borges, un escritor en las orillas - beatriz sarlo

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  • NoexisteunescritormsargentinoqueBorges:lseinterrog,comonadie,sobrelaformadelaliteraturaenunadelasorillasdeOccidente.Peroeltononacionaldesuobranodependedelarepresentacindelascosassinodelapresentacin de una pregunta: cmo puede escribirse literatura en unanacinculturalmenteperifrica?

    Borgesescribienunencuentrodecaminos.Suobranoseinstaladeltodoenningunaparte:nienelcriollismovanguardistadesusprimeroslibrosnienla erudicin universalista de sus cuentos, falsos cuentos, ensayos y falsosensayos,apartirdelosaoscuarenta.Porelcontrario,estperturbadaporla tensin de la mezcla y la nostalgia por una literatura europea que unlatinoamericanonuncavivedel todocomonaturalezaoriginal.Colocadoenlos lmites, Borges es el escritor de las orillas, alguien que, al mismotiempo,escosmopolitayprofundamentenacional.

    Explicar esta tensin ha sido el objetivo de Beatriz Sarlo en este originalensayo que nos invita a leer de nuevo a Borges, cuando su obra pareceamortajadaporlafamaqueacompasusltimosaosyelespectroinmvildeunagloriapstuma.

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  • BeatrizSarlo

    Borges,unescritorenlasorillasePubr1.0

    Moro09.10.13

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  • Ttulooriginal:Borges,unescritorenlasorillasBeatrizSarlo,1992

    Editordigital:MoroePubbaser1.0

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  • JuanPabloRienzi,inmemoriam

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  • CaptuloICosmopolitaynacional

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  • EstelibroresultadecuatroconferenciasquedienlaUniversidaddeCambridge,en1992.[1]Deesegnero,eldelaconferencia,conservalamarchadelaargumentacinyelecode laoralidad.Alhablarprecisamenteall,yen ingls,sobreBorges, tuveunaimpresincuriosa.Enelmarcodeesauniversidadinglesa,unaargentinahablabade un escritor argentino a quien hoy se considera universal. En efecto, Borges,desdeaquellos lejanosaoscincuentacuando traduccionesdealgunos textos suyosaparecieron enLesTempsModernes, pas a formar parte de un reducidogrupodeescritores,conocido(msconocidoqueledo,comocorrespondealtrabajoactualdelafama)enelmundoentero.FueradelascondicionesquerodeanasustextosenlaArgentina,Borgescasihaperdidosunacionalidad:lesmsfuertequelaliteraturaargentina,yms sugestivoque la tradicinculturala laquepertenece.SiBalzacoBaudelaire,siDickensoJaneAustenpareceninseparablesdealgoquesedenominaliteraturafrancesaoliteraturainglesa,Borgesencambionavegaenlacorrienteuniversalistadelaliteraturaoccidental.

    Las razones sonmuchas, perome gustara exponer la que considero principal:como estn las cosas, la imagen de Borges es ms potente que la de la literaturaargentina, por lo menos desde una perspectiva europea. En efecto, desde EuropaBorgespuedeserledosinunaremisinalareginperifricadondeescribitodasuobra.SeobtienedeestemodounBorgesqueseexplicaenlaculturaoccidentalylasversionesqueestaculturatienedeOriente,prescindiendodeunBorgesquetambinse explica en la cultura argentinay, especialmente, en la formacin rioplatense.LareputacindeBorgesenelmundolohapurgadodenacionalidad.Aellocontribuye,sin duda, la rara perfeccin con que la escritura deBorges resuena en una lenguacomoelingls:podrapensarsequeestalengualorestituyeasuorigencultural,o,sinoasuorigen,porlomenosaunadesusraces.

    Comosea, lasconferenciasen laUniversidaddeCambridgemeensearonesto(que debera haber sabido antes) y pude volver a comprobarlo cada vez queencontraba las ediciones de bolsillo de Borges junto a los clsicos antiguos ymodernos, sin excepcin, en los anaqueles de todas las libreras que recorr enInglaterra. Lo que digo no es novedoso y puede ponerse en la cuenta de unaprovincianaingenua.Sinembargo,experimentalmismotiempolasensacindequealgodeBorges(porlomenosdelBorgesqueleemosenlaciudadquelam,BuenosAires)sediluaenesteprocesodetriunfaluniversalizacin.LeeraBorgescomounescritorsinnacionalidad,ungrandeentrelosgrandes,es,porunlado,unimpecableacto de justicia esttica: se descubren en l las preocupaciones, las preguntas, losmitosque,enOccidente,consideramosuniversales.Peroesteactodejusticiaimplicaalmismotiempounreconocimientoyunaprdida,porqueBorgeshaganadoloquesiempreconsidersuyo,laprerrogativadeloslatinoamericanosdetrabajardentrodetodas las tradiciones, y ha perdido, aunque slo sea parcialmente, lo que tambin

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  • consider como un dato inescindible de su mundo, el lazo que lo una a lastradicionesculturalesrioplatensesyalsigloXIXargentino.

    No se trata de restituir aBorges a un escenario pintoresquista y folklrico quesiempre repudi, sinoms bien de permitirle hablar con los textos y los autores apartirdelosqueprodujosusrupturasestticasysuspolmicasliterarias.Esosautoresnopertenecentodosalgrancanondeunatradicinuniversal.Sontambinescritoresmenos conocidos y nombresms oscuros que, sin embargo, ocupaban el escenarioculturaldondeBorgesintervinodesdelosaosveinte.

    Borges naci en 1899, enBuenosAires, hijo de una familia patricia que tena,como la anciana dama de uno de los cuentos de El informe de Brodie, algunosprceresmenoresentresusantepasados.LabiografadeBorges,despobladadeactosespectaculares,esdiscretaenlaexhibicindepasionesprivadas.CasinoimportaunavidadeBorgespor fuera de las historias de encuentros con los libros, las lealesamistadesliterariasyalgunosviajesque,sobretodoelprimeroaEuropaentre1914y1921, fueron captulos de una educacin esttica. Como tambin sucede conSarmiento,elmitobiogrficose fundaen laapropiacinde la literatura:elQuijoteledo por primera vez en traduccin inglesa cuando era un nio; su versin, a losnueveaos,deuncuentodeOscarWilde;sufascinacinporChesterton,KiplingyStevenson;sustraduccionesdeKafka,FaulkneryVirginiaWoolf;suamistadjuvenil,enEspaa,conelultrasmo;lafamiliaridadconlapoesagauchescaylaaversinporlasletrasdetango;sucaprichosayproductivarelacinconEvaristoCarriego,poetamodestoquesupadrehabafrecuentado;sudevocinporMacedonioFernndezyelgustopor escritoresraros,marginalesymenores; las antologasqueprepar consusamigosAdolfoBioyCasaresySilvinaOcampo;ladesconfianzaasordinadaanteelcriollismodeDonSegundoSombra;elensueodelasliteraturasescandinavas,lasMilyunanoches y laOdisea; la traduccin aporteada de las ltimsa pginas delUlises;suveneracinporlaCbalayporlaDivinaComedia.

    Los primeros captulos de este libro exploran lo que Borges hizo de un hechoineluctable:habernacidoyescribirenlaArgentina.Quizsporestecaminotambinsea posible ver, con alguna claridad, cmo estableci su dilogo con la culturaoccidental.EnelcursodeunaspocasdcadasBorgesimaginunarelacinnuevaydiferente con la literatura en la Argentina. Reorganiz completamente su sistemacolocando,enunextremo,latradicingauchescay,enelotro,lateoradelintertextoantesdequesediseminaraporlosmanualesdecrticaliteraria.Poreso,Borgesfueunlugarcomndeloslectoresyescritoresargentinos,ysushuellasseevidencianenunasuertedelinguafranca literariadondelasperipeciasdesuscuentossemezclanconlasancdotasqueinventmaliciosamenteparalosmass-mediayexpusoenloscentenaresdeentrevistasquerespondidesdelosaossesenta.Hoy,cuandolasolasdenacionalismoculturalestrecho,quedenunciaronaBorgesen1940y1950,sehan

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  • debilitadoprobablementeparasiempre,nadiediscutiraqueensuobraescentral lacuestindelaliteraturaargentina.

    No existe un escritor ms argentino que Borges: l se interrog, como nadie,sobrelaformadelaliteraturaenunadelasorillasdeoccidente.EnBorges,eltononacionalnodependedelarepresentacindelascosassinodelapresentacindeunapregunta: cmopuedeescribirse literatura enunanacinculturalmenteperifrica?LaobradeBorgesnuncadejaderodearesteproblemaquepertenecealncleodelasgrandes cuestiones abiertas en una nacin joven, sin fuertes tradiciones culturalespropias, colocada en el extremo sur de lo que fueron los dominios de Espaa enAmrica, tierras finales que fueron la sede del virreinatomenos rico, que tampocopudoexhibir,comootrasnaciones latinoamericanas,grandesformaciones indgenasprecolombinas.

    Sin embargo, la consideracin de Borges slo en clave de escritor universalcosmopolita tiene suficientes motivos: Borges tambin es eso y su obra sustentadecididamenteesalectura.SepuedeleeraBorgessinremitirloalMartnFierrooaSarmientoyLugones:allestnlostemasfilosficos,allestsurelacintensaperopermanenteconlaliteraturainglesa,susistemadecitas,suerudicinextradadelasminuciasde lasenciclopedias,su trabajodeescritorsobreelcuerpode la literaturaeuropeaysobrelasversionesqueestaliteraturaconstruycomoOriente;allestnsus smbolos, los espejos, los laberintos, los dobles; all est su aficin a lasmitologasnrdicasyalaCbala.Peroseperdera,silalecturasefijadentrodeestoslmites, la tensin que recorre la obra de Borges, cuando la dimensin rioplatenseaparece inesperadamenteparadesalojara la literaturaoccidentaldeunacentralidadsegura.LaliteraturadeBorgesesunaliteraturadeconflicto.

    Borgesescribienunencuentrodecaminos.Suobranoestersaniseinstaladeltodoenningunaparte:nienelcriollismovanguardistadesusprimeroslibros,nienlaerudicin heterclita[2] de sus cuentos, falsos cuentos, ensayos y falsos ensayos, apartir de los aos cuarenta. Por el contrario, est perturbada por la tensin de lamezclay lanostalgiaporuna literaturaeuropeaqueun latinoamericanonuncavivedeltodocomonaturalezaoriginal.[3]Apesardelaperfectafelicidaddelestilo,laobradeBorgestieneenelcentrounagrieta:sedesplazaporelfilodevariasculturas,quese tocan (o se repelen) en sus bordes. Borges desestabiliza las grandes tradicionesoccidentalesylasqueconocideOriente,cruzndolas(enelsentidoenquesecruzanloscaminos,pero tambinenel sentidoenquesemezclan las razas)enelespaciorioplatense.Suobramuestraelconflictoyestelibrointentarleerlaenesadimensindesgarrada.Hequeridomanteneresta tensinque,segncreo,atraviesaaBorgesyconstituye su particularidad: un juego en el filo de dos orillas. Busco la figurabifrontedeunescritorquefue,almismotiempo,cosmopolitaynacional.

    Borgescosmopolita,educadoenSuizadurantelaprimeraguerramundialyantes

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  • deesoformadoenloslibrosinglesesdelabibliotecapaterna,yaacomienzosdeladcadade1920,cuandoregresaalaArgentinaparaviviraqucasihastasufin,abreesapregunta(quenuncacierra)sobrecmoesposibleescribirliteraturaenestepasperifrico,conunapoblacindeorigeninmigratorioestablecidaenunaciudadlitoral,BuenosAires,quehacomenzadoaconvertirseenmetrpoli todavarodeadaporelcampo,esa inmensidaddenaturalezadedonde llegan losecosdeunacultura ruralcriolla, que el proceso de modernizacin est liquidando pero que subsiste comoelementoresidualy,sobretodo,comomitodeintelectuales.Decaraalpasadocriollo,Borges se pregunta cmo evitar las trampas del color local, que slo produce unaliteratura regionalista y estrechamente particularista, sin renunciar a la densidadculturalquevienedelpasadoyformapartedesupropiahistoria.All, todavamuycercadeBorges,estabaelsigloXIXrioplatense,laliteraturagauchesca,losescritosdeSarmiento,lasagafamiliardelasguerrascivilesqueprecedieronalaorganizacindel estado nacional, las peleas de indios y blancos en dcadas implacables,sangrientaseinjustas.EstashuellasdelpasadoargentinonodesaparecenjamsdelaobradeBorges;porelcontrario,suliteraturacumple,entreotrastareas,ladevolveraarmar los fragmentos dispersos, y rearticular la escritura propia con la de otrosargentinosyamuertos.

    LoprimeroquehaceBorgesesinventarunatradicinculturalparaeselugarex-cntrico que es su pas. Esta operacin esttica e ideolgica recorre su obra en ladcadadelveinteylaprimeramitaddeladcadadeltreinta,hastaHistoriauniversalde la infamia,dondepublica suprimercuentodecuchilleros.Pero laoperacinnoestterminadaentonces:elproblemadelaculturaargentinavuelvealasficcionesdeBorgeshastasusltimoslibros,especialmenteenalgunoscuentosdeEl informedeBrodie, escritos a mediados de la dcada del sesenta. Borges reinventa un pasadocultural y rearma una tradicin literaria argentina en operaciones que soncontemporneasasulecturadelasliteraturasextranjeras.Msan:puedeleercomolee las literaturas extranjeras, porque est leyendo o ha ledo la literaturarioplatense.EnBorges,elcosmopolitismoeslacondicinquehaceposibleinventaruna estrategia para la literatura argentina; inversamente, el reordenamiento de lastradiciones culturales nacionales lo habilita para cortar, elegir y recorrerdesprejuiciadamente las literaturas extranjeras, en cuyo espacio se maneja con lasoltura de unmarginal que hace libre uso de todas las culturas.Al reinventar unatradicin nacional Borges tambin propone una lectura sesgada de las literaturasoccidentales.Desdelaperiferia,imaginaunarelacinnodependienterespectodelaliteraturaextranjera,yestencondicionesdedescubrireltonorioplatenseporquenosesienteunextraoentreloslibrosinglesesyfranceses.Desdeunmargen,Borgeslograquesuliteraturadialoguedeigualaigualconlaliteraturaoccidental.Hacedelmargenunaesttica.

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  • Y encuentra su originalidad: escritor-crtico, cuentista-filsofo, oblicuamentediscutetpicoscapitalesdelateoraliterariacontempornea.Esoloconvierteenunautor de culto para la crtica, que descubre en l las figuras platnicas de suspreocupaciones:lateoradelaintertextualidad,loslmitesdelailusinreferencial,larelacin entre conocimiento y lenguaje, los dilemas de la representacin y de lanarracin.Lamquinaliterariaborgeanaficcionalizaestascuestiones,yproduceunapuestaenformadeproblemastericosyfilosficos,sinqueenlosmovimientosdelrelato se pierdan jams del todo el brillo de la distancia irnica o la prudenciaantiautoritariadelagnosticismo.

    Contra todo fanatismo, la literatura de Borges busca el tono de la suspensindubitativaquepersigueun idealde tolerancia.Este rasgo,nosiempresealadoconsuficiente nfasis (y que los intelectuales latinoamericanos de izquierda hemostardadomstiempodelimprescindibleendescubrir),emergedeficcionesdondelaspreguntassobreelordenenelmundonoseestabilizanenlaadministracindeunarespuesta; por el contrario, los temas fantsticos deBorges son la arquitectura queorganizadilemas filosficose ideolgicos.Si ladefensade laautonomadelarteydel procedimiento formal es uno de los sustentos de la potica de Borges, el otro(conflictivoyasordinado)eslaproblemticafilosficaymoralsobreeldestinodeloshombresylasformasdesurelacinensociedad.Unadelaslneasdeestelibrosigueelrecorridodeestaspreocupaciones.

    Miintencinhasido,entonces,nodecidirunalecturadeBorges(aspiracinsindudaarrogante)sinoexponerformasdeleerloquesehagancargodelcarcterdobleyconflictivodesuliteratura.NodeseoestabilizarunaversindeBorgesqueinduzcaaoptarporelescritorcosmopolitaendetrimentodelescritorargentino;nielegirentre el escritor de ficciones fantsticas y el escritor acosado por la preguntafilosfica. La originalidad de Borges (entre otras, entre las muchas formas de suoriginalidad) resideensu resistenciaa serencontradoalldonde lobuscamos:algodelviejovanguardistaquedaenesa resistenciaa responder loquese lepreguntayajustarsealoquesequiereescuchardel.Laironadesalientaaquienbusquefijarunsentido;perotambindefraudaaquienpiensequenohaysentidoenabsoluto.

    Si la literaturadeBorges tieneunacualidad indudableyparticular,quizsdebabuscrselaenelconflictoqueperturbalaseveraarticulacindesusargumentosylasuperficieperfectadesuescritura.Colocadoen los lmites(entregneros literarios,entrelenguas,entreculturas),Borgeseselescritordelasorillas,unmarginalenelcentro, un cosmopolita en los mrgenes; alguien que confa, a la potencia delprocedimiento y la voluntad de forma, las dudas nunca clausuradas sobre ladimensin filosfica y moral de nuestras vidas; alguien que, paradjicamente,construyesuoriginalidadenlaafirmacindelacita,delacopia,delarescrituradetextosajenos,porquepiensa,desdeunprincipio,enlafundacindelaescrituradesde

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  • lalectura,ydesconfa,desdeunprincipio,delaposibilidadderepresentacinliterariadeloreal.

    Serlealaestastensioneshasidoeldesigniodeestaspginasquesloaspiranaleer nuevamente aBorges hoy, cuando su obra parece amortajada por la fama queacompasusltimosaosyelespectroinmvildeunagloriapstuma.

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  • CaptuloIIUnpaisajeparaBorges

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  • Literaturayciudad

    En las primeras dcadas de este siglo, la imaginacin urbana dise distintasciudades:lasorillasdeBorges,lugarindefinidoentrelallanuraylasltimascasas,a lasquese llegadesde laciudad, todavahoradadaporbaldosypatios; laciudadultrafuturista de Arlt, construida en la mezcla social, estilstica y moral, donde laficcindescubreunamodernidadque todavanoexistedel todomaterialmente; laspostales y las instantneasKodak deGirondo, donde la superficie de la ciudad sedesarticulaenbruscasiluminacionesysignostaquigrficos.

    Perovayamoshaciaatrs.EnelsigloXIX, la literaturaargentinaseacerca laciudaddesde lo que todava no era ciudad.Los romnticos imaginaronuna ciudaddondeapenashabaunranchero,unpardeiglesiasyuncabildo:BuenosAires,aldeamnima.Lootroeraeldesierto,querodeabaalaciudadnocomopaisajeencantadoro sublime sino como amenaza anticultural que era necesario exorcizar. Elromanticismo francs, las lenguasextranjeras, los librosde filosofapoltica fueroninstrumentosdelcorteque,apartirdeentonces,seinstalenlaculturaargentina.

    Laciudadhasidonoslountemapoltico,comopuedeleerseenvarioscaptulosde Facundo o en Argirpolis, no slo un escenario donde los intelectualesdescubrieron lamezcla que define a la cultura argentina, sino tambin un espacioimaginario que la literatura desea, inventa y ocupa. La ciudad organiza debateshistricos, utopas sociales, sueos irrealizables, paisajes del arte. La ciudad es elteatro por excelencia del intelectual, y tanto los escritores como su pblico sonactoresurbanos.

    Cuando escribeFacundo, Sarmiento no conoceBuenosAires; tampoco conoceCrdoba, ni Tucumn. Escribe de lo que no ha visto jams: escribe con los librossobrelamesa,apartirdetestimoniosdeviajerosydeloquehaododecir;seacercaa laciudaddesdeafuera,desdeciudadesextranjeraso imaginadas.ParaSarmiento,ciudadycultura, ciudady repblica, ciudade instituciones son sinnimos trabadosporunainseparablerelacinformalyconceptual.Creequeenlaciudadestlavirtudy que la ciudad es el motor expansivo de la civilizacin. La extensin rural esdesptica, el agrupamiento urbano incuba a la repblica. Sarmiento, con un gestovoluntaristadecreacin imaginariade lasociedadporvenir,profetizaunaciudadyunaculturaalasqueslodespusdemediosigloseaproximaBuenosAires.

    EnparaleloaSarmiento,laliteraturagauchescaexponesuopinindiferente:delaciudadllegaelmalquealteralosritmosnaturalesdeunasociedadmsorgnica.Laciudadsecontraponealtiempoutpicodelaedaddeoro(queevocaMartnFierroyluego ser recuperado por Giraldes en Don Segundo Sombra) y a la extensinpampeana donde el gaucho padece la injusticia que la ciudad ha instalado en elcampo.Aunqueprimitiva,lasociedadcampesinaesintegrada;encambio,laciudad

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  • incita el torbellino de la explosin individualista, mercantil, materialista, en unapalabra,detodoloqueesinteresanteparalaliteraturamoderna.

    LaliteraturadeBuenosAiresnoselibrafcilmentedeestasmarcasfundadoras.El imaginariourbanoeshegemnicoen lacultura rioplatensedeestesiglo. Inclusolos escritores en quienes predomina el tema rural como contenido explcito, sealinean respecto de ese poderoso centro de irradiacin simblica que suscita laspasionespropiciasparalaficcin:lacorrupcinquedesdelaciudadsederramasobreel campo escandalizando su moral y perturbando las subjetividades; el deseo deciudad que pierde a las mujeres de los pueblitos nfimos; la ciudad perversa queencuentra en el campo una extensin de su codicia y de sus impulsos; el escritorescptico o desilusionado que se refugia en la utopa rural a la que llega con lasestticasmodernas;elherederodeunatradicinquedescubreenelcampolashuellasdevaloresysaberesperdidos.

    Laciudadnoeselcontenidodeunaobra,sinosuposibilidadconceptual.Todoslos desvos rurales de la literatura rioplatense de este siglo son producidos por laciudadydesdeella:sesaledelaciudadaescribirsobreelcampo.Laliteraturavisitaelcampo,peroviveenlaciudad.Laexcepcineselregionalismo,quenopertenecenialaciudadnialcampo,ynopuedeserexplicadoespacialsinotemporalmente.Elregionalismo nombra lo que desaparece (las costumbres, el folk campesino, lasvirtudestradicionales)conunlenguajeliterarioqueyanoseusaenlaciudad.Borgeshace el movimiento precisamente inverso: imagina la ciudad del pasado con ellenguajedeunaliteraturafutura.

    No hay (casi) realismo mgico en la literatura rioplatense, porque la potenciaimaginariadelaciudadobturdefinitivamenteelimpulsomticocampesino.Cerradoelciclodelagauchesca,lalenguadelaliteraturaeslenguaurbana.Nomerefieroalalengua de los personajes, sino a la lengua del narrador.Los personajes, en verdad,puedenhablar cualquier lengua; quien no habla cualquier lengua es el narrador (lapruebamximaycasidescabelladadeestoeselnarradorgauchoy,almismotiempo,simbolistadeDonSegundoSombra).Porlasrazonesquesean(peroquesonbastanteclaras), lalenguadelaficcinrioplatenseeslalenguadelasciudades.Paradecirlosencillamente: el narrador es un pueblero que, si elige trabajar sobre el horizonteestticodelaslenguasrurales,nopuedeevitarque,enesaeleccin,laciudaddejesumarca.Enestesiglo,lagentedecampo,cuandoescribe,miraelespejodelalenguaurbana.

    Laciudad,entonces,escondicindelaliteratura.Tambindelaliteraturasobreelcampo.LasrazonespodranbuscarseenlahistoriadeestepasperotambinenlahistoriadelaliteraturamodernaenOccidente.Otracontraposicinfundamentaldelaculturaargentina(que,podradecirse,larecorredepuntaapunta),eslaqueoponeelespacionacional al espacioeuropeo.Y,para los escritores argentinos,Europaes la

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  • ciudad.El campo es tema, pero (excepto en la gauchesca) la forma de la literatura

    presupone a la ciudad: el escritor entrenado, el pblicoque la ciudad construye, laindustria cultural. Las diferentes poticas (incluso las poticas criollistas del sigloXX)sonurbanas.Losmitostambinloson:elcampocomolugardelorigennacionalesunmitourbano.Elgaucho,comoarquetiponacional,esunaocurrenciadeRicardoRojasyLeopoldoLugonesquienes,enelCentenario,tomanlaperfectainvencindeJosHernndez,cuandolaciudadproponealosintelectualeselenigmadeloqueserestepasylosintelectualesdecidenresponderloarmandounahiptesisculturalcuyofundamentoseralapoesagauchesca.

    Por otro lado, las utopas rurales no son literatura de campesinos sino deciudadanos,queencuentranenelcampounmotivodeensoacinounacomunidaddevaloresqueenlaciudadmodernaseastillparasiempre.Enellmite,vistodesdela ciudad, el campo es lo exticonacional: en el campo, la literatura encuentra lodiferente,unterritoriocasiextranjero,aventureroeinclusoheroico,alalcancedelamano.Ounespaciodemitosculturales,dondesepuedeninventartradicionessobrelabasedeunbricolagedeelementosseparadosdesuorigencampesino.Elcampoesa la vez el pasado inmediato y lo radicalmenteOtro de la ciudad: por lo tanto, unespaciobienpreparadoparaelexotismo.

    Laciudadesunlugardeproduccinformalymitolgica:laculturademasas,lapoltica,lamoda,elchisme,losrumores,laspasionesylasastuciasdelaciudadsonmateria de la literatura. La ficcin rioplatense habla estas lenguas. Cuando laliteraturavisitaelcampo,lohaceconunsaberurbanoquelepermiteencontraralllagloga, la leyenda, el buen salvaje, o la ocasin de parodia que corta el relatourbanoapoderndosedelasvocesrurales.Laciudadproducelosgnerosyeltrabajosobrelosgneros(inclusosobrelosgnerosdeorigenrural).Poreso,podradecirsequelaciudadledaunaformaalaliteratura.

    El deseo de la ciudad esms fuerte, en la tradicin argentina, que las utopasrurales. En este sentido, los escritores del primer tercio del siglo XX se inscribenmejor en el paradigma de Sarmiento que en el de Jos Hernndez. Las nicasexcepciones son Ricardo Giraldes, un ruralista cosmopolita (aunque la frmulaparezcacontradictoria)yBorges,queinventlasimgenesdeunBuenosAiresqueestabadesapareciendodefinitivamenteyvolvialeerelpasadoruraldelaArgentina.LaliteraturadeBorges,enlosaosveinte,surgeenesteespaciodelaimaginacin.ComoXulSolar,piensaqueBuenosAiresnecesitaformasestticasyfuertesmitosculturales. Pero, a diferencia de Xul Solar o de Roberto Arlt, traza primero unrecorridoporelsigloXIXyporlaciudadcriolla:Borgesviaja.

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  • BuenosAires,cosmpolis

    CuandoBorgesregresadeEspaa,en1921,BuenosAiresentrabaenunadcadadecambiosvertiginosos: laciudadde la infanciacoincidasloenpartecon laqueseestabaconstruyendo.Borgesllegaaunaciudadquedeberecuperar(comollodijoentonces), despus de siete aos de ausencia: recuperar, en una Buenos Airestransformada,alaciudaddesusrecuerdosytambinrecuperaresosrecuerdosfrentea unmodelo que estaba cambiando. Borges deba recordar lo olvidado de BuenosAiresenunmomentoenqueesoolvidadocomenzabaadesaparecermaterialmente.Estaexperienciaencuentrasutonopotico:lanostalgiadeFervordeBuenosAires.

    Nosetrataba,enBuenosAires,slodelamodernizacineconmica,sinodelamodernidad comoestilo cultural penetrando el tejidodeuna sociedadqueno se leresista.ElimpactodelosprocesosiniciadosenelltimoterciodelsigloXIX,alterelperfil, laecologaurbanayelmarcodeexperienciasdesushabitantes.Ciudadymodernidad se presuponen porque la ciudad es el escenario de los cambios, losexhibedemaneraostensibleyavecesbrutal,losdifundeygeneraliza.Modernidad,modernizacinyciudadaparecenentremezcladoscomonocionesdescriptivas,comovaloresycomoprocesosmaterialeseideolgicos.EnlamedidaenqueBuenosAiressetransformaconunaaceleracinquepertenecealritmodelasnuevastecnologasdeproduccinytransporte,laciudadseconvierteencondensacinsimblicaymaterialdel cambioquedespierta entusiasmosydesconfianzas inditas.As se la celebraytambinselajuzga.

    El debate sobre la ciudad es inescindible de las posiciones que suscitan losprocesos de modernizacin. Se ha llegado, al fin, a colocar a Buenos Aires en laperspectivaquehabaanimadolosproyectosinstitucionalesdelsigloXIX:laciudadhavencidoalmundorural,lainmigracineuropeaproporcionaunabasedemogrficanueva,elprogresoeconmicosuperponeelmodeloconlarealidad.Setienelailusindeque el carcterperifricode estanacin sudamericanapuede ser ledocomounavatardesuhistoriaynocomounrasgodesupresente.

    Almismotiempo,persiste,demaneracontradictoriaperonoinexplicable,laideade periferia y de espacio culturalmente tributario, de formacin monstruosa oinadecuada respecto de la referencia europea. Sentimientos contrapuestosborroneados en las diferentes tonalidades de la cultura del perodo: desde lacelebracin a la nostalgia o la denuncia. En 1933, en Radiografa de la pampa,Ezequiel Martnez Estrada condena una nacin que no haba respondido a laspromesasdesupadresfundadores:lainmigracinmasivaylavoracidaddelasliteslocaleshabanhechodelaArgentinaunaimagendegradadadeEuropa.BuenosAiresponaenescenaunamascaradadeprosperidadyculturabajocuyodisfrazseocultabalanaturalezaoriginalde lapampamanchadapor elgenocidio indgenayelhumus

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  • blandodeunageologaprimitiva.Tambinen losaos treinta seconstruyen, sobreBuenosAires,algunosmitosfuertementepolticos: lametforadelaciudad-puerto,por ejemplo, vaciando como una voraz mquina centrpeta al resto de un passacrificadoalosinteresesdesulitoralurbano.Comonunca,losintelectualessienteneldeseoyel temorde laciudad,y lanocindeciudadorganiza los sentidosde lacultura. Escenario donde se persiguen los fantasmas de la modernidad, losintelectualesreconocenenlaciudadlamquinasimblicamspoderosadelmundomoderno.

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  • Conflictoymezcla

    BuenosAireshabacrecidodemaneraespectacularenlasdosprimerasdcadasdelsigloylaimprontamaterialdeestecrecimientoeravisibleenlosaosveinte.Loqueescandalizaba a los nacionalistas en 1910, fue signo optimista u ominoso para losintelectuales de las dcadas siguientes. Todava en 1936, la inmigracin europeaalcanzaba el 36,1 por ciento del total de la poblacin de las grandes ciudadesargentinas. Desde una perspectiva global, los inmigrantes eran ms jvenes, msvisibles, sus mujeres tenanms hijos y estos extranjeros o argentinos de primerageneracin eran responsables del 75 por ciento del crecimiento poblacional. Ellosaccedieronmasivamente a la escuela primaria y comenzaron una larga jornada deascenso, marcada por fracasos y desencantos profundos pero tambin porespectacularesincorporacionesalascapasmediasyalaintelectualidad.

    Enloscrucesculturalesdelagranciudadmoderna(modeloalcualBuenosAiresbusca aproximarse en las primeras dcadas de este siglo) todos los encuentros yprstamos parecen posibles. El principio de heterogeneidad marca la cultura. Elcarctersocialmenteabiertodelespaciourbanovuelvelodiferenteextremadamentevisible; all se construyen y reconstruyen de modo incesante los lmites entre loprivadoylopblico;allelcrucesocialponelascondicionesdelamezclayproducelailusinolaposibilidadrealdeascensosydescensosvertiginosos;alllospolticospiensancmoasignarel lugarde lospobresyel lugarde los ricos.Ysielcaminorpidohacialafortunaprometeenlaciudadunautopadeascenso,laposibilidaddelanonimatolaconvierte,comolosealWalterBenjamin,enelpaisajepreferidodelpaseante,delsolitario(quevivesusoledadentreloshombres),delbuscnerticoquese electriza bajo lamirada de una desconocida; el vicio y la ruptura de los lmitesmoralesestablecidossoncelebradoscomolagloriaoelestigmadelaciudad.

    Todos invaden el espacio pblico, todos consideran a la calle como el lugarcomn,dondelaofertasemultiplicay,almismotiemposediferencia,perosiempresemuestraanteeldeseoqueyanoreconoceloslmitesdelasjerarquas.Elpaseanteobservaloscambiosconlamiradaannimadequienyanoserreconocidoporquelaciudad ha dejado de ser un espacio de relaciones inmediatas. Se pierde en suspliegues, buscando lo que ya ha desaparecido para siempre o adivinando, en laconstruccin material del presente, los perfiles del futuro. En sus desvos por losbarriosyporelcentro,elpaseanteatraviesaunaciudadqueyahasidodefinidaensuconfiguracin material, aunque todava est horadada por baldos, extensionesdesiertasycallessinveredadeenfrente.

    Entrelosaosveinteylostreinta,loscableselctricosylaslneasdetelfono,lasantenasde radioy los trolleysde los tranvas tejen su redarea.LoshabitantesdeBuenos Aires viven a una velocidad desconocida hasta entonces: el transporte

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  • elctrico,lailusindeinmediatezdelascomunicacionesadistancia.Latecnologaesunamaquinarianovedosa;ellaproducenuevasexperienciasespacialesytemporales:utopasfuturistasvinculadasconlavelocidaddelos transportes, la iluminacinquecortalosritmosdelanaturaleza,losgrandesrecintoscerradosquesonotrasformasdelacalle,delmercadoydelgora.Semultiplicanlosespaciossimblicosdondeseproducen intercambios y emergen los conflictos (disputa esttica, enfrentamientopoltico, mezcla de lenguas provocada por la inmigracin o los desplazamientospoblacionales).Seviveenelgranteatrodeunaculturacompleja.Estenuevotipodeformacinsemanifiesta,tambin,enelcrucedediscursosyprcticas:lacalleesellugar,entreotros,dondediferentesgrupossocialesrealizansusbatallasdeocupacinsimblica.Laarquitectura,elurbanismoy lapintura rechazan,corrigene imaginanunaciudadnueva.[4]

    El pintor Xul Solar,[5] amigo de Borges y compaero de los vanguardistasporteos de la dcada del veinte, deconstruye el espacio plstico, volvindoloabstracto,tecnolgico,geomtrico,ocupadoporlossmbolosdeunaficcinmgico-cientfica. Los aviadores dibujados por Xul flotan en planos donde se mezclanbanderase insignias: conosextremadamenteelaboradosquepuedenleersecomolasuma demodernizacin tcnica y diversidad nacional de las que Buenos Aires seconvierteensoporte.TresmotivosserepitenenlapinturadeXul:seresfantsticos,arquitecturas y banderas. Criaturas de miembros heterclitos (fragmentos dedragones, de hombres y de pjaros), compuestas con grafismos que evocan elimaginariodelacienciaficcin,respondenaunamezclaoriginaldeconostcnicos(diseos mecnicos, hlices, espirales, rectngulos, engranajes) y fragmentos decuerpos humanos presentados segn una esttica al mismo tiempo vanguardista yprimitiva.Estas criaturas potico-tecnolgicas funden las temporalidades diferentesde una era mtica y un presente modernista. Los paisajes de Xul citan elementosnaturales y formas geomtricas, signos astrolgicos, smbolos religiosos ymsticosarcaicos, fantsticas mquinas voladoras, ciudades areas, transatlnticos y bestiasaladas. Lamezcla de lo viejo y lomuy nuevo (que es un rasgo de la vanguardiaeuropea:Kandinsky) evocaunade las preguntasquepersegua la cultura argentinadelperodo:quhacerconelpasadoenlaconstruccindelfuturo?

    ElpaisajedeciudadfueunaobsesinqueXulcomparticonOliverioGirondo,[6]

    conArlty,demanerainvertidaynegativa,conBorges.Xulnosiente,comoBorges,nostalgiaporlaciudadcriollaqueestdesaparecienconileinteresasuconservacinen los suburbios de patio y azotea. Las arquitecturas de sus cuadros tienen, encambio,losrasgoselegantesdeunmodernismomoderado,severamentegeomtrico,cuyanicatransgresineslapolicroma.Losedificiosseorganizanendisposicionesestrictas;lapresentacindelaciudadmodernanoenfatizalaideadecaosurbanosinoladeordenracional.Xuldisponevolmenesyfachadasdeacuerdoconperspectivas

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  • ordenadas para definir una utopa geomtrica. De este modo, al proponer unacontrapartida visual a la pluralidad catica de la ciudad moderna, confa en lacapacidadorganizativadelespacioparasintetizarelementosconflictivosdediferenteorigen. La ciudad, campo de batalla simblico, puede ser tambin un plano deresolucindelamezcla.LasbanderasabundanenesospaisajesdeXul:rematanlascabezasdelascriaturasfantsticas,quetambinlasacarreanenmstilesy lanzasopintadassobresusvestidos;decoranellomodelosdragonesolasalasdelospjaros;flotanlibrementeenlosespaciosabstractososobrelaschimeneasdelosbarcos,enlas fachadasde losedificiosyen lasplataformasvoladorasde las ciudadesareas.Esasbanderashablan las lenguasdenacionalidadesdiferentesydefinenunespaciodondeesposibleundespliegueoptimistade lasdiferenciasdeorigen.En laciudadfuertementeinmigratoriadelosaosveinteytreinta,lasolucingrficadeXulSolaresintegradoramoregeometrico.

    Las utopas de la arquitectura se presentan tambin como una respuesta a latransformacindeBuenosAires.WladimiroAcostaimagina,entre1927y1935,unaficcin arquitectnica, el city-block, como alternativa al crecimiento ciertamentecaticodelaciudadycomomodelodeunavidamejorenlasnuevascondicionesdelcrecimientourbano.[7]Acostaasignalugaresalamovilidad,alaproduccin,alocioyalcomercio;buscaelsolparaunaciudadqueArltdescribaensuspozosnegrosyensusoscuroszaguaneshediondos;organiza idealmente laexpansina lo largodecintasedificadasyautopistasquebordeanelverdequelaciudadrealyahaperdido.Desdeotropuntodevista,VictoriaOcamposeconvierteenpatronaymecenasdelmodernismoarquitectnicoylopromocionaensurevistaSur,[8]aparecidaen1931,como instrumentodepurificacindelgusto, indispensable, a juiciodeOcampo, enunaciudaddondelainmigracinhaidodejandomarcasmaterialesqueproducenunaanarquaestilsticacondiversosorgenesnacionales.Libradaasupropiadinmica,lacalle es abigarrada y confusa: el deber de la lite es buscar su contramodelo. Elmodernismo ofrece un programa de homogeneizacin frente al caos tipolgicoatribuidoa la inmigracin: susvolmenesy fachadasblancasdisciplinan la calle eimpiden la materializacin constructiva de los sueos vulgares soados por elparvenuenriquecido.

    Peroexisteotracalle,unespacio simblicohipersemiotizadoporcasi todos losescritoresporteosdelosaosveinteytreinta,deOliverioGirondoaRalGonzlezTun,pasandoporArltyBorges.Enlacallesepercibeel tiempocomohistoriaycomopresente: si, por un lado, la calle es la pruebadel cambio, por el otropuedeconvertirseenelsustentomaterialquehacedelatransformacinuntemaliterario.Y,mstodava,lacalleatravesadaporlaelectricidadyeltranvapuedesernegada,parabuscardetrsdeellaelfantasmahuidizodeunacallequelamodernizacinnohabratocado todava, rincones del suburbio inventado por Borges bajo la figura de las

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  • orillas,lugarindecisoentrelaciudadyelcampo.Alafascinacindelacallecntricadonde se tocan los aristcratas con las prostitutas, donde el vendedor de diariosdesliza el sobre de cocana que le piden sus clientes, donde los periodistas y lospoetasfrecuentanlosmismosbaresquelosdelincuentesylosbohemios,seoponelanostalgia de la calle de barrio, donde la ciudad se resiste a los estigmas de lamodernidad, aunque el barrio mismo haya sido un producto de la modernizacinurbana:

    A despecho de la humillacin transitoria que logran infligirnos algunoseminentesedificios,lavisintotaldeBuenosAiresnadatienedeenhiesta.Noes Buenos Aires una ciudad izada y ascendente que inquieta la divinalimpidezconxtasisdeasiduas torresoconchusmabrumosadechimeneasatareadas. Es ms bien trasunto de la planicie que la cie, cuya derechurarendida tiene continuacin en la rectitud de calles y casas. Las lneashorizontales vencen las verticales. Las perspectivas demoradasde uno odospisos,enfiladasyconfrontndosealolargodeleguasdeasfaltoypiedrasondemasiadofcilesparanoparecerinverosmiles.[9]

    EnladescripcindeBorgeshaymuchodedisputasimblicaydeprogramaqueindiqueaBuenosAirescmodebemantenerseigualalaquefuehastacomienzosdesiglo.Muchos aos despus escribir que la imagen que tenemos de la ciudad essiempre algo anacrnica.[10] Borges construye un paisaje intocado por lamodernidadmsagresiva,dondetodavaquedanvestigiosdelcampo,ylobuscaenlos barrios donde descubrirlo es una operacin guiada por el azar y la deliberadarenunciaalosespaciosdondelaciudadmodernayahabaplantadosushitos:

    Noquisedeterminarrumboaesacaminata:procurunamximalatituddeprobabilidadesparanocansar laexpectativaconlaobligatoriaantevisindeuna sola de ellas.Realic en lamalamedida de lo posible, eso que llamancaminar al azar; acept, sin otro consciente prejuicio que el de soslayar lasavenidasocallesanchas,lasmsoscurasintimacionesdelacasualidad.Contodo,unasuertedegravitacinfamiliarmealejhaciaunosbarrios,decuyonombrequierosiempreacordarmeyquedictanreverenciaamipecho[]Lacalleeradecasasbajas,yaunquesuprimerasignificacinfueradepobreza,lasegunda era ciertamente de dicha. Era de loms pobre y de loms lindo.Ningunacasaseanimabaalacalle;lahigueraoscurecasobrelaochava;losportoncitos ms altos que las lneas estiradas de las paredes parecanobradosen lamismasustancia infinitade lanoche.Laveredaeraescarpadasobre la calle; la calle era de barro elemental, barro de Amrica no

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  • conquistadoan.Alfondoelcallejn,yapampeano,sedesmoronabahaciaelMaldonado. Sobre la tierra turbia y catica, una tapia rosada pareca nohospedarluzdeluna,sinoefundirluzntima.[11]

    Pero,nilaciudaddeArlt,intensa,ultramodernaymiserable,nilapoticaorilladeBorgessonconstruccionesrealistas:enambashayunactodeimaginacinurbanaque remite a una ciudad disputada por las huellas del pasado y el proyecto de lamodernizacin. En esta tensin conflictiva, Borges y Arlt ocupan posicionesextremas.Ambos, sin embargo, son parte delmovimiento de la ciudad que parecehaber estallado en pocos aos, perdiendo una unidad primitiva que haba sidoigualmenteilusoria.Elestallido,porlodems,noesslomaterial.

    Enefecto,laheterogeneidaddelespaciopblico(queacentanlosnuevoscrucesculturales y sociales provocados por el cambio demogrfico) pone en contactodiferentes niveles de produccin literaria, establecindose un sistemaextremadamentefluidodecirculacinyprstamoesttico.Amediadosdeladcadadel treinta, la tasadeanalfabetismode losargentinosdeBuenosAiresera slodel6,64 por ciento: emerga un pblico de sectores medios y populares estratificadostanto social como ideolgica y polticamente; para l se producen un elenco decolecciones de folletos, libros y revistas que ofrecen literatura de placer yconsolacin, ficcin psicolgica y social, ensayos de explcita intencinpropagandstica y pedaggica. Editoriales exitosas, como Claridad, publican entrediezyveinticincomilejemplaresdesusttulosmsimpactantes,difundiendounpocodetodo:novelastraducidas,ensayosfilosficos,psiquitricosypolticos,divulgacincientfica,poesa.Estoslibrosbaratosbuscabanaloslectorespobresqueeran,sobretodo, los nuevos lectores. Aseguraban una literatura moralmente responsable,pedaggicamentetil,econmicaaccesibleeintelectualmentellana.

    Una izquierda reformistay eclctica funda las institucionesdedifusin cultural(bibliotecas populares, centros de conferencias, editoriales, revistas) para aquellossectores que quedan almargen de la cultura alta. Se plantea la problemtica delinternacionalismoydelareformasocial,pensadacomounprocesodeeducacindelas masas trabajadoras en el camino de incorporarlas a una cultura democrtica ylaica que, en el plano literario, se combina con un sistema de traducciones (delrealismoruso,delrealismofrancs)yunapoticahumanitarista.

    Dosgrandesdiarios,Crtica (fundadoen1913)yElMundo (de1928) crean laescritura periodstica correspondiente a la expansin del pblico: noticias breves,grandes titulares, seccionesespecialespara losdeportes, elpolicial, el cine, lavidacotidiana, las mujeres y los chicos. Al mismo tiempo, estos dos diarios nuevosempleabana los escritorese intelectualesde lavanguardia (inclusoa losdeorigenpatricio, como Borges) y de la literatura social. El nuevo periodismo y la nueva

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  • literatura se intersectaron de las maneras menos previsibles: los enigmticosexperimentos narrativos de Historia universal de la infamia fueron publicadosprimeroenun suplementodeCrtica, el diariomspopular deBuenosAires.Esteencuentro,quenoesfortuito,marcaelcarcterexpansivodeunapoca.[12]

    Las revistas ymagazines del tipoCaras y Caretas (aparecida a fines del sigloanterior) se modernizan, articulando discursos e informaciones que presentan unmundo simblico relativamente integradoenelquevanencontrando sus lugares elcine, la literatura, la cancin popular, las notas de vida cotidiana, la moda y lahistorieta.Los folletines sentimentalesdefinenunhorizontedeseable, proporcionanmodelos de comportamiento e ideales de felicidad. Trabajan para un pblico quecomienzaaconsumir literaturayasoar lossueosmodernosdelcine, lamoda,elconfortcosmopolita,eluniversodeexhibicinmercantilde lasgrandes tiendas, losgrandesrestaurantesylosteatros.Elplaceresunmotordeestaliteraturadekioscos,quelegitimatantoelgoceerticocomoelsentimentalismo.

    Los productores culturales tambin se mezclan y contribuyen tanto a laampliacincomoalainestabilidaddelsistema:prstamos,influencias,pasajesdeunnivelaotro,diferentesinterpelacionesalectorestambindiversamenteidentificadosen el mapa de la cultura. Pero esta misma heterogeneidad es perturbadora. Losgrandes diariosmodernos comoCrtica yElMundo, el cine, el variet y el teatrohablandepblicosdiferentes, loquesignifica trasladara laesferacultural la tramaquearticulacriollosviejos,inmigrantesehijosdeinmigrantes.Estassuperposiciones,que despiertan nacionalismos y xenofobias, avalan el sentimiento de nostalgia poruna ciudad que ya no es lamisma en 1920, si se lamide contra las imgenes delpasadocercano.

    BuenosAirespuedeserledaconunamiradaretrospectivaquefocalizaunpasadoms imaginario que real de ciudad hispano-criolla (y este es el caso del primerBorges) o descubierta en la emergencia de la cultura obrera y popular, que esorganizada y difundida por la industria cultural, influida por la radio y el cine. Elcapitalismo ha transformado profundamente el espacio urbano y complejizado susistemacultural:estocomienzaaservividonoslocomounproblemasinocomountemaesttico,atravesadoporelconflictodepoticasquealimentanlasbatallasdelamodernidad,algunasdeellasdesarrolladassegnlaformavanguardista;elrealismohumanitarista se contrapone al ultrasmo, pero tambin se enfrentan discursos dedistinta funcin (el periodstico y el ficcional, el poltico y el ensaystico). Ladensidad cultural e ideolgica del perodo es producto de estas redes y de lainterseccindediscursosconorigenymatrizdiferentes(lapinturacubistaolapoesadevanguardia,eltango,elcine,lamsicamodernaolajazz-band).

    Losdebatesacercadelalegitimacinculturalatraviesanlasrevistasliterariasdelosaosveinte:loscriollosviejosquehegemonizanMartnFierroyProanoestn

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  • dispuestosaadmitirfcilmentequeunalenguaparalaliteraturapuedaserproducidatambinporescritorescuyospadresnohabannacidoenArgentina,cuyoacentoerabarrial,marginal,eincorporabamarcasdeorigeninmigratorio.OliverioGirondocreeenlafatalidaddellenguajeyBorges,en1926,definesuescrituraconunafrasequepodra ser literalmente aplicada al tono de la oralidad criolla: Mi prosa deconversadortaciturno,miprosadesganadadeenvionescortos.[13]Losescritoresdelalitecriollafundansurelacincon la lenguasobredosvalores: laespontaneidad(reclamadaporGirondo:seesargentinodemaneranoadquirida)ylanaturalidaddequienesnohandebidoaprenderelespaolcomosisetrataradeunalenguaextranjeracuyo dominio obligaba a desaprender otras lenguas (caso paradigmtico deldespojamientolingsticoimpuestoal inmigranteperotambindecididoporlparaincorporarseconxitoalnuevopas).Adiferenciadelescritorcriollo,lalenguadelescritor inmigranteohijode la inmigracinmuestra las cicatricesdeunaviolencialingstica que resulta del aprendizaje impuesto: nada le pertenece por herencia,ningunacualidadleesinnata.

    En una esfera pblica modernizada, se establecen nuevos nexos entre ladimensin cultural y la sociopoltica. Las redes trazadas por nuevas tecnologascomunicacionalesyporelcrecimientodelmercadodebienessimblicos,demarcanun sistema de oportunidades relativamente abierto pero, sobre todo, expansivo. Laheterogeneidaddediscursos(delapublicidadalperiodismo,delapoesaalfolletn)hacequelaliteraturamismayanoaparezcacomounaentidadsingular,sinocomountejidodevariacionesqueinterpelan,ensuspolticasyestrategiastextuales,alectoresmuy distintos. Se trata, a no dudarlo, de literaturas, cuyo plural indica diferenciasestticasydiversasfraccionesdepblico.

    TmeseelcasodeRobertoArlt.Lacrticasehaextendidosobreelvnculoentresus novelas y el folletn, representado demanera directa o figurada enEl jugueterabioso. Pero, al mismo tiempo y no slo en este libro, Arlt exhibe su relacin,rspidayanhelante,conlaliteraturaaltayconlosnuevossaberesprcticosdelatcnica,laqumica,lafsica,yesossimulacrosdecienciapopularquecirculabanporentoncesenBuenosAires,bajolasetiquetasdehipnotismo,mesmerismo,trasmisinteleptica, espiritismo.Nopuedepensarse la escrituradeArlt, ni losdeseosde suspersonajes si no se hace referencia a estos saberes del pobre, aprendidos enmanualesbaratos,enbibliotecaspopularesquefuncionabanentodoslosbarrios,entalleres de inventores trastornados que haban sufrido el encandilamiento de laelectricidad,lafusindemetales,lagalvanizacinyelmagnetismo.[14]

    Ese universo referencial se complejiza an ms cuando se leeEl amor brujo,novelaescritaen1932comocrticadelamitologasentimentalydelamoraldelascapas medias.[15] Arlt usa los recursos y artificios del folletn sentimental (que

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  • circulabapordecenasdemilesencoleccionessemanales)precisamenteparacriticarsuideologa.Enverdad,tomaydestruyesurepresentacindelossexos,sumodelode felicidad, su ideologa romntica y erotismo sexista, su saber acerca de lasociedad,elmatrimonio,eldineroylapsicologadelamor.

    LaactituddeArlthacialaliteraturasentimental,quecombinalautilizacinyelrechazo,puedeencontrarse, como forma, tambinen lasAguafuertesporteas,quepubliceneldiarioElMundodurantemsdediezaos.Enestos textosbreves,secombinaloaprendidoenlaprcticadelperiodismoconlasestructurasnarrativasdela ficcin. Arlt inventa microestructuras que contienen intrigas miniaturizadas yesbozosdepersonajes,con los tpicosde labajaclasemediaurbanacitadosya lavezcriticadosapartirdeunaestrategiaqueexhibesucinismo.Perohaymuchoms:Arltvisitalaciudadcomonadielohabahechohastaesemomento.Vaalascrcelesyloshospitales,satirizalascostumbressexualesdelasmujeresdelabajaclasemediay la institucinmatrimonial, denuncia lamezquindadde lapequeoburguesay laambicinquecorroea lossectoresmediosenascenso,estigmatiza laestupidezquedescubreenlafamiliaburguesa.

    La ciudad de Arlt, a diferencia de la ciudad de Borges, responde a un idealfuturista.Frentealmercadoinmigratoriodelascallesdealgunosbarrios, juntoa lamiseriadelascasasderentayelhacinamientopestilentedelosconventillos,sealzanrascacielos (ms altos y ms numerosos de los que Buenos Aires tena en esemomento)iluminadosporlaintermitenciaantinaturaldelaslucesdenen.Elpaisajeurbanosedeformaenlavelocidaddeltransporte,ylostrenespasanaserescenariosprivilegiadosdelaficcin:elpaseantedeArltes,muchasvecesyobsesivamente,unpasajero.Estasvisionesnosonunregistrodelaciudadverdaderamenteexistente:sonloqueBuenosAiresofrecealojoquequiereverlaproyectadahaciael futuro;perotambinsonpiezasdeunpuzzlecompuestoconlosnuevosmodosdepresentaralametrpolisenelcine.LaBuenosAiresdeArlttienelainquietantecualidadsombradelosfilmsexpresionistasydesusaffiches.

    Las operaciones de recorte, mezcla y transformacin llevadas a cabo por Arlthablan tambin de los procesos de constitucin de un escritor y su discurso. Paraponerlo en una perspectiva ms general: la formacin del escritor a travs demodalidadesnotradicionalesqueincluyenelperiodismoylosgnerosdelaliteraturapopular.Ambas escrituras, originadas en la nueva industria cultural, presuponen laemergencia de pblicos no tradicionales y, en consecuencia, de nuevos pactos delectura. Con estas marcas, la subjetividad del escritor atraviesa procesoscontradictorios:Arlt detesta y almismo tiempo defiende y necesita el periodismo;desprecia y corteja a sus lectores; envidia y refuta los valores legitimados por laculturaalta.

    Elpaisajeurbanomoderno,latecnologacomunicacional,laindustriaculturalson

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  • disparadoresderespuestasintelectualesy,almismotiempo,desafosestticos.Enelcursodemuypocosaos,losescritorestuvieronqueprocesarunaexperiencianuevaque afectaba todas las relaciones tradicionales, las formas de produccin ydistribucin de cultura, los estilos de comportamiento, las modalidades deconsagracin y organizacin de las instituciones literarias. Los conflictos socialesarrojansusombrasobrelosdebatesestticos.Lacuestindellenguaje(quinhablayescribeunespaolaceptable,libredelasinfluenciasextranjerasproducidasporlosinmigrantes?),delcosmopolitismo(culeselinternacionalismolegtimoyculinternacionalismo amenaza y pervierte a la nacin?), del criollismo (qu formaspueden incorporarse a la nueva esttica y cules son simples manifestacionesfolklricasodesviacionespintorescas?)sonlostemasendebate.Borgessepronunciasobretodosellos.

    Al mismo tiempo, el pasado subsiste en trminos nostlgicos o crticos. EnEuropa, losprocesosde lamodernidad secaracterizanporunaposicinde relativaindependenciarespectodelpasado.CarlSchorskeladescribecomounaindiferenciacreciente,porqueelpasadoyanoesvistoencontinuidadfuncionalconelpresente.Schorske afirma que la muerte de la historia es una condicin para elestablecimiento de la modernidad como discurso global en la esfera esttica: lavictoriadeNietzsche.[16]Laseveridaddeljuiciosobreelpasadoydelarupturaconlastradicionesculturalesesmsradicalensociedadesdondelasformasmodernasdelas relaciones intelectuales estn firmemente arraigadas, donde las fraccionesestticaseideolgicasyasehanconfiguradoslidamente,ydondelasdisputassobreelcanon,lasautoridadesylossmbolossonclaras.Frenteaunatradicinslida, larupturaeslanicaestrategiaposibleparalosnuevosartistasylasnuevaspoticas.

    En la Argentina, la relacin con el pasado tiene su forma especfica en larecuperacinimaginariadeunaculturaquesepiensaamenazadaporlainmigracinylaurbanizacin.EnelcasodeBorgesydeotrosvanguardistasporteosseobservaclaramente elmovimientopara otorgarle al pasadounanueva funcin.Y el debatecomienza sobre el significado del pasado: hay que hacer una nueva lectura de latradicin.Borgesavanza:hayqueretomarlaypervertirla.

    Ideologaspolticas,estticasyculturalesseenfrentanenestedebatequetieneaBuenos Aires como escenario y, con frecuencia, como protagonista. La ciudadmodernaesunespacioprivilegiadodondelasformasconcretasysimblicasdeunacultura en proceso de cambio se organizaron en la malla densa de una sociedadestratificada.Losclivajessocialessereprodujeron(muchasvecesdistorsionados)enel campo intelectual y estuvieron presentes en los conflictos institucionales yestticos. Los intelectuales se movieron en el espacio de la cultura como si losenfrentamientosqueallseproducanfuerancaptulosimportantesdeunprocesoenelque,dealgnmodo,sejugaraelfuturo.Frentealaheterogeneidadhuboreacciones

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  • diferentes: ladefensadeuna litedel esprituque se convirtiera en instrumentodepurificacin o, por lo menos, de denuncia del carcter artificioso y viciado de lasociedadargentina;elrecursoamitosdelpasadoqueapoyaranunalneadelpresente,lo que implic la reinvencin del pasado y la discusin de la herencia; elreconocimientodelpresentecomodiversoy laapuestaaqueeraposible,sobreesadiversidad,construirunacultura.

    Afectadosporelcambio,inmersosenunaciudadqueyanoeraladesuinfancia,obligados a reconocer la presencia de hombres y mujeres que, al ser diferentes,fracturabanunaunidadoriginaria imaginada,sintindosedistintos,enotroscasos,alas lites letradas de origen hispano-criollo, los intelectuales de Buenos Airesintentaron responder, de manera figurada o rectamente, a un interrogante queorganizaba el orden del da: cmo imponer (o cmo aniquilar) la diferencia desaberes,de lenguasydeprcticas?cmoconstruirunahegemonaparaelprocesoenelquetodosparticipaban,conlosconflictosylasvacilacionesdeunasociedadentransformacin? La literatura da forma a estas preguntas, en un perodo deincertidumbresqueobligabanaleerdemaneradistintaellegadodelsigloXIX.PerolaculturadeBuenosAiresestaba,detodosmodos,impulsadadefinitivamenteporelvendaval de lo nuevo, aunque muchos intelectuales lamentaran la direccin o lanaturalezade los cambios.Por eso, lamodernidad fueunescenariodonde tambinanclaronfantasasderestauracinysentimientosnostlgicos.

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  • CaptuloIIILalibertaddelosorilleros

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  • Lasorillas

    Borges dibuj uno de los paradigmas de la literatura argentina: una literaturaconstruida(comolanacinmisma)enelcrucedelaculturaeuropeaconlainflexinrioplatense del castellano en el escenario de un pasmarginal. Sobre elmodelo delas orillas, queBorges inventa en sus primeros libros de poesa, hay que pensartambin el lugar que l ocupa.Desde el comienzo,Borges desconfa del utopismoruralqueRicardoGiraldescelebraenDonSegundoSombra,novelaclsicadondeelmal destino del gaucho se tuerce para componer una alegora luminosa en elescenario sublime de la pampa. El revival criollista de Giraldes tiene comoprotagonistaaungauchodemasiadorecto:ungauchobienpensante.ParaBorges,encambio,siestaliteraturaibaaencontrarhroes,ellosnoseransntesisintachablesdevirtudes tradicionales, sino personajes marcados por un doblez, capturados endestinosnotransparentes.Yelpaisajedelaliteraturarioplatensedebaserlareginambiguadondeseborroneaellmiteentrelallanuraylasprimerascasas.

    Borgestrabajcontodoslossentidosdelapalabraorillas(margen,filo,lmite,costa, playa) para construir un ideologema que defini en la dcada del veinte yreapareci, hasta el final, en muchos de sus relatos. Las orillas son un espacioimaginarioquesecontraponecomoespejo infiel a laciudadmodernadespojadadecualidadesestticasymetafsicas.Conelnfasisdesuprimercriollismo,provocadorhastaenlaortografa,Borgesescribe:

    Nuestra realid vital es grandiosa y nuestra realid pensada es mendiga.AqunosehaengendradoningunaideaqueseparezcaamiBuenosAires,aestemi BuenosAires innumerable que es cario de rboles en Belgrano ydulzura larga en Almagro y desganada sorna orillera en Palermo y muchocieloenVillaOrtzaryproceridtaciturnaenlasCincoEsquinasyquerenciade ponientes en Villa Urquiza y redondel de pampa en Saavedra. [] YaBuenosAires,msqueunciudadesunpasyhayqueencontrarlelapoesaylamsica y la pintura y la religin y lametafsica que con su grandeza seavienen.[17]

    Enaquellosaos,eltrminoorillasdesignabaalosbarriosalejadosypobres,limtrofesconlallanuraquerodeabaalaciudad.Elorillero,vecinodeesosbarrios,confrecuenciatrabajadorenlosmataderosofrigorficosdondetodavaseestimabanlasdestrezasruralesdeacaballoyconelcuchillo,seinscribeenunatradicincriollade manera mucho ms plena que el compadrito de barrio (de quien Borges nopropone ninguna idealizacin), cuya vulgaridad denuncia al recin llegado o alimitador de costumbres que no le pertenecen.El orillero arquetpico desciende del

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  • linaje hispano-criollo, y su origen es anterior a la inmigracin; el compadritoarrabalero,encambio,llevalasmarcasdeunaculturabaja,yexageraelcorajeoeldesafofaroleroparaimitarlascualidadesqueelorillerotienecomounanaturaleza.Elcompadritoesvistoso;elorilleroesdiscretoytaciturno:

    esa mezcla de sorna y cortesa, esa humildad exagerada, sobre todocuandoestabaapuntodeprovocaraalguienaduelo.[18]

    BorgesevocaasasuamigoParedes(podramosleeresaamistadcomosifueratambin un mito literario, algo que la literatura de Borges necesit en 1920 paraconstituirse como ficcin argentina).Como sea, cuandoBorges est comenzando aescribir,compadritosyorillerosperdansusrasgosmsagresivospara incorporarsecomo tipos a la nueva sntesis del barrio popular. Los orilleros de Borges sonsobrevivientes de las ltimas dcadas del siglo XIX en las primeras del XX. Laverdad potica de las orillas se construye en un leve anacronismo. EstedesplazamientotemporalesinvencindeBorges.

    Borges libera a las orillas del estigma social que las identificaba. Lejos deconsiderarlasun lmitedespusdelcualslopuedesaltarsealmundoruraldeDonSegundoSombra,Borges se detiene precisamente all y hace del lmite un espacioliterario.Enlasorillas,defineun territoriooriginal, que lepermite implantar supropiadiferenciarespectodelrestodelaliteraturaargentina:

    Delariquezainfatigabledelmundoslonosperteneceelarrabalylapampa.RicardoGiraldes leestrezandoal llano;yosiDiosmejorasushorasvoyacantarloalarrabalporterceravez.[19]

    Borgesinscribeunaliteraturaenellmite,reconociendoallunaformacifradadelaArgentina.Superficie indecisaentre la llanuray lasprimerascasasde la ciudad,las orillas tienen las cualidades de un lugar imaginario, cuya topologa urbano-criolladibujalaclsicacallesinveredadeenfrente.Lalneadellmiteseensanchaenlas orillasy, almismo tiempo, se haceporosaporque la escenografa delasorillasesthoradadaporbaldosytapiasconhornacinas,porlatransparenciadelasverjasdehierroydeloscercosdeplantas,porbalaustradasybalcones,porfachadasque retrocedendetrs de las higueras y patios que abren el coraznde lamanzanahaciaelcielo.Alasorillaslleganloscarrosdelveranoyhuelena llanura;suscoloressontambinlosqueseusanalldondelasorillasterminanfrancamenteenelcampo.Enlasorillas,imperceptiblemente,lapulperasetransformaenalmacn,laesquinaruralenelcrucededoscalles.Enlasorillas,laciudadesttodavaporhacerse. Borges escribe un mito para Buenos Aires que, en su opinin, andaba

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  • necesitndolos.Desdeunrecuerdoquecasinoessuyo,oponealaciudadmoderna,estaciudadestticasincentro,construidatotalmentesobrelamatrizdeunmargen.

    Lo que, en los aos veinte, era evidente para sus contemporneos, se vuelveinvisibleen lapoesadeBorges:ArltoGonzlezTunoGirondonopodansinodescubrir el movimiento de lo nuevo. Borges reconstruye aquello que estdesapareciendo,quepertenececonmayorjusticiaalamemoriadeotros,yque,poreso mismo, sostiene la nostalgia. Las orillas amenazadas de la literatura estn encualquierpartedelaciudad,precisamenteporqueelmargenquesonnotienecentro.Unadesus formas,ademsdelsuburbio,eselbarriocuyotonoesttico tambinremitealpasado:

    Algunavezeraunaamistadestebarrio,unargumentodeaversionesyafectos,comolasotrascosasdeamor;apenassipersisteesafeenunoshechosdistanciadosquemorirn:enlamilongaquedelasCincoEsquinasseacuerda,enelpatiocomounafirmerosabajolasparedescrecientes,eneldespintadoletreroquedicetodavaLaFlordelNorte,enlosvaronesdeguitarrayenvidodelalmacn,enelrecuerdoestacionariodelciego.

    Estedispersoamoresnuestrodesanimadosecreto.

    Unacosainvisibleestpereciendodelmundo,unamornomsanchoqueunamsica.Senosapartaelbarrio,los balconcitos retacones demrmol no nos enfrentan cielo. Nuestro cario se

    acobardaendesganos,laestrelladeairedelasCincoEsquinasesotra.[20]

    Latopografadelasorillasserevelaeneldivagarlentodelpaseanteytambinen el discurrir del lector siguiendo los rastros de la literatura argentina queBorgesreconoce en el sigloXIX: la poesa gauchesca. En uno de sus prlogos alMartnFierroescribe:

    Unafuncindelarteeslegarunilusorioayeralamemoriadeloshombres.[21]Este ilusorio ayer es tambin, oquizs fundamentalmente, un lugar queBorges disputa al campo, porqueprefiere esas calles largas que rebasan elhorizonte y por las cuales el suburbio va empobrecindose y desgarrndose

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  • tardeafuera.[22]

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  • EvaristoCarriego

    LadebilidaddeBorgesporEvaristoCarriegotienequeverconesto.Borgesnopodasino interesarse enCarriego.All, demanera torpe si sequiere, estabaunamateriaquelosescritoresdesupocaconsideraronmarginal.Cuando,enlaprimeradcadade este siglo, Lugones y elmodernismo ocupaban el centro literario, Carriego eraprecisamente el margen: un escritor que haba tratado de ser modernista, paraencontrarluego,enunadecenadepoemassobreelsuburbio,unaformaatenuadadelsentimentalismoqueprofetizalostangosdeHomeroManzi.Elmodernismoeraunapoesarica;enoposicinaella,Borgesbuscaunpoetapobre,cuyamayorvirtudfuenoserenfticoycuyopudorlodiferenciabadelosaosenfticosdelcentenario.[23] En un pas marginal, Carriego se haba ubicado en el margen del margen: almargendeLugonesyelmodernismo,queCarriegoquisoimitarperoabandonparaescribirlospoemasqueBorgescolocaensupropioorigenpotico.

    SusprimeraspginassobreCarriego,publicadasensusegundolibrodeensayos,sonsencillamenteunactode independencia respectode las lneashegemnicasdelmapaliterario:Borgestuercelasverticalesylashorizontales,descolocaaLugoneseinventaunpuntodepartidaextraoalprestigioestablecido.Realizaunmovimientoquebrado por la discontinuidad y pone a la literatura marginal de Carriego comoprincipio de su literatura. Esto le permite inventarse un origen, inventar un origenparalaliteraturafutura,romperconlasfiliacionesprevisibles,trazarlosbordesdeunterritorioficcional,hacerunaeleccindetonopotico.CarriegonoletraspasaestaspropiedadesaBorges;porelcontrario,Borges,quenoquiereserslounheredero,funda su originalidad en alguien que ningn escritor considera particularmenteinteresante:Carriegoesunacondicindeposibilidad,msqueunaescrituraaseguir,unespaciodondeexplorarnuevaslecturas.EnsuensayosobreCarriego,Borgesponeenaccinalgoqueseguirhaciendotodasuvida:leerdemaneradesviada,buscandosloloquelesirve,sinningnrespetoporlossentidosestablecidos.

    EnCarriego,subrayalaiconografadelasorillasylasdistintascategorasqueimportanenunamoraldelsuburbio:malevo,guapo,antiguoguapo,malevito(queesuna desfiguracin italiana). Junto al blando sentimentalismo, est la discretapresentacin de algunos destinos melanclicos y el uso casi imperceptible,inesperado, del humor. Las operaciones (bastante artificiosas) que Borges realizasobrelospoemasdeCarriegocorrenenparaleloalasquehacesobrelatradicindela gauchesca y sus epgonos, desde Inquisiciones, su primer libro de ensayos. Enrealidad,BorgesleecasilomismoenelmejorCarriegodelospoemaspredilectosyenlalricacriolla:

    Todoesenellaquietacin,desengao;speroydulzarrnalavez.Landole

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  • espaolasenosmuestracomovehemenciapura;dirasequealasentarseenlapampa,sedesparramyseperdi.Elhablasehizomsarrastrada,laigualdadde horizontes sucesivos chasque las ambiciones y el obligatorio rigor desujetarunmundomontarazseresarcienlasdulceslentitudesdelapayadadecontrapunto,deltrucodicharacheroydelmate.[24]

    Borgesrescataelmediotono,lamediavoz, laoralidad, lasformaspreliterarias,losgnerosmenores, laspalabrasusadascon intencin irnicaopoticaen lavidacotidiana (por esos mismos aos coleccionaba las inscripciones fileteadas en loscarros). Carriego, a pesar de sus desvaros modernistas, poda ser contrapuesto aLugones,altonosostenidoyalosgrandesgnerospoticos,invirtiendo,conestasolaoperacin, todas las jerarquas que organizaban a la literatura argentina. Laliquidacin de Lugones fue una de las tareas donde Borges emple con msconviccin su irona crtica. Evaristo Carriego, el libro que publica en 1930,retocado,completadoyrearmadoentodaslasedicionessucesivas,esademsunodelos captulos finales de su activismo literario en las filas de la vanguardia portea,donde tambin haba descubierto y agitado la figura deMacedonioFernndez, porentonces un escritor oral y casi secreto, en quien Borges descubre el sentidometafsicoylasocarroneracriolla.Borgesnuncaabandondeltodolacomposicindeestelibroqueseconstruyealolargodemsdedosdcadas,alquepausadamentele fue agregando pginas llamadas complementarias, epgrafes en ingls, citas,microrrelatos, cartas, que se relacionan de manera demasiado oblicua con supretendidoobjeto.

    BorgesreconoceenCarriegounpre-texto,ensusentidomsliteral.Carriegoesel textoanteriora supropios textos;escribi loqueBorgesno ibaaescribir jamspero que necesitaba como punto a partir del cual poda armarse una teora de laliteraturaenBuenosAires.Lacancindelbarrio, deCarriego, es un secreto textooriginario,unahiptesisnecesariaparalaprimerapoesadeBorges,unantecedenteimpensadoeimpensablehastaqueBorgesnoestablececonlunaafiliacin.

    LabiografaqueescribesobreCarriegoes,obviamente,tambinunpre-texto.[25]

    Enunprlogoagregadoveinticincoaosdespus,Borgesrevelaunodelosmotivosqueimpulsaronellibro.QuerasaberqurodeabalacasadesufamiliaenPalermo.Lapreguntanoessencillamentebiogrfica,sinopoticaenelsentidodefundacinpoticadeunamitologa:

    Qu haba, mientras tanto, del otro lado de la verja con lanzas? Qudestinosvernculosyviolentosfueroncumplindoseaunospasosdem,enel turbioalmacnoenelazarosobaldo?CmofueaquelPalermoocmohubierasidohermosoquefuera?Aesaspreguntasquisocontestarestelibro,

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  • menosdocumentalqueimaginativo.[26]

    Cmo hubiera sido hermoso que fuera?En elmodo hipottico de la preguntaest la estrategia de la invencin. La historia de Palermo, que ocupa el primercaptulodel libro,esunpretextodehistoria,dondeaparecenalgunas imgenesqueBorgesyahabaensayadoydetallescuyanicanecesidadeslaconstruccindeunacreenciapormediospoticos.Elsegundocaptulo,UnavidadeEvaristoCarriego,comienza exponiendo la paradoja de que un individuo quiera despertar en otroindividuorecuerdosquenopertenecieronmsqueauntercero:esdecir,comienzadebilitando crticamente la ideamismade biografa.Luego, una lgica nicamentesubjetivahilvanaloshechosdelavidadeCarriego,conlosqueBorgesleatribuyeyque,asuvez,seconviertenenrecuerdosdeBorges.Losdoscaptulossiguientes(en apariencia sobreMisas herejes y La cancin del barrio) abundan en ocultasremisiones al primero y terminan con una definicin de la materia potica deCarriegoque,enverdad,puedeleerserectamentecomounapostulacinborgeanadelasorillas.EvaristoCarriego,entonces,fingeserunabiografacuandoenrealidades una mitologa portea. Es tambin un manifiesto literario, oculto, irnico yatenuado.

    Borges dijo que los relatos deHistoriauniversal de la infamia haban sido losejerciciosdeuntmido.Tambinperteneceauntmidoestbiografaenlaquetantocomo construirse a Carriego se construye el personaje Borges y se disea latopologa imaginariadel suburbio, el lmite entre la ciudaddecentey la ciudaddelcompadrito.

    Ms que la biografa que no fue, Evaristo Carriego es un tratado: el primervolumen de una enciclopedia sobre el Tln suburbano que Borges inventa bajo larbrica de Buenos Aires. Y en este volumen no poda estar ausente, como en laenciclopedia de Tln, una idea sobre el arte. Aos ms tarde, Borges comentdesdeosamente estos ejercicios mtico-poticos y su propia invencin de lasorillas frecuentadas por cuchilleros que, en los sesenta, Borges consideraextravagantes, adjetivo que no le impide retomar entonces la historia que ya habacontado tres dcadas antes en Hombre de la esquina rosada. Como sea quefuncioneelparticularsistemadenegacindeBorgesrespectodesupropiaobra,lospoemasdelosaosveinte,lostreslibrosdeensayosdelamismadcadayEvaristoCarriego fueron momentos de fundacin radical de una voz literaria, tanto msradical cuanto que esa voz reorganiz la historia entera de la literatura argentina yrearm,paraella,unajerarquadevaloresculturalesysociales.

    Porotraparte,Borgesnuncasesepardeltododelideologemalasorillas:esafuesiempresuubicacinsimblica,desdeesasorillasleylasliteraturasdelmundo,y fueron esas orillas el soporte para que su obra no pagara ningn tributo ni al

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  • nacionalismonialrealismo.

    En lo ataente a negar la existencia autnoma de las cosas visibles ypalpables,fcilesavenirseaellopensando:laRealidadescomoesaimagennuestraquesurgeentodoslosespejos,simulacroquepornosotrosexiste,queconnosotros viene, gesticula y se va, pero en cuyabusca basta ir, para darsiempreconl.[27]

    Estaprofesindefeidealista,escritaporBorgescuandotenapocomsdeveinteaos, descansa sobre una comparacin que propone la nocin de simulacro. Laliteratura,especialmente,inventaesosespacioscuyopoderdeproducircreenciaesten la ilusin (que induce a lo que Borges gusta llamar, citando a Coleridge, lasuspensindeladuda).CarriegoylasorillasnosonenestesentidosimulacrosdeBuenosAiresodeunescritormenor, sinosimulacrosde loqueBorgesescribe:sonuna formacifradade supotica.La realidaddeesepersonajey eseespacio sefunda,precisamente,enlainvencin.Supersuasinesenteramenteliteraria.

    Pero,porquCarriegoyporqulasorillas?Deestemodo,Borgesfundasuliteratura oponindose a dos tonos dominantes.Muchas veces se ha dicho que losprimeros libros de Borges, sus artculos de Proa yMartn Fierro, significan unarupturaconLugonesyelmodernismo.RespondenalapreguntasobrecmoescribirdespusdeLugonesycontral.Estemepareceunpuntosuficientementeclaroy,enconsecuencia, preferira pasar a otro: creoqueBorges tambinbuscauna literaturadiferenteaDonSegundoSombra.

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  • Gauchos,criollos?

    EsciertoqueBorgesjamspracticconGiraldeslosjuegosdeguerrillaliterariaqueleinspirabaLugones.Giraldesestabadelladodeacdelasvanguardiasdelveinte,dirigi con BorgesProa y fue Borges uno de los destinatarios de sus abundantesreconocimientos a la misin renovadora que la juventud tena en la literaturaargentina.Sinembargo,esposiblepensarqueBorgesse senta lejosde la solucinestticapostuladaenDonSegundoSombra.ElgauchismodeGiraldeslesonaba,aBorges, demasiado compacto. Cargado de pormenores camperos, abundante endescripciones de las tareas rurales ms vistosas, respetuoso del costumbrismo,tributario de los lugares comunes sobre las virtudes criollas y de la construccincannicadeunaidiosincracia,GiraldesfueparaBorgesunnovelistaproblemtico.

    EnElescritorargentinoylatradicin,BorgeshaceunaespeciededefensadeDonSegundoque,apocodeserledaconcuidado,siembraladuda:

    Los nacionalistas nos dicen queDon Segundo Sombra es el tipo de libronacional; pero si comparamos Don Segundo Sombra con las obras de latradicin gauchesca, lo primero que notamos son las diferencias. DonSegundoSombraabundaenmetforasdeuntipoquenadatienequeverconel habla de la campaa y s con las metforas de los cenculoscontemporneosdeMontmartre.Encuantoa lafbula,a lahistoria,esfcilcomprobarenellaelinflujodelKimdeKipling,cuyaaccinestenlaIndiayquefueescrito,asuvez,bajoelinflujodeHuckleberryFinndeMarkTwain,epopeyadelMisisip.AlhacerestaobservacinnoquierorebajarelvalordeDon Segundo Sombra; al contrario, quiero hacer resaltar que para quenosotrostuviramoseselibrofuenecesarioqueGiraldesrecordaralatcnicapotica de los cenculos franceses de su tiempo, y la obra de Kipling quehaba ledo haca muchos aos; es decir, Kipling, y Mark Twain, y lasmetforasdelospoetasfrancesesfueronnecesariosparaestelibroargentino,paraestelibroquenoesmenosargentino,lorepito,porhaberaceptadoesasinfluencias.[28]

    La defensa de Don Segundo es impecable, pero, precisamente por eso, megustara interrogarla en el marco del texto, tan conocido, que la incluye. Pocosprrafos ms arriba, Borges ha pronunciado el clebre dictamen (inspirado enGibbon) sobre la ausencia de camellos en el Corn como consecuencia de laseguridadqueMahomaexperimentabasobresuserrabe.Laausenciadecamellos,razonaBorgesexagerandohastalaparadojalaformadesuargumento,bastaraparaprobar la arabidad del Corn. El ejemplo le permite expresar su deseo de una

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  • literaturadiscretaenelrecursoalcolorlocal.Enseguida,pasaalaautocrticadesusprimeros libros que desbordaban, a su juicio, de cuchilleros, tapias y arrabales.InmediatamentedespusvieneladefensatranscriptadeDonSegundo.

    Noesdifcilpensarlacomounacontradiccin.Peroprefiriraconsiderarlacomoun argumento, que tiene mucho de argucia, en su polmica con el nacionalismoliterario.Borges les arranca a los nacionalistas un texto, para demostrarles que esetexto, exhibido por ellos como realizacin de lo argentino, es precisamente unaescritura de cruce cultural. La irona presente en la mencin de los cenculosfranceses,alosqueBorgesnoeraaficionado,esslounadelasmarcasqueautorizaapensarque,msqueunadefensadeDonSegundo,Borgestomaalanovelatambincomopre-texto alutilizarla en su argumentacinpolmica conelnacionalismo.Laelogia,perolasrazonesqueantecedenysiguenalelogiotiendenmsbienaatenuarlocasiporcompleto.

    DonSegundo es una novela demasiado evidentemente criolla paraBorges. Lasmarcaslocalistasnoseranpruebasinoobstculodesuargentinidad,puestatandemanifiestocomoparadespertartodaslassospechas.LaabundanciayseguridadconqueGiraldespresentaelsaber,losvalores,laexperienciayelaprendizajegauchosvaencontradeloqueBorgesconsideracualidadesbsicamenteargentinas:elpudor,la reticencia (que elogia en La urna de Enrique Banchs) estn ausentes de laexhibicin estilstica y narrativa de Giraldes. Hay demasiados caballos en DonSegundoparaconsiderarseriamentesupretensindetextonacional.Borgespreparaelcaminoparaelrestodelaargumentacinylaconduceconhabilidadasuncleo:

    Creo que los argentinos, los sudamericanos en general, estamos en unasituacinanloga[aladelosjudosylosirlandeses];podemosmanejartodoslos temas europeos,manejarlos sin supersticiones, con una irreverencia quepuedetener,yyatiene,consecuenciasafortunadas.[29]

    La trama de la literatura argentina se teje con los hilos de todas las culturas;nuestrasituacinmarginaleslafuentedeunaoriginalidadverdadera,quenosebasaen el color local (que ata la imaginacin a un control emprico o la confina a unanica potica) sino en la aceptacin libre de la influencia: donde los escritoreseuropeosseangustianporelpesodesusantecesores,losrioplatensessesientenlibresdeparentescoobligado.PrecisamenteestoesloqueBorgeshaceensuprimerlibroderelatos,Historiauniversalde la infamia:cambia la lecturaderelatosyaescritospor otros.[30] Puede hacerlo porque la distancia que lo separa de las historias quetranscribe es inmensa y el control que ellas operan sobre sus propios cuentos esmuydbil.

    La distancia, afirmara Borges, concebida como desplazamiento geogrfico,

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  • cultural,potico,yejercidacomoderechodelatinoamericanos,noslohaceposiblesu ficcin, sino que funda el placer del lector. Varias dcadas despus, Borges sepermiteironizarnuevamenteapropsitodeDonSegundoSombra.EnElEvangeliosegnMarcosdaformanarrativaasuhiptesissobre ladistanciacomocondicindelplacerqueproduceunrelato.EnunaestanciadelpartidodeJunn,afinesdelosaosveinte,unhombredeBuenosAirescomparteelaislamientodeunainundacinconunafamiliadepeones:

    EntodalacasanohabaotroslibrosqueunaseriedelarevistaLaChacra,unmanual de veterinaria, un ejemplar de lujo del Tabar, unaHistoria delShorthorn en laArgentina, unos cuantos relatos erticos o policiales y unanovelareciente:DonSegundoSombra.Espinosa,paradistraerdealgnmodola sobremesa inevitable, ley un par de captulos a los Gutres, que erananalfabetos.Desgraciadamente,elcapatazhabasido troperoyno lepodanimportarlasandanzasdeotro.Dijoqueesetrabajoeraliviano,quellevabansiempre un carguero con todo lo que se precisa y que, de no haber sidotropero,nohabrallegadonuncahastalaLagunadeGmez,hastaelBragadoyhastaloscamposdelosNez,enChacabuco.[31]

    La lectura de Don Segundo a los peones prueba la necesidad de la mezclacultural. Los Gutres no encuentran placer en la novela de Giraldes, porque nopueden percibir en ella ninguna diferencia respecto de su propio mundo y s, encambio, algunas inexactitudes que slo pueden reprochrsele a las novelas deintencin realista. Por el contrario, el Evangelio que despus les lee Espinosa losfascina por su historia llena demilagros y extica.Luego, actuando como lectorestrgicamenteactivosaquieneselexotismodelEvangeliohaconmovidomuchomsqueelmundocercanodeGiraldes,cumplenelplandeponerenescenaese texto,crucificandoalhombreque se loshacomunicado.Laemocinde losGutresnace,entonces, no del parecido sino de la diferencia. Parbola siniestra del poder de lalectura, ensea de todas formas cules son, segn Borges, las fuerzas de laimaginacin para la que el cruce cultural es imprescindible si se quiere liberar alescritoryasuslectoresdelarepeticincotidianaylarutinadelaexperiencia.

    Pero hay ms (ms conflicto, ms lecturas contradictorias) en El Evangeliosegn Marcos. Casi imperceptible, un relato de Ezequiel Martnez Estrada, Lainundacin,seenredaconloshilosdesutrama:enlamismallanurabajolasaguas,un choque de culturas desencadena el malentendido trgico. Aislados por lainundacin,enmediodeunaextensinqueelespejodeaguasreduplicaensufaltadereferencias,ensupuranaturalezapre-cultural,lospeones(gauchosquehanolvidadounremotopasadoeuropeo)escuchanlahistoriaevanglicaylatraducenentrminos

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  • depresente. Interpretan literalmente la pasin deCristo y terminan crucificando alextranjero,unhombredeBuenosAires,queleshaledoelEvangelionocomomitoque puede reactualizarse sino como relato cuya peripecia es, en su ficcionalidad,apasionante.

    Estasdoslecturasdiferentesdeunmismotexto,elEvangeliodeMarcos,fundaelmalentendidoculturalyproducelaresolucintrgicaquees,almismotiempo,unapobre representacin, en el lmite entre la parodia y la barbarizacin, del relatofundantedeOccidente.TambinMartnezEstradahabapensadoalaArgentinacomoimitacindegradadaycopiafueradelugar,fundadaenunaviolenciaoriginaria.Algode la cultura latinoamericana puede descubrirse como carga alegrica en elmalentendidoculturalentrelospeonesyelpuebleroquelesleeelrelatobblico:unosyotros realizanoperacionesde traduccindemaneraperfectamentemotivadaperoincomunicable en sus contenidos.Los gneros literarios se confunden y elmito seconvierte en relato verdico, lo imaginario en accin. Los cruces culturales, seadvierte en El Evangelio segn Marcos, no resultan inevitables sntesisintegradoras sino puntos de conflicto donde elmenormalentendido es literalmentemortal. Lo Otro magnetiza, tambin, por el peligro que vuelve interesante a ladiferencia.Elriesgodelaliteraturaestentrabajarenunterritorioextraocomosino lo fuera; y en el territorio propio como si fuera extranjero: la literatura esinteresanteporquedejaabiertastodaslasgrietasdelanoidentidadysospechadelaexperienciadirectacomoautoridadsobresudiscurso.

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  • Cmosenarra:elproblemadeFunesylasolucindeMenard

    EntiendoaFuneselmemoriosocomopuestaenescenaficcionaldeloquesucedecuandolamemoriaestesclavizadaporlaexperienciadirecta.Funespuederecordarinfinitamente pero es incapaz de pensar: Pensar es olvidar diferencias, esgeneralizar, abstraer.En el abarrotadomundodeFunesnohaba sinodetalles, casiinmediatos.Laliteratura,precisamente,rompeesainmediatezligadaalamemoria,la percepcin y la repeticin. La literatura trabaja con lo heterogneo, corta, pega,salta,mezcla:operacionesqueFunesnopuederealizarconsuspercepcionesni,porlotanto,consusrecuerdos.ParaBorges,elolvidoesbsicamenteunacondicindelamemoriaydelrazonamientoporque,sihayolvidodelasparticularidades,tambinesposiblelaabstraccin.

    El destino de Irineo Funes, habitante como Borges de un pobre arrabalsudamericano, es quedar preso de lamateria de su experiencia. Encerrado en unmundo donde no hay categoras sino percepciones, Funes puede proponerse slotareasimposibles:lasdelarteclasificatorio,muchasvecesironizadasporBorges.Enefecto,Funesinventaunsistemadepalabrasquereemplazalaserieinfinita(abstractaylgica)delosnmeros,revelando,almismotiempo,lapotenciadesumemoriaylafutilidaddesuempeo:

    Medijoquehacia1886habadiscurridounsistemaoriginaldenumeraciny que en muy pocos das haba rebasado el vienticuatro mil. No lo habaescrito, porque lo pensado una sola vez ya no poda borrrsele. Su primerestmulo,creo,fueeldesagradodequelostreintaytresorientalesrequirierandos signos y tres palabras, en lugar de una sola palabra y un solo signo.Aplicluegoesedisparatadoprincipioalosotrosnmeros.Enlugardesietemiltrece,deca(porejemplo)MximoPrez;enlugardesietemilcatorce,ElFerrocarril; otros nmeros eran Luis Melin Lafinur, Olimar, azufre, losbastos,laballena,elgas,lacaldera,Napolen,AgustndeVedia.Enlugardequinientos,decanueve.Cadapalabratenaunsignoparticular,unaespeciedemarca; las ltimas eranmuy complicadasYo trat de explicarle que esarapsodiadevoces inconexaseraprecisamente locontrariodeun sistemadenumeracin.Ledijequedecir365eradecirtrescentenas,seisdecenas,cincounidades;anlisisquenoexisteenlosnmerosElNegroTimoteoomantadecarne.Funesnoentendionoquisoentenderme.[32]

    Laironasiguevariosmovimientos.Est,porunlado,lareferenciabastanteobviaal sistema de palabras en lugar de nmeros utilizado por los apostadores en las

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  • loteras clandestinas (y ello coloca a la invencindeFunes en elmsbanal de loscontextos, porque Funes no hace sino expandir, con pretensin de infinito, lo quetodo el mundo recuerda de los cien primeros nmeros). Est, adems, el saberpopulary tradicionalde los sueosdondeciertas imgenes remitenadeterminadosnmeros,enunaprediccinmecnicadelfuturoocomomensajelegibleentrminosdemsall.Finalmente,elsistemaimaginadoporFunesrevelalasdificultadesdetraduccin de un cdigo a otro. Funes trata de traducir y su intento se basa en lacreenciadequelossistemassonperfectamenteanlogosyquenadasepierdeenelpasajedeunoaotro.

    Elnarradorpiensaexactamenteloopuesto:traducirsiempreimplicatraspapelar,descolocar,diverger:siestonoseentiende,caemosenlatrampa,tendidaporunafeingenua,delaidentidadltimadeloslenguajes.Porsuparte,elrealismoseapoyaenlailusindequelarepresentacindirecta(elintercambiodeobjetosporpalabras)esposibleydequelaspalabrasseadaptanbiena losrequisitosdeesasustitucin.Latraductibilidadcompletaylarepresentacintransparentepasanporaltoelproblemasuscitado por las diferencias entre la lgica del discurso y de eso que se presentacomola realidadde la literatura.As,Funeselmemoriosoes,porunaparte,unaparbola tragicmica acerca de las posibilidades y los obstculos de larepresentacin. Por la otra, se interroga sobre si es posible narrar el tiempo, elespacio,laconcienciayelmundosincortes(esdecir:sinelrecursoalaelipsis).O,paranombrarotraparadojaquelegustabaaBorges:tienesentidounmapadeChinatangrandecomoChina?

    Cuentofilosficosobreteoraliteraria,elpersonajeFunesllevahastaellmitelosproblemasdelarepresentacindelrecuerdoeneldiscurso.FunesestcautivadoporloqueBorgesllamaraelazardesprolijodelarepresentacinrealista.Susituacinesdesesperadaporqueeltiempodelonarradoyeltiempodelanarracincoincidenensumemoriademaneraperfecta:Dosotresveceshabareconstruidoundaentero;nohabadudadonunca,perocadareconstruccinhabarequeridoundaentero.[33]

    Funes ignora las elipsis y no puede cortar el continuo del tiempo recordado paraorganizarloenlalneaquebradadelrelato.Nopuedeolvidary,enconsecuencia,nopuede elegir. Funes es una imagen hiperblica de los devastadores efectos delrealismoabsoluto,queconfaenlafuerzanaturaldelapercepcinyenlaverdadespontneadeloshechos.Funesignoralosprocesosdeconstruccindelarealidady,porlotanto,esincapazdepronunciarundiscursoqueloliberedeunaesclavitudabsoluta frente a lamimesis.Si el tiempo fuera infinito (como lo esparaDios), lamemoria de Funes ya no sera un obstculo. Pero la ficcin, como todo relato,descansa sobre el principio de que el tiempopone un lmite a lo que sucede en eltranscursodelanarracin.

    Sinduda,Borges seplante el problemano slode cmonarrar sinode cmo

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  • narrarenlaArgentina.Ambascuestiones(laencrucijadaculturalylasposibilidadesdelanarracin)seenuncian,entrminosdeficcinterica,enlaparadojadePierreMenard. La irona genera en Pierre Menard, autor del Quijote un estatutoambivalenteque,detodasformas,eselqueBorgesprefiereparalaliteratura:elrelatocriticaelmismoconocimientoqueproduce.Comoessabido,despusdecompletarunalargalistadeobrasrelacionadasconlatraduccin,laparfrasis,lavariacinyelpastiche,Menardencaralatareadeescribir,palabraporpalabra,elQuijote:

    NoqueracomponerotroQuijotelocualesfcilsinoelQuijote.Intilagregarquenoencarnuncauna transcripcinmecnicadeloriginal;no sepropona copiarlo. Su admirable ambicin era producir unas pginas quecoincidieranpalabraporpalabray lneapor lneaconlasdeMigueldeCervantes.[34]

    Sobre los captulos delQuijote escrito porMenard antes de sumuerte, Borgesafirma que son infinitamentems ricos que los deCervantes, aunque, almismotiempo,seanidnticos.Enqusefundaelpluscontenidoenestaparadoja?

    Menardenriquece,pordesplazamientoyanacronismo, loscaptulosdelQuijotedeCervantes. Los hacemenos previsibles,ms originales y sorprendentes. Borgesdestruye, por un lado, la idea de identidad fija de un texto; por el otro, la idea deautor; finalmente, ladeescrituraoriginal.ConelmtododeMenardnoexisten lasescrituras originales y queda afectado el principio de propiedad sobre una obra.Elsentidoseconstruyeenunespaciodefronteraentreeltiempodelaescriturayeldelrelato, entre el tiempo de la escritura y el de la lectura. La enunciacin (MenardescribeenelsigloXX)modificaalenunciado(susfrasesidnticasalasdelanoveladeCervantes).LaparadojacmicadeMenardmuestra,pormediodesuescndalolgico, que todos los textos son la rescritura de otros textos (en un despliegueespecular,desviadoe infinitode sentidos); almismo tiempo, elQuijote deMenardexige,comotoda la literatura,quese lo leaenelmarcodeunespacioculturalqueimprimesobreelhuirdelossentidosunsentidohistrico:

    EsunarevelacincotejareldonQuijotedeMenardconeldeCervantes.Este,porejemplo,escribi(DonQuijote,primeraparte,novenocaptulo):

    la verdad, cuya madre es la historia, mula del tiempo, depsito de lasacciones,testigodelopasado,ejemployavisodelopresente,advertenciadeloporvenir.

    Redactadaenel siglodiecisiete, redactadaporelingenio legoCervantes,esaenumeracinesunmeroelogioretricodelahistoria.Menard,encambio,escribe:

    la verdad, cuya madre es la historia, mula del tiempo, depsito de las

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  • acciones,testigodelopasado,ejemployavisodelopresente,advertenciadeloporvenir.

    Lahistoria,madredelaverdad;laideaesasombrosa.Menard,contemporneodeWilliamJames,nodefinelahistoriacomounaindagacindelarealidadsinocomosuorigen.La verdad histrica, para l, no es lo que sucedi; es lo que juzgamos quesucedi. Las clusulas finalesejemplo y aviso de lo presente, advertencia de loporvenirsondescaradamentepragmticas.

    Tambinesvvidoelcontrastede losestilos.ElestiloarcaizantedeMenardextranjeroalfinadolecedealgunaafectacin.Noaseldelprecursor,quemanejacondesenfadoelespaolcorrientedesupoca.[35]

    El proceso y las condiciones histricas de enunciacin modifican todos losenunciados. El sentido es un efecto frgil (y no sustancial) relacionado con laenunciacin:emergeenlaactividaddeescribir-leerynoestenlazadoalaspalabrassino a los contextos de las palabras. Ultima consecuencia de esta hiptesis, laproductividadestticaeideolgicadelalecturahaceimposiblelarepeticin.Nohaymododequeuntextoseaidnticoasudoble,nohayningnespejoqueofrezcaunatranscripcinexacta.Todoslostextossonabsolutamenteoriginales,locualequivaleaafirmarqueningunopuedeaspiraraestacualidaddistintiva.

    Fascinado por las traducciones (que son una modalidad ms ardua de latranscripcin), en suscomentarios sobre lasversionesdeHomero,BorgesyahabadescubiertoqueelcongelamientodeunsentidosloesposiblecuandootroSentido(divino, emanado de una autoridad indiscutible) fija para siempre el fluir de lostextos.Siestonosucede,lossentidosserecombinansinordenjerrquico:elprimertexto no es ms original que su ltima copia y todos los textos son, en el lmite,borradores.

    La literaturasecompone,entonces,deversiones.LaparadojadePierreMenardpone en escena el proceso de la escritura llevndolo al lmite del absurdo y laimposiblidad,perohacindolo,almismotiempo,visible.Esto,enelmargendelRode laPlata,equivalea reivindicarunnuevo tipodecolocacinparaelescritory laliteraturaargentina,cuyasoperacionesdemezcla,delibreeleccinsindevociones(pararepetirlapalabraqueusaBorges)notienenquerespetarelordendeprelacinjerrquicaatribuidoalosoriginales.Siningunaoriginalidadpuedeserreclamadaporningntexto,sitodosentidonuevosurgedelalecturaodelaescrituraencontexto,lainferioridad de las orillas se desvanece: el escritor perifrico tiene las mismasprerrogativasquesuspredecesoresosuscontemporneoseuropeos.

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  • CaptuloIVTradicinyconflictos

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  • Slo se puede sentir nostalgia de algo que se ha perdido. En una Buenos Airestransformadapor losprocesosdemodernizacinurbana,donde la ciudadcriolla serefugiabaenunaspocascallesdebarrio,ydonde inclusoellassufrancambiosqueafectabansuperfil fsicoydemogrfico,Borges inventunpasado.LofabricconelementosdescubiertosoimaginadosenlaculturaargentinadelsigloXIX,quetenapara l una densidad basada no slo en los libros sino tambin en una suerte detradicin familiar. Pero aun esos fragmentos y las imgenes evanescentes de susancestroscriollosestabanamenazadosporeltiempo,lamodernidadyelolvido:

    UnaamistadhicieronmisabuelosconestalejanayconquistaronlaintimidaddeloscamposSoyunpuebleroyyanosdeesascosas,soyunhombredeciudad,debarrio,decalle.[36]

    Como argentino, Borges formaba parte de una tradicin que se juzgabaamenazada. No importa cun tenue fuera la p