biblia · 2020-04-28 · vocalía de animación bíblica de la pastoral. bol-413 pág. 3...

San Juan de los Lagos, Jal. Septiembre de 2015 Nº 413

UN PUEBLO EN DIALOGO CON DIOSQUE AMA A SU PUEBLO

UN PUEBLO EN DIALOGO CON DIOSQUE AMA A SU PUEBLO

Septiembre:

Mes de la

Biblia

Septiembre:

Mes de la

Biblia

Centro Diocesano de Pastoral

Morelos 34. A. P. 21Tel. (395) 785-0020 Fax. (395) 785-0171

Correo-E: [email protected]: [email protected]

47000 San Juan de los Lagos, Jal.

Responsable:

Comisión diocesana de Pastoral Bíblica

Diócesis de San Juan de los Lagos.

SUMARIO:Presentación .............................................................................................. 1

TEMAS:

Abraham, el hombre de la oración confiada ............................................ 3

Oración de intercesión .............................................................................. 8

Moisés modelo de oración de intercesión .............................................. 11

Oración y misión, binomio del cristiano ................................................ 14

Oración insistente y poderosa ................................................................. 18

El Pastor ruega por su pueblo .................................................................. 21

Llamados a ser guías de oración ............................................................. 24

Los salmos, la oración de la asamblea .................................................... 28

La oración conduce a una conversión de corazón................................. 32

Maestro, enséñanos a orar ....................................................................... 37

Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre,a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grandey te bendeciré.

Gn 12, 1

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SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA

PresentaciónUN PUEBLO EN DIALOGO CON DIOS QUE AMA A SU PUEBLO

«Desde su mismo nacimiento, el hombre esinvitado al diálogo con Dios» (GS, 19), esto esdesde la creación, por eso en este mes de la Bibliavamos a reflexionar en esos conmovedores diálo-gos que hay entre Dios y los hombres a lo largo dela Sagrada Escritura y así disfrutar de los emocio-nantes coloquios con un Dios que por sobre todoes Padre. La oración es un diálogo de amistad ouna conversación intima y personal con quiensabemos que nos ama intensamente.

La oración es buscar a Dios, es ponernos encontacto con Dios, es encontrarnos con Dios, esacercarnos a Dios.

El dialogo de Dios con Abram es directo, y ledice: — Vete de tu tierra, y de tu patria, y de lacasa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré.De ti haré una nación grande y te bendeciré.Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a

quienes te maldigan— (Gn 12, 1-3) Como sidijera: «Seré amigo de tus amigos y enemigode tus enemigos.»

Abram, pasa luego a llamarse Abraham, yDios ya no solo dialoga con él como amigo, sinocomo un verdadero Padre que tiene grandesplanes para el futuro de su hijo y de sus genera-ciones, es así como Dios le hace grandiosaspromesas y extraordinarias bendiciones. Así loexpresan las Escrituras: Dijo entonces Dios: —

¿Por ventura voy a ocultarle aAbraham lo que hago, siendo asíque Abraham ha de ser un pueblogrande y poderoso, y se bendeciránpor él los pueblos todos de la tie-rra? Porque yo le conozco y sé quemandará a sus hijos y a su descen-dencia que guarden el camino deDios, practicando la justicia y elderecho, de modo que pueda con-cederle Dios a Abraham lo que letiene apalabrado. (Gn 18, 16-19)

Podemos descubrir en las Sagra-das Escrituras, cientos de capítulosdonde encontraremos bellos relatosde la relación de amistad de Dios yel hombre, y uno de los más emocio-nantes es el trato de compañero de

lucha que nos presenta el Libro del Éxodo.

En efecto, Dios tiene planificado terminarcon la opresión que sufre el pueblo de Israel,esclavo de los egipcios y convoca a Moisés paraque encabece la liberación de su pueblo dicién-dole: Ahora, pues, ve; yo te envío a Faraón, paraque saques a mi pueblo, los israelitas, de Egip-to. (Ex 3,10) y mas adelante le asegura: Yoestaré contigo.


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Y ante la negativa del Faraón, Dios le dice aMoisés: —Ahora verás lo que voy a hacer conFaraón; porque bajo fuerte mano tendrá quedejarles partir y bajo fuerte mano él mismo losexpulsará de su territorio—. (Ex 6,1)

Toda la liberación de Israel, es una planifica-ción paso a paso de Dios en intima comunicacióncon Moisés, y son muchas las instancias de diálo-go durante esta grandiosa proeza de sacar alpueblo de Israel, cruzarlo por donde está el marrojo y la larga caminata porel desierto.

Este es un diálogo ex-traordinariamente apasio-nante, se está en una conver-sación de una gran amistady confianza, donde Moiséscomienza haciendo presen-tes a Dios sus palabras debenevolencia para con él ypara su pueblo, pero no le hadicho a quién mandará conél. Y Dios responde sin más:«Yo mismo iré contigo y tedaré descanso». A cual-quiera de nosotros nos hala-garía descansar con tan glo-riosa compaña.

El diálogo con Dios, lopodemos hacer como se ha-cía en otros tiempos de pie, o de rodillas o senta-dos, no es la postura lo que vale, sino la intenciónque se tiene en el corazón. Con un gran amigocomo es Dios, nos podemos permitir sentarnos adialogar con EL. Al escuchar David las palabrasde Natán, se dirigió al lugar donde estaba el arcay, sentado, recitó una ferviente oración de acciónde gracias y de alabanza. David se muestra algoconfuso por haberle Dios elevado a tan grandedignidad, a pesar que él había actuado en otrasocasiones de muy mala forma.

En efecto, leer la oración del Rey David, cari-ñosa y respetuosa, conmueve después de todoslos sucesos por los cuales David ha pasado: El reyDavid entró, y se sentó ante Dios y dijo: —¿Quien

soy yo, Señor mío, y qué mi casa, que me hastraído hasta aquí? Y aun esto es poco a tus ojos,Señor mío, que hablas también a la casa de tusiervo para el futuro lejano... Señor, ¿Qué máspodrá David añadir a estas palabras? Tú metienes conocido, Señor. Has realizado todas estasgrandes cosas según tu palabra y tu corazón, pardárselo a conocer a tu siervo. Por eso eres gran-de, mi Señor; nadie como tú, no hay Dios fuera deti, como oyeron nuestros oídos. (2 Sam 7, 18-23).

El dialogo y la oraciónes cosa de dos, «amistadde dos amigos». Hemossido creados por Dios, portanto la amistad con El seencuentra en nuestro cora-zón, y lo mejor que pode-mos tener, es la maravillo-sa oportunidad de dialogarcon toda confianza con Ely el Concilio Vaticano IInos lo dice con toda certe-za: «La razón más alta dela dignidad humana con-siste en la vocación delhombre a la comunión conDios. El hombre es invita-do al diálogo con Dios des-de su nacimiento; pues noexiste sino porque, creadopor Dios por amor, es con-

servado siempre por amor; y no vive plenamentesegún la verdad si no reconoce libremente aquelamor y se entrega a su Creador» (GS 19,1).

Este mes de septiembre reflexionemos en esoshermosos diálogos entre Dios y su pueblo queencontramos a lo largo de la Sagrada Escrituraconfrontándolos con la realidad de nuestra IglesiaDiocesana y así como el pueblo de Israel y laprimera comunidad cristiana seamos una Iglesiadiocesana en diálogo permanente con nuestroDios que es Padre Amoroso.

Vocalía de Animación Bíblicade la Pastoral

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OBJETIVO:

Saborear el hermoso diálogo de Dios conAbraham que confiadamente se abando-na a Dios para que seamos cristianos queabandonados al Señor vivamos confia-damente unidos a Él.

ORACIÓN INICIAL

VIVO SIN VIVIR EN MÍSanta Teresa

Vivo sin vivir en mí,y de tal manera espero,que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mídespués que muero de amor;porque vivo en el Señor,que me quiso para sí;cuando el corazón le dipuse en él este letrero:que muero porque no muero.

Esta divina prisióndel amor con que yo vivoha hecho a Dios mi cautivo,y libre mi corazón;y causa en mí tal pasiónver a Dios mi prisionero,que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!¡Qué duros estos destierros,esta cárcel, estos hierrosen que el alma está metida!Sólo esperar la salidame causa dolor tan fiero,que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amargadonde no se goza el Señor!Porque si es dulce el amor,no lo es la esperanza larga.Quíteme Dios esta carga,más pesada que el acero,que muero porque no muero.

Sólo con la confianzavivo de que he de morir,porque muriendo, el vivirme asegura mi esperanza.Muerte do el vivir se alcanza,no te tardes, que te espero,que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte,vida, no me seas molesta;mira que sólo te resta,para ganarte, perderte.Venga ya la dulce muerte,el morir venga ligero,que muero porque no muero.

Aquella vida de arribaes la vida verdadera;hasta que esta vida muera,no se goza estando viva.Muerte, no me seas esquiva;viva muriendo primero,que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darlea mi Dios, que vive en mí,si no es el perderte a tipara mejor a Él gozarle?Quiero muriendo alcanzarle,pues tanto a mi Amado quiero,que muero porque no muero.

Abraham,el Hombre de la Oración Confiada

Cita lema: Abrán respondió:- Mi Dios y Señor (Gn, 15, 2)


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VER

Abraham es un hombre de fe y oración, y sobretodo es un «hombre de testimonio», que sabe quela fe se convierte en obras, élpuede ser para nosotros al-guien que nos motiva a acer-carnos a Dios, porque él leconoce y le ama, por eso, seatreve a decirle: Mi Dios ySeñor (Gn 15, 2), esto es lomás importante, no cualquie-ra se compromete con Diosde esta manera, por ello, cons-tituye un testigo de vida enCristo y un camino para acer-carnos a lo divino, es un ejem-plo de espiritualidad que nosmotiva al dialogo y a laamistad con Dios.

Era un hombre de fe, poreso «creyó Abrán al Señor, yel Señor se lo tomó en cuenta(Gn 15, 6), en todo momentocreyó en Dios, confió en él,cumplió su voluntad, lo obedeció; en el momentode prueba, «cayó un sueño pesado sobre Abrán yun gran terror se apoderó de él (Gn 15, 12), pero,a pesar de eso, «el Señor habló a Abrán en unavisión y le dijo –No temas Abrán, yo soy tuescudo. Tu recompensa será muy grande. (Gn 15,1), y el temor no lo venció, él siguió firme, y tanradical fue su decisión de seguirle que cuandoDios le pide que sacrifique a su hijo, su fe notitubea y dice: «Dios proveerá al cordero para elholocausto» (Gn 22, 8), y es entonces cuando elángel le dice: «Ya veo que obedeces a Dios y queno me niegas a tu hijo único» (Gn 22, 12). Tantaera la fe que recibió como don, que Dios no lodesamparó nunca y al haber pasado firmemente laprueba, el Señor le hace una promesa y le dice:Abraham, «te colmaré de bendiciones y multipli-caré inmensamente tu descendencia (Gn 22, 17).

Abraham es un hombre que consigue el favorde Dios «porque su corazón es justo e íntegro(CEC 2569), «es un hombre fiel a Dios» (Gn 6,9),

cuando Dios lo llama, se pone en camino (CEC2570) como lo había dicho el Señor (Gn 12, 4):«por la fe, peregrinó hacia la tierra prometidacomo extranjero»1 y, entonces todo su corazón sesomete a la Palabra y obedece.

Es hombre de silencio, queoraba a Dios alabándole, tanes así, que en cada etapa cons-truye un altar a su Señor (Cfr.CEC 2570), y en cada altar lededica una alabanza al granamor que le tiene. Aunqueera un hombre de fe, comotodo humano, siente el presu-puesto olvido y desamparode Dios, siente la soledad deir por el camino sin Él, porello, su primera oración conpalabras que hace a Dios, esuna queja velada recordandoa Dios sus promesas que noparecen cumplirse, pero estaqueja, no quiere decir que notenga fe, sino más bien, esuna prueba de su fe en Dios,

pasa la prueba y luego confirma que verdadera-mente Dios es fiel y que siempre ha estado a sulado, que no lo ha abandonado en los proyectosque Él le ha ido pidiendo, y la prueba le confirmaque Dios siempre cumple sus promesas ( Cfr.CEC 2570).

PENSAR

Al menos son dos los movimientos que elAmar hace en relación Dios-hombre, el primero,que Dios ama al hombre, que Él toma la iniciati-va, que lo ama incondicionalmente y personal-mente, y el segundo, que el hombre decide amar-le, y le ama no por que Dios le imponga que leame, sino por reciprocidad, porque cuando expe-rimenta el gran amor que le tiene, no puedequedarse quieto, sino que decide también devol-ver ese amor, bien dice el dicho: «amor con amorse paga», quien se experimenta amado no puedemás que agradecerle a quien le ama, y le agradeceamándole. De esta manera, en torno a la oración,

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Dios es quien primero llama al hombre, el Diosvivo llama incansablemente a cada persona alencuentro misterioso de la oración, esta iniciativade Dios fiel es siempre lo primero en la oración,la actitud del hombre es siempre una respuesta, elhombre busca a Dios (Cfr. CEC 2567), por eso«Abrán le respondió: Mi Dios y Señor» (Gn 15,2). Y en Abraham «la oración aparece como unllamamiento recíproco, un hondo acontecimientode alianza» (CEC 2567).

Abraham fue un hombre que es mirado porDios y que, al mismo tiempo, mira a Dios, quebusca a Dios, que habla con Él, que dialoga conÉl, por eso Abraham es padre en la fe, en laoración, en la acción, y se le recuerda por laintimidad que desarrolló con Dios, especialmentepor la forma en que alaba a Dios, él mismo , noconcebía un lugar de habitación que no fuese unlugar de adoración, para él todo lugar era lugar eraun espacio para construir un altar de alabanza yadoración a Dios.

Era un hombre que pensaba distinto, quehacia la diferencia, que iba, en cierto aspecto,contrario a lo que los demás realizaban, cuandotodos a su alrededor creían y adoraban a muchosdioses, Abraham adoraba, alababa solo a unDios verdadero, él hizo la novedad, no espero loque los demás, no era del montón, no se dejóguiar por un borreguismo, tenía una convicciónfirme en lo que creía y amaba, mientras otrospracticaban la idolatría, él solo realizó adora-ción al único Dios, del cual estaba completa-mente seguro de su existencia.

La fe no es solo un creer en Dios, sino encreerle a Dios, un cumplir la voluntad de Él, hacerlo que Él quiere, aunque a veces no parece deltodo agradable lo que Él nos pide, es un creerleporque sabemos que Él quiere lo mejor paranosotros, porque ¿Qué Padre entre ustedes, si suhijo le pide un pez, le da una serpiente en lugar delpescado» (Lc 11, 11), un Padre no daría cosasmalas a sus hijos; y si le creemos y cumplimos suvoluntad es porque busca nuestra felicidad, nues-tra realización y plenitud, por eso Abraham es unhombre que le cree, cuando siente vivamente supresencia y cuando pareciera que Dios lo abando-

nó, aun le sigue creyendo, por eso es asombrosoque la fe y la fidelidad de Abraham fueron proba-das una y otra vez, y cada vez se experimentabamás fortalecido y mayor eran sus ganas de seguircumpliendo la voluntad de Dios. Tenía bien enclaro a que vino a esta vida, y como muchoshombres enamorados de Dios, lanzan un grito alcielo diciendo: «He aquí que vengo… a hacer, ohDios, tu voluntad» (Hb 10, 5-7), con Abrahampodemos hoy decir a Dios: Amo de mi vida, hevenido a cumplir lo que tú me señales, he venidoa ser feliz, vengo de ti y hacia ti se dirige mimirada, quiero lanzar un suspiro a lo divino yquiero grabar con letras de oro en mi corazónestas palabras de Santa Teresa:

Vivo ya fuera de mídespués que muero de amor;porque vivo en el Señor,que me quiso para sí;cuando el corazón le dipuse en él este letrero:que muero porque no muero.

Esto es Amor, es sentirte amado por alguien, yeste alguien no es cualquier persona, es una Per-sona con mayúsculas, es Cristo, el corazón locapta, capta ese amor, capta al «Amor» y se hacesensible a Él, este ENCUENTRO es maravilloso,Dios-hijo unidos, Padre-hijo, el Amor y el amado;Abraham es participe del Amor, dice Agustín:«Nos hiciste Señor para ti y mi corazón estáinquieto hasta que no descanse en ti», San Agustínes también testigo de este encuentro, que muchosotros también han tenido y se unen en un sologrito: ¡Alabado sea mi Señor!, y así continúantodo el resto de su vida cantando: «en mi corazóntengo escrito Jesucristo de Nazaret».

Todo aquel que camina en la presencia deDios, es un modelo de oración, Abraham es unmodelo de oración, y su oración es una luchaincesante, un combate en la fe, pero, sobre todo espara nosotros una motivación a siempre vencer laprueba, y aun en las dificultades orar con el Señor,por otro lado, la oración de Abraham es unaoración de intercesión, él ora por el otro, inclusoaboga por los otros, pide compasión por los de-


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más, dedica mucho de su tiempo para intercedercon mucha confianza por los pecadores, abogapor Sodoma para que el Señor no realice sudesignio de destrucción hacia ellos, pide para queDios se fije en las personas justas que en Sodomahabitan.

En ese tiempo de Abraham, no tener hijos o notener descendencia, y ante esa sociedad, era con-denarse, puesto que no se sabía sobre la resurrec-ción, todo se reducía a la vida, y para vencer a lamuerte, la descendencia era el único medio2, entodos los tiempo la vida se reduce a algo, hoypodemos decir que la vida ya no se valora, hoy sereduce al sentir, al tener, al funcionalismo, a loartificial, a lo útil, a lo que no compromete, a lomutable, a lo desechable, etc., pero siempre hayuna promesa de parte de Dios hacia el hombre, ytambién el hombre siempre busca algo, busca serfeliz, sentirse pleno, sentirse seguro, anhela laautorrealización, la satisfacción del vivir, la ale-gría de existir, y muy en elfondo, cree, tiene una espe-ranza, es decir, busca a Diosque promete la realizaciónde esos anhelos.

Abraham, como todohombre, sintió miedo, y paraalejar el miedo se necesitaun escudo, y tal escudo eraun instrumento necesariopara un guerrero, Dios es suescudo, además Dios le va apagar a Abraham, como sihubiera hecho un gran tra-bajo, le va a conceder el donde la filiación, Dios no va-cila, le da un hijo de su car-ne, Abraham es calculador,pero luego se da cuenta delo incalculable, y entra en la profundidad de loinfinito3, y es allí donde descubre a Dios. Ennuestra vida, sentimos miedo, calculamos antesde amar, medimos antes de actuar, pero luegosentimos esa necesidad de amar, y al mismotiempo de ser amados, y se va el miedo, viene laconfianza, dejamos de calcular, de medir, y nos

entregamos a aquel que no se queda con nada, queno vacila, que cumple sus promesas.

Muchas veces nos pasa que vemos más elpecado que la misericordia o la compasión yhablamos más de condenación que de salvación,con Abraham no es así, el veía claramente elpecado de Sodoma, pero veía también el Corazónmisericordioso de Dios que no quería destruir laciudad. Abraham conocía a Dios, conocía delAmor a su hijo, por eso intercede por Sodoma,pide compasión, pide misericordia, él sabía queÉl le mostraba sus intenciones para que interce-diera por ellos… y Dios lo hizo, sintió compasióny misericordia por Sodoma.

ACTUAR

Nuestra Diócesis de San Juan de los Lagos, esuna comunidad de comunidades de fe, oración ycaridad, que es inicio, signo e instrumento del

Reino de Dios en el mundo4,aprovechemos estos dones,que gracias a Dios los tene-mos, y sigamos contagián-donos de ese espíritu, siga-mos potenciando tales gra-cias y con un corazón agra-decido, sigamos viviendo lasolidaridad con los otros,dialogando con Dios y siem-pre participando de esa feque se hace obras.

Recodemos que el hom-bre sólo es grande cuandoestá de rodillas ante Dios,solo allí encontrará su feli-cidad, su realización, su li-bertad. Sabemos que «todohombre tiene una finalidad.

Es decir, tiene una vocación. El hombre es loque va a ser. Abrahán fue llamado por Dios. Surazón de ser es ser padre un pueblo»5, nosotros,¿Ya tenemos en claro nuestra vocación? ¿Yasabemos lo que Dios quiere de nosotros?, omejor dicho, dejamos de hablar en plural paracomprometernos con lo personal, dejamos el

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miedo y en lugar de decir qué nos está pidiendoDios, digo ¿Qué Dios me pide? ¿Qué misiónme encomienda? ¿A qué tarea especial mellama? Por otro lado, la misión que Dios le da aAbraham es la de ser un padre que ve por supueblo, por la comunidad que Dios le pone ensus manos, y «Así, el padre de los creyentes sehace semejante al Padre que no perdonará a supropio Hijo, sino que lo entregará por todosnosotros» (CEC 2572).

La oración es un encuentro, un diálogo entreamigos en el que lo más importante es escucharloy no tanto hablar. Nuestra Diócesis, ha discerni-do, ha dialogado, y ha visto necesario que elpresente año (2015-2016) será el año donde po-tenciaremos el «dialogo con Dios vivo y verdade-ro»6, y de acuerdo a cada punto focal, nuestraDiócesis se ha propuesto varias metas que giranen entorno a la vida de oración, del dialogo conDios, y si bien Abraham fue «el hombre de laoración confiada», entonces su testimonio es en-riquecedor y puede iluminar los objetivos que nosplanteamos como Diócesis:

1. Tradiciones y piedad popular en las comunida-des: Potenciamos las tradiciones Religiosas yexpresiones de piedad popular que nos ayudenal encuentro con Dios.7. Abraham construíaaltares para alabar a Dios, nosotros ¿Cuántosaltares le hemos construido?

2. Instituciones y familias: como comunidad dio-cesana, impulsamos una espiritualidad fami-liar con la Palabra y los sacramentos.8, aAbraham le hablaba Dios, la Palabra le erarevelada, nosotros ¿En qué momento escucha-mos la voz de Dios?

3. Pluralismo cultural: valoramos la sensibilidadcultural a lo religioso y proponemos una espi-ritualidad encarnada teniendo en cuenta a Cristocomo modelo de oración9, Abraham tiene bienen claro su modelo de oración, nosotros ¿Cuán-tos modelos de oración tenemos?, en verdad¿Tenemos un modelo de oración?

4. Transmisión de valores humanos y cristianos:favorecemos espacios de oración para el en-cuentro con Dios. Abraham construía altares

de alabanza a Dios a donde quiera que camina-ba10, esos eran sus espacios, nosotros, ¿Cuán-tos y cuáles son nuestros espacios para encon-trarnos con Dios?

5. Identidad cristiana católica: favorecemos eldialogo con Dios mediante la lectura orante dela Palabra en un ambiente comunitario11. ParaAbraham amar y pedir por su comunidad queDios le encomendó era importante, ¿Cuántoamamos nosotros a nuestra comunidad?

6. Justicia, paz y fraternidad: impulsamos unaespiritualidad que nos identifique con Cristo,que es testigo de justicia, paz y fraternidadcristiana12. Abraham buscaba la paz de sucomunidad, en qué momentos nosotros busca-mos esa paz para nuestra comunidad y quéhacemos para promoverla y encarnarla.

ORACION FINAL

«La súplica de Abraham, nuestro padre en lafe, nos enseñe a abrir, cada vez más, el corazón ala misericordia sobreabundante de Dios, para queen la oración cotidiana sepamos desear la salva-ción de la humanidad y pedirla con perseveranciay con confianza al Señor que es grande en elamor» (Benedicto XVI).

Padre Nuestro y Ave María

NOTAS1 JOSÉ LOZA VERA- RAÚL DUARTE CASTILLO, INTRODUCCIÓN al

Pentateuco Génesis, Verbo Divino, España 2007, pg. 183.2 Cfr. José Loza Vera, Raúl Duarte Castillo, Introducción al

Pentateuco Génesis, Verbo Divino, España 2007, 191.3 Cfr. Ibíd., 191-192.4 V Plan Diocesano de Pastoral 2012-2017, Diócesis de San Juan

de los Lagos, 6.5 JOSÉ LOZA VERA, RAÚL DUARTE CASTILLO, INTRODUCCIÓN al

Pentateuco Génesis, Verbo Divino, España 2007, 182.6 V PDP. 2012-2017, Diócesis de San Juan de los Lagos, 52.7 Ibíd., 53.8 Ibíd., 54.9 Ibíd., 54.10 Ibíd., 5511 Ibíd., 56.12 Ibíd., 57.


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OBJETIVO:

Profundizar en la oración que nos ayudea un encuentro pleno con Dios para quea través de eso podamos interceder porlas necesidades de nuestros hermanos yDios se muestre misericordioso con ellos.

ORACIÓN INICIAL:

Fuego de Dios a nuestras frentes baje,intelecto de amor en ellas prenda, y conlumbres de gozo y de martirio nuestrasalmas encienda.

Como el viento, impetuoso; como el fuego,candente, nuestro celo se propague, ¡yjuzguen ebriedad de los sentidos la divinaembriaguez que nos embriague!

Todos transverberados, desechemos nues-tro albergue precario, y escuche todooído en toda lengua el subversor mensajedel Calvario.

Nuevo diluvio de aguas cenagosas trae encruda zozobra nuestra barca. ¡Vuelve,Amor, con el ramo del olivo! ¡Vuelve,Paloma, a serenar el arca! Amén.

VEAMOS

Guiados e iluminados por la acción del Espíri-tu Santo, nuestra diócesis de San Juan de losLagos participa de una oración que intercede porlas necesidades de todas las comunidades, asícomo lo hizo el profesa Abraham, que ha interce-de tanto por los justos como por los pecadores,quiere que la salvación llegue para todos. Ennuestra diócesis no queremos que se pierda elsentido de comunidad, que se tome conciencia dey se practique una oración que convoque a lacaridad, al amor y apoyo.

Nuestra Diócesis de San Juan de los Lagos,como una porción de la única Iglesia de Jesucristoencarnada en estas tierras, es un proyecto decomunión que se hunde en el misterio de laTrinidad y está llamada a vivirlo y a expresarlo ensu actividad. Buscando siempre el bien de losdemás, tendiendo la mano al enfermo, a la viuda,huérfano, decaído, etc.

Busca como pueblo de Dios constituida en estaIglesia local, un encuentro vivo con la Palabra deDios, consagrada por el bautismo, congregada entorno a la Eucaristía y teniendo como ley el amor.,se configura en varios niveles de Iglesia:diocesano, decanal, parroquial, sector parroquial,pequeñas comunidades y familia. Teniendo todosen cuenta que somos una comunidad de comuni-dades de fe, oración y caridad, que es inicio einstrumento del Reino de Dios en el mundo (Cfr.V PDP. 6).

Vivimos un ambiente con una espiritualidadpopular, con sus expresiones que son: las fiestaspatronales, novenas, rosarios, vía crucis, proce-siones, etc.; un lenguaje: gestos, textos y fórmu-las, canto y música, imágenes, lugares, etc. (Cfr.V PDP 98). Este ambiente de espiritualidad popu-lar debe de ser bien aprovechado haciendo verda-deramente conciencia de que por medio de estosgestos y lenguaje podemos tener un encuentrocon Dios intercediendo por las necesidades denuestro prójimo y saber ver por la salvaciónpropia y de los demás.

PENSEMOS

(Lectura Bíblica: Gn 18, 16-33).En el caminar de nuestra diócesis nos encon-

tramos en el año pastoral, el año de la vida enCristo y el comportamiento social cristiano, se-gún el curso de acción 2014-2015. Es estar en

Oración de IntercesiónGn 18, 16-33¡Lejos de ti!

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comunión con el hermano salir al encuentro de losdemás. Como nos lo ha dicho el Papa Francisco«saber salir a las periferias» no debemos de que-darnos con los brazos cruzados hay que ser ruidopor las calles que se note que Cristo está presenteen nuestra mente, en nuestro corazón, no debe dehaber cristianos tristes, porque la tristeza de-muestra lo alejado que podemos estar de Dios.

Hoy en día la sociedad necesita de estar acom-pañado de Dios, nos vemos turbados de muchoruidos, que nos hace un vacíointerior y no podemos escucharla voz de Dios, nos encontramosmarcados con un sello que nospinta a una sociedad que se en-cuentra insegura por la violen-cia, corrupción, poder, materia-lismo, egocentrismo, soberbia,desconfianza, etc., hace falta lachispa de la fe que nos ayude aencontrar la Paz interior y la pazdentro de nuestros pueblos don-de quede marcado el rostro deCristo que da la vida y deja delado en nuestras vidas tantas in-seguridades. Pensemos en nues-tra realidad, qué ambiente esta-mos propiciando para que haya paz en nuestraspersonas, en nuestras comunidades y en nuestranación, demos de creernos que somos hermanosque siempre están buscando el bien de los demás,dejándose envolver por la gracia de Cristo ysabiendo que Él nos muestra siempre su miseri-cordia teniendo siempre compasión de nuestrasculpas. Necesitamos de personas que intercedanpor los demás poniéndose en oración con Dios.

Analicemos un poco la lectura del Génesis quehemos escuchado, teniendo en cuenta la figura deAbrahán como un intercesor que ora a Dios bus-cando misericordia por un pueblo envuelto enpecado, que busca la salvación no sólo de los queson justos sino también de los injustos. Busca unael perdón de todo el pueblo.

El texto comienza con la partida de unos hom-bres que se encontraban con Abrahán y que tomancamino a la ciudad de Sodoma (sabiendo que son

enviados de Dios), pero Dios se muestra inquietoy no quiere ocultarle a Abrahán su plan, Dios sepregunta ¿Cómo voy a ocultarle a Abrahán lo quepienso hacer? Ya que él se convertirá en unpueblo grande y fuerte, Dios quiere cumplir laspromesas que le ha hecho a Abrahán, Padre detodos los pueblos.

Entonces, el señor cuenta ha Abrahán acercadel pueblo de Sodoma y Gomorra que se encuen-tra en un pecado horroroso, y quiere bajar a ver si

realmente sus acciones corres-ponden al clamor en contra deellos que llegan hasta Dios. Po-demos decir que nos encontra-mos con un pueblo que se en-cuentra corrompido por el peca-do y que se ha perdido y alejadode la presencia de Dios, se envuel-ve en los placeres carnales, des-obediencia, poder, etc. y Dios sien-te su alejamiento y antes de actuarquiere asegurarse de que sea ver-dad quiere aplicar su justicia divi-na ante el pecado de este Pueblo.Y este amigo de Dios se abre a larealidad y a las necesidades delmundo, reza por los que están a

punto de ser castigados y pide que sean salvados,desde ahí comienza su oración de intercesión porlos que la justicia del pueblo alejado de Dios.

Abrahán afronta enseguida el problema entoda su gravedad, comienza a interrogar al Señorteniendo una esperanza por el pueblo y que seapiade tanto del justo como del pecador y dice alSeñor: ¿Así que vas a exterminar al justo juntocon el culpable? Tal vez haya en la ciudad cin-cuenta justos. ¿Y tú vas a arrasar ese lugar, en vezde perdonarlo por amor a los cincuenta justos quehay en él? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa!¡Matar al justo juntamente con el culpable, ha-ciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejosde ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacerjusticia? Con estas palabras Abrahán se muestravaliente ante el Señor haciéndole notar que si seencuentra un justo no puede castigar a la ciudad afavor de ellos, siendo más analíticos Abrahánmuy en el fondo pide que sean salvados todos.


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La invitación está en que nos pongamos enoración con Dios e intercedamos por las necesi-dades de todos, buscando la salvación. Busque-mos ser como Abrahán que se ha mostrado pre-ocupado por este pueblo.

ACTUEMOS

Es momento de po-nernos en marcha ynuestra diócesis caminea la luz del Evangelioque se ponga en vela yore por las necesidadesde nuestro pueblo, Na-ción. México se ve tur-bado ante la violenciano encontramos paz ennuestro interior, hacefalta la presencia de Cristo en el corazón de cadamexicano, para llevar a cabo la paz y saber ver porel bienestar del hermano y concientizar el valorde las personas.

Nosotros como Iglesia nos toca ponernos enacción y rogar a Dios por la paz, por aquel que noreconoce a Dios en el que sufre y en los demás.Busquemos alimentarnos más del Evangelio quese nos note el entusiasmo de que estamos enpresencia de Dios. Nos dice el Papa Francisco enla Evangelii Gaudium: «la alegría del Evangeliollena el corazón y la vida entera de los que seencuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar porEl son liberados del pecado, de la tristeza, delvació interior, del aislamiento. Con Jesucristosiempre nace y renace la alegría» (EG 1). Nocaigamos en lo mismo que Sodoma y Gomorra, sealejaron de la presencia de Dios y caen en elpecado, la tristeza, vacío interior, que no los dejaser un pueblo libre, sino llenos de oscuridad.

Nos corresponde como Iglesia salir sabersalir como discípulos misioneros involucradosa la pastoral, que sepamos acompañar, dar frutoy festejar (EG 24). Ser una Iglesia con los ojosde Jesús que sabe velar por su rebaño e interce-de por nosotros en el momento de oración consu padre.

Así pues el Evangelio nos invita ante todo aresponder al Dios amante que nos salva, recono-ciendo en los demás y saliendo de nosotros mis-mos para buscar el bien de los demás (EG 39).Como ejemplo Abrahán que intercede por el

pueblo y Jesúsque da su vidapara salvaciónnuestra.

No nos deje-mos destruir porel pecado e inter-cedamos los unospor los otros parasalvación de no-sotros y de losdemás. Que Cris-to nos acompañesiempre en nues-

tro caminar como hijos de Dios y nuestra BeatísimaMadre bajo la advocación de nuestra señora deSan Juan Interceda siempre por nosotros.

ORACIÓN FINAL

Salmo 62

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,mi alma está sedienta de ti; mii carnetiene ansia de ti, como tierra reseca,agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario vien-do tu fuerza y tu gloria! Tu gracia valemás que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manosinvocándote. Me saciaré de manjares ex-quisitos, y mis labios te albarán jubilosos.

En el hecho me acuerdo de ti y velandomedito en ti, porque fuiste mi auxilio, y ala sombra de tus alas canto con júbilo; mialma está unida a ti, y tu diestra mesostiene. Gloria al Padre y al Hijo y alEspíritu Santo, como era en un principioahora y siempre por los siglos de lossiglos. Amen.

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OBJETIVO:

Que veamos en Moisés un ejemplo deoración de intercesión, para que ésta seconvierta en un espacio privilegiado deencuentro personal o comunitario conDios; y que desde el espacio de la ora-ción podamos iluminar, enfrentar y trans-formar las realidades del mundo de cam-bio en el que nos encontramos.

ORACIÓN INICIAL:

Dios de esperanza, te alabamos por el don dela oración, por la que con el auxilio delEspíritu Santo, encontramos a tu Hijo Jesu-cristo. Te damos gracias por revelar tuverdad en Jesucristo, tu Palabra de Vida,que recibimos a través de la enseñanza delos apóstoles. Que tu Espíritu Santo sigasantificándonos en la verdad, para que pornuestra unidad en él crezcamos en la asidui-dad a tu Palabra y sirvamos juntos a tu Reinoen la humildad y en el amor. Sigue consoli-dando y unificando tu Iglesia en sus luchascontra las fuerzas de la muerte en un mundodonde la violencia hacia la creación y haciala humanidad obscurecen la esperanza enla nueva vida que tú ofreces. Permítenosconocerte para amarte, seguirte y servirteen los demás. Amén

VER

Hoy en nuestra nación y, más aún, en nuestrospueblos, se percibe un ambiente de miedo, deviolencia, de inseguridad. Es el momento de queun verdadero cristiano se haga notar. Cuando laprimera comunidad de cristianos se empezó a

expandir en el antiguo imperio romano, no habíanecesidad de tener un letrero en la frente donde seindicara que eran cristianos, su mismo modo devivir lo manifestaba. Todos notaban la presenciade un cristiano en medio de un mundo pagano y,en ocasiones adverso a lo que la religión cristianaprofesa13.

En nuestra diócesis, actualmente nos encon-tramos en el V PDP y, una de las notas que se venen el trasfondo es la idea que los mismos obisposde México han querido dejar muy en claro: «Paraque en Cristo nuestros pueblos tengan Vida»14. Alponer Vida con mayúscula, nos dan a entenderque la única vida que necesitamos es quien es lavida por excelencia, es decir, a Cristo.

El actual cambio de época confronta a nuestraIglesia más que nunca, la acción pastoral seenfrenta a grandes retos, desafíos, confrontacio-nes. Es por ello que, debemos estar a la escuchaconstante de la Palabra de Dios para redescubrirsu voluntad, dejándonos conducir por Él en estahora de nuestra historia. Que se busque insertar laacción pastoral y evangelizadora a los cambios dela realidad y de las estructuras, a las nuevasperspectivas y campos de acción que se abren,buscando mayor eficacia de la salvación. El obje-tivo será, como bien lo menciona nuestro V PDP,reavivar, como discípulos misioneros, la NuevaEvangelización en las culturas actuales; para que,mediante el testimonio de la vida y del impulso delos valores humanos y cristianos, demos un nuevorostro de Iglesia15.

Algunos de los problemas que hoy en día másnos aquejan son el hecho de que las familias sonpisoteadas en sus derechos, siendo que ellas sonel núcleo de la sociedad, la primera escuela, labase de la sociedad; donde los necesitados sufren

«Moises Modelode Oración de Intercesión»

Ex 3,1-10He visto, he oído…


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de manos de los poderosos, donde la pobreza y eldesempleo destruyen vidas; por todos lados seven muestras de muerte, violencia y miedo que noayuda al desarrollo, a la fraternidad y al creci-miento de una sociedad responsable. Pero, almismo tiempo, vemos grandes valores, como lapiedad popular que se sigue manifestando ennuestros pueblos, somos parte de comunidadesricas en tradiciones que son instrumentos de co-munión; algunos cristianos siguen siendo germende esperanza para el futuro, pero:

¿Qué estamos haciendo los cristianos de hoypara que la oración sea un arma para contrarrestarla cultura de muerte en la que nos vemos inmersos?¿Cómo motivar para que de una manera generosa

oremos unos por otros tanto en los momentosdifíciles como en los alegres?

¿Cómo Iglesia, nos estamos haciendo notar paracontrarrestar la cultura de muerte que ahora nosinvade?

¿Somos intercesores ante Dios para que muestrebenevolencia con todos, o nos convertimos en losjueces más duros para con nuestros hermanos?

PENSAR:

(CITA BÍBLICA: Ex 3,1-10).La experiencia de Dios en la montaña divina,

en el Horeb, será revolucionaria. Moisés descu-bre a Dios en un acontecimiento (la zarza quearde) y Dios le sale al encuentro por medio de supalabra. Con los pies descalzos (porque el lugares sagrado) y la cara tapada (porque teme mirar aDios), espera en silencio. El encuentro con Dioses un acontecimiento salvador que genera unnuevo tipo de existencia. El Dios de sus antepasa-dos, ligado a una historia de amor, va a rescatar alos suyos. En el diálogo con Moisés resalta elcontraste entre la resistencia humana y la insis-tencia del Señor, que está decidido a actuar demanera eficaz e irrevocable.

El Catecismo de la Iglesia Católica16, haciendoreferencia al pasaje de Moisés ante la zarza y supapel de líder e intercesión entre Dios y su Pue-blo, nos dice que cuando comienza a realizarse lapromesa, la oración de Moisés es la figura con-movedora de la oración de intercesión que tiene

su cumplimiento en «el Único mediador entreDios y los hombres, Cristo-Jesús, hombre tam-bién»17.

En el mismo pasaje, se puede notar que es Diosmismo quien toma la iniciativa e interviene en lahistoria para hacerse presente y decirnos que susalvación es universal, llama a Moisés desde lazarza ardiendo18 y es ahí, donde Moisés comienzaun diálogo que, hasta hoy en día, se ha convertidoen un momento clave para la vida de ido judío ydel cristianismo, que encuentra ahí parte de susorígenes y germen de lo que es actualmente.

El llamado a la salvación que Dios nos hace, nolo realiza arbitrariamente ni en contra de la mismavoluntad del hombre, incluso, llama a Moiséspara enviarlo y asociarlo a su obra redentora. Laoración de Moisés es un modelo de la oracióncontemplativa gracias a la cual el servidor deDios es fiel a su misión. Incluso, el encuentroentre Dios y Moisés se convierte en un puntoclave, siempre que hay dificultad, Moisés sube ala montaña a orar, de esta intimidad, Moisés sacasu fuerza y la tenacidad de su intercesión, no pidepor él, sino por el pueblo que Dios ha reunido. Enlos momentos más inestables y de duda y temor,es cuando Moisés ruega a Dios para que tengamisericordia de su pueblo.

En nuestro presente, hacer realidad el Evange-lio, sigue siendo una exigencia, una necesidad, espor ello, que los que pertenecemos a Cristo noshagamos notar. La oración es un medio de en-cuentro directo con Dios, ya sea a nivel personalo comunitario, ya sea para agradecer, pedir ointerceder por otros; pero nunca debemos dejar dever el valor salvador que nos transmite. Cierta-mente no veamos un cambio inmediato, perocomo ya lo ha indicado el Papa Francisco, aún conoración hecha con fe tal vez siga habiendo reali-dades opuestas al Evangelio, pero con la fe pode-mos darle un nuevo sentido, podremos ver larealidad bajo otra perspectiva.

La enseñanza de los apóstoles consistía en dartestimonio de la vida, de la enseñanza, del minis-terio, de la muerte y de la resurrección del SeñorJesús. A pesar de nuestras divisiones, la Palabrade Dios nos reúne y nos une. La buena noticia para

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todos en su plenitud, estaba en el centro de launidad en la diversidad de la primera Iglesia deJerusalén. Los cristianos de Jerusalén nos recuer-dan hoy que no era solamente la enseñanza de losapóstoles lo que unía a la Iglesia primitiva, sino elencuentro en oración que experimentaban dentrode la comunidad, la enseñanza de los apóstoles, ala comunión fraterna, a la fracción del pan y a lasoraciones sobre todo fue posible con el poder devida de Jesús resucitado. Este poder continúaactuando. A pesar de las dificultades, sabemos enla fe que todo se renueva en la verdad de laresurrección de Jesús de entre los muertos. La luzy la esperanza de la resurrección transformantodo, es una nueva vida, donde la violencia sedescarta y donde se encuentra seguridad en lasalvación y la alabanza. En el paso de la muerte ala vida, es la señal permanente del de Dios. Estepaso de los terrores de la muerte a la nueva vidaes lo que define a todos los cristianos. Podemosver al mundo diferentemente, con compasión,paciencia, amor y esperanza, porque, en Cristo,las dificultades del momento nunca pueden ser lapalabra final de la historia.

A pesar de nuestras divisiones, nosotros loscristianos, sabemos que el bautismo nos reúnepara permitirnos llevar la cruz en la luz de laresurrección. La oración forma parte del poder yde la aptitud a la misión y a la profecía para elmundo. Que el camino para contrarrestar la vio-lencia que sea la paz, que no nos cansemos debuscar los caminos del bien a pesar de que elmundo nos dice a gritos que es imposibles cam-biarlo. Cuando nos convenzamos y cambiemosde corazón, iniciaremos un fuerte proceso deconversión del mundo. Que la oración personal ycomunitaria de unos por otros, sea el camino paraque afrontemos los retos actuales y que, a ejemplode Moisés, seamos anunciadores de lo que Diosnos pide después de habernos encontrado con Él.

ACTUAR

En los momentos más inestables, de duda ytemor, es cuando, a ejemplo de Moisés, debemosrogar a Dios para que tenga misericordia denosotros. A pesar de las dificultades, sabemos en

la fe que todo se renueva en la verdad de laresurrección de Jesús de entre los muertos. La luzy la esperanza de la resurrección transformantodo. En el mundo don uno de los principalesproblemas para que se implante el reino de Dios,es la falta de esperanza, es el no tener espíritu detrascendencia, es no confiar el Dios y su provi-dencia. Hoy es Dios mismo quien está pidiéndo-nos a todos seguirlo sin temor, ya que del mismomodo que guiaba a Moisés, Él va delante denosotros. ¿Verdaderamente dejamos que sea Cris-to quien ilumine y guie con su Palabra nuestrocaminar y nuestro presente?

Mediante el testimonio, los cristianos de hoy,debemos tomar mejor conciencia de la maneracomo nos enfrentamos ante las situaciones deinjusticia y desigualdad, allí donde estamos. ¿Espara nosotros la oración una herramienta para queDios nos hable? ¿Es un medio de encuentropersonal y comunitario con nuestro Dios?

El ambiente de violencia e inseguridad tienencomo causas la pérdida de identidad cristiana, devalores, la falta de caminos para resolver conflic-tos de conciencia y poderosos intereses económi-cos que están detrás de todo esto. Es necesario queseamos verdadero testigos del Cristo en quiencreemos, es necesario superar el ambiente deinseguridad y violencia y promover una culturade convivencia fraterna y, sobre todo, de justicia,ya que no puede haber paz sin justicia. La frater-nidad es esencial en el cristianismo y es un retoque nos corresponde a todos19.

Es la oración la que da a los cristianos la fuerzapara ejercer nuestra misión y poder implantar elReino de Dios en el mundo. Nuestra oración porla unidad en Cristo se extiende al mundo entero,conscientes de ello. ¿Oramos por la unidad denuestras sociedades y de nuestros países, y por launidad de toda la humanidad en Dios?

ORACIÓN FINAL:

Dios de la paz, te damos gracias por enviarnosa Jesús para reconciliarnos en Él contigo. Danosla gracia de ser verdaderos servidores de reconci-liación. Llénanos de amor a unos y a otros, para


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que nuestra unidad sirva a la reconciliación quedeseas para toda la creación. Te damos graciaspor habernos dado lo necesario para que todospuedan alimentarse, vestirse y alojarse. Presérva-nos del pecado de egoísmo que lleva a acumular,e incítanos a ser los instrumentos de tu amor,compartiendo lo que nos has dado con el fin de serasí los testigos de tu generosidad y de tu justicia.Puesto que somos discípulos de Cristo, haznosactuar juntos allí donde existen necesidades: don-de las familias son pisoteadas en sus derechos,donde los necesitados sufren de manos de lospoderosos, donde la pobreza y el desempleo des-truyen vidas.

Dios Padre nuestro, nos alegramos de que entodo momento, lugar y cultura, la gente se vuelvehacia ti para orar. Te damos gracias sobre todo por

el ejemplo y la enseñanza de tu Hijo, Jesucristo,que nos enseñó a perseverar en la oración para quevenga tu reino. Enséñanos a orar mejor, para quetengamos siempre conciencia que tú nos guías ynos animas a través de todas nuestras alegrías ynuestros dolores, con la fuerza del Espíritu Santo.Amén.

NOTAS13 Cfr. Hch 2, 42-47.14 Cfr. V PDP.15 Cfr. V PDP., p. 2-3.16 Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, No. 2574-2577.17 1 Tm 2, 5.18 Cfr. Ex 3, 1-10.19 Cfr. V PDP., No. 129-130.

OBJETIVO:

Reflexionar en la oración como la fuerzaque ayuda al cristiano a vivir su compro-miso bautismal.

ORACIÓN

Padre de bondad, que nos creaste a imagen ysemejanza tuya y que ahora como en otrotiempo, no abandonas a su suerte a tupueblo, sino al contrario, lo acompañas yguías a través del anuncio de tu Palabra, tesuplicamos que la luz de tu amadísimo Hijo,nuestro Señor Jesucristo, brille cual faroeterno en medio de las tinieblas de nuestrocaminar para que fortalecidos por el Espíri-tu Santo, seamos dóciles y perseverantes y

así nuestra mente y nuestro corazón seanliberados de la ignorancia y del egoísmo y deesta manera también seamos dignos refle-jos de la luz de Cristo Resucitado en todo elmundo. Amén.

VER

La misión es algo tan propio de la Iglesia quesi dejara de ser misionera dejaría de ser Iglesia.De igual manera la oración es algo substancial delcristiano, que si un cristiano no ora, de cristianosólo tendrá el nombre.

Es preciso tomar conciencia del compromisobautismal en la vida ordinaria y redescubrir quesomos todos discípulos misioneros de Jesucristo,

Oración y Misión,Binomio del Cristiano

A Dios rogando y con el mazo dandoAmós 7, 2. 5; Isaías 6. 5. 8. 11; Jeremías 1, 6. 15, 15-18

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para tener una experiencia de fe en medio de lasculturas actuales y del ambiente secularista,relativista y obrar por convicción, no sólo porcostumbre y tradición. (V PDP., número 121).

Misión y oración van de la mano, no puedenser separadas; sin embargo, por desgracia, sepuede caer en la tentación de considerar la ora-ción y la misión de manera separada e inclusocomo si contrarias. La oración es consideradacomo pasividad estática y la misión como laactividad dinámica.

Por lo que en ocasiones la preparación a lamisión puede reducirse a reuniones paracalendarizar; sin darse cuenta, la preocupaciónpuede girar en torno al «Yo»: ¿qué comeré?¿Dónde dormiré? ¿Habrá agua caliente? ¿Quéidioma hablarán? ¿Será frío o caluroso? ¿Habrácaminos? ¿Habrá internet? ¿Qué temas se desa-rrollaran? Mientras que la oración pareciera unmero protocolo para iniciar y terminar las reunio-nes. Sin embargo, se tienen que purificar estasconcepciones, pues de seguir así, en lugar de serlas manos, los pies, las boca, el oído y los ojos delSeñor, sé es el freno, la cadena, etc.

En la actualidad es más fácil ser presa delegoísmo, pues la estructura misma de la socie-dad y en especial los MCS presentan comoSlogan para la vida lo que es «fácil, cómodo eindividual». Si cumple con estas tres caracterís-ticas no se debe de pensar dos veces, es la opciónmás fiable. El sacrificio, la comunidad e inclusoDios mismo pareciera es incompatible con elestilo de vida actual, sin embargo esto no es paraasustarse, pues el cristianismo siempre se hadistinguido por eso, pues el no sigue las mareasdel siglo, sino que va remando hacía el Señor ycon el Señor. Es el mismo Señor quien guía, porlo tanto no hay cavidad para el sincretismo o el«dios a la medida».

En el número 120 del V PDP. advierte de lapérdida de identidad: se ha diluido mucho laidentidad cristiana católica, pues la mayoría des-conoce los elementos propios que distinguen alcatólico de otras confesiones cristianas y que loidentifican como discípulo misionero de Cristoen la Iglesia que Él fundó (Mt 16,18): principios

doctrinales y morales, sacramentos, espirituali-dad, el estilo de vida que se ha hecho camino a lolargo de veinte siglos y el lenguaje propio paraentender y expresar el misterio de Cristo.

Es por eso que en las últimas décadas se haido reavivando cada más la conciencia y nece-sidad de que la Iglesia asuma su identidadmisionera para que la misión no parezca uncarisma opcional. Porque la misión es un pro-ceso que inicia a partir del testimonio quecuestiona, luego viene el anuncio explícito paraprovocar la fe y la conversión; que acompañapor los sacramentos, la catequesis, la caridad yla vida comunitaria y que suscita la misión (Cfr.Evangelii Nuntiandi 15).

El imperativo a la misión es dado por elmismo Jesús: «Vayan y hagan discípulos a todoslos pueblos y bautícenlos para consagrarlos alPadre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándolesa poner en obra todo lo que les he mandado» (MT28, 19-20).

Responder a los signos de los tiempos, a lasnecesidades del hombre de hoy en sus nuevosescenarios, hasta crear una cultura cristiana. Esun llamado para todo el Pueblo de Dios, noúnicamente para unos cuantos especialistas, comocompromiso cotidiano de personas, grupos y co-munidades (Cfr. V PDP. 165).

Desde esta perspectiva, todo bautizado debeestablecer un itinerario o camino para seguir demanera permanente, pues la misión que dejóJesús no se trata de una misión de una semana, decuatro semanas o de tres años, sino de toda lavida, pues como se mencionó al principio, espropio de la identidad de todo cristiano y no algoopcional.

No se trata de un anuncio eventual, sino deque este anuncio impregne a todas las personasy estructuras de la sociedad partiendo del Evan-gelio y viviéndolo a tiempo completo, comodice la Apostolicam actuositatem en el número5: «La obra redentora de Cristo, aunque de suyose refiere a la salvación de los hombres, sepropone también la restauración de todo elorden temporal. Por ello, la misión de la Iglesiano es sólo ofrecer a los hombres el mensaje y la


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gracia de Cristo, sino también impregnar yperfeccionar todo el orden temporal con elespíritu evangélico».

Dice, en el V PDP., en el número 7: Para hacerde nuestra Diócesis una Iglesia realmente misio-nera, necesitamos acercarnos a todas las perso-nas, teniendo en cuenta sus culturas, pues Diosredime en Cristo no sólo a las personas individua-les, sino que ofrece vida en plenitud a nuestrasrelaciones humanas y nuestra fe debe engendrarpatrones culturales alternativos para la sociedadactual. Nuestro V PDP. debe animarnos a quecada comunidad parroquial se sostenga en laPalabra, en la Eucaristía, en la vida comunitaria yen el servicio a los pobres, para la transformaciónde la sociedad.

PENSAR

En el Catecismo de la Iglesia Católica, en elnúmero 2564, dice: La oración cristiana es unarelación de Alianza entre Dios y el hombre enCristo. Es acción de Dios y del hombre; brota delEspíritu Santo y de nosotros, dirigida por comple-to al Padre, en unión con la voluntad humana delHijo de Dios hecho hombre.

La oración como regalo de Dios reclamadisponibilidad y docilidad para recibirse. Puesno es un monólogo, tampoco es desahogarse. Laoración es la búsqueda y establecimiento de esevínculo que lleva al hombre a Dios. La oración,a diferencia de como en ocasiones se cataloga,no es un inactividad o evasión de la realidad, alcontrario, la oración reclama vehemencia y cons-tancia.

Es necesario estar bien plantado en la realidad.La oración no es evasión de la realidad a través dela meditación de una expectativa de que el lapersona, la situación o la sociedad va a mejorar.La oración es el diálogo con Dios que se genera enla esperanza y que lejos de buscar la evasión de larealidad, inserta en ella, invitando al cambio, perono a un cambio superficial, sino a ese cambiointerior, el de la conversión, el que va día a día,minuto a minuto, que prepara, envía y acompañaa la misión.

Por otro lado, en el 2562, dice de la oración:Cualquiera que sea el lenguaje de la oración(gestos y palabras), el que ora es todo el hombre.Sin embargo, para designar el lugar de dondebrota la oración, las sagradas Escrituras hablan aveces del alma o del espíritu, y con más frecuen-cia del corazón (más de mil veces). Es el corazónel que ora. Si este está alejado de Dios, la expre-sión de la oración es vana.

En el punto anterior se reitera, por decirlo así,de dónde surge la conversión; parte del corazónpero engloba al hombre en su totalidad, no es porpartes, más bien podría decirse que por grados,pero siempre envolviendo a toda la persona.

Jeremías 1, 6. 15, 15-16Yo dije: ¡Ah, Señor, mira que no sé

hablar, pues soy un niño! Tú lo sabes,Señor; acuérdate de mí y cuídame,véngame de mis perseguidores, no dejesque me arrebaten, abusando de tu pa-ciencia; mira que por ti soporto inju-rias. Cuando encontraba tus palabraseran mi delicia y la alegría de corazón,porque he sido consagrado a tu nombre,Señor, Dios todopoderoso.

En estos breves versículos se encuentra unabuena síntesis del itinerario que ha de realizar elfuturo misionero. Primero, de una manera humil-de, ha de ver sus limitaciones, pues esto le ayuda-ra a reconocer que lo que importa, que quienimporta es Jesús y no él. Después, la oración, elconfrontarse con la Palabra de Dios, pues de estamanera llevará un proceso de conversión, proce-so que le permitirá ser un verdadero «Cristóforo».Lo demás, es accidental o llega por añadidura.

La oración y la Palabra de Dios estrechan larelación con el mismo Dios, forman la concienciapreparan para la misión. Si no se ora, si no haycontacto con la Palabra, se corre el riesgo de serportado de sí mismo y no de Cristo, de realizarobras para inmortalizarse a sí mismo y no para darvida en Cristo a los demás. Toda obra ha de serrealizada con este espíritu y desde esta óptica, delo contrario, simplemente no se anuncia a Cristo,Cristo es convertido en una mera «ideología» o«etiqueta» para anunciarse la persona misma.

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ACTUAR

¿Qué comeré? ¿Dónde dormiré? ¿Habrá aguacaliente? ¿Qué idioma hablarán? ¿Será frío ocaluroso? ¿Habrá caminos? ¿Habrá internet? ¿Quétemas se desarrollaran?

Todas estas preguntas parecían entrar perfec-tamente en el contexto de una misión o de lapreparación para la misma, sin embargo, se espe-ra, que ahora ya perciban como ajenas, ya que através de las breves líneas que se han desarrolladoanteriormente, al menos dos cosas deben de que-dar bastantemente claras:A) La única preocupación de alguien que se

prepara para el anuncio del Evangelio de Jesu-cristo no puede ser otra que la primordial,haber conocido al mismo Jesucristo, amarlo ysentirse amado por Él.

B) Que Jesucristo sea el centro de su objetivo,pero también el principio y el fin.

C) Ser humilde y reconocer que todos somoshijos de Dios, de manera que no se es maestroque enseña, sino hermano que comparte.Esto no descarta las otras preocupaciones,

pues sería absurdo ignorar algunas de ellas, sinembargo, el objetivo es reconocer que anunciar aJesucristo no depende de la resistencia física omental, del alcance del sacrificio ante la adversi-dad, de los avances tecnológicos o de la infraes-tructura urbana.

Es necesario tener una vida de oración, en lacual halla un diálogo sincero con el Señor, en elcual así como se sea consolado, también se seainterpelado. Participar de los sacramentos, en es-pecial el de la Reconciliación y el de la Eucaristía,pues es parte de la oración. Otro de los aspectosfundamentales es la vivencia de la caridad con losdemás, pues no sólo se comparte de lo que se tiene,sino que se reconoce al otro como hermano, nosimplemente como paisano, partidario, amigo onecesitado, sino como hermano, teniendo comoúnico vínculo el ser hijo de Dios, Padre de todos.

Este proceso lo ilumina muy bien el texto delProfeta Isaías, sobre todo por la respuesta que daal Señor cuando Él lo llama.

Isaías 6, 5. 8¡Ay de mí, estoy perdido! Soy un

hombre de labios impuros, que habitoen un pueblo de labios impuros, y hevisto con mis propios ojos al Rey y Señortodopoderoso. Entonces oí la voz delSeñor, que decía: ¿A quién enviaré?,¿quién irá por nosotros? Respondí:«Aquí estoy yo, envíame».

En el texto del profeta Isaías, se encuentra laoración de alguien que se reconoce tan limitado ypecador como los demás hombres a la vez querebasado ante la misericordia y bondad de Dios;sin embargo ante las interrogantes enunciadas, elresponde «Aquí estoy yo, envíame» (Cfr. Is 6, 8),no es por sus méritos, sino por la confianza enDios. Reconoce que el anuncio que ha de llevar nopropio, sino que viene del mismo que lo envía, elSeñor. Reconoce que no hay algo en él que loacredite como embajador, es el Señor mismoquien lo acredita.

El Señor, a través de su Palabra dirige lasmismas preguntas hoy a toda la Iglesia, a cadabautizado, a cada discípulo de Jesucristo: ¿Aquién enviaré?, ¿quién irá? (Cfr. Is 6, 8). Sinembargo, antes de cada uno responda, es necesa-rio preguntarse: ¿Qué papel juega la oración enmi vida? ¿Qué es la misión? ¿Quién es anuncia-do? ¿El Señor Resucitado, una ideología, unaetiqueta o yo mismo? ¿El testimonio es auténti-co? ¿Escucho la voz del Señor? ¿A qué soyinvitado a través de su Palabra? ¿A dónde soyenviado por el Señor? ¿Estoy dispuesto?

ORACIÓN FINAL

Señor y Dios nuestro, te damos gracias por lasmaravillas que haces por nosotros, pues en tuinmensa generosidad no sólo enviaste la salva-ción ya anunciada desde antiguo, sino que un actode amor extremo enviaste a tu Hijo al mundo, seofreció en rescate de la humanidad mancilladapor el pecado. Libres ya de las cadenas del pecadonos fue entregado el Paráclito, y de esta maneranos hiciste no sólo creaturas nuevas, sino colabo-radores tuyos en el anuncio del Evangelio, fuentede vida, compromiso y santidad. Amén.


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OBJETIVO:

Profundizar en el poder de la oración quecuando se hace con insistencia alcanzade Dios todo tipo de bendiciones y favo-res.

ORACIÓN

Santificamos tu nombre, Señor, porque es-tás siempre

dispuesto a escucharnos como un padre,cuando te invocamos,

Tú conoces de antemano las necesidadesque tenemos,

pero te gusta que te expresemos confianzaperseverante.

Haz que sigamos a Cristo como modelo deoración

en la alabanza, la unión, el gozo y la súplica.

Gracias porque el Espíritu suple nuestraignorancia

y ora dentro de nosotros con gemidos inex-plicables,

dándonos la audacia de la fe y la confianzade hijos.20

VER

Una de las preguntas más frecuentes que laspersonas hacen cuando tienen alguna necesidad yse la expresan a Dios en la oración es ¿de verdadme escuchará Dios?, así mismo lo expresa el P.Raniero Cantalamessa en uno de sus retiros cuan-do habla de la oración: ¿Por qué cuando más hagooración más se complican las cosas?, Pero, ¿porqué ha de ser perseverante la oración y por qué

Dios no escucha enseguida?, ¿Tal vez Dios amahacerse rogar, como los hombres? ¿No es élmismo quien en la Biblia promete escuchar deinmediato, apenas se le invoca; aún más, todavíaantes de haber acabado de orar? «Antes de que mellamen - dice en el profeta Isaías -, Yo le respon-deré. Aún estarán hablando y los habré escucha-do». Y Dios confirma: « ¿y Dios no hará justiciaa sus elegidos que están clamando a El día y nochey les hará esperar? Les digo que les hará justiciapronto». ¿No desmiente clamorosamente la ex-periencia estas palabras? No. Dios ha prometidoescuchar siempre y escuchar enseguida nuestrasoraciones y esto es lo que hace. Somos nosotroslos que debemos abrir los ojos. Es bien cierto queEl mantiene su palabra. Al retrasar la ayuda, Él yanos está socorriendo. Aún más, este retraso es yaen sí mismo un venir en nuestro auxilio. Y esto esasí para que no suceda que por escuchar demasia-do aprisa a la voluntad del orante, no puedaprocurarle una perfecta salud. Hay que distinguirentre socorrer según la voluntad del orante ysocorrer según la necesidad del orante. Esta últi-ma es su verdadera salvación. Dios socorre siem-pre y de inmediato según la salvación del orante,no siempre socorre según la voluntad del orante,ya que dicha voluntad puede que no sea buena.21

Sin embargo, tenemos que tener en cuenta quela en la vida hay situaciones que nos sobrepasany que la única manera de experimentar un poco depaz es, abandonarse en Dios.

Sin duda a todos nos abruman las situacionesde nuestra vida que no son favorables desde lo quepodemos considerar como un bien. Es sin embar-go importante también preguntarnos: ¿Cómo esnuestra comunicación con Dios? ¿En qué mo-mentos nos dirigimos a Él? ¿De verdad confia-mos en su misericordia? ¿Estamos convencidos

«Oración Insistentey Poderosa»

1 Rey 17, 7-24sumido en angustia, en agonía, insistía más en la oración»

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de que Él nos escucha cuando le hablamos?¿Somos capaces de reconocer que Él se nos da encada momento? ¿Creemos que la oración es po-derosa si la hacemos con sinceridad de corazón?

En este año, en el que celebramos el año de «Eldiálogo con Dios», cabría preguntarnos tambiénsi nuestro dialogo con Él es verdaderamente pro-vecho, si nuestra comunicación con Dios es sin-cera y confiada.

Por eso es necesario que tengamos en cuentaque Dios, en su infinita misericordia está siemprehablando e insistiendo en esta comunicación connosotros.

PENSAR

(CITA BIBLICA: 1 Rey 17, 7-24)Cuando Elías le pide de comer a la viuda de

Sarepta, ésta se resiste en un primer momento,porque no tiene alimento suficiente para ella, suhijo y un tercero, por eso lareacción primera es de unanegativa ante tal petición. Asícomo no faltó en casa la va-sija de aceite, tampoco falta-rá la vida en esa casa, cuan-do, después de que la viuda yel hijo comieron.

Sin embargo, y, despuésde haber aprendido la mise-ricordia de en su retiro en eltorrente Kérit, Elías enseña ala viuda de Sarepta la fe en lapalabra de Dios, fe que con-firma con su oración insis-tente: Dios nunca devuelvela vida al hijo de la viuda.22

En muchas ocasiones suele suceder que nocomprendemos porque Dios no escucha nuestrassuplicas, y entramos en momentos de desespera-ción por no obtener lo que queremos.

Muchas son las necesidades de las familias, delos jóvenes, de los adolescentes, de los niños, y lasituación cada vez más difícil, sin embargo, laoración insistente y perseverante es capaz de

arrancar de las manos de Dios los favores quenecesitamos, la oración siempre será para el cris-tiano una necesidad primaria, ya que es la maneramás simple y sencilla de comunicarnos con Aquelque nos ama, por eso, como dice Caballero: Laoración ha de ser el clima habitual de quien sesabe hijo de Dios y vocacionado a la santidadevangélica. Saber rezar no es difícil; basta hablarcon Dios como un padre y un hijo. No hay cristia-no, no hay apóstol, no hay testigo sin oraciónpersonal y comunitaria.23 Sin embargo, vale decirque rezar y orar pueden llegar a ser dos cosasdiferentes pero complementarias entre sí, ya quea los rezos se les puede considerar como unarecitación de fórmulas ya elaboradas, y la oraciónes la expresión espontánea que el orante dirige aDios desde sus situación muy concreta de la vida.

¡Cuántos milagros fueron realizados por Jesúsa las personas que con fe oraban a Dios!, así, en laactualidad, ¡cuántos milagros podemos arreba-

tarle a Dios, solocon la fuerza de laoración con unasensibilidad cultu-ral y religiosa te-niendo a Cristocomo modelo deoración!24

La oración no esun monólogo, unespacio en el quesólo yo tengo quehablar y hablar, espor el contrario undialogo de dos, Dioses el que está dialo-

gando con nosotros para escuchar nuestros rue-gos es en el «Cara a cara» con Dios, donde losprofetas la luz y fuerza para su misión. Su oraciónno es una huida al mundo, sino una escucha de lapalabra de Dios; es, a veces, un debatirse o enalgunas ocasiones, una queja, pero siempre, unaintercesión que espera y prepara la intervencióndel Dios que salva.25

La oración no siempre tiene que resultar «agra-dable» o los resultados no son siempre inmedia-


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tos, de hecho, en muchas ocasiones es una insis-tencia perseverante la que logra la confianza enDios, ya que está en juego también nuestra condi-ción limitada de seres humanos. Así como laviuda de Sarepta, de alguna manera dudaba de loque el profeta Elías le proponía, también noso-tros, al estar haciendo oración, dudamos de que elSeñor escucha nuestros ruegos, sin embargo, Diosnunca ignora lo que le pedimos, solo que en nomuy pocas ocasiones, no sabemos pedir.

Según Raniero Cantalamessa, existe un tipo deoración de lucha mucho más delicado y difícil yes la lucha con Dios. No con la propia mente, sinocon Dios. Esto sucede cuando Dios te pide algoque tu naturaleza, tu voluntad humana no estápreparada para darle y cuando el obrar de Dios sehace incomprensible y desconcertante. ConocióJesús esta lucha en Getsemaní. «Él - está escritosumido en angustia, en agonía, insistía más en laoración». Atrapado por la angustia, Jesús no dejade orar, sino que ora con más insistencia. Seconvierte en el más sublime ejemplo de la oraciónperseverante.26

Este tipo de oración es la que, de alguna mane-ra se le puede llamar también la oración perseve-rante, que, aunque puede ser muy dolorosa, yaque supone un confronta miento constante, esmuy fructífera. Dios, al confrontarnos a nosotrosmismos nos enseña a orar sin desfallecer, nosenseña a abandonarnos en sus brazos amorosos,como lo hace un niño en los brazos de su padre.

ACTUAR

Muchas son las enseñanzas que Jesús nos hacecon respecto a la oración, pero muy especialmen-te tenemos que aprender de Él que, cuando sepermanece unido a Dios la vida resulta más feliz,cuando sabemos reconocer la presencia de Diosen nuestras vidas, nunca nos experimentaremosdefraudados, aunque en ocasiones no se nos brin-de lo que deseamos, por eso es necesario hacernosestas preguntas.

¿Qué haré de hoy en adelante para fortalecermi relación con Dios? ¿Qué debo cambiar en elmomento del dialogo con Dios? ¿Considero la

oración como algo fundamental en mi vida? ¿Quépapel juega Dios en mi vida? ¿Le permito entraren ella? ¿Cuánto tiempo le dedico a la oración?¿Ese tiempo que le dedico es de calidad? ¿Quésignifica para mí la oración insistente? ¿Por quéconsidero que la oración es poderosa? ¿Qué voya hacer para cambiar y mejorar mi relación conDios en la oración?

Estas y muchas otras preguntas nos ayudarán afortalecer nuestra relación con el ser Divino, conDios, al mismo tiempo que nuestra relación connosotros mismos, puesto que en tanto mejor se larelación con Dios mejor será la relación connosotros mismos y viceversa.

ORACIÓN FINAL

Dios Padre nuestro, Dios fiel a tus prome-sas,

que no defraudas al que te suplica con fe,

escucha el grito ardiente de nuestra plega-ria.

Reconocemos, Señor, que no sabemos oraren profundidad,

danos el Espíritu de Cristo que nos enseñea rezarte.

Te presentamos nuestro mundo que gime

bajo el peso de la increencia y de la deses-peranza.

Cuando el cansancio y el desánimo nosronden,

danos tu fuerza, tu luz, tu verdad y tu alegría

para seguir firmes en la fe hasta el día deCristo. Amén.

NOTAS20 B. Caballero, «La Palabra cada día», Ed. San Pablo, España,

1990v , p. 10721 P. Raniero Cantalamessa en: http://www.siervoscas.com22 CEC n. 258323 B. CABALLERO., «La Palabra cada día», Ed. San Pablo,

España, 1990v , p. 10624 Cf. PDP, p. 5525 Cf. CEC, n. 258426 Cf. P. Raniero Cantalamessa en: http://www.siervoscas.com

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Objetivo:

Ahondar en la responsabilidad que tie-nen los responsables de la comunidad deorar por ella y sus necesidades.

ORACIÓN INICIAL

El Señor es mi pastor nada me falta.En verdes pastos me hace reposar.Me conduce hacia fuentes tranquilas, allí

reparo mis fuerzas.Me guía por cañadas oscuras haciendo

honor a su nombre.Aunque fuese por valle tenebroso, ningún

mal temería,pues tu vienes conmigo; tu vara y tu callado

me sosiegan.Preparas ante mí una mesa, a la vista de mis

enemigos;perfumas mi cabeza, mi copa rebosa.Bondad y amor me acompañarán todos los

días de mi vida,y habitaré en la casa de Yahvé un sinfín de

días. (Salmo 23)

VER

Comencemos viendo en este tema después dehaber leído la cita bíblica en el libro de Samuel,del cual, el elegido por Dios ruega por su pueblopara que se mantenga fiel a su promesa para quesu nombre sea glorificado, la realidad de nuestropueblo, desde nuestras familias desde la iglesiauniversal; y veamos que aún, Dios sigue actuan-do en los hombres mostrando su amor en ellos,fieles servidores de su palabra para que nuestropueblo tenga vida.

Para ver pues esta realidad, nos enfocaremosen el V PDP., el cual nos mostrará aquellasvirtudes y valores que aún las comunidades culti-van y también aquellas necesidades por las queestán pasando nuestros pueblos y que sin duda esun reto afrontarlas.

Hoy día, en nuestra sociedad, por una parte, seven comunidades ricas en tradiciones las cualescrean identidad y sentido de pertenencia a unacomunidad frente al individualismo. La fe se hamantenido, en buena parte, gracias a las tradicio-nes familiares y aun patrimonio de valores mora-les que se va heredando de generación en genera-ción. Por otra parte, en la cultura contemporáneahay una crisis de desunión, es decir, los vínculoshumanos son muy débiles, pues se fundamentanen la relativización de los sentimientos, y laintegración social se va descomponiendo. Haytambién tantas personas que se sienten solas acausa de esto y que no encuentran ese gusto por lavida y que solo desean ser escuchadas para sentir-se acompañadas y amadas. Por tanto, el debilita-miento social en los valores, se experimentacarentemente en la comunicación del matrimo-nio, aumento en la violencia intrafamiliar, infide-lidad, poca estabilidad conyugal y desintegraciónfamiliar, carencia en la formación a la vida, entreotras cosas. Así pues, la falta de valores es cau-sante de todo lo que destruye la integración deltejido social, es el reflejo de una deficiente educa-ción. La familia ha perdido considerablemente sufunción como finalidad de continuidad de esatrasmisión de valores27.

Cabe también mencionar que, nuestros jóve-nes de hoy han perdido ese valor a los sacramen-tos y sobre todo al matrimonio, de no darle la

El Pastor Ruegapor su Pueblo

2 Sm 7, 18-29lejos de mi pecar contra el señor dejando de suplicar por ustedes


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dignidad, la belleza y la grandeza de ello, esevalor a la vida, ese entusiasmo de seguir conti-nuando proyectos para su futuro, de encontrarlesabor a las cosas, de ser constantes a aquello quese les dificulta hacer, pero que sin embargo traeun mejor estilo de vida y de sentido.

Así pues, pueblo de Dios ante estas necesida-des en las que está viviendo, por un lado haperseverado y luchado por identificarse más conCristo, por permanecer más unido a través de laoración y a través de valores cristianos que forta-lece y anima a las comunidades para ser testigodel resucitado. Por otro lado ha habido esa crisisde identidad cristiana a causa de del relativismo ysubjetivismo que van creciendo mas y mas ennuestros pueblos y que sin duda son un obstáculopara vivir en comunión.

Por último, ante esta situación de pérdida deidentidad cristiana y humana, es preciso afrontarel secularismo y la descristianización, discernirentre los valores auténticos y los aparentes, así, esnecesario que los líderes de las comunidadescristianas, los sacerdotes, desgasten su vida porellas, que oren, acompañen, dialoguen y se veaninvolucrados ante esta situación, para que cami-nemos unidos a este reino de comunión con lasantísima Trinidad.

PENSAR

(Texto bíblico 2 Sm 7, 18-29)Ahora bien, para iluminar la realidad por la que

están viviendo nuestros pueblos, comenzaremosa meditar un poco la palabra de Dios desde la citabíblica que ya hemos leído.

En la Sagrada Escritura, se nos dice que laoración y la intercesión del pueblo hacia Dios,es porque los pastores y profetas elegidos porYahvé lo han enseñado como hacer esa plegariahacia Él. El profeta Samuel aprendió de sumadre Ana como estar ante el Señor y delsacerdote Elí como escuchar su Palabra: «Ha-bla Señor que tu siervo escucha» (IS 12, 9-10).Y más tarde también él conocerá el precio y lacarga de intercesión: «Por mi parte, lejos de mipecar contra el señor dejando de suplicar por

ustedes y de enseñarles el camino bueno yrecto» (Is 12, 23)28.

Con esto, vemos que el que está al frente deuna comunidad ha de testificar ese camino queDios quiere para con su pueblo, ha de mostrarsesuplicante a Él para que viendo desde nuestrarealidad haga derramar su misericordia sobreaquellos que están lejos de su voluntad. Diostiene un plan para con cada uno de nosotros y eseplan lo vamos descubriendo no solos, sino pormedio de aquellos que ha elegido Dios paraproclamar su Palabra, para anunciar sus maravi-llas y para dar aquello que le pedimos con graninsistencia. El no quiere otra cosa, más que nossalvemos y seamos felices.

Comentando este pasaje bíblico desde CECque hemos leído, decimos que David, es porexcelencia el rey según el corazón de Dios, pastorque ruega por su pueblo y en su nombre, aquelcuya sumisión a la voluntad de Dios, cuya alaban-za y arrepentimiento serán modelo de la oracióndel pueblo. Ungido de Dios, su oración es adhe-sión fiel a la promesa divina, confianza cordial ygozosa en aquel que es el único rey y Señor. En lossalmos David, inspirado por el Espíritu Santo, esel primer profeta de la oración judía y cristiana.La oración en Cristo, verdadero Mesías e Hijo deDavid, revelará y llevará a su plenitud el sentidode esta oración29.

El rey David es modelo de aquellos pastoresque hoy en día velan por su rebaño, quien porinsistencia ora para el bien común, a pesar de queel pueblo no responda y este perdido ante tantascosas que son pura fantasía. Nuestros pastores aligual que al rey David, deben velar y orar portodos aquellos que están perdidos ante un mundosin sentido, tienen que estar adheridos a Cristobuen Pastor y que inspirados por el Espíritu Santoactúen con sabiduría para llevar al rebaño porpastos abundantes, de tal forma que nuestrospueblos se vean encaminados por personas confi-guradas a Cristo ya que son elegidas para esteministerio.

La oración sobre todo, es pues, la plegaria queDios nunca desaira ya que nace del corazón. Espor eso que el templo de Jerusalén, la casa de

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oración que David quería construir será la obra desu hijo, Salomón. La oración de la dedicación deltemplo se apoya en la promesa de Dios y sualianza, la presencia activa de su nombre entre supueblo y el recuerdo de los grandes hechos delÉxodo. El rey eleva entonces las manos al cielo yruega al Señor por él, por todo el pueblo, por lasgeneraciones futuras, por el perdón de sus peca-dos y sus necesidades diarias, para que todas lasnaciones sepan que Dios es el único Dios y que elCorazón de su pueblo le pertenece por entero a Él.

El hombre elegido por Dios para la misión a laque fue encomendado, más que ver los pecadosde su pueblo y reprochárselos, ha de pedir perdónal Señor y encomendarle a las necesidades decada uno de ellos y hacerles ver que Dios es elPadre misericordioso que siempre está procuran-do nuestro amor y que de Él somos y pertenecenuestro corazón.

ACTUAR

Una vez iluminado nuestra realidad con la Pala-bra de Dios, hemos de preguntarnos qué es lo quepodemos hacer para que nuestro pueblo tenga vidadigna, como hemos de vivir cristianamente paraque desde nuestra realidad demos testimonio deamor y de paz y para dejarnos guiar por los pastoresque están al frente de nuestras comunidades quenos llevan a praderas verdes y rebosantes.

Primeramente, nuestro pueblo, tiene que te-ner un encuentro con Dios, que reavive su fe y suespíritu para dar sentido a un mundo que haperdido los valores cristianos, morales y espiri-tuales, y que se deja llevar por el relativismo yconsumismo. Hace falta llevar al hombre porcaminos de vida auténtica donde la dignidadhumana ya no sea pisoteada por el mismo hom-bre; y ¿cómo se ha de hacer? se ha de hacer pormedio del sacerdote que guiado por El EspírituSanto pone en nosotros los medios que llevan ala santidad donde se encuentra la felicidad ver-dadera.

Entonces la tarea de pastorear al pueblo es estamisma, cuidar los que están débiles, perdidos y ennecesidad. Es cuestión de presencia, amor y apo-

yo. Los Pastores son hoy tan necesarios como entiempos de Jesús para amar a las personas yguiarlas por una vida mejor. Por poner un ejem-plo, los niños saben que tienen necesidad de suspadres porque solos no pueden hacer mucho,saben que los alimentan, los cuidan, los guían, losprotegen, los aman y los ayudan a crecer. Quienesnos son del todo autosuficientes necesitan perso-nas amables, compasivas y competentes. Losjóvenes necesitan modelos que les ayuden a cre-cer y a tomar decisiones acertadas. Así pues,todos nosotros que deseamos ahondar más enespíritu y en verdad y crecer en amor y en oraciónnecesitamos un padre o una madre espiritual quenos ayude en ello. Muchas personas que sientensolas y un tanto perdidas en nuestras consumistassociedades buscan a quienes puedan ayudarlas aencontrar un sentido a su vida30.

El pastor de nuestras comunidades al igual queal rey David, como no lo muestra en las SagradasEscrituras, debe tener ciertas cualidades que loque lo identifiquen con Cristo Pastor supremo;una de ellas es la confianza, la base de todopastoreo y sólo puede nacer si el pastor es un buenmodelo, si vive lo mismo que enseñan mostrandoel camino con su modo de vivir, actuar y amar; losdobles mensajes el que alguien no viva lo quepredica, acaba con la confianza.

Ser buen Pastor no significa ser perfecto, puesnadie es perfecto. Lo que significa, en cambio, esser humilde y abierto, reconocer las propias faltasy pasiones y pedir perdón cuando no se ha obradocon justicia. De modo que no se puede ayudar aotros a madurar si nosotros mismos no tratamosde alcanzar una mayor madurez, y de mostrarnoscompasivos y tolerantes con nosotros mismo ycon los demás31.

En contraste con la figura del buen pastor,también se habla de los bandidos que huyen de lasdificultades y del peligro, son esos falsos pastoresque están más preocupados por su vanidad, esdecir, por todo aquello que no les ayuda a crecercomo personas y que solo se atienden a sí mismosy se salvaguardan del sacrificio y esfuerzo que lesviene. Estar atentos y no ser como ellos. El buenpastor debe renunciar al caparazón del egoísmo


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Objetivo:

Reflexionar en la tarea que tenemos deorar por todos y con el ejemplo de hom-bres y mujeres orantes enseñar a disfrutardel diálogo con Dios.

ORACIÓN INICIAL

Señor, enséñanos a orar, muéstranos elcamino y

los medios necesarios para que nuestrasúplica

llegue hasta ti como incienso.

Que nuestro corazón exprese los deseosmás

hondos de nuestra debilidad y que tu podernos

fortalezca en cada momento.

Que sepamos pedir con fe, con esperanza yque

sea sólo lo que es bueno para nosotros.

Que nuestro consuelo seas Tú, que en tiencontremos neutra paz y alegría, que nues-

tras

Llamados a Ser Guíasde Oración

Se levantó y oró1 Sm 1, 9-18.

para prestar atención a aquellos de quienes uno esresponsable, con el fin de hacerles ver su esencialbelleza y valor y ayudarles a crecer y a vivir enplenitud.

En fin, la tarea del pastor tiene su origen y sumeta en la comunión, lo cual supone el serviciomutuo, lavarse los pies unos a otros, dar la vida;esa es la acción del buen pastor que Dios quierepara con su pueblo32.

ORACIÓN FINAL

Cantemos al Señor con alegría,

unidos a la voz del Pastor santo;

demos gracias a Dios que es la luz y guía,

solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama

en la voz del pastor que él ha elegido,

es su amor infinito el que nos ama

en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,

hambrientos de verdad y luz divina,

sigamos al pastor que es providencia

de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,

manda siempre a tu mies trabajadores;

cada aurora, a la puerta del aprisco,

nos aguarde el amor de tus pastores. Amén33.

NOTAS27 V PDP., San Juan de los Lagos 2012.32-3328 CF. CATECISMO de la Iglesia Católica, 578.29 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 579.30 Vanier Jean, Acceder al misterio de Jesús, Sal terrae, España

2005, 192-19331 Ibid., 19332 Ibid., 19433 Liturgia de las Horas, 1107.

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tristezas se desvanezcan cómo el rocío anteel calor del sol. Que vivamos unidos a ti,que te busquemos en todo nuestro día, y queseas el centro de nuestra jornada. Amén.

VER

En nuestra diócesis tenemos comunidadesricas en experiencias de religiosidad popular, deuna vivencia fecunda de los Sacramentos; la fese ha mantenido gracias a las tradiciones fami-liares y a un patrimonio de valores que se hantrasmitido de generación en generación (Cf PDP92 y 93). Esto favorece un encuentro con Dios,además de la gran cantidad de templos y santua-rios reconocidos a nivel nacional que favorecena nuestra vida espiritual como familia diocesana(Cf PDP 97).

Por otra parte nos encontramos ante una cultu-ra del dolor, del sufrimiento, de la pérdida devalores y del sentido religioso, existe un clima deinseguridad, de narcotráfico, problemas econó-micos (Cf PDP 108-130) y de movimientos vio-lentos en disconformidad con los niveles de go-bierno. Estamos pues ante una sociedad heridapor su propia historia.

Ante las situación de dolor, el hombre vivemuchas veces en la angustia, la desesperanza, eldesaliento, la soledad, el sufrimiento, etc. Así escomo trata desahogar su corazón ante su Creador,ante el Señor y Dios dueño de la vida y de la paz.Aquí es donde entra el compromiso y el interéspor el que sufre más, el ser guías que muestran elcamino hacia la Verdad y guías de oración en elcamino que cada ser humano recorre en busca delconsuelo divino.

Por eso nos debemos preguntar qué hemosrealizado nosotros para ser buenos discípulos,guías y maestros de oración para llevar a losdemás hacia Dios.

PENSAR:

(1 Sm 1, 9-18)Vemos en este pasaje (1 Sm 1, 9-18) cómo Ana

se «levanta», sabe que su Dios es más grande que

sus problemas, es capaz de dirigir sus palabras alSeñor y confía en que será escuchada al desaho-gar su corazón lleno de amargura, dolor y pena.La sencillez de su corazón la lleva a sentirseindigna (desgraciada), pero la situación la muevea orar. El otro personaje es Elí, un sacerdote y guíade su pueblo que es capaz de escucharla, orar porella y motivarla a confiar en el Señor que le darála paz. Todo esto sucede en el templo, lugarprivilegiado para el encuentro con Dios. Anaacude a Dios confiando en que será escuchada, eshumilde y acepta las palabras de Elí, se deja guiarpor lo que él le dice y se abandona en la voluntadde Dios al pedirle así: si te dignas mirar la aflic-ción de tu sierva… De este modo muestra su fe;y es que siempre estamos necesitados de vivir enDios, de habitar en su casa. Y Elí, como guía, esun simple instrumento para traer la paz a Ana consus palabras; así como él, existen muchos mediosque nos llevan a Dios.

El texto nos propone ser capaces de muchascosas, vemos pues, que tenemos una gran tareacon los hermanos que sufren más, debemos sersal, luz y testigos del Señor, para mostrar elcamino correcto hacia la paz de los corazonesheridos que están en busca de Dios.

La oración debe ser un momento central den-tro de nuestras vidas, ella nos traerá, del Señor,la paz que necesitamos y el consuelo de nuestrasalmas ante las tribulaciones que la misma vidanos presenta. Así como el niño Samuel aprendióde su madre Ana como estar ante el Señor, asínosotros podemos, por una parte, aprender de losguías espirituales de nuestras comunidades, comolo son los sacerdotes, las personas ancianos yquienes día con día muestran con su testimonioque la unión con Dios es importante. Pero nopodemos permanecer solo pasivos ante estassituaciones, debemos ser capaces de escuchar elclamor del hermano que sufre, como lo realizó elsacerdote Elí, que escucha el clamor de Ana, escapaz de entender el dolor que pasaba y laenseña a confiar en el Señor, intercede por ella yle muestra que el Señor siempre la escuchará y ledará la paz (CEC 2578).

Todos debemos ser como un pastor que sepreocupa por su pueblo, que ruega por él en su


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nombre, siendo un modelo de oración para lacomunidad y un intercesor de él.

Para el hombre Dios actúa en su pueblo, y eltemplo es el lugar de encuentro con su Señor, esdonde sabe que Dios escuchará con atención sussúplicas. Es signo de la presencia, de la realeza yde la grandeza de Dios que habita en medio de supueblo. Así pues, ante esta realidad marcada pormuchas culturas de pecado, del sufrimiento, de ladesolación y la muerte, elevemos neutras súpli-cas siempre confiados en que seremos escucha-dos, sabiendo que Dios está encarnado en nuestrarealidad, y confiando en que existen personas queson guías y consejeros para tener un encuentrocercano con el Señor.

La esperanza cristiana debe iluminar nuestrarealidad, como Iglesia vamos en camino hacia lasantidad en medio de tribulaciones. Que la reali-dad diocesana en la que vivimos, esté marca poresa plena confianza en Dios, que es el Buen Pastorque no abandona a las ovejas en los momentos deprueba, que los guías espirituales (Sacerdotes,catequistas, laicos, agentes de pastoral, religio-sos, etc.) estén comprometidos con quienes mássufren y esperan de Dios. Que enseñen a confiar,como lo hicieron los profetas y muchos de losSantos Padres, que enseñen que la oración es undiálogo que nos lleva a fortalecer nuestra fe ynuestro espíritu, y que así podamos ser testigos deCristo en medio del mundo.

El mismo Señor Jesús es Maestro de oración,él nos enseña a confiar en el Padre, nos enseña aorar y todos los que en este mundo vivieron fielesa los mandatos de Dios y ahora participan de lasantidad, son ejemplo y maestros de oración, quesupieron con su vida ser una luz para sus pueblosy motivos de esperanza; como Juan el Bautista,san Pablo, Pedro, Felipe Neri, el padre Pío, JuanPablo II, incluso hoy mismo el Papa Francisco,que supieron y han sabido guiar a su pueblo, conla fuerza del Espíritu Santo, por el camino correc-to, y han mostrado que la unión con Dios, en laoración, y la caridad a prójimo son parte impor-tante del buscar a gradar a Dios. Que han queridosiempre la paz en las naciones y nuestros corazo-nes. Así pues, ¡que Cristo sea hoy nuestra alegría!

ACTUAR

Como Cristianos, pertenecientes a está granfamilia, debemos preguntarnos con sinceridad¿qué es lo que puedo hacer yo para seguir elcamino correcto hacia Dios; o qué puedo hacerpara ser buen guía en la oración y ayudar a losdemás a encontrase con Dios? Primeramente esnecesario encontrarse con el Señor, tener unaexperiencia cercana que nos lleve a amar y aconvencernos que la oración es un momentoculmen en nuestras vidas. Además de saber ver-daderamente qué es la oración, que no se limita arepetir palabras, sino a un diálogo profundo con elgran Amigo. Es importante saber qué modalida-des de oración existen, pues pueden ser desde laPalabra, desde la contemplación, la adoración, laacción de gracias, etc. Esto nos ayudará a no caeren los extremos de meditaciones orientales quesólo lleva a calmar o relajar el cuerpo por mediode fases de respiración posición del cuerpo. Sonlos primeros pasos que podemos seguir, ademásde la responsabilidad que cada uno tiene desde lavocación a la que ha sido llamado.

Como cristianos, todos tenemos algo qué ha-cer, todos tenemos una tarea específica. Propia-mente, el Catecismo de la Iglesia Católica (Cf2683-2696) nos orienta un poco en esto:a) La familia cristiana: Es el primer ámbito para

la educación en la oración. La familia cristianaes la iglesia doméstica donde los hijos de Diosaprenden a orar como Iglesia y a perseverar enla oración. Particularmente para los niños pe-queños la oración diaria familiar es el primertestimonio de la memoria viva de la Iglesia quees despertada pacientemente por el EspírituSanto. En la familia es donde se forjan loscimientos de toda la persona, entre ellos elhabito de la oración y el amor a Dios, por esoes tan importante inculcar en nuestros hijos unamor profundo a Jesús y a María.

b) Los ministros ordenados: Deben guiar al pue-blo de Dios a las fuentes vivas de la oración: lapalabra de Dios, la liturgia, la vida teologal, elhoy de Dios en las situaciones concretas. Poreso ellos deben ser maestros por excelencia de

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la oración. Porque no sólo nos referimos a queellos ores, sino que deben llevar a pueblo a orary a encontrarse con Dios; de nuestra parte estáel escucharlos.

c) Religiosos: muchos de ellos han consagrado yconsagran toda su vida a la oración. Desde eldesierto de Egipto, eremitas, monjes y monjashan dedicado su tiempo a la alabanza de Diosy a la intercesión por su pueblo. La vida con-sagrada no se mantiene ni se propaga sin laoración; es una de las fuentes vivas de lacontemplación y de la vida espiritual de laIglesia.

d) La Catequesis: de niños, jóvenes y adultos estáorientada a que la Palabra de Dios se medite enla oración personal, se actualice en la oraciónlitúrgica y se interiorice en todo tiempo a fin defructificar en una vida nueva. La catequesis estambién el momento en que se puede purificary educar la piedad popular. La memorizaciónde las oraciones fundamentales ofrece unabase indispensable para la vida de oración,pero es importante hacer gustar su sentido.Además, muchos padres de familia piensanque en la catequesis deben enseñarles todos asus hijos., por eso debe ser un momento inten-so de oración y encuentro con Dios.

e) Grupos de oración o escuelas de oración: Sonsigno de la renovación de la oración en laIglesia con tal de que beban de las auténticasfuentes de la oración cristiana. La salvaguar-dia de la comunión es señal de la verdaderaoración en la Iglesia.

d) Dirección espiritual: Según San Juan de laCruz el alma que quiera adentrarse por cami-nos de oración debe «mirar en cuyas manos sepone, porque cual fuere el maestro tal será eldiscípulo, y cual el padre, tal el hijo» (San Juande la Cruz). El director «además de ser sabio ydiscreto, ha de ser experimentado (...) Si nohay experiencia de lo que es puro y verdaderoespíritu, no atinará a encaminar el alma en él,cuando Dios se lo da, ni aún lo entenderá» (SanJuan de la Cruz).Vemos pues que cada uno de nosotros pode-

mos realizar algo concretos para impulsar la vida

espiritual y de oración, la cual nos lleva a lapresencia de Dios, todos de alguna manera somosguías. Además podemos impulsar la oraciónsacramental y personal en la diversidad de san-tuarios que se encuentran en nuestra diócesis;podemos enriquecernos con el apoyo de tantasfamilias comprometidas con la Iglesia, aprove-chando los espacios de asistencia a la iglesia y deconvivencia familiar que aún se viven en nuestrastierras. Todos estos medios y métodos deben deser un consuelo para las situaciones en las queviven nuestros pueblos.

Para reflexionar:1. ¿Cuánto tiempo dedico personalmente a la

oración?2. ¿Verdaderamente orar es parte importante de mi

vida?

3. ¿Reconozco que la Eucaristía es la un momentoimportante de orar como Iglesia?

4. ¿Qué he hecho para que en mi familia se viva laoración?

5. ¿Cómo padres de familia, hermanos o abuelos,qué hemos hecho para considerarnos guías deoración?

6. ¿Cuál es mi papel en la comunidad para acercarlaa Dios?

ORACIÓN FINAL

Señor Dios nuestro, ilumina nuestro cora-zón y nuestra mente

para saber escucharte en los más necesita-dos, saber

lo que quieres por medio de tu Palabra

y para entregarnos con generosidad.

Que seamos dóciles a tu Espíritu y sepamos,con valentía,

ser hombres de oración, maestros que ense-ñan con el testimonio y guías auténticosque conduzcan a los demás hacia ti.

Que mostremos que Tú eres la paz denuestros corazones y el único que

da sentido auténtico a nuestras vidas,

a pesar de las tribulaciones. Amén.


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Objetivo:

Valorar la gran riqueza de ora-ción que tenemos en cada uno delos Salmos que expresan las dife-rentes realidades del ser humanosiempre necesitados de comuni-carnos con Dios en las diferentescircunstancias de la vida.

ORACIÓN INICIAL:

Salmo 23El Señor es mi pastor, nada me falta.

en prados de hierba fresca me hace descan-sar,

Me conduce junto a aguas tranquilas, yrenueva mis fuerzas.

Me guía por la senda del bien, haciendohonor a su nombre.

Aunque pase por un valle tenebroso, ningúnmal temeré,

porque tú estás conmigo; tu vara y tu bastónme dan seguridad.

Me preparas un banquete para envidia demis adversarios,

perfumas con ungüento mi cabeza y mi copaestá llena.

Tu amor y tu bondad me acompañan todoslos días de mi vida;

y habitaré por siempre en la casa del Señor.

VER

Para muchos de nosotros no nos es familiarorar con los salmos, a veces reducimos nuestra

oración personal sólo a piedadpopular, no es que esté malpero los salmos son una rique-za al orar que no deberíamosdejar de lado, una riqueza queno aprovechamos, desde la an-tigüedad la oración de los ju-díos se alimentaba con el librode los salmos. Estos tienen unavariedad de temas que podríaniluminar mucho nuestras reali-

dades y encaminarnos al encuentro con el Señor,al dialogo con el Señor en este año.

Comúnmente oímos un salmo, más difícil lee-mos uno y todavía más extraño oramos con ellos,esto se nos dificulta porque a veces tienen algunaterminología que nos es extraña e incluso difícilde leer. Muchas veces no los entendemos porqueno estamos enterados de su contexto e incluso laimagen de Dios del salmista no concuerda con lanuestra.

Escuchamos un salmo diferente en cada cele-bración eucarística e incluso respondemos alsalmista con un estribillo del mismo salmo, peroqueda en sólo una lectura interactuada entresalmista y asamblea, no muchas veces se retomaen la homilía, los salmos no solo son una oracióno versos poéticos sino que también son palabrainspirada por Dios, y el salmo es «una parteintegrante de la liturgia de la Palabra, por eso losfieles deben de estar instruidos sobre el modo deescuchar la Palabra de Dios que no habla en lossalmos, y sobre todo en convertir estos en oraciónde la Iglesia (Cfr. Ordenamiento básico de laslecturas n.19).

Por ello debemos esforzarnos por acercarnosal conocimiento de los salmos, su contexto y su

Los Salmos la Oraciónde la Asamblea

Educarnos en la oración con los Salmos

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intención y así su lectura nos llevara al dialogocon el Dios vivo y verdadero.

PENSAR

Analicemos brevemente qué entendemos pororación, dice Santa Teresa del Niño Jesús que laoración es el impulso del corazón, una sencillamirada lanzada hacia el cielo, un grito de recono-cimiento y de amor tanto en medio de la pruebacomo en la alegría. Muchas veces no sabemoscómo orar o que decirle al Señor en la oración,¿De dónde hablamos cuando oramos? ¿Desde laaltura de nuestro orgullo y de nuestra propiavoluntad, o desde lo más profundo (Sal 130) de uncorazón humilde y contrito? Nuestra oración debede ser desde el corazón, es por ello que lasdiferentes realidades que encarnan los salmospueden iluminar mucho nuestras realidades yaque son oraciones desde el corazón del escritorsagrado. Más adelante veremos los estilos litera-rios de los salmos y con ello cual es la intenciónde escritor sagrado, hacia donde va dirigida suoración. (Cfr. CEC 2559)

La oración es una expresión muy especial delencuentro y dialogo entre el hombre y Dios. Pormedio de ese dialogo el hombre logra encauzarexperiencias y sentimientos espontáneos de la-mento, suplica, confianza, arrepentimiento, gra-titud, alabanza, admiración, profesión de fe, entreotros. Cuando estas expresiones se convierten enlenguaje se convierten en hermosas expresionespoéticas. Esto es lo que son los salmos, oración,poesía y canción, son el culmen de la experienciareligiosa del pueblo de Israel. (Cfr. Introduccióna libro de los Salmos Biblia de América)

Nuestro V PDP., en este año 2015 del «Dialo-go con el Dios vivo y verdadero» tiene como unade sus coyunturas el educarnos en la oración. Elvalorar los salmos como modelo de oración eseducarnos, este mismo habla sobre la oracióndesde Cristo y los salmos como veremos sonutilizados como oración por Cristo y en él tienensu plenitud. Nos dice nuestro V PDP., que laoración es necesaria para el dialogo con Dios,incluso se podrían entender como sinónimos, lossalmos como medio de dialogo con el Señor

deberían ser potenciados en este año, los salmosque representan una oración muy rica y muyantigua en la Iglesia y que siguen iluminadonuestras realidades.

Ahora veamos a manera de reflexión lo quenos dice el Catecismo de la Iglesia católica sobrelos salmos, lo veremos por puntos pero de maneradesglosada, veamos:

Desde David hasta la venida del Mesías, exis-ten textos de oración en la Sagrada Escritura quedan testimonio del sentido profundo de la oraciónpara sí mismo y para los demás. Los salmosfueron conformándose poco a poco en un conjun-to de cinco libros: los Salmos (alabanzas), estosson la obra maestra de la oración en el Antiguotestamento. (Cfr. CEC 2585) Los salmos quesiempre estuvieron en la oración del Pueblo deIsrael, no fueron en un principio como los cono-cemos hasta ahora.

Los salmos alimentaban y expresaban la ora-ción del Pueblo de Dios como Asamblea, conocasión de las grandes fiestas de Jerusalén y lossábados en las sinagogas. Esta oración es a su vezindividual y comunitaria; no solo concierne a losque oran sino también a todos los hombres; as-ciende desde la Tierra Santa y desde las comuni-dades de la Diáspora, pero abarca toda la crea-ción; recuerda los acontecimientos salvadoresdel pasado y se extiende hasta la consumación dela historia; hacen memoria de las promesas deDios ya realizadas y la espera del Mesías que lesdará cumplimiento definitivo. Los Salmos quetambién son utilizados por Cristo en su oración,(recordemos que él también acudía a las sinago-gas a escuchar la palabra de Dios) y que en éltambién encuentran su cumplimiento. Estos con-tinúan siendo esenciales en la oración de la Igle-sia. (Cfr. CEC 2586)

El libro de los Salmos es el libro en que laPalabra de Dios se convierte en oración del hom-bre. En los demás libros del Antiguo Testamento«las palabras proclaman las obras» (lo que Diosha hecho por los hombres) «y explican su miste-rio» (DV 2). En el libro de los Salmos, las palabrasdel salmista expresan, cantándolas para Dios, susobras de salvación. El mismo Espíritu inspira la


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obra de Dios y la respuesta del hombre. Cristounirá ambas. En Él, los salmos no cesan deenseñarnos a orar. (Cfr. CEC 2587)

Las múltiples expresiones de oración de losSalmos se encarnan a la vez en la liturgia deltemplo y en el corazón del hombre. Tanto si setrata de un himno como de una oración de desam-paro o de acción de gracias, de súplica individualo comunitaria, de canto real o de peregrinación ode meditación sapiencial, los salmos son el espejode las maravillas de Dios en la historia de supueblo y en las situaciones humanas vividas porel salmista. Un salmo puede reflejar un aconteci-miento pasado, pero es de una sobriedad tal que sepuede rezar verdaderamente por los hombres detoda condición y de todo tiempo. (Cfr. CEC 2588)

Hay unos rasgos constantes en los Salmos: lasimplicidad y la espontaneidad de la oración, eldeseo de Dios mismo a través de su creación, ycon todo lo que hay de bueno en ella, la situaciónincómoda del creyente que, en su amor preferentepor el Señor, se enfrenta con una multitud deenemigos y de tentaciones; y que, en la espera delo que hará el Dios fiel, mantiene la certeza delamor de Dios, y la entrega a la voluntad divina. Laoración de los salmos está siempre orientada a laalabanza; por lo cual, corresponde bien al conjun-to de los salmos el título de «Las Alabanzas».Reunidos los Salmos en función del culto de laAsamblea, son invitación a la oración y respuestaa la misma: «Hallelu-Ya!» (Aleluya), «¡Alabadal Señor!» (Cfr. CEC 2589)

¿Qué hay mejor que un Salmo? Por eso, Daviddice muy bien: «¡Alabad al Señor, porque esbueno salmodiar: a nuestro Dios alabanza dulce ybella!». Y es verdad. Porque el salmo es bendi-ción pronunciada por el pueblo, alabanza de Diospor la Asamblea, aclamación de todos, palabradicha por el universo, voz de la Iglesia, melodiosaprofesión de fe (San Ambrosio).

Ahora conozcamos un poco sobre los génerosliterarios de los salmos, es importante identifi-car y conocer el género literario de cada salmo,pues esto nos permitirá conocer la historia decada uno de ellos y captar sus rasgos diferentesy su sentido original.

1. Los himnos estos son la muestra más represen-tativa y variada de los salmos. Su principalcaracterística es la de dar alabanza a Dios y laexaltación de sus atributos manifestados en lacreación y en la historia.

a) Himnos a Dios, Creador y Señor de la alianzab) Himnos al Señor como reyc) Salmos reales, incluidos los salmos para la

coronación del rey y los salmos mesiánicosd) Cánticos de Sión, que exaltan a Jerusalén y al

templo

2. Salmos de súplica tanto individual como colec-tiva, es el motivo más frecuente en los salmos.Su contexto inmediato son las situaciones di-fíciles de la vida del hombre.

a) Lamentaciones o suplicab) De confianza: parecidos a los anteriores pero

estos reflejan más los motivos de confianza,seguridad, paz y alegría del salmista.

c) De acción de gracias: constituyen la fase finalo el desenlace de los anteriores, narran laintervención de Dios.

3. Salmos de instrucción: su finalidad es última esenseñar (comportamientos o actitudes), ins-truir en determinados aspectos y exhortar.

a) Salmos históricos: recogen a modo de profe-sión de fe las grandes intervenciones de Diosen la historia de Israel.

b) Salmos litúrgicos: recuerdan las condicionesrequeridas para entrar en el templo, presentar-se ante Dios o participar en el culto.

c) Salmos proféticos: que incorporando formulas ymotivos propios de los libros proféticos insistenen las grandes exigencias de la alianza.

d) Salmos sapienciales: recogen motivossapienciales como la meditación sobre la le,los caminos opuestos de justos y malvados, y,más concretamente, el problema de la retri-bución.

Los salmos se dirigen a Dios, pero tambiénhablan de Dios: de sus atributos y de sus interven-ciones, de la experiencia que el salmista tiene de

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su presencia o ausencia. Y también hablan delhombre y su relación con Dios.

A Dios se le habla de tú a tú, con una increíblelibertad, incluso con descaro en algunas ocasio-nes. En la oración, los israelitas gritan de entu-siasmo o gimen de dolor, se recrean en las accio-nes de Dios y, a veces casi le exigen una respues-ta, o intentan provocar su enojo o vergüenza. (Cfr.Introducción al libro de los Salmos Biblia deAmérica)

Dijo San Juan Pablo II en la Audiencia Generaldel 28 de marzo de 2001:

«los cristianos, al insertarse vitalmente en latradición orante de los judíos, aprendieron a orarcantando las magnalia Dei, es decir, las maravi-llas realizadas por Dios tanto en la creación delmundo y de la humanidad, como en la historia deIsrael y de la Iglesia. Sin embargo, esta forma deoración, tomada de la Escritura, no excluye cier-tamente expresiones más libres, y estas no sólocontinuarán caracterizando la oración personal,sino también enriqueciendo la misma oraciónlitúrgica, por ejemplo con himnos y troparios. Encualquier caso, el libro de los Salmos ha de ser lafuente ideal de la oración cristiana, y en él seguiráinspirándose la Iglesia en el nuevo milenio.»

ACTUAR

A manera de compromiso quiero recurrir anuestro V PDP., ya que la identidad de cada añoen nuestra Diócesis marcada en este 2015 por elDialogo con el Señor, este plan en sus puntosfocales y que cada uno de estos nos sugiere unobjetivo específico para trabajar en él y que nosservirían como compromiso, veamos:

Todos los puntos focales en este año del dialo-go con Dios no hablan de potenciar el encuentrocon Cristo.

El primer punto focal: tradiciones y piedadpopular en las comunidades; este tiene comoobjetivo que potenciemos las tradiciones religio-sas y expresiones de piedad popular que nosayuden al encuentro con Dios. En nuestra piedadpopular están insertados los salmos valorémosloscomo principio y forma de dialogo con el Señor.

El segundo punto focal: instituciones y fami-lia; este tiene como objetivo: como comunidaddiocesana, impulsamos una espiritualidad fami-liar con la Palabra y los sacramentos. Una espiri-tualidad desde la Palabra, los salmos también sonPalabra inspirada, también son palabra de Dios yson apropiados para la lectio divina o lecturaorante en familia, los sacramentos tienen comoparte fundante la Palabra de Dios, mínimo unsalmo, cuando acudamos a un sacramento escu-chemos el salmo no solo lo oigamos y si nos esposible tengamos un contacto más personal ycercano.

El tercer punto focal: Pluralismo cultural; quetiene como objetivo: que valoremos la sensibili-dad cultural a lo religioso y proponemos unaespiritualidad encarnada teniendo a Cristo comomodelo de oración. Cristo como nos lo recuerdael CEC oraba con los salmos, él vivió y bebió laespiritualidad de los salmos, asistía a las sinago-gas donde se proclamaba y oraba con ellos comobuen judío, teniéndolo a él como modelo deoración, oremos con los salmos.

El quinto punto focal Trasmisión de valoreshumanos y cristianos; que tiene como objetivoque favorezcamos espacios de oración para elencuentro con Dios. Que tanto buscamos o favo-recemos momentos para el encuentro con el Se-ñor, existen grupos de oración, tengamos el valory démonos el tiempo para participar de ellos,fomentemos la lectura orante en nuestra familia ycomunidad.

El sexto punto focal: Identidad cristiana cató-lica; que tiene como objetivo que favorezcamosel dialogo con Dios mediante la lectura orante dela Palabra en un ambiente comunitario. En nues-tras parroquias son raros o hasta inexistentesgrupos que tengan como fin reunirse a realizarlectura orante, y en los grupos pastorales no espracticada esta modalidad de oración, apostemospor grupos de oración partiendo de la lectura de laPalabra de Dios, y si hay grupos que ya utilicenesta modalidad sigamos promoviéndola.

Que estos iluminen nuestro compromiso y noslleven a potenciar la lectura orante en nuestrafamilia, parroquia y comunidad, con actividades


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Objetivo:

Profundizar en el poder de transforma-ción que tiene la oración que nos lleva auna conversión interior y de nuestrasrealidades para hacer de nuestro mundoun mundo de acuerdo al proyectosalvífico de Dios.

ORACIÓN INICIAL

Por tu inmensa compasión, borra, Señor,nuestras culpas y limpia nuestros peca-dos; que tu inmensa misericordia noslevante, pues nuestro pecado nos aplas-ta; no desprecies, Señor, nuestro cora-zón quebrantado y humillado, haz másbien brillar sobre nosotros el poder de tuTrinidad: que nos levante Dios Padre, quenos renueve Dios Hijo, que nos guardeDios Espíritu Santo. Amén.

VER

Nuestra sociedad está marcada, como dice eldocumento de Aparecida, por «un cambio deépoca», cuyo nivel más profundo es el cultural.34

Cultura es «el modo particular como, en un pue-blo, los hombres cultivan su relación con la natu-raleza, entre sí mismos y con Dios, de modo quepuedan llegar a un nivel verdadera y plenamentehumano»35. Pues bien, hoy es fácil notar que lamanera de cómo se relaciona el hombre con lanaturaleza, consigo mismo y con Dios, no es lamás adecuada para llegar al nivel plenamentehumano que se menciona.

Entre todas esas consecuencias del cambio,una de las más notables, es la llamada «inversiónde valores», que impacta en la totalidad de lapersona humana; en su vida moral, su vida espi-ritual, etc. Invertir los valores «a nuestra mane-

La Oración Conduce a unaConversión de Corazón

Misericordia Dios mío por tu bondad…SALMO 50

concretas enriquecidas con nuestra creatividadpara que así seamos una comunidad en dialogocon el Señor.

Pidamos al Señor nos conceda ser fiel a él, orarcon los salmos como él, ya que son la palabra queel mismo nos enseña para que se la dirijamos.

ORACIÓN FINAL

¡Salmos, mis queridos salmos, pan cotidia-no de mi esperanza,

voz de mi servicio y de mi amor a Dios,

alcancen mis labios su plenitud.

Queridos salmos, que no envejecen, son laoración que no se desgasta.

Asumen, en la fe, toda la experiencia huma-na.

Si ocupan este lugar en mi vida, es porqueexpresan ante Dios mi oración.

Como la verdad, refrescan los labios delcorazón de quienes los cantan.

Acepten que se resuman en dos palabras, delas cuales la segunda sólo se puedepronunciar en verdad cuando se ha dichola primera: Amén, ¡Aleluya!

Yves Congar

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ra», supone dejar de lado los valores universales,aquellos que debieran mover las acciones huma-nas; es quitar a Dios de nuestras vidas, paraponernos nosotros, y decidir personalmente «loque me es bueno», y «lo que me es malo», sinimportar si lo es o no en sí mismo; es dejar de tenercriterios comunes, abrir paso a la división entrelas personas, alimentar enemistades y ensancharel odio y el resentimiento; supone, entonces,«crear la medida de todas las cosas», desde misintereses personales. En fin, nadie estamos exen-tos de formar parte de esta realidad; ejemplos haymuchos, se ve reflejado en la desintegración fa-miliar, en la incoheren-cia de vida de muchos,en la violencia desmedi-da, en la inseguridad, enla corrupción, en las in-justicias sociales, en lainequidad económica, enla pobreza, etc. Y antetanto cambio ¿qué esaquello que por sí mismono debiera cambiar?, y larespuesta para nosotroses inmediata: «los valo-res cristianos», pues sonuniversales y necesarios;y no por ser nuestros, no dejan de interpelarnos yhasta «sacudirnos», pues en ocasiones duele re-conocer que fallamos, y se hace necesaria lahumildad para reconocerlo.

Por tanto, no nos debiera asombrar que laconsecuencia más próxima ante lo que hemosmencionado es nuestra vida de pecado. Y lo peores que nos hemos habituado de tal manera alpecado que lo que hacemos ya no nos parecemalo, aunque en sí mismo lo sea; se ha «malbara-tado» nuestra conciencia. Al respecto mencionael V PDP. que «la cultura postmoderna, secularistay descristianizada tiene un fuerte impacto y estáinfluyendo poderosamente, reflejándose en unavida sin Dios, en una pérdida del sentido depecado y de pertenencia a la Iglesia; es másamplia que el indiferentismo o ateísmo práctico,ya que abarca la tecnología, la mundialización yel relativismo»36. Realmente es alarmante que se

haya perdido el sentido de pecado y de pertenen-cia a la Iglesia, ¿Señor a quién iremos, si sólo tútienes palabras de vida eterna?37 ¿Quién será elladrón que no entra por la puerta?38 Ese cambio deépoca lleva consigo, tristemente, una progresivadescristianización. Sin embargo no todo está per-dido, pues es posible instaurar el reino de Diosentre nosotros, y el primer paso para ello es laconversión, cambiar el rumbo de nuestra existen-cia. Más aún, «la conversión restablece el ordendel corazón del hombre»39. Y precisamente laconversión consiste en eso, volver al orden delcorazón humano, a su vocación, a ese constante

llamado a la santidad. DiceSan Agustín en las Confesio-nes: «nos has creado orienta-dos hacia ti y sin reposo estánuestro corazón hasta querepose en ti»; es decir quequien ha abrazado la volun-tad de Dios, reconoce que nohay mejor camino que leofrezca tal plenitud. La con-versión purifica el corazóndel hombre. En efecto,«como un sistema por sí solono es capaz de restablecer elorden destruido en el cora-

zón del hombre, se requiere la conversión decorazón de modo permanente. Su eficacia depen-de de la voluntad que tengan las personas decolaborar, de la claridad para conocer su funcióny las relaciones con los demás»40.

Una conversión de corazón de modo perma-nente significa también «velar y orar»41; requierede reconocernos limitados, de poner todo nuestroser en las manos de Dios sin dejar de «hacer lo quetenemos que hacer»; es fortalecer nuestra amistadcon Dios mediante la oración, y allí nos mostrarásu voluntad. Afortunadamente «nuestra Diócesisde San Juan de los Lagos (…), es una comunidadde comunidades de fe, oración y caridad, que esinicio, signo e instrumento del Reino de Dios enel mundo»42. No hay duda de que la «fe, la oracióny la caridad», son los mejores medios para llevar-nos a esa conversión sincera que tan calladamentebusca nuestro corazón.


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PENSAR

Toda persona, sin duda, hemos experimentadoarrepentimiento por el hecho de haber cometidoalgún pecado. Somos pecadores, nadie lo puedenegar. Pero lo mejor es que Dios no se cansanunca de perdonarnos, «más nos cansamos noso-tros de pecar, que Él de perdonar»43. Y en el fondolo que se pretende es una conversión de corazón,como bien se enunciaba en la parte del ver.Dijimos que nuestra sociedad está marcada por elsecularismo y la descristianización, una vida depecado en la que cada quien tiene su propiaverdad y su norma de conducta. Además se habla-ba de que la oración es un buen camino paraesuchar la voz de Dios y enderezar el camino.Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que «laoración (…) no es una huida del mundo infiel,sino una escucha de la palabra de Dios; es, aveces, un debatirse o una queja, y siempre unaintercesión que espera y prepara la intervencióndel Dios salvador, Señor de la historia44». Es muyesperanzador el escuchar que esa intercesión (ora-ción) simplemente espera y prepara la interven-ción de Dios, no para castigar, sino para salvar, Éles quien hace nuevas todas las cosas, y es el únicoque puede salvarnos. Hacer oración, entonces, esdejarse tocar por la mano amorosa del Padre, talcomo experimentó el rey David ante su situaciónde pecado, ante su miseria. Es así que nace elsalmo 50, del cual vamos a profundizar en esteapartado.

El salmo 50 es un de las oraciones más célebresdel Salterio, el más intenso y repetido salmopenitencial; es el canto del pecado y del perdón, lamás profunda meditación sobre la culpa y lagracia. Desde hace muchos años sube al cielodesde innumerables corazones de fieles judíos ycristianos como un suspiro de arrepentimiento yde esperanza dirigido a Dios misericordioso. Latradición judía atribuye este salmo al Rey David,impulsado a la penitencia por las severas palabrasdel profeta Natán (cf. Sal 50,1-2; 2 S 11-12), quele reprochaba el adulterio cometido con Betsabéy el asesinato de su marido, Urías. Sin embargo,el salmo se enriquece en los siglos sucesivos conla oración de otros muchos pecadores, que

recuperan los temas del «corazón nuevo» y del«Espíritu» de Dios infundido en el hombreredimido, según la enseñanza de los profetasJeremías y Ezequiel (cf. Sal 50,12; Jr 31,31-34;Ez 11,19; 36,24-28) 45.

Son dos las partes que se desarrollan en estesalmo. En primer lugar se encuentra la regióntenebrosa del pecado (cf. vv. 3-11), en donde estásituado el hombre desde el inicio de su existencia:«Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mimadre» (v. 7); expresa la dimensión profunda dela debilidad moral innata del hombre. El salmo,en esta primera parte, aparece como un análisisdel pecado, realizado ante Dios. En efecto,considera que el pecado proviene de la libertadhumana mal empleada. Pecar es «no dar en elblanco», una aberración que nos aleja de Dios ydel prójimo. También es «torcer», «doblar»,desviarse del camino recto; es la inversión, ladistorsión, la deformación del bien y del mal, enel sentido que le da Isaías: «¡Ay de los que llamanal mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad porluz y luz por oscuridad!» (Is 5,20); es por eso queen la Biblia la conversión se indica como un«regreso al camino recto», llevando a cabo uncambio de rumbo, la conversión de corazón.Pecar es «rebelión», no aceptar el proyecto deDios en nuestras vidas. Ante todo está un vivísimosentido del pecado, percibido como una opciónlibre, marcada negativamente a nivel moral yteologal: contra ti, contra ti solo pequé, cometí lamaldad que aborreces (v. 6).

Luego, se muestra la región luminosa de lagracia (cf. vv. 12-19), pues a través de la confesiónde las culpas se le abre al orante el horizonte de luzen el que Dios se mueve. El Señor no actúa sólonegativamente, eliminando el pecado, sino quevuelve a crear la humanidad pecadora a través desu Espíritu vivificante: infunde en el hombre uncorazón nuevo y puro, es decir, una concienciarenovada; y le abre la posibilidad de una fetransparente y de un culto agradable a Dios. Alrespecto, Orígenes habla de una terapia divinaque el Señor realiza a través de su palabra ymediante la obra de curación de Cristo: «Comopara el cuerpo Dios preparó los remedios de lashierbas terapéuticas sabiamente mezcladas, así

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también para el alma preparó medicinas con laspalabras que infundió, esparciéndolas en lasdivinas Escrituras. (...) Dios dio también otraactividad médica, cuyo Médico principal es elSalvador, el cual dice de sí mismo: «No son lossanos los que tienen necesidad de médico, sino losenfermos». Él era el médico por excelencia, capazde curar cualquier debilidad, cualquierenfermedad»46. Yo como dice el Catecismo de laIglesia Católica, «el conocimiento de la Gloria deDios está en la rostro de Cristo crucificado yresucitado»47. Se puede decir, entonces, que laoración sí conduce a esa conversión de corazón;pues el pecador, sinceramente arrepentido (cf. v.5), se presenta en toda su miseria y desnudez anteDios, suplicándoleque no lo aparte de supresencia (cf. v. 13).Y Dios no los dejasólo.

El perdón divinoborra, lava y limpiaal pecador (cf. vv. 3-4), llega incluso atransformarlo en unanueva criatura quetiene espíritu, lengua,labios y corazóntransfigurados (cf. vv. 14-19). «Aunque nuestrospecados -afirmaba santa Faustina Kowalska-fueran negros como la noche, la misericordiadivina es más fuerte que nuestra miseria. Hacefalta una sola cosa: que el pecador entorne almenos un poco la puerta de su corazón... El restolo hará Dios. Todo comienza en tu misericordia yen tu misericordia acaba»48

La oración, pues, va más allá del merocumplimiento de un culto exterior, de unritualismo. ¿Qué entendemos los cristianos dehoy por oración?, ¿acaso no nos falta seguirdescubriendo en qué consiste nuestra identidadcristiana? Somos una sociedad secularista ydescristianizada, ¿qué hacer, nosotros que somosbautizados? Bien podríamos concluir con lasexhortaciones que los profetas dirigían al Pueblode Dios: se hace «necesaria la educación de la fe,la conversión del corazón»49.

ACTUAR

Pues bien, queda claro que la oración es unexcelente medio para transformar nuestraexistencia, para volver al Camino, a la Verdad, ya la Vida. Y enunciarlo no es suficiente, esnecesario hacerlo realidad en nuestra propiahistoria, que Dios toque, en su infinita misericordianuestra realidad concreta. ¿Qué estamosdispuestos a ofrecer para abrir las puertas a lagracia de Dios? «Dios es quien va conduciendo lahistoria. Nosotros colaboramos con Él para larealización de su proyecto salvador, en un esfuerzode escuchar su llamado y responderlo, deconversión, de adaptación continua, en actitud de

pobreza, para descubrir la voluntaddel Señor y aceptarla.50 ».

Todos somos pecadores, pero sonpocos los que desafían su debilidadcon el arrepentimiento y el deseo dela conversión de corazón. ¿Cuál seránuestro pecado dominante que nosciega y nos hace sentir cómodos?Sería un gran paso el descubrir cuálesson nuestras principalesinclinaciones, para reconocernospecadores y poder experimentar demanera más plena la misericordia de

Dios. No es un proceso fácil, pues implica el vernuestra realidad no desde nosotros mismos, sinodesde la mirada de Aquél que nos ha creado. Serequiere de humildad para aceptar que muchas denuestras acciones no son del todo buenas, yprecisamente la oración es un acto de humildad.¿Realmente somos como el Rey David?, pareceser que nos falta mucho para ser como él; sabemosque el pecado también nos envuelve, pero senecesita más que ser pecador para ser comoDavid, al menos el reconoció que le fue infiel aDios, y le ha llevado a una sincera conversión.Después de experimentar realmente el amormisericordioso del Padre Bueno, el hombre ya noes el mismo, y sus intenciones se purifican y nohace otra cosa más que luchar por mantener esafidelidad que tanto anhela su corazón.

¿Qué hacer para mostrar a los demás que valela pena estar del lado de Jesús? En primer lugar


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provocar ese encuentro personal con Dios quetanto marca la historia de cada persona, y luegodar testimonio de ello, como dice el V PDP.:«es un proceso que inicia a partir del testimonioque cuestiona, luego viene el anuncio explícitopara provocar la fe y la conversión; acompañadopor los sacramentos, la catequesis, la caridad yla vida comunitaria, que suscitan la misión»51.

ORACIÓN FINAL

SALMO 50

3Misericordia, Dios mío, por tu bondad,por tu inmensa compasión

borra mi culpa;4lava del todo mi delito, limpia mi pecado.5Pues yo reconozco mi culpa, tengo siem-

pre presente mi pecado:6contra ti, contra ti solo pequé, cometí la

maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,en el juicio brillará tu rectitud.7Mira, en la culpa nací,pecador me concibió mi madre.

8Te gusta un corazón sincero,y en mi interior me inculcas sabiduría.9Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;lávame: quedaré más blanco que la nieve.

10Hazme oír el gozo y la alegría,que se alegren los huesos quebrantados.11Aparta de mi pecado tu vista, borra en

mí toda culpa.

12Oh Dios, crea en mí un corazón puro,renuévame por dentro con espíritu firme;13no me arrojes lejos de tu rostro,no me quites tu santo espíritu.

14Devuélveme la alegría de tu salvación,afiánzame con espíritu generoso:15enseñaré a los malvados tus caminos,los pecadores volverán a ti.

16Líbrame de la sangre, oh Dios,Dios, Salvador mío,y cantará mi lengua tu justicia.

17Señor, me abrirás los labios,y mi boca proclamará tu alabanza.18Los sacrificios no te satisfacen:si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

19Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;un corazón quebrantado y humillado,tú no lo desprecias.

20Señor, por tu bondad, favorece a Sión,reconstruye las murallas de Jerusalén:21entonces aceptarás los sacrificios rituales,ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se

inmolarán novillos.

NOTAS34 Cf. Aparecida, n. 44.35 Cf. GS 53b.36 V PDP., n.109.37 Cf. Jn 6, 68.38 Cf. Jn. 10, 1.39 Cf. V PDP., n. 204.40 V PDP., n. 204.41 Cf. Mt 26, 41-43.42 V PDP., n. 6.43 Cf. El primer rezo del Ángelus que presidió el Papa Francisco, en

la Plaza de San Pedro, al comienzo de su Pontificado, 17 de marzode 2013.

44 CEC., n. 2584.45 Gran parte del desarrollo la vamos a tomar de las catequesis del

Papa San Juan Pablo II, de sus Audiencias Generales. Cf. Cateque-sis del Papa en la audiencia general del miércoles 24 de octubre de2001. Catequesis del Papa en la audiencia general del miércoles,8 de mayo de 2002. Catequesis del Papa en la audiencia generaldel miércoles, 4 de diciembre de 2002. Catequesis del Papa en laaudiencia general del miércoles, 30 de julio 2003.

46 Cita que hace el Papa Juan Pablo II, en su Audiencia general delmiércoles 24 de octubre de 2001, de Orígenes, Homilías sobre losSalmos, Florencia 1991, pp. 247-249.

47 CEC., n. 2583.48 Cita que toma de M. Winowska, El icono del Amor misericordio-

so, el mensaje de sor Faustina, Roma 1981, p. 271.49 CEC., n. 2581.50 V PDP., n. 17.51 Cf. Ibíd.

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OBJETIVO:

Profundizar en la oración del Padre Nues-tro para que imitando a Jesucristo eníntimo diálogo con su Padre seamos hi-jos en diálogo permanente con el PadreCelestial.

ORACIÓN INICIAL

Padre nuestro del cielo, haz que tuReino

llegue a nosotros a impulsos de tuEspíritu,

que es fuego y paz, viento recio y brisaque acaricia,

de suerte que nuestras vidas se inun-den de tu amor.

Siguiendo a Jesús, que vino a hacer tuvoluntad,

deseamos ardientemente que tu nombresea bendecido

y que toda nuestra vida se ajuste a tu quererdivino.

Danos el pan de la vida temporal y eterna,

de suerte que nuestra espera se vea cumpli-da en ti.

Y manténnos fuertes en las tentacionescontra la fe,

para que no sucumbamos a la infidelidad yal mal. Amén. 52

VER

Existen cristianos en la actualidad que hanperdido el sentido a la oración, algunos otrosrezan pero no saben orar, es necesario volver a lasfuentes; Jesús nos muestra y nos enseña cómo es

que debemos orar. Es de suma importancia quetodo cristiano tenga ese contacto con Dios pormedio de la oración. Quizás hemos dirigido bas-tantes veces esta oración al Padre, pero de maneramonótona, repetitiva, sin meditarla, es decir esta

oración que frecuentemente decimos de memo-ria, pero sin pensar muchas veces en los profun-dos contenidos que encierra.

«La realidad de la violencia y la inseguridad sehace cada vez más palpable, nos está afectandofuertemente, creando un clima complejo. Hansurgido nuevas formas de violencia y criminali-dad. Hay violencia física, moral, psicológica,sexual, etc., en todos los ámbitos: familiar, labo-ral, escolar, etc. Los grupos delictivos presionany amenazan de diversos modos a mucha gente. Elambiente de la inseguridad y violencia tiene comocausa la pérdida de identidad cristiana y de valo-res. Se ha creado un clima de miedo, que impidedenunciar, comprometerse, unirse, buscar accio-nes comunes de prevención y apoyo. Hay odios,rencores y resentimientos callados, rabia reprimi-da, sentimientos de revancha y de venganza.»53

Gran parte de realidad que vivimos es causada por

Maestro, Enséñanos a OrarQueremos orar como tú lo haces

Lc. 11, 1-4


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la falta de Dios en nuestras vidas; Jesús mismonos enseñó como acercarnos a Dios por medio dela oración, donde nos hace ver la confianza quedebemos tener en Él, Jesús mismo nos ha mani-festado que la oración tiene poder, que la relacióncon Dios por medio de la oración puede transfor-mar la vida y la realidad de las personas. Va aseguir habiendo inseguridad pero la fe nos ayudaa ver la realidad desde otra perspectiva.

Por otra parte algo muy positivo es: que dentrodel ambiente familiar se vive una espiritualidadcon buenos cimientos, en donde se ora y se reza enfamilia, también es donde se han aprendido lasprimeras oraciones y principalmente la oracióndel Padre Nuestro.

PENSAR

En respuesta a la petición de sus discípulos(«Señor, enséñanos a orar»: Lc 11, 1), Jesús lesentrega la oración cristiana fundamental, el «Pa-dre Nuestro». «La oración dominical es, en ver-dad, el resumen de todo el Evangelio» (Tertulia-no, or. 1), «la más perfecta de las oraciones»(Santo Tomás de A. s. th. 2-2, 83, 9). Es el corazónde las Sagradas Escrituras.

La confianza sencilla y fiel, la seguridad hu-milde y alegre son las disposiciones propias delque reza el «Padre Nuestro». Podemos invocar aDios como «Padre» porque nos lo ha revelado elHijo de Dios hecho hombre, en quien, por elBautismo, somos incorporados y adoptados comohijos de Dios.

La oración del Señor nos pone en comunióncon el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Al mismotiempo, nos revela a nosotros mismos.

Orar al Padre debe hacer crecer en nosotros lavoluntad de asemejarnos a él, así como debefortalecer un corazón humilde y confiado.

Al decir Padre «Nuestro», invocamos la nuevaAlianza en Jesucristo, la comunión con la Santí-sima Trinidad y la caridad divina que se extiendepor medio de la Iglesia a lo largo del mundo.

«Que estás en el cielo» no designa un lugarsino la majestad de Dios y su presencia en el

corazón de los justos. El cielo, la Casa del Padre,constituye la verdadera patria hacia donde tende-mos y a la que ya pertenecemos.

Las siete peticiones

Después de habernos puesto en presencia deDios nuestro Padre para adorarle, amarle y ben-decirle, el Espíritu filial hace surgir de nuestroscorazones siete peticiones, siete bendiciones. Lastres primeras, más teologales, nos atraen hacia laGloria del Padre; las cuatro últimas, como cami-nos hacia Él, ofrecen nuestra miseria a su Gracia.«Abismo que llama al abismo» (Sal 42, 8).

Santificado sea tu nombre

El término «santificar» debe entenderse aquí,en primer lugar, no en su sentido causativo (soloDios santifica, hace santo) sino sobre todo en unsentido estimativo: reconocer como santo, tratarde una manera santa. Así es como, en la adora-ción, esta invocación se entiende a veces comouna alabanza y una acción de gracias. Pero estapetición es enseñada por Jesús como algo a desearprofundamente y como proyecto en que Dios y elhombre se comprometen. Desde la primera peti-ción a nuestro Padre, estamos sumergidos en elmisterio íntimo de su Divinidad y en el drama dela salvación de nuestra humanidad. Pedirle que suNombre sea santificado nos implica en «el bené-volo designio que él se propuso de antemano»para que nosotros seamos «santos e inmaculadosen su presencia, en el amor».

Finalmente, el Nombre de Dios Santo se nos harevelado y dado, en la carne, en Jesús, comoSalvador: revelado por lo que él es, por su Palabray por su Sacrificio. Esto es el núcleo de su oraciónsacerdotal: «Padre santo... por ellos me consagroa mí mismo, para que ellos también sean consa-grados en la verdad». Jesús nos «manifiesta» elNombre del Padre porque «santifica» él mismo suNombre. Al terminar su Pascua, el Padre le da elNombre que está sobre todo nombre: Jesús esSeñor para gloria de Dios Padre.

Esta petición, que contiene a todas, es escucha-da gracias a la oración de Cristo, como las otrasseis que siguen. La oración del Padre nuestro esoración nuestra si se hace «en el Nombre» deJesús. Jesús pide en su oración sacerdotal: «Padre

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santo, cuida en tu Nombre a los que me has dado»(Jn 17, 11).

Venga a nosotros tu reino

Esta petición es el «Marana Tha», el grito delEspíritu y de la Esposa: «Ven, Señor Jesús».Incluso aunque esta oración no nos hubiera man-dado pedir el advenimiento del Reino, habríamostenido que expresar esta petición, dirigiéndonoscon premura a la meta denuestras esperanzas. «ElReino de Dios es justicia ypaz y gozo en el EspírituSanto». Los últimos tiem-pos en los que estamos sonlos de la efusión del Espíri-tu Santo. Desde entoncesestá entablado un combatedecisivo entre «la carne» yel Espíritu.

Solo un corazón puropuede decir con seguridad:¡Venga a nosotros tu Rei-no! Es necesario haber estado en la escuela dePablo para decir: ‘Que el pecado no reine ya ennuestro cuerpo mortal. El que se conserva puro ensus acciones, sus pensamientos y sus palabras,puede decir a Dios: ¡Venga tu Reino!

Hágase tu voluntad en la tierra como en elcielo

La voluntad de nuestro Padre es «que todos loshombres se salven y lleguen al conocimientopleno de la verdad». El «usa de paciencia, noqueriendo que algunos perezcan». Su manda-miento que resume todos los demás y que nos dicetoda su voluntad es que «nos amemos los unos alos otros como él nos ha amado».

Por la oración, podemos «discernir cuál es lavoluntad de Dios» y obtener «constancia paracumplirla». Jesús nos enseña que se entra en elReino de los cielos, no mediante palabras, sino«haciendo la voluntad de mi Padre que está en loscielos».

Danos hoy nuestro pan de cada día

«Danos»: es hermosa la confianza de los hijosque esperan todo de su Padre. «Hace salir su sol

sobre malos y buenos, y llover sobre justos einjustos» y da a todos los vivientes «a su tiemposu alimento». Jesús nos enseña esta petición; conella se glorifica, en efecto, a nuestro Padre reco-nociendo hasta qué punto es Bueno más allá detoda bondad.

Pero la existencia de hombres que padecenhambre por falta de pan revela otra hondura de

esta petición. El drama del ham-bre en el mundo, llama a loscristianos que oran en verdad auna responsabilidad efectiva ha-cia sus hermanos, tanto en susconductas personales como ensu solidaridad con la familia hu-mana. Esta petición de la Ora-ción del Señor no puede ser ais-lada de las parábolas del pobreLázaro y del juicio final.

La Eucaristía es nuestro pancotidiano. La virtud propia deeste divino alimento es una fuer-za de unión: nos une al Cuerpo

del Salvador y hace de nosotros sus miembrospara que vengamos a ser lo que recibimos... Estepan cotidiano se encuentra, además, en las lectu-ras que oyen cada día en la Iglesia, en los himnosque se cantan y que ustedes cantan. Todo eso esnecesario en nuestra peregrinación.

Perdona nuestras ofensas como tambiénnosotros perdonamos a los que nos ofen-den

Ahora bien, este desbordamiento de miseri-cordia no puede penetrar en nuestro corazónmientras no hayamos perdonado a los que nos hanofendido. El Amor, como el Cuerpo de Cristo, esindivisible; no podemos amar a Dios a quien novemos, si no amamos al hermano, a la hermana aquien vemos. Al negarse a perdonar a nuestroshermanos y hermanas, el corazón se cierra, sudureza lo hace impermeable al amor misericor-dioso del Padre; en la confesión del propio peca-do, el corazón se abre a su gracia.

La oración cristiana llega hasta el perdón delos enemigos. Transfigura al discípulo configu-rándolo con su Maestro. El perdón es cumbre de


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la oración cristiana; el don de la oración nopuede recibirse más que en un corazón acordecon la compasión divina. Además, el perdón datestimonio de que, en nuestro mundo, el amor esmás fuerte que el pecado. Los mártires de ayer yde hoy dan este testimonio de Jesús. El perdón esla condición fundamental de la reconciliación delos hijos de Dios con su Padre y de los hombresentre sí.

No nos dejes caer en la tentación

Esta petición llega a la raíz de la anterior,porque nuestros pecados son los frutos del con-sentimiento a la tentación. Pedimos a nuestroPadre que no nos «deje caer» en ella. Traducir enuna sola palabra el texto griego es difícil: signifi-ca «no permitas entrar en», «no nos dejes sucum-bir a la tentación». «Dios ni es tentado por el malni tienta a nadie», al contrario, quiere librarnosdel mal. Le pedimos que no nos deje tomar elcamino que conduce al pecado, pues estamosempeñados en el combate «entre la carne y elEspíritu». Esta petición implora el Espíritu dediscernimiento y de fuerza.

«No entrar en la tentación» implica una deci-sión del corazón: «Porque donde esté tu tesoro,allí también estará tu corazón... Nadie puedeservir a dos señores» «Si vivimos según el Espí-ritu, obremos también según el Espíritu». El Pa-dre nos da la fuerza para este «dejarnos conducir»por el Espíritu Santo. «No han sufrido tentaciónsuperior a la medida humana. Y fiel es Dios queno permitirá que sean tentados sobre sus fuerzas.Antes bien, con la tentación les dará modo depoderla resistir con éxito».

Y líbranos del mal

En esta petición, el mal no es una abstracción,sino que designa una persona, Satanás, el Malig-no, el ángel que se opone a Dios. El «diablo» esaquél que «se atraviesa» en el designio de Dios ysu obra de salvación cumplida en Cristo.

Al pedir ser liberados del Maligno, oramosigualmente para ser liberados de todos los males,presentes, pasados y futuros de los que él es autoro instigador. En esta última petición, la Iglesiapresenta al Padre todas las desdichas del mundo.Con la liberación de todos los males que abruman

a la humanidad, implora el don precioso de la pazy la gracia de la espera perseverante en el retornode Cristo. Orando así, anticipa en la humildad dela fe la recapitulación de todos y de todo en Aquélque «tiene las llaves de la Muerte y del Hades»,«el Dueño de todo, Aquél que es, que era y que hade venir».54

ACTUAR

«Necesitamos descubrir de nuevo elpadrenuestro como escuela de oración cristianapara rezarlo siempre con la sorpresa de una pri-mera comprensión del mismo en profundidad.Como se ve, la oración cristiana es muy rica yfecunda. No tiene solamente la modalidad depetición, sino que abarca toda una gama de mati-ces que va desde la alabanza a la súplica, desde laacción de gracias a la conversión, la oraciónauténtica no se orienta primordialmente a la veri-ficación de nuestros deseos, sino que es ante todoencuentro y dialogo con Dios, apertura a él yplena disponibilidad a su voluntad amorosa depadre.»55

Esta oración la debemos dirigir al Padre demanera sencilla de tal manera que brote de nues-tro corazón y la hagamos vida, pero también quela compartamos y transmitamos a los demás, paradar paz y alivio a la humanidad que se encuentraen guerra, herida y sin esperanza; esforcémonospor dar un verdadero testimonio de vida cristiana,perdonando, amando y teniendo ese contacto conCristo resucitado por medio de la oración. Laoración del padre nuestro es una oración que noshemos aprendido desde la infancia, en la familia,en los primeros años de catecismo, o en la mismaEucaristía, apliquémosla a nuestra vida y comen-cemos a vivir como los verdaderos hijos de Diosque somos.

ORACION FINAL

Imagínate el cielo. Un lugar lleno de luz, dondetodo parece trasparente, transfigurado, limpio.Todo esta decorado con tus colores favoritos. Haymucha gente, y esta colocada como para una granceremonia solemne. Dios esta sentado en su tro-

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no. Todo el mundo esta en silencio y en actitud dereverencia. De repente, Dios vuelve su rostrohacia donde tu estas y te sonríe. Esa cara y esasonrisa es la cara y la sonrisa mas bondadosa,tierna y alegre que has visto jamás. Parecieracomo que acabase de ver a un hijo que haciamucho que no veía.

En este momento, en mitad del silencio, a ti sete sale involuntariamente un grito atronador: ¡Pa-dre! Todo el mundo se queda petrificado. Y Diossonríe aun mas tiernamente. Eso si que es atrevi-miento. Cuando ya nada te importa tu imagen y tesaltas los protocolos y lo que la gente pueda decir,y gritas ¡Padre!

Durante unos segundos, grita en tu interior¡Padre!, con el mayor atrevimiento del mundo,con la voz balbuceante de un niño pequeño, condescaro, di ¡Padre! Aun sabiendo que no sabesmuy bien lo que dices. Atrévete a llamar ¡Papa!,a Dios, jugando con el, subiéndote a sus rodillas.Decimos todos juntos la palabra: PADRE

Venga a nosotros tu Reino

Si. El Reino de la justicia y la paz, de laigualdad, de la solidaridad. Atrévete a recordarlea Dios que por este reino vino su Hijo, que no setrata de una utopía, que son muchos los que sufrensu ausencia, y muchos los que esperan su llegadainsistentemente. Pídele sin cortarte, que venga sureino también a ti y a tus sufrimientos. Durante unminuto di «venga a nosotros tu Reino, el tuyo, noel mío»

Decimos todos juntos la palabra:

VENGA A NOSOTROS TU REINO. Hágase tuvoluntad en la tierra como en el cielo

Con la misma audacia ponte en sus manos.Arriésgate y pídele que estas dispuesto a que secumpla en ti lo que el quiera. Realmente ¿teatreverías a aceptar un futuro que tu no habíasprevisto?

Lánzate al vacío. Di, con descaro y valentía«Hágase tu voluntad en la tierra con en el cielo»

Decimos todos juntos la palabra:

HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMOEN EL CIELO

Perdona nuestras ofensas

Esto si que es un atrevimiento, una osadíaimpertinente... que la cometemos todos los díascuando rezamos inconscientes el Padrenuestro.¿Quienes somos nosotros para exigir el perdón denuestras culpas? Cuando a veces ni siquiera nosarrepentimos de nuestras traiciones... ¿Quienessomos para pedir algo que no nos merecemos?

Y sin embargo, cabe otra pregunta ¿quien esese Dios que acepta paciente nuestra impertinen-cia? ¿Quien ese Padre, que a pesar de no merecer-lo nos perdona siempre que se lo pedimos?

Como nosotros perdonamos a los que nosofenden

Si lo de antes era osadía, esto es auténticodescaro. ¿Le estamos pidiendo a Dios que nostrate como nosotros tratamos a los demás? No, nocreo que Dios atienda esta suplica delPadrenuestro.

Mas bien es al contrario. Parece que es unadeclaración de buenas intenciones. Ya que noso-tros hemos sido perdonados, lo lógico es queactuemos así con los demás.

¿Pero quien se lo cree? Y si por un momentonos lo creyéramos. Y si por un momento, nuestrointerior se llenara del espíritu de Dios y nos curarael resentimiento. Atrévete a pedirle a Dios suEspíritu para que el perdón surja de ti.

Mientras repites «como nosotros perdonamosa los que nos ofenden» piensa en alguien a quientengas que perdonar...

Amen.

Recita en tu interior despacio el Padrenuestrocon el mayor atrevimiento posible, parándote entodas las frases, sin pensar ya, solo sintiendo.

NOTAS52 Caballero Basilio, La palabra cada día, San Pablo, Madrid,

1990, p. 58653 Diócesis de San Juan de los Lagos, V PDP., Vicaría de Pastoral,

San Juan de los Lagos, 2012, p. 3454 Catecismo de la Iglesia Católica, pg. 733-75455 Caballero Basilio, La palabra cada día, San Pablo, Madid, 1990,

p. 585

ios de esperanza, te alabamos por el don de laoración, por la que con el auxilio del EspírituSanto, encontramos a tu Hijo Jesucristo.

e damos gracias por revelar tu verdad enJesucristo, tu Palabra de Vida, que recibimos através de la enseñanza de los apóstoles.

ue tu Espíritu Santo siga santificándonos en laverdad, para que por nuestra unidad en élcrezcamos en la asiduidad a tu Palabra ysirvamos juntos a tu Reino en la humildad y enel amor.

igue consolidando y unificando tu Iglesia ensus luchas contra las fuerzas de la muerte enun mundo donde la violencia hacia la creacióny hacia la humanidad obscurecen la esperanzaen la nueva vida que tú ofreces.

ermítenos conocerte para amarte, seguirte yservirte en los demás.

Amén

D

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Oración

biblia · 2020-04-28 · vocalía de animación bíblica de la pastoral. bol-413 pág. 3...

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