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49 REPORTAJE REVISTA PEREGRINA REPORTAJE 48 Camino de Santiago Entrada en la ciudad de Briançon por el puente Asfeld, atrevida obra de ingenierçia del s. XVIII. Mojón señalizando el Camino en Les Alpilles. La VIA Domicia (GR 653D) hÇt Üâàt ÑtÜt ÅÉÇàt©xÜÉá Xan Outeiro D el mismo modo que al hablar de la Vía de la Plata (en el anterior nú- mero de REVISTA PEREGRINA), vuelve a resultar obligado aludir a otra calzada romana, la Domitia, reutilizada por los peregrinos me- dievales. La Provenza, y en general todo el sur de la Galia, fue una de las primeras áreas en ser romani- zadas. Por lo tanto, no sorprende que además de las colonias griegas de la costa (la más populosa era Massalia), ya hubiese prósperos asentamientos en el s. II a.C., con- solidados tras las campañas lleva- das a cabo por Julio César. En la articulación y el desarrollo de este territorio meridional, inte- grado por Augusto en la provincia Narbonense, jugaron un importan- te papel los grandes itinerarios mi- litares, que pronto se convierten en rutas para el comercio. Estas rutas fueron instaladas sobre los pasos naturales de transhumancia, empleados por los galos. Las prin- cipales fueron la Vía Aurelia, que desde la Península Itálica se pro- longaba por la Costa Azul hasta Aix-en-Provence (Aqvae Sextiae) y Arles (Arelate), y la Vía Domi- cia, así denominada en honor del cónsul Cneus Domitivs Ahenobar- bus, que la inició en 118 a.C. Con paso por Turín y entrada por los Alpes (Montgenévre), la calzada proseguía por Briançon (Brigan- tio), Embrun (Eburodunum), Gap (Vapincum), Sisteron (Se- gustero), Apt (Apta Iulia), Cavai- llon (Cobellio) y Saint-Rémy-de- Provence (Glanvm) hasta Taras- con (Tarusco), en el valle del Ró- dano, y una vez cruzada Nimes La inauguración “oficial”, en junio de 2007, del GR 653 D (Vía Domicia), no sólo ha mejorado la posibilidad de caminar a Compostela desde la frontera italo- francesa, sino que ha configurado un itinerario jacobeo de largo recorrido que entronca con un ramal de la italiana Vía Francígena. De este modo Santiago y Roma, Roma y Santiago, han vuelto a quedar unidas a través de los Alpes por rutas de peregrinación debidamente balizadas. A la Asociación PACA-Corse de Amigos del Camino tenemos que agradecer el inmenso esfuerzo de haber documentado, estudiado sobre el terreno y señalizado esta ruta. Letrero jacobeo de una casa en St-Crépin.

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REPORTAJEREVISTA PEREGRINAREPORTAJE

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Camino de Santiago

Entrada en la ciudad de Briançon por el puente Asfeld, atrevidaobra de ingenierçia del s. XVIII.

Mojón señalizando el Camino en LesAlpilles.

La VIA Domicia (GR 653D)hÇt Üâàt ÑtÜt ÅÉÇàt©xÜÉáXan Outeiro

Del mismo modo que alhablar de la Vía de laPlata (en el anterior nú-

mero de REVISTA PEREGRINA),vuelve a resultar obligado aludir aotra calzada romana, la Domitia,reutilizada por los peregrinos me-dievales. La Provenza, y en generaltodo el sur de la Galia, fue una delas primeras áreas en ser romani-zadas. Por lo tanto, no sorprendeque además de las colonias griegasde la costa (la más populosa eraMassalia), ya hubiese prósperosasentamientos en el s. II a.C., con-solidados tras las campañas lleva-das a cabo por Julio César.

En la articulación y el desarrollode este territorio meridional, inte-

grado por Augusto en la provinciaNarbonense, jugaron un importan-te papel los grandes itinerarios mi-litares, que pronto se conviertenen rutas para el comercio. Estasrutas fueron instaladas sobre lospasos naturales de transhumancia,empleados por los galos. Las prin-cipales fueron la Vía Aurelia, quedesde la Península Itálica se pro-longaba por la Costa Azul hastaAix-en-Provence (Aqvae Sextiae)y Arles (Arelate), y la Vía Domi-cia, así denominada en honor delcónsul Cneus Domitivs Ahenobar-bus, que la inició en 118 a.C. Conpaso por Turín y entrada por losAlpes (Montgenévre), la calzadaproseguía por Briançon (Brigan-tio), Embrun (Eburodunum),Gap (Vapincum), Sisteron (Se-gustero), Apt (Apta Iulia), Cavai-llon (Cobellio) y Saint-Rémy-de-Provence (Glanvm) hasta Taras-con (Tarusco), en el valle del Ró-dano, y una vez cruzada Nimes

La inauguración “oficial”, en juniode 2007, del GR 653 D (Vía

Domicia), no sólo ha mejorado laposibilidad de caminar a

Compostela desde la frontera italo-francesa, sino que ha configurado

un itinerario jacobeo de largorecorrido que entronca con un

ramal de la italiana VíaFrancígena. De este modo Santiago

y Roma, Roma y Santiago, hanvuelto a quedar unidas a través de

los Alpes por rutas de peregrinacióndebidamente balizadas. A la

Asociación PACA-Corse de Amigosdel Camino tenemos que agradecer

el inmenso esfuerzo de haberdocumentado, estudiado sobre el

terreno y señalizado esta ruta.

Letrero jacobeo de una casa en St-Crépin.

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de Amigos del Camino de Santiago sur de Francia,y más concretamente la de Provence-Alpes-Côted’Azur-Corse, se puso manos a la obra para estu-diar y explorar el itinerario del Montgenèvre, y apartir de los vestigios de la vía romana, y de los pa-sos medievales documentados, que en algún casodiferían del trayecto antiguo (por ejemplo en la zo-na de Forcalquier y, por supuesto, en su tránsitopor Arles), se intentó reconstruir una ruta que au-nase la historicidad y las necesidades propias delos peregrinos del presente.

En Francia, para que un itinerario sea reconocidocomo GR por la FFRP (Fédération Française de laRandonnée Pédestre), lo cual garantiza el mante-nimiento de la señalización, pequeñas reparacio-nes y figurar en los mapas del Instituto GeográficoNacional, debe cumplir una estricta normativa que,en ocasiones, resulta contraproducente para losperegrinos. Los Amigos del Camino han tenido quehilar muy fino para, respetando el paso por losburgos medievales, sin olvidar otros monasterios ysantuarios relevantes, buscar recorridos alternati-vos de invierno, abandonando en muchas ocasio-nes el hoy cómodo discurrir por los valles, todo

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(Nemausus) se iba aproximando a la costa lan-guedociana a través de St-Thibéry (Cessero), Bé-ziers (Baeterra) y Narbonne (Narbo), superandoel Pirineo y continuando por el litoral mediterrá-neo hispano hasta Cartagena, y de aquí por el inte-rior de la Bética hasta concluir en Cádiz.

Durante el Medievo la Domicia conserva su funciónmilitar y comercial, pero también se transforma enuna ruta de peregrinación frecuentada por los quese dirigían a Roma (de ahí la denominación pro-venzal de Camin Romieu) y, por supuesto, a San-tiago de Compostela. Numerosos cuerpos santos yotras reliquias, según relata el libro V del CódiceCalixtino, eran veneradas por los devotos en Arles(S. Trofimo, S. Genèst, S. Honorato, etc), Saint-Gi-lles (el santo que le da nombre) o Saint-Thibéry(los mártires Tiberio, Modesto y Florencia). Otrocentro de peregrinación consolidado era el de laabadía de Montmajour, en las inmediaciones de Ar-les, que contaba con un fragmento del LignumCrucis. A las devociones medievales se fueron su-mando otros centros de peregrinación de la EdadModerna, sobre todo los de carácter mariano (No-tre-Dame-du-Laus, Notre-Dame-de-Lumières), vin-culados con las Guerras de Religión y el triunfo delcatolicismo sobre los hugonotes.

UN ITINERARIO EXTREMADAMENTEDURO

Como consecuencia del renacimiento de las rutasde peregrinación compostelanas, las asociaciones

Cristo en la iglesia de la abadía de Boscodon, que se halla enmedio de un bosque.

Capilla de Saint-Jacques, en Cavaillon.

Campos de lavanda de la antigua abadía de St-Eusèbe, en lasubida a Saignon.

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gurar las marcas en ambos senti-dos. Para adaptar el Camino Fran-cés en España a esta nueva reali-dad también sería procedente se-ñalizar, con flechas blancas, elsentido a Roma.

DE LOS ALPES A ARLESPOR LA PROVENZA

Muy brevemente vamos a describirel itinerario, que discurre por lasregiones históricas del Delfinado yla Provenza. Desde los Alpes delSur (departamento de Hautes-Al-pes), una región escasamente po-blada y con grandes espacios natu-rales protegidos, a partir del puer-to de Montgenèvre seguimos el va-lle de La Durance, por el que va-mos a continuar gran parte del re-corrido. En la ciudad de Sisteronaccedemos al departamento de losAlpes-de-Haute-Provence. Pocodespués, en la hermosa villa me-

dieval rehabilitada de Lurs, nos di-rigimos a poniente para entrar enel Parque Natural de Luberon, unazona que se ha puesto últimamen-te de moda para la adquisición deviviendas antiguas y el turismo cul-tural y de naturaleza. Los últimosdepartamentos provenzales son losde Vaucluse y Bouches-du-Rhône.

En la primera etapa alcanzamos lapequeña ciudad de Briançon, pla-za fuerte del Delfinado reforzadapor Vauban en los ss. XVII-XVIII.Sus principales monumentos sonla sobria colegiata de S. Nicolás(1718), la propia ciudadelaVauban y las fortalezas emplaza-das en los montes que la circun-dan (ss. XVII-XIX).

Durance abajo, varias iglesias me-dievales de esbeltas torres, algunasde ellas con frescos (capilla deSantiago en Prelles, iglesia deSt-Laurent en Les Vigneaux),

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ello en aras de no superar los por-centajes mínimos sobre asfalto. Deeste modo, lo que podía haber si-do un plácido descenso a partir delos Alpes, se ha convertido en unexigente itinerario de montaña, norecomendable para los ciclistasaunque empleen BTT, en el que sesuceden los puertos.

Las limitaciones expuestas tam-bién dificultan el tránsito en in-vierno, e incluso en primavera,cuando las torrenteras provocadaspor el deshielo pueden cortar lassendas. Quienes se aventuren porla Domicia, sobre todo en el sectoralpino –hasta Sisteron-, tendránque ir provistos de cartografía de-tallada, a poder ser de escala1:25.000, si no quieren perderse,pues en los bosques es frecuenteque algunas de las marcas, enblanco y rojo, queden ocultas trasla vegetación. Tampoco los que pa-dezcan vértigo deberán aventurar-

se por ciertos tramos en los que seavanza al borde de barrancos, asíla bajada a Tallard o la etapa queconcluye en La Motte-du-Caire.Ante la falta de señales, el sentidocomún suele ser suficiente paradescubrir las alternativas al GR,que siempre suelen ser más cor-tas.

Al eje principal se ha sumado unasegunda variante alpina, que desdeItalia entra por el Col de Larcheconfluyendo con el GR 653 D enSaint-Geniez.

Hemos de felicitarnos por la acti-vación de este itinerario, y no sólopor ser uno más de la gran tramade rutas de peregrinación com-postelana que se extienden por to-da Europa, sino por que nos va apermitir conectar Santiago conRoma y viceversa. Esto es factible,tanto en Francia como en Italia(Vía Francígena y ramales), por fi-

Mercado dominical ante la catedral de Forcalquier.Vista del pueblo medieval de Tallard, dominado por el castillo,desde el Camino.

Peregrinos cruzando el puente medieval de Céreste.

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nos acercan a la ciudadela Vauban de Mont Dauphin, ver-dadero ex libris de la arquitectura militar de la Edad Moder-na.

Embrun, por su colorido y benigno microclima conocida co-mo la Niza de los Alpes, es una población en la que aún sepercibe la estructura medieval, y cuenta con la catedral ro-mánica-lombarda de Notre-Dame du Rèal, cuyo pórticode los Reyes magos aparece escoltado por dos leones de már-mol. Muy cerca de Embrun se sitúa la abadía de Boscodon,que desde 1124 aceptó la observancia de la rigurosa orden deChalais. En el cruce del embalse de Serre-Ponçon, cons-truido en los años 60, se sitúa la localidad turística de Savi-nes-le-Lac. Un largo ascenso por la orilla opuesta del lagonos lleva, a través de St-Apollinaire, hasta Chorges, queposee un compacto casco antiguo dominado por la iglesiade St-Victor (ss. XII-XV).

El bucólico tránsito por el valle del Avance nos introduce enla comarca del Gapençais. Por medio de un bosque accede-mos al santuario de Notre-Dame-du-Laus, que es uno delos más relevantes de la región. Gap, capital de Hautes-Alpes,con sus 40.000 habitantes es la principal ciudad del recorri-do. La catedral de Notre-Dame, en cuya construcción secombinan la piedra blanca y gris, se nos antoja un depuradoy fino ejemplo de la, en ocasiones, denostada arquitecturahistoricista del s. XIX. El centro vital se localiza en la plazaJean Marcellin, siempre animada con sus terrazas y colo-ristas fachadas.

Entre Tallard, burgo dominado por una fortaleza medieval yrenacentista, y Sisteron, se escalonan los tramos más monta-ñosos y complicados de la Domicia, aunque la belleza del pai-saje compensará con creces las penalidades de la marcha.Pequeños pueblos como La Motte-du-Caire y St-Genieznos conducen, por el macizo de La Baume, a Sisteron,con la silueta de su ciudadela convertida en una referenciadurante varias leguas.

De nuevo acompañando a La Durance, los burgos murados(village perché) se suceden por la orilla derecha del valle(Peipin, Châteauneuf-Val-St-Donat, Peyruis, Lurs), conla agradable sorpresa del solitario templo románico primiti-vo de St-Donat y del antiguo priorato de Ganagobie. For-calquier, que fue cabeza de un condado independiente, tienela catedral de Notre-Dame-du-Bourguet, cuya fachadaaparece presidida por un gran rosetón, y convento de LesCordeliers, con claustro del s. XIII.

Por la villa medieval de Mane (castillo), y junto a la abadíade Notre-Dame-de-Salagon (iglesia del s. XII), nos intro-ducimos en el Parque Natural del Luberon, declarado Re-

MONASTERIOS PARA LA ACOGIDA Y ELRECUERDO

Del mismo modo que en el Camino Francés en los años 80, laescasa presencia de peregrinos permite que algunos de losantiguos prioratos y abadías medievales de la Vía Domiciasigan practicando ocasionalmente la hospitalidad como anta-ño. Este es el caso de la pequeña comunidad benedictina deGanagobie, que ocupa un cenobio que había sido donadopor el obispo de Sisteron a Cluny, conservando una iglesiarománica con una bella portada que muestra, en su tímpano,al Cristo glorificado con el Tetramorfos. Los monjes invitan alos peregrinos a participar de los rezos cotidianos, que trashacer sonar la campana se realizan con la humilde sencillezde otros tiempos.Otra abadía relevante del Camino es la de Boscodon, empla-zada en medio del bosque (en realidad, para llegar a ella seda un considerable rodeo entre Embrun y Savines-le-Lac, peropor aquí ha sido balizado el GR). Ocupada en la actualidadpor los dominicos, que permiten el acceso a la iglesia para lasoraciones diarias, junto a ella se encuentra la gîte Le Cellierdes Moines, que favorece la parada de los peregrinos en ellugar.Ya a las puertas de Arles, la gran abadía del itinerario fue la

de Montmajour. Poderosa casa benedictina, engrandecidapor los condes de Provenza, llegó a dominar 56 prioratos enel s. XIII, obteniendo unas rentas que permitieron ampliar susdependencias e, incluso, levantar una torre fuerte o donjon deconsiderable altura. En este caso, sin embargo, tras laRevolución no hubo vuelta a los claustros, y en la actualidadpuede visitarse el monumento, declarado por la UNESCOPatrimonio Mundial, con su iglesia, cripta, claustro, torre delabad y capilla de St-Pierre, todo ello de los s. XII-XIII.Tampoco podemos olvidar, apartada unos 250 m. de la aba-día, la capilla de Ste-Croix (s. XII), pues estaba destinada a losperegrinos, que aquí veneraban un fragmento del LignumCrucis.

Pliegues calizos de La Baume, en Sisteron.

Puerta románica de la iglesia de Ganagobie, un priorato que vuelve aacoger a los peregrinos.

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serva de la Biosfera en 1997. Las localidades atra-vesadas por el Camino resultan impecables, consus edificios de piedra restaurados y decoradoscon flores: St-Michel-l’Observatoire, Reillan-ne, Saignon… En el retorno a la calzada romananos encontramos el antiguo priorato rupestrede Carluc y, justo antes de entrar en Céreste, elpuente de l’Aiguebelle, que fue reformado en laEdad Media.

En la ribera del Calavon, en la que abundan lasplantaciones de lavanda, Apt es otra pequeña ciu-dad con sus viviendas pintadas de alegres colores,un casco antiguo peatonalizado y catedral de Ste-Anne, muy enriquecida por la reina Ana de Austria,peregrina a este templo tras concebir al que seríaLuis XIV. A dos leguas de Apt los peregrinos siguenutilizando el pont Julien (14 a.C.), que con sus 80m. de largo y tres arcos se convierte en la principalobra de ingeniería romana de la Domitia. Ligera-mente apartado del itinerario se encuentra el san-

tuario de Notre-Dame-de-Lu-mières, nacido a raíz de la mila-grosa aparición de unas luces y dela curaciones que aquí experimen-taban los devotos, que con sus do-nativos permitieron construir ungran templo, con convento y hos-pital de romeros, en el s. XVII.

Con 25.000 habitantes, Cavaillones otro núcleo relevante para losperegrinos, ya que además de lacatedral de St-Verán, románicamodificada en el s. XVIII, posee enlo alto de una colina la capillarománica de Santiago.

Por la gran planicie sedimentariade La Durance, ya próximo a tri-butar sus aguas en el Ródano, enparalelo a la autopista llegamos a

Orgon, donde ya nos apartamosdel río para iniciar un plácido re-corrido por Les Alpilles, peque-ño macizo montañoso calizo cu-bierto de pinares. La hermosa ymuy turística villa de St-Rémy,con una estructura típicamenteprovenzal, nos hace evocar el pa-sado romano en Les Antiques yGlanum, pero también la estanciade Van Gogh en el monasterio-hos-pital de St-Paul-de-Mausole.

Hasta Arles, fin del GR 653 D, einicio del GR 653, descubrimos lamisteriosa capilla de St-Gabriel(s. XII), de gran riqueza escultóri-ca; la villa de Fontvieille, con elliterario molino de Daudet; y elgran monasterio de Montma-jour.■

Paisaje en el descenso del santuario de Notre-Dame-du-Laus a Galp.

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Hasta ahora no hay ninguna guíaeditada del itinerario, aunque elCentro de Estudios Compostelanos dePerugia, y la Xunta de Galicia, estánpreparando una. Sobre la vía romanapropiamente dicha se puede encontrarabundante información en la páginawww.viadomitia.org, y sobre la ruta deperegrinación señalizada, con unapropuesta de etapas, en la página delos Amigos del Camino(www.compostelle-paca-corse.info).

informaciónpráctica

Diseño de las etapas

LAS FORTALEZAS VAUBÁN DE BRIANÇON Y MONT DAUPHINAl ingeniero Sébastien le Preste de Vauban (1633-1707), célebre por diseñarnumerosas fortificaciones a lo largo y ancho del reino, se le han realizado numero-sos homenajes, con motivo del segundo aniversario de su muerte, en todo el país.Entre las actuaciones planteadas en 2007 se contaron varios congresos, exposicio-nes, restauraciones y puestas en valor de su obra, pero también una petición a laUNESCO para que sean declarados Patrimonio de la Humanidad los principalesrecintos debidos a su ingenio, entre ellos los que se concentran en el valle de LaDurance. En efecto, para reforzar la frontera con el beligerante ducado de Saboya,los reyes de Francia, y más concretamente Luis XIV, mandaron construir una seriede ciudadelas para disuadir cualquier posible invasión. Fruto de aquel empeño fuela sustitución de las murallas medievales de Briançon, por otras que Vauban con-cibió para resistir los ataques de la artillería, adaptándose al terreno con pequeñosparapetos en la zona más rocosa, pero elevando una gran estructura con foso, doblerecinto y bastiones en el sector norte de la ciudad. Con un criterio muy pragmático,entendiendo que los posibles enemigos llegarían de Italia, y por consiguiente serí-an católicos, dispuso la colegiata de Notre-Dame y Saint-Nicolas en el sector másabierto, para que la fábrica sirviese de parapeto y, a la vez, disuadiese a los píoscombatientes transalpinos ante una profanación de tal calibre. Para hacer casi inex-pugnable el paso por el valle, a una jornada de Briançon el rey encomendó aVauban la creación, sobre un cerro ubicado en la confluencia del Guil con LaDurance, de una ciudadela de nueva planta: su nombre, Mont Dauphin, alude alDelfín o heredero al trono. Las obras se prolongaron, con grandes recursos, de1692 a 1699. El recinto fue provisto de dos puertas, las de Briançon y Embrun, yrodeado de taludes, fosos, bastiones y revelines, pasando a convertirse en uno delos mejores ejemplos de la arquitectura militar francesa de la Edad Moderna. En elinterior constaba de caserna, arsenal, depósito de pólvora, iglesia dedicada a St-Louis (inacabada) y viviendas para los civiles. La plaza, que nunca llegó a padecerasedio, quedó abandonada, y en el presente ha sido rehabilitada, dando paso a unaprovechamiento turístico que también se manifiesta en la apertura del albergueGlacier Bleu, que puede ser utilizado por los peregrinos.La obra de Vauban fue completada, en las montañas que rodean el paso deBriançon, con la edificación de varias fortalezas que blindaban completamente lafrontera: primero la de Trois Têtes (s. XVII), a continuación las de Randouillet yAnjou (s. XVIII), y en el s. XIX con las de Salettes, L’Infernet, Gondrans du Janus yCroix de Bretagne. ■

Si bien ya hemos comentado que el GR 653 Destá más pensado para montañeros y sende-ristas que para peregrinos, y de ahí los mu-

chos rodeos que se dan para evitar, en todo mo-mento, las carreteras principales y el asfalto, pode-mos fijar una serie de finales de etapa lógicos, enmuchos casos determinados por la existencia de al-bergues (gîtes d’étape) u otro tipo de alojamiento.Aunque estamos ante un itinerario de doble reco-rrido, vamos a dividir el trayecto orientándonos ha-cia Compostela.

Una vez coronado el Montgenèvre, tan sólo 11km. nos separan de Briançon, ciudad un tantoapagada fuera de la estación de la nieve, pero quereúne indudables encantos para que el peregrino sedetenga, tras culminar los Alpes, y se tome un me-recido descanso. Ya por el valle de La Durance,aunque siempre por los rebordes y con duros as-censos por el monte que pondrán a prueba la pa-ciencia de los caminantes, ya que los ciclistas ten-drán que optar por seguir las carreteras, una se-gunda etapa podría concluir en Les Vigneaux o,quizá mejor, en L’Argentière-la-Bessée (22 km),moderno núcleo, situado junto al río y bien dotadode servicios. Una distancia similar nos separa deMont Dauphin, la ciudadela diseñada por Vaubanque se ha quedado anclada en el s. XVIII. Otra jor-nada corta, de 21 km, nos trasladaría hasta Em-brun, aunque también existe la posibilidad de su-bir hasta la abadía de Boscodon, donde funcionaun albergue todo el año. De no hacer el desvío almonasterio, la etapa siguiente nos podría trasladara Chorges (25 km), superando a medio camino,por un largo puente, el embalse de Serre Ponçon.De Chorges a Gap el recorrido balizado pasa por elsantuario de Notre-Dame-du-Laus, prolongándo-se 26 km y superando un exigente puerto con VíaCrucis incluido. Entre Gap y Tallard la jornada pa-rece corta (15 km), pero las montañas vuelven a in-terponerse en nuestro Camino hacia el final; en vezde parar en Tallard sería posible avanzar hasta Ven-terol, donde existe un albergue, para acortar la si-guiente etapa.

El tramo entre Tallard y Sisteron es especialmenteduro, pues coincide con una sucesión de macizosmontañosos y valles encajados, propiciando una in-terminable montaña rusa que dejará maltrechos alos peregrinos que no tengan experiencia, con elriesgo añadido de perderse en las estrechas y malseñalizadas sendas del bosque. La extrema dureza

del Camino, salvo que vayamos di-rectamente a Sisteron por la carre-tera paralela al río, por cierto bas-tante apacible, no permite muchasalegrías: lo más lógico sería hacerlas jornadas Tallard-La Motte-du-Caire (26 km), que desdeVenterol se reduciría en 7 km; LaMotte-St-Geniez (20 km. de for-tísima cuesta), y St-Geniez-Siste-ron (15 km de bajada continua-da). Cualquier parecido con los fá-ciles puertos del Camino Francésen España son pura coincidencia.

A partir de Sisteron el paisaje alpi-no da paso a los Pre-Alpes. Lascuestas no finalizan, pero el terre-no es más favorable para el cami-nante medio. Por este motivo sepuede avanzar más, acaso hasta lalocalidad de Peyruis (32 km), so-bre caminos coincidentes con lacalzada romana. A partir de Pey-ruis el siguiente fin de etapa semuestra diáfano: la ciudad medie-val de Forcalquier (26 km). A

partir de aquí se puede continuarhasta Reillanne (22 km) o Cé-reste (9 km. más), dando por su-puesto que al día siguiente nos de-tendremos en la ciudad de Apt (29o 20 km según el lugar de partida).

Las montañas quedan atrás, y laProvenza se manifiesta en su pleni-tud, pero el Camino pierde suatractivo. Por la planicie agraria esposible marchar sin mayores pro-blemas hasta Cavaillon (34 km),pero reservando fuerzas para subira la colina St-Jacques. De Cavai-llon, desviándonos unos centena-res de metros de la ruta señalizada,es recomendable dirigirse a la fa-mosa villa de Saint-Rémy-de-Provence (28 km), ello a sabien-das de que es un núcleo muy turís-tico y, por ende, caro. La últimaetapa propuesta, que sería la 17ªdesde el Montgènevre, nos dejaríaya en Arles (35 km), inicio de laVía que lleva su nombre. ■

Valle alpino de La Durance y cerro en el quetiene asiento la ciudad fortificada de Mont-Dauphin, diseñada por Vauban.

Virgen con el Niño, en el santuario marianode Notre-Dame-de-Lumiéres