breve introduccion al escocismo -...
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U TOAAG I
Ordo ab chao
BREVE INTRODUCCION AL ESCOCISMO
Información Básica para los que Aspiran Entrar a la Logia de perfección
FEDERICO LANDAETA, PM, PGCSG, 33
1994
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“Breve Introducción al Escocismo”
Derechos reservados
Federico A. Landaeta M.
E-Mail: [email protected]
ISBN 980-07-3200-4
Primera Edición:
Breve Introducción al Escocismo, 1994
Segunda Edición:
Como parte de "Masonería Dinámica", 2001
Queda hecho el Depósito de Ley
Impreso en Venezuela por
Caracas - Venezuela
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DEDICATORIA
A todos los Grandes Inspectores Generales del Grado 33º de la
República de Venezuela, que unidos al Soberano Gran
Comendador, están llevando a cabo una labor callada, pero
eficiente, para estimular a los Masones hacia el logro de una
Masonería Rediviva...
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A MODO DE INTRODUCCIÓN
El Tercer Grado, el de Maestro Masón, es la culminación de
la parte Simbólica de la Francmasonería... pero no es el final de la
escalada... muchos riscos quedan por delante... muchas dificultades
deberán ser superadas... riesgos y obstáculos tratarán de impedir el
paso al Masón para que no alcance la más elevada meta.
La lucha del hombre por alcanzar el conocimiento de Sí
mismo es una lucha sin cuartel... es la verdadera razón del hombre
sobre la Tierra. Esa lid no le permite descanso, porque el enemigo
no reposa nunca... no hay cuartel, no porque el hombre no quiera
descansar, sino porque la mente no desiste ni un instante de su
empeño de hacernos creer que somos cuerpos limitados y no
Espíritu Infinito, Omnisciente, Omnipotente y Omnipresente.
Pero dentro de las enseñanzas Masónicas se encuentra el
desarrollo de la perseverancia, esa virtud que resulta imprescindible
en el hombre que aspira alcanzar metas en la vida... y aún más
indispensable para aquel que ha decidido alcanzar la más elevada
de las metas: “Llegar al conocimiento inequívoco de ser Chispa
Divina, de ser Existencia, Consciencia y Bienaventuranza que no
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tiene fin... de ser parte inseparable del Gran Arquitecto del
Universo...”
El Escocismo arranca en el Cuarto Grado, y su meta es
conseguir el desarrollo integral del Masón. La expansión de la
Consciencia es lo que le garantiza al hombre el logro de la
Universalidad Verdadera, única virtud capaz de permitirle una
visión realmente humana, un ángulo visual que le haga ver con
claridad la total relatividad de este mundo en que nos
desenvolvemos y el origen Divino de lo que mueve a este cuerpo,
pues eso es exactamente lo que verdaderamente somos.
Cada Grado va tratando uno de los múltiples aspectos del
acontecer humano... ¿Quién no se ve afectado por los aspectos
económicos, políticos y sociales? Todos somos influenciados por el
diario acontecer, no sólo nacional, sino también por el mundial. Por
tanto, si aspiramos a un desarrollo integral, tendremos que ver estos
aspectos, pero desde un punto de vista expandido por la Luz del
Maestro Interno... la Consciencia humana, el Verdadero Ser.
Luego vendrán los aspectos sutiles, lo filosófico. Pero en
primer lugar hay que resolver lo cotidiano, lo palpable, para poder
pasar al maravilloso mundo del pensamiento y del Amor por el
Conocimiento.
Todo el Conocimiento está al alcance de la mano...
solamente tenemos que estirarla y tomarlo.
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Federico Landaeta, P M 33º
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I
LA LUZ DE LA CONCIENCIA
Muchos y variados son los temas que se tratan en el Orden
Capitular. Allí desaparecen los tabúes y se descorren los velos que
aún continuaban oscureciendo el intelecto humano... nuevos puntos
de vista aparecen ante el hombre, arrojando Luces esclarecedoras
sobre temas que anteriormente se pensaban intocables.
La Luz de la Conciencia, ese Maestro Interno que no se
equivoca nunca, es el faro que ilumina la negra noche de la vida
materialista para que el Masón no pierda el rumbo y pueda llegar a
puerto con seguridad. Los terribles escollo, los arrecifes tenebrosos
que amenazan la seguridad de la navegación en medio de la
tempestad y los cantos continuos de las sirenas que tratan de
hacernos zozobrar, son sorteados con facilidad cuando ese faro
interno se mantiene encendido.
La vida ordinaria se encuentra llena de trabas y de
obstáculos que tienden a hacernos olvidar la razón de la existencia
humana sobre este planeta. Pero como el Masón es un ser diferente,
busca el contacto interno con la verdadera y única razón de la vida,
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con la Luz Divina que no es otra cosa que su propia naturaleza
intrínseca... esa Luz que amanece simbólicamente el día de la
Iniciación Masónica y que se hace realidad incuestionable cuando,
a través del estudio de la Ciencia del espíritu y la práctica constante
de las virtudes más dulces, se realiza en forma espontánea y
agradable.
Las metas que nos proponemos en la vida no llegan
mientras estemos empeñados en su realización con fines netamente
egoístas, o por lo menos tomará muchísimo más tiempo y esfuerzo
alcanzarlas definitivamente. Pero cuando el Masón actúa sin
esperar nada a cambio, cuando su acción es desinteresada y los
móviles que le animan a actuar son el deseo y el anhelo de
colaborar con el Gran Arquitecto del Universo en su continua e
incesante labor de construcción, cuando por encima de los logros
personalistas llega a poner el bienestar de sus congéneres, sean
éstos Masones o no, pertenezcan a su partido político, a su grupo
religioso o filosófico o no; Entonces el horizonte se despeja y se
alcanzan las metas sin mayores esfuerzos. Lo difícil está
precisamente en poder despertar a ese estado de conciencia en que
la meta de la vida sea el servicio desinteresado, porque mientras
continuemos en los brazos de Morfeo, soñando plácidamente con la
idea errónea de ser un cuerpo totalmente limitado, estaremos
haciendo esfuerzos que no podrán alcanzar ninguna meta sin una
gran dosis de esfuerzo y de cansancio.
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Es imprescindible despertar a la Realidad de la vida... pero
eso tampoco se encuentra totalmente en nuestras manos, pues así
como el cuerpo no abandona el estado de reposo hasta que no haya
recuperado las fuerzas y la energía perdidas, en la misma forma el
ser no comenzará a despertar al deseo de regresar al Eterno Hogar
hasta que no sea el momento justo para ello.
La Iniciación dentro de la Francmasonería Universal no es
solicitada por los profanos si no se ha operado en ellos al menos un
pequeño despertar, ese anhelo que impulsa al hombre a buscar lo
que se esconde detrás de la apariencia, que lo obliga a tratar de
descorrer el velo que le oculta la razón real de la Existencia.
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II
Tres Grados ha trillado el Masón... aprendió a guardar
silencio, porque es allí donde el hombre se crece, dándose cuenta
del inmenso valor de la quietud, tanto externa como interna;
desempeñó el trabajo manual del obrero, quien silenciosamente va
absorbiendo el conocimiento a través de la observación; luego
sirvió de auxiliar de los Maestros, hasta que su perseverancia, su
lealtad y su disposición al aprendizaje le llevaron al honor de la
Exaltación al Sublime Grado de Maestro.
Poco a poco se fue haciendo diestro en el uso de los
instrumentos del constructor: el mazo y el cincel; la escuadra y el
compás; el nivel y la perpendicular; la regla, la palanca... hasta
llegar a trabajar con las manos libres de instrumentos...
Trabajó sobre la Piedra Bruta hasta llegar a convertirla en
Piedra Cúbica capaz de servir en la inmensa obra en que están
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empeñados todos los Masones del orbe. Luego aprendió a usar la
Plancha de Trazar para dirigir y formar disposiciones, siempre
referentes a esa construcción no sólo simbólica sino también real
de un maravilloso Templo para glorificar a su Dios... un Templo
interno capaz de permitirle al Eterno Creador manifestarnos toda
Su Gloria en esta misma vida aparentemente limitada, pero
realmente eterna e ilimitada...
Vino de la oscuridad más profunda que reina en el mundo
profano, vio la Luz Masónica iluminando el tortuoso sendero que
tenía por delante, aprendió a dejarse guiar por los que ya tenían la
experiencia del trabajo de construcción del Templo interno a la
Gloria del Gran Arquitecto del Universo.
Fue niño, vio transcurrir la infancia; fue joven, se abrió a
toda enseñanza que le ayudase en su empeño por alcanzar la
Maestría y la adultez; ahora es un adulto experimentado en la vida
y comparte, tanto con los jóvenes como con los niños, el
conocimiento sublime que le ha proporcionado su perseverancia y
su tesón. Pero aún le falta algo que difícilmente logran los seres
humanos que pueblan nuestro planeta... se ha alcanzado la Maestría
Simbólica, pero no la verdadera, la perfecta; se ha cubierto una
etapa del camino, pero no se ha alcanzado la meta definitiva... aún
quedan muchas puertas por franquear, muchos caminos por andar,
muchas etapas por quemar...
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En el Simbolismo se ha logrado avanzar bastante, pero no lo
suficiente. Se ha visto la Luz Simbólica, pero no la REAL; se ha
aprendido a guardar silencio sobre ciertos aspectos de la vida que
tienden a separar cuando no se ha despertado a la Conciencia
Interior, pero no a ser capaces de aceptar que cada cual tiene
perfecto derecho a opinar según su propia conciencia sin que nada
ni nadie pueda imponerle ideas o conceptos desde afuera. Falta la
universalidad más absoluta que solamente aparece cuando el
hombre se ha dado cuenta de que el verdadero Maestro no está
afuera, sino en lo más íntimo de su propio Ser Infinito y Puro.
La idea no es quedarse a mitad del camino, el propósito del
Masón es alcanzar la meta más elevada... por lo tanto, no puede
permitirse el lujo de dormir plácidamente en la ilusión de pensar
que al haber alcanzado el Grado de Maestro, ya no hay nada más
que hacer.
Seguir siempre adelante es el norte del Masón, y como dijo
alguien por allí: “La perfección no existe, pero hay que buscarla
porque debe ser muy bella...”
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III
ESCOCISMO
Todo ser humano que viene a este mundo trae consigo un
íntimo sentimiento que le dice que su Alma es inmortal. Una de las
metas del Escocismo es tratar de que el Masón Capitular se eleve
por encima del pensamiento para que, penetrando en el mundo de
las causas que lo originan, tome posesión de su propia Divinidad.
Hay una diferencia básica entre la Masonería y la religión
como se conoce hoy en día, y es que mientras las iglesias le
prometen la inmortalidad después de la muerte, la Masonería se la
ofrece en esta misma vida... no hay necesidad de esperar para
tomar posesión de lo que por Derecho Divino le corresponde a la
humanidad. El hombre es inmortal desde el principio de los
tiempos, así es que el paso por lo que la mayoría de la gente llama
muerte no es, en forma alguna, garantía de alcanzar la conciencia
de inmortalidad...
La Esencia que anima al hombre es Divina, por tanto
inmortal... el problema básico de la humanidad es que se encuentra
profundamente sumida en la ignorancia más tenebrosa que le lleva
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a identificarse con un cuerpo limitado en lugar de darse cuenta de
lo que realmente es: ESPÍRITU INFINITO Y PURO.
El trabajo del Masón en general, y del capitular en especial,
es lograr liberarse de las cadenas de ese estado de sopor espiritual
que envuelve al mundo profano para, despertando a la brillante
Realidad Interior, seguir adelante en la vida como un colaborador
incondicional del Gran Arquitecto del Universo en la gigantesca
obra de arquitectura que continuamente está llevando a cabo en
este Universo infinito.
Las religiones ofrecen la inmortalidad a sus fieles, pero en
una forma totalmente condicionada, y esto no es otra cosa que una
vil manipulación que convierte al hombre, ese Ser Divino por
naturaleza, en un esclavo envilecido que se arrastra cobardemente
ante los astutos y los tiranos que osan subyugar sus cuerpos y sus
mentes.
La Masonería, en cambio, enseña al hombre a conocerse
como lo que realmente es: Existencia Consciente Bienaventurada
e Infinita, lo cual equivale a decir Inmortal. El Masón vuelve a ser
el Monarca indiscutido de su propio Reino Interior, porque la
Masonería le enseña a conocerse a Sí mismo en primer lugar y
luego a reconquistar ese Derecho Divino, que es suyo desde el
principio mismo de los tiempos...
El Escocismo hace especial hincapié en ese aspecto de la
Realidad Última del hombre y en la importancia primordial que
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representa la recuperación del conocimiento y la Realización de la
Esencia Infinita e inmortal que le anima, y gracias a la cual todos
somos iguales. Es debido a ese Principio Creador, que es el factor
común de toda la Creación, que todos los hombres son hermanos...
esa es la raíz de la Libertad, de la Igualdad y de la Fraternidad.
Al descorrer los velos de la ignorancia primaria que ocultan
la Realidad Inmortal del hombre, el Masón alcanza la sabiduría
más elevada, la Libertad más absoluta, y por ende, al darse cuenta
de que todos somos iguales en Esencia, brota incontenible el
sentimiento de fraternidad que tanta falta hace en el mundo
profano.
Ahora el Masón es digno de ese nombre...
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IV
LA CUADRATURA DEL CÍRCULO
En el simbolismo se aprende a trabajar con la Geometría,
pero no se llega a descorrer el velo que encierra la cuadratura del
círculo.
En el Capítulo, el Masón aprende qué es el círculo, qué es el
cuadrado... cómo es que el primero se convierte en el segundo... y
cómo éste, por medio del conocimiento y la práctica virtuosa, logra
darse cuenta de ser aquel...
El círculo representa al Infinito, a lo creado, al espíritu, al
Gran Arquitecto del Universo.
El cuadrado, por su parte, simboliza a lo finito, a lo creado,
a la materia, al hombre.
Para que pudiera existir este Universo que medio
conocemos, esa Inteligencia Suprema tuvo que condensarse, tuvo
que solidificarse... se vio en la necesidad de materializarse. Y así
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fue como ideó un mundo material con una pluralidad de
manifestaciones tan grande que no llegamos ni siquiera a imaginar.
Ese Círculo Infinito tomó, al menos en apariencia, la forma física
caracterizada por los cuatro elemento -Fuego, Tierra, Aire y Agua-
de que está compuesta toda materia... y sin embargo, ¡¡¡Oh,
misterio de misterios!!! No ha perdido su Esencia Infinita, Pura y
Trascendente.
El Círculo logró la cuadratura... ahora es imperioso que el
cuadrado logre darse cuenta de que en realidad no es un cuadrado
que posee límites específicos, sino el CIRCULO que jamás tuvo
principio y que nunca tendrá fin.
El Masón capitular busca, ayudado por el Escocismo, la vía
que le lleve de regreso a la conciencia de lo que Realmente es. Lo
Divino logró la cuadratura materializándose en el hombre...
ahora el hombre deberá divinizarse alcanzando la infinitud del
Círculo.
Las bases, los cimientos del edificio del Saber, de la
Realización interior, fueron echadas en el Simbolismo, pero es en
el Escocismo donde verdaderamente se pule la obra gigantesca que
representa el regreso a la Conciencia de ser Espíritu Infinito y no
materia limitada y limitante... de ser Existencia, Conciencia y
Bienaventuranza que no tiene fin, y no un cascarón cargado de
vicios, pasiones e instintos animales.
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El Capítulo le enseña al Masón lo que significa ser lo que el
hombre es: Espíritu condensado que necesita salir de la ignorancia
de creerse un cuerpo finito y limitado para poder regresar a la
Conciencia Trascendente que le hará vivenciar el gozo
indescriptible de darse cuenta de ser existencia infinita.
Es necesario seguir adelante dentro de la Masonería. Los
tres primeros Grados no son suficientes, pues aunque ellos
encierran grandes enseñanzas capaces de convertir al hombre
común en un ser virtuoso, si sigue realmente los Principios
aprendidos como Aprendiz, Compañero y Maestro, también es
cierto que muchísimos más son los velos que quedan por descorrer
dentro de esta Augusta y milenaria Institución.
Adelante, pues, y no cejemos en nuestro empeño hasta
haber alcanzado los estratos más elevados de la Francmasonería
Universal...
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V
LA CURIOSIDAD
Una de las virtudes que reconoce el Capítulo es la
curiosidad, ya que es por medio de ella que el hombre logra
adelantar en la vida. Ni Ciencias ni Artes existirían si no fuese por
ese sentimiento que incita a la humanidad a develar aquello que
desconoce. Es por medio de la curiosidad que el hombre ha logrado
simplificar los procedimientos científicos, multiplicando así los
beneficios que recibe de la ciencia. Si no existiese la curiosidad,
sería prácticamente imposible distinguir las causas de los efectos.
La curiosidad es el verdadero aliado que ayuda al hombre a
sobreponerse a los males físicos y a los nefastos sufrimientos
morales.
Cuando el hombre no es curioso corre el peligro de caer en
la apatía, factor éste tan funesto que lleva a la humanidad al
estancamiento y al desconocimiento. La apatía es el polo opuesto
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de la curiosidad, por tanto, no deja de ser factor determinante de la
desidia que ignorantemente sume al hombre en las tinieblas más
espesas y en el desconocimiento más brutal...
Cuando un Masón se deja llevar por la apatía y piensa que
al haber alcanzado el Sublime Grado de Maestro ya no tiene nada
más que buscar dentro de esta Escuela Iniciática, lo que hace es
estancarse, perdiendo así la oportunidad maravillosa de descorrer
los velos que aún quedan entre él y su verdadero Ser Infinito y
Puro.
En nuestra infancia solíamos cantar en la iglesia una
hermosa canción que decía: "Para subir al cielo se necesita, una
escalera grande y otra chiquita..." Esto hacía referencia a los
Mandamientos de la Ley de Dios y a los de la Santa Madre
Iglesia... pues bien, en la Masonería también podríamos decir que
tenemos dos escaleras: una chiquita de tres escalones y otra grande,
de treinta peldaños, que es el Escocismo.
La pura curiosidad es ya factor determinante para que el
Masón busque el inmenso caudal de sabiduría que sin duda alguna
encierra esa enorme cantidad de Grados Iniciáticos que se
encuentran más allá del Simbolismo. No nos cabe en la cabeza la
posibilidad de que pudiesen existir Masones apáticos... por algo
tocaron a las puertas del Templo, por algún motivo pidieron su
aumento de salario. Sin duda alguna que sus razones tuvieron para
solicitar la Exaltación al Sublime Grado de Maestro... así es que
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resulta prácticamente inconcebible que la apatía llegue a apoderarse
del Masón cuando apenas ha alcanzado un poco menos que la
décima parte del camino.
Es importante mantener el interés, es vital que la antorcha
de la curiosidad se mantenga encendida, porque de otra forma el
Masón se estará perdiendo todo un inmenso caudal de
Conocimiento que, de ponerlo en práctica, podría proporcionarle
grandes satisfacciones espirituales capaces de hacerle eternamente
Bienaventurado.
El éxito es de los que perseveran hasta el fin. Aquellos que
se desaniman, o se dejan llevar por la apatía a mitad del sendero
que lleva de regreso al Eterno Hogar, lo que hacen es frustrarse, y
esa frustración les hace perder el rumbo. El resultado es
precisamente lo opuesto a lo que logra aquel que mantiene su
curiosidad despierta y su ánimo siempre dispuesto a aprender
más...
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VI
LA SENSIBILIDAD SOCIAL
La sensibilidad social es otro de los temas que con gran
interés aborda el Capítulo. Y es que el Masón, cuando ha
practicado regularmente los Principios Masónicos de estudiar la
Ciencia y practicar las Virtudes, no puede menos que sentir un
despertar que inconscientemente le impulsa al servicio
desinteresado a la humanidad y a buscar las posibles soluciones a
las miserias en que se encuentra sumida gran parte de ella.
Este mundo, en su misma naturaleza dual, está plagado de
injusticias que tocan las fibras más sensibles del Ser Espiritual que
sin duda algunos hombres han llegado a darse cuenta que son.
El pueblo sufre física y moralmente debido a la ignorancia
de lo que realmente anima al ser humano, pero también es cierto
que cuando el hombre se empeña en actuar solamente como el
animal que es su cuerpo físico, no hay forma ni manera de hacerle
salir de su ignorancia. Primero habrá de despertar y darse cuenta de
su error y de las posibilidades infinitas que le están reservadas para
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cuando llegue el momento en que decida andar el sendero que lleva
de regreso a los brazos Amorosos del Gran Arquitecto del
Universo. No puede cabernos la menor duda de que este cuerpo
físico que hoy vestimos, y con el cual solemos identificarnos, no
pasa de ser un animalito lleno de instintos y de pasiones, pero en la
misma forma debemos saber, sin lugar a dudas, que lo que mueve a
ese animal, a ese cuerpo material, no es otra cosa que Espíritu
Infinito y Puro hecho a Imagen y Semejanza de Dios... y eso
precisamente es lo que espera la Masonería de sus miembros, que
vayan despertando paulatinamente a la realidad de ser Existencia,
Consciencia y Bienaventuranza Infinita, no el cuerpo físico que nos
identifica como simples animales viciosos e instintivos.
Cuando el Masón, por medio de la práctica perseverante de
las Virtudes más dulces, logra ir despertando a su propia Realidad
Interior, despierta simultáneamente las fibras más sensibles que le
impulsan al servicio sin esperar recompensa alguna. Ni siquiera el
reconocimiento de sus actos busca el Masón que en verdad se ha
dado cuenta de lo que Realmente Es... su única recompensa radica
en la satisfacción inmensa de saber que ha cumplido con su deber...
y su deber no es otra cosa que colaborar conscientemente con el
Gran Arquitecto del Universo en Su trabajo continuo de Creación,
Preservación y Destrucción. Por eso se preocupa porque el
conocimiento verdadero sea difundido. La felicidad de los pueblos
depende grandemente de su educación y de la forma de llevar a la
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práctica el conocimiento adquirido, de forma de sacarle provecho a
todo ese saber alcanzado por medio del estudio perseverante. A
mayor conocimiento, mayor posibilidad de producir; a mayor
capacidad productora, más posibilidad de cubrir las necesidades
tanto físicas como espirituales... y al cubrir las necesidades básicas,
el hombre tiende a ser feliz.
El altruismo es capaz de proporcionarle al hombre más
satisfacciones que las que le podría proporcionar el asistir a todos
los partidos de football de cualquier campeonato mundial. No hay,
en realidad, nada que pueda equipararse a la grata sensación que
siente aquel que está consciente de haber sido factor determinante
en la consecución de la felicidad de sus congéneres... ese se siente
realizado, y por tanto, feliz...
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VII
LIBERTAD ABSOLUTA DE CONCIENCIA
La Libertad absoluta de conciencia es proclamada
enfáticamente por los Masones. Nadie debería intentar siquiera
interferir en las profundidades más íntimas de la Conciencia
humana ajena. La Libertad Absoluta de Conciencia es un derecho
inalienable del hombre, que el Masón Capitular no solamente
proclama, sino que además está en la obligación, por consciencia y
no por imposición, de respetar, pues le reconoce ese derecho a cada
ser humano que se encuentra sobre este planeta que habitamos.
Cada uno de nosotros exige que se respete nuestro modo de
pensar, que los demás sepan dónde queda el límite hasta donde
pueden acercarse sin crear problemas, y que nada ni nadie ose
inmiscuirse en nuestros asuntos personales, incluido allí nuestro
derecho a pensar y a decidir libremente de acuerdo a nuestro propio
e íntimo estado de conciencia... y si estamos prestos a defender ese
Sagrado Derecho, entonces también deberíamos estar dispuestos a
respetar el mismo derecho que tienen nuestros congéneres a que
sus pensamientos y sus decisiones sean respetados. Sería ilógico
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que estuviésemos continuamente a la defensiva de lo que nos
corresponde, pero que en momento en que tengamos que respetar a
los demás, simplemente nos hagamos los locos o que, creyéndonos
más vivos, tratemos de pisotear ese mismo derecho cuando se trate
de otras personas.
Por eso es que el Masón proclama enfáticamente la Libertad
absoluta de conciencia, porque se ha dado cuenta de ese detalle
sutil que suele escapársele a los profanos y que consiste en abrir la
mente, en expandir la Conciencia, en universalizarse hasta el
extremo de reconocer que todos y cada uno de los seres humanos
son exactamente la misma Esencia Divina, y que por lo tanto
poseen los mismos derechos y las mismas Libertades.
Y es que al darse cuenta de que todo no es más que la
misma Esencia Infinita, el Masón ve claramente que en última
instancia no hay ni tú ni yo, sino el mismo Principio Inteligente
manifestándose en infinidad de formas, pero al fin y al cabo,
UN SOLO OCÉANO DE ENERGÍA INTELIGENTE Y CONS-
CIENTE. Así es como los miembros de esta Escuela Iniciática
logran darse cuenta de que cuando sirven a un desvalido, a un
enfermo o a cualquier persona sufriente, a quien están sirviendo es
al mismísimo Gran Arquitecto del Universo.
Es el conocimiento de Sí Mismo lo que va a permitir que el
Masón expanda su conciencia hasta límites jamás pensados antes...
es la Sabiduría la que le hará ver que la Libertad Absoluta de
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Conciencia es un Derecho Divino que el Gran Arquitecto del
Universo le regaló al hombre... y esa sabiduría le va a hacer
respetuoso de los derechos y de las libertades que le corresponden a
los demás. Pero estas son cosas que se ven en el Capítulo, no
porque en el Simbolismo no pudieran verse, sino por aquello de
que “Hay un tiempo para cada cosa...”
Entrar en el Escocismo es profundizar en las Enseñanzas
Sublimes que llevan al hombre a la presencia del Gran Arquitecto
en esta misma vida. Aquel que no logre la meta mientras posee este
cuerpo humano, tendrá que regresar y tomar otros hasta que al fin
logre darse cuenta de que no hay diferencia alguna entre los
elementos que forman una gota de agua de mar y el océano mismo.
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VIII
RECHAZO A LA IGNORANCIA
“Por esfuerzos infatigables rechazamos la ignorancia...”
Porque infatigables y sostenidos habrán de ser los esfuerzos
que deberá hacer el Masón para poder alcanzar la meta que se ha
trazado en la vida. No se trata solamente de rechazar la ignorancia,
sino que en su lugar habrá de implantarse la Sabiduría... y como
esto no es tarea fácil, no habrá tiempo ni posibilidad de ceder ni
siquiera un ápice ante la ignorancia que trata de imponer sus
pesadas y apretadas cadenas, haciéndonos caer en la ilusión, en su
falso mundo que aparenta ser perfectamente real, pero que lo que
hace es envolvernos cual pérfida tela de araña hasta que el fatídico
monstruo del desconocimiento de Sí mismo se acerque para
devorar las ilimitadas posibilidades del hombre cuando se da
cuenta de ser Esencia Divina.
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Nada puede lograrse sin esfuerzo... y si somos capaces de
esforzarnos cuando se trata de alcanzar logros finitos e
intrascendentes, ¿Cómo no habremos de poner todo nuestro
empeño cuando se trate de alcanzar la meta más elevada? Resulta
lógico pensar que habremos de hacer esfuerzos realmente
infatigables para ver realizados los esfuerzos del Alma.
El Masón es un hombre totalmente opuesto a la ignorancia,
venga ésta de donde venga... y su oposición no es ni caprichosa ni
un pensamiento sin base, sino todo lo contrario. El rechazo del
desconocimiento por todos los Masones del mundo, tiene su razón
de ser... y es que habiéndose dado cuenta que ella es la raíz
indiscutible de todos los males de la humanidad, y sintiendo un
deseo intenso e impostergable por ayudarla a salir del dolor, ha
decidido erradicar la causa para que los efectos negativos no
vuelvan a hacerse presentes... por eso vemos a los Masones
dedicando tiempo y esfuerzo a favor de la Sabiduría y en contra de
la ignorancia.
Todo aquel que haya caído en la ignorancia, si se analiza
bien a sí mismo, podrá darse cuenta de que ha perdido la Caridad,
la Esperanza y la Fe... pero el Masón conserva por lo menos la Luz
de la Fe en la Verdad que proclama... y ella le guía con seguridad
en medio de la oscuridad, por el angosto Sendero lleno de
obstáculos, hasta llegar definitivamente a la tan anhelada meta de
ser Consciente de Existir.
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Por medio de la Fe recupera el Masón no solamente la
Caridad y la Esperanza, sino también la voluntad imprescindible
para perseverar hasta el fin y lograr la meta que se ha propuesto.
Rechazar la ignorancia y continuar adelante en la búsqueda
de la Sabiduría se convierten en los dos polos que guían al Masón,
quien para ello cuenta con la Razón que le ayuda a discernir entre
lo que le conviene y lo que solamente sería un estorbo en el arduo
camino que tiene por delante, con la Voluntad que le impulsa
continuamente a no desmayar en el esfuerzo... y con la Fe
verdadera, sentimiento capaz de mover montañas y de despejar de
la vía cualquier obstáculo que pudiera presentarse.
Siendo que el Sendero es interno, el Masón hace todo lo que
está a su alcance para invertir el flujo de energía, evitando que se
proyecte hacia fuera y así, haciéndola fluir hacia adentro, logra
alcanzar el cielo interior en esta misma vida...
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IX
ABRIR LOS OJOS DEL ESPÍRITU
Muchísimas serían las razones que podrían aducirse a favor
de la escala del Escocismo, pero hay una que sobresale por encima
de todas las demás gracias a su importancia básica en la vida... ella
es la perseverancia que impulsa al Masón a Vencer o Morir en el
intento.
La lucha, como hemos insistido con tanta frecuencia, no es
externa. Los enemigos no son fantasmas que se escurren sutilmente
en medio de las sombras... tampoco son formas físicas definidas
que amenazan la propia integridad material. La lid en que el Masón
se encuentra inmerso es consigo mismo, con las pasiones del alma,
con los vicios físicos y etéreos.
La ignorancia, como soberana indiscutida del reino de las
tinieblas, ordena continuamente a sus huestes de vicios y pasiones
para que recrudezcan sus ataques contra los ejércitos virtuosos que
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comanda intrépidamente el Masón verdadero. Muchas son las
formas tortuosas que el engañador le muestra como panacea contra
todos los males de la humanidad: la envidia, el egoísmo y los
continuos deseos materiales acosan sin descanso al hombre que se
empeña en recuperar el Trono del Reino de las Virtudes que
vilmente le arrebató la ambición, aliada a la engañadora hipocresía.
Pero la Perseverancia, su aliada que le recuerda continuamente que
es preferible morir en batalla antes que sucumbir y vivir como
esclavo, se convierte en su más fiel y meritoria aliada.
El Escocismo le ofrece al Masón una cantidad de
herramientas adicionales para luchar y vencer a la pérfida
ambición, vicio del alma que ha llevado a la humanidad al estado
de postración total ante el insensible tirano que gracias a haberse
impuesto por medio de la más obscura ignorancia, ha logrado
convertir a la humanidad en postrados súbditos que le reverencian
y adoran como si fuese realmente el monarca de la Luz... pero he
aquí que dentro de las enseñanzas sublimes del Escocismo se
encuentran las armas capaces de hacer que el Masón venza al
temible y eterno enemigo de la humanidad y de que, haciendo buen
uso de ellas, logre finalmente el triunfo que solamente está
reservado a los que perseveran hasta el fin...
El Reino de la Luz está a la mano, sólo tenemos que abrir
los ojos del espíritu y darnos cuenta que ya todo lo que estamos
buscando lo tenemos justamente en lo más profundo de nuestro
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propio Ser Infinito y Puro. Nada tenemos que buscar que no
poseamos ya... no hay lugar a dónde ir que no sea la más recóndita
Recámara Interior... no hay virtud que no brille en lo más íntimo de
nuestro corazón... no hay Luz que refulja con mayor brillo que
aquella que llevamos por dentro... no hay Amor más puro y más
grande que aquél que fluye desde la Recámara más secreta del
Masón que ha sabido perseverar hasta el fin... sólo tenemos que
dirigir nuestros esfuerzos en el sentido correcto... todo lo demás
vendrá por añadidura...
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En los Talleres de
El día de abril del año 2003
Edición: 1000 ejemplares