boletín nº72
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de los unos el : el boletín nº72 PAGINA CENTRAL por MARCELA MORENO Domingo 9 de Octubre de 2011 www.acercatealavida.com.ar en el centro de su voluntad CIUDAD X LA MARTES 11/10 20:30 HS / ESPAÑA 460 El Señor ensanche tu corazón para brindarte incondicionalmente a los otros en amor. Dios te llene de su amor!!!!TRANSCRIPT
PAGINA CENTRAL
amor
por MARCELA MORENO
por los otrosel
60:4
el boletín nº72
en el centro de su voluntad
www.acercatealavida.com.ar
Domingo 9 de Octubre de 2011
de los unos
AMORX LA
CIUDAD
MARTES 11/10 REUNIÓN DE LÍDERES
20:30 HS / ESPAÑA 460
el amor de los unos con los otrospagina central
por MARCELA MORENOCristo manifestó claramente lo que había en su corazón para transmitir a sus discípulos, en Juan 13:34, 35 leemos: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. En este pasaje se ponen de manif iesto tres puntos importantes a tener en cuenta: PUNTO 1: hay un propósito, el amarse unos a otros PUNTO 2: la base de la identidad, “yo os he amado”, primero fuimos amados por él PUNTO 3: manifiesta su visión en la que todos conocerán que estuvieron con Cristo y a causa de ello otros se acercarán también, hay una característica que resalta y es la del amor. He leído durante la semana un texto llamado “Liderazgo Relacional” en el que se expresa lo siguiente: “…la iglesia del siglo XXI necesita redescubrir sus raíces relacionales. Asimismo también, el desafío para el resto del mundo deberá ser evitar caer en los mismos errores en los cuales incurrió el cristianismo occidental. Debe por el contrario, asirse totalmente de la identidad que Cristo declaró en el Aposento Alto. Todos nosotros somos personas amadas.” Todos recordarán que en uno de mis mensajes referidos
a la Pasión he mencionado el concepto de la
“Interdependencia”. Para refrescar nuestra memoria
habíamos definido la interdependencia como
“En el continuum de la madurez, la dependencia es el paradigma del tú: tú cuidas de mí; tú haces o no haces lo que debes hacer por mí; yo te culpo a t i por los resultados.
La independencia es el paradigma del yo: yo puedo hacerlo, yo soy responsable, yo me basto a mí mismo, yo puedo elegir. La interdependencia es el paradigma del nosotros:
nosotros podemos hacerlo, nosotros podemos cooperar,
nosotros podemos combinar nuestros talentos y
aptitudes para crear juntos algo más importante.
“Covey, Stephen R.,(“Los siete hábitos de la gente
altamente efectiva”),Ed. Paidós. Pág. 30.
En el proceso de madurez el paradigma de la
interdependencia, es aquel en donde ya no es sólo él, ni sólo yo, sino que somos nosotros unidos,
llevando un proyecto hacia delante, donde lo que
tenemos le sirve al otro, y lo que tiene el otro me
sirve a mí.
Cuando hablamos del “amor de los unos por los
otros”, nos acercamos a la verdad de que Dios
quiere que dependamos de Él y que seamos
interdependientes en el amor de los unos con los
otros. Dios nos creó como seres sociales y puso en
nuestro ser el deseo por las relaciones
interpersonales. Para que podamos llegar a lograr
el propósito de amor de los unos por los otros debemos dar el primer paso, que es conocer la
verdad de que Jesús nos ha amado primero, se ha
entregado hasta lo sumo, con todo su amor y de
ésta expresión máxima de amor surge el amor
hacia los otros. El amor del hombre no alcanza, es
limitado, el amor de Cristo en el hombre es el amor
ilimitado, transformador, sanador y liberador que
permite que nos amemos a nosotros mismos pero
que a la vez hace que no nos quedemos solo ahí,
sino que deseemos que ese amor se extienda al otro para que los que no lo conocen también lo
busquen. El Señor nos enseña a todos sus
discípulos que debemos amarnos los unos a los
otros, y para esto debemos dejar de centrarnos en
la limitación de “aquel no me ama” como un
contínuo reclamo de lo que el otro no hace por mí,
“yo me amo” como una afirmación egoísta de lo
que cada uno ha logrado, de un amor que sólo es
para un individuo, para cambiarla por “el amor de
los unos por los otros”, interesándose por el otro,
por lo que cada uno necesita, por el dolor que padece el que está en una situación compleja, por
entregar lo que tenemos sin reservas, así como
Cristo nos enseñó a hacerlo. Dios nos lleva a
relacionarnos en amor, la misma Trinidad es una
perfecta y profunda relación entre Padre, Hijo y
Espíritu Santo, este Dios trino es un Dios que
busca relacionarse con sus hijos en una relación de
amor que a la vez se manifiesta en el amor de los
unos por los otros para que el mundo crea. La obra de gracia sobrenatural es la que nos permite ver al
otro, dejando de lado así todo egoísmo e
individualismo.
Hay una historia en la Biblia que nos ejemplifica
mucho el amor de los unos por los otros, se
encuentra en el pasaje de Marcos 2:1-12
Entró Jesús otra vez en Capernaun después de
algunos días; y se oyó que estaba en casa. E
inmediatamente se juntaron muchos, de manera
que ya no cabían ni aun a la puerta; y les
predicaba la palabra. Entonces vinieron a él
unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a
causa de la multitud, descubrieron el techo de
donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron
el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús
la fé de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus
pecados te son perdonados. Estaban allí
sentados algunos de los escribas, los cuales
cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla
éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede
perdonar pecados, sino sólo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que
cavilaban de esta manera dentro de sí mismos,
les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros
corazones? ¿Qué es más fácil, decir al
paralítico: Tus pecados te son perdonados, o
decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues
para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene
potestad en la tierra para perdonar pecados
(dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma
tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió
delante de todos, de manera que todos se
asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo:
Nunca hemos visto tal cosa.
Este pasaje nos sumerge en un gran desafío de
amor, amor hacia el que tenemos al lado y sufre de
parálisis, representada a través de algún problema
físico, emocional, espiritual o mental, y eso opera
en la persona obstaculizando el acercarse a Jesús
para que Él obre sobre su vida. Si primero no
realizamos esto en nuestro círculo íntimo será muy
pretencioso llevarlo hacia afuera. Si crecemos en la relación íntima con el Padre, esto llevará a que
crezcamos en nuestra relación íntima con aquellos
que están cerca nuestro, nuestra familia, y si
crecemos allí, estaremos también preparados para
relacionarnos en amor los unos con los otros dentro
de la congregación (vamos de lo privado a lo
público), y ese amor expresado entre cada uno de
los hermanos de la fe hará que todos crean que
somos los discípulos de Cristo, y quieran también
anhelar tener lo que nosotros hemos recibido. Jesús se movió con sus discípulos de esta manera,
y ésta manifestación de amor que nos sorprende
en este pasaje es muestra de lo que el Reino del
amor de Dios había traído a aquellos que estaban
necesitados. El amor de Jesús es revolucionario. El
amor divino es el que transforma toda situación
adversa en nuestras vidas. Seguramente estos
hombres amaban a esta persona que acercaron a
Jesús, pero ese amor humano no bastó para
resolver tan grande problema, y vieron que Jesús,
a través de su corazón de amor, podía hacer lo que era imposible para ellos. El amor del hombre es un
amor limitado, pero el amor de Dios obrando en
nuestras vidas nos permite ver más allá, como
Jesús vió, que la condición física no era solamente
lo que le acontecía a este joven postrado, sino
también su condición espiritual, una profunda
depresión, por eso le expresa: “ten ánimo”,
declarando batalla contra todo desánimo, conoció
el motivo que realmente aquejaba a este hombre. El poder del Padre f luyó en ese momento para
hacer su obra de sanidad y traer libertad.
Dios nos llama a ser un pueblo de amor, la iglesia
es un cuerpo en donde se debe manifestar ese
amor recibido por Dios, somos el pueblo de un Dios
de pactos que cumple su Palabra, somos un pueblo
de amor, como el Dios que nos llamó a su gracia
admirable. En el libro mencionado anteriormente se
encuentran los comentarios de dos autores que
hablaban de lo que caracterizaba a la iglesia
primitiva en esos tiempos:
“…varias obras que sobrevivieron de los primeros siglos de la existencia de la iglesia demuestran estos mismos temas en su descripción de los primeros creyentes. En su obra Apologet icus del año 197 d.C., Tertul iano dijo: “Vean cómo estos cristianos se aman los unos a los otros”. También el autor anónimo del siglo segundo de la obra Epistle to Diognetus [Epístola a Dionisio] dijo lo siguiente acerca de los primeros creyentes: “Ellos amaban a todos los hombres... Eran pobres pero enriquecieron a muchos... Lo que es el alma para el cuerpo, lo son los cristianos para el mundo”. Estas descripciones reflejan la prioridad que le dieron los primeros creyentes a las cosas que Jesús consideró más importantes para la fe. La iglesia del primer siglo vivió el gran mandamiento demostrando su amor a Dios y los unos por los otros.” (“Liderazgo Relacional”, Dirigiendo como dirigió Jesús. David Ferguson-Casa de Publicaciones Ala Blanca; pág.24).
Volviendo al pasaje de Marcos, estos cuatro
hombres amaron al necesitado, lo cargaron, no se
conformaron ante los obstáculos, descubrieron el
techo, lo rompieron, acercaron a la persona a
Jesús, se movieron en fe, y a partir de ello el joven
fue ministrado integralmente, animado a levantarse,
se quebraron yugos, Dios recibe la gloria. El amor de los unos con los otros provoca todo esto, no
menos, el pacto de amor de Dios debe extenderse
de lo privado a lo público, nuestra vida, nuestra
casa, familia, los hermanos de la fe, los que no
conocen al Señor.
Dios nos mueva a amar cada día más, estando,
acompañando, dando, sirviendo a nuestro
hermano.
Y Dios decididamente suple un amor sobrenatural para quienes le piden. Pablo dice: “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.” (2 Corintios 5:14). Al fluir el amor de Dios en nosotros somos capacitados para servir a otros y velar no sólo por los propios intereses sino el de los demás (Filipenses 2:4). (“Liderazgo Relacional”, Dirigiendo como dirigió Jesús. David Ferguson-Casa de Publicaciones Ala Blanca; pág.21). El Señor ensanche tu corazón para brindarte incondicionalmente a los otros en amor. Dios te llene de su amor!!!!
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