganadería. Todos estos indicadores se verán potencia-
lizados con el puente internacional Anzalduas, que por fin, des-
pués de 35 años de gestación, se halla actualmente en cons-
trucción.
El control de este desarrollo plantea a Reynosa un reto difí-
cil. Padecemos gravísimos problemas de seguridad y se tendrán
que solventar necesidades crecientes de servicios públicos mu-
nicipales (agua, drenaje, limpieza, vialidades, escuelas, etc.)
que actualmente tienen grandes déficits históricos. El acelerado
crecimiento puede tener efectos positivos sobre algunos secto-
res económicos, sin embargo, la plusvalía inminente beneficiará
Sin olvidar a Reynosa
207
básicamente al pequeño grupo que concentra exageradamente
la propiedad urbana en Reynosa. La apuesta es grande, la mesa
está servida y los comensales compiten por llevarse la tajada
mayor del pastel.
El problema es que en esta democracia niña, los partidos
políticos sin excepción, han caído en la tentación de convertirse
en franquiciadores que permiten el uso de sus marcas a quien
apenas ayer eran sus enemigos declarados o a quienes puedan
pagar mejor las costosísimas campañas electorales.
Finalmente en la mercadotecnia política de lo que se trata es
de encandilar a los electores y para esto lo que cuenta es el
número y la agresividad de los spots, el tamaño y colorido de
los pendones, las rifas, la fama de los conjuntos musicales que
acompañan en sus actos a los candidatos, el reparto de despen-
sas, la compra de votos…
Para los patrocinadores este es un negocio como cualquier
otro, algunos pueden darse el lujo de jugar en varios bandos y
aún si se pierde queda la posibilidad de arreglarse posterior-
mente con el grupo o consorcio triunfador. Nuestra incipiente
democracia avanzará en la medida que tengamos mejores ciu-
dadanos y esto es un proceso lento que puede llevar varias ge-
neraciones de mexicanos.
Carlos Nuño Robles
208
Sin olvidar a Reynosa
209
Ahí les dejo mi lira en prenda*
AÑOS VERDES
Guadalajara, libélula danzarina, marinera en la campiña, buganvilia con pétalos de alhelí, carmesí Calandria de Aranzazú, tarde con repiques de tisú, santuario del arrayán, flamboyán Años mozos, verdes años verdes, verde calzada, verdes portales, verde cascada, verdes nogales, verde barranca, verdes miradas verdes Visiones, sones, sabores, los raspados del Morelos, tejuino, birria y buñuelos Antes que yo te dejara, mi linda Guadalajara, canasta de mis recuerdos…
*En noviembre del 2007, en un accidente doméstico me fracturé una
pierna. La perspectiva era una larga temporada de reposo, que no resultó
tan improductiva porque me permitió iniciarme en el bello arte de armar
abecedarios en verso.
Carlos Nuño Robles
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NADAR CONTRA LA CORRIENTE
A la memoria del Ing. Morelos Vargas Gómez
Vivir la vida es bogar por un potente torrente, con vueltas y remolinos que tienes que superar son tramos en que tú eliges, padecer o disfrutar hay que estar muy avispado y dominar la corriente La niñez y pubertad, escalas de reabordaje en que todo es un miraje entre juegos y proyectos, formación y aprendizaje sin conciencia de los retos, abastecer la mochila, para el resto del gran viaje La juventud es un trecho de emoción y de creación de conquistar a la amada, de preparar la nidada de pasiones desbordadas, de sumergirse en la nada, de caída y tropezón, para volver a empezar sin pena ni dilación La madurez es alcanzar el poder, ser capitán de un ciclón, es mover montañas, subir cascadas, llenar lagunas y ensenadas, enfrentar tormentas, encontrar el rumbo en las noches cerradas, ver crecer a los hijos, ver partir a los hijos, merecer su bendición… Con amor, con salud y con paz, llegar a viejo no hay más es disfrutar de la brisa, es estar en la playa de un mar de miel, es cuando llegan los nietos ¡Las cerezas del pastel! ¿Nadar contra la corriente? Que flojera, no quiero volver atrás
Sin olvidar a Reynosa
211
LA POLITICA
Para Manuel Garza Gonzalez
El arte de gobernar,
la ciencia de lo posible,
hacer verdad lo increíble,
el negocio es negociar.
Más exacta que la física
tres más tres, son un millón,
dicho con más convicción
que el algebra y la analítica.
Maestría de la prudencia
con las mañas del arrojo,
puñaladas sin enojo
sin rencor y sin clemencia.
Ejercer la autoridad
con cordura y con paciencia,
con entrega y con sapiencia
administrar la ciudad.
Decir no, sin rechazar,
todo perder
para ganar el poder,
decir si, sin aceptar.
Porque tengo un desconcierto
dime Manuel, que eres sabio,
y en el tema un diccionario,
¿La política es todo esto?
Carlos Nuño Robles
212
EL MURO
Al otro lado del Bravo están levantando un muro
que solo pase el dinero, que solo pasen los ricos,
que solo pasen marchantes a comprar sus espejitos,
pues nos quieren aplicar su brutal ley del embudo
Y nos dicen muy ufanos, que si podemos entrar
si nos vamos a pelear como carne de cañón,
morir en tierras lejanas, será nuestra obligación,
para que la industria de armas no deje de prosperar.
Con todo y sus hojalatas todos somos coterráneos
Y en un futuro seremos, sencillamente terráqueos
Habrá una raza de razas y una mezcla de lenguajes,
aumentará el mestizaje, raza cósmica de hermanos
Se borraran las fronteras, se caerán clavo por clavo
Hablaremos una lengua, la lengua de los humanos,
eso ya no lo veremos, lo verán otros paisanos
pero el muro se ahogará, al otro lado del Bravo
Sin olvidar a Reynosa
213
LA FRONTERA
Inútiles y ofensivos, pero ahí están presentes
con sus bardas y perros delimitan el norte,
n i las aves, ni el viento requieren pasaporte
conocen su existencia, solamente las gentes
Aquí donde se inicia el sueño americano,
la franja fronteriza no consigue reposo
y vive y muere bajo el feroz acoso
de bandas que disputan llegar al gran mercado
El Río Bravo es Rio Grande y el Río Grande es Río Bravo
pero sigue engullendo sus morenos bocados,
el spanglish reboza y no admite cercados
aunque también es tierra de Buendía y de Páramo
Horrible congestión de mole con hot dog
y junto a una enchilada, la comida de plástico
la pitanza de prisa, que porque es lo más práctico,
el mariachi y la cumbia junto al country y el rock
Sin ser el paraíso, no es un campo de males
es lugar de trabajo y familias sonrientes
y los de ambos lados somos hasta parientes,
aquí vive mi amada, mis hijos y mis padres
Carlos Nuño Robles
214
AMIGOS QUE SE FUERON
En memoria
Arturo Solís Gómez, Periodista, Activista social, empresario
Alejandro Sáenz Garza, Activista social, político
María Dolores Vázquez, Doctora, Activista social, feminista
Por senderos ignotos, por mares diferentes
llegaron a una playa y evadieron mil riscos,
los derechos humanos fueron sus referentes
para sembrar el Centro de Estudios Fronterizos
No parecen amigos el hierro y el carbón
hermanados dominan precipicios y saltan cataratas,
los dedos sin alianzas, no tocan un buen son
si se ponen de acuerdo, ejecutan sonatas
Del respeto al distinto, pioneros e impulsores
de actuar por convicciones, de pescar coincidencias,
tesoneros, entrones, no median consecuencias
y desde sus trincheras, continúan siendo actores
Combatir la tortura, dar asilo al migrante,
dar apoyo al infeliz que sujeto a su yugo
recibe en tierra extraña el castigo infamante
y a veces en su celda espera a su verdugo
En menos de un año, disfrutando los retos
un apretón de manos, sencilla despedida
partieron uno a uno, en la flor de la vida
Sin olvidar a Reynosa
215
EN QUE QUEDAMOS
En el dos mil libertario conseguimos algo extraño
cambiar los autoritarios por más de setenta años,
no fuimos a la batalla a entronizar legionarios,
juramentos de morralla ni cófrades reaccionarios
No fuimos a la batalla en busca de iluminados
con discursos de metralla y dudosos resultados,
fuimos muy entusiasmados, fuimos tras la democracia,
valores republicanos, modernizar nuestra patria
La división de poderes, acabar la corrupción,
políticos mercaderes no caben en la nación.
Caminos, empleos, salud, el combate a la pobreza,
acceso a la educación, equidad en la riqueza
Que se contaran los votos, el respeto al ciudadano,
seguridad para todos, el orgullo mexicano.
En lugar del yo el nosotros, aprender a ser hermanos.
Alguien me puede decir, ¿entonces, en qué quedamos?
Carlos Nuño Robles
216
REYNOSA, NIÑA AGREDIDA
Reynosa calichosa,
blancos entresijos manantiales de energía
causes aguadores,
de las rúas destazadores, del campesino alegría
Reynosa Laboriosa,
colmena humana, hogaza y abrigo
noble y alevoso Bravo,
cruel verdugo, gran amigo
Farafara, acordeón y bajo sexto,
¿Quien mandó callar todo esto?
¿Dime Laguna Escondida, quienes fueron los villanos?
dime tú calle del Charco, dime tú nueva garita,
dime tú Refinería
que a este pueblo ensangrentaron y le mordieron las manos
Sin olvidar a Reynosa
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Apuntes de Viaje a pluma
Carlos Nuño Robles
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INDICE DE ILUSTRACIONES
17 El Salto de Juanacatlán, Jal. CNR
20 Sr. Carlos Nuño Salcedo y el
autor
CNR
23 Catedral y Plaza de Armas Ayto. Guadalajara
27 Dibujo a tinta Gabriel Flores
29 Las Chivas del Guadalajara Club Guadalajara
30 Tin Tan y Tongolele El Rey del Barrio
34 Los obreros textiles de El Salto El Colegio de Michoacán
36 Calle Hidalgo Arch. Hist. de Reynosa
38 Oficinas de Pemex Arch. Hist. de Reynosa
40 Dueto Los Donneños Discos Falcon
41 La vieja aduana Arch. Hist. de Reynosa
43 Calzada Puente Internacional Arch. Hist. de Reynosa
50 Visitas a Pemex y el autor CNR
52 El tapado fuma elegantes Abel Quezada
53 El Gobernador Treviño Zapata y
radioaficionados
CNR
54 Club de Radioaficionados de
Reynosa
CNR
60 Don Heriberto Deandar Amador El Mañana
61 Casa prefabricada CNR
63 Ings. Antonio Hernández y Car-
los Nuño, con familia Pérez
Moncada, Santiago de Cuba
CNR
65 Stand ganadero CNR
67 Escudo de armas de Reynosa Ayto. de Reynosa
67 Cena de amigos CNR
68 Viaje en automóvil a N.Y. CNR
Carlos Nuño Robles
228
70 El Ciclón Beulah Archivo
75 Carlos A. Madrazo Archivo
76 Heberto Castillo Archivo
79 Ricardo Garibay Archivo
80 Jorge Ibargüengoitia Archivo
81 Luis Spota Archivo
90 Arnaldo Ramírez Archivo
91 Don Pablo Aldrett y la Comisión
de Nomenclatura
CNR
96 Even Garza Mascorro CNR
98 Carlos Castillo Martínez CNR
100 El Sub Secretario Manuel Garza
González
CNR
102 Lacandones. José Pepe y familia CNR
103 En una clínica de control natal
en Indonesia
CNR
105 Reportaje en el Excélsior CNR
106 Fakir de la India CNR
108 Bailarina javanesa CNR
109 Artesano de Bali CNR
113 Monjes budistas Tailandia CNR
114 Templo budista Tailandia CNR
117 Kiev CNR
121 Acorazado Potemkin CNR
125 Piong Yang Corea CNR
127 La minicomputadora “Centurion” CNR
128 Gráfica electoral Archivo
129 Gráfica electoral Archivo
134 MGG con el CE de la Secc. 36 CNR
136 Primera piedra Rey-Mex-Bra Hora Cero
Sin olvidar a Reynosa
229
138 Maquiladora Fujitsu Ten CNR
141 Mike Allen M.E.D.C.
143 Efraín Domínguez CNR
149 Las nuevas plazas comerciales CNR
159 Arturo Solís Gómez En Línea Directa
162 Entrevista al autor El Mañana
163 El Embajador Florencio Salazar ANUNC
172 El Embajador Florencio Salazar y
CNR en Bogotá
CNR
173 Guardia de honor en la Procura-
duría Agraria
CNR
176 El Precandidato Felipe Calderón,
Rogelio Parra, Morelos Vargas y
CNR
CNR
178 Pronostico electoral (2006) CNR
181 El Plantón de Andrés Manuel en
el Zócalo
CNR
184 “Piporro” y el trío reynosense
“Los Cachis”
Los Cachis
185 Acatita de Baján, Coah. CNR
189 Sociedad de Historia de Reynosa CNR
191 Club de Veteranos de Reynosa CNR
192 Logo Seminario de Cultura SCM
193 Construcción Monumento a
Fundadores de Reynosa
CHNR
194 Nuevo símbolo Multimedios
195 Jesús Díaz Martínez: Stereo
América
JDM
206 Parque industral ProLogis CNR
Carlos Nuño Robles
230
208 Monumento Fundadores de
Reynosa
CNR
217 Apuntes a pluma CNR
Portada Puente colgante Reynosa-
Hidalgo
Arch. Hist. de Reynosa
Contra-
portada
Calle Hidalgo, actualmente pea-
tonal.
Arch. Hist. de Reynosa
Sin olvidar a Reynosa
231
FUENTES CONSULTADAS
“Los obreros de Río Grande”. Jorge Durand. El Colegio de
Michoacán (1986).
“Encuentros sociales y diversiones”. Gobierno de Jalisco
(2005)
“Reynosa, ciudad del futuro, de villa a metrópoli”. Grupo
Editorial Milenio (2007)
“Reynosa, México: Ciudad de promesas y pobreza”. Chad
Broughton. Register Mail de Galesburg.
“Reynosa, cuna y destino”. Cesar Isassi Cantú (1991)
“Relatos y testimonios”. Rigoberto de la Viña (2007)
Periódicos distintas fechas. “Excélsior”, “El Mañana”,
“Hora Cero”, “Conexión”.
“Actualidad de las Políticas Agrarias”. FCE (2006)
Páginas electrónicas: “Hoy Tamaulipas”, “Hora Cero”, “En
Línea Directa”, “Seminario de Cultura Mexicana”.
Charlas y buenos cafés con: Lic. Ramiro Reséndez Velas-
co, Lic. Arnoldo Gárate Chapa, CP Roberto Chávez de
León, Lic. Rubén García Moguel, Arq. Cuatzínt Hugo Nu-
ño, Ing. Efraín Domínguez, Club de Veteranos de Reyno-
sa, Sociedad de Historia de Reynosa.
Carlos Nuño Robles
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