Biblioteca Popular de Cultura OolombÚl1tá.

18aía8 Gamboa

LA TIERR.tJ. NATIV.tJ.

Publicaciones del Ministeriode Ed1waoi6n de Colombia.

Prensas de la Universidad Nacional.-1946.

LA TIERRA NATIVA

BIBLIOTECA POPULA.R DE CULTURA COLOMBIANA

UNIVETISIDfl TI tI ~tCION AL DE COLOMBIABiBLIOTECA

\

I

lBAlAB- GAMBOA

Colombia tiene pendiente con lsaías Gamboauna deuda de gratitud, por que no le ha devuelto engloria lo que el poeta y ciudadano eminente le dioen prestigio y celebridad.

Una vida dedicada excluS'ivmnente al culto fer-voroso de la patria, no debe continuar ausente delsitio de honor que la p(~tria tiene reservado paraglorificar a sus servidores ilustres.

N o es solamente el talento prodigioso del in-fortu,nado poeta cale'ño, ni su devoto cariño por Co-lombia, lo q?te está pidiendo a gritos una ley jus-ticiera que ordene la edición de sus obras por cuen-ta del Estado. Es la fama de país letrad,o con q?teel poeta y profesor aprestigió a Colombia en His-panoamérica; es el orgullo con que los colombianosreclamamos, en países donde la memoria de lsaíasGamboa ha sido objeto de. los homenajes que aquíle debemos, el honor muy grato de ser sus com-patriotas. .

N o hace m'uchos años visité a Panamá, y encharla amigable con algunos intelectuales de aqu,elpaís, hablabamos de los poetas de América, y al-guien citó a lsaías Gamboa como poeta chileno.Asombrado por la falta de información literaria dem.i amigo, rectifiqué aquella información, con taninala suerte, q?te el admirador de Gambóa me des-concertó, y -¿por qué no decirlo?- me avergonzóhaciendo el reC1tento porrnenorizado de los honoresoficiales con que Chile distinguió al poeta caleño,

VIII IBAlAS GAMBOA

que tan pródigamente correspondió al afecto y ala admiración de aquel pUleblo, dedicando su vidaquebrantada a la educación de la juventud y a lasmás resonantes y fecundas campañas culturales enel periodismo, en la tribuna y en la cátedra.

Una mezcla de orgullo, de admiración y de penacausó en mí el entusiasmo con qUf; aquel muchachoreclamaba para Chile las glorias de Isaías Gamboa,y la pena s.e ensanchó en mi corazón cuando mepreguntó qué había hecho Colombia para glorificarla memoria del poeta.

Caso parecido y más impresionante ocurrió hacepocos años en París. En maravillosa conferenciaque dictó ante 1tn público compuesto por intelec-tuales de Hispanoamérica, una eminente persona-lidad chilena hizo un férvido elogio del poeta caleño,a quien presentó a la admiración universal comogloria de Chile. En el auditorio selectísimo que lle-naba la sala se encontraba nada menos que un so-brino del poeta, el doctor Severo Reyes Gamboa.Sé por referencias la impresión que aquella afir-mación causó en el ánimo del doctor Reyes Gam-boa; sé que este disting1tido caballero se entrevistócon la aludida personalidad chilena, a quien hizola rectificación del caso, y sé también que esa rec-tificación no llegó a publicarse nunca, para que esesilencio fuera interpretado como un homenaje deorgullosa gratitud hacia el país hermano que enforma tan gallarda se enorgullecía de tener comosuya una gloria nuéstra.

En Chile, en el Perú, en el Ecuador y Vene-zuela, en Costa Rica y El Salvador, el nombre delpoeta caleño está vinculado íntimamente a la his-toria del periodismo, de la literatura, de la peda-

•

IBAIAB GAMBOA IX

gogía, de la cultura en general. En todos estos paí-ses Isaías Gamboa hizo labor fecunda, enaltecedoray perdura,ble; siguiendo así la huella brillante quele señaló su ilustre hermano Francisco Antonio,quien de la Esc~tela Normal de Popoyán, en víspe-ra ya de obtener su grado, en 1885, pasó a los cam-pamentos revolucionarios, desde los cuales luchódenodadamente por el triunfo de su partido, de suviejo y glorioso partido liberal. Cayó prisionero, eindultado, emigró a El Salvador; allí se dedicó almagisterio, y' brilló, además, como pO,eta y hom.brede ciencia. En aquel país fundó su hogar, y ental forma moderni~~ los sistemas pedagógicos,que llegó a desempeñar el alto cargo de directorgeneml de instrucción pública. y aún más: se leofreció reiteradatnente el ministerio del ramo, ynuestro compatriota declinó el honor, por no verseen el caso de renunciar a la ciudadanía colombiana.

1saías también fue revolucionario en la guerrade los mil días, cuyo estallido le sorprendió en Bo-gotá, donde dirigía un afamado establecimiento deeducación. De aquí salió con el varonil entusiasmode sus veintisiete años en busca de los campamen-tos revolucionarios, y se incorporó como soldadoen el ejército que se cubrió de gloria en la campañade los llanos orientales. Cumplió importantes mi-siones en Venezuela, de donde regresó por la vía deBarr~nquilla, volviendo a actuar en los campos dela revolución. Pero vino el golpe de Palonegro, en1901, y el poeta-soldado se vio en la necesidad deemigrar a Cent'roamérica.

Al llegar a Costa Rica, como Francisco Antoniocuando llegó a El Salvador, a raíz de la revolucióndel 85, ocupó ~tn alto cargo en la instrucción pú-

x ISAIAS GAMBOA

blica, pero esperanzado todavía en el resurgimientode las fuerzas revolucionarias que combatían porla libertad de su país, abandonó honores y comodi-dades y voló a Guayo,quil a reunirse con un grupode compatriotas liberales que preparaban una ex-pedición para venir a reforzar las fuerzas revolu-cionaria,s qne l'uchaban en el Sttr. Vino luégo el tra-tado del" TVisconsin", y el poeta prefirió ir a Chilea disfrutar la libe1"tad que en su patria no logróconqttistar el liberaliS1no en los campos de batalla.

En Chile el poeta continuó so1iando con eltriunfo de su partido, y parece que sus primerasactividades en la hermana república estuvieron re-lacionadas con algnna misión secreta encaminadaa favorecer la causa política en que militaba contánto ardor y entusiasnw, seguro de que el triunfoliberal significaba el engrandecimiento y la gloriade su patria, a la cual dedicó siempre sus mejorespensamientos en el destierro:

Llevado de ese instinto, de ese anheloque al hombre impulsa y al azar lo arroja,te dejé, ioh patria!, y fui como la hojaque la tormenta arrebat6 en Slt vuelo.

y a'unque otro noble, hospitalario s'uelo,solaz me brinde y eon amor me acoja,pensando en ti con íntirna congoja,iquisiera estar bajo tu limpio cielo!

El vario giro en que mi suerte rnedahizo en mi pecho un lúgubre vacío.i8610 tu cnlto en mi santnario queda!

¡y pues que todo en mi ¡'ivir sombríoha muerto, menos tú, ¡patria!, recibemi amor a ti, que sobre todo vive!

ISAlAS GAMBOA XI

A su paso por Puerto Rico, cuando emigró porprimera vez, escribió su famoso canto Ante el mar,en el que hace alusión a los dolores de la patria.

Yo, el errante peregrino,q1~ien dio fatal destino varia senda,¿d6nde plantaré mi tienda?¿A qué golfo de ventura mi barquilla arribará?En el frío desamparo de la ausencia, sobre un atrio,he soñado en los vergeles de mi hermoso suelo patrio ...

Mas su imagen no me alegra:en su cielo se ha extendido 1~na torva nube negra ...Profanado el Sacro Monte,yo me acojo bajo el ancho pabell6n de tu horizonte,¡libre mar!

El amor a su patria lejana fue siempre un cultopara Isaías Gamboa, y la idealista actividad delpoeta revolucionario en favor de su glorioso par-tido, no desmayó mmca. Soñaba con los himnosmarciales, y escribió bellos cantos en honor de Lashuestes colombianas de la heroica lucha emanci-padora:

Cuando de Boyacá la postrimeracarga triunfal estremeci6 el vacío," ¡Marcha!", clamaron, y al compás bravíode aquellos héroes, retembló la esfera.

Carabobo los vio; la cordilleradel sur después; y el Y'unambé sombríoviólos pasar, y de Pichincha el fríolos agrupó al redor de la bander~.

Salvarás los históricos confines;Junín oyó el tropel de sus corceles;.Ayacucho la voz de los clarines.

XII IBAlAB GAMBOA

i Y atravesando bosques de laurelesentraron en ciudades populosasentre lluvias de mirtos y de rosas!

Uno de los dolores más hondos que suft'ió elpoeta durante su atormentada existencia, fue, in-dudablemente, el desgarramiento que sufrió Co-lombia el 3 de noviembre:

¡Colombia! ¡Dulce pat¡'ia! A ti mi vista,a ti mi pensamiento tiende el vueloen busca de esperanza y de oonsueloen la noohe de~ hon'or que te contrista,

Mientras un punto de tu tierra existabajo tu hermoso pabel16n de duelo,allí será mi patria, allí mi suelodonde la lucha pOI' tu amor resista.

A la naci6n desp6tica extranjeramalos hijos te venden, y ancha heridaabre en tU8 coraz6n su mano artera.

iAlza la frente en el dolor rendidaque nosotros tu hist6rica banderadefendere~nos hasta dar la vida!

Es indudable que esta dolorosa tragedia quesufrió la patria inflnyó mucho para apresurar elfin de la atormentada vida del poeta. Los intelec-t~tales de Chile empezaron a preocuparse seria-mente por la salud de nuestro compatriota, y losmédicos más eminentes le ordenaron un ~nmediatocantbio de clima que él empezó a demorar "paramañana ", siempre, "para mañana", porque lahermosa capital de Chile, Santiago, lo tenía aga-rrado por el corazón ...

ISAIAS GAMBOA XIII

A la bella damita chilena que constituyó el másgrande amor de su vida, el poeta decía por aquellosdías:

"Es posible que en estos ocho días vaya a ver'tea San Bernardo, en cualquier estado en que meencuentre. El médico nte dice que aqilí no mejora-ré, que el clima de Santiago es mortal para mí.¡Ah! ¿Qué sobrevendrá? .. "

y quince días después:" N o he podido escribirte; no lo he pod'ido mo-

ralmente. Pero ahora ya no es preciso demorar estacarta más. Nada se debe ocultar auna alma dignade recibir la verdad. Es preciso qile te diga lo queha sobrevenido de la fecha de mi última carta aesta parte.

"Mi enfermedad ha tomado caracteres funestos.Los médicos han aco'~dado que yo debo salir cuantl)antes de aquí; que si me quedo, cada día que paseme será fatal; que el 'Único remedio es alejarme deesta zona. Ante esta decisión médica, yo me pre-gunto: '¿A dónde ir, imposibilitado ya para lalucha? ¿A dónde, sino a mi casa?' Esta idea y laidea de nuestro amor, han prodnC'ido el desconciertoen nú espíritil. El comzón me dice queme quede,por ti. La mzón me dice: '¿Pa,m qué? ¿Para qué,si tenemos que remlnciar forzosamente a la felici-dad? ¿Pam qué, si el quedarme no ha de jnntarnos,pues habremos de ir por distintos caminos, tú a lavida; yo ... , a otra pa'rtc?' Y al fin, tú tendríasque lamentar algo nuís triste que la ausencia ... "

"¡Feliz quien ha tenido un gmnde amor qu'e ilu-rnine su vida! El qlle ha alnado hasta la silblimidad,ya puede vivir. " ¡y ya pUéde 'morir! ¡Tú, ya pue-des vivir! ... Yo ... ¡ya puedo morir , ... "

XIV ISAIAS GAMBOA

La cruel enfermedad, sorda y ligera, aniquilabarápidamente la vida del poeta. Sintiéndose morir,se agarra, angust'iosamente al rectlet'do de su hogarlejano, del dulce retiro campestre donde pasó laniñez, donde creía encontrar ahora la vida en elcalor de los brazos maternales. ¡El Mameyall, s',ucasa paterna, situada al pie de los farallones, en lafalda más bella de la cordillera occidental; al fren-te, el 'mravilloso panorama de su valle nativo; alpie, Cali, 8Ll ciudad amada, su cÍtldad sC'iíorial, Sl~

florida ciudad de tan gratos recuerdos ... :¡Oh, Mameyal inolvidable,siUo de paz y de quietud!,dulce retiro con que SUMíami atormentada juventud.

"iLlegar, llegar siquiera!", había gritado dolo-rosa1nente .el poeta en la última carta que le escribióa su madre, dos días (l;1tes de salir de Santiago.

Ya en vísperas del viaje de regreso, el poetaestuvo en el puerto, y allí escribió, en la cartera deuno de los '¡!luchos amigos que lo acompa'ñaban, estaestrofa de 'uno de sus más bellos poemas:

Se va un gran IJUQ1W de gallardo porte;su, alto penacho mis mirada.~ guía;dobla la costa J' se dirige al norte,

. lirá a la patria 'IlI'ía?

Los intelectuales más prestigiosos de Santiagosufrieron indeciblemente al ver que la vida delpoeta se iba extinguiendo rápidamente. En Valpa-raíso t'ecibió los últimos abra,zos de Víctor Do'mingoSilva, 111anuel JIa.gallanes M 01~rc, Augusto Tho¡n-son y Alberto Masfener, quienes lo despidieron a

lSAlAS GAMBOA xv

bordo del vapor que había de restituírle a su patria.Era el 19 de junio de 1904.

El sentimiento de pesar de la prensa de Chilepor el viaje de Gamboa, fue unánime. La importan-te revista La Ilustración comentó la a1tsencia delpoeta en un bellísimo artículo, al cual pertenecenestos párrafos:

" ... Es tan común entre los poetas trop'¡cales,J c1tando viven algún tiempo alejados del terruñÓ,

enferma'r de nostalgia. N atural1nente, nuestro solno puede ofrecerles rayos tan ardientes como aque-llos del sol tropical, a'unque nos esforcemos porcompensar ese calor con el de 'una amistad sincera,nunca lo alcanzaremos, pues que allá,

oú la brise es plus dauce et l'oiseau plus léger,oú dans tOlde saison butinel/t les abeilles,oú myonne et so'urit e01n'l1leun b'ientait de Dieuun eternal printemps, SOl/S un eiel toujours bleu,

está el hogar con todos sus encantos y alegrías, lospadres, los hermanos, los rcc1terdos del pasado, talvez una mUjer que se ama ...

(ó Nuestra revista, al publicar el re tarta delsaías Gamboa, nuestro distinguido amigo y cola-borador, cumple con el deber' de enviarle s'u máscordial saludo de despedida. Ojalá la enfermedadque lo aqueja desaparezca pronto. Entre tanto, ro-deémosle de los cuidados de n1testro cariño, su-pliendo, siquiera en parte, las teronuras de S1t hogarlejano, al qu,e no tardará en regresar, después dehaber dejado en Chile recuerdos imperecederoscomo distinguido intelectual y distinguido caba-llera.' ,

XVI ISAIAS GAMBOA

Otra revista de renombre continental, Pluma yLápiz, registró así el viaje del poeta:

({Silenciosa, casi furtivamente, hurtándose a lasafectttOsas demostraciones de cariño con que susamigos JI compañeros de letras iban a darle la des-pedida, se ha ido Isaías Gamboa, nostálgico- de sutierra nativa JI enfermo de las inclemenC'ias denuestro clima. Espíritu nobilísimo JI sensitivo, alrnaingenua y bondadosa, talento verdadero y modes-to, esas fueron las condiciones con que Gamboasupo captarse entre nosotros el sincero afecto quetan r(l,rarnente brota en la hu,raña, cuando no rece-losa camaradería intelectual ... "

y así todos los periódicos del gallardo paíshermano.

Las alumnas del liceo La Ilustración, al saberque su querido profesor se encontraba enfermo, JI7wbía decidido regresar a su tierra natal, le envia-1'on un ramo de flores y una carta afectuosa, gen-tiles del1tOstraciones a las que el poeta correspondiócon las siguientes líneas:

({En ttna hora triste vino a alegrar mi espírituel precioso obsequio de ustedes: flores que per- .fu,man mi habitación de enfermo, pensG1nientos delalma, qtte perfumarán el resto de mi vida.

ti Feliz yo, que al regresar de mis peregrin.acio-nes de sofíador, llevo algo más que una coroi¡á delaureles: una guirnalda, te:iida por las Gracias.

({¡Adiós! Sean ustedes felices, JI no olviden asu profesor y anúgo, Isaías Gamboa."

Cuatro días antes de su salida de Valparaíso,dirigió a los ,/,'cdaetores del gran diario El Mercu-rio, la sigttiente carta:

ISAIAS GAMBOA XVII

Ii Sol'ieito 'Un pequeño espacio en la seccwn queusted dirige, para despedirme de mis amistadeschilenas, ya que no puedo hacerlo personalmente,y manifestar mi gratitud por todas las atencionesque me han prodigado durante mi enfennedad. Mimala salud me obliga a dejar a Chile para volvera Colo'mbia; y annque el regreso a mi patria mecausa inmensa alegría, siento al mismo tiempo umpesar tan profundo, que por él comprendo cnántome es qtterida esta tierra chilena hospitalaria, don-de he encontrado leales corazones para confortarel mío, y nobles estímulos para alentarme en mi;modesta carrera literraia.

"A.donde quiera que yo vaya, Chile tendrá enmí al, más adicto amigo.-Isaías Gamboa."

Con la carta anterim" y con el siguiente sonetose despidió el poeta caleño de la gran nación delsur:

iSalve, heroica naclOn, altiva y fiem,que domar sabes opresoras sañas!Como 01 Campolicán, de tus montañasen los combates eon la gente ibera.

La sublime, encumbrada cordillemy el mal' azul en que tus costas baiias,han visto las homéricas hazañasde que volvió triunfante tu bandera.

Mas, sobre los laz¿reles que tu espadasabe alcanzar en donde quier que vibl'C,alza la Ley su cúpula sagrada;

y arriba,., el pabellón de un pueblo libreque sus colores vívidos despliegay con las brisas de la gloria juega.

XVIII ISAIAS GAMBOA

Pero el poeta no alcanzó a llegar a su tierra delalma.

El buque qtte lo conducía 'hizo escala en El Callao.Noticiado del caso, el colombiano señor AdolfoSáenz 8antamaría fue a bordo con el objeto desaludar a su compatriota, y lo encontró en tangrave estado, que se formó el convencimiento deque si el enferm,o continuaba el viaje, sucumbiríaen el trayecto. Entonces decidió bajarlo a tierra ytrasladarlo al balneario del Barranco, a poca dis-tancia de Lima.

"Del Barranco -dice uno de sus biógrafos chi-lenos- el poeta fue llevado n'/'cevamente al Callao.Allí, el hospital de GttadalulJe le abrió StCS pttertasmisericordiosas. En un lecho confortable aún viosubsistir por algunos días su obligado exilio, hastasu muerte, ocurrida el sábado 23 de julio de 1904, alas cuatro y media de la tarde.

" M anos piadosas pero extra?ias habían cerradosus ojos. El señuelo que él cnmwtizó en su novelaTierra nativa, de m:vir cerca del pejugal de sus ma-yores, en una casita blanca, había quedado roto ydestruído para s1:empre."

El homenaje qtte se rindió en Chile a la memoriadel poeta fue una verdadera apoteosis. Aquí enColombia solamente los intelechtales de Cali, lacüedad nativa de Gamboa, cumplieron el deber deglorificar su ?nemoria, pero aquel homenaje, be-llísimo por cierto, no pasó de los justos límites mu-nicipales.

N o pierdo la esperanza de que el Congreso N a-cional de 1936, quiera honrarse glorificando en unaley de sonares, la memoria injustan¡,e:nte olvidadade Isaías Gamboa, poeta, institutor y ciudadano

ISAL\.S GAMBOA XIX

eminente. La patria debe devolver en gloria lo q~tCsus hijos mejores le dan en prestigio y celebridad.

** *El m·tículo a'uterior fue publicado en El rriempo

de Bogotá, el 8 de ll1l1r::;ode 19:Ui. Treinta días des-pués escribí para clmismo diario los renglonessiguientes:

1l'Ji vallidad de crollista ha sido generosamentehalagada por el honorable senador La~trentinoQuintana, quien ha tChido la bondad de dirigirmeuna carta enaltecedora; relacionada con mis escritossobre la personalidad olvidada e ilustre del granpoeta caleño Isaías Oan/úoa, cuyo claro prestigiopermanecía injustmnente aprisionado dentro de lo~lindet'os floridos de su 17aUe nativo, a tal extremoQue en el t'esto de la República, y de manera especialen esta espiritual altiplanicie andina, era totalmenteignorada la personalidad del eminente escritor va-llecaucano.

El Isaías Gamúoa conocido entre nosotros erael jefe conservador de Guayabal de 8íquima, famosopor su actuación histórica en La Pedrera. Del 1saíasGamboa 1Ierrera, poeta, revolucionario, pedagodo ynovelista cale'ño, nada sabían las gentes de estas al-turas hasta el día en que CJlI,pc,wron a aparecer missencillas crónicas evocadoras escritas a base de ad-miración y de afecto !lacia la memoria del desventu-rado escritor vallecaucano. Buena suerte t~tvieronesas páginas, que formaron ambiente en el senado dela República para la justiciera ley de honores queel honorable senador LaU'rentino Qu'intal';a presen-tará dentro de breves días a la consideración del

xx lSAlAS GAMBOA

congreso, según me lo comunica. en la gentilísimacarta a que he hecho referencia al principio de estosrenglones.

Dtlrante los años ventttt'osos que viví en la tierranativa de Isaías Gamboa, aprendí a amar y admimrla personalidad y la obra del poeta; conservo, desdeentonces, muchas de las dispersas producciones li-temrias escritas en honor del malogrado escritor.

José Santos Chocano, el gran poeta de América,con. quien Gamboa cultivó tan estrecha amistad,cuando supo el desolado fin de su amigo, cantó enversos mamvillosos la doble tragedia, espiritual yfísica, que apresuró la muerte del autor de La tierranativa. Chocano fue entusiasta admirador y un lealamigo de Isaías Gamboa, y puede asegurarse queesa admiración y esa lealtad la heredó Colombia, almorir Isaías en una hospitalaria playa del Perú en1904. Chocano fue un leal amigo de Colombia, a tra-vés del recuerdo de su desvent1lrado amigo; y delo que significó esa amistad para nuestm patria, elmundo entero tomó nota durante el reciente con-flicto internacional con el Perú, en el cual la rtlidosaintervención de Chocano en defensa de los sagra-dos derechos de Colombia, lo colocó en la más altacumbre de la gloria, donde recibió el homenaje dela admiración universal. En su patria, la vehementedefensa de ntlCstros derechos dernorará la glorifi-cación de su memoria, para la ct~al es suficiente laglorificación universal. Día llegará en que la patriadel poeta de América reclame como suyo el honorcon qtle Chocano enarboló en sus manos de artistala bandera de la justicia que con la sombra de suspliegues enalteció 1l'uestra causa, la pregonó ante el

ISAIAS GAMBOA XXI

'mundo y la vinc'uló con lazos indestructibles a lahistoria de la jtlsticia internacional.

La raíz profunda de la lealtad con que JoséSantos Chocano defendió los derechos de Colombia,hay q'ue b'llscarla en la am,istad que ligó siemprea los dos insignes hombres de pensamiento.

Tan íntimamente conoció Chocano a Gamboa,que en la Elegía tropical que escribió a su memo-7'ia, pudo decir', evocando la d'ulce imagen de La.princesa:

En medio de la luchadbmnte en que vivíaU1tnCa olvidó a la virgen que ambic'ion6 de esposa:tuvo el horror por eso, de una ánfora vacíay la tristeza de una campana silenciosa.

Chocano sabía perfectamente q'lle lsa'ías, sin-tiéndose cercano a la muerte, pensó en su hogar, enS'U casa paterna de ;mI Mameyal, donde 70 esperabaansiosamente el refugio incomparable de los ama-dos brazos maternales:

QU'i.YOtornar al seno de la materna anciana,curarse 'de los homb¡'es y de sus desengaños,regocijar 81t tisis al lado de su hermanay recorrer las calles de sus primeros años.

y sabía también el gran poeta de América ques'u desventumdo a,n¿igo ó( enfermo de nostalgia asu país volvía", esperanzado de que el calor de sutier'm nativa le devolviera la salud y la vida:

En SllBlios vio su tierm, por la que fuga un río;t,io sobre el río 1m puente como si f1lBm un paso;vio, 1)l(ís allá, al espeso verdor del Valle umbrío,que ante SIIS ojos tiene la s11avidad del ¡'aso.

XXII IBAlAB GAMBOA

y en su visi6n, ganoso de regresar, los díascontó que le faltaban para sus patrios valles,'en donde estaba Cali con todas SltS Marias,con sus esbeltas torres y sus dormidas calles ...

Midió con sus dolores el tiempo y la distancia:y comprendió ouál era su inevitable suerte:se sintió niño entonces j y al evooar su infancialloró. .. lloró, y se estuvo llorando hasta la muerte.

La intelechtalidad a11tericana recibió la noticiade la muerte de Gmnboa con una amarga queja deinconformidad y de pena. Los más ilustres escrito-res del continente r"egistraron el luctuoso aconteci-miento en sentidos artículos, en los cuales se señalóla muerte del poeta calefío como un motivo de lutopara las letras americanas. Los diarios más pres-tigiosos de Centro y Suramérica dieron la infaustanoticia a grandes títulos dándole de esta manerauna ;significación casi 1tniversal a la muerte delafamado autor de La tierra nativa, ocurrida en unhospital de las hospitalarias playas del Perú.

Los homenajes que la intelectualidad chilenarindió a la memoria de Gamboa, constituyeron unaverdadera glorificación, en la cual tomó parte latotalidad de la opinión pública del gallardo paísher·mano. La fama de 1saías Gamboa era tan ampl'iacomo la extensión geográfica del ilustre país, alque Colombia está ligada por tan indestr'uctibles la-zos de adhesión y de afecto.

De lo que frte la v'ida atormentada del gran poetacaleño, tan injustamente ignorado en Colombia,nos habla bellarnente José S anta Clwcano en lasiguiente estrofa maravillosa:

ISAIAS GAMBOA XXIII

Su espíritu fue como la torre de una aldeaen la que el bronceun suave quejido siempre exhala,cuando en su hueco un rasgo de brisa voltejeao cuando las palomas lo hieren con el ala.

** *La promesa del doctor Lattretino Quintana, a

que se hace referencia en los anteriores renglones,se tornó en realidad con la expedición de la siguien-te ley de honores a la memoria del 'ilustre autor deLa tierra nativa:

LEY 182 DE 1936

(30 de noviembre)

por la cual se honra la memoria de un eminente literato e institutor

El Congreso de Colombia,

DECRETA:

Artículo 1Q La República honra la memoria deldelicado poeta e insigne institutor Isaías Gamboa,cuyo profundo amor a Colombia debe servir deejemplo a las generaciones.

Artículo 2Q Un retrato al óleo del excelso cantorserá colocado en el salón de lecturas de la Biblio-teca del Centenario de Cali, ciudad donde nació.

Artículo 39 El Ministerio de Educación Nacio-nal hará editar las producciones literarias o pe-dagógicas de Gamboa, para hacerlas conocer pro-fusamente tanto en el interior como en el exterior.

XXIV ISAIAS GAMBOA

Artículo 49 En el presupuesto de rentas y gastosde la próxima vigencia se incluirá la partida quesea necesaria para dar cumplimiento a esta ley.

Artículo 5° Copia de esta ley será enviada, enforma autógrafa, a la distinguida familia del malo-grado literato.

Artículo 6Q Esta ley regirá desde su sanción.Dada en Bogotá, a trece de noviembre de mil

novecientos treinta y seis.El presidente del senado, Alirio Gómez Picón.

El presidente de la cámara de representantes, Do-mingo Irnrita.-El secretario del senado, RafaelCampo .A .-El secretario de la cámara de repre-sentantes, Carlos Samper Sordo.

Poder Ejecutivo.-Bogotá, noviembre 30 de1936.-Publíquese y ejecútese.

ALFONSO LOPEZEl ministro de hacienda y crédito público, Gon-

zalo Restrcpo.-El ministro de educación nacional,Darío Echandía.

(Diario Oficial número 23.368 de 26 de diciembre de 1936.)

** *NOVIEMBRE DE 1948

La ley de honores a la 'memoria de 1saías Gam-boa se quedó escrda. Ninguna de sus sencillas dis-posiciones ha sido cu¡nplida. La representación delValle del Canca en las Cámaras Legislativas no seha preocupado por datOcumplimiento a las dispo-

ISAIAS GAMBOA xxv

siciones del artículo 49• lIan pasado diez años, y lacopia autógrafa a que se refiere el artículo 59, no hasido enviada aún a la familia del malogrado lite-rato. Diez años esperó.la esclariecida viejecita,madre del poeta, la llegada del anhelado perga-mino a sus trémulas manos misericordiosas, quenunca se fatigaron de hacer el bien. Inútil esperaque apagó la última luz qne iluminaba la vida de lainsigne dama caleña, fallecida hace apenas dosmeses en St¿ amada ciudad, en S1t arnado rincón deEl Mameyal, relicario de tántos y tan queridos re-cuerdos.

La publicación de La tierra nativa, de IsaíasGamboa, en la XI serie de la Biblioteca Popular deCnltura Colombiana, se debe a la iniciativa de unmodesto escritor boyacensc, acogida con generosoentusiasmo por el sofíor ministro de EducaciónN acional, doctor J.1!1ario C(trvajal, ilustre y viejoamigo del autor de estos párrafos, coterráneo, yamigo también de la famil'ia del infortttnado escri-tor calefio, cU,ya memoria ha sido honrada en va-rias ocasiones solentnes por el actual ministro deEducación Nacional, quien ha disfrutadonna de lasmás gratas satisfacciones de S1t vida al impartirlas órdenes pertinentes para inclu,ir la preciosaobra de Ga1nboa, tan- famosos en América, y tanpoco conocida en Colombia, en la prestigiosa colec-ción de Bibliotew Popular de Cultura Colombiana.

A nombre de Colombia, Mario Carvajal devuel-ve en gloria a Isaías Gamboa, lo que el escritor-poeta y ciudadano eminente le dio a su patria enprestigio y celebridad.

OOTAVIO QUIGONES PARDO

PROLOGO

Tene1' el hombre la pretensión detra,zar su dest'ino, es u.na gran locura;la vida siempre se burla de los hom-bres,

1. G.

Abril de 1904 (*).

(*) Este prólogo lo escribió el autor en su lecho de enfernw,en estado de suma gravedad, cuando ya el libro estaba en vísper~sde salir de la imprenta.