camino socialista - albedrio.org · 2020. 5. 22. · tiempo de dos gobiernos militares crueles y...

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La crisis que vivimos en Guatemala no es solo sa- nitaria. Es también, y fundamentalmente, económi- co-social. El crecimiento exponencial de la enfere- medad al cual estamos asistiendo ya, no concuerda con los falsos análisis gubernamentales que proce- den de insuficientes pruebas realizadas, seguramen- te de múltiples casos de portadores asintomáticos y de otras personas que, quizá, están muriendo sin que se les haya diagnosticado el virus. Guatemala es un país con una gran riqueza (el PBI más grande de Centroamérica), pero muy asimétri- camente repartida por la explotación inmisericorde a la que someten a la clase trabajadora. La oligar- quía y los grandes grupos económicos concentran vergonzosamente la mayor parte de ella, y la gran mayoría de la población sobrevivimos con gran di- ficultad el día a día. Más del 60% está en condicio- nes de pobreza y 75% de la Población Económica- mente Activa -PEA- vive del trabajo por cuenta propia o en la informalidad. Ante ese panorama ya de por sí desolador, la sus- pensión de muchas actividades productivas y co- merciales ocasionadas por la cuarentena y el toque de queda agrava la situación. Así que al problema sanitario del Covid-19 se suma otro problema que agrava dicha situación y se expresa como una crisis profunda de nuestro pueblo: desempleo y despidos masivos, legalizados para que los burgueses obvien el pago de prestaciones laborales y violen los dere- chos de los trabajadores; pago de salarios misera- bles y flexibilización laboral para que, en esta eta- pa, las empresas logren mayores ganancias aprove- chándose miserablemente de nuestra desgracia; sin servicios públicos que garanticen los derechos de todas y todos. Una población ya históricamente hambreada (sexto país en el mundo en desnutrición infantil, segundo en Latinoamérica: 50% de la niñez malnutrida y agravándose en la coyuntura), ahora se enfrenta a una situación de calamidad. Aumenta la imposibi- lidad de compra de los satisfactores más básicos como alimentos y medicinas. El hambre empieza a arreciar. Las banderas blancas en manos de mu- jeres, niños y niñas, hombres y adultos mayores se multiplican pidiendo asistencia urgente. El gobierno de Alejandro Giammattei, fiel guar- dián de la clase burguesa, solo está beneficiando a la empresa privada, cumpliendo casi a la letra lo que el CACIF le marca. Pero esto va más allá de Giammattei. Se relaciona con el capitalismo, mar- co en el Estado no puede actuar de otro modo: es el representante de la clase propietaria, la burgue- sía; por eso protege los intereses de los capitalistas y afecta a la clase trabajadora y el campo popular. Eso es igual en todos los países. ¿Qué debemos hacer los comunistas de Guatemala ante todo esto? Aunque se nos limite la capacidad de movilización y organización dadas las restric- ciones vigentes, los terribles ataques sufridos por la clase trabajadora son una realidad ante la que debemos reaccionar. ¡Denunciemos y accionemos por todos los medios posibles! Denunciemos pú- blicamente los atropellos, la violación a nuestros derechos, la incapacidad y falta de voluntad de este gobierno para atender nuestra problemática y su orientación para beneficiar a la burguesía sien- do gerente de los intereses dictados por el CACIF. ¡Y preparémonos para dar una dura batalla cuando termina la encerrona! ¡Avancemos en fortalecer la organización popular y revolucionaria! ¡No per- mitamos un retroceso en nuestras históricas con- quistas! ¡Avancemos hacia la alternativa socialis- ta! Camino Socialista Guatemala abril-mayo 2020 Época I Número 51 año 7 EDITORIAL ¿Qué hacer ante la crisis? La prensa de los comunistas en Guatemala

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  • La crisis que vivimos en Guatemala no es solo sa-nitaria. Es también, y fundamentalmente, económi-co-social. El crecimiento exponencial de la enfere-medad al cual estamos asistiendo ya, no concuerda con los falsos análisis gubernamentales que proce-den de insuficientes pruebas realizadas, seguramen-te de múltiples casos de portadores asintomáticos y de otras personas que, quizá, están muriendo sin que se les haya diagnosticado el virus. Guatemala es un país con una gran riqueza (el PBI más grande de Centroamérica), pero muy asimétri-camente repartida por la explotación inmisericorde a la que someten a la clase trabajadora. La oligar-quía y los grandes grupos económicos concentran vergonzosamente la mayor parte de ella, y la gran mayoría de la población sobrevivimos con gran di-ficultad el día a día. Más del 60% está en condicio-nes de pobreza y 75% de la Población Económica-mente Activa -PEA- vive del trabajo por cuenta propia o en la informalidad. Ante ese panorama ya de por sí desolador, la sus-pensión de muchas actividades productivas y co-merciales ocasionadas por la cuarentena y el toque de queda agrava la situación. Así que al problema sanitario del Covid-19 se suma otro problema que agrava dicha situación y se expresa como una crisis profunda de nuestro pueblo: desempleo y despidos masivos, legalizados para que los burgueses obvien el pago de prestaciones laborales y violen los dere-chos de los trabajadores; pago de salarios misera-bles y flexibilización laboral para que, en esta eta-pa, las empresas logren mayores ganancias aprove-chándose miserablemente de nuestra desgracia; sin servicios públicos que garanticen los derechos de todas y todos. Una población ya históricamente hambreada (sexto país en el mundo en desnutrición infantil, segundo

    en Latinoamérica: 50% de la niñez malnutrida y agravándose en la coyuntura), ahora se enfrenta a una situación de calamidad. Aumenta la imposibi-lidad de compra de los satisfactores más básicos como alimentos y medicinas. El hambre empieza a arreciar. Las banderas blancas en manos de mu-jeres, niños y niñas, hombres y adultos mayores se multiplican pidiendo asistencia urgente. El gobierno de Alejandro Giammattei, fiel guar-dián de la clase burguesa, solo está beneficiando a la empresa privada, cumpliendo casi a la letra lo que el CACIF le marca. Pero esto va más allá de Giammattei. Se relaciona con el capitalismo, mar-co en el Estado no puede actuar de otro modo: es el representante de la clase propietaria, la burgue-sía; por eso protege los intereses de los capitalistas y afecta a la clase trabajadora y el campo popular. Eso es igual en todos los países. ¿Qué debemos hacer los comunistas de Guatemala ante todo esto? Aunque se nos limite la capacidad de movilización y organización dadas las restric-ciones vigentes, los terribles ataques sufridos por la clase trabajadora son una realidad ante la que debemos reaccionar. ¡Denunciemos y accionemos por todos los medios posibles! Denunciemos pú-blicamente los atropellos, la violación a nuestros derechos, la incapacidad y falta de voluntad de este gobierno para atender nuestra problemática y su orientación para beneficiar a la burguesía sien-do gerente de los intereses dictados por el CACIF.

    ¡Y preparémonos para dar una dura batalla cuando termina la encerrona! ¡Avancemos en fortalecer la organización popular y revolucionaria! ¡No per-mitamos un retroceso en nuestras históricas con-quistas! ¡Avancemos hacia la alternativa socialis-ta!

    Camino Socialista

    Guatemala abril-mayo 2020 Época I Número 51 año 7

    EDITORIAL

    ¿Qué hacer ante la crisis?

    La prensa de los comunistas en Guatemala

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    Nacionales

    contra de la represión y en contra del aumento del pa-saje al transporte urbano y otros productos esenciales para la subsistencia de los sectores populares, en el tiempo de dos gobiernos militares crueles y asesinos, encabezados por los generales Lauguerud García y Lucas García, destacados por su alta criminalidad polí-tica. Por esa lucha comprometida, muchos de los más insig-nes dirigentes de la AEU fueron víctimas de la repre-sión de aquellos indeseables, conservadores y reaccio-narios gobiernos. En diversos periodos sus instalacio-nes fueron allanadas y violentadas con armas de fuego y artefactos explosivos. Destacan dos actos criminales de esa naturaleza: a inicios de 1960 tirotearon y lanza-ran granadas contra la Case del Estudiante, sede de la AEU en la zona uno de la Ciudad de Guatemala; y, en 1985 el ejército genocida ingresa a la Ciudad Univer-sitarias de la zona 12 y allana las instalaciones de la AEU, destruyendo enseres y recursos materiales, en tiempo del criminal jefe de estado, general Mejía Víc-tores. Ocurrieron tres groseras agresiones colectivas en contra de los dirigentes de la AEU: En 1978 su Secre-tariado General sufrió el asesinato y desaparición de varios de sus dirigentes; en l984 de igual manera siete dirigentes de su Coordinadora Ejecutiva fueron captu-rados y desaparecidos; y, en 1989 diez importantes dirigentes del Secretariado General, fueron capturados, varios de ellos asesinados y otros aún están desapare-cidos. Ha sido inmenso el holocausto de dirigentes de la AEU y de sus miembros en las distintas unidades académicas. Como Partido Guatemalteco del Trabajo –PGT– la-mentamos el asesinato, captura, prisión, desaparición y exilio de tantos dirigentes y miembros de la AEU, pues entre ellos había importantes militantes de nues-tras filas y, principalmente, de la gloriosa Juventud Patriótica del Trabajo -JPT-. A todos ellos y ellas ren-dimos un merecido, cariñoso, solidario y revoluciona-rio homenaje. Ellas y ellos vivirán por siempre y serán la guía de nuestras futuras luchas Por Guatemala, la Revolución y el Socialismo. De igual manera saluda-mos efusiva y revolucionariamente a aquellas mujeres y hombres que están con vida y que, como militantes

    Este 22 de mayo del año 2020, la Asociación de Estu-diantes Universitarios cumplirá sus primeros 100 años de combativa existencia, luchando por los más sentidos derechos de las/os estudiantes universitarios, de los pueblos de Guatemala, las clases trabajadoras y los sectores sociales desposeídos. Esa heroica asocia-ción, que lleva el nombre de nuestro Camarada, Oli-verio Castañeda de León, ha sido un baluarte por la defensa de los derechos humanos de la población en general, violentados por los gobiernos tiránicos, sus fuerzas represivas y sus grupos paramilitares y para-policiales. Ha sido una acompañante firme e inclaudi-cable con las víctimas de la represión y con los fami-liares de personas detenidas y/o desaparecidas. De su trabajo de extensión ha fortalecido a las organizacio-nes populares y con estas han llevado a cabo históri-cas jornadas de lucha en la vida política del país. La AEU, desde su creación, ha hecho frente combati-vamente a los desmanes y actos criminales de los go-biernos represivos. Así sucedió, en particular después de la contrarrevolución de l954, contra gobierno dic-tatoriales que a nombre de la seguridad nacional y la contrainsurgencia ensangrentaron al país durante va-rias décadas. Sobresale su participación en el lideraz-go de las jornadas pre insurreccionales de marzo y abril de l962, que junto a la organización representati-va de los estudiantes de secundaria pusieron al borde de la renuncia al gobierno reaccionario y dictatorial del corrupto general Ydigoras Fuentes. De igual ma-nera, encabezó las jornadas populares de 1977-78 en

    NUESTRO HOMENAJE A LA AEU EN SUS PRIMER CENTENARIO

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    de la Juventud Patriótica del Trabajo y de nuestro partido, estuvieron en aquellos momentos difíciles de lucha y represión con quienes ahora son nuestros re-cordados mártires. La AEU ha sido un bastión de lucha por la democra-cia popular y la revolución, salvo periodos indesea-bles dirigidos por estudiantes reaccionarios y mafio-sos. A esa AEU democrática y revolucionaria, digna, valiente y abnegada le rendimos homenaje. Permane-cen en nuestra memoria colectiva, hacen parte de nuestros corazones y voluntades revolucionarias y serán parte histórica de nuestra lucha contra el capita-lismo imperialista y del triunfo de nuestro proyecto histórico: el socialismo.

    ¡Porque mientras haya pueblo, habrá revolución! ¡Viva la Asociación de Estudiantes Universitarios

    “Oliverio Castañeda de León” - AEU!

    Así vemos la pandemia COVID-19

    La pandemia COVID19 se le atribuye al contagio ex-plosivo que produce el virus SARS COV2 (Coronavirus 2 que produce una aguda y severa afec-ción respiratoria). Eso es en términos bio-epidemiológicos. Pero ningún fenómeno de esta natu-raleza que afecta fatalmente a tantos seres humanos podría desarrollarse en esa magnitud si las condicio-nes económicas y sociopolíticas del modo de produc-ción capitalista dominante no lo facilitaran. Efectivamente la Pandemia COVID19 se da en un contexto de relaciones sociales, económicas y políti-cas capital-imperialistas en crisis. Relacionada íntima-mente con la circulación del capital y sus nuevas for-mas de acumulación internacional en el contexto de la llamada globalización neoliberal imperialista. Este capitalismo-imperialista es el transmisor principal de esta mortandad social. Desde la imposición de su dominio este ha sido el sustrato principal de enfermedades relacionadas con viejas bacterias, parásitos tradicionales y virus nuevos y viejos, especialmente por las alteraciones ecológicas que produce la explotación capitalista de la naturale-za.

    Los negocios transnacionales de todo tipo (comerciales, industriales, turísticos y financieros) y las guerras de agresión imperialista han sido los cana-les principales de transmisión y proliferación de las también enfermedades transnacionales que se han su-cedido en su historia como por ejemplo la tubercu-losis, el paludismo, la influenza H1N1 de 1918, el VIH/SIDA, el ébola y las más recientes epidemias del aparato respiratorio humano como el SARS COV1 y el MERS. Es vergonzosa la inutilidad e incapacidad que el capi-talismo imperialista, principalmente el norteameri-cano, está demostrando en la contención y curación del COVID19. Al momento, es en los principales paí-ses europeos y en EEUU, todos ellos capitalistas liga-dos a los grandes negocios transnacionales, donde los indicadores de morbilidad y mortalidad están más ele-vados. Y no es que los haya tomado de sorpresa la pandemia, es que no estuvieron capacitados para hacerle frente, principalmente por el carácter elitista de sus sistemas de salud. La salud de las personas es un negocio capi-talista, enfocado a obtener ganancias por medio del

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    ejercicio privado de la medicina, la producción de medicamentos y de los seguros médicos, dirigidos a un restringido número de personas que puedan pagar esos caros servicios. En ese sentido, la salud pública es un aspecto de segunda categoría que no ha estado a la altura de prevenir, atender y curar la COVID19. Las consecuencias han sido más graves y devastado-ras para las personas pobres y los grupos considera-dos más vulnerables como las personas de la tercera edad. También son altamente vulnerables los/as tra-bajadoras/es de salud, que están en las primeras lí-neas del enfrentamiento directo de la pandemia, don-de ya se está registrando una inmensa cantidad de casos, pues los sistemas de salud capitalista no pre-vieron la protección de quienes estarían al frente de la contención del COVID19. El descaro, especialmente, de las autoridades norte-americanas con su presidente yanqui a la cabeza, no tiene parangón. Antes que reconocer sus responsabi-lidades, ahora se las atribuyen a otros. Resulta que la Organización Mundial de la Salud -OMS- es más res-ponsable de la crisis que el propio gobierno gringo. Ahora, a la República Popular de China, que ya su-peró la epidemia en su país, hay que demandarla por su responsabilidad en la diseminación de la pande-mia. Por otro lado, esas autoridades yanquis se en-frentan a la libertad de decisión de sus propios esta-dos federados, especialmente contra Nueva York, La Florida y Minnesota. Sus cóleras aumentan, pero su efectividad ante la enfermedad disminuye y demues-tra, cada vez más, sus falencias e irresponsabilidades en la atención de la salud pública. Aún así, la actitud imperial y guerrerista del capitalis-mo imperialista no se detiene, en función de la domi-nación de otros Estados y del robo descarado de sus recursos naturales. De esa manera, estrecha el cerco económico contra la República de Cuba, socialista y antimperialista. Ahorca económicamente a la Repú-blica Bolivariana de Venezuela y la amenaza con un cerco militar y una invasión armada en compañía con los gobiernos títeres de Colombia, Ecuador, Perú y Brasil, bajo el manto protector de la Organización de Estados Americanos -OEA-, cuyo Secretario General está totalmente al servicio del gobierno yanqui. De igual manera continúa con las agresiones milita-res del otro lado del mundo, especialmente en Siria, Irak, Líbano y Afganistán; cerca económicamente y

    amenaza con invadir Irán; y, apoya las agresiones sionistas contra el heroico Pueblo Palestino, contra los pueblos Yemeníes por Arabia Saudita y contra los pueblos del Kurdistán, por parte de los agreso-res turcos. También mantiene una política amena-zante contra la República Democrática de Korea del Norte y contra la República Popular de China, a quien también constantemente enfrenta de mane-ra comercial. De verdad, es ¡patético! el comportamiento impe-rial norteamericano reacciona con cólera en vez de poner toda su potencialidad en detener el COVI-D19 y salvar vidas. A pesar que los países imperialistas europeos tam-bién están al borde del desastre en su lucha por de-tener el COVID19 y disminuir sus fatales efectos humanos, ponen a disposición de los imperialistas yanquis su estructura guerrerista instalada en la Organización de Países del Tratado del Atlántico Norte -OTAN-, para mantener efectivas las agre-siones militares y respaldar las amenazas a otros países. Al contrario, la actitud de las autoridades de la Re-pública Popular de China, la Federación Rusa y la República de Cuba, acusadas y “castigadas” por el imperialismo yanqui, y también afectadas por aquel fenómeno mundial han sabido gestionar exi-tosamente la contención del COVID19. Tienen ba-jo control los efectos mortales de la enfermedad y se preparan para curarla y erradicarla, ensayando la fabricación de productos que fortalezcan la inmu-nidad humana, sin perder la cordura y el respeto a la dignidad humana.

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    Los números de infectados y la mortalidad humana en aquellos países se mantiene en términos estadísti-cos y epidemiológicos aceptables. Además, han de-mostrado la capacidad humana de ayudar a otros paí-ses, incluyendo a los EEUU. Están afectados, pero ayudan, hacen sus propios esfuerzos, pero también los hacen para detener la enfermedad y salvar vidas en otras latitudes, sin intereses egoístas propias del imperialismo capitalista. La actual pandemia, de la que no está totalmente cla-ro su origen, tiene una agenda oculta de los poderes capitalistas globales. Las condiciones que impone la actual pandemia del COVID19, no pueden ser inter-pretadas simplemente como un asunto de carácter sanitario, que nos obliga a tomar las medidas necesar-ias para preservar la salud y la vida de nuestras famil-ias, comunidades, organizaciones sociales, colectivos en los cuales militamos y de nosotros mismos. Esta pandemia surge en el marco de una guerra geoestraté-gica no convencional entre grandes potencias. Por esto es posible suponer que el virus pudiera ser producto de laboratorio y su implantación en China tendría el objetivo de mermar su carácter de potencia mundial. Este supuesto implicaría directamente al imperio yanqui. Sin dudas, el COVID19 en países como Guatemala, afectará más a los sectores populares y empobrecidos. Por supuesto que algunos pocos ricos capitalistas han sido afectados por su vinculación con aquellos nego-cios transnacionales, sus obligatorios viajes comer-ciales y de turismo. Pero si alguien pagará la grave-dad de la crisis, especialmente en los países subyuga-dos por el imperialismo serán las clases trabajadoras y los pueblos históricamente originarios. También las personas migrantes e indocumentadas son víctimas propicias de este descalabro capitalista. Solamente en

    EEUU han muerto más de cuatro docenas de guate-maltecos/as y cientos más padecen el COVID19 sin recibir la atención necesaria y básica, pues son po-bres y no tienen seguros médicos. Cientos de guatemaltecas/os han seguido siendo re-patriados por el inhumano gobierno gringo y, mu-chos de ellos, ya contagiados por el COV2, sin reci-bir la atención médica en el lugar norteamericano donde se contagiaron. No hay que olvidar que en el capitalismo los procesos de cualquier tipo tienen ca-rácter de clase, son clasistas, y este fenómeno de sa-lud no escapa, los burgueses sufrirán menos las con-secuencias, pues su sistema los protegerá con sus ser-vicios elitistas de salud y sus jugosos seguros médi-cos, se enfermarán menos y se morirán pocos. Mien-tras que entre las clases trabajadoras la alta mortali-dad tendrá carácter de mortandad pandémica, es de-cir, será numerosa y alarmantemente explosiva como ya está sucediendo. Ahora, en el contexto de la pandemia COVID19, este sistema capitalista global pasa por una crisis finan-ciera espectacular, peor aún que la vivida en 2008. Los medios informativos proimperialistas intentan minimizar la situación, atribuyéndola a la incontrola-ble problemática sanitaria. Pero no es así, el capita-lismo hace agua por todos lados, ya que las políticas neoliberales vigentes no están contribuyendo a resol-ver la emergencia que se está viviendo en este mo-mento. En Guatemala, las consecuencias no serán solamente médicas y sanitarias relacionadas con la morbilidad y la mortalidad, sino también económicas y de agrava-miento de situación de vida y desarrollo de las perso-nas, incluyendo a las niñas y los niños. Entre los sec-tores que más sufrirán las consecuencias sobresalen las personas migrantes empobrecidas o de escasos recursos; pobladores que viven de los barrios y asen-tamientos marginados; los/as trabajadores/as de la ciudad y el campo; los/as vendedoras/es informales; los miles de subempleados y desempleados; los em-pleados que están siendo despedidos de la adminis-tración pública en estos momentos; muchas trabaja-doras/es de fábricas y empresas de servicios; entre otros más. De nuevo se demuestra el carácter de clase en el ca-pitalismo guatemalteco. Como siempre, ante toda

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    desgracia, las clases populares llevarán la peor parte. Seguro que el dolor de muchos será el buen negocio de los pocos. Burgueses y corruptos gubernamenta-les ya están preparando o ya están realizando activi-dades engañosas e inmorales para lucrar y robar. La pandemia va a pasar. Dejará enormes secuelas, incluyendo fatales, y grandes pérdidas económicas para las amplias mayorías de la población guatemal-teca. Pues el Estado burgués neoliberal ha manteni-do privatizado la mayoría de los servicios de salud, haciéndola prohibida para las grandes mayorías; ha mantenido un sistema de salud pública y de seguri-dad social raquíticas, sin cobertura generalizada, sin recursos, equipos e insumos necesarios para estos momentos; y, ha reproducido su dependencia a las transnacionales farmacéuticas. Y como resultado, la exclusión del derecho a la salud integral a los y las guatemaltecas. Eso abre la oportunidad de arreciar mucho más la lucha por el cambio de sistema. El capitalismo no puede ofrecer salidas. La lucha sigue y, la actual cri-sis, nos muestra que este sistema está agotado políti-ca y económicamente.

    El sistema capitalista, incluyendo el guatemalteco está condenado a su desaparición o, en este momen-to, a transformaciones profundas. La alternativa so-cialista sigue esperando. Solamente la revolución socialista es capaz de hu-manamente dedicarse a la eliminación de esas fata-les problemáticas humanas producidas por el capita-lismo imperialista.

    Internacionales

    La pandemia de Covid-19 desde lo global

    de 1930. La pandemia viene como anillo al dedo al sistema en su conjunto, porque puede ser la manera perfecta de ocupar unan crisis propia, que habría su-cedido sin la emergencia del Covid-19.

    ¿Alguien se beneficia con la pandemia, tanto en nuestro país como en el mundo? La actual situación es un fenómeno complejo, con múltiples aristas, que impone análisis exhaustivos para los que, toda-vía, no se dispone de todos los datos. No está total-mente claro el origen del nuevo virus que la provo-ca. Todo indicaría de momento que es un microor-ganismo que realizó una mutación natural, aunque no está totalmente descartada la posibilidad que sea un arma bacteriológica. De ser así, no se conoce con exactitud el origen. A nivel global, la pandemia se anuda con la crisis global que está atravesando el sistema capitalista. Es sabido que el capitalismo globalizado, manejado cada vez más por la especulación financiero-bursátil, ha estallado. Según expertos, la crisis eco-nómica es superior a la del 2008, comparable con -o quizá más profunda aún que- la Gran Depresión

    Foto: Prensa Comunitaria

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    La enfermedad COVID-19 está causando gran canti-dad de muertes. Curiosamente, hasta el momento ha impactado mucho más en los países capitalistas cen-trales (Estados Unidos y Europa Occidental) que en el empobrecido Sur. Ello puede entenderse porque su mayor letalidad (95%) se da en personas mayores (y las potencias capitalistas tienen la mayor tasa de lon-gevidad). ¿Alguien se beneficia de todo esto? No se-ría improbable que, terminada la crisis sanitaria, los Estados burgueses terminen rescatando a las principa-les empresas con grandes subsidios, exenciones fisca-les y otros estímulos y beneficios, con lo que muchos capitales podrían salir incluso fortalecidos. Es posible que haya recomposiciones en los capitales, y el cam-po popular sea el que lleve la peor parte en la post-pandemia. La clase trabajadora es golpeada una vez más, porque ahí está recayendo la crisis. Esto demuestra que la inmensa mayoría de población mundial –como en nuestro país- es proletaria. Vivimos de la venta de nuestra fuerza de trabajo, seamos obreros industriales urbanos, proletariado agrícola, maestros, trabajadores informales, cuentapropistas, amas de casa (que con-tribuimos con nuestro trabajo no remunerado a man-tener viva la fuerza de trabajo y a reproducir a los tra-bajadores de hoy y del futuro). Los despidos, la re-ducción de salarios, el aumento de la precarización en la fuerza laboral, son las maneras -en cualquier parte del mundo- con las cuales los capitales sobrellevan la tormenta. Las ayudas de emergencia dadas por los

    gobiernos muchas veces son migajas de asistencialis-mo, plagadas de clientelismo y actos de corrupción. En nuestro país ya salieron a luz hechos de la as-queante corrupción e incapacidad que rodea fondos y programas supuestamente para beneficiar a la pobla-ción más vulnerable. Otro nudo con el cual se relaciona la pandemia y sus efectos, es la dinámica de confrontación de Estados Unidos contra China. El imperio yanqui, cada vez más enfrascado en su guerra contra China para man-tener la hegemonía que comienza a perder, no pudo manejar adecuadamente la emergencia sanitaria -el país asiático sí-, por lo que, en un futuro inmediato, ante ese declive a nivel global, es probable que re-fuerce su presencia en Latinoamérica, la que sigue considerando su natural “patio trasero”. De ahí que, pese a la pandemia, en ningún momento dejó de man-tener su bloqueo y agresiones contra Cuba socialista y la República Bolivariana de Venezuela. Cuba y Venezuela, no obstante la agresión y amena-zas imperiales, como expresiones eficientes y alterna-tivas solidarias, están manejando adecuadamente la crisis sanitaria. Cuba, además, continúa su política de solidaridad con innumerables países en el campo mé-dico, aportando igualmente una medicina eficaz con-tra la enfermedad -el Interferón alfa 2B-, desconocido por el imperio, silenciado obligatoriamente en todos los medios de comunicación capitalistas e ignorado por gobiernos –como el guatemalteco- pudiendo ha-ber gestionado su provisión.

    El socialismo para superar la crisis actual

    La pandemia del Covid-19 tenía como antecedente una nueva crisis del capitalismo que estaba ocurriendo a nivel global. La sobreproducción de mercancías en un mundo con la mayoría de la humanidad sin capacidad de consumo, estaba gestándose ya según los informes de diversos organismos financieros hegemónicos. Con

    los efectos de la pandemia, dicha crisis vino a acelerarse. Sin duda alguna, las consecuencias de ambas problemáticas, afectarán sobretodo a la clase trabajadora de ca-da país y del mundo entero. Será nuestra clase social la que más sufrirá los impactos, que se traducirán en so-

    breexplotación, desempleo y más miseria. Mientras ello ocurre, negocios globales como el del internet, las farmacéuticas, por ejemplo, ha aumentado exponencialmente sus ganancias.

    La crisis agudizada del capitalismo en contexto de pandemia, no traerá por sí misma, una muerte del capitalis-mo, ni siquiera de su ideología y política neoliberal. Para que ello ocurra es necesario un proyecto político

    alternativo, con un sujeto político decidido a su impulso. Por eso, hoy más que nunca, es necesario recuperar el proyecto socialista, el cual debe ser impulsado de forma revolucionaria por la clase trabajadora.

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    El Partido Guatemalteco del Trabajo condena la nueva agresión armada del imperio yanqui y sus lacayos venezolanos y colombianos contra la República Bolivariana de Venezuela. Los días 3 y 4 de mayo, dos grupos de mercena-rios integrados por estadounidenses, colombia-nos y venezolanos, intentaron ingresar desde Colombia a territorio venezolano para concretar acciones armadas contra el pueblo y el gobierno bolivarianos de Venezuela. El objetivo perse-guido: el asesinato del Presidente Nicolás Ma-duro Moros y varios altos funcionarios del Esta-do Bolivariano. Este nuevo intento terrorista es parte de los pla-nes del gobierno de Donald Trump, quien pre-viamente había declarado a través del Secretario de Estado, Mike Pompeo, la activación de ac-ciones para lograr la salida pronta del poder del Presidente Constitucional de la República Boli-variana de Venezuela, Nicolás Maduro. Las evidencias, además de las capturas y declaracio-nes de los detenidos (entre ellos dos mercena-rios al servicio del gobierno de EEUU), inclu-yen la confirmación explicita del jefe de la ope-ración: Jordan Goudreau, un mercenario priva-do de la empresa yanqui Silvercorp, al servicio de operaciones externas de la Central de Inteli-gencia Americana –CIA–. Esta acción, además, como ha sido la tónica de los intentos fallidos por derrotar la Revolución Bolivariana, conta-ron con la complicidad del gobierno colom-biano de Iván Duque. Como PGT felicitamos y nos solidarizamos con

    el pueblo y gobierno venezolanos, quienes a través de la unión cívico-militar-policial lograron abatir y capturar a los mercenarios y derrotar esta nueva intentona del imperia-lismo estadounidense, el gobierno de Co-lombia y la oposición fascista venezolana. Repudiamos esta nueva agresión e intento golpista que, de haberse concretado, habría ocasionado el derramamiento de sangre del pueblo venezolano, en un momento donde el Estado Bolivariano enfrenta con éxito la pandemia por Covid-19. Como parte de la política de agresión yanqui, este intento de ataque se suma al genocida bloqueo que el imperio mantiene contra ese pueblo her-mano. Nos sumamos al repudio, condena y denun-cia contra este nuevo hecho terrorista Made in USA, que además cuenta con el silencio cómplice de la Organización de Estados Americanos y de los gobiernos títeres del Grupo de Lima, entre ellos el guatemalteco. Seguiremos en alerta para acuerpar, en perspectiva internacionalista y defensa de la Patria Grande, acciones que contribuyan a la defensa de la Revolución Bolivariana de Venezuela. ¡Alto a las agresiones del imperialismo yanqui! ¡Viva la Revolución Bolivariana de Venezuela!

    Nuestra condena a la nueva intentona terroristas de EEUU

    contra la República Bolivariana de Venezuela

    Camino Socialista, el periódico de los comunistas en Guatemala www.partidocomunistadeguatemala.blogspot.com