biología molecular y celular

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ibmc Bienvenido al sitio web del Instituto de Biología Molecular y Celular FLUORESCENCIA APLICADA A PROTEÍNAS por José Antonio Poveda ¿Por qué es tan importante estudiar las proteínas? En el ámbito de las ciencias de la vida, conforme se ha desarrollado la instrumentación científica, se ha estudiado desde lo grande o macroscópico hasta lo más pequeño o microscópico; desde los organismos o estructuras pluricelulares como los órganos o tejidos, pasando por las células y los orgánulos subcelulares, hasta llegar a las macromoléculas que los componen, como las proteínas y los ácidos nucleicos (figura 1). El estudio de estas macromoléculas es un gran desafío científico, puesto que su tamaño es de pocos nanometros (nm, mil millonésima parte de un metro) y además se encuentran en entornos muy complejos con multitud de elementos interconectados como son las células. La comprensión de la estructura y función de las proteínas es uno de los grandes retos de la biología después de haber descifrado el genoma humano, puesto que estas macromoléculas son las que van a ejecutar a nivel molecular la información codificada en el genoma. Alcanzar este hito, además de permitirnos comprender a nivel molecular IBMC Buscar DIVULGACIÓN Actualidad y Debate Científico Conoce a nuestros investigadores Tesis Doctorales PUBLICACIONES NOVEDADES Inicio Investigación Plataformas Doctorado Personal Seminarios Divulgación Biochim Biophys Acta. 2013 Sep 11. Identification of voltage-gated K+ channel beta 2 (Kvbeta2) subunit as a novel interaction partner of the pain transducer Transient Receptor Potential Vanilloid 1 channel (TRPV1). Todos artículos novedosos IBMC.umh.es Sitio web del Instituto de Biología Molecular y Celular 03/02/2014 http://ibmc.umh.es/fluorescencia.asp 1 / 5

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ibmc Bienvenido al sitio web del Instituto de Biología Molecular y Celular

FLUORESCENCIA APLICADA A PROTEÍNAS por JoséAntonio Poveda

¿Por qué es tan importante estudiar las proteínas?

En el ámbito de las ciencias de la vida, conforme se ha desarrollado la instrumentación

científica, se ha estudiado desde lo grande o macroscópico hasta lo más pequeño o

microscópico; desde los organismos o estructuras pluricelulares como los órganos o

tejidos, pasando por las células y los orgánulos subcelulares, hasta llegar a las

macromoléculas que los componen, como las proteínas y los ácidos nucleicos (figura 1).

El estudio de estas macromoléculas es un gran desafío científico, puesto que su tamaño

es de pocos nanometros (nm, mil millonésima parte de un metro) y además se

encuentran en entornos muy complejos con multitud de elementos interconectados

como son las células.

La comprensión de la estructura y función de las proteínas es uno de los grandes retos de

la biología después de haber descifrado el genoma humano, puesto que estas

macromoléculas son las que van a ejecutar a nivel molecular la información codificada en

el genoma. Alcanzar este hito, además de permitirnos comprender a nivel molecular

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el genoma. Alcanzar este hito, además de permitirnos comprender a nivel molecular

cómo funcionan las células, es fundamental para descubrir nuevas dianas de interés

farmacológico, es decir, sitios a los que se unirán los fármacos para ejercer su función.

La fluorescencia y las proteínas.

Dentro de este campo de investigación, el uso de la fluorescencia se ha incrementado y

diversificado enormemente en las últimas décadas. Antes de entrar de lleno en las

aplicaciones, conviene entender lo que es la fluorescencia. Ciertas moléculas, llamadas

fluoróforos (como ejemplo ver figura 3), son capaces de absorber fotones de una cierta

longitud de onda, es decir, de un cierto color. Esta absorción, provoca que un electrón de

la molécula que está en su estado fundamental (S0), pase a un estado excitado de mayor

energía. Cuando dicho electrón vuelve al estado fundamental, esa pérdida de energía se

traduce en la emisión de un fotón de cierta longitud de onda (color), característico de

dicho fluoróforo (figura 2).

Si la fluorescencia es simplemente luz emitida por una molécula, ¿por qué es tan

útil para el estudio de las proteínas?

La fluorescencia es un proceso que ocurre en pocos nanosegundos (ns, mil millonésima

de segundo), rango de tiempo en el que ocurren muchos procesos a nivel molecular, y

por ello es sensible a los mismos. De esta manera, la fluorescencia aporta información

muy valiosa sobre estructura y dinámica a escala molecular del sistema que estemos

estudiando. Además de esto, el simple hecho de que una molécula emita luz de una

determinada longitud de onda, sólo si hacemos incidir sobre ella luz de otra determinada

longitud de onda, hace que sea una técnica que sirva para detectar, localizar e incluso

seguir la trayectoria de aquellas moléculas que presenten fluorescencia, con una alta

resolución espacial y temporal, incluso en entornos complejos como puede ser una célula.

El aminoácido triptófano

En el caso de las proteínas, estas macromoléculas están formadas por la unión en cadena

de muchos aminoácidos, que serían como los eslabones a partir de las que se construyen.

Esta cadena es capaz de plegarse en una estructura tridimensional o estado nativo,

fundamental para poder ejercer su función biológica. Algunos de estos aminoácidos son

en si mismos fluoróforos, como es el caso del triptófano, tirosina y fenilalanina. La

fluorescencia de las proteínas está generalmente dominada por la del triptófano (figura

3), que absorbe luz cerca de 280 nm y que emite luz cerca de los 340 nm, en la región del

ultravioleta. También hay algunas proteínas naturales que contienen otros fluoróforos

que no son aminoácidos. La más conocida es la “green fluorescent protein” o GFP

procedente de la medusa Aequorea victoria y que ha sido ampliamente utilizada para

unirla a otras proteínas y así conferirles fluorescencia en el rango del color verde. De esta

manera se ha podido estudiar su localización e interacciones a nivel celular. Otra

alternativa es modificar químicamente la proteína de interés con un fluoróforo sintético,

lo que nos permite elegir el sitio de la proteína donde ubicarlo y la longitud de onda que

Última actualización 03/02/2014

Próxima lectura de Tesis IBMC (31-Enero-

2014): Interacción de TRPV1 y GABARAP y

sus efectos en la dinámica del receptor.

Próximo seminario IBMC (14-Febrero-

2014): Modification of Carbon Nanoforms

under Non-Conventional Techniques:

Applications.

Lectura de Tesis en el IBMC (16-Enero-

2014): Identificación de marcadores de

respuesta y papel de la autofagia en la

resistencia al tratamiento con selumetinib

(AZD6244) en lineas celulares de carcinoma

colorrectal.

Seminarios IBMC (17-01-2014): Noble

metal nanoparticles (NPs) in nanomedicine:

preparation, sensing, imaging, labeling and

therapy.

Seminarios IBMC (04-12-2013): Modeling

Human Peripheral Sensory Neural

Development Using Pluripotent Stem Cells.

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usaremos para detectarlo. Eso es fundamental

cuando se trata de microscopía de fluorescencia,

sistemas no preparados para trabajar en la región del

ultravioleta, que es la región donde se ha de trabajar

con el triptófano. Como contrapartida, hemos de

comprobar que dicho fluoróforo, o la unión a GFP, no

modifique sustancialmente la estructura y función de

la proteína de interés.

En el caso de la fluorescencia del triptófano, se ha aprovechado su alta sensibilidad al

“ambiente químico” a su alrededor, para desarrollar multitud de metodologías con las

que obtener información sobre la estructura y dinámica de las proteínas que lo contienen.

¿Qué información se puede obtener de la fluorescencia de los triptófanos de las

proteínas?

Ciertas características fisicoquímicas del “ambiente” alrededor del triptófano condicionan

el espectro de emisión del mismo, entendiéndose por espectro el rango de longitudes de

onda donde la molécula emite fluorescencia. De esta forma, mediante la toma de este

espectro se puede tener una idea de la localización del triptófano y de cualquier cambio

en la estructura de la proteína que afecte a la zona donde se encuentra. Así, si un

triptófano se encuentra en la superficie de la proteína, expuesto a una disolución acuosa,

su espectro estará desplazado hacia mayores longitudes de onda. Sin embargo, en el caso

de que el triptófano esté en un entorno más resguardado del agua, su espectro estará

desplazado hacia menores longitudes de onda (figura 4). Esta es una propiedad que se ha

utilizado frecuentemente para el estudio del plegamiento y desplegamiento de proteínas,

puesto que la estructura de la proteína alrededor de los triptófanos cambia generalmente

mucho desde el estado plegado o nativo, donde este residuo suele tener un entorno más

resguardado en el interior de la proteína, al desplegado, donde suele estar totalmente

expuesto al entorno acuoso.

También se puede obtener información sobre la estructura proteica alrededor del

triptófano utilizando el “quenching” o apagamiento de fluorescencia, fenómeno por el

que un fluoróforo pierde fluorescencia por su interacción con pequeñas moléculas como

el oxígeno o la acrilamida, o iones pesados como el ioduro (I -). Evidentemente, si un

triptófano se encuentra en la superficie de una proteína, su fluorescencia será apagada

más fácilmente si le añadimos uno de estos compuestos, que si se encuentra en el interior

de la proteína.

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Otra propiedad que puede usarse a la hora de obtener información a nivel molecular de

proteínas, es la anisotropía de fluorescencia del triptófano. Este fenómeno depende de la

capacidad de rotación del fluoróforo durante el tiempo que está en el estado excitado.

Este parámetro nos da información, por un lado sobre el tamaño global de la proteína, y

por otro lado sobre la dinámica (capacidad para moverse) de la región de la proteína

donde se encuentra el triptófano. Estos datos son muy importantes y complementa a los

obtenidos por técnicas como la cristalografía de rayos X, que dan información de muy

alta resolución pero estática sobre la estructura de las proteínas. Además, también se

puede usar para cuantificar la interacción de la proteína de interés con otras proteínas o

macromoléculas, siempre y cuando el tamaño del complejo formado sea suficientemente

más grande que la proteína de interés (figura 5).

FRET, o “fluorescence resonance energy transfer” (transferencia de energía por

resonancia de fluorescencia), es otra propiedad de los fluoróforos que nos permite medir

distancias en el rango de los 150-600 nm, tamaño en el orden de magnitud del diámetro

de muchas proteínas. Por ello, se dice que el FRET es como una regla de medir a nivel

molecular. Para hacer uso de esta técnica, hace falta tener dos sondas fluorescentes, una

que hace de donador de fluorescencia y otra de aceptor. Básicamente, lo que ocurre es

que el donador de fluorescencia absorbe luz de una determinada longitud de onda y,

dependiendo de la distancia que tenga con el aceptor, en vez de emitir luz, le transfiere

esa energía al aceptor, que es el que en realidad emite luz a una longitud de onda

diferente al donador (figura 6). Si medimos esta luz emitida por el aceptor, tras una serie

de cálculos, podemos obtener la distancia entre ambos fluoróforos. Normalmente para

aplicar esta técnica se suele modificar las proteínas de interés con fluoróforos sintéticos

en aquellas posiciones de la proteína de las que queramos obtener la distancia que las

separa. Esto se puede hacer en distintas partes de una misma proteína, o bien, en

proteínas diferentes. Con esta técnica se han obtenido datos estructurales de proteínas y

también se ha podido cuantificar la asociación o co-localización de ciertas proteínas en

distintos compartimentos celulares.

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Por tanto, mediante el uso aislado de alguna de estas técnicas fluorescentes, o varias de

ellas, se pueden obtener datos muy valiosos sobre el tamaño de las proteínas, su

estructura terciaria y cuaternaria, cambios en la estructura de la proteína frente a

diferentes compuestos: agonistas, antagonistas, inhibidores, activadores, etc. También se

pueden obtener datos sobre la unión entre proteínas, unión de proteínas a membrana o a

ligandos, inhibidores, etc. Todos estos datos son muy valiosos a nivel de investigación

básica a la hora de comprender cuál es la estructura y dinámica de las proteínas, cómo

interaccionan entre ellas o con otros componentes celulares, y cómo es el proceso de

plegamiento de las mismas. La comprensión a nivel molecular de todos estos fenómenos

es esencial para el diseño racional de nuevas proteínas de interés médico o

biotecnológico, como por ejemplo proteínas con una estabilidad incrementada a fin de

ser usadas en bioreactores industriales a altas temperaturas. Esta información también es

imprescindible para encontrar nuevas dianas farmacológicas, a partir de las que diseñar

de manera racional nuevas drogas con las que combatir numerosas enfermedades

todavía hoy no tratables o para sustituir fármacos con efectos secundarios indeseados.

JOSE ANTONIO POVEDA LARROSA. Licenciado en Química por

la Universidad de Alicante, España, en 1995. Doctorado en

Ciencias, Instituto de Neurociencias, Universidad Miguel

Hernández, España, 2002. Desde 2008, Profesor Contratado

Doctor en el área de Química-Física del Departamento de

Agroquímica y Medio Ambiente de la Universidad Miguel

Hernández. Investigador del Instituto de Biología Molecular y

Celular desde 2001. Actividad científica principal: estudio de la

relación estructura-función en canales iónicos; efecto de los lípidos y otros moduladores.

Técnicas o especialidades: espectroscopía de fluorescencia en estado estacionario y

resuelta en el tiempo, incluyendo FRET, "quenching", anisotropía, etc.; microscopía

confocal de fluorescencia; purificación y reconstitución de proteínas de membrana;

producción de sistemas artificiales de membrana: bicapas planas en distintos soportes y

liposomas de todo tipo: GUVs, SUVs, LUVs, MLVs; electrofisiología: "patch-clamp".

Arriba

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