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  • Biblioteca de Libros Adventistas en PDF

  • Grupos pequeos para el tiempo del fin

    Pentecosts. La Reforma. El reavivamiento de Wesley en In-glaterra. Todos estos grandes movimientos en el cristianis-mo comenzaron con reuniones de grupos pequeos en hogares privados.

    Ahora un nuevo reavivamiento est cubriendo los Estados Unidos m ientras los adventistas abren sus corazones al Espritu Santo y sus hogares a los amigos y vecinos. Kurt Johnson le dice a usted lo que necesita saber para comenzar un grupo pequeo y dirigir a sus miembros hacia una nueva vida en Cristo.

    + Cmo elegir un nfasis para su grupo tal como la oracin, el estudio de la Biblia o el apoyo para personas que tienen una necesidad comn.

    + Q u es lo que da ms resultado cuando invita a la gente a participar en su grupo peq ueo.

    + Cmo llevar a los miembros de grupos pequeos a que tomen decisiones para el ba utismo.

    + Q u hacer y decir e n la noche de apertura. + La importancia de un convenio de grupo. + Cmo ser un buen lder de un grupo pequeo. + Cmo pueden los pastores aadir im pulso al evangelismo

    de un grupo pequeo.

    Kurt Johnson es director de los departamentos de Escuela Sabtica y Ministerios Personales de la Asociacin de Oregn de la Iglesia Adventista. Este li bro se origin en sus experiencias a l adiestrar a miembros de iglesia y pastores alrededor del mun-do e n el ministerio de los gr upos pequeos.

    Biblioteca de Libros Adventistas en PDF

  • Grupo~ peque nos para el tiempo del fin

    Biblioteca de Libros Adventistas en PDF

  • Biblioteca de Libros Adventistas en PDF

  • Uno guo prctica para el siglo XXI

    Grupo~ pequen os para e/ tiempo de/ fin

    K U R T .W. j O H N S O N

    ASOCIACIN CASA EDITORA SUDAMERICANA Av. San Martn 4555, 1602 Florida . Buenos Aires, Argentina

    Biblioteca de Libros Adventistas en PDF

  • Ttulo del original: Small Groupsfor the End-time, Review and Herald Publishing Association, Hagerstown, MD, E.U.A., 1997.

    Direccin editorial: Aldo D. Orrego Traductor: David P. Gulln Tapa: Rugo O. Primucci

    IMPRESO EN LA ARGENTINA Printed in Argentina

    Primera edicin MCMXCIX - 10M

    Es propiedad. Review and Herald Publishing Association (1997). ACES (1999). Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723.

    ISBN 950-573-724-6

    22 Johnson, Kurt W. JOH Grupos pequeos para el tiempo del fin- 1 a. ed.- Florida

    (Buenos Aires}: Asociacin Casa Editora Sudamericana, 1999.

    188 p.; 20x14 cm

    Traduccin de: David P. Gulln

    ISBN 950-573-724-6

    l. Ttulo - 1. La Biblia- Estudio

    Impreso, mediante el sistema offset, en talleres propios. 240699

    Prohibida la reproduccin total o parcial de esta publicacin (texto, imgenes y diseo), su manipulacin informtica y transmisin ya sea electrnica, mecnica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

    -36596-

    Biblioteca de Libros Adventistas en PDF

  • Contenido

    Captulo

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    Captulo

    1 Los huesos estn rechinando .................. .

    2 Cristianos solitarios ................................ .

    3 El veneno que dio origen a la Reforma .

    4 El modelo de iglesia perseguida ........... .

    5 Por qu no se ech de menos a Cheryl

    6 Una perspectiva bblica e histrica de

    los grupos pequeos ............................. .

    7 La Iglesia Adventista y los grupos

    7

    15

    27

    43

    53

    58

    pequeos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78

    8 Que el modelo de iglesia autntico

    se ponga de pie!....................................... 91

    Captulo 9 Grupos pequeos 101: Elementos bsicos 98

    Captulo 10 Grupos pequeos 201: Entendiendo

    a su grupo ................................................ 118

    Captulo 11 Grupos pequeos 301: Comenzando bien

    desde el principio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133

    Captulo 12 Decisiones para Cristo en los grupos

    pequeos ............... .................................. 147

    Captulo 13 Soy lder de un grupo, y ahora qu? ... . . 154

    (5) Biblioteca de Libros Adventistas en PDF

  • 6 Grupos pequeos para el tiempo del fin

    Captulo 14 Consejos prcticos para el xito en los grupos pequeos ..................................... .

    Captulo 15 Dnde funcionan? ................................. .. Captulo 16 Los huesos dejarn de rechinar.. ............ . Apndice Bibliografa

    163 167 178 183 185

    Biblioteca de Libros Adventistas en PDF

  • (.nPTULO UNO

    Los huesos estn rechinando

    11 e estaba divirtiendo aquella tarde soleada y tibia. Era uno de esos das cuando un muchacho se goza de ser mucha-cho. Las moscas volaban alrededor de mi cabeza y la trans-

    piracin me corra por el rostro de tanto correr y jugar. Una mosca aterriz en mi rostro. Le di un golpe repentino con mi mano pero sent un dolor agudo en mi mejilla por el esfuerzo que hice. No importa, lo estaba pasando bien. Me agach debajo del alambrado del patio del corral pretendiendo que las vacas eran bandidos y que yo era un vaquero montando mi caballo a lo largo de la llanura al aire libre. Detuve mi caballo imaginario de vez en cuando y mir alrededor para estar seguro de que ningn bandido estaba acechando detrs de las rocas, y entonces segu adelante con cuidado.

    Mientras me acercaba al fin del potrero me detuve abrupta-mente. All, frente a m, estaba el esqueleto desarticulado de un animal. Me baj y recog uno de los huesos y le di vuelta en mis manos. Era de un color blanco grisceo y spero, como papel de lija. Me pregunt si habra sido de un ciervo o de una vaca.

    (7) Biblioteca de Libros Adventistas en PDF

  • 8 Grupos pequeos para el tiempo del fin

    Fuera lo que fuera, alguna vez tuvo vida, energa y un propsito para vivir.

    Ahora los huesos estaban secos, quebradizos, desintegra-dos, casi hechos polvo y casi olvidados. Permanec all, revol-viendo el hueso entre mis manos, susurrando: "Me pregunto ... ?"

    Un valle lleno de huesos Parece como si la guerra hubiera terminado y el enemigo

    estuviera vencido para siempre. Satans manifiesta satisfaccin maligna al contemplar la escena. "Triunf", piensa. "Venc a]e-stts y a su iglesia!" Delante de l, los montes ridos surgen a cada lado del vasto suelo del desierto. Un buitre solitario vuela en cr-culos, descendiendo en picada hacia el suelo, y despus se eleva y sigue su viaje. Una lagartija moviendo rpidamente su lengua se detiene momentneamente al lado de una de las pocas plan-tas esparcidas que apenas se aferra a la vid~. La alta temperatura que hay al medioda impulsa incluso a las aves de rapia a bus-car un refugio del calor tan agobiante.

    No es un panorama agradable. Esqueletos de hombres, mu-jeres y nios yacen en montones, desparramados a lo largo de la llanura abierta. Los huesos yacen blanqueados y resquebrajados al sol. Pero en esta escena espectral Dios tiene un mensaje para su iglesia.

    Leemos acerca de esto en Ezequiel 37:1-4: "La mano deJe-hov vino sobre m, y me llev en el Espritu de Jehov, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aqu que eran muchsimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, vivirn estos huesos? Y dije: Seor Jehov, t lo sabes. Me dijo entonces: Profetiza so-bre estos huesos, y diles: Huesos secos, od palabra de Jehov".

    "Hijo de hombre, vivirn estos huesos?" Permanec solo en el potrero. El hueso blanqueado que te-

    na en mis manos haba comenzado a quebrarse y astillarse. Al-guna vez haba sido suave y lleno de tutano. Ahora no tena

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  • Los huesos estn rechinando 9

    vida. Aun si lo remojara en agua como se hace con las races de una planta, ni con eso tendra vida. Incluso si lo enviara al hos-pital para un trasplante de tutano de hueso, aun no tendra vi-da. Y si alguien lo trasplantara en un animal vivo, ni siquiera con eso tendra vida. El hueso todava estara seco y sin vida.

    Si Dios me hubiera hecho la pregunta que le hizo a Eze-quiel, "Vivirn estos huesos?", mi respuesta habra sido: "No, Se-or, es imposible. Pronto los huesos se convertirn en polvo y quedarn olvidados".

    Ezequiel contina explicando que los huesos secos y sin vi-da representan al pueblo de Dios. Est desanimado al examinar su actual condicin. Dicen: "Nuestros huesos se secaron, y pere-ci nuestra esperanza, y somos del todo destruidos" (Eze. 37:11). En contraste con esta condicin est. la iglesia floreciente y llena del Espritu de 1 Corintios 12. All se compara a la iglesia a un cuerpo humano, con Cristo como la cabeza, y los miem-bros de la iglesia, es decir, el resto del cuerpo, est en una rela-cin apropiada con Jess. Las partes del esqueleto estn unidas una a la otra; hay fibras, msculos y tendones. Los rganos estn sanos y funcionan inmejorablemente para un rendimiento pti-mo.

    Qu diferencia hay entre este ideal y el triste cuadro del pueblo de Dios que presenta Ezequiel! Un grupo trabajando ar-moniosamente para cumplir la voluntad de Dios; el. otro, sin Es-pritu . y sin vida, de manera que incluso los buitres no encuen-tran nada para darse un festn!

    Pablo ampla el deseo de Dios para su iglesia al declarar en Efesios 4:11-16 que los dirigentes estn para preparar a los miembros del cuerpo para el servicio (vs. 11, 12). Con qu pro-psito?

    _.Para la edificacin del cuerpo (v. 12). c.- Para ayudar a los miembros a llegar a la unidad de la fe

    (v. 13). c.- Para ayudar al cu