biopolitica hoy vol. 2

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  • 8/18/2019 Biopolitica Hoy Vol. 2

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    1  AUTOR  /ES

    espacios nueva serie Nº 7

    tomo 2

    2013

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    2  NOMBRE DEL  ARTÍCULO

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    3 M ARÍA VERÓNICA CHELI

    espacios nueva serie Nº 7

    tomo 2

     Estudios de Biopolítica 

    UNPA Universidad Nacional de la Patagonia Austral

    2013

    0_0_Numero 7.2.indd 3 16/08/2013 05:57:48 p.m.

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    4  NOMBRE DEL  ARTÍCULO

    UNPA  

    Universidad Nacional de la Patagonia Austral

    R ECTORA    A DES. EUGENIA  M ÁRQUEZ 

     V ICE R ECTOR   ING. HUGO R OJAS

    DECANO UART  PROF. M ARCOS O YARZÚNDECANO UARG  DR . A LEJANDRO SÚNICODECANA  UASJ  PROF. CLAUDIA  M ALIK  DECANO UACO  LIC. D ANIEL P ANDOLFI

     La revista Espacios Nueva Serie se publica con una periodicidad anual en la

    Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Santa Cruz, Argentina, según un

     sistema de doble referato anónimo. Publica trabajos originales, entrevistas, notas,

     reseñas sobre distintas áreas de las Ciencias Sociales y las Humanidades. La pre-

     sente edición corresponde al número 7 y está dedicada a Estudios de Biopolítica.

    U n i v e r s i d a d N a c i o n a ld e l a P a t a g o n i a A u s t r a l

    UNPA 

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    5  AUTOR  /ES

    Consejo Académico 

    · Dra. Vikki Bell (University of London)

     

    · Dr. Mario Dipaolantonio (York University)

     

    · Dr. Edgardo Castro (CONICET, UNIPE) 

    · Dr. Héctor Palma (Universidad Nacional de San Martín)

     

    · Dra. Susana Murillo (Universidad de Buenos Aires)

     

    · Dra. Silvia Grinberg (Universidad Nacional de San Martín, CONICET, UNPA)

     

    · Dr. Sebastián Barros (Universidad Nacional de la Patagonia Austral, CONICET, UNSJB)

     

    · Dr. Pat O'Malley (University of Sidney)

    · Dra. Isabel Cassigoli (Universidad Arcis)

    · Dr. Esteban Vernik (Universidad de Buenos Aires, UNPA)

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    6  NOMBRE DEL  ARTÍCULO

    Consejo Editorial

    Prof. Marcela [email protected] 

    Dr. Juan [email protected]

    Prof. Pilar [email protected]

    Mg. Nora Muñ[email protected] 

    Mg. Andrea [email protected]

    Lic. Milagros [email protected] 

    Prof. Sebastián [email protected] 

    Mg. Denis Velá[email protected] 

    Dirección postal

    Secretaría de Extensión de la UNPA Rivadavía 265(9400) Río GallegosSanta CruzTE (02966) [email protected] 

    Diseño

    Dcv Patricia [email protected] 

    Maquetado

    TXT Ediciones

    Directora

    Prof. Alicia [email protected]

    Secretaria de RedacciónProf. Mónica [email protected] 

    Coordinadores

    Dra. Silvia GrinbergProf. Andrés Pérez

    Lic. M. E. Venturini

    Staff 

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    7  AUTOR  /ES

    ÍNDICE

    PRESENTACIÓN .....................................................................................................  9

     ARTÍCULOS

    1. BARCIELA, GONZALO

    CONDUCIRSE  Y  SER  CONDUCIDO. ALGUNOS  APUNTES SOBRE LA ONTOLOGÍA DEL PRESENTE  Y  LA 

    GENEALOGÍA DEL SUJETO EN MICHEL FOUCAULT ........................................................... 13 2. CHELI, M ARÍA V ERÓNICA 

    L A POLÍTICA SANITARIA  Y  EDUCATIVA: DISCURSOS MÉDICO-PEDAGÓGICOS QUE DELIMITARON LA INFANCIA " ANORMAL"  Y  SU INSTITUCIONALIZACIÓN  EN EL CONTEXTO  ARGENTINO (1880-1930) ............................................................................................... 27

    3. CISELLI, GRACIELA  Y  ALDO ENRICI

    BIO-OIKOS-POLÍTICA. P ROSLOGIUM  PARA UNA GENEALOGÍA COMPRENSIVA DEL  AMBIENTEDESDE UNA MIRADA BIOPOLÍTICA............................................................................. 53

    4. CONNO, DIEGO

    EL "GIRO BIOPOLÍTICO"....................................................................................... 69

    5. D'AMICO, DESIRÉE

    L A  ACTUAL LEY  DE MIGRACIONES DE ARGENTINA EN LA BALANZA BIOPOLÍTICA......................... 81

     6. DAWYD, D ARÍO  Y  LUCIANA DE DIEGO

    MIEDO, SEGURIDAD  Y  CONTROL. LOS PRIMEROS PROYECTOS DE CREACIÓN DE LA POLICÍA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, 1997-2001.......................................................... 97

    7. ECHEVERRI ALVAREZ, JUAN C ARLOS

    DE LA DISCIPLINA  AL CONFLICTO: GUBERNAMENTALIDAD LIBERAL  Y  ESCUELA EN COLOMBIA........... 117

    8. FARDELLA, C ARLA  Y  V ICENTE SISTO CAMPOS

    EL DESPLIEGUE DE NUEVAS FORMAS DE CONTROL EN LA PROFESIÓN DOCENTE.......................... 133

    9. FUENTES DÍAZ, ANTONIO

    BIOPOLÍTICA  Y  EXCEPCIÓN. APUNTES SOBRE  VIOLENCIA SOCIAL..........................................147

    espacios  nueva serie. Estudios de Biopolítica Nº 7 - 2012: 7-8. ISSN 1669-8517

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    8  NOMBRE DEL  ARTÍCULO

     10. GIGENA, ANDREA

    GUBERNAMENTALIDAD  Y  SUBJETIVIDAD EN LOS PUEBLOS ORIGINARIOS DE S ALTA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX............................................................. 157

     11. HAIDAR, V ICTORIA

    PROMOVER ,  ASEGURAR , EXPONER , RESISTIR : TRAZANDO EL MAPA DE LA BIOPOLÍTICA DEL TRABAJO  ASALARIADO EN LA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA................................ 175

     12. HEFFES, OMAR  D ARÍO

    BIOPOLÍTICA, SACRALIDAD  Y  FARMACIA............................................................ 199

     13. MARTIN, F ACUNDO

    P ARA GOBERNAR  UNA NATURALEZA ESCASA. NOTAS INCOMPLETAS SOBRE UNA POSIBLE REARTICULACIÓN DE LAS NOCIONES DE ESTADO  Y  N ATURALEZA................................ 219

    14. RODRIGUES DE FREITAS, CLÁUDIA  Y  CLAUDIO R. BAPTISTA

    UN CUERPO EN MOVIMIENTO: LA HIPERACTIVIDAD  Y  LOS CONTEXTOS DE LA EDUCACIÓN..... 239

    15. THEUMER, EMMANUEL

    GÉNERO DELUXE : BIOPODERES FARMACOPORNOGRÁFICOS EN LOS PROLEGÓMENOSDEL SIGLO XXI...................................................................................... 251 

    16. VEGA, GUILLERMO  Y  ALDO AVELLANEDA

    BIOPODER   Y  MUERTE EN MICHEL FOUCAULT...................................................... 269

     17. VIGNALE, SILVANA

    CRÍTICA  A LA  VIDA DOMESTICADA: DEL PLANO DE SUJECIÓN  AL DE LA SUBJETIVACIÓN....... 289

     

    TRADUCCIONES

    RABINOW, P AUL  Y  NIKOLAS ROSE BIOPODER  HOY ...................................................................................... 307

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    9  AUTOR  /ES

    Presentación

    El primer tomo de la presente publicación nos permitió confirmar la fecun-didad de los estudios y debates en torno de la noción de Biopolítica en AméricaLatina, así como la multiplicidad de miradas y perspectivas que se despliegan alabordar las políticas sobre la vida en el presente. La convocatoria en torno deesta noción, también cada vez más fecunda, abre la puerta a importantes debates teóricos que, en diferentes áreas de conocimiento, permiten la formulación y articulación de preguntas donde la biopolítica se encuentra y cruza con lasformas que asume el gobierno de la población en nuestras actuales sociedadesdonde las lógicas del disciplinamiento han dado paso a la conformación de laera management. La Biopolítica sirve en este marco para la producción de un tipo de conocimiento que se mueve entre la pregunta por las formas de cons- titución de nuestra moderna vida urbana y los modos de abordar sus crisis yreconfiguraciones actuales. La aproximación compleja a los diferentes temas,desde muy variados campos disciplinares permite enriquecer mutuamente tantolos objetos como las metodologías de producción de conocimiento. Desde lahistoria y la política hasta la medicina y la ecología, pasando por la educación, lospuntos de vista provienen de diversos campos que en la actualidad compartenla fertilidad teórica de la Biopolítica y que en estos dos volúmenes están pre-sentes y dialogan entre sí. Los artículos en este segundo volumen del dossier“Estudios de Biopolítica” no constituyen excepción alguna. Cabe resaltar el

     trabajo de Paul Rabinow y Nikolas Rose, quienes gentilmente nos permitieron traducir al español su texto “Biopoder hoy” que inspiró nuestra convocatoria,inédito en nuestro idioma. En este artículo proponen revisitar la noción a laque ellos mismos, principalmente Rose, habían prestado menos atención ensus trabajos en vistas de la pregunta por la gubernamentalidad. Así realizan ydiscuten en torno de un estado de la cuestión de lo que podríamos reconocercomo una segunda generación de estudios en Biopolítica de la mano de autorescomo Agamben y/o Negri, para luego recuperar la noción de Biopolítica comoun campo combativo de problemas y estrategias que, señalan, es cada vez esmás crucial y enigmático dado nuestro actual siglo biológico.

    Seguidamente encontraremos artículos como el de Echeverri Alvarez, el que

    desde la concepción foucaultiana de gubernamentalidad, se acerca a la escuelaen Colombia como dispositivo y a las estrategias de poder que le permitieronconstruir la libertad necesaria para gobernar. También desde el concepto de gubernamentalidad, Barciela aborda la problemática del sujeto y del gobiernode los hombres. En la misma línea Haidar retoma las expresiones que asumela Biopolítica en el trabajo asalariado en la Argentina de la actualidad. Desde laclave de los estudios sobre gubernamentalidad la autora caracteriza los pro- gramas empresariales de promoción de la calidad de vida, los mecanismos de gestión de riesgos laborales y las resistencias ejercidas en nombre de la salud de

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    10  PRESENTACIÓN

    los trabajadores. Por otro lado nos encontramos con autores como D’Amico,que aborda la actual Ley de Migraciones en Argentina N º 25.871, tratando dereflexionar si asistimos a un proceso de ruptura o de una continuidad resig-nificada del poder soberano del Estado sobre la vida misma de los migrantes,a través de reactualizar nuevos ‘mecanismos de poder legales o jurídicos’,‘dispositivos de seguridad’ y en menor medida, ‘mecanismos disciplinarios’.También Dawyd y de Diego indagan los proyectos de ley presentados en laLegislatura de la ciudad de Buenos Aires para la creación de la policía me- tropolitana entre 1997 y 2001, guiados por la pregunta por la seguridad y elcontrol de la población a través del miedo. Desde el ámbito educativo Fardella y Sisto indagan cómo se han concretado las nuevas formas de hacer políticaeducativa a través de dispositivos propios de las sociedades de control. Desdeel análisis de discurso como metodología, los autores focalizan su estudio en

    documentos oficiales provenientes del Ministerio de Educación de Chile en elcontexto de reforma educativa.Cheli indaga sobre los saberes sobre la infancia anormal (1880-1930), pre-

    sentes en el discurso de medicalización de la población que a principios delsiglo XX en Argentina se impuso en diversas áreas de lo social, acompañandola consolidación del Estado-nacional y un conjunto de instituciones de controldestinadas a la normalización de la población infantil. Rodrigues de Freitas y Baptista analizan los discursos que identifican a los niños hiperactivos o confalta de atención dentro del ámbito escolar, los cuales son tempranamentediagnosticados y son sujetos de diversos tratamientos tanto terapéuticos comode medicalización. Dentro de este marco, los autores se preguntan sobre la

    escuela en este proceso, la producción de los discursos pedagógicos asocia-dos a la normalidad y anormalidad y el lugar del cuerpo. Desde la perspectivade Foucault, Martín retoma el tratamiento sobre la naturaleza, el Estado, elacontecimiento y la escasez, para dar cuenta de la resolución del problema del

     gobierno que experimentó el Estado provincial mendocino entre fines de siglo XIX y principios del XX, momento en el cual, el autor entiende, se fuerondesarrollando un conjunto de dispositivos que en la actualidad se reactualizanbajo formas contemporáneas de gestión estatal de la naturaleza y la sociedad.

    Desde México Fuentes Díaz aborda las nociones de nuda vida y biopolítica para analizar el ejercicio del poder, la gobernabilidad y los sistemas políticos enla región de Centroamérica, en un contexto de creciente violencia. Violencia

    que, a referencia del autor, muestra que “La atrocidad sobre el cuerpo puedeleerse como un vaciamiento político de la vida”. Andrea Gigena considera los procesos de subjetivación en pueblos origi-procesos de subjetivación en pueblos origi-

    narios de Salta (Argentina) desde fines del siglo XIX hasta mediados del XX,cuando se consolida el discurso hegemónico nacional cuya subjetivación fuepredominantemente racial, borrando las marcas de identificación étnica en- tre los pueblos originarios. Para dicho trabajo toma como eje del análisis las

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    11 PRESENTACIÓN

    políticas de verdad, los campos de normatividad y la subjetividad, articulandola analítica foucaultiana con el pensamiento decolonial.

    Heffes realiza un trabajo de discusión conceptual sobre Agamben y Espositoen sus empresas de reelaboración del concepto foucaultiano de biopolítica,estableciendo las diferencias entre ambos a partir de los supuestos que fun-cionan como punto de partida para ambos autores y en contraste con lascategorías foucaultianas. Vega y Avellaneda intentan restituir el lugar teóricode la muerte en los textos de Foucault (1976-1979). Restitución que según lamirada de los autores, posibilita una mayor comprensión de cómo la muertese articula con la política en la modernidad, y cómo se fueron modelando losmárgenes de dicha relación, para lo que luego se entenderá como la biopolítica. Vignale, desde el anclaje teórico sobre la noción de vida, desarrolla el pasajede la biopolítica a una “biopolítica minoritaria” en la cual, la vida se inscribe

    en un plano de sujeción de los aparatos biopolíticos y también como campoético de las subjetivaciones. Theumer , desde la ironía del título de su trabajo“Género deluxe”, emprende la empresa teórica de reflexionar sobre las mu- taciones en los dispositivos de control en las actuales sociedades de gobierno.Por su parte Enrici y Ciselli, se proponen, desde un “camino intelectual,” ac-ceder a la Biopolítica y sus implicancias a partir de los análisis, por un lado deFoucault en lo referido al ambiente mismo donde se desarrolla la vida públicala bio-óikos-política; y por el otro de Agamben y su concepto de “excepción”.Finalmente Conno nos introduce al análisis de las consecuencias teóricas delo que denomina “el giro biopolítico” en las Ciencias Sociales en general y enlas Ciencias Políticas en particular.

    Desde el Área Sociopedagógica de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral suponíamos que el reto de crear un espacio de edición que pudieraconcentrar la diversidad de aportes sobre Biopolítica, resultaría una complejaempresa que implicaba reunir diversidad de miradas en un campo que cada vez más adquiere centralidad y desarrollo en la región. A través del presente volumen esperamos estar aportando para la generación de este espacio Final-mente resta agradecer a todos los autores sus aportes y su paciencia frente alas dificultades que implica la edición y publicación en estas latitudes.

    Dra. Silvia Grinberg

    Lic. María Eugenia VenturiniProf. Andrés F. Pérez

    Coordinadores

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    espacios  nueva serie. Estudios de Biopolítica Nº 7 - tomo 2 - 2013: 13-26. ISSN 1669-8517

    Conducirse y ser conducido. Algunos apuntes sobre la ontología

    del presente y la genealogía del sujeto

    en Michel Foucault

    Gonzalo BarcielaUNIVERSIDAD POPULAR  M ADRES DE PLAZA  DE M AYO

    R ESUMEN

    El presente trabajo entiende al sujeto como una operación crítica de una racionalidadpolítica específica, aquella que Foucault, a fines de la década del 70, denominará guber-namentalidad. La referida operación se encuentra en el centro de la problemática del gobierno, concepto que permite reunir una doble empresa emprendida por Foucault,la genealogía del sujeto y la ontología del presente, como modalidad de subjetivacióncrítica. A tal fin, desarrollaremos el modo en que el filósofo francés desplaza el problemadel poder, pensado como enfrentamiento, hacia la forma en que la conducta de loshombres puede ser conducida, es decir, cómo el gobierno de los hombres reclama

    una racionalidad que le sea propia. Desde esta perspectiva, el capítulo del poder pas- toral nos permitirá comprender cómo se constituye el sujeto en relación a la verdad.

    P ALABRAS CLAVE

    poder – sujeto – gobierno – gubernamentalidad - verdad

     A BSTRACT

    This paper understands the subject as a critical operation of a precise political ra- tionality, that which Michel Foucault, by the end of the 70s, called governmentality.This mentioned operation stands in the midst of te governmentality problem, aconcept that allows to assemble both the genealogy of the subject and the ontology

    of the present as a modality of critical subjectivation. Therefore, we will focus on the way the philosopher translates the problem of power, moving from an initialconfrontational stance to the forms in which men´s behavior can be conduced. Thatis to say, Foucault shows how the action of governing men claims a rationality of itsown. From this point of view, a reading of the chapter focused on the pastoral powershall allow us to understand how the subject is constituted as related to the truth.

    K EYWORDS

    power – subject – government – governmentality – truth

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    CONDUCIRSE  Y  SER  CONDUCIDO. ALGUNOS  APUNTES SOBRE LA ONTOLOGÍA DEL PRESENTE  Y  LA GENEALOGÍA DEL SUJETO...14 

    Diré que, después de todo, el poder político de tipo feudal conoció sin dudarevoluciones o tropezó, en todo caso, con una serie de procesos que lo liquidaronsin más y lo expulsaron de la historia de Occidente, con la excepción de algunos

    vestigios. Hubo revoluciones antifeudales; jamás hubo una revolución antipastoral.El pastorado no experimentó aún un proceso de revolución profunda que pueda ponerlo definitivamente al margen de la historia.

      Michel Foucault, 1978

    I

    La obra de Michel Foucault puede presentarse como una colección de términos, ordenada bajo la observancia filológica y la vigilancia exegética.Nuestro propósito será desplazarnos por una serie de textos reunidos en losintersticios del permanente après-coup ensayado por el pensador. El primerinterrogante que surcará el presente trabajo será el siguiente: ¿es acaso elconcepto de Gobierno aquél que puede reunir la ontología del presente yla genealogía del sujeto? A la respuesta afirmativa que desde ya sostenemos,debemos las palabras que a continuación siguen, las cuales se inscriben en el tránsito emprendido por Foucault desde la analítica del poder a la ética delsujeto. Pero es sin duda nuestra intención manifiesta la de indagar el vínculoentre el sujeto y la verdad, tal como se presenta en la teorización del poderpastoral y el rescate del sujeto como una operación crítica de una racionalidadespecífica: la gubernamentalidad.

    IITanto en el artículo “Gobierno”, como así también en las palabras dedicadas

    a la exposición del término Poder dentro del corpus foucaultiano, Edgardo Cas- tro (2004), nos advierte que resulta imposible cerrar el capítulo del poder enla obra del filósofo nacido en Poitiers, hasta tanto no se publiquen la totalidadde los cursos que dictara en el Collége de France. Sin duda que la analítica delpoder ha marcado la impronta de la recepción de la obra de Michel Foucault.Como recuerda Roger Chartier (1996), Foucault, a través de múltiples retornosretrospectivos, demuestra ser el “primer lector” de Foucault. En esa serie deensayos retrospectivos se ubica su artículo “Por qué hay estudiar el poder: Lacuestión del sujeto” (Foucault, 1986)1. Allí, se nos dice que el objetivo de su trabajo no ha sido el análisis de los fenómenos de poder, ni dirigirse a sentarlas bases de su análisis, sino “elaborar una historia de los diferentes modos desubjetivación del ser humano en nuestra cultura” (Foucault, 1986: 25).

    1 De esta intervención, recogida en el volumen Michel Foucault. Beyond structuralism and hermeneutics,publicado por Dreyfus y Rabinow, seguimos la traducción propuesta por Fernado Alvarez-Uría. En el

     volumen IV de Dits et écrits obra como “Le sujet et le pouvoir”.

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    15 GONZALO B ARCIELA 

    El ejercicio del poder consistirá, entonces, en “conducir conductas”. Deesta manera, el poder corresponderá menos al orden del enfrentamiento entredos adversarios o de la acción de uno sobre otro, que al orden del “gobierno”.Observamos, entonces, que nuestro autor se aparta de la “hipótesis Nietzsche”esbozada durante el curso Il faut défendre la société2. Allí el poder se disponía en términos de lucha y enfrentamiento, abriéndose paso frente a las concepcionesliberales y marxistas. La primera reducía el poder a un bien, sujeto a contrato,objeto de posesión y enajenación. La segunda, imbuida de economicismo comoel liberalismo, no concierne al orden de la forma misma del poder, sino a sufunción histórica: el asegurar las condiciones de reproducción de determinadasrelaciones de producción. Foucault abandonará dos modalidades de análisis delpoder: la “hipótesis represiva”, el poder como mera represión, y el poder comosoberanía, estudiando al poder en su efectuación positiva, en sus extremos yen su capilaridad3.

    Si allí, como en el Tomo I de su Historia de la sexualidad4

    , Foucault, tiene en vistas descentrar el poder de la omnipresencia de la ley, y la visión jurídica quelo alimenta, el capítulo del Gobierno, en tanto modo de acción singular, abrirápaso al análisis de la especificidad misma del poder, tan ajeno al contrato, al nexo voluntario, como a la relación belicosa. Este deslizamiento no se verifica comouna ruptura, ni como la resultante de un cuestionamiento del marco metodo-lógico sino que, antes bien, se inscribe en la extensión a un nuevo campo deobjetos, dentro del cual emerge la problemática del Estado. De esta manera elanálisis de los micropoderes, lejos de quedar a un lado, limitándose a un dominiopreciso, se considera un punto de vista o método de desciframiento válido parala escala en su totalidad, sin negar al Estado o colocándolo en posición predo-

    minante (Foucault, 2007)5. Dentro de este espacio abierto por la problemáticadel biopoder, presentada de modo inaugural en la clase 17 de marzo de 1976correspondiente al curso Hay que defender la sociedad, Foucault comienza aordenar una serie de nuevos dominios de objetos, entre los que sobresale la

    2 Aunque este posicionamiento puede retrotraerse hasta la clase del 28 de marzo de 1973, correspon-diente al curso inédito “La société punitive”. Allí, Foucault sostenía que el poder se pierde o se gana enla forma de una batalla, en cuyo centro, entonces, se encontraría una relación belicosa, antes que unarelación de apropiación. Para la exposición de la “hipótesis Nietzche” véase Foucault (2000: 26 a 30).3 La colonización de la ley por la norma, o el modo en que ésta última “parasita” a la primera, resultandola normatividad inherente a la ley, fundándola, constituye el capítulo central que abre paso al estudio delpoder disciplinario. Véase Foucault (2006: 73 y ss.).4 “Se trata de pensar el sexo sin la ley y, a la vez, el poder sin rey” (Foucault, 1976: 111).5 Como observa Gilles Deleuze: “Si la forma Estado, en nuestras formaciones históricas, ha capturado

     tantas relaciones de poder, no es porque esas relaciones deriven de ella, sino, al contrario, porque unaoperación de “estatismo continuo”, por lo demás muy variable según los casos, se ha producido en elorden pedagógico, judicial, económico, familiar, sexual, que tiene por objetivo una integración global.En cualquier caso, lejos de ser el origen, el Estado supone las relaciones de poder (…) el gobierno esanterior al Estado, si se entiende por el poder de afectar bajo todos sus aspectos (gobernarniños, almas, enfermos, una familia…)” (Deleuze, 2005: 105). Deleuze asigna a las instituciones unafunción reproductora, antes que productora, dado que en tanto prácticas o mecanismos operatoriosno son el origen de las relaciones de poder, sino que se contentan con “fijarlas”. L’État n´existe pas, loúnico que hay es un estatismo.

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    CONDUCIRSE  Y  SER  CONDUCIDO. ALGUNOS  APUNTES SOBRE LA ONTOLOGÍA DEL PRESENTE  Y  LA GENEALOGÍA DEL SUJETO...16 

    emergencia de la población y la gubernamentalidad como técnica de gobiernoque se encuentra en la base de la formación del Estado. Sujeto constituidocomo multiplicidad en movimiento, la población, y la gubernamentalidad quele es propia, abrirán paso al estudio de las fuentes mismas del “gobierno delos hombres”, desde donde se ensaya el análisis del poder pastoral.

    Sin duda que la problemática del “arte de gobernar” reconoce anteceden- tes en el pensamiento foucaultiano. Ya en 1975, en el marco de la oposiciónentre el modelo de exclusión de los leprosos y el modelo de inclusión de losapestados, trazada en el curso Los anormales, Foucault atribuía a la era clásicala invención de las tecnologías positivas de poder, dispuestas en diversos nive-les: aparatos del Estado, familia, instituciones6. El concepto de gobierno queFoucault comienza a delinear era atribuido a tres dominios de objetos: la ideade un poder fundado en la transferencia, la alienación o la representación dela voluntad de los individuos, el aparato del Estado cuya introducción data de

    los inicios del siglo XVIII y, finalmente, una técnica general del gobierno de loshombres, reverso de las estructuras jurídicas y políticas de la representación y la condición de eficacia y funcionamiento de los mismos (Foucault, 1999:56). Allí el análisis del gobierno no se limitaba a las “disciplinas”, alcanzaba alas técnicas del gobierno de las almas forjadas por la Iglesia a partir del ritualde la penitencia7, donde la disciplina de los cuerpos y el gobierno de las almasaparecían como las dos caras complementarias del proceso de normalización8.

    El análisis del poder pastoral aparecerá, entonces, dentro de la extensióndel marco cronológico, no constituido meramente como reacción a la Refor-ma, sino que su genealogía se remonta a los primeros siglos del cristianismo y,a la vez, al gobierno de las almas entendido como el “arte de las artes”, y se

    presentará así como un capítulo mayor dentro del estudio del ejercicio mismode la soberanía política.

    III

    En el marco de las Tanner lectures dictadas en Stanford, Foucault pronuncióla conferencia: “Omnes et singulatim: hacia una crítica de la ‘razón política’”. Allíintentará trazar el origen de la modalidad pastoral del poder, y cómo este vinoa asociarse a su polo opuesto, el Estado. Dicho rastreo es propuesto tambiénen la clase del 8 de febrero de 1978, durante el dictado del curso Seguridad,territorio, población.

    6 “La era clásica elaboró, por ende, lo que puede llamarse un arte de gobernar, en el sentido en queprecisamente se entendía en ese momento el gobierno de los niños, el gobierno de los locos, el gobierno de los pobres y, pronto, el gobierno de los obreros” (Foucault, 2001: 56).7 “(…) lo que va a pasar en la segunda parte de la Edad Media (desde el siglo XII hasta principios delRenacimiento) es que la Iglesia recuperará, en cierto modo, dentro del poder eclesiástico, ese mecanismode la confesión que hasta cierto punto la había desposeído de su poder en la operación penitencial.Esta reinserción de la confesión en un poder eclesiástico consolidado es lo que va a caracterizar la grandoctrina de la penitencia que vemos formarse en la época de los escolásticos” (Foucault, 2001: 164-165).8 Véase Foucault (2001: 157-186). Correspondientes a la clase del 19 de febrero 1975.

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     A partir del mismo, se delinea la especificidad propia del pastorado cristiano.El mismo se encontrará en una situación absolutamente diferente respectode sus antecedentes hebreos y orientales, no sólo por su institucionalización,su inscripción en una densa red, coextensa en su totalidad con la Iglesia, sino también por el arte de conducir que supo producir. Una manera de dirigir,encauzar, guiar a los hombres, tomándolos colectiva e individualmente, deallí el título de la conferencia ya mencionada, durante toda su vida y en cadamomento de su existencia.

    Será este pastorado el que se diferenciará tanto de los procedimientosdirigidos a someter a los hombres a una ley o a un soberano, como de losmétodos de formación de los niños y jóvenes, o de los modos de persuasiónpuestos en marcha para convencer a los hombres. El pastorado cristiano, en tanto arte de gobernar a los hombres, no coincidirá ni con una política, ni conuna pedagogía, ni aún menos con la retórica.

    Foucault situará la emergencia del pastorado cristiano, como punto decristalización, en el origen de la gubernamentalidad que a fines del siglo XVI, y durante los siglos XVII y XVIII, marca el umbral del Estado. Dentro de estecampo de intervención, Foucault no se detendrá en el despliegue de una his- toria del pastorado cristiano, sino que situará su análisis en algunos rasgos queperfilaron su práctica y reflexión.

    El pastorado se presenta y cobra especificidad en relación a tres elemen- tos. El primero de ellos será la salvación. La pastoral cristiana se asigna comoobjetivo fundamental la salvación, tanto de los individuos como de la comuni-dad, permitiéndoles avanzar y progresar en el camino a ella9. Desde allí surgeel segundo elemento, la ley. El pastor deberá velar porque los individuos, las

    comunidades, observen los mandamientos, la voluntad de Dios para alcanzarla salvación. Sometimiento a la ley, que requiere el aceptar una verdad, profe-sándola. Tercer elemento, entonces, la relación con la verdad.

    Pero Foucault encontrará la singularidad del pastorado fuera de estos treselementos. Ese otro nivel, completamente ajeno a la persuasión, será la instanciade la “obediencia pura”. Dicha obediencia se presenta como un tipo de conductaunitaria, valorada en alto grado y cuya razón de ser radica en sí misma. Así larelación de la oveja con quien la dirige será una relación de dependencia integral:

    Por su parte, el cristianismo concibe la relación entre el pastor y sus ovejascomo una relación de dependencia individual y completa. Este es, seguramente,

    uno de los puntos en los que el pastorado cristiano diverge radicalmente delpensamiento griego. Si un griego tenía que obedecer lo hacía porque era la leyo la voluntad de la ciudad. Si surgía el caso de que obedeciera a la voluntad dealgún particular (médico, orador o pedagogo), era porque esta persona había

    9 Aquí aparece uno de los puntos de intersección y diferenciación entre el poder político y el poderpastoral. El primero actuando en el seno del Estado y el segundo con su función de cuidado permanentede todos y cada uno. De allí que Foucault entienda que la problemática del “Estado Providencia”, seconstituye como una de las reapariciones que requieren el delicado ajuste entre el poder político, ejer-cido sobre los sujetos civiles y el poder pastoral, que guía a los individuos. Véase Foucault (1990: 111).

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    logrado persuadirlo racionalmente. Y esto con una finalidad estrictamente de- terminada; curarse, adquirir una competencia, llevar a cabo la mejor elección.

    En el cristianismo, el lazo con el pastor es un lazo individual, un lazo de

    sumisión personal. Su voluntad se cumple no por ser conforme a la ley, ni tampoco en la medida que se ajuste a ella, sino principalmente por ser suvoluntad. (Foucault, 1990: 113).

    De allí que el pastor, antes que como juez, pueda presentarse como unmédico, que debe atender a cada alma y su enfermedad respectiva, para lo cualdebe comprometerse, auscultando el alma de cada uno, extrayendo un saber.Relación de sometimiento no a un principio, orden o ley, sino a un individuo,dentro de la cual el dirigido acepta porque se trata de una relación individual.

    Esta obediencia sin fin no se dirige más que a alcanzar un “estado de obe-diencia”, es decir, que lo que persigue es mortificar la propia voluntad hasta

    que muera, “que no haya otra voluntad que la de no tenerla” (Foucault, 2006:211). Nos encontramos ante un poder individualizador, comprometido ente-ramente en el efecto de obediencia, y el cual no conduce a dominio alguno desí mismo ni de los otros. Se trata de conjurar el pathos, una voluntad que sedirige contra sí misma, en el mismo acto que renuncia a ella, no hay espaciopara la afirmación de voluntad singular alguna. Un modo de individualizaciónque, antes que pasar por la afirmación del yo, se dirige a su destrucción.

     A efectos de asegurar el conocimiento individual, el cristianismo se valió,apropiándose, de dos instrumentos provenientes del mundo helénico: elexamen de conciencia y la dirección de conciencia. Mediante la última seconstituía un lazo permanente. A través del examen de conciencia, lejos decultivar la conciencia de uno mismo, se posibilitaba la apertura completa haciael pastor, a fin de revelarle las profundidades del alma. Verdadera técnica depoder, individual, total, permanente y exhaustiva, de investigación y examende sí, será el elemento a través del cual se ejercerán el poder del pastor y laobediencia, asegurándose la obediencia integral.

    No será entonces la simple y sola imposición unilateral de una ley de verdadque los individuos deben reconocer, sino la producción misma de una verdadoculta, producción de interioridad en la cual el individuo se reconoce10 y a partirde la cual se subjetiva.

    10 Aún cuando Foucault, al finalizar la clase del 22 de febrero de 1978, sostiene que la individualización nose obtiene por una verdad reconocida, sino por la producción de una verdad interior, secreta y oculta,entendemos que el “efecto de interioridad”, requiere de un “falso reconocimiento”. Aún cuando el

     término alude al arsenal teórico del althusserismo y el lacanismo, nos referimos al efecto de retroversión  tal como está presentado en el grafo del deseo, la notación i (a) alude al registro imaginario, donde elindividuo se subjetiva, en la efectuación retroactiva de la interpelación, al reconocerse como ya presenteex ante la interpelación, esa interioridad extraída se presenta como el punto que otorga un mínimo deconsistencia ontológica. Sin duda que el lacanismo, se sitúa en la brecha abierta por la interpelación, ylos modos por los cuales los individuos se subjetivan en los mandatos. A partir de la intrusión traumáticadel Gran Otro ( Autre), propio del registro simbólico, el sujeto se sostiene de una imagen, lo que “soymás allá del mandato”, índice mismo de la captura, es decir, del effet de sujet.

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    Se delimitan, así, los modos de individualización específicos del pastoradocristiano. La individualización por identificación analítica. El individuo no se definepor su estatus sino por un delicado juego de descomposición en el que circulanla serie y el equilibrio de los méritos y deméritos. Asimismo, la individualizaciónno se define por la marcación de un lugar jerárquico del individuo, sino por suinscripción en una red de servidumbre general, donde la exclusión del egoísmo sepresenta como el rasgo nuclear. Será, entonces, una individualización por sujeción.Finalmente el individuo resulta subjetivado por la verdad oculta que de él se extrae.

    El pastorado se presenta como un preludio de la gubernamentalidad que sedesplegará desde el siglo XVI, y en particular, aparece como un capítulo central y decisivo en la genealogía del sujeto, en la trama misma de un sujeto recortadoa partir de una grilla de inteligibilidad analítica, sometido a redes continuas deobediencia y subjetivado por la extracción de una verdad.

    IV 

    Sin duda el análisis de las contraconductas desplegado por Foucault en la clasedel 1° de marzo de 1978, correspondiente al curso Seguridad, territorio, población,se encuentra surcado por una serie de señalamientos y pautas metodológicas, quesitúan el tránsito de una analítica del poder hacia el estudio de la gubernamentali-dad. Es claro que el capítulo de la gubernamentalidad excede la posibilidad de supresentación en estas páginas. Intentaremos realizar un abordaje lateral, enten-diendo que la serie de investigaciones abiertas a partir del curso 1978 se inscribeen una empresa mayor de indagación sobre la racionalidad política, y dentro deella, las modalidades de subjetivación presentan un aspecto fundamental.

    La idea de contraconducta que esboza Foucault, presenta uno de los aspectoscentrales del desplazamiento operado en los análisis de las técnicas de sujeción hacialas prácticas de subjetivación. Allí Foucault efectúa un comentario que se presentacomo una prolongación de la tesis enunciada en 1976 en La Voluntad de Saber11:

    (…) yo querría saber si a la singularidad histórica del pastorado no correspondióla especificidad de rechazos, rebeliones, resistencias de conducta. Y así comohubo formas de resistencia al poder en cuanto ejercía una soberanía política, yotras formas de resistencia o de rechazo, igualmente deliberadas y encauzadascontra él en cuanto ejercía una explotación económica, ¿no hubo formas deresistencia que se le opusieron en carácter de conducta? (Foucault, 2006: 225).

    Sin duda aquí encontramos esbozada una clara pauta para el análisis de lasrelaciones de poder que recibirá forma definitiva en el texto Le sujet et le pouvoir:

    Ese nuevo modo de investigación consiste en tomar como punto de partida lasformas de resistencia a los diferentes tipos de poder, o si se quiere, por utilizar

    11 Nos referimos a la por demás citada consigna que sostiene: “donde hay poder, hay resistencia”(Foucault, 2002: 125).

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    una metáfora, servirse de esta resistencia como de un catalizador químico quepermite evidenciar las relaciones de poder, ver dónde se inscriben, descubrir suspuntos de aplicación y los métodos de que se valen. Más que analizar el poderdesde el punto de vista de su racionalidad interna se trata de analizar las rela-

    ciones de poder a través del enfrentamiento de estrategias (Foucault, 1986: 29).

    El concepto de estrategia propuesto por Foucault permite situar los movi-mientos de contraconducta dentro un vasto campo de inteligibilidad donde elpoder pastoral actúa como “bisagra” de diferentes elementos, exteriores entre sí(las crisis económicas por un lado y los temas religiosos por el otro). De allí queel punto de vista de los análisis de las estructuras de poder permita su lecturano en términos de reflejo o transcripción, propio de las concepciones sobre laideología, sino de estrategias y tácticas. En la nota final a pie de página de la clasedel 1° de marzo de 1978 podemos leer una porción del manuscrito de Foucault:

    [Si insistí] en esos elementos tácticos que dieron formas precisas y recurrentesa las insumisiones pastorales, no fue en absoluto para sugerir que se trata deluchas internas, contradicciones endógenas, un poder pastoral que se devoraa sí mismo o tropieza en su funcionamiento con sus límites y barreras. Lo hicepara identificar ‘las entradas’: puntos a través de los cuales procesos, conflictos, transformaciones que quizá conciernan al estatus de las mujeres, el desarrollode la economía mercantil, la desconexión entre el desarrollo de la economíaurbana y la economía rural, la elevación o la desaparición de [la] renta feudal,el estatus de los asalariados urbanos, la extensión de la alfabetización, puntospor donde fenómenos como éstos pueden entrar al campo de ejercicio delpastorado, no para transcribirse, traducirse, reflejarse en él, sino para efectuardivisiones, valorizaciones, descalificaciones, rehabilitaciones, redistribucionesde todo tipo. […] En vez de decir: cada clase o grupo o fuerza social tienesu ideología que permite traducir en la teoría sus aspiraciones, aspiraciones eideología de las cuales se deducen reordenamientos institucionales que cor-responden a las ideologías y satisfarán las aspiraciones, habría que decir: toda transformación que modifica las relaciones de fuerza entre comunidades o grupos, todo conflicto que los enfrenta o los lleva a rivalizar, exige la utiliza-ción de tácticas que permiten modificar las relaciones de poder, así como lapuesta en juego de elementos teóricos que justifiquen moralmente o fundende manera racional esas tácticas” (Foucault, 2006: 261)12.

    12 Foucault desplegará su lógica de la estrategia, como crítica de la lógica dialéctica, al estudiar la “cues- tión” de la utilidad y la limitación del ejercicio del poder público en el marco del curso Nacimiento de labiopolítica. En la clase del 17 de enero de 1979 sostiene: “Digamos que es justamente ahí y en ese tipo deanálisis donde se hace valer, donde es menester hacer valer, bajo la pena de caer en el simplismo, una lógicaque no sea dialéctica. Pues la lógica dialéctica, ¿qué es? Y bien, es una lógica que hace intervenir términoscontradictorios en un elemento de lo homogéneo que promete su resolución en una unidad. La funciónde esa lógica de la estrategia es establecer las conexiones posibles entre términos dispares y que siguendispares. La lógica de la estrategia de la conexión de lo heterogéneo y no la lógica de homogeneización delo contradictorio” (Foucault, 2007: 62). Lógica sin Aufhebung, la lógica de la estrategia no recompondríalos intercambios de elementos bajo la forma de una unidad, lo que no impide la conexión, coexistencia

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    La profunda densidad histórico-política del entramado de tácticas y es- trategias, sitúa en sus pliegues la efectuación misma del sujeto. Sujeto en sudoble acepción, como subjectus, se encontrará dispuesto o sometido y comosubjectum se presentará como el soporte o sustrato de una identidad y una seriede propiedades. Esa doble valencia abre camino a la teorización foucaultianasobre las prácticas de subjetivación.

     Ahora bien, nuestro propósito es reunir la genealogía del sujeto junto ala ontología del presente, entonces, ¿por qué volver sobre el poder pastoral?

    En su texto de 1982, Foucault se proponía presentar las características queasumen las luchas contra el sometimiento, es decir, el modo en que los hombresson gobernados. La prevalencia de este tipo de luchas sobre la lucha contralos mecanismos de dominación y explotación encontraba en Foucault una ex-plicación: el Estado, nueva forma de poder político que se venía desarrollandode manera continua desde el siglo XVI y había integrado en su seno la técnica

    del pastorado. Poder globlalizante y totalizador, el Estado es una entidad quelejos de menospreciar a los individuos, los integra bajo una condición: que seasigne a esta individualidad una forma nueva y que se la someta a un conjuntode mecanismos específicos.

    Si la función de institucionalización eclesiástica ha desaparecido, esta no hahecho menos que extenderse y desarrollarse fuera de la institución eclesiástica.

    Se observa un tránsito de la salvación transmundana, a su búsqueda terrena,motivo ya esbozado en la nota 9 de este trabajo, en torno al “Estado Provi-dencia”. Aquí la salvación adquiere diversos sentidos: salud, bienestar en tantoacceso a recursos “suficientes”, seguridad, protección contra accidentes13. Así

    como se produce una multiplicación de los objetivos del poder pastoral, se ob-serva una diseminación de sus agentes (policía, familia, sociedades filantrópicas,empresas de servicios). Esto permite centrar el desarrollo del saber sobre elhombre en torno a dos ejes: uno cuantitativo, globalizante, concerniente a lapoblación, el otro analítico, referido al individuo.

    Nuevamente el eje poder-saber se presenta como grilla de inteligibilidaddel sujeto. Es la tríada sujeto-poder-saber la que debe someterse a estudio. Enefecto, Foucault sostiene que deben promoverse “nuevas formas de subjetividadque se enfrenten y opongan al tipo de individualidad que nos ha sido impuestadurante muchos siglos” (Foucault, 1986: 36). Esa subjetividad se dibuja comoresistencia no frente a esta o aquella institución de poder, grupo, clase o élite,

    sino a una técnica, a una racionalidad específica. De allí que lo que se poneen tela de juicio es una forma de circulación y funcionamiento del saber en su

    o unión. De allí que las relaciones de poder no comprenden un origen, o punto focal privilegiado, pero sireconocen estratos y jerarquías, disposiciones funcionales. Esa composición heterogénea no es otra quela que pone en juego el concepto de dispositivo, como red de relaciones entre elementos heterogéneos.De ahí que en el estudio del poder pastoral, pueden encontrarse los rastros de un dispositivo de poderque hace de la gubernamentalidad su racionalidad inmanente.13 Cabe resaltar aquí los governmentality studies, los estudios sobre la gestión de los riesgos sociales, queincluyen a autores como François Ewald y Robert Castel.

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    relación con el poder, es decir, un determinado régimen de saber.¿Cómo entender entonces la afirmación con que e1 filósofo francés cierra

    su conferencia de 1981, donde sostenía: “La liberación no puede venir másque del ataque, no a uno o a otro de estos efectos, sino a las raíces mismas dela racionalidad política” (Foucault, 1990: 140)?

    Sin duda, Foucault se encuentra lejos de una crítica de la razón a secas, a laque considera un absurdo que invoca como su contrario a la no razón (Foucault,1986). La crítica del pastorado constituye un capítulo, dentro del análisis de la gubernamentalidad, y es ella, como campo estratégico de relaciones de poder,como la racionalidad inmanente a diversos micropoderes (relación padre/hijo, individuo/poder público, población/medicina e higiene pública), la que essometida a crítica. Entonces, la racionalidad política que se ataca es la propiade la gubernamentalidad, tal como se reconoce en el tránsito de la razón deEstado hacia el liberalismo.

    Sin duda que la empresa foucaultiana ha buscado explícitamente apartarsedel psicoanálisis14, pero lejos de considerarse una posición definitiva, Foucaultpronunciará las siguientes palabras en el marco del seminario La hermenéuticadel sujeto:

    La idea de una posición de clase, de efecto de partido, la pertenencia a un grupo, la pertenencia a una escuela, la iniciación, la formación del analista,etcétera, nos remiten sin duda a las cuestiones de la condición de la forma-ción del sujeto para tener acceso a la verdad, pero se las piensa en términossociales, en términos de organización. No se las piensa en el filo históricode la existencia de la espiritualidad y sus exigencias. Y al mismo tiempo, por

    otra parte, el precio pagado por trasponer, reducir esas cuestiones “verdad y sujeto” a problemas de pertenencia (a un grupo, una escuela, un partido,una clase, etcétera) fue, desde luego, el olvido de las relaciones entre verdad y sujeto. Y me parece que todo el interés y la fuerza de los análisis de Lacanradican precisamente en esto: que él fue, creo, el único desde Freud quequiso volver a centrar la cuestión de psicoanálisis en el problema, justamente,de las relaciones entre sujeto y verdad” (Foucault, 2003: 43-44).

    El reencuentro con la orientación lacaniana se produce dentro del estudiode las prácticas de subjetivación emprendido por Foucault. Ahora bien, unalectura extendida coloca al sujeto del lado de su efectuación por los dispositivos

    de saber y poder, lectura que se procura basar en los argumentos presenta-dos, básicamente, en Vigilar y castigar. Una segunda lectura ubicaría al sujetocomo la tensión inmanente a las relaciones de saber y poder, es decir, uncompuesto de fuerzas, un campo recorrido por vectores que se dirigen tantoa la subjetivación como a la sujeción, y que pondría en juego la doble valencia

    14 Párrafos críticos que se reconocen en las intervenciones reunidas durante los cursos El Poder Psi-quiátrico, Los Anormales o la crítica al psicoanálisis como saber “totalizador” que despliega en Hay quedefender la sociedad.

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     ya referida. En este caso el sujeto se presentaría como punto de no coinci-dencia de las dos trayectorias, como un pliegue al interior de los dispositivos.Esta posición, a nuestro juicio, abre camino a la reunión de la genealogía delsujeto y la ontología del presente y, añadiremos, presenta aspectos por demássugerentes para trazar paralelos con la reflexión sobre el sujeto que alimentala orientación lacaniana en psicoanálisis.

      V 

    En sus análisis sobre tres figuras subjetivas, como son las histéricas, lassimuladoras y las poseídas, Foucault indagaba el vínculo sujeto-verdad, y lapuesta en juego de cierta singularidad irreductible15. La apuesta estaría dirigidaaquí a colocar un límite al pretendido monopolio del saber: “Es interesanteseñalar que la simuladora no asume una posición de lucha por obtener el saber,

    sino que se instituye, a través de su subjetividad contingente, como un límitea la monopolización del saber por parte de la psiquiatría. Así, las simuladorasno dejan de afirmar lo propio de su subjetividad, y a su vez afirman la tensiónconstitutiva de ésta; y aún más, sus propias prácticas, sus existencias, no dejande ser prácticas políticas que, además de constituir un antipoder, proponenaceptar aquello que está en juego cuando se habla de verdad y mentira, aceptarla tensión inmanente al saber” (Berezñak, 2007: 6). Mientras que en las poseí-das, la carne convulsionada será la manifestación de la resistencia a la regla dela confesión exhaustiva, del decirlo todo.

    No obstante ello y en directa relación con lo mencionado anteriormente,en su curso de 1976 la empresa genealógica se presentará como una tarea derescate de los saberes sometidos, imbuidos de historicidad, la cual hunde susraíces en el estudio de los discursos históricos como dispositivos de lucha. Laposibilidad de la acción frente al poder estará ligada a la puesta en juego de estossaberes; nuevamente Foucault hace circular una tensión propia a los saberesdonde comienza a dibujarse el sujeto.

    Si Foucault rescata la resistencia al poder vía la emergencia de ciertossaberes, será en el entendimiento de que ellos no apuestan a la producciónde una verdad del sujeto o un efecto de interioridad, como se despliega en laconfesión y en la dirección de conciencia, es decir, que no nos encontramosfrente a una indagación que busca descubrir el “quiénes somos” sino que se

    constituye como un rechazo16. Así la genealogía no busca ni deduce de la formade lo que somos lo que nos es imposible hacer o conocer, sino que extraerá

    15 Hago míos los argumentos esgrimidos por Fernando Berezñak en su trabajo: “El sujeto y el lugar desus prácticas”. Mi deuda para con él.16 No puedo dejar de recordar la fuerza de la sentencia que pronuncia Jean Paul Sartre desde el prefacioa Los condenados de la tierra: “no nos convertimos en lo que somos, sino mediante la negación intima yradical de lo que han hecho de nosotros”. El “quiénes somos” sigue suspendido de la condición mismade un rechazo sin cortapistas, en la radical heterogeneidad respecto de lo existente, en un desprecio“por lo que hay”.

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    de la contingencia que nos ha hecho ser lo que somos la posibilidad de ya noser, hacer o pensar lo que somos, pensamos o hacemos (Foucault, 1999c).Dentro de esa región se organiza la acción como afirmación o reivindicaciónde la independencia de los gobernados17.

    La ontología del presente, en tanto rescata al pensamiento como análisiscrítico del mundo en que vivimos, se presenta como la gran tarea filosófica,circunstancia que nos engloba a la vez a nosotros y a nuestro presente.

     VI

    La genealogía desentierra la densa capa de los saberes, puestos por deba-jo. Tarea que, antes que inspirada en la francmasonería de la erudición inútil(Foucault dixit), actúa el espesor mismo de la historicidad que nos constituyecomo sujetos, y en esa trama misma se alimenta un rechazo a lo existente. El

     vínculo saber-sujeto18, y la genealogía que le es propia, desplegarían y desem-polvarían saberes que abren paso a otras posiciones subjetivas que alimentaríanposibles modalidades de disposición y constitución subjetiva.

    Entendemos que la emergencia misma de un efecto de conocimiento no seagotaría en el simple rechazo. Es decir que la subjetivación, si bien se presentaen primer lugar como una operación de rechazo, no deja de estar alimenta-da por el interrogante: ¿quiénes somos? A nuestro entender Foucault no seencuentra alejado de la operación de subjetivación que Lacan dispuso como“pase” al interior del discurso del analista. El paciente no obtiene del analistasignificante alguno, el analista, en tanto mediador evanescente, se coloca másallá de la transferencia, encarnando una voz muda19. El saber que se obtieneno es un saber objetivo, sino plenamente subjetivado (S2), de allí que el sig-nificante (S1) no añade contenido positivo alguno, sino que nos encontramosfrente a un nuevo modo de disposición subjetiva frente al síntoma. De la mismamanera, y sin dejar atender a la especificidad propia de la clínica, el efecto deconocimiento no concentra su atención en la supuesta “novedad” del conte-

    17 Al estudiar el radicalismo utilitarista, Foucault entenderá que la libertad se concebirá menos comoel ejercicio de una serie de derechos fundamentales, que como la independencia de los gobernadosfrente a los gobernantes. No se trata, entonces, de una libertad concebida en términos de los derechosdel hombre, a partir del vínculo voluntad-ley. En este entendimiento Foucault situará la emergencia dela “cuestión de los derechos humanos” no tanto como una cuestión jurídica, sino que esta se presenta

     también en términos de “derechos de los gobernados”. Véase en particular su artículo de 1977, Va-t-onextrader Klaus Croissant? , donde el pensador desplegará el análisis de una forma de acción que no sedirige como un reclamo de derechos hacia el Estado, sino como la afirmación de una esfera irreductible,el precio que no están dispuestos a pagar los gobernados.18 Se nos hará notar que hemos hecho uso indistinto de los términos saber y verdad en su vínculo conel sujeto. Ambos términos reconocen un uso claramente diferenciado en la obra de autores como

     Jacques Lacan o Alain Badiou. En nuestro entendimiento, Foucault se vale de ellos para desplegar su“política de la verdad” dirigida a mostrar los efectos de saber y las luchas y enfrentamientos que losurcan. Véase Foucault (2006: 17).19 Es la propia aparición del objet petit a como agente. La notación propia del discurso del analista es lasiguiente: : a ________ $  S2 S1.

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    nido, ya que desde el punto de vista foucaultiano, la verdad estaría del lado desu efecto, antes que de la adaequatio rei et intellectus, y aquello que efectúa noes otra cosa que la posibilidad de una disposición subjetiva20.

    Pero como todo momento en la obra de Foucault, cabría rescatar el seña-lamiento extraído de su artículo póstumo: La vie: l’experience et la science. Allí,luego de colocarse en el linaje de pensadores como su maestro Canguilhem,contrapuesto a Sartre, Foucault arranca al sujeto del lado del cogito, a efectosde resituar el vínculo verdad-sujeto. El sujeto se encontrará, en su erranciasubjetiva misma, librado al error propio de la “vida”. Rescate, entonces, de la vida como “conjunto de funciones que resisten a la muerte”, según la sentenciade Bichat que lo cautivara en Nacimiento de la clínica. La verdad se encontraríanuevamente a resguardo del juego de correspondencias, y arrojada a la vida y su errancia. Así lo que se presentaría como tensión inmanente al poder, nosería tanto un saber objetivado, como la vida misma, en su insistencia errante21.

    20 De ninguna manera pueda presentarse este argumento como una supuesta “toma de conciencia”,supuesto que Foucault liga a las viejas concepciones sobre la ideología y la teleología. Como observara

     tempranamente en La arqueología del saber: “Hacer del análisis histórico el discurso del contenido y hacerde la conciencia humana el sujeto originario de todo devenir y de toda práctica son las dos caras de unsistema de pensamiento. El tiempo se concibe en él en términos de totalización y las revoluciones noson jamás en él otra cosa que tomas de conciencia”.21 Deleuze alcanza esta conclusión, que presenta en su común lectura de Spinoza, aristas más quesugerentes en la intervención de Pierre Macherey en ocasión del Coloquio Michel Foucault. VéaseMacherey (1999).

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    CONDUCIRSE  Y  SER  CONDUCIDO. ALGUNOS  APUNTES SOBRE LA ONTOLOGÍA DEL PRESENTE  Y  LA GENEALOGÍA DEL SUJETO...26 

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    espacios  nueva serie. Estudios de Biopolítica Nº 7 - tomo 2 - 2013: 27-52. ISSN 1669-8517

    La política sanitaria y educativa:discursos médico-pedagógicos

    que delimitaron la infancia ‘anormal’

     y su institucionalización en el contexto

    argentino (1880-1930)

    María Verónica CheliUNIVERSIDAD N ACIONAL DE L A  PLATA 

    R ESUMEN

    En este trabajo se toma el periodo de 1880-1930 para indagar las formas que asu-mieron ciertos saberes posibles, y cuáles fueron las matrices de comportamiento quesujetaron a la ‘infancia anormal’. Siguiendo a Foucault, la emergencia de las formasde subjetivación de la ‘anormalidad’ se produjo a través del discurso médico, cuyoobjetivo principal fue la medicalización de la población, y su foco de intervención,la natalidad y la morbilidad, las discapacidades biológicas y los efectos del ambiente.Este proceso formó parte de un nuevo poder, la biopolítica. Las políticas sanitarias yla consolidación del cuerpo médico escolar en Argentina acompañaron el proceso deconformación del Estado nacional. Aquellas políticas y estos expertos implementaronmecanismos de regulación y seguridad que originaron nuevas clasificaciones de lainfancia, conjuntamente con la creación de instituciones de control destinadas a lanormalización de la población infantil ‘débil’, ‘escrofulosa’ y ‘retrasada’.

    P ALABRAS CLAVE

    escolarización – infancia anormal – medicina – instituciones – normalización

     A BSTRACT

    In this paper we take the 1880-1930 period in order to investigate the forms thatcertain possible knowledge assumed, and which were the matrices of behavior that were asociated to the term “abnormal childhood”. According to Foucault, the ariseof subjectivitiy forms of “abnormality” was produced through the medical discourse,having as primary aim the medicalization of population and its areas of intervention,birthrate and mortality, the biological disabilities and the effects of the environment.This process had part in a new power called biopolitics. Sanitary policies and the con-solidation of school medical corps in Argentina accompanied the formation process

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    of the national State. Those policies and these experts implemented regulationand safety mechanisms that originated new classifications of childhood, together with the creation of control institutions intended for the normalization of “weak”,“scrofulous”, and “mentally handicapped” children population.

    K EY   WORDS

    schoolarization – abnormal childhood – medicine – institutions – normalization

    Introducción

    El presente artículo intenta realizar un recorrido histórico (1880-1930) conla intención de indagar en el concepto de infancia como categoría sociohistó-rica y de explorar el contexto en el cual se inscribió la infancia ‘anormal’ enla Argentina, en estrecha vinculación con la conformación del Estado nacionalbajo los influjos del liberalismo y el positivismo. Enfocado de esta manera mepropuse, en primer lugar, revisar y explorar ciertos saberes expertos, sobre todo el médico, acompañado del saber biológico, psicológico y pedagógicoque fueron produciendo ciertas formas de subjetivación a través de prácticassociales como el proceso de escolarización en tanto forma de regulación social.En términos de Foucault, el proceso de sujeción y exclusión se da a través deprácticas discursivas que conforman una regulación normativa. Éstas dieron porresultado la división de los niños entre ‘normales’ y ‘anormales’. Foucault nos

    ayuda a reflexionar cómo la norma está atravesada por la historia; justamentese trata de explicitar esta relación entre norma e historia, y de ver cómo ciertasprácticas sociales se convirtieron en prácticas de coacción ligada a una moralburguesa. Me interesa, en particular, analizar las nociones subyacentes a lanorma, de peligrosidad atribuidas al ‘otro’, como transgresor del orden social.

    En sintonía con la regulación normativa, el discurso médico basado en lahigiene pública, se expandió para controlar las enfermedades endémicas, lasperturbaciones, los elementos aleatorios, los desvíos de la población con laimplementación de estrategias de previsión de los desórdenes, a través delpoder de normalización y las prácticas ortopédicas de corrección de los sujetos

    considerados peligrosos. En esta dirección, Foucault (1976) señala, un despla-zamiento del poder disciplinario del cuerpo al poder de seguridad a través dela bio-regulación del Estado cuyo foco fue la población.

    El paradigma médico caracterizó a los sujetos sociales excluidos comosujetos ‘anormales’, ‘degenerados’, ‘inadaptables’, como producto de unasenfermedades sociales o como expresión de deficiencias provenientes de laraza o la cultura. El comportamiento desviado se presentaba como problemade adaptación al medio y, como tal, se consideraba al sujeto como un organismoenfermo ubicado en un grado menor en la escala evolutiva. Por el contrario, el

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    individuo que se adaptaba al medio, por ejemplo a la escuela, era consideradoun organismo superior y sano.

    Este trabajo se conforma de cinco apartados: en el primero se explora la

    política sanitaria, en vinculación con los problemas de gobierno. En el segundo,se indaga cómo el control médico se expandió al terreno educativo y contribuyóa la clasificación de los niños ‘débiles’ y ‘escrofulosos’ e intervino en el diseñoinstitucional para la regulación y corrección de los desvíos de estos niños enlas colonias de vacaciones y en las escuelas del aire libre. En el tercero se ex-plora cómo el saber pedagógico se fusionó con el saber médico en el diseñode alternativas pedagógicas para los niños ‘retrasados pedagógicos’ y los ‘falsosanormales’ dando surgimiento a las clases diferenciales. En el cuarto se rastreael desplazamiento del saber médico por el saber de la psicología experimental,junto a la configuración de los cursos de perfeccionamiento de los docentes enel área de la educación diferenciada. En el quinto se plantean las dificultadesdel Cuerpo Médico Escolar y su reorganización a través de la incorporaciónde la visitadora de higiene escolar y las campañas de divulgación de educaciónsanitaria. Por último, y a modo de reflexión final el trabajo señala la vinculaciónentre los saberes y las formas institucionales desde las posturas hegemónicasde la clase dirigente y las políticas sanitaria y educativa destinadas a la infancia‘anormal’ en este período. Se observó que se sustentaron en la medicina socialpara el control poblacional de las infancias en el orden social, cultural y educa- tivo, y en el diseño de intervenciones públicas con la creación de institucionesdestinadas a la medicalización del sector más pequeño de la población. Si bienpareciera que estos proyectos pretendieron atenuar las diferencias socialesexistentes no se preguntaron por las causas de dichas diferencias sociales.

    La política sanitaria nacional

    Durante el siglo XIX los avances más significativos en cuestión en sanidaden Buenos Aires fueron, sin lugar a dudas, las importantes obras de salubridadurbana llevadas a cabo por el Estado, influenciado por la medicina social1. Bue-nos Aires fue afectada por grandes epidemias que aniquilaron su población. Elcólera, la fiebre amarilla y la peste bubónica fueron las principales enfermedades

    ‘exóticas’, producto de la inmigración, el intercambio comercial y las condicio-nes de vida de los sectores pobres. La viruela, la difteria y la escarlatina eran

    1 La medicina social puso a la higiene y a la profilaxis como metas inherentes a este modelo médico. Lanoción de higiene estaba asociada al mejoramiento de las condiciones ambientales, para evitar o minimizarla aparición de enfermedades o anomalías en la sociedad, en cambio la noción de profilaxis aludía a lasintervenciones que buscaban a través de medios selectivos desterrar los elementos perniciosos para lasociedad futura (eugenesia). Para esto fue necesario hacer un diagnóstico precoz junto a la necesidadde intervenir sobre las costumbres de la sociedad. De esta manera quedó vinculada la medicina a laorganización del Estado.

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    las enfermedades endémicas más frecuentes que afectaban principalmente lapoblación infantil. Dentro de las enfermedades crónicas la tuberculosis tuvoun impacto social importante, no solo por la cantidad de muertes, sino por la gran cantidad de enfermos crónicos con incapacidad que dejó. La experienciade la epidemia de fiebre amarilla ocurrida en 1871 puso en evidencia el estadodeplorable de las condiciones higiénicas en las cuales vivían los 177.787 habitan- tes de la ciudad de Buenos Aires. Fallecieron 13.206 individuos según el censopoblacional nacional de 1869 impulsado por Guillermo Rawson, uno de lospioneros del movimiento higienista de Buenos Aires. Siendo ministro del Interiordurante la presidencia de Bartolomé Mitre, manifestó en un discurso de 1891:

    Todos, familias e individuos, los que podían hacerlo, abandonaron la ciudadbuscando un refugio contra la muerte que se les presentaba a la vista. Entre tanto el flagelo se extendía con rapidez; y, a medida que se extendía, ganaba en

    intensidad… La epidemia había dominado toda la ciudad. Sus estragos fueronespantosos; 106,5 de cada 1.000 habitantes murieron ese año, incluyendo enla población, como 60.000 personas que se salvaron huyendo a los distritosrurales. Semejante mortalidad estaba más allá de toda suposición: uno de cadanueve habitantes es una proporción que no tiene precedentes en los paísescivilizados en el siglo XIX; ni es posible describir los sentimientos de angustia y de terror que se apoderaron de los que sobrevivieron.2

    En 1880 cuando la ciudad de Buenos Aires es designada capital de la Repú-blica y pasa a ser sede de todo el aparato administrativo, legislativo y judicialdel Estado, las condiciones sanitarias de la población eran muy precarias, razón

    por la cual se crea el Departamento Nacional de Higiene, cuyo decreto regla-mentario del 30 de diciembre de 1880 estableció:

     Art.4: Tener bajo su jurisdicción y superintendencia todos los servicios decarácter médico o sanitario de la Administración y proveer a su mantenimiento y reforma. Art. 7: Inspeccionar la vacuna y fomentar su propagación en toda la República,en el Ejército y en la Armada. Art. 10: Hacer indicaciones a la Municipalidad sobre las faltas de higiene públicaque se observen en la ciudad o en los establecimientos de su dependencia. Art. 12: Aconsejar a la autoridad los medios de mejorar la higiene públicaen la Capital, y las medidas profilácticas contra las enfermedades exóticas,endémicas, epidémicas o transmisibles.

    En el panorama social del período de 1880 a 1930 la clase dirigente proyectóla creación de la nación con el optimismo moderno de civilización, sin embargopronto se vio amenazado por fuerzas disolventes. Buenos Aires sufre trans-

    2 Martinez, A. Escritos y discursos del Doctor Guillermo Rawson. Tomo primero. Buenos Aires, CompañíaSudamericana de Billetes de Banco, 1891. p. 90.

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    formaciones, especialmente en el espacio urbano, al recibir un alto porcentajede inmigración europea a causa de la primera guerra mundial; posteriormentese sumarán las inmigraciones internas. Se convirtió en una ciudad conventillo,babel de razas y lenguas, espacio surcado por la fenomenología de la pobreza(Vezzeti, 1985: 191).

    En este contexto la medicina fue protagonista al diseñar propuestas insti- tucionales para encauzar los fenómenos sociales, apoyada en la criminología yel derecho penal, en la normalización de la población, en la salud pública y enel dispositivo psiquiátrico. La medicina tuvo una doble articulación, en tantomodelo interpretativo de la realidad y en tanto dispositivo configurador deprácticas institucionalizadas dirigidas a la población que dieron surgimiento auna nueva relación entre el Estado y los sectores de la población considera-dos en riesgo. En esta articulación se generó un conocimiento que legitimó laimplementación de sucesivas intervenciones institucionales desde el Estado y

    como problemas de gobierno.3El paradigma de la medicina positivista4, siguiendo a Puiggrós (1990: 118) fue

    la matriz de análisis político y social que caracterizó a los sujetos que ascendían y ampliaban sus demandas como producto de una enfermedad social o biencomo expresiones de deficiencias provenientes de la raza, la cultura o la socie-dad originaria. El éxito de este modelo de interpretación social e intervenciónestatal se fundó en su capacidad para operar políticamente bajo el mandato dela neutralidad y la objetividad científica; es decir, para operar una despolitizaciónde la conflictividad social emergente en el periodo.

    La consecuencia fue la selección artificial paralela a la derivación de las

    desigualdades humanas, mientras que el liberalismo podía seguir apelandoal igualitarismo de base teórica para integrarse a las nacientes democracias.La permanente interacción entre intereses de la burguesía y ambigüedadesideológicas del liberalismo fue encauzada a través de formas hegemónicas deejercicio de poder a las que la eugenesia aportó un refuerzo a la racionalidadcientífica. (Miranda y Vallejo 2005: 13).

    De las políticas sanitarias al control médico escolar

    La conformación del sistema educativo moderno y su proceso de escola-rización supuso procesos de normalización y disciplinamiento. Como señala

    3 En relación al tema de gobierno surge una nueva noción, la del biopoder, la cual gira alrededor dela idea de la guerra de razas, y su conversión en el racismo de estado, que a través de los dispositivosdisciplinarios van a defender la sociedad dando surgimiento a las estrategias de la biopolítica como unanueva tecnología de poder, diferente de los mecanismos disciplinarios. Su objeto es la población, da sur-

     gimiento al dispositivo de seguridad en el liberalismo como racionalidad gubernamental. Foucault (1976).4 La escuela positivista se basa en los diagnósticos del tipo criminal de Lombroso que formuló un pro-nóstico de la peligrosidad y sugirió tratamientos que desplazan el castigo y la pena por la prevención delsujeto delincuente mediante medidas de seguridad en pos de la defensa social

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    Foucault, la biopolítica es la presencia de los aparatos del estado en la vidade la población, a través de la disciplina y la regulación mediante mecanismosde poder, entendido como un conjunto de estrategias y tácticas mediante las

    cuales los individuos construyen sus experiencias subjetivas y asumen identidaddentro del campo social.En el caso de la educación el conocimiento científico se destinó a prácticas

    sanitarias de intervención racional en problemáticas sociales e individualesque podían afectar el proceso de modernización de la sociedad y del Estadoargentino, prácticas que contribuyeran a modelar y organizar la poblaciónpara que participaran en la construcción de la nación. El higienismo formóparte de los discursos del progreso y la civilización en vinculación con unapolítica de construcción del Estado ‘desde arriba’. La medicina ligada alEstado dirigía sus intervenciones especialmente a la marginalidad social,la degeneración y la anormalidad infantil. Este pensamiento positivista se

    apoyó en los modelos de la bilogía y la sociología. La profilaxis se orientó aidentificar a los alienados a través de diagnósticos precoces y segregarlospara impedir su reproducción.

    La primera experiencia de control médico en las escuelas de Buenos Airescomenzó en 1881 tras la creación del Consejo Nacional de Educación. Segúnconsta en actas de la VII sesión del CNE, llevada a cabo el 4 de marzo de 1881,se dividió a Buenos Aires en ocho secciones, cada una de ellas supervisada poruna comisión escolar siendo don Bernabé Demaría presidente y el doctor EmilioConi vicepresidente. Este último fue una figura destacada de la medicina socialargentina, discípulo de Guillermo Rawson, había conocido los servicios sanitarios

    de Bruselas en 1879 e, inspirado por las ideas del higienista Janssens, organizóel servicio de inspección higiénica y médica escolar en la sección Catedral Sud y San Telmo. Fue la primera experiencia en Buenos Aires.

    En actas de la sesión del CNE del 20 de marzo de 1881, El Dr. Coni solicitó10.000 pesos para poner en práctica el proyecto. Así comenzaron las inspec-ciones en los primeros días del mes de abril del año 1881. Las quince escuelasde la sección segunda bajo su dependencia eran visitadas una vez por semana.En sus informes quedó en evidencia la necesidad de aulas y edificios escolaresque respondieran a las normas de higiene, luz, ventilación, calefacción, etc. yestablecería la gimnasia higiénica en lugar de la acrobática.

    La Ley de Educación Común de la Provincia de Buenos Aires de 1875 y losideales del Congreso Pedagógico de 1882 fueron Los antecedentes de la leyde Educación Común de 1884. Al aprobar el Congreso el proyecto de Ley, seorganizó y divulgó la educación primaria en el país, obligatoria, gratuita, gradual.La ley establecía en su artículo primero: “La escuela primaria tiene por únicoobjetivo favorecer y dirigir simultáneamente el desarrollo moral, intelectual yfísico de todo niño de seis a catorce años”. Brindada conforme a los preceptosde la higiene, procuró el bienestar íntegro de la población infantil, subrayandola importancia de las prescripciones de higiene tanto en los métodos y tiempos

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    de enseñanza como en la construcción de los edificios y mobiliarios escolares.De este modo comenzó a regir la obligatoriedad de la inspección médica ehigiénica de las escuelas, al igual que la vacunación y revacunación de quienes

    asistían a ellas.Este proceso de institucionalización de la medicina escolar tuvo un nuevoescalón con la creación del Cuerpo Médico Escolar. Bajo la presidencia deBenjamín Zorrilla y asesorado por Eduardo Wilde, ministro de Justicia, Cultoe Instrucción Pública, se resolvió en 1886 la creación del Cuerpo Médico Es-colar al producirse una epidemia de cólera que generó un alto porcentaje deinasistencia escolar. En febrero del mismo año, el CNE nombró como médicosescolares a los doctores Carlos Villar y Diógenes Urquiza, que comenzaron acumplir sus funciones el 1° de marzo.

    En la sesión del 6 de mayo de 1886, el CNE aprobó el reglamento provisorio

    enviado por el cuerpo médico compuesto de tres capítulos. Los dos primerosartículos del capítulo 1 señalan que:

    1° Los médicos escolares tendrán intervención en todas las cuestiones quese relacionen con la higiene de las escuelas.

    2° Los médicos escolares deberán informar colectivamente en las cuestionesque se relacionen con la higiene general de las escuelas. Lo hará cada uno deellos aisladamente cuando se trate de casos particulares

    El capítulo 2 hace referencia a las disposiciones particulares a través de 10artículos algunos de ellos fueron:

    3° Vigilar la distribución de los niños según la capacidad de cada salón.

    4° Proceder a la vacunación de los niños que no lo estén o la de los que a sujuicio lo necesiten.

    8° Presentar cada tres meses un informe al CNE, indicando las observaciones y medidas que su ejercicio les sugiere.

    El capítulo 3 hace referencia a los directores de escuelas con 4 artículos. Amodo de ejemplo:

    2º No deben admitir en sus escuelas niño alguno que no presente certificado

    de vacunación con el visto bueno del médico vespertino3º Deben dar cuenta inmediata al médico de su distrito y al CE respectivosiempre que tengan entre sus alumnos alguno que esté atacado de enferme-dad contagiosa o que sepan que en su domicilio existen enfermos en esascondiciones

    4º Deberán dar cuenta en las primeras veinticuatro horas al médico de sudistrito, siempre que tengan enfermos en sus respectivos familiares a fin decertificar si la enfermedad es o no contagiosa.

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    Los infractores de esta última disposición sufrirán una multa de 30 nacionales y si se constatara que habían tenido conocimiento de que la enfermedad eracontagiosa serán inmediatamente separados de sus puestos5.

     A los dos años de la creación del Cuerpo Médico Escolar los resultados nofueron los esperados, debido a la falta de un trabajo organizado. Sus miembrospublicaron:

    Procurar que vivan muchos pequeños seres que desaparecerían, tal vez, porfalta de cuidados higiénicos, como flores tronchadas de sus tallos despiadada-mente por el mortífero viento del descuido, de la ignorancia o del abandono6.

    La percepción médica pronto advirtió que los problemas que debía aten-der respecto a la población escolar tendrían que ampliar sus funciones paralograr un ambiente higiénico en las escuelas, la extensión de la vacunación y

    la construcción de edificios en condiciones saludables. La tarea médica se fuecomplejizando cuando se extendió la noción de la degeneración racial7 queproponía modificar el ambiente negativo de los sectores populares para me-jorar el futuro de la población argentina, o sea, regenerar el cuerpo individualen beneficio del cuerpo social.

    Las intervenciones de la medicina social de la época destinada a la poblaciónescolar se fueron determinando por el incremento de niños en condicionesde desventajas psíquica, física y sociales que fracasaban en la escuela. Esasintervenciones desembocarían en un doble resultado, por una lado, la jerar-quización de la infancia que posibilitó la reproducción diferencial en dos grupos

    de niños: los considerados ‘normales’8

     (alumno, hijo de la familia burguesa) ylos que se desviaban de la normalidad, cuyas identidades eran definidas comoinferiores y subordinadas respecto a la identidad dominante (blanca europea,masculina) dando lugar a la clasificación de ‘niños débiles’, ‘escrofulosos’, ‘re- trasados pedagógicos’, ‘falsos anormales’. Por otra parte, como veremos, esteproceso clasificación dará lugar a la creación de nuevas instituciones, ya quese evidenciaba la necesaria separación de estos niños, para evitar el supuesto‘contagio’ o bien para favorecer ‘la regeneración’, a partir de la recuperación eninstituciones especiales, como fueron las colonias de vacaciones y las escuelas deniños débiles que pretendieron dis