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Brentano en las inmediaciones del valor JUAN MIGUEL PALACIOS (Universidad Complutense) Franz Breniano. El Origen del Conocimiento Moral? Real Socicdad Económica Matritense de Amigos dci Pais. Madrid, 989, 103 págs El singular opúsculo de Franz Brentano —que Ortega califica folleto genial— Sobre el Origen del Conocimiento Moral nació de una conferencia “acerca de la sanción natural de lo justo y lo moral” pronunciada por su autor en la Sociedad Jurídica de Viena. Esa conferencia, ilustrada con numerosas e importantes notas y seguida de un apéndice sobre un tema lógico, salió a la luz en Leipzig en ¡889 bajo el título de Vom Ursprung sitílicher Erkenntnis. De este opúsculo hizo luego Oskar Kraus una segunda edición en 1921. que apareció como primer volumen de la edición póstuma de las obras de Brentano emprendida por la “Pbilosopbische Bibliotbek” de la editorial Fe- lix Meiner: en ella anteponía una introducción, reducía atgunas notas de la primera. suprimía aquel apéndice —que luego fue agregado a los del segundo tomo de la Psico- logía desde el Pvnío de Vista Empfrico— y añadía ocho nuevos relacionados con el tema de la obra, extraídos de cartas y dictados de su autor. Finalmente, en ¡934. el mismo Oskar Kraus publicó una tercera edición de dicho opúsculo recuperando to- das las notas de la primera —a excepción de sendas partes de tres de éstas, que fueron a parar a Verdad y Evidencia—, interpolando en ellas numerosas “notas del editor” acerca del genuino sentido de la doctrina de Brentano y añadiendo como noveno apéndice unas páginas “sobre el amar y el odiar’ dictadas por el autor en 1907. Todas las posteriores ediciones de esa obra han venido reproduciendo esta tercera edición. Fue, sin embargo, de la segunda de la que hubo de servirse Manuel García Mo- rente para hacer su versión al castellano de este importante texto, que publicó en Ma- drid la editorial Revista de Occidente en 1927. precedida de una breve entradilla sin firmar redactada seguramente por Ortega. (aunque no recogida en sus Obras Comple- tas). Esta traducción conoció una segunda edición en la misma editorial en 1941. Y ahora, cuando se cumple un siglo de la publicación de su original. la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del Pais ha querido recuperarla en una cuidadosa reedición preparada por Sergio Sánchez-Migallón, que, además de añadirle una breve introducción, ha revisado su texto, ha enmendado algunas erratas que contenía y ha sugerido a pie de página con mucha discreción algunas atinadas correcciones a la versión de Morente. que es, por lo demás, muy ajustada. Esta nueva edición va prece- dida de una nota breve de Antonio Millán-Puelles. La obra, que consta de un prólogo y cuarenta y nueve parágrafos, se deja muy bien dividir en cuatro partes. En la primera, que incluye los trece primeros, se plantea de manera inmejorable el problema del conocimiento de la norma moral. En la se- gunda, que abarca los parágrafos 14 a 22, se introducen algunas consideraciones psi- cológicas que resultan necesarias para la solución de ese problema. En la tercera, que Revista de Filosofía. 3a época, vol. tít (1990), núm. 4. págs 239-245. Editorial Complutense. Madrid

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Brentanoen las inmediacionesdel valor

JUAN MIGUEL PALACIOS

(UniversidadComplutense)

FranzBreniano.El Origen del Conocimiento Moral? RealSocicdadEconómicaMatritensede Amigos dci Pais.Madrid, 989, 103 págs

El singularopúsculode Franz Brentano—que Ortegacalifica dé folleto genial—Sobreel Origendel ConocimientoMoral nació de unaconferencia“acercade la sanciónnatural de lo justoy lo moral” pronunciadapor su autor en la SociedadJurídicadeViena. Esaconferencia,ilustradaconnumerosase importantesnotasy seguidade unapéndicesobreun temalógico, salió a la luz en Leipzig en ¡889bajo el título de VomUrsprungsitílicher Erkenntnis.De esteopúsculohizo luegoOskarKrausuna segundaedición en 1921. que apareciócomo primer volumen de la edición póstumade lasobrasde Brentanoemprendidapor la “PbilosopbischeBibliotbek” de la editorial Fe-lix Meiner: en ella anteponíaunaintroducción,reducíaatgunasnotasde la primera.suprimíaaquelapéndice—queluegofue agregadoa los del segundotomo dela Psico-logía desdeel Pvnío de Vista Empfrico— y añadíaocho nuevos relacionadoscon eltema de la obra, extraídosde cartasy dictadosde su autor. Finalmente,en ¡934. elmismo OskarKraus publicó unaterceraedición de dicho opúsculorecuperandoto-daslasnotasde laprimera—a excepciónde sendaspartesdetresde éstas,quefuerona parar a Verdady Evidencia—, interpolandoen ellas numerosas“notas del editor”acercadel genuinosentido de la doctrina de Brentanoy añadiendocomo novenoapéndiceunaspáginas“sobre el amary el odiar’ dictadaspor el autoren 1907.Todaslasposterioresedicionesde esaobrahan venido reproduciendoestaterceraedición.

Fue, sin embargo,de la segundade la que hubo de servirseManuel GarcíaMo-renteparahacersu versiónal castellanode esteimportantetexto, quepublicó en Ma-drid la editorial Revistade Occidenteen 1927. precedidade una breve entradilla sinfirmar redactadaseguramentepor Ortega.(aunqueno recogidaen sus Obras Comple-tas). Estatraducciónconoció una segundaedición en la misma editorial en 1941. Yahora,cuandosecumple un siglo de la publicaciónde su original. la Real SociedadEconómicaMatritensede Amigos del Pais ha queridorecuperarlaen unacuidadosareediciónpreparadaporSergioSánchez-Migallón,que,ademásde añadirleunabreveintroducción,ha revisadosu texto, ha enmendadoalgunaserratasqueconteníay hasugeridoa pie de páginacon mucha discreciónalgunasatinadascorreccionesa laversiónde Morente.quees,por lo demás,muy ajustada.Estanuevaedición va prece-dida de unanota brevede Antonio Millán-Puelles.

La obra, que constade un prólogo y cuarentay nueveparágrafos,se deja muybien dividir en cuatropartes.En la primera,queincluye los treceprimeros,seplanteade manerainmejorableel problemadel conocimientode la norma moral. En la se-gunda,queabarcalos parágrafos14 a 22, se introducenalgunasconsideracionespsi-cológicasqueresultannecesariasparala soluciónde eseproblema.En la tercera,que

Revistade Filosofía. 3a época,vol. tít (1990), núm. 4. págs 239-245. Editorial Complutense.Madrid

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comprendelos parágrafos23 a 36 y constituyesin dudasu partefundamental,se ex-ponesobriamentela original doctrinade Brentanoacercade la esenciay el conoci-mientode lo buenoy de lo preferible.Y, por fin, en la cuarta,queva desdeel parágra-fo 37 hastael final. se presentaun esbozode la Etica normativapropiamentedicha.

Ya en el prólogode su opúsculoseñalaeí propio Brentanolo quele parececonsti-tuir el significadoesencialy la novedadfundamentalde la posturaquemantieneenél: «Nadieha determinadolos principios del conocimientoen la Etica —dice— delmodo como yo. sobre la basedc nuevosanálisis,los determinoaquí. Nadie, sobretodo. de los quehancreídodeberotorgaral sentimientounaparticipaciónen los fun-damentosde la Moral ha roto tan radical y completamentecon el subjetivismoético.»

En el cursolineal y lógicamenteimpecabledel razonamientoquerecorrelaspági-nas deesteopúsculonos vemosllevadosporsu autoranteel problemade cómosabersi una determinadaclasede conductaes moralmentecorrectao incorrecta.Estepro-blemanos remiteluegoal de la convenienciao inconvenienciade proponerseciertostines buenosque no se buscancomo medios,pero cuya elección se nos presentacomodisyuntiva a la de otros fines que muestranser tambiénbuenos.Y, a partir deestaúltima cuestión,lo queviene, a su vez, a hacérsenoscuestionablees el sentidomismo del conceptode lo óptimo.

Llamamosóptimo al miembroqueconsideramosmásdestacadoen la clasede loses —como suele lo mejor de lo mejor. Por tanto, revelarelmejores:óptimo decirse—

sentidode lo quees seróptimo suponepreviamenteconsiderarquéseentiendeen ge-neralpor ser mejor. Ahorabien, comoes obvio, ser mejor es algoquesólo puedepa-sarle a una cosabuenay sólo en relacióncon otra cosabuena:y esealgo consistesimplementeen ser másbuenaqueésta.Comprender,por lo tanto, el sentidoquetie-ne sermejor presupone,asu vez, entenderel sentidoquetienequealgo seabueno.Yhenosasi llevadospor Brentanoanteel conceptofundamentalde lo bueno

En relacióncon éste,podemosproponernos,por depronto.dos cuestionesmuy di-versas.La primeraseriala siguiente:¿quéqueremosdecir, en general,con la palabra‘bueno’?No a quéclasesde cosasllamamosbuenaso malás.sino másbien quées loquepretendemosdecirdeellascuandolas llamamosasí. Y la otracuestión,muy dife-rente, rezaríade estasuerte: ¿cómohemosobtenidolos conceptosde lo buenoy lomalo’? A estaúltima cuestiónun filósofo empiristacomo Brentanono puedecontestarmás quediciendoqueéstassonnocionesuniversalesque—comotodaslasdemas—hemosobtenidopor abstraccióna partir de ciertasexperienciassingularesdequeestoo aquelloes buenoo malo, o de que estoes mejor o peorque aquellootro. Ahorabien, a, su vez —pregunta textualmenteBrentano—. «¿cómo obtenemoseí conoci-miento de quealgo esbuenoo mejor que otra cosa?».

El modo de procederempiristade Brentanole lleva consecuentementea conside-rar estasegundacuestiónsin entrarpreviamenteen la primera.Y así, ateniéndosealordende su discurso,el problemadel conocimientode la normamoral nos poneIne-vitablementeantela cuestióndel origendel conocimientoquepodemostenerde quealgo es buenoo malo. Y. para responderla.Brentanoconsideraindispensablehacerunaincursiónen el terrenode lo queél llama la psicologíadescriptiva,quenos fuer-zaa ocuparnoscon la cuestiónde la clasificaciónde los fenómenospsíquicos.

En efecto, de que algo en particulares buenoo malo tenemosque tener,por depronto,una representaciónintuitiva; la cuestiónestáen saberde quéclasede repre-sentaciónintuitiva se trata. Ahora bien,para Brentanoexistensólo dosclasesde re-presentacionesintuitivas: las de contenidofísico y lasde contenidopsíquico:y. comose ve porestasexpresiones,su diferenciaestribaen la diversidadde suscontenidos.Los contenidosde las primeras son de índole física, es decir —como Brentano

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señala—.«sehallan determinadosespacialmenteen sentidopropio».Contenidosdeestaíndole son,porejemplo,el color, la temperatura,el sabor,el tamaño,la figura. elmovimiento,etc. Evidentementela representaciónquenosotrostenemosde queestooaquelloesbuenoo malo no tiene un contenidodeestaespecie.Tiene entonces,forzo-samente.quetenerlode la otra, es decir.ser másbien unarepresentaciónintuitiva decontenidopsíquico.Contenidosde estaotra especieson,por ejemplo.mi oír. mi que-rer. mi estartriste. mi dudar,etc.,de los que.al mismo tiempo quelos vivo, tengoevi-dentementeuna representaciónintuitiva al darmecuentade queoigo. de quequiero.de queestoytriste,de quedudo. La representaciónintuitiva de queestoo aquelloesbueno o malo habráde ser, por tanto, una representaciónintuitiva de contenidopsíquico.

Pero, asícomoexisten múltiples diferenciasen el planode los llamadosconteni-dos físicos —que permitieron,por ejemplo,a Locke ofrecernossu conocidaclasifica-ción de lascualidadessecundariasy lascualidadesprimarias—, asítambiénexistenreal-mentemarcadasdiferenciasen el plano de los llamadoscontenidospsíquicos, quedebenpermitir a la psicologíadescriptivaproponera su vez una clasificaciónde losfenómenospsíquicos.

Ahora bien, comoes obvio,parahacerunaclasificacióncualquieraes precisoser-virse de algúncriterio de división. ¿Cuálde los cinco rasgoscaracterísticosde los fe-nómenospsíquicos—que Erentanoha puestode relieve en el comienzodel segundolibro de su Psicologiadesdeeí Puntode Vista Empírico— podrá servir mejorpara ello?Será indudablemente—respondeéste—el másfundamental,es decir, la intencionali-dadde esosfenómenos,su esencialpropiedaddereferirsea algo como asu objeto.

En efecto,son las manifiestasdiferenciasquepodemoshallar en los diversosmo-dosde referenciaintencionaldel sujetoal objeto dadosen los fenómenospsíquicoslas quesirven a Brentanocomocriterio paraclasificarestosfenómenos.Y su clasifi-cación incluye —como es sabido— tres clasesfundamentales.«La primera clase—

dice Brent-ano— es la de las representacionesen el más amplio sentidode la pala-bra». «La segundaclasees —dice— la de los juicios», que. en la clasificación tradi-cional.eran incluidos en aquellaprimera,merceda una teoríadel juicio como rela-ción de representacionesque Brentanoconsideramuy burday del todo inaceptable.<Pues,a su entender,juzgar no consisteen modoalgunoen reunir representaciones:pensaren un caballonegrono es lo mismo.etertamente.quejuzgarqueun caballoesnegro. Porque.en el primer caso,existetan sólo unaúnica referenciaintencional,asaber, la del sujetoa un caballonegro como objeto representado:se trata, pues.deuna merarepresentación.Pero, en el segundo.hay, ademásdeesta misma referenciaal caballoen cuestión,otra referenciaintencionalmás: la queconsisteen aceptarsucolor, una especiede toma de posición meramenteteórica del sujeto respectode laexistenciaefectiva de aquel.>Y finalmente,segúnErentano.«la terceraclasefunda-mental es la de las emocionesen el sentidomásamplio de la palabra».Esta terceraclasefundamentalabarcaen unasola a todoslos fenómenosapetitivos y los fenóme-nos afectivos de la segunday la terceraespeciesde la clasificación tradicional, talcomo ya Descartes—con la expresiónde voluntatessite affectus—y,en opinión deBrentano,inclusoel mismo Aristóteles—con la palabrabps~tq—.habíanindicado.¿Quées lo quejustifica meterunos y otros, por asídecirlo, en el mismo saco?Parecejustificarloel queen todosellos —queentrañan,porde pronto,comolos juicios. unaprimerareferenciaa un objeto representado—se trata por igual de un estaren pro oen contra de la realidadde ese objeto. tanto si nos parecequesomos eficacesparatraerlo al ser—comoocurreen los actosvolitivos—. comosi nosconsideramosineti-cacespara hacerlo—comosucedeen los fenómenospuramenteafectivos—.Los he-chospsíquicospertenecientesa estaterceraclasefundamentalsonporesodenomina-

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dosde maneraindistinta por Brentanoemociones,fenómenosde interéso fenómenosde amory odio.

Puesbien,es de notarque.a diferenciade los fenómenosde la primeraclase,losde la segunday la tercera tienenuna propiedadque la fina penetraciónpsicológicade Descartessupoya advertir también.Y esapropiedadconsisteen quela quepode-mos llamar su segundareferenciaintencional puedetener,por asídecirlo. dossenti-dosopuestos:en los juicios, el de aceptaro el de rechazar,es decir,el de afirmaro ne-gar: y. paralelamente,en lasemociones,el de amaru odiar, gustarodisgustar,etc. Setrata, pues.de la singularposibilidad qée se da en los fenómenosde esta indole deofrecerdosopuestasrespuestasal objeto en ellos representado.«En la actividadde larepresentaciónno haynadasemejante—escribeBrentano—.Puedo,sin duda, repre-sentarmecosasopuestas,como blanco y negro: pero no puedo representarmeunamisma cosa, el negto, porejemplo, de dos modos opuestos.En cambio,puedomuybien juzgarde modo opuesto.segúnquecreaen la cosao la niegue.y puedotambiénadoptarfrentea ella opuestasactitudésemotivas,segúnque lacosame agradeo medesagrade.»

Y es precisamenteestasingularpropiedadla que, a su vez,haceposible a los fenó-menosde la segunday la terceraclaseel quesean,por su parte, correctoso incorrec-tos. En cambio, los fenómenosde la primera claseno puedenrealmenteserlo. Lasmerasrepresentacionesno admitenpropiamentecorreccióno incorrección alguna.no puedenser verdaderaso falsas.Correctoso incorrectospuedenser, por de pronto.los juicios. en la medidaen que hande ser necesariamenteverdaderoso falsoá.Puesbien, en estepunto nos revelaBrentano algo fundamentaly quetiene para nuestroproblemaunaimportanciarealmentecrucial: «Y cosaparecidasucede.naturalmente.—escribe éste— tambiénen la terceraclase. Una y sólo una de las dos actitudesopuestas—amory odio, agradoy desagrado—será en cadacaso correcta: la otraserá incorrecta.»

Del brazode Brentanosomos llevados,pues.anteeí paisajeinterior de nuestrospropios actosde amór y odio y. en general,antelas actitudesde íntima complacenciao displicenciaconquenospronunciamosemocionalmentefrentea determinadosob-jetos quenos representamos.Nuestroíntimo estaren pro o en contrade esosobjetoshabráde ser, sin duda,correctoo incorre¿to Y es fijando la atenciónen estacorrec-ción o incorreccióncomocabeencontrar,segúnnuestrofilósofo, por fin unarespues-ta verdaderaa la cuestiónpropuestade cómosabeel hombrepropiamenteque algoes buenoo malo. «Aqul nos encontramosya en el lugar —escribeen el parágrafo23de esteopúsculo— en el que tienen su origen los buscadosconceptosde buenoymalo, comoasimismolos de verdaderoy falso.»Y. a continuación,enuncíaasísu te-sis: «Llamamosa algo verdaderocuandola aceptaciónque se refiereadío estorrec-ta. Llamamosa algo buenocuandoel amor quese refiere a ello es correcto.Lo ama-ble conamor correcto(mit ric’hriger Liebej, lo digno de amor4/as LiebwerO. eslo buenoen el másamplio sentidode la palabra»

Estapeculiar forma de expresarseponeya ante los ojos un aspectoesencialde latesis mantenidapor Brentanoen lo que hace a esteasunto: que. asu como no hastaquealguien acepteo rechacede hechojudicativamentealgo para que lo aceptadoorechazadopuedaser consideradocomo verdaderoo falso, tampocoes suficientequealguiense pronunciede hechoemocionalmenteen pro o en contrade algo para queesosin máspuedaser consideradocomo buenoo comomalo. Verdaderao falsaserá,por ejemplo,urTa perlasólocuandoel actojudicativo de tenerlao no tenerlapor talsea,a su vez, correcto.Puesbien,del mismo modo,buenao malaserá,porejemplo, laguerracuandoel actoemocionalde estaren pro o en contra de ella sea,a su vez.correcto.

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Asi pues,en uno y otro ámbito —el de los juicios y el de lasemociones—,el pro-blemaestáen sabercuándolos respectivosactossoncorrectoso incorrectos.Yes porla analogíacon la solucióna esteproblemaofrecidaporBrentanoen el terreno deljuicio comoél pretendehacernosentenderla soluciónqueproponeen el de los fenó-menosde amory odio.

En el terrenodel juicio, la soluciónpropuestapor Brentanosecifra en su conoci-da doctrinade la evidencia,segúnla cual lo quenospermitedistinguir un juicio co-rrectode unoincorrectono es ni la fuerzacon quepropendemosa hacerlo,ni el gra-do de convicciónquetenemosde su verdad,ni siquierala claridady distinción quepresentanlas representacionesentrañadasen él. Se tratamásbien de unasingularísi-mapropiedadque poseenalgunosjuicios —que él llama su evidencia—,por la queciertosactosde aceptaro rechazarun objeto se muestrana su sujetocomojustifica-dos.En realidad, la apelacióna unatal propiedadcabe sólo explicarla conejemplos.quesehallarántansólo en dosdominios: el del llamadoconocimientoa priori y el dela percepcióninterna Y es la posibilidad o imposibilidadde poseeresa propiedadlaquepermitea Brentanodistinguir, a su vez, los juicios evidentesde los juicios ciegos.«Lo coloreadoexiste» es un juicio ciego: «yo veo», uno evidente.«Lo inespacialesimposible»es un juicio ciego; «2 es mayorque1» es evidente.

Puesbien,segúnBrentano.tambiénen el terrenode los actosde amory odio cabehacerla distinción de dos planossemejantes:el de un gusto o amor inferior —para-lelo al juicio ciego—,puramenteinstintivo, queno puedepresentarcorrecciónni in-correccionalguna, y el de un amor o gusto superior—paraleloal juicio evidente—.quesiemprese presentacomocorrectoo incorrecto.Así lo dice él mismo en el pará-grafo 27 de esteopúsculo: «Tenemospornaturaleza—decíamos—un gustopor cier-tos saboresy unarepugnanciapor otros: ambascosasde modopuramenteinstintivo.Pero tambiéntenemospor naturalezaun gusto por la intelecciónclara y un disgustodel error y la ignorancia.“Todos los hombres”,dice Aristótelesen lasbellaspalabrasintroductoriasa su Metafisica, “apetecenpor naturalezasaber”. Este apeteceres unejemploquenos sirve. Es un gusto de esaforma superior,queconstituyeel análogode la evidenciaen el juicio. En nuestraespecieesegusto es general:pero si hubieraotra especieque,así comoen lo tocantea lassensacionestiene preferenciasdistintasa lasnuestras,amaseel errory odiasela intelección,al contrarioquenosotros,seguroque no diríamosentonces,comoen lo quetocaa aquello: es cuestiónde gustos degustibusnon estdisputandum”.No; entoncesdeclararíamosresueltamentequeseme-jante amory odio estánradicalmenteinvertidosy queesaespecieodia lo quees indu-dablementebuenoen si mismo y ama lo queen si mismo es indudablementemalo.¿Porquéhablamosasí ahoray entoncesdel otro modo,si el impulso es igualmentefuerte?Muy sencillo. El impulsoeraentoncesunapulsión instintiva: el gusto naturales ahoraun amor superiorcaracterizadocomocorrecto(richíigj. Advertimos,pues,alencontrarloen nosotros,quesu objeto no sólo es amadoy amable,y la privacióndeéstey su opuestono sólo es odiadoy odiable,sino también queaquel es digno deamorOiebenswewy éstedigno de odio (haswenswert,J.es decir, queaquel es bueno(gui»y éstemalo (schlechí,k»

Las últimas palabrasde estetexto puedendar la impresiónal lector primerizodesu opúsculoque Brentanodescubreen estepunto la irreductiblerealidaddel valor eíntegraestanoción en su filosofía, sosteniendoquelo que hacecorrectoso incorrec-tos a esosactossuperioresde amaro deodiar es la intrínsecaexcelenciao vileza desusrespectivosobjetos.Pero,a mi parecer,estose encuentraallendeel verdaderosen-tido de su teoría,quese mantienesólo en las inmediacionesdel valor.

En estepunto,creo quela cuestiónfundamentalpuedeenunciarseasí: En la tilo-

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sofía de Brentano¿esla bondado maldaddel objetequees amadou odiadola quedeterminala correccióno incorreccióndel amoro del odio hacia él, oes,por el con-trario. la correccióno la incorrecciónde esteamor o esteodio la quedeterminalabondado maldad de su objeto? A mi. entender,antesde responderla,seria todaviaprecisoestipularsi esadeterminaciónse refiere al orden del ser o al ordendel cono-cer, es decir, si lo uno tienequeconcebirsecomoraño essendide lo otro o sólo comorutio cognoscendi.Y entoncesla cuestiónvendríaa resumirseen estadoble disyuntiva.Primero:¿el objeto se amacon amor correctoporquees bqeno.oesbuenoporqueseamaconamor correcto?Y, segundo:¿sesabequeel objeto se amacon amor correctoporquese sabequees bueno,o se sabequeel Qbjeto es buenoporquese sabeque~seamaconamor correcto?

No estoy segurode queel punto de vista generaldela filosofía de Brentanohagaposible estaúltima distinción.Pero, en cambio,me parececierto que, seaen el ordendel ser,sea en el del conocer,o seaen ambos,lo queBrentanoen realidadmantieneno son enmodoalguno lasprimeras,sino las segundaspartesde estasdisyuntivas,por extrañoe inaceptableque parezca:mantieneque es propiamentela correccióndel amor o del odio con los quealgo se amao seodia la quedeterminala bondadomaldad del objeto amadou odiado: que, por ejemplo,el placero la justicia sonbue-nos porque se amancon amorcorrecto.y el dolor o la injusticia malos porqueseodiancon correctoodio.

Las razonesque determinanestadecididaposición de Brentanome parecenserfun4amentalmentedos. queconstituyenotrastantastesis capitalesde su filosofía. Laprimera, de índole ontológica. es su recusaciónde lo irreal, que le hizo abocar—

comoes sabido—,en la última etapade su aventurafilosófica, a la,llamadadoctrinadel «reísmo>s.segúnla cual sólo de lo real —esdecir, de lo físico y lo psíquico—pue-de decirsepropiamenteel sery asimismopuedetenersérepresentación,siendotodo lodemás—es decir lo irreal— meraficción del lenguaje.Yla segunda.de índole episte-mológica.essu denegaciónde quepuedantenercarácterevidentelos juicios referidosa la llamadapercepciónexterna.

Creoqueno sonotraslas razonesqueprohibena Brentanosuponerla existenciaen los objetos de nuestrosactosemocionalesde orden superior de esaspeculiarescualidadesno-naturaleso cualidadesde valor de quedieronen hablarno pocospen-sadoresde la generaciónsiguientey. entreeííos.discípulosde él mismo tannotablescomoCarl Stumpf.Alois Meinong o Edmund Husserl. Pues talescualidadesno se-rían. evidentemente,nada físico ni psíquico.sino unasentidadesirreales,y habríanademásde percibirsefuerade nosotros.lo queharíaporcompletoimposibletoda evi-dencia en los juicios referidos a ellas. Peroes posible incluso sorprenderal propioFranzBrentanoamonestandocon semejantesrazonesal futuroeditorde esteopúscu-lo, discípulo de un discipulo suyo, quele ha confesadoen unacartala tentaciónquesientede admitirla existenciade talescualidades.En efecto.a r~ediadosde Septiem-bre de 1909. desdesu exilio toscano,nuestrofilósofo respondeasí a Oskar Krausso-bre estepunto: «Y es precisoexplicarseasimismode modo enteramenteanálogoenrelacióncon lo ~correcto’ en el campode la actividadsentimental:yo nuncahe ense-ñadootra cosa sino que. por referenciaa experienciasde un amor y preferenciaca-racterizadoscomocorrectos,se puedeponeren claro el sentidode la palabra ‘correc-to” en el campodel sentimiento.Quéeslo queustedpretendeganarenestocon su feen la existenciade lo bueno.conl~ queeí sentimientohabríade encontrarseen unaadaequario.es paramí cosaincomprensible.¿Creeustedrealmenteque esose bailaríapresentea la percepción.como lo estála actividad psíquica sentimental,y queasí.mediantela comparaciónde lo percibidofuera de nosotrosy lo percibidoen noso-tros,conoceríamosla adecuaciónde lo uno con lo otro y. por consiguiente.la correc-

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ción de nuestraactividad sentimental?Tendríaque pensarquela meraproposiciónde semejantecuestión seriasuficientepara que a cualquierapudiera saltarle a losojos la imposibilidadde su respuestaafirmativa. Y le baríaa ustedinjusticia si duda-se de quetambiénustedse encuentraconvencidode queno hay dos semejantesper-cepciones.sino tan sólo una, que hacemosen nuestro interior. Pero, si esto es así.Óqué necesidadhay de otra demostraciónde quetoda la teoríade la existenciade un‘ser bueno’ no puedecontribuir en lo más mínimo a la aclaracióndel sentido de‘bueno’Y>, ~.

En suma:creo queparaBrentano“bueno~~no es másqueunapalabracon la quese califica a algoen razóndequeesealgo es objeto de un actode amor correcto:quees.comoél diría, un términosinsemántico.

Peroseríaprecisoconsiderar,además,los problemasqueplanteaesapresuntaco-rreccíon o incorrecciónpropia de estosfenómenosqueBrentanodenominaemocio-nes. fenómenosde interéso fenómenosde amor.

A mi parecer,esosproblemasson fundamentalmentededosclases:problemason-tológicosy problemasepisíemológicos.Hay, por de pronto.el problemaontológicodeen quéconsistey quéclasede ser tieneesasingularísimapropiedadquecorresponde.en ciertos actosde amar,a la evidenciaen ciertosactosdejuzgar. (y quees precisonoconfundir, a su vez, con la evidenciacon la quecabejuzgar quese da en algunosdeellos, talescomoel complacersedequese hagajusticia o el abominarquesetorture).En su interesantísimarecensiónde la primera versión al inglés de esteopúsculodeBrentano.Moore aseguraqueesapropiedadportadapor algunasemociones—es de-cir, su correccióno incorrección—es de naturalezasimple e indefinibley constituye.a lo yue parece.unade esasqueél llama propiedadesno naturales.Pero¿cómoen-tender.en el marco de la psicologíade Brentano.que una propiedadasí puedasersustentadapor un fenómenopsíquico?

Y hay. porotra parte.el problemaepistemológicodecómopuedeunateoríaseme-jante «romper —como asegurabaBrentanoen su prólogo—tanradical y completa-mentecon el subjetivismoético». Pues,en efecto, si nuestrosjuicios sobrelo buenoylo malo, lo mejor y lo peor,tienensu último origenen la experienciainternade la co-rrección o incorrecciónquenospresentandirectamentenuestrasemociones.¿cómoelhablar de esascualidadesde susobjetos podría serotra cosa quehablar en últimotérminosólo de nosotrosmismos?Quedaentoncesporexplicar la tenazaparienciadesu objetividad.

CII Franz Breorano. Psí~’hoIogit’ í’om empirisc’hen S~andpunkt 2 Aufl. Bd 1 t Leipzig. l~24).[linleitung desHerausgebers:págs LIII-LIv.