biografía de herberto sinagawa montoya

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    Despus De Todo Fue Muy Divertido

    Herberto Sinagawa Montoya

    Biografa Extractada

    De Sus Relatos y ConferenciasGrabadas Entre los Aos 1993 y 2003

    Por: Luis Antonio Garca S.

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    Despus De Todo, Fue muy Divertido

    HERBERTO SINAGAWA

    MONTOYA

    Biografa Extractada

    De Sus Relatos y Conferencias,

    Grabadas Entre los Aos 1993 y 2003

    Por: Luis Antonio Garca S.

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    Presentacin

    Muy encomiable la paciente y continua labor de Luis Antonio Garca S. que durante diezaos fue compilando grabadora en mano, las platicas y conferencias de don HerbertoSinagawa. Independientemente de esa labor compiladora, el trabajo de edicin y redaccin

    del material obtenido es sumamente agradable, ya que fue reconstruyendo como un granrompecabezas las etapas de la vida del cronista sinaloense y todo, sin alterar el estilonarrativo de don Herberto.

    En Sinaloa tenemos muchos cronistas que dedican su vida a registrar los hechos de laregin donde viven, todos tienen sus meritos y son queridos y apreciados en suscomunidades, sin embargo; don Herberto Sinagawa Montoya, es un cronista que ocupa unlugar especial en el corazn de los Sinaloenses. Durante muchos aos ha publicado en elmbito estatal sus escritos, y a deleitado a sus lectores con una prosa amena, interesante,

    evocadora de los tiempos pasados, con un estilo que gusta tanto a los adultos como a losjvenes.

    Don Herberto a publicado 8 libros de historia y 2 novelas, y durante ms de 30 aos adivulgado sus crnicas en peridicos y revistas sinaloenses. Ha sido galardonado variasveces con diferentes distinciones y reconocimientos. Como periodista recibi en tresocasiones el Premio Sinaloa de Periodismo, adems La Academia de Historia Regional deTexcoco del Estado de Mxico, le otorg la presea Tepuztlahcuiolli Ao 2000 . Su natalAngostura, le ha conferido varios reconocimientos, y recientemente recibi delAyuntamiento de Culiacn, el Premio Coltzin al Mrito 2003, y el gobierno del estado le

    otorg El Premio Sinaloa de las Artes 2003, que se concede a sinaloenses que se handestacado por sus aportaciones a la cultura. En la presente compilacin de ancdotas yrecuerdos de Don Herberto, queda plasmada su vida con ese estilo informal y ameno querefleja en la frase que dijo a Luis Antonio Garca S, compilador de sus memorias. A estaaltura de mi existencia, pienso que: Despus de todo, fue muy divertido!.

    Nicols Vidales Soto.

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    Introduccin

    Confieso que esta obra fue iniciada en forma totalmente casual. La comenc como algo personal,

    movido por la admiracin y respeto que le profeso a un hombre enamorado de su tierra, de su historia, de

    su gente, y que tiene el don de la palabra que cautiva con sus historias y ancdotas. Quien haya escuchado

    platicar a Don Herberto Sinagawa Montoya me dar la razn.

    Con el deseo de preservar sus charlas; desde 1993 comenc a grabar sus conversaciones, tanto en la

    intimidad de su hogar, como con los amigos, en la mtica cantina El Guayabo y en diversos foros a los

    cuales fue invitado a presentar libros o a impartir conferencias, como en la Escuela de Historia de la

    Universidad Autnoma de Sinaloa, o bien en el Casino de la Cultura, en la Direccin de Fomento Cultural

    (DIFOCUR). Lo segu a su natal Angostura cuando present uno de sus diez libros. Lo grab en la casita

    de la lectura en EDUCA 2001 y 2002, donde ofreci unas excelentes plticas patrocinado por La Crnica

    de Culiacn. Adems lo entrevist varias veces en el programa radial producido por el que esto escribe y

    transmitido semanalmente durante 1998 y 1999 por Radio Universidad.

    Me hubiera gustado poder haber asistido a todos los eventos en los cuales particip Don Herberto, y

    grabado los discursos de la presentacin de todos sus libros, sin embargo eso no fue posible. Presento

    aqu, en forma temtica y como un todo, las remembranzas del querido cronista de Culiacn, que aunquefueron recopiladas a lo largo de diez aos, forman su autobiografa en un solo discurso. Slo l nos puede

    trasladar con la magia de sus recuerdos a su niez en Angostura y al Culiacn de 1938 que le toc

    conocer y que magistralmente nos describe. Sus recuerdos se extienden a las ancdotas y semblanzas de

    personajes que hoy, como l, forman parte de la historia sinaloense.

    Su mensaje est cargado de aoranza y melancola de un Culiacn que se fue; pero al mismo tiempo

    nos inculca el deseo y la esperanza de rescatar, preservar y difundir los grandes valores que tiene esta

    hermosa tierra. Del anhelo personal de conservar su voz, naci el deseo de compartir con todas laspersonas, especialmente con los sinaloenses, las hermosas remembranzas autobiogrficas de Don Herberto

    Sinagawa Montoya.

    Luis Antonio Garca S.

    Autor de la compilacin

    Culiacn Rosales, Sinaloa. Octubre de 2003

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    Herberto Sinagawa Montoya

    CAPITULO I

    Primero que nada quiero agradecerles su atencin, sean tolerantes, no sean muy exigentes por favor,

    soy un hombre comn y corriente, olvdense del erudito, olvdense del sabiondo, olvdense del solemne.

    Soy tan slo un desbalagado que ha tratado de reconstruir esos pedazos desperdigados de la Historia

    Sinaloense. Soy fundamentalmente un hombre de palabra escrita, y a lo largo de una vida bastante larga,

    he encontrado en las salas de redaccin de los peridicos, el aliento adecuado para ir pensando sobre

    muchas cosas relevantes que han sucedido y que van a seguir sucediendo en esta tierra tan hermosa; tan

    martirizada por la calumnia y a la que le debemos todo lo que somos.

    Mi Niez en Angostura

    Yo nac un 26 de Enero de 1930, en un rancho que se llama la Unin, a dos kilmetros de Angostura.

    Era un rancho de ordea; mis padres fueron: Yosinori Sinagawa, originario de Tokio, Japn. Mi madre se

    llam Francisca Montoya Ureta, originaria de la Unin. Fuimos seis hermanos, Efrn, Minor, Jorge, Irma,

    Jaime y el mayor que fui yo. Mi abuelo era originario de Chumpulihuiste, uno de los asentamientos

    indgenas de Angostura, donde hay muchos Mayos. recuerdo que en mi niez conviv muchsimas veces

    con compaeros Mayos, mis grandes amigos eran Mayos, porque haba muchos, y todava hay numerosos

    Indgenas en Angostura.

    Mi primer ao lo curs en una escuelita de una sola aula que no tenia puertas ni ventanas, no haba

    pizarrn, no haba en que sentarse, entonces nosotros llevbamos cajones de jabn para poder recibir las

    primeras enseanzas de aquella maestra admirable. La abuela haca cuadernos con el papel de estraza, que

    era muy popular en los abarrotes y en los chumilcos*(1) de los chinos de aquella poca. Era el papel ms

    corriente, la abuela lo coca y eran nuestros cuadernos de trabajo, la mochila era hecha con mezclilla. As

    fue como yo estuve en El Cachorn y luego en El bano el primer y segundo ao de primaria.

    Prefiero contarles esta niez tan pobretona para que ustedes me empiecen a entender un poco ms.

    Mi niez estaba abarrotada por las huertas de los mangos, no haba placer mayor que ir a robar

    mangos en Guamchil; que irse de pinta por los callejones, Interminables callejones!, interminables!, los

    vuelvo a recorrer ahora y me doy cuenta de aquel tiempo feliz en la dimensin de los callejones. Eran

    unos callejones donde ramoneaba el ganado, donde ramoneaban las cabras, donde los burros viejos sin

    dueo que haban sido lanzados al callejn como ltimo recurso, se juntaban parados debajo de un

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    guamchil. Esa era la niez rural de un nio que estaba aprendiendo las primeras letras en medio del

    verano donde crecan las sandias.

    Mis abuelos maternos eran campesinos, mi abuelo Toms Montoya, El Machi Montoya nacido en

    Chumpulihuiste, abri a hacha y machete una pequea porcin de tierra que era su parcela, de seis

    hectreas. A esta altura de mi vida invoco frecuentemente la memoria de mi abuelo y me pregunto en

    forma angustiada, Cmo le haca este buen hombre, para mantener una familia a un nivel, no de

    prosperidad absoluta, pero s de comodidad con su pequea parcela? No me lo puedo explicar hasta este

    momento!

    Apelo frecuentemente al ejemplo de mi abuelo para hacer comparaciones, dicen por ah que las

    comparaciones son odiosas, y es cierto, pero en la figura patriarcal de mi abuelo Toms Montoya, El

    machi Montoya, encuentro el ingrediente inevitable del Angosturense. El Angosturense, un hombre

    productivo, un hombre siempre abierto a todas las corrientes de la cultura y de la historia, son figuras queme vuelven a la memoria con demasiada frecuencia.

    Vuelven en cascada los recuerdos de mi niez por ejemplo: Mi abuela Tomaza Ureta de Montoya,

    nativa de Las Coloradas, Mayo pura; ordeaba sus vaquitas y me deca: -Mi hijito, vete a vender la

    leche a Angostura.-me colocaba dos morrales de ixtle en la cabeza de la silla de una vieja mula paciente,

    pero muy resistente y trabajadora. Yo iba a Angostura a vender la leche, pero resulta que nunca pude

    vender un slo litro, una sola botella tapada con un olote. regresaba con la leche sin vender. Deca ella -

    que te paso?, por qu no vendiste la leche?

    Yo no le poda explicar a mi queridsima abuela Mayo que era yo tan tmido! pero tan tmido, que no

    me atreva a andar ofreciendo la leche por las calles polvorientas en el verano Angosturense, o llenas de

    lodo o llenas de agua en las avenidas del ro Mocorito. Mi abuela repeta las preguntas -Pero qu te

    pasa?, Por qu no has podido vender una sola botella de leche?... Pues no abuela, No puedo!, entonces

    ella pasaba en una cubeta aquellas botellas de leche; las tapaba con un trozo de manta, y yo ya sabia el

    sortilegio que iba a dar curso mi queridsima abuela con sus recetas ancestrales de cmo hacer la cuajada,

    de cmo hacer el suero salado y de cmo hacer el requesn y de cmo hacer el queso.

    Seguramente mis grandes habilidades como vendedor callejero, se volvieron a reeditar cuando mi

    abuela hacia pan. Una de las ocupaciones habituales de las grandes matronas es hacer pan. Ancestralmente

    desde tiempo muy remoto, las mujeres Angosturenses tienen mucho, pero mucho podero para hacer pan.

    Con sus propias manos construan sus hornos que eran alimentados con buena lea de palo brasil. Pues

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    de quebrar las calabazas a la vaca en el patio, de sacar agua de la noria, de escarbar la huerta, de ensillar la

    mula.

    Y hablando de ensillar, -(otra vez el recuerdo inmortal de mi abuelo El machi Montoya de

    Chumpulihuiste)- Recuerdo que cuando mi abuelo se reuna con sus amigos de parranda les peda una

    gracia. La gracia que peda era que lo encaramaran a la mula, y ya estando arriba, le soltaban la rienda y el

    animalito comenzaba a caminar; llegaba a nuestra casa en La Unin, y empezaba a golpear a la puerta del

    cerco. Mi abuela deca. -Ah viene el tata, branle!- y ah vamos todos los nietos, con muchas

    dificultades abramos la puerta del cerco, pero ms dificultad tenamos cuando queramos bajar al abuelo

    de la mula, porque el abuelo meda uno setenta y ocho de estatura y pesaba de ochenta a noventa kilos.

    Pues aquellos enanos! siempre que leo esa novela maravillosa de Gulliver, me acuerdo de los

    esfuerzos que hacamos todos los nietos para bajar al abuelo de la mula- nos juntbamos todos para

    sacarle los pies del estribo, despus lo bamos ladeando poco a poco, -(porque vena en una total

    embriaguez- lo bamos ladeando, reforzbamos los ejrcitos a medida que lo bamos inclinando hasta que

    convocbamos a todas las fuerzas habidas y por haber en este mundo cristiano y nos arremolinbamos en

    torno a nuestro abuelo, para dejarlo caer con la mayor ternura, con la mayor delicadeza, en el suelo. Era

    tanta la embriaguez del abuelo que no se daba cuenta de aquella maniobra extraordinaria de los

    liliputienses, de aquellos enanos esforzados en guardar la integridad fsica del abuelo sumido en los

    vaivenes y las alegras del alcohol, el alcohol de mulita que produca una vinatera de Buenaventura Casal

    Don Buenaventura Casal

    Segn las leyendas, don Buenaventura Casal se present o apareci mejor dicho, como una especie de

    fantasma, en compaa de un perro negro, por el rumbo de la Cinega, entre Guamchil y Mocorito, a un

    lado del ro Mocorito; a m no me gusta apellidar al ri como Evora, porque he ledo la historia de

    Sebastin de Evora,*(2)no merece que le lleve un ro queridsimo de los Sinaloenses como lo es el ro

    Mocorito.

    Don Buenaventura Casal, en La Cinega levant un emporio, lo levant no por un sortilegio, ni por

    un espejismo de la llanura sinaloense, (que es una especie de remedo, una anticipacin del desierto deSonora), lo erigi con su imaginacin, su visin, su dinamismo, y sobre todo por su espritu anticipador

    de la poca. Don Buenaventura como buen cataln, era un hombre recio, incansable, con un espritu

    dominante, que a veces caa en la brutalidad. Este hombre a mediados del siglo diecinueve, levant en esta

    parte de Sinaloa el emporio ms grande de toda esta regin nortea.

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    Don Buenaventura Casal, no solo erigi una explotacin agrcola ejemplar, sino que convirti a

    La Cinega en una especie de mesn, de posta en las diligencias de lamos a Guadalajara. Tena tanto

    olfato para los negocios que ah estableci una vinatera. Eran tiempos

    en que los sinaloenses beban mezcal, porque la cerveza la comenzaron a embotellar los alemanes en

    Mazatln a principios del siglo XX.

    Pues don Buenaventura tuvo el tino de montar una vinatera que le acrecent en forma escandalosa su

    fortuna hasta convertir La Cinega de Casal, en una especie de institucin bancaria que se permiti

    habilitar a todos los agricultores de la regin costera de Sinaloa. Mantena un trfico vigoroso con los

    mineros de Durango y de Chihuahua, y l les compraba toda la produccin de oro y plata y tambin de

    una manera u otra los habilitaba para sus explotaciones. Don Buenaventura Casal, cre una de las grandes

    fortunas de Sinaloa, equiparable a la fortuna que levantaron los alemanes de la Casa Melchers en

    Mazatln.

    Pero; Que fue lo que pas con la inmensa riqueza de don Buenaventura?, as como en las novelas de

    Garca Mrquez, aquella inmensa riqueza se esfum por un vendaval, por un cicln, por un aire maligno

    incontrolado. Don Buenaventura Casal, de repente se sinti acorralado por no se qu demonio, pero fue

    declinando con el paso de los aos. En 1938 dos de los hijos de don Buenaventura. Alfonso y

    Buenaventura, que haban estudiado en la Universidad Nacional de Mxico, -(uno de ellos excelente

    abogado, periodista y editorialista de El Universal)- fueron asesinados en forma violenta, en una

    gasolinera en 1938 por Aurelio Delgado.

    Aurelio Delgado estaba casado con una Casal. Pleitos de familia! esos pleitos espantosos!

    Terribles! Pleitos de familia que dividen y que provocan en el individuo el odio ms acendrado, el odio

    ms irreconciliable que se pueda uno imaginar. El odio en la familia Casal, fue el que precipit la

    desgracia ms grande en la familia de don Buenaventura!

    As en mis recuerdos, estos recuerdos que me asaltan con ms frecuencia en lo ms alto de mi vida,

    me impresiona el detallaso que tuvo don Buenaventura, para trazar la famosa brecha carrera. Mis amigos

    Angosturenses saben perfectamente de que estoy hablando. La dicha carrera, fue una brecha que abri don

    Buenaventura para sacar toda la produccin regional del palo de Brasil y del garbanzo. Erigi a Playa

    Colorada, como una puerta natural de salida de la inmensa produccin de palo de brasil.

    Se preguntarn ustedes para qu diablos comerciaban el palo de brasil? Don Buenaventura encontr

    que en las fbricas de textiles de Manchester en Inglaterra, de Burdeos en Francia, de Marsella en Espaa,

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    y de muchas ciudades europeas, utilizaban el palo de brasil como una especie de tinta para dar color a las

    telas y casimires. Pero don Buenaventura ya entrado en el campo especfico de la leyenda termin

    esfumndose como un fantasma en la historia de Sinaloa, no sabemos cuando y donde muri, ojal y los

    jvenes historiadores profundicen en la vida de este personaje. *(3)

    Las dificultades de los Angosturenses

    En platicas con mis amigos Angosturenses como lo son el Dr. Pedro Lpez Camacho, y el Lic. Jos

    Antonio Lpez Snchez, sacbamos a colacin con mucha frecuencia el espritu de trabajo del

    Angosturense. Un Angosturense templado en las labores de la pesca, un Angosturense templado en el

    trabajo de la tierra.

    Tambin nos acordbamos de aquellas migraciones tan naturales que haca el Angosturense para ir a

    trabajar a La Otra Banda, cuando en Angostura arreciaba el hambre, cuando ya se haban acabado las

    guayabas, cuando ya se haban acabado las pitahayas, cuando ya no quedaba ningn fruto en las huertas.El Angosturense volva la vista a La Otra Banda. Pero Qu era La Otra Banda? Era el territorio

    inhspito de la Baja California, donde una compaa francesa haba montado una fbrica, una mina para

    explotar el metal del cobre. Esa compaa, la Compaa Boleo, fue famossima, porque resolvi los

    problemas angustiosos de manutencin de muchas, pero muchas familias Angosturenses.

    Santa Rosala se convirti pues, en un atractivo para los Angosturenses que puestos en aprietos por el

    hambre, se iban a trabajar en la compaa de Boleo. Entonces yo les digo a mis queridos amigos, que las

    minas lbregas de aquella compaa francesa de Santa Rosala, tambin sirvieron de fragua para templar

    el espritu productivo de los Angosturenses. En Enero de 1949,*(4) llovi durante muchos das, llovi y

    llovi, se inundaron las casas. No eran como las de hoy, eran casas indgenas de terrado. Entonces las

    construcciones con el peso de esa lluvia inclemente, empezaron a caerse, y todas las familias de Angostura

    se vieron en la penosa situacin de hallarse de repente, a cielo abierto.

    En plena noche tenan que dormir al raz como deca mi abuelo, es decir sin techo, porque se haban

    cado las casas. Eso fue en el cuarenta y nueve. Llovi demasiado, como en cien aos de soledad, y los

    Angosturenses sin embargo, echando mano de su fuerza, recobraron vigor y reconstruyeron Angostura.

    Los canales se echaron a perder, sin embargo el espritu esforzado de los Angosturenses, reconstruy la

    red de canales y puso en produccin sus tierras garbanceras

    El Lic. Jos Lpez Snchez*(5) nos relata que un viejo agricultor de Angostura, Cayetano Gaxiola,

    tena la fama de ser uno de los mejores agricultores de Angostura pero resulta que Cayetano Gaxiola, lleg

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    a tener ciento cuatro hectreas repartidas en diferentes parches a los que l explotaba en forma ejemplar.

    Era una especie de esas colchas que hacan nuestras abuelas con los retazos que les sobraban.

    Don Cayetano meta sus yuntas de bueyes, sus tiros, en esa pequea porcin de terreno, y de ah

    movilizaba todo su equipo a otra parcela y explotaba as ciento cuatro hectreas. En la historia se comenta

    de los grandes hacendados de Sinaloa, pero resulta que los grandes hacendados de Angostura, no eran del

    tipo feudal que leemos en los libros de texto o en las grandes novelas. No eran esos monstruos que se

    pintan por ah. Eran hombres de carne y hueso, extremadamente sencillos extremadamente solidarios con

    las congojas de su pueblo.

    De esta pasta extraordinaria de hombres, Angostura se dio el lujo de exportar Agricultores, como

    ahora se da el lujo de exportar un excelente camarn. Como se da el lujo de exportar un excelente tomate

    y un excelente trigo. Angostura export agricultores, y ellos fueron excelentes maestros de los agricultores

    del Valle de Culiacn. Voy a referirme al ejemplo siempre enaltecedor, siempre digno de recordacin deDon Emilio Gastelm, verdadero patriarca de los agricultores del Valle de Culiacn; Don Emilio, aquel

    hombre tan sencillo, doblado por las tareas inclementes de toda una larga vida entregada a un trabajo

    febril que era producir las tierras. Don Emilio Gastelm, nunca busc el oropel, nunca pidi que las

    campanas del templo de Angostura doblaran en su honor. Tambin vale la pena recordar a Don Juan

    Angulo, ejemplar, sencillo, modesto, nunca busco la gloria. Sin embargo Don Juan Angulo, fue el que

    rehabilit el cultivo del garbanzo cuando empez a degradarse por la extrema decadencia de la semilla

    original trada de Espaa.

    Alhuey fue una cuna del verdadero sindicalismo sinaloense. Ese sindicalismo nacido de la mente de

    dos hombres sencillos tambin, como Cipriano Obeso Camargo, como don Juan Angulo. Entonces me

    pregunto De qu pasta est hecho el Angosturense? Pues yo mismo me contesto, Esta hecho de la pasta

    de los verdaderos grandes dioses de la tierra! Porque son dioses de la tierra aquellos que le sacan el jugo,

    no para obtener una riqueza desorbitada, desmesurada! sino simplemente para sacarle el provecho

    suficiente, el jugo suficiente para alimentar una familia.

    En Alhuey se escribi una de las pginas ms hermosas de la Historia Sinaloense, Fue uno de los

    grandes asentamientos Mayos de Sinaloa. Aqu se cre una inmensa cultura, una cultura amamantada en

    la vigorosa corriente de la raz indgena en el sustento Mayo. Pues es uno de los blasones de Angostura,

    pero igualmente de Alhuey salieron los tres primeros grandes lderes ejidales y obreros.

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    Mucha gente me ha preguntado De donde diablos le naci a Cipriano Obeso Camargo*(6) esas ideas

    rojillas que acaba de adquirir?... Pues yo creo que Cipriano en su juventud tuvo que emigrar para aplacar

    los furores del estmago, a Santa Rosala. Muchos de los trabajadores explotados por los franceses le

    dieron material para ir eslabonando una ideologa del sufrimiento y de la explotacin humana.

    Despus de que Cipriano aplac los ardores de su estmago, enfil a los Mochis, y ah se dio cuenta

    tambin cmo era la explotacin atroz del caero en la United Sugar de Benjamn Francis Jhonsthon.*(7)

    No vamos a entrar en honduras, no vamos a criticar, ni vamos a emitir juicios diciendo que clase de

    hombre era Jonsthon. Simplemente era un industrial que quera sacarle el mayor provecho a la United

    Sugar. Estas dos enseanzas, lo que Cipriano vio en la compaa de South Boleo de Santa Rosala,

    explotada por los franceses y lo que vio en la United Sugar de los Mochis, sustentaron a Cipriano para

    enarbolar una bandera socialista, que es uno de los grandes timbres de su vida provechosa.

    Como coment Marco Antonio Berrelleza*(8) en una pltica que sostuvimos, Angostura hatenido El mejor reparto de la tierra! Ese reparto permiti la creacin de una sociedad de productores

    Angosturenses que dispuso de dinero suficiente para mandar a sus hijos a estudiar en la Universidad de la

    ciudad de Mxico, como mand a Pedro Lpez Camacho y a Jos Luis Flix Lpez para que estudiaran en

    el Politcnico.

    La Fascinacin por el Ferrocarril

    Hacer un viaje en tren desde Guamchil a Culiacn era una autntica proeza, exista entonces el South

    Pacific, que es conocido por nuestro pueblo como el Sud pacifico o El Sud Paciencias. Aquel

    ferrocarrilito mgico digno de una novela de Garca Mrquez, era un ferrocarril fantasma que se apareca

    donde menos esperaba uno. En aquel tiempo, en mi niez ingenua cuyos pasatiempos eran eternos en las

    ramas de un frondoso macapule, el ferrocarril nos impona un gran respeto. Porque era una maquina

    colosal que echaba lumbre, gas y que espolvoreaba una mezcla de aceite con polvo, que constitua una

    especie de azufre, de los dominios de Satans.

    Yo viv embrujado toda mi niez con una conseja de un primo mo llamado Daniel Acosta Montoya.

    Me ilusion cuando en las largas tertulias de los nios me dijo: El que se ensea a manejar un tren se lo

    regalan.Yo le dije, Pero Cmo es posible que me pudieran regalar un tren, Si no lo sabia manejar? -

    Pues primo, te tienes que ensear a manejar un tren! - .

    Yo haca viajes desde El bano en Angostura hasta Guamchil, y me pasaba horas enteras

    observando las maniobras del operador. A mi me admiraban muchsimo los movimientos del maquinista y

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    se los aprend al dedillo con la esperanza de ser dueo por fin de un ferrocarril. Naturalmente que aquello

    constitua para m, una especie de magia, ver aquel hombre portentoso, vestido de mezclilla con una

    cachucha tambin de mezclilla, accionando una serie de palancas, y yo que no me perda ningn

    movimiento para poder aprender los secretos de cmo manejar una locomotora y consecuentemente, Un

    tren!.

    Cuando yo abord en Guamchil, el famoso tren Sud Pacifico, pues naturalmente que eso constituy

    otra aventura para m. Una aventura inolvidable! porque el viaje de un poco ms de cien kilmetros, de

    Guamchil a Culiacn, el tren lo recorra en unas tres a cuatro horas, porque se vena deteniendo en las

    estaciones donde se reabasteca de agua y de lea. Yo recuerdo perfectamente, las estaciones donde se

    detena aquel tren portentoso, pero eran unas estaciones sombras, abandonadas, donde no haba ningn

    tipo de movimiento, mas que el que proporcionaba aquella mquina escandalosa, movida a vapor. Aquel

    viaje de tres horas de Guamchil a Culiacn fue inolvidable para m.

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    CAPITULO II

    La Llegada a Culiacn

    He podido rescatar algunas estampas de aquella poca y est muy presente mi llegada a Culiacn. La

    estacin de Culiacn no se diferenciaba mucho de la de Guamchil, era rstica, con un patio enorme de

    maniobras, para cargar y descargar el famoso Express del tren. Naturalmente que cuando qued, en aquelpatio desolado, no saba que rumbo tomar porque nadie me haba ido a esperar, como lo haban prometido.

    Entonces yo agarre mi bolsita de cartn amarrada con un mecate de ixtle, y tom el rumbo del entonces

    Boulevard Dos de Abril (actual Blvd. Francisco I. Madero).

    El Boulevard Dos de Abril era la entrada natural de los que viajaban por tren. En el andn de la

    estacin haba un solo automvil. Puedo asegurar sin temor a equivocarme, que era un Ford 1926 o 1928.

    Alrededor de aqul automovilito, haba una gran cantidad de araas. La araa era el medio de transporte

    natural de aquella poca, era como ustedes se podrn imaginar, un pequeo carrito de dos ruedas, movidas

    por un caballo; decir caballo, es un verdadero alarde de elegancia, en realidad se trataba de un jamelgo.

    Un caballo flaco, por las extenuantes jornadas a que lo someta el araero. En mis recursos no caba la

    posibilidad de alquilar una de las araas, me acuerdo perfectamente, que despus averig que una de las

    araas de la estacin del ferrocarril, al mercado Garmendia cobraba Un peso y veinte centavos! Yo no

    tena el $1.20 y tuve que caminar por todo el boulevard dos de Abril, (Actual Blvd. Fco. I. Madero)

    buscando la calle Coln numero veintisis

    Camin por las calles de la ciudad, me llam mucho la atencin las calles ordenaditas, con sus casa

    ordenaditas una tras otra, como cuando se juntan los nios los lunes para rendirle homenaje a la bandera

    nacional. Yo no haba visto eso, en los ranchos, como ustedes se imaginarn, las casas estn en tropel,

    desperdigadas, con grandes corrales, con grandes patios, con grandes reas para descansar, Aqu me llam

    mucho la atencin las casas pegadas unas con otras. Despus al paso de los aos me di cuenta el porqu

    estn construidas unas despus de las otras, pues era simplemente para abrigarse, para protegerse las

    familias unas a las otras en los continuos levantamientos indgenas de la poca virreinal, y despus de las

    continuas entradas y salidas de las hordas revolucionarias.

    Entonces este abigarramiento urbano de Culiacn tiene esas explicaciones. El temor. Que hacia que

    las familias se protegieran y se dieran ayuda unas a las otras, en caso de apuro. En ese entonces los

    terrenos de las casas eran muy grandes, pero al fondo estaba un patio con un jardn. Generalmente en la

    parte de atrs estaba un corral donde se daba a comer al ganado y a las dems bestias, porque no hay una

    duda de que el culiacanense de aquella poca tena una gran raigambre rural; no se despegaba todava de

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    su condicin de ranchero y muchas de sus costumbres rancheras las traslad a una ciudad muy pequea,

    que naturalmente, con el advenimiento de aquellas familias, tanto de la costa como de la sierra de Topia,

    de Canelas, de Durango, empez a ser un rancho grande.

    La Familia del Dr. Tazuco Sato

    Cuando llegu a la calle Coln y localic la casa numero veintisis

    empec recobrar mucha de la confianza en m mismo, porque all me tope por primera vez con caras

    conocidas. Eran los amigables rostros de una familia de un japons que se llam Tazuco Sato, que al Igual

    que el Dr. Matzumoto y el Dr. Baba, eran personajes de Angostura y los tres ejercan la medicina con un

    singular sentido social, porque eran mdicos muy generosos que no detenan su ciencia por cuestiones de

    dinero, ni nada parecido. Entonces, cuando llegu a la casa de Sato, los hijos del doctor -que me conocan-

    me atendieron muy bien, y ellos se encargaron de acomodarme en un catre, cerca del patio en un pequeo

    corredor, luego me llevaron a conocer la ciudad.

    Todas esas imgenes de mi niez me han servido muchsimo para ir creando un gusto sobre mi vida,

    ese gusto es el amor que yo le tengo a esta tierra. Tal vez por la fractura de mi sangre japonesa, tal vez eso

    me orilla un poco ms a compensar esta accidentada personalidad ma con un amor tremendo por esta

    tierra. Vuelvo a repetir, para m, recin llegado de La Unin, aquel ranchito pegadito a Angostura, llegar a

    la capital del estado de Sinaloa, llegar a una ciudad, pues fue como llegar a otro mundo.

    Las Viejas Calles de Culiacn

    Los hijos de Sato, Jos Ramn, Jess Reinaldo, Ricardo y Oscar, en parvada como chanates, *(9)me

    sirvieron de guas para ir conociendo la ciudad; y el primer punto que ellos me mostraron, fue,

    naturalmente Catedral. Catedral es la imagen fija, es una fotografa en sepia que no se modifica, que no

    sufre cambios, Catedral sigue siendo igual ahora que en el recuerdo.

    Culiacn era un casero apretujado en torno a la iglesia, tal pareca que la ciudad se protega de una

    manera imaginaria escudndose en Catedral. La Catedral era como una gallina con sus polluelos.

    Alrededor se desparramaba aquel casero gris, y chaparro.

    Catedral, naturalmente, me caus una grata impresin por la altura del edificio y por otras

    caractersticas, pero fundamentalmente por un altar que pareca un lente de algn monstruo que atraa las

    miradas de todos con su variedad de ornamentacin. Despus de Catedral los muchachos Sato me llevaron

    a la plazuela Obregn. En ella anduvimos por aqu, por all; conocimos sus portales que ahora conocen

    ustedes a travs de las fotografas.

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    Eran en realidad unos portales que en cierta parte, olan muy mal; olan a orn, porque en aquella

    ciudad semi abandonada, los portales en ciertas horas del da y no digo de la noche permanecan

    totalmente solitarios. Entonces muchos de aquellos portales, tan alabados por los poetas, por los escritores,

    eran en realidad sitios donde alguna gente, muy poco, amorosa a su ciudad, cumpla con unas

    necesidades fsicas que no se podan posponer.

    Todo me causaba una inmensa curiosidad y al mismo tiempo una enorme zozobra porque ya en

    1938, circulaban no menos de diez a doce automviles por las calles polvorientas de la ciudad. Estas

    calles, Las Viejas Calles de Culiacn del Lic. Francisco Verdugo Flquez*(10) no conocan el asfalto,

    fue tiempo despus cuando ya se empezaron a baar las calles de tierra con el famoso asfalto, y el aspecto

    de la ciudad empez a mejorar notablemente.

    El Colegio Civil Rosales

    Despus en el breve y rapidsimo recorrido, fuimos al santuario y a la plazuela Rosales. Conoc el viejo

    edificio del Colegio Civil Rosales, (En ese entonces se llamaba Universidad Socialista del Noroeste) y

    naturalmente me caus tambien una muy grata impresin porque era la institucin de la ms alta cultura.

    En los corredores se observaban unos cuantos muchachos, muy bien vestidos por cierto. Naturalmente que

    me senta incomodo porque observaba que los muchachos vestan siguiendo la moda, en una forma muy

    diferente a la ma. Yo vesta unos pantalones de mezclilla, y una camisa de popelina que me haba hecho

    mi abuela, y calzaba unos huaraches trenzados.

    Cuando les pregunte a los Sato, Qu era ese edificio? Me dijeron que era la Universidad de Sinaloa, les

    volv a preguntar, Y por qu esos muchachos estn con los brazos sobre el enrejado del corredor? Pues

    esos muchachos estn esperando la hora para entrar a clases. Ahora en mis recuerdos, la Universidad me

    impresiona por aquella desolacin. Puedo asegurar que no eran ms de treinta o cuarenta muchachos los

    que estaban en los corredores de la Universidad, y los que andaban de aqu para all en la plazuela

    Rosales. Conoc tambin la Casa de Caedo, y a un lado de la casa estaba en construccin una escuela que

    iba a ser, la escuela ms importante en el Culiacn de aquel tiempo. Era el Centro Escolar lvaro Obregnque empez a construir el Coronel Alfredo Delgado, siendo Gobernador del Estado.

    El Tacuarinero

    De aquel sitio tomamos por el rumbo de la estacin del viejo ferrocarrilito regional llamado Ferrocarril

    Occidental de Mxico, que pintorescamente la gente describa como El Tacuarinero. Ya sabemos por

    qu razones*(11) la gente motejaba en forma despectiva al ferrocarril de los ingleses que iba a iniciar su

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    movan a la gente, como era Catedral, y como era el mercado Garmendia, aparte de las dos estaciones, la

    del Tacuarinero y la del Ferrocarril Sud Pacifico de Mxico.

    He dicho por ah, que las mayores diversiones de los culiacanenses de aquel tiempo, era ver pasar el

    tren y ver las casas de dos pisos, porque en Culiacn se podan contar con los dedos de la mano derecha

    las casa que tenan dos pisos. Qu es lo primero que uno hace al ver una ciudad?, pues deslumbrarse con

    sus grandes edificios. Para m constituy un verdadero espectculo ver casas de dos pisos, me caus una

    inmensa sorpresa ver dos casas de dos pisos en el Culiacn de 1938. Una de las primeras casas que tuvo

    dos pisos era la de don Guillermo Btiz. A mi me inscribieron en la Escuela Benito Jurez, donde hoy esta

    Almacenes Zaragoza (esquina de las calles Buelna y Rub).

    Pero resulta que en mi terrible desvaro de nio sin proteccin, me perd!. Entonces la casa de Don

    Guillermo Btiz, una casa modestsima, de dos pisos, me sirvi de punto de referencia y as fui a dar con

    el hogar de la familia Sato, que me acoga en forma hospitalaria en un despliegue de generosidad, porquele cobraban a mi padre diez y ocho pesos al mes por comida y por otros servicios.

    Los Sinaloensesyel Politcnico

    Tal vez para los jvenes el nombre de don Guillermo Btiz no signifique nada. Y tal vez para gente de

    ms edad le diga algo. El nombre de don Guillermo Btiz Paredes para m, dice mucho, porque aquel

    hombre admirable, era un ranchero de por all del rumbo de Sataya que se convirti por azahares de la

    poltica, en director de la Escuela Prevocacional numero 23. l era hermano de don Juan de Dios Btiz

    Paredes hombre fuerte del Culiacn de aquel tiempo.

    Y cosa curiosa aquel ranchero, con una gracia, con una fuerza de carcter fuera de lo comn, fue

    moldeando a una primera generacin de Sinaloenses de la que todos nos sentimos extraordinariamente

    orgullosos en este momento. Podemos decir sin temor a equivocarnos que de aquella Prevocacional sali

    la primera tanda de Sinaloenses fuera de lo comn. Tal vez algunos de ustedes conozcan el recado que le

    envi don Guillermo Btiz a su hermano don Juan de Dios Btiz que si me lo permiten les dir que era un

    verdadero Sinaloense que amaba entraablemente a los jvenes. l fue uno de los grandes soldados de

    Buelna, pero no era el soldado con la canana del 30-30 terciada en la espalda, sino que era un soldado que

    pensaba.

    Mucho del ideario de Rafael Buelna tiene algo que ver con don Juan de Dios Btiz Paredes. Cuando

    don Guillermo le mand aquel recado: Ah te mando esta bola de burros para ver si t los puedes

    amansar haba en aquel mensaje una gran esperanza porque fuera de aquel mensaje abrupto, brutal, de

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    don Guillermo, estaba el mensaje de su ternura para aquel grupito pequeo de muchachos sinaloenses que

    iban a Mxico, a tratar de educarse cuando el cardenismo les estaba abriendo las puertas de la primera

    escuela tcnica que se fund, que fue el Instituto Politcnico Nacional, en el que tuvo mucho que ver don

    Juan de Dios Btiz.

    Para ir a Mxico desde Culiacn, pues era evidentemente una proeza mucho mayor que venir de

    Angostura a Culiacn. En los peridicos era muy comn que gente muy renombrada de Culiacn,

    publicara que iba en viaje de negocios a la ciudad de Mxico como una noticia fuera de lo comn, porque

    haba que abordar el tren Sud Pacifico y hacer un tiempo bastante largo para llegar a Guadalajara; de

    Guadalajara transbordar para agarrar un tren de los Ferrocarriles Nacionales de Mxico.

    En tiempos aun ms antiguos, aquella aventura era evidentemente mucho ms difcil y mas

    arriesgada, porque cuando se tena que ir a Mxico, tenan que embarcarse en el buquecito del Capitn

    Arano en Altata, de ah a Mazatln, y de Mazatln, tomar otro buquecito de cabotaje para llegar hastaManzanillo y ah tomar el tren rumbo a la ciudad de Mxico. Cuando yo presenci las salidas de aquel

    grupo que mandaba don Guillermo Btiz a la ciudad de Mxico. (Les cuento esto como uno de los

    recuerdos ms enternecedores de mi niez). Era enternecedor ver aquellas escenas familiares.

    Las madres llorando a moco tendido, los padres con pauelos empapados, los hermanos igual, todos

    destruidos moralmente por una ausencia que para ellos les pareca que iba a ser definitiva y, No fue

    definitiva! Aquellos muchachos fueron a la ciudad de Mxico y se embarcaron en aprender diversas ramas

    de las ciencias y de la tecnologa. Porque se dio el caso de que Juan de Dios Btiz convenci al Gral.

    Crdenas de que el Instituto Politcnico no debera de ser una mera fbrica de tcnicos o especialistas en

    alguna rama de la industria, sino que tambin debera darle cabida a la primera escuela de medicina rural

    que se fund en el pas.

    Naturalmente que aquella escuela rural de medicina tena el propsito de llevar al campo la ciencia

    de los mdicos mexicanos para que, de alguna manera u otra, auxiliaran a familias de campesinos que

    estaban inmersos en la pobreza ms atroz que se pueda imaginar. Desde entonces se formaron muchos

    Sinaloenses que hoy son mdicos, ingenieros elctricos, industriales, mecnicos etc. etc., y podemos

    decir que quienes tocamos el tema de la cultura, fue el Politcnico la Institucin que mayores

    aportaciones hizo a la cultura Sinaloense, porque no solamente salieron ingenieros sino que tambin

    salieron mdicos y tcnicos que de una manera u otra regresaron a su solar nativo y trataron de abrirles las

    puertas a una cultura que era una extraa en aquel tiempo.

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    La Cultura en el Culiacn de los Aos Cuarentas

    En el Culiacn de los aos cuarentas, no se hablaba de cultura. Apenas habamos superado el umbral

    rural, eran familias transplantadas de un rancho, de un pueblo o de un mineral en decadencia. As se

    aposentaron nuestras familias y su primera actividad fue la de hacer producir la tierra. Somos un pueblo

    de excelentes agricultores! A partir de los aos cuarentas, aquellas familias se enfrascaron en una

    saludable lucha para ver quien produca ms en el campo. Fue de esta manera como Sinaloa pudo llegar aostentar el primer lugar en la produccin de hortalizas. Creo que el primero en garbanzo, el segundo y

    tercero en frjol, en maz, en trigo, en sorgo, En tantos otros frutos que da la tierra! Pero esos primeros,

    segundos y terceros lugares, no son mero accidente, sino son una lucha empecinada del pueblo sinaloense

    para agarrarse una civilizacin sustentada en la plantacin adecuada y honorable de la tierra.

    En el Culiacn de los aos cuarentas, prcticamente nadie hablaba de cultura. Eran escasas las gentes

    que lean libros y se podan contar tambin con los dedos de la mano derecha, aquellos que lean un libro

    en francs, Que los haba! Naturalmente que los haba! Como el Dr. Benjamn Salmn, como el Lic.

    Verdugo Flquez y otros ms. Recordemos que los profesionistas del siglo diecinueve y principios del

    veinte estudiaban sus libros de texto en francs o en ingls, y era obligatorio estudiar races griegas y

    latinas.

    Pero la cultura vena siendo una actividad reducida a crculos selectos. En los salones de aquella

    poca, se reuna ese grupo para hablar de los poetas franceses, porque la cultura y la arquitectura francesa,

    siempre han estado presentes -para bien- en nuestro pas. La cultura francesa se aposent en Sinaloa

    principalmente en los reales de minas que fueron a mediados del siglo diecinueve, verdaderos centros

    donde se produca cultura, ms cultura incluso que en las zonas de los valles sinaloenses. Si hacemos una

    pequea reflexin encontraremos que la gran levadura de la cultura sinaloense se arranca de los reales de

    minas de aquella poca. Y me refiero a Cosal, a Guadalupe de los reyes, a San Jos de Gracia, a

    Guadalupe y Calvo, pero fundamentalmente me refiero a lamos.

    lamos, algn tiempo perteneci a Sinaloa, adems lleg a ser cuna de los reales de minas que le

    produjo ms ganancias al Virreinato. Entonces nuestra cultura tuvo un origen, primero: Evidentementeque los que propiciaron este movimiento cultural fueron los recios mineros espaoles que ocuparon toda

    la parte de la Sierra Madre Occidental que explotaron durante ms de doscientos cuarenta aos. Al

    agotarse las minas, aquellas familias espaolas tenan una disyuntiva entre regresar a la madre patria, irse

    al Per, o dedicarse a actividades agrcolas.

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    Decidieron lo ltimo y fueron excelentes familias agricultoras, porque lo vemos. En nuestros

    valles antes de que llegara la tcnica que proporcion Juan de Dios Btiz en el Politcnico Nacional, antes

    de que nuestros ros estuvieran dominados por las represas, las tierras labrantas, las tierras tiles eran las

    que estaban a orillas de nuestros ros y de nuestros desiertos treinta y tantos arroyos. A las orillas de esos

    arroyos y de esos ros se aposentaron las legendarias familias espaolas cuyos apellidos ostentan la

    mayora de ustedes.

    La Construccin de la Presa Sanalona

    Entonces Qu fue lo que pas? Don Juan de Dios Btiz, en una de las muy frecuentes reuniones que

    tena con el Gral. Crdenas, le anim para que construyera la primera represa hidrulica sobre el ro

    Tamazula, a finales del ao 1936. El Gral. Crdenas acept una argumentacin contundente de Don Juan

    de Dios Btiz. Sr. General, hay cien mil hectreas en el valle de Culiacn que estn esperando el agua, y

    el agua del ro Tamazula y el agua del ro Humaya se desperdicia intilmente y va a dar al Castillo, donde

    se revuelve con el agua del mar en el litoral extenso que tiene el municipio. Entonces que caso tiene que

    esperemos ms, de probar como la revolucin mexicana puede ir realizando las grandes obras que anunci

    la muerte de ms de un milln de mexicanos.

    El Gral. Crdenas, destin los primeros quinientos mil pesos, para realizar los estudios

    preliminares de la represa de Sanalona, exista en ese tiempo la Comisin Nacional de Irrigacin que fue

    el fruto de un gran estadista que se llam Plutarco Elas Calles. El Gral. Calles era un hombre de valor, un

    mexicano que am entraablemente a su pueblo. Pens que al triunfo de la revolucin deberan de nacer

    las famosas Instituciones. Dentro de esas Instituciones nacieron: La Comisin Nacional de Irrigacin, la

    Comisin Nacional Bancaria, y otras comisiones como la Comisin Federal de Electricidad.

    Pero tal vez la Comisin que mayor fuerza ejerci en Sinaloa fue la Comisin Nacional de

    Irrigacin. Quines fueron los primeros ingenieros que disearon la estrategia hidrulica de Sinaloa?

    Pues fueron justamente los ingenieros que salieron del Politcnico, asociados con grandes ingenieros

    surgidos de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Fue esta gloriosa mancuerna de excelentes

    ingenieros de la Universidad y del Politcnico los que llegarn a Culiacn para realizar los primerosestudios sobre la factibilidad de la represa sobre el ro Tamazula

    Los resultados fueron que se construyo la presa. El general Crdenas design esta cantidad -quinientos

    mil pesos- y no pudo destinar ms dinero para continuar la obra. El Gral. vila Camacho empuj tambin

    la represa, pero vino la segunda guerra mundial y la situacin en el pas se torn un poco difcil por

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    circunstancias fcilmente entendibles. Fue hasta el gobierno de Miguel Alemn cuando esta obra

    portentosa de la triunfante revolucin mexicana fue posible.

    Una maana se escuch una algaraba escandalosa en la calle. Las calles de Culiacn eran

    silenciosas porque no haba ms que ocho automviles y unas catorce a veinte araas tiradas por

    caballos no muy bien alimentados, caballos que hacan a uno recordar muy fcilmente al famoso caballo

    de Don Quijote. Entonces si haba ocho automviles y catorce araas podemos aceptar que Culiacn era

    muy tranquilo. Aquella maana (la recuerdo perfectamente) Culiacn se convirti en un verdadero

    manicomio porque por la calle principal, que era la Dos de Abril, lo que ahora es el boulevard Francisco I.

    Madero, iban desfilando unas enormes mquinas que les llamaban Yucle Qu fue lo que pas?

    Lo que pas es que el Presidente Alemn contrat con la Morrison-Kundsen Company de

    Estados Unidos, que vinieran a Sanalona y que de un plumazo terminaran con una obra que se haba

    alargado por muchos aos. La Morrison-Kundsen hizo desfilar aquellos famosos Yucles unosinmensos camiones que eran capaces de transportar doscientas a trescientas toneladas de material, los hizo

    desfilar por la Dos de Abril y por la Obregn para que aquel pueblo. Un poco amodorrado

    desacostumbrado a los grandes espectculos, quedara pasmado con aquel desfile portentoso, de aquellas

    mquinas que parecan unos verdaderos monstruos.

    Qu paso? Que la Morrison-Kundsen termin en unos cuantos meses la represa de

    Sanalona, y el nueve de Abril de 1948 Miguel Alemn Valdez vino en forma triunfal a ponerla en

    servicio. Alemn no cobr sus servicios acaparando las tierras que iban a irrigar la represa Sanalona, pero

    si los cobr enamorando, llevndose como quera, a varias de las ms hermosas culichis de aquella poca.

    El ao de 1948 puedo decirles con toda claridad, que fue un arranque de Culiacn donde ostentaba como

    un titulo, como un trofeo, de que todos pertenecan a una misma familia, ya que su poblacin era un

    poquito ms de treinta mil habitantes. Y en realidad todos pertenecan a un linaje que tena varios

    apellidos, pero en general era una estirpe muy avenido, muy familiar, muy enterado de las necesidades de

    los dems miembros, y que unos y otros se ayudaban.

    Al cabo de unos cuantos aos la ciudad de treinta mil habitantes lleg a los doscientos cincuenta

    mil. No les voy a alargar el cuento porque en este momento ustedes se pueden dar cuenta que ya vamos

    cerca de un milln de habitantes. Qu fue lo que trajo la represa en el rengln de la cultura? Creo que

    aparte de que hubo un verdadero boom econmico, la apertura de ms de ciento veinte mil hectreas en el

    Valle de Culiacn, hubo un resurgimiento cultural. Y se preguntarn ustedes pero cual fue el

    resurgimiento cultural? Yo les voy a contestar con la mayor sencillez del mundo. Hubo las revistas!

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    Antes haban escrito revistas muy modestas como Vsper o Resumen del Guacho Flix.

    Pero en forma paralela al resurgimiento de la economa de Culiacn surgi Letras de Sinaloa que fue

    una especie de esbozura de la entonces Universidad de Sinaloa, que incursion en una rama que era la

    cultura. A esa primera vez se publicaron autores franceses No los voy a enumerar porque incurrira en

    obviedad! Pero se utilizaron textos sobre todo, de autores sinaloenses. Eso fue un verdaderodeslumbramiento fruto de una adolescencia precoz y adelantada de un hombre que se llam Carlos

    Manuel Aguirre.

    Letras de Sinaloa quermoslo o no, est sepultada por el tiempo, y los ejemplares de Letras de

    Sinaloa los han regado nubes de un pasado que se antoja muy remoto pero que tal parece que quisiramos

    sepultar en forma irremediable. Tenemos que rescatarla. Por ah andan varias colecciones completas de

    Letras de Sinaloa, para que ustedes se den cuenta de como empez a arraigar la cultura en Culiacn.

    Letras de Sinaloa

    Yo recuerdo, como uno de los accidentes ms dignos de memoria, la aparicin en Culiacn de

    LETRAS DE SINALOA Constituy un verdadero accidente en nuestra pequea y reducida vida

    cultural, Llen toda una poca, y en ella le por primera vez relatos sinaloenses, y dibujos hechos por

    dibujantes sinaloenses. Aquello me caus una inmensa alegra que todava me dura a pesar del paso

    implacable de los aos. Cuando vino Carlos Manuel Aguirre le pregunt. Pero qu era Letras de

    Sinaloa? Cmo le haca para que saliera regularmente? Pues me dijo: No te puedo dar ninguna

    explicacin, porque ni yo mismo puedo darme una explicacin de cmo y porque sala puntualmente

    Letras de Sinaloa

    La pgina de publicidad costaba doscientos pesos, se imprima en la imprenta Suro y Letras de

    Sinaloa era una revista que era esperada con avidez por una cauda de lectores recin conquistados o

    embrujados por una naciente y prometedora literatura sinaloense. Yo recuerdo entre los textos a Rafael

    Vidales Tamayo. Los dibujos de Manuel Campos Caravantes. Los textos editoriales de Reynaldo

    Gonzlez Hijo.

    Reynaldo Gonzlez

    El profesor Reynaldo Gonzlez, de gratsima memoria para todos nosotros, agazapado por el peso de los

    aos, siempre escudriando, siempre escurrindose por las desoladas calles de Culiacn, tratando de no

    llamar la atencin., tratando de aligerar el paso para llegar a su casa y someterse a la disciplina cuartelara

    de leer libros para tener que contarles a sus alumnos.

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    Carlos Filio

    Otro de los personajes caractersticos del Culiacn de principios del siglo veinte, lo fue Carlos Filio.

    Era un maestro oaxaqueo que lleg a Culiacn, cuando este era realmente una villa, en todo el sentido de

    la palabra. Carlos Filio era un maestro, pero en sus ratos libres se dedic a hacer una resea del Culiacn

    Porfirial. Y la resea de Carlos Filio qued concretada en su libro Estampas de Occidente que hoyconstituye una de las fuentes ms importantes de informacin para conocer algo de la historia de esta gran

    ciudad.

    Juan de Dios Btiz

    Caray! don Juan de Dios Btiz est en la mente de todos. Tal vez es uno de los sinaloenses ms

    venerados; porque esa es la palabra; Veneracin, la que sentimos por don Juan de Dios Btiz. A m no

    me toc conocerlo pero si de lejos a don Guillermo Btiz, cuando era director de la Prevocacional. A Don

    Juan de Dios Btiz, nunca tuve la fortuna de conocerlo, pero algunas personas que lo conocieron me lo

    describieron de P a P

    Era un extraordinario sinaloense que amaba profundamente a su tierra y que mucho contribuy no

    slo a crear el Instituto Politcnico nacional, sino a dar los pasos necesarios conducentes para que se

    construyera la presa Sanalona que se inaugur por el Presidente Miguel Alemn el dos de Abril de 1948.

    En la biografa de Don Juan de Dios no se consigna esa labor tranquila, concienzuda para convencer al

    Presidente Lzaro Crdenas de que destinara la primera partida para realizar los estudios preliminares de

    la presa Sanalona sobre el ro Tamazula.

    Don Juan de Dios Btiz tiene su estatua, pero para m, lo ms importante es que Don Juan de Dios

    mantiene un sitio en el corazn de todos los jvenes. Tuvo una vejes esplendida, lucida, Nunca desminti

    su origen! Nunca se avergonz de su calidad de sinaloense puro! y hasta los ltimos momentos de su

    vida, tuvo alientos para pensar siempre en el beneficio de su tierra.

    Las Compras en el mercado Garmendia

    En la maana doa Cuquita Parra, me dijo despirtate mi hijo para que me acompaes al mercado.

    Agarr un enorme canasto, y fuimos al Mercado Garmendia. Ella llevaba un monedero y empez a

    comprar todo lo que necesitaba la familia Sato para la comida.

    Doa Cuquita fue escogiendo granos, cereales, verduras, pequeos trozos de carne e iba echando todo

    a la canasta; pero de repente me dijo. Ahora s mi hijo aqu te entrego la canasta. Ya para entonces la

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    canasta haba adquirido un peso considerable, y yo tenia forzosamente que traer la canasta por toda la

    calle Rub, hasta llegar a la calle Coln. Yo con mi fuerza fsica que no era muy diferente a la actual,

    llegaba prcticamente extenuado.

    Las Misas del Padre Ernesto Verdugo Flquez

    Aquella fue la primera seal de hostilidad de la ciudad que conquistaba. Otra seal de hostilidad, fue

    cuando, otra maana muy de madrugada, doa Cuquita me dijo. Mi hijito ya es hora de levantarnos,

    vamos a misa. -Y vamos a misa- ah fuimos por la Obregn con rumbo a Catedral. Al llegar a Catedral

    se oa un vozarrn; era la voz del padre Ernesto Verdugo Flquez, l venia siendo hermano de don

    Francisco. Era un sacerdote de cuo antiguo, de esos sacerdotes muy intolerantes, muy fantico, pero

    repito con una voz muy fuerte. En aquel tiempo, ni soar siquiera con un aparato que amplificara la voz,

    pues la voz del padre Verdugo Flquezse escuchaba al ir llegando a catedral por la Avenida Obregn.

    Para m, todo el ritual catlico ha sido siempre, desde nio, un ritual muy enfadoso, se me haceneternas todas las facetas de la misa, digo esto con respeto a los buenos catlicos, pero yo tengo la

    obligacin de ir contando la verdad. Para m el ritual de la misa se converta en una tanda de bostezos en

    la madrugada, y aoraba que el Padre Verdugo Flquez, terminara esos sermones tan largos, donde inclua

    amonestaciones a las seoritas que llevaban falda arriba de la rodilla o seoras que no llevaban el

    correspondiente tocado.

    Ese tocado, el tocado de doa Cuquita, ola a una especie de naftalina y de sudor, era un olor que yo

    senta muy cerca de la nariz, y que siempre que voy a Catedral, tengo que hermanar necesariamente el olor

    del tapado de doa Cuquita, el olor a sudor, y el olor de un talco o un perfume barato. Cuando finalmente

    Monseor Verdugo Flquez, nos proporcionaba la bendicin, Cuquita y yo salamos disparados con

    rumbo a la calle Coln. Cuquita naturalmente era la seora que preparaba todo, preparaba la comida,

    alzaba la casa, barra el frente, barra los cuartitos. Eran dos cuartitos con una cocinita pequea y en el

    fondo haba un bao mohoso.

    Las Dificultades Para Baarse

    Ahora que la Junta de Agua Potable A.C. (JAPAC) est celebrando un aniversario muy importante,

    de la iniciacin del sistema de agua potable en Culiacn. (Comenz en 1887). Me vino a la memoria el

    tubito mohoso de la calle Coln de la casa nmero 26. Un tubito mohoso que no alcanzaba a llenar la

    regadera, y en lugar de que la regadera esparciera el agua, resulta que por el tubito se esparca el agua y

    uno tena que irse acomodando al tubito para poder ir recogiendo la suficiente humedad para

    empalmrsela al necesarsimo jabn Palmolive, que era el de lujo! porque todava haba un jabn Lirio u

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    Olga o algo as, de Mazatln. Un jabn de una pastilla que pareca una caja de zapatos. Era un jabn

    hecho con aceite de semilla de algodn.

    Ese era el jabn con que nos babamos, pero en ciertos momentos de bonanza de la familia,

    compraban una pastilla de jabn Palmolive. Naturalmente que ese jabn duraba muy poco tiempo. Pero

    aquel jabn azul hecho en Mazatln, me haca tambin recordar el jabn apestoso de leja que haca mi

    abuela en la Unin. Tal vez a sus abuelas tambin les toc esa poca incruenta cuando se haca el jabn

    de leja. O sea que todas las entraas de un animal las guardaban hasta que se podran. Despus las

    mezclaban con bledo y con cenizas y de toda esa mezcolanza, sala una pastilla de jabn, que tena el

    tamao, digamos de media caja de zapatos. Yo vena asociando todas esas imgenes, de manera que

    cuando conoc el olor del jabn Palmolive, empec a entender el desarrollo de la civilizacin.

    El Puente Caedo

    Otro detalle del Culiacn de aquel tiempo, era necesariamente ir a conocer el puente Caedo. Este eraun puente con piso de madera, con las arcadas de acero que ya conocemos todos, y con unos arcos de

    mampostera que cubran el suficiente espacio para que discurriera con absoluta libertad el ro Tamazula.

    No voy a enfadarlos refirindome a los detalles de la construccin del puente Caedo, *(12) porque creo

    que todos ustedes los conocen. Lo que yo quiero decirles es que me conmovi mucho dos detalles del

    puente. De trecho en trecho haba bancas, o sea que las familias en las tardes abandonaban sus casas, se

    iban y se sentaban placidamente en aquellas bancas para ver discurrir el ro. Ya sabemos que el ro

    Tamazula*(13) en aquella poca casi siempre tena agua porque no exista la presa Sanalona*(14)

    Entonces era un espectculo ver a las mejores familias de la ciudad en una actitud muy contemplativa,

    sentadas cmodamente en sus bancas en el Puente Caedo. En las noches, en la calle Coln, en las

    tranquilas noches principalmente de verano, de un verano caluroso que lo mortificaba a uno y que lo

    llevaba de la mano al insomnio, yo oa desde mi catre de lona. (No haba camas!, en el Culiacn antiguo

    no haba colchones, no se conocan los colchones, no existan por ningn lado!, existan los catres,

    porque los catres eran lo ms fresco que poda soportar el hombre y la mujer de aqul tiempo); acostado

    en mi catre, en el patio de la casa Sato Parra, yo alcanzaba a or el ruido que produca una araa al cruzarel puente Caedo. As de tranquilas eran las noches del Culiacn de 1938

    Las Gasolineras de 1938 y los automovilistas

    Les puedo decir con toda franqueza que haba en la ciudad doce automviles. Y unas cuantas

    estaciones de gasolina donde los doce dueos de los automviles iban a proveerse del combustible. Las

    bombas eran muy simpticas, porque el dueo de cada estacin, llenaba un tanque, la gasolina vena en

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    latas, dos latas en una caja de madera. Era la gasolina el guila Petrleo Company, era la gasolina que

    hacan los ingleses en Tampico y en Veracruz. Naturalmente que el ser chofer era de los mayores orgullos

    que pudiera tener cualquier culiacanense, porque todava los chamacos, cuando oamos el ruido de algn

    automvil, igual que en Angostura salamos a perseguir aquel vehculo con enormes gritos. Yo he visto

    ciertas pelculas italianas y he notado que en pequeos pueblos de Italia, la llegada de un automvil

    tambin conquistaba la curiosidad infantil y provocaba que una parvada de chicuelos persiguiera losautomviles como perritos enloquecidos.

    As nosotros, en el Culiacn de aquel tiempo, cuando veamos un automvil, salamos despavoridos

    para correr detrs de l hasta que finalmente le perdamos la huella porque el chofer aceleraba. Eran calles

    en las cuales no existan semforos ni por sueos. Eran calles desiertas donde slamente transitaban las

    araas de las que ya he hablado. En aquella desolacin de ciudad, cada dueo de los doce automviles, se

    constitua en amo y seor; era el dueo del pueblo, y a su categora de chofer, aada la de ser uno de los

    hombres ms ricos de la ciudad.

    Puedo mencionar al Sr. Alfonso de la Vega que era el dueo de una cantina que se llamaba El

    Tambor era el dueo de uno de esos automviles, y as pudiera irles mencionando los otro once dueos

    pero desafortunadamente mi memoria no me da para ms. No podra yo mencionarles los once orgullosos

    dueos de automviles en el Culiacn de 1938. *(15)

    La Inauguracin del Parque Revolucin

    Cierta maana, casi al medioda se oy un extraordinario argende en la calle. Salimos despavoridos, y

    nos dijeron que en ese momento el Gobernador del Estado estaba inaugurando lo que es el Parque

    Revolucin. A mi se me qued grabada la fecha y se la dije a Adrin Garca Corts. Se inaugur el 20 de

    Noviembre de 1938. El Parque Revolucin naturalmente que fue otro punto mgico de la ciudad, porque

    por primera vez los nios supieron lo que era un columpi, una tranca palanca y un resbaladero, adems

    con el aadido de una alberca que nunca supo lo que era una gota de agua.

    Bueno aquella ciudad cobijaba a unos vecinos que siguen siendo la misma clase de vecinos de la

    actualidad, muy dados a las fiestas, muy dados a la hospitalidad. En aquel tiempo era un signo de una

    amistad acendrada agarrar una araa, ir al depsito de Lpez Castro y adquirir un cuarto o un medio barril

    de cerveza Pacifico que traan los comerciantes Lpez Castro de Mazatln.

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    Los Bochinches del Gral. Gaxiola

    Pero antes de que llegaran los barriles, recuerdo que al llegar a la calle Coln, unas casas rumbo al

    poniente, viva el Gral. Macario Gaxiola que haba sido Gobernador del Estado. Pues all en la casa de la

    suegra del Gral. Macario Gaxiola, que se llamaba Trinidad Parra de Verduzco, madre de Lupita Verdusco,

    una de las muchas esposas del Gral. Gaxiola, se hacan frecuentemente Los Bochinches -que as le

    llamaban- El bochinche, venia siendo una fiesta familiar donde se consuman varios barriles de cervezaPacifico. Pero ah el Gral. Gaxiola dispona de una reserva especial para l. Era una cerveza que traa una

    cubierta de paja. Era un tipo de cerveza que fabricaban los alemanes para personajes muy especiales. Era

    una produccin muy restringida, envasada en botellas de vidrio con un sombrero de paja. El sombrero de

    paja para que podra servir? Simplemente para que no chocaran las botellas y se rompieran, venan en

    cajas de madera de Mazatln a Culiacn. Pues, los famosos bochinches del Gral. Gaxiola terminaban

    siempre de una manera atroz, porque los famosos barriles se multiplicaban, llegaban los amigos del

    General y aquello se converta en una verdadera parranda donde los gritos y los sombrerazos eran cosa

    comn y corriente.

    La Honradez del Gral. Gaxiola

    El Gral. Gaxiola era un tipo extremadamente sobrio en su conducta personal, reflejaba la calidad del

    revolucionario. Ramberto Gil Prez Angosturense puro, no me dejar mentir que el Gral. Gaxiola fue un

    verdadero espejo de cualidades. El Gral. Gaxiola ha pasado a la historia como el Gobernador ms honrado

    que ha tenido Sinaloa, las seales de su honestidad las dio de mil maneras. Yo quiero contarles lo que a mi

    me consta. Cuando el Gral. Gaxiola empez a echar a andar el Mercado Garmendia, cremos nosotros, quea su suegro, don Isidro Verduzco, padre de Lupita Verduzco, le iba a entregar una gran parte del Mercado,

    era otra de las exageraciones del nio.

    Yo crea en mi fuero interno. El Gral. Gaxiola le va a regalar a su suegro el Mercado Garmendia.

    Pues cual no sera mi sorpresa que al paso del tiempo, fui a conocer el local comercial de Don Isidro

    Verduzco, y me caus una inmensa desilusin ver que el espacio comercial de que dispona el suegro del

    ex Gobernador de Sinaloa, era una mesa de pino, de pequeo tamao donde se apilaban los quesos. Los

    quesos de Mocorito eran unos quesos enormes.

    Don Isidro Verdusco y Sus Quesos de Mocorito

    Don Isidro era en realidad un expendedor al mayoreo del sabroso queso de Mocorito. Aquellos

    enormes quesos que parecan lunas, transportadas en un trailer y dejadas caer ah en el mercado

    Garmendia.

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    Eran unas inmensas moles de un queso mantecoso con una capa que pareca blindada. Cuando veo los

    vehculos esos del servicio Panamericano, me acuerdo de los quesos de Don Isidro Verdusco, por la capa

    de grasa tan slida, tan impenetrable.

    Creo que para poder penetrar aquel queso de Mocorito, Don Isidro tena que echar mano de un hacha,

    porque eran unos quesos compactos, Exquisitos! Don Isidro adquiri de don Buenaventura Casal las

    cualidades del buen comerciante que era don Buenaventura, (como buen Cataln que era). Sobre todo la

    honestidad, la laboriosidad. Don Isidro nunca trat de cometer ninguna travesura con su cliente alterando

    el peso de la balanza. l haca que la balanza diera justamente el peso correcto. De chiquillo, mal comido,

    hambreado todo el tiempo, frecuentemente me deslizaba en las madrugadas, (apartndome un poco de

    doa Cuquita y de su fabuloso canasto) hacia el puesto de Don Isidro Verdusco, y l me daba pequeas

    tajadas de aqul queso exquisito de Mocorito, cuya sabrosura, no he vuelto a probar jams.

    Los Molinos de Nixtamal

    Otra de las grandes faenas hogareas de aqul tiempo, era llevar la olla del nixtamal para que lo

    convirtieran en masa. En el Culiacn de 1938 eran muy `populares los molinos de nixtamal. Los molinos

    estaban dotados de un motor alemn de un solo pistn marca Tech. De esos motores de explosin. El

    dueo del molino echaba a andar aquella mquina -tambin satnica- que llenaba a la ciudad de ruido.

    Como era una ciudad muy pequea, evidentemente solo haba como media docena de molinos de

    nixtamal. Pues a las doce del da la ciudad se llenaba del ruido descomunal de los molinos de nixtamal.

    Doa Cuquita me deca. Mi hjito, aqu estn cinco centavos, aqu esta la olla, vete al molino.

    Yo iba al molino, entregaba mi ollita, haca cola porque ya haba otros nios y algunas mujeres que

    se haban anticipado. Entonces yo tena que esperar a que avanzara la cola para entregar mi ollita. De los

    cinco centavos, apremiado por el hambre, le escamoteaba un centavo a doa Cuquita. Con ese centavo

    compraba un pan que era muy popular. No era pan en realidad, era una especie de golosina que le

    llamaban Un Beso. El beso en realidad era harina con un poco de bicarbonato y un poco de azcar. Ese

    era el famoso beso que costaba un centavo.

    El Regalo Quincenal de Coty Parra

    Los das quince, Coty Parra, que vena siendo sobrina de Doa Cuquita, era una burcrata que

    trabajaba en el Gobierno del Estado. Le pagaban cada quince das. Ella llegaba con una bolsa de pan de la

    panadera Royal que era la mejor de aquel tiempo, y en una forma muy ceremoniosa, muy parecida, muy

    semejante, a la del padre Verdugo Flquez al momento de repartir la ostia, Coty Parra, madre del Coty

    Burgueo iba y nos entregaba una pieza de pan a cada uno de los plebes.*(16)ramos cinco plebes y eran

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    cinco piezas de pan. O sea que cada da quince, y cada da ltimo Podamos estar seguros de que Coty

    Parra, anticipando las navidades nos traa una pieza de pan de la panadera Royal.

    El Primer par de Zapatos

    Eran tiempos tremendos; naturalmente que no conoc los zapatos hasta que mi padre vino, y en el

    corredor del mercado Garmendia, me compr mi primer par. Todava recuerdo perfectamente la clase de

    zapatos tipo minero. Se llamaban Destroyer y costaron doce pesos. Hasta entonces, puro guarache

    trenzado! No conoca los zapatos, mi padre me compr ese primer par de zapatos, y en un exceso de

    generosidad me compr un suter, que le cost ocho pesos. O sea que entre los zapatos y el suter, se

    gast mi pobre padre Veinte pesos de aquel tiempo! Acurdense ustedes que en aquel tiempo una vaca

    parida en la sierra de Chihuahua vala veinticinco pesos. Bueno esas eran las pequeas angustias de los

    vecinos de Culiacn que logre descubrir, una gente muy sencilla, muy hospitalaria, muy mal hablada, muy

    dada al chisme, muy dada a exagerar las cosas. Pero en el fondo Terriblemente bondadosa y noble!.

    Como hasta la fecha.

    Los Primeros Abanicos

    Se poda ir y sacar el catre a la banqueta, eran tiempos en que las familias de Culiacn, sacaban las

    sillas de baquetas, las ponan contra la pared y se dedicaban a platicar echndose aire con abanicos de

    palma. Recuerdo que fue en Culiacn un escndalo cuando a finales del ao treinta y ocho lleg al

    Hogar Moderno el primer ventilador elctrico. Y era marca Westhinhause se venda en abonos, pero

    como la gente viva una brujs*(17) espantosa, solamente las familias pudientes de la calle Rosales y de la

    ngel Flores al poniente, podan darse el lujo de comprar un ventilador elctrico.

    Hasta entonces las familias usaban el abanico de palma o un abanico de cartn. El abanico de

    cartn era una especie de publicidad de las tiendas de ropa, traa la efigie de los actores y actrices de

    Holywood de aquel tiempo. Me acuerdo de Tyron Powell, de Clark Gable, de Hedy Lamar y as por el

    estilo, puras caras bonitas. Era conmovedor ver a las familias sentadas fuera de sus casas, echndose el

    aire con el famoso abanico de cartn que regalaban las tiendas de El Remate Azul de Jacobo y Alberto

    Farj, y La Tienda Nueva de Bonardel. Eran los medios como la gente espantaba el calor.

    Los Primeros Refrescos Embotellados

    Cuando llegaron los abanicos, aquello constituy una verdadera revolucin, y junto con el abanico lleg el

    refresco embotellado. Yo recuerdo que una de las cosas que ms me conmovi en el viaje extraordinario

    de Guamchil a Culiacn, que entre coche y coche del ferrocarril, haba una persona que venda refrescos

    Orange Crush de sabor naranja. Era un refresco que traan desde Nogales.Entonces era algo fuera de las

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    posibilidades de la mayora de la gente de aquella poca comprar un refresco, y es que costaba 20 o 30

    centavos, entonces la gente recurra al cebadero, que al igual que el carbonero iba vendiendo su producto

    casa por casa. Cuando Ninomiya empez con sus sodas aquello fue tambin una transformacin muy

    notable. Empez la gente a saborear los sabores qumicos de la soda de Ninomiya y fueron tambin un

    hito en la historia de la ciudad.

    Los Viejos Olores de Culiacn

    La sodera de Ninomiya estaba en la calle Coln y calle Rub. creo que Garca Mrquez, habra hallado

    ah en la sodera de Ninomiya, una estampa magnfica para plasmarla en las pginas mgicas de sus

    novelas, porque de las soderas Ninomiya trascenda un olor a qumica, un olor a sabor de vainilla, de rosa

    y de tantos sabores que constituan uno de los anzuelos de nuestra niez.

    Pues aquel olor de la sodera de Ninomiya se mezclaba con los recuerdos del incienso de Catedral

    durante los largos sermones del padre Verdugo Flquez. Era un cruce y descruc de olores. Otro olorcaracterstico, era el de una alcantarilla a la altura de la Hidalgo y Rub, en el mercado Garmendia. Era la

    alcantarilla ms maloliente de la ciudad. Porque por ah se descargaba la tubera de la empresa del agua de

    Don Miguel Tarriba que empez a funcionar en 1887. Por esa alcantarilla se iban las carnes perdidas, las

    legumbres podridas, y todos los desechos del mercado Garmendia, pero en esa alcantarilla se atoraban. Ya

    sabrn ustedes la mezcla de un vegetal podrido con una carne putrefacta a la que se le agregaban otros

    jugos como sanguaza de los desperdicios de las pescaderas y puestos de carne, ya se imaginarn la clase

    de olor que despeda aquella alcantarilla. Seguramente ustedes pensarn, Pero que nio anda en

    bsqueda de olores? Era el nio curioso de un servidor! Pero junto a aquellos olores atroces tambin se

    poda descubrir el olor de la panadera.

    El olor de la panadera era algo realmente extraordinario! Igual que la fragancia de la sodera de

    Ninomiya. Las panaderas de Culiacn despedan ese olor. Era un pan artesanal, hecho realmente con

    todos los ingredientes. En aquel tiempo los panaderos, eran muy honrados, todava haba mantequilla de

    vaca, haba huevo de gallina, y haba otros ingredientes, como el azcar de La Primavera de los

    Hermanos Almada, y haba azcar cbica (de cuadritos).

    Entonces el pan de aquel tiempo era un pan sabrossimo. El pan de la Panadera Royal ya lo

    explique, pero haba otras panaderas como la de los Camberos. Camberos era un panadero clsico, tena

    una inmensa barriga. Yo me hice amigo de un hijo de Camberos, y el muchacho me invito una tarde a la

    panadera. Pues fue un espectculo Inolvidable! El padre junto con dos o tres ayudantes estaba batiendo

    la harina a mano. Era verano, no haba ventilador. Estaban aquellas gentes sudando a chorros, de la cara,

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    los brazos y de todo el cuerpo y el Sr. Camberos entregado a hacer su mezcla. A pesar de que he sido un

    fantico del pan, impulsado por el hambre. Al ver al Sr. Camberos en plena actividad, empez a decrecer

    para m el merito del pan y le comenc a restar cualidades.

    El Teatro Apolo y El Domingo de Un Nio

    Otras de las cosas que me preguntan. Es cierto que eres tan viejo que fuiste al Teatro Apolo? S y a

    mucha honra! Yo no soy un selecto, ni un longevo o un hombre de la tercera edad, un adulto mayor. Yo

    soy un anciano! y s estuve en el Teatro Apolo. Doa Cuquita administraba los diez o veinte pesos que

    dejaba mi padre, y los domingos me daba treinta centavos. Con treinta centavos voy a describirles las

    hazaas que haca yo.

    A mi me toc ir a las tandas dominicales del Teatro Apolo. El Teatro Apolo vena siendo otro punto

    de reunin, pero para la chiquillera aquel teatro era un sitio mgico, porque exhiba pelculas. Las

    primeras pelculas que se exhiban en Culiacn all se estaban mostrando a una poblacin infantil, adicta,

    interesada y deslumbrada por aquel milagro del cine.

    Poda entrar con quince centavos a palcos segundos del teatro Apolo. Pero con diez centavos

    comprbamos palcos terceros. Y toda la chamacada nos deslizbamos por los postes, y venamos a dar a

    palcos segundos y a palcos primeros. Muchos de ellos se deslizaban a lunetario; naturalmente que al llegar

    a lunetario, Ton Najar, que era el guardin del Teatro Apolo los sacaba a cintarazos. Entonces de aquel

    domingo, de los treinta centavos gastaba yo diez en los palcos segundos del Teatro Apolo, y destinaba los

    veinte centavos restantes a comprarle diez centavos de turrn a Adolfo Sanz, a quien le llamaban El

    Turrn.

    Era un tipo simpatiqusimo. Haba sido boxeador y segn l haba descubierto la frmula mgica de

    cmo hacer turrn. En realidad el turrn era una mezcla de azcar con cacahuate, pero el Turrn Adolfo

    Sanz, sostena a pies juntillas de que era una frmula que le haban heredado sus padres y abuelos.

    Naturalmente era una soberana mentira, porque en realidad se trataba de una mezcla de cacahuate con

    azcar, a la que se aada un poquito de vainilla para darle sabor. Bueno ah se gastaban otros diez

    centavos y los diez centavos restantes se invertan en otras chucheras que podan ser una manzanaenmielada o bien un ponteduro.

    Con eso se completaba la jornada de un domingo. Las pelculas eran de episodios, de doce

    episodios. Ya estaban El Monstruo de King Kong. El detective Chino Charlie Chan, El Llanero

    Solitario y por el estilo. Cada domingo pasaban tres episodios, de tal manera que no poda uno dejar de

    ver la continuacin, Como las telenovelas que ahora estn muy de moda y que esclavizan a la mujer en

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    una pantalla de televisin as nosotros, nos esclavizaban domingo a domingo, pasando tres episodios y al

    domingo siguiente, tenamos que ver los tres restantes hasta completar los doce episodios para tener una

    idea de lo que se haba tratado en la pelcula de vaqueros o de detectives, As eran!

    La Muerte del Ton Njar

    Fuera imperdonable de mi parte, el no recordar a un personaje. El Ton Njar, quin cubri una

    etapa esplndida de nuestros recuerdos de nio con la fortaleza de su voluntad, como verdadero custodio

    del Teatro Apolo. Marco Antonio Berrelleza dijo que el Ton se senta dueo y amo absoluto del Teatro

    Apolo, es una gran verdad; El Ton Njar se senta el gerente y el dueo del teatro Apolo, siendo

    simplemente un guardin, un acomodador y un portero. Que esas eran las ocupaciones del Ton Najar,

    Un simple portero!.

    El Ton Njar controlaba a una poblacin infantil exhultante que se desparramaba por el palco

    tercero y que luego iba invadiendo los palcos segundos y el lunetario, con una algaraba de los mildemonios. El Ton con su vozarrn, igual a la del Padre Verdugo Flquez, dominaba aquella

    chiquillera, esgrimiendo un gran garrote, oscurecido por el sudor y por el uso. De esa manera El Ton

    Njar controlaba a una audiencia dominical que era muy difcil de someter por las buenas maneras.

    El Ton Njar constituye evidentemente uno de mis personajes favoritos, y rastre su vida lo ms

    que pude. Estando yo platicando con un hijo de Teodorn Ayala. Felipe Ayala, me dijo: Fjate que mi

    padre Teodoro Ayala, ayud en sus ltimos meses de vida al Ton Njar, porque El Ton se sali del

    Teatro Apolo cuando las brigadas de trabajadores estaban derrumbando el teatro*(18) y el Ton Njar en

    su obsesin, y en su ignorancia no quera abandonar su teatro. Era su propiedad y no la iba a abandonar

    an cuando las brigadas de demolicin estuvieran en pleno trabajo.

    Tal vez esa fidelidad del Ton Njar por el Teatro Apolo, me conmovi y me dio una leccin

    duradera. Felipe Ayala me dijo: Mira, cuando a duras penas sacaron al Ton del teatro Apolo, mi padre

    lo ayud para que rentara una casita en lo que ahora es la calle Constitucin, y que rentaba cuarenta pesos

    al mes. Mi padre le ayudo en alguna forma al Ton de sortear la ms atroz de las miserias. Desde mi

    casa, siendo yo un chamaco, le llevaba comida al Ton Najar, hasta que un da lo vi tirado bajo la cama.

    Cuando trate de despertarlo, porque crea sinceramente que se haba cado de la cama, me encontr que

    estaba muerto. Se fue as una estampa humana de Culiacn que he aorado muchsimo.

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    Asesinato en el Hotel Rosales

    Ah cerca del Teatro Apolo, estaba el Hotel Rosales. Una vez se arm un escndalo, la ciudad se

    conmovi. Se pasaba la noticia de boca en boca, con las concebidas deformaciones. - Mataron a alguien

    en el centro! y ah vamos de curiosos al Hotel Rosales. Este tena un bar en la esquina de Rosales y

    Carrasco, con unas puertas de resorte tipo cantina del viejo oeste. Por abajo nos asomamos y vimos un

    charco de sangre pues acababan de levantar de ah a Poncho Tirado, quien haba sido balaceado porPoncho Leyzaola.

    Poncho Tirado haba sido llevado al Hospital Civil pero all muri. A m me toco ver su sangre entre

    las mesas del bar del Hotel Rosales. Esa fue una noticia histrica La Muerte de Poncho Tirado porque

    detrs de su muerte, estaba una historia poltica muy interesante. Poncho Tirado era un sinaloense

    carismtico que se haba convertido en el gran lder del sur de Sinaloa. La familia de Poncho Tirado, tena

    una vinatera; envasaban un mezcal famossimo. Entonces Poncho era un sinaloense de esos muy

    aficionado al mezcal, a la cerveza Pacifico, a los caballos, y sobre todo a los amigos que lo seguan noche

    y da, porque Poncho Tirado era un extraordinario Sinaloense; generossimo y buen amigo hasta morir. l

    quiso aspirar a ser Gobernador, entonces el Coronel Loaiza le mand la advertencia de que era mejor que

    se retirara para que las cosas no llegaran a mayores. Poncho Tirado en un alarde de machismo muy a la

    sinaloense, dijo que l no se retiraba, que la gente ya estaba alzada en el sur y que l iba a llevar adelante

    su campaa. Entonces Poncho Leyzaola, sac su pistola y le dispar.

    Los Centros Sociales de los Aos Cuarentas

    Yo me tom la primera cerveza Pacifico en la casa de doa Trini, la suegra del General Gaxiola. Mi

    primera cerveza la tom ah. En aquel tiempo haba un solo centro social, era La Mutualista. La

    Mutualista naci a principios del siglo XX era una sociedad de clase media, entonces se reunan

    naturalmente, puras familias de clase media. Frente al acoso de la Mutua como punto de reunin de las

    familias de comerciantes, de profesionistas mas o menos, entonces el populacho acord fundar su

    propio centro social, y fue as como naci El Atltico Humaya. Este tena su pista de baile y su barra.

    Ubicado frente al palacio Municipal, exactamente en la esquina de la Escobedo y la Obregn. Fueron los

    dos centros sociales.

    Haba otros sitios donde se reuna la alta aristocracia, y estos eran: El Club Sinaloa y El Club

    Alemn. El Club Sinaloa originalmente se llam El Club de los Jacobinos, y estuvo en la parte alta del

    edificio La Lonja. Esos fueron los primeros centros. La Mutualista, El Atltico Humaya, El Club de los

    Jacobinos o Club Sinaloa y el Club Alemn. Luego en Tierra Blanca*(19) ya cuando se empez a

    proletizar la poblacin, surgi El Danubio Azul. Junto al Danubio Azul surgieron El Tamazula Country

  • 7/30/2019 Biografa de Herberto Sinagawa Montoya

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    Club pasando el puente Caedo, y El Bosque de la China, en la colonia Miguel Alemn. La Mutualista

    Zapata en la colonia Ejidal y as la ciudad fue creciendo y se fue alineando de acuerdo con su categora, en

    el centro social que ms le acomodaba a su potencial econmico y social.

    Cuando en 1948 se inaugur la presa Sanalona, surgi esa riqueza enorme, de unas familias que

    plantaban tomate y que lo exportaban a Estados Unidos; familias que hicieron unas inmensas fortunas de

    la noche a la maana. Surgi la colonia Guadalupe para acomodar a esa nueva generacin de

    culiacanenses, ricos por la va del tomate, por la va del chile, La berenjena y del pepino. Surgi la colonia

    Guadalupe. La colonia Chapultepec tambin dispona de sus propios centros recreativos, sus centros

    sociales para no mezclarse con La Chusma (como dira Chespirito) En la colonia Guadalupe ya vimos el

    nacimiento del club social de ellos, con alberca, canchas de tenis etc. Me refiero al Club Campestre

    Chapultepec.

    Ya esos centros sociales eran muy exclusivos. Pero la mayor expresin de elitismo social loconstitua el Casino Culiacn. Tuvo varios domicilios pero el ltimo y definitivo se encontraba donde

    ahora esta el Casino de la Cultura. Era el centro social numero uno de Culiacn, la entrada era muy

    restringida. Slo se permita la entrada a gente que tuviera un historial personal y familiar que tuviera

    adems una chequera exageradita, y que dispusiera de un nombre, sobre todo de un nombre. Porque

    todava no haba el acceso de los seores que ya conocemos, estos que han surgido en las ltimas

    fechas*(20) No haba ese acoso.

    Los habitantes de la colonia Chapultepec que haban eslabonado una fortuna rpida y generossima,

    se aislaron, Ya no quisieron convivir con los de la Mutua ni con los del Atltico Humaya sino que se

    arrinconaron en el Campestre Chapultepec y en sus canchas de tenis, en sus albercas y en sus canchas de

    frontenis; ah fueron conspirando para fortalecer los lazos comerciales y los parentescos polticos, por que

    se fueron mezclando unas a otras las familias que son las familias actuales, de un gran abolengo, que

    hicieron sus fortunas de modo legtimo, a base de mucho esfuerzo.

    Si escarbamos en el origen de estas familias encontraremos siempre a un agricultor, y les hablar

    particularmente de don Emilio Gastlum. Agricultor del viejo cuo, garbancero, trabajador a morir. Don

    Emilio Gastlum se vino de El Salitre a la Palma. Don Emilio un hombre tan sobrio, tan noble, erigi una

    inmensa fortuna tambin. Y junto con l otros ms, que si agarramos una pgina de sociales de cualquier

    peridico los distinguimos perfectamente. Pero quiero decirles que antes de esos agricultores del tipo de

    Don Emilio Gastlum, llegaron los griegos.

  • 7/30/2019 Biografa de Herberto Sinagawa Montoya

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    Los Griegos en Culiacn

    Llegaron los primeros agricultores griegos, *(21) los Canelos, los Demerutis, los Dablantes, los Pulos,

    y bueno tantsimos llegaron y empezaron a exportar tomate y marcaron la pauta para que los agricultores

    dedicados a las hortalizas, tambin siguieran sus huellas, y tambin compartieran la fortuna que es vender

    tomates en dlares.

    Haba un caf, La Carpa Sonia le llamaban, estaba exactamente enfrente del mercado Garmendia

    por la ngel Flores. La Carpa Sonia era un lugar no muy elegante, ms bien era un lugar desagradable

    por muchas circunstancias; pero se daba el caso que ah a la Carpa Sonia concurran todos los griegos.

    Pero eran los griegos amolados que acababan de llegar de Grecia, donde estaban cuidando chivas, ah

    venan todos arrancados.

    Entonces ah se reunan los griegos para contarse sus cuitas, para ver como iban los plantos de tomate

    y entre ellos mismos se hacan prestamos para la raya de