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A un emigrante español Marionetas Gepeto tallando a Pinocho. Frankenstein. La isla de Dr Moureau. Fabricando Robots, Hombres en tubos de ensayo. La verdad cruel (Quiero comentar una cosa desde la intuición y desde la más absoluta sinceridad. Sin contemplaciones. Sé que no lo admitirías de otra manera. Te aviso, ha quedado brutal. Es lo más cruel y más cierto que he escrito en mi vida. Aunque no sé si será “La Verdad”, es “mi verdad”, en pelota picada, tal y como la he vivido. Espero que lo entiendas como quiero que lo entiendas.) Cuando a alguien se le reprime como se ha reprimido aquí a los españoles, cuando se les hace sentir acomplejados y culpables de haber nacido fuera, es normal caer en la trampa del asimilacionismo y adoptar los nuevos signos, Aitas, Aupas, Garikoitz, Donostis, lauburus… para 1

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A un emigrante espaol

Marionetas Gepeto tallando a Pinocho. Frankenstein. La isla de Dr Moureau. Fabricando Robots, Hombres en tubos de ensayo.La verdad cruel

(Quiero comentar una cosa desde la intuicin y desde la ms absoluta sinceridad. Sin contemplaciones. S que no lo admitiras de otra manera. Te aviso, ha quedado brutal. Es lo ms cruel y ms cierto que he escrito en mi vida. Aunque no s si ser La Verdad, es mi verdad, en pelota picada, tal y como la he vivido. Espero que lo entiendas como quiero que lo entiendas.)

Cuando a alguien se le reprime como se ha reprimido aqu a los espaoles, cuando se les hace sentir acomplejados y culpables de haber nacido fuera, es normal caer en la trampa del asimilacionismo y adoptar los nuevos signos, Aitas, Aupas, Garikoitz, Donostis, lauburus para socializar en las nuevas reglas de conducta con las que han sido reprogramados.

Primero se os amenaz, se os hizo sentir culpables, y luego os dieron la receta para que os curaseis: la obediencia a las reglas de la asimilacin que ellos establecan. La asimilacin en s no era lo importante, lo importante era y es la obediencia. El respeto a lo que ellos deciden qu es lo vasco. Y la jerarqua que ello supone.

La ciudadana, la vasquidad, era as una condicin otorgada que haba que ganarse en cada suspiro para demostrar el cumplimiento de los dictados nacionalistas. Un favor que os haca esa supuesta aristocracia etnicista a la que os habis sometido y que no es ms que una pandilla mafiosa. Y mientras que los que carecamos de culpa, los vascos, veamos el truco, vosotros se lo agradecais. Estabais encantados. Algunos alucinbamos con la sumisin que demostrabais y hacamos lo imposible para intentar romper la apariencia de uniformidad que os imponan.

Los Jess se llamaron Yosu, los Jos Ramn, Txerra y luego Erramun, los Luis, Koldo Los Lopez se llamaron Loperena, los Hernandez, Ernandorena, los garca Gartzia. Y empezamos a escuchar nombres cada da ms ridculos, entre los manipulables por la culpa: los ESPAOLES acomplejados que tenan que compensar el estigma de su espaolidad y los FRANQUISTAS que tenan que compensar su pasado o el de sus padres. La gente que observaba este fenmeno cotidiano empez a preguntarse: qu les pasa a estos apaoles?

Es una enajenacin peligrosa. Se ha cometido un crimen sobre el emigrante. Se le ha deshumanizado. Se le degrada para que deje de ser un hombre; para que la vergenza y el miedo quiebren su carcter, para desintegrar su persona y manipularlo mejor. Es una tcnica muy vieja. Se les mete culpa luego se les manipula y se les reprograma. Se os dijo que erais una mierda y vosotros asentisteis. Al fin y al cabo erais espaoles y nunca os habis sentido gran cosa. A los emigrantes se os humill. Se os oblig a un mimetismo nauseabundo. Se os castr el orgullo nunca tuvisteis demasiado - y cumplisteis al pie de la letra las recomendaciones de los nacionalistas para integraros.

A los emigrantes se les marc en la frente con hierro candente los principios del etnicismo y la sumisin a los locales, se les introdujeron en la boca mordazas de frases hechas, los convirtieron en seres falsificados. En mentiras vivientes. En travelos tnicos. Sigue ocurriendo. Lo veo todos los das. Cada vez que un espaol renuncia a su Pap para pasar al Aita est aceptando una intromisin ilegtima en su individualidad y reconociendo que l es un problema, que su espaolidad es un estigma. Al renunciar a las palabras que tienen sentido emocional para l acepta someterse. Por eso el Aita de un apaol suena tan sospechosamente parecido a un S, Bwana.

Qu espaol consciente se dedicara a matar a todo lo bello y propio, todo su origen, sus races, su espaolidad con el nico fin de convertirse en vasco? En vasco tal y como los nacionalistas lo han decidido. Esa caricatura que ni es vasca ni es na.

Aceptasteis lo espaol como estigma. Y vosotros mismos os metisteis el escalpelo de la culpa y os rebanasteis la memoria, con una sonrisa. Vosotros mismos aceptasteis que estabais enfermos, que vuestro ser, vuestro origen, era una enfermedad curable con las recetas nacionalistas. Mientras otros hacamos el camino contrario, para deciros, que no, que os estaban manipulando. Y nos mirasteis con desprecio y nos llamasteis Espaolazos! Preferisteis al nacionalista, y os aplicasteis concienzudamente a negaros a vosotros mismos y a practicar el Garikoitz, el Donosti y el eslogan. Os redujisteis. Os convirtieron en una caricatura y aceptasteis encantados.

Les explicaron que su pasado, su memoria su ser no se ajustaba a la nueva verdad de la vida: lo vasco. Los convirtieron en monstruos. Siguen hacindolo. Y todo esto lo han hecho hablando de la identidad. Vaya burla! No slo han extirpado al espaol que viva en cada uno de vosotros, con ello os han amputado vuestra humanidad. Una exquisita lobotomizacin tnica. Un asesinato. Se les ha extirpado una parte importante de ellos mismos. En trminos de psiquiatra, estn "traumatizados. A los espaoles los sitan en una contradiccin insoportable que, tarde o temprano, todos pagaremos: odian lo que son. Mira a Javi Clemente, un zamorano comportndose tal y como le han dicho que se han comportado siempre los vascos, haciendo el ridculo cada vez que abre la boca, empeado en demostrar que es lo que no es. Cuntos espaoles ves cada da en la calle haciendo lo mismo, convertidos en ridculos apaoles?

La justificacin de este aristocratismo vasco, la condicin cacique del localista, del originario el vasco como superior es una neurosis introducida y mantenida por los nacionalistas entre los emigrantes, con su consentimiento. Con viejsimas tcnicas de manipulacin. La vergenza que el maqueto siente haca s mismo es una tcnica de dominacin que, como siempre, est basada en la humillacin.

A m me interesara muchsimo que un psiquiatra me explicase las consecuencias psicolgicas de un etnicismo tan avasallador para el que aqu lo padece, el que es repetidamente obligado a la asimilacin y la castracin de lo propio: el espaol.

En el Pas Vasco hay una violencia estructural sobre los espaoles y sobre los vascos a los que quieren reducir a una caricatura. Y esto, cuando se descubra el truco, va a terminar muy mal. Para entonces, espero haberte hecho caso y haber emigrado.

De cualquier forma, un ms que respetuoso saludo.

* No s si tu caste en cierta trampa psicolgica que acabo de describir, ni si practicaste el asimilacionismo que se te exiga. Pero sospecho que s, porque ahora me echas la culpa a m cuando hablo de estas cosas y te ofende descubrir que te engaaron y fuiste traicionado por los tuyos. Se te dijo que tenas que hacerlo, que tenas que hacerte el campechano, llamar a tus hijos no s cmo y hablar de tal manera, y vestir, y decir ciertas frases clave nacionalista que pasan por una ideologa pero que no son ms que una coleccin de eslganes para practicar el no-pensamiento. Ahora me echas la culpa a m de que obedeciste? Es esta la causa de tu enfado? Seguramente est equivocado y t no te hayas asimilado ni renunciado a lo tuyo. Tambin seguramente me estar pasando de listo como suele ser habitual, pero tu reaccin me dice que quiz, que puede.

Por qu si no te enfadas conmigo? Te enfadas porque no puedes permitirte creer que te robaran la voluntad en un Donosti, en un Garikoitz, en un Egun on, que el virus del gregarismo te fuera inoculado a travs de algo con apariencia tan inocua como un uso social. No puedes asimilar que te hayan manipulado - y tanto! - con un truco tan tonto. Ni que te lo recuerden cada vez que ves los nombres que pusiste a tus hijos. Claro, como la verdad es demasiado dura, y t no aceptaras eso de ti mismo, ests obligado a creer que yo soy un idiota.

(Fin de la 1 parte y ahora viene la segunda que es la ms interesante)

2 -

Apariencia vasca, esencia espaola.

El espaol en el Pas Vasco es una negacin. No es un vasco, sino una continua negacin de lo que de espaol hay en l. Es un no-hombre. Un vascoberri. Un patxi lopez. (Las minsculas estn justificadas.)

El hombre para serlo ha de estar en armona con el espacio, s, pero tambin con el tiempo, con su pasado. Por eso el apaol no es un hombre, no est en armona con el tiempo. Vuestra identidad es una impostura porque no asums vuestro origen y hasta os avergonzis de l.

Lo peor de todo es que los nacionalistas no slo han conseguido crear en vosotros un sentimiento de inferioridad, sino una patologa mucho ms profunda, un sentimiento de inexistencia.

El espaol en el Pas Vasco es el resultado de una serie de aberraciones tnicas. El espaol que quiere convertirse en vasco es un miserable, una aberracin que no se acepta a s mismo. Mientras hay vascos que despreciamos el ombliguismo vasco, el espaol envidia este narcisismo.

Los apaoles estis tnicamente subyugados. Y en esto existe una doble responsabilidad. Por un lado es responsable quien se dice de si mismo superior, el nacionalista, pero por otro es ms responsable el que admite esta superioridad: el apaol acomplejado. Si yo digo esta tierra es ma y aqu mando yo. para ver si cuela y el espaolito asiente y baja la cabeza, seguir eternamente con un truco tan eficaz ante los pusilnimes.

A los ojos del nacionalista, el espaol carece de capacidad de resistencia a sus chantajes. Sois marionetas en sus manos. En el fondo se descojonan. Los nacionalistas vascos estn asombrados de los resultados de su propia estrategia. Jams creyeron que iban a llegar tan lejos. Jams creyeron que Rubalkaba se fuese a poner una K en su apellido ni que Txema Montero dirigira la publicacin de la fundacin Sabino Arana. Se parten el culo. Y no es para menos. Basta observar a ms de uno comportarse como una caricatura, el prototipo de vasco que ellos creen que son. Tanta vasquidad ostentosa en los hijos de emigrantes recin llegados es, como poco, chocante.

En el inconsciente colectivo espaol se tienen a s mismos como sucios, impuros, vagos el mal: lo espaol, lo inmoral. Os han metido esta idea en la cabeza y luego os han hecho prisioneros de ella. Los nacionalistas han conseguido que a tus ojos espaoles, lo vasco sea la virtud y lo espaol el pecado. Cuando consiguen que t mismo te veas como enfermo, como sucio, como portador de algo reprimible slo queda una solucin: deshacerte de tu origen, de ti mismo, e inventarte un nuevo origen. Un nuevo ser en el que nunca encajars. Porque se trata de eso. Tu equilibrio, tu personalidad quedan destruidos. Tu hispanidad quedar dormida en el inconsciente. Y en el fondo siempre te considerars un ciudadano de segunda categora que tiene que sobredimensionar su fidelidad al que decide qu es lo vasco. Te convierten en su instrumento. En ocasiones hasta de matar. Ah est un tal De Juana Chaos con sus 25 muertes para ganarse una vasquidad imposible.

Pero no ves la lgica tramposa que te han incrustado en tus sesos y que tan sumisamente has aceptado? Con esa lgica siempre pensars contra ti mismo, siempre te sentirs culpable y sers manipulable. Con esa escala de valores no queda otra cosa que la negacin de ti mismo, la continua vergenza por ser lo que eres.

Para el nacionalista que t seas espaol o chino le da igual. Jams te aceptar. Pero para l es importante que t le creas, que creas que para conseguir la virtud tnica, es esencial que lo que hay de espaol en ti desaparezca de tu conciencia. Porque as se te manipula. Te manipulas t solito porque tendrs que mantener un constante combate contigo mismo, con tu origen. Pero eres t el idiota que has aceptado ser un problema.

Se te ha acomplejado. Y reconcelo ha sido fcil. Demasiado fcil.

Sois tan entraables cuando os cambiis los apellidos, los nombres, os anillis las orejas. Pero nunca os aceptarn. Porque si os aceptarn os sentirais iguales, y entonces el truco dejara de funcionar. Se trata precisamente de teneros siempre con la lengua fuera, tras una zanahoria imposible, lo que los nacionalistas deciden en cada momento en qu consiste lo vasco.

As os mantienen en continuos ejercicios espirituales tnicos. Se trata de que admitis la sumisin a los usos sociales que ellos deciden, y admitiendo esto, admits la jerarqua social implcita.

El espaol debe de dejar de mirar a lo vasco como modelo y mirar a lo universal. Para construir una hispanidad democrtica, carente de valores tnicos, pero sois incapaces. Incapaz de defenderte a ti mismo te empeas en personificar a otros, en disfrazarte, en ocultarte, en ser lo que no eres. Es imposible que se conviertan en vascos y sus esfuerzos diarios slo les traern frustracin, sumisin e infelicidad. En cambio, en lo universal podr aceptar lo que de espaol hay en l sin complejos. Slo ser completo en lo universal. Donde nos encontraremos todos. En lo universal tu hispanidad no es un problema, no es un estigma, no es un trauma vergonzante. Slo en lo universal tu esencia hispana es aceptada.

Sin tu pasado espaol, sin tu memoria jams podrs ser feliz porque tu humanidad, sin esa parte de ti, jams estar completa. Te has castrado, te has amputado t solito tu hispanidad y tu humanidad.

(Fin de la 2 parte, fin de la 2 parte y ahora viene la 3 que es la ms interesante)

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El complejo de inferioridad

Si hay un complejo de inferioridad es consecuencia de un proceso, principalmente econmico. En lo ms profundo de vosotros, para vosotros mismos, el vasco es el smbolo del capital y vosotros lo sois del trabajo. Son tantos siglos de privilegios ocupando los mejores puestos en la administracin, en la iglesia y en el ejercito que los espaoles parecis tener la superioridad vasca grabada en el instinto.

Es un hecho objetivo, no es que el vasco se considere superior al espaol, es que el espaol considera superior al vasco. Y contra esta neurosis es muy difcil convertir al espaol en aliado de los no-nacionalistas. De hecho resulta mucho ms fcil lo contrario, lo que vemos todos los das: el acomplejado espaol aliado del nacionalista, e incluso diciendo de s mismo que es vasco.

Tengo que reconocer que tampoco hay mucho vasco capaz de renunciar al status de superioridad que los espaoles espontneamente le conceden. Es ms, suelen reforzar su autoimagen vasca para satisfacer a sus aduladores. Casos extremos como ese idolatrado icono del PSE, Mario Onaindia no le conoca y tal vez est siendo injusto - , pero al final de su discurso ciudadano siempre encontraba una cua para un colectivismo de chichinabo, y para glorificar su pasado terrorista. En esto de la glorificacin iba de la mano con sus propios adoradores. Mario Onainda reforzaba su imagen con toscas camisas rurales, y speros jerseys de cuello vuelto hasta hacerlo similar al tpico de rudo, tosco la imagen sobreidealizada que los espaoles tienen de lo vasco: el olentzero. Y los espaoles se agachaban a su paso. Era en cierto modo un prisionero del halago, de la imagen que los espaoles idolatran. Le daba a la plebe lo que la plebe peda.

Recuerdo tambin a Felipe Gonzalez rememorando la figura de Ramn Rubial con palabras que describen al tpico vasco noble, sencillo y tosco. Pero este tipo conoce a los vascos?

En los aos en que trabaj en Madrid a m tambin me ocurri. Estaba all en una ciudad extraa en la que apenas conoca gente. Y me vena una compaera de trabajo y me deca que los andaluces eran unos falsos y que un vasco era un amigo para toda la vida, que ramos gente noble. y me daba unas magdalenas. Y yo encantado. Es muy difcil renunciar y no aprovecharse de este privilegio que los propios apaoles te conceden.

El espaol es prisionero de esta imagen del vasco. Y claro, nosotros nos dejamos querer mientras ejercemos de lo que realmente somos: vulgares aldeanos avariciosos. Y aprovechamos la idolatra del espaol para robarle los cuartos con la navaja del Concierto Econmico. La avaricia est en nuestro carcter y en la del espaol hacer el ridi. Y, por lo que veo nos complementamos perfectamente. Todos contentos. Los nicos que protestan son los catalats. Los catalanes, se lo he escuchado a Pujol bastantes veces, envidian est adoracin irracional de los espaoles por lo vasco. Y ahora ellos han decidido comportarse como vascos para ver si se convierten en objeto de adoracin de los espaoles. Pero no. No les va a salir bien. Hay que camuflar mucho las intenciones con discursos etnicistas y a los catalanes se les ve a la legua que a ellos slo les importa la pasta. El mismo espaol que es capaz de consentir a un vasco los mayores privilegios tiene al fenicio cataln no como un igual, sino como un inferior.

A ver por qu no nos bamos a aprovechar de esta patologa de los espaoles? La avaricia al fin y al cabo es una cosa bastante ms natural que el problema profundo que tienen los espaoles consigo mismos. Unos tipos con la autoestima colectiva por los suelos.

El espaol es incapaz de ningn tipo de autoestima porque jams se ha sentido participe de el propsito colectivo que debera ser su pas, Espaa. Y en el fondo envidia a los vascos, su orgullo. Un orgullo del que los vascos carecen pero que como el espaol lo imagina, nosotros representamos este papel porque nos resulta muy rentable.

*En este mismo sentido de la sobrevaloracin patolgica de lo vasco Todava no se ha estudiado la admiracin a un equipo racista que ha existido y todava existe en toda Espaa: el Athletic de Bilbao. El equipo con ms peas en toda Espaa. Yo aunque no me gusta el ftbol, desde hace aos soy del Madrid. Todo sea por chinchar y alegrarme cuando ellos se entristecen.

(Fin de la 3 parte. Y ahora viene la 4 que es la ms interesante)

4

Veraneantes

El problema no son los nacionalistas, que son cuatro gatos, y su poder no pasara de ser una ancdota. El problema, para las pocas personas normales del Pas Vasco, son esos espaoles de orejas gachas que legitiman su poder con su obediencia. Son ellos los que, con no s que extraos complejos y un infinito afn de asimilacin, realmente les conceden a los nacionalistas un poder que no deberan tener.

Me explico: imaginemos un pueblo que se convierte en lugar de segunda residencia para muchos veraneantes. Siempre aparecen los cuatro aburridos del pueblo que convierten su localismo en la forma de relacionarse, que se juntan y gregarizan amparndose en esta pertenencia. Somos los del pueblo, los que estamos aqu todo el ao bla bla bla. Y as se sienten como ms jefes, como si tuviesen ms derechos. Una casta privilegiada. Para el conjunto de los habitantes de ese pueblo estos fascistillas domsticos, en principio, no alteran la convivencia y sus tonteras slo producen sonrisitas condescendientes. En principio.

El problema se convierte en tal cuando determinados veraneantes acomplejados y miedosos, en vez de sonrer condescendientes e ignorarles, legitiman ese poder local y hacen esfuerzos enormes por parecerse y ser aceptados por semejante panda de mediocres. (Siempre son los mediocres los que as se asocian.) Entonces los pequeos tontos se lo creen, y su poder, gracias al reconocimiento de emigrantes cabizbajos, pasa a ser real.

Y si a un tonto le das un tambor, pues es un coazo pero si le permites que sea l el que defina en qu consiste ser o no ser parte de ese pueblo la cagamos. Porque hace de este sistema primitivo de pertenencia, un mecanismo de poder, de su poder, que termina convirtindose en un requisito para todo el mundo y en un problema para la libertad individual, para la convivencia y para el conjunto de los habitantes del pueblo que slo tienen culpa, por no haberse tomado algo tan ridculo en serio. Esto les hace responsables. Desde el momento en que dieron la primera paliza a un veraneante que no se someta tenan que haber cortado por lo sano, reprochndoles su actitud y excluyndolos socialmente hasta que se curasen.

El problema son los Permach, los Madrazo, los Perez Ruiz, alias Kuwati, los PatxiloPez. sintetizando: los espaoles sin identidad. Esos acomplejados que se dicen de izquierdas que copian las formas que el macarrilla del pueblo ha decidido que son las definitorias y las convierte en requisito para todo el mundo. Rehabilitando a travs de las formas una estructura ms propia de las sociedades estamentales que de las democrticas. Es igual que las viejas sociedades teocrticas. Slo que ahora en vez de dar poder al cura del pueblo se lo da al que ms ruido mete con la pucheta o con la pistola. En fin, al ms capaz de provocar miedo o exclusin. Y as regresamos a estructuras de pertenencia tribales por no decir animales o de manada, basadas en el miedo, el terror y la esttica, en las que la mano de una opinin publica teledirigida ahoga la individualidad e impide esa verdadera libertad que reside en la mente. Es simplemente ese colectivismo catlico y formal tan espaol, tan de siempre el que, bajo nuevas mscaras, sobrevive en el Pas Vasco.

Si no existiesen los acomplejados espaoles con los que tan bien se complementan, los nacionalistas seran miniminora. Entonces miraramos a los nacionalistas de forma condescendiente dando por supuesto ese inevitable tanto por ciento de idiotas que existe en toda sociedad.

Conclusin: El nacionalismo vasco se nutre de los complejos de los espaoles.

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Lo espaol como estigma.

Todos conocemos las tcnicas adaptativas al entorno y si este entorno es nacionalista sabemos todos muy bien quienes son los ms volubles a adaptar sus formas externas, sus convencionalismos a los rituales nacionalistas: los apaoles.

Paradjicamente, el tremendo esfuerzo que realizan para ocultar su estigma, lo que ellos consideran un estigma: su espaolidad, puede llevarles a, precisamente, ponerla de manifiesto. As, todos sabemos o no? que un tipo que se llama Jon Kepa Garikoitz es sin lugar a dudas espaol. Y cuanto ms empeo ponga en subrayar y dotarse de convencionalismos sabinianos ms cercano sabremos que est del prototipo de mimtico espaol. Porque un andaluz hijo de Mara de los Milagros tiene que hacer un esfuerzo extra de adaptacin para superar su dficit de integracin que, digamos, uno de Logroo.

De hecho, las mismas tcnicas que utilizan para disimular su estigma nos revelan la verdad. Todos sabemos que un tipo que contesta en batua a un escrito en la lengua de Unamuno es ms espaol que Chiquito de la Calzada. O no?

Todos reconocemos a un tipo disfrazado en el acto. El mecanismo de encubrimiento es tan burdo que es fcil desenmascararle. Y todos reconocemos estos maquillajes tnicos que algunos se ponen en capas ms gruesas que Rocio Jurado. Cuando uno finge un rol lo peor que puede hacer es sobreactuar. Y, seores, la realidad vasca cada da se parece ms a carnavales. Sabemos que bajo tanta simulacin est slo encubriendo su verdadera identidad, la suya, de la que l reniega y se avergenza: la espaola.

A m me da mucha tristeza porque esta gente es doblemente traidora y lo tiene que estar pasando fatal. Porque se tiene, por fuerza, que sentir ajena a su nuevo grupo, ya que tanto sobreesfuerzo demuestra que no puede identificarse de forma total y natural. Y a la vez, por fuerza, se tiene que sentir desleal y despreciable cuando no puede responder a los insultos hechos por los miembros de la categora en la que cree acaba de ingresar contra los de la categora a la que l perteneca: los espaoles. En especial cuando l mismo piensa que es peligroso no adherirse a esa difamacin porque podra descubrirse.

Seguramente a algn homosexual le habr ocurrido alguna vez. Habr estado en la situacin de tener que rerse de un homosexual para no ser tenido por tal, y seguramente hasta se haya inventado conquistas femeninas y seguramente en esos momentos tan cobardes y tan humanos el tipo se haya odiado a s mismo.

Los que as actan prestan muchsima atencin a determinados aspectos formales de la situacin social que otros abordan sin un cuidado o un clculo especial. Lo que para unos es el fondo, para ellos es la forma.

Ellos sienten que lo peor que les puede pasar es tener algn tipo de espaolidad. Vaya paranoia. Qu mal lo deben de estar pasando. - Mama, mama se me ve Espaa por algn lado? S, hijo. S. En qu? En el camuflaje, hijo, en el camuflaje. Precisamente

Aunque uno se ponga un Garikoitz, unos pendientes, e imites esa mirada borreguil inconfundible se nota.

Pero por qu se avergenzan? No tienen nada de que enorgullecerse?

Es normal que cuando uno marcha a vivir a otro pas haga un esfuerzo de integracin - aunque no tiene por qu, con respetar las leyes, las normas de convivencia basta, - pero tanto? Y con tanta intensidad? En serio, no hay nada de ellos mismos que respeten? Podran aprender un poco de dignidad de todos estos filipinos y subsaharianos que vienen en pateras, s, y en pelotas, pero con bastante ms dignidad tnica que cualquier espaolito.

Seguramente algunos no se encuentre an, desde el punto de vista psicolgico, en condiciones de soportar la revelacin. Pero, vamos a probar, a ver agarrense a la silla: Seores Permach, Montero, Morcillo, Madrazo, Parrena, Patxilo, Son ustedes espaoles!

El problema es que ha renunciado a su identidad personal para encajar en una identidad social artificialmente creada y de este engao no puede surgir nada bueno. Vaya alboroto emocional que llevan. Han gregarizado contra un enemigo que son ellos mismo. Como esos homosexuales que tiran piedras a los suyos para no ser reconocidos como tales. Me pregunto Qu ocurre con estos espaolitos cuando regresan en verano a su pueblo?

Hala Cenicientos que son ms de las 12 y vuestra identidad es una calabaza.

(Fin de la 5 parte. Y ahora viene la 6 que es la ms interesante)

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