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RESTAURACIÓN DE LOS SUELOS Y DE LAVEGETACIÓN EN LA LUCHA CONTRA LADESERTIFICACIÓN

Jorge Mongil Manso1 y Andrés Martínez de Azagra Paredes2

1 Grupo de Hidrología y Conservación de Suelos. Universidad Católica de Ávila. Canteros s/n. 05005-ÁVILA (España). Correo electrónico: [email protected] Unidad de Hidráulica e Hidrología. E.T.S. Ingenierías Agrarias (U. de Valladolid). Av. de Madrid 44.

34004-PALENCIA (España). Correo electrónico: [email protected]

Resumen

La desertificación es un problema ambiental grave, que afecta fundamentalmente al suelo, ya quesupone la degradación de este recurso natural tan importante, viéndose mermada su capacidad pro-ductiva y su valor como soporte de vegetación natural diversa y evolucionada. Los suelos que puedenser desertificados en muchos casos están predispuestos a ello, ya sea por razones naturales o por actua-ciones antrópicas: aridez climática y edáfica, erosión, destrucción de la vegetación, etc. Para evitar ladegradación del suelo o restaurarlo desde una situación de degradación, es necesario revertir el pro-ceso negativo y retroalimentado. Es necesario recuperar la funcionalidad perdida del suelo, recupe-rando su capacidad de infiltrar agua y acoger nutrientes, para restaurar posteriormente una vegetaciónleñosa, que a su vez actúe como motor de la restauración, formadora de suelo maduro y protectora dea degradación. En este trabajo se propone una metodología para dimensionar el microembalse o alcor-que de la preparación del suelo en la restauración de la vegetación en la conservación de suelos.

Palabras clave: Restauración forestal, Desertificación, Oasificación

INTRODUCCIÓN

La desertificación provoca toda una proble-mática social, económica y, por supuesto, ecológi-ca, que trasciende del ámbito regional o nacional.Los ecosistemas secos, los más sensibles a esteproblema, ocupan un 41,3% de la superficieterrestre, y en ellos habita cerca del 35% de lapoblación mundial. Durante las últimas décadas,la degradación de estos ecosistemas, acentuada enparte por la ocurrencia de fuertes sequías, ha lle-gado a niveles alarmantes, fundamentalmente por

sus consecuencias sociales de migración y pobre-za. Un tercio de la superficie terrestre está amena-zado por la desertificación, y más de 110 países

están afectados por este problema, entre ellos, lospaíses ribereños del Mediterráneo, y especialmen-te España. Nuestro país, junto a otros 190, se haadherido a la Convención de Naciones UnidasContra la Desertificación (UNCDD), creada paraabordar y atajar esta problemática. La UNCDDsupone un marco político e institucional adecua-do. No obstante, cada vez es mayor la necesidadde un conocimiento científico y técnico que per-mita orientar y resolver problemas concretos anivel local y global.

La condición de aridez atribuida a una zona

de la superficie terrestre se corresponde con unafalta de agua disponible para los seres vivos, quese debe a factores meteorológicos ligados a una

309ISSN: 1575-2410© 2008 Sociedad Española de Ciencias Forestales

Cuad. Soc. Esp. Cienc. For. 25: 309-313 (2008) «Actas de la II Reunión sobre Suelos Forestales»

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zona geográfica concreta y tiene un carácter per-manente (PORTA et al ., 1999). Unas condiciones

generalizadas de aridez favorecen la degrada-ción del territorio, debido al desarrollo y poten-ciación de mecanismos de desertificación.

La desertificación puede definirse como unproceso complejo que reduce la productividad yel valor de los recursos naturales, en el contextoespecífico de condiciones climáticas áridas,semiáridas y subhúmedas secas, como resultadode variaciones climáticas y actuaciones humanasadversas (UNCCD, 1994). Este concepto dedesertificación fue introducido por AUBREVILLE(1949), aunque ha sido desde entonces contro-vertido e incluso mal utilizado. En español esequivalente al de desertización, que según elDiccionario de la Real Academia de la Lengua esla “acción y efecto de desertizar”. Desertizar, porsu parte, significa “convertir en desierto, por dis-tintas causas, tierras, vegas, etc.”. No obstante, yaunque en este trabajo se emplearán indistinta-mente ambos términos, algunos autores, comoGARCÍACAMARERO(1989), estiman que existeuna diferencia entre desertificación y desertiza-ción, que consiste en que esta última está causa-da exclusivamente por agentes naturales.

LOS SUELOS Y LA DESERTIFICACIÓN

La desertificación es un proceso que signifi-ca degradación de los suelos de zonas áridas,semiáridas y subhúmedas secas, motivada pordiversos factores, tales como las variaciones cli-máticas y las actividades humanas. Por lo tanto,no es un problema meteorológico o ambiental

aislado (como puede ser la sequía o la desapari-ción de una especie vegetal) en un territorio máso menos extenso, sino que, como argumentaLÓPEZBERMÚDEZ(2001), es una patología surgi-da de la ruptura del equilibrio entre el sistema deproducción de los geoecosistemas naturales y elsistema de explotación humana. Las principalesconsecuencias de la desertificación, relaciona-das con el suelo son, siguiendo a este autor: – Alteraciones en la regulación del ciclo

hidrológico, especialmente en lo que serefiere a escorrentía e infiltración.

– Degradación de la cubierta vegetal y reduc-ción de la biomasa. Deterioro del bosque,

que es sustituido por formaciones secunda-rias de arbustos y matorral, cada vez más

abiertas, que pueden desaparecer. Cambio dela composición florística, favoreciendo aespecies propias de suelos degradados.

– Deterioro e incluso pérdida de la estabilidadestructural del suelo y formación de compac-taciones y costras. Reducción de la porosidad,capacidad de infiltración y contenido dehumedad del suelo, a la vez que aumenta laescorrentía superficial y su capacidad erosiva.

– Degradación biológica del suelo: pérdida denutrientes en calidad y cantidad.

– Aceleración de la erosión eólica e hídrica.Pérdida de los horizontes superiores y posi-ble afloramiento de la roca madre.

– Pérdida de la base de sustentación de las raí-ces de las plantas.

– Aparición y proliferación de incisiones ero-sivas en el terreno (surcos, cárcavas, etc.),movimientos en masa en laderas, hundi-mientos y generalización de la morfologíaabarrancada (malpaíses, lo que en la biblio-grafía anglosajona se denomina bad-lands).Un ecosistema está predispuesto a ser deser-

tificado cuando posee una baja capacidad deinfiltrar agua. En muchas ocasiones, el desenca-denante de la desertificación es una precipita-ción intensa, que es tanto más baja y probablecuanto más deteriorado esté el ecosistema. En lamayor parte de los casos, el hombre es el res-ponsable, a través de incendios forestales, sobre-pastoreo, explotación abusiva de las tierras,riegos inadecuados, compactaciones, urbaniza-ciones, etc. Un aguacero de alta intensidadpuede ser suficiente para deteriorar una ladera

de forma prácticamente irreversible, arrastrandosu suelo fértil (rico en materia orgánica ynutrientes) hasta las zonas más bajas.

La infiltración es la componente principaldel ciclo hidrológico, es la que regula los flujosy destinos del agua de lluvia. Es la que posibili-ta la vida a las plantas (y con ello a toda la bio-diversidad que albergan dichas plantas), es laque alimenta los acuíferos y manantiales, la quecontrola la escorrentía, la que atenúa o acentúala erosión hídrica. Paradójicamente, la infiltra-ción está muy poco estudiada por ser muy difí-cil de medir. Se suele obtener a partir demediciones indirectas. Presenta una fuerte varia-

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ción a nivel espacial, requiere de grandes canti-dades de agua en cada ensayo, varía mucho

según se mida en terrenos secos o húmedos, pre-cisa de simuladores de lluvia para obtener valo-res reales, etc. Todos estos factores complican lamedida de la infiltración, pese a ser una variablede crucial importancia.

OASIFICACIÓN, RESTAURACIÓN DELSUELO Y DE LA VEGETACIÓN

Laoasificación , término opuesto al de deser-tificación, persigue revegetar un terreno degra-dado aprovechando su propio deterioro,recolectando el agua, el suelo y los nutrientesque tiende a perder en los lugares donde másinterese, es decir: en donde se vaya a realizar laplantación o siembra. Ésta es la mejor manera derevertir el temido proceso de la desertificación.Oasificar supone combatir la escorrentía, pro-mover la infiltración; por el contrario, inducir laescorrentía desertiza un territorio. Este conjuntode procesos son realizados de forma natural porlos ecosistemas, de manera lenta e impercepti-ble, siempre y cuando se encuentren en condi-ciones de progresión o estabilidad. Uno de losprocesos claves del fenómeno de laoasificaciónse produce mediante la acumulación de hojaras-ca, juma o pinocha sobre la superficie del sueloque termina convirtiéndose en materia orgánicacon un alto poder para mejorar el suelo, paraaumentar su capacidad de infiltración.

La restauración de una ladera suele requerirmucho tiempo (más de 100 años en climas ári-dos y semiáridos). La estrategia descrita no es en

modo alguno nueva. Tanto en el sector agrícola(en olivares, viñedos, almendrales, algarroba-res,…) como en el sector forestal (en las deno-minadas restauraciones hidrológico-forestales)se han venido realizando labores tradicionalesque propician este proceso: perfilado de micro-cuencas, acaballonados, abancalados, etc.

En la oasificación contemplamos las cose-chas de suelo y de nutrientes como fundamenta-les para el proceso restaurador de una laderadegradada. Además de cosechar agua, con la

oasificación se recolectan nutrientes y suelo,por lo que al mismo tiempo se logra el control dela erosión hídrica, tan frecuente en las zonas ári-

das y semiáridas. De hecho, en muchos lugaresdel mundo, conservación de suelos y de aguas

pueden considerarse sinónimos. En este mismosentido se expresan LUDWIGet al . (1997), cuan-do describen que en las laderas de climas semiá-ridos en Australia existen sumideros naturales(v.g.: cada árbol, mata, macolla o depresión delterreno) que se ven enriquecidos al capturar elagua y el suelo de las zonas adyacentes.

Con laoasificación se aumenta la resilenciade la vegetación, es decir, se incrementa su pro-babilidad de recuperación. Esto ocurre merced auna considerable mejora en las condicioneshidrológicas de las laderas (al aumentar la infil-tración en la ladera se favorece la instalación deuna vegetación más tupida, especialmente enclimas áridos).

EL SUELO EN EL DIMENSIONADO DELMICROEMBALSE PARA LARESTAURACIÓN

MONGIL & MARTÍNEZ DEAZAGRA (2006)han elaborado una metodología para dimensio-nar el microembalse o alcorque de la prepara-ción del suelo en la restauración de lavegetación y en la conservación de suelos. Estametodología, denominada FO-REST (acrónimode RESTauración FOrestal), se compone de unaserie de criterios que orientan al técnico sobre lacapacidad que debe tener el microembalse. Envarios de estos criterios intervienen factoresedáficos, como no puede ser de otra maneradado el papel del suelo en una restauración,entre los que se pueden destacar:

Criterio edáfico de la capacidad de retenciónde agua disponible

Como se ha dicho anteriormente, el sueloconstituye una reserva de agua cuya medida es lacapacidad de retención. Partiendo de una situa-ción inicial en la que esta reserva esté agotada, sidurante un aguacero llueve más de lo que el sueloes capaz de retener, el agua sobrante se perderápor percolación profunda hacia la capa freática(este agua recibe la denominación de gravitacio-

nal). Por este motivo, el alcorque que se diseñe nodebe recoger más agua del que pueda ser almace-nado en la reserva del suelo. Por lo tanto, el volu-

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men del alcorque lleno deberá ser, como máximo,igual a la capacidad de retención.

Es difícil, por otra parte, que la reserva lleguea estar totalmente agotada, por lo que casi siem-pre, inevitablemente, se va a perder agua por per-colación profunda. No obstante, en los meses mássecos esta reserva será muy escasa mientras nollueva, y por ello, si cae un aguacero convendráque el alcorque sea capaz de recoger toda el aguanecesaria para llenar el depósito edáfico.

Por esta razón deben estar relacionados elvolumen de agua que puede contener el alcorquelleno y la capacidad de retención de agua quetiene el suelo abarcado por la rizosfera de lasplantas introducidas. Esto equivale a una dosisde riego, si de un cultivo agrícola se estuvierahablando. En conclusión, es necesario que secumpla la siguiente inecuación:

Volumen alcorque lleno ≤ Capacidad deretención de agua disponible (CRAD)

El tamaño del alcorque establecido así essuficiente para obtener la máxima cosecha deagua posible (un valor superior quedará fueradel alcance de las raíces al escapar el agua acu-mulada de la rizosfera).

Criterio edáfico de la porosidadLa altura de los muretes del microembalse y

la profundidad del suelo (de la preparación delsuelo, de las raíces) son variables que debenestar relacionadas. Si se asocia el criterio edáfi-co explicado anteriormente con el concepto deporosidad útil, obtenemos la siguiente igualdad:

Volumen del alcorque lleno = Volumen de poros útiles

desarrollando:S 2 · H = S 3 · h · p u

siendo:S 2 = Área de recepción (m2)

H = Altura de los muretes (m)S 3 = Área que en proyección horizontal ocupa elbulbo húmedo (m2), siendoS 3 ≥ S 2. El “bulbohúmedo” es el nombre que recibe en la termino-logía del riego localizado el volumen de suelohumedecido por un emisor. Llevado este con-cepto a las cosechas de agua, la región húmedadel suelo posee una gran importancia, pues enella se desarrolla el sistema radical de los brin-zales. Su forma depende del movimiento delagua en el suelo, que a su vez está condicionado

por la textura, la intensidad de precipitación y laduración del aguacero.

h = Profundidad del “embalse del suelo” (m).Para la elección de esta profundidad puedenseguirse tres criterios diferentes: profundidaddel sistema radical, profundidad actual del siste-ma radical más el efecto de la capilaridad y pro-fundidad necesaria para el desarrollo normal delrepoblado.

pu = Porosidad útil (en tanto por uno).Despejando la altura de los muretes:

H = S 3 /S 2 · h · p u; Como S 3 ≥ S 2, H ≥ h · p U

Mediante esta inecuación, es posible calcular

la altura de los muretes del microembalse a travésde dos variables, que son la porosidad útil delsuelo y la profundidad del mismo que se conside-re deba contener agua utilizable por las plantas.

Criterio edáfico de la infiltraciónCon la idea de conseguir endorreísmo en la

unidad sistematizada, en este criterio se intentalograr ese endorreísmo partiendo de tasasmedias de infiltración. En una unidad sistemati-zada, bajo una precipitación constante, puedeestimarse un índice medio de infiltración ø. Unavez conocido ø y aplicando la ecuación de con-tinuidad, se puede obtener la altura del micro-embalse como:

H ≈ (i – ø) · D · κ

Siendo:i = Intensidad de lluvia

D = Duración del aguaceroκ = Relación entre el tamaño de la unidad siste-matizada y el área de recepción (S/S2)ø = Tasa uniforme de pérdidas (o índice de infil-tración)

Limitación fisiológica por encharcamientoDespués de una precipitación abundante, el

alcorque puede llenarse de agua y la planta queen él vegeta quedar anegada, poniéndola engrave riesgo su supervivencia. Con el fin de evi-tar la muerte por anoxia de la planta, es necesa-rio limitar el tiempo máximo de embalse (T máx),que a su vez depende de una variable del suelocomo es la tasa de infiltración mínima:

T máx ≤ H / f min H = Altura de los muretes del microembalse(aproximadamente igual aCAPA/S 2) (cm)

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f mín = Tasa de infiltración mínima del suelo enel área de recepción (cm·h-1). Coincide con el

parámetro fc del modelo de infiltración deHORTON (1940). Este parámetro se puedeestimar a partir de la permeabilidad, utilizandola relación orientativa propuesta por BOUWER(1966): f mín ≈ 0,5 · k , siendok la conductividadhidráulica (o permeabilidad) del suelo.

BIBLIOGRAFÍA

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