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RESEÑAS Y NOTAS | 111 El periodista Joshua Foer, especialista en te- mas de ciencia en revistas como National Geographic, Esquire, The New York Times y Slate, va a cubrir la nota del Campeonato de Me moria de Estados Unidos. Cuando con ver sa con los competidores le dicen al - go que realmente le intriga: no son super- dotados. No tienen memoria fotográfica. Se trata más bien de personas que han sido entrenadas para ejercitar el “músculo” de la memoria mediante técnicas anti guas. Son personas que tienen la capacidad de recordar cientos de palabras que se les pre- sentan al azar y el orden de unas cartas que se barajean sin ton ni son. Algunos incluso pueden recordar decenas de miles de dígi- tos de Pi. Foer piensa que esto es un poder innato. Los reta: él no tiene una gran me mo- ria. ¿Podría incluso él obtenerla? Ed Cooke, considerado como uno de los gran des maes- tros en este arte le responde: “Te advierto. Pronto vas a pasar del respeto y la admi - ración por las personas que tienen bue na memoria, a simplemente decir: esto no es más que un simple truco”. Así empieza la aventura que Joshua Foer consigna en el libro Caminando en la Luna con Einstein. Foer aprende las técnicas para desarrollar la memoria que han sido uti- lizadas tanto en la antigua Grecia como en el medievo y en nuestros tiempos. Se trata de procesos similares a los que usó Cice - rón para recordar sus discursos y a los em - pleados por diversas culturas para memo- rizar libros enteros. Una de las claves de es te arte es crear en la mente una serie de imá- genes inusuales —tan coloridas y distintas a lo que hemos visto—, que se vuelven di - fíciles de olvidar. A eso justamente alude el título del libro de Foer. Dice el autor: “Ca - minando en la Luna con Einstein es algo que se recuerda por la imagen tan rara. Las co - sas que son extrañas o coloridas son las más memorables. Si tratas de imaginar a Einstein con sus mocasines casi flotando sobre un salón de baile (a eso se le llama el paso de ‘Ca minar en la Luna’ popularizado por Michael Jackson), y tratas de verlo con un guante de diamantes, prácticamente esta- mos ante algo que es inolvidable”. Foer se adentra en los estudios científi- cos que investigan los cerebros de los atletas de la memoria. En uno de ellos se hicieron pruebas cognitivas para ver si la estructura y anatomía de sus cerebros era diferente a la de nosotros. La respuesta: básicamente, no. Sin embargo, encontraron una dife ren- cia muy interesante entre los campeones de memoria y los sujetos de prueba compara- dos. Cuando se colocó a los campeones en una máquina de resonancia magnética y se les pidió que memorizaran largas cadenas de números, rostros de personas o diferen- tes tipos de copos de nieve, descubrieron que los campeones de memoria activaban dis- tintas regiones del cerebro que los otros. En particular, las relacionadas con la memo- ria de espacio y orientación. Esto explicaría por qué muchas de las técnicas de memorización tienen que ver con lo que se denominan teatros de la me- moria que ubican en distintas gradas, en diferentes cajones o espacios, lo que se in- tenta recordar. La memoria espacial facili- ta el proceso. Si la aunamos a imágenes audaces es increíble todo lo que se puede capturar sin que se borre de la mente. De hecho, en un ejemplo interesante de lo que se llama periodismo participativo, Foer se sumergió en la subcultura de los atletas de la memoria, se preparó durante un año y compitió en el Campeonato de Memoria de Estados Unidos. Para su gran sorpresa, ¡lo ganó! Lo que aprendió también es que las cla- ves de la memoria pasan por la imagina c ión. Algo que ya nos había enseñado Gior dano Bruno. En la novela Forastero en el Univer- so, Laura Vit nos habla de la concepción del filósofo de un aparato con ruedas con- céntricas que tienen diferentes pares de le tras. El número de combinaciones de las letras era inmenso, y por lo tanto difícil de memo- rizar, pero en el revés de cada rueda la pre- sencia de imágenes insólitas haría que las palabras formadas al hacerlas girar, fueran fáciles de recordar. Describe Laura que Gior- dano dio vuelta a las ruedas, las combinó y “el movimiento dio vida a un adolescente con un pájaro verde prendido del brazo que observaba una mujer quien, montada en un toro, se peinaba los cabellos sosteniendo un espejo en la mano izquierda”. Remata: “Nadie puede entrar a la memoria si no pa- sa por las puertas de la imaginación”. Caminando en la Luna con Einstein José Gordon Albert Einstein

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Page 1: Caminando en la Luna con Einstein - Revista de la ... · mas de ciencia en revistas como National Geographic, Esquire, The New York ... tintas regiones del cerebro que los otros

RESEÑASY NOTAS | 111

El periodista Joshua Foer, especialista en te -mas de ciencia en revistas como NationalGeographic, Esquire, The New York Times ySlate, va a cubrir la nota del Campeonatode Me moria de Estados Unidos. Cuandocon ver sa con los competidores le dicen al -go que realmente le intriga: no son super-dotados. No tienen memoria fotográfica.

Se trata más bien de personas que hansido entrenadas para ejercitar el “músculo”de la memoria mediante técnicas anti guas.Son personas que tienen la capacidad derecordar cientos de palabras que se les pre-sentan al azar y el orden de unas cartas quese barajean sin ton ni son. Algunos inclusopueden recordar decenas de miles de dígi-tos de Pi. Foer piensa que esto es un poderinnato. Los reta: él no tiene una gran me mo -ria. ¿Podría incluso él obtenerla? Ed Cooke,considerado como uno de los gran des maes -tros en este arte le responde: “Te advierto.Pronto vas a pasar del respeto y la admi -ración por las personas que tienen bue namemoria, a simplemente decir: esto no esmás que un simple truco”.

Así empieza la aventura que Joshua Foerconsigna en el libro Caminando en la Lunacon Einstein. Foer aprende las técnicas paradesarrollar la memoria que han sido uti-lizadas tanto en la antigua Grecia como enel medievo y en nuestros tiempos. Se tratade procesos similares a los que usó Cice -rón para recordar sus discursos y a los em -pleados por diversas culturas para memo-rizar libros enteros. Una de las claves de es tearte es crear en la mente una serie de imá-genes inusuales —tan coloridas y distintasa lo que hemos visto—, que se vuelven di -fíciles de olvidar. A eso justamente alude eltítulo del libro de Foer. Dice el autor: “Ca -minando en la Luna con Einstein es algo quese recuerda por la imagen tan rara. Las co -

sas que son extrañas o coloridas son las másmemorables. Si tratas de imaginar a Einsteincon sus mocasines casi flotando sobre unsalón de baile (a eso se le llama el paso de‘Ca minar en la Luna’ popularizado porMichael Jackson), y tratas de verlo con unguante de diamantes, prácticamente esta-mos ante algo que es inolvidable”.

Foer se adentra en los estudios científi-cos que investigan los cerebros de los atletasde la memoria. En uno de ellos se hicieronpruebas cognitivas para ver si la estructuray anatomía de sus cerebros era diferente ala de nosotros. La respuesta: básicamente,no. Sin embargo, encontraron una dife ren -cia muy interesante entre los campeones dememoria y los sujetos de prueba compara-dos. Cuando se colocó a los campeones enuna máquina de resonancia magnética y seles pidió que memorizaran largas cadenasde números, rostros de personas o diferen -tes tipos de copos de nieve, descubrieron quelos campeones de memoria activaban dis-tintas regiones del cerebro que los otros. Enparticular, las relacionadas con la memo-ria de espacio y orientación.

Esto explicaría por qué muchas de lastécnicas de memorización tienen que vercon lo que se denominan teatros de la me -moria que ubican en distintas gradas, endiferentes cajones o espacios, lo que se in -tenta recordar. La memoria espacial facili-ta el proceso. Si la aunamos a imágenesaudaces es increíble todo lo que se puedecapturar sin que se borre de la mente. Dehecho, en un ejemplo interesante de lo quese llama periodismo participativo, Foer sesumergió en la subcultura de los atletas dela memoria, se preparó durante un año ycompitió en el Campeonato de Memoriade Estados Unidos. Para su gran sorpresa,¡lo ganó!

Lo que aprendió también es que las cla -ves de la memoria pasan por la imagina ción.Algo que ya nos había enseñado Gior danoBruno. En la novela Forastero en el Univer-so, Laura Vit nos habla de la concepcióndel filósofo de un aparato con ruedas con-céntricas que tienen diferentes pares de le tras.El número de combinaciones de las letras erainmenso, y por lo tanto difícil de memo-rizar, pero en el revés de cada rueda la pre -sencia de imágenes insólitas haría que laspalabras formadas al hacerlas girar, fueranfáciles de recordar. Describe Laura que Gior -dano dio vuelta a las ruedas, las combinó y“el movimiento dio vida a un adolescentecon un pájaro verde prendido del brazo queobservaba una mujer quien, montada en untoro, se peinaba los cabellos sosteniendoun espejo en la mano izquierda”. Remata:“Nadie puede entrar a la memoria si no pa -sa por las puertas de la imaginación”.

Caminando en la Luna con EinsteinJosé Gordon

Albert Einstein

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