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BODAS DE SANGRE, de FEDERICO GARCÍA LORCA
“CANTO III”
“CUADRO I”
Tiempo: Horas después de la boda.
Lugar: Bosque oscuro.
Tres leñadores: Hablan de las circunstancias (huida) en que se hayan los amantes, de lo que sienten, de que
los persiguen injustamente, pero que difícilmente podrán escapar. Piden compasión, en una canción, a la
luna.
Aparece la Luna, representada por un leñador joven, y dice que no dejará que nadie escape. “¿Quién se
oculta? ¡Afuera digo! ¡No! ¡No podrán escaparse!”. LA SALIDA DE LA LUNA AUGURA LA PROXIMIDAD DE LA
MUERTE.
Se va la Luna y aparece la Muerte representada con una Mendiga y predice que en ese lugar morirán la
Novia y Leonardo. “Esa luna se va, y ellos se acercan. De aquí no pasan”. “Aquí ha de ser, y pronto”. Anuncia
el lugar y el momento (junto a un riachuelo o arroyo, en breves instantes) del sacrificio humano.
Luna/Mendiga. La Luna MANIFIESTA SU NECESIDAD DE SANGRE: “Pero que tarden mucho en morir. Que la
sangre me ponga entre los dedos su delicado silbo. ¡Mira que ya mis valles de ceniza despiertan en ansia de
esta fuente de chorro estremecido!”.
Entra el Novio seguido con un Mozo, en busca de los fugitivos, que se separan, y el Novio se tropieza con la
Mendiga. El Novio pregunta a la Mendiga si ha visto a los fugitivos, esta dice que no, pero que se dirigen por
la colina, por lo que convence al Novio de acompañarlo en la búsqueda. La mendiga guía al novio hacia el
lugar donde se encuentran la novia y Leonardo.
LEÑADORES: Piden clemencia, en una canción, a la muerte.
Entran Leonardo y la novia. Leonardo no quiere que se separen y ella pretende regresar y que él huya. En
su pasión, ella habla de suicidarse y él la manda callar. Fue ella quien ensilló el caballo y le calzó las espuelas.
Ambos se declaran su pasión irrefrenable (“Que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la tierra y de ese
olor que te sale de los pechos y las trenzas”). Quisieran actuar de otra forma pero no pueden. Lorca describe
la escena como “violenta y llena de gran sensualidad”. Al sonido de unas voces, los dos salen de escena sin
poder separarse el uno del otro, abrazados.
(Salen abrazados. Aparece la luna muy despacio. La escena adquiere una fuerte luz azul. Se oyen los dos
violines. Bruscamente se oyen dos largos gritos desgarrados y se corta la música de los violines. Al segundo
grito aparece la mendiga y queda de espaldas. Abre el manto y queda en el centro, como un gran pájaro de
alas inmensas. La luna se detiene. El telón baja en medio de un silencio absoluto.) Suponemos: Duelo mortal
entre Leonardo y el novio en presencia de la novia. Los dos gritos (suponemos que masculinos)
sugieren que han muerto ambos.
“CUADRO II”
Dos muchachas vestidas de azul oscuro están enroscando una madeja roja mientras cantan. Una niña las
acompaña. La canción habla de la boda que acabó en tragedia.
Las dos muchachas preguntan a la suegra y la mujer de Leonardo, recién llegadas, si saben algo. Nada. La
suegra exige a su hija a que olvide por completo a Leonardo, y a que se encierre para siempre en
su casa con su hijo pequeño.
Una mendiga pide un trozo de pan en la puerta, hablan con ella. Les cuenta que viene de allí,
les anuncia la muerte de los dos hombres.
Entran la madre con una vecina que llora. La madre la manda callar, no quiere llantos por la muerte
de su hijo. La vecina no quiere que se quede sola, pero ella tiene que permanecer en su casa. La
madre, amargada, le dice a la vecina que va a encerrarse para siempre en su casa, con su dolor y
sus recuerdos.
La novia llega del bosque. Choque con la madre, que la golpea. La novia querría convencer a la madre de que
es inocente porque ella intentó actuar como las normas sociales exigían, pero que se vio arrastrada por
una fuerza invencible, la atracción que sentía por Leonardo, y que, a pesar de ello, sigue siendo virgen. La
madre consiente en que es tan víctima como ella misma por ser mujer.
Las mujeres –la novia, la madre, la mujer de Leonardo, las vecinas- quedan juntas llorando cada una su
tragedia.