boff, leonardo - qué iglesia queremos

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    QU IGLESIA QUEREMOS?El proyecto popular de Iglesia

    Leonardo BOFF

    El catolicismo romano forma un cuerpo altamente jerarquizado, transnacionalizado y depesada rigidez institucional. Se compone de clrigos, que tienen el poder de decisin; de laicos,que participan de la vida eclesial bajo la orientacin de los clrigos, y de religiosos que sededican a la bsqueda explcita de la santidad al servicio de Dios y del mundo, y pueden serclrigos o laicos.

    La teologa oficial ensea que la divisin existente es de derecho divino y que, por eso, esintocable e inmutable. Por su poca flexibilidad, esta divisin eclesial del trabajo religioso hacausado a lo largo de la historia muchas tensiones y divisiones. Est siendo cuestionada, da ada, por la Iglesia-red-de-comunidades-de-base que configura una alternativa de organizacin y

    de poder en la Iglesia, un verdadero proyecto popular de Iglesia.Puede y debe ser alterada la estructura de la Iglesia o debemos contar con ella por lossiglos venideros hasta el Juicio Final? Los intentos de transformacin institucional estarncondenadas al fracaso, a la persecucin, a la excomunin y a la ruptura de la unidad, tal como hasucedido a lo largo de la historia?

    Nuestras reflexiones estn llenas de optimismo. La Iglesia de los pobres, la Iglesia de labase, la Iglesia-red-de-comunidades-de-base, la Iglesia de la liberacin -nombres distintos parauna misma realidad-, representa una alternativa posible de organizacin, de ejercicio y departicipacin del poder sagrado, capaz de mantener toda la riqueza de la tradicin, de preservarla unidad y de reimplantar la Iglesia en el marco de un proyecto popular, participativo ydemocrtico. Tiene condiciones para afirmarse, a pesar de las desmoralizaciones y de las

    persecuciones que padece, hechas por los propios hermanos y hermanas de fe. Representa unfuturo nuevo para la fe cristiana en este nuevo milenio, planetario y ecumnico.

    De una comunidad fraternal a una sociedad jerarquizada

    Inicialmente el cristianismo fue un movimiento ligado a la prctica mesinica de Jess, delos Apstoles y de la comunidad primitiva (hasta el siglo IV), de carcter comunional,comunitario y fraternal.

    Los elementos de organizacin existentes no prevalecan sobre las relacionescomunitarias, que mantenan la franca hegemona en el consenso y en la direccin de las iglesiaslocales.

    Con el edicto de Teodosio el Grande, del 27 de febrero del ao 380, la fe cristiana, segnel sentido estricto de la ortodoxia del Concilio de Nicea (325), se impuso obligatoriamente atodos los habitantes de imperio romano. Comenz entonces el desmantelamiento sistemticooficial(con dificultades y nunca completamente) de la religin poltica romana. Los emperadoresHonorio y Teodosio II imponen en el ao 423 la abolicin y hasta pena de muerte a los queparticipen de los sacrificios paganos. En el ao 529, el Cdigo Civil del emperador Justinianoliquida oficialmente el paganismo, haciendo que las prescripciones bblicas y eclesisticas sean

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    tambin reglas estatales. Aumenta la entrada masiva de personas al cristianismo, no como frutode un proceso de conversin, sino por imposicin y coercin estatal.

    Surge as un cristianismo marcado por el miedo. La imposicin ligada a penas, ya seanpolticas (exclusin y pena capital) o teolgicas (condenacin al infierno), provoca comocontrapartida el miedo y la sumisin. Desde entonces, el miedo marcar la pedagoga misionera

    de la Iglesia, como claramente se puede constatar en los diferentes catecismos de la primeraevangelizacin-imposicin de Amrica Latina. La fe deja de ser semilla para transformarse entransplante forzado de un rbol crecido en suelo europeo.

    Los cristianos, que eran solamente la cuarta parte del imperio, asumen la direccinideolgica. Para cumplir esta funcin cultural, la Iglesia tuvo que constituir sus cuadros, instaurarun cuerpo de peritos, formados en la cultura filosfica dominante, jurdica y organizativa de lapoca: el clero. Sus miembros se imponen como intelectuales orgnicos de los intereseseclesiales, articulados con los intereses del orden imperial. El cristianismo se transform deperseguido en perseguidor. En esta funcin, como ya observ Gramsci en su Ordine nuovo, elcristianismo es el prototipo de una revolucin total. Consigue cubrir todos los campos, abarcandoa todos, desde los recin nacidos a los moribundos, expresndose en la filosofa, en el derecho,

    en las artes, en la teologa y en la cotidianidad de la vida de la gente. Y lo har mediante laalianza de la Iglesia con los poderes dominantes del Estado (emperador) de la sociedad (nobles ypoderosos) y de la intelectualidad (escuelas). Los dems estratos de la sociedad sernsubalternizados y cooptados en funcin del proyecto hegemnico sacerdotal-imperial.

    Como consecuencia de este complejo proceso, se afirm un estilo de distribucin y deejercicio del poder sagrado altamente centralizado, clerical y culturalista.

    Centralizado, porque est en pocas manos y parte de un centro de poder referencial(Roma).

    Clerical, porque solamente los clrigos investidos por el sacramento del Orden o poralgn mandato clerical tienen en sus manos la conduccin de la Iglesia y los medios deproduccin de los bienes religiosos.

    Culturalista, porque no favorece la evangelizacin como encuentro entre fe y culturadominante, sino como imposicin de una cultura ya cristianizada, la cultura de la elite romana,con la subsiguiente desestructuracin de las culturas autctonas populares. No sin razn laIglesia se denomina romano-catlica(siendo entendida la romanidad como una caracterstica deidentificacin).

    Con Gregorio VII y su Dictatus Pap (una lista con 25 proposiciones del ao 1075), quebien traducido significa la dictadura del Papa, se consolida una eclesiologa juridicista fundadaen la institucin papal. Lo expresa muy bien el gran eclesilogo del siglo XX, Ives Congar: "Suaccin determin el mayor giro que ha conocido la Iglesia catlica" (Lglise de Saint Agustin lpoque moderne, Paris, 1970, p.103).

    Este giro consiste en una prctica de extremo autoritarismo que prcticamente noreconoce ningn lmite al poder papal. Algunos juristas y crticos lo califican de "totatus", detotalitarismo eclesial. El Papa no es slo el sucesor del pescador Pedro (aquel que neg a Jess),ni el representante del profeta crucificado Jess de Nazaret. Eso sera muy poco para laspretensiones papales. El Papa se entiende como representante de Dios. Dios instituydirectamente el sacerdocio, no el imperio. Al sumo sacerdote (Papa) le es dado ligar y desligar,interpretar la ley natural, cerrar o abrir las puertas del cielo. Y, sacerdocio, solamente lo es elcatlico. Por eso la 26 proposicin del Dictatus Papae reza as: "No sea reconocido comocatlico quien no est de acuerdo con la Iglesia catlica romana" (Quod catholicus non habeatur

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    qui non concordat Romanae ecclesiae). Creer es obedecer al Papa y obedecer al Papa es obedecera Dios.

    Cabe preguntar: Acaso no hemos traspasado el lmite de lo intraspasable que una veztraspasado significa inequvocamente hybris humana y pecado, en el sentido estricto de lateologa? Qu legitimidad puede ofrecer a la conciencia de los creyentes una estructura de poder

    nacida del pecado? Atributos que slo competen a Dios son atribuidos a una criatura humana, elPapa. En esta lgica desviante, no nos admira que haya habido papas llamados por los telogosde su curia "dios menor en la Tierra" (Deus minor in Terra). Este proceso de divinizacin yaestaba presente en el siglo IV cuando comenz a estructurarse la figura del obispo. La Didascaliay las Constituciones apostlicas del siglo III decan de l que "ocupa el lugar de Dios" en lacomunidad, que es como un "segundo Dios", "vuestro Dios terrestre despus de Dios" (cf.Didasc.II, 20,1; Const. Apos. II, 26,4).

    Esta concepcin fue adquiriendo a lo largo del tiempo una base ideolgica, especialmentecon Graciano (el primer codificador del derecho cannico en el siglo XII)y con la teologa de laAntirreforma. Segn esto, Cristo instituy la divisin entre clrigos y laicos, por lo tanto esdivina y nunca podr ser modificada. El Papa es la cabeza visible de Cristo que, a su vez, es la

    cabeza invisible de la Iglesia. El poder es total; tiene definida su prctica y la teora que lojustifica. No se trata de autoritarismo sino de puro y simple despotismo.La utopa de Jess de una comunidad fraternal donde todos sean hermanos y hermanas,

    sin divisiones ni ttulos (cf. Mt, 23, 8 y ss.) es sustituda por la mecnica del poder centralizadodel clero que garantiza hasta el fin de los tiempos, as piensan los clrigos, la reproduccin de losinstrumentos de salvacin.

    Sin embargo, el sueo de Jess no ha muerto, transmigr a los movimientosespiritualistas, monacales, mendicantes y, de manera general, hacia la vida religiosa, perotambin hacia el camino del seguimiento evanglico, de la devocin y de la bsqueda de santidadde los cristianos, reducidos a laicos, en sus diferentes estados de vida. En estas instancias noclericales, el poder se ejercer como servicio participativo, reinar una democracia interna y lasrelaciones sern ms igualitarias, sororales y fraternales.

    Podemos formalizarlo as: dentro de la comunidad de los que profesan la fe cristiana seha creado, segn esta visin, un consenso basado en la potestas sacra (poder) como dominio ycoercin, por lo tanto, como despotismo. Se ha construido una hegemona a partir de unaconcepcin monrquica de la fuente de poder (el Papa). Este tipo de distribucin y de ejerciciodel poder se articula connaturalmente con los poderes centralizados de la sociedad. As, la Iglesiaclerical pasa a ser, ms all de su funcin religiosa especfica, un aparato de legitimacin de lospoderes autoritarios en la sociedad humana. El concepto de Dios subyacente no es el trinitario,urdido de relaciones igualitarias y comunionales, sino el del viejo Dios monotesta y nico seorcsmico. Un slo seor en el cielo, un nico representante suyo en la Tierra -argumentabaGengis Khan, buscando fundamentar as su despotismo-.

    La base social de este tipo dualista de Iglesia, dividida en clrigos y laicos, no comofunciones distintas dentro de una nica comunidad sino como fracciones "esencialmente"diferentes, est constituida por los sectores dominantes cuyos intereses histricos se articulannaturalmente con los intereses del cuerpo clerical.

    El texto Vaticano I sobre el poder jurisdiccional del Papa es claro: el Papa tiene poderabsoluto sobre todos y cada uno de los fieles ex sese, sine consensu ecclesiae (por s mismo, sinel consenso de la Iglesia). El Papa es portador solitario del poder supremo, sin ningunamediacin de la comunidad; por lo tanto, posee el poder y, de hecho, lo ejerce, de forma

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    Como es sabido, el Vaticano II intent resolver este desequilibrio eclesiolgico. Reafirmel carcter de Pueblo de Dios de la Iglesia, la participacin de los laicos por razones

    cristolgicas, la centralidad de la comunidad, la accin colegial de los obispos, la misin comoservicio al mundo, especialmente a los pobres (todo el captulo II de la Lumen Gentium).Especialmente importante fue el n8 de la Lumen Gentium que recupera la memoria

    histrica que nos redimi en la pobreza y en la persecucin. Llama a la Iglesia "a seguir elmismo camino" para "evangelizar a los pobres(), a buscar y salvar lo que estaba perdido"(n8).Tambin afirma que la Iglesia de Cristo "subsiste en la Iglesia catlica", reconociendo queexisten "varios elementos de santificacin y de verdad fuera de su estructura visible", elementosque son "dones propios de la Iglesia de Cristo" y que, por lo tanto, permiten reconocereclesialidad a otras iglesias cristianas (n8b).

    Sin embargo, produjo un texto de compromiso que mantiene la ambigedadeclesiolgica. Al lado de estas propuestas prometedoras reafirm la vieja teora de la constitucin

    jerrquica de la Iglesia y de la hegemona asegurada de modo divino a los portadores delsacramento del Orden, es decir, al clero (captulo III de la Lumen Gentium). Hoy, en el procesode reflujo eclesial, de neoromanizacin y de poderosa reclericalizacin de toda la Iglesia, seinvocan siempre estos textos como criterio de autntica interpretacin y de recepcin oficial delVaticano II, anulando prcticamente las conquistas hechas bajo el signo de la comunin y de laparticipacin de todo el pueblo de Dios.

    Pero a pesar de mantener esta ambigedad, favoreciendo el polo clerical, se ha abierto unespacio para que miembros activos de la Iglesia clerical entren en el universo de los simplespracticantes cristianos y para que stos se animen a participar y a ocupar su lugar dentro de lacomunidad. No slo como miembros, objeto de la benevolencia pastoral del clero, sino tambincomo sujetos productores de bienes religiosos, como sujetos eclesiales.

    Una alternativa seminal: el proyecto popular de Iglesia

    A partir de los aos 60 los pobres organizados irrumpieron en la sociedadlatinoamericana y tambin en la Iglesia institucional y clerical. Se verific un doble proceso: enlos medios populares se fueron insertando cada vez ms miembros activos de la Iglesia-clero:obispos, sacerdotes, telogos, religiosos y religiosas, cristianos, indignados con la miseria ycomprometidos con la transformacin social, fueron asumiendo la causa, las luchas, el destino yla cultura del empobrecido social. Por otro parte, los cristianos fueron asumindose como sujetoseclesiales y sociales. Comenzaron, junto con el apoyo del agente externo, a crear su formacaracterstica de ser cristianos. As surgi la pastoral popular (CEBs, PO, CPT, CIMI, CDDH,los crculos bblicos y otras), que tienen como punta de lanza a las comunidades eclesiales debase.

    Al lado de un proyecto popular de sociedad, en la lnea de una democracia participativa,de base popular, pluralista y abierta a lo religioso, comenz a esbozarse un proyecto popular deIglesia. Para una nueva sociedad, una nueva iglesia. Para una distribucin diferente y un ejerciciodistinto del poder social por qu no una distribucin diferente y un ejercicio distinto del podereclesial?

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    Tericamente no es impensable. Los textos fundadores del movimiento de Jess revelanpor lo menos tres tipos distintos de organizacin eclesial: la sinagoga, reflejada en el evangeliode San Mateo; la carismtica, practicada por Pablo; y la jerrquica, reflejada en las epstolascatlicas a Timoteo y Tito. Esta ltima fue la triunfante, pero no invalid las otras como fuentesde inspiracin, pues constituyen textos referenciales del credo cristiano.

    Poder eclesial fundado en el clero o en la comunidad?

    Prcticamente, por lo menos de forma germinal, se percibe que en las CEBs est presenteuna nueva manera de ser Iglesia. En la pgina siguiente vemos un cuadro comparativo de laestructura fundamental del modelo de Iglesia basado en el clero y del basado en la comunidadeclesial de base(cf. Wagner Lopes Sanches, CEBs: avanos e obstculos dentro de "um projetopopular de Igreja", tesis de licenciatura en la PUC/So Paulo, 1989, p.115-6).

    En este esquema vemos que, efectivamente, esta irrumpiendo otro ejercicio de poderreligioso. En los cuatro grandes ejes que sostienen el edificio eclesial: la palabra (los miembrosde las CEBs leen e interpretan la Biblia y a su luz hablan de sus problemas y, as, del mundo); el

    sacramento (las CEBs saben celebrar la vida, las luchas, y, simblicamente, alimentar la utopadel reino y la esperanza); la organizacin (organizan los servicios internos con sus distintasfunciones, eligen su equipo de coordinacin, elaboran una conciencia crtica sobre sus problemasy democrticamente buscan soluciones comunitarias); y en la misin (actuacin en el mundo,articulndose en las asociaciones de vecinos, en los sindicatos, en una palabra, en el movimientopopular), los miembros de las CEBs se estn reapropiando de parcelas de poder y de laproduccin de bienes eclesiales. Los anlisis sociolgicos hechos hasta el presente constatan demanera unnime este avance. Pero al mismo tiempo llaman la atencin hacia el carcter todavadependiente del agente externo (obispo, sacerdote, religiosa), al lado de resquicios autoritarios ymimticos de la estructura anterior de Iglesia clerical, internalizada por los creyentes durantesiglos de modelo hegemnico.

    De cualquier forma, germinalmente, existe, en la prctica y tambin en la teora (lareflexin teolgica que justifica esa prctica)una alternativa de poder eclesial. Se estconstituyendo un nuevo consenso en la Iglesia (una antihegemona, en lenguaje de Gramsci). Esun fenmeno histrico de primera magnitud pues hace siglos que no ocurra semejanteoportunidad histrica (desde el siglo XI con los movimientos pauperistas y en el XVI con laReforma protestante).ASPECTO PARROQUIA CEBsNcleo central depoder

    - El sacerdote - La comunidad

    Estructura de poder - Comisin de administracin,indicada por el sacerdote

    - Comisin parroquial decomunidad con funcionesconsultivas

    - Consejo de rea, formado por unmiembro de cada consejo de comunidad

    con funciones deliberativas- Consejo de comunidad, elegido cadados aos, con funciones deliberativas.

    Agente religiosoexterno

    - El sacerdote (en algunasparroquias puede ser ayudadopor hermanas)

    - Equipo de pastoral (o su equivalente)formado por el sacerdote, hermanos yhermanas.

    Relacin agente de- Laicos dependientes y- Autonoma (relativa) de los laicos con

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    pastoral y pueblo sometidos al sacerdote. relacin a los agentes.Papel del agenteexterno

    - En el caso del sacerdoteproducir bienes religiososexternos sacramentos.- Control de las actividades

    parroquiales

    - El agente tiene el papel fundamental deacompaar y suscitar la caminada de lascomunidades.- En el caso del sacerdote, la produccin

    de bienes religiosos se hace con menosperiodicidad.Papel del agenteinterno

    - Seguir las orientaciones dadaspor el sacerdote. Muchas veceses l quien escoge los dirigentesde asociaciones, movimientos,pastorales, etc.

    - Coordinar las comunidades, siguiendolas decisiones tomadas en reunin.

    Produccin de bienesreligiosos

    - El sacerdote exclusivamente - El sacerdote, que sigue teniendo lamayor parte de la produccin de bienesreligiosos, y el laico en las celebracionesde los domingos y otras actividades

    religiosasPapel del laico - Objeto de la accin de la

    Iglesia (catolicismo clerical)- Sujeto de la accin de la Iglesia encomunin con los agentes (catolicismolaico).

    Organizacin de lapastoral

    - Estructura compleja, con elsacerdote y diversosmovimientos y asociacionesreligiosas.- Sobrevaloracin de lossacramentos

    - Estructura simple (catequesis,minijvenes y pastoral obrera a nivel derea) teniendo al agente pastoral comoasesor de la comunidad.

    Dinmica interna - Dinmica vertical en la queprevalecen relaciones formales ydistantes

    - Dinmica horizontal en la queprevalecen relaciones informales deproximidad y cooperacin.

    Relacin Iglesia-barrio

    - Generalmente la parroquia noest insertada en las luchas delbarrio

    - Los miembros de las CEBsgeneralmente estn insertados en losmovimientos populares, muchos de ellossuscitados por las comunidades.

    La Iglesia clerical ha sobrevivido a las alternativas que se le oponan o cooptando a losmiembros portadores del nuevo poder, insertndolos de este modo en su modelo (el caso tpicodel movimiento franciscano), o expulsndolos mediante la excomunin o la guerra religiosa

    (contra los valdenses, ctaros, albigenses y reformistas).As como del judasmo bblico surgi la Iglesia (cf. Rom. 11, 11-24), de manera parecidade la Iglesia-sociedad surge ahora la Iglesia-comunidad. La vieja cepa tiene todava saviasuficiente para hacer brotar una nueva rama, portadora de una nueva esperanza. La Sara estriltiene derecho, como dice la Biblia, a sonrer porque puede concebir a pesar de su edad (cf.Gn.18,12-15).

    El fenmeno de las CEBs es de extrema relevancia en trminos de viabilidad histrica deuna alternativa al poder eclesial vigente. Por dos razones:

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    En primer lugar, porque dentro de la Iglesia clerical existen sectores que aceptan laaparicin del fenmeno de las CEBs apoyndolas y sintindose parte de la formacin de unproyecto popular de Iglesia. Hay distintos niveles de aceptacin y van desde cardenales a laicosnotables; es decir, personas y sectores que ostentan los criterios de legitimidad oficial(cardenales, obispos, conferencias episcopales, telogos) comprometen su poder al reconocer el

    carcter de Iglesia a las comunidades eclesiales. Ellas son la verdadera Iglesia en la base, y noslo grupos con elementos eclesiales, dentro de la cultura popular y en el universo de losoprimidos y marginados.

    Este argumento es fuerte, pero l slo no es decisivo pues la Iglesia no se basta a smisma. Este fenmeno intraeclesial puede provocar una ruptura, un cisma o un paralelismo demodelos. De ah la importancia del segundo punto: la articulacin de las CEBs con elmovimiento popular. La base social de la Iglesia-comunidad es la misma que la del movimientosocial. Los pobres en masa, conflictivos, son los que componen ambos fenmenos. Su mayorfuerza no reside slo en las CEBs sino en su capacidad de articulacin con otras fuerzaspopulares. Dentro de la comunidad, los creyentes quieren vivir una comunidad fraternal (en elsentido de M.Weber) y, dentro de los movimientos, quieren ayudar a construir una democracia

    de base, pero participativa y respetuosa de las diferencias, asociada a una bsqueda creciente deigualdad. Hay una connaturalidad de perspectivas, de sueo y de utopa, manteniendo siempre elalcance distintivo del ideal religioso que implica la resurreccin de la carne y la vida eterna, cosaque ningn proceso social puede prometer. Por eso hablamos de connaturalidad y no deidentificacin. Pero se trata de un nico movimiento de transformacin que comienza en lahistoria y va infinitamente ms lejos.

    Este modelo de Iglesia se articula con las clases subalternas. Sus intereses objetivos vanen la lnea de la liberacin, como tambin desean las CEBs. Entonces, el proyecto eclesialliberador se acopla con la liberacin econmica, poltica y cultural como expresin del nuevosujeto histrico: los pobres y oprimidos organizados.

    Est en curso la construccin de un nuevo proyecto eclesial, hecho por las CEBs y susaliados de la iglesia clerical y por las articulaciones que mantienen con el movimiento popular decuo libertario. El consenso se da en torno a esta conviccin: en el centro de la accin de laIglesia deben estar los oprimidos y marginados -como fenmeno colectivo en trminos de clasesdominadas, razas humilladas, culturas despreciadas, sectores subalternizados(como las mujeres)o grupos discriminados (como los enfermos de mal de Hansen o de Sida), entre otros- no comoefecto de la accin de clrigos que optaron por ellos, o de la generosidad benfica, pero nadaparticipativa, de la estructura clerical, sino como sujetos de construccin de una manera popularde ser Iglesia y sujetos de transformacin de relaciones sociales.

    Tendencialmente las CEBs estn adquiriendo autonoma ideolgica, o sea, estnelaborando una concepcin teolgica consistente y autnoma de la Iglesia, de su relacin con elsueo de Jess, el reino, de su funcin liberadora de los oprimidos y marginados, y a partir deellos abierta a todos y a las distintas culturas. Esto es fruto de la lectura de la Biblia, de laapropiacin de la reflexin teolgica a partir de la prctica en la comunidad eclesial y en losmovimientos sociales, de la espiritualidad de compromiso y de liberacin que se est gestando.Pero esto slo es tendencial. Existen contradicciones, espritu de repeticin del discurso delagente, socializacin mal elaborada del nuevo modo de ser Iglesia como red de comunidades,pero es innegable que indica algo nuevo. Es frgil, pero tiene la fuerza de las races finsimas queextraen la savia profunda que alimenta el majestuoso castao del Amazonas. Las CEBs estngrvidas de promesa y de esperanza de que una alternativa de poder eclesial no es imposible.

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    En este nuevo modo de ser Iglesia, no se trata de negar la figura del obispo, del sacerdote,del religioso o de la religiosa. Se trata de superar el modelo de ejercicio de esas funciones atravs del cambio de lugar social (del lugar hegemnico al lugar subalterno, para construir unanueva hegemona)e inaugurar un nuevo estilo de agente eclesial, dentro de la comunidad, y nopor encima de ella, que se sienta parte de un todo y no parte ante todos.

    Ante este reto de consolidar la autonoma, se revela importante la presencia de losintelectuales orgnicos. En primer lugar, los internos y los producidos por la propia comunidad.Despus, los externos, que engrosan el proyecto popular de Iglesia. Ellos (cardenales, obispos,sacerdotes, telogos, profesionales portadores de un saber especfico) pueden ayudar a elaboraruna concepcin homognea del mundo, de la sociedad y de la Iglesia, partiendo de la ptica delos oprimidos que buscan la liberacin. Sin su colaboracin y su complicidad, la alternativapopular corre el riesgo de ser deslegitimada, exorcizada y destruida. O ser sencillamentecooptada y, en tal caso, aportara innegablemente valiosas reformas a la Iglesia clerical, peromanteniendo la estructura de poder clerical, elitista, discrecionaria y culturalista. Se abortara asuna oportunidad histrica nica.

    Estrategias y tcticas a usar en la resistencia y en el avancedel proyecto popular de Iglesia

    El proyecto popular de Iglesia est hoy amenazado por la Iglesia clerical. sta,hbilmente, ha entendido el peligro que significa para el ejercicio tradicional del poder el nuevoconsenso eclesial basado no en el clero (sociedad jerarquizada) sino en la comunidad fraternal.No es necesario enumerar las distintas estrategias de la Curia romana para desestabilizar laIglesia de base y para reforzar el eje clerical. Sus estrategas lo hacen con una buena voluntadinagotable. Estn seguros de cumplir una misin divina. Se sienten defensores del pueblo fielindefenso porque lo consideran incapaz de elaborar reflexivamente su propia fe y de dar razonesde su esperanza. Destruir la otra alternativa por la desmoralizacin simblica, por el ataque a susagentes, por la deslegitimacin de su teologa, por el castigo ejemplar de algunas de sus figurases, para la Iglesia clerical, virtud del verdadero apstol y del buen pastor. Y usurpan para s elttulo de nuevo Crisstomo, Agustn redivivo.

    Con razn deca Pascal: "Nunca se hace tan bien el mal como cuando se hace con buenavoluntad". Por causa de este error Jess fue crucificado, todos los profetas anteriores a l fueronmasacrados y, hoy, esa lgica perversa contina. La Iglesia clerical est haciendo muchasvctimas y provocando un sufrimiento injusto. Centralizada en s misma y en su propio poder esuna expresin de lo que Pablo llama la carne. La carne trae la muerte (Rom, 8,6; Gl, 6,8). Lacarne no entiende las cosas del Espritu (Rom, 8,5). Las CEBs significan la Iglesia que nace de lafe del pueblo por el Espritu de Dios y no por el poder de dominacin ni por imposicin imperialo clerical. Para entender ese evento del Espritu, la Iglesia clerical necesita ser espiritual. Perosolamente lo ser a condicin de dejar de ser clerical, para ser comunional, participativa ypericortica (inter-retro-relacionada), como el misterio de la Trinidad santa, prototipo ltimo deconvivencia en la diferencia y la unidad.

    La estrategia principal de la Curia romana ser la de cooptar las CEBs dentro del marcode la Iglesia clerical mediante un proceso de parroquializacin de las CEBs, subordinndolas alprroco, nico portador del poder y de los criterios de eclesialidad. De esa forma dejarn de seralternativas al poder vigente. As como para los estratos modernos de la sociedad existen losmovimientos laicos -muchos de ellos transnacionalizados como el Opus Dei, Focolari,

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    Comunin y Liberacin-, para los estratos "pre-modernos y pobres" existen las CEBs y laspastorales sociales de la Iglesia-gran-institucin.La Curia romana difcilmente condenara lasCEBs porque eso implicara herir su propio cuerpo en la medida en que alcanzase a cardenales yobispos. Estos son como caones: pueden producir grandes estragos. Pueden producir unajerarqua paralela y diferente, por eso deben ser respetados, conservados, cooptados o aislados.

    El camino no ser provocar un cisma, sino garantizar el carcter dependiente y asociado delcatolicismo latinoamericano. La Iglesia latinoamericana deber seguir siendo una Iglesia-espejo.Nunca, en la perspectiva clerical, ser una Iglesia-fuente con el rostro de las razas y culturas queaqu despuntan y crecen.

    Frente a esta estrategia, debemos saber actuar polticamente, en la perspectiva del espritude las bienaventuranzas y en el horizonte de una espiritualidad pascual que aprende de las crisisy se fortalece en las persecuciones.

    En primer lugar, es importante seguir penetrando en el continente de los pobres y permitirque ellos construyan el proyecto popular de Iglesia. A partir de esta insercin, explotar todo loque en el derecho cannico actual se abre a la participacin de los laicos y de los presbteros enla formulacin de la pastoral. Crecer, por tanto, hacia dentro.

    En segundo lugar, es necesario fortalecer los aliados, haciendo que cada vez msintelectuales orgnicos se incorporen a la Iglesia de base. Crecer, por lo tanto, hacia los lados.En tercer lugar, es urgente garantizar que cada vez ms obispos y sectores de la Iglesia

    clerical se conviertan a la causa evanglica de los pobres y oprimidos (recordemos el n8 de laLumen Gentium). Estos son aliados contradictorios porque viven una complicidad dolorosa, peroson imprescindibles en el proceso de legitimacin y consolidacin de un nuevo modo de serIglesia. Crecer, por lo tanto, hacia arriba.

    En cuarto lugar, hay que garantizar siempre la articulacin de la Iglesia de la base conotras Iglesias. El ecumenismo enriquece la perspectiva evanglica y protege contra lasembestidas de la gran institucin clerical. En cuanto a las celebraciones eucarsticas, laarticulacin con otras Iglesias que tambin poseen celebraciones de la cena del Seor se muestraliberadora. Los catlicos participan de la celebracin. Quien podr negar que ah no est elSeor sacramentalmente?

    En quinto lugar, es imperioso mantener una viva articulacin con el movimiento sociallibertario. Es importante arrebatar el evangelio como inspiracin para la insurreccin y laliberacin del viejo y perverso orden que tantas iniquidades ha perpetrado en la historia y que hasabido cooptar para s el poder de la Iglesia como aparato para legitimar sus ideales e intereses.Los sueos de liberacin no son monopolio de las izquierdas indiferentes, agnsticas o ateas. Esun imperativo de la memoria peligrosa y provocadora de Jess y de sus discpulos. En las CEBslate la fuerza iracunda y tierna de la utopa del profeta de Nazaret, que era el Hijo de Diosencarnado en nuestra miseria. La inclusin social en el proyecto popular de Iglesia dar fuerza alnuevo consenso eclesial.

    En sexto lugar, es decisivo no caer en la tentacin de institucionalizar las CEBs comosubdivisiones de las parroquias. Las CEBs no son un movimiento de la Iglesia sino toda laIglesia en movimiento. En caso contrario, quedaran configuradas en el marco cannicotradicional y perderan su originalidad. Ellas deben continuar como dinmica que penetra todo eltejido eclesial. No son slo una nueva configuracin de poder y de otra manera de ser Iglesia,tambin constituyen un espritu comunional y participativo que atraviesa todos los espacioseclesiales y sociales.

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    En sptimo lugar, debemos ser realistas. La Iglesia-sociedad es muy fuerte. Ella atiende,por su organizacin, a los cristianos que buscan la salvacin individual sin preocuparse con lacomunidad ni responsabilizarse por la naturaleza o por el futuro de la Tierra. Es funcional para elsistema liberal de acumulacin privada. Este tipo de Iglesia ha creado su justificacin dogmtica,cannica y litrgica. Debemos partir del presupuesto de que podr durar muchos siglos y llegar,

    quien sabe, hasta el Juicio Final. Pero esto no debe desanimarnos. A su lado, junto a ella, perosin romper con ella, surge una Iglesia-comunidad que atiende, con otro espritu, las necesidadesreligiosas de las personas, especialmente de aquellas que guardan una referencia explcita con lautopa de Jess y de los apstoles.

    Este modelo de Iglesia es, a su vez, funcional para una sociedad democrtica,participativa y de lnea popular.

    Es importante que la teologa y los cristianos legitimen teolgicamente este nuevo modode ser comunional de Iglesia y lo justifiquen delante del otro modo de ser societario de Iglesia.Hay que impedir que la persecucin que el modelo societario organiza contra el modelocomunitario sea demoledora y llegue a deslegitimar e imposibilitar su viabilidad histrica.

    Finalmente, es importante vivir una perspectiva espiritual. El Espritu habita el mundo y

    est presente en todos los procesos de cambio que apuntan a lo nuevo. Ese Espritu sopla hoy apartir de la basura humana. En esa flaqueza revela su fuerza histrica, como en la elocuenteimagen del profeta Ezequiel de los huesos que se revisten de carne nueva y hacen revivir alpueblo postrado(Ez,37,1-14).

    Si a pesar de todo este esfuerzo el proyecto popular de Iglesia fracasara, no ser por faltade compromiso de cristianos lcidos y osados. El sueo de Jess seguir siendo un sueo.Soado por el individuo y por una Iglesia clerical que ofrece la salvacin individual, setransformar en una frustracin histrica. Soado juntos, reunidos en minga, como cantan lasCEBs, ser una gran liberacin. El sueo de Jess no puede seguir siendo un sueo. Debehacerse fuerza histrica para los que necesitan la liberacin y se organizan para traducirla enprcticas productoras de vida.

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