berlín - caída del muro

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Berlín 1961: un muro para "salir del apuro”, barrera de protección antifascista. Por: F. Javier Herrero | 06 de noviembre de 2014 Berlin octubre de 1961, partido por el Muro, la Guerra Fría alcanza una temperatura glacial en un episodio que muchos creen que fue aún más delicado, que la crisis de los misiles cubana del año siguiente. Los tanques M48 Patton norteamericanos avanzaron hacia Friedrichstrasse y se posicionaron en Checkpoint Charlie, con sus cañones apuntando al otro lado de la frontera, mientras los helicópteros sobrevolan a baja altura el sector oriental para vigilar los movimientos contrarios. Los británicos colocaron tres cañones antitanque en los alrededores de la Puerta de Brandemburgo apuntando hacia una concentración de vehículos rusos. La crisis pudo deberse a un malentendido o una provocación pero a la mañana siguiente, los rusos aceptan el envite y llegan con diez tanques T-54 desde Unter den Linden y se plantan en Checkpoint Charlie encañonando a los americanos a cien metros de distancia. En el marzo de 1946 Winston Churchill define en su discurso la situación a la que se veía abocada Europa, después de sufrir el peor conflicto bélico de la Historia: “Un telón de acero ha caído sobre el continente, desde Stettin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático”. El presidente norteamericano Harry Truman expuso un año después las líneas de la nueva política exterior de EE UU – la Doctrina Truman-, que abandonaba la colaboración pacífica con la URSS que preconizó Roosevelt, y establece la disuasión militar como eje de una política de contención frente a la Rusia soviética. Los E.E.U.U disfrutan como amenaza a la URSS la carrera armamentista y las armas nucleares con su poder destructivo (después de la experimentación de la bomba atomica sobre Nagasaki y Hiroshima), y van a determinar los parámetros del nuevo conflicto. Según los acuerdos de la Conferencia de Potsdam de julio de 1945, las potencias vencedores establecen la división de Alemania en cuatro zonas ocupadas por ellas y provocan también que la caída de ese telón de acero en su punto más sensible, Berlín. La primera intención de las potencias occidentales que coordinaron la política económica de Alemania, fue la de mantener la Alemania vencida en una situación de mera subsistencia económica, idea pronto abandonada, para tomar en junio de 1948 la decisiva medida: una reforma monetaria, que permita de retirar en sus zonas el marco del Reich, introducendo un nuevo marco alemán que restaurase el poder adquisitivo. Esa reforma es aplicada también en Berlín y donde los rusos el 24 de junio decretan el bloqueo del Berlín occidental. Todos los accesos por vía férrea o carretera son cortados así como el suministro de electricidad por 2,5 millones de berlineses occidentales. El inicio La guerra se desechó como opción pero, dado el valor político indudable de Berlín, la rendición también. El bloqueo empieza con movilización occidental con una flota de 132 aviones que mantuvo abastecida la ciudad durante los casi 11 meses. En abril de 1949 cada 72 segundos aterrizaba un avión en Berlín y se descargaban 7.845 toneladas de mercancías al día. Dos Repúblicas: Frente occidental mayo 1949 y la nueva “detentadora legítima de la soberanía de la Alemania” anterior a la guerra.. Con el fracaso de Stalin en el bloqueo en mayo de 1949, se van a crear la OTAN y la República Federal Alemana con su Gobierno democristiano de Konrad Adenauer, que experimentó el famoso ‘milagro económico’ en una firme alianza estratégica con Occidente. Frente oriental: octubre 1949, la RDA de Ulbricht El 7 de octubre de 1949 se proclama la República Democrática Alemana, dirigida en segunda fila por Walter Ulbricht, el primer secretario del SED, el Partido Socialista Unificado. Con la creación de la RDA y la salvación del estado comunista de 17 millones de alemanes, Ulbricht realiza su objetivo vital. El destino final de Berlín en la Guerra Fría dependió de Ulbricht, estalinista sagaz y metódico, capaz de influir sobre la cúpula soviética como pocos pudieron. Como consecuencia del rechazo por parte de Adenauer, de firmar en marzo de 1952 un tratado de paz propuesto por Stalin para reunificar Alemania, indujo a éste y su adlátere Ulbricht a poner en marcha su estado comunista alemán: la frontera entre ambas Alemanias quedó cerrada y fortificada. El problema economico El SED así iniciaba la ‘construcción del socialismo’, el impulso de la colectivización agrícola, la nacionalización industrial y la represión política, mientras en 1952 el fiasco de los resultados económicos colocaba el nivel de vida de los alemanes orientales por debajo de los niveles de 1947, al opuesto la otra zona se lograba un mayor bienestar. De hecho, 50.000 berlineses orientales cruzaban a diario la frontera para trabajar en el otro sector. Después de la muerte de Stalin en el 16 de junio de 1953, el malestar aumentò, y los obreros de la construcción en Berlín oriental se manifestaron en contra de las nuevas normas de trabajo en las empresas estatales, y a ellos se fueron uniendo los de otros sectores.

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Berlín 1961: un muro para "salir del apuro”, barrera de protección antifascista. Por: F. Javier Herrero | 06 de noviembre de 2014

Berlin octubre de 1961, partido por el Muro, la Guerra Fría alcanza una temperatura glacial en un episodio que muchos creen que fue aún más delicado, que la crisis de los misiles cubana del año siguiente. Los tanques M48 Patton norteamericanos avanzaron hacia Friedrichstrasse y se posicionaron en Checkpoint Charlie, con sus cañones apuntando al otro lado de la frontera, mientras los helicópteros sobrevolan a baja altura el sector oriental para vigilar los movimientos contrarios. Los británicos colocaron tres cañones antitanque en los alrededores de la Puerta de Brandemburgo apuntando hacia una concentración de vehículos rusos. La crisis pudo deberse a un malentendido o una provocación pero a la mañana siguiente, los rusos aceptan el envite y llegan con diez tanques T-54 desde Unter den Linden y se plantan en Checkpoint Charlie encañonando a los americanos a cien metros de distancia. En el marzo de 1946 Winston Churchill define en su discurso la situación a la que se veía abocada Europa, después de sufrir el peor conflicto bélico de la Historia: “Un telón de acero ha caído sobre el continente, desde Stettin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático”. El presidente norteamericano Harry Truman expuso un año después las líneas de la nueva política exterior de EE UU –la  Doctrina Truman-, que abandonaba la colaboración pacífica con la URSS que preconizó Roosevelt, y establece la disuasión militar como eje de una política de contención frente a la Rusia soviética. Los E.E.U.U disfrutan como amenaza a la URSS la carrera armamentista y las armas nucleares con su poder destructivo (después de la experimentación de la bomba atomica sobre Nagasaki y Hiroshima), y van a determinar los parámetros del nuevo conflicto. Según los acuerdos de la Conferencia de Potsdam de julio de 1945, las potencias vencedores establecen la división de Alemania en cuatro zonas ocupadas por ellas y provocan también que la caída de ese telón de acero en su punto más sensible, Berlín. La primera intención de las potencias occidentales que coordinaron la política económica de Alemania, fue la de mantener la Alemania vencida en una situación de mera subsistencia económica, idea pronto abandonada, para tomar en junio de 1948 la decisiva medida: una reforma monetaria, que permita de retirar en sus zonas el marco del Reich, introducendo un nuevo marco alemán que restaurase el poder adquisitivo. Esa reforma es aplicada también en Berlín y donde los rusos el 24 de junio decretan el bloqueo del Berlín occidental. Todos los accesos por vía férrea o carretera son cortados así como el suministro de electricidad por 2,5 millones de berlineses occidentales. El inicio La guerra se desechó como opción pero, dado el valor político indudable de Berlín, la rendición también. El bloqueo empieza con movilización occidental con una flota de 132 aviones que mantuvo abastecida la ciudad durante los casi 11 meses. En abril de 1949 cada 72 segundos aterrizaba un avión en Berlín y se descargaban 7.845 toneladas de mercancías al día. Dos Repúblicas: Frente occidental mayo 1949 y la nueva “detentadora legítima de la soberanía de la Alemania” anterior a la guerra.. Con el fracaso de Stalin en el bloqueo en mayo de 1949, se van a crear la OTAN  y la República Federal Alemana con su Gobierno democristiano de Konrad Adenauer, que experimentó el famoso ‘milagro económico’ en una firme alianza estratégica con Occidente. Frente oriental: octubre 1949, la RDA de Ulbricht El 7 de octubre de 1949 se proclama la República Democrática Alemana, dirigida en segunda fila por Walter Ulbricht, el primer secretario del SED, el Partido Socialista Unificado. Con la creación de la RDA y la salvación del estado comunista de 17 millones de alemanes, Ulbricht realiza su objetivo vital. El destino final de Berlín en la Guerra Fría dependió de Ulbricht, estalinista sagaz y metódico, capaz de influir sobre la cúpula soviética como pocos pudieron. Como consecuencia del rechazo por parte de Adenauer, de firmar en marzo de 1952 un tratado de paz propuesto por Stalin para reunificar Alemania, indujo a éste y su adlátere Ulbricht a poner en marcha su estado comunista alemán: la frontera entre ambas Alemanias quedó cerrada y fortificada. El problema economico El SED así iniciaba la ‘construcción del socialismo’, el impulso de la colectivización agrícola, la nacionalización industrial y la represión política, mientras en 1952 el fiasco de los resultados económicos colocaba el nivel de vida de los alemanes orientales por debajo de los niveles de 1947, al opuesto la otra zona se lograba un mayor bienestar. De hecho, 50.000 berlineses orientales cruzaban a diario la frontera para trabajar en el otro sector. Después de la muerte de Stalin en el 16 de junio de 1953, el malestar aumentò, y los obreros de la construcción en Berlín oriental se manifestaron en contra de las nuevas normas de trabajo en las empresas estatales, y a ellos se fueron uniendo los de otros sectores.

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la del 17 de junio, por ejemplo, en honor a esa huelga de obreros comunistas ante patronos comunistas, en 1953. Al día siguiente se convocó una huelga general que se extendió a toda Alemania Oriental mediante la que los manifestantes exigían elecciones libres y la reunificación alemana. Así Moscú decidió de reaccionar ante lo que parecía un levantamiento a gran escala, reprimidiendola brutalmente con los tanques y disparando contra los manifestantes berlineses. Según la RFA, hubo 383 muertos, 1.838 heridos, 106 penas de muerte y 4.270 encarcelados. La frustración provocada por el fracaso económico llevaba a los desencantados alemanes orientales a pasar a Berlín Occidental, con un ligerísimo equipaje y un simple billete de metro, para luego coger un avión a la otra Alemania. Desde 1949, 2,8 millones de habitantes –uno de cada seis- eligieron huir de Alemania Oriental, la mayoría de ellos jóvenes y profesionales de alta cualificación y especialización. La viabilidad del estado comunista alemán estaba en cuestión y Ulbricht, consciente del gravísimo problema, ejercía una presión tenaz y creciente sobre el nuevo dirigente soviético Jruschov, sabedores ambos de que el destino de la RDA estaba unido al de la URSS. “Berlín Oeste se ha convertido en una especie de tumor maligno de fascismo y revanchismo. Por eso hemos decidido aplicar la cirugía”, declaraba públicamente Jruschov en noviembre de 1958, al intentar forzar un acuerdo de los aliados sobre Alemania. Entre URSS y E.E.U.U Las elecciones norteamericanas de 1960 dieron el triunfo a John Fitzgerald Kennedy y el líder ruso creyó que las relaciones entre ambas superpotencias podrían entrar en un nuevo ciclo de distensión, que le permitiese a la URSS respirar económicamente en la carrera armamentística y solucionar el contencioso de Berlín. Para lograr ese clima, coincidiendo con el juramento de Kennedy como presidente, Moscú mostró claros signos de buena voluntad y solicitó una reunión rápida entre ambos líderes. Estados Unidos, aplicando la Doctrina Truman, contestó probando su primer mísil balístico intercontinental  Minuteman y ahí terminó el acercamiento. Por las mismas fechas, en enero de 1961, Jruschov recibía una carta de Ulbricht, en la que este le exponía un largo catálogo con las “exigencias de la RDA”, entre las que figuraba el punto final a los derechos de ocupación de los aliados en Berlín Oeste, y le advertía de una posible revuelta en Alemania Oriental si no actuaba. Jruschov coincidía con el alemán en el diagnóstico del conflicto pero le pidió a Ulbricht paciencia hasta que supiese cuales eran las intenciones de Kennedy y si éste iría a la guerra por Berlín. La esperada cumbre con Kennedy se realizó en Viena el 3 de junio de 1961 y fue un fracaso que el presidente americano justificó con un discurso a la nación en el que declaraba que “Berlín es el gran centro de pruebas del valor y la voluntad de Occidente… En ese sentido, es un lugar tan seguro como lo es el nuestro porque no podemos separar su seguridad de la nuestra…”. No habría nuevas oportunidades para volver a fracasar. La Operación Rosa Durante la noche anterior al 13 de agosto de 1961 Erich Honecker, ministro de Seguridad Estatal, sigue el encargo de su superior Walter Ulbricht: un despliegue militar y policial sin precedentes ayudó a cuadrillas de obreros paramilitares  y de la construcción para aislar a Berlín oeste y cortocircuitar la red de transportes e infraestructuras comunes, operación preparada minuciosamente desde muchos meses atrás en el más absoluto secreto. El resultado fue la creación de una barrera de alambradas, vallas y bloques de hormigón, que circundaba todo Berlín Oeste. Ante la cautelosa respuesta occidental, Willy Brandt, el joven y enérgico alcalde de Berlín que había recordado el día anterior en Nüremberg a los refugiados que “temen que la malla de ese telón de acero se cierre a cal y canto. Porque temen quedar encerrados en una enorme prisión”, se erigía en altavoz moral y pedía que Occidente diese muestras inequívocas de que Berlín no era abandonado a su suerte. El final Kenneth P. O’Donnell, hombre cercano al presidente Kennedy, estaba en el Despacho Oval cuando el presidente preguntó: “¿Por qué iba Jruschov a levantar un muro si de verdad pretendiera apoderarse de Berlín?... Es su forma de salir del apuro, no muy brillante, pero un muro es mucho mejor que una guerra. Esto es el final de la crisis sobre Berlín”. Kennedy creyó cerrar la crisis con esta solución de realpolitik  que condenaba a los alemanes orientales a aprender a vivir en una cárcel gigantesca. No tardaría en darse cuenta de su error por evadirse y jugarse la vida para rebasar el muro. La vergüenza se prolongó por tres décadas antes de poner punto final a la Guerra Fría con la caída del muro y la muerte de 74 fugitivos abatidos en los últimos 25 años cuando intentaban huir del Este.

Apuntes: El comunismo solamente era bueno en teoría; en la práctica inviable. Gran parte del mundo lo sabía, incluso los soviéticos; pero quisieron sostener su mentira contra viento y marea, hasta que ya no les fue

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posible; y a la llegada de Mijaíl Gorbachov al poder inició a cambiar el paradigma con la glásnost (apertura, transparencia, franqueza) y la perestroika (reestructuración económica). La glásnost originó que al no haber tantas restricciones para los medios informativos que solamente eran manejados por el estado, se dieran a conocer detalles sobre las violentas represiones del Estado soviético de la época stalinista, que hasta entonces habían sido reservadas por cuestiones de Estado entre otras cosas.