biocombustibles en la argentina: actores, discursos y debates · 2016-08-08 · voces y el lugar...

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71 Biocombustibles en la Argentina: Biocombustibles en la Argentina: actores, discursos y debates actores, discursos y debates Análisis del discurso * Licenciada en Economía, UBA; Magister en Economía, Universidad de San Andrés; Doctoranda en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y Becaria CONICET. Este trabajo tiene por objetivo, caracterizar y contrastar dis- cursos de diversos actores involucrados en discusiones actuales sobre biocombustibles en la Argentina, país que se inserta como potencial productor para abastecer al exterior y diversificar su propia matriz energética. Se abordan tres ejes temáticos que delimitan las principales discusiones actuales: la oportunidad que representan para el país y sus beneficiarios; el impacto ambiental que implican y la validez de la disyuntiva “energía versus alimentos”. Estos ejes son trabajados teniendo en cuenta distintas voces y el lugar que ocupa cada una en el entramado de rela- ciones vigente. Se realiza el análisis, considerando que los actores tienen perspectivas distintas, intereses muchas veces contrapuestos y capacidades diferenciales en térmi- nos de poder que los afecta e influye en sus discursos. Se advierte un campo específico en conformación, lo que impli- ca procesos dinámicos y abiertos, con alianzas de distinto grado de perdurabilidad y donde la información aparece como crucial para actuar, decir y decidir. Mariana Saidón*

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Biocombustibles en la Argentina:Biocombustibles en la Argentina:actores, discursos y debatesactores, discursos y debates

Análisis del discurso

* Licenciada en Economía, UBA; Magister en Economía, Universidad de San Andrés; Doctorandaen la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y Becaria CONICET.

Este trabajo tiene por objetivo, caracterizar y contrastar dis-cursos de diversos actores involucrados en discusionesactuales sobre biocombustibles en la Argentina, país que seinserta como potencial productor para abastecer al exterior ydiversificar su propia matriz energética.

Se abordan tres ejes temáticos que delimitan las principalesdiscusiones actuales: la oportunidad que representan para elpaís y sus beneficiarios; el impacto ambiental que implican yla validez de la disyuntiva “energía versus alimentos”.

Estos ejes son trabajados teniendo en cuenta distintasvoces y el lugar que ocupa cada una en el entramado de rela-ciones vigente. Se realiza el análisis, considerando que losactores tienen perspectivas distintas, intereses muchasveces contrapuestos y capacidades diferenciales en térmi-nos de poder que los afecta e influye en sus discursos. Seadvierte un campo específico en conformación, lo que impli-ca procesos dinámicos y abiertos, con alianzas de distintogrado de perdurabilidad y donde la información aparececomo crucial para actuar, decir y decidir.

Mariana Saidón*

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1. Introducción

El objetivo de este trabajo es expo-ner y contraponer discursos de diver-sos actores involucrados en la temáti-ca de los biocombustibles en laArgentina, poniendo de manifiestodebates y/o coincidencias subyacen-tes entre ellos. Se busca, a partir deesto, generar nuevos interrogantes ainvestigar, trasladando una discusiónque gira muchas veces sobre símisma, hacia nuevas dimensiones.Cabe destacar, que si bien el objetivodel estudio está focalizado en laArgentina, se tiene en cuenta suinserción en un mundo capitalista yglobalizado, por lo que no se soslayael análisis de actores externos, desuma importancia para comprender elorigen y fundamento de los distintosargumentos esgrimidos.

El presente estudio se realizó anali-zando distintas fuentes bibliográficaspertinentes para entender quiénesson los actores involucrados en lasdiscusiones actuales y los acuerdos odesacuerdos que existen entre ellos,sean estos explícitos o no.

En el cuerpo del trabajo, en primerlugar se presentan los principalesactores de la discursiva actual y cómose insertan como tales. Se trabajaeste tema, teniendo en cuenta quedichos actores tienen distintos puntosde vista, intereses que los atraviesany no siempre convergen, capacidadesdiferentes en términos de poder y for-man parte de un entramado de rela-ciones que los afecta y también influ-ye en sus discursos. Se trata de untema en permanente transformación,lo que implica procesos dinámicos yabiertos, con alianzas relativamente(in)estables entre los actores (aunsosteniendo posiciones que tienden a

perdurar más allá de las coyunturas ylas coaliciones puntuales).Justamente, por tratarse de un campoen proceso de conformación, la vali-dación y consolidación de la informa-ción y del conocimiento forman partedel mismo proceso de lucha.

Posteriormente se abordan trestemas que abarcan los ejes principa-les de discusión actual en torno de latemática. Uno de ellos analiza si losbiocombustibles son una oportunidady, en ese caso, quiénes serían susbeneficiarios. El segundo debate quese estudia es el que dirime cuestionesvinculadas con el impacto ambientalde los biocombustibles. El último ejeque se analiza es la validez de la dis-yuntiva “energía versus alimentos”,teniendo en cuenta los argumentos afavor y en contra. Estos tres ejes sontrabajados considerando distintasvoces y el lugar que ocupan en elmapa de actores.

Por último, se desarrollan reflexio-nes finales, de las cuales se extraenconclusiones y se recomiendan linea-mientos para futuras investigaciones.

2. Actores involucrados

Los debates con mayor impactolocal que hoy se dan en torno de latemática de los biocombustibles tie-nen lugar entre actores que se desta-can en el ámbito internacional. En elpaís, opiniones de actores locales cir-cundan esos grandes ejes temáticosglobales y, además, surgen otras dis-cusiones, relacionadas con temasestratégicos internos.

Entre los actores internacionales,podemos ubicar, por un lado, agobiernos y representantes de gran-des explotaciones de petróleo en lospaíses de Medio Oriente, que concen-

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tran la mayor parte de las reservas delmundo (y también su renta). Éstos, enconcordancia con sus intereses eco-nómicos, son quienes han reacciona-do más fuertemente contra los bio-combustibles y serían los precursoresdel argumento en boga “energía ver-sus alimentos”.

Otro actor en condiciones similares -con reservas de petróleo significati-vas-, que también ha adoptado unaposición en contra de los biocombus-tibles, es el gobierno de Venezuela, através de su presidente Hugo Chávez.En coincidencia, Fidel Castro, convínculos políticos estrechos conVenezuela y fuerte impacto en losmedios masivos de comunicación, seha manifestado en contra de los bio-combustibles y proclama una nuevarevolución energética que no atentecontra los alimentos: “El colosal derro-che de cereales para producir com-bustible sólo serviría para ahorrarles alos países ricos menos del 15 porciento del consumo anual de susvoraces automóviles” (Página/12, 5-4-2007). Pese a estos posicionamientosdiscursivos, Chávez había anunciadoa fines de 2005 que Venezuela inver-tiría en producción de caña de azúcarpara elaborar etanol, usando el bio-combustible como sustituto de aditi-vos de la gasolina. Además, la empre-sa estatal venezolana de petróleo(PDVSA) desarrolla usinas de proce-samiento a partir de caña de azúcar ytiene un convenio con la brasileña

Petrobras para importar etanol(Revista América Economía, 2006).También Cuba, que basa buena partede su economía sobre el azúcar, estámodernizando la mayoría de sus refi-nerías para la producción de etanol yha hecho un llamado para que firmasprivadas la ayuden a construir la infra-estructura necesaria para su produc-ción (Bridges, 2007).

En Europa y, en especial, en losEstados Unidos, en el nivel guberna-mental se argumenta que la promo-ción de los biocombustibles respondea la búsqueda de evitar la dependen-cia económica generada por la nece-sidad de importar petróleo y, a su vez,a los supuestos beneficios ambienta-les asociados. Por lo que se advierteun discurso que mitifica los biocom-bustibles y se han volcado enormesrecursos para estimular su produc-ción. En el plano político, los biocom-bustibles aparecen como una herra-mienta que permite que EstadosUnidos, en cierto sentido, pueda debi-litar la integración regional sudameri-cana, que depende en gran medidade los acuerdos basados sobre elpetróleo (de Venezuela).

A pesar de ser productores de bio-combustibles, tanto Europa comoEstados Unidos se postulan comopotenciales demandantes en los mer-cados internacionales, debido a lasambiciosas metas que se han pro-puesto1 y a su incapacidad (en térmi-nos de superficie necesaria) - y quizá

1 Estados Unidos se propone bajar en un 20 por ciento el consumo de naftas en los próximos 10años y la Unión Europea fijó una meta de consumo de biocombustibles del 10 por ciento sobre eltotal de combustibles para 2020. Sin embargo, en Europa, con el correr del tiempo han surgidocríticas cada vez más fuertes respecto de este objetivo. Éstas están relacionadas con las conse-cuencias que provocaría su concreción sobre el medio ambiente y sobre los precios de los ali-mentos. A partir de lo cual el comité científico de la Agencia Europea del Medio Ambiente ha reco-mendado a la Unión Europea que suspenda su meta de alcanzar la cuota del 10% que elaboreun nuevo y amplio estudio científico sobre los riesgos y beneficios de los biocombustibles, paraasí establecer un objetivo más moderado. A pesar de estas sugerencias, Stavros Dimas,Comisario Europeo de Medio Ambiente, expresó que los ministros de la Unión Europea respon-sables de esa área tienen previsto mantener el objetivo (Europa Press, 2008).

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también a su desinterés en términosestratégicos- para autoabastecerse.

Otro actor significativo en el nivelgubernamental, es el gobierno delBrasil, que junto con el de EstadosUnidos busca impulsar un mercadomundial de etanol2. Se habla de la“alianza del etanol” entre los presiden-tes George W. Bush y Luiz Inácio Lulada Silva (Mendonça, 2007). Al respec-to, aunque el presidente del Brasil haexpresado: “…la explotación de labiomasa sería capaz de generar undesarrollo sustentable en América delSur, Centroamérica y el Caribe, y enÁfrica…”, esta alianza ha suscitadocríticas. Por ejemplo, la ComisiónPastoral de Tierra del Brasil (2007),expresó: “…el triste papel en estaestrategia de Washington sería el deBrasil como proveedor de energíabarata para que los países ricos sos-tengan su derroche”. La situación delBrasil como país en desarrollo abas-tecedor de biocombustibles, en térmi-nos generales aunque con otrascaracterísticas específicas, podríaextenderse a los países de la regiónlatinoamericana y al caso argentinoen particular, como potencial produc-tor. Sin embargo, la Argentina cuentaactualmente con un menor impacto enla discursiva global, en los acuerdosinternacionales vigentes, y con condi-ciones menos competitivas paragenerar bioetanol. Sus condiciones,en términos de competitividad mejo-ran en el campo del biodiésel a partirde la soja3.

Es posible que esta fuerte uniónentre Bush y Lula haya despertado, asu vez, la preocupación de Chávez,

quien se resiste a que el gobierno delos Estados Unidos se involucre en laalianza político-económica existenteentre los países del Mercosur yVenezuela. El gobierno de Venezuelabusca enviar etanol producido a partirde caña de azúcar a refinerías dePDVSA, la petrolera estatal, ubicadasen los Estados Unidos, para lo que hasolicitado la intervención de Lula anteel gobierno de ese país (Centro deInformación Bancaria, 2007). Todoesto es, aparentemente, lo que provo-có que Chávez, en mayo de 2007,haya manifestado que retiraría losaranceles y reanudaría las importa-ciones de etanol del Brasil, y que pos-teriormente haya participado abierta-mente de eventos internacionales quetienen por objetivo estimular la pro-ducción y el comercio internacional debiocombustibles. Según Gosman(2007),”Chávez dejó de demonizar losbiocombustibles. Aseguró que nuncapuso a su colega Lula da Silva en lamira de ametralladora de críticas.Sostuvo que “una cosa es el plan deLula y otro es el plan de Bush. (…)Deotro modo, no se entiende el repenti-no cambio de posición en la condenapor ‘quitar el pan’ a los pobres ahorase limita a EUA”.

Otros actores con un papel funda-mental en las discusiones con altogrado de repercusión internacionalson las grandes empresas refinado-ras de petróleo y las multinacionalesdedicadas a los agronegocios. Lasempresas refinadoras, sobre todo lasnorteamericanas, promueven el desa-rrollo de los biocombustibles para fre-nar el precio del petróleo crudo, al

2 Brasil cuenta con recursos naturales y con 30 años de experiencia en el desarrollo de tecnologí-as para producir etanol. Es el segundo productor de etanol del mundo y el mayor exportador mun-dial.

3 Por este motivo, en muchas secciones del trabajo se discuten cuestiones vinculadas con la sojaen particular, como insumo fundamental para la producción.

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agregar un nuevo insumo para mez-clar. Por otra parte, las grandesempresas multinacionales de agricul-tura y biotecnología están apostando,mediante fuertes inversiones, al desa-rrollo de biocombustibles como nego-cio. Las más destacadas son las fir-mas Syngenta, Monsanto, Dupont,Dow, Bayer y BASF, que se vinculanmediante acuerdos con otras transna-cionales de la industria alimenticiacomo Archer, Daniel Midland, Cargill yBunge4. Cabe aquí mencionar, que laconcentración en los agronegociosalcanzó dimensiones hasta ahora noconocidas. Según representantes dela organización Food First, “los tresgrandes (ADM-Cargill-Monsanto)están forjando su imperio: ingenieríagenética-procesamiento-transporte,alianza que va a amarrar la produc-ción, el procesamiento y la venta deletanol. (…) ADM ya se está devoran-do a las cooperativas de agricultoresque producen bioenergéticos” (Holt-Giménez, 2007). Según Rubio (2007),“… grandes productores y transnacio-nales están fijando las opciones ytemas a discutir”.

Organismos internacionales, tantoambientalistas como de otras esferas,también intervienen en los debates ymanifiestan distintas posturas relacio-nadas con la temática de los biocom-bustibles. Por ejemplo, a favor de lapromoción de este tipo de energía semostró el Secretario de laOrganización Latinoamericana deEnergía (OLADE), Álvaro Ríos: “Hayun convencimiento por parte de lospaíses de que cada día es más nece-sario impulsar el desarrollo de los bio-combustibles. (…) Afortunadamente,está ganando más respaldo entre los

que necesitan los biocombustibles yentre aquellas instituciones que pue-den apoyar con fondos para su desa-rrollo” (El Periódico de México, 28-9-2007). También en apoyo del desarro-llo de los biocombustibles, el BancoInteramericano de Desarrollo (BID),entre distintos programas de promo-ción de esta energía alternativa, ges-tiona el denominado “Energía Verde”,para financiar proyectos de biocom-bustibles en América latina. Asi-mismo, la Organización de EstadosAmericanos (OEA), busca acelerarlos esfuerzos para la producción debiocombustibles en América latina y elCaribe (Bridges, 2007). En cambio,por ejemplo, tanto representantes delFondo Monetario Internacional, comodel Banco Mundial culparon a los bio-combustibles, entre otras cosas por elalza del precio de los alimentos(Europa Press, 2008). La Organiza-ción de Naciones Unidas (ONU), porsu parte, tras las críticas que han sur-gido desde diversos sectores acercade los posibles impactos ambientalesnegativos de los biocombustibles, hacreado un panel para estudiar el temade agrocombustibles y cambio climáti-co (Ruiz Soto, 2007). A su vez, laComisión Económica para Américalatina y el Caribe (CEPAL), conjunta-mente con la Organización deNaciones Unidas para la Agricultura yla Alimentación (FAO), han emitido uninforme que sostiene la posibilidad deque América latina produzca en granescala biocombustibles sin afectar laseguridad alimentaria de su población(CEPAL y FAO, 2007); pero otrosestudios de la FAO advierten sobrelos riesgos que implican los biocom-bustibles sobre los alimentos (Ne-

4 Por ejemplo, la industria biotecnológica está modificando ahora un maíz mediante ingenieríagenética, específicamente para la producción de etanol. Syngenta se presenta como la empre-sa que ha avanzado más al respecto.

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jamkis, 2008 y TeleSUR, 16-4-2008).En el orden internacional también

intervienen en los debates represen-tantes del ámbito académico, asícomo grandes cadenas de medios decomunicación masiva. En los aparta-dos que siguen, se incluyen estosactores en el conjunto de debates quese ponen de manifiesto.

En el nivel local, algunos de losgrandes productores de granos dicenprever beneficios de la producción debiocombustibles y se manifiestan afavor de instalarlos en el país. Entreellos, hay quienes han empezado ainvertir y quienes dicen tener planespara hacerlo en el corto plazo. Sinembargo, otros grandes empresariosno perciben que sea rentable el nego-cio o manifiestan cierta incertidumbre,en relación con cuestiones de rentabi-lidad, desarrollo tecnológico y sobrelas políticas que realizará el gobiernoal respecto.

Por su parte, el gobierno nacional ylos gobiernos provinciales y municipa-les también están involucrados condiscurso propio, aunque lo que sehace público masivamente, es casiexclusivo del nivel gubernamentalnacional. Adicionalmente, en los dis-cursos se advierte que falta claridadacerca de las atribuciones del gobier-no nacional y de los provinciales. Porejemplo, se discute bajo qué órbitacae el control sobre los bosques nati-vos, mientras el gobierno nacionalincentiva los biocombustibles. Entanto la nación atribuye responsabili-dades a las provincias y viceversa, eltema queda acéfalo. A su vez, en loque respecta al gobierno nacionalcomo actor, se advierte una falta decohesión hacia adentro.Representantes de distintas depen-dencias manifiestan opiniones e

intenciones de actuar divergentes.Por ejemplo, si bien por un lado elPrograma Nacional de Biocombus-tibles -actualmente marginal en lapolítica general de gobierno- incentivasu producción, el ingeniero EnriqueMartínez, presidente del INTI, en diso-nancia, sostuvo (Todo Noticias, 10-2-2008): “Con ahorro de energía, más eluso del sol, más el viento, más elagua, no se necesitaría toda esta his-toria de los biocombustibles”. Cabedestacar también el discurso presi-dencial del 27 de marzo de 2008, queexpresó la intención del gobierno dequerer desincentivar la exportación desoja mediante retenciones. A su vez,en días previos el ministro deEconomía había manifestado eldeseo de promover la generación devalor agregado por sobre la mera pro-ducción de soja en la cual está involu-crado gran parte del campo del país.Estos discursos por parte del gobier-no, aparecen como favorables para laproducción de biocombustibles, aun-que no arrojan demasiada luz respec-to de si efectivamente existen inten-ciones decisivas de promoverlos.

Al mismo tiempo, en el mapa deactores involucrados, se advierte queex o actuales funcionarios del gobier-no se interrelacionan, o incluso, for-man parte de otras esferas: del sectoracadémico, de organizaciones de lasociedad civil, de empresas locales omultinacionales, de organismos inter-nacionales, de consultoras, entreotros. De manera que algunos co-mentarios provenientes del sectorpúblico no son absoluta e imparcial-mente de ese sector.

En cuanto al ámbito académicolocal, existen opiniones diversas que,en su mayoría, coinciden con las líne-as de debate que se trabajan másadelante en este artículo. Cabe desta-

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car aquí, que si bien existe materialproducido en forma “cuasi-indepen-diente”, muchas investigaciones hanrecibido financiamiento específicopara estudiar el desarrollo potencialde biocombustibles5 y suelen ser pro-pensas a destacar sus virtudes6.Asimismo, existen académicos queejercen como consultores de grandesempresas. Estos vínculos o intereses,así como las diversas perspectivasprevalecientes, hacen que el ámbitoacadémico tampoco sea homogéneo.

Los medios de comunicación loca-les, en conjunto, pueden considerarsecomo otro actor involucrado. Gene-ralmente participan, al transmitir elfenómeno de los biocombustibles,subrayando sus enormes virtudes oalgún amenazador problema, aunquede manera fragmentada, mediática ymaniquea, sin difundir los procesoscomplejos subyacentes.7 Por otraparte, los sesgos de algunos medios,en cuanto a la difusión de los aspec-tos positivos del desarrollo en granescala de biocombustibles, podríanestar asociados con sus vínculosestrechos con grandes corporacionesque financian campañas publicitariasmonumentales. Como ejemplo, pue-

den citarse los ingresos que percibenen la actualidad ciertos medios delpaís por la difusión de publicidadessobre el maíz.

Organizaciones ambientalistas ysociales locales, participan de la dis-cusión advirtiendo los escenariosposibles de tipo ambiental y/o socialen caso de que la Argentina se vuel-que a la explotación de biocombusti-bles como estrategia de desarrollo.En la mayoría de los casos las predic-ciones suelen ser negativas8 y recla-man la intervención del Estado comoregulador y fiscalizador.

Otros actores locales involucrados,sin demasiada intervención en las dis-cusiones masivas, son los trabajado-res del campo, los pequeños produc-tores -tanto aquellos que podrían pro-ducir biocombustibles para autoabas-tecerse en actividades rurales, comolos pocos que buscan hacerlo para elmercado en pequeña escala - y losdirigentes de entidades agropecua-rias. Sin embargo, si bien ninguno deellos ha tenido protagonismo por símismo, aparecen en los discursos deotros actores9. Tampoco se han des-tacado en escena otros productoreslocales de la cadena.

5 Por ejemplo, en Mendoza, la Universidad de Cuyo y Repsol-YPF están desarrollando un proyec-to conjunto de investigación de cultivos alternativos para biocombustibles.

6 Esto también se observa frecuentemente en el nivel internacional donde, por ejemplo, compañí-as multinacionales como Monsanto financian investigaciones en universidades norteamericanas.

7 En relación con el vínculo entre medio ambiente y medios de comunicación véase Chaux (1993).8 Véanse apartados 3.2 y 3.3.9 Por ejemplo, una cuestión que se vincula con la producción de biocombustibles a partir de soja,

es la situación de los pequeños productores argentinos que replican semillas, sin pagar patentesa las compañías multinacionales. Sin embargo, no se sabe por cuánto tiempo será sostenibleesta situación. Hasta junio de 2005, los agricultores plantaron soja transgénica sin restriccionesrelativas a los derechos de propiedad intelectual o al pago de regalías. Pero desde ese momen-to, Monsanto presentó demandas judiciales contra los cargamentos con destino a Europa. En elaño 2006 detuvo, en promedio, un barco por semana durante varios meses e inició varias cau-sas judiciales: tres en España, una en Holanda y una en Dinamarca. Posteriormente, expertoslegales de la Comisión Europea observaron que la legislación de la Unión Europea no es aplica-ble a los derivados de los productos patentados. Sin embargo, como la opinión de los expertosno es vinculante en las cortes nacionales, hasta ahora no se ha llegado a ningún acuerdo yMonsanto continúa reclamando derechos de propiedad intelectual no sólo sobre la soja, sino tam-

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En este mapa de actores involucra-dos, existen participantes diversos y,a su vez, vinculados entre sí. Estosactores no son homogéneos y suheterogeneidad responde a puntos devista diferente; a la disponibilidad deinformación y a la capacidad de asi-milarla; al grado de vinculación conotros actores y, asociado a ello, a inte-reses subyacentes. Se apreciandefensores de la producción y/o utili-zación de biocombustibles, detracto-res y posiciones intermedias que loaceptan, pero restringidos a ciertascondiciones ambientales o sociales.En lo que sigue, se profundizan estascuestiones a través de distintos ejestemáticos que se presentan hoy como“debates sin resolver”.

3. Debates sin resolver

3.1 ¿Oportunidad? ¿Paraquién/es?

Algunos académicos, funcionariospúblicos y actores vinculados con laproducción (o producción potencial)de biocombustibles, dicen ver la posi-

bilidad de generar un impulso al desa-rrollo del país, promoviendo combusti-bles de origen vegetal.

Una ventaja estratégica que muchasveces se destaca es que, a diferenciade otras fuentes de energía, los bio-combustibles serían una fuente reno-vable10. Sin embargo, esta atribuciónestá actualmente en discusión, comopuede verse en el apartado 3.2. Otraventaja que se plantea es que seríanfácilmente adaptables a los sistemasde distribución y almacenamientoactuales.

También se alega que pocos paísespueden pensar en ser proveedoresinternacionales de biocombustibles engran escala. Uno es la Argentina,donde las posibilidades de producciónson alentadoras. Se dice que existenrecursos naturales para autoabaste-cerse y exportar11. Según un estudiode la Universidad de Wisconsin-Madison, el país es uno de los cincocon mayores potencialidades paraproducir y exportar biodiesel a bajocosto, principalmente a partir de sojay maíz (Bernal, 2008). En el país, la

bién sobre los productos derivados. Alrededor de este tema, se debate la capacidad de lospequeños productores de obtener rentabilidad a futuro al producir biocombustibles. Por ejemplo,entre diversas opiniones, Reboratti (2005) argumenta que la producción de semillas fuera delcontrol de las multinacionales muestra que los productores “…no resultan necesariamente ata-dos de pies y manos ante el capital internacional…”. Sin embargo, Teubal (2006) advierte: “…enel año 2001, cuando ya estaba plenamente establecida la soja transgénica en el país, Monsantocomienza a amenazar a los productores agropecuarios por el uso presuntamente ilegal de susemilla y a exigirle al gobierno argentino que haga cumplir la ley”.

10 Según F. Velasco, doctor en Ciencias Biológicas: “…Funciona como un sistema de conversiónde energía completo, que se autorreproduce (rápidamente y a bajo costo), se autorregula, seautorrepara (permitiendo operar con una unidad “siempre nueva”) y se puede seleccionar y modi-ficar genéticamente a los efectos de adaptarlo a diferentes ambientes y propósitos industriales”(Página/12, 5-3-2008). También C. Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina deBiocombustibles e Hidrógeno, sostuvo: “… estamos cerca del peak de petróleo, (…) y hay unacoincidencia en la búsqueda de una alternativa renovable, más amigable con el medio ambien-te. Los biocombustibles son una de estas alternativas” (La Nación, 29-4-2007).

11 El país es el principal exportador de aceites de origen vegetal, en su mayoría de aceite de soja,utilizable para biodiesel. Y es el segundo exportador de maíz, utilizable para etanol. Además,durante 2007, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, seexportaron más de 260 millones de dólares de biodiesel.

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producción de biodiesel es actual-mente más competitiva que la de eta-nol. Esta última implica mayores cos-tos y un rendimiento energético máspobre. Adicionalmente, en muchosámbitos locales, se considera que esbeneficioso “para el país” generar pro-ductos exportables, sobre todo conalto valor agregado12. La expectativade precios de materias primas eleva-dos a nivel internacional, con un valoragregado exportable que se añade,sería sinónimo de una entrada de divi-sas importante. Por lo que la posibili-dad de exportar biodiesel es uno delos argumentos fundamentales dequienes consideran este productocomo un potencial instrumento para eldesarrollo económico del país. A loque se suma que la demanda externade biocombustibles, ya es un hecho.Fundamentalmente pesan Europa yEstados Unidos, que en los próximosaños necesitarán importar biocom-bustibles para cumplir con sus metas;siendo la Argentina un proveedorpotencial a bajo costo13. Sin embargo,se menciona que es necesario distin-guir entre biocombustibles porque,por ejemplo, la Argentina sería máscompetitiva en producir biodiesel apartir de soja, que etanol. Brasil, encambio, dispone de tierras más apro-

piadas para etanol. Adicionalmente, la tecnología para

la producción está resuelta14. Sinembargo, todavía puede hablarse demejorar su eficiencia y aún existenrezagos respecto del Brasil, especial-mente en etanol. De todos modos,hoy, en el país; se están desarrollan-do proyectos experimentales paragenerar eficiencia en la producción yutilización de biocombustibles yaumentar su rentabilidad. Existen,abocados a esto, en mayor o enmenor medida, productores grandes ychicos, áreas de gobierno, investiga-dores universitarios, industriales delsector aceitero y energético, entreotros. Algunos analizan la factibilidadde cultivos alternativos en laborato-rios o en territorio, otros buscan esta-blecer una planta de producción parasu propio abastecimiento, otros incen-tivan la creación de polos exportado-res (por ejemplo en Santa Fe) y otrosbuscan adaptar medios de transportea esta nueva fuente energética15.

Por otra parte, en el país se observaun acuerdo generalizado acerca de lanecesidad de orientarse al desarrollode fuentes alternativas de energíarespecto de los combustibles tradicio-nales. La Argentina utiliza esencial-mente como energía primaria, el

12 Se propone, en este sentido, convertir proteína vegetal y animal y así, por ejemplo, exportar polloa China, que tiene mayor valor agregado que la soja. Con sus subproductos, generar biocom-bustible y también venderlo al extranjero que, de igual modo, tiene valor agregado. Al respectoel empresario de granos, G. Grobocopatel argumentó: “….Tenemos que buscar la mayor riquezaposible para la Argentina y venderle al mundo con el mayor valor agregado posible. (…) Tenemosque apuntar para arriba, no para abajo, generando el círculo de la riqueza. Por eso, hay quedesarrollar innovación, conocimiento, etc. (…) No se puede distribuir riqueza si primero no secrea…” (Todo Noticias, 10-2-2008).

13 Un ejemplo de demanda efectiva lo dio la compañía petrolera British Petroleum, que informó quecompraría inmediatamente toda producción nueva de aceite para biodiesel que hubiese disponi-ble (Página/12, 5-3-2008).

14 Ya durante la segunda guerra mundial una ley promovió en la Argentina el uso de maíz parahacer etanol, porque no había suficiente importación de petróleo.

15 Por ejemplo, la Universidad Nacional de Córdoba y las Fuerzas Armadas han desarrollado unavión que funciona en un 20% a biocombustibles. La expectativa es lograr, en algún momento,llegar al 100%.

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petróleo (en un 40%) y el gas natural(en un 43,6%)16, ambos con limitadasreservas. A esto se agrega el fuerteaumento del consumo de energía percápita evidenciado a lo largo del tiem-po, las proyecciones ascendentes yun precio del petróleo que ha ganadoterreno dentro del vector de preciosrelativos. Como corolario, permanen-temente se oyen voces que reclamanenergías alternativas que permitanmenguar las importaciones de com-bustibles fósiles y los impactos de lasfluctuaciones en su precio internacio-nal. Según Daniel Montamat, exSecretario de Energía (1999-2000) yconsultor: “Nosotros estamos con pro-ducción y reservas de petróleo encaída. Tenemos que diversificar nues-tra matriz (…) Argentina tiene queentrar en esta carrera de los biocom-bustibles, porque se está quedandosin petróleo y va a tener que importar.Entonces necesita diversificar sumatriz energética…” (Todo Noticias,10-2-2008). También el subsecretariode Combustibles de la Nación CristianFolgar, expresó: “Dentro de tres ocuatro años vamos a estar introdu-ciendo biocombustibles en el merca-do local en forma masiva” (La Nación,29-4-2007). A esto, se suma la ley26.093 de Promoción de los Biocom-bustibles, que indica que para 2010las naftas y el gasoil deberán mez-clarse con, al menos, un 5% de bio-combustibles17.

Además, si bien algunos actoreslocales ubican los biocombustiblescomo la posibilidad de emancipaciónde los problemas energéticos internosactuales y futuros, o bien como unafuente de exportaciones generadora

de divisas, otros sostienen que esterecurso es acotado o incluso, paraalgunos, no viable.

La falta de credibilidad en los bio-combustibles para abastecer energé-ticamente, en grado significativo alpaís es consecuencia, por un lado, delas amplias y crecientes necesidadesenergéticas (locales y globales). Porotro lado, se suma a esto la acotadadisponibilidad de tierras para producirbiocombustibles elaborados a partirde maíz y soja, sobre todo, teniendoen cuenta la necesidad de disponerde espacio para la producción de ali-mentos y otros productos o, en sudefecto, de generar productos expor-tables y así disponer de divisas paraimportar.

Otro argumento que sirve de funda-mento a las posturas escépticas res-pecto al desarrollo de biocombusti-bles para el abastecimiento local oexterno, es la limitada capacidad degeneración de energía neta (respectode la energía utilizada para su pro-ducción). En este sentido, la AgenciaEuropea del Medio Ambiente conside-ra que la producción actual de bio-combustibles no conlleva un uso ópti-mo de los recursos de biomasa quelogre reducir la utilización de combus-tibles fósiles. Por lo tanto, argumenta,sería preferible orientar la tecnologíahacia la producción de calor y electri-cidad, que resulta económicamentemás competitivo (Europa Press, 18-4-2008). Según Bronstein (2007), “…desde el punto de vista energético laenergía neta que se obtiene es ape-nas positiva o incluso negativa (…) Elmundo usa cada vez más cantidadesde petróleo, porque el “oro negro”

16 Según datos de la Secretaría de Energía de la Nación.17 Estos porcentajes equivalen a unas 640.000 toneladas anuales de biodiesel y 160.000 tonela-

das de bioetanol. Por otro lado, la industria automotriz, actualmente impone ese porcentaje comolímite máximo, para dar garantía a los motores de los vehículos.

81Biocombustibles en la Argentina

tiene, por comparación con otros car-burantes, una alta tasa de retornoenergético”. A su vez, es difundido yaceptado por la mayoría de los acto-res que, si en el nivel mundial pusié-ramos todos los aceites vegetales quehoy se producen a fabricar bioetanol,estaríamos reemplazando alrededordel 12% de lo que hoy se produce degasoil. Y si dedicáramos toda la pro-ducción de maíz y caña a etanol, sóloreemplazaríamos aproximadamenteun 22% de la demanda mundial denafta.

Otros, que atenúan los discursosprometedores de la producción masi-va de biocombustibles, explican queel monocultivo es generador dedependencia, tanto económica comoclimática. Además, según Trigo(2005), a los riesgos macroeconómi-cos y sociales del monocultivo -refi-riéndose a la soja en particular-, sesuma que la diversidad agroecológicadel país permite, en cambio “… unavariedad mucho mayor de produccióny de exportaciones, que probable-mente esté mejor alineada con lasnuevas tendencias de demanda en elmercado de alimentos”.

Productores potenciales, alegantambién cuestiones de rentabilidadeconómica: hoy los biocombustiblesno son rentables internamente, argu-yen, porque las naftas parten de unprecio del crudo mucho menor alinternacional (La Nación, 29-4-2007).También se ha sugerido que los bio-combustibles tienen actualmente cos-tos de producción superiores a los dela gasolina, pero como el precio inter-nacional de la misma es muy alto, porahora pueden comercializarse. Sinembargo, si bien es factible que losprecios del petróleo se mantenganelevados, es un factor incierto. SegúnMondragón Báez (2007), el precio delpetróleo puede caer, y las plantacio-

nes de insumos para biocombustiblespodrían estar “…en plena produccióncuando caiga el precio y serán una delas causas de su caída. Como todaslas fiebres económicas, ésta sederrumbará en el momento en que laproducción sea máxima y la superpro-ducción -de biocombustibles- se des-borde por el mundo”.

Esto, junto con la falta de garantíassobre qué ocurrirá con la rentabilidada futuro, en parte por la incertidumbrerespecto de las políticas que adoptaráel gobierno en relación con la activi-dad; ha desincentivado a algunos pro-ductores locales incipientes.

Se suma otra cuestión que generaun panorama incierto, sobre todo enun horizonte de largo plazo, que es ladel desarrollo tecnológico. Si bientanto en el nivel local como en el glo-bal se está invirtiendo en generaciónde tecnologías para impulsar distintosmodos de producción de biocombusti-bles en la búsqueda de incrementarsu eficiencia; paralelamente, están enproceso de investigación modelos deutilización de energía más eficientes(en el transporte, principalmente) y,por otro lado, existen importantesinversiones en el desarrollo de otrasenergías alternativas no tradicionales(solar, eólica, etc.). Además, hoy seestán estudiando otros modos degenerar biocombustibles, no tan liga-dos a la soja y el maíz. Por ejemplo,se investiga la generación de biodie-sel a partir de algas y agua; entreotros. En el caso en que estos experi-mentos prosperen con éxito, cabepreguntarse el lugar que podrían ocu-par los biocombustibles a largo plazoen el país.

Ahora bien, si consintiéramos quelos biocombustibles significan o pue-den convertirse en una oportunidad,¿quiénes serían sus beneficiarios?

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Hay quienes en su retórica afirmanque la oportunidad es “para el país”.Por ejemplo, el empresario GustavoGrobocopatel18 sostuvo: “Se trata deuna oportunidad, más que un peligropara Argentina. (…) El sindicato detransportistas debería estar contentocon el biodiesel. Además del transpor-te, esto estimula la maquinaria agríco-la, fertilizantes, petroquímica, metal-mecánica, etc. (…) ¿Por qué si existela posibilidad histórica de que losclientes demandan etanol, nos vamosa negar al desarrollo? ¿Por qué lesprohibiríamos a los automóviles ale-manes usar biodiésel? La gente quie-re en el mundo etanol y nosotrospodemos venderlo”. Otros, a su vez,hablan de beneficios “para los paísesen desarrollo”. Se argumenta en estesentido que quienes saldrán benefi-ciados serán los países que puedanser proveedores internacionales deesta fuente energética alternativa yprometedora. Éstos podrían, comoconsecuencia de las divisas genera-das a partir de las exportaciones,mejorar tanto sus cuentas fiscales,como externas. En cambio, los paí-ses actualmente importadores demaíz, se verían perjudicados. Otros,incluso, hablan de un beneficio “parael mundo en su conjunto”. Tal es elcaso de Sidney Weintraub, experto enenergía del Centro de EstudiosEstratégicos Internacionales, con inje-rencia en las decisiones públicas nor-teamericanas, que sostuvo: “Si laspotencias van a necesitar biodiésel ybioetanol para reemplazar parte delos hidrocarburos que ahora importan,es necesario diversificar la oferta yfomentar desde ahora su producción

mundial. Todos se verían beneficia-dos si esta alianza logra sus objeti-vos” (La Nación, 29-4-2007). Sinembargo, hay quienes advierten que“los países en desarrollo” serían losmayores perjudicados. Por ejemplo,Mondragón Báez (2007) argumentaque si caen los precios del petróleo“…las pérdidas correrán por cuentade los ‘aliados estratégicos’ que sumi-nistraron sus tierras y de regionesenteras que sufrirán el daño ecológi-co”. Según Gómez Barata (2007):“…Los países del Tercer Mundo nopueden alegar inocencia ni esperargenerosidad o comprensión deEuropa y los Estados Unidos, queahora necesitan las tierras y el sol (…)para cultivar un sucedáneo de lagasolina a la que son adictos. (…) Aestas alturas promover el latifundio, elmonocultivo y la plantación genética-mente modificada es añadir jorobas alas deformaciones estructurales yaexistentes”.

Ahora bien, estos discursos operan,en cierto modo, como si las mencio-nadas -“el país”, “los países en desa-rrollo” o “el mundo en su conjunto”-fueran entidades homogéneas haciaadentro. Sin embargo, también exis-ten controversias acerca de quiénesse verían favorecidos y quiénes des-favorecidos en el interior de las eco-nomías domésticas.

Algunos actores explican que lossectores de menores recursos podrí-an resultar beneficiados por la pro-ducción de biocombustibles. Porejemplo, Montamat sostuvo, al referir-se a los biocombustibles: “Poner elénfasis en exportar valor agregado

18 Gustavo Grobocopatel es el gerente general del grupo de agronegocios “Los Grobo”. Es reite-radamente citado por los medios de comunicación y algunas veces en la literatura académica,ya que factura anualmente 65 millones de dólares, según datos de la propia empresa y es unode los mayores productores locales de granos, con 70 mil hectáreas sembradas, de las cualescerca de 30 mil están dedicadas a la soja (Todo Noticias, 10-2-2008 y www.losgrobo.com.ar).

83Biocombustibles en la Argentina

dará puestos de trabajo de calidadcon altos salarios y hará superar lapobreza y otros problemas sociales(…) En el mundo, los pobres de lospobres son pobres energéticos tam-bién, que en su mayoría habitan áreasrurales, sin acceso a sistemas ener-géticos comerciales. Estaríamos ayu-dando a combatir la pobreza si lesdamos la oportunidad de que a lamateria prima que generan se lesagregue un valor o que valga más”(Todo Noticias 10-2-2008). Según elempresario Grobocopatel: “Nadie seperjudica con esto. Lo importante esque aumenten los salarios, creandoriqueza. Yo creo en el círculo de lariqueza. Hay que crear riqueza, pro-mover las inversiones. (…) Ojala subael precio del trigo un 100%. El tema esque suban los salarios un 500%,comoconsecuencia del valor agregadogenerado por la producción de bio-combustibles (…) Igual yo tengodudas, es probable que nos equivo-quemos. Pero lo que tenemos quetener es una inexorable pasión por lacreación de riqueza…” (TodoNoticias, 10-2-2008).

Sin embargo, existen académicos yparticipantes de organizacionessociales que sostienen que los princi-pales beneficiarios serían, -segúnremarcan algunos de ellos: “como

siempre”- los grandes productores delcampo y las empresas locales y multi-nacionales asociadas. El argumentoes que ambos actores invierten en eldesarrollo de biocombustibles en lamedida en que ven este fenómenocomo una nueva oportunidad paraexpandir sus mercados19. En tanto losperjuicios sociales serían para otrossectores. Se destacan los reclamosque podrían hacerle a los pequeñosproductores las empresas multinacio-nales sobre el suministro de semillaspor supuestas violaciones de paten-tes; su control casi monopólico de losmercados de maquinaria agrícola,agroquímicos y fertilizantes y su inje-rencia en las políticas públicas y enlas legislaciones.

Otro tema que ha derivado en eldesarrollo de abundante literatura esel de la creciente concentración de latierra, que haría que, cada vezmenos, los sectores excluidos dispon-gan de este recurso como para poderaprovechar los supuestos beneficiosde los biocombustibles. Según AzcuyAmeghino (2007), “… los grandescambios que se han producido en laagricultura pampeana durante los últi-mos 15 años determinaron un creci-miento espectacular del plusvalorinterceptado por la propiedad territo-rial, ya se trate de rentas pagadas a

19 Según Teubal (2006): “… la Argentina se transforma en uno de los principales países del tercermundo en el que se impulsan los cultivos transgénicos. Todo ello de la mano de la siembra direc-ta, la semilla RR resistente al glifosato y las empresas transnacionales, sus principales favoreci-das”. Rubio (2007), al respecto, sostiene: “…en el nuevo orden mundial las empresas dinámicasson aquellas que impulsan la producción de agrocombustibles. Varias de las empresas quedominaron en el orden agroalimentario anterior -productoras de semillas, comercializadoras ydistribuidoras de cereales- están incursionando en la producción de estos energéticos, actividadque se convierte en la punta de lanza de la acumulación”. Según lo expresó un documento delMovimiento Mundial por los Bosques (2006): “…centenas de millones de hectáreas de tierras fér-tiles se concentrarán bajo el poder de grandes transnacionales y pasarán, de producir alimentosa producir combustibles, en un mundo donde el hambre y la desnutrición son ya problemas gra-vísimos. En el mismo proceso expulsarán a millones de productores rurales y pequeños campe-sinos, que en su mayoría deberán emigrar a los cinturones de miseria de las grandes ciudades.Los bosques dejarán de asegurar el sustento de millones de personas que de ellos dependen,para ser sustituidos por cultivos energéticos”.

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terceros o retenidas por los producto-res propietarios”. Sobre este tema,también hay quienes sugieren que laactividad en sí misma generaríamayor concentración, dejando apequeños productores sin fuente deproducción. Sin embargo, AzcuyAmeghino (2005) argumenta, en labúsqueda de diferenciar aspectosinherentes a la actividad de otros aje-nos (al referirse a las consecuenciasde la “sojización” en particular yhaciéndolo extensible a otros rubrosagro-ganaderos) que “… lo ocurridoen los últimos años en el agro argen-tino es, en buena medida, producto dela articulación de las tendencias delarga duración del desarrollo del capi-talismo (…) con una política que esti-muló, aceleró y agudizó las leyes dela acumulación-desacumulación decapital…”.

Otra cuestión que también se alegaes que en el norte del país la agricul-turización genera condiciones socia-les particulares, pues determina laexclusión de comunidades que hanvivido tradicionalmente de los montesy bosques nativos.

Se agrega a esto el posible impactoambiental, que sería desigual, porencontrarse quienes disponen demenores recursos económicos gene-ralmente en los espacios físicos másvulnerables.

Finalmente, otro argumento que seexpresa, es que las actividades basa-das sobre la siembra directa -meca-nismo utilizado de manera generaliza-da en la producción de soja- songeneradoras de escaso nivel deempleo respecto de otras. Relativa-mente, demandarían mucho menorempleo de baja calificación, absor-biendo, en cambio, poco empleo conalta capacitación. El fenómeno queatenta contra el nivel de empleo, sepotenciaría en la zona norte argenti-na, donde la soja ha desplazado culti-vos regionales, con alta capacidad deabsorción de empleo (AzcuyAmeghino y León, 2005). La soja espoco intensiva en mano de obra eintensiva en tecnología. Lo mismoparece ocurrir con los demás inte-grantes de la cadena que antecedensu producción y la suceden paratransformarla en biocombustible. Encontraposición con estas afirmacio-nes, sin embargo, algunos textos des-tacan que el auge de la soja transgé-nica fue promotor de empleo20.

3.2 Impacto ambiental Si bien defensores de los biocom-

bustibles utilizan frecuentemente elprefijo Bio, como sinónimo de queestos tienen exclusivamente conse-cuencias medioambientales positi-vas21, está actualmente en debate si

20 Por ejemplo, Trigo (2005) atribuye arbitrariamente a este fenómeno características propias, quepromoverían mayor empleo, respecto de otras actividades de la economía, perdiendo de vistaque existe en sus enunciados un problema de atribución de efectos causales, dado que el fenó-meno del auge de la soja transgénica se dio junto con un cambio fundamental en el contextomacroeconómico y en las políticas vigentes. Sus argumentos no dan cuenta de qué hubiesepasado si los recursos disponibles se hubiesen ubicado en otros sectores de la economía. Estomerece un estudio aparte. Reboratti (2005) explicó que: “…voceros de la actividad indicaron que(…) hay que advertir la aparición de una cadena de valor alrededor de la soja, que pondría a laagricultura a la altura de otros sectores de la economía en cuanto a su capacidad de generarriqueza y trabajo…”.

21 Por ejemplo, el presidente Lula da Silva, en igual línea discursiva que Bush, declaró: “El biodie-sel es la solución que el planeta necesita para descontaminar.” (La Nación, 26-4-2007). SegúnTrigo (2005), Director Ejecutivo de la Fundación ArgenINTA, pero a su vez integrante del grupo

85Biocombustibles en la Argentina

los beneficios ambientales de produ-cirlos y utilizarlos, superan o no suscostos22. Toda generación de energíatiene algún impacto ambiental. Lo queocurre, es que el impacto posible,difiere no solamente en grado, sinotambién cualitativamente. Esto dificul-ta la evaluación relativa que se hacede esas generaciones en términosambientales. Por lo que diversos acto-res participan también de esta discu-sión, apoyando en distintos casos laconjetura de los biocombustiblescomo “amigables para el medioambiente” o lo contrario.

En los países europeos, al menosen lo discursivo por parte de losgobiernos, uno de los aspectos funda-mentales que promovió el desarrollode los biocombustibles fue la procla-mación de una ventaja ambiental ypara la salud, pues generarían menosemisiones nocivas, respecto de loscombustibles tradicionales. Funda-mentalmente, se ha argumentado quelos biocombustibles permitirían frenarel Cambio Climático Global y bajar eltenor de azufre emitida, evitando conesto la lluvia ácida23.

Sin embargo, se argumenta quealgunos biocombustibles, en lugar deatenuarlas, generan más emisiones,afectando la salud y el medio ambien-te, pues crean una polución más pul-verizada. Además, liberarían contami-nantes que destruyen la capa deozono, la Argentina sería uno de lospaíses que se vería más afectado poreste fenómeno. Adicionalmente seobserva: “El proceso de obtencióncontamina el aire con aldehídos yalcoholes que son cancerígenos. Elsupuesto de un combustible “verde ylimpio” es una falacia” (Bronstein,2007 y Pinto, Melo y Mendonça,2007).

También están en debate público lasconsecuencias de la producción debiocombustibles sobre el volumen deGases de Efecto Invernadero (GEI),generadores del Cambio ClimáticoGlobal. Defensores de esta fuenteenergética afirman que podría no emi-tirse dióxido de carbono neto hacien-do que la nueva planta vuelva aabsorberlo24. Otros aseguran que lasemisiones generadas serían menoresa las que generan las fuentes tradicio-

CEO, empresa consultora en economía y organización, existen beneficios ambientales – sinmencionar perjuicios-: “… la recuperación de la fertilidad de los suelos, (…) la contribución a miti-gar el efecto invernadero (…) y la índole del herbicida utilizado”. Otro ejemplo, proveniente delsector privado norteamericano, es el de D.Lewis, quien estudia el desarrollo de los biocombusti-bles en América latina y el Caribe para Manchester Trade (consultora con sede en WashingtonD.C.) y que aseguró: “…es una forma de energía más limpia, más barata y producida localmen-te’’ (Bridges, 2007). Según Rubio (2007), Estados Unidos utiliza “… una grotesca banderaambientalista que no logra ocultar los intereses económicos y políticos que persigue”.

22 Por ejemplo, la Agencia Europea del Medio Ambiente estima que la cantidad de superficie culti-vable necesaria para cubrir los objetivos de la Unión Europea no se puede alcanzar sin dañar elmedio ambiente en el continente, “…las consecuencias serán el incremento de las presionessobre el suelo, el agua y la biodiversidad” (Europa Press, 18-4-2008). Según Greenpeace-Argentina, “…hoy Alemania es el principal comprador de biodiesel argentino, ya que este paíseuropeo pretende alcanzar sus metas con el biodiesel producido en países en vías de desarro-llo. (…) La producción de biodiesel de soja demandará 9 millones de hectáreas de ese cultivo,poniendo en peligro nuevamente a nuestros ecosistemas naturales.” (Testa, 2008).

23 La lluvia ácida genera enfermedades respiratorias y de piel en la población e impacta negativa-mente sobre distintas especies de flora y fauna. Cabe destacar que este es un fenómeno fla-mante en la Argentina, según algunos investigadores, a partir de la importación de fuell oil desdeVenezuela, con alto contenido de azufre.

24 Javier Fernández Velasco, doctor en Ciencias Biológicas aseguró: “El uso de los biocombustibleses carbono-neutro. El único requerimiento es que toda la biomasa que se coseche y combustio-

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nales de energía. En efecto, la retóri-ca de las grandes empresas multina-cionales dedicadas a la biotecnología,expresa generalmente que los bio-combustibles ayudarán a resolver laproblemática del cambio climático.Sin embargo, representantes dediversas organizaciones ambientalis-tas manifiestan que tanto el bioetanol,como el biodiesel serían, al igual quelos combustibles fósiles, generadoresde GEI significativos e incluso podríansuperar a estos últimos25. Los biocom-bustibles son emisores de dióxido decarbono por la combustión que segenera al producirlos26. Adicional-mente, su producción requiere unautilización intensiva de maquinariaspesadas, transporte (de biomasa y dedistribución hasta el consumidorfinal), herbicidas y fertilizantes; todo locual supone la utilización del petróleoy derivados, también generadores deGEI. Por ejemplo, como consecuen-cia de la utilización de fertilizantesnitrogenados para la soja, la Argenti-na está creciendo como emisor deGEI en el nivel mundial (Camilloni,2007). Por lo tanto, los biocombusti-bles no serían una solución al cambioclimático ya que, además de las con-secuencias que este fenómeno ten-dría, en lo que respecta al país, gene-raría presiones internacionales paraque Argentina se comprometa a dis-minuir emisiones. Según Barros(2008), integrante del PanelIntergubernamental sobre CambioClimático, “…nos van a venir con quetenemos que reducir emisiones.

Bienvenido. Porque eso significa quevamos a tener que usar la energía enforma racional.” Muchos aducen quese lograría una reducción más efecti-va de los GEI con energías más efi-cientes y limpias; y tecnologías quepermitan ahorro en la utilización de laenergía. Se suma a esto que numero-sos grupos ambientalistas sostienenque los sumideros naturales de GEI,desbastados por cultivos para la pro-ducción de biocombustibles, absor-ben más de estos gases que los culti-vos que los reemplazan. En conse-cuencia, en el Banco Mun-dial, en laONU y en revistas científicas interna-cionales, entre otros, actualmente sediscute enfáticamente el impacto delos biocombustibles sobre el CambioClimático Global.

Por otra parte, se ha manifestadoque la deforestación promovida por laproducción de biocombustibles aten-taría contra las especies de flora yfauna nativa, teniendo esto conse-cuencias negativas sobre la biodiver-sidad. Según Testa (2008), represen-tante de Greenpeace Argentina, “…Laproducción de biodiesel a base desoja para el mercado alemán amena-za los últimos bosques nativos denuestro país”. Procesos de deforesta-ción, que incluyen extensas áreas debosques nativos, han tenido lugar,especialmente en la zona del norte dela Argentina, donde la agriculturiza-ción ha venido jugando un rol funda-mental27. Sin embargo, grandes em-presas multinacionales de biotecnolo-

ne necesita ser regenerada a la misma velocidad. Esto no siempre se cumple en países en desa-rrollo” (Página/12, 5-3-2008).

25 Por ejemplo, la Agencia Europea del Medio Ambiente considera que la producción actual de bio-combustibles no logra reducir la emisión de gases de efecto invernadero (Europa Press, 18-4-2008 y Bernal, 2008).

26 El grado de emisiones varía según su proceso de producción y los insumos utilizados. Por ejem-plo, el bioetanol de caña de azúcar reduce las emisiones de GEI con más efectividad que el deri-vado del maíz, por utilizar menos fertilizantes.

27 Según A. Borón (2007), sociólogo y referente de movimientos sociales, para generar biocom-bustibles, “…se deberá destinar ingentes extensiones de la superficie selvática y boscosa para

87Biocombustibles en la Argentina

gía que se están abocando al desa-rrollo de los biocombustibles, hanexpresado que mediante los altos ren-dimientos generados por sus propiastecnologías, se evitará aumentarmasivamente la superficie agrícola, ydestruir importantes hábitat para lafauna salvaje y otros ecosistemas sin-gulares. En disonancia con este dis-curso, hay quienes manifiestan quemuchas especies locales serían, enese caso, contaminadas por los orga-nismos genéticamente modificadosutilizados en dichos cultivos.

Otra dimensión de lo ambiental, sonlas consecuencias que tendría la pro-ducción de biocombustibles sobre lossuelos. Estos se degradarían por elmonocultivo -si es que no se desarro-lla una estrategia de producción diver-sificada y con rotación- y por el uso deagroquímicos. La falta de reposiciónde nutrientes en relación con suextracción, haría que los suelos fue-ran perdiendo su fertilidad natural,limitando así su capacidad de produc-ción. El monocultivo también atentaríacontra la diversidad biológica del país,resaltándose el impacto sobre ladiversidad de microorganismos. Eneste sentido, cabe destacar que, sibien en el ámbito académico se cono-cen algunos de los efectos negativosque esto podría tener, aun no estánclaras todas las derivaciones poten-ciales. Según G. Tokatlian, director deCiencia Política y RelacionesInternacionales de la Universidad deSan Andrés “eludir el debate de losefectos ambientales de un uso excesi-vo y abusivo de los suelos para obte-ner productos convertibles en com-bustibles sería inconveniente” (LaNación, 29-4-2007). Esto se suma aque el aumento de las lluvias también

ha repercutido, junto con un contextointernacional promotor, al incrementodel cultivo de soja en zonas no con-vencionales. En este sentido, se citanefectos indirectos que podría tener laagriculturización, por ejemplo, redistri-buyendo el ganado a zonas denomi-nadas “ecosistemas frágiles”. Fe-nómeno, a través del que se margina-lizaría la ganadería a zonas cada vezmenos fértiles, generando sobre-pas-toreo y haciendo cada vez menosaptos esos suelos (Fernandez Cirelli,2007). Otra cuestión que surge encuanto a los suelos es que, cultivoscomo la soja absorben poca agua,favoreciendo esto las inundacionesen algunas regiones (Mathis, 2006 yAzcuy Ameghino, 2005). Sin embar-go, algunos contraponen a estos per-juicios ambientales, las ventajas aso-ciadas con el desarrollo de la siembradirecta, vinculada con el paquete tec-nológico de la soja RR y el glifosato.Este mecanismo, se argumenta, con-serva la fertilidad y estructura de lossuelos, con baja roturación y utilizan-do menor proporción de herbicidas.No obstante, “…ha sido presentadaunilateralmente como la base de sus-tentabilidad de planteos de agriculturacontinua, sin rotación…” (AzcuyAmeghino, 2005). Además, se contra-argumenta que la siembra directatiene un desarrollo de patógenos en elsuelo significativamente mayor a lastécnicas tradicionales y que el glifosa-to genera desequilibrios ecológicos, alpromover ciertas plagas y malezas.

Se discute también el impacto de losbiocombustibles sobre el agua, temaque se prevé cobrará relevancia enlos próximos años. Principalmente losambientalistas se expresan sobre lacontaminación generada a través de

poder cumplir con las exigencias del nuevo paradigma energético. Claro está que el daño ecoló-gico global (…) es de proporciones incalculables.” (Borón, 2007).

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la utilización de agroquímicos. SegúnLlairó (2007), las acciones sobrehumedales en Sudamérica, van ensentido opuesto a las que se estánrealizando en otros humedales delmundo, en donde hoy se intenta tra-bajar sobre las alteraciones ocasiona-das al ecosistema28. A su vez, otrosambientalistas sostienen que losrequerimientos de agua para la pro-ducción de biocombustibles son exce-sivos y no sostenibles. Por ejemplo,se estima que cada litro de etanol,según los suelos y el tipo de cultivodel cual se extrae, consume entrecuatro y doce litros de agua29.

Pese a estas discusiones que giranen torno de ciertas consecuenciasinherentes a la producción y utiliza-ción de biocombustibles en particular,también existen quienes atribuyen laproblemática ambiental vigente y fac-tible, a cuestiones estructurales, porsobre una forma particular de producirenergía. En este sentido, se sostieneque, desde la era industrial, la pro-ducción mundial se ha incrementadovertiginosamente en un mismo eco-sistema. Las perspectivas no hacenvislumbrar sostenibilidad alguna. Porlo tanto, se recomiendan solucionesdrásiticas, que además de incidirsobre la tecnología vigente, actúensobre el crecimiento demográfico y/olas pautas de consumo de la sociedad(Canziani, 2007).

3.3 Energía versusAlimentos

Respecto de la disyuntiva “energíaversus alimentos”, predominan dosposturas radicales y enfrentadas. Unaes la que arguye que, cuando la pro-ducción de biocombustibles se realizaa partir de cultivos generados especí-ficamente para tal fin, y no con restosde biomasa producida en otras activi-dades, el suelo cultivable disputa suasignación entre alimentos y biocom-bustibles. La consecuencia de estapresión sobre el agro, sería una dis-minución en la cantidad y un aumentoen el precio de los alimentos. La otrapostura es la que sostiene que tal dis-yuntiva entre agrocombustibles y ali-mentos no es válida.

El caso más citado como evidenciade la disyuntiva energía versus ali-mentos es el mexicano, durante el pri-mer semestre de 2007, cuando la pro-ducción de biocombustibles a partirde maíz, habría hecho que ésteaumentara de precio, provocando queuna de las comidas de la canastabásica de ese país- la tortilla de maíz-, llegara a más que duplicar su pre-cio. Distintos actores se manifiestanadhiriendo a la validez de esta dis-yuntiva.

Por ejemplo, en el ámbito del gobier-no nacional Martínez, presidente delINTI, sostuvo (Todo Noticias, 10-2-2008): “Mientras haya granos que sonnecesarios para la subsistencia ele-mental de centenares de millones depersonas en el mundo, yo quisiera

28 Llairó también afirma que, se prevé una escasez mundial de agua, por lo que hoy, en el nivelinternacional, ésta es una cuestión de seguridad y, a su vez, estratégica: “el agua va a valer másque el petróleo”.

29 “No es verdad que los biocombustibles sean una fuente de energía renovable y perenne, dadoque los factores cruciales en el crecimiento de las plantas no es la luz solar sino la disponibili-dad de agua y las condiciones apropiadas del suelo. Si no fuera así, podría producirse maíz ocaña de azúcar en el desierto de Sahara. Los efectos de la producción a gran escala de los bio-combustibles serán devastadores.” (Bronstein, 2007).

89Biocombustibles en la Argentina

que no se incentive más la demanda yque suban los precios, mientras estose puede suplir con ahorro de ener-gía, por ejemplo mediante autos máseficientes. A eso está abocado elINTI, pero nadie nos presta atenciónhace 15 años. (…)¿Para qué aumen-taríamos el precio del maíz si nopodemos garantizar el aumento de lossalarios? (…) Vamos a sacar tierrasde la producción de alimentos paraproducir biocombustibles porque losamigos refinadores quieren que estosuceda. (...) Si el mundo pierde, per-demos inexorablemente, por más queen algún momento ganemos. El pro-blema alimentario no está resuelto enel mundo a mediano plazo. (…) Es unproblema mundial y no puede desa-rrollar su horizonte en base a unaoportunidad de negocio puntual. (…)Tenemos que satisfacer las necesida-des de la gente (...) Si desplazamos 2millones de hectáreas que podríanestar produciendo alimentos con valoragregado, para producir bioetanol, esun problema”.

Otro ejemplo es un artículo publica-do en el diario norteamericano TheWashington Post, en donde Brown yLewis (2008), expertos en temasambientales, solicitaron al congresode los Estados Unidos que reconside-re los mandatos de leyes recientesque requieren el desvío de cosechasalimenticias para la producción debiocombustibles”.

En esa perspectiva, se ubican tam-bién algunos integrantes del ámbitoacadémico. G. Tokatlian argumentó:“…desconocer el valor crucial de losbienes primarios como base de la ali-mentación y como recurso estratégicopara garantizar la seguridad alimenta-ria sería un error mayúsculo” (LaNación, 29-4-2007). Según Rubio(2007), “… la producción de alimentos

para energéticos y con ello, la reduc-ción de la oferta mundial de granospara alimentos implica que los paísesdependientes se verán obligados afortalecer la autosuficiencia alimenta-ria a riesgo de orientar elevados mon-tos de sus divisas a la compra deencarecidos alimentos en el exterior”.Según A. Borón (2007), “…hoy noshallamos en presencia de una “segun-da vuelta” de la mercantilización. Sien la primera el capitalismo transfor-mó a los alimentos requeridos parasostener la vida humana en mercancí-as que deben adquirirse en el merca-do, mediante esta “segunda vuelta” seproduce una aberrante desnaturaliza-ción de aquellos: los alimentos sonconvertidos en energéticos para viabi-lizar la irracionalidad de una civiliza-ción que, para sostener la riqueza ylos privilegios de unos pocos, incurreen un brutal ataque al medio ambien-te (…) El capitalismo se dispone apracticar una masiva eutanasia de lospobres (…) Por más que los discursosoficiales aseguren que no se trata deoptar entre alimentos y combustiblesla realidad demuestra que esa y nootra es precisamente la alternativa”.

En la esfera de los organismos inter-nacionales, también existen quienesse expresan en relación con la dis-yuntiva “energía versus alimentos”.Por ejemplo, si bien un controvertidoestudio conjunto de la CEPAL y laFAO de mayo de 2007 argumenta queAmérica latina podría producir en granescala biocombustibles sin afectar suseguridad alimentaria, según Fernan-do Soto, jefe de Política Regional -también de la FAO-, “…hay un riesgode que más personas no sean capa-ces de comprar los alimentos másbásicos… “(Nejamkis, 2008). A suvez, otros representantes de la mismainstitución afirmaron durante laConferencia Regional para América

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latina y el Caribe, realizada en elBrasil en abril de 2008, que la produc-ción de biocombustibles debe tomaren cuenta el derecho a la alimenta-ción y la seguridad alimentaria de lospueblos (TeleSUR, 16-4-2008).Paralelamente, un informe del relatorde la ONU Jean Ziegler, sobre elderecho a la alimentación, aludió a losbiocombustibles como un “crimencontra la humanidad”, por desviar ali-mentos para la generación de com-bustibles en momentos de crisis mun-dial por escasez y altos precios de ali-mentos, solicitando una moratoriainternacional sobre la promoción aldesarrollo y comercio de agrocom-bustibles (PNUMA, 2008). A su vez,tanto representantes del FondoMonetario Internacional (FMI) comodel Banco Mundial han acusado a losbiocombustibles por el alza del preciode los alimentos (Europa Press, 18-4-2008). Marcelo Giugale, director dereducción de pobreza para la regióndel Banco Mundial, calificó a la situa-ción actual como “una tormenta per-fecta”, en la que se ha incentivado laproducción de biocombustibles, des-viándose grandes cantidades de ali-mentos. Opinó, además, que existe la“sospecha” de que parte de la liquidezque los bancos centrales han inyecta-do recientemente en los sistemasfinancieros para capear la crisis eco-nómica internacional, ha ido a parar ala especulación, con los contratos defuturos de alimentos (Terra, 10-4-2008). Por su parte, el titular del FMI,Dominique Strauss-Kahn, argumentóque los biocombustibles podrían pro-vocar un alza mundial del precio delos alimentos y desatar protestas entodo el mundo: “…Sobre los disturbiospor el alza de los alimentos, lamenta-blemente lo peor quizá esté enfrentenuestro. Cientos de miles de perso-nas se verán afectadas” (La Nación,13-4-2008).

También Fidel Castro aludió al pro-bable encarecimiento de los alimen-tos en el nivel mundial si una porciónimportante de las cosechas es desti-nada a la elaboración de combusti-bles: “…se trata de un genocidio silen-cioso contra los pobres” (Gramma, 1-5-2007).

Hay otro argumento suplementario,esgrimido por quienes sostienen lavalidez de la disyuntiva “energía ver-sus alimentos”, aunque desde unaperspectiva distinta de la anterior, yaque apunta a la oportunidad económi-ca que representa la energía, másque a las necesidades alimenticias dela población, consiste en estimar queel precio de las materias primas quepodrían ser utilizadas para la produc-ción de biodiesel o bioetanol en laArgentina, aumentará, como conse-cuencia de que, a una menor ofertaen la producción de alimentos, sesuman presiones en la demanda:Japón importa el 70% de los alimen-tos que consume y China e India vanen igual dirección. Entran al mercadomundial países que su consumocrece y no tienen cómo producir. Otrapresión sobre la demanda se genera-ría como resultado del crecimientodemográfico mundial. Si tal como lohan advertido la Organización para laCooperación y el Desarrollo Econó-mico (OECD) y la FAO en diversosdocumentos publicados en los últimosmeses, los alimentos se encarecensustantivamente en los próximosaños (OECD-FAO, 2007), tambiénaumentarían los precios de los bio-combustibles, que tienen que compe-tir con los combustibles fósiles paraentrar en el mercado.

A la luz de esta disyuntiva, parecesurgir una paradoja: las grandesempresas multinacionales de agricul-tura y biotecnología que se están abo-cando al desarrollo de los biocombus-

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tibles se autoproclaman, paralelamen-te, como las indicadas para “alimentaral mundo” y “acabar con la desnutri-ción”. En este discurso, la disyuntivaplanteada quedaría resuelta mediantemayores rendimientos -tambiénsegún su retórica- provistos vía la uti-lización de tecnologías ofrecidas porellas mismas. Frente a esto, se expre-san organizaciones de la sociedadcivil, generalmente ambientalistas,aunque no únicamente, sostienen quela agricultura industrial comprometealimentos: destruye el rendimiento delos suelos y amenaza la productividadde los ecosistemas marinos y acuáti-cos, que proporcionan otra parte delos suministros alimentarios30. Adicio-nalmente, expertos de la salud aleganque las nuevas enzimas industrialescreadas para producir biocombusti-bles serían un ingrediente nuevo en lacadena alimentaria, por lo que podríaprovocar reacciones alérgicas enquienes las consuman o inhalen.

Por su parte, grandes productoresagrarios, volcados actualmente a laproducción de soja o maíz, junto conconsultores que se ocupan de susnegocios, argumentan que “energíaversus alimentos” es una falsa disyun-tiva. Entonces suelen desentendersede este dilema, o argumentar en sucontra.

Por ejemplo, se sostiene que el delas proteínas es un tema que se sos-laya en los debates sobre biocombus-tibles y justamente esta sería la quepuede hacer que baje el precio de losalimentos y nos haga más competiti-vos en el mundo. Tal es el caso deGrobocopatel, quien expresó: “…Mihipótesis es que los precios van a

bajar. Porque la soja es un 20% acei-te (transformable en combustible) yun 80% proteína. Entonces si produci-mos más soja, la sobreoferta de pro-teína hará que los precios bajen y talvez, que el biodiesel se encarezca(…) También bajará, por ejemplo, elprecio del pollo o el cerdo, porqueusan el maíz que no se usa en el alco-hol (un 50% puede traducirse en ali-mentos). Y habrá una sobreoferta deun 70% de éste. Son complementa-rios” (Todo Noticias, 10-2-2008).Cabe hacer notar en este punto quealgunos expertos sostienen que pro-ducir biodiesel a partir de soja, estransformar adicionalmente el aceite.Significa generar menos de aceitecomo bien final y más biodiesel. Laparte de proteínas de la harina desoja, puede destinarse al mismo usoque antes. En cambio, en el caso delbioetanol, se estaría sustituyendo elmaíz que sirve como alimento paratransformarlo en alcohol. Por lo que eletanol competiría más con alimentosque el biodiesel.

También el presidente brasileñoLula da Silva, al inaugurar el foro de laFAO, rechazó que los biocombusti-bles sean causantes de la crisis porlos altos precios de los alimentos delmundo: “…Los biocombustibles noson el villano que amenaza la seguri-dad alimentaria. (…) Al contrario,desarrollados de acuerdo con la reali-dad de cada país, pueden sacar a lospaíses de la dependencia energéticasin afectar su alimentación. (…) Elverdadero crimen contra la humani-dad es descartar los biocombustiblesy condenar a los países a la depen-dencia energética y a la inseguridad

30 Ejemplos citados al respecto son países como Filipinas, India o Nepal, donde se evidenciaronpérdidas significativas de rendimiento después de alcanzar valores máximos en los años 80.Estas se atribuyeron a la degradación del suelo y al desarrollo de resistencias a las plagas, aso-ciados a monocultivos a gran escala (Kimbrell, 1999).

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alimentaria” (Diario El Mundo, 17-4-2008).

Otro argumento, que también buscadebilitar la disyuntiva en cuestión,apunta a que el aumento del precio dela materia prima tiene poca incidenciaen el precio del alimento. Por lo que,por ejemplo, en el caso de Méxicoantes citado, la mayor proporción delos incrementos que se dieron, tendrí-an más que ver con la intermediaciónque con los aumentos que existieronen el precio de la materia prima.

Finalmente, académicos que por unlado aceptan la disyuntiva, pero conci-ben como una oportunidad el desarro-llo de los biocombustibles, proponengenerarlos, pero sólo con una materiaprima que no compita con los alimen-tos. En otros casos, sostienen que laArgentina tiene que desarrollar venta-jas comparativas mediante la utiliza-ción de biotecnología, para respondercon una materia prima con mayoresrendimientos.

4. Reflexiones finales

Según lo expuesto, la Argentina seinserta en el tema de los biocombusti-bles como potencial productor paraabastecer al exterior y también paradiversificar su propia matriz energéti-ca. Principalmente por estos motivos,la cuestión ha cobrado relevancia enla discursiva local actual.

Sin embargo, existen distintos posi-cionamientos respecto del tema, queresponden a un entramado complejo,que se compone de perspectivas dife-rentes, de disponibilidad de informa-ción diferencial en un campo en cons-tante cambio, de intereses subyacen-tes, de distinto grado y motivo de vin-culación entre actores y capacidadesdiferentes en términos de poder.

Además, si bien en algunos casos semanifiestan posturas definidas, otrossectores no son homogéneos en suinterior.

Por otra parte, se aprecia que si bienlos actores locales tienen poco impac-to en la discursiva global y en losacuerdos internacionales vigentes,existen discursos y debates en el nivelinterno, que se alinean con las distin-tas versiones de los discursos globa-les. Junto con ello, coexisten discusio-nes locales respecto de la convenien-cia de que el país se aboque a la pro-ducción de biocombustibles.

Entre los actores involucrados endiscursos y debates que circundan latemática de los biocombustibles, algu-nos son defensores de su produccióny/o utilización, otros detractores yotros adoptan posiciones intermedias,mediadas por el peso relativo asigna-do a los distintos ejes que atraviesanla temática: la oportunidad y susbeneficiarios, el tema ambiental y ladisyuntiva “energía versus alimentos”.

Por un lado hay algunos productoresincipientes o interesados en serlo,que evidentemente apuestan a unaposibilidad de negocio. Pero estos,generalmente defensores de estanueva fuente energética, al utilizarrecursos argumentativos que subra-yan con vehemencia los beneficiospotenciales de su desarrollo, en suretórica no utilizan como fundamentolas posibilidades de generar nego-cios, sino que apuntan a las supues-tas ventajas en términos de oportuni-dad para “el país”, “la región” o para el“mundo en su conjunto”, consecuen-cia que no aparece como emanadaracionalmente de las premisas quesostienen. También aluden a lossupuestos -aunque frecuentementecuestionados- beneficios sociales yambientales de los biocombustibles.

93Biocombustibles en la Argentina

Entonces, estos promotores, mani-fiestan la necesidad de un Estado quese adapte a los requerimientos dequienes se aboquen a su explotacióny utilización, dejando de lado, o enalgunos casos incluso contraponién-dose a intervenciones de otro tipo,como la redistribución de los benefi-cios posibles, políticas que privilegienla seguridad alimentaria de la pobla-ción o a regulaciones ambientales.

Por otra parte, en -y alrededor de- laactividad existe un cambio tecnológi-co permanente. Por lo que, si bien lademanda energética será cada vezmayor, dadas las poco holgadas con-diciones prevalecientes en el nivelmundial, en el largo plazo parecenexistir otras opciones energéticas,productos que se disputan recursoscon los biocombustibles, así comoalternativas a investigar de produc-ción de biocombustibles y de modosmás eficientes de utilizarlos.Entonces, se hace difícil prever eldesarrollo tecnológico de productoscomplementarios y sustitutivos.También juega la imprevisibilidad delas políticas gubernamentales locales.En consecuencia, pesa una cadenade incertidumbres que circunda eltema, por lo que, sumado a proble-mas de rentabilidad actual, resultaque otros empresarios se manifiestencon temor de participar de esta activi-dad.

Sin embargo, los detractores másresonantes de los biocombustibles,en la mayoría de los casos, aluden alas consecuencias negativas previs-tas sobre la seguridad alimentaria dela población y sobre el medio ambien-

te, temas que, desde mi punto devista, merecen contemplarse comoprioritarios desde el gobierno a la horade definir el tratamiento que se harásobre el tema en la agenda pública.La promoción de este tipo de activi-dad debería hacerse mediante incen-tivos hacia procesos que no compitanfuertemente con alimentos y bajo res-tricciones ambientales fuertes y efec-tivas.

Finalmente, sin restar importancia alo anterior, vale la pena reflexionarsobre la utilización que se hace de laacepción “biocombustibles”. Pues,bajo esa denominación se los tratacomo un todo uniforme. Esto generaconfusión y suele diluir las discusio-nes a través de explicaciones disími-les, que aparecen como inconmensu-rables. Con intención o por desinfor-mación, muchos argumentos esbozanlas características positivas o negati-vas de algún tipo especial de biocom-bustible y lo trasladan a otros, a travésde la generalización, sin mediaciónalguna. Sin embargo, los distintosinsumos y procesos utilizados paraproducirlos, tienen implicancias dife-rentes. En consecuencia, al definirpolíticas de acción, cabe analizar dis-tintas alternativas de biocombustiblesy estudiar sus características relati-vas, sus rendimientos y competitivi-dad, el trade-off que generan entreenergía y alimentos, la posibilidadrelativa de generación de empleo decada alternativa y el impacto ambien-tal de los insumos y procesos produc-tivos implicados en cada caso.

Junio de 2008

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