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Boletn Bimestral. No. 8. IBSN 0001-09-08-05 Latinoamrica, Marzo 2010.
BoletnALAShttp://www.edicionalas.org /
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Presentacin del BoletnALAS Nmero 8De la devastacin natural a la insidia social
Alberto Bialakowsky y Paulo Henrique Martins
Mensaje de ALAS sobre Hait
Hait: Los pecados de HaitEduardo Galeano
Hait: espejo de crisis civilizatoriaJaime Preciado Coronado
La educacin en Hait: del abandono al caos
El terremoto en Hait y el imperialismoMarco A. Gandsegui, hijo
Catstrofes naturales y terremotos socialesMarcelo Arnold Cathalifaud
Eliane Veras Soares
Sobre el juicio al doctor Miguel ngel Beltrn VillegasDirectiva ALAS
Necesidad de una nueva mayora poltica y social progresistaJorge Rojas Hernndez
Jorge Rojas Hernndez
Movimento pela Declarao do MilnioSalvatore Santagada
FONTE: Jornal Zero Hora, Porto Alegre, RBS, 08 de outubro de 2009, N 16118
ARTIGOS
Premio Manuel Castillo 2009. Universidad de Valencia, EspaaAlicia Itati Palermo
Informacin de eventosXII Congreso Centroamericano de Sociologa
XVII ISA World Congress of Sociology.. ,
X Jornadas Nacionales de Historia de las Mujeres y V CongresoIberoamericano de Estudios de Gnero: Mujeres y Gnero: Poder y Poltica
Foro Internacional sobre Multiculturalidad
Directorio ALAS
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Nos congratulamos de presentar el octavo nmero
del BoletnALAS, en esta oportunidad centrado en eldrama ssmico que embarg y embarga a Hait, al
pueblo haitiano, y ahora, en esta horas, al pueblo chileno,
sumindolos en la catstrofe. Se trata de una catstrofe
natural y quizs nos sentimos librados de relacionarlo con
la responsabilidad social y por ende sociolgica. Sin
embargo, luego del primer impacto, las interrogaciones vuelven a
colocarnos en un plano que probablemente nos es propio, el sismo en uno y
otro caso fueron geolgicamente diferentes en su intensidad, mucho ms
intenso en Chile que en Hait, pero sus consecuencias mortferas resultaron
en uno y otro caso inversamente proporcionales a su capacidad social, Hait
sin duda ofreci lacerado el peor escenario urbano y mortificacin social. Al
par que el desequilibrio ecolgico desnuda, descorri el velo, de lo social
subterrneo como estallido. Casi podramos deducir en modo semejante
sobre lo que haba acontecido con el paso de los huracanes y tempestades
en tiempo reciente en la regin del gran Caribe.
No est a nuestro alcance hacer aqu una referencia en este casoa las correlaciones entre la devastacin del sistema global y la insidiosa e
ininterrumpida destruccin productiva, rememorando entre otros a Istvn
Mszros, pero s quizs, humildemente, sealar una atrofia o impotencia
del sistema cientfico, y por ende tambin sociolgica, del aguzado
antropocentrismo, y la consideracin de neutralidad de la direccin de las
fuerzas productivas. Gran parte del progreso de la produccin de
conocimiento tiene por centro la productividad, el aprovechamiento
energtico y la calidad de vida humana, la naturaleza queda despojada de
vida en sentido biopoltico, de derecho de existencia, se parte de unacosmovisin occidental de sumisin de la naturaleza a los designios de la
humanidad, esta subordinacin implica la negacin de toda comprensin, en
el sentido hermenutico y dialgico de las ciencias sociales. Las fuerzas
productivas por un lado, estn lanzadas a la posesin devastadora sin
lmite, finalmente autodestructiva, y por el otro, a la subordinacin de las
poblaciones, signo que por otra parte podramos calificar como un retorno o
la multiplicacin de una explotacin tributaria global de acumulacin.
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http://images.google.com/imgres?imgurl=http://www.coopssol.coop.br/wp-content/uploads/2009/10/albertito.jpg&imgrefurl=http://www.coopssol.coop.br/%3Fp%3D314&usg=__iU_X6DnXkjcdiOHo5EYdFfsKmnA=&h=226&w=150&sz=30&hl=es&start=4&itbs=1&tbnid=OW2dR1fVBDn2xM:&tbnh=108&tbnw=72&prev=/images%3Fq%3Dalberto%2Bbialakowsky%26hl%3Des%26sa%3DX%26gbv%3D2%26tbs%3Disch:1 -
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El destino cientfico est signado profundamente por el
antropocentrismo y el etnocentrismo, en la cosmovisin que la naturaleza es
inerte, a tal punto que el lenguaje an en ciencias sociales perduran
calificaciones tales como ptreo, natural, selvtico, primitivo, entre muchas
otras adjetivaciones negativas. Calificaciones incluso innecesarias de
diferenciacin, salvo para retornar una y otra vez al iluminismo de la
conquista colonial. Ya no slo se trata de llevar la crtica a la dominacin
social, sino tambin a la crtica que hace de esta oposicin adversarial un
juego de identidad, un juego de verdad. As pensamos, que un pensamiento
crtico no puede dejar de profundizar en las cosmovisiones que rodean la
teora, la presentan como onnmoda, en uso de verdad, y requiere entonces
llevar la crtica a la relacin entre la humanidad y la naturaleza, y viceversa
comprender que la naturaleza constituye lo humano y que las fuerzas
productivas libradas a su juego lleva por un lado a consecuencias
negativamente irreversibles, y por el otro a la incapacidad de destinarrecursos del intelecto colectivo a un conocimiento dialgico no violento con
el medio que nos contiene.
La violencia simblica se instaura en el plano de las oposiciones
ficcionales, una perspectiva crtica implica en este caso una revisin radical
del antropocentrismo, una ciencia en dilogo con la naturaleza, un alerta en
correspondencia, quizs un alejamiento por fin de la euforia del dominio
sobre, para penetrar la legitimidad de la mutua existencia, matrices stas
que el colonialismo positivista abandon, al distanciarse de la identidad conesta relacin material, contextual con el planeta ocenico. Cuestin
elemental de maternidadque los pueblos originarios nunca abandonaron y
que en un arco transversal se renuevan en las lgicas actuales de las
reivindicaciones de pueblos andinos, amaznicos y mayas.
Finalmente dejamos aliento a la difusin acadmica de eventos de gran
importancia para la comunidad intelectual de Sociologa y Ciencias Sociales
latinoamericanas. Felicitamos una vez ms a nuestros editores Eduardo
Andrs Sandoval Forero y Alicia Itat Palermo, por su encomiable eincansable labor editorial siempre renovada que nos permite dar continuidad
a esta publicacin del BoletnALASque nos enorgullece.
Alberto L. Bialakowsky y Paulo Henrique Martins
(Presidente y Vicepresidente ALAS)
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En solidaridad con el
pueblo de Hait nos dirigimos a
ustedes para expresarles que nos
sentimos como todos latinoamericanos
y caribeos profundamente
conmovidos por el desastre acontecido
y las tan atroces circunstancias que se
viven.
Siempre el pueblode Hait ha merecido nuestro afecto y
conmemoracin por sus gestas
liberadoras, aquellas que signaron el
propio futuro independentista y social
de la que fuera coloni a
hispanoamericana, ao clave este
2010 del Bicentenario para hacer
justos honores a sus heroicidades y
reconocimiento.
Claves reconocidas,
admiradas y vitales para Simn
Bolivar, en su pensamiento: "Laesclavitud rompi sus grillos... S,
los que antes eran esclavos, ya son
libres... vosotros sabis la historia de
los ilotas, de Espartaco y de Hait;
cuando vos sabis que no se puede
ser libre y esclavo a la vez...
Yo abandono a vuestra soberana decisin la reforma o la revocacin de todos mis estatutos
y decretos; pro yo imploro la confirmacin de la libertad absoluta de los esclavos, como implorara mi vida y la
vida de la Repblica" (Discurso de Angostura, 1819). Hait brind al que fuera en origen de la nobleza criolla
mantuana las claves de la triloga liberadora de los crueles estigmas sociales ejercidos por el dominio colonial:
el racismo, la esclavitud y el despotismo, como la depredacin.
Los dolores sobrevenidos para el pueblo haitiano de ocupaciones imperiales, dictaduras,
fragmentacin, violencia, padecimientos y abandono social, no han hecho justicia a su portentosa contribucin
histrica. Nos sentimos fraternalmente unidos y en deuda. Es sta una oportunidad de contribucin fraternal y
de reflexin ante tan encarnizada escena para pensar los cauces de una Latinoamrica y Caribe unidas.
Con la humildad, pero con la historia de ALAS, permanecemos atentos para prestar nuestro
apoyo y colaboracin a nuestros colegas y al pueblo haitiano. Por ello, en lo inmediato nos sumamos a lo
propuesto por la Secretara Ejecutiva de CLACSO, que ms abajo adjuntamos, y los alentamos a participar,
como as enviarnos noticia de dichas colaboraciones. Muchas gracias.
En lo mediato haremos lo posible por incrementar estos apoyos y ampliarlos tambin, con
las propuestas que emerjan con la participacin de todos ustedes.
Con agradecimiento, en solidaridad con Hait, vaya un fraternal y clido abrazo,
Alberto L. Bialakowsky
Presidente ALAS
Paulo Henrique Martins
Vicepresidente ALAS
Eliane Veras
Silvia Lago Martnez
Secretara Adjunta
Miembros del Comit Directivo:
Mara Isabel Domnguez (Cuba),
Rudis Yilmar Flores Hernndez (El Salvador)
Julio Vctor Meja Navarrete (Per)
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Solidaridad con HAITFondo Grard Pierre-Charlesde Apoyo a la Reconstruccin
de Instituciones Educativas en Haitwww.clacso.net/haiti
El Fondo Grard Pierre-Charles ha sido creado por la Secretara Ejecutiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) paracontribuir de forma solidaria con la reconstruccin de instituciones educativas que han sufrido la devastacin y la destruccin como producto delterremoto producido en Hait el 12 de enero de 2010. El Fondo lleva el nombre de Grard Pierre-Charles (1935-2004), uno de los ms destacadosintelectuales haitianos y luchador incansable por los derechos humanos y por la democratizacin de su pas.
CLACSO ha realizado un primer aporte de USD 50.000 (cincuenta mil dlares) al Fondo Grard Pierre-Charles de Apoyo a la Reconstruccin deInstituciones Educativas en Hait.
Quines pueden colaborar?Todas las personas, grupos de personas, instituciones, movimientos y organizaciones interesados en apoyar el objetivo del Fondo.
Cmo colaborar?Con donaciones en dinero u otro tipo de aportes, los que sern aplicados a la reconstruccin de instituciones educativas haitiana.
Cmo se administrar el Fondo?La Secretara Ejecutiva y el Comit Directivo de CLACSO sern los responsable de llevar adelante las acciones de captacin de recursos y apoyos solidarios,los que sern distribuidos en instituciones educativas haitianas, segn prioridades que sern establecidas por un Equipo de Trabajo coordinado por laDra. Suzy Castor del Centre de la Recherche et de Formation Economique et Sociale pour la Develeppement (CRESFED, Puerto Prncipe, Hait).
CLACSO certificar cada contribucin y presentar un informe detallado acerca del uso de los recursos, distribuido a su comunidad de instituciones
asociadas, a todos/as los/as donantes y al pblico en general.
DepsitosNombre del titular de la Cuenta: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO)Nombre de la Cuenta: Solidaridad con HaitNmero de la cuenta: 20381904176000215767Banco: CAJA MADRIDDireccin del banco: CALLE MAYOR ,46 - 28013 - Madrid - ESPAABIC/SWIFT: CAHMESMMXXXUID: 153837IBAN: ES11 2038 1904 1760 0021 5767
Contribuciones con Tarjeta de Crdito: www.clacso.net/haiti
El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) es una institucin internacional, no gubernamental, que promueve la investigaciny la formacin acadmica de investigadores/as y de instituciones provenientes de pases de Iberoamrica. Fundada en 1967, en la actualidadagrupa a 270 centros de investigacin y programas de posgrado en 25 pases de Amrica Latina, el Caribe, Europa y Estados Unidos.
Comit Directivo:Carmen Caamao Mora (Costa Rica), Eduardo Toche Medrano (Per), Gabriel Misas Arango (Colombia), Gerardo Caetano (Uruguay),Guillermo Gmez Santibaez (Nicaragua), Ingrid Sarti (Brasil), Jenny Nathaly Torres Gmez (Repblica Dominicana), Jess Redondo Rojo(Chile), Jos Vicente Tavares dos Santos (Brasil), Julio Csar Gambina (Argentina), Luciano Concheiro (Mxico), Luis Tapia (Bolivia), OlgaMara Zarza (Paraguay), Carlos Barba (Mxico), Pablo Andrade (Ecuador) y Suzy Castor (Hait).
Secretara Ejecutiva:Emir Sader (Secretario Ejecutivo), Pablo Gentili (Secretario Ejecutivo Adjunto)
www.clacso.org
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de las leyes, Montesquieu lo haba explicado sin pelos en la lengua: El azcar sera demasiadocaro si no trabajaran los esclavos en su
produccin. Dichos esclavos son negros desde
los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan
aplastada que es casi imposible tenerles lstima.Resulta impensable que Dios, que es un ser muy
sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un
alma buena, en un cuerpo enteramente negro.
En cambio, Dios haba puesto un ltigo en lamano del mayoral. Los esclavos no se
distinguan por su voluntad de trabajo. Los
negros eran esclavos por naturaleza y vagos
tambin por naturaleza, y la naturaleza,cmplice del orden social, era obra de Dios: el
esclavo deba servir al amo y el amo deba
castigar al esclavo, que no mostraba el menor
entusiasmo a la hora de cumplir con el designiodivino. Karl von Linneo, contemporneo deMontesquieu, haba retratado al negro con
precisin cientfica: Vagabundo, perezoso,
negligente, indolente y de costumbresdisolutas. Ms generosamente, otro
contemporneo, David Hume, haba
comprobado que el negro puede desarrollarciertas habilidades humanas, como el loro que
habla algunas palabras.
La humillacin imperdonableEn 1803 los negros de Hait propinaron
tremenda paliza a las tropas de Napolen
Bonaparte, y Europa no perdon jams esta
humillacin infligida a la raza blanca. Hait fueel primer pas libre de las Amricas. Estados
Unidos haba conquistado antes su
independencia, pero tena medio milln deesclavos trabajando en las plantaciones de
algodn y de tabaco. Jefferson, que era dueo de
esclavos, deca que todos los hombres son
iguales, pero tambin deca que los negros hansido, son y sern inferiores.
La bandera de los libres se alz sobre las ruinas.La tierra haitiana haba sido devastada por el
monocultivo del azcar y arrasada por las
calamidades de la guerra contra Francia, y una
tercera parte de la poblacin haba cado en elcombate. Entonces empez el bloqueo. La
nacin recin nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le venda, nadie la
reconoca.
El delito de la dignidadNi siquiera Simn Bolvar, que tan valiente suposer, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento
diplomtico del pas negro. Bolvar haba
podido reiniciar su lucha por la independenciaamericana, cuando ya Espaa lo haba
derrotado, gracias al apoyo de Hait. El gobierno
haitiano le haba entregado siete naves y muchas
armas y soldados, con la nica condicin de queBolvar liberara a los esclavos, una idea que al
Libertador no se le haba ocurrido. Bolvar
cumpli con este compromiso, pero despus desu victoria, cuando ya gobernaba la Gran
Colombia, dio la espalda al pas que lo haba
salvado. Y cuando convoc a las nacionesamericanas a la reunin de Panam, no invit a
Hait pero invit a Inglaterra.
Estados Unidos reconoci a Hait recin sesenta
aos despus del fin de la guerra deindependencia, mientras Etienne Serres, un
genio francs de la anatoma, descubra en Pars
que los negros son primitivos porque tienenpoca distancia entre el ombligo y el pene. Para
entonces, Hait ya estaba en manos de carniceras
dictaduras militares, que destinaban losfamlicos recursos del pas al pago de la deuda
francesa: Europa haba impuesto a Hait la
obligacin de pagar a Francia una
indemnizacin gigantesca, a modo de perdn
por haber cometido el delito de la dignidad.
La historia del acoso contra Hait, que en
nuestros das tiene dimensiones de tragedia, es
tambin una historia del racismo en la
civilizacin occidental.
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Jaime Preciado Coronado
Expresidente de ALAS
Dice la sabidura popular: al perro ms flaco, se le cargan mslas pulgas. As lo muestran las tragedias originadas por unamala convivencia entre nuestras sociedades y los desastresnaturales. El pas ms pobre de Amrica, situado en un Caribeconvulsionado irremediablemente por su geografa, est cadavez ms debilitado para enfrentar los riesgos naturales. Pero,
ms cruel an ha sido su conflictiva historia, la que arroj a sumuy inmensa mayora a la pobreza, la inseguridad, la exclusiny la vida desprotegida. El olvido de los pobres por sus clases
pudientes, aunado al desencuentro de la comunidadinternacional por una resolucin de fondo, contra dictaduras yautoritarismos reinantes en distintos momentos, no pudodisimularse por las operaciones de paz impulsadas por
Naciones Unidas. La llegada a esa isla de Cascos Azules,inspirada en el polmico concepto de Ingerencia Humanitaria,acentu la dimensin militar del conflicto sin contribuirradicalmente a la democratizacin haitiana.
El primer pas latinoamericano en declarar su independencia,en 1804, se alej de Francia, pero los mulatos francfonossuplantaron a los colonizadores y los negros hablantes decreole siguieron oprimidos y discriminados desde entonces. Unreportaje de BBC Mundo habla de la combinacin de cincocrisis que azotan a Hait;
1) La inestabilidad poltica y la violencia, herencia de cruelesdictaduras que tieron de sangre por casi doscientos aos a esta
pequea porcin de la Hispaniola, segunda isla en tamao delCaribe, cuya mayor parte ocupa Repblica Dominicana. Entre1957 y 1986, las dictaduras de Franois Duvalier y luego de suhijo Jean Claude, apodado Baby Doc, coronan elautoritarismo que sera combatido hasta 1990 en que JeanBertrand Aristide se convierte en el primer presidente electodemocrticamente. Derrocado un ao despus, por fuerzasligadas al antiguo rgimen, la experiencia de Aristide, emergidadesde un movimiento catlico de base, se intento continuarentre 1994 y 2004, alternando con Ren Preval, actual
presidente haitiano desde 2006. Prevalece la polarizacin
poltica y la violencia cotidiana.
2) Pobreza, analfabetismo e inequidad conspiran permanentemente contra la estabilidad poltica. Internamente
desgarrado por pandillas ydiversos grupos del crimenorganizado, Hait, es objeto dela intervencin humanitariadesde 2004. Permanecen, sinembargo, los problemas
estructurales: siete de cada 10habitantes son pobres, que vivencon menos de US$2 al da; 56%dispone menos de un dlar.Hait ocupa la posicin 150 de177 pases en el ndice deDesarrollo Humano. Slo el52,9% de la poblacin estalfabetizada; se calcula que unhaitiano no vivir ms de 60aos. Tres de cada 10 personas
tienen acceso al sistema desalud. 2,2% de la poblacinadulta vive con VIH/sida; Haitest entre los 30 pases conmayor tasa de prevalencia en elmundo. Los mulatosfrancfonos, el 1% de la
poblacin, son dueos de casi lamitad de las riquezas.
3)Dependencia de la
cooperacin internacional, parala importacin de alimentos
pues la produccin propia sloabastece el 46% de lasnecesidades. Hay frecuentesdisturbios ocasionados por laescasez y el alza de precios.Aunque se ha cancelado lamayor parte de deuda, 60% del
presupuesto nacional se
alimenta de recursos externos.
4) Entre 2001 y marzo de 2007,los desastres naturales dejaronms de 18,000 muertos y132,000 personas sin hogar. 6.4millones de personas resultaronafectadas. En 2008 se perdi el60% de las cosechas por losembates de cuatro tormentastropicales durante tres semanas.
5) Tres cuartas partes de lademanda energtica sesatisface con la madera. La
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mitad del pas est erosionada. La superficie forestal hoy esapenas menos del 2%.
Los grandes contrastes de la condicin humana se venreflejados en Hait. Impresionante, la solidaridadinternacional de pueblos y gobiernos ha constituido redes tan
amplias que no hay rincn del mundo donde persona algunadeje de ser interpelada por la tragedia del sismo del 12 deenero pasado. Desde ese pedazo flagelado de la isla Espaola,recibimos imgenes dismbolas: las de un pueblo que a pesarde su luto est sereno y coopera entre s de maneraespontnea, aunque no niega la violencia y el desnimo;imgenes que slo llegan a travs de reportes de periodistashonestos, rescatistas, curas, mdicos y trabajadores deorganizaciones humanitarias. Pero, lo que se imponemediticamente es la imagen del caos, reproducida poragencias noticiosas experimentadas en el lucro del miedo, del
aparentemente imposible manejo racional del riesgo, de laingobernabilidad total que incapacita al pueblo haitiano paramanejar su tragedia y deja entonces su lugar al poderoso quesi sabe.
Es tan importante lo que est sucediendo en Hait, que estedrama bien puede convertirse en un parteagas en la historiahumana, o en la confirmacin de la catstrofe inevitable a laque lleva el capitalismo depredador de vida. Los valorescivilizatorios de la modernidad occidental estn en crisis y lasresistencias para cambiarlos limitan las salidas de fondo. Elsistema financiero internacional prefiere premiar laespeculacin de sus bancos y bolsas de (anti)valores,mediante costosos rescates: el Banco Central de Inglaterra,calcula en 14 millones de millones de dlares el costo total delos pases desarrollados para rescatar el sector financiero; msde 14 veces el PIB anual de Mxico. Desde que comenz lacrisis en 2007, ms de 40 millones de personas perdieron suempleo, segn estudios de la Organizacin Internacional delTrabajo. El desempleo afecta tambin a los pases centrales entasas superiores al 10 por ciento.
Esta depredacin humana de los pases centrales, dibuja unlogaritmo mortal que magnifica los efectos de la crisis en los
pases perifricos, entre los cuales Hait es su dramticoemblema. Desde el calentamiento global, creador de caos enla naturaleza que los pases poderosos no se deciden afrontarradicalmente, hasta la destruccin de valor que representa elnegocio ms rentable para el complejo industrial militar recordemos que Barack Obama, Premio Nobel de la Paz, hizoaprobar el mayor presupuesto militar en la historiaestadounidense, en 2010-, son hechos que muestran el
desprecio por la vida. Hait entonces, nos hace voltear hacia lanecesidad de una poltica de civilizacin, Edgar Morin planteauna metamorfosis humana, donde la economa deje desometerse al utilitarismo del mercado, se supriman aspectosinjustos de la deuda externa, se imponga un aunque sea
pequesimo impuesto a losmovimientos burstiles, lallamada Tasa Tobin, que
permitira crear un fondomundial considerable para lascontingencias, cada vez
peores.
Hait, nos hace pensar en unacooperacin internacional
permanente para sureconstruccin sin finesutilitarios, que necesita de otroedificio financierointernacional; de otro modelo de
Naciones Unidas para elprocesamiento del conflicto, que
trascienda el debate sobre lainjerencia humanitaria,
porque sta militariza lasrelaciones sociales, sinreconocer la capacidad ycreatividad de un pueblo pararesolver sus conflictos. Este
pequeo pas, ahora es devorado por la geopolticaestadounidense y lacompetencia entre potenciasmundiales, pues se consum lainvasin con la presencia deunos 11 mil marines que yacontrolan gobierno,comunicaciones, organizacinde la ayuda internacional;vamos, que controla la prensa, eincluso la Misin de NacionesUnidas para la Estabilizacin deHait, por su cercana a costas
cubanas y venezolanas. CuandoHait demanda esfuerzoscivilizatorios y rechaza la
barbarie depredadora.Superar esas crisis requierenuestra firme solidaridad con el
pueblo haitiano.
Blog de anlisis Glocal NICAM - OMPA aqu-all:http://nicamompa.blogspot.com/[email protected]
etnALAS8
http://nicamompa.blogspot.com/mailto:[email protected]://nicamompa.blogspot.com/mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]://nicamompa.blogspot.com/ -
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LA EDUCACIN EN HAIT:DEL ABANDONO AL CAOS
Pablo Gentili
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Hait est en ruinas. Su sistema educativo se encuentra
entre las instituciones ms afectadas del pas como con-
secuencia del reciente terremoto que dej 200 mil muer-
tos y un vendaval de calamidad. Informaciones brinda-
das por el gobierno local y por agencias internacionales
dan cuenta de la destruccin fsica de ms de la mitad
de los establecimientos educativos nacionales, la muerte
de cientos de docentes y personal escolar, adems de va-
rios miles de alumnos y alumnas en todos los niveles delsistema. El Ministerio de Educacin ha sufrido tambin
severos daos y la prdida de tcnicos y administrativos
que se desempeaban en la gestin educativa.
El sistema escolar haitiano es la marca emblemtica
de una nacin en colapso.
La educacin de Hait est en ruinas. La ayuda interna-
cional se apresta a brindarle condiciones para su recons-
truccin. Las aspiraciones de un importante nmero de
agencias de cooperacin, de gobiernos, organizaciones
no gubernamentales, iglesias, movimientos sociales yuniversidades de todo el mundo son valiosas y permiten
movilizar lo que quizs sea el volumen ms importante
de recursos econmicos que ha atrado la ayuda exter-
na ante una catstrofe. A pocos das de la tragedia, se
indica que podrn alcanzarse cerca de 20 mil millones
de dlares recaudados de forma directa o indirecta por
la comunidad internacional. Sin embargo, se corrern
grandes riesgos de fracaso y frustracin, de prepotencia
y arrogancia, si se desprecia o desconsidera la situacin
que viva la educacin nacional el da 11 de enero, vs-
pera del terremoto que ha sumado un nuevo captulo de
desolacin y muerte en el pas. Prepotencia y arroganciainternacional que Hait conoce desde que tuvo la im-
pertinencia de declarar su independencia de Francia,
en 1804. Entender las condiciones que enfrentaba el
sistema educativo haitiano antes del sismo quizs pue-
da ayudar a que una de sus ms probables rplicas deje
de amenazar a su ya castigada poblacin: el fracaso de
nuevas promesas de bienestar que consumen millones
de dlares y sepultan millones de ilusiones.
LA EDUCACIN EN HAIT:DEL ABANDONO AL CAOS
Pablo GentiliDespus del terremoto, la educacin haitiana se en-
cuentra, como el pas, en el ms absoluto caos. Antes,
estaba simplemente abandonada.
Secretario Ejecutivo Adjunto de CLACSO y autor de ms de una docena de libros sobre polticas educativas y procesosde privatizacin en Amrica Latina. Recientemente, ha publicado Desencanto y utopa. La educacin en el laberinto delos nuevos tiempos (Homo Sapiens, 2008) y Polticas de privatizacin, espacio pblico y educacin en Amrica Latina(Homo Sapiens,CLACSO, 2009)
Fotografa:Florencia
Stubrin
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LA EDUCACIN EN HAIT: DEL ABANDONO AL CAOS
ConsejoLatinoam
ericanodeCienciasSociales(CLACSO)
RACES DEL ABANDONOSi el Hait de hoy parece estar condenado al olvido,
la historia haitiana suele ser despreciada por quie-
nes reducen los procesos histricos latinoamerica-
nos a una sucesin de gestas heroicas comandadas
por hombres ilustres. As, se ignora que fue sta la
primera nacin latinoamericana y caribea a inde-
pendizarse de un imperio colonial y la primera del
mundo en abolir la esclavitud.
La algaraba del festejo bicentenario que invade
nuestros pases debera haber comenzado hace ya
algunos aos, cuando se cumplieron dos siglos de
esa lucha por la libertad. Un acontecimiento que
parece hoy, de cierta forma, incomprensible: un
contingente de esclavos venci a las tropas de Na-
polen Bonaparte y asent en Amrica Latina los
principios del reconocimiento igualitario entre los
miembros de una nacin; virtud que casi todos los
pases del continente reconocieron formalmente
slo medio siglo despus y Brasil nada menos que
84 aos ms tarde.
La impertinencia le cost cara a los haitianos. Fran-
cia estableci severas sanciones econmicas a su
ex colonia, imponiendo el pago de 150 millones de
francos-oro en concepto de reparaciones. Estados
Unidos, nacin tambin independiente, tratando de
evitar que la insolencia haitiana se expandiera como
la peste, tambin impuso sanciones econmicas a
la nueva nacin, demorando ms de medio siglo en
reconocer la legitimidad de su gobierno. La cifra del
castigo quizs pierda dimensin en su perspectiva
histrica. Bill Quigley (2010) recuerda con propiedad
que Francia vendi todo el territorio de Luisiana a
los Estados Unidos por un poco ms de la mitad de
ese dinero: 80 millones de francos. Napolen se des-
hizo as de una extensin territorial que superaba
los 2 millones de kilmetros cuadrados en lo que hoy
son los estados de Arkansas, Misuri, Iowa, Oklaho-
ma, Kansas, Nebraska, Minnesota y las Dakotas; en
suma, la cuarta parte del actual territorio norteame-
ricano, adems de los estados de Alberta y Saskat-
chewan en Canad. No debera sorprender que un
territorio 80 veces ms grande que el de Hait costara
la mitad que el valor impuesto a la pequea isla como
pago por su dignidad. El poder colonial mide el valor
de los escarmientos por la eficacia que estos tendrn
en infringir sufrimiento y penuria a los pueblos.
Fotografa:Florencia
Stubrin
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LA EDUCACIN EN HAIT: DEL ABANDONO AL CAOS
ConsejoLatinoam
ericanodeCienciasSociales(CLACSO)
El castigo francs contra Hait constituira hoy algo
ms de 21 mil millones de dlares, valor superior a
toda la ayuda internacional que prometen, despus
del terremoto, pases, organismos internacionales,
iglesias, ONGs, movimientos sociales, sindicatos y
universidades. Se calcula que la deuda con Francia
fue pagada finalmente hasta poco antes de 1948, casi
150 aos despus de la independencia.
Pero Hait no slo fue el primer pas autnomo, sin es-
clavitud y estructuralmente endeudado de Amrica La-
tina y el Caribe, fue tambin el que tuvo la primera ley
de educacin obligatoria. Saban esos esclavos imperti-
nentes y valerosos que para librarse de la opresin ha-
ba que dominar las herramientas del saber, construir
escuelas, educar al pueblo para hacerlo soberano. Lo
saban e imaginaron la necesidad de un sistema edu-
cativo que se adelant en varias dcadas a lo que luego
sera identificado por la historiografa oficial como el faro
iluminista del Sur de las Amricas, donde se gestara la
fundacin de los modernos sistemas escolares en la re-
gin. Lo saban y lo imaginaron, aunque las guerras in-
ternas y los delirios protoimperiales de quienes haban
luchado por la independencia parecan conspirar contra
esta posibilidad. Alexandre Ption, uno de los artfices
de la lucha anticolonial, presidente entre 1807 y 1818
prometer escuelas para todos los hombres y mujeres
libres de Hait. Sin embargo, al final de su gobierno, el
pas contaba con dos escuelas de salud, un liceo y una
escuela primaria para hombres (Louis, 2010).
A las l imitaciones impuestas por la precoz deuda ex-
terna se le sumara la persistente incapacidad de los
gobiernos haitianos por hacer de sus horizontes de
libertad una realidad efectiva. La inestabilidad pol-
tica y las reyertas internas, que solan cobrar la vida
de los ocasionales gobernantes, impidieron la edifi-
cacin de las bases de sustentacin de un sistema
educativo universal y progresivamente democrti-
co. Pasada la primera mitad del siglo XIX y luego de
diez gobiernos de presidentes, reyes, emperadores y
dictadores, la educacin haitiana rozaba la insignifi-
cancia comparada con la gesta de libertad que haba
significado el proceso de lucha anticolonial. Ya en
1860, bajo el gobierno de Fabre Nicolas Geffrard, el
Estado haitiano firma un tratado con la iglesia cat-
lica para el desarrollo y creacin de escuelas en todo
el pas. Se iniciara as el proceso de privatizacin del
sistema educativo nacional, beneficiado por las ven-
tajas ofrecidas al clero: promocin para la apertura de
escuelas confesionales, donacin de terrenos, subsi-
dios para el pago de docentes y otros aportes que
fueron definiendo la fisonoma de un sistema escolaratravesado por el crecimiento de las instituciones
privadas y el abandono estatal, una caracterstica
que se mantiene hasta hoy.
La privatizacin del sistema educativo avanz as de
forma sostenida, aunque no los ideales universalistas
que haban imaginado los padres de la patria. En el
centenario de la independencia, de los 350.000 nios
y nias en edad escolar slo un poco ms de 30.000
asistan a una escuela pblica o privada.
Un sistema educativo abandonado a su suerte, en un
pas que transitaba entre el naufragio y opresin.
Un pas, para algunos, sin suerte.
LA POLTICA DELABANDONO
A comienzos del siglo XX, menos de la mitad de los
nios y nias haitianos asistan a la escuela.
Entre 1915 y 1934 el pas ser ocupado por los Es-
tados Unidos. Los motivos de tal arrebato fueron los
que siempre esgrimen las potencias coloniales para
justificar sus atropellos. Sin embargo, adems de pro-
fundizar el proceso de degradacin econmica vivido
en el pas, la ocupacin signific un drenaje sistem-
tico de recursos haitianos hacia sus invasores. Una
verdadera expoliacin que se garantiz mediante el
control norteamericano de las aduanas, el cobro de
impuestos y la depredacin de todos los bienes ren-
tables existentes en el pas.
La ocupacin trajo muchos ms daos que ventajas
a la poblacin haitiana, como suele ocurrir cuando
el gobierno de Estados Unidos decide fundar, de la
mano de su ejrcito y de su tecnocracia, el reino de
la libertad y del progreso ms all de sus fronteras.
El crecimiento del sistema educativo sigui a ritmo
lento, agnico. La privatizacin escolar, por el con-
trario, a ritmo acelerado, siendo ya, en la segunda d-
cada del siglo XX, prcticamente irreversible. Como
modesta contribucin al futuro educativo del pas, la
ocupacin norteamericana contribuy a estructurar
en 1926 la Escuela de Medicina. Un minsculo aporte
a un pas que, an hoy, tiene una de las esperanza de
vida ms bajas del mundo y arrastra, desde siempre,
psimas condiciones de salud en su poblacin. Nada
nuevo bajo el sol del Caribe. Los Estados Unidos pa-
saron como un vendaval, se llevaron todo lo que de
valor se interpuso en su camino, violaron derechosy dignidades y dejaron un par de placas de bronce
que aspiraran a ocultar el brillo del sol con las ma-
nos. La educacin haitiana le debe mucho menos a la
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LA EDUCACIN EN HAIT: DEL ABANDONO AL CAOS
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ocupacin norteamericana que lo que la comunidad
educativa norteamericana de ayer y de hoy le deben
a este pequeo y maltratado pas. En 1934 terminar
la invasin estadounidense a Hait, aunque la ocu-
pacin se mantendr hasta nuestros das, con una
permanente presencia e intervencin militar en el
pas y con un ocasional, paternalista y casi siempre
inefectivo aporte de recursos que, en el campo edu-
cativo, slo consolid los procesos de privatizacin y
el desprecio estatal por el derecho a la educacin de
todos los haitianos.
A mediados del siglo XX Hait recibira ayuda nor-
teamericana para saldar su deuda reparadora con
Francia y, pocos aos ms tarde, en 1957, el nada
despreciable soporte poltico que llev a la dinasta
Duvalier al gobierno de la nacin y la mantuvo en el
poder hasta 1986. Dictadura brutal y sangrienta, co-
rrupta y asesina, pero lo suficientemente til y nece-
saria como para blindar de anticomunismo ese peda-
zo del Mar del Caribe, tan cerca del temido infierno
cubano, tan lejos de los ms elementales derechos
humanos y del respeto a la vida. La dictadura de los
Duvalier mat millares de haitianos, multiplic casi
20 veces la deuda externa, saque los cofres pblicos
incrementando la fortuna de la familia dictadora en
ms de 900 millones de dlares, empobreci y pro-
dujo, ante la indiferencia o la mirada cmplice de los
gobiernos de algunas de las naciones ms desarrolla-
das del mundo, el proceso de expropiacin educativa
ms brutal que se haya conocido en el continente. Los
Duvalier huyeron de Hait con millones de dlares en
sus maletas, mil lares de muertos pegados en la suela
de sus zapatos y dejando un sistema educativo que se
transformara en el ms privatizado de la regin.
No se trata de una paradoja, sino de una cruel evi-
dencia: el pas ms pobre de las Amricas, uno de
los ms miserables del mundo, es el que tiene su sis-
tema escolar ms privatizado en todo el continente,
con 90% de sus escuelas bajo el comando de iglesias,
ONGs o pequeos empresarios, con ms de 80% de
la poblacin escolar estudiando en ellas.
No se trata de una paradoja. Se trata de una poltica
que hace del abandono y del desprecio a la dignidad
humana su misin ms valorable.
LA PERSISTENTETRANSICIN DEL
ABANDONO ALABANDONOLo que sigui en la historia reciente de Hait puede
no ser plenamente conocido, aunque seguramente
sospechado. La inestabilidad poltica y el conturbado
escenario interno continuaron profundizndose. Una
insurreccin popular derrumb finalmente la dinasta
dictatorial en 1986, expulsando a Duvalier Jr. del pas.
(El Bb Doc, como era internacionalmente conocido,
se exili en Francia gozando de inmunidad y los be-
neficios que le ofreca la fortuna expropiada por l y
su padre al pueblo haitiano). Asumi el gobierno una
junta militar comandada por un aspirante a dictador,
Henry Mamphi, hasta que, en enero de 1988, lue-
go de un proceso electoral muy cuestionado, Leslie
Franois Manigat se transformara en el 36 manda-
tario del pas. Seis meses ms tarde, Mamphi, hacien-
do uso de una gala mil itar tan frecuente en la regin,
consider que le volva tocar el turno de gobernar y
derroc al frgil Manigat. La ambicin de Mamphi
dur poco para l y mucho para los haitianos. Tres
meses ms tarde, el presidente de facto fue destitui-do por un conspirador profesional y, como no podra
ser de otra forma, militar de carrera: Prosper Avril,
quien se mantuvo en el poder un ao y medio, siendo
por su parte depuesto por otro militar, el general H-
rard Abraham, Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas que nombrar en la presidencia provisoria
del pas, por primera vez, a una mujer, Ertha Pascal
Trouillot, jueza de la Corte de Casacin y encargada
de organizar las esperadas elecciones libres.
En diciembre de 1990, el pueblo haitiano vot.
Jean-Bernard Aristide se transform as en el primer
presidente democrticamente electo, con un abruma-
dor apoyo popular, 186 aos despus de la indepen-
dencia del primer pas abolicionista del mundo. Aris-
tide haba sido un destacado sacerdote adepto a la
Teologa de la Liberacin y, aunque consigui escapar
a varias tentativas de asesinato llevadas a cabo por
bandas militares o paramilitares, no pudo evitar ser
expulsado de la Orden Salesiana, que lo consideraba
un estorbo, en 1988. Las perspectivas y esperanzas
abiertas en Hait eran, sin lugar a dudas, enormes. En-
tre tanto, una vez ms, los anhelos de felicidad duraronmuy poco. Luego de un mes de asumir la presidencia,
el gobierno de Aristide sufrir la primera tentativa de
golpe militar y, antes de concluir un ao de mandato,
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ser destituido por Raoul Cedras. Heredero de toda la
prepotencia militar ejercida en el pas, Cedras liderar
la Junta Mil itar hasta 1994, haciendo uso de un triun-
virato de marionetas que ejercieron ocasionalmente
la presidencia durante este perodo: Joseph Nrette,
Emile Jonassaint y Marc Bazin. Este ltimo haba sidofuncionario del Banco Mundial y uno de los candida-
tos que haba disputado las elecciones contra Aristi-
de, recibiendo un amplio apoyo de los Estados Unidos,
por medio de la National Endowment for Democracy.
En 1990, la truculenta NED, nacida gracias al apoyo
del Presidente Ronald Reagan en 1983 y cuya funcin
real siempre ha sido la desestabil izacin de los gobier-
nos progresistas y democrticos en Amrica Latina y
el Caribe, haba aportado a la campaa de Bazin la
nada modesta ayuda de 40 millones de dlares. Plvo-
ra en chimangos. El candidato norteamericano obtuvo
slo el 12% de los votos. Meses ms tarde, ejercera su
destino histrico como bufn del rgimen militar, has-
ta que, con ayuda del propio gobierno norteamericano,
Aristide regresar a la presidencia en un contexto de
gran inestabilidad y brutal violencia poltica. En 1995,
se celebrarn nuevas elecciones presidenciales, las
que sern vencidas con 88% de los votos por Ren
Garcia Preval, primer ministro y compaero de exilio
del ex padre salesiano.
Los senderos de la poltica haitiana son sinuosos y
complejos, demasiado empinados para quien aspira
a transitarlos desde el llano y provisto apenas de una
racionalidad lineal y previsible. Aristide volvi al po-
der luego de nuevas y muy cuestionadas elecciones
nacionales, en el ao 2001, ms cerca ahora de Cuba
y Venezuela que de Estados Unidos. Ms interesado
en atender las demandas de las mayoras pobres y ex-
cluidas que en prestar atencin a las exigencias de
los tutores coloniales que siempre guiaron los rumbos
del pas. Sin embargo, nada de esto logr realizar. La
violencia poltica se extendi a niveles extremos. La
crisis econmica no dej de profundizarse, elevando
an ms los niveles de desigualdad y miseria. Una
nueva conspiracin volvera a gestarse. Si Aristide
haba vuelto del exil io con ayuda norteamericana, con
ayuda norteamericana volvera a ser desplazado del
gobierno y del pas en febrero del 2004. El presidente
que alguna vez supo sembrar esperanzas marchara
a un nuevo destierro, esta vez a Sudfrica, dejando un
vendaval de muertos, rebeliones y enfrentamientos
de bandas paramilitares y militares, policiales y para-
policiales, con una poblacin indefensa y sometida a
los ms brutales atropellos. El pas estaba en ruinas,
como casi siempre durante el ltimo siglo.
Asumir el poder Boniface Alexandre, juez de la Su-
prema Corte. El 30 de abril de ese mismo ao, el Con-
sejo de Seguridad de la ONU establecer la Misin
de Estabilizacin de las Naciones Unidas en Hait
(MINUSTAH). En mayo de 2006, volver a asumir el
debilitado gobierno, Ren Preval. Desde entonces, las
temporadas de ciclones de 2007 y 2008 azotarn la
isla. Los huracanes Noel, Ike, Gustav y Hanna deja-
rn centenas de muertos. El 12 de enero de 2010, unapocalptico terremoto destruir 200 mil vidas, buena
parte de la ya precaria infraestructura nacional y casi
todas las esperanzas en poder hacer de Hait una t ie-
rra de felicidad y bienestar para los haitianos. En una
de sus desorientadas y estupefactas declaraciones
pblicas despus de la tragedia, el presidente Preval
sugiri que era mejor que sus conciudadanos aban-
donaran de una buena vez lo que quedaba del pas.
Qu pas con la educacin en este perodo marca-
do por las dictaduras, las intervenciones externas e
internas, la corrupcin, la violencia y la miseria, la
interminable, honda y dolorosa miseria propinada del
pueblo haitiano?
Como mencionamos, la dictadura de Duvalier dej una
herencia de privatizacin educativa, brutal evidencia
de su persistente violacin de los derechos humanos,
de la militarizacin del Estado y de la expropiacin casi
ilimitada de la riqueza nacional. Poco y nada avanza-
ron para revertir esta tendencia las breves administra-
ciones civiles de una democracia siempre tutelada y
frgil. Siquiera, consiguieron revertir las ofensivas de
contrarreforma autoritaria que llevaron a cabo las in-
tervenciones militares y el desgobierno de los poderes
provisorios que se instituyeron en el pas desde media-
dos de los aos 80. Con la cada de Duvalier, lejos de
consolidarse polticas pblicas democrticas y gene-
radoras de un mnimo bienestar para la mayora de la
poblacin excluida, se profundizaron acciones orienta-
das a liberalizar la economa, privatizar los precarios
servicios pblicos existentes, reducir el gasto social y
estimular alianzas con el sector privado para dotar al
raqutico Estado haitiano de mayor competitividad y
dinamismo en la economa regional. Hait, prometan,
podra transformarse en la Taiwan del Caribe. De tal
forma, las mejoras necesarias en el campo social se-
ran la consecuencia inevitable de la modernizacin
econmica, algo que, claro, nunca ocurri.
Las polticas nacionales han sido ms que limitadas
para atender la enorme deuda social existente en el
pas. La ayuda externa ha navegado entre las recetas
inocuas para revertir la crisis, el despilfarro, la co-
rrupcin y la inoperancia de la burocracia nacional,
as como la ampliacin de un endeudamiento exter-
no que Hait conoce desde que tuvo la impertinenciade declarar su independencia ms de 200 aos atrs
y fue, como afirma Eduardo Galeano, arrojada al ba-
sural, por eterno castigo de su dignidad.
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LA EDUCACINEN EL ABISMOEl Censo Nacional de 2006 revel las carencias de
una poblacin de 8,4 millones de personas, casi to-
das ellas en estado de pobreza extrema. Hoy, con
casi 10 millones de habitantes, Hait tiene indicado-
res sociales alarmantes que la posicionan entre las
naciones ms pobres y desiguales del planeta: altas
tasas de mortalidad materna (523 mujeres mueren
por cada 100 mil partos), 1 de cada 8 nios y nias
mueren antes de cumplir cinco aos de vida y 1 cada
14 antes de cumplir un ao, la esperanza de vida es
de 59 aos para los hombres y de 63 para las mujeres.
La tasa de alfabetizacin de la poblacin adulta no
llega al 60% y la de nios y nias que asisten a un
establecimiento educativo no supera el 50%. Ms de
500 mil nios y nias en edad escolar nunca pisaron
una escuela.
La falta de alimentos y el vaciamiento de la capaci-
dad productiva del pas comprometen el desarrollo
de la infancia, colocando a millones de nios y nias
en una situacin de precariedad extrema en el ac-
ceso a los bienes fundamentales para su sobreviven-
cia. La desnutricin infantil y la falta de prevencin
no slo cobran la vida de centenas de nios y nias
cada ao, sino tambin condicionan severamente las
oportunidades educativas de aquellos que acceden
al sistema escolar. Menos del 75% de los nios y ni-
as son vacunados contra la tuberculosis, 53% con-
tra la difteria y el ttano, 52% contra la poliomielitis,
58% contra el sarampin y vaya a saber cuntos po-
cos contra la hepatitis B.
En Hait, los derechos del nio son pisoteados coti-
dianamente ante la mirada indiferente de sus gober-
nantes y la incompetencia cmplice de algunos orga-
nismos internacionales que, como el Banco Mundialy el Fondo Monetario Internacional, han promovido
polticas de ajuste que no han hecho otra cosa que
profundizar las condiciones de miseria y abandono
en los sectores ms vulnerables de la poblacin.
La escuela pblica es casi inexistente y, como afir-
mamos anteriormente, ms del 80% de los nios y
nias escolarizados asiste a una escuela privada.
Estas, casi siempre, poseen psimas condiciones de
infraestructura y siquiera pueden ser reconocidas
como establecimientos escolares a la observacin
de los ocasionales visitantes de Puerto Prncipe. Enefecto, antes del terremoto, una recorrida por las ca-
lles de la ciudad permita identificar que decenas de
escuelas funcionaban en galpones o en el segundo
piso de construcciones altamente precarias, mezcla-
das con viviendas y negocios, superpuestas, apelma-
zadas, en ruinas antes mismo que se anunciara que
Puerto Prncipe haba sido destruida por causa del
temblor de tierra.
La escuela privada tiene un costo muy alto. El pas
que gasta menos del 2% de su PBI en educacin,
siendo el 65% de los gastos educativos sustentados
por las familias haitianas, segn un informe de la Co-
ordinacin Hait-Europa. (Louis, 2010) El costo pro-
medio de una escuela preescolar haitiana ronda los
70 dlares anuales y el de una escuela primaria los
160. Un valor desmedido en un pas con un ingreso
medio per cpita de 414 dlares. En otras palabras,
enviar a un nio o una nia a la escuela primaria
consume el 40% de la renta anual promedio de un
adulto haitiano, suponiendo que este posea algn
tipo de ingreso. Considerando que ms de 30% de la
poblacin no posee empleo formal o in formal, que no
existen polticas asistenciales que financien la falta
de recursos derivados de la inexistencia de una renta
laboral y que slo el 10% de las escuelas naciona-
les son pblicas, es inevitable reconocer la trgicainsignificancia del derecho a la educacin para las
familias ms pobres en Hait.
Por otro lado, al igual que en todos los pases lati-
noamericanos y caribeos, los beneficios educativos,
como la riqueza, se distribuyen de manera muy des-
igual. De los nios y nias que no asisten a la escue-
la, casi 75% de ellos pertenecen a los dos quintiles
ms pobres de la poblacin, un dato que se agudiza
mucho ms en las zonas rurales y, particularmente,
en la poblacin femenina.
La reconstruccin de la escuela pblica parecera ser
una urgencia democrtica y un imperativo tico en
Hait, aunque no parece haberlo sido para el Banco
Mundial, uno de cuyos proyectos consista, antes del
terremoto, en financiar las matrculas de 100 mil nios
y nias haitianas que cursaban sus estudios en mil es-
cuelas privadas de todo el pas. Tampoco, ciertamen-
te, una prioridad del gobierno nacional que, en el ao
2006, gast la irrisoria suma de 82,9 millones de dla-
res en el financiamiento educativo pblico, siendo me-
nos de la mitad aplicado en la enseanza fundamental.
Las familias pobres haitianas que no tuvieron la suertede contar con el subsidio aportado por el Banco Mun-
dial, debieron arcar con algo ms de los 270 millones
de dlares que fueron necesarios para escolarizar a sus
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hijos e hijas. Un dato espantoso, si se considera que
ms de la mitad de la poblacin sobrevive con menos
de un dlar diario y casi 80% con dos; donde el 20%
ms rico concentra ms del 60% de los ingresos nacio-
nales y el 20% ms pobre apenas el 2%. Dicho de otra
forma, mientras el Estado gast menos del 2% de su
PIB en educacin, las familias gastaron cerca de 9%
del PBI en garantizar la escolaridad de la mitad de los
nios y nias que asisten a la escuela. La otra mitad,
simplemente, no asiste.
El primer pas de Amrica Latina en poseer una ley
de escolaridad obligatoria no establece ni garantiza,
an hoy, la gratuidad de la educacin en su legisla-
cin nacional.
Es en este marco, que cualquier debate acerca de la
calidad de la educacin, de las condiciones de apren-
dizaje y educabilidad en las escuelas, de los procedi-
mientos y mtodos de instruccin, de los currculos y
de libros didcticos, puede parecer irrelevante. En Hai-
t se gradan un poco ms de 350 docentes por ao:
puede hablarse aqu de algo parecido a la formacin
docente? Por su parte, el sistema universitario, alta-
mente precario y frgil, produce profesionales que rpi-
damente abandonan el pas, huyendo a Repblica Do-
minicana y, cuando pueden, a Canad, Estados Unidos
o Francia. Casi 85% de los haitianos con nivel superior
de educacin han salido del pas durante los ltimos
aos, segn datos proporcionados por el SELA.
El tamao de abismo que separa el sistema escolar
haitiano de los va lores y principios democrticos que
hacen de la educacin un derecho, no parecen haber
sacado del autismo a gobiernos locales y agencias
internacionales ms proclives a ver la infancia como
un mero producto de exportacin destinado a satis-facer las carencias afectivas de solidarias familias
extranjeras, que como un sujeto de derechos plenos
y efectivos.
El abandono se nutre de una poltica indiferente al
sufrimiento de millares de nios y nias que, al igual
que su pas, son vistos como objetos de saqueo o
chatarras que slo pesan en la borda de un naufragio
que se hace visible ocasionalmente, apenas cuando
la tierra tiembla.
CAOS Y
RECONSTRUCCINEl terremoto del 12 de enero de 2010 destruy la
educacin haitiana, que ya se encontraba en ruinas.
Escombros sobre escombros, destruccin sobre des-
truccin. El tamao de los desafos abiertos es tan
enorme como las carencias que desde antes del sis-
mo se ponan en evidencia, aunque se silenciaban o
ninguneaban por parte de los gobiernos locales y de
la llamada comunidad internacional, hoy tan visible-
mente conmovida ante la tragedia.
Durante los das que sucedieron al desastre, un eco
reson tanto en el Norte como en el Sur: se abre aho-
ra la posibilidad de una reconstruccin duradera. Sin
embargo, para que esto sea posible, no parece ser un
buen camino despreciar la experiencia que nos aporta
la mala cooperacin ejercida por algunos organismos
internacionales y los trgicos errores que siempre ha
significado militarizar las estrategias de ayuda exter-
na a naciones que han sufrido desastres sociales o na-
turales. As las cosas, es necesario estar atentos a las
propuestas providenciales que aportarn los sagaces
y siempre listos funcionarios de los bancos solidarioso las prepotentes acciones de guerra que aportarn
ejrcitos imperiales ms acostumbrados a bombar-
dear naciones perifricas que a reconstruirlas.
Fotografa:Florencia
Stu
brin
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ACURRUCADASEN LA ESPERANZALa madrugada del 13 de enero un l lanto estremeci las
calles de Puerto Prncipe. Minutos antes hubiera pare-
cido absurdo que fuera posible diferenciar uno de en-
tre los miles de llantos que inundaban la ciudad, que
baaban con lgrimas de luto y dolor tanta muerte y
tanta destruccin, ese desarraigo absoluto que se cuela
por las grietas del alma y de una tierra seca que pare-
ce querer vengar todos los crmenes que se cometieron
contra ella. En una pequea tienda de campaa, en una
especie de hospital improvisado sobre los escombros
de la Cit Soleil, haba nacido una nia. Las lgrimas
de su madre iluminaban silenciosas el cielo gris de ese
pequeo pedazo del mundo, donde se espejan nuestra
indiferencia, nuestra impotencia y nuestra obsesin por
el olvido. El llanto de la nia reinaba milagroso en las
calles de Puerto Prncipe, mientras su madre la abra-
zaba, todava marcada por las heridas de los escom-
bros que la haban cubierto hasta haca algunas pocas
horas, en una escuela cerca de all. Te llamars Lu, le
dijo al odo en un creole dulce y amoroso. La enfermera
brasilera que haba asistido el parto cerr los ojos y rog
no volver, una vez ms, a llorar desconsoladamente. La
nia llevara su nombre como forma de agradecimiento.
As lo haba prometido su madre. Y all estaban ellas,
abrazadas, acurrucadas, fundidas en sus lgrimas de
amor y en la esperanza de un futuro que, como su patria
querida, tambin estaba naciendo.
Hait, una vez ms, pese a todo, la utopa.
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devastados por los huracanes
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Internacional de la Educacin. La IE exige al
gobierno haitiano que investigue el derrumbe de dos
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UNICEF. Estadsticas sobre Hait
(29/01/2010, http://www.unicef.org/).
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El terremoto en
Hait y el
imperialismo
Marco A. Gandsegui,hijo (Profesor de la Universidad dePanam e investigador asociado del
CELA)
l terremoto que sacudi a
Hait y, en particular, su
ciudad capital, Puerto
Prncipe, caus decenas de miles
de muertes y muchas
interrogantes. Despus de unasemana de los trgicos
movimientos ssmicos, an no se
conoce la cifra exacta de los
damnificados y tampoco se ha
podido establecer un mecanismo
para darle sepultura decente a los
muertos o iniciar la
reconstruccin.
Hay varios elementos que deben
ser tomados en cuenta para
entender lo que pasa en Hait. En
primer lugar, el pas isleo fueocupado militarmente por EEUU
hace diez aos. El presidente Bush
decidi poner fin a la democracia
en ese pas exiliando a su
presidente, Jean Bertrand Aristide,
a Africa del Sur. EEUU le pas el
mandato de la ocupacin militar a
Brasil y contingentes armados de
otros pases de Amrica latina. En
este perodo de ocupacin militar,
Hait ha sido sometido al saqueo
de sus riquezas y a la represin desu poblacin.La primera vez que EEUU ocup
a Hait fue en 1915. La presencia
norteamericana dur 19 aos,
perodo en el cual subordin las
finanzas del pas a la banca de
Nueva York, la convirti en una
fbrica de azcar y se asegur que
su poblacin siguiera en la pobreza extrema. Dcadas despus, en el marco
de la histeria del anticomunismo, EEUU instaur la dictadura de
Franois Duvalier, Papa Doc que se extendi por ms de treinta aos
(incluyendo el perodo de Jean-Claude Duvalier, Baby Doc).Las relaciones comerciales entre EEUU y Hait se remontan a fines
del siglo XVIII cuando Hait todava era una colonia de Francia.
Despus de su independencia, producto de una insurreccin de losesclavos en 1804, el presidente de EEUU, Toms Jefferson advirti
que (la libertad de los esclavos en) Hait era un mal ejemplo. Dira
que haba que confinar la peste en esa isla. Slo despus que
EEUU aboliera la esclavitud en su propio pas el gobierno reconocia Hait.Un vocero evanglico, precandidato a la Presidencia de EEUU del Partido
Republicano, Pat Robertson, culp a los haitianos de la tragedia alegando
que ese pueblo tena un pacto con el diablo desde su independencia de
Francia. En la lnea racista que caracteriza a sectores muy importantes de
ese pas, agreg que los haitianos le dijeron al diablo que te serviremos si
nos liberas de los franceses, Segn Robertson, el demonio les dijo OK,trato hecho.El presidente de EEUU, Barack Obama, por su lado, anunci una partidainmediata de cien millones de dlares para respaldar nuestros
esfuerzos de ayuda en los primeros das de esta crisis. Pero antes
del envo, orden el desplazamiento de 8 mil infantes de marina con un portaviones, helicpteros y armas - para apoyar a las fuerzas
armadas de Brasil diseminadas por el terremoto.
Obama tambin anunci que solicit a los ex presidentes Bush yClinton que coordinaran la iniciativa de Washington de ayuda a
Hait. Durante su primer mandato, Bush recort la ayuda que senecesitaba con urgencia en Hait y respald el derrocamiento del
presidente Aristide. El presidente Bush (padre), apoy el primer
golpe de Estado contra Aristide en 1991. Mientras tanto, Clintonrespald la restitucin de Aristide, pero a condicin de que ste
aceptara duras medidas neoliberales.
La interpretacin del fundamentalista de la Iglesia evanglica, Pat
Robertson, no se aleja mucho de la realidad. Sin embargo, hay queaclarar el significado de los supuestos y de las metforas del lder
republicano norteamericano. Si se entiende el diablo como las
fuerzas sociales y econmicas que se formaban de maneraembrionaria a principios del siglo XIX, el exabrupto de Robertson
tiene algo de sentido. La industrializacin capitalista de Europa
occidental estaba cambiando la faz del Viejo mundo y recreandouna nueva periferia en Amrica y posteriormente en Africa y Asia.
Hait se independiz de Francia, con apoyo tctico de Londres,
Madrid, y Washington, que se perfilaban como competidores del
colonialismo francs. En el transcurso del siglo XIX estos pases mas Alemania y Japn, posteriormente - se convirtieron en potencias
imperialistas que se disputaban mercados y territorios desde un
extremo del planeta al otro. A principios del siglo XIX, la gesta
E
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separatista de Hait quedsubordinada a los diseos de
quienes se presentaban como
aliados de los haitianos encontra del colonialismo francs
(en esos momentos encabezado por Napolen Bonaparte).
Cuando Robertson dice que losrevolucionarios haitianos
cometieron el error de pedirle
ayuda al diablo, no sabe oignora que el diablo es un
eufemismo para referirse a esas
futuras potencias imperialistas.
Los separatistas de la Amrica
hispana tuvieron una
experiencia similar. Pocodespus de independencia, los
pases de la regin quedaronendeudados con la banca
inglesa. A fines del siglo XIX
intervino EEUU que desplaz a
la banca de Londresconvirtiendo a la regin en lo
que sus mandatarios suelen
llamar el patio trasero.
En Hait hay fuerzas polticas
capaces de dirigir un proceso
de reconstruccin. Hay quedarles toda nuestra solidaridad,
un esfuerzo continental. A su
vez, EEUU tiene que retirar lasfuerzas militares de ocupacin
(de nacionalidad brasilea y
otras) y poner fin a su poltica
de discriminacin inaugurada por Jefferson a principios del
siglo XIX. Desde Buenos
Aires, CLACSO anunci queestaba creando un Fondo
Gerard Pierre-Charles para
apoyar la reconstruccin. Hayque seguir este ejemplo y dejar
a un lado las polticas
militaristas.
Panam, 21 de enero de 2010.
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Dos mundos en Chile!
Marcados por la magnitud de 8.8 grados en la
Dibujo de Alberto Bialakowsky (1994), inspirado en el encantamiento de
las cabaas de Dichato, Bahia de Chile, cerca a Concepcin.
Imgenes de Dichato, pueblo costero cNACION Ignacio Col. Publicado: 04.03.. http://www.lanacion.com.ar/fotos/itemga
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OpininfrentealterremotoqueafectgranpartedeChileysusconsecuenciassociales.CATASTROFESNATURALESYTERREMOTOSSOCIALES
Chile ha vivido, y est viviendo, das de zozobrae incertidumbre para muchos de sus habitantes.Se empieza a discutir si lo que se ha hecho o no
frente al terremoto ha sido lo adecuado o podrahaber sido mejor y de otra manera. Sin duda,podra haber sido de otra manera y mejor, nosolamente despus de asimilar la actualexperiencia, si no con lo ya conocido antes deldesastre.Ciertamente hemos apreciado improvisacin, nosolamente por no disponer de recursos tcnicos yhumanos para abordar los temas ssmicos, sinoque tambin por ignorar las formas de tratar losimpactos sociales de las catstrofes naturales.
Por cierto, la responsabilidad de los daosprovocados por fenmenos naturales en dondeno es posible imputar su origen a una decisinhumana, no puede atribuirse a personas, grupos,gobernantes o sus instituciones, pero s seesperara que ellas dispusieran de capacidadespara enfrentar y tratar los desastres y paraprevenir y mitigar oportunamente susconsecuencias. Especialmente, gobernantes einstituciones pblicas deben, dado su mandato,estar siempre preparados para no equivocarse
en las estimaciones, sobrevalorar o subvalorarlos impactos de las catstrofes, y tener planes de
accin disponibles. As nadie puede ser culpabledel terremoto o del tsunami en tanto fenmenosnaturales, pero s pueden encontrarse culpables
de una mala preparacin para afrontarlos, demalas construcciones, de malos diseos, demalos planes de evacuacin, de malascomunicaciones, de carreteras, hospitales yaeropuertos insuficientes, etc.
Los desastres naturales tienen importancia entanto impactan en la sociedad. Es en la sociedaddonde se los define como desastres. Es desdeella donde se calculan sus efectos, se interpretansus consecuencias y se abordan y toman lasmedidas para abordarlos. Se comprende, en estesentido, que el tema de las comunicacionessobre la catstrofe y lo que la rodea ser elprimer generador de respuestas sociales frente aella, por ejemplo de decisiones sociales opersonales. Es por eso que ante los desastres ysus consecuencias el manejo comunicacional esestratgico y no puede liberarse exclusivamenteen la dimensin noticiosa que caracteriza a losmedios de comunicacin de masas. Eso ltimofue lo que ocurri.
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Dibujo de Alberto Bialakowsky. Dichato, 1994.
Vista panormica de Dichato. Constanza Astete.
http://www.perfil.com/fotogaleria/?filename=contenidos/2010
/03/01/noticia_0036.html&fotoNro=26
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Un desastre natural tiene muchsimosefectos que requieren ser enfrentados y paraello es esencial ofrecer informacin clara yoportuna utilizando, a su vez, la informaciny oportunidades disponibles. Esa es la tareade los gobernantes y de sus voceros entiempos de catstrofe. A nivel global lascomunicaciones de la autoridad deben servinculantes, normativas y decisivas. Habrasido esperable que en Chile, con sumodernidad institucional y socio-tecnolgica,se hubieran prefigurado escenarios y que susinstituciones especializadas hubieran estadoms preparadas para eventos catastrficos.Sin embargo las respuestas, hasta dondeconocemos ahora, no calzan con lasexpectativas. Consecuencia de ello (algo
tambin previsible), ante la incertidumbre seoriginan grupos que, sin contar con unmnimo de representatividad, se formanespontneamente, luego encuentran elapoyo masivo de pobladores para hacerseor y en su agregacin pueden generarmayores problemas que el desastre mismo.Es por ello que el terremoto social esmuchsimo ms largo que el movimientossmico con todas sus rplicas juntas. Esteterremoto tiene varios ingredientes: saqueos,
estigmatizacin de gente inocente, violenciaentre ciudadanos, rabia e impotencia. Enparte, eso ocurre porque la poblacin notiene respuestas para enfrentarcoherentemente los desastres y actaevaluando sus posibilidades y medios de losque dispone para enfrentarlos. Eso se llamaslvese cada uno como pueda.
Las instituciones son fundamentales paraevitar los terremotos sociales. Pero stas,
como los edificios, tambin puedenagrietarse y desmoronarse, eso se llamaprdida de credibilidad y de confianza.Hemos constatado que importantesorganizaciones involucradas en la ayuda nose han coordinado adecuadamente pues
definen la catstrofe de distintas maneras.Eso implica que las urgencias y prioridadesas como los mecanismos de ayuda seandistintos, ni qu decir de la informacinentregada a los ciudadanos. Por eso serequiere informacin oficial, cuya ausenciao demora tiene psimos efectos y lleva acontradicciones y obstaculizaciones mutuas.Lo que sigue tambin lo hemos conocido enestos aciagos das: competencias malentendidas, envidias institucionales ybsqueda de protagonismo, todo ello enmedio de un desastre maysculo.
La autoridad ha expresado, apenas hapodido, su solidaridad y empata con losafectados, pero en el vocero gubernamental
ha habido tardanza en notificar los medios yacciones para afrontar la incertidumbre de lapoblacin, ante un hecho que los siguedesconcertando y frente al cual carecen delos medios para interpretarlo y abordarlo.Pocos saben qu es un terremoto en laescala de Richter, los factores quedesencadenan un tsunami, lo que es unafalla estructural o el tiempo que pueden vivirsin beber agua y qu hacer frente a ello.
Sin duda el pas saldr adelante, peroquedar una sensacin amarga de constatarque no hemos aprendido las lecciones. Laprimera de ellas es el descuido de laresponsabilidad en un pas cada vez mscomplejo como el nuestro, en el que lasacciones sobre sus ciudadanos y lasdecisiones que los afectan no puedeninspirarse en el puro sentido comn,voluntarismo e improvisacin. Ya lo hemosdicho antes: a la restructuracin del sistema
pblico de transporte metropolitano transantiago- le falt sociologa; en lasacciones frente al terremoto del Bicentenario,esta falta ha sido muchsimo ms trgica ylamentable.
Opinin de. Marcelo Arnold CathalifaudDecano de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile
jueves, 04 de marzo de 2010
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Educao e democracia na trajetriade Florestan Fernandes*
Eliane Veras Soares1
"A grandeza de um homem se define por suaimaginao. E sem uma educao de primeira
qualidade, a imaginao pobre e incapaz de dar aohomem instrumentos para transformar o mundo."2
Florestan Fernandes
os de Souza Martins prestou uma bela homenagem pstuma a Florestan Fernandescom o texto "Vida e histria na sociologia de Florestan Fernandes"3. Ali Martins
afirma que para Florestan Fernandes "h sempre uma espcie de processo educativopermanente nas relaes sociais em crise" e esse fator o teria levado a se interessar pela educao e pelo estudo sociolgico dos processos educativos. Proponho aqui
analisar de modo breve a dimenso que a educao assumiu nas diversas etapas da vida deFlorestan Fernandes: desde sua infncia pobre na cidade de So Paulo, em franco processo deindustrializao, at o ltimo perodo de sua trajetria como poltico eleito pelo Partido doTrabalhadores para participar da Assemblia Nacional Constituinte (1987-1988) e do Congresso
Nacional (1989-1994).
O lugar da educao na trajetria de Florestan Fernandes crucial. Ela se manifesta na priemira infncia, quando o menino Florestan era chamado por sua madrinha de Vicente. Foi
Dona Hermnia Bresser de Lima quem literalmente colocou o lpis na mo do pequeno Florestan /Vicente. O convvio com aquela famlia burguesa revelou ao futuro socilogo que o mundo no serestringia ao universo dos cortios nos quais vivia na efervescente cidade de So Paulo nos anos1920. De fato, havia algo muito alm do fundo do poo no qual ele e seus companheiros de rua seencontravam.. Florestan abandonou a escola para ganhar a vida, aos 9 anos de idade, antes decompletar a terceira srie primria, mas j adquirira os padres mnimos da curiosidade intelectuale do interesse pela leitura, bases que possibilitaram posteriormente, mediante a realizao do cursomadureza, no Ginsio Riachuelo, seu ingresso na Universidade de So Paulo. A passagem peloGinsio Riachuelo (1937-1940) funcionou como uma espcie de ressocializao e, ao mesmotempo, como ponte para uma novo patamar de realizaes:
Se no era uma comunidade-escola tnhamos uma escola-comunidade, sob o seu impulso, a
minha imaginao se abriu para alm do imediato, do cotidiano e para os grandes problemasda literatura, da filosofia e da poca [...] fugamos das limitaes intrnsecas escolasecundria brasileira, completando o ensino que recebamos, alis de bom nvel em termosrelativos, pela improvisao de uma fraternidade de estudantes voltados para a sistematizaoe intensificao dos estudos (Fernandes, 1977, p. 149).
* Uma primeira verso desse artigo foi apresentada no Seminrio Florestan Fernandes e o Brasil, realizadopela Fundao Perseu Abramo, em outubro de 1998, na Pontifcia Universidade Catlica de So Paulo.1 Eliane Veras Soares professora da Universidade Federal de Pernambuco e Secretria Adjunta da ALAS.2
Florestan Fernandes.LDB impasses e contradies. Braslia, Cmara dos Deputados, 1993.3 Para uma viso biogrfica da trajetria poltica de Florestan Fernandes, ver Eliane Veras Soares.FlorestanFernandes o militante solitrio. So Paulo, Cortez, 1997.
J
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O ingresso de Florestan Fernandes na Faculdade de Filosofia, em 1941, representou ummarco, tanto para sua vida profissional e pessoal, quanto para a instituio e, em especial, para ascincias sociais brasileiras. Para superar suas deficincias e lacunas intelectuais, Florestan tornou-se um estudante mpar, totalmente dedicado ao curso, impondo a si mesmo uma rgida disciplinade trabalho:
De princpio as coisas no possuam muita clareza para mim. Mas j no segundo ano do cursoeu sabia muito bem o que pretendia ser e me concentrara na aprendizagem do ofcio
portanto, no me comparava ao beb, que comea a engatinhar e a falar, porm ao aprendiz,que transforma o mestre arteso em um modelo provisrio (Fernandes, 1977, p.157).
Em pouco tempo ele mesmo passara a ser o modelo, o mestre. Superada a fase de formaopessoal, Florestan ingressa em um novo patamar de formao: o institucional. Como catedrticoda cadeira de Sociologia I realizou sua maior obra de formao: constituiu um grupo de
pesquisadores, de cientistas sociais, que marcou definitivamente o desenvolvimento das cinciassociais no Brasil e criou uma escola de interpretao dos problemas nacionais. Dialogando com osclssicos da sociologia (e tambm dos demais ramos das cincias humanas), Florestan Fernandes
procurou refinar os mtodos de investigao e anlise para produzir um conhecimento mais profundo, um conhecimento radical da realidade brasileira. Neste desbravamento sociolgicoformulou conceitos que permanecem vlidos nos dias de hoje. Entre eles encontra-se a definiodo dilema educacional brasileiro, desenvolvida nos anos 1950:
[...] Como ocorre em outros pases subdesenvolvidos, ele de fundo institucional. O sistemaeducacional brasileiro abrange instituies escolares que no se ajustam, nem qualitativa nemquantitativamente, a necessidades educacionais prementes, que so compartilhadas em escalanacional ou que variam de uma regio para outra do pas. Da ser urgente e vital alterar aestrutura, o funcionamento e o modo de integrao das instituies. O aspecto prtico dodilema revela-se neste plano: o reconhecimento dos problemas educacionais de maiorgravidade e a realizao dos projetos de reforma educacional esbarram, inelutavelmente, comdiversos obstculos, do apego a tcnicas obsoletas de interveno na realidade falta derecursos para financiar at medidas de emergncia. Em resumo, o referido dilema possui dois
plos, ambos negativos: primeiro, instituies deficientes de ensino, que requerem alteraescomplexas, onerosas e profundas [...] Segundo, meios de interveno insuficientes para fazerface, com expectativas definidas de sucesso, s exigncias prticas da situao[...]. A esserespeito, o Brasil est em posio anloga dos demais pases subdesenvolvidos, a qualconduz ao mais completo e perfeito crculo vicioso que a mente humana pode conceber(Fernandes, 1971, p.197).
J em 1954, em um texto denominado "A educao como fator de integrao poltica",Florestan aborda o dilema educacional a partir da perspectiva do estabelecimento de uma ordem
social democrtica no pas dando nfase ao papel da educao neste processo:[...] a interveno do Estado, com propsito definido de ajustar o sistema educacional
brasileiro s necessidades mais urgentes da vida poltica nacional, poderia alcanar dois efeitos presumveis. Primeiro, criar condies dinmicas essencialmente favorveis transio deuma ordem democrtica incipiente para uma ordem democrtica plenamente constituda [...].Segundo, concorrer ativamente para que essas condies dinmicas se reproduzamsimilarmente, provocando efeitos socializadores relativamente uniformes, nos diferentes tiposde comunidades brasileiras [...] Enfim, toda a argumentao desenrolada tenta mostrar que umdos fatores que prejudicam o desenvolvimento da democracia no Brasil a persistncia deuma mentalidade poltica arcaica, inadequada para promover ajustamentos dinmicos no s asituaes que se alteram socialmente, mas que esto em fluxo contnuo no presente. A
contribuio que a educao sistemtica pode oferecer para alterar semelhante mentalidadeexprime, naturalmente, as tarefas polticas que ela pode preencher em uma esfera neutra. Oproblema poderia ser encarado de outras perspectivas, como os interesses das classes sociais,
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as afiliaes partidrias, os conflitos sociais em uma sociedade em mudana para nova forma eorganizao econmica, etc. Limitamo-nos relao escolhida, entre o sistema educacionalcomo um todo e as necessidades educativas de uma comunidade poltica nacional porque elaconvinha melhor natureza do tema do presente estudo. Contudo, ao assinalarmos que aeducao pode preencher funes construtivas na vida social, no pretendamos insinuar queisso se faria independentemente da opo de outros fatores ou acima deles. Apenasacreditvamos que, assim, localizaramos concretamente quais so as influncias criadoras quea educao poder exercer na elaborao scio-cultural de uma ordem social democrtica noBrasil (Fernandes, 1979, p. 113-114).
No incio dos anos 1960, com a ecloso da Campanha em Defesa da Escola Pblica,Florestan Fernandes experimentou uma sorte de reencontro com seu passado. O socilogo noestava apenas desvendando os dilemas da realidade ou colocando seu conhecimento servio daracionalizao do sistema de ensino face s necessidades do desenvolvimento do pas,
tudo se passou como se me transformasse, de um momento para outro, em porta-voz dasfrustraes da revolta dos meus antigos companheiros de infncia e juventude. O meu estado
de esprito fez com que o professor universitrio falasse em nome do filho da antiga criada elavadeira portuguesa, o qual teve de ganhar a sua vida antes mesmo de completar sete anos,engraxando sapatos ou dedicando-se a outras ocupaes [...]. Nesse sentido, assumi nosdebates travados uma posio anloga que Patrocnio desempenhou nas lutas abolicionistas,descontados naturalmente os coeficientes histricos e pessoais. [...] Como ele, coube-me odever de levar ao mundo cultivado do Brasil as angstias, os sentimentos e as obsesses dosesbulhados, e honro-me ao lembrar que no trepidei, por um instante, diante dos imperativosdeste dever. Professor, socilogo e socialista no foi de nenhuma dessas condies queextra o elemento irredutivelmente inconformista, que deu sentido participao que tive naCampanha de Defesa da Escola Pblica (Fernandes, 1966, p. XIX-XX).
Nos anos 1960, uma srie de fatores iro contribuir para uma radicalizao do pensamento
sociolgico de Florestan Fernandes em relao ao marxismo. Um deles a surgimento do grupode estudo d'O Capital formado pela nova gerao de cientistas sociais, filsofos e historiadoresque Florestan Fernandes ajudara a formar. Excludo do grupo antes de tudo por sua prpria
posio de mestre, Florestan nem por isso ficou margem do que estava acontecendo, como elemesmo afirma:
Diante de um grupo orgnico de socilogos-pesquisadores, os quais se dispunham a interpretaro Brasil e a periferia do mundo capitalista luz de novas categorias sociolgicas, que
precisava refazer as minhas metas para ter o direito de continuar testa do grupo [...] Eu tinhade recomear, gostasse ou no, reciclando a minha concepo de sociologia e redefinindo oque eu vinha admitindo como socilogo [...] Eu era obrigado a penetrar mais a fundo nacompreenso do elemento positivo intrnseco sociologia como cincia, despojando-me, de
modo crescente, de resduos deixados por uma longa contaminao naturalista, ligadaprincipalmente ao perodo de aprendizagem e aos comeos de minha formao sociolgica. Oque fizera, no sentido de livrar-me desses resduos, atravs de Mannheim, da primeira leiturade Marx e de outros autores, mostrava-se insuficiente e ia ficando cada vez mais para trs(Fernandes, 1977, p. 192-194).
Longe de ver em Florestan Fernandes um adesista tardio do paradigma marxista proponhouma interpretao que leve em considerao a convergncia de diversos fatores que o levou maturao de um novo referencial terico. No plano acadmico destacam-se: a mudana datemtica de pesquisa a partir do estudo sobre os negros e, em especial, os projetos de pesquisadesenvolvidos por meio do CESIT (Centro de Estudos sobre a Indstria e o trabalho), colocando-o
frente a frente com os problemas sociais emergentes; e as transformaes na dinmica intelectualpromovida pela nova gerao de cientistas sociais.
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No plano de suas relaes com a sociedade podemos citar a participao na Campanha emDefesa da Escola Pblica, que abriu espao para a descoberta da possibilidade real do cientistasocial interagir com os movimentos sociais; e o envolvimento posterior com o movimento emfavor da reforma universitria. Por fim, o ltimo elemento est vinculado prpria dinmica do
processo histrico que culminou com o seu afastamento compulsrio da universidade, aspecto que
ser tematizado adiante (Soares, 1997, p. 66).Barbara Freitag defendeu, em 1986, a tese da existncia de uma ruptura epistemolgica na
obra de Florestan Fernandes. luz deste argumento analisou a posio de Florestan Fernandesdiante da universidade e da democracia nos dois momentos que caracterizariam o antes e o depoisda referida ruptura, isto , o perodo acadmico-reformista e o perodo poltico-revolucionrio.Sem aderir tese da ruptura, gostaria de expor a sntese que a autora faz das duas fases deFlorestan Fernandes, no que tange funo da universidade e sua relao com a democracia, paraem seguida chegar s ltimas elaboraes de Florestan sobre as possibilidades de reforma erevoluo associadas educao.
Segundo Barbara Freitag, Florestan Fernandes considerava no primeiro momento, que
corresponderia ao perodo dos anos 1940 aos anos 1960, a universidade como plo dinmicocapaz de revolucionar a sociedade. No segundo momento, aps o Golpe Militar de 1964 e a suaexcluso da universidade, mediante o Ato Institucional n 5, em 1969, o autor passaria a ver nasociedade o espao onde se originam as foras que vo acabar revolucionando a universidade.Ainda segundo a autora, na primeira fase
Florestan atribua universidade dois papis fundamentais, o da democratizao das elites e oda produo de cincia e tecnologia para promover o desenvolvimento econmico e amodernizao da sociedade. Acreditava que o Estado, assumindo sua funo de Estadoeducador, poderia ser o grande agente das mudanas estruturais e institucionais, assegurandoeducao gratuita a todos nos trs nveis do ensino, autonomia, liberdade e financiamentoadequado s universidades, para que elas efetivamente se transformassem em centros de
cultura, inovao cientfica e modernizao tecnolgica (Freitag, 1987, p. 165).
Na segunda fase, Florestan Fernandesdesloca para fora da universidade o centro dinmico das transformaes. Passa agora a ver narevoluo proletria, nos termos clssicos de Marx e Engels, a fora histrica capaz derevolucionar a sociedade e de engendrar, tambm, nas universidades, transformaes radicaisno Brasil (Freitag, 1987, p. 170).
Embora a nfase dada por Florestan transformao social seja em certa medidareformista, quando enfatiza o papel da universidade na conquista de uma verdadeira soberanianacional, e revolucionria, quando passa para o plano poltico mais amplo em defesa da revoluo
social e transformao total da universidade fundamentada em valores socialistas, pod