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  • Anuario de Psicologia 2002, vol. 33, no 2, 191-198 O 2002, Facultat de Psicologia Universitat de Barcelona

    Antonio Caparrs. Prlogo a La Psicologa y sus perfiles. Introduccin a la cultura psicolgica. Barcelona: B arcanova, 1984.

    Cuando, desde posiciones acadmicas, se presenta la psicologia de nues- tros dias o se trazan las grandes lineas de su desarrollo histrico se la concibe fundamental y casi exclusivamente como una disciplina cient$ca. Es decir, como una empresa colectiva e institucionalizada orientada a unos objetivos e ideales explicativos, como actividad focalizada en la resolucin racional -la ciencia se comprende a s misma como paradigma de la racionalidad en la acti- vidad resolutoria de problemas y asi es reconocida en las instituciones sociales- de problemas empiricos y conceptuales especificos -jqu condiciones arnbien- tales determinan la agresividad infantil?, jcmo influyen 10s factores motivacio- nales en la percepcin de 10s fenmenos sociales?, jes posible reconstruir mate- mticamente la teoria de la atribucin de Heider?- mediante instrumentos cognoscitivos, bsicamente teorias cientficas.

    No seria difcil contrastar esta imagen con la que tiene de la psicologia el hombre de la calle, la gente ajena a la psicologia acadmica. Y es que actual- mente muchos son 10s que de una forma u otra conservan esta imagen. En nues- tra sociedad ha dejado de ser un saber y una actividad cientifica de unos inicia- dos y ha pasado a convertirse en un cuerpo de conocimientos y tcnicas popular y de masas, que 10 rniran y consideran bajo la perspectiva de muy diferentes pro- blemas psicosociales que les afectan, como posible fuente de sus soluciones.

    Justamente el crecimiento explosivo de la psicologia -de sus profesiona- les, de su literatura, de sus ctedras universitarias, de sus estudiantes y estudio- sos, etc.- en todas las reas geogrficas, encabezadas por 10s Estados Unidos, su punto de referencia obligado, es una de las caractensticas de nuestra vida con- tempornea, sin duda porque la dinmica histrica general, social, cultural y cientfica la han hecho tan necesaria como posible. Socialmente necesaria y po- sible, el hecho es que la psicologia se ha forjado una imagen popular que quiz tenga ms que ver con la de una profesin competente en problemas relaciona- dos con la enfermedad y la salud mentales, con el aprendizaje y 10s trastornos es- colares, con la dinmica de grupos y la psicopatologia del trabajo.

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    Y, en todo caso, con una presunta actividad tecnolgica investigadora orientada a la elaboracin de las tcnicas conductuales y sociales con las que 10s psiclogos profesionales afrontan 10s problemas prcticos de la gente que acude a ellos. Las expectativas sociales respecto a 10s psiclogos van mis en la direc- cin de la psicoterapia y de la intervencin psicolgica, de la creacin del clima laboral y de ambientes ecolgicamente equilibrados o de la optimizacin de 10s rendimientos escolares que en la de una investigacin estrictarnente cientfica, con el objetivo de una bsqueda y formulacin de leyes psicolgicas que expli- quen al hombre sus conductas y sus vivencias. En pocas palabras, diramos que al psiclogo se le sita hoy dentro del grupo humano de 10s mdicos y 10s inge- nieros y no en el de 10s fisilogos y 10s fsicos.

    Esta imagen tcnico-tecnolgica, aunque no siempre correctamente plas- mada, con frecuencia cargada de elementos espreos y unilateral o torpemente expresada, no necesariarnente es incorrecta por no coincidir con la acadmica. En su haber tiene dos hechos capitales. En primer lugar, el gran incremento en las dos ltimas dcadas de aspirantes a cimar 10s estudios universitarios de psi- cologia, incremento que se refleja en el de 10s psiclogos profesionales y en el del nmero de miembros de sus sociedades y colegios profesionales.

    Es evidente, en segundo lugar, que Ka actividad investigadora, bsicamente realizada en mbitos universitarios y acadmicos, viene recibiendo retroactiva- mente el impacto y el influjo de esta creciente profesionalizacin, determinando su orientacin. No puede permanecer ajena a las exigencias de 10s profesionales -el futuro deseado de sus estudiantes- y tiene que orientarse hacia unos objeti- vos mis tecnolgicos que estrictamente cientficos, hacia la elaboracin y con- trol de programas y tcnicas de intervencin que posibiliten la configuracin de conductas segn metas establecidas y no tanto hacia el conocimiento de la es- tructura y funcionamiento de esas conduc:tas.

    No se significa que la investigacin tecnolgica no es autentica investiga- cin innovadora ni que no se hace mediante 10s procedimientos que proporciona el mtodo cientfic0 y muy frecuentemente basndose en conocimientos cienti- ficos. Sin embargo, es evidente que la investigacin cientifica tiene unos objeti- vos diferentes que no son 10s tecnolgicos y en este sentido son dos investiga- ciones de naturaleza distinta, por muy relacionadas que estn. Sobre 10s problemas que plantea a la psicologia esta diferencia y estas relaciones, asi como su naturaleza, alcance y entramado, nos ocuparemos en pginas posteriores.

    Por eso, esta introduccin a la psicologia y a su cultura 10 es tambin a la psicologia como actividad tecnoldgico-investigadora que trata de elaborar y op- timizar 10s instrumentos tcnicos que se utilizan en la actividad profesional de naturaleza tcnico-prctica. Una actividad investigadora que, por 10 dems, en la medida en que es posible, se ha de valer de 10s resultados de la actividad cien- tfica estricta y de sus mtodos. Lo cual supone, a su vez, el reconocimiento de 10 que correctamente expresa aquella imagen popular y la exigencia consecuente de una correccin de toda imagen de la psicologia, por muy acadrnica que sea, que la preterida reducir a una mera actividad cientifico-bsica.

    Es cierto que en la mayor parte de las exposiciones de la psicologia con- tempornea se integra 10 mejor de esa investigacin tecnolgica -tradicin psico-

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    mtrica y proyectiva, psicoanlisis, terapias conductuales, programas compensa- torios, etc.- sobre el fundamento de las mltiples, intimas y mutuas conexiones entre esa investigacin y la cientfica. Esto, no obstante, en la medida en que se supone que toda actividad investigadora genuina es la cientifica y slo ella, es in- suficiente, falsea la naturaleza real de la psicologa y oculta, y por tanto no afronta, 10s numerosos problemas que se derivan de la complejidad de las rela- ciones entre las dimensiones cientifica, tecnolgica y profesional de la psicologia.

    La imagen sesgada y unlitareal que con frecuencia trasmiten 10s psiclo- gos acadmicos contiene, sin embargo, un componente importante y de gran al- cance al que hay que reconocer toda su significacibn: la relevancia y primacia que hay que atribuir a la dimensin cientifica dentro de la tridimensionalidad profesional-tecnolgica-cientfica de la psicologia contempornea.

    Primacia y relevancia que se fundan, en primer lugar, en razones histri- cas. Y es que la psicologa como conjunto de saberes, tcnicas, actividades in- vestigadora~ y profesionales con identidad diferenciada y autnoma es el resul- tado de un proceso an en marcha que se inicia en la dcada de 10s setenta del siglo pasado con la fundacin y el establecimiento de la psicologia como cien- cia, proceso que a 10 largo de toda su historia ha tenido, adems, a sta como su motor y su guia.

    Se basa, en segundo lugar, en razones sistemticas y de fondo. Porque en la poca de 10s inicios de la psicologia cientfica ya comienza a ser firme e irre- versible en la practica real, y no s610 en ciertos programas de inspiracin baco- niana, el compromiso entre ciencia y tecnologia, de forma que sta fuera el re- sultado de una investigacin especifica guiada por el mtodo cientfic0 y basada en algunos casos en conocimientos cientficos y no s610 ordinarios.

    Esto no implica que en la psicologa, como en otros dominios prcticos y cientificos, no hubiera ya un largo pasado de tcnicas diseminadas en escritos fi- losficos -desde 10s presocrticos hasta Kant o Herbart, pasando por Platn, 10s estoicos, Descartes, Locke o 10s filsofos escoceses-, literarios, educacionales o mdicos. Tcnicas basadas en algunos principios psicolgicos muy generales e intuitivos, articulados pragmticamente mediante observaciones empiricas, con frecuencia agudas y certeras, pero no por eso cientficamente controladas, sino realizadas en contextos prcticos. Tampoco implica la ilusin de que la psicolo- gia cientifica absorbiera desde un primer momento -o aun hoy- todas estas tc- nicas y saberes sometindolos a una especie de reelaboracin. O la de que desde entonces todas esas tcnicas cayeran en el olvido y fueran sustituidas por otras cientfica-tecnolgicamente elaboradas.

    Implica simplemente que la sociedad desde entonces y cada vez ms es- pera, exige y promueve que determinados profesionales llamados psiclogos le resuelvan a ella y a sus miembros determinados problemas mediante instrumen- tos tecnolgicos -tests, tcnicas de recuperacin de una habilidad sensomotriz, un programa grupal para modificar la conducta de padres de nios agresivos, etc.- que se elaboran y optimizan mediante una investigacin especifica, que lla- mamos tecnolgica, llevada a cabo con procedimientos cientficos y por indivi- duos con formacin cientfica y, en la medida de 10 posible, fundada en resulta- dos de la investigacin cientifica.

  • En la medida de 10 posible porque, a menudo, 10s problemas prcticos, la conciencia de 10s mismos y la urgencia de sus soluciones surgen mucho antes de que la ciencia disponga de 10s conocimientos necesarios para fundar una inves- tigacin que facilite 10s instrumentos de intervencin que puedan garantizar esa solucin. La conciencia de que la conducta agresiva es un problema social que urge soluciones, no ha surgido en el monlento en que la ciencia nos ha revelado la naturaleza psicolgica de la agresiil. Ni, por supuesto, 10s psiclogos profe- sionales o la investigacin tecnolgica pueden desentenderse de ella, con 10 que ya tienen y 10 que ya pueden, a la espera de tal revelacin.

    Por otra partc, el ejercicio respon5able de la psicologia como profesin es irreversiblemente impensable, al margen de la psicologia como ciencia. Adqui- rir unas tcnicas sin adquirir al misrno tiempo el conocimiento fundado y critico de 10s saberes psicolgicos -y de su naturaleza, cientfica o no- y de 10s proce- dimientos -cientficos o no- que las han fundado a travs de una determinada ac- tividad tecnolgica seria condenar a 10s psiclogos profesionales a una practica ciega, sin plasticidad racional y sin capacidad de autocrtica.

    Es cierto que las tcnicas psicolgicas hoy disponibles no se fundan todas ellas en conocirnientos terico-cientificos bien establecidos, aunque si en muchos casos se han elaborado con mtodos cientificos. Tambin 10 es que 10s psiclogos profesionales no pueden afrontar todos 10s problemas que se les presentan con 10s instrumentos y reglas que les proporciona la investigacin psicolgico-tecnol- gica. Pero justamente por esto necesitan unos conocirnientos cientificos y unos procedimientos metodolgicos rigurosos, a partir de 10s cuales puedan reajustar y reelaborar de forma racional y permanente las tcnicas aprendidas en funcin de 10s nuevos problemas prcticos surgidos en sus situaciones profesionales.

    Aunque esperamos que a 10 largo de las pginas que siguen se clarificar6 y perfilar6 el sentido de esta introduccin, preferimos anticipar ya unas breves consideraciones matizadoras. En primer lugar, ha de quedar claro desde el prin- cipio que del hecho de que la psicologia sea una ciencia y de que sus profesio- nales se formen de acuerdo con sus cnortes y conocimientos no se sigue ni que 10s psiclogos tengan de iure que fundar toda su prctica en esa ciencia y en la tecnologia derivada de ella ni que sus instrumentos utilizados de facto puedan ser acuados sin ms como . Nuestra ciencia es an muy ignorante y 10s problemas psicosociales son ya muy urgentes.

    Seria un error inferir de todo 10 dicho que la psicologia como ciencia tiene s,u nica o principal justificacin en su relacin fundacional con la tecnologia. Esta es una de sus funciones, sin duda. Pero, al margen de nuestras ideas y de 10 que de ellas pueda inferirse, seria un error de bulto, estratgico y de fondo, pla- nificar la investigacin cientfica partiendo de tesis que sostengan que su sentido es s610 la investigacin tecnolgica y la intervencin tcnico-prctica.

    Finalmente, una vez reconocida la primacia de la psicologia como ciencia, hemos de poner de relieve que, en la actualidad, la psicologia es una red o entra- mado de programas de investigacin institucionalizados, tanto de naturaleza cien- tifico-bsica como tecnolgica, y de actividades tcnico-prcticas, entramado en el que tiene lugar una serie de interacciones muy diversas y complejas que 10 de- terminan y le confieren unas propiedades especificas y peculiares. Red o entra-

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    mado, adems, no s610 por las interacciones o intercarnbios de conceptos, obser- vaciones, problemas y mtodos; tambin porque un mismo dominio psicolgico -ansiedad, agresin, motivo de logro, bilingismo, etc.- puede ser al mismo tiempo objeto de estudio o intervencin bajo muy diferentes perspectivas y estra- tegias no siempre alternativamente, aunque en abstracto pudieran serlo.

    Estas ideas, por 10 dems, tienen mucho de programtico. Pero no s610 por sus referencias a la tecnologia, incluida la dimensin tcnico-prctica y profesio- nal, que es, en definitiva, la que da sentido a toda tecnologia. Tambin por el re- conocimiento explicito que hace de la relevancia y primacia de la psicologia como actividad y conocimientos cientficos. De ahi el lugar y el alcance de nues- tras reflexiones sobre la cientificidad de la psicologia en esta obra. Partimos del supuesto de que la identidad de la psicologia es el resultado de su vinculacin his- trica y sistemtica al mtodo cientifico, vinculacin que, en definitiva, determina tanto su dimensin cientfica como su dimensin tecnolgica y profesional en la medida en que stas pretenden ser racionales, 10 mis posible, ajustndose a pro- cedimientos explicitados, ajustados a reglas y susceptibles de repeticin.

    Las pginas que siguen no son ajenas a nuestras publicaciones anteriores sobre la nocin kuhniana de paradigma y su aplicacin historiogrfica a la psico- logia. Todo 10 contrario. Hay que comprenderlas y explicarlas en continuidad con aqullas y como resultado de un mismo programa de investigacin iniciado hace ya casi una dcada. Un programa que, en definitiva, buscaba un marco explicativo para la historia de la psicologia y que partia del supuesto de que la actividad psicolgico-cientfica no era explicable, en 10 que tenia de mas significativa, se- gn el modelo positivista causalista-legal, de cobertura-legal o subsuntivo, en cualquiera de sus formas o versiones.

    Ms bien suponamos, y suponemos, que 10s acontecimientos histricos y humanos que constituyen histricamente la psicologia, como todo suceso hist- rico, han de comprenderse en su configuracin nica e irrepetible, pero situn- dolos, al mismo tiempo, en sus interacciones significativas dentro de y en rela- cin con sus sistemas de cultura. En cuanto cientificos, el sistema de cultura de aquellos acontecirnientos psicolgicos serafindamentalmente la .

    Una ciencia que se desarrolla y constituye de forma histrica, justamente porque 10s protagonistas de tales acontecimientos interactan critica y reflexiva- mente con ella como su sistema de cultura, del que aceptan y asumen que les d significado a sus acciones, pero de forma racional y no ciega. En la medida en que esto es asi 10s acontecimientos histricos, evidentemente, pueden tener y de hecho tienen unas regularidades: las resultantes de que 10s sistemas y subsiste- mas de cultura, como estructuras que proporcionan valores, fines u objetivos y medios para obtenerlos, regulan significativamente, y no por leyes, 10s aconteci- mientos y las acciones histricas. De alguna forma 10s paradigmas cientificos se- rian como subsistemas o formas histricas de 10s sistemas de cultura que consti- tuinan las ciencias particulares.

    Al asumir tales supuestos nos situbamos en la tradicin de la historia del siglo xrx alemn y de su filosofia (Droysen, Dilthey, etc.) recuperada en 10s lti- mos aos por la filosofia analtica poswittgensteiniana (Dray, Anscombe, Mel- den, Taylor, Winch, Von Wright, etc.), y desde posiciones ms fenomenolgicas

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    por Gadamer, al oponerse a Hempel y otros positivistas por sus intentos de in- terpretar causalmente la accin humana. En este sentido pretendemos compren- der 10s acontecimientos que han hecho la psicologia como acciones hurnanas, como conductas intencionales y racionales, como conductas conscientes dirigi- das a objetivos establecidos en determinados sistemas de cultura, que, por su- puesto, toman cuerpo y son vehiculados por instituciones organizativas.

    Cornprender la historia de forma intencional o significativa exige una ex- plicacin de la misma a partir de premisas singulares -y no leyes o enunciados universales- que formulen el trasfondo rnotivacional-cognoscitivo del actor, in- dividual o colectivo, psiclogo o comunidad psicolgica. Exige, pues, una expli- cacin que indague, investigue y establezca 10s objetivos, ideales o fines de las acciones protagonizadas por 10s psiclogos, asi como sus cogniciones acerca de 10s instrumentos o medios para lograrlos. Establecer tales objetivos y tales cog- niciones es explicar un acontecimiento huimano.

    Por supuesto, 10s psiclogos que han hecho nuestra disciplina han podido tener y han tenido un trasfondo motivacional cargado de motivos, objetivos, va- lores o cogniciones individuales, ideogrficos, subjetivos, torcidos, politicos, je- rtirquico-institucionales, etc. Y todo historiador de la psicologia debe trabajar con la hiptesis de tal posibilidad real. Pero en cuanto historiador de la psicolo- gia, ha de establecer un marco terico que guie su bsqueda e indagacin. Un marco qlue categorice el sistema cultural, con sus tradiciones, que de forma ms o menos sutil proporciona 10s objetivos y cogniciones sobre 10s medios que constituyen el trasfondo motivacional y asi regula la conducta intencional y sig- nificativa del psiclogo en cuanto tal psiclogo.

    Una manera de establecer este marco seria asurnir un concepto de ciencia mis o menos convencional y de modo ms o menos explicito. En cuanto cienti- ficos, 10s psiclogos tienen la ciencia como sistema cultural. Esta manera de pro- ceder, sin embargo, nos parecia y nos parece insuficiente. Las ciencias son siste- mas culturales en desarrollo histrico y la nocin de Kuhn, elaborada en el seno de la historia, se nos presentaba y se nos presenta como un punto de partida heu- risticamente fecundo para entender 10s sistemas culturales de la ciencia en su historia, en sus cambios, que como tales tambin serian estructurados, a travs de 10s mltiples subsistemas que vehiculan esta dinmica histrica y que confie- ren significado especifico y concreto a las sucesivas acciones humanas que ha- cen las historias cientificas. Ms, cuando la nocin de paradigma incluye la di- mensin cornunitaria e institucional de las ciencias.

    La concepcin de la ciencia que constituye la matriz de la nocin de para- digma, en definitiva, posibilitaba, creiamos y en parte seguimos creyendo, la ex- plicacin de 10s acontecirnientos histricos de la psicologia al proporcionar la reconstruccin situacional de sus agentes, sus objetivos, sus valores, sus cono- cimientos, sus razones, sus instrumentos cognoscitivos disponibles, etc. Con el paradigma se trataba y se trata, por tanto, de un instrumento conceptual para re- construir la lgica de las situaciones, que facilitan las premisas particulares que explica? las acciones histricas.

    Este y no otro es el significado ltimo de nuestro uso de 10s paradigmas. Por eso nuestra vuelta a ellos en psicologia, en la segunda parte de este escrito,

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    intenta poner de manifiesto ms que en otros ensayos anteriores su funcin re- constructora de 10s trasfondos motivacionales, de las lgicas de las situaciones, que explican 10s comportamientos histricos de 10s agentes comunitarios de la psicologia. Carece, pues, de sentido para nosotros una lectura superficial -muy frecuente entre psiclogos- del concepto de paradigma de Kuhn que conduzca a su utilizacin como simple instrumento de ordenacin de escuelas o de periodi- zacin cronolgica.

    Nuestra vuelta a 10s paradigmas se justifica tambin por las novedades y reajustes que aporta a nuestras interpretaciones anteriores. Novedades y reajus- tes que se derivan del anlisis interno del modelo kuhniano, de la recepcin pon- derada de sus crticas, de su comparacin con otros modelos alternativos y, sobre todo, de su contrastacin con la realidad histrico-psicolgica -que es 10 que pretendemos reconstruir racionalmente, pero con racionalidad histrica- a partir de 10s datos proporcionados por sus fuentes. Y todo el10 llevado a cabo con un uso del paradigma que ha procurado conjugar la actitud critica y la persistencia que requiere el aprovechamiento de las posibilidades de cualquier teoria que se ha justificado inicialmente con algn xito o innovacin. La ciencia avanza por ccensayo y error>>. Pero s610 la persistencia en 10s ensayos hace posible constatar 10s errores.

    Constatarlos para aprender de ellos. Precisarnente ahondar en su ocurren- cia y naturaleza, analizar cmo y por qu la nocin de paradigma no siempre se muestra de forma total o parcial como una categoria adecuada para la recons- truccin de la psicologia, es un camino para llegar a conocer mejor tanto la no- cin de paradigma como la condicin y las lgicas situacionales de 10s psiclo- gos. Cules sean esos errores, esos reajustes, esas inadecuaciones, esas lgicas situacionales, es buena parte del contenido de estas pginas.

    En cualquier caso, nuestra tercera parte dedicada a la tecnologia psicol- gica no hubiera sido posible si el uso persistente contrastado y critico de la no- cin de paradigma no nos hubiera llevado al convencimiento de que buena parte de la psicologia no es ciencia, no es reconstruible como paradigma cientifico. Claro que tampoc0 hubiera sido posible si nos hubiramos conformado con de- cir que era otra cosa. Otra cosa, pero jcul? De ahi se derivan nuestros ensayos de reinterpretacin del psicoanlisis, de la tradicin psicomtrica, de tantos otros desarrollos y prcticas psicolgicas. Y 10 mismo cabe decir de nuestra versin del funcionalismo, del establecimiento de la investigacin de dominios, del an- lisis especifico de la naturaleza de 10s paradigmas psicolgicos y de sus relacio- nes con las teorias, etc.

    Por eso nuestra vuelta a 10s paradigmas est6 lejos de una actitud escols- tica que substantiviza 10s conceptos, que no tolera sus reajustes, que no 10s deja madurar y, en su caso, morir en su contraste con la realidad que tratan de re- construir. Aadamos de paso que no es sta la nica actitud escolstica. Hay otras escolsticas, unos usos escolsticos como negativos que desde la prepoten- cia intelectual gustan de descalificar 10s conceptos -otra cosa, por supuesto, es no usarlos, optar por otros, etc.- sin argumentos o anlisis criticos, cosa que con el concepto de paradigma ha ocurrido con tanta frecuencia, casi, como su uso es- tereotipado y para referirse a cualquier tipo de teora, modelo o sis-

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    tema conceptual y, adems, al margen de su genuino y complejo significado o de la concepcin de ciencia y desarrollo histrico que toma cuerpo en 61.

    Justamente para evitar este riesgo nos hemos atrevido a perfilar 10s con- tornos de la actividad de 10s psiclogos cuando hacen ciencia, en nuestra primera parte. No es, pues, un tratado que se pretenda exhaustivo y global sobre el cono- cimiento cientifico, sus problemas y sus mtodos. Trata, simplemente, de trazar unas lineas que diseen una concepcin de la actividad cientfica y de sus pro- blemas que sirva de trasfondo coherente -otras coherencias son posibles- con y para una interpretacin paradigmtica de la historia de la psicologia. Por eso est escrito a la luz de esta y de 10s problemias que plantea su reconstruccin para- digmtica.

    En realidad, perfiles son tambin las otras dos partes. Todo anlisis hecho con actitud critica y abierta al reajuste permanente 10 es. Mis cuando, como en este caso, se entra en un terreno tan problemtico, donde se palpan problemas que no toleran ms solucin que la del ensayo. Si algo pretende nuestra obra, en este sentido, es problematizar, dejar claro que en la psicologia son muchos y muy importantes 10s asuntos sobre 10s cuales apenas cabe otra cosa que trazar sus perfiles. No establecer sus limites definitorios, fijar 10 que hace su ccfin>>. Ante estos problemas se profundiza ms trazando contornos con lineas delicadas y suaves. Que se sepan hechas desde perspectivas que puedan cambiar esos con- tornos recin trazados. Que se quieran tan finas que hayan elegido el destino de ser borradas.

    Finalmente, unas notas de agradecimiento. Dos individuales: A Jos Ma- nuel Bermudo, sin cuya iniciativa y aliento estas pginas no sabemos cundo, cmo ni dnde se hubieran escrito. A Csar Coll, con quien estarnos comprome- tidos y empeados en su proyecto de investigacin ya en marcha sobre la psico- logia educativa, como tecnologia, en continuidad con la tercera parte de este li- bro, y al que debemos mltiples intercambios de ideas inapreciables para el desarrollo de 10s perfiles tecnolgicos. Y dos colectivas, pero tan personales como las individuales: A mis alumnos de psicologia, pacientes, que no pasivos, espectadores y con frecuencia correalizadores de 10s experimentos mentales que subyacen en estas pginas. A mis colegas del Departamento de Psicologia Ge- neral, de la Universidad de Barcelona; ellos saben que han sido las fuentes y 10s cauces de donde ha surgido y por donde ha discumdo 10 mejor de ellas.

    Universidad de Barcelona, enero de 1984