cap. 7.2-derecho a la ciudad-salvat et al

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El Derecho a la Ciudad como posibilitador tambin de reflexionesGustavo Nicols Salvatierra - Daniel lvarez - Hilda Beatriz Garrido - Emilse Marteau

Palabras claves: derecho a la Ciudad, ciudad, exclusin, conflictividades y posibilidades.

Hablar de ciudad, discutirla, pensarla, reflexionar sobre ella, es hablar, pensar y reflexionar necesariamente sobre las relaciones entre esta y sus habitantes, como se llevan adelante, identificar los conflictos y las tensiones que se generan a partir de estos vnculos. Solo a partir de all podremos intentar si as lo requiere el caso, disear polticas pblicas realmente inclusivas.

Ahora bien, de qu hablamos cuando hablamos de Derecho a la Ciudad?

Ms all de las distintas definiciones que a lo largo de estos aos y sobre todo a partir de los 70 se han elaborado intentando definir lo que es el Derecho a la Ciudad, preferimos seguir a Yuri Romero Picn quien lo define diciendo que: El derecho a la ciudad es en principio, el derecho a acceder y participar de la ciudad en tanto escenario que posibilita el acceso a los derechos polticos y a la ciudadana.

Sin embargo la ciudad es tambin un escenario donde se originan luchas por mnimas condiciones necesarias para vivir, representadas en la mayora de los casos por el acceso a la vivienda propia y los servicios pblicos, por vas que no siempre cumplen con las normas del Estado.

A su vez, y desde la Sociologa Urbana, Robert Parker define la Ciudad como: el intento ms exitoso del ser humano de rehacer el mundo en el que vive de acuerdo con el deseo ms ntimo de su corazn. Pero si la ciudad es el mundo que el ser humano ha creado, es tambin el mundo en el que a partir de ahora est condenado a vivir. As pues, indirectamente y sin un sentido ntido de la naturaleza de su tarea, al hacer la ciudad, el ser humano se ha rehecho asimismo.

Como bien lo expresa David Harvey, el Derecho a la Ciudad es mucho ms que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad. Es, adems, un derecho comn antes que individual, ya que esta transformacin depende inevitablemente del ejercicio de un poder colectivo para remodelar los procesos de urbanizacin.

La libertad de hacer y rehacer nuestras ciudades y como venimos reflexionando- a nosotros mismos, es un Derecho Humano de los ms descuidados.A modo de sntesis de lo hasta aqu tratado podramos decir que si la ciudadana es aquella condicin por la cual tenemos obligaciones y detentamos derechos, ser ciudadanos adems, implica habitar una ciudad.

Consideramos que cuando hablamos de ciudad debemos verla ms all de lo edilicio, ms all de una mayor o menor forma esttica, estilstica, etc., viendo adems las distintas formas de discriminacin social y segregacin espacial que ocurren en la ciudad y las distintas formas de organizacin -intentando entender los cambios urbanos, la violencia urbana, las distintas polticas de participacin popular, la relacin entre los gneros y las culturas jvenes muchas de ellas producto justamente del entorno urbano en el que viven, etc-.Si bien cuando comenzamos a pensar la ciudad nos domina la tendencia de trazar en teora una lnea divisoria entre lo que cumple con la norma oficial y lo que no, la frontera entre lo legal y lo ilegal es con frecuencia difusa.

De tal manera, las formas de urbanizacin pueden ser consideradas legales o ilegales. Entre las ilegales, encontramos distintas formas de nombrarlas, en algunos lugares de Latinoamrica son conocidas como piratas, asentamientos, urbanizaciones informales, etc. Es decir el acceso mediante apropiacin -tanto de terrenos como de edificaciones- en forma ms o menos violenta y sin un sustento legal. Sin embargo estas urbanizaciones piratas son tan ilegales hacia abajo como hacia arriba socialmente hablando, un ejemplo de esto son los grandes y lujosos condominios construidos en reservas naturales, en pulmones verdes, etc. Con la diferencia de que sobre estas urbanizaciones la mirada de los medios no ser condenatoria, ms bien y en general, pasarn inadvertidas en el discurso meditico.

As es como aparece un nuevo elemento a ser tenido en cuenta en el anlisis, la norma. Y este ser un elemento fundamental en la regulacin y conformacin de las relaciones sociales que en una ciudad ocurren.

Pues en general, las urbanizaciones y quienes detentan el poder para normar la construccin, apelan y aspiran justamente a generar normas que regulen no slo la construccin de viviendas si no la trama de relaciones, intereses e imaginarios que esta genera.

Sin embargo esta norma, debe ser vista como un factor de poder totalmente bifronte y no solo como un elemento de cohesin, pues esto slo llevara a tener una mirada casi romntica de la situacin.

Cuando decimos bifronte, nos referimos a que la norma es un elemento de poder emitido por alguien que tiene poder, impuesto por alguien que tiene poder, seguramente en beneficio de grupos o sectores que pretenden seguir teniendo poder. Pero hacia el otro extremo, socialmente hablando, en los grupos de desplazados, pauperizados, marginados, excluidos, que ocupan de la manera que fuera un asentamiento ilegal, una urbanizacin pirata, hace surgir entre ellos, a una persona que tambin tendr poder, es aquella que pueda entender la norma y convirtindose esto en un capital (que ser cultural, poltico, etc.) y que lo convertir en una persona con la capacidad de tener la palabra del grupo, de representar con su palabra a este, es decir en definitiva con la capacidad de negociar ante el Estado y/o sus funcionarios/as.

Pero, negociar qu?, pues nada ms y nada menos que la manera de hacer habitable el barrio como espacio de vida.Ciudad dual o ciudad mltiple? Ciudad que excluyeQuiz hoy debemos poner en discusin al comienzo de cualquier anlisis y hacernos cargo del debate de cmo conceptualizar la ciudad. En general, seguimos partiendo de la nocin de ciudad dual, aquella que forjaba Manuel Castells all por los inicios del 90 para definir Nueva York, o nos inclinamos a categorizar a la ciudad como una ciudad mltiple, es decir, ya no ver las ciudades duales y altamente excluyentes, con una masa marginal: los excluidos. Sobre todo en Amrica Latina, ya Francisco de Oliveira en 1972, criticaba esta nocin. Debemos pensar ms bien en que el capitalismo integra dentro de su lgica a todos los grupos de personas, incluso los marginales. Lo que en realidad existe son diferentes maneras de integrarse a la acumulacin capitalista.

A partir de este anlisis, las vas de abordaje de la exclusin y la marginacin dentro de las ciudades adquieren la complejidad y la densidad necesaria. Queramos o no en la ciudad se tejen redes de relaciones entre las personas y entre ellas y la ciudad, entre ellas y los espacios que habitan, que circulan, que en definitiva viven o ignoran, callan o directamente estigmatizan.

No debemos caer en aquel anlisis que ve la ciudad como algo homogneo, sino buscar conocer para luego tratar de explicar los distintos espacios, tanto fsicos como antropolgicos que la ciudad nos presenta.

Hasta aquellos espacios que a simple vista nos parecen impersonales, slo de trnsito, iguales unos a otros en cualquier lugar del mundo, y aqu especficamente hacemos mencin a lo que el antroplogo francs Marc Auge llama los No Lugares, tienen en s mismos y generan a su vez discriminacin y segregacin.

La dinmica de cada lugar de la ciudad debe ser puesta en valor en un anlisis que devele lo micro sin olvidarnos de ponerlo permanentemente en contexto. Y por supuesto teniendo en cuenta que lo que para algunas personas es una pesada carga para otras puede significar todo lo contrario.

Como ejemplo de lo dicho podemos mirar ahora hacia aquellos lugares socialmente considerados como exclusivos: countries, barrios privados, pero tambin bares, paseos de compras, etc. Si bien por un lado el concepto exclusivo aplicado estos espacios tendrn una connotacin de distincin, una connotacin profundamente clasista, por otro lado exclusivo viene de excluir, es decir que por un lugar dar status a alguien segregando de dicho espacio a otro/a.Las formas de segregacin, la las formas de exclusin en una ciudad son numerosas. Tenemos el caso de los jvenes que tienen que vivir en una ciudad pensada construida y sobretodo normada por adultos. As como los jvenes en sus distintas formas de agrupaciones, en sus distintas formas de sociabilidad (tribus urbanas, culturas urbanas, culturas juveniles, etc.), debern apropiarse de distintos espacios de la ciudad donde llevar adelante sus prcticas identitarias. Prcticas que por otro lado tambin son estigmatizadas por la mirada adultocntrica que la sociedad tiene.Otros lugares que debemos incluir en nuestra agenda de investigacin son aquellos lugares ligados al miedo, al temor. Las zonas conocidas comnmente como rojas, llevan en s mismas el estigma y la categorizacin demostrativa, son lugares dentro de la ciudad que deben ser evitados, evitados claro est por aquellos habitantes que el discurso social habilita como ciudadanos respetables.

Y son estos ciudadanos respetables lo que elevaron sus voces pidiendo seguridad, que indudablemente debe venir dada por y desde el Estado. Sin embargo las voces de reclamo de los sectores pauperizados de la ciudad exigiendo tambin seguridad para ellos ser totalmente desoda.

Por ltimo queremos hacer mencin aquellas zonas, pero sobre todo aquellas prcticas que provenientes de una tradicin ligada al medio rural, son llevadas a cabo por las personas. Hbitos, tradiciones, y hasta formas de construir sus viviendas aprendidas en ese continuum rururbano que tan bien nos describiera la escuela de chicago.A manera de conclusinAl estudiar la ciudad, lo urbano, no debemos dejar de lado el intento de comprender las relaciones que en ese medio ocurren. En este sentido la etnografa y los distintos mtodos cualitativos para intentar acceder a la subjetividad de las personas que la habitan, a la forma que tienen de ver la ciudad, de vivirla nos ser sumamente til. Por qu en definitiva una ciudad que no es vivida no tiene sentido alguno ni para sus habitantes ni para cientista alguno que pretenda encontrarlo.La dinmica de lo cotidiano marca y es marcada por la ciudad, pero y quiz esto sea lo ms importante, a nosotros/as tambin.As es que es nuestra obligacin mantener permanente vigilancia epistmica sobre nosotros/as mismos/as como investigadores/as, de tal manera que en nuestros anlisis no queden impresos nuestros prejuicios de gnero, de formacin profesional y sobre todo nuestros prejuicios de clase.Bibliografa

Girola Mara Florencia: Procesos de apropiacin del espacio y sociabilidad vecinal en un gran conjunto urbano situado en la ciudad de Buenos Aires. ANTHROPOLOGICA/AO XXV, N. 25, diciembre de 2007, pp. 131-155. Disponible en Internet:

http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S0254-92122007000100006&script=sci_arttext

El presente paper pretende solamente servir como gua para el inicio de un debate mucho ms minucioso acerca de la problemtica propuesta, siendo solo una puesta en tapete inicial de las distintas vertientes de abordaje posible que tiene la ciudad como objeto de estudio.

Para un mayor detalle de distintas definiciones a cerca del Derecho a la Ciudad, Cf. Yuri Romero Picn: Tramas y urdimbres sociales en la ciudad. En Internet: HYPERLINK "http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/univhumanistica/article/viewFile/2071/1318"http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/univhumanistica/article/viewFile/2071/1318

Citado en: Harvey David: El Derecho a la Ciudad. New left review, 2008. En: HYPERLINK "http://www.moviments.net/espaimarx/docs/6786f3c62fbf9021694f6e51cc07fe3c.pdf"http://www.moviments.net/espaimarx/docs/6786f3c62fbf9021694f6e51cc07fe3c.pdf

Harvey David: El Derecho a la Ciudad. Ibid.

Cf. Cerbino Mauro: Antropologa, ciudad y jvenes. Un dilogo con Teresa Caldeira En Iconos, Revista de Ciencias Sociales, FLACSO Ecuador. Disponible en Internet: HYPERLINK "http://revistas.flacsoandes.edu.ec/revistas/index.php/iconos/article/view/369"http://revistas.flacsoandes.edu.ec/revistas/index.php/iconos/article/view/369

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