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ISSN (en línea): 2462-8611

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BOLETÍNES COLPSIC

Campo de Psicología Social, Ambiental y Comunitaria

CAMPO DE

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PSICOLOGÍA CLÍNICA

ÍNDICE© Colegio Colombiano De PsicólogosWww.colpsic.org.coBogotá, D.C., Colombia

Consejo Directivo NacionalPresidenciaBernardo Ignacio Useche AldanaVicepresidenciaJuan José Cañas Serrano

Miembros Consejo Directivo NacionalCarmelina Paba BarbosaGloria María Berrío AcostaMartha Leonor Restrepo ForeroNancy Marina Vargas EspinosaRodrigo Mazo ZeaSantiago Mateo Trujillo LemusWilson López López

Dirección Ejecutiva Nacional (E) Eugenia del Pilar Cardona

Dirección de Campos, Programas Y Proyectos (E)Diana Carolina Monroy Sánchez

Dirección de ComunicacionesDiana Ximena Espinosa Serna

CompiladoraDiana Carolina Monroy SánchezDirectora de Campos Programas y Proyectos (E)

Revisión de EstiloMaría Paula Arteaga Avendaño

Diseño y DiagramaciónJonathan Alejandro Cruz S

3-4 LA INCLUSIÓN SOCIAL Y LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO

6-7 LA DIALÉCTICA NACIONAL A TRAVÉS DE LA CULTURA POLÍTICA

9-11 RETOS MEDIOAMBIENTALES DESDE EL SUR COLOMBIANO: IMPLICACIONES PARA EL DEPARTAMENTO DEL HUILA

Representantes del Campo de Psicología Social, Ambiental y Comunitaria - Colpsic

Subdirector Nacional del CampoShutther González RossoCapítulo Meta y Orinoquía

Representantes Regionales

Myriam Ocampo PradoCapítulo Bogotá y Cundinamarca

Jaime Alberto Carmona ParraCapítulo Caldas/Cumanday

Willian Sierra BarónCapítulo Huila y Amazonía

Alonso Tejada ZabaletaCapítulo Valle

José Eduardo Lozano JiménezCapítulo Zona Norte

Martha Isabel Álvarez RomeroCapítulo Antioquia

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Por Jaime Alberto Carmona, PhD. Representante Campo de Psicología Social, Ambiental y Comunitaria del Capítulo Cumanday/ Caldas. Director de la Escuela de psicología de la Universidad de Manizales.,

AUTOR:

LA INCLUSIÓN SOCIAL Y LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO:

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que en los últimos 50 años la tasa de suicidios a nivel mundial ha incrementado en un 60% y actualmente es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en el mundo. Por ello declara el fenómeno como un grave problema de salud pública (OMS, 2018).

Las personas que se suicidan o intentan hacerlo están bajo un estado de sufrimiento psicológico, pero esto no quiere decir que todo el que se suicida o intenta hacerlo sea un enfermo mental. No todo sufrimiento psicológico es una enfermedad mental. De hecho, la mayoría de los casos de suicidio e intentos de suicidio no está vinculada con patologías específicas (Pérez, 2005); con ello podríamos decir que esta problemática concierne tanto a la psicología social como a la psicología clínica y la psiquiatría.

La OMS y la comunidad de suicidólogos en el mundo coinciden en afirmar que el suicidio es un fenómeno multideterminado, que requiere de una comprensión interdisciplinaria y un abordaje intersectorial (Carmona, 2017), lo cual apoya su importancia para la psicología social, ya que es este el campo de la psicología más propicio para la construcción de diálogos entre disciplinas para la comprensión e intervención de diferentes problemáticas.

En las líneas que siguen nos vamos a referir a la incidencia de los vínculos sociales en el suicidio y más específicamente a las dinámicas de exclusión con sus diferentes manifestaciones; que van desde las expresiones crudas de odio y rechazo (e.g., la xenofobia, homofobia y misoginia) pasando por algunas formas de violencias naturalizadas como la segregación y estigmatización, hasta las formas más sutiles y cotidianas de la violencia simbólica que se expresan en fenómenos como el bullying, mobbing, individualismo, arribismo y clasismo.

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Por Jaime Alberto Carmona, PhD. Representante Campo de Psicología Social, Ambiental y Comunitaria del Capítulo Cumanday/ Caldas. Director de la Escuela de psicología de la Universidad de Manizales.,

AUTOR:

LA INCLUSIÓN SOCIAL Y LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO:

Freud, por su parte, nos advierte que entodo ser humano existe una “pulsión de destrucción” (Freud, 1969) que puede dirigirse hacia el mundo exterior o hacia la propia persona.

A fines del siglo XIX dos de los pensadores más importantes de Occidente nos aportaron sendas pistas para construir un diálogo socio-psicológico o psico-social sobre el suicidio. Émile Durkheim en su texto clásico El Suicidio (Durkheim, 2001) nos advierte que en todos los grupos humanos existe lo que podríamos llamar un empuje social al suicidio de algunos de sus individuos o grupos de ellos, que no podríamos entenderlo de otra manera que como una tendencia a la destrucción de los mismos o más precisamente a la autodestrucción.

Freud, por su parte, nos advierte que en todo ser humano existe una “pulsión de destrucción” (Freud, 1969) que puede dirigirse hacia el mundo exterior o hacia la propia persona. La sociología y el psicoanálisis aportan elementos para construir una comprensión interdisciplinar y dialógica sobre comportamientos autodestructivos y el suicidio. A su vez, aportan el apoyo en dicha comprensión para la construcción de herramientas de prevención.

A partir de los aportes de Durkheim y Freud en psicología y en psicología social deberíamos estar preparados para leer, explicar e intervenir la dimensión suicidógena de los vínculos.

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04A continuación, trataremos de brindar algunas situaciones vinculares que pueden servir de ejemplo para el estudio de este fenómeno:Los padres que aman a sus hijos, pero que odian algo particular de ellos como su identidad sexual o un rasgo físico determinado. Las parejas en las que se instala una dinámica de rivalidad hostil que se vuelve dominante en el vínculo y que por diferentes motivos no pueden o deciden no considerar la posibilidad de separarse.

Los hermanos que conviven en un ambiente familiar de una discriminación radical hacia uno o algunos de ellos o en el que se promueve una competencia enfermiza y destructiva.

Los ambientes escolares en los que existe un ambiente de prof unda rivalidad y crispación en el equipo de profesores que termina involucrando a los estudiantes en sus luchas fratricidas.

Las instituciones educativas en las que su filosofía promueve de manera explícita o implícita alguna forma de “normalidad” o “excelencia” como ideal a lograr y el rechazo y la exclusión de aquellos que se alejen de la misma.

Los ambientes escolares en los que se favorece o tolera el abuso de poder por parte de profesores o estudiantes sobre otros más vulnerables, bajo la forma del llamado bullying u otras formas de acoso o abuso sexual, físico o psicosocial.

Las comunidades en las que se discriminan las minorías étnicas (e.g., indígenas o afros).

Las comunidades que excluyen las minorías estéticas como los chicos urbanos que construyen comunidad en torno a su afición a un género musical asociado con atuendos y otros elementos identitarios.

Las comunidades que excluyen las poblaciones LGTBI y otras minorías por razones de género.

Los grupos humanos que —para explicar y tratar sus males— construyen mitos según los cuales los buenos son más (i.e., la mayoría) y la causa de sus males son los grupos minoritarios que encarnan lo no deseable (e.g., prostitutas, drogadictos y delincuentes).

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Si nos detenemos en cada una de estas dinámicas vinculares mencionadas podremos notar que en todas está en juego la exclusión y la negación de la diversidad. La exclusión social es vivida por los seres humanos como una muerte simbólica que no pocas veces aparece asociada con la muerte física. El empuje a la exclusión dentro de cualquier campo bajo ciertas circunstancias se interioriza; de manera que lo que en un primer momento es una dinámica vincular destructiva aparece en un segundo momento como una dinámica autodestructiva o suicida.

De estas consideraciones se desprende un principio fundamental para construir estrategias psicosociales de prevención del suicidio y otros comportamientos autodestructivos que se podría formular de la siguiente manera: en los vínculos privados y públicos todo aquello que esté del lado de la exclusión puede convertirse en un factor de riesgo y todo aquello que esté a favor de la inclusión y la valoración de la diversidad está del lado de la prevención del suicidio y de otros comportamientos autodestructivos y del lado de la afirmación de la vida también.

Carmona, J. (2017). El suicidio y otros comportamientos autodestructivos en jóvenes universitarios de Colombia y Puerto Rico: acciones, interacciones y significaciones. Manizales: Universidad de Manizales, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas.

Durkeim, Emile (2003) El Suicidio. Akal Editores. Barecelona

Freud Sigmund. (1969) Obras Completas. Amorrortu Editores. Buenos Aires

Organización Mundial de la Salud. (23 de junio de 2018). http://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide. Recuperado el 23 de junio de 2018

Perez, Sergio (2005) Los mitos sobre el suicidio. La Importancia de Conocerlos. Revista Colombiana de Psiquiatría Vol XXXIV No 3.

REFERENCIAS

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Myriam Ocampo Prado, PhD. Representante Campo de Psicología Social, Ambiental y Comunitaria del Capítulo Bogotá/Cundinamarca.

AUTOR:

LA DIALÉCTICA NACIONAL A TRAVÉS DE LA CULTURA POLÍTICA

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LA DIALÉCTICA NACIONAL A TRAVÉS DE LA CULTURA POLÍTICAEl proceso electoral que acabamos de vivir para elegir al Presidente de la República sugiere una serie de reflexiones que este breve ensayo tratará de esquematizar. Si bien las normas jurídicas y administrativas constituyen un contenido claro y evocador que motiva a la acción, las formas de comportamiento que de ellas se desprende revelan un manejo de las reglas como un juego adaptado a tolerar situaciones de ambigüedad; como si el marco del orden cotidiano estuviera en constante redefinición.

El significado de la vida en común gira en torno a la necesidad de regular el ejercicio del poder a nivel principalmente del imaginario colectivo. Requiere también producir conciencia de las normas, generar prácticas que impulsen la cohesión grupal, preservar la consistencia en los códigos axiológicos compartidos, expandir la horizontalidad de la comunidad, e impulsar el equilibrio en el acceso a los bienes espirituales y materiales a fin de llevar ese orden a una práctica voluntaria por parte del dinámico e insubordinado carácter social de los colombianos.

La sociedad colombiana aparece atomizada debido a la carencia del sentimiento colectivo de confianza y de una expectativa de solidaridad. Para los colombianos la instancia política del sistema se ha revelado incapaz de asumir y representar un modelo de autoridad hábil para acompañar a las comunidades rurales y a las migrantes frente al impacto de los profundos cambios económicos y sociales sucedidos en las últimas cinco décadas. Las reglas formales del sistema político han

aparecido muchas veces actuando en contra de los vínculos de solidaridad entre grupos sociales.Sin embargo, pese al desdibujamiento de los modelos y pautas culturales —debido a la implantación de la urbanización y la digitalización de las relaciones sociales, económicas y productivas— se ha creado un marco relacional movido solo a través del actuar para alcanzar la vida deseada. Aún en situaciones de riesgo contra la integridad del grupo de pertenencia o contra la propia integridad física, el colombiano actúa. Es una práctica social y política que puede llegar a ser lucha quijotesca, no obstante renovar el sistema desde sus contradicciones son objetivos que animan la participación.

Las personas consideradas portadoras de ideologías diferentes despiertan la sensación de pertenencias políticas que promueven cerramiento en la sociedad. Esta característica expresa una mentalidad conservadora a nivel de lo político, individualmente arraigada. Esta actitud cerrada contrasta con la tolerancia a la ambigüedad y con la toma de riesgos ante la incertidumbre en el nivel público. Este doble estilo privado-público de relación con su realidad recuerda al significado amenazante atribuido al mundo externo y, en compensación, la construcción de estereotipos sociales. Ideas preconcebidas asociadas con estereotipos generan apropiación de la realidad sin mediaciones, produce conclusiones a partir de las señales externas, y denota procesos de pensamiento y actitudes de conservación de lo familiar y resistencia a propuestas de cambio.

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07La verdad fundada en estereotipos se convierte en obstáculo para orientar la acción política según principios y valores como la libertad, justicia, dignidad y responsabilidad. Los estereotipos y la interpretación de la realidad referida solo a hechos concretos impiden desarrollar un pensamiento crítico, una capacidad de reflexión y discernimiento que lleve a una mayor validez de las creencias y opiniones. Esta capacidad fue denominada por H. Arendt, (1996: 254) “una mentalidad amplia que hace al hombre capaz de manejar sus juicios”.

Estas características reiteran patrones culturales de interacción social proclive a la mentalidad conspirativa. La persona que se juzga peligrosa para los fines personales o para la sociedad es potencialmente criminal y puede ser considerada “el enemigo interno”. Es una idea con vigencia en el espíritu de los colombianos.

Son dificultades entonces lograr concebirse como colectividad mayor por encima de los grupos, resolver la necesidad no colmada de reunión, y sedimentar vínculos culturales para paliar la sensibilidad por proyectos de índole populista. Esto último por grupos y personas que aparecen como expresión del pueblo colombiano con proyectos atractivos orientados a contrarrestar la desprotección, la frustración de los individuos frente a los riesgos que traen las transformaciones y los discursos diferentes al statu quo.

De discontinuidad en discontinuidad la sociedad colombiana aparece avanzando por un camino de desagregación y atomización, empujada por propuestas totalitarias, promotoras de la conservación de la sociedad tal como está; que pregonan su capacidad de protección y distribución que el sistema institucional no ha podido proveer. Estas propuestas y formas de

operación caracterizan a diversos grupos armados cuya actuación en Colombia da forma al escenario de actores disímiles que tejen permanentemente una “colcha de retazos”, una sociedad que se construye fragmentariamente. El sistema de las instituciones sociales y políticas aparece movido a un ritmo más lento que el de los individuos constituidos en agentes de institucionalización de personalismos sin interés por el equilibrio e inclusión cultural y social que den cuenta de un valor por la convivencia democrática.

En este sentido el rigor del conflicto interno declarado contra la autoridad del régimen político constituye un determinante nodal de la red sociocultural de valores y de relaciones. Este desafío al sistema institucional constituye una faceta nacional con impacto general sobre la estructura de la sociedad y del Estado; con capacidad de producir profundas fisuras y también transformaciones que han llegado a producir virajes definitivos para el país, como hacer evidente una indefinición frente a la idea de la vida social pacífica.

Una población cuya tendencia a la acción parece imparable incluso para considerar propuestas de reflexión sobre su propio futuro común ha sucumbido bajo el efecto inaparente de la beligerancia como modelo de acción política. El reclamo de reivindicaciones excesivas impacta a grupos sociales. Los cuales se resisten a formular sus demandas de manera moderada. Esta capacidad de los grupos armados irregulares es dislocadora, explota las divisiones existentes en las colectividades políticas. También promueve y mantiene un ritmo progresivo de desagregación de la sociedad y del sistema en aspectos que van más allá del ejercicio de la influencia política y que comprometen la cotidianidad de los colombianos en su familia, en sus relaciones de pareja, en sus relaciones entre géneros, y en sus relaciones laborales.

ReferenciasArendt, H. (1996b). La cris is en la cultura: su

significado político y social, en Hannah Arendt

Entre el pasado y el futuro: Ocho ejercicios de

reflexión política, Barcelona: Península.

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9-11Willian Sierra Barón, Mg.Representante Campo de Representante Campo de Psicología Social, Ambiental y Comunitaria del Capítulo Huila y Amazonía; Profesor Asistente, Universidad Surcolombiana.

AUTOR:

RETOS MEDIOAMBIENTALES DESDE EL SUR COLOMBIANO: IMPLICACIONES PARA EL DEPARTAMENTO DEL HUILA

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DESDE EL SUR COLOMBIANO: IMPLICACIONES PARA EL DEPARTAMENTO DEL HUILA

Tanto la evolución de la humanidad como el desarrollo económico, político y social de las naciones han generado cambios en las dinámicas ambientales, climáticas y en general en el planeta Tierra. Los grandes avances tecnológicos, la colonización de lugares recónditos por el ser humano, así como el ejercicio del dominio del homo sapiens sobre las demás especies con las que coexiste, entre otros, son algunos de los efectos que la evolución ha traído consigo.

En los mal llamados países del tercer mundo, donde su gran proeza evolutiva ha consistido en el fomento de la explotación de recursos naturales (renovables y no renovables) por parte de naciones desarrolladas, los impactos negativos sobre el medio ambiente son más lesivos y evidentes (Sierra-Baron, 2016).

Colombia no es ajena a esta circunstancia. Según el Environmental Justice Organisations, Liabilites, and Trade (EJOLT; 2014) el territorio nacional ocupa el primer lugar en el continente y el segundo lugar en el mundo en presentar mayor número de conflictos ambientales [1] (72) superado solamente por la India (102). Por su parte, Brasil (58), Ecuador (48), Argentina (32), Perú (31) y Chile (30) son los países latinoamericanos con el mayor número de estos casos después de Colombia. El territorio nacional por su ubicación geográfica, orografía y regímenes climáticos se ubica entre los países con mayor riqueza en recursos hídricos en el mundo (Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, 2010).

A pesar de la gran biodiversidad que caracteriza al territorio colombiano —al igual que los países ya mencionados— es necesario señalar que es en las zonas de mayor pobreza donde se agudizan los conflictos ambientales. Buena parte de la problemática se ubica en la zona andina y caribe (incluyendo zonas de conservación); hay aproximadamente cerca de 7.9 millones de personas afectadas, 25 millones de hectáreas en áreas potencialmente afectadas, una estrecha relación entre la cantidad y la intensidad de estos conflictos ambientales con el modelo de desarrollo extractivo de los últimos gobiernos y la distancia entre la sociedad nacional que se enmarca entre acciones de negociación, juridicidad y violencia (EJOLT, 2014).

Diferentes problemas ambientales han permeado el sur del país y específicamente el Departamento del Huila; hechos como la construcción de la represa hidroeléctrica el Quimbo, las afectaciones sobre el Cerro Páramo de Miraflores, la extracción de petróleo en algunos municipios como Neiva, Aipe, Palermo, Yaguará, Baraya, Gigante, Tesalia y Garzón (Rubiano Daza, 2012).

Estas intervenciones hacen que día a día se deteriore aún más la biodiversidad y la calidad de vida de las personas, comunidades, grupos y organizaciones que habitan la región

Surcolombiana, a pesar de ser considerada estratégica por su enorme riqueza natural. En ella confluyen los ecosistemas de las regiones Pacífico, Andina y Amazónica, haciendo del Huila un departamento particular en temas de biodiversidad y de agua. No obstante, sus ecosistemas presentan un proceso de deterioro ante la tala indiscriminada de bosques, el uso erróneo del suelo y las inadecuadas prácticas agropecuarias. Esto ha generado que poblaciones y organizaciones centren su preocupación en los efectos ambientales y sociales que este tipo de intervenciones está dejando (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – Colombia; PNUD, 2010).

Según datos de la Contraloría Departamental de Huila (2008, citado en PNUD, 2010):

El 46% del territorio departamental presenta conflicto alto por uso del suelo, asociado principalmente a la intervención y/o transformación de ecosistemas naturales. Cada año se utilizan 81.782 m3 de madera que corresponde a 58,8 millones de postes y/o varas; además se demandan 1.782.000 cajas para embalaje de tomate y otros productos. Se podría estimar que corresponde a un área intervenida de bosque natural aproximada de 1.363 hectáreas (p. 75).

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Los efectos de los conflictos medioambientales también tienen reper cusiones nocivas sobre la salud humana: el informe sobre la Salud del Mundo (OMS, 2010) revela que las consecuencias medioambientales están estrechamente relacionadas con 85 de las 102 categorías de enfermedades y traumatismos (i.e., cerca del 86.7%) y en gran medida parte de las muertes, enfermedades e incluso discapacidades podrían evitarse mediante intervenciones enfocadas al fomento de prácticas sustentables. Tales prácticas pueden ser el almacenamiento seguro del agua doméstica, la cooperación, y la conducta altruista acompañada de una distribución más equitativa de recursos; desde el aprendizaje de nuevas y más sustentables pautas de uso y manejo de los recursos naturales.

Para el año 2040 el departamento del Huila tendrá un incremento de 2 °C en la temperatura promedio y una disminución de 30% en las precipitaciones. Neiva es una ciudad que cuenta con aproximadamente 382 000 habitantes. Los cuales generan un permanente crecimiento económico y urbanístico que se desarrolla en proximidades del Río Magdalena —uno de los ríos más importantes de Colombia— a una temperatura pico promedio de 37° y que tiene como su principal fuente hídrica el Río Las Ceibas.

El análisis de vulnerabilidad realizado para la elaboración del mencionado plan sitúa la ciudad como “medianamente vulnerable”; en lo relacionado con las emisiones del departamento, dos de los temas más importantes son el cambio de uso del suelo y el transporte (Gobernación del Huila, 2014).

Según el Instituto Nacional de Salud (2014) se calcula que en el territorio nacional solo el 66% de la población consumió agua potable; el 78.33% de la población accede a suministro de agua segura por acueducto o tubería, el 21.7% de la población consumió agua escasa de tratamiento o cruda usada directamente de las fuentes. Existe suministro inviable de agua en 25 municipios de 10 departamentos del país, entre los que se encuentran Magdalena, Antioquia y Tolima como los más afectados.

El Departamento del Huila se encuentra categorizado con nivel de Riesgo Alto con respecto a la calidad del agua que consumen sus habitantes, siendo los municipios más afectados Colombia, Oporapa y Santa María (i.e., categorizados como inviables). Neiva, la capital, se encuentra categorizado en Riesgo Medio. El Huila es uno de los departamentos que presenta mayor necesidad de abastecimiento de agua, especialmente por la demanda agrícola (Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, 2010).

Ante este contexto, como estrategia que se ha formulado para mitigar o contrarrestar esta situación desde las políticas públicas, se tiene la Política Nacional para la Gestión Integral del Recurso Hídrico (Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, 2010). Esta establece los objetivos, metas, indicadores y líneas de acción estratégicas para el manejo del recurso hídrico en el país, en un horizonte de 12 años.

Dicha política emerge de los elementos establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010 Estado Comunitario: desarrollo para todos [2] (Departamento Nacional de Planeación, 2007), que en su capítulo 5 “Una gestión ambiental y del riesgo que promueva el desarrollo sostenible” incorpora como una de sus

líneas de acción, la denominada gestión integral del recurso hídrico.

Según la Evaluación del Cumplimiento del Derecho Humano al Agua, entre los indicadores de cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010, el análisis del Sector Agua Potable y Saneamiento Básico, refiere que los indicadores relacionados con “Nueva población beneficiada con el servicio de alcantarillado”, “Departamentos con esquemas regionales estructurados en la prestación de servicios de acueducto y alcantarillado” y “Planes departamentales de agua y saneamiento en ejecución” no alcanzaron las metas propuestas siendo este indicador el caso de menos cumplimiento.

Estos resultados están planteados por una necesidad de evidenciar la gestión desde la connotación de la cobertura, pero no profundizan en las realidades locales desde los municipios y no plantean cómo están relacionados estos indicadores que provienen de lineamientos de políticas públicas con las prácticas que se desarrollan en las comunidades.

El mismo documento plantea con respecto al Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 Prosperidad para todos (Departamento Nacional de Planeación, 2011) siete indicadores de seguimiento para la política de agua potable y saneamiento básico. Cinco de estos son: (a) proporción de la población con acceso a métodos de abastecimiento de agua adecuados, (b) proporción de la población con acceso a métodos de saneamiento adecuado, (c) número de personas nuevas beneficiadas con servicio de acueducto, (d) número de personas nuevas beneficiadas con servicio de saneamiento, y (e) número de conexiones intra-domiciliarias para población más pobre.

Para el año 2040 el departamento del Huila tendrá un incremento de 2 °C en la temperatura promedio y una disminución de 30% en las precipitaciones.

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Si se sigue la misma fuente se refiere que para el año 2012 en el informe de rendición de cuentas del Presidente al Congreso, solamente se presentaron dos indicadores (c) y (d) con cifras que —desde lo que se infiere haciendo lectura contextual del documento— pretenden ofrecer un panorama de cobertura y la respuesta a necesidades de nuevos beneficiarios.

Desde el sector educativo, la Ley 1549 del año 2012 pretende fortalecer la institucionalización de la Política Nacional de Educación Ambiental y su incorporación efectiva en el desarrollo territorial. Dicha ley contiene 10 artículos. Inicia con una definición de educación ambiental, la cual reza en su Artículo 1° que:

(…) la educación ambiental es un proceso dinámico y participativo, orientado a la formación de personas críticas y reflexivas, con capacidades para comprender las problemáticas ambientales de sus contextos (locales, regionales y nacionales). Al igual que para participar activamente en la construcción de apuestas integrales (técnicas, políticas, pedagógicas y otras), que apunten a la transformación de su realidad, en función del propósito de construcción de sociedades ambientalmente sustentables y socialmente justas.

No obstante, en el contexto Surcolombiano se desconoce la influencia de la implementación de esta política en los currículos de los programas de formación de educación superior. Uno de los principales retos para el psicólogo en esta región del país consiste en: promover la comprensión de las implicaciones y efectos de las problemáticas medioambientales (en especial, de las asociadas al recurso hídrico) que emergen en el día a día, así como fomentar —desde procesos investigativos—

análisis que permitan dinamizar la coherencia de las políticas, proyectos y acciones gubernamentales del orden nacional, departamental y local, hacia la mitigación y superación de estos en pro de la calidad de vida y el bienestar de cada uno de sus habitantes._____________________

[1] Este es un término que se encuentra enmarcado dentro de las conceptualizaciones que realiza Environmental Justice Organisations, Liabilities, and Trade (EJOLT). Este se describe como:(…) las luchas generadas por los efectos de la contaminación en ciertos grupos o por los sacrificios causados por la extracción de recursos naturales, de los cuales muchos se convierten en incidentes colectivos, que motivan a personas de un lugar concreto a expresar críticas, protestar o ejercer resistencia, presentando reclamos visibles sobre el estado del ambiente físico y los probables impactos en su salud o en su situación económica, que afectarían sus intereses y también los de otras personas y grupos (Kousis, 1998). [2] En el año 2013 se presentó la Propuesta de Estructura y Contenido de los Programas y Proyectos del Plan Hídrico Nacional Fase II (2015 – 2018).

Desde el sector educativo, la Ley 1549 del año 2012 pretende fortalecer la institucionalización de la Política Nacional deEducación Ambiental y suincorporación efectiva en el desarrollo territorial.

Contraloría Departamental del Huila. (2008). El impacto de las regalías petrolíferas en el departamento del Huila.

Departamento Nacional de Planeación. (2007). Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010 Estado Comunitario: desarrollo para todos. Bogotá, D. C.: Departamento Nacional de Planeación.Departamento Nacional de Planeación. (2011). Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 Prosperidad para todos. Bogotá, D. C.: Departamento Nacional de Planeación. Environmental Justice Organisations, Liabilites, and Trade. (2014). Mapping Environmental Justice. Recuperado de http://www.ejolt.org/Gobernación del Huila. (2014). Plan de Cambio Climático – Huila 2050: Preparándose para el cambio Climático. Neiva: Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena, E3 Ecología, Economía y Ética SAS, Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos – USAID.Instituto Nacional de Salud. (2014). Estado de la Vigilancia de la calidad del agua para consumo Humano. Bogotá, D.C.: Ministerio de Salud de la República de Colombia.

Kousis, M. (1998). Ecological marginalization in rural areas: Actors, impacts, responses. Sociologia Ruralis 38, 86-108.doi:10.1111/1467-9523.00065Ley 1549 de 2012. Por medio de la cual se fortalece la institucionalización de la política nacional de educación ambiental y su incorporación efectiva en el desarrollo territorial (5 de julio de 2012).

Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. (2010). Política Nacional para la Gestión Integral del Recurso Hídrico. Bogotá, D. C.: Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial.

Organización Mundial de la Salud. (2010). Informe sobre la salud del mundo. Recuperado el 15 de diciembre de 2010 de: http://www.who.int/whr/2010/es/index.htmlPrograma de las Naciones Unidas para el Desarrollo - Colombia. (2010). Huila: Análisis de la conflictividad. Bogotá, D. C.: PNUD, Asdi. Rubiano Daza, H. (2012). Abc del Huila, Minería: otro sector generador de desarrollo social en el Huila, 12, 98-103.

Sierra-Baron, W. (2016). Políticas públicas, ambientalización curricular en educación superior y conductas sustentables asociadas a hábitos de consumo de agua. Neiva: Universidad Surcolombiana.

Referencias