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Psykhe
ISSN: 0717-0297
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile
Sun, Yulan
Homenaje a Mabel Condemarín
Psykhe, vol. 13, núm. 2, noviembre, 2004, pp. 231-232
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago, Chile
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=96713217
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Copyright 2004 by PsykheISSN 0717-0297
PSYKHE
2004, Vol.13, Nº 2, 231-232
Yulan Sun. Psicóloga.
La correspondencia relativa a este homenaje deberá ser
enviada a la autora. Fono: 3547191. E-mail: ysun@ puc.cl
Homenaje
Homenaje a Mabel Condemarín
A Tribute to Mabel Condemarín
Yulan Sun
El 30 de marzo pasado, dejó de existir MabelCondemarín Grimberg, dejando un legado humano yprofesional imborrable, coronado algunos meses an-tes, cuando se le entregó el Premio Nacional de Cien-cias de la Educación 2003. Es difícil hacer justicia asu pródiga labor como escritora y maestra, a la hue-lla de su trabajo en la educación chilena y al recuer-do entrañable que ha dejado en quienes la conoci-mos y quisimos.
Mabel nació en Iquique, en un hogar aficionadoa la lectura, que forjó tempranamente su interés poreste tema al que dedicaría su vida. Al terminar susexto año básico, ingresó a la Escuela Normal de LaSerena, donde se formó como maestra.
Apenas egresada, en 1951, fue contratada comoprofesora de la Escuela Anexa a la Normal de LaSerena. Allí, y más tarde en Santiago, descubrió elplacer de enseñar a leer y escribir a los niños y niñasde las escuelas públicas chilenas con enfoques nue-vos y creativos.
Se tituló de ‘Profesora de Educación’ en la Es-cuela Normal Superior “José Abelardo Núñez” y mástarde ingresó al “State College” de Los Ángeles,Estados Unidos, donde siguió cursos sobre ense-ñanza correctiva y remedial de la lectura y escritura.De vuelta en Chile, formó parte del equipo de Psi-quiatría Infantil del Hospital Calvo Mackenna, endonde estableció sus primeros vínculos profesiona-les con la enseñanza de la lectura en los niños, sudesarrollo y sus trastornos.
En 1972, integró el Programa de Postítulo y lue-go de Magíster en Educación Especial y Diferencialde la Facultad de Educación de la Universidad Cató-lica de Chile. Durante 20 años en este programa, for-mó numerosas generaciones de educadores, com-partiendo con ellos los hallazgos de su investiga-ción sobre la lectura.
Fue una escritora incansable, entregando a losprofesores y niños de Chile algunos de los más pre-ciados libros y materiales de enseñanza hasta hoyen el área del lenguaje.
En 1990 aceptó una invitación del Ministerio deEducación para integrar el equipo fundador del Pro-grama de las 900 Escuelas, donde continuaría su tra-bajo incesante por acercar el lenguaje y la literaturaa los niños más pobres. También, durante el año2002, colaboró en la elaboración de marco curriculary los programas de estudio del subsector de Len-guaje y Comunicación, para el Primer Ciclo de Edu-cación General Básica.
Formó a muchos profesores, psicopedagogos ypsicólogos; escribió incontables artículos en revis-tas especializadas y participó en numerosos encuen-tros internacionales, especialmente en América Lati-na. En Perú y Colombia, dos colegios llevan su nom-bre.
Pero, para quienes la conocimos, el recuerdo másimborrable es el de su persona, el de su espíritu.Mabel era una trabajadora infatigable y entusiasta,y una compañera de trabajo extremadamente sabia ycariñosa. Quienes fuimos sus alumnos, sus compa-ñeros de trabajo, sus amigos, conocimos también suingenio y su lúcido sentido del humor. Nos prodigósiempre generosidad y humildad. Incluso a los querecién aprendíamos, a los que solo comenzábamosel camino que ella llevaba tan adelantado, nos erapermitido desafiarla, dudar, discutir con ella. Y estoera, para mí, la más genuina expresión de su voca-ción de educadora, de maestra.
La conocí hace 7 años, cuando fue mi profesoraen un curso del programa de Magíster de la Escuelade Psicología, y me “amadrinó” sin consideracio-nes; me regaló libros, me prestó otros sobre los cua-les me regalaba las sabrosas conversaciones y co-mentarios que podíamos compartir después de sulectura. Sabía de todo y se preocupaba lo mismo deguiar el rumbo académico de sus afortunados“amadrinados”, que de tratar de mejorar nuestrasvidas, buscándonos novios o “solo amigos”, tenta-
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da creo yo por la posibilidad de repetir el feliz desti-no de la amistad que la unió al que luego sería sumarido, el académico y escritor, Felipe Alliende.
Trabajar con Mabel, ser su amiga, era un modode crecer, de contagiarse de su vocación de árbolperenne, siempre pródigo, siempre florido. Estaba
tan llena de vida que es difícil convencerse de sumuerte, aceptar su ausencia. Su coraje para vivir ysu generosidad para darse a otros se sobreponen ala muerte, la vuelven pálida y silenciosa. En su lugar,están sus letras, sus palabras, su voz, su imborrablerecuerdo… su larga sonrisa de Mabel.
SUN