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Boletn del Archivo Histrico de MirafloresNmeros 161-162. Enero - Diciembre 2003 Ao XLIV-XLV LA REVOLUCION LIBERTADORA. PRIMERA ETAPA (Diciembre 1901 - Noviembre 1902)SUMARIO .- Nota del Editor .- Estudio Introductorio .- El Ban Ringh .- Papeles de la Revolucin Libertadora: 3 5 23 77

.- Jefatura de la Revolucin Libertadora. Manuel Antonio Matos 79 .- Ejrcitos de La Libertadora: Oriente, Occidente y Centro .- Informes Oficiales y Otros Documentos sobre la Revolucin Libertadora: .- La Libertadora en Oriente .- La Libertadora en Occidente .- La Libertadora en Los Llanos y Carabobo .- Un seguimiento de la Revolucin Libertadora por Carlos Benito Figueredo: un espa del gobierno de Castro. .- La Batalla de la VictoriaPUBLICACIN SEMESTRALDepsito Legal p.p19503DP75 El Boletn del Archivo Histrico de Miraflores fue fundado por el Dr. Ramn J. Velsquez.

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Editor Histrico: Lic. Csar Correa Mijares. Ivestigacin y correccin: Lic. Hasdrbal Becerra Miranda, Lic. ngel Lugo Diseo Grfico: Jos Alejandro Guzmn S. Trascripcin: T.S.U Gladys Parra Quevedo, Maribel Arias

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BOLETN DEL ARCHIVO HISTRICO DE MIRAFLORES

PRESIDENTE DE LA REPBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA HUGO RAFAEL CHVEZ FRAS DIRECTOR DEL DESPACHO DEL PRESIDENTE ADAN CHVEZ FRAS DIRECTOR DE LA OFICINA DE GESTIN INTERNA CARLOS JULIO RODRGUEZ RABAN DIRECTORA DE ADMINISTRACIN ERIKA VIRGEZ OVIEDO COORDINADORA DE ARCHIVOS Y PUBLICACIONES (E) DOLORES DAMARYS CORDERO NEGRIN

Inici la publicacin de este Boletn la Secretara General de la Repblica, el mes de julio de 1.959.

ISSN: 00423386

Advertencia El Boletn del Archivo Histrico de Miraflores se distribuye de forma gratuita a sus suscriptores, no puede ser objeto de negociacin de ningn genero y su venta est prohibida.

NOTA DEL EDITOR

El da 20 de julio del presente ao se cumplieron cien aos de la batalla de Ciudad Bolvar, acontecimiento que marco el fin del movimiento conocido en la historiogrfica venezolana como la Revolucin Libertadora. Tal hecho es de significativa importancia para nuestro pas, si consideramos que ese acontecimiento marca el fin de las guerras civiles en nuestro territorio, caracterstica permanente a lo largo del siglo XIX hasta el ao 1903. En ese sentido, el Archivo Histrico de Miraflores ha considerado pertinente realizar dos entregas sucesivas de la edicin del Boletn relativas a ese acontecimiento, publicando la totalidad de los documentos que han visto luz a lo largo de sus ms de cuatro dcadas de existencia. La primera entrega se circunscribe a lo que se conoce en la historiografa venezolana como la primera etapa de la Revolucin Libertadora, la cual comprende desde el 19 de diciembre de 1901, fecha en la cual se alza el general Luciano Mendoza, hasta el fin de la Batalla de la Victoria el 12 de noviembre de 1902. Y la segunda entrega, comprendera desde el fin de la misma hasta la batalla de Ciudad Bolvar. En este primer volumen hemos agrupamos los documentos en varias secciones, cada una de las cuales expresa los aspectos ms relevantes de la primera fase de la Revolucin Libertadora: 1) El Ban Ringh ; 2) Papeles de la Revolucin Libertadora: Jefatura de la Revolucin Libertadora. Manuel Antonio Matos; Ejrcitos de La Libertadora: Oriente, Occidente y Centro; 3) Informes Oficiales y Otros Documentos sobre la Revolucin Libertadora: En Oriente; En Occidente; En Los Llanos y Carabobo; 4) Un seguimiento de la Revolucin Libertadora por Carlos Benito Figueredo: un espa del gobierno de Castro; 5) La Batalla de la Victoria. La organizacin de los documentos dentro de cada seccin ha sido estrictamente en orden cronolgico y la trascripcin de los documentos se ha realizado respetando la ortografa y gramtica de la poca y de acuerdo a las normas internacionales.

LA REVOLUCIN LIBERTADORA. PRIMERA ETAPA (DICIEMBRE 1901-NOVIEMBRE 1902)

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LA REVOLUCION LIBERTADORA (1901-1903) Ramn J. Velsquez

La organizacin, desarrollo y fracaso de la Revolucin Libertadora tiene una especial significacin histrica pues constituye una referencia fundamental tanto desde el punto de vista del profundo cambio poltico y militar a que dio ocasin, como por el hecho de cerrarse con la batalla de Ciudad Bolvar (21 de julio de 1903) el ciclo de las guerras civiles que desde 1812 hasta este ao de 1903 mantuvieron a Venezuela en una constante perdida de vidas y de riquezas y la paralizacin de las empresas de progreso, en todos los ordenes. Con el alzamiento del General Jos Manuel Hernndez, el legendario Mocho Hernndez, el 28 de febrero de 1898 como respuesta a la burla electoral de que haba sido objeto en las elecciones presidenciales de 1897 y la muerte del General Joaqun Crespo, ltimo gran caudillo del liberalismo en Mata Carmelera, el 16 de abril de 1898, en realidad termina el ciclo de dominacin liberal amarilla abierta el 27 de abril de 1870, con la entrada triunfal del General Antonio Guzmn Blanco a Caracas, como Jefe de la llamada Revolucin de Abril que eran los jefes y soldados del gobierno federal del General Juan Crisstomo Falcn que fallecido este en el destierro reconocan a Guzmn Blanco como jefe supremo. En las elecciones generales de 1897, por empeo y propsitos del Presidente Crespo haba sido elegido el General Ignacio Andrade como sucesor. Era Andrade persona de excelente formacin, se educ en Alemania, desempe altos cargos administrativos, pero careca de prestigio caudillista y era el nico venezolano nativo de los Andes -Mrida- que figuraba en la legin de Generales llaneros, orientales y corianos que formaban los comandos regionales del liberalismo amarillo. Desde la muerte del General Crespo, la anarqua envuelve al gobierno de Andrade y se multiplican los grupos conspirativos en el seno de la administracin y del ejrcito y un gran escritor, -Pocaterra- que fue juvenil testigo de aquella situacin coment que el gobierno de Andrade era una vasta conspiracin que comenzaba en el propio despacho del Presidente Andrade.

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A comienzos de 1899, en los llanos del Gurico, se alza en armas, el General Ramn Guerra, el ms famoso guerrillero y quien haba sido el nico Ministro de Guerra y Marina en el gobierno de Crespo y regresaron al pas, el ex Presidente Andueza Palacio, y el numeroso grupo de militares y polticos liberales amarillos que estaban en el exilio desde 1892. En su exilio de Colombia, cerca de la Villa del Rosario de Ccuta, otro venezolano exiliado por haber sido tambin partidario y defensor militar del Presidente Andueza Palacio, el joven General Cipriano Castro, en unin de su compadre el hacendado y ahora Coronel Juan Vicente Gmez preparan una invasin, pues piensan que ha llegado la hora de abandonar el exilio y marchar hacia Caracas, en busca del poder. El 23 de mayo de 1899, en horas de la noche, Cipriano Castro y sesenta compaeros abandonan la hacienda Bella Vista en tierra colombiana, invaden territorio venezolano y en horas de la madrugada el grupo se rene en la plaza mayor del pueblo de Capacho, en donde Cipriano Castro da lectura a su primera proclama. Se van congregando jvenes provenientes de Triba, Lobatera, San Antonio y Coln y tambin numerosos campesinos que son trabajadores en las haciendas de los alrededores de Capacho, Triba y San Cristbal llevados a la cita con la guerra por los jvenes propietarios de esas fincas que tambin abandonan el cultivo de la tierra para convertirse en guerreros. La noticia de la invasin de Cipriano Castro no preocupa al Presidente Andrade quien comenta que en 1888, lo conoci en el Tchira y que en su concepto no es mas que un escandaloso de pueblo. Castro bautiza a su empresa militar con el nombre de Revolucin Liberal Restauradora. Son mil quinientos jvenes, unos cuantos jvenes que en San Cristbal, Rubio, Triba, Coln tienen vocacin poltica y militar y han elegido a Cipriano Castro como su jefe poltico, otros son empleados en las oficinas del gobierno o de comercio y quieren probar otra suerte, el resto, jvenes campesinos, entre 18 y 25 aos de edad que marchan como tropas. Al General Castro. Lo acompaan su compadre y compaero en el exilio, ahora General Juan Vicente Gmez quien viene como el administrador de la empresa y los Generales Joaqun Garrido arageo, Aurelio Valbuena zuliano y Benjamn Ruiz colombiano que figura con el falso nombre de Rafael Bolvar.

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La marcha de la Revolucin Liberal Restauradora hacia Caracas dura cinco meses y despus de las batallas de Las Pilas, Tonon, el Zumbador, Cordero, Tovar, Parapara y Nirga, tienen en Tocuyito, en las cercanas de la ciudad de Valencia, un gran combate, el 16 de septiembre, con seis mil soldados de las tropas del gobierno que comandaban los Generales Diego Bautista Ferrer y Antonio Fernndez. El resultado de la batalla es desastroso para Andrade, pues significa no solamente la derrota, sino tambin el final de su accin militar contra la revolucin que encabeza Cipriano Castro. Las tropas de la Revolucin Restauradora tambin sufren numerosas bajas, pero pueden avanzar de inmediato y ocupar la ciudad de Valencia, en donde instalan sus campamentos, mientras empiezan conferencias con jefes polticos y militares del gobierno de Andrade que culminan con la decisin tomada por el General Luciano Mendoza, Comandante del Ejrcito del gobierno que proclama al General Cipriano Castro como el nuevo Jefe Supremo de la Repblica, Comandante del Ejrcito Nacional y Jefe del Partido Liberal Amarillo. Para no caer preso, el Presidente Andrade, se dirige a La Guaira y en un barco europeo, viaja a la isla de Saint Thomas, mientras que el General Vctor Rodrguez en su condicin de Vicepresidente de la Repblica invitaba a los caraqueos a hacer acto de presencia en las calles de Caracas, a la entrada a la capital, del General Cipriano Castro, nuevo Jefe Supremo de la Repblica, el domingo 22 de octubre, quien hizo su entrada acompaado del General Luciano Mendoza y de los Jefes del Estado Mayor del ejrcito que a finales de septiembre haba salido a combatirlo. El da 23, en acto solemne, en el Saln Elptico del Capitolio Nacional, el General Vctor Rodrguez, en unin de los miembros del gabinete ministerial, hizo al General Cipriano Castro, entrega del poder. En los primeros das, los nombramientos de Ministros que realiz Castro parecan indicar que se trataba de otro gobierno liberal amarillo, pues no figur persona alguna que no fuera del conjunto tradicional de los polticos liberales amarillos. Uno de los jefes del liberalismo desde los das federales, el General Jos Ignacio Pulido, le reclam a su amigo Cipriano Castro, por la total ausencia en el Gabinete, de las personas que lo haban acompaado en su campaa y Castro le respondi: ellos son patriotas y saben comprender las necesidades de la patria. Durante la etapa comprendida entre el 23 de octubre de 1899 y el 29 de marzo de 1901 cuando se instala la primera Asamblea Constituyente del siglo XX, el General Cipriano Castro gobern a Venezuela, como dictador.

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Cuando el ejrcito de la Revolucin Liberal Restauradora avanzaba por tierras del Yaracuy se le empezaron a unir numerosas guerrillas del disuelto ejrcito de la Revolucin Nacionalista que en abril de 1898 haba comandado el General Jos Manuel Mocho Hernndez y que haba quedado vagando por tierras de Carabobo, Cojedes, Yaracuy y Lara. Despus de la batalla de Tocuyito, los jefes de esas tropas, Acosta y Loreto Lima, trataron de llegar a un acuerdo de accin con los restauradores, pero al final, simplemente los campamentos de los restauradores y nacionalistas quedaron instalados, casi juntos entre Maracay y Valencia. El General Hernndez permaneca preso en La Rotunda de Caracas y la primera accin poltica del General Castro, despus de prestar juramento como Jefe Supremo de la Repblica fue dirigirse a La Rotunda para poner en libertad al Mocho Hernndez, a quien ya haba designado Ministro de Fomento. El General Hernndez, al considerarse prisionero en un Consejo de Ministros totalmente integrado por polticos liberales amarillos renunci a la cartera ministerial y en unin del ejrcito nacionalista que al mando del General Samuel Acosta haba hecho su entrada a Caracas, al mismo tiempo de la llegada del General Castro, huyeron rumbo a Charallave en donde lanz Hernndez una proclama invitando al pas a ir a la guerra para derrocar a Cipriano Castro, que iba a continuar una tradicin de corrupcin, traicionando los ideales de la revolucin. El General Castro seal a uno de los nuevos jefes tachirenses del Ejrcito, General Jos Antonio Dvila para que fuera a combatir el alzamiento nacionalista. Pocos meses despus, Hernndez fue derrotado y hecho preso y enviado a la crcel del Castillo de San Carlos. No figuraron los jvenes Generales de la Restauracin en la composicin del Consejo de Ministros, pero si fueron designados como Presidentes de los Estados, rompiendo de esta manera un acuerdo establecido desde 1864 segn el cual, el Presidente de cada Estado, deba ser nativo de la misma regin. De esta manera los caudillos regionales aseguraban la permanencia de su poder local y se constituan en factores muy importantes de la estabilidad nacional. Tomada en cuenta este tradicional acuerdo y el hecho de haber aceptado sin mayores problemas, la llegada de Castro al poder, a los caudillos regionales del oriente, los llanos, el centro del pas les sorprendi y preocup la presencia de los Generales tachirenses Santiago Briceo Ayestern, en Cuman, Arstides Fandeo, en Maturn; Guillermo Aranguren en Coro; Jos Antonio Dvila, en Valencia, Rafael

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Marn Velasco en Barquisimeto. Ante esta peligrosa seal empez la conspiracin en el seno del liberalismo amarillo, y tambin entre los jefes del nacionalismo. Haba que hacerle la guerra a Cipriano Castro y a sus andinos. Con excepcin de los Estados Trujillo, Mrida, Tchira y Zulia, el resto del pas era liberal amarillo. Naturalmente que en los Estados andinos existan grupos que agitaban la bandera amarilla y jefes como Rafael Montilla, Francisco Alvarado, Espritu Santo Morales, Gonzlez Pacheco, Trejo Tapias, pero el sentimiento conservador o nacionalista era mayoritario. En cambio, en todos los Estados llaneros, Apure, Barinas, Guarico y en la regin oriental, el liberalismo amarillo era mucho ms que una consigna poltica, era una manera de comportarse y en cada pueblo oriental, llanero o coriano haba siempre uno o dos jefes dispuestos a transformarse en caudillos regionales. Demasiado grande el nmero de aspirantes a jefes y tambin el nmero de jefes consagrados. Para darse cuenta de esa acumulacin de jefes se pueden citar algunos nombres y otros apellidos de los Generales Domingo Monagas, Gregorio Riera, Nicols Rolando, Antonio Fernndez, Francisco Batalla, Luis Crespo Torres, J. M. Ortega Martnez, Juan Pablo Pealoza, Jos Manuel Pealoza, Amabile Solaigne, Lorenzo Guevara, Luciano Mendoza, Jos Rafael Montilla. Cada uno de estos jefes contaba con su propia oficialidad integrada por numerosos Coroneles y Capitanes, mas jvenes que el respectivo General y que garantizaban el control del reclutamiento de los campesinos de cada regin que formaban las tropas. Los nacionalistas, llamados conservadores o godos por los liberales amarillos decidieron formar filas en los preparativos de la nueva revolucin y la gente de los Ducharne, en Maturn, de Roberto Vargas en el Gurico; de Zoilo Vidal, de Luis Loreto Lima en Cojedes, las tropas de Samuel Acosta y decenas de godos o mocheros estn listos para la accin guerrera. Muchos jefes, pero falta el jefe de los jefes, como siempre en Venezuela. Despus de mucho discutir logran el milagro. El gran jefe de la Revolucin no ser Domingo Monagas, ni Luciano Mendoza. Los tiempos empezaban a cambiar y el supremo jefe ser un personaje de la alta sociedad caraquea, que adems del idioma espaol habla francs, ingls y alemn. Un hombre con excelentes relaciones internacionales y que adems es el primer banquero de Venezuela. Se trata de Manuel Antonio Matos, Ministro de Hacienda en los ltimos gobiernos del liberalismo amarillo y concuado del General Antonio Guzmn Blanco.

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Como no lo vean como posible rival, los caudillos regionales del llano occidental, de Maturn, del Gurico, de Aragua y de Coro lo aceptan como gran coordinador de la empresa pues entienden que tiene relaciones y puede movilizar recursos econmicos y apoyo que ninguno de ellos lograra conseguir. Adems Manuel Antonio Matos, ahora el General Matos les promete conseguir el apoyo financiero de las empresas europeas y norteamericanas que en tiempo de los ltimos gobiernos del liberalismo amarillo (Guzmn Blanco, Rojas Pal, Andueza, Crespo) se han establecido en Venezuela. Y en efecto logra un cuantioso aporte financiero y el prstamo de un barco, por parte de la New York and Bermdez Company que explota el lago de asfalto Guanoco en el oriente de pas, otro aporte semejante logra del gran banco alemn el Disconto que financia las obras del Ferrocarril alemn (Caracas-Puerto Cabello); la Orinoco compaa norteamericana que monopoliza la navegacin fluvial y costanera y el Cable Francs que representa el capital francs y maneja el cable submarino, aportan adems de recursos la utilizacin exclusiva de sus servicios para los ejrcitos y las necesidades de comunicacin del movimiento revolucionario. En diciembre de 1901, estalla la revolucin con los alzamientos del General Luciano Mendoza y de Antonio Fernndez en tierras de Aragua y de Luis Loreto Lima, el famoso lanza libre en Cojedes. Es tambin el comienzo de la verdadera carrera militar de Juan Vicente Gmez, que por vez primera comanda los ejrcitos que se le enfrentaban a esto tres famosos jefes militares del liberalismo y los derrot. Con el gobierno del Presidente Castro solamente se quedan como sus colaboradores en la lucha los Generales Francisco Linares Alcntara, Jos Antonio Velutini, Diego Bautista Ferrer, Rafael Gonzlez Pacheco, J. M. Garca Gmez, Luis Mata Illas, ngel Morrison, y Asuncin Rodrguez. En los campos de batalla, adems de Juan Vicente Gmez empezaron a repetirse los nombres de los nuevos y jvenes generales tachirenses. Rgulo Olivares, Arstides Fandeo, Santiago Briceo Ayestern, Jos Maria Garca, Jos Antonio Dvila, Emilio Fernndez, Pedro Maria Crdenas, Calixto Escalante y Gumersindo Mndez. El 15 de mayo de 1902, desembarca Manuel Antonio Matos en el puerto de Guiria. Toda Venezuela concurre a los campos de batalla como en los das de la guerra federal. Toda la regin oriental del pas, es de la revolucin que el General Matos ha bautizado como Libertadora. En el occidente, los ejrcitos revolucionarios de Amabile Solaigne, Gregorio Segundo Riera y Juan Pablo Pealoza levantan desde

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Coro hasta Barinas un muro que parece infranqueable entre Los Andes y Caracas. En Occidente, el jefe mximo es el eterno General Luciano Mendoza y en Oriente todos reconocen al General Domingo Monagas, compaero de Mendoza en los acontecimientos revolucionarios de 1892. A medida que la Libertadora consolida sus frentes en el occidente y en el oriente del pas, tambin crece y se consolida el nombre de Juan Vicente Gmez como jefe militar pues el Presidente Castro le confa la conduccin de todas las acciones militares que se realizan en los dos frentes de lucha en que se ha dividido Venezuela. Gmez marcha, primero a Occidente para enfrentarse con xito a los ejrcitos revolucionarios que encabezan el General Riera en Coro y los Generales Pealoza, Solaigne y Montilla, en Barquisimeto y cumpliendo rdenes del Presidente Castro, marcha luego a Oriente a enfrentarse con el ejercito del General Nicols Rolando, pero es herido en la accin de Carpano y regresa a Caracas, mientras el Presidente Castro decide viajar a Barcelona con el propsito de enfrentarse a estos ejrcitos, pero al conocer la marcha de las tropas orientales de la revolucin que se dirigen al centro del pas, decide regresar, pues entiende que Rolando y Monagas han decidido llevar la guerra a una regin cercana a la capital de la Repblica como paso necesario paran iniciar la toma revolucionaria de Caracas. La Revolucin Libertadora haba logrado crear un ejrcito de 16.000 hombres de los cuales 8.000 forman parte de los ejrcitos orientales que comandan Monagas, Rolando y Ducharne. Suman igual nmero de soldados los ejrcitos occidentales que comandan Riera, Mendoza, Solaigne, Pealoza. A los cuales se suman los soldados llaneros de Vargas, Valentn Prez, Abreu y Batalla. A finales de julio de 1902, la extensin del dominio revolucionario cubra la mayor parte de Venezuela. Para proclamar su triunfo solamente les faltaba realizar el episodio con el que siempre soaron los caudillos venezolanos del siglo XIX; la toma y la entrada triunfal a Caracas. El 30 de julio de 1902, desde el Cuartel de Zaraza, el General Duarte Level anuncia que la vanguardia del Ejrcito Libertador ha llegado a Villa de Cura. Adems anuncia que las tropas del gobierno han abandonado a Carpano y que Pritu, Clarines, Onoto han sido ocupados por la revolucin y adems que las tropas que en Oriente andaban dispersas, en diferentes localidades han sido incorporadas, a diversos cuerpos del Ejrcito. Conclua el

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General Duarte Level su comunicacin: Miles de soldados del oriente del pas marchan hacia Caracas en donde han de dar el golpe de muerte a la dictadura. El Ejrcito Libertador oriental ha llegado a La Pascua y el poderoso ejrcito revolucionario de Occidente que comandan Mendoza, Riera, Pealoza y Solaigne avanza desde Barquisimeto hacia los valles de Aragua. El lugar de concentracin de los dos ejrcitos revolucionarios para discutir acerca del sitio y caractersticas de la batalla definitiva ser Villa de Cura. La Revolucin no tiene problemas de armas, ni de provisiones. El 1 de septiembre muere en La Pascua, el General Domingo Monagas, el gran jefe oriental. Era hijo del General Jos Gregorio Monagas, hroe de la independencia y autor del Decreto de libertad de los esclavos. Muerto Monagas, quedaba el General Luciano Mendoza como el mximo estratega de la Revolucin. Guzmn Blanco deca de Mendoza que vive de una leyenda que no tiene comprobacin en la realidad, no es mas que un guerrillero, que no le cabe un batalln en la cabeza, pero ahora iba a decidir con su opinin la suerte a una revolucin y el destino poltico de un pas. Antes de morir, el General Domingo Monagas le aconsej al General Matos marchar por los Valles del Tuy sobre Caracas, sin presentar batallas, en el camino. Para la revolucin, la ltima opinin de Monagas a Matos encerraba la clave del triunfo. Era la hora de preparativos de los ejrcitos que iban a disputarse el dominio poltico y militar de Venezuela. El Presidente Castro abandona a Caracas para ir a situarse en La Victoria y deja en ejercicio de la Presidencia al General Juan Vicente Gmez. En la reunin de los jefes de la Libertadora en Villa de Cura, el General Matos expuso ante el General Mendoza su opinin que era la misma del General Domingo Monagas y Mendoza la rechaza e insiste en marchar sobre La Victoria y atacar de inmediato las posiciones que ya ha tomado Castro en los cerros que circundan la ciudad. Ante la insistencia de Mendoza de presentar batalla al ejrcito de Castro en La Victoria, el General Matos convoca un Consejo de Guerra al que asistieron todos los Jefes de los Cuerpos del Ejrcito Libertador y los Jefes de los Estados Mayores y planteado el debate habido entre los Generales Mendoza y Matos por la oposicin de Mendoza se marchan sobre Caracas por los Valles del Tuy. La totalidad de los Generales votaron y apoyaron en multiplicados discursos la opinin de Luciano Mendoza y el General Matos, se qued solitario y desautorizado con su opinin.

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Volvan Luciano Mendoza y Cipriano Castro a encontrarse en accin de guerra, en tierras de Aragua. La primera vez, en septiembre de 1899, cuando Castro era el revolucionario y Mendoza el Comandante en Jefe del Ejrcito Nacional. En esa ocasin, Mendoza traicion al Presidente Andrade y le entreg el poder al General Cipriano Castro y ahora, tres aos mas tarde, el General Cipriano Castro es el Presidente de la Repblica y el General Luciano Mendoza es el segundo Jefe del Ejrcito de la Revolucin Libertadora. Y muy cerca de San Mateo, desde donde en octubre de 1899 reconoce a Cipriano Castro como Jefe Supremo y Comandante en Jefe del Ejrcito Nacional, ahora, el 3 de noviembre de 1902, al ser derrotada en La Victoria, la Revolucin Libertadora, consolida definitivamente el nuevo poder que Castro representaba. La batalla de La Victoria (12 de octubre - 4 de noviembre, 1902) fue la mas larga en el tiempo y tambin por el nmero y procedencia regional de los jefes y de las tropas que participaron en la lucha, la ms importante de las batallas ocurridas despus de la independencia. Semejaba por la presencia de venezolanos que representaban la totalidad de sus provincias como una cita para despedirse del tremendo holocausto de todas las generaciones en la hoguera de la guerra civil desde 1812. El 12 de octubre comenz la batalla de La Victoria, que habra de durar 21 das. El 28 de octubre, el General Duarte Level, desde el Cuartel General de la Revolucin, en San Mateo, en su Boletn de Guerra suministrar datos muy interesantes acerca del desarrollo de la lucha. Dice Duarte: Encerrado como se halla el Dictador (Cipriano Castro), en La Victoria y asediado por 12.000 soldados, que hoy forman el Ejrcito Libertador, escalonados desde Villa de Cura, Cagua, Turmero, Maracay, La Cabrera, Guacara y San Mateo e interceptado por la va de Caracas, por 2000 soldados, cortadas sus comunicaciones ferroviarias, telegrficas y telefnicas con la capital, cuantas veces ha intentado romper el cerco de hierro que le oprime ha sido rechazado con grandes prdidas y obligado a refugiarse en la plaza de La Victoria, de donde no se atreve, ni puede salir. Mientras tanto nuestro Ejrcito bien alimentado, queda tranquillo, arma al hombro y lleno de entusiasmo para hacer frente a toda eventualidad. Efectivamente, como lo dice el Boletn de la Revolucin, durante varios das, la situacin de los ejrcitos que comandaba el General Cipriano Castro se vio muy comprometida pues el nmero de tropas de la Revolucin casi duplicaba sus

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efectivos, pero la llegada a La Victoria, procedente del Estado Trujillo, de un nuevo ejrcito de tropas de los Estados Tchira, Mrida y Trujillo comandadas por el General Leopoldo Baptista con la asistencia de los Generales Pedro Maria Crdenas y Pedro Linares y la presencia simultanea del General Juan Vicente Gmez, procedente de Caracas con varios vagones de armamentos y de 1.000 soldados, modific definitivamente la situacin. El da 2 de noviembre, el General Manuel Antonio Matos orden desde San Mateo, a los cuerpos del Ejrcito Libertador que empezaran a retirarse del campo de batalla. Cada cuerpo del ejrcito revolucionario regresara a su lugar de origen. Dos mil soldados quedaron tendidos en el campo de batalla. El Presidente Castro calific la batalla de La Victoria como la mas reida de las guerras civiles y el General Matos explic la derrota por la incapacidad militar del General Luciano Mendoza. El ejrcito revolucionario de Occidente regresa a Barquisimeto y a las tropas orientales que comanda el General Nicols Rolando las hace acampar en Guatire, hasta el mes de abril de 1903, con el propsito de realizar un ataque sorpresivo a Caracas, sin tener ahora que atender a las indicaciones del General Luciano Mendoza, culpable segn el General Matos, del desastre de La Victoria. El General Matos se haba embarcado en Tucacas, rumbo a Curazao. El 6 de diciembre (1902) el Presidente Castro se dirige a la prensa. La Agencia Pumar -dice Castro-, ha venido anunciando que naciones extranjeras, entre las cuales se mencionan a Inglaterra se proponen ejercer actos de violencia contra Venezuela a efectos de obtener por ese medio el servicio de pagos relacionados con la deuda pblica, suspendidos a causa de la Revolucin Libertadora. El Presidente Castro se resiste a creer tales noticias, no obstante, su carcter oficial. Los episodios ocurridos del 8 al 9 de diciembre de 1902 han sido objeto de numerosos libros y reportajes internacionales. Von Pilgrim Baltazi, representante del Emperador de Alemania y Mr. Haggard, representante del Rey de Inglaterra sorprenden la paz dominical del hogar del Dr. Rafael Lpez Baralt, encargado del Ministerio de Relaciones Exteriores para anunciarle oficialmente lo que hace meses conocen las Cancilleras europeas y la Secretaria de Estado del gobierno de Estados Unidos de Amrica, que Inglaterra y Alemania han convenido en actuar juntas en

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las reclamaciones por el pago de las deudas y por el inmediato reconocimiento de los daos y perjuicios sufridos por sus nacionales. El 9 de diciembre, el Almirante ingls Douglas, Jefe de la flota aliada da la orden de ataque, para apoderarse en el Puerto de La Guaira, de la llamada flota de guerra venezolana. Antiguos yates convertidos en naves de guerra, transportes desvencijados casi intiles, el 23 de Mayo, El Totumo, El General Crespo, El Zamora, el Zumbador tienen que arriar sus banderas, pues esos barcos son presas de guerra. El General Crespo y El Totumo son echados a pique. Tropas de los acorazados alemanes se dirigen a tierra con el pretexto de ir a La Guaira en busca del cnsul alemn. La alocucin a Venezuela, del Presidente Cipriano Castro con motivo del bloqueo es un llamamiento a la conciencia nacional, califica la accin de Inglaterra y Alemania como inslita, un hecho brbaro, sin justificacin, un hecho inmoral producto del contubernio de las fuerzas y la alevosa. Aprovech el Presidente Cipriano Castro, la dramtica circunstancia del bloqueo para dar un nuevo giro a su poltica y con el pretexto de la terrible amenaza se acerc al liberalismo amarillo y al nacionalismo cansados de dos aos de guerra y anunci la libertad de los presos polticos, el regreso de los desterrados, la restitucin de los bienes de personas comprometidas en el movimiento revolucionario y tambin la restitucin total de las garantas constitucionales. La promesa de libertad de los presos polticos y el retorno de los exiliados especialmente dirigidas al General Jos Manuel Hernndez, jefe del partido nacionalista y quien desde 1900 estaba preso en el Castillo de San Carlos. La reaccin de los venezolanos ante el ataque a la flota nacional en el puerto de La Guaira fue de apoyo al gobierno nacional expresando las manifestaciones en Caracas y en todas las ciudades y pueblos. El 10, se anuncia en Roma que Italia se une al nmero de las potencias europeas que han declarado el bloqueo. El 13 de diciembre, es la repeticin de la hazaa naval europea, esta vez, contra Puerto Cabello, en donde la accin corresponde a los Comodoros Montgomery y Meder del Carybalis y el Vinneta. El 20 de diciembre se declara oficialmente el bloqueo: desde La Guaira hasta las bocas del ro Orinoco, lo mantendr la escuadra inglesa, y desde La Guaira hasta La Goajira, ser obligacin de la escuadra imperial alemana. Crnicas publicadas en Norteamrica y en Europa, aseguraban que el verdadero plan del bloqueo consista por parte del Imperio Alemn en tomar posesin

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de la isla de Margarita, pues Alemania era la nica potencia europea que no tiene presencia en el Caribe y por parte de Inglaterra, apoderarse de las bocas del Orinoco, el Delta, en su poltica de convertir a la Guayana Britnica en un gran pas continental. Las noticias de bloqueo de los puertos venezolanos por parte de las flotas de guerra de los Imperios Britnico y Alemn preocupan al Presidente Teodoro Roosevelt, pues la accin amenazante y los secretos propsitos frente a una nacin pobre y destruida por la guerra como es Venezuela en 1902, hacan posible la ocupacin permanente de su territorio, violando uno de los preceptos de la poltica de los Estados Unidos, la doctrina de Monroe: Amrica para los americanos. Y cambia la actitud complaciente que hasta entonces haba tenido la Secretaria de Estado frente a las notificaciones de la posibilidad de esta accin que desde comienzos del ao 1902 le haban hecho saber los embajadores de Alemania e Inglaterra. Ahora, el 15 de diciembre, la Secretaria de Estado ha hecho saber a los Embajadores de Alemania e Inglaterra ante la Casa Blanca que si los marinos alemanes o ingleses desembarcaban en tierra venezolana, el Presidente Roosevelt, ordenara la movilizacin de la escuadra naval que est en Puerto Rico. La presencia de Mr. Bowen, representante diplomtico del Presidente Teodoro Rooselvelt ante el gobierno de Cipriano Castro cobra gran importancia y los sbditos alemanes e ingleses que viven en Venezuela buscan su amparo y se colocan bajo su proteccin. Los grupos de manifestantes desfilan frente a la casa de Mr. Bowen y gritan Viva la doctrina Monroe. El norteamericano cruza diarias notas con el Canciller Lpez Baralt y celebra largas reuniones con el Presidente Castro. En los das finales de diciembre, Bowen viaja a Washington llamado por el Presidente Roosevelt y el escenario de la lucha se va a trasladar a la zona templada del continente, en plena estacin de invierno. Pero antes de irse, se entera Bowen que dos barcos de la escuadra alemana, el Vinneta y el Panther atacaron la Fortaleza del Castillo de San Carlos a la entrada del Lago de Maracaibo. El bombardeo dur ocho horas y no lograron su propsito de navegar hacia el puerto de Maracaibo. La prensa caraquea y zuliana elogia la batalla sostenida por el General Jorge Antonio Bello, jefe de la Fortaleza. La Revolucin Libertadora que haba sido derrotada en la decisiva batalla de La Victoria, pero que conservaba intactos gran parte de sus ejrcitos, sufra

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ahora una nueva desventura de la cual no se recuperara. El General Jos Manuel Hernndez, en un calabozo del Castillo se haba enterado de la invitacin del Presidente Castro de unir a todos los venezolanos en defensa de la patria y haba ordenado a los jefes de los ejrcitos nacionalistas de la Revolucin Libertadora abandonar los campamentos revolucionarios y apoyar al gobierno amenazado por el bloqueo. La llegada del Mocho Hernndez a Caracas congrega multitudes y de nuevo, como en octubre de 1899, en este 19 de diciembre de 1902, Castro y Hernndez salen al balcn para saludar a la multitud que grita: Viva Castro, Viva El Mocho, Viva Venezuela. Los Generales Nacionalistas Ducharne, Luque, Quintana organizan la retirada de sus tropas. El doctor Alejandro Urbaneja fundador del partido Liberal Nacionalista y promotor de la candidatura del General Hernndez en las elecciones de 1897 es ahora, en razn del nuevo pacto Castro-Hernndez, el nuevo Ministro de Relaciones Exteriores y el General Jos Manuel Hernndez viaja a Washington como representante diplomtico del gobierno de Venezuela ante la Casa Blanca. Las tropas nacionalistas van abandonando los campamentos de la guerra, en las diversas regiones del pas a donde haban marchado desde la batalla de La Victoria. El General y Doctor Roberto Vargas, nacionalista se queda con la revolucin. En Inglaterra, en la Cmara de los Comunes, la oposicin critica al gobierno por haberse asociado al gobierno alemn en esta accin de agresin a Venezuela, por considerar inadmisibles los propsitos, entre los verdaderos reclamos y las caractersticas en la accin blica. Plantean que el nico camino razonable que debe transitar Inglaterra en este conflicto es separarse de Alemania, suceda lo que sucede. El ministro norteamericano Bowen ha recibido la misin del Presidente Roosevelt de iniciar las conversaciones con las Embajada de Inglaterra y Alemania ante la Casa Blanca sobre las reclamaciones que dichas potencias europeas estn haciendo a Venezuela de deudas y tambin de reparaciones por daos causados a sus nacionales en las guerras civiles venezolanas. En la ultima conferencia celebrada en Miraflores con el Presidente Castro, el jefe del Estado venezolano le ha pedido que inicie en Washington conversaciones con los pases agresores de Venezuela. La frmula que Bowen empieza a discutir en Washington con un consejo de acreedores que representan los intereses de los pases reclamantes establece

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una divisin propuesta por el Presidente Castro, entre deudas anteriores al 23 de mayo de 1899 y deudas contradas por su gobierno. Respecto a las deudas de los gobiernos del liberalismo amarillo promete su cancelacin sustancial pagada en cuatro partes y si Venezuela deja de pagar una de esas cuotas fijadas para cada una de las potencias agresoras, se girar sobre los ingresos de las Aduanas de La Guaira y Puerto Cabello cuya administracin se pondra a cargo de un funcionario de nacionalidad belga, hasta la extincin de la deuda. En cuanto a las deudas y reclamos de ingleses y alemanes e italianos por sucesos acaecidos entre el 23 de mayo de 1899 y diciembre de 1903 se sometern al examen de una Comisin Mixta formada por un representante de Venezuela y un representante del pas reclamante y en casos de desacuerdos, la sentencia la dictara un tercer arbitro designado por el Presidente de los Estados Unidos. Para el pago de estas obligaciones se destinara obligatoriamente el 30% de las entradas de las aduanas de La Guaira y Puerto Cabello y cualquier diferencia por la distribucin a los ingresos fiscales se llevara al Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya. Cada nacin reclamante, tendr una Comisin Mixta con un miembro representante de Venezuela y otro el de la nacin que reclama y en caso de ser necesario un arbitro ser nombrado por el Presidente de Estados Unidos, el Rey de Espaa o el Presidente de Francia. Como tarea inicial de las Comisiones ser la de determinar las cantidades que reclaman. La lista de los pases reclamantes creci como en una quiebra comercial, y a Inglaterra, Alemania e Italia se unieron las demandas de Francia, Holanda, Blgica, Mxico y Espaa. Estos acuerdos llamados en esa poca los protocolos de Washington fueron objeto de grandes criticas, segn Gonzlez Guinn, por depresivos al honor nacional, particularmente el convenio con Inglaterra que solo la fuerza haba podido imponerlo. Consideraba Gonzlez Guinn que el Congreso Nacional no deba debatir, ni aprobar, pues por lo menos deba salvarse el decoro nacional. Concluy la Comisin de Relaciones Exteriores del Senado que el Presidente Castro no deba someterlos a ningn tramite constitucional y que los pusiera en curso, sin que este hecho pudiera tomarse en el futuro como antecedente valido. Mezclar la historia del bloqueo con el proceso de la Revolucin Libertadora no tenia nada de raro en la crnica internacional de 1902. A comienzos de octubre

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de ese ao, el General Barret de Nazaris, cataln francs que haba participado en Venezuela en la guerra federal alcanzando el grado de General, adems todopoderosa figura a quien acusaba Guzmn Blanco en 1886, de ser el promotor del crespismo dentro del liberalismo amarillo, le escriba desde Paris al Presidente Castro para informarle que en Paris, en circulo de banqueros haba odo decir repetidas veces que si la Revolucin Libertadora o Revolucin de Matos era derrotada, Venezuela tendra que entenderse directamente con las potencias europeas. Con la derrota de la Revolucin en la batalla de La Victoria y el bloqueo transformado en una negociacin que controlaba el Presidente Roosevelt, la situacin nacional y el gobierno del Presidente Castro parecan haber entrado en una zona de seguridad. Pero para que esta estabilidad fuera cierta deban realizarse tres episodios militares que destruyeran a los ejrcitos liberales amarillos que seguan en larga espera de los acontecimientos en distintos campamentos, y para cumplir estas tres misiones encarg el Presidente Castro al General Juan Vicente Gmez. La regin occidental del pas, la seguan controlando los ejrcitos liberales amarillos bajo el comando de los Generales Gregorio Riera, Jacinto Lara y Amabile Solaigne con quien estaban Luciano Mendoza y Juan Pablo Pealoza, Nicols Rolando, Ortega Martnez, y Hernndez Ron controlando los Estados Aragua, Miranda y Guarico. El Oriente segua siendo en su totalidad, partidario de la Libertadora. La mayor amenaza para el gobierno lo constituye el ejrcito oriental que el General Nicols Rolando tiene acampado en Guatire, con el propsito de organizar el asalto a Caracas desde los Valles del Tuy, la misma operacin que haba propuesto el General Domingo Monagas y que fue descartada en el Consejo de Generales en Villa de Cura para adoptar el plan de Luciano Mendoza de presentar batalla al ejrcito del gobierno en La Victoria. El 8 de abril de 1903, el General Juan Vicente Gmez sale de La Guaira con 1.500 soldados que van a desembarcar en Higuerote en busca del ejrcito de Nicols Rolando que dominaba la cuenca del ro Tuy. Rolando esperaba el envo de un gran armamento que haba haba prometido enviarle el General Ortega Martnez, pero los Generales Luque y Quintana, antes revolucionarios nacionalistas y ahora partidarios del gobierno impidieron la entrega, al apoderarse en el camino

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la casi totalidad del parque. El combate entre los ejrcitos de Gmez y de Rolando tuvo lugar en la poblacin de El Guapo con una duracin de tres das, del 11 al 14 de abril, durante los cuales Rolando esper infructuosamente las armas prometidas y el 14, agotadas las municiones se retira del campo de batalla e inicia su marcha hacia Ciudad Bolvar. Juan Vicente Gmez regresa triunfante a Caracas, para organizar el ejrcito que lo va a acompaar en los primeros das de mayo de 1903 en la campaa de Occidente. Gmez desembarca en Tucacas, el mismo da en que el General Matos regresa a Venezuela con nuevos efectivos militares. Matos sigue hacia Coro, mientras Gmez toma otro rumbo y se dirige a Barquisimeto en donde Solaigne, Mendoza, Pealoza y Rafael Montilla esperan la llegada de Matos con los recursos necesarios para emprender nuevas acciones. Gmez se une al famoso General y Doctor Gonzlez Pacheco y concretan el plan de ataque a Barquisimeto. La batalla dura tres das y en la noche del 22 de mayo, los jefes revolucionarios, simulan un gran ataque para abandonar la ciudad antes de caer presos y se van en busca de los Generales Matos y Riera. En realidad, el mismo da 22 haban salido de Coro rumbo a Barquisimeto, los Generales Matos, Riera y Lara con sus tropas en auxilio de Pealoza y Solaigne que ya haban abandonado Barquisimeto. Evitar que se unieran las tropas derrotadas en Barquisimeto con los efectivos que traan Matos y Riera era el objetivo de Gmez que tom el camino que de Carora conduce a Coro y les dio alcance el 1 de junio en las fuertes posiciones de Matapalo. La accin termin al atardecer del da 3, cuando los jefes revolucionarios se declararon en derrota. La Revolucin Libertadora, ahora queda reducida a los ejrcitos orientales que comanda Rolando. Desde el Palacio de Miraflores, el Presidente Castro enva un telegrama de felicitaciones el 6 de junio, al General Juan Vicente Gmez por sus triunfos obtenidos en Barquisimeto y Coro y lo llama predestinado a ser el Pacificador de Venezuela. El 10 de junio llegan a la isla de Curazao, los Generales Matos, Riera, Solaigne y Pealoza. El 27 de junio, a bordo de los buques Restaurador, Bolvar y Zamora se embarcan las tropas del ejrcito expedicionario que al mando del General Gmez

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van a enfrentarse al ejrcito del General Nicols Rolando que tienen el control del oriente del pas y que est atrincherado en Ciudad Bolvar. Rendir a Rolando, es decir al ultimo reducto de la Libertadora, es la tarea de Gmez. El jefe de la escuadra que ya remonta el Orinoco, es Romn Delgado Chalbaud. El 14 de junio, Gmez comienza a poner sitio a la plaza de Ciudad Bolvar tanto por el lado del ro Orinoco como por tierra. Tres mil hombres defienden la ciudad, un cronista de la poca los califica de la flor y nata de los soldados orientales. El Obispo de Ciudad Bolvar, Monseor Duran y los Cnsules de Alemania y Estados Unidos, los representantes del comercio guayans le piden al General Rolando, en nombre de Guayana, de Venezuela y de la Iglesia que entregue pacficamente, la plaza de Ciudad Bolvar. Quieren evitar la destruccin de la ciudad y ms muertos entre la gente pacifica. Le ponen presente que la guerra se apag en el resto de pas y que Matos desde Curazao invita a la paz. El Presidente Castro aprueba la gestin de la sociedad guayanesa, siempre que Rolando entregue todos sus elementos de guerra. Le ofrece garantas para toda la oficialidad revolucionaria a excepcin del General Farreras, que le entreg la plaza a la Revolucin. Farreras es el obstculo para la rendicin. Las negociaciones duran los das 15, 16 y 17, pues Rolando se niega a entregar a Farreras. El 17, al atardecer comienza la batalla. Gmez entrega al General Emilio Rivas, la misin de ocupar Los Morichales, al General Manuel Salvador Araujo ocupar La Laja Llanera y tambin lo acompaan los Generales Humberto Urdaneta y Guillermo Aranguren. Las tropas Eustoquio Gmez fueron colocadas en la reserva. A media noche del da 20, Gmez destruye la ultima fortificacin organizada por Rolando, en el Capitolio de Ciudad Bolvar. Sin embargo, el combate se prolonga hasta la madrugada del 21 de julio, da final de las guerras civiles en Venezuela. El informe del General Jos Antonio Dvila, jefe del Estado Mayor del ejrcito expedicionario da el parte de la rendicin y prisioneros, del ejrcito del General Nicols Rolando: 54 Generales, 92 Coroneles, 42 Comandantes, 32 Capitanes, 6 Tenientes, 9 Doctores, 44 ciudadanos civiles y el parque: 3.275 fusiles;

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4 caones; 1 ametralladora, 1 caja de dinamita, 264 granadas, 528.000 cpsulas y 6.020.000 fulminantes. El Presidente Castro, el mismo 21 de julio, desde Miraflores, en largo telegrama felicita de nuevo a Juan Vicente Gmez y lo llama Gigante venezolano, cuyo solo nombre es capaz de derrotar ejrcitos y concluye: Cuando en los infinitos Arcanos de la Providencia, pliego a Dios salvar a Venezuela, del desbarajuste, del desorden y del caos en que venia, ya lo haba destinado a usted para ser a la vez cabeza y brazo de la obra portentosa por difcil que realizarse pueda para la salvacin de su pueblo.

rjv.

El Ban Ringh

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Documento N 1 I Se ha despertado el mayor inters en casi todas las naciones, muy especialmente en Inglaterra y en los Estados Unidos, por los numerosos sueltos de la prensa sobre el viaje o crucero del Ban Righ. Aquel inters empez cuando se supo la detencin, en el dique Victoria, del vapor, en el cual supona existir un cargamento de contrabando. Ban Righ quiere decir Mujer Rey. Los celtas de escocia no tienen en su idioma palabra para significar Reina, y como Righ es invariable, se necesita obviar la dificultad y se escogi el aditamento Ban, palabra equivalente a bella o a mujer. Una dificultad semejante ocurre en persa, lengua en que nuestra reina Victoria fue proclamada Emperador de la india. Entr como capitn del Ban Righ en noviembre de 1901, en la inteligencia de que estaba destinado al Gobierno colombiano. Dicho buque tendra 1.500 toneladas de capacidad y antes perteneci a la compaa de navegacin de Aberdeen, movilizando carga y pasajeros entre Londres y Aberdeen. Mi tripulacin constaba por todo de 21 individuos, ingleses todos. Despus de tomar el mando del barco vinimos al dique Victoria y all fondeamos al lado de un gran vapor de telgrafos frente a frente de la estacin del ferrocarril de la aduana. All del modo ms corriente posible, obedeca las rdenes de sper vigilar la reconstruccin del buque, el cual estaba abastecido de carbn y provisiones y listo de modo ostensigle, segn cre, para un viaje de placer a las Antillas. Pero el Ban Righ estaba destinado a algo ms serio que a una excursin de placer. Se le construyeron dos almacenes, se le pusieron cureas para piezas de banda y de popa; un foco de luz elctrica frente al palo de mesana, y pasadizos adecuados al rpido traslado de los artilleros de una a otra parte del buque. Despus de ver cumplidas estas disposiciones, enrol mi tripulacin para un viaje de Londres, va Amberes, con escala en varios puertos de las Antillas, siendo el de Coln el ltimo, el de descarga, en donde se le pagara a la gente el saldo de sus haberes y el pasaje de vuelta hasta Inglaterra. Del verdadero objeto del viaje, ni los hombres ni los pilotos saban una palabra. No se nos permiti, sin embargo, continuar nuestro viaje sin hacer averiguaciones. Yo recib una notificacin de los funcionarios de la Aduana de Tower Hill participndome que a causa de una sospecha relacionada con la carga del Ban Righ, ste sera detenido hasta practicarse una investigacin completa.

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Fuimos detenidos durante unos trece das, en cumplimiento de la Ley de Alistamiento Extranjero. Este incidente ocasion cuestiones de ley internacional y los funcionarios de la Aduana comunicaron el total de los hechos al Ministerio de Relaciones Exteriores. Nuestro vapor se conceptu destinado a tomar parte activa en una revolucin entre dos naciones suramericanas con las cuales Inglaterra estaba en paz. Si se permita al Ban Righ salir del Tmesis, y destrua despus propiedades pertenecientes a algunas de esas naciones, Inglaterra sera responsable de los daos que causara. Recuerdo bien el caso del famoso corsario confederado Alabama. Este buque era de 900 toneladas y fue construido en Birkenhead, para servicio de los confederados, en 1862. se le artill y el Gobierno britnico orden su detencin, pero la orden lleg tarde porque el Alabama haba salido del Mercey el da anterior. Caus inmensos daos a la marina mercante norteamericana antes de ser destruido por un acorazado federal, frente a Cherburgo, en 1864. Su corta expedicin cost al Gobierno ingls ms de 3.000.000 de libras esterlinas. Dos oficiales de la Aduana fueron destinados a permanecer noche y da a bordo del Ban Righ. Circularon varios rumores respecto a las razones de la detencin del vapor y muchos visitantes acudieron al dique a ver nuestro barco. Una teora extraordinaria relativa al buque conmova los nimos de los crculos martimos de la ciudad. De tiempo en tiempo haba habido rumores de un proyecto de las autoridades boers para equipar corsarios con el objeto de hacer presas en la marina inglesa. El hecho de que tal proyecto fuese impracticable, no haba desvanecido la creencia de que pudieran establecerse represalias de ese gnero. El caso del Ban Righ haba sido rodeado de tal misterio que los armadores, especialmente los interesados en el comercio con El Cabo, no sin razn maliciaban que aqul fuera uno de los corsarios conque se haba amenazado al comercio en Inglaterra. A favor de esa notable sugestin militaba el hecho de que el barco estaba perfectamente apropiado a tal objeto, era de inocente apariencia y de rapidez excepcional. Sediento en informes positivos sobre ese punto, el representante de un peridico de importancia fue a visitar a uno de los sueos del buque. A sus preguntas, este caballero no obtuvo respuestas, sino se le dijo : no necesitamos de usted. Retrese. Y se retir ms triste, pero no ms enterado, y el ministerio del Ban Righ qued en pie. La teora de que era un corsario ganaba terreno, sin embargo, y la noticia de que pertenecamos a los boers se extendi por los diques y ni yo ni ninguno de los

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tripulantes podamos ir a tierra que se nos cubriera de insultos. Esa prevencin contra nosotros era tan fuerte que me admiro de que no tomara para manifestarse otra forma que meras palabras. II Despus de unos trece das de detencin en los diques Victoria, se me notific que deba salir al mar. Nuestra orden de libertad, segn luego supe, fue obtenida por el Cnsul General de Colombia, en Pars, en donde entonces se encontraba el jefe revolucionario venezolano, general Matos. Yo creo que ste, en esa poca, enviaba instrucciones para el arreglo del Ban Righ. Matos es hombre acaudalado y fue miembro del congreso venezolano. En l ocurri un incidente, sin embargo, que el Presidente Castro decidi se resolviese por arbitramento. El rbitro sealado fue el general Matos y aunque su dictamen deba ser inapelable en un punto determinado, el Presidente no convino en aceptarlo. El general Matos sostuvo su opinin y, en consecuencia, se le redujo a la crcel. All permaneci algn tiempo, hasta que su hijo le persuadi para que pagara una multa de 24.000 dlares. Inmediatamente que recobr la libertad, ardiendo en venganza, form un Comit Revolucionario para derribar al Gobierno del Presidente Castro, y , en julio de 1901, se embarc para Europa, en donde agenci la compra del Ban Righ, el cual fue adquirido en nombre de un ingls. El 24 de noviembre qued en libertad de seguir a Amberes. Tom a bordo mi piloto y baj el tmesi hasta Gravesend, en donde ancl, y luego recib al representante del dueo, a mis dos contadores, a un oficial mercante y a un piloto de mar. En ese momento no tenamos a bordo sino las cureas para los costados y la popa y una gran cantidad de provisiones. La asercin de que en el buque haba caones y explosivos, y los acreditados rumores de que en el contrabando de guerra haba sido ocupado y puesto en tierra por las autoridades, unos y otros carecan de fundamento. Salimos de Londres sin perder esos objetos, por la simple razn de que nunca los tuvimos a bordo. Lo que tenamos en la bodega era provisiones, y nada mortfero. El domingo a las 2 p.m. llegamos a Amberes. El Ban Righ entr al dique de Asia, y el lunes por la maana tom a bordo el cargamento que nos esperaba en el muelle.

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He aqu un facsmil del conocimiento:

Entonces yo no tena idea sino de que todo estaba correcto y de que los efectos eran para el Gobierno colombiano. El da siguiente tuvimos a bordo el banquete de que tanto se ocup la prensa. Ese banquete no fue rumboso porque slo asistieron a l Capitn de Puerto, el Administrador de Aduana, el Corredor y su esposa, y los Oficiales del buque; sin embargo aquella fue una tarde placentera, que satisfizo a todos, y que termin con expresiones cordiales de buenos deseos por parte de los invitados. Despus que hice mis provisiones y tom el cargamento, vino a bordo el Cnsul de Colombia; me dijo que todo era para el Gobierno colombiano y me entreg algunos documentos que yo deba poner en manos de los oficiales del puerto de Colon. En Amberes recib a bordo un capitn de artillera francs, dos sargentos, un doctor, y un caballero que result ser un amigo del general Matos. Al da siguiente zarpamos, enfilando el ro Escalda por corta distancia y anclamos para tomar el resto de la carga que, segn mis conocimientos, consista

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en ms quincalla, instrumentos de msica y timbales. Aqu la lancha vino al costado, con los empleados de la Aduana. Mi tripulacin se haba puesto ya maliciosa con respecto a la naturaleza del cargamento, y vino a popa rehusando seguir en servicio, por esa causa; pero como se le prometi darle un mes de salario a buena cuenta, esto la satisfizo. El da siguiente por la maana, al aclarar, seguimos bajando el ro hasta Flushing, en donde tuvimos que fondear para que los ingenieros pudieran hacer ciertas reparaciones. All tom a bordo cuatro ovejas beneficiadas. Trazaba yo mi rumbo a lo largo del estrecho de Dover; cuando mi primer Oficial me dijo que los ingenieros deseaban hacer otras reparaciones. Nos detuvimos cuatro horas, y al da siguiente por la maana, fuera ya de Beachy Head, tuve que suspender la marcha otra vez con el mismo objeto, lo cual ocasion que uno de los remolcadores de Watkin viniera a preguntarnos si necesitbamos de su ayuda. Partimos despus de esta demora, dirigiendo el rumbo canal abajo hasta les Lizards , de donde lo enderec a Madera. Impuesto, sin embargo, por mis oficiales, de que un buque de guerra ingls andaba registrando los barcos que salan por si llevaban pertrechos, etctera, para los boers, mi armador dispuso abandonar aquel rumbo por el de las Azores. Durante este trnsito descubr que la bodega contenan 175 toneladas de museres, 180 de municiones, albardas, gran nmero de caones de campaa y carros, 2 caones Hotchkiss y 2 de tiro rpido. Estos ltimos 4 eran para armar al Ban Righ. Despus de diecisis das de navegacin, llegamos a Marigot, en la isla de San Martn, del grupo de Sotavento. La razn que tuvimos para elegir este sitio de arribo fue que, como la isla no tiene conexin telegrfica, nos servira admirablemente para la operacin de montar los caones. Esta fue llevada a cabo por la tripulacin y dirigida por el Capitn francs de artillera, mientras que una turba de indgenas sacaba carbn de la bodega. Cuando el can de popa estuvo montado, construimos a su alrededor un tablado, y encima le pusimos una caja de flores, cuadrada, como para ocultar aqul bajo una mascara de inocencia. El can de proa qued tapado con lona. En San Martn permanecimos cinco das. Esta es una posesin mitad francesa y mitad holandesa. All conseguimos gran cantidad de naranjas, cambures y pltanos. Abundan en la isla limones agrios, pias, ostras y toda clase de pescado. Mientras estuvimos all los puentes estaban cubiertos por los gneros de las seoras de color, quienes llevaban a vender ames, cambures, batatas, patillas, conchas curiosas y otros objetos por el estilo.

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Not que la escala social era tan perfecta all, entre la gente de color, como entre nuestro pueblo. Hice una observacin un da en que invit a dos seoras de piel negra, que parecan agobiadas por el calor, sobre cubierta, a pasar el saln para que tomaran una bebida refrescante. Se estiraron y me siguieron con mucha dignidad dndose gran importancia, y mientras se les preparaban el refresco la ms rolliza de las dos damiselas, cuya complexin me recordaba una bota de patente, observ: - Reparo, Capitn, que usted sabe distinguir a los que pertenecemos a la guena socieda. - Yo estara ciego si dejara de advertir hecho tan notorio, contest con galantera. - S, dijo probando con monera el contenido de su vaso, esto es regueno, Capitn. Usted ver que yo no me reno sino con la gente de todo. - As me lo imagino, le repliqu solemnemente. - Oh, s, dijo, yo ju sirvienta de adentro de una familia blanca de San Kitts. Familia inglesa, Capitn, y yo me veo muy encima de todos estos negrillos de Marigot porque no son sino gentuza francesa. Consider siempre a esta seora como a una que iguala en tacto a esa nacin. Ella me hizo un cumplimiento de dos frases: una en favor de mi discernimiento y otra a favor de mi pas, mientras que ella se alababa al mismo tiempo. Su compaera, que no poda jactarse De tan aristocrtica prosapia, demostr ser una excelente doctora. Nuestro primer Oficial, a causa de un accidente, se haba estropeado una pierna que se le hinch mucho. Ella se la examin y luego le puso unas sanguijuelas pa sacale la sangre mala. esas sanguijuelas las llev dentro de una botella y cuando se hubieron hartado con la sangre mala, las cogi framente por la cola con una mano, mientras que con el pulgar y el ndice de la otra, exprimindolas a lo largo de sus cuerpos, las hizo soltar cuanto chuparon. Despus las meti en la botella, listas para aplicarla en primera ocasin. Tal mtodo era primitivo por desagradable, pero dio buenos resultados a nuestros Oficiales y pronto recobr ste el uso de su pierna. Un caballero de color, llamado Lee, que perteneca a la aristocracia del lugar porque su hermana se cas con el Corregidor de Marigot, se comprometi a suplirnos provisiones y a tener un bote a nuestra disposicin para llevar a traer lo que necesitremos del vapor a la playa, y viceversa, mientras permaneciramos en el puerto de Marigot. El seor Lee no se haca notar por su puntualidad. La leche que debiera estar a bordo para el almuerzo a las ocho, rara vez llegaba antes de las diez, y con

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frecuencia no llevaba huevos. Lee deca que las gallinas tardaban mucho pa ponerlos. El se enorgulleca de descender de los indgenas de la isla Esmeralda. Aguaite, Capitn, mi aguelo y mi aguela eran irlandeses, y yo tambin soy irlands. Le encargu trajera a bordo un novillo beneficiado, para tener carne fresca cuando saliramos del puerto. - Gueno, Capitn, repuso, yo conseguir el novillo en Philipsburg ( la parte holandesa de la isla ), y no lo matar hasta echarle mano a la carne. Observacin muy natural de parte del seor lee, tomada en cuenta la nacionalidad de que se alababa. III Observacin muy natural de parte del seor lee, tomada en cuenta la nacionalidad de que se alababa. El tiempo era magnfico en San Martn, claro y tibio, con un cielo con nubes, formando el mayor contraste con el crudo y penetrante fro de Inglaterra; as yo y todos nos recrebamos a los reflejos del sol. Cierta deliciosa maana encargu a nuestro negro irlands Lee, tres caballos para que el Capitn de artillera francs, el Contador y yo furamos a explorar al interior de la isla. Bajamos a tierra y encontramos los animales esperndonos rodeados por un coro de admiradores negros que parecan gozar de la vida con la facilidad con que un muchacho disfruta de los das festivos en verano. Alguien sugiri que debamos cabalgar hasta Philipsburgo, y despus de comer en ese pueblo, regresar bajo el fresco de la tarde. As lo resolvimos, y yo, ms acostumbrado a manejar un barco que un caballo, examin los animales con nimo de apreciarlos y finalmente eleg al ms pequeo, por manera que si por accidente me tocase caer, no fuese de muy alto. - sabe el Capitn montar a caballo? _ pregunt el negrito que tena de la brida al animal. - montar a caballo? ya lo creo _ exclam sin sonrojarme, y me dispuse a montar sobre la silla. - ja,,ja,,ja! _ aullaron en coro los circunstantes, enseando sus dientes blancos como el marfil _ El Capitn se monta por el lao contrario; este es el lao de montar, Capitn; d la guerta. - Qu importa por cual lado se le va a bordo? _ refunfu mientras me diriga hacia un muchacho, con los dientes blancos pelados, que me tena el estribo.

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El caballo ech atrs las orejas, dej ver de un modo amenazante lo blanco de los ojos y en el momento en que yo me sentaba en la silla escondi la nariz entre las rodillas y tir una coz que me despedi por encima de su cabeza contra un arbusto espinoso. Los morenos me sacaron prontamente de all sin embargo, y limpiaron el polvo de mi traje, blanco como un nade. Entonces asegurndome el Kepis en la cabeza, mont de nuevo teniendo cuidado esta vez de recoger bastante las riendas para que el caballo no pudiera bajar la cabeza. Sobre la marcha lo bautic Trtaro y muy bien le vino el nombre, porque tan pronto como cabalgu, parti el bruto dando pequeos saltos, cayendo con los cascos juntos, lo cual segn creo se llama saltos de gamo. Pero yo agarraba las riendas como la torva muerte, y viendo l que no poda tumbarme se encabritada, y termin por ejecutar un baile doloroso y excitante cayendo hacia atrs y clavndome en la tierra por una pierna en medio de una especie de guayaba venenosa erizada de espinas, y mientras ms haca yo por librarme de stas, ms me daaban. Al fin Trtaro se levant. Todava me pareci lleno de perversidad, como si no se hubiera saciado conmigo. Conste que era as. Esa bestia y yo no nos entendamos, y por tanto durante todo el da estuvimos de pie que, resultando que mucho antes de partir nos odibamos cordialmente el uno al otro. Mis dos amigos y los negros me sacaron del espinero con algn trabajo. Y mientras me sent para recobrar la respiracin y la presencia de nimo, dos seoras de color, dignas de los simpticos instintos universales de su sexo, se me acercaron y tomndome una mano cada una aplicaron sus grandes y tiernos labios en mis sangrantes heridas y chuparon el veneno. Tan pronto como me extrajeron ste mi carne volvi a su estado normal y no queriendo herir su amor propio, pidiendo agua para lavarme las manos, mont de nuevo mi corcel y conserv la impresin de sus labios y de sus lenguas hmedas y calientes. No habamos adelantado mucho cuando Trtaro se opuso a la inmediata compaa de sus compaeros, montados por mis amigos, y advirtiendo yo que no lograba hacer que el bruto obedeciese al timn, decid tomar un piloto, en forma de un moreno andrajoso y avispado que se llamaba Jim, quien agreg una espa a las riendas, haciendo correr a Trtaro inmediatamente detrs de la cabalgadura. Dejando a Jim la direccin del rumbo, puse toda mi atencin en la ciencia de mantenerme firme. Yo tena bien apretado en las piernas a Trtaro y agarrado con las dos manos el pico de la silla, marchando as perfectamente bien hasta que por desgracia Jim se enred con la punta de la cuerda y cay al suelo. - Hombre al agua!, exclam maquinalmente. Mi voz es fuerte, y excitada (lo que es perdonable) por la novedad de mi situacin creo que la alc bastante. Sea

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como fuere, algo espant a Trtaro que se dio a corcovear. El haber navegado yo desde joven en un buque de vela, me salv en este caso de un vergonzoso y acaso fatal accidente, porque apretando el vientre de mi enemigo con las piernas, agarrme de su cuello con ambos brazos y as me mantuve, como me suceda con frecuencia a bordo, entre el viejo aparejo del buque, durante un brisote. Adelantbamos a todo vapor camino abajo hasta que llegamos a un villorrio, en donde los muchachos, los pollos y los lechones jugaban en plena calle, desprevenidos de nuestra rpida llegada hasta encontrarnos en medio de ellos. Hubo entonces una conmocin extravagante. Las negras madres salan de sus casas y recogan sus criaturas color de caucho negro, dando terribles alaridos; ladraban los perros, chillaban los pollos, corriendo en todas direcciones; gruian los lechones y huan delante de nosotros, hasta que, finalmente, al tratar de esquivar una marrana de salvaje presencia, Trtaro tropez con uno de los miembros de la numerosa prole de la misma y cay de rodillas. En el acto sal despedido por la cabeza del caballo y una turba de negros me rode rindose de mi ridcula situacin. Por fortuna no nos hicimos dao, ni an le pas nada al negro marranito. Al cabo de un rato lleg Jim, jadeando y secndose el sudor de la cara con parte de su escasa ropa. Tan pronto como se recobr lo suficiente, tom de nuevo a Trtaro a remolque y seguimos nuestro camino satisfactoriamente. No muy lejos del pueblo alcanzamos a nuestro Contador quien tambin se hall en aguas turbulentas. El haba entrado con su barquichuelo debajo de un vallado cubierto por una enredadera magnfica, cuajada de grandes flores carmeses, y all, a la sombra, el animal se plant, negndose a dar un paso ms; pero con el auxilio del Capitn de artillera francs, quien regresaba a buscarnos, (y montaba admirablemente bien) pronto nos pusimos otra vez en marcha. Nos encontrbamos a una milla de nuestro destino, cuando yo, resistindome del inusitado ejercicio, refren mi cabalgadura y camin ms despacio. Tambin Jim se alegr de cambiar su largo pasitrote por un paso ms lento y obedeciendo a mi indicacin solt la espa. Precisamente estaba yo congratulndome de lo bien que iba sostenindome, cuando un estpido muchacho negro, de cabeza lanuda, sali respectivamente de un campo inmediato haciendo un espantoso ruido con una especie de instrumento msico que los negros fabrican de una calabaza seca. Este susto sbito trastorn por completo los nervios de Trtaro, el cual comenz de nuevo a dar botes, esta vez hacia una escarpada colina, y como si le persiguiera todos los diablos; pero tambin de nuevo me sirvi mi prctica y me agarr a l con pies y manos, casi hasta ahogarlo, logrando que se parara voluntariamente.

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Jim se qued atrs para quebrarle al muchacho al instrumento en la cabeza y darle de apa un aporreo. Luego le dej quejndose y vino a reunirse sobndome tiernamente los nudillos. Nos encontr a Trtaro y a m ocupados en recobrar aliento y tan pronto como tuvo la espa segura entre las manos, me enderec en la silla y seguimos la marcha tranquilamente, como si nada hubiera sucedido. No obstante, mi caballo volvi a espantarse un rato despus a la vista de ms muchachos negros que llevaban en la cabeza canastos de sal y cantaban mientras iban andando. Jim se asi fuertemente a la brida del cabriolante Trtaro hasta que fue lanzado patas arriba en un inmenso mont de sal, y el caballo pateando sobre el mismo, hundido hasta la cincha, qued al fin all pegado. En este lugar se prepara la sal en grandes cantidades; la de pan es elaborada por una compaa franco-holandesa y en su mayor parte exportada en goletas norteamericanas, a Terranova. El proceso de preparar la sal no deja de ser interesante. La sal comn se cuaja en fondos que no se calientan nunca hasta el punto de ebullicin. La sal bruta es hecha de salmuera apenas calentada. Las pailas respectivas se vacan solamente una vez por semana, y este sal, de grano muy grande, es muy solicitada para salar bacalao y otros pescados parecidos. Esa sal de pescar es ms ordinaria todava; se la saca una vez por quincena ms o menos y sus granos miden a veces media pulgada de largo. Esta se usa exclusivamente para salar pescado. La sal en su forma ptrea es uno de los minerales ms duros. El agua salada, es decir el agua del mar; se usa en Jamaica y en otras islas de Antillas en lugar de agua fresca madicanal. Muchas personas prefieren un vaso de agua del mar pura, a una dosis de Sal de Frutas en ayunas, y es bien sabido que los arrancadores de sal y los marineros son considerados como los ms saludables y robustos trabajadores. Se tiene como de mal agero pasarle a uno la sal estando a la mesa, y de aqu el proverbio: se pone de malas aquel a quien se le sirve la sal. Derramar la sal pasa por ser anuncio de desgracia, y veame all desembarcado en una montaa de montones de sal, a mi caballo atollado y a mi piloto casi sepultado en la misma; el tro mas infeliz si puede fiarse en el refrn. Al fin nos vimos libres, y despus de sacudirnos de encima los salados y deslumbrantes cristales, repar que la aventura de por la maana haba trastornado por completo la memoria de Jim, quien no se acordaba absolutamente del nombre del hotel a donde bamos consignados. A m me pasaba lo mismo.

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Despus de reir seriamente a Jim por su negligencia, proseguimos con paso ms sosegado a travs del pueblo hasta que dimos vista a una botellera. Me estimulaba el pensamiento de tomar un cocktail refrescante y le di una vuelta al timn de Trtaro que se lanz dentro del establecimiento, que estaba completamente lleno de negros, como si entrara a medio galope en su cuadra ansioso de un pienso y de una tina de agua. Nuestra abrupta y nada ceremoniosa entrada caus sensacin. Trtaro me ech a tierra en una mesa de billar, y luego se form un corro. El negro patrn se alborot y habl con energa. Pidi respuestas a esta pregunta: Es ese el modo con que los caballeros de su pas entran en un hotel respetable ? Me api del billar con cuanta dignidad puede, y mientras Jim sacaba fuera a Trtaro, derram aceite sobre las agitadas olas mandando servir cerveza embotellada a toda la concurrencia. Esto hizo que todo el mundo fraternizara conmigo, y por tanto resolv quedarme al ancla all hasta que mis amigos me encontraran, o fuera tiempo de regresar al Ban Righ. Al cabo de poco tiempo el Capitn francs y nuestro Contador descubrieron mi paradero y seguimos para el hotel, cuyo nombre habamos olvidado Jim y yo. Vi que se llamaba el Grande y que luego cesaba todo parecimiento a esta palabra, porque era simplemente un edificio en piedra, arruinado; aunque debo hacer constar que en cuanto a aseo y atencin, estaba muy distante del trmino medio de los pseudo-hoteles de ese pas. Ordenamos que se nos sirviera la comida y mientras esperbamos, el Contador y yo descansamos nuestros estropeados miembros en sillas de minbres, colocadas majo el techo de flores que daba sombra al corredor, mientras nuestro Capitn francs, que pareca estar muy fresco, examinaba algunas curiosas estampillas de correo pertenecientes a un transente por aquel lugar. Como era un ardiente coleccionista de sellos, yo saba que deseaba mucho poseer aquellos raros especmenes y al fin agarr a un negrito y le dio para que le comprase estampillas semejantes, de la isla, en la oficinita de correos. No es preciso decir que ninguno de nosotros ha vuelto a ver ni al negrito ni a las estampillas. Al ir a sentarnos a la mesa, se nos reuni nuestro mdico, un caballero venezolano. Expresmosle nuestra sorpresa por su encuentro y nos expres que las aventuras que yo haba corrido en route le hicieron muy fcil el dar con nosotros. Evidentemente aquellos negros que vivin a lo largo del camino que recorrimos por la maana, jams haban visto un marinero a caballo, y ah la impresin que dej en sus nimos.

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A la mesa encontramos a tres caballeros yankis, y entrando en conversacin con ellos supimos que recorran las Antillas con Circo. Este circo era nico en su especie. Se compona de grandes carteles llameantes, algunos payasos, trapecistas y bpedos contorsionistas, pero careca de caballos y de toda clase de cuadrpedos. Aquellos seores nos convidaron de todo corazn a ir a su espectculo. Sentimos bastante vernos obligados a rehusar la invitacin, porque ninguno de nosotros haba tenido nunca el gusto de ver in Circo sin caballos . luego de mutuas expresiones benvolas, dijimos adieu, y ordenamos que se nos trajeran los caballos, pues desebamos estar en camino, va de Marigot, antes de que oscureciera. Nuestra cuenta personal result bastante razonable, pero en ella se nos cargaron diez chelines por la yerda y el agua que consumieron las bestias. Encontr caros estos productos naturales y despus de poner mi nombre en el libro de visitantes, agregu lo siguiente en la columna de observaciones: - soy extranjero y, como a tal, me estafaron aqu !! IV El regreso a caballo fue ms fcil y ms rpido que el viejecito de por la maana. Las bestias conocan el camino y trotaban con gusto como si desearan llegar a sus cuadras. Repar, no obstante, que el andar a caballo no es tan confortable como sentarse uno en su butaca, pues a medio camino tuve que hacer alto para que reposasen mis doloridos msculos. Refren debajo de un gran rbol, pero Jim tir de la espa con fuerza, exclamando: No, Capitn, por n se para ai porque esa mata le da calofro a los guesos y consegui ust una fiebre. (En la oscuridad de la tarde era difcil distinguir el rbol, pero creo que se trataba de un manzanillo, extremadamente ponzooso hasta no poderse estar a su sombra). Despus de esta oportuna advertencia, cabalgamos en silencio y ya estaba oscuro cuando la distante luz de un pequeo mesn al lado del camino nos hizo apresurar el paso. La noche estaba calurosa, y nuestra larga excursin a caballo nos haba puesto a hombres y a bestias, sedientos de un modo desacostumbrado. Hicimos alto en aquel remoto sitio de refresco, en el cual las existencias de que dispona el patrn se reducan a unas pocas botellas de cerveza y a otras tantas de limonada. Lo que a aquel faltaba de licor le sobraba cortesa,, y como nada en forma de licor nos satisfaciese, hubiramos agradecido mucho que el buen Samaritano plantara su tienda en aquel lugar. Al salir del saln, iluminado por una humosa lamparita de parafina, la oscuridad exterior pareca doblemente espesa. No pudiendo ver sino sentir a nuestras

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cabalgaduras, trat de montarme en una que no era la ma, un caballo grande y ordinario que el doctor haba olquilad. Me pareci que el estribo estaba muy alto, pero no descubr mi error hasta que Jim se puso a buscar la espa y no dio con ella. Al mismo tiempo Trtaro prob su identidad al doctor, y cuando el sorprendi caballero hubo montado pidi con indignacin que se efectuase el cambio. Cuando llegamos a la playa, en donde nos esperaba nuestro bote, vimos que los ingenieros hacan jugar el foco elctrico del Ban Righ, causando morla espanto a la gente del puerto que jams en vida haba visto cosa semejante. Varios de los asustados negros caan de rodillas pensando que haba llegado la hora final. Otros se amiganaban que ya iba a ocurrir un terrible terremoto y salan dando alaridos al primer espacio abierto para librarse con tiempo de la cada de vidrios y de fbrica. El resto corra lleno de pnico a sus chozas, como un candme de peces voladores perseguidos por hambrientos delfines, y barricaban sus puertas y ventanas para que no entrase el funesto relmpago, signo de muerte, segn crean, para toda la poblacin. Al da siguiente por la maana, los habitantes mostrbanse anciosos de or relatos del fenmeno, y cada negro procuraba sobrepujar a su vecino con narraciones maravillosas sobre el mismo. No lejos del desembarcadero de Marigot hay una laguna de varias millas de extensin; un gran brazo de mar sube hasta ella, pero como este ltimo es muy estrecho, a distancia tiene aquella la apariencia de un gran lago interior de hermosas, claras y lmpidas aguas. Se llama Laguna Simpson. Nuestro propietario, los dos contadores y yo pasamos en ese sitio un da muy agradable pescando caracoles y cangrejos de ro. Con nosotros fueron Patterson, el bombotero y dos negros. Primitiva es la manera con que esos pescadores cogen los caracoles y cangrejos. Reman suavemente, poniendo un hombre de vigilante en la proa del bote, y cuando aquel ve brillar a travs del agua las amarillas conchas de los caracoles da la seal de detenerse, se sumerge y coge con las manos de uno a tres o cuatro a la vez, con sorprendente destreza. Permanecer debajo del agua por tres o cuatro minutos es muy comn en las expediciones de pesca de esta gente anfibia, la ms experta para zambullirse de toda la de las Antillas. Ya tenamos cinco o seis docenas de hermosos caracoles en el bote cuando volvimos la atencin hacia los cangrejos, que se cogen ms cerca de las orillas de la laguna. Muchas mimosas y sauces, detrs de los cuales elevadas palmeras alzan sus empenachadas copas, crecen hasta la orilla del lago, y an dentro del agua misma, en donde la accin de sta ha removido en parte la tierra de sus races, dejndolas descubiertas. Eso forma un excelente abrigo para los cangrejos y all es donde se encuentran los mejores. Pronto hubimos cogido suficiente para establecer un

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ventorrillo de langostas, y entonces, bogamos hacia la orilla opuesta del lago para recoger ostras. Estos sabrosos bivalvos hacen uso tambin de los rboles y los encontramos adheridos a las races anegadas, amontonados, pululando unos sobre otros en capas tan espesas como las que forman las almejas y en voluntario abandono, un espectculo capaz de hacerle la boca agua a un epicreo. Confieso que tengo gran debilidad por las ostras, y que tan pronto como las vi me lanc fuera del bote y vade hacia la orilla con ms apresuramiento que discrecin, porque pronto me encontr, inadvertiblemente, pataleando en un pozo, con tres o cuatro pies de agua sobre la cabeza. Este pequeo episodio divirti a los negros quienes estuvieron rindose de l todo el resto del da. Parece que eran incapaces de asegurar que se verific ms pronto: si mi desaparicin o mi vuelta al mundo. Cuando fuimos a coger los caracoles nos quitamos la mayor parte de la ropa, pero, debido a lo pequeo de nuestro bote, se salpic, de suerte que estaba tan mojada como si nos hubiramos baado con ella puesta; sin embargo nos la pusimos como estaba y salimos a tierra. Los negros dijeron que iban a coger cangrejos para que los llevramos al Ban Righ, y, despus de caminar cierto trecho, nos hicieron entrar en un cementerio, el cual vimos, horrorizados, que herva en cangrejos de tierra. Aquellos bichos haban minado todo el piso, haciendo de los sepulcros sus madrigueras. No es necesario decir que declinamos categricamente la oferta de tales ricos bocados y que tocamos viva retirada. Tan pronto como se secaron nuestros vestidos, dimos la vuelta a la baha hasta llegar a la casa del Capitn de Puerto. Este caballero tena toda la poltica y cortesa de sus paisanos y ninguno de los convencionalismos franceses, sobre todo en materia de indumentaria. Estaba pintorescamente vestido con un terno de pijama, puesto al revs, y embellecido con remiendos que no casaban uno con otro en calidad, color ni dibujo. Ostentaba, encaramado en la cabeza, un rojo gorro turco, sin borla; y los pies sin calcetines, los llevaba como estuchados en un par de chanclas viejas, hechas de alguna alfombra. Nos recibi con el fcil aplomo de un hombre de distincin y nos present a su joven esposa cuya tez rivalizaba en color y en brillo con el lpiz-plomo. Nos instaron a tomar una mixtura de ginebra y limonada-excelente bebida en un clima clido como el suyo- y nos acogieron como si fusemos antiguos amigos por quienes abrigaban sincero afecto.

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Ya fresca la noche nos despedimos de esta hospitalaria aunque primitiva pareja, y de su numerosa familia, que pareca popular en la casa como pululan las cucarachasen los trpicos alrededor del fogn, y regresamos al bote. En el Ban Righ encontr desorden. Los negros contratados para sacar el carbn de la bodega a las carboneras, haban llevado a bordo de contrabando, ron para los fogoneros. La consecuencia de esto fue que uno de los hombres se embriag y el contramaestre dio orden de ponerle grillos. A menudo he observado que cuando uno ha pasado un da particularmente agradable, es casi seguro que antes de que concluya se esperimenta una desazn. V Durante el tiempo que estuve haciendo estas incursiones, mis oficiales y la tripulacin se ocuparon activamente en montar los caones, que todava juzgaba yo eran para el gobierno de Colombia. Esa tarde concluy el trabajo y fui a tierra por la Patente de Sanidad y a ver al Corregidor de Marigot. Me parece que este caballero era alemn. Su casa era ms hermosa de la poblacin, siendo en verdad el nico edificio del vecindario digno de ese nombre. Pas un rato placentero en su casa, en medio de su espiritual familia y disfrut de un raro convite musical oyendo tocar y cantar a la negra Corregidora y a su sobrina. Con frecuencia haba odo yo decir que muchos de estos individuos de color poseen voces notablemente hermosas, pero no estaba preparado para or los magnficos tonos que modulaban estas damas con la facilidad de los ruiseores. Jams olvidar las interpretaciones que dieron a estas antiguas y buenas canciones: Kathleen Maavourncen y Robin Adair. A mi vuelta al buque fui a casa del negro irlands Lee, a advertirle que la ropa limpia deba estar a bordo al da siguiente por la maana. Y no olvide el almidn -le dije- no quiero las camisas ni los cuellos flojos como trapos; hagan que les deje tiesos. Irn tan duros como tablas, capitn -me asegur-. Ahora que ta ut aqu seor, venga pa que vea a mi vieja; sufre de las partidas y ta muy enferma. La seora Lee que tena vendada la cabeza con tiras de franelas, pareca deprimida Y sufrir tanto como solo pueden los negros cuando se hallan enfermos. Algo s de medicina, y dejar aquel pobre ser sin procurarla auxilio era imposible para m y ms cuando me buscaba para obtener un alivio. Le prescrib un cocimiento de hojas de sen, un bao de pies, con bastante mostaza, y que se acostaraen su

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cama. Cre que eso no le hara dao, si no le haca bien. No s si lo que la mejor fue su fe en mi remedio, o si ste era verdad bueno, lo cierto fue que el da despus supe que estaba muy alentada y de excelente humor. A las 2 p.m. del da siguiente estbamos listos para zarpar y debo decir que sal con sentimiento de Marigot, y que recordar siempre con placer mi estada all. El pueblo fue muy hospitalario para nosotros, y nuestra vida en aquel lugar tan pacfica y serena como una esplendorosa puesta de sol tropical predecesora de tormenta y terremoto. El Capitn de Puerto como mucha de la gente de color vino a bordo a decirnos adis. El irlands negro Lee, llev su cuenta y ms tarde la ropa limpia, y encontr que toda ella haba sido lavada, incluyendo medias, faldas de camisas, pauelos y almillas, almidonndola tan dura como una tabla. Levamos anclas, y medio de exclamaciones y mucho agitar de pauelos, dirigimos el rumbo entre las islas de Saba y de San Cristbal, a sotavento de Guadalupe y Dominica, hacia Martinica, distante unas 280 millas. Nuestro puerto de arribo era Fort de France, adonde llegamos a las 3 p.m. del domingo 22 de diciembre. Martinica es, quizs, la isla del archipilago de que forma parte el ms encantador del mundo. Pertenece a Francia y est como a 30 millas del sur de Dominica; tiene figura oval con bordes de cabos y rocas escarpadas, de siniestras intenciones, en las cuales se mezcla frecuentemente el diablo. De ganga de hierro negro se componen los escabrosos despeaderos tapizados con innumerables trepadoras que se descuelgan hasta la playa, en donde la vida marina, de un verde brillante con sus flores de color carmn, en forma de copas, medra en la arena, la cual en muchos lugares a lo largo de la costa es negra como si la hubieran regado con plvora. Las olas son grandes y poderosas y contra las playas de la costa oriental, en donde todava siguen creciendo los arrecifes de coral, retumban al chocar como si fueses truenos. El mar no est quieto all nunca. Hay una leyenda criolla que cuenta, que hace muchos aos fue maldito por un sacerdote, de quien se burlaron algunos marineros mientras remendaban sus redes. El padre no los dijo nada sus atormentadores, pero volvise al mar y levantando las manos en alto lo maldijo imponindole que jams permanecera tranquilo. Los botes y las redes se podran en la playa, mientras los hombres aguardaban que se calmara el mar, hasta que fueron murindose uno a uno y aunque los aos ruedan sobre la lnea de espuma sta no se desvanece nunca sino se hace ms o menos peligrosa bajo la influencia de los inquietos vientos. A veces, cuando apenas sopla brisa y no hay en el cielo

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una nube, y el mar est como un espejo y azul con el intenso azul de las caribes aguas, la espuma de las olas no se extiende ms all de la costa, sino brota del fondo. La parte montaosa exterior est desgarrada y hendida por terremotos y erupciones volcnicas; hay all precipicios perpendiculares, grietas y gargantas, oscuros y negros agujeros llenos de agua, rpidos torrentes que se estrellan contra abruptas rocas y truenan entre las cavernas, los cerros y una soberbia fila de speros y negros conos de antiguos volcanes, traidores monstruos en reposo que han permanecido inofensivos por ms de un siglo, ecepto en 1851, cuando la montaa Pelee estall en fuego y lava y llev la desolacin y la muerte a todos sus contornos. La sobresaliente belleza del paisaje, cubierto de verdura y flores; de colgantes trepadores y orqudeas; de palmeras con sus graciosas columnas, algunas con plumadas coronas, otras extendiendo sus copas a modo de paraguas; de bosques de naranjas, rboles de pan y ondeantes tablones de caa, merece ser conocida de preferencia por mucho que poseen yates para ir a cruzar en invierno por el Mediterrneo a la regata de Cowes. Aqu, en Martnica naci la emperatriz Josefina.. su estatua de mrmol, mirando al mar, se ve en la palmi-sombreada sabana de Fort de France. Vi la luz en una casita a travs de la baha en Trois Islets, en junio en 1763. a los 16 aos fu a Francia, a casarce con el hijo del Gobernador de Martinica. El matrimonio fu desgraciado y ella regres a su bello pas tropical. Ms tarde volvi a Pars, en donde conoci a Napolen I y se cas con l. Madama de Maintenon naci tambin en Martinaca. La historia y la novela nense con natural belleza para dar a esta isla una fascinacin particular. Treinta millas al sur est Santa Lucia, isla que tambin pertenece a los franceses, en donde Rodney, con el Formidable y otros navos de nuestra armada, acech detrs de la roca de Gros Islet la salida del enemigo, de la baha de Fort de France. El 12 de abril de 1782 se encontraron las dos grandes escuadras y la fiera batalla dada frente a Dominica salv a Francia y de Espaa nuestras Indias occidentales. Hace algunos aos el azcar, las melazas, la tala y el ron eran los principales productos de exportacin de Martinica, pero desde que la caa de azcar ha sido excluida del mercado por el producto de la remolacha europea, se ha dado preferente atencin all al cultivo del tabaco, del cacao, del gengibre, los cambures y toda clase de frutas tropicales. El pueblo de Martinicia es peculiarmente alegre y agudo, debido a la mez