boletin de fray leopoldo de alpandeire

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Boletín Bimestral Año LV EJEMPLAR GRATUITO Nº 451 Enero-Febrero 2016

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Vida de Fray Leopoldo

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Page 1: Boletin de Fray Leopoldo de Alpandeire

Boletín Bimestral Año LV EJEMPLAR GRATUITO Nº 451 Enero-Febrero 2016

Page 2: Boletin de Fray Leopoldo de Alpandeire

OraciónDios Padre misericordioso, que has llamado al Beato Leopoldo

a seguir las huellas de tu Hijo Jesucristopor la senda de la humildad, de la pobreza y del amor a la cruz,

concédenos imitar sus virtudespara participar junto a él en el banquete del reino de los cielos.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Page 3: Boletin de Fray Leopoldo de Alpandeire

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En un pintoresco y pequeño pueblecito, Alpandeire, sobre las montañas de Ronda en la provincia de Málaga, el matrimonio Diego Márquez Ayala y Jerónima Sánchez Jiménez, humildes campesinos, el 24 de junio de 1864 tuvieron su primer hijo, que fue bautizado el 24 de junio de 1864, cinco días más tarde recibiendo el nombre de Francisco Tomás de San Juan Bautista en la monumental iglesia parroquial llamada la “catedral” de la Serranía”.

Desde su más tierna juventud tuvo que ayudar a sus padres en las tareas del campo: guardar un pequeño rebaño y, a medida que fue creciendo en edad, trabajar el campo. Era un niño juicioso, alegre y afable, deseaba asistir a la misa temprana y visitar al Santísimo. Desde joven valoraba la pobreza como expresión de vida interior. Los paisanos que lo habían conocido decían que poseía un “corazón de oro” y contaban que, desde niño, socorría a los pobres dándoles su merienda.

Habría deseado hacerse religioso siendo aún adolescente, pero en aquellos lugares rupestres y aislados resultaba difícil comunicarse con los religiosos. Por lo demás recibió la confirmación a la edad de veintisiete años, el 11 de septiembre de 1881, por manos del obispo de Málaga, Marcelo Spínola y Maestre, beatificado por el Beato Juan Pablo II, en 1987. Pero, casualmente, en mayo de 1894, para las

celebraciones en honor del Beato Diego José de Cádiz, llegaron dos capuchinos a predicar a Ronda, donde el nuevo Beato había muerto y era muy venerado. El joven campesino asistió a sus predicaciones y tomó la decisión de hacerse capuchino, atraído por su comportamiento recogido y por el fervor de sus palabras.

Vistió el hábito capuchino en el convento de Sevilla iniciando el año de noviciado bajo la dirección del Superior y Maestro de Novicios P. Diego de Valencina, tomando el nombre de Leopoldo de Alpandeire. Era una vocación madura, natural coronamiento de una vida inocente y piadosa. Él supo ocultar sus propias penitencias y cumplir con sus deberes de manera irreprensible.

Emitió los votos religiosos el 16 de noviembre de 1900 y permaneció, como todos los santos hermanos capuchinos, como un gran trabajador, continuando cultivando el huerto de los frailes en el convento de Sevilla, Antequera y Granada, donde sucesivamente fue enviado. La azada lo seguía como fiel compañera, pero pronto aprendió a sublimar el trabajo, a transformarlo en oración y en servicio a los hermanos.

El 23 de noviembre de 1903, apenas trasladado al convento de Granada, emitió los votos solemnes en manos del P. Francisco de Mendieta, superior de la casa.

Beato Fray Leopoldo de Alpandeire:El humilde limosnero de las tres Avemarías

(1864-1956)

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En la oración y en el retiro continuaba su trabajo, cuando un día le encargaron el oficio de limosnero, alforjas al hombro. Granada, ciudad de la Alhambra, a los pies de Sierra Nevada, se convierte en el escenario de su vida durante más de medio siglo; hortelano, sacristán y limosnero, trabajos que unieron admirablemente el doble rostro de su vida: la dimensión contemplativa, su vida de oración, su vida íntima con Dios y su vida activa, ir y volver por las calles de Granada, su contacto con la gente, el tiempo diario destinado a pedir la limosna. Pero vivió en un periodo histórico difícil, el tiempo de “las dos Españas”.

El vía crucis fue aún más doloroso durante los años 1931-1936 cuando los gobernantes de la segunda República, constituida en 1931, pusieron todo su empeño en acabar con la Iglesia. El cielo de España se tiñó de rojo ante el incendio de iglesias y de conventos. Fueron días de anarquía y de sangre que se llevaron por delante a 7000 víctimas entre los miembros del clero español. Los religiosos tuvieron que abandonar los conventos siendo expulsados de ellos por la fuerza.

Fr. Leopoldo con heroica dedicación ejerció siempre su oficio de limosnero incluso durante estos años de abierta persecución contra los religiosos. Él tenía un concepto radical de la obediencia, dispuesto para cualquier emergencia, incluso a costa de la vida. Había crecido en un clima de gran austeridad, como en los primeros años del siglo XX se vivía en los conventos capuchinos con grandes ayunos, silencio, maitines a media noche, trabajo manual. Su santidad se impuso muy pronto ante la gente que lo veía pasar. Era proverbial su recogimiento en medio del tumulto de la ciudad. “Era un hombre todo de Dios”, decía la gente.

Sus grandes devociones fueron la Pasión de Cristo, la Eucaristía, que recomendaba a todos. De noche pasaba muchas horas ante el altar con la excusa de que debía cuidar de la lámpara del Santísimo para que no se

apagase. Otra gran devoción suya fue la devoción a la Virgen, característica típica de la espiritualidad de un hermano capuchino. Pero también aquí es original y transforma esta devoción en un poderoso medio de apostolado. He aquí el humilde limosnero de las tres Ave Marías. Su modo de rezarlas era indescriptible. Sólo escucharlas, dicen muchos, conmovía. Difundió en medio del pueblo esta humilde devoción mariana, y la gente acudía a él para que rezase las tres Avemarías por los enfermos incurables.

La repetición interminable de los mismos actos, no fue nunca para Fr. Leopoldo un hábito monótono y repetitivo, porque “cada cosa de la vida diaria la hacía como si fuese la primera vez”. En esta tensión espiritual que es verdaderamente portentosa, “el mayor milagro era su vida tomada globalmente en su totalidad”. Un compañero religioso llegó a decir que, “si se hubiese perdido la regla franciscana, bastaría con mirar a Fr. Leopoldo para volverla nuevamente e escribir.

La tarde del 9 de febrero de 1953 hizo su último recorrido como limosnero por las calles de Granada. Bajaba las escaleras de una casa y cayó rodando. Se fracturó el fémur y, a partir de entonces, pudo moverse sólo dentro del convento, casi únicamente para ir a la iglesia, apoyándose penosamente en dos bastones. Pasó tres años de intensidad espiritual profunda.

La hermana muerte vino a visitarlo la noche del 9 de febrero de 1956. Tenía 92 años y conservó la lucidez hasta el final de la agonía. También para él se repitió una indescriptible afluencia del pueblo y muy pronto comenzaron a florecer los milagros.

Fr. Leopoldo, el humilde limosnero de las tres Avemarías, fue beatificado en Granada por Benedicto XVI, a través de su Delegado Pontificio S. E. Ángelo Amato, SDB, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos.

Fr. Costanzo CargnoniCapuchino

Los santos,apóstoLes

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El reconocimiento de la santidad en la historiaS. E. Rvdma. Ángelo, Cardenal Amato SDB

Los santos,apóstoLes

de CristoresuCitado

PrefacioCon el esplendor

de sus virtudes los Santos son los men-sajeros de la gloria pascual. Su existen-cia no proyecta som-bras sobre la luz del Resucitado, sino que la vuelve más brillan-te. No son “personas

sin cualidades”. Son personas tocadas por la luz trinitaria y alimentadas por la linfa divina de la gracia que no conoce final. En los San-tos se reflejan los rayos luminosos del rostro del Resucitado, del que se vuelven iconos fascinantes.

También este volumen como, los anteriores, se divide en dos partes íntimamente unidas. En la primera se recogen algunos aspectos sobre la santidad en relación con la Pascua, la historia, la familia, la política. En la segun-da parte se presenta una amplia galería de Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios cuya fe heroica transforma la noche oscura de la existencia cotidiana en el día luminoso de una esperanza que no tiene fin.

1. LOS SANTOS MENSAJEROS DE LA

ALEGRÍA PASCUAL

1.- Sin resurrección no hay cristianismo

Cristo resucitado es el acontecimiento fundamental de la fe cristiana. Para los es-critores sagrados la resurrección es el cri-

terio último de la verdad de la encarnación. Lo dice claramente San Pablo: «Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación, vana es nuestra fe. Nosotros, entonces, so-mos falsos testigos de Dios, porque contra Dios hemos testificado que Él ha resucitado a Cristo» (1 Cor 15, 14s).

La originalidad única de Cristo reside en el hecho de que él no es sólo un personaje histórico del pasado. Él, como Resucitado, es el Viviente en la comunión divina trini-taria, sino también el Viviente en la Iglesia y en la historia de hoy. Su resurrección no es sólo la reanimación de un cadáver, como fue para Lázaro, sino la inmersión en una vida del todo nueva, la divina, jamás sometida al devenir o al morir. Y es partiendo del cielo trinitario, como él, Resucitado, se manifestó a los suyos, llamándolos a su seguimiento y enviándolos definitivamente a la misión.

«Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su grande misericor-dia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resur-rección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible… » (1 Pd 1, 3ss.).

Los Santos. Beato Angélico

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Por eso, la primera predicación apostóli-ca estuvo toda centralizada en la resurrec-ción, acontecimiento real y salvífico como la cruz y la muerte de Jesús. Releamos el inicio de la Primera Carta de Pedro, que revela el pleno significado de Cristo resucitado: «Ben-dito sea Dios y Padre de nuestro Señor Je-sucristo, que en su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontami-

nada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que estáis custodiados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para mani-festarse en el tiempo postrero. Por eso es-táis llenos de alegría» (1 Pd 1, 3-6).

LOS SANTOS, APÓSTOLES DE CRISTO RESUCITADO

El reconocimiento de la santidad en la historiaS. E. Rvdma. Ángelo, Cardenal Amato SDB

Traduc. Alfonso Ramírez Peralbo

Visualización permanente, vía internet,de la tumba de Fray Leopoldo

www.fray-leopoldo.org

La persona que desee orar ante la tumba del Beato Fray Leopol-do, puede hacerlo a través de la página Web.

La cámara digital para poder ver permanentemente el sepulcro de Fray Leopoldo y orar desde cualquier lugar del mundo, a través de Internet, está instalada desde hace tiempo. Puede verse a través de esta dirección:@

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A Fray LeopoldoCon tu alforja en los hombros, incansable

limonsnero de pan y de virtudes,barba blanca, poblada,, plenitudes

de un gran celo y de fe inquebrantable.

Por tu duro vivir, siempre admirable,hoy te aclaman ingentes multitudesde esta tierra y de otras latitudes,

como estampa de un beato venerable.

Cada día sus calle recorriendopies descalzos, con nieve o con calor

y alpargatas con parches o con remiendo.

Repartiendo tu pan con todo amor,cual solías hacer cada jornada,

tus pisadas son huellas ya en Granada.

José Arjona AtienzaAlcalá de los Gazules, octubre de 2015

Page 8: Boletin de Fray Leopoldo de Alpandeire

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1 “Hacerse como niños” (Mt 18,3)

El P. Pascual Ryvalski, Superior general de los capuchinos, entre el 1970 y el 1982, celebrando la Eucaristía en la Iglesia de los capuchinos de Granada, el 9 de febrero de 1981, en la homilía, dijo entre otras cosas: Fray Leopoldo ha sido “un hombre sencillo, natural, sin ser rebuscado, sincero y recto, evangélicamente pobre; un hombre trans-parente y cándido, sencillo y discreto, que ha sabido buscar siempre la sombra y el ocultamiento; un hombre con el corazón de niño, noble y franco, cortés y sobrio” (Posi-tio, p. 98).

También los religiosos que han con-vivido un periodo, más o menos largo de tiempo, junto a Fray Leopoldo subrayan sin género de duda la virtud de la santidad. Así es, por ejemplo, para el P. Félix de Lopera, que fue Superior en el convento de Grana-da de 1943 a 1949 y ha convivido con el Beato por espacio de seis largos años (Po-sitio, pp. 190-210). Lo mismo vale para el P. Esteban Pérez Cabello, que vivió en el convento de Granada por espacio de cinco años, entre el 1948 y el 1953. Y lo mismo hay que decir de otros muchos, que exal-tan en el religioso esta maravillosa virtud que, en las culturas modernas es simboli-zada por la violeta.

Según las declaraciones del Proce-so Ordinario y del de Conocimiento, los testigos repiten unánimemente que Fray

Leopoldo era un religioso sencillo, todo de Dios, siempre polarizado con el corazón únicamente dirigido a lo Alto. “Las virtudes características del Siervo de Dios han sito la humildad, la sencillez, la caridad, la aus-

EL BEATO LEOPOLDO, RELIGIOSO SENCILLO

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teridad, la obediencia y una piedad profun-da” (Positio, 339); “el mensaje del Siervo de Dios es un ejemplo para el mundo, por su vida sencilla, escondida y entrecruzada de sacrificios” (Positio, 424); “ha sido un re-ligioso sencillo, espiritual y tan sumergido en Dios, sin perder nunca el contacto con el resto del mundo” (Positio, 391).

Jesús en el Evangelio invita a cada per-sona no a “volverse” como niños, sino a “convertirse” en niños: “En verdad os digo: si no os convertís y no os hacéis como ni-ños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt 18, 3). El Maestro nos invita al valeroso ejercicio de “hacernos pequeños”. De ad-quirir transparencia, sencillez, limpieza de vida. El Beato Leopoldo, en este nuestro caótico “mundo de hoy”, se convierte en maestro autorizado y nos enseña, con su vida, que la secillez no es un punto de par-tida en la vida espiritual, sino de llegada; de hecho esta virtud requiere un paciente trabajo ascético de simplificación de la pro-pia vida.

2.- La sencillez es…

Es aquella virtud que ayuda a discernir lo esencial, lo que realmente cuenta en la vida y deja caer lo que es superfluo, inútil, inservible, accesorio. Fray Leopoldo, en su humilde y decisiva orientación espiritual, ha conseguido –como afirma A. Maillot– alcanzar “aquel momento de la vida en el que no se repite la misma cosa, sino que se encuentra lo esencial y sólo lo esencial; es el momento en el que se descarta todo lo que es accesorio y emerge sólamente lo que es vital”.

Precisamente así delinea la sencillez en la experiencia del Seráfico Padre su primer biógrafo Tomás de Celano: «Él buscaba no una sencillez cualquiera, sino aquella a la que Dios basta y para la que todo lo demás no cuenta; no buscaba la parte ex-

terior, sino la médula; no la cáscara, sino la nuez, no la cuantidad, sino la cualidad, el bien supremo y duradero» (2 Cel, 189; FF, n. 775). También en la cultura del con-sumismo de nuestros días, la sencillez verdadera selecciona las necesidades ver-daderas de aquellas que trae la publicidad presuntuosa.

«Él buscaba no una sencillez cualquiera, sino aquella a la que Dios basta y para la que todo lo demás no cuenta; no buscaba la parte exterior, sino la médula; no la cáscara, sino la nuez, no la cuantidad, sino la cualidad, el bien supremo y duradero» (2 Cel, 189).

Esta sugestiva virtud consigue, además, alcanzar otro ambito como meta: la de una vida unificada, al reparo de la disipación y de la dispersión. Nuestro Beato ha conse-guido llegar a esta feliz unificación a través de la experiencia serena y silenciosa del convento y de la experiencia de las calles ruidosas y polvorientas de Granada que él recorría diariamente en el humilde servicio de limosnero.

Así Fray Leopoldo, bajo la mirada de Dios se encontraba uno, único y unificado; centrado sobre una única aventura maravi-llosa: lanzarse hacia Dios, tender al Abso-luto: «El Dios sencillo --escribe san Gre-gorio Magno-- vuelve sencillo a aquel en cuyo corazón habita». Por eso el salmista ruega con ardor: “Señor, dame un corazón sencillo, que tema tu nombre” (Sal 85, 11).

P. Ubaldo Terrinoni, Capuchino(Ex-Consultor Teólogo de la Congregación

de las Causas de los Santos. Traduc. Alfonso Ramírez Peralbo)

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Asuntos de varias Causas, de las que es Postulador el H. Alfonso Ramírez Peralbo, han requerido su presencia en Roma parte de septiembre hasta bien entrado noviembre. La primera era la Causa de José Rivera Ramírez, de la archidiócesis primada de Toledo; la Sesión Ordinaria de Cardenales y Obispos tuvo lugar el 29 de septiembre y el día 30 el Papa ordenaba a la Congregación de las Causas de los Santos la publicación del Decreto de Virtudes heroicas; este acontecimiento fue celebrado el 25 de octubre con la atención que merece, con una eucaristía de acción de gracias en la catedral primada de Toledo presidida por su Arzobispo, D. Braulio Rodríguez, acompañado del obispo Auxiliar de Toledo D. Ángel Fernández, el de Córdoba, D. Demetrio Fernández y Mons. Domingo Oropesa Lorente, obispo de Cienfuegos (Cuba), acto en el que el Postulador leyó el Decreto de Virtudes Heroicas.

El momento cumbre, en Roma, fue la canonización de Santa María de la Purísima, de la Compañía de la Cruz, el 18 de octubre, bajo un sol radiante, la plaza de San Pedro acogía un acontecimiento, fuertemente motivado, con la presencia de un numeroso grupo de peregrinos sevillanos, italianos y argentinos que bien se hicieron notar. El sábado 17, en la misa del peregrino, presidida por el Cardenal Blázquez, Presidente de la CEE, a la salida, los sevillanos rodearon al Cardenal Amigo y se liaron por sevillanas, que bien se enteró Roma que Sevilla estaba allí, unida a las HH. de la Cruz y a la nueva Santa María Purísima de la Cruz.

La plaza de San Pedro vestía sus mejores galas con la participación de un numeroso grupo de sacerdotes que concelebraron con el Papa Francisco que tenía a su lado a D. Juan José Asenjo Pelegrina, arzobispo de Sevilla; representantes de las tres Postulaciones que participaban en la ceremonia de canonización, la Madre General de las HH. de la Cruz, Sor Reyes de María de la Cruz, un grupo de 160 religiosas venidas de todos los lugares donde tienen casa las HH. de la Cruz; una

SANTOS Y SANTIDAD

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nutrida representación del Gobierno de España encabezada por el Excmo. Sr. D. Jorge Fernández-Díaz, Ministro del Interior, con varios miembros de su Departamento, la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, el Embajador de España ante la Santa Sede, D. Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, alcalde de Sevilla, Juan Espadas, su predecesor en el cargo, Juan Ignacio Zoido.

Y llegó el momento culminante cuando el Papa pronunció la fórmula solemne: “Para honor de la Santísima Trinidad, para la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y la nuestra, después de una larga reflexión, invocada la ayuda divina y escuchado el parecer de muchos Hermanos Nuestros en el Episcopado, declaramos y definimos santos a los beatos… María de la Inmaculada Concepción… y la inscribimos en el Álbum de los Santos, estableciendo que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los Santos”.

Un largo y prolongado aplauso acogió las palabras del Papa y un ondear de banderas españolas y argentinas cubrían el cielo azul de la Plaza de San Pedro.

Momentos antes de iniciarse la celebración el Postulador, Alfonso Ramírez Peralbo, la Madre General y el Vicepostulador, departieron y saludaron un tiempo al Santo Padre Francisco en la sacristía del Papa dentro de la Basílica, quien mostró su alegría por esta canonización y exhortó al Postulador a: “trabajar y a hacer más santos en menos tiempo”.

Ya al principio de noviembre la Causa de Madre Encarnación Carrasco Tenorio,

Fundadora de las TT. Franciscanas del Rebaño de María, pasó el Congreso de los Teólogos, con resultado positivo, todos los votos fueron afirmativos (9 sobre 9).

Señalamos también que el pasado 21 de noviembre, a las 11,30 tenía lugar en la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Barcelona el acto de beatificación de veintiséis mártires capuchinos.

La celebración estuvo presidida por el prefecto de la Congregación por las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato. Con él, han concelebrado el cardenal de Barcelona, Dr. Lluís Martínez Sistach, y el Ministro general de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, fray Mauro Jöhri.

El proceso de beatificación, llega así a su fin después de que el pasado mes de junio el Santo Padre autorizara la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto que reconoce el martirio de fray Frederic de Berga y veinticinco compañeros.

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PEDRO MIGUEL LAMET

Pablo de Tarso, el personaje más polémico y documentado del Nuevo Testamento, fue tan conflictivo en vida como a través de la Histo-ria, suscitando una intensa controversia has-ta nuestros días: desde la herejía del dualista Marción en el siglo II, a recientes estudios que pretenden demostrar que Pablo no dejó de ser judío y nunca fue cristiano, pasando por la teo-ría de la justificación por la fe de Lutero en el siglo XV, que dio origen a la Reforma, y la ro-cambolesca tesis de que fue el culpable remoto del exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Toda la cultura del hombre de la calle sue-le reducirse a que es “aquel que se cayó del caballo para convertirse de perseguidor de los cristianos en su mayor apóstol entre los genti-les”, junto a la enigmática impresión que dejan algunas de sus cartas. Se diría que Pablo re-sulta demasiado “subido” y teológico para un lector medio, o que produce la impresión de radical, orgulloso, antifeminista y hasta antipá-tico y regañón para el que no profundiza en su personalidad.

Dado el estado actual de las investigacio-nes, ¿qué hay de realidad y de mito en el perfil humano y religioso de este personaje conside-

rado como el verdadero fundador en la práctica del cristianismo?

“Circuncidado a los ocho días de nacer, is-raelita de nación, de la tribu de Benjamín, he-breo de pura cepa y, por lo que toca a la ley, fariseo” (Flp 3, 5). “Yo soy judío, natural de Tar-so, ciudad de Cilicia que tiene su fama” (Hech 21, 39), escribe. Nacer en Tarso, (sobre el año 5 dC.) de padre judío, posiblemente tejedor, del que aprendería el oficio, era ver la luz en medio de una encrucijada de caminos y crisol de cul-turas. Saulo, nombre judío que viene de Saúl, vive en casa la fidelidad a la ley mosaica, pues sus padres al parecer se establecen en Tarso como consecuencia de la diáspora judía…

Más tarde va a usar su otro nombre latino -en Roma se utilizaban tres-, Paulus, como ciu-dadano romano, privilegio de Tarso. Cives ro-manus sum argüirá ante los tribunales y llegará a apelar al mismo César, en concreto Nerón, para salvarse de la persecución judía. Pablo es lo que hoy diríamos un “ciudadano global”, per-teneciente a las tres culturas más importantes de su época, con una formación y cosmovisión que ampliará en sus viajes “hasta los confines de la tierra”, es decir, Hispania (año 66).

Muy joven se fue a estudiar a Jerusalén con Gamaliel, prestigiado maestro de la moderada

Santos, símbolos y animales: historias y leyendasLos tres Arcángeles. Filippino Lippi. Florencia.

25 de enero: La conversión de San Pablo o la caída de Pablo del caballo

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escuela de Hillel. Llega a saberse la Biblia de memoria y llevarla siempre en el morral junto a sus herramientas de tejedor. Asiste pasivo al martirio de Esteban y recibe el encargo de perseguir a los seguidores de Jesús. La escena del resplandor que le de-rriba del caballo camino de Damas-co, tan explotada por la pintura, es una interpretación simbólica, pues los Hechos solo hablan de un res-plandor que le hace “caer por tierra”.

La verdadera caída de Saulo es que da un cambio radical en su vida y de perseguidor se transforma en apasionado seguidor del crucificado hasta decir “Mi vida es Cristo y mo-rir ganancia”. ¿Qué le sucedió? Re-nán dice que se volvió loco. Un loco demasiado lúcido para trazar el plan más inte-ligente de la Historia del cristianismo. Lo que por todas las trazas experimentó fue lo que los orientales llaman una iluminación y los occiden-tales “ilustración” que equivale a ver claro. Por ejemplo, que Jesús le empujaba a predicarle no solo a los judíos sino a todo el mundo conocido de entonces.

Pablo va a transformarse así en un hombre libre, lo que hoy llamaríamos un outsider ins-truido directamente por el Mesías. Se va solo a Arabia a reflexionar y predicar sin mucho éxi-to entre los nabateos, y 13 años después re-gresa a Damasco y contacta en Jerusalén con tres discípulos testigos de Jesús de Nazaret, durante solo 15 días: Pedro, Juan y Santiago, el hermano de Jesús. Éste, convertido tras la muerte del Maestro, será el más apegado a la letra de la Ley Mosaica y el más frontal opositor de Pablo, hasta llega a mandarle espías. Por su parte, Cefas (Pedro) evolucionará de entu-siasta de Tarso a desconfiar de él en torno a algunas prescripciones de la Torá.

Los colosales viajes de Pablo que incluyen cárceles, persecuciones, apaleamientos, nau-fragios y mil penalidades le conducen primero a predicar en las sinagogas. Luego, a través de una red de casas particulares o iglesias domés-ticas, con ayuda sobre todo de mujeres, donde celebra el ágape y la eucaristía.

En un contexto de corrupción del Imperio, lascivia, egoísmo y esclavitud y aquejado de

un vacío existencial y religioso por la multipli-cidad de dioses, Pablo vende una doctrina en el fondo simple y liberadora: La salvación viene de la fe en el Mesías, y se traduce en amor e igualdad entre los hombres con un solo rito tan simple como una comida. Esto le lleva tanto al éxito como al rechazo hasta morir decapitado en Roma (año 67). Su palabra se difunde a tra-vés de correos que llevan copias de sus cartas.

De un carácter entre complejo y fascinan-te, fuerte y débil al mismo tiempo, era un feo guapo, físicamente insignificante, pero provisto de potente magnetismo espiritual. Detrás del ilustrado y orgulloso fariseo que nunca deja-ría de ser alumbra un hombre tierno, amigo de sus amigos, consciente de sus debilidades -el famoso aguijón que aún hoy sigue siendo un enigma- y sobre todo un enamorado de Jesu-cristo, que le transportó en vida al “tercer cielo”.

Tal pasión mística le empujaba hacia ade-lante con tal libertad, fidelidad y oposición a las instituciones de su época, que lo hacen tan actual como perenne objeto de estudios y controversias. Libre y místico, rompedor y fiel, consigue que la Buena Noticia atraviese las lin-des de Israel y cale en el ancho mundo secular. Su peripecia vital es ya en sí misma toda una novela.

Escritor, periodista y jesuita, Lamet es autor de Pablo de Tarso. El esplendor de Damasco

(La Esfera de los Libros)

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El Director perfecto y el Dirigido Santo

Cuadro del altar de la celda-capilla del Beato Diego, en Sevilla. Escuela de Goya.

(Correspondencia epistolar entre el Bto. Diego José de Cádiz y el P. Francisco Javier González, del P. Ambrosio de Valencina)

J. M. J.

Écija 17 de noviembre de 1778.

Amadísimo y venerado Padre de mi alma: Dios sea con nosotros.

Mucho siento molestar a. usted, y ocu-parle el tiempo; mas la caridad de usted, y lo urgente del caso me alientan a escribirle esta pues mi alma no tiene otro espíritu y movimiento que el que usted le da con su leyes y expresiones.

Ya parece se va conociendo ‘algo el fruto de la palabra’ de Dios, aunque en lo principal o más grave nada se ve de adelanto. Entre las funciones de esta tarea, tengo entendido por cierto que una será predicar al Ayunta-miento y sus Capitulares en su Sala a solas. Usted no ignorará lo enredados que se hal-lan en bandos y pleitos, con otras cosillas de no pequeña monta. Se me ha propuesto predicarles las obligaciones de un magis-trado con Dios, con el Rey y con el pueblo. Mas no es esto lo que consulto a usted; sí que estando diciendo Misa el día 15, al tiempo de consagrar el cáliz, se me distrajo

la imaginación, o se ocurrió al pensamiento, que esta plática la concluyese con arrojar o poner en el suelo de la Sala Capitular el santo Cristo, como entregándoselo, para que viesen lo que hacían.

La noche de mismo día, rezando los Mai-tines, se ocurrió con más fuerza lo mismo, y el modo de ejecutarlo que fuese, (ponién-dolo en medio) llamar con alguna expresión eficaz la atención de todos, para recopilar la doctrina de la plática en aquel Dios crucifica-do, que es el Dios desobedecido, el Rey no atendido, y el pobre del pueblo abandonado, etc.; y terminar así: Qué deban VV. SS. hac-er con ese Dios así ‘ofendido, con ese Rey desatendido y con ese pobre abandonado, VV. SS. consúltenlo, mientras-yo me retiro a la Iglesia o al convento a pedir al Señor les dé luz de lo que han de determinar; y diciendo esto, salirme de la Sala y venirme. Siguió todo esto después del rezo y durante la visita de altares, en que, todo metido en esto, se puso en el pensamiento y no más esto: ¡Hazlo! ¿No te lo digo yo? En el mis-mo modo decía el pensamiento lo contrario, fundado en mis justos temores; y se siguió un: ¡Yo te asistiré! Sacudía el pensamien-

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to y el propio me satisfizo: Dilo a tu Padre González. Lo despreciaba y se apartaba esto de mí: ¡Hazlo por el amor de Dios! Todo esto era una ocurrencia natural, al modo de los pensamientos inútiles que distraen en la

oración; mas conocía yo en estas propuestas un como rendimiento o deshacimiento amoroso en quien lo dijese, cual si alguno lo expresase, al modo que cuando una criatura, o muy necesitada o muy aficionada de una cosa, que ve difícil de conseguir, insta con humilde amorosa instancia a que se la den. No sé explicarme de otro modo. Nada ha habido de habla o locución interior, ni he oído ni entendido por modo sobrenatural, nada más que una natural ocurren-cia, qué sé yo si defectuosa, por ser en la ocasión que sucedió. Sea lo que fuere, yo haré lo que usted me diga.

Aquel día se me ocurre dejar el confesonario y darlo a la oración y retiro, con alguna mortificación ex-terior si pudiere. Espero un sí o no de usted, sin que se canse, y que perdonándome, pida al Señor me dé el debido acierto, junto con su santa bendición, con la cual me prometo tener a Dios conmigo; quien me guarde a usted muchos años en su santo amor y gracia, corno se lo pide

este de usted menor y más rendido hijo.

Q. S. P. B., Fr. Diego J. de Cádiz.

En muchos pueblos y ciudades, personas devotas del Beato Leopoldo colaboran en la distribución del calendario; algunos de estos colaboradores ya son de edad avanzada y muy a pesar suyo, no pueden seguir con este servicio desinteresado; algunos han buscado por sí mismos otras personas que continúen esta labor de

difusión de la figura del Hermano Limosnero.

Pedimos si alguna persona quiere colaborar con la distribución del Calendario de nuestro Hermano, pueden ponerse en contacto con la Propaganda de Fray Leopol-

do en Granada a través del:TELEFONO: 958 27 53 52

(De 9.30 a 13 y de 16.30 a 20 Horas).CORREO ELECTRONICO: [email protected]

Dirección postal: Propaganda Fray Leopoldo. Av. Divina Pastora, 11. • 18012 GRANADA.

ESTÁ A LA VENTA EL CALENDARIO DE FRAY LEOPOLDO 2016

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SIERVA DE DIOS Mª RAFAELA CÓPOLLAClarisa Capuchina (1883-1922)

El espíritu evangélico que vivificó la naciente Orden Fran-ciscana, hizo que durante tan-tos siglos el débil árbol plan-tado por el Seráfico Padre San Francisco, creciese y se con-virtiese en un árbol alto, robus-to y lozano, faro de espirituali-dad que desde Asís difundió su luz indicadora a todo el mundo.

Las ramas de este gran-dioso árbol, fueron durante tan-tos siglos, las Congregaciones masculinas y femeninas que en el surco de la espiritualidad franciscana, florecieron según las necesidades históricas locales y nacionales; fruto de la inspiración y del gran amor hacia Dios y a los hermanos, de venerables y santos fundadores y fundadoras franciscanas.

Antes que nada, eran y están dedicados, como religiosos a vivir las Reglas cuyo primer punto era la oración, la verdadera fuente de donde sacar la fuerza salvadora que los dis-tingue, la única arma eficaz contra la adver-sidad de la vida, la única vía para alcanzar a Dios y unirse a él, pidiendo misericordia para todos, especialmente para los pecadores.

Y por tanto junto a las Órdenes activas en el apostolado, nacieron también Institutos de clausura, cuyas religiosas eran y están consagradas a Dios y dedicadas a la oración perpetua y reparadora de los males del mun-do y que da fuerzas y ayuda a cuantos en el exterior, están comprometidos en el trabajo apostólico.

Y una de estas benéficas ramas, del árbol franciscano es la Congregación de las Clari-sas Capuchinas, fundada por la noble española, la venerable María Lorenza Longo, nacida en 1935, mujer de gran hu-manidad, que, había fundado en Nápoles, en el 1519, el gran hospital para los pobres llama-do de los “Incurables”, todavía hoy activo en el centro de la ciudad.

El primer convento del naciente Instituto fue fundado por ella, adya-cente al hospital, con el título de Santa María de Jerusalén, luego conocido por el pueblo como “el Monasterio de las Treinta y tres”, todavía es conocido así: el nombre deriva del número de religiosas que normalmente residían en el convento; el Instituto luego se extendió fundando conventos por toda Italia

Y en el florecido jardín de santidad que fue y es el convento de las “Treinta y tres”, floreció un lirio con el nombre de Sor María Rafaela Coppola.

Nacida en Casal del Príncipe (Caserta) el 26 de febrero de 1883, María Teresa Co-polla era hija de acomodados agricultores; su formación escolar abarcó los estudios de la escuela elemental y de su educación cris-tiana se ocuparon, además de la familia y de la parroquia, las Hijas de Santa Ana, que la prepararon para la Primera Comunión.

Formó parte de la Asociación de las Hijas de María; realizó un apostolado silencioso y

Santos y santidad en la Orden CapuchinaAsís: Vista panorámica

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escondido asistiendo a los enfermos a domi-cilio, especialmente a los más pobres, a los que dejaba una ayuda que llevaba desde su casa; era un alma esquiva a la hora de dar espectáculo de sí, como tantas otras jóvenes de la generosa tierra de la Campania, que consagraban su vida al Señor en la asisten-cia a los necesitados, sin pretensión alguna, por las parroquias de sus pueblos.

Fue muy natural que llegada a la edad de la opción de la propia vida, manifestase el de-seo de hacerse religiosa, a su padre espiritu-al que al preguntarle cuando había sentido la vocación a la vida claustral, respondió: “Des-de siempre, desde que tengo uso de razón”. En 1910 a los 27 años de edad, superando la oposición de sus padre, María Teresa entró en el convento de las “Treinta y tres” de vía Pisanelli en Nápoles, de las clarisas capu-chinas de estricta clausura, acompañada de sus afligidos padres y del hermano sacerdote Don José Coppola.

Realiza así el sueño y deseo de su vida, siente que está hecha para aquella vida de silencio, de oración, de fecunda vida con-templativa inmolada al Amor de Dios y a la salvación del mundo. El 24 de octubre de 1910 tuvo lugar la vestición de hábito de la nueva esposa de Cristo, la ceremonia tiene una sugestión particular, la novicia vestida de novia, cambia su vestido por el hábito de la ruda túnica, el velo por una corona de espi-nas, el corte de los largos cabellos, el cambio de nombre por el de María Rafaela.

El año siguiente como religiosa coris-ta, emite sus votos simples y en 1914 los solemnes y definitivos; desarrolló con gran caridad el oficio de enfermera del convento, se distinguió por la perfecta obediencia a la Regla, a la abadesa y a los superiores, por la estricta clausura papal incluso durante la enfermedad, por la práctica de la penitencia y por el constante anhelo a la santidad.

Durante la Primera Guerra Mundi-al, con el permiso de su director espiritual, emitió el voto de “víctima expiatoria”. El voto de víctima de Sor María Rafaela es una op-ción libre y ella sabiendo bien que una vícti-ma debe ser pura, se compromete a una vida

de purificación, con un constante heroísmo elevado a todos los niveles.

Como escribía el docto teólogo Thomas Merton: “No se puede morir en la cruz sólo con las propias fuerzas; se necesita un verdugo”; así para Sor María Rafaela se presenta su verdugo: la tisis pulmonar, acep-ta su enfermedad con humildad y adhesión a la voluntad de Dios.

Fue visitada numerosas veces por el san-to médico napolitano José Moscati; la enfer-medad poco curable y endémica en aquella época, inexorablemente se empleaba en su cuerpo con una progresiva destrucción; el oído lo había perdido después de la per-foración del tímpano de los oídos, la vista se había debilitado hasta el punto de no poder leer más, deja las medicinas que no le sirven ya de nada, sólo algún sedante para el asma que le oprime, rechaza el oxígeno.

Durante uno de los graves colapsos que le asaltan pidió a la Virgen que hubiera preferido morir a tiempo para poder celebrar la fiesta de san Francisco en el Paraíso. Y así fue. El día 4 de octubre de 1922, mientras estaba sentada momentáneamente sobre un arcón, se recostó sobre el mismo y serena-mente sin agonía, entregó su alma a Dios, tenía tan sólo 39 años.

En el volumen biográfico La casa sobre la roca, de F. Riccitiello puede profundizarse en el epistolario, la ascética, el sacrificio, el amor y el fervor místico de esta alma consa-grada, que aún teniendo una formación muy baja supo alcanzar las altas cimas de pen-etración del espíritu, como los más doctos teólogos.

Sus venerados restos fueron llevados a Casal di Principe y sepultada en la Capilla de la familia, pero el 16 de diciembre de 1933 después del reconocimiento oficial de la Cu-ria de Aversa, fue trasladada a la iglesia par-roquial de San Salvador, donde descansa hasta el día de hoy.

Desde 1982, las Actas para su beatifi-cación se encuentran en la Congregación de las Causas de los Santos.

Alfonso Ramírez Peralbo Vicepostulador

Asís: Vista panorámica

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«No cabe duda de que la fama de santidad que tenía, tanto entre los religiosos como entre los seglares, era la luz verde que anunciaba a todos que allí habia un hombre que actuaba en justicia ante Dios y ante los hombres.

Cuando uno hablaba con él, veía el amor único que sentía hacia Dios, y los vehementes deseos que sentía de que todo el mundo lo amara y lo reverenciara.

Su devoción a la Virgen Santísima era cosa tan extraordinaria que parecía un niño pequeño hablando con su madre. En su diario oficio de limosnero repartía estampas del Señor, de la Virgen y de los Santos: siempre que las daba, invitaba a que se le rezara, y a acudir a Dios en sus necesidades.

Amaba mucho a la Iglesia y pedía a Dios por el triunfo de la Santa Madre Iglesia. Rogaba muchas veces al dia por las intenciones del Papa. Tenía mucha veneración por los sacerdotes. Recuerdo que, estando en el refectorio, si llegaba un sacerdote algo tarde por venir de predicar, siempre se levantaba de su asiento, y le decía al Padre con voz baja: “Padre, que descanse”.

Le oí decir al P. Sebastiàn que, en la República, habían apedreado el monumento de la Inmaculada que estaba en la plaza del Triunfo, rompiéndole un angelito, y que, viendo esto Fray Leopoldo, se fue al Ayuntamiento y habló con el Sr. Alcalde que era Republicano, pidiendo se castigara esa impiedad y se volviera a poner el ángel restaurado en su sitio.

Había un hermano en este convento que amaba mucho a Fray Leopoldo, pero su carcter era totalmente distinto al del

Siervo de Dios; por lo que en varias ocasiones, como por ejeniplo cuando daba su comida a otros o se privaba de algún postre para alivio de otros, este hermano le llarnaba ‘tonto’ o ‘idiota’, a lo que le oí decir varias veces a Fray Leopoldo: “Que Dios se lo pague, hermano Félix: su Caridad es el unico que me llama por mi nombre”.

Era de lo más observante, en todos los momentos, de sus obligaciones, y cumplía con toda fidelidad lo mandado en la Regla y en las Constituciones; y no sólo lo mandado, sino todos los buenos consejos y tradiciones de la Orden» (Declaraciones escritas de Fr. Damían en el Proceso Diocesano).

P. Hugolino

De la virtud de la justicia en el Beato Fray Leopoldo

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SEVILLA: ¡Favor de solidaridad de Fr. Leopoldo con los menos agra-ciados hoy!

Es cierto que todos los Favores que se recogen en esta sección del Boletín, están referidos a curaciones o sana-ciones, más grandes o más pequeñas, pero siempre relacionados con nuestra salud, el bien primordial de la vida.

Sin embargo aquí nos cuentan un caso que, si bien no tiene relación di-recta con el bien de nuestra salud, sí lo tiene con la precaria situación de muchas familias en paro, sin trabajo o sin techo que sufren en estos momen-tos, sacudidos por una fuerte crisis económica, los efectos de una situación injusta y, por tanto, en ese sentido sí que afecta a nuestra salud.

He aquí el texto:

“Soy Mari Carmen Marín Herrero. Me dirijo a ustedes porque el 22 de noviembre fui a Granada a darle per-sonalmente las gracias a Fray Leop-oldo por lo que yo considero más que un milagro un gran favor, aunque no ha sido una sanación.

Me explico: trabajo en la ONCE y en el mes de agosto le pedí a Fray Leopol-do que ayudara a nuestro barrio, Mon-tequinto, donde viven muchas familias verdaderamente necesitadas y el día 11 de agosto repartí 350.000,00€. Aunque

me encontraba muy feliz por los agra-ciados, le volví a pedir repartiera de un golpe el premio mayor, ya que ello supondría que serían muchas más per-sonas las afortunadas. Pues bien, el día 7 del pasado mes de noviembre repartí 2.340.000€ en Montequinto.

Yo estoy muy feliz por ello pues es lo que deseaba y porque sé que ha sido Fray Leopoldo el que ha intercedido para conseguir este favor.

Me gustaría que lo incluyerais en el Boletín porque creo que se lo debo a Fray Leopoldo, aunque sé que él du-rante su vida en la tierra fue muy hu-milde.

Con todos mis respetos.

Mari Carmen Marín

MÁLAGA: ¡La ayuda del Beato Leopoldo durante toda la vida!

Querido P. Vicepostulador:

El motivo de mi carta es el de co-municar algunos favores que me ha concedido Fr. Leopoldo. No tengo pa-labras para agradecer suficientemente todo lo que ha hecho por mi a lo largo de mi vida. Siempre que he acudido a él me ha ayudado y, sobre todo, me ha llenado de paz, de fe, de amor, etc.

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Cuanto tenía unos cinco años me salió en el ojo izquierdo un tumor benig-no, pero con un alto riesgo de perder la visión, ya que estaba dañando la cornea; ningún oculista se atrevía a operarme; mi madre me encomendó entonces a Fr. Leopoldo y, gracias a Dios y a un cirujano de Barcelona que me operó con éxito y, aunque hoy llevo gafas, es sólo porque tengo astigmatismo.

Cuando tenía veinte años sufrí unas anginas víricas que a punto estuvieron de costarme la vida, pero, de nuevo, Fr. Leopoldo estaba allí conmigo, superé la enfermedad después de meses y también con éxito y sin dejar secuelas.

Me he encomendado muchas veces a él cuando he tenido alguna dificultad en la vida, en los exámenes, en los momen-tos penosos y angustiosos y él siempre ha estado allí.

E. B.

GRANADA: ¡Gracias a Fray Leopol-do mi hermano se está recuperando!

Estimados Padres Capuchinos:

Durante toda mi vida soy una gran de-vota del Beato Fray Leopoldo, que hoy su día más importante, el 9 de febrero, no quiero dejar pasar más tiempo sin comu-nicaros el milagro tan grande que el Beato Leopoldo nos ha hecho.

Mi hermano se sometió a una inter-vención grave de corazón, salió bien del quirófano, pero después se le com-plicaron muchas cosas; y ha estado en extrema gravedad varios días. Todos en la familia nos encomendamos a nuestro beato Leopoldo, para que le sacara sano y salvo de esa situación. Así ha sido y ante el asombro de los médicos se está recu-perando paso a paso. Doy las gracias en vuestro boletín si lo tienen a bien y espero que el beato Leopoldo nos siga ayudando.

Mª Belén

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DONATIVOS CORRESPONDIENTES

AL 1-10 AL 30-11-15

AGUILAS: Baltasara Medina.- ALBACETE: Celia Codina.- ALBOREA: Mª Dolores Torres.- ALCALA DE GUADAIRA: An-tonia, Encarnación López, Joaqui-na Sevilla.- ALCANTARILLA: Carmen López.- ALCAZAR DE SAN JUAN: Antonia Ruiz.- ALCOY: Anónimo.- ALCUBI-

LLAS: Juana Leal.- ALGATO-CIN: Montserrat Andrades.- AL-GECIRAS: Juana Mateo, Rafaela Guillén.- ALICANTE: Anónimo, Alicante 7.- ALMONTE: Jose-fa Pichardo.- ALMURADIEL: Amadora Martínez, Presenta Mu-ñoz.- ALPEDRETE: Rafaela Masedo.- ATAJATE: Francisca Bullón.- AVILA: Tomasa Jimé-nez.- BADAJOZ: Ana Molina, Laura Martín.- BADALONA: Andrés Cruz.- BARBATE: Car-men Gil.- BARCELONA: Eloísa Díaz, Francisco Caballero, Fran-cisco Parra, José R. Roig, Leóni-das Pol e hija, Mª Dolores Lopo, Rosa Verdeny, Teresa Rodríguez.- BENIGANIN: Mª Amparo Mol-tó.- BERJA: Isidro Prados, Mª Margarita Vicente.-BIGASTRO: José Espinosa.- BILBAO: Mª Blanca Chamorro.- BRENES: Casimira, Telesfora Martínez.- BURGOS: Mª Jesús Hernández, Soledad López.- CADIZ: Fran-cisca Mariscal.- CAMPANI-

LLAS: Anónimo.- CAMPOTE-JAR: Francisca Romero.- CAR-TAYA: Manuela Guerrero.- CAS-TRO URDIALES: Mª Carmen Ramos.- CEUTA: Josefa Anaya, Paqui Ocaña.- CEUTA: Carmen Fernández.- CIEZA: Elisa y Ma-nolita García.- CIUDAD REAL: Fátima Torrijos.- C I U D A D RODRIGO: Mª Ángeles Go-rrionero.- COGOLLOS VEGA: Encarnación Higuera.- CONS-TANTI: Carmen Alba, Encarna-ción Solera.- CORDOBA: Anó-nimo, Dolores Agredano, Rosario Carmona.- CREIXELL: José A. Alarcón.- CHICALANA DE LA FRONTERA: Antonia Cortés.-DOS HERMANAS: Ángeles Du-rán, Manuel Jiménez.- EL REA-LA DE LA JARA: Mª Ángeles Galván.- FUENLABRADA: Jo-sefa Valverde.- GALAPAGAR: Mª Asunción López.- GERONA: Montserrat Casanovas.- GRA-NADA: Amalia Rodríguez, Au-rora Muñoz, Dolores Ruíz, Fa-milia Martínez Torres, Josefina, Margarita Alba, Mª Mercedes de Vera, Rosario Holanda, Trinidad Garrido, Una devota.- GRANO-LLERS: Francisca Balebona, Toñi Manzano, Una devota.- HUELVA: Encarnación Castro.- IRUN: Ana Mª Garrido.- JAEN: Josefa Rubio, Manuela Céspe-des.- JEREZ DE LA FRON-TERA: Trinidad Ruíz.- LA LI-NEA DE LA CONCEPCION: Josefa Lara.- LA PALMA DEL CONDADO: Isabel Vázquez.-LA PEZA: Antonio Vélez, En-carna y Mercedes Vélez.- LAS PALMAS: Beatriz Monzón, Francisca Jiménez, José Monzón, María Santos, Orlanda Mª Gui-llén.- LAS PEDROÑERAS: Ana Mª Carrión, Ascensión Crespo, Agustina, Dorotea y Joaquina Iz-quierdo, Carmen Martínez, Ger-vasia Pacheco, Isabel Ramírez, Julia Cardo, María Portugués, Vicenta Jiménez, Vicenta Moya.-

LEON: Mª Socorro Nuevo.- LE-RIDA: José A. Castet.- LINA-RES: Daniela.- LOSBARRIOS: Encarnación Díaz.- LUCENA: Carmen Navarro.- LUNA: Ana Mª Miral.- LLEIDA: José A. Castet.- MADRID: Ángela E. Mínguez, Ángeles Velez, Dolores Barahona, Familia Alonso Pérez, Francisca Mateos, Gloria Santos, Julia Gómez, Inés Castillo, José Santos, Manuel Morales, Manuel Rodríguez, Mª Cristina C. Riva, Mª Pilar González, Nieves Ruíz, Remedios Ramos.- MARIRENA DEL ALJARAFE: Antonia Gar-cía.- MALAGA: Ana Mª Barre-nechea, Carmen Moreno, Cristina Jiménez, Isabel Merino, Mercedes Romero, Reme Escolano, Tere-sa Aguilar.- MANCHA REAL: Juana Guzmán, Laura Gutierrez.- MANRESA: Mª Desamparados Gaya.- MANZANARES: Mer-cedes González.-MARBELLA: Rafael Quesada.- MATARO: Francisca Martínez.- MELILLA: Dolores Navarro, Elena Escriba-no, Mª Victoria Arregui.-MEN-GIBAR: Anita Barahona.- MI-RANDA DE EBRO: Casilda y Rosario Santamaría.- MOLLET DEL VALLES: José Moreno y Mª Cabeza Serrano.-MOSTO-LES: Carmen Triego, Mª Azu-cena Gutiérrez, Marina y Tomás Carraledo.- MURCIA: José D. García, Mercedes Díaz.- NERJA:

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Edita: Vicepostulación de Fray Leopoldo. Avda. Divina Pastora, 11 · 18012 GRANADA. Con censura eclesiástica y de la Orden.Depósito Legal: GR-4169-2011. Imprime: Gráficas Zaidín, C/ María Auxiliadora s/n · 18006 GRANADA

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Rosa Mª Cerdera.- ORIA: Fran-cisco Galera, Josefa Masegosa.- ORIHUELA: Anónimo, Asun-ción Robles.- OSUNA: Francisca Miranda.- PALAU DE PLEGA-MANS: Mercedes Rodríguez.- PALAMA DEL RIO: Rosario López.- PALMA DE MALLOR-CA: Francisco Panadero, Gloria Jiménez.-PEÑAFLOR: Hermi-nia García.- PINEDA DE MAR: Ana Mª Cabrera.- PRIEGO DE CORDOBA: Carmen García, Isabel Siller.- PUERTOLLA-NO: Juana Cazallas.- PUERTO REAL: Elena Mangano.- REDO-VAN: Teresa Martínez.- RON-DA: Loly.- RUBI: Purificación Serrano.- SAN ADRIAN DEL BESOS: Andrés Cruz.- SAN BAUDILIO DE LLOBREGAT: Francisca Ortiz.- SAN FER-NANDO: Elías García.- SAN JUAN DEL PUERTO: Carmen

Escobar.- SANLUCAR DE BA-RRAMEDA: Caridad Martínez.-SAN SEBASTIAN: Lorenza López.- SANTANDER: Dolores Bedia.- SANT CLEMENT DE LLOBREGAT: Lourdes Dome-nech.- SANTA COLOMA DE FARNES: Francisca Espinar.- SANTA CRUZ DE TENERI-FE: Inmaculada Vega, Mª Irene Melian.- SEVILLA: Anónimo, Juan Coy, Miguel Simón, Rocío Barragán.- SEVILLA-CAPILLA SAN JOSE: Aurora Rodríguez, María Merchán, Natividad Fer-nández.- SINLABAJOS: Leonisa Zancajo.- TARRAGONA: Fer-nando Gil .-TARRASA: Armina Céspedes, Antonia, Aurora, Be-goña, Belén, Carmen R., Concha, Encarna, Juana, Julián, Librada, Lola, Marga, Mª Ángeles, María Bailón, Mª José, Melania, Mila-gros, Montse, Palmira, Paquita, Pareja, Reme, Román, Rosario, Suamiga,Valentina.- TOMARES: Isabel Barranco.- TORREDEL-CAMPO: Josefa Moreno, Pedro Alcántara, Vicenta Gil.- TORRE-MOLINOS: Mª Isabel de Arce.-TORRENT: Jesús Martínez.- TREBUJENA: Soledad Guerra.- TRIGUEROS: Carmen Cua-dri.- TRUJILLANOS: Emilia González, Eugenia Vaquero, Ma-nuel Barrero.-UTRERA: María Campanario, Mª Carmen Arroyo.- UTRILLAS: Loly, María Ver-gara.- VALDELACALZADA: Una Devota.- VALDELAMUSA: Aurora González.- VALENCIA:

Amparo Bafando, Amparo San-joaquín, Bienvenida Paracuellos, Carmen Cases, Carmen Romero, Encarnación Fernández, Enrique Moreno, Familia Sanjoaquin, In-novac, Mª Cristina Pons, Mª Luz Fuster.- VECINDARIO: Beatriz Punzóz.- VALLADOLID: Án-geles García.- VECINDARIO: Mª Teresa y Olga Arbelo, Susana Peña.- VILANOVA Y LA GEL-TRU: Nuria García.- VILLA-NUEVA DE ALGAIDA: Dolores Pozo.- VILLANUEVA DE COR-DOBA: Elías Romero, Manuel Sánchez.- VILLARRUBIA: Ma-

ría Trapero.- YUNQUERA: Mª Jesús López.- ZARAGOZA: Da-niel Clavero, Mª Antonia Tejero.-PROCEDENCIA DESCONO-CIDA: Anónimo.-

Ponga siempre claro el remite completo, incluido el nº de teléfono fijo o móvil. Si se trata de una “presunta” curación, enviar una relación escrita detallada y conservar todo el historial clínico completo.

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La Natividad. Pietro de Cortona. Madrid, Museo del Prado

9 de febrero de 2016:Fiesta litúrgica del

Beato Fray Leopoldo Los Hermanos Capuchinos, en unión de todos sus

devotos y amigos, celebran, en la cripta de Fray Leopoldo, durante los días 6, 7 y 8 de febrero, un Triduo de

preparación a la fiesta litúrgica del

Beato Fray Leopoldo de AlpandeireEl triduo se desarrollará en este orden:

6,30 de la tarde: Santo Rosario y ejercicio del Triduo7 de la tarde: Santa Misa con homilía.

En la misa del día 8 celebraremos el glorioso tránsito del Beato.

El 9 de febrero se celebrará en la cripta la misa de 8 de la mañana; las misas de 9, 10, 12 y 7 de la tarde serán

todas en la iglesia

Durante estos cultos se dará a besar la reliquia del Beato

AÑO 2016