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-19- El enemigo flaqueaba al empuje irresistible de nllestrossoldados.y por la pérdirla de su Jefe; su artillería, que sólo babía hecho CinCO 6 seIs dISPB:fOS d? metralla, cesó de funcionarj :ya arropado por su derecha, el Batal,U,,! 1. 0 de Clttnquí-;a órdenes de su Comandante Manuel Quintero S.-avanzando rapldamente. le habla flanqu,:;ado por su i2.quierdsj yestrechandl) cada vel, más el que Duestra línea, el enemigo se declaró en derrota, á las 2 p. m., dejando all.í ,un cañón y una carreta con parque, J huyó desbandado. Entonces Ud. ordenó,Y d1rIgIO.la persecución J. consideraddo la sofocación y cansancio de nuestros combatIentes, h1Z0 avanzar tres compañías del Batallón 4.°, que había. quedado de reserva. Quedaron en el campo más de cien hombres del enemigo. entre muertos y he- ridos; la pieza. de artillería bien dotada de que he hecbQ menci6n; más de 100 riBes, 15,OOO·tiros, 2 carretas con bueyes, 2 banderas, 2 cornetas, .Y más de 100 prisioneros. Entre los muertúS del enemigo qued6 en el campo el primer Jefe, Coronel EfraÍn que; debiendo dejar aquí consignadÚ' que defendió su pt:esto con honor hasta el últI- mo momento. Murieron también el Mayor Arango-2.0 Jefe-y varios Oficiales. Nuestras bajas fueron veinticuatro: diez muertos y catorce heridos, teniendo que lamentar entre los primeros al valeroso Teniente Fraga y al A.lférez Trimiño. Al dar á Ud. cuenta de esta p.cci6n de armas-que considero de importancic. en la actual campaña, puesto que nos ha dado posesión de rica provincia-creo de mi deber expresarle que en general todos-Jefes, Uficiales y soldados-cumplieron con su deber, Por los prisioneros que hicimos fuimos infor!D.ados con precisi6n que la plaza de David estaba defendida for 150 hombres, casi todos del Batallón Cívico; y Ud. or- que aprovecháramos e triunfo obtenido, marchando sobre David esa misma no- che desarrollando con pocas modificaciones, el plan de ataque acordado. Orden6 Ud. que el Batallón f.O de (;ltiriquí y el escuadr6n Libres marchasen á Alanje á ocupar nuevamente esa población y á perseguir á los dispersos J recogiendo los elementos que éstos en su desbande hubieran dejado por el camino; que el Parque y la Proveeduría quedasen en la poblaci6n de San Pablo hasta segunda orden, custodiados por sus res- pectivas guardias; qlae los prisioneros quedasen también bajo la custodia del Batallón 3,°; y que el resto de la División marchase sobre David. Siguiendo en lo posible el orden de marcha establecido, aalimos de San Pablo á las 9 p. m. tomando la vía de Los Ladrillos, y observando las precauciones que en estos casos se requieren J llegaIDQs al11ano de David á las 3,30 a. m. de hOJ; á. las 4 J cuarto habíamos desplegado nuestra gente al frente de esta poblaci6n, dejando atrás el escuadr6n .úibres para que cubriese las vías de Alanje y de Bugaba, y á las 4.30- el acordado-cada cuerpo desfil6 á ocupar su puesto: el batall6n 2,° el J6.n del BaJO y el de la Chancleta, desde la casa de las señoras Candanedo Medma hasta la calle de El Silencio; el Mayor Ca !'los M. Urrea, con dos compañías del bata- llón 4.', l. calle de El Cerro desde la casa de Gabino Paredes hasta l. calle Real, .1 Capitán Manuel Gallegos con sus tiradores para apostarlos en los cuatro ángulos de la plaza del Parque; y el Capitán Jacinto Morales á tomar por asalto el cua.rtel de la mis- ma plaza, con treinta machetes escogidos 'Por él entre todos los batallones. Cuando desfilaban con el orden indIcado nuestras últimas guerrillas, fuimos in- formados de que el enemigo, en el pánico de la derrota de ayer; se había desbandado, huyendo la mayor parte á Dolega anoche mismo, en vía para Bocas del Toro. Al ama- necer se organizaron varias comisiones para perseguirle J de cuyo resultado daré á Ud. cuenta oportunamente. En los cuarteles de esta poblaci6n, en casas particulares y en otros varios pun- tos hemos encontrado 150 rifles de varios sistemas, cien mil tiros, y dos ca.ñonss pe- sistema antiguo, y se hacen pesquisas sobre el paradora de oti'os elementos. Al termic.lu' el presente parte me permito felicitar á Ud., Y juntamente á la 1.- I?iv.isión de Chiriq uí, .por el.brillante alcllnz ldo ya en esta campana, y con seo- tlmlentos de alta conslderacI6n y aprecIO, tengo el honor de suscribirme de Ud. aten- to servidor, MANUEL qUINTERO V,

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El enemigo flaqueaba al empuje irresistible de nllestrossoldados.y d~salentado por la pérdirla de su Jefe; su artillería, que sólo babía hecho CinCO 6 seIs dISPB:fOS d? metralla, cesó de funcionarj :ya arropado por su derecha, el Batal,U,,! 1.0 de Clttnquí-;a órdenes de su Comandante Manuel Quintero S.-avanzando rapldamente. le habla flanqu,:;ado por su i2.quierdsj yestrechandl) cada vel, más el s~micírculo que ~ormaba Duestra línea, el enemigo se declaró en derrota, á las 2 p. m., dejando all.í m!s~? ,un cañón y una carreta con parque, J huyó desbandado. Entonces Ud. ordenó,Y d1rIgIO.la persecución J. consideraddo la sofocación y cansancio de nuestros combatIentes, h1Z0

avanzar tres compañías del Batallón 4.°, que había. quedado de reserva. Quedaron en el campo más de cien hombres del enemigo. entre muertos y he­

ridos; la pieza. de artillería bien dotada de que he hecbQ menci6n; más de 100 riBes, 15,OOO·tiros, 2 carretas con bueyes, 2 banderas, 2 cornetas, .Y más de 100 prisioneros. Entre los muertúS del enemigo qued6 en el campo el primer Jefe, Coronel EfraÍn D~­que; debiendo dejar aquí consignadÚ' que defendió su pt:esto con honor hasta el últI­mo momento. Murieron también el Mayor Arango-2.0 Jefe-y varios Oficiales.

Nuestras bajas fueron veinticuatro: diez muertos y catorce heridos, teniendo que lamentar entre los primeros al valeroso Teniente Fraga y al A.lférez Trimiño.

Al dar á Ud. cuenta de esta p.cci6n de armas-que considero de importancic. en la actual campaña, puesto que nos ha dado posesión de e~ta rica provincia-creo de mi deber expresarle que en general todos-Jefes, Uficiales y soldados-cumplieron con su deber,

Por los prisioneros que hicimos fuimos infor!D.ados con precisi6n que la plaza de David estaba defendida for 150 hombres, casi todos del Batallón Cívico; y Ud. or­den~ que aprovecháramos e triunfo obtenido, marchando sobre David esa misma no­che desarrollando con pocas modificaciones, el plan de ataque acordado. Orden6 Ud. que el Batallón f.O de (;ltiriquí y el escuadr6n Libres marchasen á Alanje á ocupar nuevamente esa población y á perseguir á los dispersosJ recogiendo los elementos que éstos en su desbande hubieran dejado por el camino; que el Parque y la Proveeduría quedasen en la poblaci6n de San Pablo hasta segunda orden, custodiados por sus res­pectivas guardias; qlae los prisioneros quedasen también bajo la custodia del Batallón 3,°; y que el resto de la División marchase sobre David.

Siguiendo en lo posible el orden de marcha establecido, aalimos de San Pablo á las 9 p. m. tomando la vía de Los Ladrillos, y observando las precauciones que en estos casos se requieren J llegaIDQs al11ano de David á las 3,30 a. m. de hOJ; á. las 4 J cuarto habíamos desplegado nuestra gente al frente de esta poblaci6n, dejando atrás el escuadr6n .úibres para que cubriese las vías de Alanje y de Bugaba, y á las 4.30-~n el orde~ acordado-cada cuerpo desfil6 á ocupar su puesto: el batall6n 2,° el cal~e­J6.n del BaJO y el de la Chancleta, desde la casa de las señoras Candanedo Medma hasta la calle de El Silencio; el Mayor Ca !'los M. Urrea, con dos compañías del bata­llón 4.', l. calle de El Cerro desde la casa de Gabino Paredes hasta l. calle Real, .1 Capitán Manuel Gallegos con sus tiradores para apostarlos en los cuatro ángulos de la plaza del Parque; y el Capitán Jacinto Morales á tomar por asalto el cua.rtel de la mis­ma plaza, con treinta machetes escogidos 'Por él entre todos los batallones.

Cuando desfilaban con el orden indIcado nuestras últimas guerrillas, fuimos in­formados de que el enemigo, en el pánico de la derrota de ayer; se había desbandado, huyendo la mayor parte á Dolega anoche mismo, en vía para Bocas del Toro. Al ama­necer se organizaron varias comisiones para perseguirleJ de cuyo resultado daré á Ud. cuenta oportunamente.

En los cuarteles de esta poblaci6n, en casas particulares y en otros varios pun­tos hemos encontrado 150 rifles de varios sistemas, cien mil tiros, y dos ca.ñonss pe­q~eños, sistema antiguo, y se hacen pesquisas sobre el paradora de oti'os elementos.

Al termic.lu' el presente parte me permito felicitar á Ud., Y juntamente á la 1.­I?iv.isión de Chiriq uí, .por el.brillante é~ito alcllnz ldo ya en esta campana, y con seo­tlmlentos de alta conslderacI6n y aprecIO, tengo el honor de suscribirme de Ud. aten­to servidor,

MANUEL qUINTERO V,

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En menos, pues de ocho días, el Gobierno perdió un ejército vete­rano de más de 2,000 ho:nbres que le será imposible reemplazar. Más de 1,000 de ellos, nativos de casi todos los departamentos del país, liberales algunos, obligados por la fuerza á combatir en filas contrarias, se han incorporado COIl entusiasmo al ejército vencedor, que domina hoy desde los limites con Costa Rica, hasta las inmediacillDes de Panamá y Colón.

VI

CAMPAÑA SOBRE EL ATLANTICO En los prillleros días de abril, el Director de la Guerra en Panamá

y Cauca, envió en dirección á Bocas del Toro, que .estaba ocupada por una guarnición del Gobierno, al Coronel Ramón Buendía con una fuerza de 500 hombres de lQS cl!ales llegaron á su destino, poco menos de 300 hábiles de pelea, debido á las dificultades del fragoso camino de la cor­dillera, y á las enfermedades que reinan en esa rica zona del país.

El 17 de abril atacó dicha guarnición, y después de un combate muy reñido, y cuando 61 enemigo quedó reduoido al sólo cuartel, se ajustó una capitulación según la cual se rindió la fuerza sitiada: todas las ar­mas, municionas, banderas y materiales de guerra le fueron entregados á las fuerzas liberales vencedoras, que otorgaron pasaporte á parte de la gente rendida.

El Coronel Buendía llevaba instrucciones perentorias para no per­manecer sino horas en la ciudad caso de ocuparla, pero tuvo algún re­tardo proveniente de la entregrt de vehículos pertenecientes á extranje· ros, y ello dió lugar á la venida de refuerzos enemigos, en número consi­d~rable, procedentes de Colón.

El 19 por la noche se presentó el Pinzón convoyando dos buques que traian las fuerzas dictatoriales, é intimó al Coronel Buendía la reno dición de su fuerza . Esa intimación fué rechazada con toda la energía y la entereza que cumplen al deber y al honor. Ante la inminencia de un nuevo combate en la ciudad, interpuso su mediación el buque americano MacMas que dió por resultado el tratado, cuyo texto es como sigue:

, Los infrascrito5, á saber: Luis 1\I. G6mcz C. , General de División del Ejército de la República, Gobernador hlilitllJ' de la Provincia de Colón y Jefe de Operaciones en la misma jurisdicci6n, por una parte, y Ramón Buendía C. Coronel del Ejército Unido del Caucft y Panamá, ' y Comandunte General de la 4: División del mj~mo Ejército, hemos celebnl.do el siguiente convenio. Primero: El Coronel Buendía, asis­tido del General Fabricio Becena y del Teniente Coronel Marco A. Hellao, acepta.n la capitulación que el ex.preRR ... do General G6rnez, asistido del General Luis R. Morena, Edecán General de su Seltal'Ía el Ministl'o de guerra y del Coronel Julio E. Díe";,:, ha llegado á acordarle, y que consiste en las e8tipulaciones si~uientes:

(A) El Coronel Buendía ,Y las tl'opns de su mnndo desocuparán en el preciso término de treinta y seis horas, la plaza de Bocas del Toro;-(D) Los Capitulados. del día diecisiete del pres~nte mos quedan en l¡bcl·ta.d de ingresar á llls fuerzas del Go-

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hieroo inmediatamentej-(C) El Coronel Buendia ofreoe al General Gómez entrega formal de los elementos de guerra que fueron tomados á las fuerzas del Gobierno en el combate del día 17 expresado, entendiéndose que se considera como elemento de gue­rra la lancha Panamá, que se halla en su poderj-(D) El General G6mez por su parte permite al Coronel BuendíB. .Y sus tropas que se trasladen armados y sin !nconve­niente de parte de las fuerzas del Gobierno, á Chiriquí Grande, en el térmlllo de l.a distancia, que empezará á contarse desde el momento en que concluyan las horas estI­puladas anteriormente. Igualmente se compromete á dictar disposiciones conducentes á fin de que los heridos de la Revolución, que actualmente se hallan en los hospitales de sangre, sean debidamente atendidos y á que, concluido su restablecimiento y á opción de ellos, se les expida pasaporte franco y seguro, ó para sus campamentos ó para sus hogares. También ofrece el mismo General G6mez conceder uu término de veinticuatro horas para que el COl'onel Buendía y sus tropas salgan de Chiriquí Grande, término que empezará á contal'se desde la c07:clusión del de la distancia esti· pulado auteriorm('.n¡e. Es entendido que las fuerzas del Generul Gómez no ocuparán la. plaza de Bocas del Toro hasta que haJa sido evacuada dentro de los té¡'minos con­venidos. sin que esto obste para que pueda ser ocupada inmediatamente de la des­ocupación de ella, si las fuerzas del Coronel Buendía pudieren hacerlo antes. Queda tambien estipulado que las fuerzas de la Revolución, desde ahora renuncian á cobrar ~mpréstitos, contribuciones ó á tomar rentas que en manera alguna puedan aft!ctar los llltereses del Fisco Nacional, Departamental, Municipal ó de ex.tranjeros,

. Este convenio después de ser leído y aceptado por las partes que han interve-Dldo en él se pone bajo la pl'otecci6n del honor colombiano, .y se fb'ma por las persa· nas que ha:.1 intervennido en él, á los veinte día;; del mes de R.b~·il de 19(;2, siendo las siete p. m.-Luis M, GÓmez.-Ramón Buendía C,-Luis R, Moreno. -Fabricio Becerra,-Luis E, Díez.-Es fiel copia de su original.

Cumplido extrictamente el pacto anterior, cuyas estipulaciones de­muestran el respeto que supo inspirar la fuerza liberal, que desocupó la plaza con honores y en coudiciones ele que sólo' hay antecedente en el pacto de Belfort en la guerra franco·alemana de 11'170, se efectuaron los sucesos de que dá cuenta el parte que sigue:

REPÚBLICA DE COLOMBIA,-DEPARTAMENTO DE PAN.\I~Á,

Ejército Unido del Cauca y Panamá,-4. ~ Di visión de Chiriq uí.-Comandancia General.

Punta de Peña, Abril 29 de 1902.

SEÑOR DIRECTOR DE LA. GL:ERRA EN EL CACCA y PANAMÁ,

GENERAL BENJAMíN HERRERA.

Su CU.-\RTEL GENERALÍSIMO.

Me complazco en dar á Ud. el parte detallado del oombate del día 27 de los corrientes con las fuerzas del Gobierno á órdenes de los Generales GÓmez. Fer¡'el' J Pérez.

El Jefe de operaciones del Gobierno, Gene1'R1 Gómez, informó á individuos neutrales, antes de empezar el combate. que contaba con 850 hombres ex.clusive Jefes .y Oficiales. y que ;;arantizaba obtener la victoria antes de media hora. Componían la fuerza de los adversarios los Bones Casabianca, Cúcuta, Gramalote y Albán,

El día 26,á las 2 p, m. tuve n?t~cja. ~e que los'vapol'es del enemigo, Pillzón y Marsella,. se hab¡a~ prese¡~tado en Ch11'1I3-~lC)tO'y. dese.mbll,rcado una comisión á practi ~ar por tIerra una .lOspecc16n d~ aqu,eJ SitIO en dll'ccc¡ón a la IíneR. fÓl'rea, con el pro­battie y ~a,tt~ral obJe.tQ de v~r. s~ pO~lan .m.ove,r sus tl'opas por esa. vín; en vista de que les era dlficII resolVIeron dll'lgll'se a ClllrJqUl Grande en donde hicicron el desembarco.

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En aquel lugar permanecie~on apeD.as el tiempo suflciente míentras,l?repararon la máquina y carros de la «Umted FrUlt Compan]»; hecho esto, se movilIzaron en los trenes, avanzando hasta el Campamento ó Estación D.o 2 distante df'· este sitio tres mi. ; Uas más ó menos, en doode acamparon hasta el día siguiente.

Apenas tuv~ ~otjcja de la llegada d~ los mencIonados vapore~, ordené lo 000-venient~ para resistir el ataque: Al !eDlent~ ~or~nel Ma?uel QUintero S" con dos corupañl3s del Batallón de su mando, l. de ChlrlqUl, ordene ocupara las trlDcheras; y á las dos compañías restantes al mando del segundo Jefe 'i3:argento Mayor Manuel Día.7., les ordene ocuparan la loma 6 altura de Punta de Peña á nuestra ala derecha. Al Batallón 2.° al mando de su primer Jefe Teniente Coronel Marco A. Henao y de su 2.° Sargento Mayor Antonio Alvlnado, le ordené ocupar la ribera occidental del río Guarumo desde el paso de Punb. de Peña basta Sll desembocadura en la laguna de Chiriquí.

Al Teniente Coronel Juan Chávez con dos compañías del Batallón 3. D de Chi­J'iquí que está bajo su mando, ]e ol'dené reforzara al Batallón 2,D en la ribera del mencionado río; y á dos compañías del mismo Batallón, con su segundo Jefe. Sar­g-ento Mayor Gl'ogol'io Albarracío, les ordené fuesen á ocupar las mismas posiciones del Batallón l.'

El General Fabricio Becerra y Teniente Coronel Pedro A, Navarrete pres­taron su importante concurso en nuestra ala izquierda obrando de acuerdo con él valeroso Comandante llenao y cumpliendo instrucciones recibirlas. Una vez dis­puestos así los cuerpos, cada cual ocupó su puesto para esperar el momento del ataque.

El día 27, ct:1mo á eso de las 10 a. m" se rompieron los fuegos con un lle­queño retén colocado en la línea, á corta distancia de las trincheras, El enemlg'0 siguió avanzando bruscamente sobre nuestras pl1siciones, de tal manera que los pn­meros llegaron á distancia de 30 metros, de donde fueron rechazados, habiendo caído muertos y heridos muchos de ellos; esta tent1\tivll la repitieron tres ocasiones dándo­les en todas e11as un I'esultado adverso, A la vez fueron colocando su línea de Datalla en lit orilla 4el l'Ío y por consiguiente rompiéndose los fuegos con los tiradores del 2,D y 3.' de Chil'iquí.

Conv~ncidos que de f¡'ente les era imposible avanza.r. pI'atendieron pasar el río por distintos pu.ntos, operación que les fué imposible cumplir y que les resnltó muy costosa por las bajas que sufrieron,

Nuevamente pretendieron flanquearnos por el cerro y después de largo tiroteo consiguiel'on hacer subir una guerrilla por parajes ocultos, Cuando oí fuegos muy nutridos en aquel flanco,ol'dené fuesen á reforzar al Mayor Díaz, los Comandantes Henao J Navl\l'rete, que para el efecto tomaron dos compañías del Batl.lllón 2,' te­niendo que pasf\.l' el río por un vado Rrriba de Punta de Peña, Llegado al cerro el refuerzo se dividió en tres guerrillas: unn tomó el Comandante Henao, otra el Coman­dante NavRl'rete y otra el Mayor Alval'ado; una vez dispuestos así, avanzaron J se nutrieron )os fuegos nuevamente los cuales se apagaban con pequeños intervalos, hasta que ccnó la noche.

. Ordené se moviese parte de la División cn las primeras hor8s de la noche á ~eJebobo (á unas dos millas) llevando consigo los heridos y enfermos, permane­CIendo en su puesto los tiradores pa¡'a en caso de un lluevo ataque en esa noche ó en el día siguiente,

De las 6,:10 en adelante el enemigo no contestó Í1. nuestros disparos, los que duraron hosta Jas .10 p. m.

En la mailnna del 28 despacIlé al Comandante Henao con 100 hombres á prac­ticar una inApección, y poco después se convenció de que el enemigo se ho.bía retirado dejando en el campo muchos muertos y algunos elementos.

Establecido el espionaje sobre Chiriquí Grande, me informaron la. situación del enemigo, que so prepllrhba. para. embarearse á Bocas del Toro, -

Este mismo día (28) recol'fí el campo, Se hall encontrado Rasta ahora 143 muer· tos, pero se cree que hayn habido mayor número, pues se dice han bajado por el río

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lnuchos, y otros hay en los bananales y montes, ya en descom~oslci6n. Person.s veri­ricas preSenCÜ'lfOn el embarco á los vapores de 93 hendas, entre ellos el General Fe­ner J otros oficiales.

De los muertos se tiene conocimiento d~ un Coronel L6pez. Se han tomado dos prisioneros. Entre los elementos recogido,s en el campo, se c~entan hasta . hoy 28 rifles sistema Grass, tres banderas, tres cajas de parque, IlJcluslve los garoleles y salbeques.

El vapor J.lfa1'Sella salió en vía para Bocas del Toro en In noche del 27 condu­ciendo los heridos, regresó al día siguiente trayendo 250 homb¡'es de refuerzo, nú­mero de fuerzas que había quedado de guarnición en Bocas de Toro. Cuando llegó eete refuerzo, el Pinzón ya iba á zarpar. Tal era el pánico en que se encontrabau q.ue se marcharon sin haber acabado de embarcar los heridos: dejaron botados, por decirlo así, cuatro en el muelle de la cUnited Fl'uit Co.~ De éstos murieron tres e~ la noche y día siguiente.

Se lamenta la pérdida del deC'-idido y abnegado Sargento ~aJol' Gregoriü Zel'l'a, quien muri6 cumpliendo con su deber; de la misma manel'a se hace sensible la pér­dida de cuatro indivíduos de tropa. También se tuvieron 18 hojas pOI' heridas: 4 ofi­ciales y 14 individuos de tropa,

Penoso es para Colombia la conducta que observaron en Chiriquí Grande y la línea los defensores del 8efIor Ma¡'roquín, á presencia de extranjeros. en perso­nas inocentes: en mujeres, jamaicanos y hasta con americanos cometieron torpes abusos.

El Coronel Comandante de la 4. 1 Divisi6n de ChiriquÍ.

RAMÓN BVENDíA C.

Es significativo que un Coronel de la Revolución haya hecho mor­der el polvo á cuatro Generales del Gobierno!

Buendía e6 compatriota del ínclito Marín, el Maceo colombiano, con lo que hacemos su elogio, pues es bien sabido que las tres cuartas partes de los tolimenses son liberales que en la presente guerra han acudido todos á los campamentos en donde diariamente dan pruebas de su valor hel'oico y de su acendrado patriotismo. La cuna de Pa· trocinio Cuellar, en esta memorable guerra, á la par que Panamá, Mag­dalena y Bolívar, se han levantado con el heroismo de sus hijos á emular con el altivo Santander y el histórico Cauca, para salvar la dignidad de Colombia.

Oh Tolimal Tierra andaluza por el ca rae ter festivo, hospitalario y romancesco de tus hijos, que así puntean el tiple y la guitarra y lanzan al viento sus bambucos incomparables como dan una carga al enemigo de sus fueros! Patria de tantos varones esclarecidos en todos los ra. mos de la actividad humana, de tantos héroes del trabajo como lo son todosl Las verdes llanuras de tus campo~ y los cármenes que bordan tus p~?ticos ríos, están arrasad~s. por la guerra santa que han opuesto tus hIJOS á la vergüenza, de VIVIr para mantener á los Gobiernos Ie­generantesl I

B~e~ hayan los denodados, los buenos que desafían la muerte y el extermlOlO, antes que labrar tus campos para dar pábulo á la rapiña de truohimaneB y oamandulerosl

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VII

El 25 de mayo recibió el Coronel Buendía orden de dirigirse al cuartel general de David, é inmediatamente abandonó las costas del At­lántico. En los días 28 y 29 desembarcaron en ellas 2,500 hombres del Gobierno que no dudamos hayan regresado á Colón y Bocas del Toro, pues hoy por hoy no c~eemos que se aventuren á tras montar la cordille· ra en busca de los terCios restauradores que cada día se enseñorean más de la tierra istmeña.

Tanto es así, que aprovechándose el Gobierno de Panamá de la ausencia del Padil:a, intentó en seguida un desembarco de fuerzas en Aguadulce y fué rechazado, lo cual ha dado lugar á que empieze á cundir el desaliento en las fuerzas dictatoriales.

De cinco meses acá, ese ejército, al principio, pequeño ha estado, pue3, asimilándose el personal y los elementos de las fuerzas del Gobier· no, y ha mantenido en continua alarma desde el Señor Marroquín hasta los sátrapas de la costa, por lo que ha sido el constante empeño de los dictatoriale~, acumular recursos de todo género para impedir que salgan de sus manos las dobles llaves de ambos mares, las preciadas joyas que, como las fiores del alma que dice el poeta, si se van no vuelven mmca. En este afán han dejado desguarnecidos muchos puntos en otra~ regiones del país que han facilitado á algunas guerrillas liberales ocupar puntos es­tratégicos, con lo que se ha ido debilitando la dictadura, principalmente en la región septentrional del país. Todo esto nos hace pensar en el lar­go alcance y la dualidad de las disposiciones del prestigioso Jefe, á quien atinadamente escogió el Supremo Director de la Guerra, para dirigir las operaciones militares y políticas en Panamá y el Cauca, en donde hasta hoy so han cumplido matemáticamente y de modo eficaz, sin preocupacio­nes de brillantez, pero sí cuidando de la seguridad, ain comprometer en paradas eventuales, el caudal que ese Ej~rcito representa hoy para el li­beralismo del país, hasta el punto de que el Gobierno necesitará traer al Istmo todas las fuerzas y elementos con que cuenta en el territorio colombiano, para poder medirse con él.

El mes de julio, el mes propicio para las luchas por la libertad, empezará, seguramente, el segundo acto de esta campaña. En la relación do olla, daremos á los ouatro vientos la buena nueva del triunfo de la Rovolución restauradora. Por hoy llamamos la atención del lector á los notables documentos del siguiente apéndice, para que vea en ellos con toda claridad las tendencias del libel'Ulismo colombiano, y qué clase de hombres son los que hacen la guerra al vacila,ute Gobierno del señor Marroquín.

Esos documentos serán una protesta inequívoca contra lús dictados de anarquistas y filibusteros con que han dado en llamar los asalariados del Gobierno y el Gobierno mismo {¡ los reyolucionarios oolombianos.

AlajuelavJunio 15 de 1902.

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APÉNDICE

PROCLAMA del Director de la Guerra en el Cauca y en Panamá

á los Ejércitos liberales de su mando.

Saludo y felicito á los heroicos obreros de la Repú;;lica, á los glo· riosos lidiadores del Cauca y Panamá.

Me descubro ante Ejércitos que asombran por su iutrepidez é impo­nen por su hidalguía. El noble sacrificio de nuestros hermanos del Snr; la admirable campaña de Tumaco, á donde la pericia y la bravura han dado destellos tan brillantes, y la persistencia de la lid en Panamá, qne exhibe un temple de carácter muy alto é inquebrantable honra por igual el nombre liberal yel colombiano. Así se lucha por hacer una Patria digna.

Sigamos, pues, la obra. Estamos ya en el tercer año de la gup,rra, y el Gobierno no ha po­

dido dominar la Revolucióu. Ha ensayado inútilmente todos los medios del terror y de la fuerza;

menos el único eficaz, que selÍa el de otorgarle cumplida satisfacción y justicia.

Cada día anuncia haberla conjurado, y tal vez hasta llegue á creer­lo asi, pero al siguiente la ve renacer más extenoa y más fuerte.

Ello depende de que las convicciones se confirman cuando se las combate y á esta revolución dan alimento las más nobles ideas.

Se nos ofrece la paz, pero á estilo de aquella que tuvo su molde en Varsobia. Nosotros sólo aceptamos la que otolgue positivas garantías y deje campo amplio á los sanos estímulos.

Si la razón no se atiende, que continúe la lucha. Si no existe la patria en su concepto justo y amable, pues vamos á

formarlal Tenernos la voluntad y los medios para alcanzar este fin. Antes, os había enviado cuant.iosos elementos de combate, ahora os

traigo, entre otros más, una poderosa nave de guerra que dominará sin contradicción Ir,s aguas colombianas del Pacifico, pues BU solo nombre es augurio de victoria. Todo es fruto <le muy ardua, constante y digna labor.

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Nuestro esfuerzo, nuestros sacrificios-prenda de decisión y sin­ceridad-serán siempre apreciados por quienes respetan los altos ideales y los sentimientos viriles. I

Me congratulo y me honro en ser compañero de quienes, con sus heroicas hazañas, con su conducta abnegada, tienen el hODor como la primera de las virtude&. Vamos, pues, á los campos en que se decide la suerte próspera Ó sombrla de Colombial

Vamos á respirar aires de libertad y en todo caso, aires de glorial Viva Colombia Liberal! A bordo del Almirante Padilla, surto en la bahla de Tumáco, á 3

de diciembre de 1901.

BENJAMÍN HERRERA.

Nota del Jefe Civil y Militar de los Revolucionarios al Gobernador de Panamá.

REPÚSÜCA DE COLOMBIA,

Jefatura civil y militar.-Depal'tamento de Pnnamá.-N.o 193.

POCI'í de Aguadulce. 4 de Diciembre de 1901.

SEÑOR DúCTOR CARLOS ALBÁN. PANAMÁ.

Las gU6l'1'8S civiles revisten casi siempre caracteres de horrible ferocidad. Ex.altados los ánimos en grado máximo, desencadenadas las pasiones y debilih.das las vallas de las leyes represivas y el freno de la room1. no es extraño que se cometan colectiva é inuividualmentc. nctos reprensibles, que si no tienen eXCll~a alguns, se explican, sin embargo, por la nnormalidRd de la situación de guerra,

El Istmo de Paunmá-cuya histol'io. l' egi~tI'a gran número de revolucioiles ar­madas en las que los dos pnrtidos han luchndo hasta quedar ora como vencedores, ora como vencidos-se enorgullecía de que j11más sus hijos han dado el e$pectáculo de he­cho~ tan vergonzosos, tnn horripilantes y tan salvajcs como los que ban tenido lugar f'jecutados por las tropas conservadoras, aplnudidos cuando no ordenados por sus jefes.

Los conservadores en esta revolución han consagrado el estupro y la violación I de las mU/'eres como suceso regular cn las relnciones de los dos sexos, habiendo perso­nas notab es de las que sirven á las órden('s vuestras, cuyos nombres son el terror en lo~ pueblos y en los campos de las Provincills,

El robo tolerado á las tropas es acontecimiento ordinario, sin que se escapen de los g'flrrflS de los cacos, armados en nombre y en defensa de las instituciones cristianas de 1886. ni la!='i ropas y alhajas de los ricos 6 de los simplemente acomodados ni los harapos de los infelices cnlDpesino~.

La, inútil doslrucción do l~ propiedad lll'baua es inaudita: en Ant6n, en Peno­/lomé, en Nata, en Aguadulcp., en donde qui'el'fl qu~ ha acantonado vuestro Ejército. infinidad de casas han sido derruidas s610 para aprovechar sus maderas como leña,

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cuando están cerC'-anos los bosques J son abundantes J al alcance de la mano los combustibles.

En A~uadulce el saqueo es diario. Natá ha sido saqueado seis veces; Peno­llomé lo fué a menudo hasta el día que los soldados conse¡'vadores lo abaodonaron; Antón sintió el rigor de la rapiña de 'fuestras tropas cada vez que ellas pasaron por su recinto.

El incendio premeditado y con frialdad pjecntc.do en dos ocasiones; redujo á cenizas más de cunrenta casas del pbblado de Natá.

No ha habido caserío, campo q vivieuda aisl)tda que vuestro Ejército haya eu­contrado en ~u camino, sin que la lujuria haya deshonrado á las hembras de esos lu­gares, sin que el robo redujera á la miseria tÍ. gentes que ya antes el'aQ pabl'es. y Si¡l que el incendio de sus humildísimas moradas las sumiese en una mayor miseria aún, qucdánd~se sin sombreros, sin ropas, sin alimeotrls y sin el abrigo de un techo. Tan constante es el procedimiento de quemar las casas, que ya se sabe por dónde va vues­tro ejército por la columna del humo de los incendios con que, cual suelen hacerlo las hordas salvajes, va marcando las etapas de su marcha.

Sombrío es el cuadro; aún h ennegrecen otras calamidades mayores . El desaseo de las poblaciones, el total abandono de la Policía J el olvido de la

higiene. son promotores de epidemias que, aun más que la guerra, están diezmando las ciudades, las aldeas J los campos. En la capital del Departnmento, asiento de vues­tro Gobierno, en donde estáis radicados vos y vuestl·OS más celosos agentes y en donde disponéis de los recursos del dinero y de la profilaxia, allí mismo ha sentado sus rea­les la viruela, y de allá la han traido vuestros soldados á los pueblos del interior. En

! IR. capital se combate el mal con la asistencia médica y con el rigor de medidas san ita­! rías, mientras que á los pueblos del interior los dejáis que se coutaminen y que pe­

rezcan sin auxilio alguno. No es esto todo. Los males apuntados hieren y destruyen intereses y vidas de

la presente generacion; pero hay un mal que vos cauc;áis muy directamente y que trae funestas é incalculables consecuencias para 10 porvenir. Me refiero á la absoluta caren­cia. de sal con que aflijís á los pueblos. Gentes hay que hace tiempo se ven privadas por completo de ese artículo necesario para la economía humana. Sabido es que la falta de sal en los alimentos del hombre produce afecciones sin cuento y enfermedades casi incurables de la piel y del estómago. La ausencia de sal en la alimentacion de los ni­fios trae consigo una muerte prematura, y lo que es peor aún, el raquitismo y el idio­tismo de la razr.

Es éste el punto al cual quiero llamar la atención vuestra. con e!;pecialidad, para que evitéis los resultados inmediato!; y mediatos de la privación de la sal á los pueblo~. No me mueve á hacero~ tal indicación ninguna segunda mira. cgoista, en provecho de las tropas que comando, porque, desde luego, ellas no carecen ni carece­rán de sal por mucho tiempo. Sólo es en previsión para lo porvenir .Y con el fin de que 8e atenúen los padecimientos de la parte no combatiente. por lo que os pido, señor, que seáis verdaderamente cristiano aminorando las atrocidades inútiles con. que se pretende en vano quitar medios de vida á una revolución que no ba de concluir sino Con su triunfo; atrocidades que, por lo general. sólo reCflen soore neurrales, inocentes del todo en la guerra.

Estad persuadido que es muy alto el móvil que me impulsa á dirigirme á vos. E~pero que escucharéis mis indicaciones. Si no sucediere nsí, quede el presente oficio como una protesta escrita contra las prácticas ·conservadoras que he mencio­.do. J corno la indignada expresi6n de la ~urnanidad, horroriz.ada do tanta maldad 1 depravación tanta.

Soy vuestro compatriota,

B. PORRAS.

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