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CABALLOS CARTUJANOS

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CABALLOS CARTUJANOS

E l caballo cartujano es el representante direc­to de aquella raza autóctona existente en Je­rez de la Frontera (Cádiz) a mediados del si­

glo XV. Sus orígenes se remontan a los tiempos tercia­

rios, desde cuya época, la Península Ibérica había sido un crisol paleontológico, transformador y crea­dor de especies y razas equinas. Ya en el cuaternario aparece formado el mapa hípico de la Península His­pánica, con tres grandes troncos étnicos, dos de los cuales perduran hoy en día; el de los poneys can-

tábricos (jacas gallegas, poneys vascos y navarros) y el de los caballos de Andalucía, tipo berberisco, relación filogenética con el Caballo Salvaje de Mon-golia o Equus Przewalski, del que existen actual­mente en cautividad, desde hace 10 generaciones, unos 300 ejemplares, sobre los que se están reali­zando importantes trabajos de genética y bioquí­mica.

El núcleo más importante de estos "caballos car­tujanos" está en la Yeguada de la Cartuja, conoci­da también como Yeguada Hierro del Bocado, fun­dada el año 1484 por los Monjes Cartujos de Je­rez de la Frontera (Cádiz). Estos monjes consiguie­ron, en 326 años, hacer la ganadería equina más importante del mundo. Sus caballos tuvieron una di­fusión universal y jamás una raza alcanzó tanta fama, siendo el caballo preferido por los mejores pin­tores de la época para inmortalizar a reyes, no­bles y generales, tales como Carlos I de España y V de Alemania, Felipe II, Felipe III, Felipe IV, el Du­que de Lerma, Napoleón Bonaparte, etcétera.

A la derecha, una potra de dos años

perteneciente a la línea de Descarado II, la más

importante de la Yeguada Hierro del

Bocado. En la página siguiente, Orgulloso

XVII, un caballo de ocho años, campeón de

movimientos dentro de su raza.

Importantes tratados de equitación y libros de la época exaltaron sus bondades; llegaron a ser tan cotizados que en 1803 el rey de Prusia compró un caballo a los Cartujos por 50.000 reales, en com­paración a 2.000 reales que podían pagar por un buen caballo de otra ganadería.

La población mundial actual se cifra en 239 hembras y 201 machos adultos, de los cuales, la ma­yoría están en poder de Expasa, empresa propie­dad del Patrimonio del Estado Español, que vela por el mantenimiento y mejora de este tesoro ge­nético en sus magníficas instalaciones de la finca Fuente del Suero, de Jerez de la Frontera, com­prada en 1484 por los Cartujos a un genovés, y cu­na de origen de este Caballo Universal.

El pura raza cartujano, en relación con el resto de la población de caballos denominados Pura Ra­za Española (PRE), censada actualmente en 31.719 cabezas, representa el 1,057 por ciento.

Tres potras de un año, de capa castaña, con un magnifico desarrollo.

Sala de carruajes de la Yeguada Hierro del Bocado. Debajo, un jinete monta un caballo tordo cartujano.

Por otra parte, el nivel de influencia Cartujana en la población del PRE está en el 87,2 por ciento.

Estos datos demuestran cómo los ganaderos han tenido siempre claro que el caballo cartujano es la base de sustentación y mejora del PRE, donde de ma­nera inequívoca actúa como mejorante universal,

NIVEL DE INFLUENCIA CARTUJANA EN LA POBLACIÓN DE SEMENTALES

Y YEGUAS DE PURA RAZA ESPAÑOLA

Desde el punto de vista morfológi­

co, al caballo cartu­jano lo podemos de­finir como eumétrico (450-500 kgrs.), de proporciones me­dias, con perfecto equilibrio nervioso y hormonal, de dife­renciación sexual

muy marcada, tem­peramento enérgico, carácter noble y dó­cil, de justas reac­ciones y respuestas, esencialmente rústi­co, sólido y resisten­te, aceptando cual-

quier tipo de doma, e aires brillantes y

enérgicos, con acep­tables elevaciones y extensiones, y capas torda, castaña y ne­gra.

En cuanto a los caracteres regiona­les más dignos de resaltar, destaca la cabeza , con una longitud media, fina, enjuta, de perfil sub-convexo, con orejas bien situadas, rectas, de tamaño medio; los ojos son grandes,

ligeramente despla­zados de la línea frontal e inclinados obl icuamente; los ollares, de buen ta­maño, pero plega­dos, no abiertos o redondeados . El cuello, ligeramente arqueado, de longi­tud media, bien in­sertado en el tronco, con tránsito cervico-facial fino, elegante. La grupa, de pro­

porciones medias, li­geramente inclinada (no recta) v muscu­losa. La cola, baja y metida entre isquio-nes.

, hasta el punto de poder asegurar que todas las ganaderías, en mayor o menor proporción, tienen en sus animales sangre cartujana.

Lo consideramos "un símbolo español" y "un patrimonio universal' basándonos en innumera-bles hechos históricos. Entre ellos señalamos la ima­gen de fuerza y resistencia que dieron con Aníbal (216-214 a.C.) ante generales y cónsules romanos; la llegada a Centroamérica en la segunda expe­dición de Cristóbal Colón; la difusión por toda América a cargo de nuestros conquistadores y de personajes como Juan de Oña-te, que se comprometió a repo­blar Nuevo México y Tejas, pa­ra lo que llevó 150 yeguas, otros tantos potros y 25 sementales. Durante el imperio Universal de Carlos V (1517-1556), este ca­ballo alcanza las cotas más altas de popularidad y merecida fa­ma, figurando como un lujo de funcionalidad y belleza, en las pinturas y yeguadas de empe­radores, reyes y personalidades más destacadas del mundo. In­terviene en la formación de

La población mundial actual se cifra en 239 hembras y 201 machos

las

Conducción de potros a una demostración.

Izquierda, enjaezado

para los días de gala.

Paseo campestre a lomos de Bandolero, un ejemplar de tres años. Debajo, cola trenzada.

yeguadas de Kladrub, Lipizza, Orlof, etcétera: figura

en la genealogía de casi todas las razas del mun­

do, Appaloosa, Cuarto de Milla, Criollos de distin­

tas nacionalidades, caballos de Paso Fino, Trotadores

y Trochadores, Caballos de Polo Argentino, PSI,

base esencial del Lusitano, etcétera.

Dio nombre al Picadero Español y a la Escuela

de Equitación Española de Viena, fundada por la

Corte de Viena el año 1565, así como al picadero

actual, construido por Carlos VI en 1729.

Es el único equino que ha permanecido duran­

te 514 años sin influencias extemas, es decir, sin cru­

zamientos con otras razas o estirpes.

Este patrimonio genético es, pues, un tesoro uni­

versal que el Gobierno Español valora, mantiene y

mejora con el entusiasmo y conocimiento profundo

de lo que representa.•

54 RONDA IBERIA

Los otros caballos españoles

En verdad, dos son las únicas razas

autóctonas oficialmen­te reconocidas como puras: el caballo espa­ñol y el asturcón, un poni de tan sólo 1,25 metros de alzada que ya existía en los tiem­pos de la reconquista, cuyo ejemplar más fa­moso fue la yegua Ba­bieca del Cid Campe­ador. Otros caballos pertenecen a subrazas, como el menorquín, de 1,60 metros de alza­da, utilizado para la fiesta popular de Me­norca llamada El Jaleo; el mallorquín, que lleva sangre napolitana, ani­mal que corre peligro de extinguirse; el po-tokk, poni vasco, cuyo nombre significa en euskera "caballo pe­queño"; el poni galle­go, cimarrón célebre por la Rapa das Bes-tas, una cita anual en la que se recogen estos ejemplares serranos y se les cortan las crines para marcarlos; la jaca navarra, pequeño ca­ballo ancestral, que ha vivido a su aire en sus tierras del norte; y el losino, caballo burgalés del valle de Losa, que ha estado a punto de desaparecer.

Junto a ellos está el caballo serrano o de la tierra, por cuya sangre corren todas las san­gres que haya habido en su área. A pesar de su or igen bastardo, suele ser un animal fuertemente dotado pa­ra cualquier trabajo en el campo, conocedor de todos los vericuetos, dócil, generoso y aue no exige demasiados cuidados ni alimenta­ción precisa.•

La recuperación del caballo Losino

El caballo Losino es una de las razas más antiguas de España. Es au­tóctono de Castilla y León, más concretamente de la montaña de Bur­

gos. Sus orígenes son desconocidos; pero al parecer procede del antiguo caballo cántabro-pirenaico. Tiene mucha similitud con el Asturcón y con el Merens, aunque con más alzada que aquél y menos corpulencia que és­te. Se trata de la antigua jaca castellana, que tanto renombre tuvo anta­ño. Su capa es negra, con exclusión de cualquier otra; su alzada oscila en­tre el 1,30 y 1,40; de crin y cola muy abundantes, sus formas son sólidas, pero en absoluto toscas sino muy armónicas; posee movimientos airosos y es de carácter vivo, pero muy dócil. Al criarse en libertad en la montaña, está dotado de grandes cualidades, tanto físicas como psíquicas: goza de un carácter muy equilibrado, salud inquebrantable, gran longevidad, po­der de recuperación, frugalidad, resistencia a la fatiga, capacidad repro­ductora, valentía, dureza de cascos, sentido del equilibrio...•

A Rapa das Bestas, en Pontevedra. Izquierda, un ejemplar de Asturcón.

RONDA IBERIA 55