camus la universalidad · 2014-02-22 · 14 camus y la universidad de mexico universalidad entre...
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CAMUS y LAUNIVERSIDAD DE MEXICO
UNIVERSALIDAD
ENTRE los incontables premios litera
rios que se otorgan en el mundo alcabo del año, el premio Nobel parece
tener una repercusión sin paralelo. ,E~tose debe seguramente a que es el un.lc.oconcurso que yo sepa, en el que partICIpan auto'res de todos los paises. Y puedeque también un poco a la suma nada desdeñable de la recompensa. Todo ello contribuye a hacer este premio todo 10 si&,nificativo que sin duda su fundador ql\lso que fuera. Pero al mismo tiempo, porsu importancia misma, obliga a qLúenes10 conceden a una prudencia poco alentadora y que, por otra parte, hace másaraves y visibles sus no pocos yerrosb d '.:...- humanos por 10 emas.
Por eso este premio otorgado a Camuses verdaderamente excepcional. Imaginoque Nobel se proponía alentar las letrasmás que recompensarlas.· Por 10 menosasí debería ser: concebido como recompensa, un premio de este tipo resultasiempre ridículo y como humillante. Perose comprende también el terror que aesos señores suecos debe de producirles laidea de entregar tan exorbitante galardóna algún jovenzuelo brillante, que con eltiempo nos resulte un Dalí, o algo peor.Por eso se han limitádo tan a menudo asancionar celebridades ya perfectamentecimentadas. Es posible que esto sea también 10 mejor para los autores mismos:uria gloria demasiado temprana puede sermás nociva que mil impedimentos. Peroesto depende de la calidad del glorificado,y discernir esta calidad debería ser precisamente la responsabilidad del jurado.La cuestión, en todo caso, es que el premio N obe1 ha sido a menudo una recompensa, 10 suficientemente tardía para nofacilitar mucho una obra ya bastante redondeada, y lo suficientemente cauta parano alentar grandemente a un autor yabastante alentado, ni para orientar tampoco a un público que más bien es él laorientación del jurado. Y que es en efecto excepcional que Camus lo reciba a unaedad en que todavía puede da rle ciertatranquilidad para realizar una parte desu obra, que bien puede ser la más importante (pues la prensa nos in forma queeste escritor es el más joven, después deRudyard Kipling, en la lista de premiosNobel).
y sin embargo la cosa era de esperarse. Es natural que se premie excepcionahnente a un escritor excepcional. PorcIue el caso de Call1us es único; y no comoson únicos los casos de todos los escritores siempre que son de cierta calidad:precisamente en esta época de singularidades y excentricislllos, Camus se distingue por su universalidad, por su "centralidad".
La universalidad ha sido un ideal constante del espíritu, al que ha intentadoacercarse por diversos caminos. El últimoque le ilusionó seriamente antes de nuestra época fuE' seguramente el de la razónnatural. Perdida esta ilusión, parece quecon ella s~ disipa la idea misma de universalidad. El escritor o el artista va noquiere ser uniyersal : quiere ser la Mayoría - o quiere ser el Unico. ¿ De qué otramanera puede esperar salir de la triviali,dad, de la indiferencia. de la opacidadCjt:e ::::lL'l1aza siempre con ahogar las ex-
Por Tomás SEGOVIA
presiones del hombre, como su vida misma - puesto que ya no cree en una naturaleza, racional o no, repartida necesariamente en todas las almas?
Es cierto que entre la mayoría y todos,hay un intervalo absolutamente insalvable, y que no se comprende bien cómocon tan poco escrúpulo el espíritu ha podido a veces desatender. Pero puesto queesta idea de representar el todo por lamayor parte tiene evidentemente un origen político, puede confiarse al procedimiento característico de la política, queconsiste en suprimir, aunque sólo fuesede derecho, a la menor parte (que no 10es necesariamente en número sino enpeso). En este sentido, la actitud que consiste en afirmar: "nosotros somos todos",contando como nada todo lo que no formeparte de ese "nosotros", es exactamente
Camus -"escogió la expresión"
la misma cuando los griegos excluyen alos esclavos y los bárbaros, o cuando losnobles excluyen a los plebeyos, o cuandola aplastante niayoría excluye a la aplastada minoría. Pero mientras la políticapuede permitirse la esperanza de llegara suprimir efccti\-amente a la menor parte, la literatura por sí Inism<l no puedesino fingir que la suprime. I.u Clnl nodebe de ser muy satisfactorio. a juzgarpor la decidida prdlTe!1Cia que los escritores de nuestra época parl'cen haberdado a la solución contraria.
Al intl'nta l' expresarlo mús singularque hay en él. aquello que se sustrae alimperio de todos, el artista no hace divisiones entre esos- todos. los vuelve a hacertotalidad frente a él. La unidad está máscerca de la totalidad. porque es una totalidad en sí misma, mientras que el nÚl11eno es parte por definición. Sólo que lastotalidades de este género se pagan ca ras.Un arte que fuera verdaderamente deuno solo sería verdaderamente de nadie.Valéry lo comprendió con su habituallucidez, él que se proponía un arte de estetipo, que recibiría su mayor o menor ex-
celencia del grado de independencia de ~m
espíritu con respecto al objeto que lo ocupa, y el cual fijaría con total desprendimiento las condiciones que decide satisfacer. Por eso Valéry inquiere sobre elverdadero "autor" de una obra de arte,que no es, como alguHos ingenuos habíamos podido imaginar, la persona viva yreal que la produce. Y después de mostrar con delicia la soberanía de este "autor" en relación con su mundo y suvida -"es un arte de profundo escépticola poesía culta"-, Se pregunta quién espues ese "obrero" real, y se contesta conarrojo: "¡ Pero si no es positivamentenadie !"
y tiene razón: porque ser alguien esno ser único, ni desencarnado. Este autorpuro y abstracto se hace así la ilusión deser uno, o más bien el uno. Pero a costade no ser ya alguien, es decir, de no vivirya en un mundo de sentidos sino de actospuros. La obra de este "nadie" escaparáa esas contingencias y variaciones delmundo de los significados que Valéry hadescrito con tanto cuidado, será como unhecho, y su ideal es ser un hecho completo y cerrado, sostenido por una mecánicainterna: es decir, un universo. P{)r eso,seg~n Valéry, la obra de Mallarmé aspira a "un sentido universal: un sentido de
. "umverso .Pero ¿ es de veras lo mismo? Antes
bien: precisamente por ser un universoesta obra pierde toda posibilidad de seruniversal, - o de ser particular: la cuestión se hace absurda. Pues en efecto esabusar de las palabras hablar de cosas universales. Ellas pueden tener un sentidouniversal, pero esta universalidad es unconcepto que sólo tiene realidad en esteIllundo de los sentidos.
Esto explica en parte que las obras deIluestra época sean a menudo muy pocouni versales. Aunque por caminos divergentes, los dos procedimientos más característicos de nuestro tiempo se alejanigualmente de la universalidad. Paradójicamente, la literatura para masas se haido haciendo menos universal a medidaque crecía el volumen de su clientela. Alrevés de 10 que podría suponerse, la ruptura que la separaba de aquellos a quienesno se dirigía, se hacía más honda a medida que eran más aquellos a quienes sedirigía. En los casos extremos esta ruptura es absolutamente irreparable. Y así laeficacia misma de esta literatura acaba porhacerse argumento en contra. Se hace imposible creer que una literatura expresede veras a su público, por extcnso quesea. cuando el resto del público, por reducido que sea, no podrá nunca ser expresado por ella, incluso en parte o imperfectamente o a título de posibilidarl.Hay, pues, que concluir que esa pretendida expresión es, a su vez, una falacia yque a fin de cuentas el escritor de masastraiciona a todos por haher empezadotraicionándose a sí mismo. Este es el problema de la I1lUY política idea de las mayorías, y. por ejemplo. en su terreno propio, la superioridad del socialismo sob¡'ela democracia consiste en que 110 se propone como meta la imposición de la mayoría sobre la minoría, que es como unatiranía repartida. sino la efectiva eliminación de la minoría, ya sea por la violencia,
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o por la asimilación en una sola clasesocial, o por los dos caminos a la vez.Hemos visto pues en la práctica que laliteratura de masas sólo es universal enla medida en que no es de mayorías, delmismo modo que la literatura de "uno"sólo lo será en la medida en que participede un mundo al cual por principio se trataba de sustraerla.
Estas consideraciones sugieren, en miopinión, que la universalidad de una obrano reside en ella como una cualidad realsino como posibilidad. Que un autor, enotras palabras, sólo podrá aspirar a seruniversal si coloca su producción en unterreno que no es ni el de la invenciónpura y sin "mundo", ni el del dictadomecánico de un "mundo" cerrado y necesariamente parcial, de un "mundo" sin"más allá". Suponiendo que las obras delos dos tipos descritos aspiren a la universalidad, su error sería querer contenerla. Una obra que es de nadie, como unaobra que es de muchos, Se condenan aser definitivamente eso, y por lo tanto ano ser nunca de todos. Y puesto que serefectivamente de todos no es sino un límite ideal, la -obra universal eS aquellaque no es, sino que puede ser de cada uno.
De esta clase de obras no creo que nuestra época ofrezca muchos ejemplos másclaros que la de Camus. En un panoramadonde la literatura casi entera quiere, obien participar en la acción, o bien seracto puro, Camus ha escogido la expresión. Esta elección, como es natural, nose ha hecho sin esfuerzo y sin vacilaciones. Desde la filosofía del absurdo hastael "pensamiento de mediodía", la ruta deCamus ha rozado los principales jalonesde su tiempo. Su postura política, esa"oposición de izquierda" en la qne siguemanteniéndose difícilmente la mayoría delas inteligencias que pueden todavía escoger, tiene sin duda mucho que ver conesto. Sartre, qne en los días en que erael defensor incondicional del comunismo,se permitía ironizar sobre la formaciónfilosófica de Camus, sabía muy bien incluso entonces que no se trataba de eso.La radical exigencia sartriana de una literatura comprometida, en ~l más estrechosentido de la palabra, respondía en efectoa una filosofía. Pero la postura de Camustambién, aun cuando no tomase la forma
técnica que toma en un especialista. Sartre, que no es marxista, ni materialista nicomunista, encontraba necesario, sin ~mbargo, defender todo lo que el comuni. mohace o representa, pero no por los motivosque el comunismo tiene para hacerlo, sinopor los que Sartre tiene para defenderlo.Al anatemizar pues como reaccionario atodo el que no tomara esa mism:1 postura,parecía prohibir a todo el mundo, o bienla posibilidad (que él se adjudicaba) deponer en duda las razones comunistas, obien, si éstas se ponen en duda, la posibilidad de hacerlo según otras que no fueranlas de Sartre personalmente. Estas razones son las que le hacen negar, por unlado, tanto al marxismo como al anticomunismo (o más bien al no comunismo),y por otro lado, a la expresión.
Merleau-Ponty ha mostrado cómo estasrazones derivan de la idea sartriana deuna libertad pura y de una conciencia radicalmente constituyente, y se ha esforzado en descubrir todo un' mundo intermedio entre las conciencias puras y lascosas puras de Sartre, un mundo dondecosas y conciencia colaboran, donde lossignificados atribuidos a los objetos porel sujeto son como corroborados o desautorizados por aquéllos retroactivamente,y que es justamente el mundo de la expresión y de los "estilos" de ser; - o, ene! plano político, el mundo de la autocrítica y del examen. En literatura, estemundo es el único donde puede situarseuna obra universal. La postura de Sartre-10 cual no es de extrañar- sirve parajustificar al mismo tiempo 'la literaturacomprometida y la más desenfrenada literatura de "evasión". El compromisosartriano, en efecto, se funda en el carácter de invención pura de toda decisiónhumana. Tenemos que comprometernosradicalmente porque estamos radicalmentesolos; porque entre yo y lo otro río haynada; porque, no hay expresión ni significación: no hay más que actuar, -o' desaparecer. Son, como puede verse, motivosmuy parecidos a Jos que sostienen, porejemplo; las ideas radicalmente opuestasal compromiso de un Octavio Paz. Esainvención pura es la misma que le llevaa concebir el poema como un puro acto:
"tiranía repartida"
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invenclOn ex nihilo al mismo tiempo de!poema.'1 del poeta. Sartre mismo dejabala puerta abierta a este desarrollo con sussugestiones acerca de la música al fin;!lde La náusea y con su limitación del compromiso a la categoría de lo "literario"por oposición a lo "poético". .
Motivos de este orden son los que hacen la mayor universalidad de Camus, quee! premio Jobel ha querido expresamen!eseñalar. Esta universalidad es sólo posible en un mundo de expresión. Un mundodonde la libertad es irrenunciable, perono es pura; que no es un orden cerradoy concluso, pero tampoco un caos; unmundo, en una palabra, que na sería talsin nuestra conciencia, pero que no poreso inventamos de cabo a rabo. Y también,por otro lado, un mundo que implica necesariamente la autocrítica y el examen, elconstante concurso, a su vez, de! sujeto, ypor lo tanto e! reconocimiento de este sujeto en su libertad "impura" pero inalienable. Por eso, aunque la universalidades tal vez posible, y acaso en una medidaincomparablemente mayor, en una sociedad verdaderamente socialista (por lo menos así parecen haberlo creíelo los marxistas prestalinistas), hemos visto, en cambio, cuán en vano puede aspirarse a ellaen la fase' totalitaria y burocrática. Laliteratura de consigna es la literaturacomprometida justiticada ele otra manera,y como ella, puede actuar sobre muchos,incluso sobre todos, sin que por ello exprese a ninguno. Para poder ser universal,' para ser expresión abierta en esemundo que Sartre llama de lo ~'probable",
tiene que colocarse más allá (o si se quieremás a,cá) de esa rígida alternativa dondelos dos únicos términos son la acción ola reacción, ambas sin mezcla y definidas de antemano; donde se es o militanteo traidor. Proponer al hombre una imagen de sí mismo es también actuar; perono en el mismo sentido en que actúa qui~n
piensa que justamente no hay imágenesentre las cuales escoger. Si esta imagenpuede ser pro-puesta es porque no estápuesta, y porque sabe y acepta desde elprincipio que podrá ser .corroborada odesautorizada. Esta posibilidad es la dela universalidad misma, y es la que estásiempre latente como premisa y motivación al mismo tiempo en toda la obra deCamus. Es también la que hace de estaobra una verdadera obra de artista, y no,bajo el ropaje del arte, una obra de teórico, o una obra de táctico.
Que el terreno del arte es en nuestrosdías el más arduo y desacreditado, el más'difícil de justificar y honrar; el menostranquilizador, en una palabra, que puedaescogerse, nadie lo sabe mejor qne él.Pero así enfocado, el prohlema del arte,como el de la expresión que lo envuelve,no es sino el problema general de la vidahumana, para llamar así a esa instancia,a menudo excluida en las alternativas deeste siglo, y que se sitúa entre la conciencia y las cosas, entre yo y el otro, entreel absurdo y la mecánica, enhe el instante y la historia. Por haber sido fiel a estainstancia, Camus ha dado al arte en nuestros días una dignidad que parecía casiimposible darle; pero también -pues estehonor sigue siendo un honor- se ha hecho a su vez digno de! arte.