blanco y negro-30.09.1972-pagina 050

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MUERTO EN 1784, LO VE EN 1788 dame Adhémar. *Esrataa cié- game comcS siempre y más fcven que nunca: para él no pasan los años realmente.» ¿Acaso es un prodigio del fegendarjo elíxir que prolon- ga la vida*? Cuando llega a París la carta del conde de Chaicns, ledos recuerdan con un cstr&mBcimfenro que. en T760, fa anciana condesa de Gergy, juraba haber conoci- do a Saint-Germain cuando estaba de embajador en Vé- ncela en el año 1710. «¡Y re- preí&nfaba la misma edad que TEpresC^ta ahoraa, eJipli- ia condesa, famosa en Pa- rís por la aun intacta [uci- de; de su memoria. Un siglo mái tarde, el es- critor alemán Oltinger afir- ma haber estado con Saifil' Germain en París, en casa de su amigo Jules Janine, en eí número 8 de la rué de Tou- ron, ^Estábamos jugando al biliar —escribe— cuando en- tró en la sala un hombre de estatura media^ elegante y coriéss Mi amigo me lo pre- sentó, pero al principio no entendí el nombre. Poco des- pués, el hombre desapareció. Mi amigo me dijo que ya ÍS- taba acostumbrado a tales apariciones, 5a trataba del fantasma del conde de Sainl- Germain.> Saínt-Germain es el más fascinante de los hombrea misteriosos; su leyenda dice quH hi^o algo más que pre- decir el futuro o descubrir la piedra filosofal. Su leysn- da dice que é\ no murió, ha- ce ya doscientos años. Para muchos esciéricos, el conde de Saint-Germain no ha muerto ní siquiera hoy. Algunos están convencidos de que vive en Venecía: tal ve^ estaba sentado a nuestro la- do aquella vez en el avión: la azafata ofrecía champán, pero él no bebía; sólo su- mergía su mirada en la rn- mensidad del cíelo, miencraí; su rostro brillaba con una sonrisa. Gíusepp* GRAZZIN1 VftJivii. ptn^i, de ¿íin Marcos. Afjtií almnrzaron juntos. tr<ts MI t'ncui^ntro ü¡\ Í7H3. ct cimei^' df CháLnií y Sítint-f^trmaiiu El 27 do frbri'ro dt- I78i, Saij\t-Cfvrmaiii había ¡niu-rto en Eckernfoi-rdrt', a oriUits del Mar BáítUo. Blanco y Negro (Madrid) - 30/09/1972, Página 50 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.

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  • MUERTO EN 1784,

    LO VE EN 1788 dame Adhmar. *Esrataa ci-game comcS siempre y ms fcven que nunca: para l no pasan los aos realmente.

    Acaso es un prodig io del fegendarjo el x ir que pro lon-ga la vida*? Cuando llega a Pars la carta del conde de Chaicns, ledos recuerdan con un cstr&mBcimfenro que. en T760, fa anciana condesa de Gergy, juraba haber conoci-do a Saint-Germain cuando estaba de embajador en V-ncela en el ao 1710. Y re-pre&nfaba la misma edad que TEpresC^ta ahoraa, eJipli-c ia condesa, famosa en Pa-rs por la aun intacta [uci-d e ; de su memor ia .

    Un siglo m i tarde, el es-cr i to r alemn Olt inger af ir-ma haber estado con Sai f i l ' Germain en Pars, en casa de su amigo Jules Janine, en e nmero 8 de la ru de Tou-ron , ^Estbamos jugando al b i l iar esc r i be cuando en-t r en la sala un hombre de estatura media^ elegante y coriss M i amigo me lo pre-sent, pero al p r inc ip io no entend el nombre. Poco des-pus, el hombre desapareci. Mi amigo me d i jo que ya S -taba acostumbrado a tales apariciones, 5a trataba del fantasma del conde de Sainl-Germain.>

    Sant-Germain es el ms fascinante de los hombrea misteriosos; su leyenda dice quH hi^o algo ms que pre-decir el f u tu ro o descubrir la piedra f i l oso fa l . Su leysn-da dice que \ no mur i , ha-ce ya doscientos aos.

    Para muchos esciricos, el conde de Saint-Germain no ha muer to n siquiera hoy. Algunos estn convencidos de que vive en Veneca: tal ve^ estaba sentado a nuestro la-do aquella vez en el av in: la azafata ofreca champn, pero l no beba; slo su-merga su mirada en la rn-mensidad del celo, miencra; su ros t ro bri l laba con una sonrisa.

    Gusepp* GRAZZIN1

    VftJivii. ptn^i, de in Marcos. Afjti almnrzaron juntos. tr