boveda vandelvira

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La presente comunicación tiene como finalidad in- formar de una experiencia pedagógica singular, se trata de la construcción de una bóveda de crucería de diecisiete claves en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. El pasado curso, el De- partamento de Construcción y Tecnología Arquitec- tónica de la ETSAM puso en marcha una nueva asignatura llamada Taller de Construcción Gótica, en ella, los alumnos han podido experimentar el re- corrido necesario para llevar a cabo la construcción de una bóveda de crucería de considerable compleji- dad, desde las monteas hasta su montaje, pasando por la construcción de cimbras, todo ello siguiendo los métodos medievales. La bóveda construida es la que aparece en el manuscrito del s. XVI atribuido a Alonso de Vandelvira Libro de las traças e cortes de cantería. OBJETIVOS Los objetivos que con esta iniciativa se pretendían lograr eran diversos y todos ellos, habrían de alcan- zarse vinculando la teoría a la práctica. A lo largo de la carrera, en la Escuela de Arquitectura de Madrid, las bóvedas «góticas» son objeto de estudio desde distintos puntos de vista: la historia, la construcción, las estructuras, la geometría etc., sin embargo, los conocimientos adquiridos en estas áreas jamás se confrontan con la práctica real. Esta experiencia pe- dagógica propone invertir los términos, redescubrir y dar un sentido a la teoría a través de la experiencia fí- sica de la construcción; veamos como se produce en- tonces esta amalgama de conocimientos. Historia En primer lugar, la construcción de la bóveda nos si- túa en un periodo histórico concreto. La bóveda de Vandelvira nos introduce el complejo mundo del gó- tico tardío español de la mano de una figura de pri- mera magnitud de nuestro renacimiento. A través de él, seremos espectadores de ese periodo irrepetible de la arquitectura española, en el que la arquitectura clásica y el último gótico alcanzan el momento de máximo desarrollo en nuestro país. Los Vandelvira fueron una familia de arquitectos de la provincia de Jaén, el padre de Alonso fue el célebre Andrés de Vandelvira, uno de los gigantes del gótico español, arquitecto de la catedral de Jaén y de una importante cantidad de edificios en Úbeda y Baeza con los que el renacimiento español adquirió su peculiar e irrepe- tible fisonomía. La bóveda propuesta jamás fue construida, es un modelo teórico que aparece en el libro manuscrito de Alonso de Vandelvira, sin duda alguna, uno de los li- bros de arquitectura más singulares de la bibliografía española de arquitectura. Una copia de este libro se encuentra actualmente en la biblioteca de la Escuela de Arquitectura de Madrid (Vandelvira 1575–1580). El mencionado manuscrito esta dedicado a la cante- La construcción de la bóveda de crucería de Vandelvira. Una experiencia docente Rafael Martín Talaverano José Carlos Palacios Gonzalo

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La presente comunicación tiene como finalidad in-formar de una experiencia pedagógica singular, setrata de la construcción de una bóveda de cruceríade diecisiete claves en la Escuela Técnica Superiorde Arquitectura de Madrid. El pasado curso, el De-partamento de Construcción y Tecnología Arquitec-tónica de la ETSAM puso en marcha una nuevaasignatura llamada Taller de Construcción Gótica,en ella, los alumnos han podido experimentar el re-corrido necesario para llevar a cabo la construcciónde una bóveda de crucería de considerable compleji-dad, desde las monteas hasta su montaje, pasandopor la construcción de cimbras, todo ello siguiendolos métodos medievales. La bóveda construida es laque aparece en el manuscrito del s. XVI atribuido aAlonso de Vandelvira Libro de las traças e cortesde cantería.

OBJETIVOS

Los objetivos que con esta iniciativa se pretendíanlograr eran diversos y todos ellos, habrían de alcan-zarse vinculando la teoría a la práctica. A lo largo dela carrera, en la Escuela de Arquitectura de Madrid,las bóvedas «góticas» son objeto de estudio desdedistintos puntos de vista: la historia, la construcción,las estructuras, la geometría etc., sin embargo, losconocimientos adquiridos en estas áreas jamás seconfrontan con la práctica real. Esta experiencia pe-dagógica propone invertir los términos, redescubrir y

dar un sentido a la teoría a través de la experiencia fí-sica de la construcción; veamos como se produce en-tonces esta amalgama de conocimientos.

Historia

En primer lugar, la construcción de la bóveda nos si-túa en un periodo histórico concreto. La bóveda deVandelvira nos introduce el complejo mundo del gó-tico tardío español de la mano de una figura de pri-mera magnitud de nuestro renacimiento. A través deél, seremos espectadores de ese periodo irrepetiblede la arquitectura española, en el que la arquitecturaclásica y el último gótico alcanzan el momento demáximo desarrollo en nuestro país. Los Vandelvirafueron una familia de arquitectos de la provincia deJaén, el padre de Alonso fue el célebre Andrés deVandelvira, uno de los gigantes del gótico español,arquitecto de la catedral de Jaén y de una importantecantidad de edificios en Úbeda y Baeza con los queel renacimiento español adquirió su peculiar e irrepe-tible fisonomía.

La bóveda propuesta jamás fue construida, es unmodelo teórico que aparece en el libro manuscrito deAlonso de Vandelvira, sin duda alguna, uno de los li-bros de arquitectura más singulares de la bibliografíaespañola de arquitectura. Una copia de este libro seencuentra actualmente en la biblioteca de la Escuelade Arquitectura de Madrid (Vandelvira 1575–1580).El mencionado manuscrito esta dedicado a la cante-

La construcción de la bóveda de crucería de Vandelvira.Una experiencia docente

Rafael Martín TalaveranoJosé Carlos Palacios Gonzalo

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Administrador
Texto escrito a máquina
Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Valencia, 21-24 octubre 2009, eds. S. Huerta, R. Marín, R. Soler, A. Zaragozá. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2009
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ría y al arte de construir en piedra todo tipo de arcosy bóvedas. Los elementos arquitectónicos que se es-tudian en este libro corresponden a una arquitecturaclásica, es decir, una arquitectura «a lo romano»; laúnica bóveda de crucería que contiene es la que se haseleccionado para llevar a cabo su construcción.

Geometría

La construcción de la bóveda va a exigir que sus tra-zas geométricas sean exploradas en profundidad; ésteproceso llevará a descubrir las herramientas geomé-tricas de los maestros de cantería del siglo XVI. Elabordaje de la geometría de la bóveda se va a llevar acabo desde dos puntos de vista; el contemporáneo,mediante el uso de herramientas informáticas, y elhistórico, ejecutando sus monteas a tamaño naturalcomo era práctica habitual en las obras de canteríadesde la Edad Media.

Estabilidad

La construcción de la bóveda nos interroga tambiénsobre la estabilidad de las estructuras históricas. Supuesta en obra, permite sentir físicamente cómo lascargas, en principio verticales, gracias al artificio dela construcción, van desplazarse a través de los arcospermitiendo que las piedras queden suspendidas en elespacio; el precio a pagar son los empujes horizonta-les y la aparición de posibles grietas en las juntas delos arcos. Comprender las acciones que las cargasgeneran sobre la bóveda lleva a examinar los meca-nismos con los que tradicionalmente se contrarresta-ban: contrafuertes, estribos, rellenos, etc.

La cantería medieval

Por último, la construcción de la bóveda nos sumergeen el mundo de la cantería medieval en un momento,en el siglo XVI, en que la estereotomía renacentistaacaba de aparecer. Al llevar a cabo la talla de dovelasy claves se van desvelando las técnicas medievalesde corte y labra mediante las cuales la geometría delos arcos y la volumetría de las piezas más complejasse trasladaban a la piedra. Esta tarea nos introduceademás en el mundo de las estructuras gremiales de

la Edad Media y, en cierto modo, a participar de launión y solidaridad profesional que se genera con eltrabajo en equipo, entonces consustancial a los talle-res de cantería medievales.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA BÓVEDA

La bóveda que muestra Vandelvira en su manuscritoes una bóveda singular, por así decir, un prototipo(figura 1); su estudio geométrico revela una intere-sante sorpresa, la bóveda es esférica. Su forma re-donda permite una novedosa traza de combados enforma de ruedas concéntricas, dibujo este imposiblede ejecutar en los quebrados témpanos de plemente-ría de una bóveda gótica tradicional. La bóveda se

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Figura 1Página del manuscrito de Alonso de Vandelvira en que apa-rece la bóveda de crucería seleccionada para ser construida

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forma con diecisiete claves y tres tipos de arcos: oji-vo, tercelete y perpiaño. Las jarjas de la bóveda sontambién interesantes ya que, en lugar de que el arran-que se forme con un protuberante haz de nervaduras,por entonces la solución más frecuente, Vandelvirapropone que los arcos se fundan entre si hasta desa-parecer fuera de los límites de la bóveda (Palacios2003).

Las monteas

El conocimiento previo del prototipo de Vandelvirarequirió un estudio geométrico detallado de su for-ma, con tal finalidad se llevaron a cabo diversos di-bujos en tres dimensiones que en seguida revelaronla belleza de la bóveda (figura 2). Posteriormente setrazaron las curvaturas de sus arcos y el completodespiece de las partes fundamentales de la bóveda:dovelas, claves y jarjas (figura 3). Como menciona-mos anteriormente, al tratarse de una superficie esfé-rica, los tres arcos con que se construye la bóveda, elojivo, el tercelete y el perpiaño, se forman por la sec-ción de esta superficie con tres planos distintos por loque, los tres arcos, forzosamente tienen curvaturasdiferentes. Como veremos posteriormente, esta cir-cunstancia afectará directamente a la talla de dovelasy a la construcción de los camones de las cimbras. A

partir de los dibujos tridimensionales es posible ex-traer la forma exacta de cada una de las claves ycomprender la complejidad de cada una de estas pie-zas; su modelado tridimensional en CAD permitiríaademás su talla directa en piedra mediante máquinasde corte por control numérico.

Por último, se efectúa un estudio detallado de losarranques de la nervadura: las jarjas. Como es sabi-do, las bóvedas de crucería comienzan construyéndo-se por lechos horizontales hasta una altura variable,esta altura viene determinada por la cota en la quelos arcos que concurren en un arranque se hacen in-dependientes unos de otros. En la mayor parte de loscasos, las jarjas pueden alcanzar una altura cercanala mitad de la alzada de la bóveda. Los jarjamentosson elementos de la mayor importancia en la estabili-dad de la bóveda ya que, al prolongarse los lechos depiedra horizontalmente, contribuyen en gran medidaa encastrar la bóveda en los muros o pilastras peri-metrales.

Una vez estudiada la geometría se procede a laconstrucción de la bóveda. Las trazas geométricasde Vandelvira, reinterpretadas con herramientas in-formáticas, pasan ahora a dibujarse a tamaño natu-ral; siguiendo los métodos medievales, se llevanacabo ahora las monteas de la bóveda (Figura 4). Eldibujo a escala natural era absolutamente imprescin-dible en una época en que el cambio de escala erauna operación en extremo arriesgada, un error enforma o curvatura de una dovela podría acarrear latalla de cientos de piezas incorrectas, para evitarlo,sobre las monteas a escala real, se tomaban las me-didas de longitudes, ángulos y curvaturas con la cer-teza de no cometer error alguno. Al llevar a cabo lasmonteas se aprecia la destreza de los maestros decantería medievales en el uso de esa herramienta ge-ométrica que hoy conocemos como sistema diédricode proyección. Durante la larga Edad Media, estesistema de proyección que relaciona el dibujo enplanta de un objeto con su alzado o sección, fue de-sarrollándose en las logias y talleres de cantería na-cidos a la sombra de las grandes catedrales. Ahora,en el siglo XVI, la metodología esta completamentea punto y permite resolver complicados abatimientosde arcos así como el dibujo detallado de las piezasmás complejas; como entonces, los datos necesariospara construir las diversas piezas que componen labóveda se van a extraer de las monteas a tamaño na-tural.

La construcción de la bóveda de crucería de Vandelvira 835

Figura 2Infografía tridimensional de la bóveda de Vandelvira en laque se aprecia claramente su forma esférica (autor: ElenaGarcía Alias)

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La labra de dovelas

Para la construcción de la bóveda, en lugar de la pie-dra, se ha usado un bloque de escayola macizo, usán-dola como si fuera piedra, es decir cortándola y la-brándola de la misma manera. Este material, usadotambién en la antigüedad para construir maquetas deestereotomía, permite una facilidad y rapidez de eje-cución imposible de lograr con la piedra. Con la es-cayola se pretendía lograr que en el periodo de uncurso —tres horas por semana durante cuatro me-ses— pudiera alcanzarse el objetivo de construir latotalidad de la bóveda contando con un total de cua-renta alumnos. Se usaron placas de escayola macizade 6 cm de espesor de las que habitualmente se em-plean para la construcción de tabiques. Respetando laescala del dibujo de Vandelvira, la medida del espe-sor de la placa de escayola nos determinaba las di-

mensiones de la bóveda, un cuadrado de de 2,40 mde lado y una altura de 1,80 m.

La construcción comienza con la labra de dovelas.Para empezar, a partir de la montea, se dibujan yconfeccionan los baibeles, herramienta ésta impres-cindible para controlar la talla. Se trataba de unas es-cuadras de dos brazos no articulados, uno de elloscortado con la curvatura del intradós del arco y elotro, recto, orientado hacia el centro geométrico delarco (figura 5). Como la bóveda tiene tres arcos dife-rentes, hemos de construir tres baibeles: para el oji-vo, el tercelete y el fajón. En la bóveda de Vandelvi-ra, la sección de los tres arcos es diferente, y su autorexplica escrupulosamente cómo revirar las seccionesde los mismos para que se adapten mejor a la secciónde la bóveda; sin embargo, en este caso, por simplifi-car, se ha decidido que la sección de los tres arcossea idéntica, es decir que los tres arcos tendrán una

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Figura 3Imagen tridimensional del despiece de claves y cruceros (autor: Carmen Pérez de los Ríos)

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única plantilla para su sección. En la confección deesta plantilla de testa, se ha respetado la forma y, so-bre todo, la escala que esta sección tiene en el dibujode Vandelvira; también se ha respetado la cola, esdecir la protuberancia que lleva el trasdós del arcopara que éste quede encastrado en la plementería. Fi-nalmente, con el correspondiente baibel y la plantillade testa, se pueden comenzar a tallar las dovelas. Laescayola nos permitirá el uso del serrucho, el formóny la lima para alcanzar con bastante rapidez la formadeseada.

Mencionamos anteriormente cómo la forma esféri-ca de la bóveda permite a Vandelvira adornarla conun dibujo de combados consistente en dos ruedasconcéntricas. Como es sabido, este tipo de nervaduradecorativa subsidiaria recibe el nombre de comba-dos. Al observar detenidamente el dibujo de la sec-ción de Vandelvira, se aprecia claramente cómo lastestas de estos combados se deforman adaptándose ala posición que ocupan (figura 5), de forma que,cuanto más alejados del centro, mas deformada tie-nen su sección. Estas secciones torcidas, de «molderevirado» como se decía entonces, permitían recibirmejor los rellenos de la plementería sobre los arcos.

Las claves y cruceros

Las claves y cruceros, es decir las intersecciones yencuentros entre los arcos, son sin lugar a dudas laspiezas más complejas de las que componen la bóve-da, y la talla de estos elementos ponía a prueba comoningún otro la capacidad de los maestros de cantería.Cuando se producía un cruce complicado entre va-rios arcos era frecuente interponer una pieza cilíndri-ca vertical, la clave; con esta pieza se simplificaba engran medida el difícil encuentro entre los arcos. Sinembargo, cuando el encuentro es más sencillo, los ar-cos se intersectan limpiamente entre sí formando uncrucero. En el dibujo de Vandelvira (figura 1), labóveda carece de claves, es decir que todos los en-cuentros entre arcos se realizan por cruceros. Ennuestro caso, para simplificar la construcción, se hacolocado una clave en el centro de la bóveda y en elencuentro de los terceletes. Para llevar a cabo la la-bra de esta piezas hemos de volver de nuevo a lamontea, la proyección horizontal de todas las clavesy cruceros ha de dibujarse con precisión en el dibujoen planta de la bóveda y, a partir de aquí, sus proyec-ciones en la sección. A continuación, sobre la cara

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Figura 4Dibujo de las monteas, la planta y sección de la bóveda atamaño natural

Figura 5La labra de las dovelas a partir del baibel y de la plantillade testa. Los nervios y las plantillas pueden ser de «moldecuadrado» o de «molde revirado»

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superior de un bloque de piedra, se copia la proyec-ción horizontal de la clave. Posteriormente, medianteuna labra por extrusión, se obtiene el sólido capaz dela clave o del crucero (figura 6). Viene a continua-ción la labor más delicada, se trata de cortar con ladebida inclinación las testas de los arcos que concu-rren en esa clave para que ésta encaje correctamente.Para llevar a cabo este corte, hemos de conocer losángulos de acometida de los arcos, ángulos que de-ben obtenerse de la montea vertical de la bóveda es

decir, del dibujo de los arcos abatidos y las clavesque se sitúan sobre ellos. Los ángulos de acometidase determinan en relación al plano horizontal, ya seael superior, como muestra la figura 7, o el inferior.Este ángulo se toma directamente de la montea me-diante un compás de ángulos, para los antiguos unasaltarregla. A continuación, este ángulo se traslada-ba a la piedra y permitía dar el corte adecuado a lastestas de cada arco. Por último, con las plantillas detesta, se daba forma a cada arco con lo que la labrade la clave había terminado. Obsérvese que, por re-gla general, los brazos de las claves son lo más cor-tos posible, lo cual permite que no sea necesario ta-llar sus curvaturas (Rabasa 2005, 2007) (figura 8).

Los jarjamentos

Para terminar, la bóveda requiere de la construcciónde unas sólidas jarjas. Como mencionamos anterior-mente, las jarjas o salmeres de la bóveda son losarranques de la misma. Sabemos que, en una bóvedade crucería las jarjas deben llegar hasta el punto enque los arcos que concurren en un arranque se inde-pendizan unos de otros. Esta altura puede determi-narse mediante las proyecciones verticales y horizon-tales; cualquier plano horizontal trazado sobre lasección tiene inmediatamente una proyección enplanta que permite ver si los arcos se han desgajadosunos de otros, o si aún permanecen solidarios. Los

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Figura 6En primer lugar la talla de las claves se lleva acabo por ex-trusión, a partir del dibujo de su proyección horizontal

Figura 7La talla de los cruceros se efectúa a partir de los datos quese extraen de las monteas

Figura 8En las claves de los terceletes se produce la intersección decinco nervios

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arranques de la bóveda de Vandelvira tienen una par-ticularidad interesante, ya que no forman un haz pro-minente, como solía ser la solución más frecuente,sino que el conjunto de arcos desaparecen en los vér-tices de la bóveda. Esto significa que el arranque seproduce más atrás, por así decirlo, fuera de los confi-nes de la bóveda, por lo que los nervios se van a in-dependizar más tarde; como consecuencia, las jarjasde esta bóveda van a resultar más altas de lo normal.

Para la construcción de las jarjas recurrimos denuevo a la montea. Sobre la sección se van dibujandolos planos horizontales que se consideren oportunosy, en la planta, se van dibujando las proyecciones ho-rizontales resultantes en cada nivel. Con estas seccio-nes se dibujan una serie de plantillas que permitirántallar las piezas que forman cada lecho; la plantillainferior se calca en el plano inferior del sillar elegidoy, con la plantilla superior se hace lo mismo sobre lacara superior; posteriormente se procede a la labraenlazando una cara con la otra. Como la última jarjarecibe los arcos, ha de tallarse con la inclinación ne-cesaria que pide cada uno de ellos, dato éste que denuevo ha de extraerse de la montea (figura 9). A me-dida que se van tallando cada uno de los lechos pue-den irse colocando en su posición correcta, al colocarel lecho superior se aprecia claramente cómo las jar-jas superan la mitad de la altura de la bóveda; su

peso y el empotramiento que originan van a contri-buir en gran medida a la estabilidad de la bóveda. Eljarjamento de una bóveda suele pasar desapercibido,sin embargo, su construcción ha permitido apreciarclaramente su importante volumen y el papel funda-mental que juega en la construcción de la bóveda (fi-gura 10). Obsérvese que los arcos comienzan a fun-cionar como tales solamente por encima del nivel delas jarjas.

Las cimbras

Una vez que la labra va tocando a su fin llega el mo-mento de la puesta en obra de la bóveda. Es entoncescuando, imperativamente, será necesario el concursode la carpintería de armar para la confección de cim-bras. El diseño de las cimbras requiere una ciertaatención ya que debe soportar el peso de los arcos depiedra y, a la vez, debe permitir un descimbrado co-rrecto. En una bóveda de crucería, las cimbras pue-den ser más ligeras que en una bóveda clásica de cás-cara continua ya que, únicamente han de soportar elpeso de los arcos de piedra; pensemos que, una vezque todo la crucería está montada, ésta comienza yaa trabajar recibiendo sobre ella el peso de la plemen-tería, por lo que la cimbra no tiene porque hacerse

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Figura 9El lecho superior de las jarjas se corta con la inclinaciónnecesaria para recibir los arcos

Figura 10La bóveda propiamente dicha comienza cuando acaba eljarjamento

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cargo de todo el peso de la bóveda, una ventaja másdel ingenioso sistema de abovedar gótico.

Para la construcción de la cimbra se han seguidolos consejos que, en el siglo XVI, preconizaba a talefecto Rodrigo Gil de Hontañón (figura 11). Reco-mendaba en primer lugar la construcción de una pla-taforma de madera a la altura de las jarjas, sobre ellahabría de dibujarse de nuevo la montea horizontal dela bóveda (Simón García 1991). En los puntos en quese situaban las claves se colocarían pies derechos conla altura adecuada para situar en su posición cada unade ellas, esta altura se extrae, una vez más, de la mon-tea a tamaño natural de la sección de la bóveda. Entreestos pies derechos se colocan las cimbras de los ar-cos, atando unos con otros y estabilizando el conjun-to. Habida cuenta que en la bóveda de Vandelvira, las17 claves quedan arracimadas en el centro de la mis-ma, los pies derechos se han situado a su vez sobreuna plataforma más pequeña alzada mediante un sis-tema de cuñas; al extraer las cuñas, todas las clavesdescenderán a la vez de manera que, toda la bóvedaentrará en carga al mismo tiempo. Una vez construidala cimbra podemos apreciar en su dimensión comple-ta la enorme envergadura de estas obras de carpinte-ría, valorando el elevadísimo coste de las mismas y laimportancia de reducirla al máximo.

Con las cimbras acabadas se pueden ir colocandolas dovelas y claves, es entonces cuando un nuevoproblema requiere la máxima atención: las juntas.Conseguir un correcto alineamiento de las dovelas

que forman un arco exige imperativamente colocar-las separadas unas de otras, de esta forma, se consi-gue que los errores de talla no se vayan trasladandode unas a otras. Posteriormente, la junta se colmatarácon mortero líquido. En las construcciones antiguas,las juntas entre dovelas se suelen manifestar clara-mente.

Una vez que toda la nervadura de la bóveda hasido colocada, podría procederse al relleno de loscascos de plementería. Por regla general la plemente-ría de las bóvedas de crucería españolas se suelenaparejar a la francesa, es decir, colocando la mam-postería en arista o, dicho de otro modo, en lechosparalelos a los ejes de la bóveda. En este caso, al seruna bóveda esférica podría hacerse en vuelta de hor-no, es decir, por lechos horizontales, como el propioVandelvira aconseja. En este caso, se ha tomado ladecisión de no ejecutar la plementería con objeto deque la red de nervaduras se perciba con la mayor cla-ridad. Una vez que todas las piezas han encontradoacomodo, se pone de manifiesto la belleza de su di-seño (figura 12).

Estabilidad

Queda por último proceder al descimbrado de la bó-veda. Como se acaba de mencionar en el párrafo an-terior, se ha desestimado llevar a cabo el relleno delas plementerías, y por tanto, al descimbrar, la estabi-

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Figura 11La cimbra se compone de una gran plataforma que recibelos pies derechos situados bajo las claves y de los camonescurvos de los arcos

Figura 12El dibujo central de la bóveda, con sus dos ruedas de com-bados, es posible gracias a su forma esférica

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lidad de la bóveda quedaría confiada únicamente alos arcos. La contribución de los nervios a la estabili-dad de las bóvedas góticas ha sido un tema muy con-trovertido. El debate del papel estructural de los ar-cos tiene una larga trayectoria que, ni siquiera laSegunda Guerra Mundial terminaría por despejar deltodo (Torres Balbás 1945); El pensamiento raciona-lista gótico (Viollet-le-Duc 1854–1868) en el que elnervio era parte estructural e indisociable del conjun-to de la bóveda, quedó en evidencia al contemplarlos enormes destrozos producidos por los bombarde-os en las catedrales francesas; las bóvedas seguían enpie a pesar de haber perdido sus nervaduras; la cásca-ra de la bóveda era capaz de absorber incluso losanómalos esfuerzos ocasionados por los grandes agu-jeros de sus plementerías.

Descimbrar la bóveda de Vandelvira sin las ple-menterías permite recordar este ya antiguo debate; setrata de una ocasión irrepetible para comprobar si

una bóveda de este tipo podría ser estable solamentecon la nervadura. Durante su ejecución se había lle-vado a cabo un estudio de equilibrio determinando elpolígono de presiones de cada arco (figura 13). Esteestudio permitió comprobar que, pese a la no muy fa-vorable forma esférica de la bóveda, la línea de em-pujes consigue alojarse en el interior la sección delos arcos, por lo que su estabilidad se pone de mani-fiesto. Además, se observa cómo la resultante se salede la sección del arco con un ángulo de 45º, a una al-tura algo inferior a la mitad de la alzada de la bóve-da. El considerable peso de las jarjas seguramenteserá capaz de neutralizar el empuje horizontal queinevitablemente va a producirse; sin embargo, la pru-dencia aconseja zunchar la bóveda a esta altura. Portanto, los cálculos previos permitían aventurar que labóveda sería estable, incluso sin el relleno de los ri-ñones. El colapso de la misma únicamente podría ve-nir ocasionado por un defecto en su construcción.

La construcción de la bóveda de crucería de Vandelvira 841

Figura 13La estática gráfica muestra cómo la línea de empujes consigue alojarse en la sección del arco hasta llegar éste a la jarja

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Descimbrado

Para el descimbrado, se procedió en primer lugar aretirar los camones de los arcos ojivos, posterior-mente los de los terceletes; los formeros serían des-cimbrados al final del todo ya que, al faltar la ple-mentería, quedan completamente aislados y nocolaboran en la estabilidad del conjunto. Al quedarliberados de sus cimbras, los arcos se sujetan a simismos, son arcos rampantes que se inician en lasclaves y descansan en sus apoyos. El verdadero tra-bajo de la bóveda todavía no ha comenzado; ese mo-mento se producirá al quitar las cuatro cuñas que su-jetan la plataforma sobre la que descansan lasdiecisiete claves, es entonces cuando todas ellas des-cenderán al mismo tiempo unos milímetros y lascargas buscarán un recorrido a lo largo de los arcos.En ese preciso momento todo el conjunto comenzaráa trabajar como una bóveda.

Tradicionalmente, el descimbrado de las grandesobras de la Antigüedad era objeto de actos socialesde gran relevancia. Los prelados o incluso el reypodían desplazarse al lugar para contemplar eseacontecimiento emocionante en el que las piedras,de un modo incomprensible, quedarían suspendidasen el espacio, permanecerían en el aire, gracias alsabio aparejo de las mismas por el artificio de laconstrucción. Como entonces, también en esta oca-sión, el descimbrado de la bóveda despertó un enor-me interés.

Una vez limpia por completo, la nervadura de labóveda se nos antoja de una extraordinaria esbeltezy pone en evidencia la belleza del diseño de Van-delvira (figura 14). Apreciamos ahora la contun-dencia de su forma esférica reforzada por el dibujode las dos ruedas concéntricas de combados, comoel polo de un globo terráqueo. Una imagen que nossumerge por completo en el espíritu del renaci-miento.

CONCLUSIONES

Ni que decir tiene que la experiencia de construir unabóveda gótica compleja está hoy día alejada porcompleto del horizonte pedagógico de un alumno dearquitectura; sin embargo, por las razones que acaba-mos de exponer, podría ser un camino interesantepara que los conocimientos teóricos parciales que so-bre este tema va adquiriendo a lo largo de su carrera,terminen afirmándose con la experiencia concreta.Una experiencia que, colateralmente, abre al alumnolas puertas del apasionante mundo de la restauracióny conservación de monumentos.

Por regla general, los alumnos, abrumados por laenorme carga teórica que soportan, se entregan con

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Figura 14La bóveda ya descimbrada permite apreciar la esbeltez desus nervios y la belleza de su diseño

Figura 15La bóveda del claustro de la catedral de Segovia

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entusiasmo a cualquier experiencia que les obligueempíricamente, con el concurso de las manos, a po-ner en práctica los conocimientos teóricos que hanido acumulando; el éxito del Taller de ConstrucciónGótica así viene a confirmarlo. Ante las enormes ex-pectativas creadas por esta primera experiencia, se haabierto un segundo grupo duplicando el número dealumnos del año pasado.

La experiencia por tanto continúa. Este año eltema propuesto es la construcción de una de las bó-vedas de crucería que llevó a cabo Juan Guas en elclaustro de la catedral de Segovia (figura 15). Fren-te a la experiencia de la bóveda de Vandelvira, unabóveda esférica en que los tres arcos principalesforzosamente eran de distinta curvatura, la bóvedade Guas nos permite experimentar sobre la estanda-rización de arcos en la construcción de la bóvedagótica. A pesar de la complejidad de la bóveda todaella esta ejecutada con un solo arco, el medio puntodel ojivo.

NOTA

El trabajo se realizó con la colaboración de los alumnos dela promoción 07–08 del Taller de Construcción Gótica:

I. Abreu, E. Alburquerque Réus, M. Arsuaga Villacieros,A. Asensio Cotillas, P. Barbasan Carnero, E. Borque Sanz,B. Calatrava Agudo, I. Cañada González, A. Chaves Gar-cía, D. Clemente Jiménez, A. Collell Blanco, A. Cuesta Ra-mírez, I. Díaz Ortega, F. Galdon Cuesta, V. García Alcocer,I. García Fraile, C. García Ruiz, A. Gil Calero, P. Guillard,C. Gutiérrez Valle, M. Ibáñez Palomo, J. Jiménez Cisneros,M. Jimeno Romero, R.M. Llabres Veguillas, A. ManzanoGamero, M. J. Martínez Sánchez, R. Merino Martínez,

D. Minang Ntang, C. M. Motiño Palacios, S. Muñoz Ablan-que, C. Padilla Berdugo, M. T. Pérez Baguena, B. I. PlazaMartín, B. Soriano Domínguez, F. J. Valades Reina, M. E.Zamora Castejón

LISTA DE REFERENCIAS

Palacios Gonzalo, José Carlos. 2003. Trazas y Cortes deCantería en el Renacimiento Español. Madrid: EditorialMunilla-Lería.

Rabasa Díaz, Enrique. 2005. «Construcción de una bóvedade crucería en el centro de oficios de León». Actas delcuarto Congreso de Historia de la Construcción, Cádiz,vol. II. Madrid: Instituto Juan de Herrera.

Rabasa Díaz, Enrique. 2007. Guía práctica de la estereo-tomía de la piedra. León: Centro de los Oficios deLeón.

Torres Balbás, Leopoldo. 1945. Función de nervios y ojivasen las bóvedas góticas: 214–231. Madrid: Investigacióny Progreso.

Viollet-le-Duc, Emmanuel. 1854–1868. Dictionnaire rai-sonné de l’architecture française du XI au XVI siècle,10 vols.

Viollet-le-Duc, Emmanuel.1996. La construcción medieval.Madrid: Instituto Juan de Herrera. ETS de Arquitecturade Madrid.

Simón García. 1991. Compendio de arquitectura y simetríade los templos... Valladolid: Colegio Oficial de Arquitec-tos de Valladolid, estudios introductorios de Antonio Bo-net Correa y Carlos Chanfón Olmos.

Vandelvira, Alonso. 1575–1580. Libro de las traças y cor-tes de piedra. Copias: Biblioteca Nacional de Madrid,Escuela de Arquitectura de Madrid, facsímil: GenevièveBarbé.

Coquelin de Lisle. 1977. Tratado de Arquitectura de Alon-so de Vandelvira. Albacete: Caja de Ahorros.

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