canto del hijo de las estrellas

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CANTO DEL HIJO DE LAS ESTRELLAS Atrás se ha quedado mi pueblo con sus luces apagadas y sus árboles corpulentos. Me he despedido con nostalgia de la monumental iglesia, con su ángel diciendo adiós, con sus campanas calladas… Fue como si se hiciese vacío en la tierra ; como si el sol gris poseyera mi alma, como si hubiese muerto “el hijo de las estrellas”… El carro se fue alejando y mi alma se fue quedando enredada entre esas piedras que nos vieron, entre esos árboles y cercas que un día nuestros nombres aprendieron. Dulce niña, diosa frágil ; No puedo seguir tan sólo, recordando tu imagen… Se me escapan los colores no logro abarcar tu sonrisa ni sentir tu cabello entre mis sueños. Eres de pronto : Como una sombra que se me escapa, como el sueño blanco que trajo con el río el alba y se elevó al cielo, donde hace años inalcanzable lo contemplo. Y te escapas de mi mente… Como las luces apagadas y los árboles corpulentos - guardianes activos de mi pueblo -. Y te diluyes entre las sombras haciendo un vacío en mi cuerpo, como si el corazón, con el alma que tanto quiero se hubiesen quedado enredados ; entre el paisaje y las piedras que nuestros nombres aprendieron.

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Poesía - orígenes -

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Page 1: Canto Del Hijo de Las Estrellas

CANTO DEL HIJO DE LAS ESTRELLAS

Atrás se ha quedado mi pueblo

con sus luces apagadas

y sus árboles corpulentos.

Me he despedido con nostalgia

de la monumental iglesia,

con su ángel diciendo adiós,

con sus campanas calladas…

Fue como si se hiciese vacío en la tierra ;

como si el sol gris poseyera mi alma,

como si hubiese muerto

“el hijo de las estrellas”…

El carro se fue alejando

y mi alma se fue quedando

enredada entre esas piedras que nos vieron,

entre esos árboles y cercas que un día

nuestros nombres aprendieron.

Dulce niña, diosa frágil ;

No puedo seguir tan sólo,

recordando tu imagen…

Se me escapan los colores

no logro abarcar tu sonrisa

ni sentir tu cabello entre mis sueños.

Eres de pronto :

Como una sombra que se me escapa,

como el sueño blanco

que trajo con el río el alba

y se elevó al cielo, donde hace años

inalcanzable lo contemplo.

Y te escapas de mi mente…

Como las luces apagadas

y los árboles corpulentos

- guardianes activos de mi pueblo -.

Y te diluyes entre las sombras

haciendo un vacío en mi cuerpo,

como si el corazón,

con el alma que tanto quiero

se hubiesen quedado enredados ;

entre el paisaje y las piedras

que nuestros nombres aprendieron.