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Ciudad de México a, 03 de junio de 2020. C. ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR Presidente de la Republica C. ALEJANDRA FRAUSTO GUERRERO Secretaria de Cultura P R E S E N T E Con la creación arbitraria del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en 1988, y sobre todo a partir de 1994, el presupuesto y la autoridad técnica y académica de los Institutos Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), de por sí ya marginales, entraron en una espiral descendente. Hoy día, en el marco de la 4T, se vive quizá uno de los momentos más críticos en la historia de ambas instituciones. Las políticas neoliberales en lo sexenios anteriores, determinaron la reducción de presencia estatal en materias decisivas como la educación, la investigación y protección de la memoria histórica y cultural de nuestros pueblos, así como en la educación artística. Generando un de- terioro en la vinculación del INAH y el INBAL con la sociedad. Esto se agudizó por el incremento de prácticas de corrupción y tráfico de influencias a todos los niveles de la administración pú- blica, federal, estatal y municipal. La adopción del modelo mercantil para la “promoción y estímulo de la cultura y las artes”, que se concretó con la creación de la Secretaría de Cultura (septiembre de 2015), pese a los dis- cursos que justificaban su “relevancia”, significó otro golpe mortal a la esencia que dio origen la concepción del INAH: como un órgano estratégico para educar y cultivar la memoria e identidad de nuestra diversidad milenaria, colonial y contemporánea. Como muchas instituciones, dentro de ese marco, el INAH y el INBAL no han sido fortalecidos. El traslado, y por consecuencia sometimiento, del INAH y el INBAL, a una instancia cuya con- cepción se basa en su articulación al mercado y al turismo, como es la Secretaría de Cultura, en solo cinco años de operación, ha mostrado que fue una decisión tecnócrata pésima y quizá fatal para su vigencia. Contradictorio y paradójico cuando, frente a esa decisión, la 4T plantea ser un gobierno con cambios dirigidos a favorecer al pueblo y a la diversidad histórica y social. Los actuales funcionarios culturales de nuestro país, tendrán que hacer lo necesario para infor- mar al presidente que, junto con la pandemia que atravesamos, las últimas decisiones que se han tomado (recorte presupuestal, maltrato laboral a contratados, etc.) pronto convertirán al INAH en “una oficina de partes”; en donde las decisiones técnicas y científicas relacionadas con la investigación y protección del patrimonio arqueológico, histórico y artístico, se tomen; sin aná- lisis previo, en las oficinas de las Secretarías de Turismo y de Hacienda. Sin apreciar la anti- güedad y vigencia de la materia de trabajo que aún nos distingue y nos vincula con la sociedad. Esta situación parece no estar siendo entendida por las autoridades de la Secretaría de Cultura en todos sus niveles e instituciones integrantes. Necesitamos se comprometan con la realidad social, la educación y los trabajadores del sector. En cuanto a la educación artística se refiere, la ausencia de un programa eficiente a nivel na- cional por parte del INBAL es preocupante y la manera discrecional e irregular con que este instituto maneja las plazas de docentes, impide el ejercicio cabal de sus funciones y agrede severamente los derechos laborales. Los funcionarios a cargo del instituto continúan con las prácticas incorrectas.

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Ciudad de México a, 03 de junio de 2020.

C. ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR Presidente de la Republica C. ALEJANDRA FRAUSTO GUERRERO Secretaria de Cultura P R E S E N T E Con la creación arbitraria del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en 1988, y sobre todo a partir de 1994, el presupuesto y la autoridad técnica y académica de los Institutos Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), de por sí ya marginales, entraron en una espiral descendente. Hoy día, en el marco de la 4T, se vive quizá uno de los momentos más críticos en la historia de ambas instituciones. Las políticas neoliberales en lo sexenios anteriores, determinaron la reducción de presencia estatal en materias decisivas como la educación, la investigación y protección de la memoria histórica y cultural de nuestros pueblos, así como en la educación artística. Generando un de-terioro en la vinculación del INAH y el INBAL con la sociedad. Esto se agudizó por el incremento de prácticas de corrupción y tráfico de influencias a todos los niveles de la administración pú-blica, federal, estatal y municipal. La adopción del modelo mercantil para la “promoción y estímulo de la cultura y las artes”, que se concretó con la creación de la Secretaría de Cultura (septiembre de 2015), pese a los dis-cursos que justificaban su “relevancia”, significó otro golpe mortal a la esencia que dio origen la concepción del INAH: como un órgano estratégico para educar y cultivar la memoria e identidad de nuestra diversidad milenaria, colonial y contemporánea. Como muchas instituciones, dentro de ese marco, el INAH y el INBAL no han sido fortalecidos. El traslado, y por consecuencia sometimiento, del INAH y el INBAL, a una instancia cuya con-cepción se basa en su articulación al mercado y al turismo, como es la Secretaría de Cultura, en solo cinco años de operación, ha mostrado que fue una decisión tecnócrata pésima y quizá fatal para su vigencia. Contradictorio y paradójico cuando, frente a esa decisión, la 4T plantea ser un gobierno con cambios dirigidos a favorecer al pueblo y a la diversidad histórica y social. Los actuales funcionarios culturales de nuestro país, tendrán que hacer lo necesario para infor-mar al presidente que, junto con la pandemia que atravesamos, las últimas decisiones que se han tomado (recorte presupuestal, maltrato laboral a contratados, etc.) pronto convertirán al INAH en “una oficina de partes”; en donde las decisiones técnicas y científicas relacionadas con la investigación y protección del patrimonio arqueológico, histórico y artístico, se tomen; sin aná-lisis previo, en las oficinas de las Secretarías de Turismo y de Hacienda. Sin apreciar la anti-güedad y vigencia de la materia de trabajo que aún nos distingue y nos vincula con la sociedad. Esta situación parece no estar siendo entendida por las autoridades de la Secretaría de Cultura en todos sus niveles e instituciones integrantes. Necesitamos se comprometan con la realidad social, la educación y los trabajadores del sector. En cuanto a la educación artística se refiere, la ausencia de un programa eficiente a nivel na-cional por parte del INBAL es preocupante y la manera discrecional e irregular con que este instituto maneja las plazas de docentes, impide el ejercicio cabal de sus funciones y agrede severamente los derechos laborales. Los funcionarios a cargo del instituto continúan con las prácticas incorrectas.

Sobre este tema, denunciamos la manera incorrecta y diferenciada con la que tratan de llevar a cabo unilateralmente, el registro de las Condiciones Específicas de Trabajo del Sector Acadé-mico, en medio de una contingencia sanitaria, cuando por décadas se les ha solicitado resolver los problemas que en materia laboral y presupuestal tiene el instituto. Es por ello que los trabajadores del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, rechazamos totalmente la reducción de montos en las prestaciones adquiridas y exigimos que el registro de las Condiciones Específicas de Trabajo sea con el amplio ejercicio de respeto a la bilateralidad y pluralidad sindical, incluyendo todas las prestaciones que se tienen firmadas en su totalidad y tomando en consideración a los derechos a los que somos acreedores para poder transparentar el proyecto que será entregado primeramente del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura a la Secretaría de Cultura; en un segundo tiempo, de la Secretaría de Cultura a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y una vez terminado el proceso, conocerlo y antes de hacer su entrega formal al Tribunal de Conciliación y Arbitraje. Se ha comprobado que la cultura proporciona bienestar. Ante la percepción del sentir que todo está perdido, nos reconforta el leer un libro, escuchar música, ver una película, observar la ar-quitectura de la Ciudad de los Palacios, ver un cuadro o un espectáculo, aunque todo esto sea de manera digital, también nos pueden salvar la vida; aunado a que la disminución de la delin-cuencia tiene que ver directamente con la educación tradicional y la iniciación artística. Razón por lo cual nos pronunciamos en el INBAL y el INAH que “Es la hora de rescatar a la cultura”. Por todo ello, convocamos a la reflexión e invitamos que de la misma manera como se ha ma-nejado con especialistas mexicanos de alto nivel, la pandemia por el Sars-Cov2., se tendrá que tomar la opinión especializada del Sector Cultura, para encontrar soluciones a las diferentes problemáticas que se tienen en este momento. En el camino de dirigir nuestras observaciones y poder establecer un dialogo entre ustedes y nosotros, solicitamos una reunión urgente en donde podamos establecer medidas para atender de manera precisa nuestras solicitudes. A T E N T A M E N T E

JONATHAN DANIEL BAUTISTA SALAZAR SECRETARIO GENERAL

ARTES 22 INBAL

GUSTAVO RAMÍREZ CASTILLA SECRETARIO GENERAL

SNPICD-INAH

FRANCISCO JOSÉ ALBARRÁN VILLANUEVA SECRETARIO GENERAL

SINITINBAL

LUIS OJEDA GODOY SECRETARIO GENERAL

SNACPC-INAH

ROCIO ÁLVAREZ LORENZANA CONSEJERA DE ORGANIZACIÓN

SINITSEC

CORINNA XIMENA ROJAS MUÑOZ SECRETARIA GENERAL

SINAR-INAH C.c.p. Omar Monroy. - Titular de la Unidad de Administración y Finanzas, Secretaria de Cultura. - Presente. Lidia Zarco Martínez. - Coordinadora Nacional de Relaciones Laborales, Secretaria de Cultura. - Presente. Diego Prieto Hernández. - Director General del INAH. - Presente. Lucina Jiménez López. - Directora General del INBAL. - Presente.