canto y música

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ALGUNAS ANOTACIONES A PROPÓSITO DEL MINISTERIO DEL CANTO Y LA MÚSICA EN LA LITURGIA El ministerio del canto y la música al interior de nuestras celebraciones litúrgicas, especialmente de la eucaristía, constituye un verdadero servicio litúrgico y tiene una gran importancia. Por lo tanto no puede dejarse a la improvisación, ni a la buena voluntad de los que lo ejercen. Este breve artículo quiere ser una pequeña ayuda a todas aquellas hermanas y hermanos que prestan este importante y delicado servicio. La experiencia humana nos enseña el valor y el significado del canto porque; expresa sentimientos, es expresión poética, compromete, hace comunidad y es expresión de fiesta. De ahí que el apóstol Pablo nos anime a valernos de esta manifestación tan humana cuando nos dice: “alaben al Señor con himnos, salmos y cánticos inspirados”. El canto en la liturgia es una realidad muy antigua, y es una experiencia común a otras religiones. La Iglesia posee, desde antaño, una rica tradición musical expresada en himnos y formas de canto como, tales como el canto gregoriano. La constitución dogmática sobre la sagrada liturgia del Concilio Vaticano II nos dirá que “el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia” (SC 112). Este mismo documento nos anima a “conservar” y “cultivar” con sumo cuidado el tesoro de la música sacra (SC 113). Finalmente, en el número 118, la constitución conciliar nos invita a fomentar “con empeño el canto religioso popular, de modo que en los ejercicios piadosos y sagrados y en las mismas acciones litúrgicas, de acuerdo con las normas y prescripciones de las rúbricas, resuenen las voces de los fieles”. Finalidad del ministerio del canto y la música en la liturgia. El canto litúrgico obedece a una doble finalidad:

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La importancia de la música en la liturgia

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Page 1: Canto y Música

ALGUNAS ANOTACIONES A PROPÓSITO DEL MINISTERIO DEL CANTO Y LA MÚSICA EN LA LITURGIA

El ministerio del canto y la música al interior de nuestras celebraciones litúrgicas, especialmente de la eucaristía, constituye un verdadero servicio litúrgico y tiene una gran importancia. Por lo tanto no puede dejarse a la improvisación, ni a la buena voluntad de los que lo ejercen. Este breve artículo quiere ser una pequeña ayuda a todas aquellas hermanas y hermanos que prestan este importante y delicado servicio.

La experiencia humana nos enseña el valor y el significado del canto porque; expresa sentimientos, es expresión poética, compromete, hace comunidad y es expresión de fiesta. De ahí que el apóstol Pablo nos anime a valernos de esta manifestación tan humana cuando nos dice: “alaben al Señor con himnos, salmos y cánticos inspirados”.

El canto en la liturgia es una realidad muy antigua, y es una experiencia común a otras religiones. La Iglesia posee, desde antaño, una rica tradición musical expresada en himnos y formas de canto como, tales como el canto gregoriano. La constitución dogmática sobre la sagrada liturgia del Concilio Vaticano II nos dirá que “el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia” (SC 112). Este mismo documento nos anima a “conservar” y “cultivar” con sumo cuidado el tesoro de la música sacra (SC 113). Finalmente, en el número 118, la constitución conciliar nos invita a fomentar “con empeño el canto religioso popular, de modo que en los ejercicios piadosos y sagrados y en las mismas acciones litúrgicas, de acuerdo con las normas y prescripciones de las rúbricas, resuenen las voces de los fieles”.

Finalidad del ministerio del canto y la música en la liturgia. El canto litúrgico obedece a una doble finalidad:

1. Favorecer la participación plena, activa y consciente de todos los que participan en la acción litúrgica (Cf. SC 14). Esto quiere decir que los ministros cantores deben buscar la manera como los demás miembros de la asamblea litúrgica puedan participar en los cantos. Se han de buscar cantos que toda la asamblea conozca y que la ejecución de los mismos por parte de los cantores pueda ser seguida por los fieles. Esto no quita el que puedan introducirse nuevos cantos, siempre y cuando sean ensayados y dados a conocer a todos los fieles. Sería contrario a la finalidad del canto litúrgico el que sólo los miembros del ministerio de la música entonasen los cantos, como si su intervención en la liturgia fuese simplemente decorativa, o como si estuviesen dando un recital o un concierto.

2. El canto y la música en la liturgia han de responder al espíritu de lo que se celebra. Lo que se canta en nuestras celebraciones, especialmente en las celebraciones eucarísticas, ha de responder al sentido del tiempo litúrgico o del misterio que se está celebrando. Por ello los responsables de este ministerio han de tener un repertorio amplio y adecuado a cada momento del año litúrgico y de las fiestas del Señor y de los santos.

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Distinción entre música y canto religioso y música y canto litúrgico. No cabe duda que el Señor ha dotado de dones y talentos a muchos hermanos y hermanas, para que a través del canto y la música alaben al Señor. Es hermoso constatar como en nuestras comunidades cristianas florecen cantidad de coros y agrupaciones musicales que con sus ejecuciones y composiciones animan la vida de oración y las reuniones de los cristianos. En dichas composiciones se expresan los sentimientos del alma que quiere alabar, pedir o invocar al Señor. Para tales canciones se usan ritmos y composiciones propios de otros géneros musicales populares o bien, se emplea la música de conocidas y populares canciones profanas a las que se les cambia la letra. Tales esfuerzos son dignos de mérito, y los animamos para que se sigan realizando, pues hacen mucho bien.

Dada la naturaleza de la acción litúrgica, sobre todo de la eucaristía, se hace necesario que los cantos y melodías empleadas en las mismas tengan un carácter diferente. De este modo se puede decir que música y canto religioso es toda composición musical para alabar, pedir o invocar al Señor, a la Virgen o a los santos. En cambio, música y canto litúrgico es aquel que se usa en dichas celebraciones y que cumple la finalidad de estar al servicio de la acción sagrada. De este modo, todo canto litúrgico es religioso, pero no todo canto religioso cumple con las condiciones para usarse en la liturgia.

Por ello ha de cuidarse que no cualquier composición, por bonita que sea, se use en las celebraciones litúrgicas. Recordemos que el canto litúrgico debe favorecer la participación de todos y ha de estar de acuerdo con el misterio celebrado, muchos cantos religiosos no cumplen con estas finalidades y no han de emplearse en la celebración litúrgica. Esto no quita que en la ejecución de los cantos litúrgicos se usen instrumentos propios de la cultura e idiosincrasia de los pueblos. Y que en la composición de los mismos se usen ritmos propios de la cultura del lugar, siempre y cuando se apeguen a los textos y rúbricas, sean nobles y bellos y cumplan con la doble finalidad del canto litúrgico. En este sentido la constitución sobre la sagrada liturgia nos orienta que: “Los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina católica; más aún, deben tomarse principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes litúrgicas” (SC 121).

Tipos de canto a usarse en las celebraciones de la Eucaristía. La eucaristía es el culmen y la fuente de la vida cristiana (Cf. LG 11). Es la expresión sacramental del Misterio Pascual (Cf. quinto misterio Luminoso), el cual es el misterio fundamental de nuestra fe. Por ello el canto y la música en la eucaristía revisten una importancia capital.

En la celebración eucarística se pueden distinguir dos tipos de canto:

1. Cantos que acompañan una acción. Estos son: el canto de entrada, el canto de presentación de dones, el canto para la comunión, y el canto de salida. Estos cantos tienen como objetivo acompañar una acción determinada en la eucaristía (la entrada, la comunión, etc.) y por ello pueden realizarse o no, es decir no tienen un carácter de obligatoriedad. Dichos cantos terminan cuando ha finalizado la acción que acompañan.

2. Cantos rituales. Estos son: el Señor ten piedad, el himno del Gloria, el Aleluya, la Profesión de Fe, mejor conocido como el Credo, la aclamación del Santo, la oración

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dominical o Padrenuestro y la súplica durante la fracción del pan, Cordero de Dios. Los cantos rituales han de apegarse al texto litúrgico y se hacen independientemente que se canten o no. En la composición y ejecución de estos cantos debe tenerse muy en cuenta que estén apegados fielmente al texto litúrgico. Por ejemplo: no cualquier canto que diga la palabra “gloria” sirve para cantarse como himno de Gloria. Y de esta manera otros cantos.

En conclusión, el ministerio del canto y de la música en la liturgia es un ministerio clave. Debe tenerse en cuenta que no es para hacer más vistosa o llamativa una celebración, sino para favorecer la oración y la participación de todo el pueblo fiel. Es un ministerio que debe ser ejercido con competencia y sobre todo con un gran espíritu de servicio y de fe. A los que se dedican a este ministerio se les pide lo mismo que a las demás personas que ejercen diversos ministerios en la liturgia. “El fiel laico que es llamado para prestar una ayuda en las celebraciones litúrgicas, debe estar debidamente preparado y ser recomendable por su vida cristiana, fe, costumbres y su fidelidad hacia el Magisterio de la Iglesia. Conviene que haya recibido la formación litúrgica correspondiente a su edad, condición, género de vida y cultura religiosa. No se elija a ninguno cuya designación pueda suscitar el asombro de los fieles” (Instrucción Redemptionis Sacramentum 46).

Con este pequeño artículo espero ayudar a todos aquellos hermanos y hermanas que se dedican a este hermoso ministerio del canto. A la vez espero ayudar a nuestro pueblo fiel para que conozca mejor los diversos ministerios al interior de las acciones litúrgicas y así puedan celebrar la liturgia de manera más plena y consciente. En los próximos números de este misal iremos tratando de otros ministerios o servicios litúrgicos.

Animo a nuestros lectores a que si tienen alguna duda o si quieren alguna aclaración en materia de liturgia puedan dirigir sus inquietudes al correo electrónico [email protected]. O al teléfono 2662252 del Seminario Nacional Nuestra Señora de Fátima, con el Padre Moisés Daniel Pérez Díaz y con gusto le atenderemos.